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5.- PRINCIPIO DE NO CONFISCATORIEDAD.

5.1.- ROSA MELO DE CANE s. INCONSTITUCIONALIDAD DEL IMPUESTO DE


SUCESIONES EN LA PROVINICIA DE BUENOS AIRES.-
Fallos 115:111.-
Vistos los recursos entablados por el representante del albacea y por el fiscal
eclesiástico del obispado de La Plata, contra sentencia dictada por la Suprema Corte
de Justicia de la provincia de Buenos Aires, en los autos testamentarios de doña Rosa
Melo de Cané, de los cuales, en lo pertinente, resulta: Que habiendo la expresada
señora Melo de Cané instituido legado a favor de las iglesias del Pilar y San Antonio
de Areco, la Dirección General de Educación de la provincia mencionada, solicitó el
pago del 50 por ciento sobre el importe de dichos legados, con arreglo al art. 62, inc.
3º de la ley provincial de educación común de 26 de septiembre de 1875; que los
mencionados albacea y fiscal eclesiástico, se opusieron al pago del impuesto,
sosteniendo que la ley citada no era aplicable al caso, y que si se le interpretaba de
otra manera, sería inconstitucional, porque los legados son en realidad a la iglesia
católica argentina, que no puede ser gravada, dada su condición jurídica y las
limitaciones del poder de las provincias para crear y establecer impuestos; que
además el que se trata es una confiscación violatoria de los arts. 14, 28, 31, 67, y 68
de la Constitución Nacional, en cuanto se opone a las disposiciones del Código Civil
sobre sucesión testamentaria; que la sentencia de 1ª instancia de fs 39, resolvió que el
impuesto estaba comprendido en la ley, pero que era inconstitucional por no ser igual y
uniforme y por importar una confiscación disimulada, invocando el efecto de los arts.
99, Constitución Provincial; 14, 28 y 67 de la Constitución Nacional; que recurrida
dicha sentencia la Cámara 1ª de Apelaciones, la confirmó, estableciendo que la ley
citada no comprendía el impuesto, y que éste era contrario a los arts. 17, 20, 4, 67, inc.
2º, 28 y 31 de la Constitución Nacional (fs. 82); que deducidos los recursos de
inaplicabilidad e inconstitucionalidad contra el último fallo, la Suprema Corte de la
Provincia, estimó improcedente el segundo, admitió el primero e hizo la declaración
que la iglesia parroquial constituye un establecimiento religioso para los fines del art.
62, inc. 3º de la ley de educación común (fs. 124) y
Considerando:

1º.- Que si bien es cierto que la suprema corte de la provincia no ha hecho


pronunciamiento categórico, en el sentido de que la ley provincial referida, sea
compatible con la Constitución Nacional, también lo es que en el juicio se adujeron
oportunamente razones fundadas en la última, para sostener la inaplicabilidad de la
primera (fs. 83 vta. y sig.) y que los autos de fs. 137 y 139 de la misma corte, expresan
que el presente recurso encuadra en el inciso 2º, art. 14 de la ley nacional de 14 de
septiembre de 1863 lo que vale decir, que interpretan la decisión recurrida de fs. 124,
juzgándola favorable a la ley provincial, cuya validez se cuestionó bajo la pretensión
de ser repugnante a la Constitución Nacional.

2º.- Que en cuanto al fondo, esta corte, en varios fallos anteriores ha admitido ya la
constitucionalidad en general de los impuestos provinciales a las herencias, teniendo
en cuenta, entre otras consideraciones, que no es necesario repetir el antecedente de
que al sancionarse la Constitución Nacional y con motivos de los debates a que dio
lugar su art. 4º, reconocióse como una de las fuentes de recursos fiscales de las
provincias, el impuesto sobre las herencias, al lado del de patentes, papel sellado y
otros. (Fallos, tomo 100, págs. 51 y 157; tomo 101, págs. 409 y 425).

