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PERSONA: RESPONSABILIDAD Y LIBERTAD.

Podría ser que se considere muy ambicioso pretender modelar fenómenos tan
complejos como lo es cualquier aspecto de la conducta humana en una extensión
tan breve y simple como esta.
Sin embargo, es importante tener presente que los elementos representados en un
modelo y sus fronteras, son determinados de acuerdo al objetivo del observador,
quien les elige a conveniencia en el pensamiento sistémico, a fin de no complicar
innecesariamente la búsqueda de una solución al problema que se desea abordar.
Y aunque la conducta humana sí es algo muy complejo, no es necesario poseer el
cúmulo de conocimientos que se puedan analizar de ella para intervenir en ella de
una manera que la genera más armoniosa con el individuo que la ejercita y con el
círculo social y ambiental en los que existe. Para modificarla y utilizarla a beneficio
del bien-estar, tanto del sistema -escala macro- como del metasistema en el que
este convive, del que es parte, basta con hacerla consciente, analizarla -​que no es
lo mismo que juzgarla, tanto en referencia de lo externo como de lo interno -y
adecuarla en algo que considero es mejor cuando es voluntario que mecánico, para
ser así el “correcto orden de influencia en la experiencia de la vida”, de lo contrario ,
la influencia será de lo externo a lo interno, y más que libre, el humano así se suele
describir siempre como víctima de las circunstancias.
Como consecuencia de las elecciones que acontecieron hace poco tiempo en
Mèxico es que surge esta reflexión: el votar y ser buen ciudadano importa, pero ni el
mejor presidente -o el peor- será responsable de la (in) capacidad de ser feliz de los
individuos de la sociedad que representa, si no son estos mismos quienes saben ver
su potencia.

II

Spinoza expone el concepto de libertad al que me adhiero, que cabe enfatizar, es


tan eficaz en forma introductoria al modelo, como pretendido en la conclusión que
derive de él, interés específicamente enfocado a la “consciencia de ser” en el dìa a
dia, minuto a minuto , cada vez más presente a la observación de su fuente -el
individuo-. En acción y no solo en indiferente observación -expresar entendimiento
no lo implica, aunque lo aparente, ya que el verdadero conocer y entender resultan
en una dinámica voluntariamente activa-.

Spinoza conceptualizó así a la libertad:

“Se llama libre a aquella cosa que existe en virtud de la sola necesidad de su
naturaleza y es determinada por sì sola a obrar; y necesaria, o mejor compelida, a la
que es determinada por otra cosa a existir y operar, de cierta y determinada
manera”-Baruch s. (1677). Ethica ordine geometrico demostrata.-

Pretendo generar aquí el reconocimiento de la propia libertad y responsabilidad para


generar una respuesta activa -actuando de acuerdo a lo conocido- y de mejora a la
problemática de la ​aparente incapacidad de la experiencia vital en un estado de
permanente bienestar.
Me resulta importante aclarar que el bienestar permanente es una cuestión basada
en equilibrio, paz, templanza y no un éxtasis crónico y evidentemente irreal y
desmesurado, pues todo sistema tiene una dinámica que responde a ciertos
principios generales, tales como la simetría -equilibrio es lo que pretende una
auto-organización presente en todo sistema- y la impermanencia en un estado
-nada es para siempre, todo cambiará, es la buena o la mala noticia que los
budistas transmiten-, lo que implica, en resumen y expresado de manera coloquial
que “de la altura que sea la subida será la profundidad de la bajada”, idea que
Schopenhauer desarrolla de manera muy concreta y clara en su obra de
Eudemonologìa -el arte de ser feliz-.

El bienestar es un estado mental, y un estado mental depende de que quien le


materializa le decida -quizá con la excepción de algunas anormalidades fisiológicas
y/o bioquímicas en el organismo que requieren atención médica para acceder a un
balance -.
El pensamiento sistémico aquí es crucial para la asimilación correcta y responsable
del presente texto, pues el pensamiento reduccionista se limita a una dinámica lineal
en la que la retroalimentación no existe, y es en ella en la que surgen las causas
como consecuencias y las consecuencias como causas del círculo causal como tal
que nos involucra, mismo que de no ser observado deriva en el desconocimiento de
que lo que vivimos en presente es el resultado de lo que decidimos en el pasado, y
si esta retroalimentación se desconoce, el humano se vuelve imprudente e
irresponsable, y reclama a la existencia la ausencia de libertad que es producto de
su ilusión cortoplacista que impide ver que la solución -acción- de hoy será
probablemente, en una dinámica constante como la que caracteriza a toda
organización viva, la problemática de mañana -la situación generada del cúmulo de
los elementos en relación y dentro del (meta) sistema al que pertenecen-, y así -sólo
así- es que alguien puede evitar caer en el error de creer que una crisis es generada
de casualidad y sin causalidad; en un sistema todo cambio implica una crisis, por
tanto el prudente lo hace gradual y no de manera extrema e impulsiva, pues, como
bien expresa Perelman, “es el cambio y no lo estático lo que requiere justificaciòn”, y
claro, pues a los elementos del sistema no les agrada que rompan el estado ya
logrado de auto-organización, aunque no sea el mejor estado al que se pueda
acceder.

