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CRISTOLOGIA

I. Nombres y Títulos de Cristo

A. Jesús
B. Cristo
C. Mesías
D. Señor
E. Jesucristo
F. Cristo Jesús
G. El Señor Jesucristo
H. Yo Soy
I. El Hijo de Dios
J. El Hijo del Hombre
K. El Hijo de Abraham
L. El Hijo de David
M. El Hijo del Altísimo
N. El Segundo Hombre
O. El Postrer Adán
P. El Verbo
Q. Emanuel
R. Salvador
S. Rabí
T. Raboni
U. Maestro

II. La Encarnación de Cristo

A. La realidad de la encarnación.
B. ¿Cómo se humanizó?
C. Las objeciones a la encarnación.
D. Los objetos de la encarnación.
E. La perpetuidad de la encarnación.
F. Las pruebas de la encarnación.

III. Las Dos Naturalezas de Cristo

A. La realidad de Su humanidad.
B. La eternidad de Su deidad.
C. Dos naturalezas con un propósito singular.
D. Algunos errores con respecto a la dualidad.

IV. La Muerte de Cristo

A. El hecho de su muerte.
B. La historia bíblica.
C. Doctrinas antibíblicas.
D. Los nombres bíblicos de su muerte.

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E. Los objetivos de su muerte.
F. El alcance de su muerte.
G. La victoria de su muerte.

V. La Resurrección de Cristo

A. La importancia de la resurrección.
B. El significado de la resurrección.
C. Las teorías antibíblicos.
D. Las pruebas de la resurrección.
E. La victoria de la resurrección.

VI. La Ascensión y Entronización de Jesucristo

A. El significado.
B. El mensaje.
C. La naturaleza.
D. La necesidad.
E. El propósito.
F. Los resultados.

CRISTOLOGIA

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La Cristología es la enseñanza bíblica acerca de Cristo. Bendito todo
aquel que le conoce como Señor y Salvador.

A veces se nos advierte que podemos predicar demasiado de Cristo, en


el sentido de hace menos caso de las doctrinas de Dios y del Espíritu
Santo. Permítanos decir aquí mismo, que no podemos predicar a
Cristo demasiado. Asimismo, jamás se ha oído de que haya celos en la
divinidad. De las Escrituras podemos ver que Dios prefiere que
prediquemos a Cristo con más énfasis de lo que lo estamos haciendo.

"y él es la cabeza del cuerpo que es la Iglesia, el que es el principio, el


primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la
preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda
plenitud...Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la
Deidad." (Colosenses 1:18,19; 2:9)

I. NOMBRES Y TITULOS DE CRISTO

Nosotros creemos en la inspiración verbal de la Sagradas Escrituras.


Es decir, creemos que cada palabra de la Santa Biblia es inspirada por
Dios. Por esta razón, creemos que todos los títulos y nombres de
nuestro Señor Jesucristo son de gran importancia y significado
profundo.

A. JESÚS.

El nombre Jesús, se encuentra 612 veces en los cuatro evangelios, y


71 veces más en el resto del nuevo testamento. El nombre Cristo se
encuentra solamente 56 veces en los cuatro evangelios, mientras que
en el resto del nuevo testamento el nombre de Cristo se encuentra 256
veces. El nombre "Jesús" se encuentra más veces antes de su muerte,
sepultura y resurrección; mientras que "Cristo" se encuentra más veces
después de Su pasión.

Jesús es el nombre personal del Señor. Es su nombre terrenal, el


nombre con el cual nació, vivió, y murió. Es el nombre de su
humillación, su sufrimiento y su aflicción. Es el nombre de Aquel que se
humilló a sí mismo. (Filipenses 2:5-11) El nombre Jesús, en la época
de nuestro Señor, no era excepcional porque había muchos que se
llamaban Jesús. "Jesús" es la forma griega de la palabra hebrea
"Josué," y ambas significan "Jehová, nuestro Salvador." Jesús es el
nombre que fue escrito en una tabla en Su cruz.

Una persona se salva por medio de confesar que Jesús es el Señor y


creer que Dios le resucitó de los muertos. (Romanos 10:9) I Corintios
15:1-3 dice que el evangelio es la muerte, sepultura y resurrección del
Señor. Hay muy poco "evangelio" en los cuatro evangelios bíblicos.
Solamente en los últimos capítulos de cada evangelio están registradas

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la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. Por consiguiente, el
nombre Jesús predomina en los evangelios.

Las epístolas son las que destacan tan claramente la doctrina de la


salvación por gracia mediante la fe en el sacrificio vicario de Cristo. Las
epístolas están llenas de la doctrina de la salvación, y de ahí, el énfasis
sobre los nombres "Cristo" y "Señor." Antes del Calvario se usa más
"Jesús," y después del Calvario se usa más "Cristo."

"Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a


quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo." (Hechos
2:36) "Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual
Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre
todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de
los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda
lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios
Padre." (Filipenses 2:8-11)

Es interesante notar que cuando El estaba en el mundo, antes de la


crucifixión, El nunca fue llamado Jesús en su presencia por sus
seguidores. Siempre fue llamado "Señor," "Maestro," o "Rabí."
"Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy."
(Juan 13:13) Acusó a los judíos con referencias al antiguo testamento,
diciendo, “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo
digo?" (Lucas 6:46) Pero esto aconteció con menos frecuencia.

La razón por la cual el nombre Jesús es mencionado más en los


evangelios (612 veces) es que ellos hacen énfasis en su vida terrenal.
Por otro lado, el nombre Cristo se menciona más veces en los Hechos y
las epístolas porque éstas destacan su exaltación celestial. Según la
Biblia, los hombres del mundo, los demonios y Satanás se le dirigieron
a Él usándose el nombre, "Jesús", pero nunca el título, "Señor." Es
inevitable llegar a la conclusión de que cada ataque sobre la Persona
del Hijo de Dios, era para negar su señorío, ya sea con respecto a su
sangre, su resurrección, su sacrificio expiatorio o su segunda venida; y
que no era menos que una agresión sutil contra la deidad de Cristo.

A nosotros se nos llaman, "cristianos," porque este nombre se asocia


con la proclamación de la victoria del Salvador en la cruz. Asimismo,
nosotros sabemos que el nombre cristiano, fue dado primeramente a
los creyentes por aquellos que odiaban a Dios y a su Cristo; sin
embargo, nos sentimos orgullosos de tomar Su glorioso nombre y de
llevar su vituperio.

Recordemos, entonces, que los incrédulos no llamaron, "Señor," al


Salvador, sino que siempre le llamaron "Jesús"; y por lo general, los
creyentes le llamaron Jesús. Una excepción se encuentra en el caso

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de los discípulos que iban camino a Emaús. "Entonces él les dijo:
¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús Nazareno, que fue varón
profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el
pueblo; y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros
gobernantes a sentencia de muerte y le crucificaron. Pero nosotros
esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora,
además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido."
(Lucas 24:19-21)

Ellos estaban desanimados porque decían, "esperábamos que él era..."


porque todas las esperanzas de ellos se vieron frustradas cuando
Jesús fue crucificado. Por supuesto, estos discípulos no conocían bien
las Escrituras, ni se acordaban de las palabras del Señor, que El
resucitaría de los muertos. Ellos hablaban de El como de una causa
perdida; y ellos, aquí, le llamaron Jesús. Si Cristo no hubiera
resucitado de los muertos, la esperanza de ellos, y asimismo la nuestra,
hubiera sido apagada. El hubiera permanecido siendo simplemente
"Jesús." "Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de
los que durmieron es hecho." (I Corintios 15:20) ¡El es Cristo y Señor!
¡No era un mero hombre, sino Dios que se hizo Hombre!

B. CRISTO.

Aunque ya hemos tratado en detalle lo concerniente al nombre Cristo,


según el uso aplicado, quisiéramos añadir, no obstante, estos detalles:

El nombre Cristo significa "Ungido." Es el título oficial del Hijo de Dios.


Siempre que oímos la palabra "ungido", debemos recordar cómo, y bajo
cuáles circunstancias, los hombres fueron ungidos. Sabemos que en la
Biblia se ungieron a los reyes, profetas, y sacerdotes.

"Después Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por


rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, está atento a las palabras de
Jehová." (I Samuel 15:1) "A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre
Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-Mehola, ungirás para que sea
profeta en tu lugar." (I Reyes 19:16) "Habló Jehová a Moisés, diciendo:
Toma a Aarón y a sus hijos con él, y las vestiduras, el aceite de la
unción, el becerro de la expiación, los dos carneros, y el canastillo de
los panes sin levadura... Y derramó del aceite de la unción sobre la
cabeza de Aarón, y lo ungió para santificarlo." (Levítico 8:1,2,12)

1. Cristo ha sido ungido como Profeta. "Porque Moisés dijo a los


padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros
hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable; y
toda alma que no oiga a aquel profeta será desarraigada del pueblo."
(Hechos 3:22-23)

2. Cristo ha sido ungido como Sacerdote. "Por tanto, teniendo

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un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios,
retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote
que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue
tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado." (Hebreos
4:14-15)

3. Cristo ha sido ungido como Rey. "Y ahora, concebirás en tu vientre,


y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y
será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David
su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no
tendrá fin." (Lucas 1:31-33)

*Los evangelios presentan a Cristo como el Rey de Israel y el Salvador


del mundo. Las epístolas presentan a Cristo como la Cabeza de la
Iglesia y el Señor del Cielo.

C. MESIAS.

"Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al


Mesías (que traducido es, el Cristo)." (Juan 1:41) "Le dijo la mujer: Sé
que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos
declarará todas las cosas." (Juan 4:25)

"Mesías" es la palabra hebrea que tiene el mismo significado que


"Cristo" en el griego, el cual es "Ungido." El antiguo testamento está
repleto de profecías del Mesías, mientras que el nuevo testamento se
dedica a proclamar el cumplimiento de ellas.

D. SEÑOR.

Este es el título de la deidad de Cristo, el título de autoridad. Los tres


nombres principales de Dios, según los Escritos del antiguo testamento,
están resumidos en el nombre, "Señor." Hemos aprendido que la
palabra "Dios," en la versión Reina-Valera (1960), viene de la palabra
hebrea Elohim. Este nombre habla de la esencia divina y de todos los
atributos y cualidades que manifiestan su Persona. La palabra "Señor"
viene de la palabra hebrea, “ser,” que se traduce principalmente,
"Jehová". "Adonai," que significa "Maestro," o "Señor." Así que estos
nombres se relacionan entre sí.

En el griego del nuevo testamento la palabra "Señor" viene de la


palabra Kurios, y se traduce "Señor," "Dios" o "Amo." Esta traducción
es equivalente a la palabra del antiguo testamento, Adonai, "Amo."
Cristo, el Señor, es nuestro Amo. "...y vosotros, amos (kurios), haced
con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor
(Kurios) de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay
acepción de personas." (Efesios 6:9) Véase: Colosenses 4:1. Este
nombre enfatiza el señorío de Dios.

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Como os expliqué anteriormente, el título "Señor" también incluye otro
nombre de Dios, y éste es "Jehová." Sabemos esto por la forma en que
el mismo es usado en el nuevo testamento. El nuevo testamento cita
de las Escrituras del antiguo testamento, usando la palabra "Señor"
(Kurios), mientras que la palabra del antiguo testamento es "Jehová."
La Biblia dice, "Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor
(antiguo testamento: “Jehová”) tu Dios." (Mateo 4:7) En este verso,
ambos Yahveh y Elohim ("tu Dios") se atribuyen al Señor Jesucristo.

En la salvación debemos reconocer que Jesucristo es Jehová, Dios, y


Amo. "Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor (Jehová,
Dios y el Señor), y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los
muertos, serás salvo." (Romanos 10:9)

Si nosotros lo hemos confesado a El como Señor (Jehová, Dios y


Señor), entonces lo estamos honrando como Aquel que nos posee y
tiene todo derecho sobre nuestras vidas y lo que poseemos. Nosotros
tenemos una gran responsabilidad delante de Él. Su voluntad debe ser
nuestra voluntad. "Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de
cuál sea la voluntad del Señor." (Efesios 5:17)

E. JESUCRISTO.

Este título del Señor combina su nombre personal, "Jesús," con su título
oficial, "Cristo." El énfasis queda en la primera parte, "Jesús," el Hijo
del hombre, Dios en la carne. “Cristo” enfatiza Su glorificación y el
lugar que ocupa en los cielos, hoy. En otras palabras, Jesús se humilló
a sí mismo para salvarnos, pero ahora, es el Soberano victorioso.

F. CRISTO JESUS.

Este nombre hace lo opuesto del nombre Jesucristo. Pone énfasis en


su exaltación presente, más bien que su humillación. "Haya, pues, en
vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo
en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo,
hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre,
se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte
de cruz." (Filipenses 2:5-8)

G. EL SEÑOR JESUCRISTO.

Este es el nombre compuesto es del más amplio significado. "Bendito


sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con
toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo." (Efesios
1:3)

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H. YO SOY.

Cuando Jehová apareció a Moisés en la zarza que ardía y no se


consumía y le mandó testificar al faraón de Egipto, se identificó con el
nombre "Yo Soy." "Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos
de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a
vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre? ¿Qué les
responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y
dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros."
(Éxodo 3:13-14)

Jesús declaró que El era el gran YO SOY ante sus discípulos y


enemigos. (San Juan 8:23-24; 13:19) En Getsemaní, cuando venía la
multitud para llevar a Jesús como preso a Caifás, El se identificó con
este nombre divino. "Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le
habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis? Le
respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: YO SOY. Y estaba
también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: YO
SOY, retrocedieron, y cayeron a tierra." (Juan 18:4-6) Cuando el Señor
se identificó como el gran YO SOY, cayeron a tierra, pero no en
adoración. El podría haberles destruido con una sola palabra, pero se
entregó a la voluntad del Padre para sufrir por la humanidad. En otro
lugar el Señor dijo: "...Antes que Abraham fuese, YO SOY." (Juan 8:58)
Pablo glorificó a Cristo, diciendo, "Porque en él habita corporalmente
toda la plenitud de la Deidad." (Colosenses 2:9)

I. EL HIJO DE DIOS.

Este nombre enfatiza la gloria y deidad personal de Cristo.


"Respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el
poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el
Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios." (Lucas 1:35) "Los
judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley
debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios." (Juan 19:7)
Véase: Juan 5:18.

El Señor Jesús es el Hijo de Dios. El cristiano es un hijo de Dios. El


Señor Jesucristo es el Hijo de Dios por relación y naturaleza. El
cristiano es un hijo de Dios por regeneración y adopción. El Señor
Jesús ha sido el Hijo de Dios todo el tiempo y por toda la eternidad.
Una persona se convierte en una hija de Dios cuando confíe en Cristo,
el Señor. (Juan 1:11-13)

J. EL HIJO DEL HOMBRE.

Este parece ser el título favorito del Señor, el título por el cual El se
llamó a sí mismo una y otra vez. "Y le dijo Jesús: Las zorras tienen sus
guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no

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tiene dónde recostar la cabeza." (Lucas 9:58)

Este es el título milenial de Cristo. Dondequiera que esté registrado, se


usa en conexión con el reino del Señor Jesucristo en el reinado
milenial. Aun en el antiguo testamento se destaca la misma verdad.
Algunos querrán debatir este punto diciendo que Ezequiel tomó a su
cargo ese mismo título, "el hijo del hombre." No obstante, quisiéramos
que el lector se refiriera a los pasajes donde el título es usado; porque
allí se vislumbra la venida del Reino Milenial. Por ejemplo, en Ezequiel
37 está la profecía del valle de los huesos secos que habla de cuando
toda la casa de Israel volverá a Palestina. Esto sucederá al comienzo
del milenio.

Este título es del Señor y no de los hombres. El cristiano es un hijo del


hombre, pero El es "el Hijo del Hombre."

El título, el Hijo del Hombre, se encuentra 88 veces en el nuevo


testamento: una vez en Hechos; una vez en Hebreos; dos veces en
Apocalipsis; 84 veces en los evangelios y ninguna vez en las epístolas.
Las epístolas tienen que ver con la Iglesia, no con el reino venidero del
milenio. Cristo es el Rey del Reino, pero, también, es la Cabeza de la
Iglesia. Y como la Iglesia no es el Reino, por lo tanto, el título milenial
de Cristo, "el Hijo del Hombre," no se encuentra en las epístolas
apostólicas.

K. HIJO DE ABRAHAM.

El Evangelio según Mateo comienza, "el libro de la genealogía de


Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham." (Mateo 1:1) "Ahora bien, a
Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las
simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu
simiente, la cual es Cristo." (Gálatas 3:16) El Mesías prometido tenía
que ser un judío. Cristo era un judío y el Hijo de Abraham que cumplió
todas las profecías mesiánicas, y por tanto, era el "Ungido," el Cristo.

L. EL HIJO DE DAVID.

Este es el título de nobleza del Señor Jesús. El Rey de Reyes tenía


que ser descendiente de David, según la promesa. "Y oyendo que era
Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David,
ten misericordia de mí!" (Marcos 10:47)

M. EL HIJO DEL ALTISIMO.

Este es el título de preeminencia. "Este será grande, y será llamado


Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David a su Padre."
(Lucas 1:32)

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N. EL SEGUNDO HOMBRE.

"Segundo Hombre" indica que había un hombre antes que El,


solamente uno, y ese hombre era Adán. "El primer hombre es de la
tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo." (I
Corintios 15:47)

O. POSTRER ADAN.

"Postrer Adán" indica que no habrá otro hombre que le siga a El.
Existen sólo dos hombres en los registros de Dios: Adán y Cristo. Por
consiguiente, el mundo está dividido bajo estas dos supremacías: Adán
y Cristo. Todos son de Adán por el nacimiento natural, y solamente son
de Cristo quienes han experimentado el nuevo nacimiento. "Así
también está escrito: fue hecho el primer hombre Adán, alma viviente;
el postrer Adán, espíritu vivificante." (I Corintios 15:45)

P. EL VERBO.

"En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era
Dios. Este era el principio con Dios." (Juan 1:1-2) Así como las
palabras habladas revelan los pensamientos invisibles de los hombres,
también, el Verbo visible (Jesús) nos revela al Dios invisible. (Juan
1:14)

Q. EMANUEL.

"He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su


nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros." (Mateo 1:23)
Tal como la Escritura lo dice, Emanuel significa "Dios con nosotros."
Recordemos, entonces, que el Señor Jesús es "Dios con nosotros." El
ha dicho, "No te desampararé, ni te dejaré." (Hebreos 13:5)

R. SALVADOR.

"Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es


Cristo el Señor." (Lucas 2:11) NO un ayudador, sino ¡un Salvador!

S. RABI.

Esto viene de la palabra hebrea que significa "Maestro." "Y volviéndose


Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿qué buscáis? Ellos le dijeron:
Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras?" (Juan 1:38)

T. RABONI.

Esto es lo mismo que la palabra "Rabí", que significa "Maestro," pero


viene del idioma caldeo. "Jesús le dijo: ¡María! volviéndose ella, le dijo:

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¡Raboni! (que quiere decir, Maestro)." (Juan 20:16)

U. MAESTRO.

"Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿por qué
come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?" (Mateo 9:11)
Aquí el significado es "Instructor." La idea de dueño no está inferida
aquí, como en la palabra "Señor" (Adonai). El mundo reconoce hoy que
Jesús era un gran Maestro, pero no quiere confesarlo como Señor. El
Señor Jesús no es meramente nuestro Instructor. ¡El es nuestro Dios,
nuestro Jehová, nuestro Señor!

II. LA ENCARNACION DE CRISTO.

Cuando hablamos de la encarnación de Cristo Jesús, el Hijo de Dios,


significamos que Dios se ha manifestado en carne. Esta es una verdad
cardinal del cristianismo. Es la base fundamental sobre la cual
descansa nuestra fe. Sin la encarnación, el cristianismo no podría
sostenerse. No hay manera de deshacerse de la encarnación sin
deshacerse del cristianismo. Esto no nos ha sido revelado sólo por el
hombre, sino por Dios mismo, a través de la revelación de su Palabra.

"Porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por
los que están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi
rostro; para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta
alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el
misterio de Dios el Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos
los tesoros de la sabiduría y del conocimiento." (Colosenses 2:1-3)

A. LA REALIDAD DE LA ENCARNACION.

Dos de los evangelios, Mateo y Lucas, registran la historia completa de


la encarnación. Los dos lo relatan de manera diferente, pero ambos
concuerdan en la realidad de los hechos. Mateo, quien retrata a Cristo
como el Rey a través de todo el libro, introduce al Hijo de Dios,
diciendo, "El que nació Rey de los judíos..." Traza la genealogía de
Jesús desde Abraham, padre de las promesas, por David, el rey del
pacto hasta José, su padre adoptivo. Lucas, quien revela a Cristo como
el Hombre perfecto, hace énfasis sobre la humanidad de Jesús,
mostrando que su linaje antecedía a través de María, hasta Natán (otro
hijo de David), luego hasta David, de ahí hasta Abraham, y finalmente
hasta el primer hombre, Adán.

1. La virginidad de María. Tanto Mateo como Lucas declaran que ella


era una virgen. "El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando
desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló
que había concebido del Espíritu Santo." (Mateo 1:18) "Al sexto mes el
ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada

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Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de
la casa de David; y el nombre de la virgen era María... Entonces María
dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón." (Lucas
1:26,27,34)

2. Su preñez antes de casarse con José. "Y José subió de Galilea


cual estaba encinta." (Lucas 2:5) Véase: Mat. 1:18-20.

3. La paternidad divina. Si José no era el padre de Jesucristo,


¿entonces, quién era? ¡Dios, por supuesto! "Y ahora, concebirás en tu
vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será
grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono
de David su padre... El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del
Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que
nacerá, será llamado Hijo de Dios." (Lucas 1:31,32,34)

B. LA MANERA DE LA ENCARNACION.

La razón por la cual muchos no creen en el nacimiento virginal de


Jesucristo es porque piensan que su nacimiento fue el nacimiento de un
niño cualquiera, y no el nacimiento del Hijo de Dios. Debemos recordar
que ésta es la encarnación de Dios - ¡Dios manifestado en carne! "E
indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue
manifestado en carne..." (I Timoteo 3:16)

1. Según el testimonio de Mateo.

a. En la Genealogía de Cristo. Al trazar la descendencia del Señor


desde Abraham en el capítulo uno, versos uno al diecisiete, notamos
que la palabra "engendró" se menciona treinta y nueve veces, pero es
omitida después del nombre de José, el esposo de la virgen María.
José no engendró a Jesucristo. Dice, "Y Jacobo engendró a José,
marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo." (Mateo
1:16)

Quizás alguien quiera preguntar, "¿por qué se menciona esta


genealogía, en primer lugar?" La razón es la siguiente: el futuro Rey de
Israel tenía que venir a través de esta línea genealógica (David,
Salomón, etc.). Para poder demostrar que Jesús era el legítimo
heredero de David, debía comprobarse que El venía de este linaje.
Cuando José contrajo matrimonio con la virgen María, el Hijo que iba a
nacer, Jesús, se convirtió en el heredero legal de José y el primero en
la línea al trono.

¿Era Cristo un hijo de David en realidad? Por supuesto que sí, pero no
a través de José. El era un Hijo de David por su madre. Ella era, en sí
misma, una princesa en Israel, trazando su linaje a través de Natán
(otro hijo de David) hasta David. Por sangre, Cristo Jesús era un hijo

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de David a través de María; y era un heredero de David, legalmente, a
través de José.

b. En la actitud de José. "El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando


desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló
que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era
justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él
en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo:
José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en
ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y
llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus
pecados. Todo aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor
por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y
dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es:
Dios con nosotros. Y despertando José del sueño, hizo como el ángel
del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció
hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre Jesús."
(Mateo 1:18-25)

En su propia mente, José estaba convencido de la impureza de María,


su desposada. Pensó que si él no la había conocido, entonces algún
otro hombre lo había hecho. Siendo hombre justo, viviendo bajo la ley,
pensó en que había dos alternativas: divorciarse de ella, o descubrirla y
mandar que fuese apedreada. José no pensó en ningún momento en la
idea de recibirla y hacerla su esposa. Esto es evidente puesto que,
hasta que el ángel le apareció en el sueño y le mandó recibir a María, él
pensaba en otra cosa; pero él obedeció el mandato del ángel.

Los hombres de la actualidad, y aun algunos predicadores, piensan que


al negar el nacimiento virginal de Jesús están dando muestra de ser
muy intelectuales. Dicen que José era el padre de Jesús, pero José
mismo dijo que él no era su padre.

c. En la adoración de los magos. "... vinieron del oriente a Jerusalén


unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?
Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle... Y
al entrar en la casa, vieron al niño con su madre, María, y postrándose,
lo adoraron..." (Mateo 2:2,11)

Ciertamente eran hombres sabios. Ellos adoraron al Niño, y no a su


madre, María. Estos hombres fueron instruidos y guiados por Dios. No
habrían adorado al Niño si José hubiera sido su verdadero padre.

d. En las Expresiones "el Niño y su Madre." Este tipo de declaración


se hace cuatro veces (Mateo 2:11,13,14 y 20). Nunca dice la Biblia,
"Tu esposa y tu hijo," haciéndose referencia a José.

Hablando del tema, podemos notar otra declaración importante.

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"Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en
sueños a José y dijo: Levántate, y toma al niño y a su madre, y huye a
Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que
Herodes buscará al niño para matarlo. Y él, despertando, tomó de
noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto y estuvo allá hasta la
muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por
medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo." (Mateo 2:13-
15) Dios le llamó, "Mi Hijo." Cristo no era "el Hijo de José," sino ¡el Hijo
de Dios!

2. Según el testimonio de Lucas.

a. En la manifestación a Zacarías. "Pero el ángel le dijo: Zacarías, no


temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz
un hijo, y llamarás su nombre Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos
se regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios.
No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el
vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se
conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el
poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los
hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al
Señor un pueblo bien dispuesto." (Lucas 1:13-17)

Nótese: Aquí se le dijo a Zacarías que tendría un hijo que sería el


precursor de Cristo, el Hijo de Dios.

b. En la anunciación a María. "Entonces el ángel le dijo: María, no


temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás
en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús."
(Lucas 1:30,31)

María se convirtió en una mujer en cinta fuera del matrimonio, lo cual


era maldad ante Dios. Pero María halló gracia a los ojos de Dios. Si
María hubiera quedado encinta por un hombre, y Dios la hubiera
bendecido en esa condición, Dios habría sido cómplice de su maldad.
Pero sabemos que María estaba encinta, pero del Espíritu Santo.

c. En la alabanza de Elisabet. "Y (Elisabet) exclamó a gran voz, y dijo:


Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de vientre. ¿Por qué se
me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? Porque
tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura
saltó de alegría en mi vientre. Y bienaventurada la que creyó, porque
se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor." (Lucas 1:42-45)

d. En el cántico de María. "Entonces María dijo: Engrandece mi alma


al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios, mi Salvador..." (Lucas
1:46,47) Esta no era la canción de una mujer que se había quedado
embarazada y tenía que soportar la vergüenza; sino que era una

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canción llena de gozo y alabanza a Dios, quien la había elegido para
dar a luz al Mesías.

e. En la profecía de Zacarías. "Y tú, niño, profeta del Altísimo serás


llamado; porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar
sus caminos." (Lucas 1:76) Esta es sólo una porción de la profecía del
padre de Juan el Bautista, relacionada con la obra de Juan, que
acababa de nacer. La profecía declara que Aquel, delante de quien iría
Juan, es el Hijo de Dios.

f. En la experiencia de los pastores. "Había pastores en la misma


región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su
rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del
Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les
dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será
para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un
Salvador, que es Cristo el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al
niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente
apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que
alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra
paz, buena voluntad para con los hombres!" (Lucas 2:8-14)

Cuando Cristo nació, el cielo cantó alabanzas. ¿Habría sucedido todo


esto por un hijo bastardo? ¡Por supuesto que no! Pero Jesús era el
Hijo de la virgen María, "Cristo el Señor," tal como los profetas habían
anunciado.

