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CUBAS VILLANUEVA, VÍCTOR; El Nuevo proceso Penal Peruano, Teoría y Práctica de su Implementación.
Pág.131.
cual, la acción penal prescribe inexorablemente. Esta modalidad de
prescripción extraordinaria opera después de iniciado el proceso
penal2. Ejemplo: Con relación al caso anterior si Carmen Ríos fue
sometida a investigación preparatoria por el delito de usurpación, en
julio de 2007 pero debido a múltiples circunstancias hasta fines de
dicho año no fue sentenciada; siendo el plazo de prescripción ordinaria
igual a tres años y el plazo extraordinario, la mitad, es decir un año y
medio, el plazo total de prescripción será igual a cuatro años y medio.
Computando los plazos de prescripción desde el 2 de mayo de 2003
hasta diciembre de 2007, habrían transcurrido cuatro años y siete
meses, un tiempo que supera los plazos de prescripción, por lo cual,
de oficio o a pedido del representante del Ministerio Público o a pedido
de la parte interesada deberá declararse fundada la excepción de
prescripción.
Al respecto sobre la interrupción de la prescripción de la acción penal, se
establece que consiste en la pérdida de todo plazo que hubiese pasado
en el término de la prescripción fijado para determinar la pena, en razón a
la aparición de un hecho al que la ley concede tales efectos. Por lo tanto
artículo 83º del Código Penal señala: Que “La prescripción de la acción se
interrumpe por las actuaciones del Ministerio Público o de las autoridades
judiciales, quedando sin efecto el tiempo transcurrido. Después de la
interrupción comienza a correr un nuevo plazo de prescripción, a partir del
día siguiente de la última diligencia. Se interrumpe igualmente la
prescripción de la acción por la comisión de un nuevo delito doloso”.
De esta manera, se establecen las siguientes causales de interrupción:
i. Actuaciones del representante del Ministerio Público: Se entiende a
esto desde la expedición de la primera disposición del Fiscal, la carga
de la prueba, y la acusación.
ii. Actuaciones de las autoridades judiciales: En las cuales se
considerará como actuaciones del Juez aquellas acciones que tienen
relación directa en materia de las medidas coercitivas (detención), así
también con las diligencias probatorias y con la atribución de la
responsabilidad penal.
iii. Por la comisión de un nuevo delito doloso: Es otra de las formas de
interrupción de prescripción de la acción penal, al margen de que el
precedente sea doloso o por culpa. Basta que el nuevo delito sea de
carácter voluntario e intencional.
2
ALONSO RAÚL PEÑA CABRERA F. Exegesis del Nuevo Código Procesal Penal. Pág. 243-247.
El Código Penal peruano de 1991 en los artículos 83º y 84º,
respectivamente, regula la interrupción y la suspensión de la prescripción
de la acción penal. En el primer supuesto se prevé que son causas de
interrupción las actuaciones del Ministerio Público o del Poder Judicial o la
comisión de un nuevo delito doloso, en cuyo caso debe computarse
nuevamente el plazo ordinario de prescripción más la mitad (al que
denominamos plazo extraordinario) y en el segundo supuesto, se
considera como causa de suspensión, cualquier cuestión de la que
dependa el asunto penal y que debe resolverse en otro procedimiento, en
cuyo caso se paraliza el computo del plazo de prescripción hasta que
concluya aquél. Pero en el año 2004, se publica el Decreto Legislativo
897 denominado “Código Procesal Penal de 2004” que en su artículo 339º
inciso 1) establece: “La formalización de investigación suspenderá el
curso de la prescripción”.
Dicha medida ha dado lugar al pronunciamiento de los magistrados que
integran las Salas Penales de la Corte Suprema de la República (máxima
instancia jurisdiccional del país) en dos oportunidades, que a continuación
describimos:
Acuerdo Plenario Nº 1- 2010/CJ-116 del 06 de noviembre de 2010 que
establece que dicha medida tiene el carácter “sui generis” por lo que
queda sin efecto el tiempo que transcurre desde este acto del Fiscal
hasta la culminación del proceso con una sentencia o resolución que le
ponga fin o en su caso hasta que sea aceptada la solicitud de
sobreseimiento del Fiscal.
