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Coplas, Refranes,

Cuentos y Leyendas
de
TIERRA CALIENTE
M ARIO V ERGARA B ENÍTEZ

Coplas, Refranes,
Cuentos y Leyendas
de
TIERRA CALIENTE
ACol=iOO
~~~VEBEMA
Coplas, Refranes, Cuentos y Leyendas
Mario Vergara Benítez

Edición: 2013

e Derechos reservados conforme a la Ley, 2013

Diseño de portada: Francisco Bobadilla Domínguez.


correo-e: .franbobad@yahoo.com

Formación tipográfica: Nancy Elízabeth Vargas López.


correo-e: eliza_va.editorial@yahoo.com.mr

ISBN: En trámite

Número de registro ante la Ley de Derechos de Autor:


03-2013-011710083700-14

Derechos reservados del autor, prohibida su reproducción total


o parcial. La violación de los derechos de autor está penada en
los artículos 386 del Código Penal y 136 de la Ley Federal de los
Derechos de Autor.

Impreso en México - Printed in Me.rico


Dedicatoria

ué importante, agradable y satisfactorio resulta para

Q nosotros los hombres, mujeres, adolescentes y niños


que en nuestra República Mexicana exista un Orga-
nismo como el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Transferido a nuestra entidad como el "Instituto Guerre-
rense de la Cultura", que nos permite de manera emotiva
participar en sus diferentes convocatorias, con la ilusión de
que con base en la elaboración de un proyecto, en donde
después de su revisión y aprobación, se nos pueda apoyar
con el subsidio necesario para lograr nuestro objetivo : el de
editar nuestro trabajo y poder, desde luego, mostrarlo a la
sociedad en sus diferentes estratos como el mejor de los te-
soros.
Ya que es hermoso y divino poder lograr este sueño que
muchas veces por falta de recursos sólo queda en eso, en
un sueño irrealizable y es que ... presentar un libro en cual-
quiera de sus géneros o estilos es como el alumbramiento
de una celestial criatura humana.
Por tal motivo, expreso mi más grande reconocimiento
al Instituto Guerrerense de la Cultura, por su invaluable
apoyo para la realización y edición de esta obra literaria a
lo que orgullosamente presento a ustedes con el título de
Coplas, Refranes, Cuentos y Leyendas de Tierra Caliente.

Respetuosamente
El autor
Introducción

a lírica mexicana, es sin lugar a dudas una de las más

L prolíficas dentro de la Literatura Universal. ¿Motivos?,


tantos y tantos acontecimientos que ha tenido nuestro
pueblo a través del tiempo; desde el nacimiento del Impe-
rio Azteca, el que por cierto fue tan rico en cultura po-
pular, así como en riquezas naturales, las que fueron sa-
queadas por la voracidad de los españoles, hasta llegar a los
tiempos modernos que vivimos.
Hoy, hasta tus manos llega un material que posiblemen-
te no se ha editado parecido a este, al menos por estos rum-
bos, en donde encontrarás un cúmulo de materiales popula-
res. Coplas, Refranes, Cuentos y Leyendas es el título de
esta obra, resultado de la investigación, de la dedicación y
del deseo del autor por darnos a conocer mucho de la cul-
tura popular de nuestro pueblo; seguro estoy de que a sus
mentes, de los adultos principalmente, han de llegar perso-
najes de aquel entonces como: "El Cácaro", "El Guare", "Juan
Arévalo", "El Camaguas", entre otros que posiblemente es-
capen de mi memoria en estos momentos; pero es probable
que usted los evoque a través de este material y que son pro-
pios de nuestra Arcelia. La cantidad de coplas que aquí
encontrará, conservan la expresión original de quienes las
manifiestan en diferentes lugares de nuestra región terracá-
lida. Todo este material es producto de una investigación ar-
dua por parte del autor, pero gran parte del contenido es re-
sultado de su autoría.
Mario Vergara hoy le ha dado un vuelco a su costumbre
de escribir, pues nos tenía acostumbrados a la poesía de di-

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MARIO VERGARA BENÍTEZ

ferentes cortes, la que por cierto ha sido declamada en mu-


chos lugares. El amor que le tiene a su pueblo Tulatengo,
lo manifiesta en leyendas que aquí encontrarás, pues sus
raíces de familia yacen allá, su veneración por la virgen de
Guadalupe es a todas luces. Para algunos seguramente se-
rán locuras las que aquí encontrarán; pero ojalá y se le si-
gan ocurriendo más locuras al autor para que nos contagie
de ellas y más aún, que haya muchos "locos" en diferentes
lugares para que puedan verter sus "locuras".
"Más vale una pálida tinta, que una brillante memoria;
pues lo escrito permanece ... pero lo dicho, se desvanece".
Versa así una frase que hoy parafraseo a modo de reflexión,
remarcando lo que líneas arriba dice, y claro que este ma-
terial ha de quedar para la posteridad, así como para po-
demos recrear de estos escritos, que a su modo muy pecu-
liar nos regala el autor.
Coplas, Refranes, Cuentos y Leyendas, se integra a partir
de hoy al caudal de libros ricos en contenido cultural, que
sin lugar a dudas ha de formar parte de tu biblioteca per-
sonal, la que acrecentará su volumen; pero que no baste
con que sea eso ... volumen, sino que sirva para poder enri-
quecer tu acervo. Salgamos de ese índice en que nos tienen
sumidos los órganos internacionales, de que somos un país
alérgico a la lectura; por el contrario, practiquémosla con
este libro y más aún, recomendémoslo a los amigos y a to-
dos quienes conozcamos para que nos culturicemos y po-
damos salir de esa lista de prófugos de la lectura.
El tiempo nos ha de dar la razón al decirte que este ma-
terial será de tu agrado, ¡felicidades! Pues eres afortunado
al tenerlo entre tus manos.

¡Enhorabuena!
Raúl Arzate Femández

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Reconocimiento

"T emed al hombre que ha leído un solo libro ", esta fra-
se fue la que me düo un día el Dr. Rosalío Wences
Reza ex Rector por tres ocasiones de la Universidad
Autónoma de Guerrero y oriundo de Temixco del Munici-
pio de Arcelia, Gro. Nos explicaba que un ser humano que
hubiera leído un libro se convertía en un poder por ese so-
lo hecho. Ahora en mis reflexiones cuantifico el valor que
debe tener un hombre que escribe un libro, pues va más allá
de una simple lectura, por eso celebro el hecho de haber co-
nocido a Mario Vergara Benítez que ya lleva ocho libros en
su haber, pero más allá de eso, los Arcelenses debemos ce-
lebrar que nos pertenece. Un hombre que va más allá del
simple hecho de escribir libros, y que en ellos escribe poe-
sías, cuentos y leyendas, es llegar a lo sublime, a la parte
superior de la creación. Vergara Benítez ha penetrado en el
sentido popular de la población; en los Jardines de Niños,
Primarias, Secundarias, Normales y Universidades, en los
obreros, campesinos, amas de casa. Bien, en el pueblo en
general, sus libros y sus poesías se entienden fácil, su len-
guaje es directo, no se necesita tener un nivel intelectual
para comprenderlo, es pues, hijo del pueblo y escribe pre-
cisamente para su pueblo, sin más, para la gente común y
corriente, y ahí está la explicación del porqué sus ediciones
están agotadas. Ahora nos sorprende aún más porque este
libro titulado Coplas, Refranes, Cuentos y Leyendas de Tie-
rra Caliente, penetrando en un terreno harto difícil que es
la investigación, esta extraña combinación de la creación
propia del autor y lo recabado de otros autores, lo lleva a

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MARIO VERGARA BENÍTEZ

colocarlo en un lugar especial en esta Tierra, porque en ello


se le va la vida; por regenerar el pasado, las costumbres y
tradiciones populares de nuestra región. Con esto se acre-
centa el amor por la Tierra que lo vio nacer y lo convierte
en un hombre fuera de lo común, si su padre don Juan Ver-
gara Soto viviera sentiría un orgullo inigualable por su hi-
jo, y Arcelia debe sentirse igual con este hijo suyo.

Atentamente:
Josafat Nava Mosso a don Mario Vergara
un distinguido escritor, poeta y trovador.

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Nostalgia

quí, en la Región de Tierra Caliente somos ricos en

A varios semblantes, tenemos de todo: historia, arqueo-


logias, fauna, flora, agricultura, ganadería, educación
y muchas cosas más, pero es preocupante que muchas de
nuestras tradiciones de antaño se van perdiendo en el tiem-
po y en la modernidad, ya no se escucha el canto de las
aves, algunos animales están desapareciendo, dónde quedó
la yunta de bueyes y el arado, dónde los cómales y ollas de
barro, dónde están los metates, los petates, los listones en
las trenzas de las hermosas mujeres calentanas, dónde está
el baile regional, la danza de los tecuanes, del venado, las
pastorelas, y hasta los mismos ríos y arroyos se están secan-
do, ya no se ve a la garza en la laguna, la flora antes ver-
de y risueña hoy se toma gris y entristecida, dónde están
aquellos verseros o copleros improvisados que le cantaban
en picardía a la vida y al amor que poco a poco se va ex-
tinguiendo. Nuestra Madre Tierra está poblada por una in-
mensa gama de diferentes culturas con sus características
muy propias en religión, color de piel, lenguaje y leyes. Y si
hablamos de nuestra Entidad Federativa nos damos cuenta
que está fraccionada en varias regiones con características
propias, tal vez únicas, sobre todo en costumbres y tradicio-
nes, mismas que le dan un toque especial y mágico, quizá
que las distingue de otras.
Dichas características son: la religión, el baile, la poesía,
los dichos o refranes, los cuentos, las leyendas, sus corri-
dos, la valentía de sus hombres, la belleza de sus mujeres,
su vestuario típico y desde luego su música y su canto, sin

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MARIO VERGARA BENÍTEZ

olvidar desde luego nuestros famosos albures o coplas. Es


por eso, amable lector, que su amigo y servidor, se ha da-
do a la tarea de recopilar por medio de la entrevista a per-
sonas de mayor edad, algunas de las coplas aquí presentes,
pero también se incorporan treinta de éstas que son de mi
autoría; con todas ellas integro esta obra literaria a la que
por título bautizo con el nombre de: Coplas, Refranes, Cuen-
tos y Leyendas de Tierra Caliente. Para ponerlo al alcan-
ce de todos ustedes en espera de que les sea útil y puedan
desde luego disfrutarlo y saborearlo.

Mario Vergara Benítez

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Coplas

strofas formadas por cuatro, seis u ocho versos, en su ma-

E yoría octosílabas, con rima asonante o consonante en los


pares que se usan en canciones populares, entonados por
diferentes pueblos.
Su origen se dio en España; pero los conquistadores las tra-
jeron a América Latina y hoy en día cada región tiene su muy
particular manera de cantarlas. La copla tiene estructura flexible,
su texto de carácter coloquial con un lenguaje en el que domina
el doble sentido, consiguiendo efectos cómicos o pícaros que pue-
den ser satíricos sobre todo en amores contrariados y temas so-
lemnes dedicados a la muerte.
Los antecedentes de las coplas se dan en el siglo XVIII cuan-
do el romanticismo ilustrado marcó una línea de separación en-
tre la poesía culta, la popular o anónima.
Pero curiosamente en este siglo los entremeses que se repre-
sentaban en los actos de comedia dieron paso a las tonadillas
(piezas musicales cortas o más o menos ligeras y picarescas) can-
tadas a cuatro voces con acompañamiento de instrumentos de
cuerda.
El éxito de las coplas fue tal que el género creció hasta el
punto de convertirse en una representación autónoma.
En la región de la Tierra Caliente, también florecieron las co-
plas con lenguajes o modismos propios pero hoy en día ya son
pocas las personas que las cantan o se dedican a componerlas.

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MARIO VERGARA BENÍTEZ

Cada vez que paso y miro


donde me salías a hablar,
me paro y doy un suspiro
sólo me falta llorar
me diste muy cruel retiro
con otro lo has de pagar.

Ah, que feo es estar viejo


sin esperanza ninguna
nomás las miro de lejos.
Y yo me quedo en ayunas
llorando porque las dejo.
Quejándome a mi fortuna.

Cuando me vaya de aquí


Y ya vaya trastumbando
Voltearé a verte y diré
Qué lejos te vas quedando
Hermosa flor de rubí
Por ti yo voy suspirando.

El que suspira algo siente


No suspira porque sí
Suspira porque anda ausente
pues como me pasa a mí
Por andar de pretendiente
hasta mi tierra perdí.

A mí me dicen tunero
Porque cargo sombrero ancho
Soy tunero y no lo niego
Pero con las de mi rancho
A todas las tunas quiero
Lo que no alcanza es mi gancho.

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COPLAS, REFRANES, CUENTOS y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

Yo soy el toro azulejo


Que baja de la jimbera
Si porque voy para viejo
Ya no hay mujer que me quiera
Que venga y tiente el pellejo
Ya verá lo que le espera.

No pienses que estoy sentido


Porque tu amor me dejó
Antes vivo agradecido
Que me hayas hecho el favor
Ahora soy el consentido
De un clavel que reventó.

Sé que tienes otro nicho


Donde te andas colocando
sigue tú con tu capricho
Que yo he de seguir gustando
Diré como dice el dicho
Son sobras que voy dejando.

Ya me voy para la playa


a poner nuevo cimiento
pero antes de que me vaya
ven y prueba lo que tengo
y a echar mi guarda raya
pa' que te quedes gimiendo.

Anoche estuve con ella


ni siquiera la besé
Y al amanecer me dijo
A qué pendejo es usted
Tuvo la liebre en sus manos
Y de entre ellas se le fue.

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MARIO VERGARA BENÍTEZ

Allá en aquellos ayeres


Mi alegria fue completa
me quisieron las mujeres
Con amor, fue cosa cierta
se acabaron mis placeres
mi juventud ya está muerta.

La mujer que quiere a dos


se pasa descolorida
ha de ser por la ilusión
O por la mala comida
Tal vez por tanto juntón
que le dan en las corridas.

Yo con mi rifle fui ducho


Pero ahora todo me enredo
Cuando disparo un cartucho
En la maniobra me quedo
Porque ya me tardo mucho
Para cargarlo de nuevo.

En Coyuca estuve preso


Sin tener ningún delito
Nomás por una papaya
Que picó mi pajarito
Mentira no le hice nada
Ya tenía su agujerito.

Al pie de un verde baladre


Una viuda enamoré
Y me dijo al contestarme
Siento mucho no poder
Porque tengo una hija grande
Y también ha de querer.

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COPLAS, REFRANES, CUENTOS y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

Yo del mundo no reflejo


ni de lo que me ha pasado
soy más fino que un espejo
aunque me vean empañado
amigo me siento viejo
pero menos espoleado.

Este mundo es una rueda


donde vamos por escala
el rico viste de seda
y el pobre de manta rala
el consuelo que me queda
que la muerte nos iguala.

Pues ya se sabe que soy


despreciado de toditas
pero un consejo les doy
a todas las jovencitas
que toda flor que nace hoy
ya mañana se marchita.

Lo que existe acabará


el tiempo ya con premura
toda pompa es vanidad
toda vanidad es locura
todo cabe en sepultura
sólo la muerte es verdad.

Se pasaron los ayeres


de cuando yo era muchacho
gocé de muchos placeres
ostenté bien mi mostacho
hoy veo que a las mujeres
a todas les caigo gacho.

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MARIO VERGARA BENÍTEZ

Entre el jardín encontré


la jardinera durmiendo
luego que la desperté
me dijo vamos cogiendo
florecitas del jardín
para estarnos divirtiendo.

Válgame santa Esperanza


dijo una mujer pariendo
como salga de esta panza
ya no lo seguiré haciendo
sólo que me paguen bien
o de hambre me esté muriendo.

Al pasar por la plazuela


me dijo una fonderita
no me quiebre la cazuela
mejor quiébreme la ollita
no le hace que mucho duela
que el dolor pronto se quita.

De mis glorias me separo


ya quedó lejos mi diana
el parque se ha puesto caro
ya no traigo en mi canana
hoy cuando mucho disparo
un tiro o dos por semana.

La mujer agachadita
muestra ser buena persona
al son que ella es bonita
nada quiere y todo toma
parece vaca dañista
no brinca pero se asoma.

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CoPLAS, REFRANES, CuENTos Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

Nunca entregues el amor


sin pleno consentimiento
porque después ya no vale
tener arrepentimiento
una vez quebrado el jarro
no se le solda el asiento.

Si deveras nos queremos


si deveras nos amamos
el amor nos ha de entrar
a los dos por donde miamos
lo demás son cuentos chinos
y a las pruebas nos vamos.

Ay viejas ya amaneció
ya no se anden desvelando
no dejen sus casas solas
ni sus criaturas llorando
la carne que ustedes buscan
aquí la traigo colgando.

Al pie de una malva en rosa


a una viuda enamoré
y me dijo la graciosa
no puedo, me duele un pie
pero si es para esa cosa
aunque sea cojeando iré.

Soy palo de guayacán


del corazón azulejo
yo soy como el gavilán
que las pico y ahí las dejo
las hecho al camino real
que las pique otro pendejo.

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MARIO VERGARA BENÍTEZ

Ya se pasó la alborada
de mi dulce abril y mayo
ya nada miro con gusto
nomás disimulo y callo
y a ninguno le deseo
la situación en que me hallo
viejo, pando y jorobado
y ya con el pito caído.

Una española le dijo


a una mujer mexicana
si quieres ganar dinero
te diré como se gana
acostada bocarriba
con las patas como rana.

Una hormiga colorada


le dijo a la vieja arriera
si quieres vivir honrada
no te juntes con cualquiera
si no me lo quieres dar
enséñamelo siquiera.

De nada sirvió el cuidado


naranjita de mi huerta
teniendo tan buen cercado
te encontré en el suelo abierta
nunca lo hubiera pensado
pero no cerré la puerta.

A una catrina tenté


y me dijo al referirme
¡ah!, qué tarugo es usted
con tentar nada consigue
si quiere se lo daré
para eso es, pero se pide.

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CoPLAS, REFRANES, CuENTOS Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

Al pasar por san Jacinto


me dijo una de Jalisco
agárrense del pretal
porque si no me le chispo
mire que hermoso tamal
que lo está poniendo bizco.

Ahora sí, doña Isabel


ya no nos condenaremos
el infierno está repleto
ya nosotros no cabemos
por eso sin ningún miedo
hoy el jueguito lo haremos.

Me le acerqué a una catrina


de esas del túnico bajo
y me respondió la indina
qué demonio de carajo
qué le anda buscando arriba
si el hoyo está más abajo.

La vecina de allá enfrente


es una santa cristiana
que se va a misa de noche
y vuelve por la mañana
si me invitara a su iglesia
no perdería una semana.

La niña que a los quince años


se deja morder los labios
no le importan los regaños
porque guarda los resabios
no acepta que hay desengaños
ni sufrimientos ni agravios.

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MARIO VERGARA BENÍTEZ

La mujer que a los cuarenta


no se ha podido casar
que a Dios le rinda la cuenta
y la llame a descansar
porque aunque se ponga en venta
ninguno la ha de comprar.

Ya los viejos como yo


las fuerzas hemos perdido
el vigor que Dios nos dio
Él mismo lo ha recogido
solamente nos quedó
el pedo y el relinchido.

Una mujer muy celosa


con sus celos me engañó
me busqué otra más hermosa
que en sus brazos me arrulló
qué mujer tan cariñosa
que hasta de mamar me dio.

Todo aquel que sale a andar


y de su casa se aleja
no es fácil que vaya a hallar
a su mujer como la deja
sólo que sea muy legal
o ya no pueda por vieja.

De ladrón traigo la fama


pero no me des crédito
el que se roba una dama
no se echa ningún delito
hasta la gloria se gana
como cualquier angelito.

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COPLAS, REFRANES, CUENTOS Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

Con mis recuerdos me arrullo


y con ellos viviré
cada quien tiene lo suyo
ya desde cuando lo sé
pero digo con orgullo
buenas potrancas monté.

La mujer es una pera


que se mantiene en la altura
el hombre se desespera
viendo a qué horas se madura
cae un día y se la come
aquel que menos se apura.

Ay Dios quítame lo viejo


ya me voy apolillando
me pasa lo del cangrejo
que de lado voy andando
todo aquel que va pa' viejo
siempre se vive pujando.

Cuatro puertas tiene abiertas


el que no tiene dinero
el hospital y la cárcel
la iglesia y el cementerio
si se cierran estas puertas
le quedan las del infierno.

Mis ojos lloran por verte


mi corazón por amarte
mis labios por darte un beso
mis brazos por abrazarte
mi decisión es quererte
mi voluntad es no olvidarte.

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MARIO VERGARA BENÍTEZ

Me aconsejan que te deje


pero qué mal han pensado
ni la fuerza de Sansón
ni la espada de Santiago
sólo el gran poder de Dios
me apartará de tu lado.

Yo soy como el huisachito


chiquito y echando flores
si porque me ven chiquito
piensan que no sé de amores
hasta me lambo el piquito
cuando me echo las mejores.

No suspires rosa blanca


no llores clavel morado
no pierdo las esperanzas
que me has de ver a tu lado
no importa que hoy no me quieras
mañana seré tu amado.

Si me caso con la rica


me dirán interesado
si me caso con la pobre
seré un tonto enamorado
para que no haya reproches
prefiero no ser casado.

Te quiero con gran afán


con la sangre de mis venas
Eva, yo seré tu Adán
termina ya con mis penas
para ti seré san Juan
tú serás mi Magdalena.

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COPLAS, REFRANES, CUENTOS y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

Quisiera ser pajarito


de la más alta ladera
para pegar un bólido
y estar en tu cabecera
y jugar con tus pechitos
como si tu niño fuera.

Recuerda que soy tu amante


aunque creas que no soy nada
no te apartes de mi vista
por cualquier mala tanteada
aquí te traigo en mi lista
todavía no estás borrada.

Un caracol encontré
en la orillita del mar
y al ponérmelo al oído
oí adentro susurrar
que tú y yo no odiamos
sin podernos olvidar.

Qué hermosa te estás poniendo


como la orquídea en el higo
aquí te estoy esperando
para casarme contigo
aunque tus padres no quieran
haber cómo los consigo.

En el mundo todo es pena


sólo el placer nos encanta
el que duerme en cama ajena
muy temprano se levanta
como venado en la breña
mirando por dónde arranca.

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MARIO VERGARA BENÍTEZ

La que se casa es rareza


que se encuentre un buen marido
tras dolores de cabeza
suele perder el sentido
de mirarse en la pobreza
y que le zumben seguido.

Me duele el alma y un dedo


el corazón y una pata
y la cabeza del hueso
por el amor de una chata
que apachurrarla yo quiero
pero no quiere la ingrata.

Era casi a media noche


con la plena luz del día
un ciego estaba escribiendo
lo que el mudo le decía
un sordo estaba escuchando
pa ' contarlo al otro día.

Las mujeres con amor


se les quita lo cobarde
con sentimiento y dolor
le responden a la madre
acuérdese por favor
cómo quiso usted a mi padre.

Cuando el amor es muy grande


muy poco debe vivir
pues le pasa, lo que al cerdo
que engorda para morir
no hay que sobrealimentarlo
ni dejarlo de asistir.

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CoPLAS, REFRANES, CuENTOS Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

Tú te fuiste y me dejaste
como garza en la laguna
con el pescuezo estirado
sin esperanza ninguna
pidiéndole al olmo peras
y duraznos a la luna.

A mis palomas les dije


que ya no las mato yo
una cosa que me aflige
que aunque quiera yo, ya no,
se me descompuso el rifle
y el parque se me acabó.

Voy a salir de mi cuarto


basta de tanta prisión
ahora que ya no me encuarto
viva la paz y la unión
la muerte murió de parto
y el diablo de purgación.