3º.- Que la igualdad de los impuestos requerida por el art. 16 de la ley fundamental, no
se opone a la clasificación en y tres categorías de contribuyentes del inciso 3º, art. 62
de la ley preindicada de 1875, porque aun cuando se admitiera que los
establecimientos religiosos son extraños y pudieran estar comprendidos como tales
entre los gravados con el 10 % por ese inciso, el legislador no estaba inhabilitado para
distinguir entre ellos y las personas particulares, ya por motivos fundados en el
carácter ordinario de indefinida duración de los primeros, circunstancia que aleja la
posibilidad de que los mismos bienes o la facultad de adquirirlos sean objeto de
nuevos impuestos con motivo de ulteriores y más o menos frecuentes transferencias a
título hereditario o de institución de legados (art. 6 ley 4855), ya para evitar que se
acumulen en dichos establecimientos riquezas excesivas e innecesarias a los fines de
su sostenimiento; ya por otras razones libradas a la discreción legislativa y que los
tribunales deben respetar, a menos de ser arbitrarios e inspirados en un espíritu
manifiesto de hostilidad contra determinadas personas o clases (134 U. 232). Beel's
Gap R. R. Co. v. Pennsylvania y otros.

4º.- Que el art. 2 de la Constitución Nacional, al declarar que el gobierno federal


sostiene el culto católico, apostólico y romano, no impide que la iglesia pueda ser
sometida al pago de las contribuciones comunes sobre los bienes que posea o reciba
como persona jurídica, al igual de otras personas de la misma clase, y no con ocasión
o motivos de actos de culto, según desde luego lo demuestra la ley nacional 4855, que
establece un impuesto con iguales fines si bien menor al de la ley provincial
impugnada (Art. 1.0 y 2.0), y lo había establecido la anterior núm. 1420, (art. 44, inciso
12, Fallos, tomo 99, página 66, considerandos 12 a 14).

5º.- Que es insostenible así mismo, que cualquier impuesto por moderado que fuere, a
instituciones nacionales o federales, aún de carácter administrativo o creados por las
leyes del congreso y sometidos en todo al imperio de ellas, importe un entorpecimiento
a la marcha de esas instituciones y se encuentre, por tal motivo, fuera de los poderes
impositivos de las provincias, (Fallos, tomo 59, pág. 182, tomo 95, pág. 9, tomo 110,
pág. 353 y otros).

6º.- Que sin embargo, y según se ha dicho en las sentencias de 1ª y 2ª instancia, (fs.
45, 89 y sig.); el impuesto del 50 % impugnado en el caso sub judice, es una
verdadera exacción o confiscación que ha venido a restringir en condiciones excesivas
los derechos de propiedad, y de testar, que la constitución consagra sus arts. 17 y 20 a
favor de ciudadanos y extranjeros, toda vez que el alcanza a una parte substancial de
la propiedad o a la renta de varios años de capital gravado (fallos, tomo 100, página
51, considerandos 12 y 13).

7º.- Que el poder de crear impuestos está sujeto a ciertos principios que se encuentran
en su base misma, y entre otros al de que ellos se distribuyan con justicia; habiéndose
observado con fundamento que las imposiciones que prescindan de aquellos, no
serían impuestos sino despojo. (Story 5ª ed. comp. por Cooley S 1995; Gray;
Limitations of Tascing Porver, núms. 173 y 1479; fallos, tomo 98, pág. 52,
considerando 16).

8º.- Que no se encuentra el gravamen a las herencias en las propias condiciones que
el interno establecido para los alcoholes, etc., y los de aduana, aún cuando estos
excedan del valor de los artículos o mercaderías respectivas, pues recaen sobre el
consumo y no impiden la industria o el comercio (Fallos, tomo 98, página 20,
considerando 10).

9º.- Que en este orden de ideas es también oportuno recordar que la suprema corte de
Estados Unidos, interpretando y aplicando disposiciones constitucionales menos
explícitas que los nuestras, ha dicho en uno de sus recientes fallos: "Si ocurriera
alguna vez un caso en que bajo el nombre de impuesto progresivo u en otra forma se
imponga una exacción arbitraria y confiscatoria sería la oportunidad de considerar si el
poder judicial puede acordar amparo, aplicando los principios inherentes y
fundamentales para la protección del individuo, aún cuando no haya para ello
autoridad expresa en la constitución (Knowlton y Moore, 178, U. S. 45).

