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Crédito y Débito

Concepto de crédito
El origen etimológico de la palabra crédito nos remonta al latín creditum, que significa “cosa
confiada”. Por lo tanto, la noción de crédito aparece vinculada con tener confianza.
Un crédito es una cantidad de dinero que se le debe a una entidad (por ejemplo, un banco)
o a una persona.
En otro sentido, el término crédito se utiliza como sinónimo de autoridad, fama o
reputación: “El jugador todavía tiene crédito para revertir la situación”.
Concepto de débito
La palabra débito refiere a deuda, es decir, a instancias de la contabilidad, comprende
aquella anotación numérica que se efectúa en la cuenta, en el "debe", o sea, en el lado
izquierdo y que representan bienes o derechos poseídos por la persona o la empresa en
cuestión. La misma puede acrecentar el saldo de un pasivo, o en su defecto, implica el
decremento del saldo de un activo.
Usado en contabilidad para referirse a las deudas y para denominar a aquellas tarjetas
emitidas por bancos que permiten realizar diversas transacciones como pagos, cobros,
entre otros
Por otro lado, una tarjeta de débito o débito, como se lo denomina popular y
abreviadamente resulta ser aquella tarjeta bancaria, emitida por una entidad financiera en
la cual una persona tiene radicada una caja de ahorros o cuanta corriente, y que le permite
a éste la realización de operaciones financieras que pueden ser: activas (incrementación del
saldo), pasivas (disminución del saldo) o neutrales (no implican una disminución o un
aumento).
Una propuesta híper extendida en el mundo que ofrece el beneficio de no trasladar dinero
en mano
Las tarjetas de débito se han convertido en la actualidad en una de las modalidades de pago
de bienes y servicios más extendidas del mundo entero, especialmente la posibilidad que
ofrecen de no tener que trasladar el dinero físico para abonar tal o cual suma de dinero es
una de las ventajas más salientes y por la cual la gente más las usa.
Ahora bien, para poder usarla es necesario sí o sí contar con saldo, con dinero en la cuenta
asociada a ese débito.
Prácticamente todos los negocios comerciales, restaurantes, entre otros, disponen de este
medio de pago electrónico.
Breve reseña histórica
En el colegio aprendimos que los primeros seres humanos cazaban o recolectaban en
grupos. A medida que fueron profesionalizándose, cada grupo contaba con sus propios y
exclusivos bienes, de manera que para conseguir los de otro grupo se hacía necesario un
trueque o intercambio, el primer medio de pago.
Pero, ¿cómo valorar de forma equivalente los diferentes bienes para, por ejemplo, saber
cuántas piezas de fruta hay que dar a cambio de una piel curtida? De ahí surge la necesidad
de utilizar un bien muy valorado por todos que sirva de referencia.
Las civilizaciones han contado con valores de referencia (desde el 3000 aC), como las joyas,
el oro o la sal para así adquirir bienes. Es conocido, por ejemplo, que en la Antigua Roma se
pagaba a los soldados en bolsas de sal, muy preciada como conservante natural, y que da
origen a la palabra salario.
La moneda como medio de pago
Aproximadamente en el siglo VII aC el valor de referencia deja de ser un mineral o un bien
preciado y se decide acuñar monedas. Así pues, ya no dependemos de un elemento que
podemos encontrar en la naturaleza, aunque en pequeñas cantidades, sino de algo creado
específicamente como medio de pago para facilitar el intercambio.
De las monedas damos un gran salto con el papel moneda (el billete de toda la vida). Los
primeros se crearon en China aproximadamente del siglo VII dC y surgieron ante la falta de
cobre para crear monedas. En Europa llegarán en el siglo XVII gracias al intercambio habitual
de mercancías entre Europa y Asia.
El papel moneda o billete también ha evolucionado con el tiempo, y en la actualidad se
imprimen billetes con métodos de alta tecnología con el fin de impedir la copia o
falsificación, como marcas de agua, relieves y tintas o papeles especiales que destacan ante
una fuente de luz especial.
De aquí surgen otras muchas opciones para realizar intercambios, si bien menos populares,
como son los cheques o talones (usados principalmente en el ámbito empresarial) o los
pagarés (también de uso empresarial).
Las tarjetas de débito y crédito están en las carteras y bolsillos de prácticamente todo el
mundo, ya que supone llevar encima una cantidad sin especificar de dinero con mayor
seguridad y comodidad.