Pero como he de morir


si ella sabe que es la muerte
antes tiene que cumplir
cualquier viaje de repente
juntos todos hemos de ir
al descanso eternamente.

Quisiera verte y no verte


quisiera hablarte y no hablarte
quisiera encontrarte sola
y quisiera no encontrarte
quisiera besarte ahorita
y quisiera no besarte.

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MARIO VERGARA BENÍTEZ

Tomé la pluma en la mano


para poderte escribir
si lleva algunos manchones
no me eches la culpa a mí
son lágrimas que derramo
cuando me acuerdo de ti.

Cuando en la calle se encuentran


dos prendas que se han querido
se acuerdan de lo que fueron
y vuelven a lo que han sido
por eso prenda adorada
vamos a hacer nuevo nido.

Eres conchita del mar


bella perla reluciente
te he de llevar a pasear
por toda Tierra Caliente
en mí siempre has de encontrar
un sincero amor ardiente.

Amigos cómo estaría


que soñé en la madrugada
que dos talegas tenía
de pura plata sellada
desperté y eran las mías
que las tenía agarradas.

¡Ay! qué lindo tu mirar


nadie en belleza te gana
quítate el vestido blanco
y ponte el color de grana
pues como tú, ya no hay otra
en la nación mexicana.

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CoPLAS, REFRANES, CuENTOS Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

Andando de comerciante
mientras vengo transitando
no te olvido un momento
y en ti vengo pensando
eres estrella brillante
tu luz me viene alumbrando.

Trigueña no sé qué tienes


que no te puedo olvidar
serás puro oro molido
o piedra de adivinar
porque donde quiera que ando
parece que te oigo hablar.

Quisiera ser bejuquito


del que crece entre los tules
para enredarme en tus brazos
con esas venas azules
hermosos como los cielos
cuando se cubren de nubes.

Ya de este mundo me alejo


con un temor me demoro
con justa razón me quejo
ya no me adoran ni adoro
hago lo del perro viejo
nomás me lo lambo y lloro.

Tú eres muy joven amigo


y por eso has de saber
que el hombre para ser hombre
a tres cosas debe oler
a tabaco y a aguardiente
y a contacto de mujer.

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MARIO VERGARA BENÍTEZ

No grites gallito giro


que aquí está tu amarrador
vámonos tirando un tiro
pa' ver quién es el mejor
a ver si deberas puedes
o eres purito hablador.

Yo enamoré una catrina


pensando en el casamiento
y me contestó la endina
a usted se le pasó el tiempo
pa' tocar la golondrina
ya no sirve su instrumento.

Cómo me duele el pescuezo


de cargar tanto el costal
el hombre que va pa' viejo
ya no echa el viaje cabal
se queda como la avispa
nomás pegado al panal.

Mi caballo se cansó
voy a cortar una vara
miren lo que sucedió
es una cosa muy rara
como anoche no cené
cada rato se me para.

Cuánta tristeza me da
de verme cansado y viejo
mi cara ya está arrugada
mi morral puro pellejo
mi pájaro ya no canta
se la pasa dormido el pendejo.

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COPLAS, REFRANES, CUENTOS y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

Juventud dónde te has ido


hoy que más te necesito
ahora que sobran las viejas
ya no vuela mi pajarito
está cansado y enfermo
nomás echado y dormido.

Un tiburón en el mar
se lo pidió a una sirena
si no me lo quieres dar
retácatelo de arena
la sirena contestó
bastante muy disgustada
para qué lo quieres cresta
si a ti ya no se te para.

¡Ah!, qué mal hemos quedado


con haber envejecido
porque aquel que va pa' viejo
ya no la mete seguido
nomás llega hasta la puerta
y ahí se queda dormido.

Se siente el amor profundo


cuando está alegre la aurora
un pájaro vagabundo
le alegaba a la cotorra
que no hay mujer en el mundo
que no le huela la cola.

Todas las mujeres vivas


tienen bienes y fortuna
y cuando uno las va a ver
están enfermas de lunas
y dicen que no pueden comer
los patos en la laguna.

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MARIO VERGARA BENÍTEZ

Tlapehuala y More/ita
y Te jeringueo el chico
dénme un paquete de amor
por favor se los suplico
Tlapehuala es muy bonita
pero hay que pasar de día
porque si pasas de noche
ahí está el de la carretilla.

Hay prietas nalgas paradas


se las regalo a mis hijos
porque yo ya estoy muy viejo
nomás les voy a rogar
que no les hagan pendejos
cuiden muy bien al camote
que es del bueno y está añejo.

Y como fui mujeriego


decían que estaba culeco
con huevos de carpintero
y baba de toro meco
mi pico ya se pandea
de tanto picar agujeros.

Ya me voy para mi tierra


me está llamando mi dueño
dice que ya va a llover
que vaya a meter la leña
pero que me vaya pronto
que porque tiene harto frío
y que si no me apresuro
hay muchos acomedidos.

Hay chivos de la ladera


que beben vinagre puro
hay chivos que tienen papa
pero este ni madre tuvo

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COPLAS, REFRANES, CUENTOS Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

no nació de cabecita
venía reculando del culo.

Al sastre le dije un día


cómo está mi buen hermano
vengo a dejarle un saludo
de su compadre Erculano
me dijo que era buen sastre
hágame una con la mano.

Dame lo que yo te pido


que no te pido la vida
de la cintura pa 'bajo
y la rodilla pa 'rriba
yo con eso me entretengo
de tarde, de noche y día.

Soy trovador de abolengo


y a las pruebas me remito
si quiere que le eche un verso
arrepéguense un poquito
pa calentar a los motores
de nuestros animalitos.

Qué bonito es lo bonito


a quién no le ha de gustar
que chulas son las mujeres
de eso no hay ni que hablar
pero este pobre renguito
ya no se puede parar.

Ya como me siento viejo


mi cuerpo es como una cuna
estoy como perro viejo
quejándome a mi fortuna

35
MARIO VERGARA BENÍTEZ

nomás las miro de lejos


sin esperanza ninguna.

El viejo por más que quiera


ya no tiene más qué hacer
se lo agarra y lo apachurra
y se lo empieza a torcer
ya no le sirve la lengua
ni los dientes pa' morder.

Mi vida se va muy lejos


por un favor me demoro
con justa razón me quejo
ya no me adoran ni adoro
hago lo del perro viejo
nomás me la lambo y lloro.

¡Ay!, qué bonita te veías


cuando te miré en Santiago
chatita si tú me quieres
nos vamos hasta Chicago
cuetes no te tronaré
pero la función te la hago.

Al pie de un encino rojo


me senté a sestear primores
te escribí con papel blanco
porque no hubo de colores
dónde estás que no te miro
hermoso ramo de flores .

Qué chulas son las mujeres


y no lo digo de broma
los viejos nomás suspiran
de ver tantas caderotas

36
CoPLAS, REFRANES, CuENTos Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

mi rifle ya está mojoso


ya no mata las palomas.

Ya me voy a retirar
dijo un pájaro bermejo
di si me vas a querer
para no hacerme pendejo
no he de dejarte de amar
aunque me muera de viejo.

Hierba maldita y divina


agua de las verdes matas
tú me haces que me emborrache
tú me tumbas, tú me matas
sólo te pido por Dios
que no me pongan a gatas.

Todas las mujeres tienen


en el pecho un aguacate
pero más abajo tienen
una loma con zacate
con el cual manejan al hombre
sin tener ningún mecate.

Una viuda que encontré


me ofrecía su garabato
ando en busca de un ratón
pa' que se coma mi gato
ya se me murieron tres
y contigo serian cuatro.

Una vieja muy viejita


se lo enseñaba a la gente
ya no se acuerdan culeros
cuando me metían el diente

37
MARio VERGARA BENÍTEZ

allá en las tardes de mayo


cuando yo estaba caliente.

Agua le pido a mi Dios


los días que amanezco crudo
se me reseca la boca
y me vuelvo sordo y mudo
me desquito con mi vieja
la rete embarro de engrudo.

Anoche me desperté
todito lleno de miedo
un relámpago en el cielo
me andaba dejando ciego
que me caigo de la cama
y me alambré de los huevos.

Estrellita de los cielos


un milagro yo te pido
que me des tu buena suerte
ayúdame con Cupido
que me mande tres mujeres
es todo lo que te pido.

A una trigueña le dije


que si me lavaba el paño
y me contestó la endina
si usted quiere hasta lo baño
véngase dentro de un siglo
porque ahorita le hace daño.

38
CoPLAS, REFRANES, CuENTOS Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

Coplas de Autoría de Mario Vergara Benítez

Una preñada me dijo


a la sombra de un huizache
ven a picarme el ombligo
con la punta del guarache
nomás hazlo despacito
o me matarás el guache.

Cómo recuerdo los días


de guache, me iba a bañar
el primero que asomaba
era mi vara de miar
y hoy por más que la acaricio
ya no se quiere parar.

Yo también fui caporal


pero de los de tecata
con mi fierro marqué bueyes
monté terneras y vacas
a todas las puse pial
por eso me acabé la reata.

Cuando yo tenía 20 años


seguido las correteaba
ahora que tengo setenta
ya no arranco ni en bajada
mi pistola ya no truena
siempre se queda embalada.

Soy hombre trabajador


no me gusta estar de ocioso
como unos que estoy mirando
que nomás están de babosos
engordando como cuches
sebosos y mantecosos.

39
MARIO VERGARA BENÍTEZ

Hay prietas color de llanta


ya llegó su garañón
traigo leche de la buena
pa ' que hagamos requesón
no soy tacaño al medirla
y hasta les echo pilón.

Un cocodrilo al nadar
que se atora sobre un gancho
no me aprietan culos viejos
porque yo también meo ancho
cuiden muy bien a sus viejas
porque ya les llegó el sancho.

Le dije a una calavera


la que me quería espantar
aquí te pelles huesuda
y hasta te puedes cagar
aquí tengo tu mamila
con lec hita pa' engordar.

El diablo andaba caliente


y a todas amenazaba
traía a un moyote pegado
por ojos y boca espumaba
pero por el hoyo trasero
ni siquiera humo sacaba.

Dicen que fui mujeriego


y no lo puedo negar
tuve solteras y viudas
las amaba en el bajial
me querían echar mangana
pero no me dejé manear.

40
COPLAS, REFRANES, CUENTOS y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

A una parida le dije


al pie de una hierbabuena
que me abriera un espacio
entre medio de sus piernas
claro que sí mi negrito
pero al cumplir mi cuarentena.

Juventud dónde te has ido


hoy que más te necesito
que cuando yo estaba guache
cómo sentía de bonito
ahorita que hay tantas mujeres
no se me para el dedito.

Hay vieja cara de palo


y patas de lagartija
como estoy medio borracho
no te encuentro la rendija
échame una ayudadita
y arrímame tu boquita.

A la orilla de un arroyo
se estaba bañando una gorda
y sonriente pregunté
porque no me lavas la gorra
pero nunca contestó
la méndiga era muda y sorda.

Allá en mis tiempos de joven


dormía en los mejores catres
y a las mujeres que tuve
les eché tres sin zacate
ahora que ya estoy viejito
duermo solo en mi petate.

41
MARIO VERGARA BENÍTEZ

A una parida le dije


que le daba de mi avena
y me contestó sonriente
de eso quiero yo mi cena
nomás espéreme un rato
que cumpla mi cuarentena.

¡Ay! mis ayeres queridos


cómo los voy a olvidar
el potrilla que tenía
era bueno pa' brincar
pero hoy que ya tiene reumas
no se quiere ni parar.

A una prieta yo le dije


con pena y con disimulo
me habías de lavar la ropa
pa' que veas que estoy bien chulo
y me contesta sonriendo
sólo que me enseñe el culo.

Me gusta formar mis versos


y dicen que soy malora
por querer a más de tres
y amarlas a toda hora
también puedo inflar barrigas
como cueros de tambora.

Por andar de mujeriego


perdí el amor de mi vida
porque cuando quería riata
ya ni lazar yo podía
y ahora la muy desgraciada
ya quiere cambiar de silla.

42
COPLAS, REFRANES, CUENTOS y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

Palomita mensajera
tú que sabes de mi amor
lleva esta carta a mi chata
y déjala en su mechón
para que sienta la ingrata
las perlas de mi cabezón.

Soy como el río crecido


me gusta agarrar parejo
y cuando no encuentro carne
agarro cualquier pellejo
ya no meto bien el diente
porque yo ya estoy muy viejo.

Me dicen el polvorín
porque pronto me caliento
me sube a cien la presión
y hasta se me va el aliento
los ojos se me ponen bizcos
cuando ya me estoy viniendo.

Hay gallinas ponedoras


que viven en mi corral
ya no coman tanto alpiste
porque pueden engordar
que si se pasan de sebo
ya nadie las va a pisar.

Una cotorra chimuela


gritaba allá en loma alta
pinche cotorro marica
ni de bajada te arranca
ven y chupa mi piquito
y me pelas lo que falta.

43
MARro VERGARA BENíTEZ

Una cucaracha vieja


se bailaba un zapateado
y en cada brinco que daba
dejaba chorros de miados
la pobre estaba soñando
con el agujón clavado.

44
Refranes

roverbio o refrán, afirmación concisa de uso popular, por

P lo general, expresa las creencias y las ideas recibidas en


una comunidad. Muchos proverbios han arraigado en el
folclor y se han transmitido por vía oral.
Es muy frecuente que proverbios que pertenecen a las dife-
rentes culturas y lenguas del mundo expresen la misma enseñan-
za. La Biblia es fuente de un gran número de proverbios, por
ejemplo: "Ojo por ojo y diente por diente", que tiene su equiva-
lente africano en "La piel de cabra compra una piel de cabra
y una calabaza, otra". El proverbio "Más vale pájaro en mano
que ciento volando" surgió en el latín medieval, y se han encon-
trado variantes suyas en italiano, portugués, otras lenguas ro-
mances, romaní, inglés, alemán, e incluso en islandés. Algunos
proverbios tienen un origen literario, como el recogido en una
variante anterior por el infante don Juan Manuel: "Dime con
quién andas y te diré quién eres". En otros casos, la obra litera-
ria recoge y dignifica el saber popular como en el caso de "Casa
con dos puertas mala es de guardar", título de una comedia de
Calderón de la Barca. Cervantes pone en boca de Sancho Panza
refranes y proverbios de origen popular como "El que compra y
miente en su bolsa lo siente".
Es difícil rastrear el origen de algunos proverbios, dada la fu-
sión de culturas que tuvo lugar en la España medieval. Hay pro-
verbios de temas muy variados, incluso hacen alusión al diablo,
como "Hágase el milagro, hágalo o no el diablo" o están inspi-
rados en supersticiones, del tipo "En martes, ni te cases, ni te em-
barques", o en la relación de la agricultura y el tiempo climato-
lógico, como "Año de nieves, año de bienes". También hay otros

45
MARIO VERGARA BENÍTEZ

que hacen referencia a viejas costumbres o a tradiciones, "Tanto


va el cántaro a la fuente que al fmal se rompe". Por otro lado,
los mexicanos son unos artistas a la hora de componer prover-
bios, casi siempre con un toque de picardía.
Hay para todos los gustos: "Más vale una colorada que cien
descoloridas", "El muerto y el arrimado a los tres días apesta",
"Camarón que se duerme se lo lleva la corriente", "No tiene la
culpa el indio sino el que lo hace compadre", "Todo cabe en un
jarrito sabiéndolo acomodar", "El que quiera azul celeste que le
cueste" o "Centavo ahorrado, centavo ganado". En resumen, los
proverbios tienen su origen en textos de tipo moral o didáctico;
se introducen por vía culta en obras de gran difusión; se trans-
miten por lengua popular y, tras algunas modificaciones quedan
acuñados de forma invariable en la lengua, lo que les permite
volver de nuevo al texto escrito y a la lengua culta.

-& Donde lloran, ahí está el muerto.


Los que más riqueza tienen, se quejan de la pobreza.

-& La esperanza muere al último.


Hasta el último instante de su vida el ser humano tiene fe
en lograr lo que se propone.

-& Con dinero baila el perro.


Cuando alguien es muy rico puede comprar todos sus
caprichos.

-& Con dinero no se olvidan los mandados.


Si pides que te compren algún objeto y no les das dinero
fácilmente se olvida lo que te encargan.

-& Estaba con el Jesús en la boca.


Todo el tiempo se estaba persignando y rezando.

-& Al buen entendedor pocas palabras.


Las personas listas, fácil entienden de qué se trata.

46
COPLAS, REFRANES, CUENTOS Y LEYENDAS DE TI ERRA CALI ENTE

-& Te espantas del muerto y te abrazas de la mortaja.


Alguien que se la pasa hablando y criticando a las demás
y él hace lo mismo.

-& No es miedo, es precaución.


De alguien que no tiene miedo pero que es precavido.

-& Hoy no se fía, mañana si.


Se entiende que nunca fía la mercancía.

-& No está el que fía, fue a partirle la madre al que le debía.


Advertencia al cliente para que no pida fiada alguna
mercancía.

-& Hoy fío puro chile.


Mensaje de que no fía cosas, sobre todo si en la tienda no
se venden chiles.

-& No comas ansias.


Que no seas desesperado; tranquilidad y calma.

-& Se te hace agua la boca.


Alguien que tiene ansiedad por comer algo.

-& El pez por su boca muere.


De las personas que hablan mucho y que en el futuro los
perjudica.

-& En boca cerrada no entran moscas.


La persona que es callada o reservada no tiene tantos
problemas.

-& Como la lengua no tiene hueso.


De que la lengua tiene mucha flexibilidad , algunas perso-
nas hablan de más.

-& Más vale pájaro en mano que cien volando.


Es mejor tener poco pero seguro.

47
MARIO VERGARA BENÍTEZ

-& Del plato a la boca se cae la sopa.


Cuando parece que ya tiene algo seguro se puede escapar.

-& Se quedó vestida y alborotada.


Se refiere a una novia que se le arrepiente el novio y la
deja plantada.

-& Se han arrepentido de la iglesia.


De alguna novia a la última hora ya para casarse se
arrepiente y no se casa.

-& Más vale paso que dure que trote que canse.
Las cosas deben hacerse con calma porque el que va muy
recio pronto se cansa.

-& Despacio hijo, se te va a cansar el caballo.


No conviene pasarse la vida corriendo, la vida se tiene que
llevar tranquila.

-& Como dijo santo Tomás, hasta no ver no creer.


Cuando una persona duda de lo que le cuentan y prefiere
comprobarlo.

-& No cuenten dinero en casa de pobres.


De personas que presumen riquezas o grandezas delante de
gente humilde.

-& El corazón no envejece, sólo el cuero se arruga.


De algunas personas que son ya mayores de edad pero
siguen siendo alegres.

-& Siéntate, pareces de rancho.


Persona que es un poco huraña o tímida.

-& Hombre porque dijo la partera.


De sexo masculino pero no lo demuestra en los hechos.

48
CoPLAS, REFRANES, CuENTos Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

-& Estoy hasta el copete.


De alguien que tiene mucho trabajo, muy cansado o está
muy borracho.

-& Por vida de Dios.


Como estar haciendo un juramento.

-& No le busques tres pies al gato.


Que no se busque problemas gratis.

-& Sólo falta que rebuznes.


De alguien que es muy tonto.

-& Tienes más vidas que un gato.


Que ha salvado muchas veces su vida.

-& Pareces gallo pero de crestón.


Comparándolo con un animal grandote pero tonto.

-& Te va a pasar como a los frijoles, solitos se desarrugan.


Cuando una persona sólita se enoja y sólita se contenta.

-& Nalga que aguanta, cara que espanta.


De una mujer con bonito cuerpo pero fea de la cara.

-& Hasta vas a poner los ojos al revés.


Que puede recibir un golpe que los va a desmayar.

-& Ojitos engaña veinte.


De una mujer de mirada sencilla, honesta pero no se
puede confiar en ella.

-& Mátalascallando.
Personas que no hablan mucho pero sus pensamientos son
de malos deseos.

-& Músico pagado, toca mal son.


Si te adelantan dinero, ya no haces buen trabajo.

49
MARIO VERGARA BENÍTEZ

-& Estás llegando al panteón del olvido.


Como a los muertos llegando al panteón pronto se les
olvida.

-& Panza de músico.


Porque se cree que los músicos comen mucho.

-& Panza de hule.


De las personas gordas, que se les infla la panza.

-& Trompa de músico.


De las personas que tienen los labios grandes, abultados.

-& Patas pa ' cuándo las quiero.


Cuando hay algún problema de pleito córrele rápido.

-& Ya le quitaste los cuernos.


Después de que bautizaron a un niño y le pusieron agua
bendita.

-& No comas cebolla, todavía no sabes rezar.


Se cree que la cebolla sólo deben comerla los adultos.

-& Políticos maiciados.


Cuando a algún político de cualquier nivel lo compran
con dinero.

-& Maestrito de pueblo.


De algún maestro o maestra que es humilde, que es
sencillo que no es presumido ni hablador.

-& El media cuchara.


De alguna persona (hombre que no es albañil con
experiencia).

-& Agua que no has de beber, déjala correr.


Si una mujer no es feliz contigo, déjala que sea feliz
con otro.

50
CoPLAS, REFRANES, CuENTOs Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

-& De una flor nace una espina.


De una mujer hermosa de buenos sentimientos puede nacer
lo contrario.

-& Al nopal sólo cuando tiene tunas.


Como es espinoso, sólo cuando tiene tunas se le acercan.

-& De tal palo tal astilla.


Así como el papá son los hijos.

-& Hijo de tigre pintito.


Cuando el hijo se parece en todo al papá.

-& Como dos gotas de agua.


Dos personas muy parecidas en físico y acciones.

-& Cinturita de avispa.


De alguna muchacha con cuerpo elegante esbelto, sin
grasa.

-& El gato no ve su cola.


Te la pasas criticando pero no ves tus errores.

-& Lengua de víbora.


De personas que hablan mal de la gente como escupiendo
veneno.

-& Suerte de perro.


Todo le sale mal, nunca logra nada.

-& Casa de herrero, asador de palo.


De albañiles que hacen otras casas pero no hacen la
propia; siendo maestro, su hijos no saben leer, etcétera.

-& El que nace para maceta del corredor no pasa.


Se cree que algunas personas nunca aprenden nada, todo le
sale mal.

51
MARIO VERGARA BENÍTEZ

~ A río revuelto, ganancia de pescadores.


Cuando hay algún pleito, crece el río, tiembla etc., lo que
encuentres es bueno.

-& Al que a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija.


Si te acercas a una persona poderosa te puede ir mejor.

-& Gallina vieja, hace buen caldo.


De una mujer madura pero con mucha experiencia.

-& El hábito no hace al monje.


No porque se vista de cura, será buena persona.

~ Soy como el terrón de azúcar dulce y sabroso.


De un hombre que se cree galán y afortunado con las
mujeres.

-& Solitas bajan al agua.


Sobre algunas mujeres que son fáciles de conquistar.

~ Arisco como el venado.


De alguna persona desconfiada, que se cuida de todos.

-& Hay muertos que no hacen ruido y es muy grande su penar.


Forma de ser de algunas personas que son muy calladas
aunque tengan muchos problemas.

~ Que no espanten con el petate del muerto.


Se entiende que ninguna persona deba tenerle miedo a un
hablador o echador.

~ De lengua me como un kilo.


