Sei sulla pagina 1di 6

Lowenfeld – dibujo

2 a 4 años: Etapa del garabateo. Los comienzos de la autoexpresión.


Resumen: para comprender al niño es importante considerar el garabateo como parte de las pautas totales de su
desarrollo. Durante esta etapa, el niño reflejará en su trabajo creador su desarrollo intelectual y emocional. Se
dedicará a sus dibujos vigorosamente y también será lo suficientemente flexible como para cambiar sus
movimientos cuando nuevas experiencias exijan esa variación. El niño disfrutará con su desarrollo kinestesico a
través de sus garabatos e irá gradualmente logrando el control visual.

Aunque el niño se exprese vocalmente muy temprano, su primer registro permanente por lo general toma la
forma de un garabato alrededor de los 18 meses de edad. El primer trazo es un paso muy importante en su
desarrollo, pues es el comienzo de la expresión que no solo lo va a conducir al dibujo y la pintura, sino también a
la palabra escrita. Los garabatos tienden a seguir un orden predecible. Comienzan con trazos desordenados en
un papel y gradualmente evolucionan hasta convertirse en dibujos con cierto contenido reconocible para los
adultos. Se clasifican en tres categorías:
1) Garabato desordenado: los primeros trazos generalmente no tienen sentido, y el niño parece no darse
cuenta de3 que podría hacer con ellos lo que quisiera. Los trazos varían en longitud y dirección, aun
cuando puede haber alguna repetición a medida que el niño mueve el brazo hacia adelante y hacia atrás-
A veces, el niño mira hacia otro lado mientras hace estos trazos y sigue garabateando. Puesto que a esta
edad no desarrollaron un control muscular preciso, sólo pueden repetir los movimientos más amplios. El
niño garabatea empleando sus “grandes movimientos” aunque para un adulto resulten movimientos
pequeños. Los garabatos no son intentos de reproducir el medio visual circundante. Tienen en gran
medida como base el desarrollo físico y psicológico del niño, y no una intención de representar algo. Sin
embargo, el hecho de trazar línea le resulta muy agradable. El niño se siente fascinado por esta actividad
y goza de sus garabatos, como movimiento y como registro de una actividad kinestesica.
A un niño muy pequeño un lápiz le puede parecer interesante para mirarlo, tocarlo o chuparlo. Para el
niño de dos años la actividad de garabateo ha comenzado a ser un medio real de expresión.
2) Garabateo controlado: el niño descubre que hay una vinculación entre sus movimientos y los trazos que
ejecuta en el papel. Esto puede suceder unos seis meses después de que comenzó a garabatear (2 años y
medio). Es un paso importante porque el niño descubrió el control visual sobre los trazos que ejecuta,
aunque en apariencia no haya gran diferencia entre unos dibujos y otros. La mayoría de los niños en esta
etapa se dedican al garabateo con gran entusiasmo, puesto que la coordinación entre su desarrollo vital y
motor es una conquista importante. El disfrute de este descubrimiento estimula al niño y lo induce a
variar sus movimientos. Los trazos del niño serán casi el doble de largos y a veces tratara de usar
diferentes colores en su dibujo. En esta etapa le gusta llenar toda la página, antes tenía dificultades para
intentar usar el papel. Todavía ensaya toda una variedad de métodos para sostener el lápiz, y alrededor
de los 3 años ya se aproxima a la forma de tomar el lápiz que tiene el adulto. Comprende mejor lo que es
tratar de copiar una raya o una cruz, pero no se va a someter al modelo que le puedan dar. Sus trazos
tienen una dirección impredecible y puede copiar un circulo pero no un cuadrado (3 años). El papel del
adulto es muy importante, ya que a menudo el niño acudirá a él con sus garabatos, deseoso por hacerlo
participe de su entusiasmo. Lo importante es esta participación en una experiencia y no el dibujo en sí.
