10 al 16 de octubre de 2010 ev: 19
(1ro. de tres artículos)
La misión de
San Juan
salvaguardar
nuestro
por las diócesis
patrimonio
ARQ. HÉCTOR Balvanera Alfaro
Para El Visitante
(Catalogar; del latín catalogvs y este
del griego καταλογοζ, lista o registro;
leer de arriba hacia abajo)
Salvaguardar el patrimonio históri-
co, artístico y cultural de la Iglesia es una
misión compleja; una herencia de cinco
siglos, que crece con nuevas produccio-
nes, trabajando con recursos limitados;
esto no ha sido un obstáculo para que la
Arquidiócesis cuente con dos institucio-
nes especiales para este propósito: el Ar-
chivo Histórico y la Subcomisión de Arte
Sacro y Bienes Culturales.
Catalogar, conservar y catequizar
son los ejes de trabajo para el patrimo-
nio eclesiástico. En este artículo hablare-
mos del primero.
Catalogar... ¿Para qué? Para tener un
registro de cuánto, dónde y cómo está
el patrimonio; se necesita un inventario
que debe ser más que una simple lista
y que incluya, entre otros, documentos
tales como fotografías, facturas o escri-
turas, descripción detallada del bien, etc.
¿Y por qué pasar tanto trabajo? Por-
que, además de su valor espiritual, el pa-
trimonio religioso es un verdadero teso-
ro artístico y tiene un valor adquisitivo.
El robo de arte sacro está entre los de-
litos más comunes por la demanda del
mercado negro a nivel mundial.
Si se meten a casa a robar, ¿cómo
saber con certeza todo lo que se lleva-
ron? El guardia y la compañía de segu-
ros pedirán una lista (inventario) de lo
hurtado; de otro modo es mejor olvidar
recibir compensación o una búsqueda
posterior. Nuestra memoria tiene sus lí-
mites; vamos al supermercado y se nos
olvida algo de la compra porque no lo
anotamos.
¿No ha prestado algún libro o disco
que le gusta mucho y no recuerda ni a
quién fue? Si no tuviéramos registros, no
sabríamos cómo era la Puerta de San-
tiago que estuvo al lado del fuerte San
Cristóbal...
Catalogar nos permite estudiar un
objeto sin tener que tomarlo o acudir
hasta donde está. Gracias al catálogo de
las bibliotecas sabemos que tal o cual
libro pertenece a la colección. Sin ir a
Sevilla se pudo constatar que las vasijas
de barro con que se rellenaron las bóve-
das de la iglesia San José son de aquella
región ¿Verdad que es importante llevar
un registro y catalogar?
(El autor es el custodio del Arte Sacro y
los Bienes Culturales de la Arquidióce-
sis de San Juan de Puerto Rico. Le pue-
de escribir a: hbalvanera@arqsj.org)
MENSAJE INSTALACIÓN
MONS. DANIEL FERNANDEZ
TORRES
COMO OBISPO DE ARECIBO
CATEDRAL DE ARECIBO
DOMINGO 3 DE OCTUBRE DE 2010
Sean mis primeras palabras,
para unirme en las felicitaciones a
la Iglesia Particular de Arecibo en
este singular acontecimiento. Mis
felicitaciones a Mons. Daniel, Obis-
po de Arecibo y mis felicitaciones al
pueblo santo de Dios que peregrina
y persevera en esta porción de la
Iglesia que siempre resalta su gran
religiosidad y adhesión a la fe ca-
tólica.
Nos dice la Exhortación Apos-
tólica, Pastores Gregis sobre el
Obispo: “A él corresponde, en
particular, la tarea de ser profeta,
testigo y servidor de la esperanza.
Tiene el deber de infundir confianza
y proclamar ante todos las razones
de la esperanza cristiana (cf. 1 P 3,
15). El Obispo es profeta, testigo y
servidor de dicha esperanza sobre
todo donde más fuerte es la presión
de una cultura …que margina toda
apertura a la trascendencia. Donde
falta la esperanza, la fe misma es
cuestionada.” (n. 3) El Obispo Da-
niel ya es y será una singular ben-
dición para esta familia diocesana.
En sus años como Obispo Auxiliar
de San Juan de Puerto Rico, ha de-
mostrado su profundo amor por la
Iglesia, su gran celo pastoral con el
que ejerce su ministerio episcopal,
es un gran promotor de la familia y
el matrimonio, un fiel creyente en
nuestra juventud y sembrador de
la esperanza. Es trabajador y bien
organizado.
Sé que su nuevo Obispo, tiene
un corazón de pastor y ha de ser
“como padre y hermano que los
quiere, escucha, acoge, corrige,
conforta, pide su colaboración y
hace todo lo posible por su bienes-
tar humano, espiritual, ministerial y
económico.” (Ibid. 47)
Sé que ustedes lo estiman y lo
quieren. Es un hijo de esta diócesis.
Lo conocen, y porque lo conocen, lo
reciben con un amor en Cristo que
podrá crecer y dar frutos abundan-
tes de vida evangélica y unidad en
Cristo. ¡Que la gracia de Dios siem-
pre sea con Mons. Daniel, mi her-
mano en el episcopado y con todos
y todas ustedes!
También, mis expresiones de
agradecimiento al Obispo Mallona
por su servicio intenso a la Iglesia
en Puerto Rico.
Finalmente, agradecemos pro-
fundamente al Santo Padre, Bene-
dicto XVI, su solicitud pastoral por
la Iglesia que peregrina en Puerto
Rico; y le reiteramos a Su Santi-
dad nuestro amor filial, fidelidad y
la promesa de nuestras oraciones.
En el espíritu de la piedad popular
puertorriqueña, Puerto Rico católico
pide al Papa su bendición apostóli-
ca, y desde Borinquen bella, todas
las personas de buena voluntad, le
echamos la nuestra.