Expresión despectiva hacia las personas chismosas.

~ Prietas hasta las mulas son buenas.


Piropo dirigido a las mujeres de color moreno pero bien her-
mosas.

52
COPLAS, REFRANES, CUENTOS y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

-& Estás como el dolor de muela.


De algún enfermo, pero que nunca quiere curarse.

-& Te la pasas pilinchando.


De las personas que se la pasan pidiendo favores o
cualquier cosa.

-& Sólo falta que te eches.


Expresión despectiva hacia quien se quiera humillar
comparándolo con un animal.

-& Más sabe el diablo por viejo que por diablo.


Las personas adultas conocen mucho más por
su edad.

-& Cara de arrepentimiento.


De una persona que la expresión de su rostro es de
amargura, tristeza, dolor.

-& Si le tienes miedo, sácale una vuelta.


Cuando a alguna persona se le tiene miedo o temor.

-& El que es buey, hasta la coyunda lame.


Mensaje dirigido hacia algún hombre que es tonto o sin
carácter, fácil de dominar.

-& El sombrero es para los hombres.


Algún caballero no sabe usar sombrero o también se cree
que sólo los muy hombres deben usarlo.

-& Estás como agua para chocolate.


Ya lista, preparada, para cualquier actividad.

-& Si me van a matar mañana, que me maten de una vez.


Para alguien que lo sentencian a morir a 5 años, mejor que
lo ejecuten hoy mismo.

53
MARIO VERGARA BENÍTEZ

-& Ya hueles a muerto.


Persona que está muy enferma y pronto morirá.

-& Sólo falta que rebuznes.


Para ridiculizar a alguna persona comparándola con
un burro.

-& Tanto va el cántaro al agua.


De las personas que arriesgan mucho su vida hasta que
se mueren.

-& Bandidos de amores.


De jóvenes afortunados con las mujeres ya que les roban sus
sentimientos.

-& Ya tírenle el agua al hule.


Que se ha llegado la hora de finalizar la jornada de
trabajo del día.

-& Me gustan grandotas aunque me peguen.


Piropo dirigido hacia las muchachas grandes y hermosas.

-& Aunque te vistan de seda, mona te quedas.


De una mujer fea, que aunque se ponga ropa bonita sigue
siendo fea.

-& El que temprano se lava, temprano se seca.


Si tienes mucho quehacer hay que madrugar para acabar
temprano.

-& Lástima de ropa.


Personas que visten muy elegante, de traje y corbata
pero que se dedican a hacer cosas malas.

-& Tranquilo como Camilo.


Que la vida debe vivirse con calma sin prisas.

54
CoPLAS, REFRANES, C uENTOS Y LEYENDAS DE TI ERRA CALI ENTE

-& Limosnero y con garrote.


Piden favor pero no les gusta lo que les dan.

-& Delicado y gorrón.


Nada le gusta y se la pasa pidiendo.

-& Poca ropa pero bien vestido.


De alguna persona que sólo tiene dos o tres cambios de
ropa pero limpios y planchados.

-& Cachetes de ánfora.


Personas que están cachetonas.

-& Sólo Dios o el diablo saben.


Cosas difíciles de imaginar que suceden en el .futuro.

-& Nadie tiene la vida comprada.


Hay que cuidarse mucho porque la vida no se compra.

-& Eres como la cuaresma ... Larga y seca.


Para personas que no producen nada o para personas
muy altas y delgadas.

-& Botellita de jerez.


Previniendo contra los que deseen algo malo.

-& Cuinique de un solo agujero.


De hombres dedicados a una sola mujer.

-& Y la chancla que yo tiro, no la vuelvo a levantar.


Mujer que deja a la pareja, ya nunca le ruega.

-& Maistro chanquique.


De un albañil que no hace bien su trabajo,

-& Hasta parece gata de angora.


Expresión ofensiva para las muchachas que son sirvientas
pero chocantes.

55
MARro VERGARA BENirEz

-& Pulga pero no de tu petate.


Ni aunque me pagues trabajaría para ti.

-& Me gusta tener de a dos, por si se enoja alguna.


De los hombres que tienen de a dos mujeres.

-& Chiquito pero picoso.


Hombre chaparrito pero dispuesto a todo, sin miedo y con
valor.

-& Gritando el guache y soltando el llanto.


Expresión de un comerciante, "aquí está la mercancía aho-
ra págueme ".

-& Quisiera ser jaboncito para bañarme contigo.


Deseo de poder bañarse con la pareja del enamorado.

-& Haces una tempestad en un vaso de agua.


Por cualquier cosa haces un alboroto.

-& Como la caca de perico ... Ni hueles ni hiedes.


Para las personas que no sobresalen nunca.

-& Perico viejo ya no aprende a hablar.


Se cree que personas adultas ya no aprenden a hacer nada.

-& A ver de qué cuero salen más correas.


Como retando al enemigo a pelear para ver quién es mejor.

-& A caballo dado no se le mira colmillo.


Si alguien te regaló algo, recíbelo con gusto.

-& Charrito monta perros.


Caballerango que monta caballos feos y pequeños, expresión
ofensiva para algún jinete.

-& Se tapan con la misma cobija.


Un ratero no puede descubrir a otro ratero.

56
COPLAS, REFRANES, CUENTOS y L EYENDAS DE TI ERRA CALIENTE

~ Sólo en su libro lee.


Se refiere a algún músico que sólo toca en su guitarra
(chofer, peleador, carpintero).

~ Para que la correa apriete, debe ser del mismo cuero.


Que las cosas son de la misma calidad.

~ Para los toros del jaral, los caballos de allá mismo.


Para lazar un toro del cerro, sólo los jinetes y caballos que
sean del cerro.

-& La miel no se hizo para los asnos.


Las mujeres más bonitas para los mejores galanes.

~ El que con lobos anda a aullar se enseña.


Depende con quién te juntas, ya que eres lo mismo que ellos.

~ Dime con quién andas y te diré quién eres.


Si te juntas o reúnes con personas malas aprenderás a ser
malo o viceversa.

~ Jarrito nuevo dónde te colocaré.


Cuando la pareja está recién casada, todo es cariño, amor
y ternura.

~ Tú por ella.
Deseándote lo malo que le pasa a una mujer.

~ Así me acabas.
Si todo el tiempo me pides fiado, acabas con mi negocio.

~ Pero recio mero.


Que tienes que golpear muy fuerte.

~ Gato viejo, ratón tierno.


Cuando un viejo se casa con una mujer joven.

57
MARIO VERGARA BENÍTEZ

-& ¿Con qué herramienta?


Mensaje de burla para un hombre viejo, al que quiere o
pretende a una mujer muy joven. Ya no podría hacerlo.

-& En tus tiempos chaquira


Piropo a una mujer, recordándole que cuando era joven era
muy bella.

-& Aquí sólo mi chicharrón truena.


Como reto de un valiente diciendo que él es el mejor.

-& Tanta carne y yo chimuelo.


Piropo hacia una muchacha de cuerpo bien formado
lanzado por un hombre.

-& ¿No que no tronabas pistolita?


Como diciendo o demostrando que todavía puede realizar
alguna actividad.

-& Te fuiste horcón de enmedio.


Expresión de un hombre adulto, cuando ya no puede tener
relaciones sexuales.

-& Te acabaste cabo de hacha.


Mensaje de burla para un hombre que ya no puede
tener sexo.

-& Nada más falta que rebuznen.


Para aquellas personas que difícilmente entienden lo que
se les indica.

-& Mucha carne para dos huevos.


Comentario burlesco de un hombre cuando ve pasar a una
mujer gordita o robusta.

-& Ahora sí van a llenar sus hules.


Como diciendo llénense que hay mucha comida.

58
COPLAS, REFRANES, CUENTOS Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

-& Entre menos burros, más olotes.


Entre menos invitados haya en una fiesta, más comida
nos toca.

-& Guache que no chilla, no mama.


Si nunca pides algo, nunca te tocará nada.

-& De los arrepentidos se vale Dios.


Dios, la iglesia o los templos necesitan gente que se
arrepienta de sus pecados para tener creyentes.

-& De acuerdo al palo, es el chintete.


Si un hombre está feo, gordo o tonto, así será su pareja.

-& ¡Poquito cocho, porque está bendita!


Que no le tomes mucho a la botella porque ya no hay más.

-& Al que Dios lo ayuda, hace a la mujer muda.


De un hombre que trata mal a la mujer y ésta nunca
reclama.

-& Al perro más flaco, se le pegan las pulgas.


A la persona más tonta todos se le cargan, todos se
burlan de él.

-& Después del niño ahogado, tapen el pozo.


Quieren curar al enfermo cuando ya se murió, o pretenden
prevenir una desgracia después de que alguien murió.

-& Canten calandrias o les apachurro su nido.


Cuando los músicos no quieren cantar, esta expresión
los reanima.

-& El que se levanta tarde, no alcanza carne ni misa.


Si no te apresuras para ir a una fiesta no te tocará nada,
los lugares están ocupados.

59
MARIO VERGARA BENÍTEZ

-" La culpa no es del gallo, sino del amarrador.


En una pelea de gallos, aunque el animal sea bueno, si no
le ponen bien las navajas pierde la pelea.

-" El que a dos amos sirve, con uno queda mal.


No conviene tener dos trabajos o dos amores, porque
con uno queda mal.

-" A veces nada el pato y a veces ni agua bebe.


Hay muchas ocasiones que la suerte sonríe y se logran
nuestras metas, pero hay ocasiones en que nunca se
logra nada.

-" El que sirve al altar, de ese altar se mantiene.


El sacristán o el mayordomo pueden agarrar lo que tienen
en la iglesia o en su templo.

-" Busca trabajo, rogándole a Dios no encontrar.


De las personas que buscan trabajo pero en realidad no tie-
nen deseo de trabajar.

-" Está como san José, de viejo le reverdeció la barba.


De algunos hombres ya muy maduros que todavía piensan
encontrar pareja.

-" Vamos boca a ver qué te toca, vamonos boca ya te tocó.


Cuando van a una fiesta e inmediatamente después de
comer y beber se retiran.

-" Y tú como María Magdalena, entre más vieja, más buena.


Piropo dirigido a una mujer adulta que todavía se
conserva de cuerpo y rostro muy bonito.

-" El hombre propone, Dios dispone y la mujer lo descompone.


Cuando algún hombre hace una promesa poniendo como
testigo a Dios, llega una hermosa mujer y hace que rompa
su juramento.

60
COPLAS, REFRANES, CUENTOS Y LEYEN DAS DE TIERRA CALIENTE

~ Te quedaste como las novias de rancho, vestida y


alborotada.
Cuando planeas algún evento con mucha anticipación y por
azares del destino no los cumples.

~ El que muchas veces se despide, pocas ganas tiene de irse.


De una persona que a cada rato se despide pero no se
retira.

-~ Sólo que la mar se seque, yo dejaré de quererte.


Enamorado hasta la muerte, la mar nunca se secará.

~ Cuerpo de tentación, pero cara de arrepentimiento.


Para una mujer de cuerpo escultural y fea de la cara.

-~ Si la montaña no viene a mí, yo voy a la montaña.


Si tú no vienes a verme, yo voy a visitarte.

~ Como el perro y el gato.


Se la pasan peleando y viven juntos.

~Dicen que cuando el hombre es buey, hasta la coyunta


lame.
Cuando un hombre es mandilón, hasta le gusta que le
peguen.

~ Perro que ladra no muerde.


Hombre bravucón que sólo grita, pero a la hora de pelear,
corre.

~ Parece una perita en dulce.


A simple vista se ve que es una buena persona.

~ Si no es enchílame unas.
Cuando un trabajo no es tan fácil como aparenta.

~ No es el león como lo pintan.


A veces se equivocan al juzgar a una persona.

61
MARIO VERGARA BENÍTEZ

-& Cuando la zorra se quiere bañar, se le empuerca el agua.


Cuando alguien quiere hacer una obra buena, no falta quien
le quite la intención.

-& Te estás cayendo de viejo.


Comentario hecho hacia una persona con muchos años.

-& El vivo al gozo y el muerto al pozo.


Mientras estés vivo, goza la vida porque ya después de
muerto te vas derechito al panteón.

-& Andando y meando pa' no hacer pozo.


Platicando y trabajando para no perder tiempo.

-& Machetito de palo.


Aunque no corta pero lastima.

-& Al palo se le busca el lado, a los traidores la cara.


A un hombre que es traicionero míralo a los ojos o
no lo pierdas de vista.

-& Pareces viejo, te pasan puros achaques.


Que una persona siempre se la pasa quejando.

-& Catrincito y de perro.


De una persona que siempre anda bien cambiado y nunca
trae dinero.

-& Si quieres llegar a viejo, cuida muy bien el pellejo.


Que el hombre debe cuidarse para no morir joven.

-& Te la pasas pelando el diente.


De las personas que siempre se pasan riendo.

-& Enamorado como un gallo y huevón como un burro.


Tiene o quiere tener muchas mujeres pero no le gusta
trabajar.

62
COPLAS, REFRANES, CUENTOS y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

-& Como las ollas de changata.


De las personas feas pero chocantes y delicadas.

-& No hay mal que por bien no venga.


Que aunque nos pasen cosas malas, siempre llegará el
momento de recibir buenas noticias.

-& A los tontos los marea el poder.


Cuando una persona no es muy inteligente y llega a algún
puesto en el poder cambia su manera de pensar y hace mal
las cosas.

-& A ojo de buen cubero.


Que el que está sirviendo las cubas de cualquier bebida las
prepare normales, ni muy cargadas ni muy pobres. El que
da un juicio anticipado por su experiencia.

-& Para la vida que vivía, es mejor que se haya muerto.


Se refiere a una persona que tenía una existencia
miserable y que al morir estaría descansando
tranquilamente.

-& El dinero se hizo para gastarse.


Se refiere a las personas que tienen dinero, que no lo
guarden, que lo gasten en cosas necesarias.

-& A la tierra que fueres haz lo que vieres.


De que el ser humano debe portarse o conducirse de
acuerdo al lugar donde está viviendo.

-& Le quedó grande la yegua.


Cuando a un hombre la mujer le sale respondona y lo
quiere mandar.

-& Tigre de papel


De alguien que presume ser valiente pero a la hora de
los hechos es un cobarde.

63
MARIO VERGARA BENÍTEZ

-& Como la carne de puerco, buena pero dañina.


Pudiera ser de algún objeto o persona que se ve bien o que
habla muy bonito pero en el fondo te hace daño.

-& Cuando el pobre algo llega a tener, loco se ha de volver.


Indica que cuando una persona muy pobre económicamen-
te logra una fortuna, casi enloquece.

-& El hábito no hace al monje.


De un hombre que sacerdote por vocación no necesita
andar siempre vestido con hábito.

-& Eres como los sapos, sólo cantas en cuaresma.


Refiriéndose a alguna persona que sólo puede hacer bien
las cosas en su tierra.

-& El que es perico donde quiera es verde y el que es tonto


en donde quiere pierde.
Quiere decir que el hombre o la mujer que son buenos
cualquier lugar lo demuestran, y el que no sirve para hacer
las cosas también en cualquier lugar pierde.

-& La mujer jala más que una yunta de bueyes.


Se dice que una mujer lista o inteligente puede llevar al
hombre a donde ella quiere.

-& El que convive con burros aprende a tragar zacate.


Quiere decir que si convives con personas inútiles serás
como ellos.

-& El muerto y el arrimado a los tres días apestan.


Significa que si estás viviendo con tu familia, después de
tres días les estarás estorbando.

-& Ollita nueva dónde te colocaré, ollita vieja dónde te tiraré.


Habla que en una pareja de recién casados se manifiesta
puro amor, pero al paso de los años se la pasan peleando.

64
COPLAS, REFRANES, C UENTOS y L EYENDAS DE TIERRA CALI ENTE

-& Aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión.


Es posible vivir en un palacio de oro, pero si no te
permiten salir es como si estuvieras preso.

-& Tienes más vidas que un gato.


Se refiere a una persona que se ha salvado de morir
muchas veces estando en peligro de muerte.

-& No seas ave de mal agüero.


Se les dice a las personas que desean la mala suerte para
el prójimo.

-& Al paso que lleva pronto se cansará.


Si una persona va muy aprisa por la vida, pronto le
llegará el final.

-& Hasta parece cangrejo.


Sobre las personas que avanzan y retroceden. Los
problemas se deben enfrentar de frente cara a cara y
no huir de ellos.

-& Caminas como tortuga.


Expresión de burla para una persona que es muy lenta
para caminar.

-& El pez por su boca muere.


Las personas que hablan mucho se meten en problemas y
solas se delatan.

65
Cuentos

E
1 cuento es una narración breve de hechos imaginarios,
protagonizada por un grupo reducido de personajes y con
un argumento sencillo. Hay dos grandes tipos de cuentos:
el cuento popular y el cuento literario.
El cuento popular es una narración tradicional de transmi-
sión oral. Se presenta en múltiples versiones, que coinciden en
la estructura pero discrepan en los detalles. Tiene tres subtipos:
los cuentos de hadas o cuentos maravillosos, los cuentos de ani-
males y los cuentos de costumbres. El mito y la leyenda son tam-
bién narraciones tradicionales, pero suelen considerarse géneros
autónomos. Las mil y una noches es la recopilación más cómo-
da de cuentos populares orientales que se conoce.
El cuento literario es el cuento concebido y transmitido me-
diante la escritura. El autor suele ser conocido. El texto, fijado
por escrito, se presenta generalmente en una sola versión, sin el
juego de variantes caracteristico del cuento popular. Se conser-
va un corpus importante de cuentos del Antiguo Egipto, que
constituyen la primera muestra conocida del género.

67
MARIO VERGARA BENÍTEZ

l. Solitario, el gato de las siete vidas

ste es el cuento de un gato montés, y que según se contaba


E tenía siete vidas, dicho gato había nacido en la casa de un
pequeño pueblo del medio rural; pero sus amos, o sea los due-
ños de la casa, tenían siempre la mala costumbre de maltratar a
todos los animales que vivian con ellos; de hecho hasta busca-
ban animales domésticos a propósito, para que posteriormente se
dedicaran a divertirse con ellos; animales como: vacas, caballos,
conejos, aves, chivos, puercos, perros y desde luego gatos.
El gato de las siete vidas de quien habla este cuento se lla-
maba Solitario porque desde pequeño siempre le gustaba apar-
tarse de los demás animales, inclusive de sus hermanos los ga-
tos, por lo que sus dueños lo bautizaron con el nombre de
Solitario.
Solitario desde los primeros días de vida se dio cuenta de la
forma cruel y grosera en que trataban a todos los animales de
la casa; los aventaban arriba de los árboles de las casas, a los
más pequeños les cortaban la cola, los metían a la pila de agua
fria, los sentaban sobre el coma! caliente, los pateaban como si
estuvieran jugando pelota y les hacían todo lo que se les ocurria.
Todo esto motivó que apenas cumplió cuatro meses, decidió
abandonar la casa donde había nacido, y aun a costa de su vida
una noche se encaminó hacia el monte lleno de peligro, ya que
había escuchado que existen muchos animales grandes y feroces
que se comían a los gatos, además de animales ponzoñosos, co-
mo la culebra, el alacrán, la tarántula, etc. Así pues se inició en
una serie de aventuras, en donde la primera vez que salvó la vi-
da gracias a su astucia y valor fue al quedarse dormido en las
raíces de un árbol y que cuando despertó estaba rodeado de más
de 100 alacranes de los más mortíferos que lo miraban molestos
por haber invadido su guarida, todos estaban con el aguijón le-
vantado listos para clavarlos llenos de ponzoña en el pequeño
gato.
-¡Dios mío!, ¿dónde vine a dar? Estos animales me matarán
si no pienso en algo pronto, ¿qué hago? ; mamá, papá, ayúden-
me! ¡Salta con todas tus fuerzas! -escuchó una voz al interior de
su mente, por lo que pensando y actuando tensó todo su cuerpo

68
CoPLAS, REFRANES, CuENTos Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

y dando un poderoso salto se libró del piquete de los alacranes


que se quedaron con las ganas de acabar con él.
Esta fue la primera ocasión desde que salió de su casa que
logró salvar su vida de un peligro mortal y ya más cuidadoso si-
guió caminando todo el día hasta que de pronto por una veredi-
ta entre el bosque, encontró un lagartija agonizando cerca de un
arroyito. Y como tenía mucha hambre se avorazó tan rápido co-
mo pudo sobre la pequeña lagartija dándole de zarpazos y cuan-
do vio que ya no se movía empezó a devorarla con rapidez y an-
siedad como si alguien se la fuera a arrebatar.
En eso estaba cuando de pronto vio reflejado en el agua del
arroyito unos crueles ojos que Jo miraban con ferocidad y unos
enormes colmillos que estaban a punto de desgarrarlo y comér-
selo, se trataba de una vibora de cascabel de las más ponzoño-
sas de la región.
¿Qué hago? ¿Qué hago? si no me muevo este animal meco-
merá. ¡Ah! Ya sé qué hacer, me quedaré quieto como muerto, tal
vez así ya no me ataque. Así se quedó inmóvil si respirar siquie-
ra, y efectivamente de esa manera logró engañar a la víbora que
al ver que no se movía dejó de interesarle y se retiró en busca de
otra presa; porque debemos saber que a estos reptiles les gusta
comer animales vivos.
Después del susto pasado Solitario, el gatito, siguió caminan-
do y caminando en busca de aventuras, pero ahora lo hacía de
un manera más cuidadosa.
Pasó un largo año en que Solitario creció muy fuerte, vigo-
roso, ágil y robusto, aprendiendo a cazar con mayor astucia y se-
guridad, por Jo que cierto día cuando se había llegado la noche,
buscó una cueva para dormir, la inspeccionó y comprobó que es-
taba vacía y tranquilamente se durmió dentro de ella despertan-
do repentinamente por Jos ruidos que hacía un enorme tlacuache
que había regresado a su madriguera. -¡Ay! ¡Auxilio, sálvenme!
este animal me quiere comer.
Parecía que en esta ocasión no tendría salvación ya que el
tlacuache que estaba en la entrada de la cueva poco a poco se
iba metiendo, no le quedó más remedio que retroceder y retroce-
der hasta el fondo de la cueva. Pronto comprobó que había otra

69
MARIO VERGARA BENÍTEZ

salida que daba hacia el exterior y dando un brinco hacia atrás


pudo salir de la trampa en la que él mismo había caído.
Esta fue la tercera ocasión en la que milagrosamente se sal-
vaba de la muerte, y se comprometió consigo mismo que en la
próxima vez dormiría en las ramas de un árbol. -¡Aquí nadie me
molestará! -se dijo- quedándose profundamente dormido, pero
pronto despertó sobresaltado al sentir las garras de un águila que
ya lo tenía fuertemente aprisionado. -¿Qué pasa, qué pasa?, se
preguntó adormilado y al descubrir su situación dijo con triste-
za ¡ahora sí moriré, se acabó mi suerte! ¿Qué hago?, se pregun-
taba a sí mismo Solitario, y pensando rápidamente se dijo: no
me queda otra más que morder las patas del águila, y clavando
sus af1lados dientes en las patas del ave, que al sentir un fuerte
dolor rápidamente soltó a Solitario de lo alto del árbol y cayó
sobre una pajonera evitando que se quebrara, así que por cuarta
ocasión este gatito astuto se salvaba de la muerte.
