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RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO

Es el conjunto de normas que regulan el aspecto patrimonial de los bienes.


Se rige por el primer domicilio conyugado y no por el lugar de celebración del
matrimonio.
El principal cambio que introduce el CCCN respecto del régimen patrimonial del
matrimonio es que, conforme al principio de la autonomía de la voluntad, los
cónyuges o futuros cónyuges puedan optar, mediante la celebración de convenciones
matrimoniales entre los siguientes regímenes patrimoniales:
1. de comunidad o
2. de separación de bienes.
En caso de que no se realice una convención o que en ella nada se prevea sobre
el régimen patrimonial, supletoriamente operará el régimen de comunidad (art.
463).

Convención matrimonial  es el contrato que celebran los cónyuges o los


futuros contrayentes, con el fin de regular cuestiones inherentes a sus
relaciones económicas.

En el Código Civil de Vélez, se caracterizaba al régimen patrimonial del


matrimonio como la formación de una masa de bienes que a su conclusión sería
repartida entre los cónyuges, teniendo así ambos una expectativa común sobre los
bienes adquiridos.
El Código Civil fijaba un régimen legal, imperativo, inmutable como regla, de
comunidad restringida a los bienes gananciales.  Las convenciones
prematrimoniales eran permitidas en los supuestos previstos en el código, los
cuales no admitían el derecho de optar por un régimen en particular.
Conforme al artículo 446 del CCC, las Convenciones podrán tener por objeto
únicamente:
1. la designación y avalúo de los bienes que cada uno de los futuros esposos
lleva al matrimonio;
2. la enunciación de las deudas;
3. las donaciones que se hagan entre ellos; y
4. la opción elegida teniendo en cuenta los regímenes matrimoniales previstos
en el nuevo Código.  Si bien este artículo incluye la posibilidad de que
los futuros contrayentes realicen Convenciones matrimoniales, al mismo
tiempo limita los alcances de los acuerdos.
ARTÍCULO 447.- Nulidad de otros acuerdos.  Toda convención entre los futuros
cónyuges sobre cualquier otro objeto relativo a su patrimonio es de ningún valor.
El CCCN amplía el objeto de las convenciones matrimoniales, pero mantiene, al
igual que el CC, la prohibición de todo pacto o acuerdo en materia patrimonial.
- Antes de la celebración del matrimonio podrá convenirse:
a) el inventario y la valuación de los bienes que cada cónyuge lleva al
matrimonio;
b) las deudas personales de aquellos;
c) las donaciones que entre ellos se hicieren con causa en el matrimonio; y
d) la opción que ejercieren sobre el régimen matrimonial aplicable, esto es,
la comunidad de ganancias o separación de bienes.

No podrán acordarse cuestiones relativas al modo de partir los bienes que integran
la comunidad, ni asignar bienes de uso preferente y/o establecer régimen de
responsabilidad diverso al regulado, compensaciones económicas, etc.
- Con posterioridad a celebradas las nupcias, las convenciones entre los
esposos solo podrán tener por objeto la modificación del régimen. Fuera de
este contorno legalmente establecido, los cónyuges no pueden realizar
ninguna disposición relativa a los bienes. Si lo hicieren, la ley establece
que ellas serán de ningún valor.
El artículo 448 del CCC establece que para que las Convenciones tengan validez,
deberán instrumentarse mediante escritura pública. Asimismo, para que sean
oponibles frente a terceros, el acta matrimonial deberá contener una anotación
marginal que especifique el régimen elegido.
Si luego de casados los cónyuges optaran por cambiar el régimen patrimonial,
dicha modificación deberá realizarse por convención de los cónyuges, también
mediante escritura pública transcurrido un año desde la fecha en que se llevó a
cabo el matrimonio (art. 449).
En caso de que haya acreedores perjudicados por el cambio, estos tendrán un año
-desde la fecha en que tomaron conocimiento del mismo- para oponerse.

RÉGIMEN DE COMUNIDAD DE BIENES.