3) Garabato con nombre: esta etapa es trascendental en e3l desarrollo del niño. Comienza a dar nombre a
sus garabatos. Puede ser que diga “esta es mama” o “este soy yo”, aunque en el dibujo no se pueda
reconocer ni a la madre ni a él. Esta actitud de dar nombre a los garabatos es muy significativa porque es
indicio de que el pensamiento del niño ha cambiado. Antes, el niño estaba satisfecho con los
movimientos que ejecutaba, pero ahora empezó a conectar dichos movimientos con el mundo que lo
rodea. Ha pasado del pensamiento kinestesico al pensamiento imaginativo. Esta etapa tiene lugar
alrededor de los 3 años y medio. Los dibujos en sí no cambiaron mucho desde los primeros garabatos.
Aunque el niño pueda ahora empezar con alguna idea sobre lo que va a hacer, también está influido por
lo que ya hizo. Así, cuando ejecuta algunos trazos en el papel, estos pueden tener alguna referencia
visual para él, lo cual, a su vez, afecta los dibujos. Antes, el niño podía ver una relación entre lo que había
dibujado y algún objeto, ahora dibuja con una intención. A pesar de que el niño de tres años y medio llegó
generalmente a la etapa de darle nombre al garabato, seguirá disfrutando del movimiento físico, y si
recibe un nuevo instrumento para dibujar pasará un tiempo considerable probándolo para ver cómo es
en todos sus aspectos. La cantidad de tiempo que el niño le dedica al dibujo ahora aumentara y los
garabatos serán mucho mas diferenciados. Algunas veces, el niño anuncia lo que va a dibujar y otras el
dibujo surge de las primeras exploraciones que realiza ejecutando trazos en el papel. A medida que
dibuja, el niño no tiene una idea preconcebida del aspecto que tendrá su dibujo cuando esté terminado.
Una línea que se ha trazado en la parte superior de la hoja puede recibir el nombre de árbol, pero puede
terminar recibiendo otro nombre antes de que el dibujo se haya terminado. Los padres o maestros no
deben impulsar al niño a que encuentre explicación a lo que dibujo. Deben tratar de inculcar confianza y
entusiasmo.
La experiencia del garabato es principalmente una actividad motriz. Al principio, la satisfacción deriva de la
experiencia de movimientos kinestesicos y después del control visual de esas líneas. Finalmente, de la relación
entre esas líneas y el mundo exterior. El color desempeña un papel muy secundario en esta etapa.
Hay una relación directa entre como ensaya el niño su garabateo y como se relaciona con el resto de su
ambiente. Sus garabatos presentan el mismo tipo de características que manifiesta el niño en otras situaciones.
Por ejemplo, los niños que tienden a ser tímidos y delicados encaran las actividades artísticas de la misma
manera.
El garabato puede considerarse como un reflejo del desarrollo físico y afectivo del niño.
Los garabatos tienen sentido simbólico para el niño de más de 3 años, aunque el adulto no pueda comprender
ese significado con solo mirarlos. Las palabras que el niño usa para describirlos tienen significados personales del
niño, distintos de los del adulto.
Las diferencias de nivel de los garabatos reflejan las transformaciones fisiológicas y psicológicas del niño. Como
promedio se puede decir que el niño empieza a garabatear a los 2 años aproximadamente y continúa haciéndolo
hasta los 4 años aproximadamente. Si existen discrepancias notables, significa que el niño está por encima o por
debajo del promedio para su edad.
Generalmente, en las primeras etapas del garabateo no es necesaria ninguna motivación, salvo la de darle los
materiales apropiados y animarlo a que siga con su actividad. Dado que el garabateo es el comienzo de la
expresión creadora, es muy importante en esta época darle independencia y hacerlo responsable a través de su
trabajo. Lo más importante en todas las etapas es la comprensión y el aliento del adulto.