C. LAS OBJECIONES A LA ENCARNACION.

Muchos de los enemigos de Dios se encuentran entre los que profesan


ser creyentes, los que declaran ser cristianos, pero niegan el
nacimiento virginal de Cristo. Alguien podrá preguntar: "Cuando una
persona va a ser salva, ¿tiene que creer en el nacimiento virginal de
Cristo para poder salvarse? ¿Es ésta una doctrina que uno tiene que
creer y entender para ser salvo?" Permítame contestar haciéndole una
pregunta: "¿Cree usted que es posible que una persona salva no crea
en el nacimiento virginal de Cristo?" ¡Por supuesto que no!

Todos los salvados, los santos de Dios, nacidos de nuevo creen que
nuestro Salvador nació de una virgen. Lo único que una persona tiene
que hacer para ser salvo es confiar en Cristo como su Salvador,
creyendo que El murió por sus pecados y que El resucitó de los
muertos; pero los que somos salvos creemos en el nacimiento virginal
de nuestro Señor. Los que dicen ser cristianos, y niegan el nacimiento
virginal, son meros "profesantes," y no "poseedores" de la salvación.

*Los enemigos dentro y fuera de la Iglesia profesante, se oponen al


nacimiento virginal de Cristo por lo siguiente:

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1. Dicen que la erudición del día presente se opone a ello. Esta
declaración no es cierta, pero no importaría mucho si lo fuera, porque
sabemos que, "los designios de la carne son enemistad contra Dios;
porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden." (Romanos
8:7) El corazón inconverso no conoce a Dios ni sabe las cosas de
Dios. Es lógico pensar que él no creería en el nacimiento virginal de
Jesucristo. Los eruditos que no han sido regenerados, quizá, no
quieran aceptar esta verdad divina, pero existen muchas lumbreras
intelectuales en este mundo presente, quienes ocupan elevados cargos
directivos en nuestras principales universidades e instituciones
educacionales, hombres salvos, quienes creen y testifican del
nacimiento virginal de Jesucristo. En realidad, una persona no es
verdaderamente educada hasta que crea a Dios y a su Palabra. "El
principio de la sabiduría es el temor de Jehová." (Prov. 1:7)

2. Dicen que el nuevo testamento guarda silencio al respecto.


Ciertamente Mateo y Lucas no guardan silencio al respecto. Dios se ha
provisto dos testigos, porque, "por boca de dos o de tres testigos se
decidirá todo asunto." (II Corintios 13:1) Dios cumple con la ley, dando
dos testigos a la verdad del nacimiento virginal de nuestro Redentor.
¿Y si hubiera solamente un testigo? Aun así, sería verdad, puesto que
es Dios quien habla.

a. El testimonio de Marcos. Marcos no registra el nacimiento del


Señor. ¿Quiere él significar con esto que Cristo nunca existió? ¡Por
supuesto que no! El Evangelio de Marcos presenta a Cristo como al
Siervo Perfecto, y cuando se está considerando a un siervo, uno no se
preocupa de su genealogía; por tanto, el nacimiento de Cristo es
omitido. El primer verso del Evangelio de Marcos dice así: "Principio
del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios." Cualquier hebreo sabe que
esto significa que Jesucristo era igual a Dios (Juan 5:17,18). Además,
sabemos que Jesucristo realizó cosas que ningún otro hombre podría
jamás hacer.

b. El testimonio de Juan. "En el principio era el Verbo, y el Verbo era


con Dios, y el Verbo era Dios... Y aquel Verbo fue hecho carne, y
habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del
Padre), lleno de gracia y de verdad." (Juan 1:1,14) ¡Ciertamente que
éste no es el registro de un mero ser humano, sino el del Hijo de
Hombre, del Hijo de Dios, de Dios mismo!

c. El testimonio de Pablo. Mientras declaramos que estos


argumentos son de Marcos, Juan, Pablo, y otros, tengamos en cuenta
que, aunque dichos hombres escribieron estas afirmaciones, las
palabras son las palabras de Dios, y ellas son la revelación divina sobre
el nacimiento virginal de su Hijo.

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Pablo fue apartado "para el Evangelio de Dios... acerca de su Hijo,
nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David, según la carne,
que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de
Santidad, por la resurrección de entre los muertos. Porque lo que era
imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando
a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,
condenó al pecado en la carne." (Romanos 1:3-4) "Porque ya
conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a
vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza
fueseis enriquecidos." (II Corintios 8:9) Véanse: Fil. 2:5-7; Gálatas
4:4; I Juan 4:2; Col. 2:8.

3. Dicen que la Iglesia primitiva no lo creía. Este es otro de los


argumentos falsos contra el nacimiento virginal que puede ser refutado
fácilmente. Los primeros credos de la Iglesia claramente declararon el
nacimiento virginal.

a. El Credo de los Apóstoles. Vino primeramente en forma oral, luego


por escrito, y data desde el siglo dos. La palabra "Credo" viene del
latín, credo, que significa, "yo creo."

b. El Credo del concilio de Niceo. Este se remonta hasta el cuarto


siglo. Cuando Ario declaró que Jesús era un ser creado, y no el Hijo de
Dios desde toda la eternidad, se convocó un concilio para establecer el
hecho de que Cristo, a pesar de haber nacido de una virgen, siempre
ha existido eternamente con el Padre. El Concilio de Constantinopla
fue convocado en el año 381. Este Concilio también se refiere al hecho
del nacimiento virginal de Cristo.

c. Te Deum Laudamus. Este era un antiguo himno preservado por la


Iglesia, el cual demostraba que la Iglesia primitiva creía en el
nacimiento virginal de Cristo.

4. Dicen que es contrario a las leyes de la naturaleza. A este


argumento en contra del nacimiento virginal, nosotros contestamos,
"Ciertamente es contraria a las leyes de la naturaleza." Puesto que
éste no fue el nacimiento de un niño cualquiera, sino el nacimiento del
Hijo de Dios en la carne. ¿Se ha detenido, mi amado lector, a pensar
alguna vez, en que el nacimiento virginal podría haber sido la única
manera por la cual Dios pudiera haber venido en la carne?

Existen tres maneras mediante las cuales Dios hizo seres humanos sin
conformar a las leyes de la naturaleza: (1) Cuando El hizo a Adán sin la
ayuda ni de hombre ni de mujer; (2) Cuando El hizo a Eva sin la ayuda
de una mujer; (3) Cuando El hizo a Cristo sin la ayuda de un hombre.

5. Dicen que es parecido a la mitología. Es verdad que muchas


religiones idólatras han enseñado que sus dioses eran descendientes

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de mujeres, pero no totalmente de la virginidad; sino, más bien, que
estas mujeres tuvieron relaciones carnales con dioses lo cual produjo
los dioses del pueblo. ¿Puede haber alguna comparación entre el
nacimiento de Jesucristo y las historias que estos mitos alegan? ¡Por
supuesto que no! Los nacimientos virginales aludidos a los personajes
de la mitología no son realmente virginales, sino el resultado de
relaciones carnales.

6. Alegan que al llamarse "el Hijo del Hombre," Cristo negó el


nacimiento virginal. Recordemos, sin embargo, que el Señor Jesucristo
nunca dijo, "Yo soy un hijo de un hombre;" sino que hizo uso del
nombre profético, "el Hijo del Hombre."

7. Dicen que la purificación de María demostró que éste era un


nacimiento natural. Bajo la ley, todas las mujeres en esa condición
eran consideradas "inmundas." El propósito era higiénico, para salvar
la salud de la mujer, protegiéndola del placer de su esposo mientras
ella estaba aún en un estado débil, ocasionado por el alumbramiento.
Estamos de acuerdo que el nacimiento, en sí, era normal en todo
sentido, pero la concepción de Jesús era virginal. María no era una
virgen después de dar a luz a Jesús.

D. LOS PROPOSITOS DE LA ENCARNACION.

1. Para revelar al Dios Invisible. "A Dios nadie le vio jamás; el


unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer."
(Juan 1:18) Jesucristo es la Exposición de Dios, el Revelador de Dios.
Si queremos saber cómo es Dios, debemos contemplar a Jesús.
(Colosenses 1:19; 2:9)

2. Para cumplir la profecía.

a. La simiente de la mujer. "Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y


entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le
herirás en el calcañar." (Génesis 3:15) La mujer no tiene simiente; la
simiente pertenece al hombre. Pero este pasaje menciona la "simiente
de la mujer." Esto es contrario a la naturaleza y se refiere, como es
lógico, al nacimiento virginal que fue cumplido cuando María dio a luz a
Jesucristo sin simiente de varón.

b. La virgen como "señal." "Por tanto, el Señor mismo os dará señal:


He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su
nombre Emanuel." (Isaías 7:14) Esta Escritura expone exactamente lo
que queremos decir.

3. Para cumplir el Pacto Davídico. "Saldrá una vara del tronco de


Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces... Acontecerá en aquel tiempo
que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será

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buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa." (Isaías 11:1,10)
"He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David
renuevo justo, y reinará como rey, el cual será dichoso, y hará juicio y
justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará
confiado; y éste será su nombre con el cual le llamarán, "Jehová,
Justicia Nuestra." (Jeremías 23:5-6)

"Varones hermanos, se os pueden decir libremente del patriarca David,


que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día
de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le
había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría
al Cristo para que se sentase en su trono, viéndolo antes, habló de la
resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su
carne vio corrupción." (Hechos 2:29-31) Véanse: I Samuel 7:4-17;
Lucas 1:32-33.

4. Para ser un sacrificio por nuestros pecados. "Y sabéis que él


apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él." (I Juan
3:5) "Porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no pueden
quitar los pecados. Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y
ofrenda no quisiste; mas me preparaste cuerpo... Diciendo primero:
Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no
quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y
diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad;
quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos
santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una
vez para siempre." (Hebreos 10:4-5, 8-10) "Además os declaro,
hermanos, el evangelio... Que Cristo murió por nuestros pecados,
conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó el tercer
día, conforme a las Escrituras." (I Corintios 15:1-4)

a. El sacrificio de animales nunca quitaba el pecado. Es Dios quien


instituyó el sacrificio de animales; sin embargo, toda la sangre que por
siglos fue derramada en los altares judíos nunca quitó un solo pecado.
Entonces, ¿por qué fue dado este mandamiento? Fue ordenado para
proveer un "cubrimiento" por los pecados hasta que viniera la sangre de
Cristo y los "lavara" por completo, haciéndolos desaparecer.

b. El sacrificio debe ser inmaculado. Estamos de acuerdo en que un


hombre tenía que ser sacrificado en el lugar de los pecadores, y que los
animales no pueden elevarse al nivel del hombre. No obstante, un
hombre pecador no podía ser ofrecido como sacrificio por otro hombre
pecador, porque él tendría que morir por su propia culpa como pecador.

c. El sacrificio tenía que ser un sacrificio de valor infinito. No sólo


debe el sacrificio elevarse de los animales al nivel del hombre, por
quien es ofrecido; sino que, además, debe elevarse al nivel de Dios, a
Quien tenía que satisfacer. ¡Jesús, nuestro Señor, cumplió con todo!

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"Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero,
para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la
justicia; y por cuya herida fuisteis sanados." (I Pedro 2:24)

5. Para proveer de un sumo sacerdote perfecto. "Por lo cual debía


ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso
y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los
pecados del pueblo ... Por tanto, hermanos santos, participantes del
llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de
nuestra profesión, Cristo Jesús." (Hebreos 2:17; 3:1) Tenemos un
acusador (Apocalipsis 12:10), quien nos acusa diariamente ante Dios,
pero asimismo tenemos un Abogado con el Padre, quien intercede por
nosotros, nuestro Mediador y Sumo Sacerdote.

6. Para mostrar a los creyentes cómo vivir. "El que dice que
permanece en él, debe andar como él anduvo." (I Juan 2:6) "Pues
para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por
nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas." (I Pedro
2:21)

7. Para convertirse en la Cabeza de la Nueva Creación. "Y el que


estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las
cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y
verdaderas." (Apocalipsis 21:5) Véanse: II Corintios 5:17; I
Corintios 15:45-47.

E. LA PERPETUIDAD DE LA ENCARNACION.
* Queremos decir lo "sempiterno de la encarnación."

1. Es esencial a la naturaleza humana de Cristo. Dios siempre será


manifestado en carne en la Persona de su Hijo, Jesucristo. Nuestro
Señor, ahora en la gloria, tiene su naturaleza humana glorificada.

2. Es esencial al sumo sacerdocio de nuestro Señor. "Así que, por


cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de
lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio
de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de
la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre... Por lo
cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser
misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para
expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció
siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados."
(Hebreos 2:14-18)

"Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la
muerte no podían continuar; mas éste, por cuanto permanece para
siempre, tiene un sacerdocio inmutable, por lo cual puede también
salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo

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siempre para interceder por ellos. Porque tal sumo sacerdote nos
convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y
hecho más sublime que los cielos... hecho perfecto para siempre."
(Hebreos 7:23-28)

"Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del


verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros
ante Dios." (Hebreos 9:24) "Puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él, sufrió la
cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de
Dios." (Hebreos 12:2)

3. Es esencial al regreso y reino de nuestro Señor. "Y estando ellos


con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se
pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales
también le dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo?
Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá
como le habéis visto ir al cielo." (Hechos 1:10-11) "Porque dije: Para
siempre será edificada misericordia; en los cielos mismos afirmarás tu
verdad. Hice pacto con mi escogido; juré a David mi siervo diciendo:
Para siempre confirmaré tu descendencia, y edificaré tu trono por todas
las generaciones." (Salmo 89:2-4) Véanse: Isaías 9:6-7; 55:3-4,
Amós 9:11.

