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ESTUDIO-VIDA DE APOCALIPSIS

MENSAJE UNO
INTRODUCCION
Por la gracia del Señor, en el estudio-vida llegamos al último libro de la Biblia, el libro de Apocalipsis. El libro de
Apocalipsis ha estado cerrado debido a la sutileza del enemigo de Dios, y pocos cristianos lo entienden. Son muy
pocos los que han visto allí algo de vida, de la economía de Dios, y del testimonio de Jesús. Por consiguiente,
hemos sentido la responsabilidad de parte del Señor de tener un estudio-vida sobre este libro.

El Apocalipsis es un libro de profecía (1:3; 22:7), pues la revelación que contiene es de carácter profético. La
mayor parte de las visiones se relaciona con eventos futuros. Aun las siete epístolas a las siete iglesias que aparecen
a modo de señales en los capítulos dos y tres, son profecías en cuanto a la iglesia, las cuales abarcan el período
hasta que el Señor regrese. Aunque este libro es profético, las profecías no se dan solamente en palabras, sino
también en visiones reveladas al vidente. A los ojos de Dios, todo lo profetizado en este libro ya ha ocurrido y todo
le fue mostrado al vidente en forma de visiones sucesivas.

En el libro de Apocalipsis los verbos y los predicados, en su mayor parte, no están en tiempo futuro, sino en
pasado, lo cual indica que los eventos narrados ya ocurrieron. En realidad, el Apocalipsis no consta simplemente de
profecías; es una revelación de eventos que ya sucedieron. Aunque a nosotros nos parece que no han ocurrido, a los
ojos de Dios, ya sucedieron. Delante de Dios, todo lo que consta en este libro, ocurrió hace cerca de dos mil años.
Todos nosotros tenemos que creer esto. La mayor parte de los cristianos considera el Apocalipsis como un libro de
predicciones. Muchos de ellos leen el libro por curiosidad. Nosotros tenemos que decirle al Señor: “Señor, sálvanos
de esto. No queremos estudiar este libro solamente por curiosidad”. Recalco una vez más que el Apocalipsis no es
simplemente un libro profético, sino el relato de eventos ocurridos.

En Apocalipsis han ocurrido dos cosas principales. La primera es que el testimonio de Jesús se ha logrado y
perdura por la eternidad. ¿Ha visto usted la Nueva Jerusalén? El apóstol Juan la vio hace cerca de dos mil años.
¿Cree usted que está en la Nueva Jerusalén? Si damos la impresión de estar locos al decir esto, lo estamos según la
Biblia. De acuerdo con la Biblia, la Nueva Jerusalén, es decir, la máxima consumación de la obra de Dios a través
de los siglos, ha sido completamente edificada, y nosotros estamos en ella. De acuerdo con los últimos dos
capítulos de Apocalipsis, la edificación de la Nueva Jerusalén ya se completó. Lo primero que se revela está en el
lado positivo.

Por otro lado, ocurrió una segunda cosa principal: Satanás, el enemigo de Dios, ya fue juzgado. Ante Dios y ante
nuestro hermano Juan, Satanás ya fue lanzado al lago de fuego (20:10). Satanás, la serpiente, está en el lago de
fuego, y nosotros estamos en la Nueva Jerusalén. ¿Ha visto usted esto? Si hemos visto que Satanás está en el lago
de fuego, no debemos rogar a Dios que lo juzgue. Debemos alabar al Señor porque ya el enemigo fue juzgado.
Cuando Satanás nos aflija, debemos decirle: “Satanás, estás en el lugar equivocado. Este no es tu lugar; estás en el
lago de fuego, regresa allá y no vuelvas aquí”. ¿Ha hecho usted esto en alguna ocasión? Todos nosotros debemos
hacerlo.