4 a 7 años: La etapa preesquemática. Primeros intentos de representación.


Resumen: el arte de los niños en la etapa de las primeras representaciones se puede considerar como un reflejo
directo del niño mismo. Es que no solamente los dibujos y pinturas de un niño representan sus conceptos,
sentimientos y percepciones del ambiente, sino que también permiten que el adulto consciente y sensible tenga
los medios para comprender mejor al niño. Lo primordial en el análisis del autor es ver el arte como uno de los
componentes esenciales en el desarrollo integral del niño.
Las motivaciones artísticas para esta edad particular se concentran alrededor de las propias experiencias del niño
(sea respecto a su yo físico o a su fantasía) o de las experiencias ajenas que de alguna manera se le han
transmitido. La mayoría de los niños que comienzan a asistir a la escuela se encuentran en la etapa de los
primeros intentos de representación. El arte no solo favorece el desarrollo en terrenos vitales, sino que también
ofrece una coyuntura para que el niño investigue, invente, explore, se equivoque, tenga sentimientos de temor o
de rechazo, de amor y alegría. Por último, el niño debe tener todas estas experiencias de la vida por sí mismo,
como entidad, como individuo que puede, debe y va a pensar por cuenta propia.

Acá comienza un método diferente de dibujo: la creación consciente de la forma. Esta etapa surge directamente
de los últimos periodos de garabateo. Ahora el niño crea conscientemente ciertas formas que tienen alguna
relación con el mundo que lo rodea. Esta creación adquiere gran significado si pensamos que es el comienzo de
la comunicación grafica. Los trazos y garabatos van perdiendo cada vez más su relación con los movimientos
corporales, son ahora controlados y se refieren a objetos visuales. Cuando garabatea, el niño está entregado a
una actividad kinestesica, pero ahora está tratando de establecer una relación con lo que él intenta representar.
Esto le da una gran satisfacción.
Hacia los 4 años hace formas reconocibles, aunque resulte difícil decidirse sobre que representan. Hacia los 5
años, ya se puede observar personas, casas y arboles, y a los 6 años las figuras evolucionaron hasta construir
dibujos claramente distinguibles y con un tema.
Generalmente, el primer símbolo logrado es un hombre. La figura humana se dibuja típicamente con un circulo
por cabeza y dos líneas verticales que representan las piernas (representación renacuajo, 5 años). Se ha probado
que mostrarle dibujos de personas o hacerlos dibujar mirando a una persona no cambia la forma en que las
representa. A esta edad el niño no está tratando de copiar el objeto visual que tiene ante sí. Puede ser que en
realidad el niño esté dibujándose a sí mismo: si tratamos de dibujar lo que vemos de nosotros sin mirarnos, la
representación probablemente sería un círculo para representar la cabeza, con brazos y piernas agregados. Esto
hace suponer que el niño está dedicado al yo. La perspectiva egocéntrica en esta época es una visión de sí
mismo.
Durante esta etapa de desarrollo, el niño busca continuamente conceptos nuevos y sus símbolos representativos
también cambian constantemente: el hombre que represente hoy será distinto del que representará mañana. Lo
mismo para las casas y arboles. Pero a los 7 años habrá establecido cierto esquema. Los dibujos de niños de
primer grado se suelen identificar por la manera de dibujar un objeto una y otra vez.
En los dibujos realizados hay poca relación entre el color elegido para pintar un objeto y el objeto representado:
un hombre puede ser rojo, azul o amarillo, según como hayan impresionado los colores al niño. Esto no significa
que los colores no signifiquen nada para el niño: puede elegir su color favorito para pintar el retrato de su
madre, sobre todo si se siente afectivamente unido a ella. El uso del color en esta etapa es una experiencia
cautivante: aunque el niño no desee establecer una relación exacta de color, disfruta usándolo a su gusto.
Los dibujos del niño en esta etapa señalan un concepto de espacio muy diferente que el que tiene el adulto. A
primera vista, los objetos en el espacio tienden a estar en un orden caprichoso, pero en realidad el niño concibe
al espacio como aquello que lo rodea. Es decir, los objetos aparecerán arriba, abajo o uno junto a otro, en la
forma en que el niño los comprende. No se ve a sí mismo en el suelo, junto a los objetos que están en el suelo. El
espacio se concibe como algo que está alrededor del niño. Lo concibe como relacionado primordialmente con si
mismo y su propio cuerpo (espacio corporal). El concepto que un niño tiene de su mundo puede estar tan ligado
consigo mismo que llegue a confundir sus propios pensamientos y sentimientos con las cosas que lo rodean. Si
se cale una silla, siente que la silla se lastimó, es como si él fuera la silla. Podemos afirmar que en esta etapa el
niño esta emocionalmente cosustanciado con sus relaciones espaciales. Es evidente que la forma en que un niño
dibuja o representa el espacio está íntimamente ligada con todo su proceso mental.
La etapa preesquemática se encuentra entre el momento en que el niño entra a la guardería o el jardín de
infantes, y el momento en que comienza la educación formal en primer grado, aproximadamente.
Los niños difieren enormemente en esta edad. Cada criatura es producto de su ambiente.
El dibujo es mucho mas que un ejercicio agradable para la criatura. Es el medio gracias al cual desarrolla
relaciones y concreta muchos pensamientos vagos que pueden ser importantes para ella. El dibujo se convierte
en sí mismo en una experiencia de aprendizaje.
La manera de representar las cosas es un indicio de las experiencias que el niño tuvo con ellas.
Dado que el desarrollo de la discriminación perceptiva es muy rápido a esta edad, los dibujos cambian también
rápidamente; a los seis o siete años algunos niños dibujan muy detalladamente partes de objetos que les
interesan, aunque no siempre en proporción.
No estará en condiciones de copiar un triangulo hasta los 5 años, ni un rombo hasta los 7.
Los temas básicos ponen de relieve la toma de conciencia de las partes del cuerpo, por ejemplo “la vez que me
lastimé la rodilla”. Diversas actividades están relacionadas con el cuerpo y constituyen tópicos: fui al dentista,
estoy tomando la leche. No basta con presentar un tema, el niño necesita participar del mismo y tomar
activamente conciencia de los detalles.