F. LAS PRUEBAS DE LA ENCARNACION.


*¡Las pruebas de la encarnación están centradas en Cristo mismo!

1. Su vida inmaculada. "Porque no tenemos un sumo sacerdote que


no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue
tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado." (Hebreos
4:15) "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para
que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él." (II Corintios
5:21)

2. Su resurrección. "Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos;


primicias de los que durmieron es hecho." (I Corintios 15:20) ¿Se
habría levantado Cristo de los muertos si El no hubiera sido el Hijo de
Dios encarnado? ¡Por supuesto que no!

III LAS DOS NATURALEZAS DE CRISTO

No puede haber cristianismo sin Cristo. La ortodoxia de cualquier


persona, o de cualquier iglesia, puede quedar resuelta sobre esta
pregunta: "¿Qué pensáis de Cristo?"

Nos preguntamos por qué los modernistas de la actualidad tratan de


restarle importancia a Cristo. Hay aquellos que tratan de demostrar que
El nunca existió. Si El nunca existió, ¿por qué los enemigos de Cristo

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no lo dejan en paz? Si El jamás se levantó de los muertos, ¿por qué
seguir hablando de algo que nunca pasó? ¡Pero ciertamente El existe y
ha sido resucitado de los muertos! La pregunta más importante de casi
dos milenios ha sido: "¿Quién es El?"

*Testimonios de hombres que vieron a Cristo: (1) de Juan el


Bautista, "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo."
(Juan 1:29) "...y yo lo vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de
Dios." (Juan 1:34); (2) del apóstol Andrés, "Hemos hallado al Mesías
(que traducido es, el Cristo)." (Juan 1:41); (3) del apóstol Felipe,
"Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los
profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret." (Juan 1:45) y (4) del
apóstol Pedro, "Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente." (Mateo
16:16)

Entre la gente había una división causada por esta misma pregunta:
"¿Quién es El?" "Entonces algunos de la multitud, oyendo estas
palabras, decían: Verdaderamente éste es el profeta. Otros decían:
éste es el Cristo. Pero algunos decían: ¿De Galilea ha de venir el
Cristo? ¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de la aldea de
Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo? Hubo entonces
disensión entre la gente a causa de él." (Juan 7:40-43) Véanse: Juan
9:17-18; 10:9-20; Lucas 5:21.

Los hombres dudaban de la deidad de Cristo, pero los demonios nunca


la dudaron. Los demonios lo reconocieron a El como al Creador y al
futuro Juez Divino. "y clamaron diciendo: ¿Qué tiene con nosotros,
Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de
tiempo?" (Mateo 8:29)

Durante el proceso judicial del Señor Jesús, esta misma pregunta


predominaba. "Jesús, pues, estaba en pie delante del gobernador; y
éste le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el rey de los judíos? Y Jesús le
dijo: Tú lo dices." (Mateo 27:11) Véanse: Mateo 26:63; Lucas 22:67-
70.

Y mientras El estaba colgado sobre la cruz, la pregunta todavía agitaba


la mente de sus enemigos. "... y los que pasaban le injuriaban,
meneando la cabeza, y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres
días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres el Hijo de Dios, desciende
de la cruz." (Mateo 27:38-40)

Así como tenemos los testimonios de aquellos que vieron a Cristo,


nosotros mismos, quienes confiamos en El, y le amamos, tenemos el
testimonio interior del Espíritu Santo de que El es el Cristo, el Hijo del
Dios viviente. "Porque mora con vosotros, y estará en vosotros." (Juan
14:17) Nadie puede llamar a Jesús "mi Señor," sino por el Espíritu
Santo. (I Corintios 12:3)

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A. LA HUMANIDAD DE CRISTO.

En días pasados fue la humanidad y no la deidad de Cristo que estaba


bajo ataque. No importa en qué época vivamos, Satanás es el enemigo
común quien mantiene encendido este continuado ataque sobre
nuestro Señor.

1. El era perfectamente humano. Por esto queremos significar que


nuestro Señor, a pesar de haber existido por tiempo y eternidad, sin
embargo, cuando El se hizo carne, El poseía un cuerpo, un alma, y un
espíritu.

"Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser,
espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de
nuestro Señor Jesucristo." (I Tesalonicenses 5:23)

a. Su humanidad completa. El Señor Jesús, en su humanidad,


poseía: (1) un cuerpo: "Porque al derramar este perfume sobre mi
cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura." (Mateo
26:12) Véase: Hebreos 10:5. (2) un alma: "Ahora está turbada mi
alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he
llegado a esta hora." (Juan 12:27) Véase: Mateo 26:38. (3) un
espíritu: "y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta
manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros
corazones?" (Marcos 2:8) Véanse: Lucas 10:21; 23:46.

b. Su apariencia humana. La mujer samaritana reconoció a Jesús


como a un ser humano. "¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de
beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se
tratan entre sí." (Juan 4:9) Después de la resurrección de entre los
muertos, El aún mantenía su apariencia humana, porque María,
suponiendo que Jesús era el hortelano, lo reconoció como a un ser
humano. "Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo
has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré." (Juan 20:15)

c. Su madre era humana. A pesar de que Dios era su Padre, no


obstante el Señor Jesús tuvo una madre humana, demostrando así que
El era humano. "Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios
envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley." (Gálatas 4:4) "Al
tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la
madre de Jesús." (Juan 2:1) El apóstol Pablo fue separado para el
evangelio, "...acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del
linaje de David según la carne." (Romanos 1:3) Véanse: Mateo 2:11;
13:55; Juan 1:14.

d. Su desarrollo humano. Al ser perfectamente humano, el Señor


nació, y creció como los demás niños y niñas. "Y el niño crecía y se

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fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era con él... Y
Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los
hombres." (Lucas 2:40,52)

e. Sus limitaciones humanas. Siendo Dios, el Hijo de Dios se hizo


hombre, y cuando lo hizo, El se limitó a sí mismo y se sometió a la
voluntad del Padre. Por consiguiente, El poseía limitaciones humanas,
las cuales eran flaquezas no pecaminosas. (1) El sintió hambre. "Y
después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo
hambre." (Mateo 4:2) (2) El tuvo sed. "Después de esto, sabiendo
Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se
cumpliese: Tengo sed." (Juan 19:28) (3) El experimentó cansancio. "Y
estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se
sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta." (Juan 4:6) (4) El
durmió. "Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande
que las olas cubrían la barca; pero él dormía." (Mateo 8:24) Véase:
Mateo 26:36-40. Este pasaje describe en su totalidad la prueba de
Cristo en el huerto como un ser humano.

f. Su nombre humano. Su nombre era un nombre común de esa


época. "Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús porque él
salvará a su pueblo de sus pecados." (Mateo 1:21) Véase: Lucas 2:21.

g. Su sufrimiento y muerte. Hay numerosos pasajes bíblicos que


aclaran el hecho de que El poseía un cuerpo humano y sufría como un
ser humano. Véanse: Mateo 26:26-35; Juan 19:20; Lucas 22:44.

Si Jesús no era hombre, El no podría haber muerto, porque Dios, en su


esencia pura, no puede morir. Pero Jesús ciertamente murió. "Y no
por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre en el lugar santísimo, habiendo
obtenido eterna redención." (Hebreos 9:12) Asimismo, El se levantó de
los muertos, y ¡sigue siendo Hermano nuestro!

2. El es el humano perfecto.

a. Al trascender toda limitación de carácter. Todas las cosas se


combinan en El. Cuando miremos a todos los atributos de los hombres,
descubrimos que algunos poseen una clase de atributos mientras que
otros poseen otras; pero en Jesucristo hallamos la perfecta integridad y
todos los atributos positivos de los hombres. El carácter de Jesús no se
variaba por las circunstancias.

(1) El posee toda perfección. Jesús nunca fue ahuyentado por el


temor. Nadie jamás lo amedrentó. El jamás fue exaltado por el éxito.
Nosotros experimentamos esto. El diablo nunca lo desconcertó. El es
el Hombre por sobre todos los hombres. No podemos poner a ninguno
al mismo nivel del Señor Jesús. Por ejemplo, los grandes líderes

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mundiales de la historia - César, Alejandro el Grande, sí, y hasta
hombres piadosos, tales como D. L. Moody y Billy Sunday - ellos nunca
podrían llegar a la altura de El. Nosotros no podemos colocar a ningún
otro en la misma plataforma con el Señor Jesús.

*Hay sólo un lugar para Cristo, y ese lugar es el trono.

(2) El es sin pecado. Jesús es el único ser humano perfecto que el


mundo ha visto jamás. "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo
pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él." (II
Corintios 5:21) Este verso de las Escrituras no significa que Cristo
nunca pecó, aunque El jamás cometió pecado; sino que, El era sin una
naturaleza pecaminosa.

Si un hombre viviera toda su vida sin pecar, él aún no sería perfecto. Al


vivir sin cometer pecado, esa persona estaría solamente triunfando
sobre la naturaleza pecadora. Cristo nunca tuvo una naturaleza
pecadora. "...El Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios."
(Lucas 1:35) Ha habido solamente un niño santo que jamás haya
nacido en este mundo, y le llamaron Jesús. Ningún borracho puede
ayudar a otro borracho. Un hombre no tiene que volverse ladrón para
ayudar a un ladrón. El Señor Jesús no tuvo que asumir una naturaleza
pecaminosa a fin de poder ayudarnos a nosotros que la tenemos.

Cuando el Señor Jesús estuvo en el desierto por cuarenta días, El supo


lo que era sentir hambre. El sabe cómo es con nosotros cuando
pasemos hambre. Ningún hombre que jamás haya muerto en la estaca,
o que haya pasado un período de prueba, ha sufrido como El sufrió en
la Cruz. El sabe lo que es sufrir. Los hombres tenemos algo en
nosotros que desea pecar, pero El jamás quiso pecar. El diablo trató de
hacer que El deseara pecar.

¿Podría el Señor Jesús haber pecado si El hubiera querido? Dicha


pregunta puede contestarse declarando lo siguiente: "El no podría
haber querido pecar, siendo el Hijo de Dios." Pero, alguien podrá
añadir, que si El no podría haber pecado, entonces, ¿por qué fue El
expuesto a la tentación? Si El no podría haber pecado, entonces la
tentación fue una burla. Esta es precisamente la respuesta. Porque El
no fue probado para ver si pecaría; sino que, El fue tentado para
demostrar que El no quería pecar.

Si el Señor Jesús hubiera podido pecar aquí en la tierra, entonces, es


posible que El aun pudiera pecar en el cielo, al interceder por nosotros.
Pero El no podría haber pecado en la tierra, y El tampoco puede pecar
en el cielo. El es nuestro Sumo Sacerdote perfecto.

b. Al trascender todas las limitaciones del tiempo. El es para toda


época. Sus enseñanzas no son anticuadas; sino que, están al día. Los

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libros de nuestros colegios y universidades no se usan más de unos
diez años, porque están cambiando constantemente. Pero, las
palabras del Señor Jesús permanecen firmes y seguras. El es quien
dijo, "EI cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán." (Mateo
24:35)

c. Al trascender todas las limitaciones de nacionalidad. El judío era


exclusivo a todos los pueblos. El Señor Jesús vino de la raza de gente
más exclusiva del mundo; pero El pertenece a todas las razas y tribus y
a todas las gentes del mundo. El chino piensa de El como si fuera
chino, y el inglés piensa de El como si fuera inglés. Cuando somos
salvos, nosotros lo reclamamos como nuestro propio Salvador, no
importa a qué raza pertenezcamos.

Alguien ha dicho que Cristo o era mentiroso, o era lunático, o era todo
lo que decía ser - "el Señor." Ningún modernista puede decir que Cristo
era un mentiroso, o que El sólo pensaba que era Dios. Si fuera así, El
tendría que haber sido un lunático. Por supuesto, El no es mentiroso ni
lunático. El es el Hijo de Dios, ¡Dios hecho hombre!

B. LA DEIDAD DE CRISTO.

1. Predicciones divinas. "Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi


diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies."
(Salmo 110:1) "Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las
familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus
salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad."
(Miqueas 5:2) Véanse: Isaías 7:14; 9:6,7; Jeremías 23:6 y Génesis
3:15.

2. Nombres divinos.

a. El es llamado Dios. "Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor


mío, y Dios mío!" (Juan 20:28) "...vino Cristo, el cual es Dios sobre
todas las cosas, bendito por los siglos. Amén." (Romanos 9:5)
"Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa
de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo." (Tito 2:13) Véanse:
Mateo 1:23; Juan 1:1. Compárese: Salmo 45:6-7 con Hebreos 1:8.

b. El es llamado el Hijo de Dios. Esto denota igualdad con Dios.


"También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres
el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar, porque
sabían que él era el Cristo." (Lucas 4:41) "De cierto, de cierto os digo:
Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de
Dios; y los que la oyeren vivirán." (Juan 5:25) "Por esto los judíos aun
más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo,
sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual
a Dios." (Juan 5:18) Léanse: Marcos 1:1; Mateo 27:40-43; Juan

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19:7; 10:30-36; 11:4; Romanos 8:3.

c. El es llamado Señor. "Porque el Hijo del Hombre es Señor del día


de reposo." (Mateo 12:8) "Vosotros me llamáis Maestro, y Señor, y
decís bien, porque lo soy." (Juan 13:13) "Ellos dijeron: Cree en el
Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa." (Hechos 16:31) "Y en su
vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y
SEÑOR DE SEÑORES." (Apocalipsis 19:17)

d. El es llamado otros nombres divinos. "Cuando le ví, caí como


muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No
temas; Yo soy el primero y el último." (Apocalipsis 1:17) Véase:
Apocalipsis 22:13.

3. Igualdad divina. "Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con


aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese." (Juan 17:5)
"Y el que me ve, ve al que me envió." (Juan 12:45) "El cual, siendo en
forma de Dios (Cristo Jesús), no estimó el ser igual a Dios..."
(Filipenses 2:6a) "Porque en él habita corporalmente toda la plenitud
de la Deidad." (Colosenses 2:9)

4. Parentesco divino. Su nombre está ligado con el nombre del Padre.


"Yo y el Padre uno somos." (Juan 10:30) "La gracia del Señor
Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con
todos vosotros." (II Corintios 13:14) "Y el mismo Jesucristo Señor
nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación
eterna y buena esperanza por gracia, conforte vuestros corazones, y os
confirme en toda buena palabra y obra." (II Tesalonicenses 2:16-17)

5. Adoración divina. La adoración pertenece sólo a Dios.


"Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está:
Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás." (Lucas 4:8) Cristo
recibió verdadera adoración. Por lo tanto, ¡Cristo es Dios! "...vinieron
del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de
los judíos que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente,
y venimos a adorarle... Y al entrar en la casa, vieron al niño con su
madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le
ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra." (Mateo 2:1,2, 11) Estos
magos no vinieron a adorar a María, sino a Cristo Jesús. Años más
tarde El aceptó la adoración: "Entonces los que estaban en la barca
vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios."
(Mateo 14:33) Véanse: Mateo 9:18; Lucas 24:42. Si Cristo no fuera
Dios, esta adoración habría sido idolatría.

*Dios manda que el Hijo sea adorado.

"Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo dice:


Adórenle todos los ángeles de Dios." (Hebreos 1:6) "Para que todos

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honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra
al Padre que le envió." (Juan 5:23) Esto ha sido evidente en todas las
épocas, que los cristianos han adorado a Cristo como Dios. Los
renacidos en Cristo no habrían quedado satisfechos con la adoración
de un mero ser humano.

6. Atributos divinos.

a. Omnipotencia. "Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda


potestad me es dada en el cielo y en la tierra." (Mateo 28:18) (1) El
tiene poder sobre la muerte. "Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la
vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que
vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?" (Juan 11:25-
26) (2) El tiene poder sobre la naturaleza. "Porque en él fueron
creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la
tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean
principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él. Y él es
antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten."
(Colosenses 1:16-17) (3) El tiene poder sobre los demonios. "Y
estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué
palabra es ésta, que con autoridad y poder manda a los espíritus
inmundos, y salen?" (Lucas 4:36)

b. Omnisciencia. "ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no


necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de
Dios." (Juan 16:30) "...y Pedro le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú
sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas." (Juan 21:17)
Véanse: Mateo 9:4; 12:25; Lucas 6:9; 9:47; 10:.2; Juan 1:48; Juan
4:15-19; Marcos 2:8.

Esta pregunta de los doctores de Jerusalén demuestra la omnisciencia


del Señor Jesús: "... ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado?"
(Juan 7:15) Esto nos conduce a enterarnos de que Cristo nunca
recibió instrucción humana. El no necesitó escuela ni tutores. Sus
discípulos se sentaron a sus pies. ¿A los pies de quién se sentó El? ¡A
los pies de ninguno! Pablo era un alumno de Gamaliel, pero, ¿quién
instruyó a Jesús? ¡Nadie! pero Cristo mismo dijo, "Aprended de mí."

A nosotros se nos aconseja a veces que nos dirijamos a una autoridad


superior, pero ¿a qué autoridad se dirigió El? A ninguna otra, porque El
tenía toda autoridad. ¿Cuándo dijo Jesús, "No me acuerdo, tendré que
consultarlo?" ¡Nunca! Jamás lo tomaron desprevenido. En Marcos
12:13 leemos estas palabras: "Y le enviaron algunos de los fariseos y
de los herodianos, para que le sorprendiesen en alguna palabra." Ellos
trataron de atraparlo en sus palabras, pero Jesús era conocedor de
toda sabiduría, y sus perseguidores quedaron perplejos ante su
omnisciencia.

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(1) Su manera de enseñar.

(a) Con sencillez. Sus ilustraciones eran hechas al punto. Las sacaba
de la vida misma. El no tenía necesidad de un archivo.

(b) Con autoridad. "porque les enseñaba como quien tiene autoridad,
y no como los escribas." (Mateo 7:29) Véase: Marcos 1:22.

(2) Lo que El enseñaba.

(a) Doctrina. Lo que Cristo Jesús enseñó no es popular hoy. Los


modernistas creen que la salvación viene mediante las buenas obras y
la vida moral de uno. Cristo enseñó que todos los hombres son
pecadores y depravados de la gracia de Dios.

(b) Ética. La ética debe fundamentarse en la doctrina. No hay duda de


que Cristo verdaderamente enseñó la práctica de la ética, pero la
doctrina era primera.

c. Omnisapiencia. "En él están escondidos todos los tesoros de la


sabiduría y del conocimiento." (Colosenses 2:3)

d. Omnipresencia. "Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días,


hasta el fin del mundo." (Mateo 28:20) "Nadie subió al cielo, sino el
que descendió del cielo; El Hijo del Hombre, que está en el cielo."
(Juan 3:13)

e. Inmutabilidad. "Ellos perecerán, mas tú permaneces; y todos ellos


se envejecerán como una vestidura, y como un vestido los envolverás,
y serán mudados; pero tú eres el mismo, y tus años no acabarán."
(Hebreos 1:11,12) "Mas éste, por cuanto permanece para siempre,
tiene un sacerdocio inmutable." (Hebreos 7:24) "Jesucristo es el
mismo ayer, y hoy, y por los siglos." (Hebreos 13:8) Jesús puede
cambiar su ubicación física, pero su persona nunca cambia.

f. Sempiternidad. "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con


Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios." (Juan 1:1)
"Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá,
de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el
principio, desde los días de la eternidad." (Miqueas 5:2) "Jesús les
dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy."
(Juan 8:58) "No temas; yo soy el primero y el último." (Apocalipsis
1:17)

g. Santidad. "El cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca." (I


Pedro 2:22) "Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y
no hay pecado en él." (I Juan 3:5) Véase: Hebreos 7:26.

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h. Amor. Pablo oró para que los Efesios pudieran "...conocer el amor
de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de
toda la plenitud de Dios." (Efesios 3:19)

El amor de Dios es: (1) espontáneo, (2) eterno, (3) infinito, (4)
inagotable, (5) invencible. Véanse: Efesios 5:25; Apocalipsis 1:5.

i. Rectitud y justicia. "Mas vosotros negasteis al santo y al justo, y


pedisteis que se os diese un homicida." (Hechos 3:14)

7. Oficios divinos.

a. Creación. La creación es un acto y una obra de Dios. Cristo creó


por tanto, Cristo es Dios. "Porque en él fueron creadas todas las cosas,
las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles;
sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo
fue creado por medio de él y para él." (Col. 1:16) Véanse: Juan 1:3,10;
Efesios 3:9; Hebreos 1:10.

b. Preservación. "El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la


imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la
palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros
pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en
las alturas." (Hebreos 1:3) "Y él es antes de todas las cosas, y todas
las cosas en él subsisten (se mantienen en unidad)." (Colosenses
1:17)

c. Perdón. "Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados." (Lucas


7:48) Véase: Marcos 2:5-10.

d. Resurrección. "Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió:


Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite el
día postrero. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo
aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo lo resucitaré
en el día postrero." (Juan 6:39-40)

e. Transformación. "Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se


ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se
manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él
es." (I Juan 3:2) Véase: Filipenses 3:21.

f. Juicio. "Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al
Hijo." (Juan 5:22) Véanse: Hechos 17:31; Mateo 16:27; 25:31;
Romanos 2:16; 14:10; II Corintios 5:10.

g. Salvación. "Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie


las arrebatará de mi mano." (Juan 10:28) Véanse: Juan 5:25; 6:47;
10:10; 17:2.

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C. LAS DOS NATURALEZAS EN UNA PERSONA.

Los hombres no pueden entenderlo. Esta es una prueba de que la


Biblia es la Palabra de Dios, porque si el hombre hubiera escrito la
Biblia, él habría dejado las dos naturalezas de Cristo fuera de ella.
Estos son hechos divinos, y Dios no trata de explicarlos, sino que hace
una simple declaración del hecho. Cristo posee una naturaleza
humana y una naturaleza divina, y ambas son completas.

No es bíblico decir que Cristo es Dios y hombre; sino que El es el Dios-


Hombre. Un tipo de su doble naturaleza puede hallarse en las tablas
del tabernáculo. Las tablas eran de madera y oro. Era una tabla, con
dos materiales; no dos tablas. La madera nunca se volvió oro, y el oro
nunca se volvió madera. Cristo tenía sólo una personalidad, no dos.
Dos naturalezas, con una personalidad.

Algunos tratan de hacer que Juan 1:14 diga, "El Verbo se volvió
hombre;" pero el texto dice: "Y aquel Verbo fue hecho carne." Si
hacemos que Cristo tenga dos personalidades, entonces estamos
haciendo que la divinidad sea una "cuadrinidad" en vez de una trinidad.

D. ERRORES COMUNES ACERCA DE CRISTO JESUS.

1. Ebiotismo. Este error estaba prevalente durante el primer siglo de la


Iglesia Cristiana. Negaba la deidad de Cristo. Declaraba que Cristo
tuvo una relación con Dios después de su bautismo.
2. Corintianismo. Este error era más popular durante los días del
Apóstol Juan. Según este error, Cristo no poseía deidad antes de ser
bautizado.

3. Docetismo. Este error comenzó a hacerse evidente durante la


segunda mitad del siglo dos de la Iglesia. Sostenía que Cristo no
poseía un cuerpo humano; que él tenía un cuerpo, pero un cuerpo
celestial. Por consiguiente, el docetismo negaba la humanidad de
Cristo. Este es el "espíritu del anticristo." (I Juan 4:1-3)

4. Arianismo. Este error negaba la naturaleza divina de Cristo. El


arianismo sostenía que había un tiempo cuando el Hijo no existía de
ninguna manera; que Dios vivía y entonces engendró a su Hijo a su
semejanza. Por consiguiente, negaba la pre-existencia eterna de
Cristo.

5. Apolinarianismo. Este error sostenía que Cristo poseía un cuerpo


humano incompleto. Los apolinaristas razonaban de la siguiente
manera: El pecado está sembrado en el alma de todos los hombres.
Dios no podía habitar con el pecado; por tanto, Cristo no tuvo un alma.

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6. Nestorianismo. Los nestorianistas tomaron las dos naturalezas de
Cristo e hicieron dos personas de ellas. Es decir, Dios vino y habitó en
un hombre perfecto; por tanto Dios estaba en Cristo, en vez de Cristo
ser Dios.

7. Eutiquianismo. Los eutiquianos tomaron las dos naturalezas de


Cristo, las pusieron juntas e hicieron una nueva naturaleza de ellas, o
sea, una persona diferente.

8. Monotelismo. La creencia de que Cristo tenía dos naturalezas, pero


una sola voluntad.

9. Unitarianismo. Los unitarianos niegan la Trinidad. Por tanto,


niegan la deidad de Cristo en su totalidad.

10. Ciencia Cristiana. Una creencia que niega la realidad de la


humanidad de Cristo.

11. Alborada Milenial. Esta creencia niega la existencia personal de


nuestro Señor Jesucristo.

IV. LA MUERTE DE CRISTO

La Cruz es la verdad fundamental de la Palabra de Dios. Con la Cruz


no queremos significar el madero, sino el sacrificio sobre ese madero.
En el libro de Génesis, así como en el resto del antiguo testamento,
vemos los emblemas de Cristo y de su crucifixión. La única razón de la
existencia de Belén es el Calvario. Nuestra salvación depende de que
Cristo muriera en la cruz.

A. LA REALIDAD DE SU MUERTE.

1. La anticipación del antiguo testamento.

a. En tipos:

(1) Las túnicas de pieles. (Génesis 3:21)


(2) La oveja de Abel. (Génesis 4:4)
(3) La ofrenda de Isaac. (Génesis 22)
(4) El Cordero de Pascua. (Éxodo 12)
(5) El sistema de sacrificios levíticos. (Levítico 1:1; 7:16)
(6) La serpiente de bronce. (Números 21:9; Juan 3:14-15)
(7) El Cordero inmolado. (Isaías 53:6-7; Juan 1:29)

b. En predicciones:

(1) La simiente de la mujer. (Génesis 3:15)


(2) El sacrificio por el pecado. (Salmo 22)

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(3) Sus sufrimientos vicarios. (Isaías 53)
(4) El Mesías cortado. (Daniel 9:26)
(5) El Pastor herido. (Zacarías 13:6-7)

2. La revelación del nuevo testamento.

a. En general. Una tercera parte del Evangelio según Mateo, más de


la tercera parte del Evangelio según Marcos, una cuarta parte del
Evangelio según Lucas, y la mitad del Evangelio según Juan tratan de
la última semana de Cristo antes de su crucifixión.

b. En particular.

(1) La eficacia de su muerte.

(a) Su muerte. "Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con


Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados,
seremos salvos por su vida." (Romanos 5:10) Véanse: Filipenses
2:8; Hebreos 2:9-14; Apocalipsis 5:6-12.

(b) Su cruz. "Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los


judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura." (I Corintios
1:23) Véanse: Gálatas 3:1; 6:14; Efesios 2:16; Colosenses 1:20.

(c) Su sangre. "Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por
muchos es derramada para remisión de los pecados." (Mateo 26:28)
Véanse: Marcos 14:24; Ef. 1:7; Col. 1:14; I Juan 1:7; Hebreos 9:12-
25; Apocalipsis 1:5, 5:9.

(2) Las tres declaraciones relativas a su muerte.

(a) Hecho pecado por nosotros. "Al que no conoció pecado, por
nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de
Dios en él." (II Corintios 5:21)

(b) El Justo murió por los injustos. "Porque también Cristo padeció
una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a
Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu."
(I Pedro 3:18)

(c) Hecho maldición por nosotros. "Cristo nos redimió de la


maldición de la ley, hecho por nosotros maldición, porque está escrito:
Maldito todo el que es colgado en un madero." (Gálatas 3:13)

B. LA FORMA DE LA MUERTE.

1. Una muerte natural. Su muerte fue la clase de muerte que es


experimentada por todos los hombres.

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*Ella tenía que ser una muerte natural y literal, porque El era el Hombre
que moría por todos los hombres.

2. Una muerte anormal. Dios no puede morir, pero Dios tenía que
morir para poder convertirse en el Sustituto del hombre. Por
consiguiente, El tomó la forma humana para poder morir. No obstante,
El no contrajo pecado mientras vivió en este mundo. El hombre muere
a causa del pecado (Romanos 6:23); pero El no tenía pecado. Si no
hubiese sido por nuestros pecados, El jamás habría gustado la muerte.

3. Una muerte preternatural. La muerte de Cristo fue determinado


antes de la caída de Adán. Antes que el hombre pecara, Dios había
hecho provisión para el Calvario, porque Cristo es el Cordero inmolado
"...desde antes de la fundación del mundo." (I Pedro 1:20) ¿Podía la
sangre de los toros y machos cabríos quitar los pecados cometidos
antes del Calvario? ¡Por supuesto que no! Puesto que todos los
pecados cometidos, tanto antes como después de la cruz, fueron
cargados sobre El en el Calvario. (Romanos 3:25)

4. Una muerte sobrenatural. Aunque ya hemos declarado que la


muerte de Cristo fue una muerte natural, sin embargo ella fue diferente
de la muerte de otras personas. "Por eso me ama el Padre, porque yo
pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de
mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para
volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre." (Juan
10:17,18)

*Su muerte fue de su propia voluntad. Por lo general, un hombre


tardaba dos días para morir por crucifixión, pero Cristo murió en seis
horas. Mateo 27:46 y 50 declaran que El clamó a gran voz,
demostrando que sus fuerzas no lo habían abandonado. El murió en su
fortaleza. El entregó su vida. Nadie se la quitó. El fue majestuoso, aun
en su muerte en la cruz.

Por consiguiente, podemos ver que Cristo sufrió dos muertes por
nosotros. La primera era la separación del alma y el espíritu del
cuerpo. La segunda era la separación de Dios. Cristo sufrió la
segunda muerte primero, y la primera muerte al último. El sufrió la
segunda muerte cuando fue separado del Padre, por cuanto gritó, "Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" (Mateo 27:46) Cristo,
el mismo Hijo de Dios, pudo sufrir en seis horas lo que el pecador
soportaría a través de la eternidad.

C. TEORIAS ANTIBIBLICAS.

"Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras." (I


Corintios 15:3) Cualquier enseñanza que no sea bíblica es falsa.

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1. Dicen que la muerte de Cristo fue la muerte de un mártir. "Cristo
murió así para mostrarnos que vale la pena morir por la verdad."
¿Cómo pueden los creyentes responder a este argumento?
Simplemente con estas preguntas: ¿Por qué Cristo no lo declaró así?
¿Por qué Pablo no lo declaró así? ¿Por qué Pedro no lo dijo? ¿Por
qué Juan y Lucas tampoco lo declararon? Si Cristo murió una muerte
de mártir, ¿por qué los apóstoles no dijeron, "Cree en la muerte de
Esteban y serás salvo", puesto que Esteban era un mártir, también? Si
Cristo murió una muerte de mártir, ¿por qué el Padre no le consoló en
su muerte como lo ha hecho con otros mártires a través de los siglos?
Mas Cristo clamó, "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
desamparado?"

2. Dicen que la muerte de Cristo fue accidental. Mediante la


declaración anterior los críticos quieren significar que Cristo fue la
víctima de una turba encolerizada. Nosotros sabemos que esto no es
cierto porque El estaba consciente de su muerte futura. En San Juan,
Jesús habló siete veces de "mi hora," la cual era futura, y la cual era el
Calvario. No era necesario que El muriera. Los clavos no sujetaban a
Cristo sobre la cruz, sino su propia voluntad. "Si eres Hijo de Dios,
desciende de la Cruz," le gritaban, burlándose de él; pero Cristo no vino
del cielo para bajarse de la cruz.

3. Dicen que la muerte de Cristo fue como un ejemplo moral. Esta


teoría sostiene que un borrachín sólo tiene que pensar en Cristo para
mejorarse. Para refutar esto, preguntamos: "¿Por qué no se mejoraron
los que le crucificaron? Si el ejemplo de Cristo es para el mejoramiento
del mundo, entonces el cristianismo es un fracaso. ¿Por qué no
contemplamos la cruz de Pedro, puesto que él fue crucificado con la
cabeza hacia abajo? El hombre necesita más que una mejora moral.

4. Dicen que la muerte de Cristo era para mostrar el desagrado de


Dios con el pecado. En otras palabras, algunos creen que el
desagrado de Dios por el pecado está representado en la cruz, en vez
del infierno. Si la declaración precedente es verdad, ¿qué razón tendría
la encarnación? ¿Por qué no crucificar a un simple pecador, en vez del
mejor Hombre que ha vivido?

5. Dicen que la muerte de Cristo fue para mostrar al hombre que


Dios le ama. Dios ciertamente ama al hombre, y la cruz lógicamente
muestra que Dios lo ama; pero la muerte de Cristo no fue sólo para
mostrar el amor de Dios.

6. Dicen que la muerte de Cristo fue la muerte de un criminal.


¿Puede ser posible que alguien pueda aferrarse a esta teoría? La
respuesta es "sí." Y nosotros refutamos esta teoría declarando que
Pilato no halló culpa en El. Un estudio del juicio de Cristo, según los

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registros evangélicos, refuta esta teoría.

D. NOMBRES BIBLICOS DE LA MUERTE DE CRISTO.

1. Expiación. Esta palabra del antiguo testamento significa "cubrir."


Los únicos dos lugares en el nuevo testamento donde puede hallarse la
palabra "expiación" son Hebreos 2:17 y 10:6-8, los cuales citan
Escrituras del antiguo testamento. Esta palabra hebrea está traducida
correctamente en Romanos 5:11, "reconciliación." No obstante, en el
nuevo testamento la idea significa "estar de acuerdo," "estar a una y en
paz con Dios," mediante el sacrificio de su Hijo Jesucristo.

2. Sacrificio. "Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis


nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es
Cristo, ya fue sacrificada por nosotros." (I Corintios 5:7) Véanse: Ef.
5:2; Hebreos 9:26; 10:12.

3. Ofrenda. "En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda


del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre... Porque con una
sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados." (Hebreos
10:10,14)

4. Rescate. "Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino
para servir, y para dar su vida en rescate por muchos." (Mateo 20:28)
Nosotros hemos sido redimidos por un precio, el cual fue la sangre de
Jesucristo. Véanse: I Pedro 1:18-19; I Timoteo 2:5-6.

5. Propiciación. "Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no


solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo." (I
Juan 2:2) Véanse: I Juan 4:10; Romanos 3:25.

La ley demandaba la muerte por el pecado; por consiguiente, la sangre


del sacrificio era colocada sobre el propiciatorio (Éxodo 25:22; Levítico
16:13-14), mostrando que la muerte había sido efectuada. Dios miraba
el propiciatorio y veía la sangre y quedó satisfecho. Desde el Calvario
en adelante, Dios mira a nuestro Propiciatorio, el cual es Cristo, y
queda satisfecho. Por consiguiente, el pensamiento fundamental de la
propiciación es "satisfacción."

6. Reconciliación. "Que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al


mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos
encargó a nosotros la palabra de la reconciliación." (II Corintios 5:19)
Véase: Col. 1:20. La palabra "reconciliación" significa causar, o
efectuar un cambio completo. Las Escrituras nunca dicen que Dios se
reconcilia. El hombre es quien tiene que ser reconciliado y quien
necesita un cambio total.

7. Substitución. Substitución no es una palabra bíblica, pero

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ciertamente es una idea bíblica. "Más él herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue
sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos
descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas
Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros." (Isaías 53:5-6)
Véanse: I Pedro 3:18; II Corintios 5:1.

8. Testador. Un testamento es un documento que entra en vigor


cuando el testador muera. Por consiguiente, nuestra herencia es
aquello que recibiremos, lo cual fue hecho posible por la muerte del
Señor Jesús. "Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para
que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que
había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la
herencia eterna. Porque donde hay testamento, es necesario que
intervenga la muerte del testador. Porque el testamento con la muerte
se confirma; pues no es válido entretanto que el testador vive."
(Hebreos 9:15-17) Véanse: Colosenses 1:12-14; Efesios 1:1-7.

E. LOS OBJETIVOS DE SU MUERTE.

1. La manifestación de la justicia divina. "Pero ahora, aparte de la


ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los
profetas... con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de
que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús."
(Romanos 3:21,26)

2. La vindicación de la ley divina. La ley es para muerte. No hay


misericordia en la ley, sino sólo justicia. La ley condena al pecador a
morir. Cristo tomó el lugar del pecador y pagó la demanda de la ley.

3. El fundamento del perdón divino. Hay una característica esencial


del perdón, y ésta es que el que perdona debe llevar sobre sí mismo
toda la maldad, o pérdida, que haya sido cometida. Por ejemplo, si a
una persona le roban cierta cantidad de dinero, y el culpable es
aprehendido, pero perdonado, ¿quién asimila la pérdida? ¡La persona
que le perdonó!

F. EL ALCANCE DE SU MUERTE.

1. Declaraciones Generales.

a. Su universalidad. La muerte de Cristo fue potencialmente por todos


los hombres, por los que creen, y por los que no creen. "Pero vemos a
aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado
de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que
por la gracia de Dios gustase la muerte por todos." (Hebreos 2:9)
Véanse: I Timoteo 2:6; 4:10; Tito 2:11; II Pedro 3:9.

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b. Su limitación. La muerte de Cristo en la cruz fue condicional,
puesto que la eficacia de la misma depende del arrepentimiento y la
aceptación de Cristo por el pecador. "Que por esto mismo trabajamos y
sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el
Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen." (I
Timoteo 4:10)

2. Declaraciones particulares.

a. Cristo murió por el creyente. "Quien se dio a sí mismo por


nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo
propio, celoso de buenas obras." (Tito 2:14) Véanse: Efesios 5:2;
Gálatas 2:20; I Timoteo 4:10.

b. Cristo murió por la Iglesia. "Maridos, amad a vuestras mujeres, así


como Cristo amó a la Iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para
santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la
palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no
tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin
mancha." (Efesios 5:25-27)

c. Cristo murió por los pecadores. "Porque también Cristo padeció


una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a
Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu."
(I Pedro 3:18) Véanse: I Timoteo 1:15; Romanos 5:10.

d. Cristo murió por el mundo entero. "...y cantaban un nuevo


cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos;
porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios,
de todo linaje y lengua y pueblo y nación." (Apocalipsis 5:9) Véanse:
San Juan 3:16; 1:9; I Juan 2:2.

G. LOS RESULTADOS DE SU MUERTE.

1. En relación al pecador.

a. Provee un Sustituto. "Pero vemos a aquel que fue hecho un poco


menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa
del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase
la muerte por todos." (Hebreos 2:9)

b. Provee el rescate demandado. "El cual se dio a sí mismo en


rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo." (I
Timoteo 2:6)

c. Provee la propiciación. A razón de la muerte de Cristo, las


demandas de la justicia de Dios han sido satisfechas. "Y él es la
propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros,

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sino también por los de todo el mundo." (I Juan 2:2)

d. Provee reconciliación. "que Dios estaba en Cristo reconciliando


consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus
pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación." (II
Corintios 5:19)

e. Provee un llamado atraidor. "Y yo, si fuere levantado de la tierra, a


todos atraeré a mí mismo." (Juan 12:32)

f. Provee salvación para todos. "Porque la gracia de Dios se ha


manifestado para salvación a todos los hombres." (Tito 2:11)

g. Provee una invitación gloriosa. "Y el Espíritu y la Esposa dicen:


Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que
quiera, tome del agua de la vida gratuitamente. (Apocalipsis 22:17)
Véase: Juan 3:16.

2. En relación al creyente.

a. Reconciliación con Dios. "Y todo esto proviene de Dios, quien nos
reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la
reconciliación." (II Corintios 5:18)

b. Redención. "En quien tenemos redención por su sangre, el perdón


de pecados según las riquezas de su gracia." (Efesios 1:7) Véase:
Gálatas 3:13.

c. Justificación. "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con


Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo." (Romanos 5:1)

d. Perdón. "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están
en Cristo Jesús." (Romanos 8:1)

e. Posesión. "¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu


Santo, el cual está en vosotros por precio; glorificad, pues, a Dios en
vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios?" (I
Corintios 6:19-20)

f. Santificación. "En esa voluntad somos santificados mediante la


ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre."
(Hebreos 10:10)

g. Perfección. "Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para


siempre a los santificados." (Hebreos 10:14)

h. Admisión. "Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el


lugar santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo

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que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un
gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón
sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala
conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura." (Hebreos 10:19-22)

i. Identificación. "Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que


seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce,
porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún
no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando
él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como
él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí
mismo, así como él es puro." (I Juan 3:1-3)

j. Liberación. "Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y


sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la
muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a
todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida
sujetos a servidumbre." (Hebreos 2:14-15)

k. Galardón. "El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo


entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas
las cosas?" (Romanos 8:32)

3. En relación a Satanás.

a. Le quitó el derecho. "Ahora es el juicio de este mundo; ahora el


príncipe de este mundo será echado fuera." (Juan 12:31)

b. Destruyó su imperio. "Así que, por cuanto los hijos participaron de


carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por
medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al
diablo." (Hebreos 2:14)

c. Libró a las almas. "El cual nos ha librado de la potestad de las


tinieblas, y traslado al reino de su amado Hijo." (Colosenses 1:13)
Véase: Efesios 6:12.