Pese a algunos cambios, el nuevo régimen de comunidad de bienes sigue
caracterizándose por la distinción entre bienes propios y bienes gananciales.
Sobre los bienes propios de cada cónyuge, el otro cónyuge no tendrá ningún derecho
al momento de la liquidación de la sociedad conyugal.
Por otro lado, los bienes gananciales deberán ser compartidos porque se presume
la colaboración afectiva y material que hicieron posible su adquisición.
Cada uno de los cónyuges responde frente a sus acreedores con todos sus bienes
propios y los gananciales por él adquiridos. Por los gastos de conservación y
reparación de los bienes gananciales responde también el cónyuge que no contrajo
la deuda, pero sólo con sus bienes gananciales.
El artículo 464 del nuevo Código enumera los bienes propios. Son bienes propios,
entre otros, aquellos sobre los cuales cada uno de los cónyuges tiene la propiedad
o la posesión en el momento de celebrarse el matrimonio. También son propios,
los bienes que los cónyuges adquieren después de casados por herencia, legado o
donación, aunque sea conjuntamente por ambos, que se reputarán propios por mitades
iguales. De aquí surge la importancia de especificar en la convención matrimonial
qué bienes aporta cada cónyuge a la vida en común.
Como regla general, todos los bienes que no sean propios serán gananciales. El
artículo 465 del CCC establece cuáles son los bienes gananciales, entre los que
se incluye a los bienes adquiridos por juegos de azar, a los frutos civiles de
la profesión de cada esposo y a los adquiridos luego del matrimonio cuyo derecho
haya sido con anterioridad al divorcio.
Cada cónyuge tendrá la libre administración y disposición de los bienes propios.
En cambio, la administración y disposición de los bienes gananciales
corresponderá a quien los haya adquirido. Como excepción, será necesario el
asentimiento del otro cónyuge para enajenar o gravar los bienes gananciales
registrables, las acciones, las particiones en sociedades, los establecimientos
comerciales.
• Régimen de separación de bienes.
La principal novedad del nuevo Código es el régimen de separación de bienes.
Mediante este régimen, los cónyuges conservan la libre administración y
disposición de sus bienes personales, y cada uno de ellos responde por las deudas
por él contraídas, con excepción de aquellas contraídas por uno de los cónyuges
para solventar las necesidades ordinarias del hogar o el sostenimiento y la
educación de los hijos (art. 461).
Sólo en estos casos los cónyuges responden solidariamente, al igual que en el
régimen de comunidad de bienes. El régimen termina con la disolución del
matrimonio o por pedido expreso de cambio de régimen. Disuelto el matrimonio,
los bienes indivisos que podrían llegar a generar algún conflicto de derechos se
dividirán en la forma que el mismo código prevé para las herencias.
• Disposiciones comunes a ambos regímenes.
Sin perjuicio de las diferencias que existen entre ambos regímenes, existen
varias disposiciones en común, tales como:
1. el deber de contribución y sostenimiento entre los cónyuges, del hogar y
de los hijos comunes, la necesidad del asentimiento del cónyuge para
disponer sobre los derechos relacionados a la vivienda familiar, los
mandatos entre los cónyuges para representarse mutuamente, y la
representación judicial cuando uno de los cónyuges está ausente o impedido
de expresar su voluntad.
Además, cabe mencionar que tanto el cese del régimen de comunidad de bienes, como
el de separación de bienes, se producirá por la disolución del matrimonio, o bien
por la modificación del régimen convenido entre los cónyuges.
Conclusiones
Las modificaciones incluidas en el CCC en lo que respecta al régimen patrimonial
del matrimonio aportan mayor libertad a los individuos en materia de
administración y disposición de los bienes. Los contrayentes podrán optar entre
dos regímenes patrimoniales diferentes que llevan consigo distintas consecuencias
jurídicas. El nuevo Código Civil y Comercial permitirá a los futuros contrayentes
resguardar su patrimonio personal y separarlo de la sociedad conyugal.
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