10º.- Que no podría de otra parte, admitirse la validez del impuesto de 50 % en el


concepto de que él responda, más que a la idea de crear renta, a la de prohibir
indirectamente las liberalidades en beneficio de la iglesia, pues en tal supuesto, como
ejercicio de una de las facultades del poder de policía de las provincias no sería
compatible con el recordado art. 2º de la Constitución Nacional (Fallos, tomo 98, págs.
20 y 52).

Por éstos fundamentos y los concordantes de las sentencias de fs. 39 y 82


revocándose la sentencia recurrida de fs. 124, se declara que la ley de la provincia de
Buenos Aires de 26 de setiembre de 1875, en cuanto establece el impuesto de
cincuenta por ciento sobre los legados a que se refiere el presente juicio, es contrario
a la Constitución Nacional, y que en su consecuencia no procede el cobro de dicho
impuesto. Notifíquese con el original, repóngase el papel y devuélvanse.

A. Bermejo - Nicanor G. del Solar - D. P. Daract - D. E. Palacio - L. López Cabanillas.

5.2.- GOMEZ ALZAGA, MARTIN BOSCO c. BUENOS AIRES, PROVINCIA DE Y


OTRO S/ INCONSTITUCIONALIDAD.- Fallos: 322:3255 ; Laleyonline.
Resulta:
I) A fs. 73/90 se presenta Martín Bosco Gómez Alzaga e inicia demanda contra la
Provincia de Buenos Aires y el Estado Nacional por entender inconstitucional el
sistema tributario al que se encuentra sometido, el que resulta, a su juicio,
confiscatorio.
Explica que no es su intención que la declaración de inconstitucionalidad de cada una
de las leyes tributarias que gravan sus propiedades y renta lo coloque en situación de
no pagar impuestos, pero el hecho real es que varias leyes distintas, también de
distintas jurisdicciones, respecto de las cuales podría llegar a decirse que
individualmente consideradas no resultan inconstitucionales por la confiscatoriedad del
tributo que crean, determinan que globalmente aplicadas le hayan producido una
pérdida real y efectiva. Es decir -sostiene- que los tributos no sólo consumieron la
totalidad de las ganancias sino que obligaron a la venta de acciones de una sociedad
de familia. Es por ello que solicita al Tribunal que se avoque al conocimiento de todo
un sistema impositivo que arroja resultados tan injustos y lo declare inconstitucional
del modo más conveniente para reducir los límites de la tributación a los compatibles
con la Constitución.
Expresa que se ve obligado a echar mano de las disposiciones del art. 87 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación a fin de acumular en estos autos la acción
declarativa de inconstitucionalidad respecto a los tributos no pagados y la acción de
repetición por los abonados, y sostiene que no obstan a ello los procedimientos
administrativos previstos en las leyes fiscales pertinentes. Realiza otras
consideraciones acerca de la procedencia de la acción declarativa, e invoca su interés
jurídico y su legitimación activa para efectuar el reclamo.
En cuanto a los antecedentes de hecho, destaca que es propietario de tres
establecimientos de campo ubicados en la Provincia de Buenos Aires. Uno de ellos,
denominado "Santa María", se encuentra en el Partido de Guaminí y está compuesto
de dos fracciones: una de 7.464 ha. 46 as. y otra de 598 ha. 99 as. y los otros dos,
llamados "Las Moras" y "El Cañadón", están ubicados en Bragado, 25 de Mayo y 9 de
Julio el primero y el segundo en 9 de Julio.
Dice que en su condición de propietario del campo "Santa María" abonó en concepto
de impuesto a los capitales o sus anticipos durante el período que va del 1° de julio de
1989 al 30 de junio de 1990 las sumas de A 5.638.672, A 6.460.408 y A 11.722.608.
Otro anticipo, el cuarto, por A 129.837.414, debía ser pagado el 22 de junio de 1990
pero la falta de disponibilidad de fondos determinó que sólo se pagara el 19 de junio
de 1990 un importe de A 153.851.104, que adicionó al impuesto propiamente dicho A
