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Esta ley parte de la idea de que el emprendedor, deliberadamente, desea fracasar o que,
intencionalmente, va a acudir a un proceso de quiebra, incidiendo en una extensa y abundante
regulación de los mecanismos de protección de los trabajadores, incluso a costa de otros
acreedores de la empresa.
Un juez civil o laboral, dependiendo del caso, serán los responsables al final de determinar
el paso de una firma a los trabajadores. En La Paz hay cinco empresas que pasaron a los
trabajadores como Polar, Cerámica Victoria, Punto Blanco y dos empresas textiles, una de
ellas se ha cerrado porque los trabajadores no pudieron mantenerla, reveló.
Ahora el objetivo de la norma es generar facilidades y procurar que los trabajadores cuenten
con “recursos (económicos) extraordinarios para operar la firma. “Ésta ley, además les
facilita que acreencias por ejemplo con proveedores de luz, gas y otros puedan seguir
facilitándoles”
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derechos del propio empresario propietario, ya que presupone su culpa y su responsabilidad
completa en cualquiera de estas situaciones
Otra de las falencias jurídicas de la Propuesta se refiere, según Nostas, a que solo legisla
sobre el traspaso de los activos en favor de los trabajadores y no así de los pasivos. “No puede
permitirse la transferencia de la empresa sin que los trabajadores garanticen el pago del total
de los pasivos que deben traspasarse conjuntamente los activos”, afirmó.
A criterio del dirigente, el redactor de la propuesta ignora principios esenciales del derecho
como son la razonabilidad y la proporcionalidad. En este último caso, según el empresario,
resulta desproporcionado que un retraso en el pago de sueldos de tres meses pueda ser
sancionada con la expropiación de su bien patrimonial. “No solo es desmedido, sino injusto
e irracional y reñido contra todo principio de justicia y derecho”
Explicó que, según el Código de Comercio, las sociedades de responsabilidad limitada y las
sociedades anónimas se fundan sobre el principio de la limitación de la responsabilidad de
los socios, hasta el monto de sus aportes. “La Propuesta de Ley de empresas sociales destruye
este principio y posibilita la persecución de los deudores y el despojo de su propiedad, lo que
implica otra contradicción con la norma”.
Adicionalmente aclaró que actualmente, una empresa puede liquidarse por ocho causas
totalmente justificables, y ser sometida a proceso establecidos que reconocen acreencias y
extinguen la persona jurídica, sin mayores derivaciones, ni consecuencias, como el acuerdo
de socios, vencimiento del término de la sociedad, cumplimiento de la condición a la cual se
supeditó su existencia, fusión de la sociedad, entre otros.
Asimismo señaló que resulta en una distorsión de los principios jurídicos, asumir que la
disminución de la producción sea una causal para definir que una empresa ha sido
abandonada injustificadamente. “Hay decenas de causas, incluso por temas climáticos,
comportamiento de mercados, falta de control del contrabando por parte del Estado, y otros,
por las que la producción puede bajar incluso de manera sistemática; asumir que eso es causal
para que le arrebatan la empresa resulta en un despropósito”, dijo
Nostas reiteró su propuesta que primero se apruebe el nuevo Código de Comercio y que allí
se incluya a las empresas sociales, definiendo su naturaleza y alcance y, en base a estas
orientaciones, se promulgue una norma específica que sea justa, equilibrada y legítima “para
que responda a la Constitución Política del Estado que garantiza la propiedad privada y la
libertad de empresa y que funda el modelo económico boliviano sobre principios como la
igualdad, seguridad jurídica, equilibrio, justicia y transparencia”, señaló.
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Finalmente indicó que están a la espera que la Cámara de Senadores les haga llegar la
respuesta a sus observaciones y al planteamiento de fondo, es decir la postergación del
tratamiento hasta que se apruebe el nuevo Código de Comercio. “No hay ninguna razón
conocida o lógica por la que los fabriles tengan tanta prisa en aprobar esta norma; creo que
es mejor esperar para hacer las cosas bien y sin consecuencias que todos lamentemos”,
recalcó.