Habían pasado ya dos años desde que salió de Sil casa, pe-
queño y desnutrido; ya había crecido y se le veía fuerte y vigo-
roso cuando en cierta ocasión estaba descansando debajo de un
paredón, y de pronto la tierra comenzó a temblar viniéndosele
encima, cubriéndolo totalmente, el golpe y la falta de aire casi lo
hacen perder el sentido pero afortunadamente rascando con to-
das sus fuerzas logró salir a la superficie salvándose ya por quin-
ta ocasión.
Así, siguió su camino cada día recorriendo nuevos horizon-
tes, en busca de una vida mejor y con el paso del tiempo ya ha-
bía crecido todo lo que un gato crece en tamaño normal; se sen-
tía muy seguro y fuerte de sí mismo, tenía mucha experiencia,
dormía con un ojo abierto y otro cerrado; las garras y los colmi-
llos siempre a la defensiva y dispuesto a enfrentarse contra el
mundo, ya había aprendido todo, parecía que ya nada podría
pasarle.
Cierto día, caminaba muy tranquilo por una huerta cuan-
do de pronto, encontró debajo un matorral, allá en un bajial cer-
ca de un río, unos huevos de gallina y comenzó a comérselos,
saboreándolos de manera tan deliciosa que ni cuenta se dio que
de repente aparecieron varias gallinas y gallos que cuando vie-
ron que devoraba sus huevos se le fueron encima a patadas y pi-

70
CoPLAs, REFRANEs, CuENTOS YLEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

cotazos, Solitario ya no sabía dónde meterse por más que pelea-


ba, gritaba, maullaba y se revolcaba, no lograba escapar, ya que
estaba todo arañado y sangrando por todas partes. Cuando pare-
cía que lo destrozarían se escucharon unos gritos de personas y
sólo entonces pudo escapar subiendo rápidamente a una gran pie-
dra que encontró en su camino.
Pero su mala suerte no había terminado ya que los dueños
de gallinas y los perros descubrieron sus huellas exclamando ¡mi-
ren! ¡son las huellas de un gato, búsquenlo! les gritaron a sus pe-
rros, que siempre los acompañaban, ¡búsquenlo y acaben con él,
vamos!
Eran tres enormes perros los que se lanzaron tras sus huellas
y olfateando su olor, pronto lo localizaron sobre la gran piedra.
Los perros no se podían subir, pero tampoco Solitario se po-
día bajar así que nadie se movió por más de diez horas, los pe-
rros se echaron tranquilamente esperando a que Solitario le die-
ra hambre y sed. Pero también Solitario esperaba que a los perros
les sucediera lo mismo.
Pasaron las horas y nadie se rendía, para entonces el gato
ya se había recuperado y sólo esperaba una pequeña oportuni-
dad para burlar a los perros que confiados se durmieron; momen-
to que aprovechó el gato para bajar sin hacer ruido y comenzar
una veloz carrera alejándose de los malvados perros. Esta había
sido la séptima ocasión que Solitario se escapó de la muerte en
circunstancias muy peligrosas, por lo que los animales que vi-
vían por ese rumbo y que habían escuchado sus aventuras lo bau-
tizaron con el nombre de Solitario, el gato de las siete vidas.
Estos mismos animales tales como gallinas, patos, conejos,
culebras, tlacuaches, ratones, etc., lo admiraban, lo respetaban y
hasta le tenían miedo y fueron ellos mismos los que día a día co-
rrían la voz de sus aventuras y que hasta el día de hoy se siguen
contando de generación a generación, de SOLITARIO, EL GATO
DE LAS SIETE VIDAS.

Mario Vergara Benítez.

71
MARIO VERGARA BENÍTEZ

2. Lupita y su mano mochita

E n un pueblo muy hermoso y chico, a un lado del bosque, vi-


vía una niña llamada Lupita con su madre, ellas se dedicaban
a las flores y a venderlas los domingos en la puerta de la iglesia,
no se animaba a ir a la escuela, porque decía que los niños se
iban a burlar de ella, ya que tenía una mano mochita; pero aun
así, podía hacer todo lo posible por ayudar a su mamá.
Cuando llegó a la escuela, veía que todos jugaban muy ale-
gres y contentos, pero ella no podía porque tenía una mano roo-
chita. Tanto sufrió por su defecto, que lloraba a escondidas de su
mamá. Un día, una de sus amigas la invitó a jugar y Lupita le
dijo que no podía porque le faltaba un pedacito de su mano; Lau-
ra, que era su amiga, le dijo que no importaba, que iba a jugar
con el corazón no con las manos.
Para Lupita fue tan grande el gusto que decidió jugar, hasta
que un día tuvo la oportunidad de jugar con todas sus amigas
pudo comprobar que los defectos exteriores se superan con la be-
lleza que tenemos dentro del corazón, y quien en realidad te es-
tima y te quiere, te acepta sin importar tus defectos, cualidades,
simplemente te acepta tal y cual es uno mismo.

Mario Vergara Benítez.

3. El conejo boxeador

E ste es el cuento del conejo boxeador que vivía en los bajiales


del río Balsas, allá entre las comunidades de la Tinaja y Pa-
los Altos donde las tierras que estaban a orillas del río tenían mu-
cha humedad durante todo el año y los campesinos sembraban
toda clase de legumbres como: chiles, habas, pepinos, etc., ade-
más de toda clase de fruta de la región como papaya, limón agrio
y dulce, naranja, zapote, sandía, melón, etcétera.

72
CoPLAS, REFRANEs, CuENTos Y LEYENDAs DE TIERRA CALIENTE

Cuenta la gente, que en una ocasión llegó a una de tantas


huertas un conejito blanco y flaco; venia todo hambriento pues
ya habían pasado varios días en los que no comía, por eso en
cuanto observó tanta comida que en ese lugar había no sabia qué
hacer, mordía una sandía, una zanahoria, cebollas, chiles, él es-
taba feliz de haber llegado a ese lugar. Pronto empezó a engor-
dar y a crecer fuerte y ágil como todos los conejos.
Pero como a los cinco meses de haber llegado, se dio cuenta
que no era el único conejo que había en la huerta ya que por
dondequiera que caminaba encontraba huellas de los demás
conejos y mucha fruta desperdiciada; se veía claramente que los
demás conejos sólo le daban una mordida y la tiraban al
suelo para que se pudriera, hacían lo mismo que él hacia cuan-
do llegó a la huerta, sabia que había cometido un error pero en
poco tiempo lo corrigió y sólo mordía lo que se comerla.
-¿Qué se puede hacer? -se preguntaba a si mismo-, no es
justo que echemos a perder tanta fruta. En eso estaba pensando
y preocupado, cuando escuchó que se acercaban unas voces de
los dueños de las huertas, se escuchaban enojados, molestos, tris-
tes y decepcionados. ¡Miren nada más, son tarugadas las que ha-
cen los conejos!, ¡muerden aquí, muerden allá, nos están destro-
zando la huerta!, si no hacemos algo vamos a quedamos en la
ruina -decían los sembradores angustiados.
¡Si, si!, gritaron todos, tenemos que buscar la manera de aca-
bar con esta plaga de conejos, vamos a exterminarlos, que no
quede uno vivo, eso y más se merecen por ambiciosos y desgra-
ciados, mira que echamos a perder toda la fruta.
Poco a poco las voces se fueron perdiendo a lo lejos, pero las
conversaciones que el conejo escuchó lo llenaron de preocupa-
ción. -Tengo que evitar que nos corran de este paraíso, aquí te-
nemos comida para toda la vida, pero claro que también estamos
abusando, bueno, mis demás camaradas están abusando de la
bondad de esta pobre gente y los señores tienen mucha razón,
tengo que hacer algo y pronto. Ya sé lo que voy a hacer -decía
el conejito pensando.
Durante dos días se dedicó a buscar a todos los conejos que
vivían en las huertas y los convocó a una reunión urgente para

73
MARIO VERGARA BENÍTEZ

el día siguiente a las diez de la mañana bajo la sombra de un na-


ranjo y les dijo:
Amigos, hermanos, buenos días tengan todos ustedes, gracias
por escucharme y acudir a esta urgente reunión, miren, se trata
de lo siguiente: resulta que el otro día por casualidad escuché una
plática de los dueños de las huertas donde vivimos y nos alimen-
tamos, resulta que están muy molestos por todo el destrozo que
les estamos causando, ya que aseguran que sólo nos dedicamos
a morder una y otra fruta, que ni nos la comemos y sólo la echa-
mos a perder y creo que tienen toda la razón, debemos ser más
cuidadosos y morder sólo la fruta que nos vamos a comer, así
que les pido hagamos un compromiso de honor, palabra de co-
nejo donde nos comprometamos a ser más prudentes. Estás loco,
contestaron todos, nosotros no tenemos que obedecerte ni cum-
plir promesas que no vamos a hacer, así que deja de estar mo-
lestando y lárgate a echar pulgas a otro lado.
Ja, ja, ja, pobre iluso, mira que querer ordenarnos. Las risas
burlonas de los conejos molestaron mucho al conejo que estaba
intentando corregir el problema que estaban viviendo y pensó
que no le quedaba otro remedio que hacerlos entrar en razón a
la fuerza.
Momento amigos, momento, óiganme bien lo que les diré, o
se corrigen por las buenas o los corregiré yo a golpes.
¡A golpes tú, tú solito ja, ja, ja, ja! Pobre tonto, ni sabes con
quién te pones, contestó un conejo color barcino cola mocha que
se sentía muy salsa.
Yo mero, contestó el conejo blanco, y te voy a demostrar
quién mandará aquí de ahora en adelante. Y diciendo eso que se
le va encima, cerrando sus patas delanteras como puños y uno,
dos, tres cuatro, cinco y ¡fuera! seis golpes le dio, tres en el es-
tómago, dos en la cara y uno en la nuca y ¡saz! Cayó el conejo
cola mocha como a dos metros de distancia, privado, desmaya-
do por los tremendos golpes. ¿Quién más quiere probar mis pu-
ños, quién?, gritaba conejo blanco con voz retadora.
Nadie respondió al reto, en ese momento estaban impresio-
nados por la paliza que le habían puesto a su amigo. Escuchen
bien amigos, de aqui en adelante el que eche a perder cualquier

74
CoPLAS, REFRANES, CuENTos Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

producto que halla en la huerta, se las verá conmigo, ¿está cla-


ro señores? ¡Sí, sí, sí!, contestaron todos espantados.
Pasaron muchos años obedeciendo las órdenes del conejo
blanco, al que todos llamaron a partir de entonces, el cone-
jo boxeador.
Y es que de vez en cuando tenía que repetir la dosis a uno
que otro conejo atrevido, que sintiéndose muy salsa lo retaba o
desobedecía sus órdenes.

Mario Vergara Benítez.

4. El conejo y el zorrillo

E ran una vez dos animalitos que se conocieron en el bosque,


el conejito andaba solito jugando, cuando a lo lejos vio un
animalito, entonces él fue saltando hasta donde estaba y le dijo.
-¡Hola Amigo! ¿Qué haces? -y el zorrillito le contestó-: aquí
jugando solo, -el conejito le dijo-: qué te parece si jugamos unas
carreras, sale amiguito, contestó el zorrillo. Entonces, ¿qué te pa-
rece si llegamos a donde está aquella roca?, el que llegue pri-
mero será el ganador. Entonces comenzaron a correr y Jos dos
llegaron al mismo tiempo, pero de tan rápido que iban, se estam-
paron al mismo tiempo en la roca y quedaron inconscientes, al
poco rato despertó muy asustado el conejo diciendo ay, ay, me
duele mucho mi cabeza y se asustó mucho cuando vio tirado a
un lado de él al zorrillo, pero ninguno de Jos dos se acordaba que
eran amigos.
Al poco rato despertó el zorrillo y le dijo al conejo: -¿quién
eres? Y el conejo le contestó -no Jo sé, Jos dos estábamos aquí
tirados-. Entonces el conejito le dijo al zorrillo: -¿qué te pare-
ce si me describes cómo soy y después yo te describo a ti? En-
tonces el conejito empezó a decirle al zorrillo cómo era -mira,
tienes dos colores muy bonitos, blanco y negro, tu cola es muy
larga y además tu olor es insoportable, iya!, iya!, iya no hable-

75
MARIO VERGARA BENÍTEZ

mos más!, soy un zorrillo. Ahora tú me describes a mí para sa-


ber quién soy -dijo el conejo- entonces el zorrillo empezó, eres
muy blanco como la nieve tienes dos orejas muy largas y estás
muy chiquito como una bola de billar y brincas y brincas sin pa-
rar, ¡ya!, ¡ya!, ¡ya, no hablemos más!, soy un conejo. Entonces
los dos muy contentos se abrazaron y decidieron ser amigos por
siempre.

5. Pinto, el perrito bailador

E l perrito bailador, así lo llamaba la gente; es que hacía honor


a su nombre pues se la pasaba bailando. Cada vez que escu-
chaba música, inmediatamente se paraba de patas y graciosamen-
te comenzaba a bailar haciendo reír a niños y adultos que lo
veían, se ganaba muchos aplausos y claro, mucha comida que es-
pecialmente le arrojaban los niños.
Pinto se llamaba porque así estaba el color de su piel, man-
chas blancas, negras, cafés; era un perro muy pequeño pero muy
gracioso. Su dueño era Pedro, un niño de siete años y donde quie-
ra se les veía juntos, lo acompañaba a la escuela, al campo, cuan-
do mandaban a Pedro a cuidar el rebaño de chivos y borregos,
cuando salía a cuidar la milpa, en fm, a donde quiera iba con él
como dos grandes amigos.
En muchas ocasiones Pedro lo tenía que defender de los de-
más perros que siempre le ladraban y lo querían morder, le te-
nían envidia y coraje porque todo mundo queria acariciarlo y cla-
ro, darle comida por lo gracioso que era. Pero en una de tantas
ocasiones que Pinto daba el espectáculo de baile, un niño pre-
guntó: ¿cómo aprendería a bailar tan bonito ese perrito? Pedro,
el dueño del animal, que alcanzó a escuchar, contestó: fue fácil,
mi papá que tiene una panadería, se la pasa escuchando música
de cumbias y de vez en cuando también baila y canta; y, desde
que Pinto estaba chiquito veía bailar a mi papá y también se em-
pezaba a menear como queriendo imitarlo y entonces cuando vi-

76
COPLAS, REFRANES, CUENTOS Y LEYENOAS DE TIERRA CALIENTE

mos lo que hacía Pinto, todos nos propusimos enseñarle a bailar


y algunas otras suertes más; pero más le gustaba cuando era yo
quien le enseñaba. Desde pequeño me obedecía en todo; a parar-
se de patas, menear la cola y las orejas, echar maromas, pero lo
que más le gusta es bailar y lo aprendió de manera muy rápida,
es muy listo, hasta parece que entiende el lenguaje de los seres
humanos.
Y la verdad yo lo quiero mucho, no lo puedo negar, com-
prendo que los perros son nuestras mascotas pero también son
nuestros grandes amigos, sólo es cuestión de educarlos con cari-
ño y con paciencia para que nos entiendan. No debemos golpear-
los nunca porque entonces se enojan y ya no te obedecen, se ha-
cen malos y hasta se van de la casa. Por eso mi amigo, si tienes
un perrito en tu casa, trata de entrenarlo con cariño para que
aprenda a hacer todas las suertes que le enseñes, te divertirás tan-
to con él, que siempre lo estarás buscando y sabrás que de todos
los animales, es el mejor amigo.

Mario Vergara Benítez.

6. Un gato, un ratón y un zorro

abía una vez un gato que se hizo amigo de un ratón. Se que-


H rian tanto que el gato le ofreció al ratón que vivieran juntos
en una casita que tenía. Pasó el tiempo y el gato y el ratón se
llevaban muy bien, pues para no tener problemas se repartían los
quehaceres, al ratón le tocaba ir por la leña y por el agua, y al
gato le tocaba prender el fogón y cocinar pues los dos hacían sus
quehaceres con mucho gusto.
Un día, el ratón salió por el agua y se encontró a un zorro,
le dijo el zorro al ratón: ¿por qué siempre vas tú al agua? el ga-
to se aprovecha de ti, a ti te toca el quehacer más pesado, pues
él sólo se pone a guisar y eso no es cansado. El ratón pensó que
era cierto y le dijo al zorro que llegando le iba a decir al gato

77
MARIO VERGARA BENÍTEZ

que cambiaran de quehacer pues no era justo que sólo él fuera


al agua y a la leña. Cuando llegó el ratón, de inmediato dejó el
agua y le dijo al gato: oyes gato, ¿por qué no cambiamos de que-
hacer? yo prendo el fogón y cocino y tú vas a traer el agua y la
leña, ¿qué te parece? El gato le dijo, sí amigo ratón, como quie-
ras, pero ¿crees poder cocinar y prenderle al fogón? y el ratón le
dijo: ¡sí, claro que puedo hacerlo!
Al día siguiente, el gato fue a traer agua, pero con mucho
cuidado se acercó al río, pues el gato le temía al agua y de re-
pente se resbaló y cayendo en el agua, se ahogó. Mientras, esta-
ba muriéndose el ratón de hambre y enojado, pues no podía co-
cinar sin leña y sin agua.
¿Dónde estará el gato, se decía, de seguro ha de estar descan-
sando pero ahorita que llegue, me va a escuchar. De tantas vuel-
tas que daba vio un montón de leña y empezó a prender la lum-
bre pero no podía porque estaba chiquito y el fogón estaba alto,
con mucho trabajo prendió el fogón, al bajarse se resbaló y ca-
yó al fogón donde él también murió.
Lo que nunca supo el ratón es que el gato repartió los que-
haceres conforme a sus capacidades, pues el ratón era muy pe-
queño para prenderle al fogón y corría riesgos de quemarse, ade-
más también era pequeño para cocinar, no iba a poder porque el
fogón estaba alto. El gato no podía traer leña pues los ratones
son más rápidos, tampoco podía traer agua porque los gatos le
temen al agua.

7. La cueva del encanto

e lo contó mi abuelito, un señor de más de 100 años, casi


M no ve, escucha poco; pero dice mi papá que nunca dice men-
tiras, por eso le creí cuando un día le dije: ¡abuelito cuéntame un
cuento, dicen que tú sabes muchos!

78
COPLAS, REFRANES, CUENTOS Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

Se me quedó mirando fijamente con esos ojos cansados pero


muy tranquilos y me contestó suavemente, ¡claro que si hijo!, pe-
ro háblales a tus hermanitos para que todos lo escuchen; ¡claro,
claro que si abuelito!, muchachos, vengan todos y escuchen el
cuento que el abuelo nos contará.
Y comenzó diciendo: a mi también me lo contó mi abuelo, el
cuento se llama La cueva del encanto.
Resulta que por allá por el cerro de los bancos existía una
cueva que estaba encantada, era difícil encontrarla y llegar a ella;
ya que estaba cubierta de árboles y raíces y además estaba un
voladero, para llegar a ella tenias que poseer valor. Muchos lo
intentaron y murieron sin lograr llegar a ella.
Pero los que pudieron entrar regresaron ricos, ya que en su
interior había muchos tesoros, mucha joyas, oro, diamantes, mo-
nedas; total, muchas cosas de valor. Pero también muchos hom-
bres que lograron entrar se quedaron para siempre encantados,
como embrujados de ver tanta riqueza y es que sólo se puede es-
tar dentro de ella por tres horas y si no dominan la ambición y
sales pronto, te quedas para siempre. Fue lo que les pasó a mu-
chos; ya que nunca regresaron.
Sólo muy pocos han logrado salir, cargados de tesoros y han
vivido como reyes, se han convertido en dueños de haciendas con
mucho ganado y casi todos han sido bondadosos, porque además
dicen que si después de volverse ricos se portan mal, pronto se
les acaba la riqueza. Aunque muchos regresaron enfermos y mu-
rieron pronto de males desconocidos.
¿Y tú abuelito, nunca intentaste entrar a la cueva del encan-
to? Si, una vez quise hacerlo, pero cuando ya casi lo lograba des-
barranqué rodando por las faldas del cerro de los Bancos, pero
por poco y me mato, me fracturé un brazo y una pierna, tardé
más de tres meses en recuperarme y desde entonces ya nunca lo
intenté, pensé que esa gracia no era para mi. ¿Y la cueva abue-
lito dónde está?, ¿podré ir cuando esté grande? Eso sólo el des-
tino, Dios y tú lo sabrán algún día.
Por lo pronto cuídense, crezcan sanos y fuertes que la cueva
del encanto siempre estará allá en el cerro de los Bancos, espe-
rando que alguien vaya a buscar sus tesoros.
Mario Vergara Benítez.

79
MARIO VERGARA BENÍTEZ

8. Juan flojo y los tres gigantes

lojilandia era un pueblo como muchos otros, establecido en


F la gran llanura de tierra caliente, donde el inmenso calor lo-
graba poner de mal humor a sus habitantes y a otros los conver-
tía en haraganes, vagos y sin deseos de trabajar, donde la mayor
parte del tiempo se la pasaban durmiendo, bajo la sombra de los
grandes árboles que en la región crecían.
Pero sucede que Flojilandia se diferenciaba de los demás pue-
blos ya que cerca de ella había una cueva habitada por 3 gigan-
tes como de 4 metros de estatura. Los que constantemente ase-
diaban a los pobladores porque cada vez que tenían hambre salían
de sus cuevas y se comían a la gente que encontraban.
Por tal motivo, toda la población de Flojilandia vivía angus-
tiada y temerosa, se encerraba en sus casas a temprana hora, por-
que en la noche era cuando les gustaba salir a los gigantes.
Como dije antes, la mayoría de la gente era muy floja, no les gus-
taba trabajar, pero había uno que de verdad exageraba. Todos lo
conocían como Juan el flojo y es que el apodo le quedaba como
anillo al dedo porque de verdad era flojo, flojo, flojo, que hasta
para comer quería que le dieran en la boca, no se preocupaba por
bañarse, peinarse; en fm, se la pasaba durmiendo.
Así estaban las cosas, cuando una de tantas noches llegaron
los hambrientos y feroces gigantes y se llevaron a dos mucha-
chos y un niño a su cueva para devorarlos allá tranquilamente,
no sin antes destruir las casa de los habitantes de Flojilandia gri-
tando que en días siguientes regresarían por más comida, y que
preferentemente querían mujeres. Pero como en todas las pobla-
ciones existe un hombre más rico, en Flojilandia vivía Flojilonio
quien tenia mucho, pero mucho dinero y lo que le preocupaba
era que los gigantes pudieran llevarse en la próxima venida a su
hermosa y única hija de nombre Flojilinda.
Así que reunió a toda la población y les dijo: ¡señores!, te-
nemos que buscar la manera de acabar con esta terrible amena-
za que no nos deja vivir, ni dormir tranquilos, me refiero a nues-
tros enemigos ¡Los Gigantes Asesinos! ¿Qué proponen? Nadie
contestó, sólo silencio, todos tenían pavor a los Gigantes Asesi-
nos. Yo propongo que entre todos reunamos una cantidad de di-

80
COPLAS, REFRANES, CUENTOS Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

nero y la ofrezcamos a algún caballero valiente para que se en-


frente con los gigantes. Nadie se movió ni dijo nada, todos eran
muy pobres.
-Bueno, -dijo Flojilonio- el hombre más rico del pueblo, si
ustedes no tienen dinero, yo lo pondré todo. ¿Quién se enfrenta-
rá a los gigantes?
Nadie respondió, silencio total. ¿Pero es que no hay ningún
valiente en este pueblo? Nuevamente silencio. Nadie aceptó el re-
to y no era para menos, eran 3 los gigantes asesinos que siem-
pre andaban armados con unas hachas enormes y filosas, con un
solo tajo partían a un cristiano en dos. ¿Qué vamos a hacer? Se-
guía diciendo Flojilonio el más rico del pueblo, les doy más di-
nero, lo que quieran; pero nadie se atrevía.