Acuerdo Plenario Nº 3-2012/CJ-116 del 26 de marzo de 2012 que
sosteniendo un “análisis del origen histórico y comparado del inciso 1)
de artículo 339º se establece que la formalización de la investigación
preparatoria suspende la prescripción por un tiempo que no podrá
prolongarse más allá del equivalente del plazo ordinario de
prescripción más la mitad de dicho plazo.
Consideramos que el caso es relevante para la argumentación jurídica por
los siguientes aspectos:
1. Ante la existencia de una antinomia entre lo previsto en el artículo 83º
del Código Penal y el artículo 339º.1 del Código Procesal Penal. En este
punto identificar el tipo de antinomia y su solución.
2. Es posible abordar el caso, como un problema de indeterminación del
Derecho (defecto lógico del sistema o imprecisión lingüística) que abre las
puertas a la interpretación más que a una actividad creadora por parte del
Juez.
3. El análisis de la justificación interna y externa en cada decisión.
4. Identificación de los tipos de argumentos utilizados en cada decisión.
5. Los efectos nocivos de la generación de “doctrina jurisprudencial”
contradictoria.
EXISTENCIA DE UNA ANTINOMIA ENTRE LO PREVISTO EN EL
ARTÍCULO 83º DEL CÓDIGO PENAL PERUANO Y EL ARTÍCULO
339º.1 DEL CÓDIGO PROCESAL PENAL
3
Las antinomias afectan la coherencia del sistema jurídico, normalmente se presentan ante los excesos del
legislador. Se trata de normas que si bien no pertenecen al mismo ordenamiento (una es sustantiva y la otra
procesal) están sujetas a relaciones de coordinación y tiene el mismo ámbito de validez. Como indica
ÁNGELES RÓDENAS: “estamos ante una inconsistencia o antinomia, cuando dos o más normas del sistema
jurídico atribuyen a un mismo caso soluciones incompatibles entre sí”. (RÓDENAS, Ángeles. En la penumbra:
indeterminación, derrotabilidad y aplicación judicial de las normas. En: DOXA. Cuadernos de Filosofía del
Derecho. Nº 24. 1989. P. 10).
4
De acuerdo a la extensión de la incompatibilidad normativa, se presenta una antinomia parcial – parcial,
cuando ambas normas contienen una parte de su ámbito de aplicación incompatible; pero otro aspecto no lo
es. (ROSS. A. Sobre el Derecho y la Justicia. Buenos Aires. Editorial EUDEBA, 1997, P. 164 y 165).
embargo, creemos que esta situación en torno a la suspensión de la
prescripción de acción penal por la formalización de la investigación
preparatoria, pese a lo regulado por el Código Penal, se debe a una
decisión equivocada del legislador, por las siguientes razones:
1) La tradición legislativa en nuestro país sobre la regulación de la
prescripción de la acción penal y de la pena determina que su
configuración en cuanto a plazos, cómputo, suspensión e interrupción
ha sido siempre objeto de la norma sustantiva; y sólo se regula en la
norma procesal el modo de hacerla valer, normalmente a través de la
excepción de prescripción.
2) La decisión de modificar la norma procesal e introducir este cambio
sin observar la relación con la norma penal sustantiva que data del año
1991 y que ha sido frecuentemente modificada. Normas que deben
estar coordinadas.
3) La modificación aislada del tratamiento de la suspensión de la
prescripción respecto a los delitos de persecución pública, y el
inexplicable mantenimiento del régimen de suspensión de
prescripción, tal como se establece en el Código Penal, para los
delitos comprendidos en querellas y para las faltas; desconociéndose
los motivos de esta decisión.
5
RÓDENAS, Ángeles. Ob. Cit. P. 11 y 12.
