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Tercera evaluación de Cátedra: Historia de las Ideas.

Por Angela Contreras.


Paralelo 1

PENSADORES DE LA FILOSOFÍA MODERNA:

1) Reflexione en la obra de RENE DESCARTES (1596 – 1650),


especialmente en sus articulaciones sobre Dios, la res extensa y la
importancia del alma.

• Predica como idea cardinal “el descubrir la verdad de la vida”, precisando


que la información que nos llega a través de los sentidos no es muy confiable
porque es primorosamente subjetiva. Esto le impide llegar al conocimiento
científico basado en datos y evidencias demostrables, en tal quiere encontrar un
método objetivo que le permita saber y profundizar en el conocimiento. Ese
método tiene que basarse en una “duda metódica”, resolviendo las dudas más
fáciles hasta llegar a las más difíciles de comprobar [“Divide las dificultades que
examinas en tantas partes como sea posible para su mejor solución”] hay que
dudar para encontrar la verdad. Además, considera las Matemáticas como un
instrumento fundamental para avanzar en el conocimiento de la verdad porque son
exactas y no dependen de los sentidos, sino del razonamiento lógico del ser
humano [“La matemática es la ciencia del orden y la medida, de bellas cadenas de
razonamientos, todos sencillos y fáciles”]. Defiende también este pensamiento
racional como la manera de llegar a la verdad [“Pienso, luego existo”]. La
contribución de Descartes, con su nueva metodología, fue de extrema importancia
para la constante búsqueda criteriosa del conocimiento verdadero a partir de las
ciencias.

• En relación con los postulados de Rene Descartes y la existencia de Dios,


podemos precisar que rechaza las creencias porque no tienen una base científica.
El prefiere el conocimiento ordenado y objetivo propio de la Física, la Química, la
Biología, etc... Desconfía de quienes defienden verdades no demostrables que
exigen creerlas porque sí o por quien las dice. Esta forma de pensar y de ser
puede llevar a un escepticismo en la vida porque sólo aceptamos como verdad lo
que es demostrable y podemos entender objetivamente con nuestro cerebro. Y
aquí podríamos tener problemas para comprender, por ejemplo, las religiones, la
espiritualidad, el arte, la literatura, los sentimientos y las emociones de las
personas. Es decir, que la búsqueda de la verdad de nuestra vida no está sólo en
el conocimiento intelectual. También hay otras facetas importantes y menos
racionales de las personas y de la vida, que no se pueden conocer sólo con el
método objetivo de Descartes, porque no se pueden estudiar con razonamientos
matemáticos.

• La res extensa (a menudo traducido del latín como «sustancia extensa» o


«materia extensa») es una de las tres sustancias descritas por René Descartes en
sus Meditaciones metafísicas, junto a la res cogitans (o sustancia mental) y a Dios.
Según Descartes, la extensión es el principal atributo que identifica a la res
extensa, Descartes indica en sus Reglas para la dirección de la mente que
extensión es todo aquello que tiene longitud, latitud y profundidad,
comprendiéndose por tanto en res extensa todo aquello que posee cuerpo.
Descartes hace la distinción al mencionar que: «la extensión ocupa lugar, el
cuerpo tiene extensión, y la extensión no es cuerpo». En la segunda meditación de
las Meditaciones metafísicas, Descartes ilustra esta idea con ayuda de un pedazo
de cera. Un pedazo de cera tiene ciertas propiedades sensibles, como su forma, el
sonido que hace al golpearse, su olor, rugosidad y sabor. Sin embargo, cuando la
cera se derrite, todas estas propiedades desaparecen, y Descartes reconoce de
todas formas que se trata de la misma cera.

