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del
Cristo del Consuelo
“Siglo XXI:
Tradición, Orgullo
y
Devoción”
en honor del
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“Siglo XXI:
Tradición, Orgullo
y
Devoción”
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Gutiérrez Henares
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CAZORLA * MMXVIII
Editado por: Real Cofradía Santísimo Cristo del Consuelo de Cazorla
c/ San Francisco, 11, 23470 CAZORLA
Señoras y señores.
H ace casi un año, una noche, estando de paseo con mis dos
“princesas” por nuestro querido “Huevo”, se acercó a mí
bajando la rampa de la escalera de Monterrey mi estimada
Carmen García Azaustre y me dijo: “Menchu, espera, espera, que
quiero hablar contigo, no subas”. En ese momento lo último que se me
podía pasar por la cabeza era, evidentemente, que me dijera, “¿quieres
ser la pregonera del próximo año?” Se me paró el corazón, el mundo
dejó de girar y me congelé, solo supe o pude decir con los ojos
excesivamente vidriosos por las lágrimas que contenía de forma
inconsciente: SÍ CLARO.
Gracias Carmen y gracias a la nueva Junta Directiva, especialmente
a su Mayordomo Antonio Moreno Vázquez, por asumir y ratificar esa
propuesta y la confianza depositada en mí para que hoy me encuentre
aquí ante ustedes.
En momentos, a lo largo de estos meses he pensado que fui
demasiado arrogante o atrevida al aceptar ese reto porque jamás me
había enfrentado a una misión tan difícil en lo formal y sentimental.
En la vertiente formal:
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No sé si seré capaz de poder rellenar el espacio de forma correcta y
perfecta. Es cierto, que gran parte de las horas de mi día las paso
delante de un ordenador escribiendo y escribiendo; pero sobre algo
que, de algún modo, se controla en todos sus aspectos a pesar de las
sorpresas que la sociedad y su forma de actuar te dan diariamente y de
las complicaciones que el día a día de un juzgado de la Costa del Sol
presenta. También es cierto, y miento si lo negase, que no es la primera
vez que me enfrento a esta labor. Ya en mi tierra adoptiva, mi Estepona
querida, tuve el inmenso honor de pregonar sus fiestas patronales de
San Isidro, que tantas similitudes tiene con nuestro San Isicio,
empezando por su fecha de celebración el 15 de mayo; también su
preciosa y elegante, a la vez que intima y respetuosa como culto
cristiano, Semana Santa. Pero, sin que suene a menosprecio, no es mi
tierra de origen, no es Cazorla, ni es el Señor del Consuelo, al que me
une todo lo que soy, todo lo que tengo, de donde vengo y hacia donde
quiero ir con el anhelo de que mis hijas me sigan o, al menos, me
permitan guiarles.
Es muy difícil poder estar a la altura de mis predecesores en este
cargo tan honorable de pregonera del Santísimo Cristo del Consuelo.
Nombres ilustres de nuestra sociedad me han precedido, han sacado su
pluma y papel y nos han emocionado, ilustrado y acercado a nuestra
tierra, a nuestra tradición, a su historia y, sobre todo, a nuestro
Santísimo Cristo del Consuelo. Permítanme que aquí sea egoísta y me
dirija al que para mí es la guía de mi camino, mi padre, Francisco
Gutiérrez López, pregonero de nuestro Señor en el año 2003: “Los
Gozos del Señor”. Aún recuerdo tu pregón íntegramente, he podido
volver a leerlo ahora y parece que escuchaba tu voz, no solo en este
auditorio, sino en casa recitándolo una y otra vez. Ojalá pueda
parecerme a ti, aunque sea un poquito, porque eso significará que he
cumplido con mi misión y he seguido tu estela, la que siempre guía
mis pasos desde aquel 16 de noviembre de 1980 que llegué a este
magnífico y a veces difícil mundo.
Les decía que la misión es también complicada en el plano
sentimental:
Es imposible separar los sentimientos, mi vida y entorno de lo que
debo pregonar porque, al fin y al cabo, Cazorla es mi vida y gran parte
de ella se encuentra y se ha encontrado aquí siempre, unida de forma
inseparable a nuestro Señor del Consuelo. Y si en Cazorla no nací,
porque la vida y la medicina así lo quisieron, lo hice en la hermana
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Úbeda, en el Renacimiento hecho ciudad, y en ella crecí, en su Loma y
en sus murallas jugando, pero deseando que llegara el viernes para
venir a Cazorla a casa de los abuelos, al “Huevo”, al “Cristo” ...
Tachábamos los días esperando el verano, época en la que al final del
día no se podía ir uno a dormir si antes no había jugado con la pandilla
al “marro” o a “poli-cacos” y, tras el periodo estival, la feria…y ahí ya
está Él, nuestro Señor del Consuelo.