6
ATIENZA, Manuel. Las Razones del Derecho. Teorías de la Argumentación Jurídica. Lima. Palestra Editores.
2006. P. 61.
generis, puesto que la suspensión operaría hasta que se culmine el
proceso con una sentencia o resolución judicial firme (sentencia o
sobreseimiento).
En la justificación externa de la premisa mayor no se ha referencia a su
incompatibilidad con el Código Penal, y más bien se establece que
obedece a la obligación del Estado de proveer de mecanismos que
aseguren que la persecución penal no tenga obstáculos ilegítimos y que a
través del Ministerio Público se ejerce la pretensión punitiva que se deriva
de un delito. Se sustenta entonces, en la idea de otorgar más tiempo a la
autoridad para que persiga el delito y la búsqueda de asegurar la
persecución penal y consolidar el principio constitucional de
obligatoriedad en el ejercicio de la persecución penal que tiene el
Ministerio Público prevista en el artículo 159º de la Constitución peruana.
Observa además que no vulnera está disposición el derecho fundamental
del imputado a un proceso sin dilaciones indebidas previsto en el artículo
139.3 de la Constitución, puesto que está contenido en la garantía del
Debido Proceso, y tampoco afecta el derecho que el Juez Penal resuelva
en un plazo razonable.
Se considera también que la prescripción es una institución que
esencialmente tiene que ver con la autolimitación del Estado para ejercer
la potestad punitiva, siendo una decisión del legislador que la
formalización de la investigación sea una causa de suspensión de la
prescripción para no permitir que haya delitos impunes. Una interpretación
contraria supondría aceptar que la prescripción es un derecho del
imputado.
Se esgrime como argumento además que la suspensión del plazo de
prescripción no genera desigualdad entre el Ministerio Público y el
imputado. Además, que se ha forjado dentro del marco de una reforma
procesal, donde se observan las garantías de un Debido Proceso y se
promueven valores constitucionales medulares.
En cuanto a la premisa menor, se establece que la suspensión de la
prescripción se produce dentro del marco impuesto por la Ley, puesto que
no puede ser ilimitado, por lo que resulta racional considerarlo hasta la
culminación del proceso con un pronunciamiento que ponga término, del
modo más rápido posible, a la situación de incertidumbre, sin afectar el
derecho a un plazo razonable y la defensa del imputado.
En cuanto a la justificación de la premisa menor es correcta la
consideración de un límite a la suspensión de la prescripción que debiera
estar definida por la Ley, lo que no sucede con el artículo 339.1 del
Código Procesal Penal, que guarda silencio en cuanto a la duración de la
suspensión; por lo que encontramos en este punto, un exceso de los
jueces al considerar que ese límite temporal debe estar dado por el
tiempo que lleve la culminación del proceso; sin advertir que dicha
decisión no tiene un sustento objetivo, pero tampoco coherente con el
sistema penal, puesto que si se suspende la prescripción hasta que exista
una decisión firme, de darse una sentencia condenatoria y adquirir
firmeza, no correspondía la prescripción de la acción penal, sino de la
pena.
Entonces la justificación de la premisa menor es insuficiente, pero
además, constituye una determinación judicial excesiva y que
desnaturaliza la prescripción de la acción penal.
DEL ACUERDO PLENARIO Nº 3-2012
En la justificación interna de este Acuerdo Plenario encontramos como
premisa mayor el artículo 339.1 del Código Procesal Penal del 2004, que
autoriza expresamente la suspensión de la prescripción por la
formalización de la investigación preparatoria; luego se establece como
premisa menor que los límites temporales de dicha suspensión debe
guardar relación con el principio de plazo razonable, concluyendo que la
suspensión de la prescripción por la formalización de la investigación
preparatoria no podrá prolongarse más allá del tiempo acumulado
equivalente al plazo ordinario de prescripción más una mitad de dicho
plazo.