MARIELA QUIROGA
“Creo que ese es el acabose del empresariado privado en Bolivia. Yo lo lamento, porque hace
3 meses atrás que se han cerrado 2.000 unidades productivas sólo en la ciudad de El Alto, es
decir, que si se multiplica por tres o más, son alrededor de 6.000 familias que se han quedado
sin trabajo, sin una fuente de ingreso”, explicó.
Arce considera que en el contexto actual ninguna persona se animaría a iniciar una empresa
considerando la vigencia de esta ley y por otro lado, medidas como el pago del doble
aguinaldo para esta gestión.
“Es un golpe durísimo al empresariado privado. Hoy en día quién se va a animar a abrir una
empresa, con el riesgo de que el día de mañana por x o y motivo, se liquida un
empresariado, el riesgo es inminente”, aseguró.
La legisladora considera que el Gobierno nacional no está asumiendo las decisiones más
adecuadas. Por lo que cree, que el presidente Evo Morales está siendo mal asesorado en temas
productivos y empresariales, y necesita un cambio de timón.
“Consideramos que es una medida adecuada, en el sentido de que, si bien algunas empresas
que se consideran afectadas económicamente por la política gubernamental, seguramente los
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compañeros trabajadores no van a querer quedarse en la calle y tendría que asociarse y asumir
esta oportunidad que les da el gobierno”, aseveró.
En ese sentido, considera que más bien es una medida beneficiosa porque ante el riesgo de
quiebra de una empresa, los trabajadores tienen la oportunidad de organizarse y evitar el
cierre de la empresa y así conservar sus fuentes laborales.
El presidente Evo Morales promulgó el martes la Ley de Empresas Sociales, medida que fue
cuestionada por los empresarios y microempresarios, quienes consideran que pone en riesgo
al sector.
Para Morales, esta nueva ley no es una medida en contra de los empresarios, sino un
mecanismo para garantizar el trabajo.
“La creación de empresas sociales no es para quitar sus empresas o industrias a los
privados… Si ese privado no puede o abandona o está en déficit, ahí los trabajadores se
organizan para tener una empresa social”, dijo tras la promulgación de la norma.
Opinión
2 de mayo de 2018 09:28
En Bolivia el ser emprendedor y decidirse por hacer empresa se convierte en una verdadera odisea
digna de admirar, según afirma Ronald Nostas, presidente de la Confederación de Empresarios
Privados de Bolivia (CEPB) al señalar que en nuestro país se requiere de 14 pasos burocráticos para
abrir una empresa legalmente establecida que involucran tramites en notaria, Impuestos
Nacionales, FUNDEMPRESA, Sistema Financiero, Gobierno Municipal, Ministerio del Trabajo, AFP,
Caja de Salud, entre otros.
Cumplir con las obligaciones tributarias propias de una empresa requiere de un total de 1.025 horas
por año para un empresario boliviano, comparativamente elevado frente a la realidad de Colombia
donde solo se necesitan 239, o Chile 293, o Perú 291 o Uruguay 321 horas respectivamente.
Ahora bien, las empresas privadas bolivianas realizan por año 42 pagos por concepto de impuestos
a las utilidades, aportes patronales, seguridad social y otros mientras que sus pares en Chile realizan
7 pagos, Ecuador 8 pagos y Argentina 9 pagos anuales.
Si a este se suma que Impuestos Nacionales asume una actitud “bravucona” con los empresarios
privados con multas, sanciones y fiscalizaciones por demás excesivas que salen de toda lógica y
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comprensión, se configura un clima por demás desalentador para los emprendedores.
Este 1ro de mayo el presidente Evo Morales promulgó la Ley de Creación de Empresas Sociales a
pesar de las disidencias y severas críticas desde la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia
(CEPB), analistas económicos y académicos entendidos en la materia.
La ley en líneas generales establece la opción de que los trabajadores puedan “heredar” una
empresa que se encuentren en proceso de concurso preventivo, quiebra o liquidación, lo cual será
determinado por un juez a simple trámite solicitado por representantes acreditados del gremio de
trabajadores con la firme intención de conformar una empresa social para preservar y salvaguardar
sus fuentes de empleo.