De aquí soy y seré, de aquí vienen mis raíces, Gutiérrez López de
pies a cabeza y Henares de Simón de cabeza a pies. En personalidad
una mezcla, a veces explosiva, pero intento siempre ser racional, y en
mí siempre presentes: Padretín y Madretoña; y el hombre de la mirada
azul eterna y el cabello de plata, a caballo y pidiendo la llave en las
corridas de toros de antaño en honor a su patrón, mi abuelo Emilio
Henares. Doy gracias a Dios por permitirme el lujo de que hoy ellos
estén representados de la mejor de las maneras y en la mejor de las
personas que conozco, mi abuela Lourdes de Simón, este es un regalo
que no todo pregonero puede tener, a su abuela entre butacas. A su lado
mi otra guía, la que siempre escucha y calla, aconseja cuando puede y
se le deja, pero nunca falla, la que sin hablar sabe qué pasa y cómo te
sientes, mi MADRE. Poco puedo decir sobre ella distinto a que es mi
madre y esa palabra todo lo abarca, porque no hay nada más grande en
esta vida , como la Madre de Dios que a sus pies junto a la Cruz lloraba
y a su vez consolaba.
Pues bien, este plano sentimental es el que no sé si me va dejar
seguir hablando aunque lo he de intentar y conseguir.
No recuerdo cuando fue la primera vez que estuve ante tus
pies, Santísimo Cristo del Consuelo, y es lógico, puesto que no tenía
uso de razón. Son casi 38 los años que tengo y si hay algo, aparte de mi
familia, a lo que siempre me he sentido unida ha sido a Él. Si me
preguntan a qué o a quién profeso devoción, la única respuesta clara
eres Tú, Señor del Consuelo. Cuando entro por la magnífica portada de
la Iglesia de San Francisco, tras bajar la cuesta que lleva a ella con más
o menos esmero para no caer, me acerco ante tus pies y siento que un
temblor recorre todo mi ser provocándome una emoción que no se
puede explicar con palabras, quizá sólo las lágrimas que emanan de los
ojos de forma inintencionada sean capaces de expresar mis
sentimientos.
A veces me pregunto de dónde soy, ¿de Úbeda, de Cazorla?, y hace
unos años llegué a la conclusión de que en mi residía un gentilicio
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híbrido, “Ubetencazorleña”, porque no puedo separar las dos raíces de
mi ser, ahora con un poco de sol y mar, dado que, al fin y al cabo, uno es
también de donde “pace” y no puedo desdeñar a la tierra que con los
brazos abiertos me ha acogido, Málaga soleada, aunque a veces un
poco revuelta. Sin embargo, nunca dudaré de que mi origen está ligado
a tu cuadro, a tu imagen y a tu ser, al que venero desde lo más profundo
de mi persona y así intento transmitirlo a mis hijas para crear en ellas
ese sentimiento tan especial y único.
Tal vez, aquellos que de manera continua residís en Cazorla,
penséis que resulta exagerada tanta alabanza de nuestro pueblo y
nuestro Señor, pero como dice el refranero popular “uno no sabe lo
que tiene hasta que lo pierde”. Así, yo no me di cuenta de lo afortunada
que era hasta que, por motivos académicos, tuve que marcharme fuera
de esta tierra y nunca más regresé como residente, sino tan sólo como
visitante y cada año menos tiempo debido a las distintas
responsabilidades familiares y laborales que se van adquiriendo.
Es entonces, cuando comienzas a entender el significado de la
palabra añoranza. Dice el Diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española que añoranza es, “acción de añorar, nostalgia”; y de
la nostalgia recoge, “pena de verse ausente de la patria o de los deudos
o amigos” y en su segunda acepción “tristeza, melancolía originada
por el recuerdo de una dicha perdida”. Y así es, desde la distancia del
día a día y, cuando el ritmo loco de este siglo XXI nos deja frenar,
volvemos la vista hacia atrás y es esa melancolía la que se siente, esa
pena de verse ausente de la tierra, de los usos y costumbres diarios. Esa
añoranza cuando vienen a la mente recuerdos de lo vivido entre los
pinares y olivares de Cazorla, entre la sierra y la campiña, a los pies de
una “Peña” que parece que se nos va a caer encima, y, como decía mi
bisabuelo Estanislao, seguro que está sujeta por detrás con cadenas y
bajo la mirada oscura pero intensa del Cristo del Consuelo amparando
a su pueblo cada instante, sin abandonarlo nunca. Afortunados
vosotros paisanos que lo tenéis día a día a tan solo unos pasos,
disfrutadlo y veneradlo por aquellos que tan solo lo podemos hacer en
ocasiones contadas de forma presencial aunque siempre lo hagamos de
manera espiritual en nuestro interior.
Pues bien, llegado este punto es el momento de proceder a
llevar a cabo la labor encomendada: pregonar las Fiestas Religiosas en
Honor al Santísimo Cristo del Consuelo de Cazorla del año 2018.
Tres momentos nos presentan nuestras fiestas de especial
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relevancia, tres momentos que están íntimamente ligados con nuestra
vida de hoy, de ayer y de mañana; con nuestras tradiciones, nuestros
valores y creencias.
La Entrada del Trigo
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Bibliografia:
- “Cazorla y su Cristo del Consuelo”. Autor: Rufino AlmansaTallante
- “Fiestas de agua y fuego en Cazorla” Autor: Isabel María Huertas Viciana.
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