21.293.336 en concepto de actualización y A 2.270.354 por intereses. Acompaña la
carta documento por medio de la cual dejó constancia de su disconformidad. Ese
renglón es sólo uno de los que debió tributar. En efecto, también debió pagar en
concepto de impuesto inmobiliario las sumas que denuncia, a las que agrega los
adicionales de emergencia, aunque aclara que no pudo satisfacerlo en su totalidad.
Igual manifestación efectúa respecto de los gravámenes que pesaban sobre los
establecimientos "Las Moras" y "El Cañadón".
Se refiere luego a la productividad de las tierras. Respecto de "Las Moras" y "El
Cañadón" señala que son campos "mixtos" aptos para tareas agrícolas y ganaderas
perfectamente explotados y con rindes "casi óptimos". En cambio, el caso del
establecimiento "Santa María" es distinto ya que está dedicado a la cría y recría de
animales vacunos con una superficie de 8.088 ha. de las cuales "ha tenido
tradicionalmente 2700 cubiertas por lagunas y 5.388 de tierras aptas para las labores
ganaderas y para ciertos cultivos de apoyo". Desde 1977 -agrega- y como
consecuencia de obras llevadas a cabo por la Dirección Provincial de Hidráulica, se
encuentran anegadas 2329 ha. por sobre las tradicionalmente ocupadas por las
lagunas existentes en el predio, por lo que la superficie utilizable se ha reducido a
2.960 ha.
Haciendo caso omiso de tal situación y pese a la existencia de los juicios iniciados por
tal razón, la provincia sigue aplicando los mismos gravámenes que se imponían
cuando el campo tenía 5.388 ha. explotables. Destaca los rindes que se obtienen y
dice que sin perjuicio de ello el peso de los impuestos nacionales y provinciales ha
consumido la totalidad de las ganancias.
hace mérito de la existencia de otros tributos -entre ellos tasas viales y municipales- y
realiza consideraciones generales sobre el concepto de confiscatoriedad tal como lo
entienden los autores y la jurisprudencia. Destaca, asimismo, la significación
constitucional del concepto de la real capacidad contributiva, que no ha sido
considerado en su caso.
Finalmente denuncia la inconstitucionalidad de los arts. 2 inc. c, 5 inc. b y 13 de la ley
de impuesto a los capitales (texto ordenado por decreto 656/86), los arts. 105, 106 y
sgtes. del Código Fiscal de la Provincia de Buenos Aires (ley 10.397 y sus modif.) y los
arts. 1, 2 y concs. de la ley 10.897 y sus modificatorias, ya que en su aplicación
conjunta violan los arts. 4, 6, 28, 31, 67 inc. 2 y concs. de la Constitución (texto de
1853).
II) A fs. 106/112 se presenta la Provincia de Buenos Aires. Realiza una negativa de
carácter general y sostiene la improcedencia de la acción declarativa. A la vez
entiende que la inconstitucionalidad planteada resulta extemporánea toda vez que la
actora ha efectuado pagos parciales de los impuestos que ahora impugna. Considera,
asimismo, que el escrito de demanda carece de una fundamentación clara y suficiente.
Afirma que las argumentaciones utilizadas son inconducentes y recuerda que según
los dichos de la actora la explotación agropecuaria resulta correcta, encontrándose
dentro de los rindes medios para este tipo de campos, y que, no obstante, sostiene
que sus ganancias son absorbidas por los impuestos. De tal modo, pretende que el
impuesto debe adecuarse a las rentas que obtiene de acuerdo al manejo discrecional
que efectúa o a la deficiente explotación que realiza.
Destaca que la actora afirma que la presión tributaria a la que se ve sometida es
confiscatoria y sobre el particular recuerda que la doctrina del Tribunal ha señalado
que la confiscatoriedad debe apreciarse con relación al valor del inmueble, el quantum
del impuesto y el producto o productividad normal o posible de la explotación. La
actora -dice- no ha invocado cuál es el valor real de la propiedad ni que con relación a