1920
En Estados Unidos, la empresa pionera Western Unión, comienza a entregar a un grupo
selecto de sus clientes una placa de metal que les permitía identificarse y diferir sus pagos.
Hoteles, tiendas departamentales, empresas de ferrocarriles copiaron la idea.
1924
Entre las grandes compañías de petróleo, la General Petroleum Corporation fue la primera
en emitir una tarjeta de crédito para gasolina.
1946
Flatbush Bank, de New York, introduce el plan charge-it, emitiendo vales para que sus
clientes pudieran comprar en comercios afiliados al sistema.
1950
Dos jóvenes abogados llamados Frank McNamara y Ralph Schneider cenaban en un
elegante restaurante de Nueva York; llegando el momento de pagar, ambos se dieron
cuenta de que habían olvidado sus billeteras. De ahí surgió la idea de crear un club que
reuniera a personas que frecuentaban ciertos restaurantes y que permitiera mediante la
presentación de una credencial, efectuar los pagos a través de una factura bancaria. Era el
embrión de las tarjetas de crédito actuales.
1951
El Franklin National Bank, de Long Island, expide la primera tarjeta bancaria y era aceptada
por los comerciantes adheridos al sistema. Si alguien se excedía en los límites establecidos,
el comerciante llamaba al banco para que éste aprobara la transacción.
1959
American Express presentó la primera tarjeta de plástico (tarjetas anteriores estaban
hechas de cartón o de celuloide).
1960
Fue inventada la banda magnética por IBM. Las primeras tarjetas con este dispositivo fueron
usadas en el transporte público de Londres.
1960
En Estados Unidos son emisores de tarjetas de crédito las principales cadenas de almacenes
de venta al por menor.
1966
El Bank of America (luego Visa) estableció una organización nacional para otorgar
franquicias de operación de tarjetas BankAmericard.
1967
Un grupo de bancos de California desarrolló un programa de tarjetas de crédito llamado
Master Charge, que eventualmente cambio su nombre a MasterCard.
1968
En México se introduce la primera tarjeta de crédito. Se trataba de Bancomático y la lanzó
Banamex en afiliación con Interbank, hoy MasterCard.
1969
Otro de los grandes bancos de México, el Banco de Comercio, afiliado al entonces Sistema
BankAmericard, hoy Visa, organiza su propio sistema con la tarjeta de crédito Bancomer.
Otros bancos estudian la posibilidad de introducir su propia tarjeta; deciden unirse debido
a los costos operativos. Banco Serfin, Multibanco Comermex, Banco Internacional, Banco
Confía, Banco del Atlántico y Banco Mexicano Somex crean Prosa, conformándola como una
empresa encargada de desarrollar e introducir la tarjeta de crédito en estos bancos (marca
Carnet). La posterior afiliación de MasterCard y Visa, le permitió a Carnet emitir tarjetas con
validez internacional.
2002
El auge del comercio electrónico demando un medio de pago adecuado y seguro; se
visualizó a las tarjetas de crédito como el medio idóneo para dicho comercio.
2003
Con más de 50 años con la misma forma y medidas (8.5 x 5.5 cms.) las marcas empiezan a
buscar elementos diferenciadores: con diferentes imágenes, dimensiones e incluso recortes
en sus bordes.
2013-Actual
Actualmente, las tarjetas de crédito siguen renovándose. Las instituciones financieras
mexicanas tienen hasta diciembre de 2013 para migrar todos sus plásticos de banda
magnética a chip (mecanismo que resulta más seguro). En ese lapso, también los lectores
de tarjetas en puntos de venta, los cajeros automáticos y las cajas registradoras deberán
haberse adaptado a esa tecnología.
Además se está trabajando en tarjetas de crédito con tecnología RFID, de forma que sólo
habrá que acercarlas al terminal punto de venta, sin necesidad de introducirlas.
Una tarjeta de débito (también conocidas como una tarjeta de banco o tarjeta de
verificación) es una tarjeta de plástico que proporciona el acceso al titular de la tarjeta
electrónica a su cuenta bancaria en una institución financiera. Algunas tarjetas tienen un
valor almacenado con el que se hace un pago, mientras que la mayoría transmiten un
mensaje al banco del titular de la tarjeta para retirar fondos de una cuenta designada a
favor de la cuenta del beneficiario en su banco designado. La tarjeta suele ser usada como
un método alternativo de pago en efectivo al realizar compras. En algunos casos, el número
de cuenta principal se asigna exclusivamente para su uso en Internet y no hay ninguna
tarjeta física (tarjeta virtual).