De pronto, desde unas raíces del enorme árbol donde estaban
platicando, surgió una voz preguntando ¿aparte del dinero qué
más ofrece? Todos regresaron para ver quién había hablado, ¡Juan
Flojo! -dijeron todos- ¡Juan Flojo! Tú no sirves para nada. Bue-
no, si no les interesa mi propuesta, pues ahí nos vemos y siguió
durmiendo tranquilamente. Espera Juan Flojo, espera -dijo Flo-
jilonio- ¿qué es lo que quieres o qué propones? Mire don Floji-
lonio, yo puedo enfrentarme con los gigantes, pero aparte del di-
nero quiero otras cosas, usted dirá. Te escucho Juan Flojo, ¿qué
más pides? Pues verá, quiero una de sus casas, comida todos los
días, tres criadas, el dinero que está ofreciendo y una mensuali-
dad para toda la vida. ¡Acepto! ¡Acepto! Pero antes tienes que
matar a los gigantes. No he terminado señor, todavía me falta
una petición, la más importante. ¿Quieres más cosas? Así es se-
ñor. ¿Qué más quieres?, dime, te escucho. Pues verá, quiero que
me conceda la mano de su hija Flojilinda. ¿Qué, estás loco Juan
Flojo? Bueno, si no quiere ahí nos vemos y tranquilamente se
volvió a dormir.
¡Espera, espera! -le grito don Flojilonio- pensando que no
perdía nada dándole su hija a Juan Flojo ya que de todos modos
los gigantes asesinos lo matarian y se lo comerían. Está bien,
acepto, ¿cuál es tu plan? Primero, que delante de toda la pobla-
ción se comprometa a cumpl ir su palabra de lo que le estoy pi-
diendo. ¡Te doy mi palabra de honor que cumpliré! Ahora dinos
qué harás para acabar con esos asesinos. Trabajosamente Juan

81
MARIO VERGARA BENÍTEZ

Flojo se puso de pie y dijo: necesito una espada muy filosa y 4


bidones de tequila, 15 puros de marihuana y un becerro guisado
en barbacoa pero que esté muy picosa, quiero que todo lo que les
estoy pidiendo me lo lleven y lo dejen debajo del árbol que está
en la entrada del pueblo.
Los pobladores cumplieron todo lo que Juan Flojo les pidió
y tranquilamente se subió arriba del árbol en espera de que los
gigantes aparecieran en busca de las próximas victimas. No tar-
daron mucho, se les oía venir, estaban hambrientos, por eso cuan-
do llegaron al árbol y vieron la barbacoa, el tequila y cigarros se
abalanzaron a devorar todo, fumaron los enormes puros de ma-
rihuana, la comida se la acabaron pronto, cada uno se bebió un
bidón de tequila y pronto estaban bien borrachos. El problema
vino cuando empezaron a discutir por el tambo que estaba lleno;
es para mí decía uno; no, es para mí; y así seguían discutiendo
sin ponerse de acuerdo, lo que ocasionó que ya borrachos, dro-
gados y enojados sacaran sus hachas y se mataran entre ellos
mismos, se dieron con todo, en el cuerpo, en la cabeza, en los
brazos; en fin, quedaron destrozados. Juan Flojo que tranquila-
mente observaba arriba del árbol, comentó: ya estuvo, ya suce-
dió lo que quería, que se mataran entre ellos mismos. Posterior-
mente bajó del árbol y con su espada les cortó la cabeza a los
tres gigantes asesinos, ya con ellas en el hombro regresó hasta la
población de Flojilandia gritando: iya estoy aquí! ¡Vengan todos,
aquí les traigo las cabezas de los gigantes! Todos salieron a ver
y su asombro no tenía límites, ahí estaba Juan Flojo con las tres
cabezas de los gigantes. ¿Cómo le hiciste? -preguntaban-. Es
que soy muy valiente -contestaba orgulloso-. Don Flojilonio
¿dónde está? ¡Aquí estoy! -contestó don Flojilonio- ¿qué quie-
res Juan Flojo? ¡Que cumpla su palabra!, una casa, comida, cria-
dos, dinero y a su hija como esposa, o cumple o lo mato también
a usted dijo amenazador. Está bien, está bien, contestó don Flo-
jilonio, te daré lo que te prometí; pero tienes que casarte prime-
ro con mi hija.
Claro que sí acepto casarme con Flojilinda. Y efectivamente
Juan Flojo se casó, se volvió rico y vivió feliz y flojeando el res-
to de su vida.
Mario Vergara Benítez.

82
COPLAS, R EFRANES, C UENTOS Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

9. El conejo de la suerte

E ste es el cuento del conejo de la suerte, quien vivía en las fal-


das del cerro del Cristo Rey donde brotaban muchos manan-
tiales de agua que servía para regar algunas huertas de chile y
de jitomate, además de mangos, guayabas y otros frutos de la re-
gión, por lo que vivía alegremente.
Este conejo tenía tanta suerte que todo le salía bien, tenía co-
mida en abundancia, estaba demasiado gordo, dormía bien, tenía
varias casas, muchos descendientes; en fm, la suerte lo favorecía
en todo.
Hasta que un día, llegó a su territorio un hambriento y vo-
raz coyote que desde el momento que lo vio se prometió a sí mis-
mo que pronto, pero muy pronto se lo almorzaría, y ni tarde ni
perezoso se dedicó a seguirlo y espiarlo ; no lo podía alcanzar ya
que era veloz y escurridizo.
Cierto día, lo encontró arriba de un cirian diciéndole: ¿qué ha-
ces conejito?, aquí tío coyote -contestó el conejo-. ¿Por qué me
dices tío si no soy de tu familia? Pues sí, pero, yo quiero que seas
mi tío. Lo siento -contestó-, pero yo tengo hambre y he venido
a comerte, así es que aquí estaré hasta que bajes. No me comas
tío coyote, yo no tengo buen sabor, mira, mejor prueba estos dul-
ces que están acá arriba; estoy seguro que te gustarán, abre la bo-
ca y cierra los ojos, total, pruébalos, si no te gustan entonces me
comes. Bueno, pero si no me gustan, enseguida te como a ti. Es-
tá bien, ahí te van, y le aventó los cirianes con tanta fuerza que
lo atarantó a la vez que le tumbó dos dientes y mientras el coyo-
te se estaba revolcando, el conejo aprovechó para escaparse gri-
tando ¡adiós tío coyote! Que te hagan provecho los dulces.
Ya me la pagarás conejo, ya te volveré a encontrar. Efectiva-
mente, tiempo después lo encontró tomando agua de una lagu-
na y le dijo: ahora sí conejito, esta vez no te me escapas prepá-
rate a morir. Espera tío coyote, espera, mira, antes de comerme
te invito a que pruebes los sabrosos pescados que hay en la la-
guna, sólo es cuestión de echarse un clavado y a comer. Y como
el coyote tenía hambre, nuevamente se dejó convencer y se arro-
jó a la laguna en busca de peces. Efectivamente había muchos;
pero cuando lo vieron, nadaron rápidamente hacia el fondo del

83
MARIO VERGARA BENÍTEZ

agua, por lo que el coyote ya sin oxígeno, regresó a la superfi-


cie diciendo: no los alcanzo, ahí están pero se fueron hacia el
fondo . ¿Cómo los alcanzo? -preguntó- pero rápido, dime, ¿có-
mo hago para agarrarlos? Fácil -contestó el conejo-, acomóda-
te, te voy a poner este tanque de gas en la espalda para que ten-
gas oxígeno. Pero lo que le amarró fuertemente y con nudo
corredizo, fueron unas piedras, ¡listo tío coyote!
Confiado el coyote se aventó de clavado y rápidamente se fue
hundiendo; pronto llegó al fondo de la laguna, el aire de los pul-
mones se le estaba terminando, sentía que los oídos se reventa-
ban, me voy a ahogar -pensaba- y sólo entonces comprendió
que había caído en otra trampa del conejo. De pronto cuando ya
se sentía muerto, las piedras que el conejo le había amarrado en
la espalda al mojarse se fueron resbalando y en el último inten-
to se impulsó hacia la superficie tomando aire desesperadamen-
te. ¡Ah! ¡Gracias Dios mío por dejarme seguir viviendo!
Pero este maldito conejo algún día me las pagará. El tiempo
siguió pasando y el destino nuevamente los puso frente a frente
pero esta vez fue en una cueva de hormigas. ¿Qué haces conejo
mentiroso? Aquí no más tío coyote, esperando para invitarte a que
pruebes de la rica miel que estoy a punto de comer. Muchas gra-
cias, pero en esta ocasión no dejaré que me engañes; hoy no te
me escapas, porque de que te como, te como.
Bueno, pues si no hay otro remedio, con gusto acepto mi
muerte, sólo te pido un favor, déjame probar por última vez al-
go de miel de la que hay en este nido de animalitos. Bueno, co-
mo es el último deseo, adelante, concedido.
El conejo metía el hocico al hormiguero y aunque las hormi-
gas le picaban no se quejaba; al contrario, se saboreaba como si
de verdad estuviera comiendo miel ¡ahí! Sabrosísimo; ¿gustas tío
coyote? No, gracias -contestó el coyote-. Pues no sabes de lo
que te pierdes y seguía simulando que estaba disfrutando el mo-
mento.
Y nuevamente el coyote cayó en la trampa, metió el hocico
con fuerza hasta el fondo de la cueva y luego luego se dio cuen-
ta que nuevamente había caído en la trampa del conejo; momen-
to que aprovechó el conejo para apretar veloz carrera, diciendo

84
COPLAS, REFRANES, CUENTOS y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

en tono burlón: ¡adiós tío coyote, no comas tanta miel porque te


vas a enfermar!
Parecía que ya nunca tendría el coyote la oportunidad de vol-
ver a encontrar al conejo, pero sucedió que nuevamente se en-
contraran en la orilla de un río bien crecido. ¿Qué haces conejo?
Le preguntó el coyote muy amablemente. Aquí tío coyote, que-
riendo pasar el río pero tengo miedo porque está muy crecido.
Si gustas, yo te puedo pasar. ¿De veras? -preguntó el cone-
jo desconfiado-. ¡Claro! Sube en mi lomo y con mucho gusto te
cruzo al otro lado del río.
Pero cuando estaban coyote y conejo a medio río, el coyote
dijo: ni modo conejito, ahora sí te voy a comer. Espera tío coyo-
te espera; mira, piensa que si me quieres comer aquí, no podrás
saborearme a gusto, el agua está puerca y sucia, además alguna
parte de mi cuerpo se te puede escapar. Mejor me comes a la ori-
lla del río; total, ya estaría de Dios que se haga justicia y hoy me
comas, ni modo, así es la vida -dijo el conejo tristemente.
De acuerdo conejo, en la orilla del río te comeré. Pero ape-
nas faltaba un metro para llegar, cuando el conejo pegando un
gran salto llegó antes a la orilla del río y emprendiendo veloz ca-
rrera nuevamente le gritó: hasta luego tío coyote, ahí nos vemos
otro día. ¡Otra vez, otra vez me hiciste tarugo maldito conejo!,
pero algún día serás mi alimento.
La cuarta y última vez que se encontraron fue cuando el co-
nejo estaba comiendo miel de un panal. ¿Qué haces conejito?
-pregunto-. Aquí tío coyote, comiendo pencas dulces, ¿gustas?
¡Gracias!, yo prefiero tu carne y hoy no te me escapas por nin-
gún motivo. Seguro tío coyote, yo creo que hoy sí me toca, ya
estuvo bien; a tus órdenes, cuando quieras puedes matarme y co-
merme. Ante tanta tristeza, el coyote se emocionó y preguntó:
¿cuál es tu última voluntad? Que el cura del pueblo me haga una
misa con el canto de los pastores, ¿Dónde está el cura y dónde
están los pastores? Los pastores son estas avispitas que están can-
tando, ¿no escuchas su sonido? Sí, sí, escucho como un canto,
¿y el cura? Será cuestión de ir por él; ese es mi último deseo, ¿Me
lo puedes conceder? Está bien, ¡concedido, ve por el cura! gra-
cias tío coyote, pero mientras, por favor toma esta varita y sigue
ensayando con las avispas y cuando ya no quieran cantar las

85
MARIO VERGARA BENÍTEZ

agarras a varazos, enseguida regreso. Te espero -dijo el coyote


muy confiado.
Arrancó el conejo a la carrera riéndose burlonamente y en
lugar de ir a buscar al cura, le prendió lumbre al bosque donde
estaba el coyote. Todo comenzó a arder rápidamente. Mientras el
coyote, como las avispas no cantaban fuerte, empezó a pegar, es-
to, claro, las enfureció y se le fueron encima picándole fuerte-
mente. Tanto era su dolor, que empezó a aullar y revolcarse que
no se dio cuenta de la lumbre que ya lo cercaba, pronto envol-
viéndolo en llamas, se quemó el pelo, las orejas, las patas; total,
quedó bien chamuscado, casi muerto; al ver eso, el conejo nue-
vamente salió huyendo gritando: ¡adiós tío coyote, tío de mico-
razón!, ¡adiós tío coyote, culito pelón!

Mario Vergara Benítez.

1O. El bosque encantado

abía una vez en un bosque encantado un par de conejitos


H que vivían ahí, junto con muchos más animales como son:
venado, cebras, leones, pajaritos de todo tipo; había un sinfín de
animales que convivían muy a menudo, hacían fiestas, convivías,
jugaban los hijitos de cada animal con otros animalitos, tenían
una escuelita donde daba clases una cangura muy linda, todos
los animalitos pequeñitos asistían gustosos porque ahí jugaban y
se divertían mucho; pero un día, al amanecer escucharon ruidos
extraños, voces que jamás habían escuchado, disparos al aire, to-
dos corrían muy espantados; no sabían qué hacer, pero el co-
nejito que era tan, pero tan inteligente, los reunió en una cueva
cerca del bosque. Ahí los escondió mientras planeaban cómo ahu-
yentar a esas extrañas personas que poco a poco acababan con
sus demás compañeros animales más grandes y feroces, para que
tomaran una decisión y determinación, así entre los elefantes,
los leones, las jirafas y todos los animales fuertes, ahuyentaron

86
CoPLAS, R EFRAN ES, CuE NTOs Y LEYENDAS DE TI ERRA CALI ENTE

a Jos cazadores. Esa tarde hicieron una gran f1esta para celebrar,
hubo una gran pachanga y a los cazadores no les quedaron ga-
nas de regresar, todo, gracias a la ayuda del conejito blanco, el
animalito más dulce y tierno de ese Jugar que con su inteligen-
cia y su plan ahuyentaron al mal.

11 . La muñequita de trapo

H abía una vez en una casa, en un pueblo llamado San Pedro,


una pareja de esposos, los cuales tenían 7 años de casados
pero no podían tener hijos. El afán de tener un hijo era tan fuer-
te, que buscaron todas las maneras habidas y por haber para que
la señora se embarazara, sin que lograran nada. Un día, pasaban
por el mercado del pueblo y vieron en un aparador una muñe-
quita tan hermosa que la joven esposa llamada Norma no dudó
ni un segundo y la compró ; la muñequita tenía los ojos cafés,
pelo negro y largo; su vestidito tan hermoso de color rojo con
un moñito en su pelo amarrado. Norma adoptó a la muñequita
como su hija y de noche le pedía a Diosito que le diera una hi-
ja, cuál fue la sorpresa, que varios días después de haber implo-
rado tener una hija, se le concedió. La muñequita se convirtió en
una hermosa bebé pequeñita, la señora no lo podía creer, su sue-
ño de toda la vida se le había hecho realidad, la trató con mu-
cho amor, la enseñó a ser buena, obediente, respetuosa, aplicada
en la escuela; era una niña excepcional y así la pareja de espo-
sos fue tan feliz que todos los días le daban gracias a Dios por
haberles regalado la dicha de tener una pequeña y hermosa hija
entre sus brazos, misma que los acompañará por toda la vida.

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MARIO VERGARA BENiTEZ

12. La ratoncita vanidosa

abía una vez una ratoncita que le gustaba que todos la ad-
H miraran y la vieran siempre, tan, pero tan guapa, que hacía
cualquier cosa por lograrlo. A todos los demás ratoncitos los des-
preciaba y los hacía sentir muy mal. Un día, escuchó hablar a los
demás diciendo que la ratoncita más bonita, sería aquella que se
dejara crecer más larga la cola; pero otros decían que no, pues
fácilmente así podían ser atrapados, entonces, la ratoncita se fue
corriendo y se fijó en el espejo observándose su cola que estaba
muy grande, decidió cuidarla para que le creciera más y más, tan-
to, que se paseaba frente a sus compañeros presumiéndoles la co-
la. Un día, la invitaron a una casa muy bonita en donde busca-
rían comida, y la ratoncita decía: claro que sí, y fue meneando a
más no poder su colita que estaba tan larga. De pronto, se le acer-
có un ratoncito pequeño y le dijo a la ratoncita hermosa: ten cui-
dado porque a veces en las casas tienen gatos que son muy mal-
vados y te pueden lastimar si te alcanzan, y tu cola está muy
larga. A lo que la ratoncita le contestó: no me importa, mi coli-
ta luce bella ¿sí o no? Claro que sí, pero ten mucho cuidado. En-
tonces, cuando llegaron a la casa mientras se paseaban por to-
dos lados, y comían de lo que se les antojaba, llegó el momento
en que se escucharon por ahí ¡miau!, ¡miau!, parece que alguien
ya había descubierto que algún gato andaba por ahí, así que
todos corrieron a un agujero, pero la ratoncita con su cola tan
grande no logró meterse completamente y el malvado gato la al-
canzó y sin piedad le arrancó la cola completamente saboreán-
dosela hasta que se la terminó de comer. La ratoncita vanidosa
lloraba y lloraba sin parar; se puso tan pero tan triste que ya no
quería ni comer, todos la animaban y la motivaban para seguir
adelante pero ella no quería saber más de nada. Y día a día se
enflacaba más y más hasta que la pobre ratoncita vanidosa
se murió. Los animalitos que la conocieron contaban esta histo-
ria a los demás ratoncitos como explicándoles que la vanidad no
lleva a nada bueno.

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COPLAS, REFRANES, CUENTOS Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

13. La gallinita y sus amigos

E n un ranchito lejano, vivían unos muy buenos amigos que


eran el conejo, el pato, un gato y también una gallina que te-
nía tres pollitos, juntos jugaban y se divertían mucho. Pero en
una ocasión mientras la gallina comía con sus pollitos granos de
trigo se le ocurrió una idea y les düo a sus amiguitos: vengan,
¿qué les parece si plantamos estos granos de trigo para después
tener muchos y muchos más? A lo que los amiguitos le contes-
taron: ¡qué flojera! nosotros no vamos a sembrar esos granos,
además, ¿para qué? Entonces sus tres pollitos le dijeron: no te
preocupes mamá, nosotros te vamos a ayudar, y así lo hicieron,
al llegar las lluvias, el trigo empezó a crecer y cuando ya estaba
listo para cortarse, volvió a invitar al gato, al pato y al conejo
quienes eran muy flojos y de nuevo no le quisieron ayudar a cor-
tar y variar el trigo. De nuevo, sólo sus tres pollitos le ayudaron
a la gallina, terminaron muy cansados pero lo lograron. Días des-
pués fue nuevamente a buscar a los amigos y les dijo: ¿quieren
ayudarme a moler el trigo para convertirlo en harina y hacer un
delicioso pan?, a lo que los amiguitos le düeron que no, ¡ya di-
jimos que no! ¡y deja de molestamos!, ¡vete lejos!, la gallinita se
fue muy triste y con sus pollitos molieron el trigo y empezaron
a preparar un delicioso pan en el horno. Mientras tanto, los ami-
guitos jugaban y se divertían tanto como podían, cuando de re-
pente se empezó a percibir un olor tan sabroso que a los anima-
litos flojos se les antojó tanto, que corriendo llegaron a casa de
la gallinita y le düeron: ¿qué haces gallinita? ¡Ah!, es el pan que
preparamos con la harina de trigo, contestó, pero la gallinita no
los dejó pasar a su casa y les dijo: ¡por no haberme ayudado a
trabajar!, ahora solamente mis tres pollitos y yo disfrutaremos de
este delicioso pan, y así lo hicieron. Dejando que se saborearan
los amiguitos flojos, quienes a partir de este triste día aprendie-
ron la lección, acomidiéndose a partir de entonces en todos los
quehaceres de sus amigos que vivían cerca.

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MARIO VERGARA BENÍTEZ

14. La gallina de los huevos de plata

abía una vez una gallina que le llamaban "La rodaila", la que
H ponía huevos de plata, motivo por el que era muy codicia-
da, su dueño que se llamaba Pepe, era un granjero que tenía
muchos animales pero tenía un amigo que era muy envidioso que
se llamaba Saúl, y todo el tiempo trataba de tener todo lo que te-
nía don José, pero no podía tener la gallina de los huevos de pla-
ta, entonces Saúl hizo un plan para tener la gallina de los hue-
vos de plata, pensó ... pintaré unos huevos de color amarillo y
le diré al granjero Pepe que tengo una gallina que pone los hue-
vos de oro y el granjero Pepe querrá comprármela, pero le pro-
pondré otro trato, te cambio la gallina de los huevos de oro por
la que pone los huevos de plata, don Pepe dijo: está bien, enton-
ces intercambiaron las gallinas, pero al ir caminando don Pepe
tan aprisa, éste se tropezó y los huevos que le había entregado
de muestra se rompieron dándose cuenta que no eran de oro, en-
tonces corrió a alcanzar a don Saúl para quitarle su gallina, se
la quitó y se la llevó de nuevo. El granjero aprendió que nunca
se debe confiar en las personas sin antes conocerlas para saber
cuáles son sus sentimientos.

15. El gato y los ratones

abía una vez un ratón que tenía sus ratoncitos, un día tenía
H que salir a comprar comida y les dijo a los ratones: no le
abran la puerta a nadie mas que a mí, tengan cuidado con el ga-
to, minutos después de que se fue el ratón, el gato se acercó a la
casa de los ratones y vio si ahí estaban los ratoncitos; cuando
comprobó que sí estaban ahí, se emocionó y tocó a la puerta.
¿Quién es?, preguntaban los ratoncitos, soy yo, su papá, abran la
puerta, contestó el gato tratando de imitar al papá, pero el más
pequeño de los ratoncitos era muy listo, y le dijo: mi papá tiene

90
COPLAS, REFRANES, CUENTOS y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

la voz más fuerte y tú eres el gato; el gato volvió a tocar la puer-


ta y se dijo: esta vez no fallaré en mi voz, pero en eso, una ra-
toncita le dijo: enséñame tu pata para ver si en realidad eres tú,
al ver la pata amarilla del gato, el ratón cerró la puerta dicién-
dole: tú no eres nuestro padre, él tiene las patas grises. El gato
al oír eso, corrió en busca de algo gris para ponerse en todo el
cuerpo incluyendo las patas; pero con tanta prisa que llevaba ca-
yó en un lago, comenzando a gritar: ¡auxilio, auxilio!, entonces,
el ratón escuchó y fue a ver qué sucedía; al ver al gato ahogán-
dose le dijo : Te propongo algo, te sacaré del lago pero prométe-
me que no me comerás, al oír eso, el gato rápido le dijo sí, te lo
prometo, pero ¡date prisa!, entonces el ratón buscó una cuerda y
fue jalándolo, con fuerza lo sacó y el gato le dijo: ¡gracias! es-
toy vivo gracias a ti, porque me salvaste la vida ya no te podré
comer buen amigo. Pero quiero decirte además, que a partir de
mi comportamiento para ti y tus hijos será de amistad, ya jamás
olvidaré que hoy me salvaste la vida.

16. El ratoncito travieso

H abía una vez un ratoncito llamado Tontín, este ratoncito vi-


vía en una casa muy grande con una familia muy rica, la
gente que vivía ahí, no sabía que este ratón estaba ahí; sin em-
bargo, él conocía toda la casa ya que siempre andaba de un la-
do a otro y como era tan pequeño no lo veían cuando pasaba,
además de eso, tenía un lugar donde dormía sin que se dieran
cuenta, pero cuando tenía hambre, siempre iba a la cocina a bus-
car comida, que se llevaba a su escondite.