• Para Descartes, la primera verdad sobre la que ha de construirse el nuevo


edificio de la filosofía es la certeza del yo pensante, de la cosa pensante (res
cogitans), pues constituye el único punto de partida válido para asegurar que los
conocimientos claros y distintos obtenidos por intuición son conocimientos firmes y
verdaderos. Ahora bien, también hay conocimientos –Descartes los llama «ideas
adventicias», representaciones cuyo contenido creemos que nos llega desde
fuera– que se refieren al mundo externo y corpóreo que no podemos obtener con
la misma claridad y distinción que exige la intuición. Los objetos materiales, como
opuestos a la sustancia espiritual y pensante que es el “yo”, son concebidos por
Descartes como cosa extensa (res extensa) y su conocimiento tiene lugar a través
de los sentidos, los cuales pueden engañarnos. Sin embargo, esta apertura de las
facultades sensibles e imaginativas a un mundo exterior ¿es realmente objetiva? Y
en caso afirmativo ¿quién garantiza su objetividad? Para responder a ambas
preguntas y garantizar plenamente que la facultad cognoscitiva del hombre no
puede ser engañada con respecto a los objetos que componen el mundo externo,
Descartes recurrirá a la demostración de la existencia de Dios partiendo no del
mundo exterior al hombre, sino a partir del hombre mismo o, mejor dicho, de su
conciencia. La importancia de este recurso metódico estriba en el hecho de que la
idea de Dios que encuentro en mí, una «idea innata», garantiza en última
instancia, por su carácter no derivable y evidente, la correspondencia entre la
actividad pensante de la sustancia espiritual y las características y
comportamientos de las sustancias extensas pensadas y conocidas por ella. La
idea de Dios reafirma así la positividad de la realidad humana, así como la
capacidad natural para conocer la verdad.

Expuesto esto, me gustaría empezar de nuevo a responder la pregunta...


Descartes utiliza la duda para cuestionar la realidad, pensaba a través de la duda
metódica, quería probar lo verdaderamente verdadero, y todo esto a través de
cuatro preceptos lógicos (fijándose 100% en ellos, sin dejar de observarlos ni una
sola vez). Estos son: (1) No admitir nada como verdadero si no está
completamente seguro de ello. (2) Multiplicar y dividir cada una de las dificultades
que examina, en cuantas partes fuera posible, para llegar a su solución. (3)
Ordenar sus pensamientos, de lo más simple, a lo más compuesto. (4) Y último,
ser muy meticuloso, revisar muy bien, hasta estar seguro de no omitir nada.

“Cogito, ergo sum” significa “pienso, luego existo”, fue la primera verdad y trajo
muchas consecuencias. Para Descartes es la frase fundamental de su trabajo, o
su frase más cliché. En verdad es un solipsismo, que es una meditación eterna y
doctrina filosófica. Este es una forma radical de subjetivismo según la cual solo
existe, o solo puede ser conocido el propio “yo”. O sea, que defiende que el sujeto
pensante no puede afirmar ninguna existencia, salvo la suya propia.
Entonces ahí, Descartes comienza su trabajo filosófico a través de la duda
principalmente. Él empieza a dudar de todo, absolutamente de todo. Entonces si
pensamos en su frase, ¿también dudó de sí mismo?

Duda primero de todo conocimiento que obtuvo a través de los sentidos, luego
duda de la existencia de la realidad como tal, y por último duda de la capacidad de
entendimiento de las cosas. Aquí es donde nace para él la teoría de un “genio
malvado”, o sea que crea como una realidad falsa por así decirlo, podríamos decir
que se asemeja a la película Matrix: “Un día descubrimos que, nuestro mundo, no
es más que una simulación ‘computarizada’ creado por un ser malvado”.

También, esta frase que explica Descartes busca decir en cierta forma que uno
todo lo basa en la razón, y cómo esta razón define todo lo que somos. Entonces,
al final dice que esta razón, que es base del racionalismo -una de sus ramas
filosóficas-, habla de que todo lo pongo en duda, porque no sé si algo es cierto o
falso.

Entonces, todo lo pongo en duda, todo lo pienso y lo razono basándose en la idea


del “yo”, porque la frase empieza con “yo pienso...” pues, al final esto lo que quiere
decir es que la razón se basa en el “yo”, y si existe un “yo”, es decir si existe la
razón, existe la realidad. Si tú razonas eres un “yo”, por tanto existes, y por tanto
existe la realidad.
Por otro lado, sobre Dios, para Descartes existen varios tipos de ideas o
pensamientos. Las innatas, que son las verdaderas porque no vienen de los
sentidos, la adventicias (extraño o que sobreviene, a diferencia de lo natural y
propio), que son las obtenidas por los sentidos, y las imaginarias o ficticias.
Descartes, llegó a la conclusión de que Dios es algo que siempre ha estado en el
pensamiento colectivo, desde los inicios, es un “arquetipo”, entonces es una idea
innata, por lo tanto real.