4. En relación al universo material. "Por cuanto agradó al Padre que


en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas
las cosas, así las que están en la tierra como las que está en los cielos,
haciendo la paz mediante la sangre de su cruz." (Colosenses 1:19-20)

Nota: Algunos enseñan que Filipenses 2:9-11 revela el hecho de la


salvación universal, pero esto no es así. Este pasaje declara la verdad
de la sumisión y adoración de toda la creación, pero no la salvación de
ella.

V. LA RESURRECCION DE CRISTO

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A. LA IMPORTANCIA DE LA RESURRECCION.

En la Biblia hay varios relatos de personas que fueron levantadas de


entre los muertos. Estas personas, sin embargo, no fueron resucitadas,
sino restauradas a vida, porque ellas volvieron a morir. Nuestro Señor
resucitó, habiendo muerto definitivamente y habiendo sido levantado de
los muertos; y ahora, vive y permanece para siempre.

1. Su lugar en las Escrituras. En el nuevo testamento hay trece o


catorce referencias concernientes a la ordenanza del bautismo, y
todavía son menos las veces que mencionan la Cena del Señor. Sin
embargo, la verdad de la resurrección se menciona más de cien veces.

2. Su parte en el testimonio apostólico. "Y con gran poder los


apóstoles daba testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y
abundante gracia era sobre todos ellos." (Hechos 4:33) Véanse:
Hechos 2:32; 17:18; 23:6.

3. Su prominencia en el evangelio. Si Cristo no hubiera resucitado,


no habría evangelio. "Además os declaro, hermanos, el evangelio que
os he predicado... Porque primeramente os he enseñado lo que
asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a
las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día,
conforme a las Escrituras." (I Corintios 15:1-4)

4. Su importancia en la salvación.

*Exégesis de I Corintios 15:12-20:

a. Primer postulado. "Pero si se predica de Cristo que resucitó de los


muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección
de muertos?" (v. 12)

b. Segundo postulado. "Porque si no hay resurrección de muertos,


tampoco Cristo resucitó." (v. 13) Si nosotros no vamos a ser
resucitados, entonces Cristo no resucitó, tampoco.

c. Tercer postulado. "Y si Cristo no resucitó, vana es entonces


nuestra predicación, vana es también vuestra fe." (v. 14) Si Cristo no
resucitó, el cristianismo es una falsedad.

d. Cuarto postulado. "Y somos hallados falsos testigos de Dios;


porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no
resucitó, si en verdad los muertos no resucitan." (v. 15) Si Cristo no
resucitó, todo predicador evangélico es un farsante.

e. Quinto postulado. "Porque si los muertos no resucitan, tampoco

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Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en
vuestros pecados." (v. 16-17) Si El no resucitó, todavía está muerto,
por tanto El no puede redimirnos. La penalidad pagada por cualquier
crimen no está totalmente pagada hasta que la persona por quien fue
pagada esté puesta en libertad. Mientras Cristo estaba en la tumba, la
penalidad no había sido absuelta. Este pasaje de las Escrituras fue
escrito a los creyentes para comprobar la resurrección corporal de
Cristo.

f. Sexto postulado. "Entonces también los que durmieron en Cristo


perecieron." (v. 18) En otras palabras, ellos se han ido todos, como las
bestias del campo, si Cristo no resucitó de los muertos.

g. Séptimo postulado. "Si en esta vida solamente esperamos en


Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres."
(v. 19) Si toda nuestra esperanza está apostada a la resurrección de
Cristo, y si él no ha resucitado, entonces somos los más desgraciados
de todos los hombres. No podemos hacer nada para merecer, o ganar
la salvación; y si nuestro Salvador no ha resucitado, no tenemos
ninguna esperanza de salvarnos.

h. Octavo postulado. "Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos;


primicias de los que durmieron es hecho." (v. 20) ¡Alabado sea el
Señor! ¡El ha resucitado! ¡Nuestro Redentor vive para siempre!

B. EL SIGNIFICADO DE LA RESURRECCION.

*Por resurrección nosotros queremos significar la resurrección corporal,


no espiritual.

1. El testimonio de la tumba vacía. Los guardias fueron puestos para


asegurarse de que no quitaran el cuerpo de Cristo de la tumba, mas no
pudieron impedir su resurrección. "Entonces ellos fueron y aseguraron
el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia." (Mateo 27:66)

2. El reconocimiento de los discípulos. "Luego dijo a Tomás: pon


aquí tu dedo y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi
costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás
respondió: ¡Señor mío, y Dios mío!" (Juan 20:27,28)

3. Los apóstoles son testigos. "A ese Jesús resucitó Dios, de lo cual
todos nosotros somos testigos." (Hechos 2:32)

4. El testimonio del mismo Señor. "Y comenzó a enseñarles que le


era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por
los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser
muerto, y resucitar después de tres días." (Marcos 8:31)

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5. La proclama de nuestra transformación. "Mas nuestra ciudadanía
está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor
Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra,
para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el
cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas." (Filipenses
3:20-21)

C. LAS TEORIAS ANTIBIBLICAS.

1. La teoría del cuerpo no enterrado. Con esta declaración los


incrédulos sostienen que la tumba nunca fue ocupada, que los
cadáveres de los dos ladrones junto con el de Cristo, fueron arrojados a
la pila de basura. Sin embargo, esto puede refutarse con la propia ley
de los judíos. "Si alguno hubiere cometido algún crimen digno de
muerte, y lo hiciereis morir, y lo colgareis en un madero, no dejaréis que
su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterrarás el
mismo día, porque maldito por Dios es el colgado; y no contaminarás tu
tierra que Jehová tu Dios te da por heredad." (Deuteronomio 21:22-23)

2. La teoría de la tumba no vaciada. Aquellos que sostienen esta


teoría dicen que Cristo todavía está en el sepulcro. Ciertamente, el
sentido común refutaría este argumento, porque si Cristo no hubiera
resucitado, el diablo habría hecho que su cuerpo fuese encontrado en
algún momento durante los últimos dos mil años.

3. La teoría que el cuerpo fue quitado. Esta teoría expone que José
de Arimatea sacó el cuerpo de Cristo de la tumba. A este argumento
preguntamos: "Si José sacó el cuerpo del sepulcro, ¿por qué no sacó
los lienzos, también?" Además, debemos admitir que si José realmente
quitó el cuerpo, tendría que haberlo hecho en secreto. Y si lo hizo en
secreto, ¿por qué no fue puesta la piedra nuevamente en su lugar,
cerrando la entrada del sepulcro?

4. La teoría que María Magdalena se equivocó. Esta teoría sostiene


que ella no entendió bien lo que había dicho la persona en el sepulcro.
Refutamos esta teoría afirmando que la Palabra de Dios no lo declara
así, y que ella es la única testigo ocular de los hechos.

5. La teoría de la decepción deliberada. Esta suposición persiste en


la idea de que Cristo no murió en absoluto, sino que más bien El se
desmayó en la cruz y fue revivido por el aire fresco de la tumba. Si éste
fuera el caso, ¿a dónde fue el Señor Jesucristo después? Siendo que
El se había convertido en un objeto de gran interés para todo el pueblo,
seguramente que El hubiera sido reconocido y abiertamente aceptado o
rechazado.

6. La teoría del fraude. Esta afirma que los apóstoles simplemente


mintieron y engañaron a los que escucharon sus palabras; sin embargo,

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todos los apóstoles, con la excepción de Juan, fueron martirizados.
¿Por qué? Por la devoción de ellos al Señor Jesucristo y su
resurrección. ¿Habría ellos sacrificado sus vidas por una mentira? ¡Yo
creo que no!

7. La teoría de la autodecepción. En otras palabras, esta


especulación declara que los apóstoles tuvieron una ilusión; es decir,
ellos pensaron que Cristo había resucitado de los muertos, y lo
continuaron pensando tanto que después de un tiempo lo creyeron.
Sabemos, por la experiencia humana, que las decepciones pronto se
desvanecen, y nos despertamos a la realidad. Los apóstoles no
podrían haberse engañado a sí mismos por mucho tiempo.

8. La teoría de la alucinación. Esta idea supone que los apóstoles


pensaron que ellos realmente habían visto al Salvador resucitado,
cuando esto era meramente una alucinación ocasionada por los nervios
y la excitación. ¿Sería posible imaginarnos a Pedro sufriendo de un
delirio, y a Tomás de un ataque de histeria?

9. La teoría de la reminiscencia. Este punto de vista describe a los


histéricos apóstoles huyendo a Samaria, y una vez solos en este lugar,
comienzan a pensar que Jesús aún está con ellos. De ahí es que ellos
sacaron la idea de que El se levantó de los muertos. Sin embargo, las
Escrituras declaran que los apóstoles se quedaron en Jerusalén, a
puertas cerradas, hasta que El se reveló a sí mismo a ellos.

10. La teoría del mal entendido. Este razonamiento admite que el


Salvador murió, pero afirma que los apóstoles predicaron la
resurrección de su espíritu, y no de su cuerpo, y que la gente lo
entendió mal. No obstante, la palabra "resurrección" jamás está
relacionada con el espíritu, sino más bien con el cuerpo, puesto que el
espíritu nunca muere.

11. La teoría de la visión espiritual. Esta suposición sostiene que los


apóstoles en realidad vieron algo. Pero lo que ellos vieron fue una
visión mentirosa, y no al Señor. El diablo los había engañado. Sin
embargo, si había algo que el diablo no quería que ellos no creyeran,
ese algo era la resurrección de Cristo, ya sea producida por una falsa
visión o la cosa real. Además, Cristo mismo disipa este argumento
declarando, después de su resurrección, que "un espíritu no tiene carne
ni huesos, como veis que yo tengo." (Lucas 24:39)

12. La teoría de los mellizos. Aquellos que ofrecen esta sugerencia


dicen que Cristo tenía un hermano mellizo, y que tres días después que
El había sido crucificado y sepultado, su hermano mellizo se mostró a sí
mismo, declarando que él era el Cristo resucitado de los muertos.
Nosotros preguntamos, "¿Dónde estuvo escondido este hermano
mellizo por los treinta y tres años?"

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Nota: Ninguna de estas 12 teorías tiene la razón porque contradicen el
testimonio claro de la Palabra de Dios.

D. LAS PRUEBAS DE LA RESURRECCION.

1. La tumba vacía. Los evangelios declaran que la gente sostenía dos


puntos de vista con respecto a la resurrección de Cristo. Un grupo, que
consistía en los no creyentes, decía que alguien había robado el cuerpo
del Señor. El otro grupo contendía que El había sido resucitado por el
poder divino. La tumba vacía demuestra que el segundo grupo tenía
razón. Una guardia romana, compuesta de sesenta soldados, con
cuatro grupos de quince cada uno, había sido puesta para vigilar la
tumba. Cada grupo custodió la tumba por un período de seis horas.
Esta guardia tenía instrucciones de custodiar la tumba para que no
robaran el cuerpo de Cristo. Ahora bien, los enemigos del Señor no
querían robar el cuerpo. Ellos querían que permaneciera enterrado.

Nosotros sabemos que los apóstoles no lo robaron porque estaban


amedrentados. Los apóstoles hasta habían huido de la crucifixión de
Cristo. Los soldados fueron sobornados para que dieran un testimonio
falso. ¿No es raro que los sacerdotes judíos no hayan enjuiciado a los
soldados, si el cuerpo realmente hubiera sido robado? Y si los
apóstoles hubieran robado el cuerpo, ¿no habrían sido ellos acosados
por los sacerdotes hasta haber admitido semejante hecho? ¿Por qué
no hicieron algo los sacerdotes?

Había una tumba nueva cavada en pura piedra. Una gran piedra la
sellaba, y no había ninguna otra entrada. No había más de un cuerpo
en ella, y no cabe duda acerca de quién resucitó de los muertos cuando
la tumba quedó vacía.

2. Los lienzos sepulcrales en orden. En el oriente los cuerpos de los


muertos son envueltos en lienzos sepulcrales, desde el cuello hasta los
pies, de una manera semejante a la usada en las momias egipcias. La
cabeza es envuelta con un sudario. Una vez terminado
adecuadamente con este procedimiento, el cuerpo era extendido sobre
una losa. Cuando Pedro entró a examinar los lienzos sepulcrales, él vio
que estaban en orden. El cuerpo de Cristo había pasado a través de
los lienzos sepulcrales sin romper un solo hilo. Pedro descubrió que los
lienzos no habían sido cambiados de lugar; parecía como si estuvieran
alrededor del cuerpo todavía, y él se había levantado sin moverlos,
cayéndose ellos en su sitio al dejarse el vacío adentro.

En cuanto a la tumba, la puerta no fue abierta para permitir que Cristo


saliera. ¡El ya había salido! El salió de la tumba tal como había salido
de los lienzos sepulcrales. Así es, Cristo abandonó la tumba mucho
antes de que la piedra del sepulcro fuera removida. Los soldados

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vigilaban una tumba sellada y vacía por lo que podrían haber sido hasta
doce horas.

3. Las apariciones de Cristo. En I Corintios 15:1-11 tenemos


registrado el número de testigos que realmente vieron al Señor
resucitado. Dicho número no incluye a las mujeres. El número más
elevado de testigos que se requiere para establecer un testimonio es
siete. Para asesinato se necesita un testigo. Son dos para traición, y
siete para un testamento oral. El número de testigos registrados en la
Palabra de Dios es más de quinientos. Ciertamente, de acuerdo a la
jurisprudencia aceptada, hay más que suficiente evidencia de que El
resucitó de los muertos.