La Biblia nunca cambia, incluso en cuanto a Satanás, el enemigo de Dios. En Génesis 3, Satanás vino a la
humanidad de una manera muy sutil, presentándose como una serpiente. En Apocalipsis Satanás es
deliberadamente llamado “la serpiente antigua” (12:9; 20:2). En el libro de Génesis, la serpiente no era tan antigua,
pero en el Apocalipsis, había envejecido por lo menos seis mil años. Con una intención definida, el libro de
Apocalipsis lo llama “la serpiente antigua”. Sin embargo, cuando se escribió el libro de Apocalipsis, Satanás no era
solamente “la serpiente antigua” sino que también había llegado a ser un dragón (12:9; 20:2). De acuerdo con el
libro de Apocalipsis, este dragón es primeramente lanzado del cielo a la tierra (12:7-9). Y después de tres años y
medio es atado y arrojado al abismo (20:1-3). En Apocalipsis 20 vemos que, en cierto modo, continúa siendo útil
en las manos de Dios. El Señor soltará a Satanás de su prisión, el abismo, al final de los mil años (20:7). Satanás,
después de ser libertado, hará lo posible por destruir a la humanidad y por “engañar a las naciones que están en los
cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla” (20:8). Pero después de un corto
tiempo, según 20:10, el diablo será lanzado en el lago de fuego, el cual es su destino. El libro de Apocalipsis ha
estado cerrado porque expone a Satanás, y manifiesta su destino. Pero ahora al final de la era, creemos que el Señor
abrirá este libro, nuestros corazones, nuestro espíritu y nuestros ojos para que veamos claramente. ¡Aleluya,
Satanás, la serpiente antigua, está en el lago de fuego, y nosotros estamos en la Nueva Jerusalén!

La Nueva Jerusalén es el testimonio de Jesús. Hoy la iglesia también es el testimonio de Jesús. Y nosotros los que
estamos en las iglesias somos el testimonio de Jesús. Todos debemos ver esto en detalle, olvidándonos de nosotros
mismos, de nuestras debilidades, de los pecados que nos rodean y aun de estar en la tierra. Cuando alguien le
pregunte dónde está usted, debe responder: “Estoy en la Nueva Jerusalén”. En la Nueva Jerusalén no hay insectos,
ranas, escorpiones ni serpientes. Además, en esa ciudad no hay pecado ni muerte ni mundo. No hay nada allá,
excepto Cristo y los que fueron redimidos y transformados por Dios. Si vemos esto, debemos alabar al Señor y
exclamar ¡Aleluya!

Apocalipsis 1:1 dice: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para mostrar a Sus esclavos las cosas que deben
suceder pronto; y la declaró en señales enviándola por medio de Su ángel a Su esclavo Juan”. La revelación de
dicho libro se compone principalmente de señales, esto es, símbolos con significado espiritual, como por ejemplo
los siete candeleros que representan las iglesias, y las siete estrellas que representan los mensajeros de las iglesias
(1:20). Incluso la Nueva Jerusalén es un símbolo o una señal, cuyo significado es la consumación final de la
economía de Dios (caps. 21—22). Este es un libro de símbolos o señales por medio de los cuales nos es dada a
conocer la revelación. El evangelio de Juan es un libro de señales que nos muestran que Cristo vino a ser nuestra
vida para producir la iglesia, Su novia. El Apocalipsis, escrito también por Juan, es un libro de símbolos que nos
muestran la manera en que Cristo ahora cuida la iglesia y la manera en que vendrá para tomar posesión de la tierra
y juzgarla, y para introducir plenamente la iglesia, Su novia, en la economía de Dios.

I. UN LIBRO DE CONCLUSION

El Apocalipsis es un libro de conclusión. Si el Apocalipsis fuese quitado de la Biblia, quedaría un gran vacío,
tendríamos el principio sin el final. El comienzo está en Génesis, pero sin el Apocalipsis no habría conclusión ni
consumación. Después de tener un buen comienzo y de hacer muchas obras, es necesario que Dios concluya Su
obra. Sin el Apocalipsis la economía de Dios quedaría inconclusa. Dios es grande; El obra con un propósito. Para
poder cumplir Su plan, es necesario que Su economía sea finalizada. Muchos de los que estudian la Biblia han
pasado por alto la economía de Dios. Si no tuviéramos el Apocalipsis, no podríamos ver la consumación de la
economía de Dios. De hecho, nos sería difícil entender lo que es la economía de Dios, porque no veríamos el
resultado de Su economía. Pero en este libro, la revelación de la economía de Dios está clara porque contiene la
conclusión de la economía de Dios.