O también podríamos decir que para Descartes no existe ningún “dios” ni muchos
“dioses”, solamente existe la duda, y la “duda” pasaría a ser como su “dios” y por
eso él medita sobre la duda. Y es a través de esas meditaciones que él va como
explicando las verdades sobre la realidad, de la existencia, y todo. Si lo
filosofamos, existiría una “idea” de Dios, porque, nosotros al estar dudando,
estamos tratando de dar la existencia y el origen de todas las cosas. Y entonces
¿de dónde viene el ser humano?, ¿de dónde salimos?, TODO eso sería una duda.
Entonces nosotros provenimos de la duda, y esa duda es Dios. Porque al final
está diciendo que nosotros fuimos creados por un Dios, pero para él no es un Dios
tipo “Jesucristo”, sino el Dios es la duda, y esa es la que hace pensar la existencia
de nosotros, y es como la idea de Dios en el fondo. Si es que no me equivoco.

Con la res extensa, se refiere a que mientras mayor sea la composición o la


extensión de las cosas, se vuelven menos verídicas y más dudosas e inciertas.
Como que, por ejemplo, la física o la astronomía tratan de explicar la naturaleza, o
la propia Teoría del Big Bang: “La materia era un punto infinitamente pequeño y de
altísima densidad que, en un momento dado y de la nada, explotó y se expandió
en todas las direcciones, creando lo que conocemos como Universo”. Entonces,
esas explicaciones se componen de tantas teorías o tantas supuestas “verdades”,
que al final terminas dudando de si son ciertas o no. Como se creyó hace mucho
tiempo. La tierra ¿era cuadrada y luego se transformó en redonda? ¿Dios creó
primero los cielos y la tierra, y luego al hombre?, como detalla el libro de Génesis.

Y por el contrario, cuando las cosas son más simples o más generales, como por
ejemplo las matemáticas que son solamente dígitos, números, y conocidas como
“exactas” (racional), NO tratan de comprender en sí la naturaleza, entonces estos
contendrían lo que es cierto e indudable. O sea, son inmutables y eternas. Porque
es tan simple y patente la verdad, que uno no sospecha de su falsedad, por ende
no se volverían dudosas. En síntesis, res extensa es que mientras más sea
extenso, existe más duda.
(Y por eso las matemáticas estarían ligadas, o explicarían de cierta forma, el
pensamiento filosófico y a los filósofos).
¿Con res extensa, también se estaría refiriendo al mundo?, no dice a ciencia cierta
o explícitamente que sí, pero haciendo una relación: El mundo es una composición
de muchas cosas, no es uno solo. Incluso está, a su vez, compuesto por ocho
planetas. Entonces si el mundo es tan extenso y tan compuesto, siempre se va a
dudar de él y todo lo que haya en él. Y de ahí viene la idea de Descartes, que se
duda de la realidad y la existencia del mundo.

Y la importancia del alma es como que pone en “segundo plano” al cuerpo, y lo


importante y primordial es el alma y el ser interior, porque es ahí donde uno
reflexiona, donde duda, donde está el ser pensante. Esa sería la importancia del
alma, donde en ella uno trata de explicar las verdades, la realidad, la existencia,
etc. Todo el universo y lo que hay en él. Casi que encuentra al “cuerpo” como algo
desechable e inservible, o hasta vergonzoso. Como lo que decía Platón, a
diferencia de Fugot, “el cuerpo es la cárcel del alma”. Pero ¿existe el alma?, es tan
complejo y a la vez tan simple. Yo creo que depende de la persona si quiere creer
en el alma o no (ya que no se ve. Pero acaso ¿el viento se ve? No, y sabemos
que existe). Pero si lo llevamos a una verdad universal ¿no es el alma algo muy
extenso (y desconocido), y por ende, dudoso? Como en la “res extensa” que
plantea Descartes.
Y por qué digo simple, todo lo que se es desconocido para el hombre, o no lo
pueda explicar ni si quiera a través de la ciencia, debiese ser llevado a una verdad
absoluta que es Dios. Que es el único ser perfecto y el que mayor importancia le
da al alma, más que al cuerpo, ya que este se quedaría en la tierra, más el alma
subiría al “cielo”. Y para esto sólo basta creer.

Y por todo esto se dice que Descartes es el fundador o iniciador de la filosofía


moderna, por su filosofía racionalista. El escepticismo personal que presenta o
posee Descartes, es indudablemente una característica del pensamiento de
finales del siglo XVI y principios del XVII, en los que el pirronismo ejerció una
notable influencia. Porque se desconfiaba de todo. Se llegó a pensar que el ser
humano, si existiese la verdad, era incapaz de conocerla. Porque la verdad no
existe. ¿Existimos, o sólo somos parte de un sueño?, o ¿qué pasaría si un día
‘despertamos’ y nos damos cuenta de que, todo lo que creíamos verdadero, no
existe o es falso?
2) Comente y reflexione los principales postulados de DAVID HUME
(siglo XVIII) en torno a la naturaleza humana, articulado a la
memoria, escepticismo, la contingencia del conocimiento y la vida.