En la justificación externa de la premisa mayor, establece como
argumentos que el artículo 339.1 del Código Procesal Penal tiene
influencia directa de la reforma procesal chilena, puesto que el artículo
233.a) del Código Procesal Penal de dicho país establece; “La
formalización de la investigación preparatoria producirá los siguientes
efectos: a) Suspenderá el curso de la prescripción dela acción penal de
conformidad con el artículo 96º del Código Penal.” Y señala luego, en este
país están claramente diferenciados los efectos de la interrupción: “Esta
prescripción se interrumpe, perdiéndose el tiempo transcurrido, siempre
que el delincuente comete nuevamente un crimen o simple delito, se
suspende desde que el procedimiento se dirige contra él”. Sin embargo,
se observa que en la legislación chilena corresponde que pueda ser así,
por la coherencia que guarda la norma procesal con su norma sustantiva;
hecho que no sucede en el Perú, donde el Código Penal realiza un
tratamiento diferente a lo indicado por el Código Procesal Penal de 2004,
lo que es lógico porque se trata de normas de distinto tiempo. Es más, no
se indica que el artículo 96º del Código Penal de Chile indica
expresamente cual es el plazo de suspensión.
Otro argumento que se establece es que en el Derecho penal nacional los
efectos y las causas de la interrupción y suspensión de la acción penal
han estado claramente estipulados sin que haya posibilidad de
confundirlos, por lo cual cita el Código Penal peruano de 1924, con lo cual
se establece que no existe ninguna relación de identidad ni dependencia
residual entre interrupción o suspensión de la prescripción. Este
argumento estaría dirigido a respaldar que no existe ninguna posibilidad
de considerar lo regulado en el artículo 339.1 del Código Procesal Penal
como una confusión o que haya tenido el legislador la voluntad de
equiparar la interrupción con la suspensión.
Se establece además, que el artículo 339.1 del Código Procesal Penal no
ha derogado ni modificado las reglas contenidas en el artículo 83º y 84º
del Código Penal peruano, puesto que considera que “son disposiciones
independientes que aluden a la misma institución penal como es la
suspensión de la prescripción de la acción penal” y luego añade “se trata
de disposiciones compatibles que regulan, cada una, causales distintas
de suspensión de la prescripción de la acción penal que pueden operar de
modo secuencial, paralelo o alternativo”. Estos argumentos tienen en
primer lugar un problema de estructuración, puesto que el contenido del
artículo 83º y 84º del Código Penal difiere, en tanto que el primero regula
la interrupción de la prescripción, y el segundo, sobre la suspensión de la
prescripción; llegándose en este punto a un absurdo7 al sostener que
disposiciones que aluden a una misma institución son independientes,
pero compatibles, cuando otorgan un efecto diferente. O que se puedan
aplicar las causales de suspensión de modo secuencial, paralelo o
alternativo, si una causal ya suspendió la prescripción como pudieran
operar una tras de otra, o elegir una y no otra, cuando entiéndase opera
aquella que fue la primera.
Concluye el razonamiento de los jueces supremos penales de la siguiente
forma: “desde el dominio de las relaciones intrasistémicas de las normas
sustantivas y adjetivas vinculadas con la interrupción y suspensión de la
prescripción de la acción penal en la legislación nacional vigente, no se
configura ni se condiciona la presencia de una antimonia legal que
demande la modificación o complementación del Acuerdo Plenario 1-
2010”. Esta conclusión resulta contradictoria si se parte de la premisa que
son disposiciones independientes, sin observar, detenidamente la
compatibilidad entre el artículo 83º del Código Penal y el artículo 339.1
del Código Procesal Penal del 2004.
