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Edición 2551

09Ago/2018

Enrique Verástegui: poeta integral.


Ricardo González Vigil

Verástegui: el poeta de mayores recursos expresivos del 70.

Acaba de fallecer uno de los poetas más importantes de la lengua española en la segunda mitad del siglo
XX: Enrique Verástegui (Lima, 1950-2018), el de mayores recursos expresivos (exploró como ninguno el
verso libre, la prosa poética, la poesía visual, la herencia estrófica de occidente y oriente, la hibridez
discursiva vanguardista y posmoderna) de la generación del 70.

Se dio a conocer con el grupo más notable de su generación, el Movimiento Hora Zero. Debutó a los 21
años con un poemario fulgurante, En los extramuros del mundo, un hito en nuestro proceso poético, de
una resonancia tal como no ha vuelto a tener ningún nuevo poemario peruano en el medio siglo
transcurrido desde entonces.

La propuesta horazeriana del “poema integral” (lírico, épico, dramático, testimonial, reflexivo, cajón de
sastre de todo tipo de forma discursiva y referencia histórico-social), encontró en Verástegui su realización
más fructífera y ambiciosa, ya desde ese primer poemario y los textos dispersos de los años 70 (reunidos
en Booegón, 2017) y el inspiradísimo Monte de goce (recién editado en su integridad en 1991). La cumbre
artística fue uno de los logros mayores de la poesía peruana: los dos tomos de Angelus Novus (1989-
1990).

El mirador integrador de Verástegui vertebró sus poemarios en el monumento titulado Ética, al que amplió
todavía más cuando lo llamó Splendor. Recuérdese que la reflexión filosófica de la Antigüedad y la Edad
Media caracterizaba a la belleza como “el esplendor del ser”, noción que Joyce reelaboró en el Retrato del
artista adolescente, enlazando la idea tomista de “claritas” con la modernidad estética de la “epifanía”,
basada en las “correspondencias” de Baudelaire y las “iluminaciones” de Rimbaud: vertiente cognitiva que
une belleza y revelación.

De otro lado, la denominación previa de Ética resalta el nexo entre belleza y bien: vertiente de la tradición
platónica, el humanismo renacentista, la óptica marxista y la propuesta liberadora de las vanguardias
expresionista, dadaísta, surrealista y beatnik.

Bajo el magisterio de Dante, Blake, Pound y Ginsberg, más el ejemplo peruano multiforme de Eielson,
Verástegui retomó los orígenes de la poesía (en griego: creación, un don sagrado) en la mística, el
chamanismo y la sabiduría integradora (Orfeo, Pitágoras, Cábala, Taoísmo, etc.) de lo que se separaría
después como filosofía, matemáticas, astronomía, etc.

¡Adiós, entrañable amigo y virtuoso supremo del lenguaje y la imaginación poética! (RGV)

Tomado de:
http://caretas.pe/culturales/83724-verastegui

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