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Proceso electoral.

Llamamos proceso electoral al conjunto de elementos que hacen posible


la democracia representativa y que culmina en la transferencia de la representación
del conjunto de los ciudadanos de un Estado a favor de los miembros que componen
los órganos representativos de ese Estado. Estos elementos son: la definición del
cuerpo electoral o electorado; la determinación del elemento territorial que sirve para
dividir a efectos operativos al electorado, o circunscripción; y, finalmente los
sistemas que permiten transformar la representación en escaños o fórmula electoral.
Definición del cuerpo electoral o electorado

Se trata de acotar al conjunto de personas cuya representación se transmite a los


elegidos. El cuerpo electoral se ha visto de distintas formas a lo largo de la historia
del Estado Liberal. En principio, la gran distinción radica en su consideración como
nación, es decir un ente abstracto del que forman parte los ciudadanos de un Estado
concreto, o en su consideración como pueblo, es decir la suma aritmética a la nación
como ente, lo que permitió históricamente que la voluntad del ente se perfilase a través de
mecanismos electorales que no exigen, per se, el establecimiento del sufragio universal
(sufragio restringido en sus diversas modalidades). En el segundo la soberanía se
denomina popular y se entiende que pertenece en partes infinitesimales a todos y cada
uno de los ciudadanos, lo que supone la necesaria implantación del sufragio universal.
Hay que advertir que las fórmulas constitucionales modernas se orientan a la mezcla de la
anterior disyuntiva no estableciéndola como alternativas antagónicas. Por ejemplo, el
artículo 1.2 de la Constitución española de 1978 dice "La soberanía nacional reside en el
pueblo español...", lo que resulta posible porque desde mediados del siglo XX el sufragio
universal se ha establecido como el único sistema admisible para configurar a un Estado
como democrático. Pero, incluso con el sufragio universal, la delimitación del cuerpo
electoral supone problemas técnicos, pues el sufragio universal no puede ser nunca
absolutamente universal, es decir no a todas las personas residentes en el territorio de un
Estado se les reconoce el derecho de voto. Por eso la definición del Cuerpo electoral
debe tener en cuenta los siguientes condicionantes:

+ Nacionalidad

Como regla general, aunque hay excepciones, se requiere el requisito de tener la


nacionalidad del Estado en el que se producen las elecciones. El Cuerpo electoral estará
formado no por los que residan en un país, sino por los que son nacionales de ese país.
Ello hace que en las elecciones que tienen lugar en un Estado determinado no voten
todas las personas que residen en ese Estado y, en cambio, si puedan votar nacionales
de ese Estado, aunque tengan su residencia en otro. Esto no tiene importancia en
aquellos Estados donde los nacionales constituyan una abrumadora mayoría respecto del
total de la población pero constituye un auténtico problema en países en donde los
nacionales constituyen una minoría del total de la población (Emiratos Árabes, Mónaco,
Andorra...). El artículo 13 de la Constitución española concede el derecho de participación
política solamente a los españoles salvo alguna excepción a favor de los extranjeros
residentes en el caso de las elecciones municipales.
Edad

Aunque el sufragio sea universal de todos los nacionales, no todos los que sean
nacionales tienen derecho a votar sino que hay una restricción o condición por razón de la
edad que se tenga. La frontera entre la minoría y la mayoría de edad -que ha ido
cambiando a lo largo del tiempo y que puede ser distintas de un país a otro- es la que
marca la inclusión en el Cuerpo electoral.

+ Habilitación

Pero el Cuerpo electoral no está formado por todos los nacionales que sean mayores de
edad sino por aquellos que reúnen las condiciones de habilitación necesarias. No
dispondrán del derecho de sufragio quienes se encuentren inhabilitados para ello, lo cual
suele ser consecuencia de un proceso penal, como pena principal o accesoria.

+ Domiciliación (inscripción en el censo electoral)

Los nacionales mayores de edad no inhabilitados para formar parte del Cuerpo electoral
deben figurar en el llamado Censo Electoral, lo que supone que hay que tener un
domicilio legal. En España el censo se hace a partir del llamado padrón de habitantes de
los municipios, confeccionándose de forma periódica y con carácter general. Es decir
todos los nacionales, mayores de edad, domiciliados en un municipio acaban formando
parte del censo. Pero esto no es siempre así ya que hay países en los que la inscripción
en el censo requiere de un acto explícito del votante que tiene expresamente que
registrarse, lo que significa que sólo figura en el censo quien voluntariamente se inscribe
en él. Esto suele ocurrir en aquellos Estados en los que la preservación de la libertad
individual como valor supremo les ha hecho no adoptar determinadas técnicas de control
de los ciudadanos como es la existencia de un DNI obligatorio (EE.UU., Gran Bretaña,
etc.). En los países cuya lógica política conlleva que los ciudadanos no estén fichados por
el Estado, salvo que se incorporen al registro de delincuentes, parece consecuente que
no estén obligatoriamente inscritos en cualquier tipo de censo. Pero esto tiene la
contrapartida de que la voluntariedad en la inscripción produce, a la hora de las
elecciones, que muchos ciudadanos no intervengan en las mismas, lo que puede acarrear
déficit en la representación. En todo caso tanto el Censo obligatorio como el voluntario se
consideran elementos que no desvirtúan el principio democrático.

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