En cuanto a la justificación de la premisa menor sobre la aplicación de
límites temporales a la suspensión de la prescripción de la acción penal
por la formalización de la investigación preparatoria, se abandona la idea
de que opere mientras dura el proceso penal, esto es, hasta que exista un
pronunciamiento judicial firme, y se adopta la idea de un plazo razonable;
considerando los antecedentes históricos de la suspensión de la
prescripción en nuestra legislación, y se señala como argumento
adicional, el propósito “para satisfacer la expectativa social, se debe
asimilar al mismo límite temporal que contenía el derogado artículo 122º
del Código Penal de 1924”, esto es, que no se prolongue más allá del
tiempo acumulado equivalente al plazo ordinario de prescripción más una
7
Se utiliza este término no exactamente como contradicción lógica, sino más con la idea de una consecuencia
inaceptable.
mitad del plazo; que además se indica que sería el criterio observado en
varios proyectos de Código Penal anteriores al Código Penal de 1991.
Se advierte que se acude al criterio del plazo razonable que
correspondería a las características del caso, y que no siempre coincide
con el plazo legal. Pero en esta decisión se incorpora una regla que ese
plazo razonable no debe exceder el plazo ordinario más su mitad, regla
que ya estaba prevista en el Código Penal vigente (1991) y que
denominábamos “plazo extraordinario” aplicable cuando se había
producido la interrupción de la prescripción, y no la suspensión. Se
menciona que para atender la “expectativa social”, argumento que no
puede ser válido porque no se trata de legisladores, sino de jueces.
8
TARELLO, Giovanni. La interpretación de la Ley. Lima, Editorial Palestra. 2013. P. 309 a 353.
1. La suspensión de la prescripción de la acción penal por la formalización
de la investigación preparatoria es sui generis, por lo que opera hasta que
exista un pronunciamiento firme.
2. La suspensión de la prescripción de la acción penal por la formalización
de la investigación preparatoria no es sui generis, y debe operar por un
plazo razonable, que no debe exceder el plazo ordinario de prescripción
más su mitad.
No sólo se trata de un exceso de los jueces supremos al incorporar una
regla que por el principio de legalidad penal está reservada a ser
establecida sólo por el legislador9, sino que generan inseguridad jurídica y
efectos distintos en los casos penales que fueron tratados con uno u otro
Acuerdo Plenario, haciendo a la justicia imprevisible.
9
En este punto es fundamental tomar en consideración el desarrollo que efectúa el profesor Aguiló sobre lo
que es posible que los jueces realicen y lo que les está permitido hacer. Así como la observancia de la garantía
objetiva de la jurisdicción en tanto, se espera la aplicación correcta del Derecho o la legalidad de la decisión.
(AGUILÓ REGLA, Josep. Los deberes internos a la práctica de la jurisdicción: Aplicación del Derecho,
Independencia e Imparcialidad. Revista Jurídica de Les Illes Balears. 2012. P. 7 y 15)
BIBLIOGRAFÍA
CUBAS VILLANUEVA, VÍCTOR; El Nuevo proceso Penal Peruano,
Teoría y Práctica de su Implementación. Editorial Palestra. Lima 2015.
TARELLO, Giovanni. La interpretación de la Ley. Lima, Editorial
Palestra. 2013.
AGUILÓ REGLA, Josep. Los deberes internos a la práctica de la
jurisdicción: Aplicación del Derecho, Independencia e Imparcialidad.
Revista Jurídica de Les Illes Balears. 2012.
PEÑA CABRERA F, Alonso Raúl. Exegesis del Nuevo Código
Procesal Penal. Editorial RODHAS. Lima 2009.
ATIENZA, Manuel. Las Razones del Derecho. Teorías de la
Argumentación Jurídica. Lima. Palestra Editores. 2006.
RÓDENAS, Ángeles. En la penumbra: indeterminación, derrotabilidad
y aplicación judicial de las normas. En: DOXA 24. Cuadernos de
Filosofía del Derecho. 2001.
ROSS. A. Sobre el Derecho y la Justicia. Editorial EUDEBA. Buenos
Aires. 1997.
UNIVERSIDAD SAN ANTONIO ABAD DEL CUSCO
MAESTRÍA EN DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
TRABAJO DE INVESTIGACIÓN:
LA EXCEPCIÓN DE PRESCRIPCIÓN
DISCENTE: