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Cambiar de
Trabajo sin
Cometer Errores
Índice
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Fuente imagen: FLICKR/ Highways Agency
Cambiar de empleo es una decisión en la que se deben sopesar muchos factores. Cuando a pesar de ocupar un
puesto de trabajo relativamente estable y cómodo sientes que no es tu lugar, tomar la determinación de
marcharte es complicado. Son muchas las dudas que te surgen. Y muchos los miedos que te invaden.
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amistosa, con la cabeza alta y la puerta abierta, por si algún día tuvieras que volver o necesitarás alguna
referencia o recomendación.
Has de ser paciente y tenaz. Encontrar trabajo hoy día no es tarea fácil. Ten en cuenta que en determinados
sectores laborales, las ofertas de empleo han disminuido considerablemente debido a la crisis, a los recortes, los
ERE y las reestructuraciones. Por otro lado, está la alta tasa de desempleo, especialmente juvenil, que pueden
suponer una dura competencia a la hora de acceder a una candidatura.
Claves de éxito
La clave del éxito se encuentra en poner en marcha un plan en el que movilices todos tus recursos y los
enfoques a un solo fin; encontrar un empleo mejor que el que tienes actualmente. Para elaborar esta estrategia
tendrás que pensar muy bien en lo siguiente:
● Reflexionar sobre lo que quieres, definir bien tus propósitos, en qué tipo de empresa quieres trabajar,
qué funciones deseas realizar, cuanto te gustaría cobrar.
● Averiguar cuales son tus puntos débiles y tus carencias. Si consideras que necesitas formarte, no lo
dejes. Podrías perder tu oportunidad por no estar preparado a tiempo. Se trata de destacar sobre el resto.
● Dedicarle tiempo a la búsqueda de empleo. Tendrás que revisar las ofertas de empleo, enviar tu CV,
realizar cartas de presentación, investigar a las empresas para las que te presentas como candidato y un
montón de tareas más que llevan bastante tiempo. No en vano, buscar trabajo es ya de por sí un trabajo.
Debes crear una rutina. Tómatelo como una obligación si quieres que tu búsqueda tenga resultados
positivos.
● Utilizar todos tus contactos y todas las herramientas que están a tu disposición, desde los portales de
empleo a la autocandidatura.
● Preparar a fondo cada una de tus entrevistas. En menos de veinte minutos tendrás que demostrarle a tu
entrevistador que eres el candidato ideal.
● Prepararte para cometer errores. No tengas miedo a fracasar. Equivocarse es de sabios y de los errores
se aprende. Quédate con lo positivo de la experiencia y no tengas miedo a volver hacia atrás.
● Pensar en todas las opciones. No descartes nunca la posibilidad de emprender. Puede que sea tu mejor
opción.
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Fuente imagen: Flickr/Vic
Habitualmente hablar de cambio de empleo implica un acto voluntario. Todos a lo largo de nuestra vida laboral
hemos pensado alguna vez en dejar nuestro empleo por los más variados motivos, desde el deseo de un mejor
salario a la búsqueda de nuevos retos o lo contrario, un empleo más cómodo y con menos responsabilidades que
sea más fácil de conciliar con la vida personal. Sin embargo, parece que nunca es buen momento para cambiar
de trabajo, especialmente desde que comenzó la crisis.
Especialmente durante estos últimos años, el cambio del empleo suele producirse por obligación, por haber sido
despedido del anterior trabajo. Las razones pueden ser diversas y no siempre vinculadas al desempeño
profesional, por ejemplo una reestructuración de la plantilla, o el cierre definitivo de la empresa.
Si a la alta tasa de desempleo existente le sumamos el descenso en las ofertas de empleo (es decir, más oferta
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Por otro lado, cambiar de trabajo debe ser una decisión bien meditada y no fruto de un arrebato. Algunas de las
razones que pueden motivarte a buscar otro empleo son:
● Has visto vulnerados tus derechos laborales: la empresa incumple las condiciones pactadas sobre
salario, horario, periodos de vacaciones, etc.
● No tienes expectativas profesionales: buscas nuevos retos y piensas que no vas a poder seguir
progresando, que no vas a aprender nada más. Quieres conseguir un ascenso, un puesto de mayor
responsabilidad, pero nunca llega.
● Estás desmotivado: la rutina suele ser una de las principales causas que provocan desmotivación.
Acudir cada día a tu puesto de trabajo y realizar siempre las mismas tareas puede generar una pérdida
de interés.
● Te sientes poco valorado: otro motivo por el que puede que te plantees dejar tu puesto de trabajo es
porque sientes que en la empresa nadie valora la labor que desarrollas.
● Trabajas en un ambiente conflictivo: el ambiente de la empresa no es bueno debido a que hay
conflictos continuos, discusiones, falta de comunicación, de compañerismo, existe una mala relación
con los superiores, etc.
● No eres capaz de conciliar tu vida laboral con la familiar o personal: en ocasiones las necesidades
cambian y se buscan unas condiciones laborales que permitan atender el trabajo sin desatender a la
familia o al resto de los ámbitos de nuestra vida. Se trata de trabajar para vivir, no de vivir para trabajar.
En ocasiones un horario más flexible, la posibilidad de trabajar desde casa o disponer de más tiempo son
razones que pueden motivarte para cambiar de empleo.
● Tienes problemas de salud: muchas veces es el cuerpo el que te pide un cambio. El estrés laboral es
muy frecuente y en ocasiones sus síntomas pueden llegar afectar tu salud tanto física como
psíquicamente.
● Tus ingresos son insuficientes: cada vez que llega fin de mes, ves que tu sueldo es insuficiente para
el nivel de vida que te has propuesto llevar, o bien piensas que mereces ganar más dado las labores que
desempeñas. A pesar de ello en tu empresa no consigues ni un aumento de sueldo ni otros incentivos
(dietas, transportes, etc.).
● No estás de acuerdo con la política de la empresa: puede que el problema sea que discrepas con la
política de la empresa o su filosofía.
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La lógica dice que tu mejor momento será aquel en el que tienes claro que el cambio será positivo. Pero, ¿cómo
puedes detectar que ese momento ha llegado?
Si de verdad has hecho todo lo posible por mejorar tu situación actual pero no lo has conseguido y tu frustración
es tal que afecta a tu salud, es un claro indicio de que a nivel personal estás preparado para planificar tu salida.
Ahora lo que tendrás que pensar es si el contexto te acompaña o será mejor tener un poco de paciencia para
preparar tus movimientos inteligentemente. Piensa en recortar algunos gastos superfluos y ahorrar algo de dinero
extra por si tus planes no salen tan bien como esperabas y necesitas recurrir a él. Cambiar de trabajo no es
decisión de un día, de modo que durante el tiempo que lo estás pensando, ahorra todo lo que puedas por si
acaso.
Además, observa tu entorno y analiza tu situación. ¿Tu sector es de los que ha sufrido con la crisis o se
mantiene estable? Mira las cifras que normalmente publican las fuentes oficiales. ¿Cuál es la demanda real de tu
profesión en el mercado? Mira las ofertas de empleo que existen, el número de candidaturas que reciben (a
través de los portales de empleo es muy fácil obtener esta información) y valora tus posibilidades. Obviamente,
si la demanda es pequeña y el número de candidaturas alto, tus posibilidades de ser elegido por otra empresa
son más escasas, ya que aumenta tu competencia. Tenlo en cuenta para calcular cuánto tiempo tardarás en
conseguir un nuevo trabajo y estar preparado para afrontar esta espera.
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Fuente imagen: Flickr/Kate Ter Haar
¿Ya no soportas más tu trabajo y fantaseas con la posibilidad de hacer otras cosas? Soñar es un ejercicio muy
sano, pero es mejor no despegar los pies de la tierra. A ver, piensa. Si lo dejas, ¿vas a poder sobrevivir hasta
que encuentres otro trabajo? ¿cuánto tiempo crees que pasará? Al final de mes, la hipoteca, el recibo de la luz y
la letra del coche seguirán llegando.
Permítete imaginar el mejor futuro, pero antes de tomar una decisión precipitada, piensa también qué pasaría si
todo saliera mal. Eso te dará perspectiva y te permitirá afrontar el porvenir con más seguridad; porque habrás
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valorado todas las opciones y te habrás preparado para todos los posibles futuros.
1. Escribe una lista con los principales motivos por los que seas marcharte. Analiza si existen posibilidades de
mejorar tu situación lo suficiente como para no tomar una determinación tan drástica como buscar otro trabajo.
2. Analiza tus cualidades y capacidades: se honesto contigo mismo y descubre qué te hace mejor que los
demás, en qué debes mejorar, si necesitas reciclarte profesionalmente, con qué experiencia cuentas, etc.
4. Investiga el mercado laboral. No es necesario que realices una investigación a fondo. Averigua si existen
ofertas de empleo, qué requisitos piden y qué condiciones de trabajo ofrecen. Así podrás tener una perspectiva
global sobre el puesto al que deseas optar, descubrirás si necesitas formarte y valorarás mejor tus posibilidades
de encontrar un nuevo empleo.
5. Examina tus finanzas. Es importante que revises tus ahorros y lleves un control de tus gastos. De esta forma
sabrás de dónde puedes recortar si fuera necesario y cuáles son tus gastos mínimos para estar bien.
6. Realiza una lista con los pros y los contras de cambiar de trabajo. Medita qué puedes ganar y perder con el
cambio. Ten en cuenta todos los factores y reflexiona bien sobre cuáles son importantes para ti. ¿Podrías perder
estatus social? Solo es un inconveniente si eres de los que necesita sentirse socialmente respaldado mediante el
reconocimiento de los otros. ¿Tienes el riesgo de disminuir tu poder adquisitivo? Es un problema que desaparece
si tu nivel de vida se puede rebajar, prescindiendo de extras que te aportan menos felicidad que la que
conseguirás con el cambio.
Llegados a este momento deberías estar en condiciones de tomar una decisión. Tienes dos opciones; o te
quedas o te vas.
Si finalmente decides quedarte, siempre puedes intentar cambiar lo que no te gusta. Ya has analizado los
motivos por los que querías marcharte y puede que hayas encontrado posibles soluciones. Es hora de ponerlas
en práctica.
Por el contrario, en caso de que tengas claro que deseas marcharte, debes pensar en tu futuro y decidir tus
próximos pasos:
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Empezar de cero
Como todo cambio, tendrá cosas buenas y cosas malas, en las que quizá no habías pensado. Adaptarte a tu
nueva realidad (nueva empresa, nuevas tareas, nuevos compañeros) será más fácil si aceptas el cambio desde
el primer momento y aprovechas lo bueno que te ofrece.
Buscar apoyos
Pídele consejo a algún familiar o a un amigo. En ocasiones otros puntos de vista nos ayudan a aclarar nuestras
ideas.
Además, las posibles consecuencias de esta decisión, es conveniente contar con el apoyo de la familia, con su
aceptación y colaboración, no olvides que esta decisión también puede repercutir en ellos.
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Fuente imagen: Flickr/Zeevveez
Tienes claro que marcharte de tu actual empresa, es la única manera de reconducir tu vida. Sin embargo temes
lo peor. ¿Qué pasará si no encuentras un empleo? ¿Y si dejas tu puesto estable y a los tres meses te echan a la
calle? ¿Cómo vas a dejar tu trabajo con la crisis actual? ¿Quién te va a contratar a tu edad?
Al final lo que ocurre es que, aunque tu impulso y tu deseo están claros, parece que nunca es buen momento
para dar el paso. Cualquier razón es buena y más con los tiempos actuales. La situación económica, el descenso
del número de ofertas de empleo, la alta tasa de desempleo, las ofertas cada vez más especializadas, el número
de competidores al que te tendrás que enfrentar en una selección…
En general, las personas se pueden clasificar en dos categorías:
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A estos dos tipos de personas les diferencia una emoción: el miedo.
El miedo es una sensación necesaria para el ser humano, ya que previene de los peligros. Pero existe un miedo
irracional que paraliza, que no deja actuar. Es el principal motivo por el que la gente no se atreve a tomar una
decisión, a dar el siguiente paso.
Cuando te pones tantos pretextos, pregúntate ¿A qué le tienes miedo?
El miedo encuentra su germen en diversas causas:
● Lo desconocido. ¿Y si el nuevo trabajo no es cómo esperaba? Salir de la comodidad de la rutina,
enfrentarte a nuevas situaciones, no saber qué pasará después. La incertidumbre provoca angustia e
impide avanzar.
● El fracaso es otro de los motivos por el que se tiene miedo. No cumplir con las propias expectativas o
con las de los demás. El miedo a no conseguir el éxito deseado provoca una frustración de la que es
muy difícil reponerse. Por eso, muchas personas se dan por vencidas antes incluso de actuar.
● El éxito. Muchas personas temen ver cumplidos sus deseos por las responsabilidades y obligaciones
que conlleva. También saben que se enfrentarán tarde o temprano a la pregunta ¿qué pasará cuando ya
haya conseguido lo que quiero? El vacío que conlleva cumplir los deseos, si no son reemplazados por
otros nuevos a tiempo, puede llevarte a pensar que lo que has conseguido no es realmente lo que
querías, porque tu sensación de insatisfacción es permanente. Gestionar este tipo de sentimientos
también es muy complejo, por lo que muchos optan por acercarse a sus sueños pero sin terminar nunca
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de darlo todo por ellos.
● Posibles perdidas. En otras ocasiones los miedos vienen por lo que se deja atrás, por las posibles
pérdidas, reales o no. Abandonar un trabajo estable, unos ingresos, una seguridad que garantiza un nivel
de vida… ¿podrás con ello?
En lo relacionado con el mundo laboral, un factor constantemente asociado al miedo es la edad. A los jóvenes
no les asusta tanto cambiar de empleo y buscar nuevas oportunidades. Tienen tiempo para rectificar si se
equivocan. Por el contrario, a partir de determinada edad, la realidad se ve de otra manera.
Con el paso de los años se van asumiendo cada vez más obligaciones y el carácter se vuelve más conservador.
La hipoteca, recibos mensuales, hijos a los que mantener… todo suma. Por otro lado está la dificultad para
encontrar un empleo a partir de los 45 años. Sin embargo estas razones no pueden justificarte para permanecer
en un puesto laboral que no te aporta nada, en el que no eres feliz.
Es posible ser mayor de 45 años y optar por un empleo mejor. Has de ser realista y valorar tus cualidades, tus
capacidades. A tu favor juegan factores como tu mayor experiencia, tus conocimientos o tus destrezas y
habilidades.
Es hora de analizar tus miedos y ser realistas. No puedes ver el cambio siempre como algo negativo. Hay que
vivirlo como algo positivo. Vas a vivir una nueva experiencia, que te va a enriquecer, de la que vas a aprender.
No tengas miedo a equivocarte. Recuerda que de los errores también se aprende.
Las personas que dedican sus energías a cumplir sus deseos, que cambian de empleo buscando nuevas
experiencias y aprendizajes, son personas que se enfrentan a sus miedos, que no temen demostrar lo que valen
ni equivocarse. Recuerda que si no te arriesgas nunca ganarás.
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5. Planifica el cambio
Fuente imagen: Flickr/Eduardo
En primer lugar, no te precipites. Aunque la decisión esté tomada, hay que planificar el cambio. No anuncies aún
tu renuncia. Lo más recomendable es que antes de dimitir hayas encontrado un nuevo empleo. Nunca sabes
cuánto tiempo puede pasar hasta que encuentres tu próxima ocupación.
1. Concreta tus objetivos: anota en un papel cuáles son tus prioridades. En qué puesto te gustaría
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obligaciones laborales. Primero por una cuestión de profesionalidad y segundo por motivos personales.
Piensa que aún no te has ido, que puede que tardes en encontrar un nuevo empleo. Además, puede que
necesites una carta de recomendación o referencias.
12. Mantén tu agenda al día: si no tienes una agenda, es el momento de crearla. Puede que te parezca
innecesario, pero la organización es fundamental. Lleva un registro en el que anotes las empresas a las
que has enviado tu currículum, cómo las has contactado, cuándo se lo has enviado, si has recibido
noticias de la empresa, cuándo y qué persona te ha realizado la entrevista… Te ayudará a conocer tu
situación y a hacer seguimiento de tus candidaturas.
Establecer una estrategia minimiza los riesgos, pero no es sinónimo de éxito. Si no te llaman para realizar
entrevistas, o si tras las entrevistas no te vuelven a llamar, analiza todos los pasos. Puede que estés fallando en
alguno y tengas que replantearlo.
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Fuente imagen: Flickr/Victor1558
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Fuente imagen: Flickr/The Italian Voice
Tu vida en un minuto
Los seleccionadores de personal de las grandes empresas reciben docenas de currículos cada semana. Esto
significa que el tuyo tiene que destacar entre los demás, porque no le dedicarán más de un minuto. ¿Cómo
enamorarías a una persona en un minuto? ¿Y si además no la tienes delante? Esa es la función que tiene que
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cumplir tu currículum en el ámbito profesional.
Comprueba en primer lugar que en él aparecen todos los datos importantes, actualizados y presentados de
manera atractiva y acorde a los nuevos tiempos.
● Datos personales: revisa tus datos personales y piensa en los mínimos imprescindibles. La dirección
física ya no hace falta, con la ciudad es suficiente. Sin embargo, la dirección de correo electrónico y el
teléfono siguen siendo imprescindibles. Ahora se deben acompañar, además, de tus perfiles en redes
sociales, especialmente el de LinkedIn. Página web, blog o cuenta de Twitter serán importantes para que
si tu seleccionador quiere saber más de ti te encuentre rápidamente.
● Experiencia laboral: plasma tus experiencias relacionadas con el puesto. Describe algunas de las
funciones que realizaste y resalta los logros y éxitos obtenidos. Será uno de los factores que mejor te
destaquen del resto.
● Formación: puede que en los últimos años hayas finalizado algún estudio universitario, de postgrado o
master relacionado con el puesto. Añádelo al apartado formación, junto a los seminarios, conferencias y
otros eventos en los que hayas asistido. El apartado formación siempre debe colocarse tras la
experiencia laboral, pues a tu seleccionador no le interesa tanto cuánto sabes, sino de qué manera lo
aplicas y qué logros consigues con ello.
● Idiomas: es un requisito cada vez más valorado y puede suponer la diferencia entre conseguir o no un
puesto. Señala los conocimientos y el nivel que posees. Si dominas un determinado idioma y en la oferta
de empleo indican que es un requisito imprescindible o que se valorará, destácalo sobre el resto. Puedes
adaptar tu currículum al idioma exigido.
● Conocimientos de informática: en determinados sectores es imprescindible el dominio de determinadas
herramientas informáticas. Detalla las que conoces y tu nivel de dominio. Si has realizado cursos de
formación, señálalo también.
● Otros datos de interés: medita sobre qué otros datos pueden destacarte del resto de solicitantes. Puede
que sea interesante destacar si has estado estudiando o viviendo en el extranjero, algunos de tus
hobbies, aficiones o si has hecho trabajos como voluntario, siempre que tenga interés o relación con el
puesto al que te presentas.
Antes de enviar tu currículum, comprueba que está adaptado a la oferta. Te conviene realizar varias versiones,
una por cada perfil profesional al que quieras optar. Si dispones de varios currículum tipo, luego te será más fácil
modificarlos y adaptarlos a la oferta.
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Busca información sobre la empresa, su filosofía y qué tipo de perfil buscan. De esta forma puedes hacerte una
idea acerca de qué aspectos debes plasmar o qué cualidades tienes que enfatizar.
● Ha de ser claro, breve y conciso. Su extensión no debe superar las dos páginas, de modo que no dudes
en eliminar todo lo que no sea relevante para el puesto.
● Utiliza un lenguaje sencillo pero profesional. Evita los extremos, que no sea coloquial ni demasiado
técnico.
● Cuida la apariencia de tu currículum. Dice mucho de ti. Dedícale un tiempo a su presentación y
estructúralo con claridad. Debe invitar a ser leído, por lo que deja espacios y márgenes. Evita que esté
muy recargado.
● No pongas como encabezado “Currículum Vitae”. Sustitúyelo por tus datos personales.
● Evita poner información que no tenga interés o que te pueda perjudicar, como expectativas económicas,
ideologías políticas o experiencias negativas en anteriores puestos.
● Elige adecuadamente la foto que vas a poner. Puedes escanear una foto tipo carnet o hacerte una foto
de cara con tu cámara digital. En este caso, colócate sobre un fondo claro, sin dibujos, ni muebles
detrás. Piensa que es la primera imagen que tu seleccionador tendrá de ti.
● Dependiendo del puesto por el que optes, la creatividad puede ser un factor que juegue a tu favor.
● Revisa un par de veces tu currículum y pide otras opiniones. Cuida que no haya errores gramaticales ni
faltas de ortografía.
● Por último, no mientas. Se trata de venderse bien, pero sin inventar. Céntrate en resaltar tus aspectos
positivos, pero sin caer en la exageración.
La carta de presentación
Acompaña tu currículum con una carta de presentación, en la que expreses tu motivación de manera breve e
indiques los motivos por los que quieres trabajar en esa empresa en concreto. Destaca las razones por las que
deberían seleccionarte, tus logros y tus capacidades.
El currículum interactivo
¿Has oído hablar de los currículos interactivos? Los nuevos tiempos demandan nuevas formas de venderse, de
destacar sobre los demás. Las nuevas tecnologías han favorecido la creación de nuevas modalidades de
currículum. Frente a los clásicos currículos en papel se presentan otras tendencias más creativas, visuales,
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directas e interactivas. Algunas de estas nuevas tendencias son:
● Los video currículum: se trata de vídeos en los que las personas narran su experiencia utilizando
técnicas muy diversas.
● Presentaciones: existen diversos programas que permiten editar y adaptar tu currículum como si fuera
una presentación interactiva.
● Webs y blogs: otra opción cada vez más utilizada es crearte tu propia web o blog para darte a conocer y
ofrecer tus servicios.
● Redes sociales: en la actualidad existen varias redes sociales profesionales. Tu papel en ellas es muy
importante.
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Fuente imagen: Flickr/Trishhhh
Desde que empezó la crisis económica parece que encontrar empleo es como buscar una aguja en un pajar. El
número de ofertas ha ido descendiendo paulatinamente, especialmente en determinados sectores y perfiles. En
ellos, el número de candidatos a cada puesto se ha multiplicado. Sin embargo, en otros la demanda se mantiene
o incluso muestra cierto crecimiento y la competencia no es tanta. Si el puesto que buscas se encuentra dentro
de estos últimos, tus posibilidades aumentan. Si por el contrario pertenece al primer grupo, no te desesperes.
Los tiempos han cambiado y con ellos las formas de encontrar trabajo. Es importante conocer los recursos
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disponibles y saber utilizarlos para que las oportunidades de éxito sean mayores. Hay que adaptarse a los
cambios y mantenerse actualizado continuamente.
En la actualidad, dispones de diferentes herramientas que te permiten encontrar trabajo sin la necesidad de salir
de casa. A pesar de ello no elimines por completo la opción tradicional de presentarte en la empresa con el
currículum en mano, pues sigue funcionando. Se trata de ampliar las posibilidades:
● Prensa: las ofertas de empleo en prensa cada vez son menores, pero aún hay empresas que utilizan
este medio.
● Servicios públicos de empleo: aunque poco utilizados, siguen siendo otro recurso interesante,
especialmente para sectores más tradicionales donde la penetración de internet no es tan grande.
● Empresas de Trabajo Temporal: otra medio para encontrar trabajo es acudir a una empresa de trabajo
temporal. Éstas disponen de ofertas de empleo variadas, pero sobre todo de aquellos perfiles con menor
cualificación.
● Portales de búsqueda de empleo: actualmente son los más utilizados tanto por las empresas como por
los trabajadores. Existen una gran diversidad de portales, como Infojobs, Monster, Trabajos. com,
Laboris o Infoempleo. El funcionamiento de estos portales es muy similar. Hay que darse de alta en ellos
e introducir tu currículum. Después te permite buscar las ofertas de empleo por sectores, lugares o
palabras clave y enviar tu currículum a aquellas ofertas que te interesen.
● Contactos personales: muchas de las ofertas de empleo no llegan a publicarse. Se cubren por medio de
contactos, de el boca a boca. De ahí que sea fundamental disponer de una amplia red de contactos. Hoy
día las redes sociales facilitan la comunicación entre personas a pesar de la distancia. Aprovecha estos
avances para mantener activos tus contactos. Tus excompañeros de estudio, de trabajo, amigos y
familiares pueden ser la clave para encontrar tu próximo empleo.
● Autocandidatura: Si te interesa trabajar en un determinado puesto o para una compañía concreta, no
esperes más, ofréceles tus servicios. Puede que ahora no tengan vacantes que cubrir, pero en un futuro
nunca se sabe. Envíales tu currículum por correo electrónico, a través de la página web de la compañía o
entrégalo en mano si tienes la posibilidad.
● Redes sociales especializadas: las redes sociales cada vez cobran mas fuerza, especialmente
aquellas especializadas como LinkedIn. Son una buena herramienta para mantenerte activo, informado y
poder darte a conocer a aquellas empresas que te interesan.
Recuerda llevar al día tu agenda y anotar en ella las ofertas de empleo a las que has respondido. Apunta el
nombre de la empresa, el puesto que ofrece, el sitio donde has visto publicada la oferta, si alguien te lo ha
comentado o si es una autocandidatura. Registra la fecha en la que has enviado tu currículum. No te olvides de
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redactar una carta de presentación. Señala si la empresa se pone en contacto contigo y si tienes una entrevista
de trabajo. Todos los datos son importantes. De esta forma llevarás un control de tus movimientos y evitarás
confusiones.
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Fuente imagen: Flickr/Vancouver Film School
La suerte es un factor importante a la hora de encontrar un nuevo empleo. Estar en el lugar adecuado en el
momento adecuado. Pronunciar las palabras precisas, aquellas que consiguen despertar el interés del
seleccionador.
El componente de azar, la parte que no controlas, es grande. Sin embargo, cuanto más estudiada sea tu
estrategia, mayor control tendrás sobre tu futuro y menor espacio le dejarás a la actuación caprichosa del
destino. Revisa todo lo que haces, de qué manera y con qué frecuencia. Perfecciona tus movimientos, hazlo
cada vez mejor.
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Como todo en esta vida, la experiencia se gana con la práctica. Cuanto más tiempo pases buscando trabajo,
mejor lo harás. De esta forma, no desesperes si al principio tus resultados son poco prometedores, irán
mejorando con un poco de insistencia y teniendo en cuenta algunas claves.
● Disciplina: ¿cuánto tiempo le dedicas a la búsqueda de empleo? Buscar un trabajo requiere disciplina.
No puedes dedicarle hoy tres horas y después estar dos semanas sin hacer nada. Las ofertas se
publican cada día y cuanto antes te enteres y te apuntes, más oportunidades tendrás. Es conveniente
que todos los días le dediques un tiempo. Si no puede ser, intenta destinarle unas horas a la semana. Si
no estás pendiente, puedes perder la oportunidad que deseabas.
● Probabilidad: repasa tu agenda. ¿Cuántos currículos has enviado en todo este tiempo? Cuantos más
lleguen a su lugar de destino, más probabilidades tienes de que te llamen No se trata realizar envíos
masivos e indiscriminados, aunque al final la estadística juega su papel; más intentos, más
oportunidades de dar en la diana..
● Enfoque: revisa tu currículum. Puede que el fallo se encuentre ahí. Examínalo detenidamente.
Comprueba si está adaptado a las ofertas a las que presentas tu candidatura. Si estás sobrecualificado
o te falta formación o experiencia. Puede que busquen a alguien con un buen dominio de inglés y tú no lo
tengas. ¿A qué esperas para formarte? Si por el contrario estás sobrecualificado, lo que en ocasiones
puede suponer una barrera, puedes adaptar tu currículum y excluir cierta información. Tu objetivo, en
este momento, debe ser que te concedan una entrevista.
● Recursos: ¿a través de qué medios estás buscando trabajo?. Si sólo utilizas un canal (por ejemplo, los
portales de empleo en internet), tus posibilidades de éxito se verán mermadas. Has de utilizar todos los
instrumentos que estén a tu alcance. Puede que no dispongas de internet o de ordenador pero puedes
pedirle a algún amigo que te deje conectarte un rato o acudir a la biblioteca para mirar las ofertas
publicadas. Quizá eres demasiado tímido como para llamar por teléfono y presentarte en persona en las
empresas. Trabájalo, no valen excusas. Recuerda que el boca a boca también es muy importante, no
descuides tus contactos.
● Perseverancia: quizá la clave más importante y la frase a la que tienes que recurrir en tus momentos de
desánimo: no te des por vencido. Se optimista y continúa con tu estrategia para cambiar de empleo.
Seguro que tu esfuerzo se verá recompensado.
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Fuente imagen: Flickr /Alan Cleaver
Llega la primera llamada de una empresa a la que has enviado tu currículum. ¡Tienes una entrevista!
Es un momento decisivo, no permitas que cunda el pánico. En menos de quince minutos has de demostrar que
eres el candidato idóneo para ese puesto de trabajo. No puedes dejar al azar esta oportunidad. Si quieres tener
éxito en la entrevista deberás prepararla a conciencia.
Conocer la empresa
Busca información sobre la empresa y selecciona aquellos datos que puedan serte útiles en la entrevista. Una
pregunta habitual en el proceso de selección es por qué deseas trabajar para una compañía en concreto. Si no
has estudiado la empresa tu respuesta será imprecisa. En cambio, si te has molestado en recabar información,
será la mejor prueba de tu interés dispondrás de buenos argumentos por los que deseas trabajar con ellos.
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Resalta el posicionamiento de la empresa en el mercado, su reputación, sus logros y los valores que más
coinciden con tu propia personalidad.
Aunque cada entrevista de trabajo es diferente, existen algunas preguntas estándar:
El día de la entrevista
El día de la entrevista, sé puntual. Llegar antes está bien, pero no demasiado. Entre cinco y diez minutos antes
es lo adecuado.
Acude preparado para todo. Puede que tu entrevista no sea personal y te lleves la sorpresa de realizar una
entrevista en grupo porque no te lo hayan mencionado. Has de destacar pero sin llamar demasiado la atención.
Cuida tu aspecto. En función del puesto al que optes debes vestir más formal o presentarte algo más informal.
Recuerda que una imagen vale más que mil palabras y, en este caso, contribuirá de forma esencial a la primera
impresión que causes. Vístete para triunfar, pues te ayudará a superar el momento con mayor confianza en ti
mismo. Esto se aplica también a tu comportamiento; sé tú mismo. Pese a los nervios que puedas tener, intenta
ser lo más natural posible, establecer una conversación, un diálogo con tu seleccionador. Has de gustarles tal
como eres.
No te quedes con dudas. Al finalizar la entrevista, si hay algo que no te ha quedado claro, pregúntale a tu
entrevistador y no te olvides de dar las gracias por la oportunidad dada.
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Cuando salgas de la entrevista, analízala. Repasa los gestos, las preguntas y tus respuestas. Anota si alguna
pregunta te ha sorprendido o no has sabido qué responder. Señala si en alguna cuestión has contestado algo
indebido. De esta forma, en las futuras entrevistas estarás mejor preparado.
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Fuente imagen: Flickr/Horia Varlan
Llega el momento de irse. Tu trabajo, tu esfuerzo y dedicación, por fin tienen recompensa. Tras un periodo
seleccionando ofertas, escribiendo cartas de presentación, recorriendo empresas, preparándote para las
entrevistas, tienes una llamada. Has sido seleccionado. Comienzas en un nuevo trabajo.
De repente surgen de nuevo las dudas, las inseguridades, el miedo se apodera de ti. Tienes la sensación de
lanzarte al vacío. ¿Estarás tomando la decisión correcta? ¿Y si la nueva empresa no es como te esperabas? ¿Y
si no te adaptas al puesto? ¿Serás bien acogido por nuevos compañeros? ¿Cómo puedes saber que has tomado
la decisión correcta?
Nunca podrás saber con total certeza que el cambio va a ser a mejor. Pero existen una serie de factores o
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indicadores que te ayudarán a averiguarlo.
Por ejemplo, si tu decisión ha sido meditada. Si no ha sido fruto de un arrebato. Cuando estás seguro de que
cualquier otro empleo será mejor, que estarás más feliz en otro puesto o empresa. En este caso es difícil que te
equivoques.
Puede que las dudas sean acerca de tu nueva empresa. ¿Cómo puedes convencerte de que es una buena
elección? ¿Cómo sabes que vas a estar a gusto en ella?¿Cómo puedes averiguar si el puesto será como
esperabas?
Si has planificado bien tu estrategia para cambiar de trabajo y la has seguido, tendrías que conocer a fondo a tu
nueva empresa. No puedes centrarte sólo en averiguar a qué se dedica o dónde tiene su sede central. Busca y
entiende la filosofía de la empresa, su política, sus objetivos. Pregunta o busca en foros información sobre ella.
Intenta conocer a personas que hayan trabajado o trabajen para esa compañía. Seguramente recibirás
comentarios tanto positivos como negativos. Si los negativos proceden de extrabajadores, clientes o
proveedores, y superan a los positivos, te puedes hacer una idea de que quizá el ambiente no es el mejor.
Deberás valorar si estás dispuesto a correr el riesgo o no.
Otra factor que debes tener en cuenta es el número de ofertas de empleo que ha anunciado la compañía a lo
largo de los últimos meses. Si en los últimos seis meses han ofertado el mismo puesto varias veces, puede ser
por varios motivos. Quizás los candidatos seleccionados no estaban a la altura. Puede que la empresa sea
demasiado exigente o existan problemas internos que aceleren la marcha de los nuevos empleados. También es
posible que no deseen cubrir realmente el puesto y antes de cumplir el periodo de prueba busquen a otro
candidato.
La información es poder. Por eso, antes de aceptar un nuevo puesto, tienes que conocerlo a fondo, tanto a la
empresa como las funciones que tendrás que desempeñar. De esta forma, tu apuesta será más segura.
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Fuente imagen: Flickr/Erin Kelly
¿Sabes con cuanto tiempo de antelación debes avisar a tu empresa en caso de dimisión? Conocer tus derechos
y tus obligaciones en este sentido es fundamental para que tu salida se produzca como es debido.
Al igual que la empresa debe avisarte con un tiempo mínimo de antelación cuando eres despedido, cuando tú
decides marcharte también tienes esta obligación. Por norma general, hay que avisar con mínimo quince días de
antelación, pero esta fecha puede variar en función del puesto o de la empresa.
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En caso de ser despedido, generas una serie de derechos diferentes que cuando presentas tu dimisión. Como la
renuncia es voluntaria, o tienes derecho a indemnización ni a desempleo, pero sí a cobrar el finiquito.
Independientemente de lo que diga la ley, en ocasiones el sentido común y el contexto en el que nos
encontramos nos indican que debemos actuar con mayor precaución todavía.
Un ejemplo claro lo constituyen las ocasiones en que es conveniente avisar con más tiempo de antelación de lo
establecido. Imagina que tienes un proyecto importante, que debes finalizarlo en un plazo determinado. En este
caso, tu profesionalidad se verá respaldada si proporcionas a la empresa tiempo suficiente para buscar un
sustituto y que le puedas preparar antes del tu marcha. O puede que acordéis quedarte hasta finalizar el
proyecto. Serás tú quien mejor sepa cuáles son los plazos, aunque por norma general no es conveniente avisar
con más de un mes de antelación.
Por otro lado, cabe la posibilidad de que la empresa para la que vas a empezar a trabajar te pida que te
incorpores en menos de dos semanas. En este caso, no informarás con el tiempo mínimo establecido, lo que
puede tener consecuencias negativas. Tu precipitada marcha podría no sentar bien en tu empresa. Si esto te
sucede, es importante que hables cuanto antes con tus superiores para comunicarles tu decisión y disculparte
por no poder cumplir con los plazos de preaviso. Has de intentar una salida lo más amistosa posible. Debes
saber que si te marchas sin respetar el tiempo de preaviso puedes perder parte o la totalidad de tu finiquito, ya
que la empresa puede descontarte los días que le debes.
Puede darse el caso contrario, que la empresa te deba días, originados por las horas extras realizadas o
vacaciones no disfrutadas. En este caso, puedes negociar tu salida y descontar esos días de tu tiempo de
preaviso. Si llegáis a un acuerdo y permaneces trabajando hasta cumplir con el tiempo mínimo de preaviso,
recuerda que en tu finiquito deben pagarte los días que te deben.
No olvides presentar tu carta de dimisión, en la que deberás señalar tanto el día en la que la presentas como el
día en el que causarás baja de la empresa, para que haya constancia escrita de tus intenciones.
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Fuente imagen: Flickr/Tulane Public Relations
Hace tiempo que sueñas con marcharte de tu actual empresa. Has valorado los riesgos y analizado todas tus
opciones. Lo tienes decidido. Te vas y tienes un plan que hoy comienzas a poner en marcha.
Aunque tengas claro que vas a dimitir, no debes desatender tu trabajo. Si piensas que da igual bajar el
rendimiento, estás muy equivocado. No se valora de la misma forma a un trabajador ejemplar que ha cumplido
con todas sus obligaciones hasta el último día, que a otro que durante las últimas semanas ha desatendido sus
compromisos. Se recordará de forma diferente a un buen compañero que colabora con los demás, frente a aquel
otro al que no le importó cargar de trabajo al resto.