Un día, llevaba comida y la fue regando por todo el camino,
él trató de no dejar ni un rastro de comida, pero fue imposible
porque por más que quiso, dejó algunas señas de comida. Enton-
ces se dieron cuenta que alguien era el que dejaba la comida re-
gada. Cierto día, se pusieron a espiar qué animal era el que ha-

91
MARIO VERGARA BENÍTEZ

cía travesuras dándose cuenta que era el ratoncito, porque Jo vie-


ron cuando iba tirando tanta comida por toda la casa, también
encontraban migajas de pan regadas. Por Jo que decidieron po-
nerle una trampa, porque pensaron que si no lo mataban, la ca-
sa se iba a llenar de ratones, y sería más difícil exterminarlos a
todos. Entonces, pusieron varias trampas en toda la casa para
que así murieran, pero esto era imposible ya que algunos no vi-
vían en casa, sólo iban por comida hasta donde vivía el más pe-
queño, que era el que llevaba la comida a Jos demás. Pero un día,
Jo sorprendieron que llevaba comida, siendo entonces cuando Jo
mataron porque ya no pudo llegar hasta el escondite.
A partir de entonces todos Jos demás ratoncitos que depen-
dían de la comida que les llevaba Tontín padecieron de mucha
hambre pero con el tiempo aprendieron a valerse por sí mismos
cazando animales más pequeños para su alimentación.

17. La abejita desobediente

abía una vez en las profundidades del monte, un colmenar


H en la que todas las abejas se la pasaban trabajando, excep-
to una, que siempre renegaba de todo. Para no trabajar, siempre
se escondía entre las flores, ahí se quedaba dormida hasta que se
llegaba la noche.
Un día, la abeja reina le dijo que tenía que ayudar con Jos
trabajos del colmenar porque las demás abejas se molestaban que
ella solamente se la pasara durmiendo y le dijo que era muy pe-
ligroso, también que no se separara mucho del colmenar, que le
podría pasar algo algún día. La abejita se comenzó a reír y pen-
só que sólo la querían espantar.
Así que no hizo caso y salió a dormirse entre las flores, has-
ta que cierto día, sin darse cuenta, quedó enredada en una enor-
me telaraña, cansada de gritar y navegar para liberarse, quedó
rendida ; nadie la veía ni la escuchaba, ella, triste y angustiada de

92
COPLAS, REFRANES, CUENTOS Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

que pronto se obscurecería, además temerosa de que la araña lle-


garía para devorársela, comenzó a llorar diciéndose a sí misma,
que de ahora en adelante siempre iba a obedecer a la abeja reina.
De pronto, entre la oscuridad escuchó un ruido, pensó que
sería la araña. Comenzó a llorar y a gritar angustiada, fue enton-
ces que ahí apareció la abeja reina que la andaba buscando con
las demás, entre todas lograron desprenderla de la horrible tela-
raña, la abejita desobediente les ofreció disculpas a todas y así
regresaron al colmenar todas felices. Por eso es necesario obede-
cer a nuestros mayores cuando nos aconsejan de algún peligro,
además siempre debemos ayudar cuando se está trabajando en
equipo para lograr una mejor convivencia.

18. El cazador fracasado

icen que este era un tlacuache que vivía en el cerro del ga-
D llo; estaba flaco, flaco pero tan flaco que al caminar torcía
las patas casi a cada paso que daba. Ese día estaba muy preocu-
pado ya que en la cueva donde vivía lo esperaba su pareja y 5
tlacuachitos recién nacidos, quienes también estaban muriendo
de hambre, ya la tlacuacha tampoco había probado alimento por
varios días y por consiguiente no producía suficiente leche para
que los tlacuachitos se alimentaran.
En eso estaba pensativa, cuando vio pasar a un puma fuerte
con enormes colmillos y garras afiladas; lo fue siguiendo para
ver si le dejaba algo de comida, porque pensó, seguramente iba
en busca de una presa. Efectivamente, el puma había olfateado
un becerro y dando un enorme salto le cayó encima mordiéndo-
le el cuello ahogándolo rápidamente. Pronto, el becerro dejó de
respirar y cuando el puma comprobó que ya estaba muerto, con
toda la calma del mundo comenzó a devorarlo.
El hambriento tlacuache lo observaba desde el lugar donde es-
taba escondido, temeroso de que el puma también a él lo matara.
Pero no se imaginaba que ya el puma lo había localizado, y,
dejando de tragar, pregunto: ¿tienes hambre amigo tlacuache? El

93
MARIO VERGARA BENÍTEZ

tlacuache todo asustado contesto: ¡sí señor, tengo mucha, pero


mucha hambre!, llevo varios días sin comer. Pues arrímate ami-
go tlacuache, aquí hay suficiente comida para los dos, arrímate
¡no tengas miedo! ¿No me comerás a mí también? Ni sueñes tla-
cuachito, yo como carne gorda y tierna no como animales flacos
como tú. Ya más confiado, el tlacuache se fue acercando y de-
sesperado comenzó a comer. Tranquilo amigo, tranquilo; tan rá-
pido como pudo, el tlacuache se llenó tanto que no podía ni ca-
minar, pero acordándose de su familia le dijo al puma: amigo,
¿me regalas algo de comida para llevársela a mi familia? Fíjate
que tienen varios días sin comer; ¡claro que sí amigo tlacuache,
llévate todo lo que quieras! es más, luego regresas aquí para que
me acompañes y te voy a enseñar a cazar.
Efectivamente, el tlacuache anduvo acompañando al puma
por varios meses, viendo cómo cazaba a sus presas, así, aprendió
que se subía a los árboles a esperar tranquilamente hasta cuan-
do pasaba un animal, le caía encima y lo estrangulaba; total, le
enseñó todos los trucos que sabía y cuando se separaron, el tla-
cuache ya estaba gordo y hasta caminaba como todo un rey.
Un día, se despidieron, el puma le dijo: adiós amigo tlacua-
che, ¡cuídate mucho y buena suerte!
Hasta luego amigo puma, gracias por toda tu enseñanza y tu
ayuda, sin ti, me hubiera muerto de hambre, estoy en deuda con-
tigo y mi familia también.
Ya solo, el tlacuache cazaba animales pequeños, pero tam-
bién les enseñó a sus hijos cómo hacerlo para que le ayudaran.
Un día, creyéndose muy seguro, quiso cazar a un caballo lanzán-
dosele desde un árbol, le mordió el cuello y el animal emprendió
una veloz carrera, de pronto, se tropezó cayendo al suelo desma-
yado. El tlacuache creyó que lo había matado y comenzó a sal-
tar de alegría ¡bravo, bravo! Gritaba orgulloso, entonces se dijo:
lo arrastraré hasta la cueva para tener comida para varios días,
se amarró la cola al cuello y al querer arrastrarlo, el caballo des-
pertó dándose cuenta de lo que estaba pasando, por lo que co-
menzó a reparar y patear al tlacuache que ya no veía lo duro si-
no lo tupido, ya que el caballo empezó a correr y correr y dicen
que todavía lo trae colgado de la cola.

Mario Vergara Benítez.

94
Leyendas

E
s una narración oral o escrita, con una mayor o menor pro-
porción de elementos imaginativos y que generalmente
quiere hacerse pasar por verdadera o fundada en la verdad,
ligada en todo caso a un elemento de la realidad. Se transmite
habitualmente de generación en generación, casi siempre de for-
ma oral, y con frecuencia experimenta supresiones, añadidos o
modificaciones. Leyenda viene del latín legenda (lo que debe ser
leído) y es en origen una narración puesta por escrito para ser
leída en voz alta y en público, bien dentro de los monasterios,
durante las comidas en el refectorio, o dentro de las iglesias, pa-
ra edificación de los fieles cuando se celebra la festividad de un
santo. En las leyendas la precisión histórica pasa a un segundo
plano en beneficio de la intención moral o espiritual.

95
MARIO VERGARA BENÍTEZ

l. El duende y el manantial

C uenta la gente que hace muchos pero muchos años, existió


en la región de Tierra Caliente un pueblito muy pequeño en
donde vivían aproximadamente veinte familias muy humildes y
extremadamente pobres.
Estas personas se mantenían de lo poco que cosechaban; es
decir, de la agricultura, que por cierto era poco el producto que
obtenían, ya que sus parcelas eran muy áridas, lomas tepetatosas
que por más que las sembraban con amor y cariño no rendían su-
ficiente maíz y frijol que eran las semillas que sabían sembrar.
Pero lo peor, sucedía que cada año la situación se tomaba
más y más triste debido a que lograban menos cosechas que el
año anterior, así pues se encontraban desesperados, platicándose
unos a otros, sobre qué podrían hacer para poder vivir mejor y
lo triste, es que no encontraban ni una solución a este gran pro-
blema.
Y es que a pesar de que las tierras eran malas para la agri-
cultura, llovía muy poco y la escasa agua que tenían la cuida-
ban como algo sagrado porque ésta la obtenían de un pequeño
manantial que se encontraba en el centro del caserío, debajo de
una piedra enorme color azul cielo que parecía vigilar dicho ma-
nantial.
Toda la población en general era católica, adoraban a su Dios
y a algunos santos que habían traído de poblaciones cercanas,
así que periódicamente organizaban fiestas a su Dios y a las imá-
genes divinas. Casi no tenían ganadería, sólo una que otra ave
de corral, algunos cerdos y chivos que a falta de agua y alimen-
to estaban muriendo de hambre y sed. Sin embargo, a pesar que
algunos hombres, mujeres y jóvenes proponían abandonar su
pueblito en busca de algo mejor, los más viejos y ancianos se ne-
gaban a hacerlo, argumentando que ahí habían nacido todos sus
antepasados, sus abuelos, sus padres, hermanos y sus hijos, que
allí estaban enterrados sus muertos, que cómo iban a dejar sus
casas, sus potreros, su iglesia y sobre todo no querían dejar su
pequeño manantial que por varias décadas les quitó la sed a ellos
y a sus animalitos. ¡No! Definitivamente no estaban dispues-
tos a mudarse a otro lugar, que preferían morir, ¡sí! morir, pero

96
CoPLAs, REFRANES, CuENTos Y LEYENDAs DE TIERRA CALIENTE

en ese rinconcito caJentano que por muchos años los había co-
bijado.
Así pasó otra temporada más, cada vez con menos cosechas,
con más hambre, más tristeza y más dolor. Todos pedían a su
Dios un milagro, rezaban, elevaban plegarias, prendían velado-
ras, adornaban el altar de su iglesia con flores, inclusive aun con
tanta hambre, los mayores ayunaban cada ocho días.
Los que se alimentaban, lo hacían de manera muy pobre, só-
lo tortillas con sal o salsa de chile verde y jitomate que también
lograban cosechar allá de vez en cuando. Porque a pesar de que
en sus tierras vivían algunos animalitos como: conejos, armadi-
llos o algún venado, se abstenían de sacrificarlo ya que pensa-
ban que no tenían ni un derecho a quitarles la vida a esos ani-
malitos que también sufrian las consecuencias de vivir en estos
lugares secos, sin agua y casi sin vegetación; al contrario, cuan-
do llegaban a toparse con alguno de estos animales, les daban de
la poca agua o maíz que poseían.
Pero una tarde por cierto muy calurosa, encontraron en el
manantial a una cierva bebiendo la poca agua que se había jun-
tado de tres días, muy indignados, atraparon a la cierva que por
cierto se notaba muy gorda, la arrastraron al patio de su peque-
ña iglesia, la colgaron de un árbol que había en el lugar y más
pronto de lo que canta un gallo, afilaron sus cuchillos y se dis-
pusieron a sacrificarla. ¿Cómo es posible que este animal se be-
ba nuestra agua?, ¡ella sí está muy gorda y llena de vida!, ¡no-
sotros nos estamos muriendo de hambre y sed!, ¡a sacrificarla, a
sacrificarla!, ¡sí, sí!, ¡ya mátenla, ya basta de tanto ayuno!, va-
mos, vamos ¿quién le corta la yugular?, ¡yo!, dijeron varios al
mismo tiempo y mostraban los filosos cuchillos que sostenían en
sus manos, desesperados, molestos, nerviosos y casi enloqueci-
dos, todos o casi todos se lanzaron sobre la cierva que colgaba
del árbol. Los ojos del animal casi se le salían de sus cuencas, be-
rreaba y pateaba a todos lados llena de temor, ¡Dios!, pensó la
cierva ¡que no me maten, que no me maten! ¿Qué no se dan cuen-
ta que estoy preñada?; no sólo me matarán a mí, que ya estoy
vieja y bien puedo morir para alimentarlos, pero no quiero que
muera mi pequeña criatura, no quiero que muera. ¡Deténganse,
deténganse!, gritaba para sí misma deseando ser escuchada.

97
MARIO VERGARA BENÍTEZ

Y parece que Dios la escuchó, porque de su garganta brota-


ron al principio como unos soniditos indescifrables, seguía mo-
viendo el hocico y la lengua, hasta que por fm los enfurecidos
campesinos pudieron escuchar una voz desgarradora que brotó
de la garganta de la cierva, ¡no me maten, no me maten!, escu-
charon decir, ¡estoy preñada, voy a tener un hijo, por favor no
me maten!, dejen siquiera que nazca mi pequeño y luego mesa-
crifican, ¡pero por Dios, dejen que mi hijo llegue al mundo, él
también merece vivir!
¡Increíble! Comentó el más anciano del poblado, ¿Cómo es
posible que esta cierva pueda hablar?, ¡brujería, no lo puedo creer,
este animal es un brujo!, ¡milagro, esto es un milagro! -dijo
otro-, suelten a ese animal, Dios nos castigará por esto que es-
tamos haciendo. Después de escuchar estos y otros comentarios
de los presentes, todos casi al mismo tiempo se tranquilizaron,
guardaron sus cuchillos o machetes y haciendo una señal de la
cruz se persignaban arrepentidos, ¡Dios mío!, ¿qué estamos ha-
ciendo?, ¡casi nos convertimos en asesinos! -comentaba otro-,
hay que soltar a este animal pronto. Pocos minutos después, la
enorme cierva quedaba libre de ataduras y comenzó a preguntar
a todos los hombres, mujeres y niños que estuvieron a punto de
sacrificarla. Nuevamente, sorprendió a todos los presentes cuan-
do comenzó a hablar diciendo: gracias por perdonarme la vida,
no se arrepentirán nunca de haberlo hecho, porque además de su
buena acción también permitirán que nazca mi hijo, ya que no
sé si se habrán dado cuenta de que estoy pronta a traer al mun-
do a un nuevo ser; pero hay otra cosa muy importante que quie-
ro que sepan, es que no soy un animal normal, no soy una cier-
va cualquiera, soy un duende, ¡Sí!, un duende convertido en
esta cierva, y el hijo que pronto nacerá será también un duende-
cilio, el que desde hoy regalaré a todos ustedes para que lo cui-
den y lo protejan, a él podrán pedirle lo que quieran; por supues-
to, deberán pedirle cosas buenas, exprésenle sus deseos con fe,
de todo corazón y siempre se los concederá.
De pronto, lanzó un quejido diciendo: retírense por favor, dé-
jenme sola, creo que mi hijo está por nacer. Efectivamente así su-
cedió, a los pocos minutos se escuchó el berrído del pequeño ani-
malito que acababa de nacer. La cierva, caríñosa lo comenzó a

98
COPLAS, R EFRANES, CU ENTOS Y LEYENDAS DE TIERRA CALI ENTE

limpiar con su lengua y poco a poco logró colocarlo a sus ubres


para que tratara de tomar leche materna.
Poco después, la cierva llamó a los habitantes de aquel lugar
diciendo: ya pueden acercarse, pero pronto, que me estoy sintien-
do mal, a los pocos minutos, nuevamente aquellas humildes
personas rodearon a la cierva que se veía grave por los golpes
recibidos y quizá también por el susto. Acérquense más para que
puedan escucharme, miren, creo que pronto moriré, me estoy de-
sangrando, pero no se asusten, algún día tenía que pasarme, só-
lo quiero pedirles que me sepulten cerca del manantial, el que us-
tedes cuidan y protegen con tanto cariño, quiero pedirles que
también cuiden a mi pequeño, él será su duende de la buena suer-
te, pero antes les pido que vayan a bañarlo ahorita mismo con
la poca agua que queda del manantial ; esto les traerá suerte, se
los prometo, desde hoy jamás les faltará agua, y de su manantial
brotará cada día muchas más agua, tanta, que podrán regar to-
das sus tierras, sus siembras, para que de aquí en adelante obten-
gan mejores cosechas; habrá también en el futuro muchos ani-
males para que puedan sacrificarlos, y así podrán comer carne de
vez en cuando.
Pero recuerden, deberán siempre cuidar a mi pequeño hijo, él
será inmortal y sagrado, mientras él viva, su manantial también
vivirá.
Efectivamente así sucedió, el pequeño poblado de Tierra Ca-
liente antes llamado Tierra Seca, se convirtió en el más grande y
hermoso vergel de la región, pero aún así, sus habitantes le si-
guieron llamando Tierras Seca.
A partir de ese milagro de la aparición de la cierva y el na-
cimiento del duende, la población pudo vivir mejor y siguió con-
tando de generación en generación el increíble acontecimiento
que había pasado.
Hoy día, se sigue contando este hecho del duende y el ma-
nantial.

Mario Vergara Benítez.

99
MARIO VERGARA B ENÍTEZ

2. Confesión de un muerto

e dice que cierta noche, en la Iglesia del Pueblo de Arcelia,


S Gro., entraba un hombre de elegante apariencia que solicitó
la confesión, por lo que el sacerdote de la iglesia pidió a unos fa-
miliares que lo esperaran unos minutos. Después de un rato, el
sacerdote salió con el rostro pálido, y cerró las puertas, por lo
que sus familiares extrañados le preguntaron por qué cerraba, si
el hombre elegante aún no había salido; sin embargo, el sacer-
dote se negó a contestar y los apresuró a dejar el lugar.
Ya en casa de los familiares, uno de sus sobrinos le pregun-
tó al sacerdote qué le había pasado, sin embargo, el sacerdote
llevó su mano derecha hacia su oído, haciendo notar que se le
dificultaba escuchar. Después de que el sobrino le hiciera nueva-
mente la pregunta, el sacerdote le respondió que el hombre que
había entrado a la iglesia horas antes, era un muerto que había
venido de ultratumba para confesarse, y que después de escuchar
la confesión, había tenido dificultad para escuchar por el oído
derecho. El sacerdote nunca pudo contar lo que le había dicho el
misterioso personaje, guardando el secreto de confesión, quedan-
do la duda para siempre.

3. El ojo de agua donde salían jícaras

e cuenta aquí en mi tierra Ixcatepec, que hace mucho tiempo


S había un ojo de agua, donde iban a traer agua para tomar to-
dos. Se cuenta que cuando los niños iban a traer agua para to-
mar, salía una o dos jícaras lisas, redondas y parecían pintadas,
los niños querían agarrarlas, pero cuando se acercaban a las jí-
caras, parecía que eran jalados y se caían dentro del agua, per-
diéndose sin que nunca salieran y así les pasó a muchos.
Entonces, los ancianos se reunieron a analizar lo que estaba
pasando con sus hijos. Cuando terminaron de aconsejarse, fue-

lOO
CoPLAS, REFRANES, CuENTOS Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

ron a ver al cura para que él determinara o preguntarle qué de-


bían hacer.
Cuando se reunieron otra vez, el cura dijo: la cosa que nos está
pasando la vamos a perder si ustedes quieren. Todos dijeron que sí.
Entonces, vamos a reunir metates, cajetes y tejolotes, ollas y
otras cosas que utilizan, tráiganlos para que los tiremos dentro
del agua y así se perderán las jícaras con el agua. Así lo hicie-
ron y ahora no hay ni agua ni jícaras.
Cuentan que el agua nació allá en Coronilla, y que en algu-
nas noches se escucha una mujer que dice: "Yo no soy de aquí,
yo soy de Ixcatepec, ya se están terminando de pudrir las cosas
que echaron en mi casa para poder regresar.

4. El rancho de la olla de oro

e dice que en el pueblo de El Barzón, existió un campesino


S que tenía 18 borregos, de los cuales, 14 eran hembras y 4 ma-
chos; él los sacaba a pastorear todos los días, los dejaba en una
pradera cercana a su casa, regresando por ellos en la tarde para
después encerrarlos en su corral; pero cierto día, al regresar a su
casa, una de las hembras que estaban por parir, se perdió. El po-
bre campesino triste y desconsolado llegó y encerró a los borre-
gos en su corral, sin embargo decidió regresar a la pradera don-
de estaban los borregos a buscar a esa borrega pero fracasó en
su intento; regresó a su casa a platicar con su esposa, diciéndo-
le que ya había perdido todas las esperanzas de encontrar esa bo-
rrega. Anocheció teniéndose que acostar a dormir, pero el cam-
pesino tuvo un sueño en el cual encontraba a su borrega; él, de
pronto se despierta levantándose de la cama como a eso de las 5
o 6 de la mañana, se viste y sale de su casa sin avisarle a su es-
posa, camina a la misma pradera donde llevaba a sus borregos a
pastar, al llegar ahí, se quedó pensando un rato, de pronto em-
pezó a caminar y a caminar hasta que le dieron las 12 de la no-

101
MARIO VERGARA BENÍTEZ

che sin encontrar a su borrega, como ya era muy tarde y estaba


muy oscuro, se quedó a dormir entre unos árboles en un cerro;
al siguiente día, apenas aclaró el día, volvió a seguir caminando,
cuando de repente llegó a otra pradera muy verde y muy hermo-
sa donde en medio de ella se encontraban dos piedras grandes,
entre enmedio de la piedras había un caminito, que se podía pa-
sar por ahí, pues cual fue la sorpresa del campesino que al cami-
nar por esa vereda encontró a su borrega con dos borreguitos;
pero junto a ella se encontraba una olla de oro, la que levantó
llevándola a casa, pero el campesino no quiso quedarse con esa
olla, mientras tanto, de regreso a su hogar al encerrar a su bo-
rrega con sus borreguitos, decide bajar a la cabecera municipal o
sea a Arcelia, Gro., en la región de la Tierra Caliente con el te-
soro que había encontrado para entregarla a la Presidencia Mu-
nicipal, pidiéndole a la autoridad en turno que lo repartiera de
manera equitativa entre la escuela, la iglesia, las familias más po-
bres y para la construcción de un orfanatorio y una casa de an-
cianos.
Cuenta la población que a este señor Dios le concedió vivir
más de cien años y que después de que murió allá en su ranchi-
to nacieron muchas plantas y árboles florales alrededor de su
tumba los cuales no se secan nunca.

5. El Cerro del Águila

l Cerro del Águila se encuentra ubicado en el municipio de


E Ajuchitlán del Progreso, a un costado de la comunidad
de Santa Ana del Águila, comunidad que precisamente lleva es-
te nombre en honor a Santa Ana y el Cerro del Águila.
Cuenta la población que según versiones de generación en
generación, hace más de cinco siglos, mucho antes de la llegada
de los españoles, cuando en estas praderas de la región de la tie-

102
CoPLAS, REFRANES, CuENTos Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

rra caliente sólo vivían algunos indígenas de la raza de Cuitlate-


cas, una mañana vieron posarse sobre la cima de dicho cerro, una
enorme ave; era tan grande, tan grande, que cuando la vieron,
corrieron asustados a refugiarse bajo las piedras o bajo los árbo-
les por temor a ser devorados.
Sin embargo, rápidamente se les pasó el susto, ya que la enor-
me águila después de algunos minutos levantó el vuelo hacia
otros horizontes.
Pero al siguiente día, nuevamente la vieron aparecer llevan-
do entre sus garras el cuerpo de un toro de los que por ahí pas-
taban.
-¡Miren, miren! -exclamaron- ahí está otra vez ese animal
tan grande llevando una presa en sus garras, ¡Dios nos libre!, hay
que esconderse antes de que nos vea, así, escondidos observaron
desde lo lejos cómo la enorme y gigantesca ave devoraba al ani-
mal que había cazado.
Esta vez, dicha ave tardó más tiempo en la cima del cerro,
hasta que se tragó toda la presa, sólo entonces voló nuevamen-
te perdiéndose en el horizonte. Pero en los días siguientes, la gi-
gantesca ave siguió llegando a reposar a la cima del cerro, pero
lo que le preocupaba a los indígenas era que estaba acabando
con el ganado de la región, además, comprobaron que se trata-
ba de un águila por sus alas, además de su enorme pico que era
capaz de destrozar animales tan grandes y pesados.