él los gravámenes resulten confiscatorios, lo que basta para desestimar el reclamo.
Tampoco ha alegado que el quantum del impuesto merezca tal tacha con relación al
índice de productividad, y dice que se limitó a comparar su supuesta ganancia con los
impuestos que debe pagar. Agrega que el Tribunal ha precisado que para atribuir a un
tributo carácter confiscatorio debe considerarse únicamente su alícuota o monto y no
el importe resultante de la acumulación de varias contribuciones ni de multas, recargos
o actualizaciones.
En otro orden de ideas desarrolla su opinión acerca del sistema impositivo e invoca
fallos y opiniones de doctrina que quitan sustento a la pretensión planteada. Recuerda
que, a raíz de la inundación del campo "Santa María", la actora percibió
indemnizaciones por lucro cesante hasta el año 1990. Rechaza la acumulación de
recargos e intereses por pago fuera de término y destaca que el impuesto a los
capitales y el inmobiliario responden a distintos hechos imponibles.
A fs. 123/125 se presenta el Estado Nacional y se adhiere a los términos de la
contestación de la provincia. Agrega que el actor, que invoca que la valuación del
campo "Santa María" no se ha modificado pese a la inundación que soporta, pudo
intentar la revaluación del bien para el pago del impuesto a los capitales. Agrega que
no cabe fundar la inconstitucionalidad sólo en relación al período 1989/90, y sostiene
que la jurisprudencia ha afirmado que no pueden computarse aisladamente los años
en los cuales se han producido pérdidas y que deben tomarse en cuenta los
rendimientos corrientes.
Considerando:
1°) Que este juicio es de la competencia originaria de la Corte Suprema de Justicia de
la Nación (arts. 116 y 117 de la Constitución Nacional).
2°) Que una reiterada jurisprudencia del Tribunal ha señalado de manera invariable
que para que se configure la confiscatoriedad debe producirse una absorción por parte
del Estado de una porción sustancial de la renta o el capital (Fallos: 314:1293 y sus
citas). Y que a los efectos de su apreciación cuantitativa debe estarse al valor real del
inmueble y no a su valuación fiscal, y considerar su productividad posible, esto es, su
capacidad productiva potencial (Fallos: 314:1293 ya citado y sus citas).
En esa línea conceptual se ha establecido asimismo, que la comprobación del índice
de productividad es "siempre indispensable" (Fallos: 209:114) o un "elemento de juicio
primordial e insustituiblemente necesario para estimar de un modo concreto y objetivo
la gravitación del impuesto" (Fallos: 220:1082).
Es que, también se ha dicho, "la presunta conformidad de las leyes nacionales o
provinciales con las normas constitucionales, que es el principio cardinal de la división,
limitación y coordinación de los poderes en nuestro régimen institucional, no debe
ceder -por transgresión a ese principio y a esas normas- sino ante una prueba
contraria tan clara y precisa como sea posible (énfasis agregado) y particularmente
cuando se trata de impuestos creados por el Poder Legislativo en virtud de sus
facultades no discutidas, cabe tener presente que el exceso alegado como violación
de la propiedad debe resultar no de una mera estimación personal, aunque ella emane
de peritos ilustrados y rectos, ni de circunstancias puramente accidentales y
eventuales, sino de una relación racional estimada entre el valor del ien gravado y el
monto de ese gravamen, al margen de accidentes transitorios y circunstanciales sobre
la producción y el aprovechamiento de aquél" (Fallos: 207:238).
3°) Que, por otro lado, esta Corte ha sostenido que "a los fines de juzgar acerca de la
confiscatoriedad del impuesto impugnado de inconstitucionalidad por el contribuyente,
no debe incluirse el monto del gravamen entre los gastos de explotación" (Fallos:
201:165; 223:417), como tampoco lo pagado en concepto de tasas por retribución de