Bien lo describe Gonzalo Chávez, reconocido analista económico, cuando señala que el ciclo natural
del mercado hace que el cierre de empresas está dado por un sinfín de causales, es algo que pasa
en todas las economías a nivel mundial, sin que esto deba ser motivo de intervención del Estado
para tomar medidas de salvataje para mantener a los trabajadores en sus fuentes laborales.
Las empresas no son eternas y es justamente ese ciclo de apertura-cierre que dinamiza una
economía que incentiva a la competitividad y diversificación en la producción de bienes y servicios
no solo mirando exclusivamente el mercado local sino perfilarse a posicionarse en mercados
internacionales.
Lanzar empresas sociales a la economía nacional, sin capital, sin capacidad real de poder
reinventarse y adaptarse a las cambiantes condiciones de mercado, sin visión más allá de sostener
fuentes de empleo aun siendo insostenible e inviable da cuenta del manoseo en las políticas de
Estado en materia económica.
¿Soluciones? Están ahí, en cancha del Gobierno Nacional, abolir el pesado sistema burocrático de
14 pasos y rediseñar un marco institucional más eficiente que permita crear nuevas empresas sin
mayores costos en tiempo y dinero, alivianar la carga impositiva para que más bolivianos salgan de
la informalidad y se decidan por crear una empresa legalmente constituida que aporte al desarrollo
del país, generando fuentes de empleo y por ende mejorar las condiciones de vida de los bolivianos
a partir de mayores oportunidades.
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No basta con subvencionar el empleo, los causales del subdesarrollo de Bolivia yacen simplemente
en la satanización de la empresa privada cuando este es un aliado innegable del progreso y
crecimiento económico de un país.
ANP
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actividades empresariales”. Este principio constitucional se interpreta como un
reconocimiento a la libertad del empresario de crear o cerrar una empresa cuando los
resultados no garantizan la continuidad de una actividad económica.
La ANP convoca a la ciudadanía a preservar las fuentes de empleo generadas por el sector
privado y el respeto a la Constitución que garantiza toda forma de actividad económica
promovida por empresarios que creen en la construcción de una sociedad de justicia, con
respeto al trabajo honesto y las normas que protegen las libertades y la democracia.
Convoca a los trabajadores a preservar sus fuentes de empleo y rechazar toda acción
oportunista de una dirigencia sindical animada por una voracidad de poder a cualquier costo.
El artículo 2 del proyecto de ley de creación de empresas sociales define a estas como las
constituidas por los trabajadores activos de una empresa privada en proceso, en curso o
finalizado, de quiebra, concurso o liquidación; cerrada o abandonada de forma injustificada,
cuya finalidad es reactivar la producción, reorganizar y absorber la mano de obra,
incursionando en el mismo mercado que la empresa original u otro similar, en defensa de sus
fuentes de trabajo.
Es un asunto muy delicado, con el agravante de que para retomar el funcionamiento normal
de la empresa social, el Estado va a tener que entregar los fondos necesarios para su
funcionamiento, desviando dineros públicos para actividades privadas que tampoco tendrán
garantía de funcionamiento y de obtención de utilidades, se estaría causando expectativas
falsas de corte político y ausencia de conceptos económicos y jurídicos mínimos
indispensables que se requieran para que funcionen empresas con creación de fuentes de
empleo.
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Publicado el 04/05/2018 a las 0h32
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“Estábamos esperando desde hace tiempo una ley así, gracias a Dios salió. Creo que a la ley
se olvidó que una empresa que pasa a manos de los trabajadores necesita de administradores,
todo tipo de conocimiento a nivel empresarial”, observó Duarte.
“Si se ha declarado la quiebra, como trabajadores, cómo podemos hacer para reactivar
económicamente la empresa, no lo veo coherente. Ese riego me hace pensar que la empresa
va a desaparecer, es un riesgo innecesario”, explicó Choque.
Añadió que se deben evaluar los factores que llevaron al cierre y señaló que no hay mercados
para la venta de insumos en Bolivia.
Por otro lado, la operaria de la línea de producción de una fábrica de calzados María González
(nombre ficticio) señaló que estaría dispuesta a asumir la responsabilidad de administrar una
empresa social para evitar el cierre de las fuentes laborales.