Así pasaron los días, meses y los años y el águila seguía pa-
rándose en el mismo lugar; sin embargo, tuvieron mucha suerte,
pues nunca atacó a los seres humanos que poco a poco se fue-
ron acostumbrando a observarla desde lejos, sólo cuidaban de no
acercarse mucho al cerro para no ser también devorados.
Al paso del tiempo se fundó la comunidad a la que bautiza-
ron con el nombre de Santa Ana, en honor a una famosa virgen
que decidieron adorar y a la que le construyeron su altar; pero
más tarde decidieron que para que su comunidad fuera única, le
agregaron "del águila", así que desde entonces a dicha comuni-
dad, por cierto muy próspera en estos tiempos, donde existen mu-
chos músicos y grupos musicales como el internacional grupo
musical "Los Santaneros del Águila".

103
MARIO VERGARA BENÍTEZ

Cuentan también los lugareños, que después de varios años,


el águila murió de vieja ahí precisamente sobre dicho cerro, y que
desde entonces le denominaron el Cerro del Águila.

Mario Vergara Benítez

6. Tulatengo

egún testimonios orales de los pobladores más viejos de esta


S pintoresca y pequeña población situada aproximadamente a
cuatro kilómetros de Arcelia, Gro., hace años, esta comunidad te-
nía otro nombre, la conocían como rancho los pinzanes; ya que
por toda la rivera del arroyo que corre a la orilla de lo que hoy
se llama Tulatengo, había muchos, pero muchos pinzanes blan-
cos y morados, todos de un sabor muy dulce, tan dulce que de
las comunidades vecinas llegaba la gente a cortarlos por cos-
tales. Fruta que puede hoy día comerse tal y como se corta del
árbol, cocida en coma! o brazas o bien poniéndose a secar.
Como en todas las comunidades establecidas en la República
Mexicana, el rancho Los Pinzan es profesaba en un 100% la reli-
gión católica, adorando de manera regular a varios santos de la
iglesia católica; como San Agustín, San José, Virgen María, Vir-
gen de Fátima, y otros santos más, los domingos toda la pobla-
ción acudía a Arcelia a escuchar misa en la iglesia principal, se
bautizaba a los recién nacidos, había comuniones y todo lo que
la iglesia mandaba.
Eran muy felices, celebraban las fiestas tradicionales, corri-
das de toros, carreras de caballos, navidad, año nuevo, día de re-
yes; en fm, todo lo que una población pequeña podía organizar,
donde todos participaban con respeto, alegría, entusiasmo, pero
sobre todo, mucha fe a su religión. Cierto día sucedió lo que más
tarde se le llamaría MILAGRO, mismo que cambiaría la vida a los
pobladores, así como de muchas comunidades y ciudades sobre
todo de Tierra Caliente de Guerrero, convirtiendo a esta pequeña

104
CoPLAS, REFRANES, CuENTOS Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

comunidad en una de las más famosas y visitadas por miles de


personas.
Al oriente de lo que antes era Los Pinzanes, habia una gran
laguna, la que nunca se secaba. El tamaño de ésta, era casi de me-
dio km. en forma de círculo, ahí, aparte de peces, había gansos,
patos silvestres, culebras y perros de agua, dicen que hasta cai-
manes; pero desde luego, Jo que hacía ver bonita a esta laguna
que la gente la llamaba la laguna de los tules, precisamente por
muchas plantas acuáticas que en sus aguas crecían, lo que llama-
ba la atención eran precisamente Jos TULES, mismos que crecían
majestuosos con grandes hojas verdes, casi de dos metros de al-
to. Las amas de casa arrancaban los tules más chicos y los plan-
taban en sus casas, aunque claro que no crecían igual, también
utilizaban las hojas para hacer ramadas o techos de las casas.
Así, tranquilamente seguía trascurriendo el tiempo como
siempre sin retorno, hasta que una mañana sucedió el milagro,
uno de los señores de más edad, llamado Juan (nadie recuerda su
apellido) se subió a una canoa que tenía amarrada a la orilla de
la laguna y se fue introduciendo entre tules, lampaces y lirios
hacia el centro de la laguna de los Tules; estaba pescando con
anzuelo, no sin antes elevar una plegaria al cielo para que lo so-
corriera con una buena pesca. Pero de pronto, algo le llamó po-
derosamente la atención, muy cerca de su canoa había algo so-
bre una hoja de tule que brillaba fuertemente, causándole temor
pensando que fuera algo sobrenatural, o algún animal, pero ven-
ciendo su miedo, poco a poco se fue acercando cubriendo su ca-
ra con sus manos para que aquel resplandor no lo cegara. Ya es-
tando a un metro, vio algo que le congeló la sangre porque lo
que sus cansados ojos estaban viendo era nada más y nada me-
nos que la imagen de la virgen de Guadalupe plasmada sobre una
enorme hoja de tule, como ya la conocía en pergaminos y algu-
nos cuadros; pero además había escuchado en voz del cura de la
parroquia de Arcelia sobre la aparición de esta virgen morena del
cerro del Tepeyac, se puso de rodillas sobre su canoa y persig-
nándose empezó a rezar, más tarde, un poco más calmado excla-
mó ¡Madre mía, mi virgencita de Guadalupe, que haces en este
solitario lugar!, ¿qué debo hacer virgencita? La virgen sonriendo
sólo le contestó: ¡Jiévame a la iglesia de tu pueblo para quedar-

105
MARIO VERGARA BENÍTEZ

me con ustedes para siempre! ¡Claro virgencita, claro que te lle-


varé a mí pueblo! Allá tenemos una capilla y si tú así lo quieres,
serás nuestra reina. Como pudo, jaló con cuidado la hoja de tu-
le con la imagen de la virgen de Guadalupe y remó a la orilla di-
ciendo: espérame tantito, voy a traer ayuda. Diciendo y actuan-
do, corrió lo más aprisa que pudo, llegó gritando al rancho Los
Pinzanes ¡ayúdenme, ayúdenme!, ¡milagro, milagro, la virgen de
Guadal upe!
¿Qué pasa Juan, te has vuelto loco? ¡Te has vuelto loco!, -le
decían los que lo escuchaban-. Ya más calmado, les fue expli-
cando lo que le había sucedido, al principio no le creían pero a
fm de insistir los convenció, todos lo siguieron hasta la laguna
y ahí estaba la virgencita sobre la hoja de tule, emocionados to-
dos, se arrodillaron quitándose los sombreros y presurosos se per-
signaron diciendo ¡milagro, milagro! Acto seguido armaron una
tarima de madera, para colocar a la virgen trasladándola a su
rancho los Pinzanes, la pusieron dentro de la iglesia no sin an-
tes improvisar un altar, pero además ese día como toda la noche,
no durmieron rezando y velando a la virgen a la luz de las ve-
ladoras, las estrellas y la luna que brillaban con más fuerza que
nunca; mudos testigos del milagro que estaba sucediendo.
Noches después, reunidos en el patio de la capilla decidieron
construir una iglesia más grande, acordando cambiarle el nom-
bre al pequeño rancho de Los Pinzanes, siendo precisamente Juan,
el que se le ocurrió el nombre diciendo: yo creo que el nuevo
nombre de esta comunidad debe ser algo que se relacione con la
hoja de tule donde encontramos la virgen, propusieron varios co-
mo Los Tules, Hojas de Tule, Tules Grandes, Tules Milagro, etc.
hasta que un anciano que casi no hablaba, dijo en tono muy se-
rio además muy respetuoso: ¿qué les parece si le ponemos Tula-
tengo?, ¿Tulatengo? -dijeron los que estaban escuchando-, ¡sí!
Tulatengo porque tenemos a nuestra virgen y la tenemos en ho-
ja de Tule.
Se oye bien dijo Juan, ¿están de acuerdo señores?, ¡sí!, ¡sí! Tu-
latengo -contestaron todos muy contentos-. Así fue como a par-
tir de entonces la comunidad de los Pinzanes se llamó Tulatengo.
Fue precisamente un doce de diciembre cuando le cambiaron el
nombre a la comunidad, nombre dedicado en honor a la virgen de

106
CoPLAs, REFRANEs, CuENTOS Y LEYENDAS DE TiERRA CALIENTE

Guadalupe. Desde entonces, cada año el doce de diciembre deci-


dieron hacer una gran fiesta en honor a la reina de México y Em-
peratriz de América, fiesta hoy tradicional, donde acuden creyen-
tes de toda la región calentana quienes acuden a velar a dicha
virgen y a solicitarle algún milagro o a cumplir una manda o pro-
mesa por alguna petición o milagro que les fue concedido por di-
cha imagen; son miles los peregrinos que año con año acuden a
este lugar de Tulatengo municipio de Arcelia, Gro. México.

Mario Vergara Benitez.

7. La carreta sin bueyes

ivía en un caserío del antiguo San José, pueblo de carretas,


V gente sencilla y creyente, en ese lugar vi vi a también una bru-
ja, quien estaba enamorada del más gallardo de los muchachos
del pueblo.
El muchacho, por su gran apego a su fe cristiana no quería
tener nada con ella, pero la bruja valiéndose de artificios, logró
conquistarlo y así vivir con él mucho tiempo, convirtiéndolo en
un ser similar a ella.
Como suele suceder, nadie estaba de acuerdo con esta unión;
mucho menos el cura del pueblo, el cual, en sus sermones denun-
ciaba el hecho. Al paso de los años, aquel muchacho, ya mayor,
tuvo una enfermedad incurable y pidió a la bruja que si se mo-
ría le dieran los santos oficios en el templo del lugar.
Al solicitarle al sacerdote la última petición de su amado, la
bruja recibió la negativa debido al pecado arrastrado en su vida.
La bruja dijo: por las buenas o por las malas; al morir su hom-
bre, "enyugó" los bueyes a la carreta y puso la caja con el cuerpo
muerto, cogió su escoba, su machete, encaminándose al templo.
Los bueyes iban con gran rapidez, pero al llegar a la puerta,
el sacerdote les dijo: "en el nombre de Dios paren", los animales

107
MARIO VERGARA B ENÍTEZ

hicieron caso, mas no la bruja, la cual blasfemaba contra lo sa-


grado.
El sacerdote perdonó a los bueyes por haber hecho caso,
mientras tanto, la bruja, la carreta y el muerto todavía vagan por
el mundo. Algunas noches se oyen las ruedas de la carreta pa-
sando por las calles de los pueblos arrastrada por la mano pelu-
da del mismito diablo.

8. La piel de venado

uentan las personas mayores, que los venados hace tiempo


C tenían un color muy claro, por eso el venado podía con mu-
cha facilidad distinguirse desde cualquier parte del monte. Gra-
cias a eso era presa fácil para los cazadores, quienes apreciaban
mucho el sabor de su carne y la resistencia de su piel, que usa-
ban para la elaboración de escudos para los guerreros. Por esas
razones el venado era muy perseguido por lo que estuvo a pun-
to de desaparecer de la tierra.
Pero un día, un pequeño venado bebía agua, cuando escuchó
voces extrañas; al voltear, vio que era un grupo de cazadores dis-
parando sus flechas contra él. Muy asustado, el cervatillo tan ve-
loz como se lo permitían sus patas corrió, pero sus perseguidores
casi lo atrapaban. Justo cuando una flecha iba a herirlo, resbaló
y cayó dentro de una cueva oculta por matorrales.
En esta cueva vivían tres genios buenos, quienes escucharon
al venado quejarse, ya que se había lastimado una pata al caer.
Compadecidos por el sufrimiento del animal, los genios aliviaron
sus heridas y le permitieron esconderse unos días. El cervatillo
estaba muy agradecido y no se cansaba de lamer las manos de
sus protectores, así que los genios le tomaron cariño.
En unos días, el animal sanó y ya podía irse de la cueva. Se
despidió de los tres genios, pero antes de que se fuera, uno de
ellos le dijo: ¡espera! No te vayas aún; queremos concederte un
don, pídenos lo que más desees.

108
CoPLAS, R EFRANES , CuENTos Y L EYENDAS DE TIERRA CALI ENTE

El cervatillo lo pensó un rato y después les dijo :


Lo que más deseo es que los venados estemos protegidos de
los hombres, ¿ustedes pueden ayudarme?
Claro que si -aseguraron los genios-. Luego, lo acompaña-
ron fuera de la cueva. Entonces uno de los genios tomó un poco
de tierra echándola sobre la piel del venado, al mismo tiempo que
otro de ellos le pidió al Sol que sus rayos cambiaran de color al
animal. Poco a poco, la piel del cervatillo dejó de ser clara lle-
nándose de manchas, hasta que tuvo el mismo tono que la tierra
que cubre el suelo. En ese momento, el tercer genio dijo: -a par-
tir de hoy, la piel de los venados tendrá el color de nuestra tie-
rra y con ella será confundida. Así, los venados se ocultarán de
los cazadores, pero si un día están en peligro, podrán entrar a lo
más profundo de las cuevas, donde nadie les encontrará.
El cervatillo agradeció a los genios el favor que le hicieron y
corrió a darles la noticia a sus compañeros. Desde ese día, la piel
del venado representa a la tierra: su color es el de la tierra y las
manchas que la cubren son como la entrada de las cuevas. To-
davía hoy, los venados sienten gratitud con los genios, pues por
el don que les dieron, muchos de ellos lograron escapar de los
cazadores, habitando aún la tierra de los hombres.

9. El Cerro del Gallo

E l Cerro del Gallo está ubicado entre el este y el sur de Arce-


Ha, Gro., como a tres horas a caballo. De lejos, se ve entre
azul y verde observándose la forma como de un gallo de rancho;
pero la leyenda cuenta que hace muchísimos años, cuando sólo
había pocos pobladores en la región, un señor de cierta comuni-
dad llamada El Varilla, tenia a su papá enfermo ya que se había
caído del caballo fracturándose una pierna.
En ese tiempo no había médico, sólo uno que otro curande-
ro y uno de ellos le recomendó que fuera al cerro a buscar un ár-

109
MARIO VERGARA BENÍTEZ

bol llamado suelda con suelda; que cuando lo encontrara, corta-


ra unas tecatas gruesas ya que el líquido que sueltan esas tecatas
servirían para curar a su papá, y que al colocarlas en la parte
fracturada poco a poco le sanarían los huesos.
El señor de El Varilla, después de encontrar el árbol, cortó las
tecatas que le habían pedido, las echó a su morral y cansado pe-
ro contento, inició el regreso a su casa, sin embargo, al llegar a
un ojo de agua de los muchos que existen en ese lugar, se sentó
a descansar debajo de un enorme y frondoso árbol, quedándose
medio dormido, cuando de pronto, escuchó el canto de unas aves,
primero pensó que estaba soñando, pero al despertar bien, vio a
los animalitos; pensó que eran chachalacas, ya que éstas viven
en los cerros, pero luego comprobó que eran unos gallos. Lo sor-
prendente fue que no eran gallos comunes y corrientes como los
que tenían en su casa; éstos, brillaban mucho, ¿Qué clase de ga-
llos serán éstos? se preguntaba. Unos eran de color oro, otros co-
lor plata, ¡madre de Dios! -dijo-. Estos gallos son de oro y pla-
ta, ¡pero no es posible! y cerraba los ojos jalándose el cabello
para ver si efectivamente no estaba soñando.
Poco a poco se fue tranquilizando y ya con más confianza,
los empezó a llamar y a darles pedazos de tortilla de los tacos que
llevaba en el morral; los animales entendiendo que no corrían ni
un peligro, aceptaron la comida que les estaban ofreciendo.
Después de un buen rato se puso a jugar con ellos, los car-
gó y se dio cuenta que pesaban más de lo normal comprobando
que efectivamente eran gallos de oro y plata.
Tiempo después, decidió seguir su camino para su hogar, pe-
ro al llegar, lo primero que hizo después de curar a su señor pa-
dre, contó a toda su familia y vecinos lo que había visto en el
cerro. Al principio, la gente no le creyó, ¡soñaste le decían!; pe-
ro a los siguientes días, otros campesinos que subieron al cerro,
comprobaron que era verdad, pues también habían encontrado a
los gallos de oro y plata.
Desde entonces, los lugareños bautizaron al cerro con el nom-
bre del Cerro del Gallo y cuentan que todavía de vez en cuando
aparece por algún rincón del cerro algún gallo de oro o de plata.

Mario Vergara Benítez

110
CoPLAS, REFRANES, CuENTOS Y LEYENDAS DE TI ERR A C ALI ENTE

10. Los nahuales

Después de que Jos habitantes de Tulatengo encontraron a la


virgen de Guadalupe en una hoja de tule sobre las aguas de una
laguna, la adornaron con mucha devoción, y muchas comunida-
des llegaban a visitarla el doce de diciembre; todos le rezaban, le
cantaban, le bailaban. Había ocasiones que se quedaban a dor-
mir en alguna casa de dicha comunidad o en el patio de la igle-
sia. Todo parecía muy bien, hasta que unas personas del pobla-
do de San José Poliutla, decidieron una noche robarse la imagen
para llevársela a su pueblo, cuando habitantes de Tulatengo se
dieron cuenta, muy molestos, tristes y preocupados se organiza-
ron y una noche de lluvia llegaron a San José Poliutla, se metie-
ron a la iglesia y rompieron las persianas sin antes decir: perdó-
nanos madrecita pero venimos por ti, no te vayas a molestar;
nuevamente como cuando la encontraron, cargaron toda la ma-
drugada y la regresaron a su altar original allá en Tulatengo.
Al nuevo día los Poliutlecos que así les llamaban a los habi-
tantes de Poliutla, al darse cuenta que ya no se encontraba la vir-
gen que se habían llevado de Tulatengo, se organizaron nueva-
mente y en esta ocasión solicitaron los servicios de un brujo de
magia negra, al que también se le conocía como nahual para que
los acompañara a hurtar nuevamente a dicha virgen.
Lo más seguro es que estén prevenidos, así que hay que ir
con cuidado, yo haré mi trabajo y ustedes el suyo. Ya con el po-
der que como brujo nahual tenía de la magia negra, esa noche
se convirtió en búho y regó sobre el poblado de Tulatengo unos
polvos que lograron dormir por completo a toda la población; só-
lo hasta el día siguiente cuando se despertaron se dieron cuenta
que nuevamente se habían llevado a su virgen adorada.
Muy indignados, los de Tulatengo se reorganizaron para ir a
rescatarla, pero en esta ocasión también contrataron los servicios
de un nahual de magia blanca que vivía en una cueva cercana
al cerro de El Aviluz.
El nahual les dijo que sería una tarea muy difícil, ya que el
nahual de la magia negra convirtió la hoja de tule donde está la
virgen, en una Josa muy pesada y sólo matándolo podemos res-
catarla, me voy a jugar la vida peleando con él, ya que es muy

111
MARIO VERGARA BENÍTEZ

poderoso, pero espero que la virgen me ayude, denme tres días y


si no regreso, es que habré muerto -les dijo su nahual de magia
blanca.
Esa misma noche llegó cerca de la cueva donde también vi-
vía el nahual de la magia negra a retarlo gritándole, brujo del
diablo, sal de donde estés, te reto a una pelea a muerte si es ne-
cesario y si no quieres pelear, entrégame la virgen que ayudaste
a robar. Nunca lo haré y acepto tu reto. Salió al patio armado de
un puñal e inmediatamente inició la pelea, el nahual blanco tam-
bién estaba armado pero su puñal era de plata y había sido pu-
rificado con agua bendita.
Así pues, ambos se trenzaron en una cruel batalla en donde
a través de su magia se transformaban en animales como tigres,
puercos, aves; en fin, fueron varias horas de lucha, donde se hi-
rieron produciéndose alaridos de dolor y coraje. Cuenta la leyen-
da que la noche se hizo más negra y hasta un fuerte aguacero
cayó sobre la región, inundando los caminos y las casas mien-
tras ambos nahuales luchaban. La población de Tulatengo reza-
ba para que el nahual de la magia blanca ganara la batalla.
Efectivamente así sucedió, después de más de dos días de lu-
cha, por fin el nahual malo fue derrotado y cayó convertido en
pantera con el puñal de plata atravesándole el corazón. Pero el
nahual de la magia blanca también estaba mal herido, por lo que
fue atendido con hierbas medicinales logrando recuperarse en po-
cos días, comprometiéndose a apoyarlos si otro nahual intenta-
ba hacerles una brujería para robar su virgen de Guadalupe.
Desde esa fecha, según cuentan los lugareños 100% católicos
que ya jamás nadie ha intentado quitarles a su virgen a la que
generación tras generación la siguen cuidando y venerando con
la misma fe, como el primer día que la encontraron en una la-
guna sobre una hoja de tule y que hoy sigue teniendo su altar en
Tulatengo, Municipio de Arcelia, Estado de Guerrero, México.

Mario Vergara Benítez.

112
CoPLAS, REFRANES, CuENTOS Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

11. Los duendes

E sta es una de las leyendas más recientes de la región de la tie-


rra caliente; es una leyenda infantil, ya que fueron varios ni-
ños a los que según ellos les sucedió este acontecimiento que les
contaré. Al que hoy los niños de la comunidad de Cuahulotitlán
cada vez que platican en grupo, lo reviven.
Resulta que eran aproximadamente las 10:30 de la mañana
de un día escolar del mes de octubre, cuando estaban jugando
cerca de la escuela, de pronto se les aparecieron unos duendeci-
llos chiquitos como enanitos; estaban vestidos sólo con calzon-
cillos, su quijada grande, orejas largas y puntiagudas y el color
de su piel era entre verde y color plata.
Era la hora del recreo, los niños estaban comiendo y toman-
do su refresco, lo que motivó a que los duendecillos se los qui-
sieran quitar, así también sus golosinas. Como éstos no se deja-
ron, comenzaron a discutir e inclusive a jalonearse y empujarse,
pero los niños con esas ideas de inocencia que tienen a esa edad,
juntaron piedras comenzándolos a apedrear hacia fuera del área
de la escuela; fue tanto el coraje que los niños mostraron, que
los duendecillos no queriendo detenerlos y admirados por la fu-
ria de defender sus alimentos, tranquilamente decidieron retirar-
se hacia su nave que era un platillo volador que estaba cerca es-
perándolos.
Los niños les fueron siguiendo, corriendo tras de ellos, obser-
varon cómo los duendecillos entraban rápidamente al platillo y
éste, inmediatamente dejando escapar un ensordecedor ruido se
elevó a la velocidad de la luz desapareciendo pronto en el in-
finito.
Después, más tranquilos, los niños regresaron a su escuela
ante los gritos de los maestros, que pronto se dieron cuenta de
que un grupo numeroso de niños faltaba y preocupados salieron
a buscarlos, al encontrarlos, lo primero que hicieron fue llamar-
les la atención; esto motivó que en el ánimo de evitar un casti-
go por parte de la institución, los niños explicaron los motivos
que tuvieron para salirse de la escuela. ¡Maestra directora, Por
favor no se moleste sin antes escucharnos! -dijo uno de los alum-
nos más grandecitos- es que ... nos salimos porque unos hombre-

113
MARIO VERGARA BENÍTEZ

citos chaparritos y medio raros nos empezaron a decir groserías


y luego nos aventaron piedras.
-¿Cómo está esto? -pregunto la maestra-, explíquenme me-
jor; pues verá usted, estábamos todos nosotros jugando allá en
aquella esquina cuando de pronto llegaron unos hombrecitos cha-
parritos y orejones de ojos color rojo y que nos empiezan a aven-
tar piedras así como a decirnos disparates y nosotros también les
dijimos sus cosas, hasta los correteamos a pedradas hacia la ba-
rranca. ¡Sí maestra, es cierto!, todavía traigo aquí una piedra que
no le alcancé a aventar porque me dio miedo cómo me miraban.
¿Y en dónde están esos chaparritos? -preguntó la maestra-. Allá
en la barranca del cascalote viejo, venga, vamos a verlos. Ante
tanta insistencia, la maestra y varios maestros más que se habían
acercado, siguieron a los niños hasta el lugar indicado, pero co-
mo no encontraron nada de lo que los niños decían, se empeza-
ron a reír; sin embargo, encontraron unas piedras de diferentes
colores que olían un poco raro, por lo que tuvieron que taparse
la nariz y la boca.
Después de terminar de reír los maestros, la directora orde-
nó: niños todos, regresen a sus salones; compañeros maestros
comprueben que ningún niño se quede fuera de la escuela, no
quiero tener problemas con los padres de familia.