• Hume señala que todas las ciencias guardan relación con la naturaleza
humana, es decir, todas las ciencias caen bajo las capacidades del ser humano y
son juzgados por el hombre. El único método válido para Hume es el de Newton,
pero aplicado a la ciencia del hombre. Todo cuanto conocemos es una percepción.
Las percepciones son los contenidos de la mente en general y se dividen en
impresiones, que son los datos inmediatos de la experiencia, e ideas, que son
representaciones o copias de las impresiones en el pensamiento (imágenes
debilitadas de las impresiones). Las ideas tienen su origen en las impresiones.
Ambas pueden ser también simples o complejas, según estén o no formadas por
partes y pueden ser también de reflexión o sensación. Cuando la mente ha
recibido impresiones, éstas pueden reaparecer de dos modos: memoria e
imaginación.

• Las ideas de la memoria son más fuertes que las de la imaginación pues la
memoria preserva el orden y la forma de las originales. La imaginación, sin
embargo, es libre de alterar y trastocar las ideas. Las cualidades de las que surge
la asociación de ideas (leyes de asociación) son: semejanza, contigüidad y causa-
efecto. Nuestra imaginación pasa fácilmente de una idea a otra semejante y
adquiere la costumbre de la asociación de ideas que están más próximas en el
espacio. En cuanto a la causa-efecto, no hay conexión más fuerte en la
imaginación, y se ha entendido como una conexión necesaria (no puede no
darse). Para Hume, hay dos tipos de conocimiento posibles: Las relaciones de
ideas (que incluyen todas las proposiciones de la matemática, geometría, etc. A
estas proposiciones se llega por razonamientos del entendimiento, sin necesidad
de recurrir a la experiencia) y las relaciones de hechos que dependen
únicamente de la experiencia y no es posible llegar a él por medio de
razonamientos. Según Hume, una idea es verdadera si podemos señalar de qué
impresión se deriva ya que el límite de nuestro conocimiento son las impresiones.
Sin embargo, damos por seguros hechos futuros de los que no tenemos
impresión. Según Hume, estas anticipaciones se fundan en la relación causa-
efecto.

• Nuestro conocimiento de hechos futuros sólo tiene justificación si entre lo


que llamamos causa y lo que llamamos efecto existe una conexión necesaria.
Pero lo único observable entre hechos de los que no tenemos impresión actual es
que se da una sucesión constante entre ellos. Podemos estar seguros de estas
anticipaciones, pero esta seguridad procede de la experiencia, del hábito. De
hechos futuros no podemos tener un conocimiento cierto sino sólo probable. Para
Hume, la sustancia es un concepto al que no le corresponde ninguna impresión.
Sustancia es un conjunto de percepciones particulares que habitualmente
encontramos unidas. Lo único que podemos afirmar es la realidad de nuestras
impresiones y, como no tenemos ninguna impresión de Dios, no podemos afirmar
su existencia. La filosofía de Hume desemboca en un fenomenismo y un
escepticismo (sabemos que tenemos impresiones, pero no sabemos de dónde
vienen). Una ética es un conjunto de principios o normas a través de los cuales se
juzga si una acción es buena o mala. Los griegos consideraban que el fundamento
de los juicios morales se encontraba en la razón. Hume se opone a este
pensamiento, pero afirma que tampoco pueden tenerlo en los hechos. El hecho en
sí no es un juicio: el juicio se hace en el interior de uno mismo, en el sentimiento.
Su ética es de carácter emotivista porque afirma que el fundamento de los juicios
morales se encuentra en el sentimiento. Los sentimientos son las fuerzas que nos
llevan a actuar de una u otra manera. El sentimiento moral nos da un sentimiento
de aprobación o desaprobación respecto de las acciones humanas.

Entonces, se podría definir al “empirismo” como otra corriente filosófica de la


modernidad (entre los siglos XVII y XVIII); donde David Hume, filósofo nacido en
1711, pudo patentar esta doctrina como uno de sus principales estudios y hacerlo
suyo. Convirtiéndose en su principal representante.

A partir del concepto de idea de Locke, Hume establece una división con el
objetivo de conocer mejor cuál es la capacidad de conocimiento que nosotros
tenemos. Así nacerían las imágenes y la idea.