Sin el Apocalipsis, tampoco tendríamos la conclusión de la redención de Cristo. Cristo vino en la carne y murió en
la cruz para realizar la redención. Pero, ¿qué produjo Su redención? Decir que la redención de Cristo solamente
salva a los pecadores y los lleva al cielo, es una conclusión muy pobre. Esta conclusión no dice mucho. Pero en el
Apocalipsis vemos que Cristo nos redimió y nos compró con Su sangre, para hacernos un reino de sacerdotes. Por
consiguiente, este libro nos revela la conclusión de la redención efectuada por Cristo.

Apocalipsis 1:6 dice que Cristo “hizo de nosotros un reino, sacerdotes para Su Dios y Padre”. Los creyentes, los
redimidos por la sangre de Cristo, no solamente nacieron de Dios y fueron introducidos en Su reino (Jn. 3:5), sino
que también llegaron a ser un reino para la economía de Dios, el cual es la iglesia. (Mt. 16:18-19). Juan, el escritor
de Apocalipsis, estaba en este reino (1:9), y todos los creyentes, los que fueron redimidos y nacieron de nuevo, son
parte del mismo (Ro. 14:17).
Uno de los aspectos principales de este libro es que Dios está recobrando Su derecho sobre la tierra para hacerla Su
reino (11:15). Cuando Cristo vino, el reino de Dios vino con El (Lc. 17:21; Mt. 12:28). Este reino ha sido
incrementado como la iglesia (Mt. 16:18-19), la cual llevará la consumación del reino de Dios a toda la tierra. Por
un lado, el reino de Dios está hoy en la iglesia, y por otro, el reino de Dios viene por medio de los creyentes
vencedores (12:10). Entonces Cristo y los creyentes vencedores reinarán sobre todas las naciones en el reino
milenario (2:26-27; 12:5; 20:4,6).

La redención por medio de la sangre de Cristo, no solamente nos ha hecho un reino, sino también sacerdotes para
Dios (1 P. 2:5). El reino trae el dominio de Dios, mientras que los sacerdotes, aquellos que expresan Su imagen,
expresan a Dios. Este es el sacerdocio real (1 P. 2:9) que cumple el propósito original que Dios tenía al crear al
hombre (Gn. 1:26-28). Este sacerdocio real se ejerce hoy en la vida de la iglesia (5:10), será practicado
intensamente en el reino milenario (20:6), y finalmente concluirá en la Nueva Jerusalén (22:3, 5).

El libro de Apocalipsis también presenta una maravillosa consumación de la iglesia. Allí vemos la economía de
Dios, la redención de Cristo y el testimonio de la iglesia. Sin el Apocalipsis, podemos leer las epístolas vez tras vez
sin percatarnos de que la iglesia es el testimonio de Cristo. ¿En cuál de las epístolas vemos a las iglesias brillando
como candeleros en la noche obscura? Solamente en el libro de Apocalipsis vemos esto. En Apocalipsis, las
iglesias primeramente son los candeleros que brillan. A la postre, en la eternidad, la iglesia será la Nueva Jerusalén,
una montaña de oro. Esta es la maravillosa consumación de la iglesia. La situación actual es una mentira, y no
debemos creerla. No diga solamente: “Qué pecaminosa es la Iglesia Católica y qué lamentable es la condición de
las iglesias protestantes”. Nosotros debemos ver el otro lado, el lado eterno donde vemos la Nueva Jerusalén. Aun
hoy, durante la noche oscura, tenemos los candeleros iluminando.

Juntamente con la economía de Dios, la redención de Cristo, y el testimonio de la iglesia, Apocalipsis revela el
destino del enemigo. Si no tuviéramos el libro de Apocalipsis, no sabríamos cual es el destino de Satanás, y nadie
podría entender por qué Dios continúa tolerando a Satanás, el insidioso, maligno y perverso. Pero si leemos
detenidamente dicho libro, veremos la conclusión de la historia de Satanás, estaremos contentos y nos reiremos de
la serpiente antigua. Por consiguiente, en el Apocalipsis tenemos la conclusión de cuatro cosas principales, a saber:
la economía de Dios, la redención de Cristo, el testimonio de la iglesia y el destino de Satanás.