7 a 9 años: la etapa esquemática. La obtención de un concepto de la forma.


RESUMEN: Hasta cierto punto, los productos de esta etapa parecen mas rigidos que los dibujos de los niños
menores. No obstante, hay que notar que el niño está estructurando su proceso mental de forma tal que está en
condiciones de comenzar a organizar y ver relaciones en el medio que lo rodea. Este no es un paso atrás. El niño
está empezando a estructurar sus dibujos de modo tal que adquiere cierta base para los cambios y la
organización. El pensamiento creador no es un pensamiento desorganizado, sino que es la capacidad para
redefinir y reorganizar de manera flexible aquellas formas y elementos que nos son familiares. El pensamiento
abstracto está basado enteramente en símbolos, y durante esta etapa podemos apreciar los primeros pasos del
niño hacia ese desarrollo.

Después de mucha experimentación, el niño llega a formarse un concepto definido del hombre y su ambiente.
Llamaremos esquema al concepto al cual llego un niño respecto de un objeto, y que repite continuamente. La
diferencia entre el uso repetido de un esquema y el empleo de estereotipos consiste en que el esquema es
flexible y presentan desviaciones y variaciones, mientras que los estereotipos son siempre iguales.
Los niños llegan a la formación de esquema en general a los 7 años. El esquema puede estar determinado por la
forma en que el niño ve algo, por el significado afectivo que le adjudica, o por sus experiencias kinestesicas.
Encontramos un esquema puro en el dibujo de un niño cuando su representación se limita exclusivamente al
objeto mismo: “esto es una casa, esto es un árbol”. Pero cuando aparecen intenciones que alteran las formas ya
no hablamos de esquema puro. Una representación esquemática pura es aquella que no revela experiencias
intencionales. Cuando el niño modifica el esquema, sabemos que ha representado algo importante para él.
El esquema representa el concepto del niño y demuestra su conocimiento activo de un objeto. También puede
referirse tanto al espacio y a las personas como a los objetos.
Esquema humano: usamos este término para describir el concepto de una figura a la cual el niño llegó después de
mucha experimentación. Cuando se va acercando a la conquista de un concepto de la forma, desarrolla
gradualmente un símbolo para representar un hombre, y lo repite continuamente mientras no tenga una
experiencia particular que le haga cambiar este concepto. El esquema de un hombre que posee un niño será
completamente diferente del de otro niño. La figura de un hombre, trazada por un niño de 7 años, debe ser un
símbolo fácilmente reconocible. El niño dibujará las diferentes partes del cuerpo según sea el conocimiento
activo que tenga del mismo. Mo solamente habrá cuerpo, cabrza, brazos y piernas, también habrá otros rasgos.
Los ojos serán diferentes de la nariz y los dos de la boca. También le hará cabeza y hasta cuello. Es el esquema
humano es algo muy individual y puede considerarse como un reflejo del desarrollo del individuo.
Esquema espacial: el principal descubrimiento durante esta etapa es la existencia de un orden en las relaciones
espaciales. Ahora el niño piensa “yo estoy sobre el suelo, el auto está sobre el suelo”. Este primer conocimiento
consciente de que el niño es parte de su ambiente se expresa por un símbolo que se llama LINEA DE BASE. De
aquí en adelante, esta conciencia, que incluye todos los objetos en una relación espacial común, se expresa
poniendo todo sobre esta importante línea de base. El niño aun no puede representar un espacio tridimensional.
El esquema es de dos dimensiones. La contraparte de la línea de base aparece en los dibujos como la línea del
cielo. Esta está trazada generalmente en la parte superior del dibujo, y el espacio entre esa línea y la de base
significa el aire para los niños.
La línea de base es el medio de representación más común para representar el espacio, pero también existen
representaciones espaciales subjetivas.
Por representaciones de espacio y tiempo significamos la inclusión en un mismo dibujo de diferentes secuencias
de tiempo o de impresiones espacialmente distintas. El niño también tiene su manera propia de señalar