La relación entre imagen (representación) e idea, es que son las únicas


percepciones de la mente humana, del espíritu. Son hechos de la experiencia que,
principalmente, se diferencian en cómo llegan a nosotros y de qué forma, a su vez,
las percibiríamos. Una nos llegaría de forma casi violenta, y la otra de forma más
frágil. Por ejemplo, una cosa sería sentir un calor o sofoco inmenso (imagen), y
otra muy distinta es recordar aquel sofoco caluroso (idea). Pero tiene que haber
una concordancia de la idea con la impresión.
También existe una división entre simple y compleja. Para ejemplificarlo pensemos
en el color azul y en agua (idea simple); esto, al juntarlo, nos dará como resultado
el “mar” (o por lo menos eso pensaría yo), la cual sería una idea compleja.
Y todas las ideas complejas, se derivan de las percepciones más simples.

Las impresiones sensibles son los sentidos, como el tacto, el gusto, el oído, etc.
En suma, todo lo que conocemos del mundo exterior.
Y están, también, las impresiones de la reflexión. Producto de la reflexión. Esas
que son de nuestra propia interioridad, por ejemplo: estados de alegría, o estados
de tristeza, pena... etc.
Estas se diferencias de las percepciones derivadas (de una impresión), porque
Hume las llama “ideas”. Es decir, no son impresiones sensibles que yo obtengo de
un conocimiento directo, sino que son como los fenómenos de la fantasía o la
memoria. Y memoria cuando, por ejemplo, nosotros podemos recordar una
sensación de dolor, o etc.
Y las impresiones se diferencian de las ideas cuando, por ejemplo, de cuán
intensa o vivazmente nosotros recordemos algo. (Como el anterior ejemplo de
“dolor”)

Otra manera de explicarlo y ejemplificarlo sería que las impresiones están en


tiempo presente. Y en tanto, las ideas -que son el recuerdo que nuestra mente
tiene de esta impresión- estarían en tiempo pasado. Pero y entonces ¿qué nivel
de conocimiento tenemos nosotros sobre el futuro? Este sería nulo, ya que no
tenemos una impresión de ello. Es algo desconocido.

“Las unas parecen ser, en cierto modo, el reflejo de las otras”, con esto podríamos
decir que la una depende de la otra. Una es preexistente de la otra, se necesitan
para existir. Se corresponden. Y son reflejos, por ende, semejantes. Por eso se
dice que las percepciones del espíritu humano son dobles. Una idea sólo será
válida si se referencia directamente a una impresión, sino sería un conocimiento
falso.

“Las ideas que yo formo son representaciones exactas de impresiones que yo he


sentido”, o sea, que si yo pienso (impresiones) en frío, calor, amor, alegría,
tristeza, desesperación, enojo, etc. (o sea, estados de conciencia) es porque los
he sentido (idea). Si no, no podría “pensarlas”, ya que son representaciones
exactas, o sea completamente iguales.

Pero, según la primera parte del libro “Tratado sobre la naturaleza humana”, luego
revoca estas “sentencias” ... porque nos dice, por dar un ejemplo propio: “Me
puedo imaginar un árbol rosado ¿pero, he visto alguna vez uno? O, pienso en la
cara de un famoso, pero si nunca lo he visto en persona ¿podré conocer todos sus
recovecos, sus lunares, sus imperfecciones...? O incluso conociéndolo en
persona ¿me podré hacer una idea perfecta y real de como verdaderamente es?”.
Por consiguiente, no sería real la teoría de que son copias exactas las unas de las
otras.

Pero, podríamos decir que él se basa en la experiencia para entender al mundo. El


empirismo toma como base de todo conocimiento a la experiencia. A su vez, este
sostiene que todo conocimiento en última instancia nace de la experiencia. En
conclusión, el conocimiento nace de la experiencia.
Porque Hume habla, más que nada, de que la experiencia es la fuente de todo el
conocimiento. «Ya que antes se decía que todo lo divino era la real fuente del
conocimiento, todo lo hipotético». En cambio, Hume y sobre todo Locke, expresan
lo contrario. Diciendo que “no” y que todo es diferente. O sea, que todo lo que uno
aprende en la vida te genera un conocimiento y te ayuda a generar de por sí
representaciones de la vida y de lo que debes hacer. Entonces, al final lo que te
dice es que, si tú vives una experiencia, aunque esta tenga una contusión
negativa o positiva por parte de la sociedad, siempre al final será esa
experiencia la que te dará el conocimiento para actividades futuras.