A. La conclusión de los escritos de Juan

El libro de Apocalipsis es la conclusión de los escritos de Juan. Como dijimos en el Estudio-vida de Juan, los
escritos del apóstol están divididos en tres categorías: el evangelio, las epístolas y el Apocalipsis. El Evangelio de
Juan gira en torno a la impartición de vida. En Juan 10:10 Jesús dice: “Yo he venido para que tengan vida, y para
que la tengan en abundancia”, y en Juan 12:24 dice: “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en
la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”. En estos versículos vemos la impartición de vida,
que es la idea central del Evangelio de Juan. En las epístolas de Juan vemos la comunión, la cual trae crecimiento
en vida. Aunque la vida ya nos fue impartida, necesita crecer. La vida crece mediante la comunión. Por
consiguiente, en las epístolas vemos la comunión para el crecimiento en vida. En la última categoría de los escritos
de Juan, el Apocalipsis, tenemos la cosecha de la vida. En primer lugar la vida es impartida, luego crece, y
finalmente es cosechada. Sin el Apocalipsis, tendríamos el impartir de vida y el crecimiento de vida, pero no habría
cosecha de vida.

B. La conclusión del Nuevo Testamento

El Apocalipsis también es la conclusión del Nuevo Testamento, el cual está compuesto de los evangelios, Hechos,
las epístolas y el Apocalipsis. En los evangelios vemos la siembra de la semilla de vida porque allí Jesús vino a
sembrarse como la semilla de vida en la humanidad, en un pequeño grupo de personas, como por ejemplo Pedro y
Juan. En los Hechos tenemos la propagación de la vida. En las epístolas vemos el crecimiento de la vida. La idea
central de todas las epístolas escritas por Pablo, Pedro, Juan y los demás es el crecimiento de la vida. Todos
necesitamos crecer en vida. En Apocalipsis llegamos a la cosecha de la vida. En el capítulo catorce de Apocalipsis
tenemos un campo maduro y una cosecha. Apocalipsis 14:15 dice: “Y del templo salió otro ángel, clamando a gran
voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete Tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de
la tierra está madura”. En Apocalipsis 14 el campo es cosechado. Por esto vemos que Apocalipsis es la conclusión
del Nuevo Testamento.

C. La conclusión de toda la Biblia

El Apocalipsis, el último libro de la Biblia, es la conclusión, la culminación y la consumación completa de toda la


revelación divina contenida en la Biblia. La Biblia necesita tal conclusión. Las semillas de la mayoría de las
verdades de la revelación divina fueron sembradas en Génesis, el primer libro de la Biblia. El crecimiento de todas
estas semillas se da progresivamente en los libros que siguen, especialmente en los libros del Nuevo Testamento, y
la cosecha se recoge en Apocalipsis. Por ejemplo, en Génesis está la semilla de la serpiente, y en Apocalipsis está
la cosecha de la serpiente. Por consiguiente, la mayoría de las cosas abarcadas en este libro no son nuevas, pues se
refieren a libros anteriores de la Biblia. En Génesis está la semilla de la revelación divina, en los siguientes libros
se halla el desarrollo progresivo de la misma, y en Apocalipsis tenemos la cosecha de dicha revelación. Por lo
tanto, debemos ahondar en este libro y conocerlo. Si no conocemos este libro, no podemos entender claramente la
revelación de Dios. Cuando viajamos, con frecuencia nos vemos indecisos en cuanto al camino o la ruta, hasta que
llegamos a nuestro destino. Después de haber llegado, recordamos el camino por donde veníamos, y entonces
entendemos claramente. En Apocalipsis llegamos al destino de la Biblia entera. Habiendo llegado a este destino,
podemos entender este libro divino.