servicios (Fallos: 236:22). A la vez se ha destacado que "en la organización social
actual, el propietario de la tierra fértil no atiende al real destino de ella haciéndola mero
capital productivo de renta, para limitarse a disfrutar del precio que obtiene por la
cesión de su uso" (Fallos: 239:157).
Es oportuno recordar también que "si bien la inconstitucionalidad de los impuestos por
su monto procedería cuando aniquilasen la propiedad o su renta en su sustancia, el
control de constitucionalidad en el punto, aunque debe preservar el derecho de
propiedad en el sentido lato que le ha adjudicado esta Corte, encuentra fundamento en
la relación en que tal derecho -cuya función social se ha de tener presente- se halla
con la medida de la obligación de contribuir a las necesidades comunes que puede
imponerse a sus titulares por el hecho de serlo. El límite admisible de la carga fiscal no
es absoluto sino variable en el tiempo y en las circunstancias y sólo encuentra óbice
en los que una tradicional jurisprudencia del Tribunal ha fijado" (Fallos: 314:1293 y sus
citas).
Debe señalarse, por último, que se ha requerido "una prueba concluyente a cargo del
actor" (énfasis agregado) acerca de la evidencia de la confiscatoriedad alegada
(Fallos: 220:1082, 1300; 239:157; 314:1293).
De lo expuesto surgen principios básicos aplicables en casos semejantes: a) el
carácter confiscatorio de los tributos debe relacionarse con el valor real y actual del
bien o su potencialidad productiva; b) esta apreciación de una situación fáctica no
debe surgir de una mera calificación pericial de la racionalidad presunta de la
explotación sino de la comprobación objetiva de los extremos indicados
precedentemente; y c) la acreditación del agravio constitucional debe ser clara y
precisa, esto es, inequívoca.
4°) Que tales exigencias están lejos de ser satisfechas en el sub lite. Así, por ejemplo,
resulta que por omisión en la tarea probatoria, o quizás por deliberado propósito, la
actora no ha ofrecido elemento de prueba alguno tendiente a acreditar el valor real de
los campos, requisito indispensable a la luz de la doctrina citada precedentemente. Por
su lado el propósito de acreditar su explotación racional, para lo cual se apeló al
peritaje en agronomía, resultó frustrado por las deficiencias que presenta el dictamen
del ingeniero Achával Rodríguez. En efecto, los cálculos tendientes a demostrar los
rendimientos productivos para medir así el grado de la presión fiscal (ver fs. 290) se
resienten del olvido de considerar, a más de la producción ganadera, los beneficios de
la actividad agrícola a los que el experto hace expresa mención a fs. 254 y 256.
Asimismo se prescinde de toda referencia a las 1500 ha. aprovechables que, aunque
inundadas, dieron lugar en el período en debate (1989/90) al lucro cesante que se
reconoció en Fallos: 307:1515, extremo respecto del cual y con dudosa probidad
procesal la actora omite toda referencia (ver fs. 318 vta./319 vta.). A esas deficiencias
se agrega la inclusión de las tasas e impuestos entre los ítems computados para
determinar "egresos", de cuyo cotejo con los ingresos -considerados, como se vio, de
manera parcial- se extrae el quebranto que atribuye a la explotación. Es de ponderar
-también- que el ingeniero Achával Rodríguez computa la producción denunciada por
el actor para obtener de allí, con certeza más dogmática que científica, la condición de
racionalidad que atribuye a la explotación. Ello se evidencia en la ambigüedad con que
el experto debe responder a las observaciones de la provincia que apuntan a
demostrar la falta de consideración de la potencialidad productiva (ver fs. 299/301 y
317/317 vta.). Por último, es de destacar, como elemento coadyuvante, que el actor
utiliza como modalidad productiva agrícola la explotación "a porcentaje" por medio de