4. El carácter de Cristo. Al disputar a favor de su resurrección no


necesitamos mayor prueba que la de su propio carácter. Es absurdo
que El, quien fue perfecto, habría de sufrir un fin tan vergonzoso.
Seguramente que Dios, en su justicia no habría permitido que el único
Hombre sin pecado permaneciera en la tumba.

5. El nuevo testamento. Los veintisiete libros que componen el nuevo


testamento no son la causa, sino el efecto del Cristo resucitado. Sin la
resurrección de Cristo no habría ningún nuevo testamento. La muerte
de Cristo había deprimido penosamente a los discípulos. Si Cristo no
hubiera aparecido ante los discípulos, ellos jamás habrían escrito
acerca de El. La historia de la vida del Señor Jesucristo se originó y se
desarrolló de su resurrección.

6. La Iglesia apostólica. Los apóstoles comenzaron a predicar en


Jerusalén solamente siete semanas después de la resurrección. Allí
mismo, en Jerusalén, donde el Señor Jesucristo había sido crucificado
y sepultado, los apóstoles declararon que Cristo había resucitado de los
muertos. Si Cristo no hubiera resucitado, los enemigos habrían
producido el cuerpo, puesto que ellos le habían crucificado. El silencio
de los judíos fue una prueba tan importante de la resurrección de Cristo
como lo fueron los escritos de los discípulos.

7. La transformación de los discípulos. La resurrección trajo


aparejado una transformación en los discípulos. Antes, ellos habían
visto morir a Cristo, y por tanto, la fe de ellos estaba destrozada. Dos
de ellos dijeron, "Pero nosotros esperábamos que él era el que había
de redimir a Israel." (Lucas 24:21) Palabras verdaderamente tristes.
Toda fe ahora era muerta. Se reunían a puertas cerradas,
amedrentados, temerosos de perder sus vidas, cuando el Señor
apareció ante ellos. Era difícil convencerlos de su resurrección. Pero
una vez convencidos, nada podría jamás cambiarles de parecer.

¿Y qué del dudoso Tomás? El no estuvo presente cuando Cristo


apareció por primera vez ante los discípulos, y por tanto, dudó.

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Podemos alegrarnos de que Tomás haya dudado, porque gracias a su
convencimiento, todas nuestras dudas quedan disipadas. Su
incredulidad fue quitada en la segunda aparición del Salvador; por
consiguiente, nosotros que creemos nunca debemos albergar ninguna
duda acerca de la resurrección del Señor.

8. La conversión de Saulo. La Iglesia nunca tuvo un enemigo humano


mayor que Saulo de Tarso. El era un individuo bien conocido en el
judaísmo, que pertenecía a la famosa secta de los fariseos, quienes
creían en la resurrección de los muertos, pero ciertamente no en la
resurrección de Jesús. ¿Qué cosa transformó este terrible perseguidor
de la Iglesia a un poderoso predicador del evangelio? ¡La resurrección
de Cristo! Desde aquel día, camino a Damasco, él jamás dudó de la
resurrección. Sufrió en manos de su propia nación y en los tribunales
de extranjeros por causa de su creencia en la resurrección corporal de
Cristo.

9. La experiencia cristiana. Desde que hemos nacido otra vez, la


esperanza ha sido colocada en nuestros corazones de que nuestros
pecados han sido quitados y de que nuestra propia resurrección está
asegurada. Esta esperanza podía ser garantizada únicamente por un
Salvador resucitado.

10. El registro evangélico. Los evangelios fueron escritos, o dictados


por testigos oculares. "...Que Dios había ordenado de antemano, a
nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los
muertos." (Hechos 10:41) Al leer los evangelios, a nosotros nos damos
cuenta de los pequeños detalles, las palabras y las frases, que nos
prueban cuán natural y ajustado a la vida real son los acontecimientos
registrados en ellos.

E. EL RESULTADO DE LA RESURRECCION.

1. En relación a Cristo mismo.

a. Fue el sello de la aceptación. En otras palabras, el sacrificio de


Cristo fue suficiente y aceptado por Dios. Fue el "Amén" de Dios en
repuesta al "consumado es" de su Hijo Amado.

b. Fue la marca de su divina filialidad. Cristo "fue declarado Hijo de


Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de
entre los muertos." (Romanos 1:4) Al ser clavado en la cruz, El fue
maldito por Dios. Dios no iba a permitir que su Hijo permaneciera bajo
esta maldición; por tanto, Dios lo resucitó de los muertos.

c. Fue la confirmación de su victoria.

(1) Sobre el diablo. Si el diablo solamente hubiera podido mantener a

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Cristo en la tumba, la victoria completa habría sido de Satanás. Sin
embargo, el Señor Jesucristo se levantó de los muertos, garantizando
la salvación para toda alma creyente. El creyente recibe el
mandamiento de vestirse de toda la armadura de Dios a fin de poder
estar firme contra las asechanzas del diablo. Una de las piezas de tal
armadura es el yelmo de la salvación. (Efesios 6:10-17)

(2) Sobre la muerte. "Todavía un poco, y el mundo no me verá más;


pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En
aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en
mí, y yo en vosotros." (Juan 14:19-20)

d. Fue la ilustración de inmortalidad. "...ahora ha sido manifestada


por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y
sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio." (II Timoteo 1:10)

2. En relación al creyente.

a. Demuestra su justificación. "...Jesús, Señor nuestro, el cual fue


entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra
justificación." (Romanos 4:24,25)

b. Ilustra su poder. Pablo pidió a Dios que les diera a los Efesios el
"...espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él... para
que sepáis cual es... la supereminente grandeza de su poder para con
nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la
cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su
diestra en los lugares celestiales." (Efesios 1:17-20)

c. Provee un sumo sacerdote. "Por lo cual puede también salvar


perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre
para interceder por ellos." (Hebreos 7:25) Véanse: Romanos 8:34;
Hebreos 3:1; 7:22.

d. Engendra una viva esperanza. "Bendito el Dios y Padre de nuestro


Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer
para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los
muertos, para una herencia incorruptible, reservada en los cielos para
vosotros." (I Pedro 1:3-4)

e. Garantiza nuestra resurrección. "Sabiendo que el que resucitó al


Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos
presentará juntamente con vosotros." (II Corintios 4:14) Véanse: I
Corintios 15:22; I Tesalonicenses 4:14.

3. En relación al mundo.

a. Da evidencia de su verdad. Todo lo que El habló está substanciado

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por su resurrección, porque Dios no habría resucitado de los muertos a
un mentiroso para después declarar, que El era su Hijo. La
resurrección de Cristo demostró que Dios se agradó de su Hijo.

b. Da evidencia de la resurrección de todos los hombres. "Porque


así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán
vivificados." (I Corintios 15:22)

c. Da evidencia del juicio de buenos y malos. "Por cuanto ha


establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel
varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los
muertos." (Hechos 17:31) Véase: Hebreos 9:27.

VI. ASCENSION Y ENTRONIZACION DE JESUCRISTO

La ascensión de Cristo Jesús es un hecho histórico. Si su resurrección


es negada, entonces su ascensión debe también ser negada. Es difícil
para algunos comprender la idea de que un cuerpo glorificado, viviente,
esté en la gloria, pero El está allí, y nosotros estaremos con El.

A. EL HECHO DE LA ASCENSION Y ENTRONIZACION.

1. De la ascensión. Este es aquel evento, después de su resurrección,


en el cual El partió visiblemente de la tierra al cielo. "Y habiendo dicho
estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le
ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo,
entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones
con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones
galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha
sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al
cielo." (Hechos 1:9-11)

2. De la entronización (exaltación). Este es aquel acto de Dios por el


cual El dio al resucitado y ascendido Señor el poder y la gloria total,
permitiéndole que se sentara a su diestra en el trono. "A este Jesús
resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que,
exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la
promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y
oís." (Hechos 2:32-33) "Al que venciere, le daré que se siente conmigo
en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en
su trono." (Apocalipsis 3:21) Cristo no está ahora sentando en su
propio trono, sino en el trono de su Padre.

B. EL PLAN DE GLORIA REVELADO.

1. En la profecía.

a. El testimonio del salmista. "Porque no dejarás mi alma en el Seol,

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ni permitirás que tu santo vea corrupción. Me mostrarás la senda de la
vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para
siempre." (Salmo 16:10-11) Véanse: Sal. 68:18; 110:4-5.

b. El testimonio del Salvador. "¿Pues qué, si viereis al Hijo del


Hombre subir adonde estaba primero?" (Juan 6:62) Véase: Juan
16:28.

c. El testimonio de Lucas. "Cuando se cumplió el tiempo en que él


había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén."
(Lucas 9:51)

2. En la historia.

a. El testimonio de Marcos. "Y el Señor, después que les habló, fue


recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios." (Marcos
16:19)

b. El testimonio de Lucas. "Y aconteció que bendiciéndolos, se


separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo." (Lucas 24:51) Véase:
Hechos 1:9-11.

c. El testimonio de Esteban. "Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo,


puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba
a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del
Hombre que está a la diestra de Dios." (Hechos 7:55-56)

d. El testimonio de Pedro. "Quien habiendo subido al cielo está a la


diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades."
(I Pedro 3:22) Véanse: Hechos 3:15, 20, 21; 5:30-31.

e. El testimonio de Pablo. "¿Quién es el que condenará? Cristo es el


que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la
diestra de Dios, el que también intercede por nosotros." (Romanos
8:34) Véanse: Efesios 1:20-21; 4:8-10; Colosenses 3:1; I Timoteo
3:16.

f. El testimonio de Juan. El primer capítulo del libro de Apocalipsis en


su totalidad declara el testimonio de Juan con respecto al Cristo
ascendido y entronizado.

C. LA NATURALEZA DE LA ASCENSION.

1. El ascendió corporal y visiblemente. Lucas escribió, "de todas las


cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue
recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu
Santo a los apóstoles que había escogido." (Hechos 1:1-2) Véase:
Hechos 1:9-11.

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2. El traspasó los cielos. "Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote
que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra
profesión." (Hebreos 4:14)

3. El fue hecho más sublime que los cielos. "Porque tal sumo
sacerdote nos convenía; santo, inocente, sin mancha, apartado de los
pecadores, y hecho más sublime que los cielos." (Hebreos 7:26) Esto
significa que El recibió mayor gloria que todos los seres creados en el
cielo.

4. El se sentó a la diestra de Dios. "Ahora bien, el punto principal de


lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se
sentó a la diestra del trono de la majestad de Dios." (Hebreos 8:1)
Véanse: Efesios 1:20; Colosenses 3:1.

D. LA NECESIDAD DE LA ASCENSION Y GLORIA.

1. Para demostrar su victoria completa. "A éste, Dios ha exaltado


con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento
y perdón de pecados." (Hechos 5:31) Jesucristo dijo: "He aquí que
vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad... En esa voluntad somos
santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una
vez para siempre." (Hebreos 10:9-10) En el tabernáculo terrenal no
había sillas, y este hecho significaba que la obra de salvación no era
completa. Cristo entró al cielo y se sentó en el trono, declarando así
que la obra de nuestra redención era un acto consumado.

2. Para facilitar la adoración humana. "Mas la hora viene, y ahora es,


cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en
verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
Dios es Espíritu; y los que le adora, en espíritu y en verdad es
necesario que adoren." (Juan 4:23-24)

3. Para la concesión del Espíritu Santo. "Pero yo os digo la verdad:


Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no
vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré." (Juan 16:7)

4. Para la constitución de supremacía sobre la Iglesia. "Y (Dios)


sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas
las cosas a la Iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que
todo lo llena en todo." (Efesios 1:22-23)

E. EL PROPOSITO DE LA ASCENSION Y GLORIA.

1. El entró al cielo como Precursor. "Donde Jesús entró por nosotros


como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de
Melquisedec." (Hebreos 6:20) Otras palabras para "precursor" son:

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"capitán", "líder soberano", "uno que tiene a otros que le siguen." El
Señor Jesús nos precede a nosotros. Si la muerte nos llega mientras El
se demora, nosotros iremos a estar con El.

2. El entró al cielo como el Obsequiador. "Por lo cual dice: Subiendo


a lo alto, llevó cautiva a la cautividad. Y dio dones a los hombres... Y él
mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y maestros." (Efesios 4:8-11)

3. El entró al cielo como el Preparador. "...voy, pues, a preparar


lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra
vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros
también estéis." (Juan 14:2-3)

F. RESULTADOS DE LA ASCENSION Y GLORIA.

1. Nos provee un Intercesor con Dios. "Porque no entró Cristo en el


santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo
para presentarse ahora por nosotros ante Dios." (Hebreos 9:24)
Véase: Hebreos 7:25.

2. Nos da acceso a Dios. "Por tanto, teniendo un gran sumo


sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos
nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no
pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado
en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos,
pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y
hallar gracia para el oportuno socorro." (Hebreos 4:14-16)

3. Nos da capacidad para el servicio. "De cierto, de cierto os digo: El


que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun
mayores hará, porque yo voy al Padre." (Juan 14:12) "Obras mayores"
no significa efectuar sanidades, ni hablar en lenguas, sino la
propagación del evangelio de la salvación. Por ejemplo, Pedro predicó
en el día de Pentecostés, y tres mil creyeron. Multitudes más creyeron
al escucharle.

4. Nos da confianza en la providencia de Dios. "Y sabemos que a


los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los
que conforme a su propósito son llamados." (Romanos 8:28)

5. Nos da nuestra posición celestial. "Y (Dios) juntamente con él nos


resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con
Cristo Jesús." (Efesios 2:6)

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