Por ejemplo, cuando nacemos no estamos precisamente razonando, no tenemos


conocimiento ni experiencia, incluso somos dependientes de obstetras para que
nos ayuden a salir perfectamente de la placenta. Luego dependemos de “mamá”
para alimentarnos, vestirnos, vivir, etc. Se podría decir hasta que somos
“suicidas”, no intencionalmente, ya que otros deben cuidar de nosotros.
Expongo esto porque así llegamos a la vida, sin conocimiento alguno. O, más
bien, todo nuestro conocimiento previo era “la vida en la placenta”, ese era nuestro
mundo, nuestro todo (como en la ‘alegoría de la caverna’). Luego vamos
aprendiendo cosas, aprendiendo a vivir, aprendiendo todo... y esto va creando
nuestras experiencias, ya sean malas o buenas, pero es nuestra propia
experiencia y nuestra propia forma y visión de ver el exterior. Y así, a medida que
pase el tiempo y maduremos, se iría formando nuestra contingencia del
conocimiento y la vida.
La palabra ‘contingencia’ significa: Posibilidad de que algo suceda o no suceda. Y
no sé si estoy bien, pero esto lo podría atribuir a un aborto, se le ‘cortan las alas’ a
un bebé de generar su propia experiencia y conocimiento de la vida.
Por otro lado, puede referirse a que no hay una manera mejor de organización de
algo. Que no hay un ‘modelo a seguir’ para una toma de decisión (por ejemplo)
igual para todos. Porque para todos no necesariamente les sirva de igual forma o
le genere el mismo resultado, puede que a uno le sirva y a otro no. Y esto es
porque todos generamos una experiencia y visión distinta del mundo, todos
tenemos un conocimiento distinto de nuestro entorno. Por eso no para todos nos
funcionaría igual.

Y para finalizar, para Hume, todo nuestro pensamiento se deriva de nuestras


sensaciones internas y externas.
¿A cuál sensación le haremos más caso? Porque siempre nos han dicho que
pensemos con la cabeza y no con el corazón. O que no tomemos una decisión
estando enojados o tristes, porque cuando se nos quite esa sensación de enojo o
pena, podríamos arrepentirnos de tal decisión...
¿Hume haría una dicotomía entre estas sensaciones al pensar y reflexionar y
crear así un equilibrio?, ¿o eso no interferiría?
3) En relación con el pensamiento de IMMANUEL KANT (1724 – 1804)
reflexione de los alcances epistemológicos, críticos y estéticos
tanto del uso de la razón en vista de su concepción de libertad,
como la “revolución copernicana” llevada a cabo por el autor.

• Kant desarrolla una indagación trascendental (acerca de las condiciones


epistémicas del conocer humano) cuyo objetivo central es lograr una respuesta
definitiva sobre si la metafísica puede ser considerada una ciencia. Entre otras
cosas, Kant intenta superar la crítica al principio de causalidad (y por lo tanto al
saber científico) que había hecho David Hume, que no tenía una respuesta
satisfactoria hasta su época. Kant intenta la conjunción de racionalismo y
empirismo, haciendo una crítica de las dos corrientes filosóficas que se centraban
en el objeto como fuente de conocimiento, y así, dando un «giro copernicano» al
modo de concebir la filosofía, estudiando el sujeto como la fuente que construye el
conocimiento del objeto, a través de la representación que el sujeto, mediante la
sensibilidad inherente a su naturaleza toma del objeto.

• La estética trascendental, Kant analiza la primera facultad que interviene en


el proceso de conocimiento: la sensibilidad. Gracias a esta facultad podemos
construir una representación de la realidad, es decir, percibir el mundo. Para Kant,
la sensibilidad es como una ventana que permite al sujeto ver el mundo, aunque al
mismo tiempo nos condiciona a verlo de una manera determinada.

• La lógica trascendental es la parte de la metafísica más completa de todas.


En esta sección se parte afirmando que el conocimiento surge de dos fuentes, que
tienen relación con la capacidad que se tiene de recibir representaciones, a lo que
Kant llama receptividad, y la otra es la facultad que tiene un sujeto de conocer un
objeto a través de tales representaciones. Kant indica que a través de la primera
se nos da un objeto y a través de la segunda lo pensamos. Hay que notar que
Kant llama entendimiento a la capacidad que tiene el sujeto de producir
espontáneamente estas representaciones (Vorstellungen) en su mente (Gemüthe),
o la misma receptividad del entendimiento respecto a su capacidad de atenderlas
(representaciones). Kant también en el inicio de la lógica trascendental hace una
diferenciación clave entre su lógica (la trascendental) y la lógica general,
apuntando que esta última obedece al esclarecimiento de la forma en que un
sujeto tiene de pensar, es decir las reglas del pensamiento en general. En este
sentido la lógica no arroja nada sobre el contenido del conocimiento sino más bien
sobre las condiciones en las que conocemos, condiciones que llegan a ser
completamente indiferentes al objeto en sí.

• La analítica trascendental para Kant consiste en descomponer todo nuestro


conocimiento a priori, en elementos del conocimiento puro del entendimiento. Se
sigue que el entendimiento puro se distingue incluso de la sensibilidad, al ser éste
el que provee las reglas básicas, mediante las cuales un sujeto conoce un objeto
determinado de la experiencia. Kant indica que la descomposición de los
contenidos del conocimiento es una capacidad misma del entendimiento que le
sirve a sí misma para poder investigar la eventual existencia de conocimiento a
priori. La base del entendimiento está dada por los conceptos, esto es que todo
conocimiento se funda en conceptualizaciones varias, de carácter discursivo y no
intuitivo. Estos conceptos se fundan en la espontaneidad del pensamiento, y el
juicio es el conocimiento más mediato que puede tenerse de un objeto. Kant es
claro al indicar que es posible reducir todos los actos del entendimiento a juicios,
por lo que el conocimiento mismo vendría siendo la capacidad de juzgar que tiene
el sujeto.

• Para Kant la Dialéctica trascendental estudia la Razón para comprender su


funcionamiento y estructura. Recibe el nombre de «dialéctica» porque trata
también los argumentos dialécticos generados por el uso puro de la razón en su
afán por captar lo incondicionado y uso hiperfísico. Kant considera que la razón
siempre busca la condición o fundamento de las cosas. Precisamente la
investigación científica aparece como consecuencia de este afán de la Razón por
la comprensión de las causas, condiciones o fundamentos de los fenómenos. Pero
si el funcionamiento espontáneo de la Razón no se limita por la crítica, tenderá a
pensar también la condición última de tres importantes esferas: la condición o
fundamento último de nuestra vida psíquica, la condición o fundamento último del
mundo físico y la condición o fundamento último de la totalidad de los fenómenos,
tanto físicos como psíquicos. Cuando la Razón actúa de este modo incontrolado,
acabará pensando en los objetos tradicionales de la metafísica: el alma, el mundo
como totalidad y Dios. Kant creyó que este uso de la razón al que denomina
dialéctico es inadecuado y da lugar a sofismas y contradicciones.

Entonces, Kant hizo como un “salto” en la historia de la filosofía porque invalidó


completamente la teoría de Platón, la teoría metafísica. Porque Kant decía que él
no negaba ningún sistema de razonamiento, pero sí había uno superior que era el
“pensar libremente” sin función a algo. Ahí se encuentra el funcionamiento privado
y el funcionamiento público. Entonces, cuando dice que él ejerce la crítica, es
porque él supera el funcionamiento privado, que es como ese limitado y funcional,
por ejemplo: todas las cosas que hacemos día a día son funcionales, son para
algo. Por ejemplo, la carrera de Ingeniería es funcional netamente porque sirve
“para” algo.

Y él genera la crítica porque es como si dijese: “Si yo pienso más allá y reflexiono
con este saber público, sin finalidad a algo, solamente estoy creciendo yo como
persona”. Entonces, él está superior al uso privado y está en el ‘puesto preciso’,
por así decirlo, para ejercer un juicio y ejercer una crítica, puesto que está sobre el
otro. En síntesis, es la superación completa de la filosofía, porque él ejerce la
crítica. Es como su fundador. Cambió este pensamiento homogéneo que todos
tenían o que teníamos.

La metafísica es el origen de la teoría del cristianismo, porque recordemos que


“existen dos mundos”, y este fue el mismo que adopta y ejerce el cristianismo
(aunque no hay que compararlos, no hay que poner a los dos a la misma altura (a
Platón con el cristianismo), porque él dice que el mundo sensible es el mundo
terrenal en el que nosotros estamos, que todo es transitorio, que todo es temporal
y que todo este mundo es ilusorio y captado por los sentidos. Y el otro es el de las
ideas, que es el mundo de las esencias y el mundo verdadero. Todo esto está
creado por un demiurgo, que el que inventó el mundo sensible más el mundo de
las ideas y que está por, sobre todo, el cual es el alfarero de Platón. Porque
recordemos que el cristianismo adoptó la teoría de Platón (después de V Siglos,
entonces la teoría de Platón es superior) y esta división de dos mundos para
establecer su teoría. El cristianismo dice “sí hay dos mundos, el terrenal que es el
que vivimos ahora, y el ‘paraíso’, el cual vendría siendo el mundo de las ‘ideas’ el
cual va a permanecer”, etc. Y entonces, en el cristianismo el alfarero o demiurgo
vendría siendo Dios; que tiene todas las características del demiurgo: atemporal,
omnisciente, Dios está en todos lados, no desaparece nunca, es trascendente,
etc.

