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C. TEMA 3. A.- SENTIDO Y NECESIDAD DE LA FILOSOFÍA.. B- PREGUNTAS.

“A.- SENTIDO Y NECESIDAD DE LA FILOSOFIA.


Es frecuente preguntarse por la utilidad de lo que hacemos y de lo que estudiamos, para qué
sirve una asignatura concreta e, incluso, para qué sirve el hecho de estudiar. También es frecuente,
aunque poco inteligente, creer que hay materias como las humanísticas, que son de poca utilidad
hoy en día, mientras que otras, como las científicas o las técnicas, son muy necesarias porque tienen
una gran utilidad.
Nadie inteligente sostiene esta última apreciación en el mundo de la ciencia, la técnica o las
humanidades; por tanto, no la discutiremos. Sin embargo, la reflexión sobre la primera actitud puede
ser fecunda, porque nos ayuda a entender, en el umbral de nuestra madurez, el sentido del trabajo
que hacemos cada día y que ocupará una parte importante de nuestra vida. Encontrar una respuesta
nos obliga, por otro lado, a considerar la necesidad como un problema, que nos atañe por la
ambigüedad que la palabra necesidad tiene en nuestra sociedad.

La filosofía, teórica y práctica, es absolutamente necesaria:


-como actividad teórica, la filosofía es necesaria porque es un modo de conocimiento que se
distingue específicamente de otras formas de conocimiento, como la religión, el mito, la literatura y la
ciencia. Como conocimiento teórico, la filosofía aplica la razón a la realidad más allá de los límites
asignados a las ciencias particulares, con el propósito de construir una imagen global que permita al
ser humano hacerse cargo de los problemas que esa realidad le plantea.
-como actividad práctica, la filosofía es necesaria no porque intente encontrar soluciones a los
problemas concretos que acarrea el hecho de vivir, sino porque busca afrontar los problemas de la
vida humana, individual y social, y aplica la reflexión para construir una imagen global que los haga
comprensibles en su totalidad.
En una dimensión más próxima, la filosofía es necesaria también para comprender nuestra propia
realidad como personas en proceso de formación. Si creemos que la filosofía, la matemática, el latín
o cualquier otra asignatura nos deberían proporcionar unas mejores condiciones de vida, entonces
podemos pensar que todas las asignaturas del currículo escolar son innecesarias. Es otro tipo de
conocimiento el que necesitamos.
La necesidad de la filosofía radica en la capacidad que nos da para adquirir una comprensión
adecuada del mundo; en la facultad que nos otorga de tomar decisiones rápidas, correctas y libres;
en el talento que nos proporciona para adoptar compromisos por la construcción de un mundo más
justo, más solidario y más humano; en resumen, en la posibilidad que nos ofrece de crecer como
seres humanos.
Esta es la carta de presentación de la filosofía. Hace más de dos mil quinientos años, en Grecia,
dio origen a la civilización, y desde entonces ha posibilitado que nuestra humanidad, a pesar de
haber pasado por los momentos más tenebrosos y traumáticos de la historia, no haya dejado de
tantear la construcción de un mundo más humano. Hoy, la filosofía, en su dimensión más práctica,
está comprometida en el proyecto de encontrar las señales que habrán de servir para que la
civilización acabe instalándose en la humanidad, en todos los seres humanos, en todas las culturas.
La centralidad de la filosofía, con sus grandes interrogantes: ¿quiénes somos? ¿a dónde vamos?
en la conformación de la cultura y mentalidad de una sociedad contribuiría a situar en su justa
medida el alcance de los bienes materiales, de las posibilidades de desarrollo personal que se nos
ofrecen, y a enfrentar con éxito todo aquello que irrumpe en nuestra vida a veces como algo
incomprensible, inaceptable.
La filosofía puede servir, no tanto porque ella traiga la felicidad, sino porque ayuda a descubrir los
espejismos de la felicidad. De todos modos es mezquino reducir la filosofía solamente a esto:
ponerla simplemente al servicio de fines humanos. En la Ética a Nicómaco, Aristóteles dice que la
ética –que para él se enmarca en el contexto de una reflexión sobre la felicidad- sería lo más
importante sólo si el hombre fuera lo más importante. La experiencia filosófica –y esto no es privativo
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de ella- es, por el contrario, la experiencia de una subordinación, uno se subordina a la verdad.
En la medida en que la racionalidad científico-técnica, muy válida en su ámbito propio, es, sin
embargo, limitada, no puede sorprendernos que las respuestas que ofrece para las cuestiones
verdaderamente importantes de la vida sean tan insuficientes. Sin horizonte, andamos perdidos.
Alguno diría: bien, pero ante esos vacíos que deja la ciencia ya contamos con la religión: ¿acaso
no es la fe la que puede proporcionarnos esa orientación última? De ser cierto esto significaría, una
vez más, que la filosofía resulta superflua, más aún, cuando incluso algunos filósofos no tienen
reparos en hablar del fin de la filosofía... .
La filosofía facilita aquella conversación interior, en la que uno toma conciencia de su propia vida,
de las ideas que la animan, de cómo éstas se encuentran en concordancia o en contraste con la fe,
sólo así puede la fe convertirse en un fermento de toda la vida. Sin un ejercicio enérgico de la
razón, es difícil que se dé una experiencia madura de la fe. Pero no es sólo la fe, también la
filosofía está urgida a purificarse en su encuentro con la fe. Quizás debamos empezar por revisar
qué entendemos y reconocemos cuando hablamos de razón, de lo racional.
Vivimos de una razón raquítica. Necesitamos una razón fuerte, pero que sea a la vez una razón
flexible, que no desdibuje los contornos de las cosas, los perfiles humanos de los problemas.
Eso es tanto como decir que necesitamos una razón filosófica. Parece que hubiéramos perdido la
capacidad de conectar racionalmente con lo humano, más aún que ya no dispusiéramos de una
racionalidad propiamente humana, en la que todos podamos coincidir, sin parapetarnos detrás de
razones presuntamente científicas, que a menudo están puestas al servicio de intereses particulares.
Dicen: yo hablo como economista, yo hablo como científico…. ¿no puedes hablar como ser humano,
responsable y comprometido con la suerte de todos? En este sentido, me parece que contra la
tendencia investigadora dominante en las últimas décadas que promete el avance en el
conocimiento mediante la parcelación y división milimétrica de los objetos de estudio, es urgente
defender todavía la vieja aspiración a la síntesis de los saberes. Pues, cuanto más especializados
son los conocimientos, menos aporte cognoscitivo ofrecen; y resulta casi imposible que los
científicos de distintas áreas se entiendan entre sí, que aprendan de los logros ajenos.

B.- PREGUNTAS
1.- ¿Por qué es necesaria la filosofía como actividad teórica?
2.- ¿Por qué es necesaria la filosofía como actividad práctica?
3.- ¿Por qué es necesaria la filosofía como seres humanos ?
4.- ¿Qué le permite al hombre la filosofía, ante la mentalidad de nuestra civilización ?
5.- ¿Por qué es necesaria la filosofía para la vivencia de la fe?

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