acontecimientos que tuvieron lugar en diferentes momentos. Aparentemente, tienen dos razones distintas para
desarrollar estas representaciones de espacio y tiempo: uno surge de la necesidad de comunicación. A los niños
les gusta narrar cuentos y escucharlos, Esta es una razón por la cual encontramos diferentes episodios
representados por distintos cuadros en una secuencia de dibujos. Otra forma de representación espacio-tiempo
es aquella en la que se asientan en un dibujo distintas acciones que tuvieron lugar en diferentes momentos. Esto
no proviene del deseo de comunicar algo, sino de la importancia de la acción misma.
Dibujos del tipo de rayos x: este sistema es el de describir simultáneamente el interior y el exterior de un edificio
o cualquier otro ambiente cerrado. Se ve siempre que, para el niño, el interior es importante que el exterior.
Si aceptamos que el esquema es el concepto que el niño domina sobre el hombre y el ambiente, toda desviación
adquiere una importancia especial de acuerdo con su origen y su significado. Existen tres formas principales de
desviaciones en los dibujos de los niños:
1) Exageración de partes importantes
2) Desprecio o supresión de partes no importantes
3) Cambio de símbolos para partes afectivamente significativas.
Todas estas características se refieren a la forma en que los adultos observan las variaciones. Los niños no son
conscientes de ellas, más bien crean relaciones de tamaño que son reales para ellos. El origen de las desviaciones
reside en las sensaciones del yo corporal o muscular, o en el significado relativo que ciertas partes tienen para el
niño.
Respecto al color, el niño descubre naturalmente que hay una relación entre el color y el objeto. No es una
elección casual o de tipo afectivo la que determina el color que usará. Así como repite el esquema del hombre o
del espacio, también repite los mismos colores para los mismos objetos. El establecimiento de un color definido
para un objeto y su constante repetición es un reflejo del desarrollo intelectual del niño. Ha comenzado a
desarrollar la capacidad de categorizar, de agrupar cosas en clases y de hacer generalizaciones.
En esta etapa, el niño ya no representa objetos en relación consigo mismo, sino que comienza a representar
objetos en relación lógica con otros objetos. Un niño de 5 años dibujara una casa o un árbol sin ningún orden
objetivo, pero se incluye a sí mismo en su concepto, de la misma manera que incluye el árbol o la casa. La
experiencia “yo estoy en la casa” es un factor decisivo en el desarrollo psicológico del niño. Su actitud
egocéntrica cambia y esto se refleja no solo en sus dibujos sino en su desarrollo total. Cuando desarrolla el
esquema y vemos un orden definido en el espacio, el niño comienza a relacionarse con otros y se ve a sí mismo
como parte del medio. Antes del establecimiento del esquema, no es momento de juegos en cooperación. Sería
imposible para el niño comprender la posición y los sentimientos de los otros.
El esquema particular del niño es exclusivamente suyo. Podemos distinguir fácilmente los dibujos de un niño de
los de otro.
Respecto a los temas, no se necesitaría ninguno si cada niño dibujase lo que es importante para él y estuviera
libre de presiones externas. Pero la sociedad, los medios, la familia, impone y condiciona. La acción desempeña
un papel principal para estimular el uso flexible de un esquema. Comenzando por el nosotros, agregando la
acción y siguiendo con el dónde se incluyen los aspectos esenciales de la experiencia.

9 a 12 años: el comienzo del realismo. La edad de la pandilla.


RESUMEN: es claro que el arte puede contribuir al desarrollo total. Una de las grandes necesidades de los niños
durante este periodo es encontrarse a si mismos, descubrir su propio poder y desarrollar sus propias relaciones
dentro del grupo. Después viene la necesidad de descubrir su propia relación sincera con el ambiente y con los
objetos materiales que lo forman.
Durante la etapa esquemática vimos que los niños necesitan repetir el mismo símbolo una y otra vez. Luego, la
repetición va desapareciendo gradualmente y aparecen nuevas formas. El trabajar con materiales que no son
familiares al niño puede a veces tener un efecto positivo sobre los dibujos.