Pronto, maestros y alumnos regresaron a sus salones, unos
preocupados y sonrientes y otros asustados por lo que desde ese
día los alumnos cada vez que tienen oportunidad, se reúnen pa-
ra platicar sobre los duendecitos que se les aparecieron un día en
la esquina del terreno de la escuela.

12. Juan toro

Así lo llamaba toda la gente de varías comunidades circunveci-


nas a Tulatengo "Juan toro, Juan toro", es que éste, era un hom-
bre de rasgos 1000/o indígenas, fornido pero medio encorvado por

114
CoPLAS, REFRANES, C uENTos Y L EYENDAS DE TIERRA CALIENTE

los más de 100 años que llevaba cargando; su piel era morena,
hablaba muy poco y vivía aislado de las demás casas de la co-
munidad; su única compañera era su mujer a la que todo mun-
do le llamaba "Juana la muda" de la que jamás nadie recuerda
haberla escuchado hablar, siempre se comunicaba a través de se-
ñas y sonidos raros que salían de su garganta, trabajadora como
pocos; atenta, servicial y respetuosa con su marido y con toda la
población.
Las personas más ancianas que conocían a "Juan toro", co-
mentaban que cuando ellos nacieron, ya "Juan toro" tenía esa
misma edad y seguía conservándose igual pero además, muchos
hombres y mujeres que habían nacido después de "Juan toro", ya
habían muerto. La gente, entre secretos se preguntaba cómo era
posible que "Juan toro" siguiera vivo.
Eso sí, no tenía vicios, ni fumaba ni tomaba alcohol, tampo-
co se desvelaba, era muy religioso ya que además era el mayor-
domo de la iglesia, tocaba las campanas y no había un día que no
fuera a hincarse y persignarse ante el altar de la virgen de Gua-
dalupe; el hecho de que fuera el campanero de la iglesia, propició
que en los últimos años de su vida perdiera el sentido del oído.
El apodo que el pueblo le puso, fue porque según los más vie-
jos, un día doce de diciembre cuando había más de trescientas
personas velando a la virgen en la calle principal, iba un gana-
dero arriando sus animales, cuando un toro bravo y enloquecido
arremetió contra los feligreses pateándolos y corneándolos. Na-
die sabía qué hacer; el animal se veía espantoso, parecía el dia-
blo y cuando parecía que nadie lo detendría, de pronto apareció
Juan con un hacha entre sus manos y de un solo golpe le abrió
la cabeza al enfurecido animal.
¡Bravo! dijeron todos, nos has salvado la vida Juan, nunca lo
vamos a olvidar mientras Dios nos conserve la vida. A partir de
esta hazaña, el pueblo de Tulatengo y las comunidades aledañas
le empezaron a llamar ¡Juan toro!

Mario Vergara Benítez.

115
MARro VERGARA BENiTEZ

13. Las chicharras que hacían llover

ace muchos años, dice la gente que aquí en la región de la


H Tierra Caliente, nada más de pronto, cierto año en tiempo de
lluvias siendo la estación de verano, dejó de llover. La gente
de los pueblitos comenzó a desesperarse y por consiguiente a po-
nerse bien tristes, ya que a consecuencia de no llover, los rios,
los arroyos, los ojos de agua, los pozos artesianos poco a poco
se estaban secando.
De igual manera todos los árboles de manera lenta se mar-
chitaban, igual las plantitas, los árboles frutales, legumbres; en
fm, toda la flora estaba en peligro de extinguirse. Lo mismo su-
cedía con los animales de toda la región: caballos, vacas, burros,
aves, puercos, chivos, culebras, iguanas, tarántulas y alacranes
aparecían muertos por todos los caminos, apestando el medio am-
biente y produciendo un olor insoportable. Todo el mundo esta-
ba enloqueciendo por el insoportable calor.
Pronto, los más ancianos de cada comunidad comenzaron a
juntarse para discutir cuál era el motivo por el que había dejado
de llover. Se propusieron repetir algunas actividades ya tradicio-
nales como rezar en sus respectivas iglesias, en sus casas, en las
calles; bueno, en cualquier lugar se les veía hincados, orando con
las manos en cruz y elevando sus alabanzas.
Asimismo, sacaron a sus santos que adoraban a las peregri-
naciones, inclusive los más creyentes ayunaban por días enteros
rogándole a Dios y a todos los santos para que les mandara la
lluvia. Sin embargo, el milagro indicado no llegaba, aumentan-
do con esto, tristeza, llanto, desesperación y mucho dolor.
Otras personas acudieron a consultar a los brujos o curande-
ros que conocían, pero tampoco éstos lograban que la lluvia lle-
gara, por lo que la gente los insultaba considerándolos culpables
de lo que sucedía.
Pero ahí entre tanta desolación, en un rincón muy apartado
había una casita muy sencilla, sin lujos ni riquezas hecha de hor-
cones y cubierta con ramas de los árboles que crecían cerca. Ahí
vivía un matrimonio de ancianos que tenía a su cuidado dos nie-
tos de seis y siete años, a los cuales sus padres les habían aban-
donado, esta pequeña familia era feliz, aunque sólo tenía lo ne-

116
COPLAS, REFRANES, CUENTOS y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

cesarlo para subsistir; nunca se quejaban, sembraban la tierra,


cuidaban sus animalitos y vivían muy felices.
Lo más extraño era que a ellos no les faltaba agua, cerca de
sus casa como a 30 metros pasaba un arroyito que no se secaba,
tenían un pozo en el cual brotaba limpia, fresca y abundante
agua. Así que cuando las demás poblaciones se dieron cuenta,
acudieron presurosos por el preciado líquido preguntando cómo
era posible que no se les secara el agua.
Fue un niño que con voz tranquila e infantil contestó: aquí
llueve y no se acaba el agua gracias a que tenemos muchas chi-
charras, nosotros las queremos, las cuidamos y las alimentamos,
porque ellas con su canto son las que traen el agua. ¡Cómo!, ex-
clamaron todos, ¿será posible?, claro, contestaron los dos niños,
pero si ustedes no creen pueden irse mas nunca tendrán agua.
En eso, cuando todos estaban platicando, las chicharras que
los estaban escuchando y que no creían lo que los niños estaban
diciendo, muy alegres comenzaron a cantar muy fuerte y conten-
tas por lo que enseguida comenzó a llover fuertemente. Lo más
extraño es que sólo llovía en un diámetro de 200 metros, o sea,
alrededor de aquella humilde casa habitada sólo por los dos an-
cianos y los dos niños creyentes de la naturaleza, quienes vivían
alejados de la maldad y desde luego alejados de la civilización.
¡Es cierto! gritaron los hombres y las mujeres, es cierto que
las chicharras llaman la lluvia, gracias al cielo, gracias a Dios.
De pronto, una anciana preguntó, pero ahora, ¿qué hacemos
para que haya agua en nuestros hogares y en nuestros pueblos y
también pueda llover?, yo les daré la solución -les dijo un ni-
ño-. Sí, dinos qué podemos hacer hijo mío -dijeron alegres.
Cada uno debe llevarse un par de chicharras hasta sus pue-
blos, colóquenlas en alguna maceta o en algún árbol, cuídenlas
mucho, quiéranlas, no las maltraten; pero sobre todo no duden
de su bondad, de su mágico poder, llévenlas y pronto comproba-
rán que son las chicharras las que llaman las lluvias.
Efectivamente, cuando los habitantes de las diferentes pobla-
ciones llegaron a sus casas, colocaron las chicharras donde se les
había recomendado; en plantas, en árboles, algunos hasta les ha-
bían hecho nidos y no pasaron más que tres días cuando dieron

117
MARIO VERGARA B ENÍTEZ

inicio con su conocido canto y enseguida comenzó a llover, cau-


sando con la lluvia la alegría de las poblaciones.
Logrando que los árboles reverdecieran, los pocos animales
que quedaban se recuperaran, los ríos, arroyos, ojos de agua y
los pozos se cubrieron de agua. Desde entonces, cuando las chi-
charras cantan, la gente ya sabe que pronto va a llover.

Mario Vergara Benítez.

14. El cerro encantado

uentan que en una comunidad llamada Terrero Blanco exis-


C te un cerro, que tiene la entrada en forma de iglesia, dicen
que había un señor llamado Tachito, quien en una ocasión fue a
ese cerro a juntar nanches pero que se le oscureció por el cami-
no, así que el señor espantado, iba a tropiezos porque no veía
nada, pero al pasar frente al cerro, éste se iluminó y se abrió co-
mo por arte de magia, cuentan que dentro estaba muy bonito,
que había árboles con frutos de oro, diamantes, perlas, y una mu-
chacha vendiendo flores, pero a él se las regaló. Platicó con él,
diciéndole que era un lugar encantado y que ella había quedado
atrapada ; le dijo que tomara todo lo que pudiera y que saliera de
prisa antes de que la puerta se cerrara porque si no quedaría atra-
pado.
El señor salió con mucho oro, pensando en lo rico que sería
él, su esposa y sus hijos; pero al salir del cerro, notó todo dife-
rente, pues había muchas casas, gente nueva que no había visto.
Caminó en dirección hacia donde creía tener su casa, pero sor-
presa que se llevaron él y su familia, pues sus hijos ya eran gran-
des y su esposa ya había envejecido, pues el tiempo que para él
fueron horas en ese lugar, para su familia fueron años creyéndo-
lo muerto.

118
COPLAS, REFRANES, CUENTOS Y LEYENDAS DE TI ERRA CALIENTE

15. Los fantasmas sin cabeza

L o que voy a contar es para asombrarse; pasó en un pueblito


de Guerrero allá en la Tierra Caliente, en una casa muy hu-
milde donde vivia una familia muy numerosa, la pequeña Tere-
sa; tercera de nueve hermanos había caído enferma y como es de
suponerse, la mamá trató arduamente de curarla con las viejas
recetas caseras. Al no dar marcha atrás las calenturas extremas
y vómitos, Gunda, la madre desesperada pidió ayuda a una ve-
cina, "Lolita" le gritaba: mi niña no se compone ¿qué hago? Pre-
guntaba la madre y Lolita le contestó: pues vamos a buscar al
doctor.
Como a las 9:30 de la noche, las dos señoras fueron a bus-
car al doctor, en medio de la oscuridad de ese tranquilo pueblo,
ya que en aquel entonces no había luz. Al llegar a una calle, su-
cedió lo inaudito, tres personas salieron de la nada de unas ra-
mas tapadas de pies a hombros, vestidos de negro y no tenían
cabeza, los perros comenzaron a aullar de una forma terrible por
lo que Gunda y Lolita empezaron a correr aterradas, de pronto,
accidentalmente cayó Gunda, quien vio la muerte cerca; se puso
pálida y enmudeció al observar que poco a poco los tres fantas-
mas se acercaban, mas no contaba con que Lolita se regresó a le-
vantarla y mientras ellas corrían desesperadas una voz gritaba
¡vengan, vengan!, al salir de la calle, los fantasmas desaparecie-
ron. Cuenta la leyenda que ninguna persona de ese pueblo pasa
por esa calle en la noche porque allí se encuentran los fantasmas
sin cabeza.
Recuerden cada vez que vayan al pueblo de San Miguel To-
tolapan lo que sucedió en aquella noche de cuaresma.

16. La lavandera

na señora de bajos recursos económicos, se dedicaba a lavar


U ropa ajena para poder sobrevivir y mantener a su hijo de 6

119
MARIO VERGARA BENÍTEZ

años. Un día, se fue a lavar a los canales de Arcelia junto con


su hijo. En ese canal asistía mucha gente a lavar ropa y a nadar,
ese día la lavandera tenía mucha ropa que lavar, su hijo esta-
ba inquieto y quería meterse al canal con sus amiguitos pero la
lavandera para que la dejara terminar la ropa, dejó meter a su
hijo al canal. El niño corrió emocionado para nadar con sus ami-
gos, de repente, al niño le dio un calambre empezándose a su-
mergir en el agua, la lavandera escuchó los gritos de su hijo pi-
diendo auxilio, ella corrió y vío que su hijo se estaba ahogando,
en su desesperación, se lanzó al canal y no se fijó que había una
gran piedra en el canal, yéndose a estrellar de cara en ella; la
gente que estaba ahí se lanzó para salvar a la madre y al niño.
La gente logró sacar a las dos personas, pero una de ellas ha-
bía fallecido, ésta, fue la lavandera.
La leyenda cuenta que en ese canal se oyen gritos de auxi-
lio, se oye que golpean el agua y eso no es todo, como la lavan-
dera murió y el hijo de ella no, se cuenta que cada persona que
muere ahogada, es por culpa de la lavandera, ya que ella busca
a alguna persona para convivir con ella, dado que se siente tris-
te y sola.
Mucha gente cuenta que cuando hay niños de 6 años nadan-
do, se ve a una persona de blanco de sexo femenino al borde del
canal, como si estuviese cuidando a los niños para que no se aho-
guen.

17. La magia negra

E n un pueblo de San Miguel Totolapan existía un hombre muy


inteligente que se llamaba Rafael Sánchez, el cual, se había
enamorado perdidamente de una bella joven, quien no corres-
pondía a sus amores. Tan grande era su amor por ella, que se em-
peñó en que lo amara, no importándole los medios que utilizara.
Para cumplir su propósito, el joven enamorado inició a estu-
diar la magia blanca y cuando comenzó con la magia negra, un

120
CoPLAs, REFRANEs, CuENTos Y LEYENDAS DE TIERRA CALIENTE

sabio del pueblo se percató, por lo que fue a advertirle: si tienes


el valor de comprender ese poder, deberás saber que tendrás mu-
chas perturbaciones, pues este conocimiento es del diablo, pero
él no entendía razones ya que tenía muy claro su propósito. Así
fue como en las noches Rafael comenzó a ser perturbado por el
diablo, quien le decía: Rafael, vámonos, ya es hora.
Una noche, cuando se encontraba deshojando mazorca con
otros amigos, fue al baño, en eso llegó un hombre a caballo quien
lo saludó diciéndole: oye amigo, ¿puedes decirme dónde está el
camino que debo tomar para llegar al poblado de La Tinaja?, no
puedo -contesto Rafael-, en este momento estoy trabajando; y
el hombre le preguntó ¿cuánto ganas?, si me acompañas te pa-
garé el doble de lo que ganas y se lo echó en ancas de su caba-
llo. Algunos cuantos metros adelante, le dijo el amigo: agáchate
para que no te golpeen las ramas, entonces al pasar el árbol y al-
zar la vista, Rafael se sorprendió al observar que estaba en la ciu-
dad de Huetamo en donde un baile se llevaba a cabo.
Los dos fueron a dar una vuelta, en eso el amigo dijo: ya vá-
monos porque esto se va a poner feo, pues el amigo ya había
incitado a los lugareños. Al terminar de decir esas palabras se
armó una balacera donde hubo muchos muertos y de ahí lo re-
gresó hacia donde lo había encontrado.
Cuando Rafael regresó, sus amigos muy preocupados le pre-
guntaron en dónde había estado por lo que él les contó lo ocu-
rrido. Los llamados del diablo siguieron, por lo cual el asustado
muchacho se fue a refugiar con un tío al poblado de San Grega-
rio; ahí las perturbaciones no sólo él escuchaba, sino también sus
familiares podían oír que las piedras rodaban y se quebraban los
árboles con un viento espantoso.
Mejor se regresó al pueblo donde vivía con su mamá y una
madrugada Rafael desapareció. La gente del pueblo lo buscaba,
hasta que una señora se asomó al pozo y lo vio colgado. Cuen-
ta la leyenda que tal vez lo mató el diablo; otros más, aseguran
que él ya no aguantó el miedo por lo que mejor se suicidó. Pero
lo que yo digo, es que Rafael después de muerto cabalga sin pa-
rar todas las noches con el diablo.

121
MARIO VERGARA BENÍTEZ

18. El callejón del diablo

E sta es una leyenda que se cuenta desde hace años; sucedió en


un pueblito llamado San Francisco de Asís, allá vivía un se-
ñor que se llamaba Benito, un hombre muy misterioso el cual
siempre se encontraba solo y nadie lo visitaba.
El andaba siempre en un caballo negro muy hermoso, iba a
visitar un callejón que estaba sólido y muy cerca del pueblo, só-
lo él iba ahí porque la demás gente tenía mucho miedo de ir, por
eso le llamaban el callejón del diablo; ahí se escuchaban lamen-
tos de noche y se oían cosas escalofriantes, decían que ahí ha-
bían matado a un señor que era muy rico, quien había enterra-
do un gran tesoro en ese lugar, pero que el diablo lo cuidaba,
razón por la que espantaban mucho en ese lugar.
Cierto día, un señor llamado Mauro, siguió a ese señor tan
misterioso para ver a qué iba a ese callejón encontrándose con
una gran sorpresa, era el Diablo que se había apoderado del te-
soro que estaba ahí y lo cuidaba bien, él escucho al señor Mau-
ro y le dijo: te daré este tesoro a cambio de tu alma, serás in-
mensamente rico por lo que el señor le dijo que estaba de
acuerdo, para ello firmaron un contrato, después, al poco tiem-
po el señor falleció y el Diablo vino a recoger el alma que le per-
tenecía.

19. Santo Tomás


(Comunidad que pertenece al Municipio de Arcelia, Gro.)

D e generación tras generación se ha venido contando a ma-


nera de leyenda cómo fue que se fundó la comunidad de San-
to Tomás, Mpio. de Arcelia, Gro., un pueblo ubicado al sur de
este municipio a la orilla del río Balsas. Según versiones que han
corrido de boca en boca, hace muchos años al otro lado del
río de donde hoy está fundado Santo Tomás, había una comuni-

122
COPLAS, REFRANES, CUENTOS y LEYENDA S DE TI ERRA C ALIENTE

dad de cuatro o cinco casas que aún existe llamada "Cuadrilla


Nueva", quienes eran católicos y tenían una pequeña capilla de
zacate, la que un día una ventolera tiró y cuando la gente em-
pezó a escarbar para reconstruirla, desenterraron un santo que
estaba parado. Nadie lo quiso para que lo colocaran en la capi-
lla, entonces, los pobladores de Temixco, otro pueblo cercano,
decidieron llevárselo a su iglesia.
Como en todos los pueblos había mucho católico y recono-
cieron que el santo que encontraron era el de Santo Tomás, por
eso cuando ya los del pueblo de Temixco llevaban cargando el
santo, de pronto al cruzar el río se les hizo muy pesado y por
más que le hicieron la lucha ya no pudieron caminar con él.
Razón por la que comprendieron que ahí se quería quedar y
aunque era en ese entonces puro monte, todos unidos limpiaron
un gran espacio y con horcones de madera construyeron una igle-
sia, donde la gente al correr la noticia comenzó a llegar con flo-
res a rezar en honor al santo que la comunidad de Cuadrilla Nue-
va habían encontrado y no lo quisieron.
A partir de entonces, varias familias fueron haciendo sus ca-
sitas cerca de la iglesia que habían construido y cuando ya ha-
bía varias casas, bautizaron al nuevo pueblo como SANTO TO-
MÁS. Hoy día, este pueblo ya creció bastante estando ubicado en
el mismo lugar a orillas del río Balsas, donde cada año en el mes
de diciembre festejan a su Santo Patrón con misas, peregrinacio-
nes, corridas de toros, grandes y lucidos bailes.

20. El hijo malcriado

E sta es una leyenda basada en la vida real. La gente de antes,


cuenta una historia de un hijo ingrato con su padre; era un
señor que tenía un hijo al cual le consentía todo. Desde niño nun-
ca lo reprendió, ni lo golpeó ; al pasar el tiempo, el niño fue cre-
ciendo muy rebelde y grosero. Un día, al papá no le pareció una

123
MARIO VERGARA BENÍTEZ

travesura que hizo, se molestó mucho y decidió pegarle. El joven,


lleno de coraje y rencor le dijo a su papá que fueran a la leña,
decidiendo irse los dos; al llegar a una barranca se sentaron, el
hijo se le quedó viendo a un árbol que tenía una rama torcida y
le dijo a su papá que si él podía enderezar esa rama, él le con-
testó que no, que se requería que estuviera tiernita para poder
enderezarla, el hijo le contesta que hubiera hecho lo mismo con
él, que desde niño lo hubiera enderezado, no que ya de grande
lo quería reprender.
El hijo todavía llevaba ese coraje de que su papá le había pe-
gado; tomó el hacha con la que iban a cortar la leña y le cortó
la cabeza a su padre. El joven muy tranquilo, en el camino se en-
contró una huerta de sandías muy grandes y bonitas por lo que
decidió cortar la más grande echándosela al hombro. Siguió su
camino, pero al llegar al pueblo, la gente se le quedaba viendo,
de pronto un señor se acerca y le pregunta: ¿qué es lo que hicis-
te?, él contesta que nada, que simplemente había cortado una
sandía. Al bajar el joven lo que traía en el hombro, vio que la
sandía se le había convertido en la cabeza de su padre, éste, al
verla, se sorprendió, por lo que espantado se fue corriendo por
todas la calles del pueblo; el remordimiento por matar a su pa-
dre nunca lo dejó tranquilo y decidió ahorcarse. Es así como ter-
minó la historia de un hijo ingrato.
Hoy en dia cuando un niño o algún joven no quiere obede-
cer y escuchar los consejos de sus padres, éstos los asustan ex-
clamando. ¡No te vaya a suceder lo que le paso al hijo desobe-
diente!, así es que ¡cuidado, mucho cuidado!

124
Índice

Dedicatoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
ReconocUrüento .. . .. . . . .. ... ... . . . . .. . . 11
Nostalgia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Coplas. . ............. . .... . .. ... . ... .. . 1S
Refranes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4S
Cuentos
l. Solltarto, el gato de las siete vidas . . . . . . 68
2. Lupita y su mano mochita.. . . ... . .... 72
3. El conejo boxeador. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
4. El conejo y el zorrillo . . . . . . . . . . . . . . . . . 7S
S. Pinto, el perrito bailador . . ...... . .. ... 76
6. Un gato, un ratón y un zorro. . . . . . . . . . 77
7. La cueva del encanto. . .. . . ........... 78
8. Juan flojo y los tres gigantes...... . . .. . 80
9. El conejo de la suerte . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
10. El bosque encantado..... . .. ... .. ... . 86
11. La muñequita de trapo . . . . . . . . . . . . . . . 87
12. La ratoncita vanidosa..... .. ... . ..... 88
13. La gallinita y sus amigos . . . . . . . . . . . . . 89
14. La gallina de los huevos de plata. . . . . . . 90

125
MARIO VERGARA BENÍTEZ

15. El gato y los ratones........ . .. .. .. . .. 90


16. El ratoncito travieso . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
17. La abejita desobediente. . . . . . . . . . . . . . . 92
18. El cazador fracasado . . . . . . . . . . . . . . . . . 93

Leyendas
l. El duende y el manantial . . . . . . . . . . . . . 96
2. Confesión de un muerto.............. 100
3. El ojo de agua donde salían jícaras .... . 100
4. El rancho de la olla de oro . . . . . . . . . . . . 101
S. El Cerro del Águila ............ . ... ... 102
6. Tulatengo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
7. La carreta sin bueyes............... . . 107
8. La piel de venado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108
9. El Cerro del Gallo . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 109
10. Los nahuales.................. . ..... 111
11. Los duendes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
12. Juan toro ........... .. ... . . . . ....... 114
13. Las chicharras que hacían llover . . . . . . 116
14. El cerro encantado................ ... 118
15. Los fantasmas sin cabeza . . . . . . . . . . . . . 119
16. La lavandera. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
17. La magia negra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
18. El callejón del diablo . . . . . . . . . . . . . . . . . 122
19. Santo Tomás .... . .. . ................ 122
20. El hijo malcriado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123

126
Otros títulos
publicados por el autor

Sentimientos poéticos
Flor inédita de poemas
Coral de poesía
Soñando en verso
Arcelia, la novia del Sol
¡Viva Cristo Rey!
Poesía y canto del jardín

127
SECCIÓN: 14, Guerrero
TITULO: COPLAS, REFRANES, CUENTOS Y LEYENDAS DE TIERRA
CALIENTE
EDITORIAL: Ediciones Leyenda
AUTOR (ES): Mario Vergara Bénitez
TEMA: Literatura mexicana

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