Dos romances de Romancero gitano

F E DE RI C O G AR C Í A L O R C A

Antes de leer profundo, más aristocrático de mi país, lo más

representativo de su modo y el que guarda el ascua, la
La trayectoria poética de García Lorca, en el contexto
sangre y el alfabeto de la verdad andaluza y
de la denominada «Generación del 27», es singular.
universal».
No solamente por haber evitado la seducción
Los dos poemas que aquí se estudian,
modernista, buscando su fuente de inspiración en los
«Prendimiento de Antoñito el Camborio en el camino
romances populares antiguos, sino también por sus
de Sevilla» y «Muerte de Antoñito el Camborio»,
dotes declamatorias, capaces de despertar un furor por
forman parte de Romancero gitano. Tanto por su
la poesía recitada incluso en gente común y corriente,
temática como por su forma, estos poemas son
alejada de las capillas literarias. Así lo recuerda
ejemplos representativos de los dieciocho romances
Rafael Alberti, compañero de generación de Lorca,
que conforman este libro.
cuando resucita un memorable episodio en que tras la
El protagonista de los dos es Antonio Torres
lectura pública de algunos poemas de Romancero
Heredia, del abolengo de los Camborio. Mientras que
gitano, la audiencia agitó pañuelos y por poco levantó
el reglamento del programa AP exige únicamente la
al poeta en hombros como si fuese un torero de
lectura del primero, toda persona que llegue a conocer
inolvidables faenas. Era tal el talento de Lorca para
los dos romances, se convencerá de que ha ganado la
hechizar con sus versos a todos los que lo escuchaban
perspectiva más amplia de Antoñito que nos dejó
declamar, que los poemas de Romancero gitano ya
Lorca, conociendo a Antoñito en un día aciago por un
eran famosos mucho antes de su publicación. Y es
lado, y, por otro, conociendo su destino fatal.
que en García Lorca se conjugan el poeta moderno y
el juglar, el que sobresale tanto en lo escrito como en
lo oral, el que en la intimidad modela con paciencia y
esfuerzo denodado cada metáfora hasta dotarla de
magia y el que luego canta sus versos delante de las
masas, que los hace suyos por su arraigo popular.
Romancero gitano representa la expresión literaria
del amor que Lorca sintió por Andalucía y sus
ancestrales tradiciones enriquecidas por los tartesios,
los moriscos y los gitanos1. Estos últimos llegaron a
tierras andaluzas en 1462 y decidieron afincarse en
ella luego de comprobar que allí había elementos
culturales de oriente muy afines a su tradición.
Explicando la naturaleza de Romancero gitano, Lorca
manifestó lo siguiente: «El libro, en conjunto, aunque
lo llamo gitano, es el poema de Andalucía; y lo llamo
gitano porque el gitano es lo más elevado, lo más

1
Nótese que en años recientes muchas personas prefieren los términos
«rom» o «romaní» para referirse a este grupo, ya que «gitano» y su
equivalente en inglés, «gypsy», pueden tener para algunos en el siglo XXI
una connotación negativa.

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Vocabulario
aguardar—esperar.
amasar—mezclar.
caña—tallo.
carmesí—rojo; del color de la sangre.
cercar—rodear; acorralar.
cesar—dejar de.
clavel (m.)—flor vistosa, roja y blanca; en la tradición
hispánica, es la flor varonil.
crin (f.)—pelo largo que crece en la parte superior del
pescuezo de un caballo.
chorro—cantidad de líquido que sale con fuerza, con
impulso.
delfín (m.)—mamífero acuático, veloz nadador, capaz de
dar tremendos saltos fuera del agua.
digno—merecedor; propio.
garboso—apuesto; elegante.
marfil (m.)—dentina, sustancia dura de los dientes de los
mamíferos; se obtiene principalmente de los
colmillos de los elefantes.
mimbre (m.)—tallo delgado y flexible de la mimbrera; se
usa para hacer canastas.
olmo—árbol forestal y ornamental, que da buena sombra
plomo—elemento químico metálico, de color gris.
potro—caballo joven, de unos 4 años de edad
prendimiento—captura.
puñal (m.)—cuchillo, daga.
rejón (m.)—palo puntiagudo usado a veces en el toreo.
relucir—brillar; reflejar la luz.
rubor—color rojo en la cara, debido a afluencia de
sangre; vergüenza.
tiritar—temblar de frío.
toros, los—una corrida de toros.
vara—rama delgada y lisa; bastón corto.
varonil—propio de varón, de hombre.
Al leer
Consúltese la Guía de estudio como herramienta
para comprender mejor esta obra.
Después de leer
Conviene saber que el Romancero tradicional surge
aproximadamente a fines del siglo XIV, tras la
decadencia de los cantares de gesta. Estos últimos
eran poemas de carácter épico, creados y difundidos
por juglares anónimos con el fin de relatar episodios
significativos de la historia de los pueblos. Los
primeros romances, que aparecen como resúmenes o
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fragmentos de esos cantares de gesta, se caracterizan
por la narración más rápida de los hechos y por mayor
empleo de diálogos y elementos líricos. Con el
transcurso del tiempo, los romances comienzan a
variar su temática, enfocándose en hechos
relativamente nuevos como la guerra contra los moros
granadinos o basándose en leyendas de caballeros.
Cuando el romance se consolida en el siglo XV,
adquiere una forma más o menos fija: los versos, que
integran una serie indefinida, son de igual medida,
rimando los pares de modo asonante y quedando los
impares libres. El romance propiamente dicho, está
compuesto de versos octosílabos; pero hay variantes
de importancia como la endecha, compuesta de
versos heptasílabos, o el romancillo, compuesto de
hexasílabos o versos todavía más breves.
Conviene saber que García Lorca, al escribir su
Romancero gitano, bebió de la fuente del Romancero
tradicional, integrando su herencia a una concepción
poética moderna que eleva la metáfora a las alturas
del mito. Sin embargo, a pesar de la modernidad de
los versos lorquianos, los puntos en que ambos
romanceros convergen son numerosos. En primer
lugar está el aspecto musical: como se sabe, los
romances antiguos fueron compuestos para ser
cantados; los romances de Lorca, a pesar de haber
sido escritos para la lectura, tienen ese don musical
que se presta para la declamación y hechiza a quien
los escucha de la misma manera en que lo hace una
canción. Una segunda característica compartida es la
sencillez, puesto que ambos romanceros carecen de
ornamentos inútiles y la presencia de los adjetivos
pasa prácticamente inadvertida. Esta, por supuesto, es
una sencillez muy trabajada en el caso de Lorca,
hecho comprobado por el tiempo que le tomó crear y
pulir los versos de Romancero gitano. Una tercera
característica tiene que ver con el arraigo popular; así
como los romances antiguos gozaban de enorme fama
entre el pueblo, los versos de Lorca son también
tremendamente populares entre la gente del pueblo,
que se los sabe de memoria y los recita al modo en
que se tararea una canción. Una cuarta característica
tiene que ver con el empleo del diálogo; tanto en el
Romancero tradicional como en Romancero gitano, la
narración se interrumpe de súbito y le sustituye la
escena dialogada; este recurso capta la atención del
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oyente llevándolo a un plano en que los personajes
adquieren voz y vida, como en la «Muerte de
Antoñito el Camborio», donde Antoñito habla para
denunciar a quienes lo han matado. La quinta
característica que une a los romances de Lorca con los
romances tradicionales tiene que ver con la
universalidad de los temas, los cuales casi siempre
tienen que ver con el odio, el amor, la traición y la
muerte. En Lorca, particularmente, la muerte invade
el primer plano, recorre cada uno de sus versos, se
convierte en su gran tema; pero no la muerte lejana,
contemplada como el fin de la vida, sino la muerte
como presencia viva, siempre cercana y acechante. La
última característica por mencionar es la supresión de
los detalles; tanto en los romances tradicionales como
