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HONESTIDAD

Un gerente responsable elige actuar siempre en base a la verdad y en la auténtica justicia (dando a
cada quien lo que le corresponde, incluida ella misma).
El ser honesto es ser real, un gerente debe ser genuino, auténtico, objetivo. La honestidad expresa
respeto por uno mismo y por los demás. Esta actitud siembra confianza a todos los involucrados
del área de trabajo y así dar un buen ambiente laboral.

El gerente honesto debe comportarse y expresarse con coherencia y sinceridad, y de acuerdo con
los valores de verdad y justicia. En su sentido más evidente, la honestidad puede entenderse como
el respeto a la verdad en relación con el mundo, los hechos y las personas; en otros sentidos, la
honestidad también implica la relación entre el sujeto y los demás, y del sujeto consigo mismo.

El ser honestos es cuando no nos engañamos ni engañamos a nuestros semejantes.


Si queremos ser honestos, debemos empezar por enfrentar con valor nuestros defectos y buscar la
manera de superarlos, corrigiendo cada vez que nos equivocamos y cumpliendo con nuestro deber
en las labores grandes y pequeñas sin hacer distinción.

PUNTUALIDAD
El valor de la puntualidad en el Gerente es necesario para dotar a nuestra personalidad de
carácter, orden y eficacia, pues al vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de realizar
más actividades, desempeñar mejor nuestro trabajo, ser merecedores de confianza.

La falta de puntualidad habla por sí misma, de ahí se deduce con facilidad la escasa o nula
organización de nuestro tiempo, de planeación en nuestras actividades, y por supuesto de una
agenda, pero, ¿qué hay detrás de todo esto?

Muchas veces la impuntualidad nace del interés que despierta en nosotros una actividad, por
ejemplo, es más atractivo para un joven charlar con los amigos que llegar a tiempo a las clases;
para otros es preferible hacer una larga sobremesa y retrasar la llegada a la oficina.

El resultado de vivir de acuerdo a nuestros gustos, es la pérdida de formalidad en nuestro actuar y


poco a poco se reafirma el vicio de llegar tarde.

RESPONSABILIDAD
Ser responsable significa dirigir la empresa midiendo el impacto de su actuación en estos grupos,
respetando sus derechos e intereses legítimos. Se requiere evitar el engaño y la desinformación.
La honestidad requiere de la rectitud y sinceridad con la información demandada por la
comunidad. Las señales que entrega una empresa afectan muchas personas, que confiando en la
información, toman decisiones que a su vez afectan a otros.

La responsabilidad del Gerente tiene un efecto directo en el área de su trabajo, es un signo de


madurez, pues el cumplir una obligación de cualquier tipo no es generalmente algo agradable,
pues implica esfuerzo. En el caso del Gerente, tiene que tomarse la molestia de hacer bien su
trabajo.
Gracias a la responsabilidad el Gerente puede convivir pacíficamente en sociedad, ya sea en el
plano familiar, amistoso, profesional o personal.

PRUDENCIA
El valor de la prudencia en el gerente es tan discreto que pasa inadvertida ante nuestros ojos. Nos
admiramos de las personas que normalmente toman decisiones acertadas, dando la impresión de
jamás equivocarse; sacan adelante y con éxito todo lo que se proponen; conservan la calma aún
en las situaciones más difíciles; percibimos su comprensión hacia todas las personas y jamás
ofenden o pierden la compostura. Así es la prudencia, decidida, activa, emprendedora y
comprensiva. ¿Quién puede rehusarse a vivirla y hacerla parte de su personalidad?

La prudencia ayuda a considerar los efectos que pueden producir nuestras palabras y acciones,
teniendo como resultado un actuar correcto en cualquier circunstancia.

AUTODOMINIO
Un Gerente con autodominio se impulsa a cambiar positivamente la personalidad. Cuando no
existe esa fuerza interior, se realizan acciones poco adecuadas, generalmente como resultado de
un estado de ánimo; la armonía que debe existir en toda convivencia se rompe; quedamos
expuestos a caer en excesos de toda índole y entramos en un estado de comodidad que nos
impide concretar propósitos.

Cada día que buscamos ejercer ese señorío sobre nosotros mismos, automáticamente nuestro
carácter comienza a madurar por la serenidad y paciencia que imprime este valor, la voluntad nos
libera del desánimo, controlamos nuestros gustos y vivimos mejor la sobriedad, en pocas palabras,
entramos en un proceso de superación constante.
El autodominio ayuda al gerente a reconocer los distintos aspectos de nuestra personalidad y
nuestra forma de reaccionar ante determinadas circunstancias. Debemos cambiar nuestras
disposiciones en sentido positivo: “en lugar de molestarme por la lentitud de “x” empleado cuyo
ritmo de trabajo es así-, ahora no sólo evitaré el disgusto y llamada de atención, procuraré darle
un buen consejo que le ayude a mejorar”.

SUPERACION
La superación es el valor que prevalece en el gerente el cual motiva a perfeccionarse a sí misma,
en lo humano, espiritual, profesional y económico, venciendo los obstáculos y dificultades que se
presenten, desarrollando la capacidad de hacer mayores esfuerzos para lograr cada objetivo que
se proponga.

Si la superación es un deseo innato de los seres humanos ¿por qué en ocasiones nos detenemos?
El principal obstáculo es nuestra persona, con temores encubiertos de excusas, con la vana
esperanza de una oportunidad "de oro" o el momento adecuado para cambiar de vida; en el peor
de los casos, la pereza y el pesimismo propios del conformista.

BONDAD
Ser bondadosos perfecciona el espíritu del GERENTE, porque sabe dar y darse sin miedos a verse
defraudado, dando apoyo y entusiasmo a todos los que lo rodean. Muchas veces el concepto de
bondad se confunde con el de debilidad, a nadie le gusta ser "el buenito" de la oficina, de quien
todo el mundo se aprovecha.
LA TOLERANCIA, del latín tolerare (sostener, soportar), es una noción que define el
grado de aceptación frente a un elemento contrario a una regla moral, civil o física. Más
generalmente, define la capacidad de un individuo de aceptar una cosa con la que no está de
acuerdo. Y por extensión moderna, la actitud de un individuo frente a lo que es diferente de
sus valores. La tolerancia social es la capacidad de aceptación de una persona o de un grupo
ante lo que no es similar a sus valores morales o las normas establecidas por la sociedad.

Independencia
El buen abogado no se deja influenciar por terceros. Sólo vela por el interés del
cliente. Puede luchar contra cualquiera. Los colegios de abogados velan por la
independencia de los abogados.

PRIVACIDAD. El secreto profesional es la quintaesencia de la abogacía. Está


basado en la confianza máxima. Garantiza al cliente que su consulta es
absolutamente confidencial.

Deontología
El buen abogado actúa en el marco de unas normas éticas, protección añadida
que redunda en calidad, juego limpio. Ética personal y profesional, controlada
y sancionable por los colegios de abogados, que velan por la buena práctica
profesional.

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