II. EL CONTENIDO

Ahora entramos en el contenido del Apocalipsis. No piensen que el contenido de este libro se limita a las ranas, los
escorpiones, las langostas, los cuernos, las serpientes y los caballos. No debemos decir que el contenido es
simplemente los siete sellos, las siete trompetas y las siete copas. No, este libro no trata principalmente de esas
cosas. El Apocalipsis es primeramente un libro acerca de Cristo; en segundo lugar, es un libro acerca de la iglesia,
y en tercer lugar, un libro acerca de la economía de Dios.

A. La revelación de Cristo es única y final

La Biblia en su totalidad revela a Cristo. El Apocalipsis como conclusión, culminación y consumación de la Biblia,
es especialmente “la revelación de Jesucristo” (1:1). Aunque este libro también revela otras cosas, el centro de la
revelación es Cristo. Algunos aspectos de Cristo nunca fueron revelados de la manera que vemos en Apocalipsis,
como por ejemplo la visión de que El es el Sumo Sacerdote que está en medio de las iglesias y las cuida en amor y
a la vez en una actitud de juicio (1:13-16), la visión de que El es el León-Cordero que está en el trono de Dios y en
medio de los cuatro seres vivientes y en medio de los veinticuatro ancianos del universo, abriendo los siete sellos
de la administración universal de Dios (5:1—6:1), y la visión de que Cristo es el Angel fuerte que viene del cielo
para tomar posesión de la tierra (10:1-8; 18:1). En este libro, la revelación de Cristo es final y única. En los
evangelios, en Hechos y en las epístolas no vemos que Cristo tenga siete ojos, pero tal cosa sí se revela en
Apocalipsis (5:6). Cristo, nuestro Salvador, tiene siete ojos. ¡Qué asombroso! Esta revelación de Cristo es única.
En Lucas 4:22 se nos dice que de la boca de Cristo salían “palabras de gracia”, pero en Apocalipsis 1:16 de Su
boca sale una afilada espada de dos filos. En el Evangelio de Juan dice: “He aquí el Cordero de Dios” (1:29), pero
en Apocalipsis uno de los ancianos dice: “He aquí el León de la tribu de Judá” (5:5). Así que, la revelación de
Cristo en este libro es única. En ningún otro libro Cristo es revelado como lo es en Apocalipsis. Lo primero que se
revela en el Apocalipsis es este Cristo único.

B. El testimonio de Jesús
es específico y consumado

Por un lado, este libro nos revela a Cristo, y por otro, nos muestra el testimonio de Jesús, el cual es específico y
consumado, (1:2, 9; 12:17; 19:10; 20:4). El testimonio de Jesús es la iglesia. El Apocalipsis presenta al Cristo
revelado y a la iglesia como Su testimonio. En este libro tenemos un relato completo y detallado de la iglesia. En
ningún otro libro se revelan las iglesias como en Apocalipsis. El testimonio de Jesús consta de: los candeleros,
mencionados en el capítulo uno; la gran multitud de redimidos, en el capítulo siete; la mujer vestida del sol con el
hijo varón, en el capítulo doce; la cosecha y las primicias, en el capítulo catorce; los vencedores de pie sobre el mar
de cristal, en el capítulo quince; la novia preparada para las bodas, y los ejércitos celestiales de Cristo, en el
capítulo diecinueve; y la Nueva Jerusalén en los capítulos veintiuno y veintidós. El testimonio de Jesús es el
espíritu —la substancia, la disposición y la característica— de la profecía (19:10). Cristo es el Testigo (1:5), el
testimonio, la expresión de Dios, y la iglesia es el testimonio, la expresión de Cristo. Como tal, la iglesia es la
reproducción del testimonio, la expresión de Dios en Cristo. La revelación específica de la iglesia en este libro es
muy crucial, y todos nosotros tenemos que verla.

C. La economía de Dio
es universal y eterna

El contenido del Apocalipsis también incluye la economía de Dios. La economía de Dios es Su administración
universal y eterna. En el libro de Apocalipsis vemos la administración universal y eterna de Dios, la cual llevará a
cabo Su economía. Desde el punto de vista del espacio, Su administración es universal, y en cuanto al tiempo, es
eterna.