Un rasgo sobresaliente de esta etapa del desarrollo es que el niño descubre que es miembro de una sociedad
constituida por sus pares. Existe una conciencia creciente de que uno puede hacer mas en un grupo que solo, y
de que el grupo es más poderoso que la persona aislada. Esta edad es la de la amistad en grupo y la de grupos
iguales o pandillas.
Para el niño, esta edad puede ser el más emocionante y saludable periodo de descubrimientos, como se aprecia
en sus trabajos de creación. El esquema ya no es adecuado para representar la figura humana. Ahora el niño está
interesado en expresar características vinculadas al sexo, por ejemplo, los chicos con pantalones y las chicas con
pollera. Las líneas geométricas ya no bastan y el niño se encamina hacia otra forma de expresión, más ligada con
la naturaleza. Pero aun está lejos de una representación visual.
El niño adquiere un cierto sentido para los detalles, pero a menudo pierde el sentido de la acción. Muchas veces
se puede apreciar una mayor dureza en la representación de la figura humana en los dibujos de los niños en esta
edad. Cada parte del cuerpo tiene su significado y lo mantiene aun cuando se la separe del conjunto. Ahora que
el niño desarrolla una mayor conciencia visual, ya no emplea el recurso de la exageración, omisiones u otras
desviaciones para expresarse. La mayor toma de conciencia respecto de los detalles y el mayor interés que
experimenta por ellos pueden llevar al niño hasta a dibujar la mano izquierda distinta de la derecha. Sus dibujos
adquieren cierta dureza y formalidad.
Respecto al significado del espacio, el niño se aleja gradualmente de su dependencia respecto a lo concreto y
comienza ahora a manejar conceptos abstractos. Descubre que el espacio entre las líneas de base adquiere
significados y además descubre el PLANO.
El paso de la línea de base única al descubrimiento del plano es bastante rápido. La etapa de transición puede
apreciarse en dibujos que incluyen varias líneas de base y el espacio entre ellas está lleno.
También encontramos que la línea del cielo ya no es una línea trazada a través de la página, en la parte superior
del dibujo, sino que ahora se extiende hacia abajo y gradualmente asume el significado de horizonte.
Empezamos a observar un conocimiento consciente de la decoración. Por ejemplo, las niñas se preocupan cada
vez más de adornar sus vestidos.
Ciertos niños empiezan a esconder sus dibujos de los ojos de un adulto curioso, o harán algún comentario
despectivo sobre sus esfuerzos. Las relaciones emocionales que puede establecer con su ambiente pueden
expresarse directamente o en forma simbólica. Los tópicos que se refieren a temas religiosos, a la justicia
individual o a la expresión de amor u odio suelen atraer poderosamente a los niños. En estos casos, se pueden
encontrar sobreestimaciones o exageraciones de algunos detalles particulares dentro de una composición.
También el color puede usarse simbólicamente en estos casos, por ejemplo, pintando de verde una cara.
Uno de los rasgos sobresalientes de esta edad es que el niño descubre su inteligencia social. Se da cuenta de que
puede accionar y pensar de un modo distinto al de los adultos. Desarrolló un sentimiento de sí mismo como
miembro de un grupo y tomó mayor conciencia de los detalles de su ambiente. Sus dibujos ya no reproducen un
esquema de las personas, pues su concepto de éstas cambio. Apartarse de la representación esquemática y la
necesidad que experimenta de caracterizar objetos o figuras determinadas, o el mismo ambiente, son indicios de
su desarrollo intelectual. Los dibujos de los niños en esta etapa señalan que ellos ven las cosas a través de sus
propias experiencias, y suponen que esta “realidad” es la forma en que dichas cosas son en verdad. Pueden ser
críticos de los dibujos de los demás y hasta de los suyos si éstos no responden a su interpretación personal de la
realidad.
Una de las características notables de esta etapa es que las diferentes partes de un dibujo pueden ahora
separarse del total sin perder su significado.
Los temas elegibles se determinan en base a la relación subjetiva del ser humano con su ambiente. A medida que
el niño cambia, también lo hace su expresión.

Potrebbero piacerti anche