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La empresa, tu jefe, tus compañeros y tus clientes, se formarán una opinión de ti basada en tu comportamiento
durante tus últimas semanas en tu empleo actual. Si decides bajar tu nivel de desempeño, éste será el último
recuerdo que guardarán de ti independientemente de tu trayectoria anterior.
Si tu rendimiento es importante tu actitud también lo es. No debes pensar que porque te vayas a ir puedes
cambiarla. Tu comportamiento debe ser profesional e irreprochable. Aunque no aguantes más, no soportes a tu
jefe o tengas problemas con algún compañero, mientras te saturan de trabajo... cuenta hasta diez. Respira
profundo. No cometas el error de estallar. Sí, te vas a ir, pero todavía no te has ido. Y no sabes cuando lo vas a
hacer. Intenta resolver los conflictos por medio del diálogo, no destruyas esa reputación por la que tanto has
trabajado.
Incluso aunque ya no valores la opinión que tengan de ti tus compañeros y jefes, o no te importe que tu
profesionalidad se vea cuestionada en esta empresa en concreto, existen otros motivos por los que debes seguir
al pie del cañón y no cambiar tu actitud en el trabajo.
En primer lugar, piensa que tus compañeros y tu propio jefe pueden llegar a ser claves para conseguir ese
cambio de empleo que tanto deseas. Imagina que te llaman de otra empresa y te piden referencias. ¿Qué crees
que dirá tu jefe de ti? ¿Cómo te va a recomendar?
En el peor de los casos has de ser prudente, pues nunca sabes qué puede ocurrir. Imagina que esa deseada
oferta de empleo tarda tiempo en llegar. Si tu rendimiento ha bajado y no lo corriges a tiempo, puede tener
consecuencias graves que conduzcan a tu despido, algo con lo que no contabas.
Fuente imagen: Flickr/xxx
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Por fin tienes una oferta sobre la mesa. Un nuevo futuro laboral te está esperando. Llega el momento de la
verdad. Es hora de comunicar en tu empresa tu decisión de marcharte.
El objetivo es salir de la empresa de manera amistosa. La vida da muchas vueltas y no sabes si algún día
puedes necesitar volver. Es mejor dejar la puerta abierta. Además, puede que en un futuro necesites una carta de
recomendación o referencias.
Las formas cuentan y mucho. No puedes lanzar la noticia de tu marcha sin más y esperar que no haya
consecuencias. Si deseas hacer las cosas bien, has de seguir un procedimiento.
En primer lugar, intenta marcharte en un buen momento. En todas las empresas hay momentos en los que la
carga de trabajo es mayor y épocas en que desciende. Aunque es algo que no depende sólo de ti, puedes
comenzar a buscar trabajo en los momentos de menor actividad de la empresa.
La comunicación
La primera persona que debe enterarse de tu marcha es tu jefe. Debes comunicárselo personalmente y
cumpliendo con el tiempo mínimo establecido para avisarle.
Prepara con antelación lo que le vas a decir. Ponte en situación e imagina cómo puede transcurrir la
conversación. Puede que te pida explicaciones sobre tu marcha o que te haga una contraoferta, deberás estar
preparado para saber qué contestarle.
La carta de dimisión
No olvides presentar tu carta de dimisión. Ésta debe ser escueta y mostrar tus intenciones, sin dar excesivas
explicaciones de los motivos por los que has decidido renunciar. Redáctala en un tono neutro, que no te
comprometa. Puedes inspirarte en ejemplos obtenidos a través de páginas web especializadas en recursos
humanos.
En ella deben aparecer los siguientes datos:
● Tu nombre y apellidos.
● La fecha en la que se presenta la carta.
● La fecha en la que darás de baja en la empresa. Intenta cumplir con el tiempo mínimo establecido en el
contrato o convenio.
● La firma tanto del trabajador como de la empresa.
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En el momento de presentar tu renuncia, lleva dos cartas, una para ti y otra para la empresa. Este documento
servirá para acreditar tu voluntad de extinguir el contrato y de verificar que se ha cumplido con el tiempo de
preaviso establecido.
Si tienes la posibilidad, ofrécete a formar a tu sustituto. Informarle de sus funciones, los proyectos abiertos, las
tareas pendientes y la forma más adecuada para realizarlas. Es otro gesto que la empresa te agradecerá.
No te dejes llevar tus emociones. Por mucho que desees tu salida y tus motivos estén justificados, evita caer en
la tentación de realizar críticas poco constructivas. Has de tener cuidado de lo que dices y como lo dices. En
ocasiones un simple comentario puede cerrarte las puertas de golpe. Por eso, recuerda mantener la sangre fría y
actuar con cautela.
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Fuente imagen: Flickr/Bark
Has estado durante días meditando si deberías irte o continuar en tu empresa. Tomaste una decisión. Es hora
de cambiar de trabajo. Aceptas una oferta laboral y esperas con ello que tu vida cambie para mejor. Y cuando te
instalas en tu nuevo puesto te das cuenta de que te has equivocado. ¿Cómo es posible?
No se puede tener todo controlado. Has reflexionado por qué te quieres marchar, has evaluado los riesgos que
corres, has analizado todos los factores, has investigado a la nueva empresa. Estabas convencido de que era la
oportunidad que estabas buscando, una opción que no podías dejar escapar. Pero al ocupar tu puesto puede que
no te encuentres a gusto, que no encajes en la filosofía de la compañía, que tus condiciones no sean las
pactadas en un principio o que eches de menos a tus compañeros, a tu equipo. Existen multitud de razones por
las que podrías no adaptarte a tu nuevo puesto como esperabas.
También puede suceder que estés contento con la nueva oportunidad y que sea la empresa la que no está
segura de que seas el candidato idóneo para esa vacante.
En cualquier caso, no te desesperes. Si crees que te has precipitado al cambiar de compañía, si te arrepientes
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de la decisión tomada, no te castigues. Recuerda que equivocarse es de sabios. Te has arriesgado. Has
superado tus dudas, tus miedos, tus inseguridades. Míralo por el lado positivo y busca una nueva solución.
De nada sirve que te estanques y te compadezcas de tu situación. Habrás perdido cosas por el camino pero
sigues teniendo un futuro por delante. Piensa en todo lo que has aprendido durante este periodo de búsqueda.
Céntrate en tus logros, en lo que has conseguido. Piensa, si te han seleccionado para este puesto ¿por qué no
te pueden seleccionar para otro?