“Para que esto se encamine, habría que ver hasta dónde los trabajadores tendríamos la
capacidad de hacer que la fábrica empiece a producir, prácticamente desde cero. Más aun en
este contexto, no hay materia prima, no hay cuero. Son muchos problemas”, indicó.
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HAY OCHO EMPRESAS QUE ESTÁN EN LA MIRA
ABI
El dirigente rechazó que la Ley de Empresas Sociales sea atentatoria contra la propiedad
privada, como advirtieron los empresarios privados, que se declararon en emergencia ante la
vigencia de la norma.
A su juicio, algunas empresas abren y cierran “en cualquier momento” bajo el argumento de
que no hay productividad, dejando a sus trabajadores a la deriva, sin el pago de beneficios
sociales. “En un par de semanas vuelven a abrir esas mismas empresas y contratan de cero a
los mismos trabajadores con bajos sueldos”, añadió.
“Los trabajadores, que van de cinco hasta 15, se apropien de nuestras viviendas, entonces es
un peligro para el sector”, argumentó
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Bolivia: Teoría y práctica de las empresas
sociales
(Por Alfredo Rada Vélez) ¿Una empresa industrial en manos de los trabajadores? La sola
idea alarmó a los empresarios, que propagaron a los cuatro vientos su particular versión de
que se estaba poniendo en peligro las inversiones productivas por un proyecto gubernamental
“confiscatorio”. Esas fueron las exaltadas palabras del señor Ronald Nostas, presidente de la
Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), entidad que representa los
intereses generales de la burguesía. Varios medios de comunicación se sumaron
inmediatamente a la campaña tergiversadora buscando generar incertidumbre en el ámbito
de los negocios particulares.
Salió así a la luz pública que desde el 7 de octubre del año 2013 está en vigencia el Decreto
Supremo 1754, cuyo objeto es: “Facilitar la constitución de empresas sociales de carácter
privado, en el marco de lo establecido en el artículo 54 de la Constitución Política del
Estado”.
El parágrafo III del mencionado artículo 54 de la CPE dispone que: “Las trabajadoras y los
trabajadores, en defensa de sus fuentes de trabajo y en resguardo del interés social podrán,
de acuerdo con la ley, reactivar y reorganizar empresas en proceso de quiebra, concurso o
liquidación, cerradas o abandonadas de forma injustificada, y conformarán empresas
comunitarias o sociales. El Estado podrá coadyuvar a la acción de las trabajadoras y los
trabajadores.”
Nótese que la redacción de este artículo constitucional expresa con nitidez el modelo
económico social comunitario que los sectores indígenas, obreros y populares representados
en la bancada del Movimiento al Socialismo (MAS) postularon durante la Asamblea
Constituyente el año 2006.
Sin embargo, se debe dejar en claro que el Decreto 1754, que es la base sobre la que se
elaboró el proyecto de Ley de Empresas Sociales aprobado por la Cámara de Diputados en
la Asamblea Legislativa Plurinacional, tiene un alcance limitado. No aplica a toda empresa
capitalista sino únicamente a aquellas en las que emerja alguna de las siguientes causales: 1)
Cuando existan empresas en proceso de quiebra, concurso o liquidación conforme a lo
previsto en el Código de Comercio; 2) Cuando los procesos de quiebra, concurso o
liquidación hubieren concluido, conforme lo previsto en el Código de Comercio; 3) Cuando
exista cierre o abandono injustificado de una empresa privada.
La vigencia por más de tres años del Decreto 1754 derrumba por la base aquel argumento
patronal de que el proyecto de Ley de Empresas Sociales es anticonstitucional. Si así fuera…
¿por qué nunca se presentó ningún recurso de inconstitucionalidad contra el decreto que le
dio origen?
Pero además y entrando ya en el análisis práctico, ¿dónde están las terribles consecuencias
de la aplicación de ese decreto sobre la actividad industrial? No existen. Lo que si se ha dado
son varios intentos de preservar las fuentes laborales ante el abandono empresarial de algunas
industrias, especialmente en el sector textil.