1. Los siete sellos

En la administración de Dios, el primer grupo de componentes es los siete sellos. Un sello indica algo que está
cerrado, que es secreto y que no está abierto al público. Los primeros cuatro sellos abarcan la historia del mundo
desde la ascensión de Cristo hasta el final de esta era (6:1-8). Dicha historia es abarcada en su totalidad, aunque
brevemente, en los cuatro sellos. Con la apertura de estos sellos vemos cuatro caballos, cada uno de los cuales tiene
un jinete. El jinete del primer caballo es la predicación del evangelio; el del segundo caballo es la guerra; el que
monta en el tercer caballo es el hambre, y el cuarto jinete es la muerte. De manera que en los primeros cuatro sellos
tenemos el evangelio, la guerra, el hambre y la muerte. Si usted conoce la historia del mundo, se dará cuenta de que
ésta ha sido la situación reinante en estos veinte siglos. Desde la ascensión de Cristo, el evangelio ha sido
predicado. A lo largo de los siglos, juntamente con la predicación del evangelio ha habido guerra. Desde que el
Imperio Romano envió sus ejércitos a destruir la ciudad de Jerusalén en el año 70 después de Cristo, la guerra ha
sido intensificada siglo tras siglo. En el comienzo de este siglo tuvimos la primera guerra mundial, y después de
ésta hubo otra más intensa, la segunda guerra mundial. La guerra siempre causa hambre, y el hambre causa la
muerte. Estos cuatro caballos son el contenido de los primeros cuatro sellos.

El quinto sello consta del clamor de los santos que murieron como mártires (6:9-11). Esto ocurrirá al final de esta
era y casi al comienzo de la gran tribulación. A lo largo de los siglos muchos santos han muerto como mártires
debido a la predicación del evangelio. Casi al final de esta era esos santos clamarán a Dios pidiendo venganza.

El sexto sello, que se abrirá justo antes de la gran tribulación, constituye el gran terremoto que sacudirá la tierra y
el cielo (6:12-17). Cuando se abra el sexto sello, habrá un gran terremoto (6:12), el cual será una advertencia para
los moradores de la tierra. Algunos hombres perversos dicen: “¿Quién es Dios? ¡Nosotros somos Dios!” Aunque
ellos digan que son Dios, cuando el verdadero Dios venga y sacuda la morada donde habitan, entonces sabrán
quién es Dios. He conocido algunas personas que han polemizado conmigo diciendo: “Señor Lee, usted predica
sobre Dios. ¿No sabe usted que nosotros somos Dios?” Les contesto: “Veamos quién es Dios. Aunque Dios tiene
cierta tolerancia, ésta es limitada. Un día usted va a agotar la paciencia de Dios, y El con Su dedo pequeño sacudirá
la tierra. Entonces usted sabrá quién es Dios”. Antes de que comience la gran tribulación, Dios va a enviar una
advertencia a todos los moradores de la tierra para que recuerden que hay un Dios. Cuando se abra el sexto sello,
Dios no solamente conmoverá la tierra sino también los cielos. En Apocalipsis 6:12, 13 leemos: “Hubo un gran
terremoto; y el sol se puso negro como saco hecho de crin, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del
cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera arroja sus higos verdes cuando es sacudida por un fuerte viento”. En
ese entonces, la tierra ya no será un lugar reposado donde los hombres perversos puedan jactarse.
El sello más difícil de entender es el séptimo. El séptimo sello, el cual se extenderá por la eternidad, consta de siete
trompetas. No confundan los siete sellos con las siete trompetas. Los sellos son abiertos en secreto, pero las
trompetas se tocan en público. Cuando usted sella algo, lo vuelve secreto y privado, pero cuando toca una
trompeta, lo hace en público.