Los elementos estarían asì organizados:

1. Sistema-macro-: individuo humano


2. Elementos -micro-
2.1-dimensiòn fìsica, orgànica
2.2-dimensiòn mental/espiritual
2.2.1- Racional
2.2.2-Sentimental
Niveles meso: actitud, decisiones, proposiciones, influencia

3.-Meta-sistema: sociedad
Las ligas o interacciones, representan la valencia de la retroalimentación, donde una
idea que me promueve se simboliza con (+) y una que se inhibe con (-) , y pueden
ser realizadas de forma verbal o no verbal.

Aquí los niveles meso tienen una complejidad e importancia muy particular: puede
variar en la dinámica de acuerdo a los hábitos de pensamiento del individuo en
particular, ya que aunque las escalas macro, micro y meta, también son causas y
resultados, es es en los niveles meso donde el individuo puede observar e influir de
manera más directa en el tipo de retroalimentación -positiva o negativa-, e incluso a
veces en la intensidad de la misma dentro de una dinámica que no cesa de fluir;
para unos hasta la muerte del organismo -individuo-, y románticamente, sigue en
flujo hasta que el recuerdo del organismo - a veces muy distante del tiempo de su
muerte como tal- deje de ser recordado, independientemente del reconocimiento de
la “autorìa de la idea” del sujeto que la propagó.

Importante es observar en el esquema que hay una dialéctica entre todas las
escalas y dimensiones de retroalimentación positiva en ambos sentidos cuando de
ideas y nociones hablamos. La importancia de los niveles meso en sus múltiples
manifestaciones -enunciados, actitudes, decisiones- es que es el punto donde se
puede ejercitar una acción donde voluntariamente la retroalimentación cambie de
valencia positiva a negativa, para transformarse posteriormente en valencia positiva
nuevamente aunque sea ahora ya portadora de una idea a veces totalmente
opuesta a la que fue en el primer ciclo completo de la transmisión de la información.
Y si son elementos como tal y no interacciones, los aquí niveles meso, es debido a
son entes resultantes del microsistema interactuando para el macro, y no
simplemente interacciones lineales de un fluir, o sea, “a que son per se”.
Finalmente el por qué mil enfoque es el tal en su nivel macro, resulta de que es el
individuo el átomo del que, en conjunto, pero como estructura básica, el que
implica la posibilidad de existir de todos los otros niveles y escalas con que se le
pueda relacionar, o sea, que sin individuos no hay sociedad.

De forma directa quiero concluir que es muy negligente dejar la vida a la suerte, es
un actuar mecánico a merced de los estímulos externos, porque es demasiado
improbable sean en su mayoría estables e ideales. El resultado de una postura
negligente será un individuo frustrado que pretende controlar lo incontrolable. En
cambio, comprender la libertad y la responsabilidad que de ella deriva -lo que no
agrada de lo externo tiene siempre causa interna, en el sentido en que esto se
desee interpretar, aunque lo digo de manera muy literal-, implica dejar de juzgar
como “bueno” o “malo”, al actuar del prójimo y al propio, y concentrarse en una
mejoría personal -donde hay derecho y posibilidad de actuar-, donde
inevitablemente cada cambio irradiará, de forma consciente o no, a su nivel
interpersonal. Todo depende de la interpretación que se realice, y mientras màs
consciente sea ésta, mejor será el resultado, a veces premeditado, prealimentado...

Las “fuerzas” que mueven a los seres humanos como seres humanos y no
simplemente como cuerpos humanos… son “materia significativa”. Son ideas,
pensamientos y motivos internos. -J​ ack Douglas (1970b, pág. ix)-
En el siguiente modelo, salvo en la que fluye a partir de meso, todas las líneas
implican una retroalimentación positiva de la idea que está fluyendo.

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