Clase: Psicología del desarrollo III

Ensayo capítulo 12

30 de julio del 2016

 Ensayo cap. 12

Salud mental, afrontamiento y adaptación al

envejecimiento

Introducción

La salud mental se puede definir en términos de

autoconceptos, autodesarrollo y satisfacción. Con la vida
el afrontamiento es el comportamiento o pensamiento
adaptativo o comportamiento que está dirigido a reducir o
aliviar el estrés que surge de las condiciones dolorosas
amenazantes o desafiantes, por ende el afrontamiento es
un aspecto importante de la salud mental.

El envejecimiento exitoso y optimismo es el resultado de

inevitable procesos intrínsecos de perdidas y deterioro,
algunas personas pueden envejecer más exitosamente
que otras, y esto varía de una infinidad de factores desde
el estilo de vida que han llevado unas personas,
alimentación, grados o niveles de estrés, buenas
relaciones personales e interpersonal, etc.

Los patrones de comportamiento destructivo se deben a

una serie de factores que ponen en riesgos la vida, salud
mental y física de los ancianos.

Los niños sufren abuso infantil y negligencia.

Hay una serie de abusos en ancianos tanto físicos,
sexuales o psicológicos, las personas no solamente
pueden ser abusados incluso hay ancianos que de repente
se convierten en abusadores y maltratadores.

La mayoría de ancianos gozan de buena salud mental,

pero casi pero casi un veinte por ciento de las personas
que tienen 55 años a más experimentos tratos mentales
que no son parte del envejecimiento normal.

La adaptación se puede definir como el proceso de

adaptación y satisfacción de las necesidades biológicas,
psicológicas y sociales.

La salud mental puede incluir como las personas se ven a

sí mismas, como integran varios roles y aspectos del yo y
si luchan o no por su desarrollo puede asociarse con la
satisfacción de la vida.

El estrés es una parte inevitable de la vida, ¿Cómo y que

también alguien lo puede enfrentar? El afrontamiento es
la parte del pensamiento al comportamiento que está
dirigido a reducir o aliviar el estrés.

Hay tres tipos de enfoque sobre el estudio del

afrontamiento. Modelos ambientales es necesariamente
esencial mecanista, se considera que los seres humanos
suelen reaccionar antes que actuar por lo que el tamaño
y la frecuencia de las demandas ambientales determinan
que tan bien puede afrontar los problemas una persona.

Concretando más, se puede decir que muchos aspectos

del cuerpo y la mente de un organismo mayor funcionan
bien siempre que no se le fuerce. Si un organismo anciano
se ve sometido a situaciones estresantes, ya sean de tipo
físico o psicológico, es muy posible que se desmorone
antes que un organismo más joven o bien que su
percepción de la sensación subjetiva de estrés sea mucho
más intensa.

La vejez muchas veces va asociada a un mayor número de

pérdidas (situación de actividad laboral, personas
queridas, roles sociales), valores que disminuyen (la salud
física, la fuerza, los recursos económicos, la ilusión, la
esperanza) y aparecen también acontecimientos nuevos
que exigen cambios en la forma de vida (la jubilación, la
adaptación a una enfermedad crónica, hacer de
cuidadores de los nietos). Estas circunstancias por sí
mismas no son importantes, pero sí lo es cómo la persona
las siente y cómo las controla. Será entonces el
significado del acontecimiento lo que determine las
respuestas de estrés y la manera y actitud como las
afronte lo que marcará las diferencias entre el estar y
sentirse bien o por el contrario sentir sobrecarga y
malestar.

Envejecer exitosamente dependería mayoritariamente de

acciones en prevención y promoción de la salud, ya que la
desdicha de la vejez asociada al deterioro físico y mental
estaría supuestamente bajo nuestro control. Las pérdidas,
según este paradigma, están asociadas a factores tales
como hábitos cotidianos, alimentación, práctica de
ejercicios, etc., todos ellos ‘factibles de control y
cambios’. El envejecimiento exitoso, como afirman
algunos autores, resulta ser una cuestión de opción
individual. Claro está que la tercera edad está
comprometida con un ideal de transformación del
envejecimiento en un problema social, donde son
necesarias nuevas definiciones, nuevas formas de
categorización que opongan un nuevo vocabulario a un
antiguo modo de tratamiento de los viejos.