Todo esto es funcional, sirve “para” algo. Por ejemplo, es un seguro de vida para
todas las personas, porque qué mejor seguro que sea este funcional que te da la
iglesia, como cuando hemos escuchado que dicen: “Jesús te dice que estés
tranquilo, cree en mí que pronto vas a estar bien”, o que, si creemos en Dios,
moriremos con él y viviremos en el paraíso y no en la tierra donde moran las
tinieblas y maldad. Este seguro, de que existe algo más allá de la muerte, porque
la muerte es lo más razonado por todos los humanos y el que más nos hace
pensar, porque ¿quién no se ha preguntado qué pasará después de la muerte?, o
¿si realmente hay vida después de la muerte? Entonces, retomando, si el
cristianismo nos dice tipo: “Tranquilo, pórtate bien que yo, cuando tú mueras, te
llevaré al Edén (o paraíso)”, esto estaría siendo funcional para nosotros.

Y entonces, Kant, le hace todo este ‘salto’ a la filosofía porque piensa más allá de
una teoría funcional.

Pero lo más importante es que él, a pesar de todo, no negaba ninguna teoría. Él
no decía, por ejemplo: “No, no existe el cristianismo; no existe esta filosofía; no
existe la filosofía de Hume ni Descartes”, más bien, él aceptaba que existían,
aceptaba que se exigiera un cristianismo en todo, en la zona occidental
principalmente. Pero la diferencia era que él lo invalidaba. Por ejemplo, como si
dijese: “Sí claro, existe, pero eso no es lo razonable que debiésemos pensar todos
nosotros o toda la humanidad”.

Por eso, Kant era como el ‘rey’ de la crítica, del escepticismo. Él plantea lo que se
conoce como el “imperativo categórico”. Antes de que Kant planteara esto,
siempre se tenía la idea que todo lo que existía era el “imperativo hipotético”, o
sea que la divinidad entregaba unas doctrinas o dogmas y que estos debían
seguirse. Pero lo que Kant hace, es criticar todo esto y criticar estos dogmas y
estos imperativos hipotéticos y los pone en duda, todo lo critica, todo lo duda y no
lo cree por nada del mundo. Entonces, al final de eso se trata todo, de poner todo
en crítica y juzgarlo de cierta manera. Después de eso él cambia el sentido, de
que por ejemplo, en los imperativos hipotéticos se decía que: “Si tú quieres que
algo salga bien en la vida, tienes que hacer tal cosa, pero si tú no quieres que ese
algo sea, entonces no tienes por qué seguir ese dogma”. En cambio, en los
imperativos categóricos decían que: “Si algo es así, es porque es así y punto”.

Y respecto a su ‘revolución copernicana’, Kant se planteó que la realidad del


universo, nuestra capacidad y sentidos ¿no son exactamente iguales para todos?
Qué es más real ¿mí forma de ver el mundo, o la tuya? Al igual que Copérnico,
cuando no pudo explicar los fenómenos del cielo (geocentrismo y heliocentrismo).
Kant quiso cambiar la visión, ya conocida, del conocimiento. Antes se pensaba
que el hombre al conocer el mundo, era el objeto a conocer el que determinaba las
condiciones del conocimiento. Pero Kant dice que esto no puede ser así, ya que
no se pueden conocer las cosas antes de experimentarlas. La realidad NO ES
EXACTAMENTE IGUAL PARA TODOS. Aunque en un inicio se crea que sí, todos
percibimos de manera distinta el mundo. Por ejemplo, la foto del famoso vestido
que recorrió internet y no se sabía de qué color era, si azul y negro o dorado con
blanco... Algunos dirán la primera opción y otros la segunda.
Para darle solución a esto Kant invirtió la relación, propone que el hombre conoce
el mundo a través de nuestros sentidos e inteligencia. Concluyendo, así, que la
REALIDAD la configuramos cada uno de nosotros. Es válido tener una visión
distinta de la realidad. Si al fin al cabo no somos robots ¿cierto?, podemos pensar
distinto y eso está bien, es parte de ser humanos...

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