Se pueden citar tres casos: 1) En la ciudad de La Paz la empresa “Punto Blanco”, cuyos
anteriores dueños incurrieron en prácticas fraudulentas que pusieron a la planta industrial en
situación de colapso, obligando a los trabajadores a tomar el mando productivo y comercial
desde hace más de un año. 2) También en la urbe paceña la empresa “Polar”, a cargo de
empresarios que huyeron del país dejando un tendal de pasivos corrientes, tributarios y
laborales; los obreros se hicieron cargo hace más de un semestre. 3) En la ciudad de El Alto
la empresa “Cerámicas Victoria”, abandonada a raíz del fallecimiento de su propietario, hoy
con medidas cautelares judiciales y bajo control obrero.
La burguesía clama por seguridad jurídica para sus propiedades e inversiones, a esto se debe
responder que ambas están garantizadas constitucionalmente en tanto cumplan una función
social. ¿Pero qué hay de la seguridad jurídica para los obreros? Esta es una pregunta muy
pertinente en un contexto en que los dueños del capital serán siempre más fuertes que los
trabajadores.
El debate se ha abierto respecto al retraso por más de tres meses continuos en el pago de
salarios, así como del aporte laboral para la jubilación (seguro de largo plazo) y el aporte
patronal para la atención de salud (seguro de corto plazo). Los tres constituyen obligaciones
empresariales cuyo incumplimiento puede dar lugar a una práctica fraudulenta: retrasar el
pago de las nóminas de personal o no depositar el ahorro laboral descontado en las
Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), para utilizar ilegalmente esos dineros como
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capital de operaciones. Estas aberraciones eran cotidianas en la época neoliberal, pero no
pueden permitirse en este nuevo tiempo en que el Estado garantiza el cumplimiento de los
derechos laborales.
La empresa social es una empresa que contribuye de una forma determinada a la sociedad y
que, a su vez, le resulta rentable para generar negocio y obtener éxito empresarial.
No obstante, los emprendedores sociales, como cualquier otra empresa, busca obtener un
beneficio y que su negocio sea rentable. Ella no quita que lo pueda hacer a través de acciones
sociales donde la prioridad no sea únicamente lograr mayor cifra de ventas.
Muhammad Yunus, Premio Nobel de la Paz de 2006, es una gran figura a seguir en lo que se
refiere al ámbito de las empresas sociales. Su mayor aportación: el Banco Grameen y la
creación de los microcréditos y microfinanzas.
Uno de los objetivos principales de cualquier empresa social es lograr un fin social, como
puede ser, por ejemplo, la construcción de escuelas en aldeas pobres. Una nueva forma de
entender el ámbito empresarial, donde la empresa se muestra mucho más colaborativa,
participativa y solidaria.
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b. Beneficiar a la comunidad como principal objetivo. La prioridad principal de una empresa
social no es la obtención de beneficios y su propio lucro. Su mayor interés pasa por la
satisfacción y obtención de un beneficio pero para un grupo concreto de la sociedad.
c. Distribución de beneficios limitada. Los beneficios no son el principal objetivo de las
empresas sociales.
d. Garantizan la igualdad de oportunidades, evitando cualquier tipo de discriminación, ya sea
por sexo, raza, religión, etc.
e. La empresa social se basa, sobretodo, en la fuerza del trabajo, más que en el capital.
f. Promueven la innovación económica y social.
g. Se basan en financiamiento mixto, siendo su objetivo prioritario el de la autofinanciación y
reducir, de esa manera, la dependencia económica.
Una empresa social mejora las condiciones de vida de la comunidad, por encima de cualquier
beneficio económico. Todo el excedente fiduciario que obtengan gracias a su actividad, se
reinvertirá en función de las necesidades de la comunidad.
Pero, entonces, ¿cómo obtiene beneficios una empresa social? La tendencia en el marco
empresarial de hoy en día gira en torno a la creación de empleo estable, sostenible y tener un
fin ético y comprometido con el entorno (ya sea a nivel medioambiental, cultural, social, …).
Uno de los beneficios de la empresa social es la ventaja competitiva que obtiene gracias a,
precisamente, ese compromiso social de generar riqueza y empleo. La empresa, de manera
más o menos directa, contribuye a la sostenibilidad social, diferenciándose así con creces de
sus competidores. Un gran plus para los clientes reales y potenciales de la empresa social,
que ante dos productos o servicios iguales, se decantarán por el de dicha empresa.
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