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El aire comprimido, y es una de las formas de energía más antiguas utilizadas por el hombre.
Su utilización se remonta al Neolítico, cuando aparecieron los primeros fuelles de mano, para
avivar el fuego de fundiciones o para airear minas de extracción de minerales. Muchos de sus
principios ya eran utilizados por el hombre primitivo. Por ejemplo, la primera aplicación del aire
comprimido consistió en el soplado de las cenizas para reavivar el fuego. El aire empleado
había sido “comprimido” en los pulmones, a los que podemos considerar como un compresor
natural.
Los pulmones son capaces de tratar 100 L/min o 6 m3/h; ejercen una presión de 0,02~0,08
bar. Pero el compresor humano resultó inadecuado por completo cuando el hombre comenzó
a fundir metales (~3.000 a.C.). Para alcanzar temperaturas en torno a 1.000ºC se necesitaba
un compresor más potente; este también lo suministraba la naturaleza en el viento que se
comprimía contra una colina y ascendía por sus laderas.
Los orfebres egipcios y sumerios inventaron un método más conveniente y seguro para la
producción del aire comprimido que necesitaban para fundir metales nobles. Empleaban un
tubo-soplete, al igual que hacen sus colegas de hoy. Este resulta adecuado para pequeñas
cantidades, pero no para grandes volúmenes. 2500 a.C Primeras aplicaciones en forma de
fuelles de soplado
Construcción de órganos musicales Posteriormente se utilizó para: Minería –
Siderurgia.
El primer compresor mecánico, el fuelle manual, fue inventado hacia la mitad del tercer milenio
a.c. y el fuelle de pie no se empleó hasta 1.500 años a.C. Esto ocurrió cuando la fundición de
la aleación de Cobre y Estaño (Bronce) se convirtió en un proceso estable de producción,
como quedó registrado en algunas tumbas egipcias
En la antigüedad, el aire, uno de los cuatro elementos por los que los griegos fueron
cautivados, parecía por su naturaleza volátil y transparente, la más fina expresión de la
materia, que en otras “densidades” o “estados” constituía el resto de “elementos”. Era
considerado por ellos algo similar a lo que entendían por alma. Como se ha indicado antes, en
griego, la palabra “pneuma” significa “alma” y en consecuencia la técnica que utiliza el aire
como medio de transmisión de energía se llamó Pneumática.
El primero del que sabemos con seguridad que se ocupó de la neumática y su estudio, es
decir, de la utilización del aire comprimido como elemento para realizar trabajo, fue el
matemático e inventor griego Ktesibios (285 a.C.– 222 a.C.), que escribió los primeros
tratados acerca de este tema y es considerado el padre de la Neumática. Hace más de dos mil
años, construyó una catapulta de aire comprimido, basada en un cañón neumático que,
rearmado manualmente comprimía aire en los cilindros. Al efectuar el disparo, la expansión
restituía la energía almacenada, aumentando de esta forma el alcance del mismo. Todos los
grandes historiadores hablan de él pero, lamentablemente, todos sus trabajos se han perdido.
Uno de los primeros libros acerca del empleo del aire comprimido como energía procede del
siglo I de nuestra era, y describe mecanismos accionados por medio de aire
caliente. Posteriormente, pasada la Edad Media, fue utilizada en la construcción de órganos
musicales, en la minería y en siderurgia.
A partir de entonces el aire se usó de muy variadas maneras, en algunos casos, tal como se
presenta en la naturaleza, en movimiento, el viento (energía Eólica) fue transformado en
energía mecánica mediante los molinos de viento, permitiendo diversas acciones, como mover
moliendas. Por otra parte, quizás la navegación a vela fue la más antigua forma de
aprovechamiento de este tipo de energía.
Aunque los rasgos básicos de la neumática están entre los más antiguo conocimientos de la
humanidad, no fue sino hasta finales del siglo XVIII y durante todo el siglo XIX cuando
empezaron a investigarse sistemáticamente su comportamiento y sus reglas.
Hasta el siglo XVII, la utilización del aire a presión como energía, se realiza en algunas
máquinas y mecanismos, como la catapulta de aire comprimido del griego KTESIBIOS, o la
descripción en el siglo I de diversos mecanismos que son accionados por aire caliente.
A partir del siglo XVII, se comienza el estudio sistemático de los gases, y con ello, comienza el
desarrollo tecnológico de las diferentes aplicaciones del aire comprimido.
La primera máquina suplante de la historia salió de manos del mismo Wilkinson e instalada en
su factoría de Wilby, en Shropsire, en 1.776. Este fue el primer prototipo de todos los
compresores mecánicos. Funcionaba a una presión en torno a 1 bar, y elevaba la temperatura
hasta el máximo permitido por las articulaciones mecánicas de cuero utilizadas para controlar
las válvulas de madera
Hace aproximadamente 100 años se inventaron varios dispositivos neumáticos como el correo
neumático, el freno de aire comprimido, el martillo de remachar, el perforador de percusión y
otras herramientas neumáticas.
Además de un tranvía de accionamiento neumático, hubo varios sistemas neumáticos para los
ferrocarriles. Algunos de estos inventos siguen aún en uso en una ejecución mejorada y el de
otros desapareció a causa de dificultades técnicas o de otro tipo.
En el siglo XVIII se construye el primer compresor alternativo, en el XIX, se utiliza como fuente
energética para perforadoras de percusión, sistemas de correos, frenos de trenes,
ascensores, etc.
A finales del siglo XIX, se deja de desarrollar debido a la competencia de otros tipos de
energía (máquinas de vapor, motores y electricidad). A finales de la Segunda Guerra Mundial,
reaparece de nuevo la utilización a gran escala del aire comprimido como fuente de energía,
debido, sobre todo, a las nuevas exigencias de automatización y racionalización del trabajo en
las industrias.
Fuente: https://ingenieriamecanicacol.blogspot.com/2015/05/historia-de-la-
automatizacion-neumatica.html