2. Las siete trompetas,


el contenido del séptimo sello

Las siete trompetas son el contenido del séptimo sello. En las primeras cuatro trompetas viene juicio sobre la tierra,
el mar, los ríos, el sol, la luna y las estrellas, (8:7-12). Como resultado de los juicios de las primeras cuatro
trompetas, la tierra dejará de ser un lugar apropiado para la subsistencia del hombre. La quinta trompeta, que es el
primer ay de juicio para el hombre, marcará el principio de la gran tribulación (8:13—9:11). Como veremos, la
gran tribulación será terrible. La sexta trompeta, que es el segundo ay y que trae más juicio sobre el hombre, es
parte de la gran tribulación (9:12-21). La séptima trompeta es bastante complicada. Consta del reino eterno de
Cristo, el tercer ay, que comprende las siete copas, el juicio de los muertos, la recompensa de los santos y de los
que temen a Dios, y la eliminación de los que destruyen la tierra (11:14-18). El tercer ay, que es el segundo
componente de la séptima trompeta, será la conclusión de la gran tribulación. Después de esto, serán
recompensados los profetas, los santos y los que temen el nombre de Dios. A través de las generaciones, han
surgido estas tres clases de personas. La mayoría de los profetas proceden del Antiguo Testamento, la mayoría de
los santos vienen del Nuevo Testamento, y los que temen el nombre de Dios surgirán durante la gran tribulación.
La séptima trompeta incluye la recompensa que el Señor dará a estas tres clases de personas. La séptima trompeta
también comprende el juicio de los muertos y la eliminación de los que destruyen la tierra. Los que destruyen la
tierra son Satanás, el anticristo, el falso profeta y todos los que los siguen. Por lo tanto, la séptima trompeta abarca
el período que va desde que termina la tribulación hasta la eternidad.

3. Las siete copas

Las siete copas, que son parte del contenido negativo de la séptima trompeta, las plagas de la ira de Dios derramada
sobre los hombres, traerán la culminación de la gran tribulación (15:1, 6-8; 16:1-21). Las siete copas, igual que los
siete sellos y las siete trompetas, están compuestas de un grupo de los primeros cuatro, y de otro que comprende el
quinto, el sexto y el séptimo. Este agrupamiento es muy significativo. Indudablemente el escritor del Apocalipsis
tiene que haber sido Dios. ¿Quién mas habría tenido la sabiduría para escribirlo? Si este libro fue escrito según lo
que se imaginó Juan, entonces Juan tiene que ser Dios. El libro de Apocalipsis está redactado de una manera
maravillosa.

III. LAS SECCIONES

El libro de Apocalipsis tiene cinco secciones: la introducción (1:1-8), las cosas que vio Juan (1:9-20), las cosas
actuales (2:1—3:22), las cosas venideras (4:1—22:5), y la conclusión (22:6-21). En la introducción tenemos la
revelación de Cristo y el testimonio de Jesús. Aunque el Apocalipsis incluye la economía de Dios, ésta no es el
centro del libro. Las dos cosas cruciales que constituyen el centro del libro son Cristo y la iglesia, es decir, la
revelación de Cristo y el testimonio de Jesús. Después de esta introducción, tenemos las cosas que vio Juan, o sea,
los siete candeleros y el Hijo del Hombre que tiene las siete estrellas. Luego en los capítulos dos y tres, tenemos las
cosas actuales, o sea, las siete iglesias locales. La sección siguiente, que abarca las cosas que están por venir, tiene
dos partes. La primera parte (4:1—11:19) consta de una vista general de los eventos futuros que sucederán desde la
ascensión de Cristo hasta la eternidad futura. En la segunda parte (12:1—22:5) encontramos los detalles de las
cosas importantes mencionadas en la primera parte. Estas dos partes son similares a los capítulos uno y dos de
Génesis. En Génesis 1 tenemos una crónica general de la creación; y en Génesis 2 tenemos los detalles de la
manera en que Dios creó al hombre. Según este mismo principio, en 4:1 y 11:19 tenemos una visión general de
todos los eventos futuros, y desde 12:1 hasta 22:5 tenemos los detalles de las cosas importantes que están por
ocurrir. No considere los últimos once capítulos como la continuación de los primeros once, porque la vista general
de las cosas que han de venir concluye al final del capítulo once. Después de todos los detalles de las cosas que
vendrán y que fueron reveladas en la segunda parte de esta sección, tenemos en 22:6-21 la conclusión del libro de
Apocalipsis.

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