en los lorquianos, no podemos elucidar las razones o
las consecuencias detalladas de los hechos, solo
sabemos que ocurren. En la «Muerte de Antoñito el
Camborio», por ejemplo, se le da a entender al lector
que sus asesinos le tienen envidia a Antoñito por su
apariencia elegante, pero en ningún momento se
ofrece una explicación detallada de cómo llegaron los
asesinos a su decisión.
Conviene saber que una de las principales
diferencias que separan Romancero gitano del
Romancero tradicional, es su desprendimiento de los
aconteceres históricos. Los romances antiguos se
nutren de acontecimientos reales y definidos, como
por ejemplo la guerra contra los moros. Los romances
de Lorca, llenos de metáforas que aluden a un mundo
irreal, ocurren fuera de la historia, perdidos en una
vaga eternidad. Esto, por supuesto, no implica que los
romances de Lorca estén completamente separados de
la realidad; puesto que precisamente nacieron en el
corazón de la cultura andaluza, en contacto con la
realidad, y con el pueblo gitano cuya vida retratan y
universalizan por medio del mito. Así, en Romancero
gitano, parecen encadenarse dos mundos: el de la
realidad y el del mito o la fábula; por un lado tenemos
hechos, circunstancias, personajes de la vida
cotidiana; y por otro tenemos elementos, presencias
vivas de fuerza cósmica, como la luna y el viento.
Como afirma el estudioso Gustavo Correa: «Lo
definidor de esta poesía es, pues, la constante
alternancia y simultánea interacción de dos planos de
realidad, el uno humano y vital y el otro mítico y
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fabular en permanente correspondencia y fusión
integradora». Así, en estos poemas, el mundo andaluz
cotidiano en el que abundaban los conflictos entre la
Guardia Civil y la comunidad gitana es evocado
mediante el empleo de un rico lenguaje simbólico.
Conviene saber que lo andaluz siempre fue de
fundamental importancia para Lorca. Esta región,
cuna de muchas de las tradiciones más características
de España, como por ejemplo el flamenco, ha sido
también a lo largo de la historia una de las regiones
más pobres del país y donde mayor ha sido la
injusticia social. En la obra de Lorca se suele destacar
lo mitológico y lo simbólico y su forma de evocar un
pasado idealizado sin llegar a ser nostálgico. Antoñito
el Camborio, por ejemplo, se muestra indigno de su
propia herencia cultural. En resumen, este grupo tiene
para Lorca una gran importancia simbólica, llegando
a representar la esencia de Andalucía y de España.
Sería completamente injusto tachar al poeta de
insensible ante la situación de los gitanos de carne y
hueso; sin embargo, hay que tener en cuenta que un
estudio sociológico de la sociedad gitana no es lo que
plantea Lorca en su obra.
Conviene saber que el término romance tiene sus
orígenes en la palabra latina romanice. Al conjunto de
los poemas de este tipo que se escribieron durante el
Medioevo se le conoce como el Romancero. Hay
numerosas palabras parecidas, en español y en otras
lenguas: románico (referente a un estilo
arquitectónico medieval), romántico (referente a un
movimiento artístico y literario del Siglo XIX),
lengua romance (una, como el español o el francés,
que viene del latín), la palabra inglesa romance
(historia de amores) o la francesa roman (novela). Si
bien estas palabras comparten raíces etimológicas, los
estudiantes no deben confundirlas ni buscar
relaciones entres ellas que son, cuando mucho, muy
tenues.
Conviene saber que Federico García Lorca murió
de manera violenta en 1936, poco después de estallar
la Guerra Civil en España. Nunca se han esclarecido
del todo las circunstancias de su muerte, pero la
versión más difundida a lo largo de los años es que
fue preso y luego acribillado a balazos por las fuerzas
nacionalistas, probablemente por sus opiniones
políticas y su orientación sexual. (Ésta es la versión
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que Ian Gibson ofrece en su biografía del poeta.) Se Bibliografía
ha sugerido que elementos de la Guardia Civil se
Correa, Gustavo. La poesía mítica de Federico
encontraron presentes también. Aunque por lo general
García Lorca. (1970)
es muy arriesgado confundir la obra de un escritor
Díaz-Plaja, Guillermo. Federico García Lorca.
con sus datos biográficos, los sucesos narrados en
(1968)
estos poemas inevitablemente hacen pensar en la
Gibson, Ian. De Nueva York a Fuente Grande, tomo 2
forma en que murió el poeta. Al hacerlo, sin embargo,
de Federico García Lorca. (Barcelona: Grijalbo,
no hay que hacer caso omiso del pedido de Antoñito
1985).
al mismo poeta, de que éste vaya en busca de ayuda a
Lapesa, Rafael. Introducción a los estudios literarios.
la Guardia Civil.
(1995)
Mena Benito, Francisco. El tradicionalismo de
Federico García Lorca. (1974)
Salinas, Pedro. Ensayos de literatura hispánica.
(1961)

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