contratistas, de la que sólo se excluyen el 8% de las 873 ha. del campo "Santa María",
temperamento que ha merecido las reservas expuestas en Fallos: 239:157.
Estas circunstancias, unidas a la escasa idoneidad probatoria del peritaje contable,
revelan que la pretensión deducida carece de la prueba "clara y precisa" (Fallos:
207:238) o "concluyente" (Fallos: 314:1293 y sus citas) que ha exigido esta Corte.
Por ello, se decide: Rechazar la demanda interpuesta por Martín Bosco Gómez Alzaga
contra la Provincia de Buenos Aires y el Estado Nacional. Con costas (art. 68, Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación).
Teniendo en cuenta la labor desarrollada en el principal y de conformidad con lo
dispuesto por los arts. 6°, incs. a, b, c y d; 7°, 9°, 11, 22, 37 y 38 de la ley 21.839,
modificada por la ley 24.432, se regulan los honorarios de los doctores Alejandro N.
Helguera, Juan Pedro Merbilháa y José Carlos Garay, por la dirección letrada y
representacion del actor en la suma de trece mil setecientos pesos ($ 13.700); los de
los doctores Mario Alberto Fogliati, Haydée Alicia Castillo, Patricia Andrea Siser y
Viviana A. Impaglione, en conjunto, por la dirección letrada y representación del
Estado Nacional en la de ocho mil pesos ($ 8.000) y los de los doctores Alejandro J.
Fernández Llanos y Luisa Margarita Petcoff, en conjunto, por la dirección letrada y
representación de la Provincia de Buenos Aires en la de veintidós mil cien pesos ($
22.100).
Asimismo, se fija la retribución del perito contador Mario Burman en la suma de cuatro
mil pesos ($ 4.000) y los del perito ingeniero agrónomo Alex Carlos Achával Rodríguez
en la de cuatro mil pesos ($ 4.000). Notifíquese y, oportunamente, archívese.
JULIO S. NAZARENO - EDUARDO MOLINE O'CONNOR - CARLOS S. FAYT -
AUGUSTO CESAR BELLUSCIO - ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI - ANTONIO
BOGGIANO (en disidencia parcial)- GUILLERMO A. F. LOPEZ - GUSTAVO A.
BOSSERT - ADOLFO ROBERTO VAZQUEZ.
DISIDENCIA PARCIAL DEL SEÑOR MINISTRO DOCTOR DON ANTONIO
BOGGIANO
Considerando:
Que el infrascripto coincide con los fundamentos del voto de la mayoría con exclusión
de la regulación de honorarios que expresa en los siguientes términos.
Por ello, se decide: Rechazar la demanda interpuesta por Martín Bosco Gómez Alzaga
contra la Provincia de Buenos Aires y el Estado Nacional. Con costas (art. 68, Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación).
Teniendo en cuenta la labor desarrollada en el principal, lo tratado por esta Corte en la
causa T.28 XXIV "Talleres Metalúrgicos Barari Sociedad Anónima c/ Agua y Energía
Sociedad del Estado (Córdoba) s/ cobro de australes", disidencia del juez Boggiano,
fallada el 7 de julio de 1998, y de conformidad con lo dispuesto por los arts. 6°, incs. a,
b, c y d; 7°, 9°, 11, 22, 37 y 38 de la ley 21.839, modificada por la ley 24.432, se
regulan los honorarios de los doctores Alejandro N. Helguera, Juan Pedro Merbilháa y
José Carlos Garay, por la dirección letrada y representacion del actor en la suma de
once mil pesos ($ 11.000); los de los doctores Mario Alberto Fogliati, Haydée Alicia
Castillo, Patricia Andrea Siser y Viviana A. Impaglione, en conjunto, por la dirección
letrada y representación del Estado Nacional en la de seis mil cuatrocientos pesos ($
6.400) y los de los doctores Alejandro J. Fernández Llanos y Luisa Margarita Petcoff,
en conjunto, por la dirección letrada y representación de la Provincia de Buenos Aires
en la de diecisiete mil seiscientos pesos ($ 17.600).
Asimismo, se fija la retribución del perito contador Mario Burman en la suma de tres
mil trescientos pesos ($ 3.300) y los del perito ingeniero agrónomo Alex Carlos Achával
Rodríguez en la de tres mil trescientos pesos ($ 3.300). Notifíquese y, oportunamente,
archívese.
ANTONIO BOGGIANO.

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