En caso de que no te encuentres bien en tu nueva empresa, has de volver a replantear tu estrategia para
cambiar de empleo. Averigua en qué has podido equivocarte, para no cometer el mismo error. Piensa en todas
tus opciones. Puede que sólo necesites tiempo para adaptarte a tu nuevo puesto. Decide si vas a permanecer
en el nuevo trabajo hasta que encuentres otro o si prefieres arriesgarte e irte.
¿Te has planteado la opción de volver a tu antiguo puesto?
No sabes lo que tienes hasta que no lo pierdes. Y este puede ser tu caso. Quizás no hayas valorado
adecuadamente lo que tenías. Muchas veces, al permanecer durante años en la misma empresa, no se tiene
una visión clara del puesto o de la compañía. Lo que para otros son ventajas o beneficios, para ti es lo normal, y
cuando algo pasa a ser normal se deja de valorar.
Son muchas las personas que, tras un periodo fuera de su empresa, terminan volviendo por razones diversas.
En ocasiones eres tú el que vuelve a la empresa. Otras veces la empresa reconoce que cometió un error
dejándote marchar y te ofrece unas condiciones mejores.
Si te has despedido amistosamente de tu anterior empresa, puede que aún tengas la puerta abierta para volver.
Si seguiste todos los procedimientos, avisaste con tiempo a tu superiores, cerraste todos los proyectos que
tenías a tu cargo y ayudaste en la formación de tu sustituto. Si no has ido criticando a tus jefes, tu trabajo o a
tus compañeros, la empresa no dudará en ofrecerte otra oportunidad ¿por qué no hacerlo? Piensa que presentas
una serie de ventajas sobre el resto de candidatos. Has demostrado tu profesionalidad incluso en las situaciones
más difíciles. Ya conoces la empresa y su funcionamiento , por lo que la empresa no tendrá que invertir tiempo y
esfuerzo en formación.
Volver a tu antiguo puesto no será fácil. Piensa que tendrás que comenzar de cero. Aunque tus jefes te
conozcan, sepan como trabajas, tendrás que demostrar que eres el de siempre y que vas a darlo todo. Por otro
lado, algunos compañeros pueden estar molestos con tu reincorporación. Deberás volver a ganarte la confianza
de cada uno de ellos. A pesar de ello, si vuelves a tu antiguo empleo, valora la oportunidad que te han ofrecido.
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Fuente imagen: Flickr/Drewski Mac
¿Alguna vez te has planteado la opción de convertirte en tu propio jefe? Cambiar de trabajo no tiene por qué ser
sinónimo de buscar un empleo en otra empresa. Hay gente que nace para emprender, para tener su propio
negocio. Quizás tú seas una de esas personas.
Si no te gusta la forma de trabajar de tu empresa y estás convencido de que tú podrías hacerlo mucho mejor, o
si tienes una idea de negocio en la que crees con firmeza, puede que sea hora de buscar otra salida y valorar la
opción del autoempleo.
El camino difícil
Antes de tomar decisiones precipitadas, has de ser consciente de lo que supone ser emprendedor. Lo primero
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que tienes que tener claro es que emprender supone un gran esfuerzo y sacrificio. Es tiempo, horas de trabajo,
a veces sin recompensa. Tendrás que renunciar a muchas cosas, a tiempo libre, horas de sueño, vacaciones y
caprichos. Especialmente al principio. Tendrás preocupaciones constantes, hasta que ves que el negocio va
saliendo a flote. Son responsabilidades que debes asumir y aprender a manejar. Ahora tú eres el jefe. Tú debes
tomar las decisiones. Puede que casi sierre aciertes, pero otras veces te equivocarás.
A pesar de todos estos inconvenientes, la verdad es que emprender también ofrece ventajas. Eres tú jefe y
haces las cosas a tu manera. Estarás trabajando en aquello que realmente te gusta. En función del negocio
puedes tener un horario flexible o incluso trabajar desde casa.
Si tienes claro que deseas llevar a la práctica tu propia idea de negocio, es conveniente que realices un plan de
viabilidad. Algunas claves para tener éxito en tu nueva experiencia son:
● Tienes que tener claro a qué te quieres dedicar. Qué quieres hacer y cómo quieres que sea tu negocio.
● Es primordial que creas en tu proyecto. Si tienes dudas, no crees que pueda funcionar o no te gusta,
seguramente no tengas éxito.
● Debes conocer bien el producto o servicio que vas a ofrecer.
● Investiga a la competencia. Averigua qué puedes hacer para destacar. Cómo puedes mejorar.
● Ten claro a qué público te vas a dirigir. Estudia sus características, gustos y hábitos para adaptar tu
negocio a tus clientes.
● Debes tener una clara vocación hacia la orientación al cliente, ya que tendrás que tratar con ellos todos
los días. Si lo tuyo no es el trato con el público tendrás que buscar soluciones.
● Estima cuál será la inversión económica necesaria para poner en marcha el proyecto. No te olvides de
ningún gasto.
● Comprueba tus ahorros, el dinero del que dispones no sólo para poner en marcha el negocio, sino
también para poder hacerte cargo de tus gastos. En ocasiones no ves beneficios hasta pasados unos
meses, por lo que debes disponer de dinero suficiente.
● Piensa cómo puedes ahorrar dinero en tu negocio sin que afecte a su calidad, al producto o servicio. En
ocasiones es mejor abrir una tienda online que una física.
● Innova. A veces la diferencia entre tener éxito o no radica en la creatividad. Es importante la forma de
presentar o vender el producto o servicio. Idea planes y estrategias originales para conseguir nuevos
clientes.
● Busca la exclusividad, la excelencia de tu producto o servicio. Has de encontrar aquello que te diferencie
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de los demás.
● El reciclaje y la formación son condiciones imprescindibles para el éxito. Has de conocer el mercado en
el que te mueves, las innovaciones. Mantén tus conocimientos al día.
● Utiliza las nuevas tecnologías en tu beneficio. Las redes sociales, blogs y páginas webs son un buen
escapare para darte a conocer y vender tu negocio.
● Si tienes dudas, pídele consejo a tus amigos y familiares. Te darán una opinión sincera, te aportarán
otros puntos de vista y puede que incluso ideas nuevas.
● Consulta con profesionales y expertos, especialmente en lo referido a temas legales (normativa y
fiscalidad). Evitarás sustos a tiempo.
● Por último, se paciente y optimista. No te rindas a la primera de cambio. Cuando aceptaste abrir tu propio
negocio sabías que no iba a ser fácil.
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