En muchos países, el uso de tarjetas de débito se ha extendido tanto que su volumen ha
superado o sustituido en su totalidad los cheques y, en algunos casos, las transacciones en
efectivo.
A diferencia de las tarjetas de crédito o de cargo, los pagos con tarjeta de débito el importe
es inmediatamente retirado de la cuenta del titular de la tarjeta bancaria designada, en vez
de retirar el dinero en una fecha posterior.
Las tarjetas de débito también suelen permitir la retirada inmediata de dinero en efectivo,
que actúa como tarjeta de cajero automático para retirar dinero en efectivo. Los
comerciantes también pueden ofrecer servicios de devolución de dinero a los clientes,
donde el cliente puede retirar dinero en efectivo junto con su compra.
Sanciones al Crédito y Débito
“Las prohibiciones, infracciones y sanciones, son lineamientos que establece la Ley de
Instituciones de Crédito.”
La sanción en términos generales puede definirse como el castigo que aplica la sociedad, a
través del Derecho, a las violaciones de la Ley y representa la efectividad de ésta,
generalmente, se pretende a través de la sanción, asegurar el cumplimiento de los deberes
que a cargo de los ciudadanos establecen las leyes.
El interés social protegido por medio de establecer infracciones y sus correspondientes
sanciones, en el Derecho Bancario, es por una parte, que las instituciones acaten las normas
de interés público que las regulan, sometiendo su actividad a ellas y por la otra, que los
usuarios también respeten una serie de principios dentro de esta materia, indispensables
para que exista una sana operación en la misma.
El concepto de pena es menos amplio que el de sanción. Desde que se tiene noción del
delito, surge como consecuencia, e históricamente aparejada a él, la idea de castigarlo y allí
nace la pena.
El concepto de sanción, es en cambio más moderno, su elaboración fue fundamentalmente
obra de los positivistas. Podríamos decir que mientras toda pena constituye una sanción,
no ocurre lo mismo a la inversa. Entre los autores reina la confusión sobre lo que es
propiamente una pena y una medida de seguridad, a ambas se les denomina generalmente
bajo el término "sanciones".
El código Penal del Distrito Federal y casi todos los de la República, a veces emplean los
vocablos de sanción y pena, como sinónimos. La diferencia escriba en que las penas llevan
consigo la idea de expiación y en cierta forma de retribución y las medidas de seguridad, sin
carácter aflictivo algunos, intentan de modo fundamental, evitar nuevos delitos. Deben
considerarse propiamente como penas las de presión y la multa, y las medidas de seguridad,
como los demás de que se vale el Estado para sancionar, pues en la actualidad, ya han sido
desterradas otras penas como los azotes, la marca, la mutilación, etcétera.
En general las leyes administrativas para asegurar el cumplimiento de todas las
obligaciones, a cargo de los ciudadanos o instituciones a las que van dirigidas, establecen
una variedad de sanciones; con respecto a esto, la LIC en el capítulo I del Título quinto
establece sanciones que van dirigidas fundamentalmente a asegurar la eficacia de este
ordenamiento. Sin embargo, pensamos que dentro del mismo, existen diversas sanciones
que no están previstas en ese capítulo y que deberían unificarse, para una mejor
organización y aplicación de ellas.
Estimamos que en Derecho Bancario existe una enorme gama de infracciones y sanciones,
que no sólo están previstas en el capítulo mencionado de la LIC, sino en innumerables
artículos dispersos en toda la Ley, lo cual hace difícil su estudio y su sistematización.
Además, los sujetos de esas infracciones no sólo son las instituciones de crédito, sino
también su personal directivo, los empleados, los agentes y los particulares.
Las infracciones y sanciones se encuentran dispersas, además, en otros ordenamientos
relativos al sistema financiero mexicano, como son: la Ley del banco de México, la Ley
General de Organización y Actividades Auxiliares de Crédito, la Ley de Instituciones de
Fianzas, la Ley General de Instituciones y Sociedades Mutualistas de Seguros y la Ley del
Mercado de Valores y, es más, numerosos reglamentos y circulares de la SHCP y de la CNBV,
en estos dos últimos casos se duda mucho de la constitucionalidad de los artículos de esas
disposiciones que establecen infracciones y sanciones.
Las leyes también prevén sanciones pecuniarias, consistentes en multa, por el
incumplimiento, o violación por parte de las instituciones u organizaciones, a las
disposiciones de la Ley, dentro de los márgenes y con las limitaciones que establece la
propia Ley.

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