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Teoría De La Panspermia.

Entre las numerosas teorías


que se han planteado sobre el
origen de la vida en la Tierra,
quizás una de las más
polémicas es la llamada
Teoría de la Panspermia, que
plantea el origen cósmico de
la vida en algún punto del
Universo, y su llegada a nuestro planeta transportada por meteoritos y cometas,
donde proliferó gracias a condiciones adecuadas para ello.

Siendo una teoría tan controvertida, es lógico que podamos encontrarnos


muchísimos científicos que la rechazan categóricamente mientras otros la
defienden con un fervor y una pasión en ocasiones contagiosa.

El origen de la Teoría de la Panspermia.

La primera idea sobre la llegada de la vida desde el espacio se remonta a un antiguo


pensamiento del filósofo griego Anaxágoras enunciado en el remoto siglo VI a. C.
El término mundialmente conocido como Panspermia (del griego pan, todo y
sperma, semilla) fue defendido posteriormente por el biólogo alemán Hermann
Richter en 1865, pero no fue hasta 1903 cuando el sueco Svante Arrhenius, ganador
del premio Nobel de Química, la popularizó.

Existen dos versiones de esta teoría. En primer lugar, está la llamada Panspermia
dirigida, que defiende que la vida se propaga por todo el universo mediante
bacterias extremófilas muy resistentes que se transportan en los cometas y
asteroides. Es en esta variante donde algunos llegan a especular que este es un
proceso controlado y deliberado en el que mentes inteligentes deciden donde
“sembrar” la vida.
La otra alternativa es la Panspermia molecular, que estima que lo que viaja por el
espacio son moléculas orgánicas complejas que, al reaccionar bajo determinadas
condiciones, constituyen la base material para la génesis de la vida.

¿Puede la vida transportarse en un medio tan hostil?

Si bien podría pensarse que las condiciones de presión, radiación y temperatura a


bordo de asteroides y cometas son imposibles para la vida, algunas formas de vida
que encontramos en nuestro propio planeta pueden poner en entredicho cualquier
duda que podamos tener al respecto.

Aunque la teoría de la Panspermia habla sobre todo de bacterias, ya que se ha


demostrado que son los organismos potencialmente más resistentes, capaces de
vivir a temperaturas extremas, incluso radiactivas, existen otros organismos en la
Tierra que son capaces de vivir un tiempo incluso en condiciones de vacío, como
los líquenes y los tardígrados. Este es uno de los pilares en los que se apoyan los
defensores de esta teoría.

Bacterias y compuestos orgánicos en meteoritos antiguos

Esta polémica teoría sobre el origen de la vida ha cobrado fuerza gracias a los
estudios recientes en meteoritos en los que se han encontrado al parecer rastros de
bacterias fosilizadas. Es el caso del meteorito marciano ALH 84001, donde se ha
asegurado que existen estas bacterias fosilizadas incrustadas. La polémica está
ahora en si esas bacterias venían con el meteorito o ya estaban en la Tierra cuando
este impactó. Por otro lado, está el conocido meteorito Murchison, donde se hallaron
muestras de moléculas precursoras de los ácidos nucleídos.

Lo cierto es que es muy complicado demostrar el origen extraterrestre de la vida por


lo fósiles más antiguos ya que están datados en fechas muy posteriores al origen
de la vida según los cálculos de los científicos.
Los estratos geológicos más antiguos se han destruido debido a los movimientos
tectónicos de las placas de la Tierra, sepultando, quizás para siempre, la respuesta
a una de las grandes preguntas de la humanidad… ¿de dónde venimos?
Teoría Quimiosintética

La teoría quimiosintética,
conocida también como
teoría biosintética o teoría
físico química del origen
de la vida, se fundamenta
en la hipótesis de que la
vida en nuestro planeta se
originó a partir de la
agrupación (síntesis) de
moléculas muy primitivas en el origen de los tiempos y que fueron complejizándose
hasta formar las primeras células.

Esta teoría fue desarrollada casi al mismo tiempo -entre 1924 y 1928-, pero
separadamente por los científicos Alexander I. Oparin (bioquímico ruso) y John B.S.
Haldane (biólogo inglés), confirmando la teoría del Big Bang y echando por tierra la
teoría de la generación espontánea, creencia prevaleciente desde la antigüedad.

Entre las aportaciones a los trabajos de estos dos científicos, se destaca la


participación del farmacéutico mexicano Alfonso Luis Herrera, quien realizó estudios
sobre el origen y la evolución de la vida en la tierra y a quien se le considera el
creador de la plasmogamia, ciencia que estudia el origen del protoplasma, es decir,
el origen de la vida.

Sus estudios fueron publicados en el extranjero y sirvieron de base a Oparin y


Haldane para desarrollar su teoría que se nutrió también con estudios geológicos,
paleontológicos y bioquímicos.
En la actualidad, la teoría quimiosintética es la más aceptada por los científicos. En
ella se explica el origen de la vida a partir de la evolución química y de los
fenómenos físicos de la materia.

¿Cómo surgió la vida en la tierra?

De acuerdo con la teoría del Big Bang, la tierra surgió hace unos 5.000 millones de
años a partir de una nube de gas de hidrógeno. Simultáneamente se originaron el
sol y los demás planetas del sistema solar.

Al principio, la temperatura de la tierra era extremadamente alta, pero poco a poco


se fue enfriando y comenzaron a formarse los océanos primitivos.

En ese entonces, la atmósfera era muy diferente a la actual. Predominaban el vapor


de agua, el metano, el amoníaco, el dióxido de carbono y el hidrógeno.

A diferencia de lo que sucede en nuestros días, en esa fase inicial no existía la capa
de ozono, por lo que todo tipo de radiaciones llegaba a la superficie de la tierra,
incluyendo los rayos ultravioletas y los infrarrojos.

Además, había muchísima energía producida por constantes erupciones


volcánicas, rayos y relámpagos.

Bajo este escenario es muy posible que los primeros compuestos orgánicos en
estos océanos primitivos, entre los cuales se encontraban carbohidratos, lípidos y
algunos aminoácidos, se hayan formado y destruido una y otra vez hasta que,
finalmente, encontraran cierta estabilidad para evolucionar.

Durante millones de años estas sustancias se fueron combinando químicamente


entre sí, formando sustancias cada vez más complejas que quedaron delimitadas
por una membrana.

A estas sustancias, Oparin las llamo protobiontes. Su existencia se prolongó por


millones de años y, con el paso del tiempo, adquirieron características propias de
los seres vivos, realizando funciones como la nutrición y la excreción. Asimismo,
comenzaron a reproducirse, lo que implicó la aparición de los ácidos nucleicos
portadores de la información genética.

Evolutivamente, los protobiontes antecedieron a las primeras células simples y


sencillas que surgieron miles de años después. Se cree que los primeros seres vivos
que aparecieron en la tierra eran muy semejantes a las bacterias.

Estos seres primigenios extremadamente sencillos fueron evolucionando y


complejizándose hasta convertirse en organismos pluricelulares.

El aporte de Miller y Urey

En 1953, los químicos estadounidenses Stanley L. Miller y Harold Clayton Urey


intentaron reproducir en un laboratorio las condiciones sugeridas por Oparin y
Haldane en su teoría. Miller y Urey crearon un aparato en el cual reprodujeron las
condiciones de la tierra primitiva planteada por la teoría quimiosintética.

El aparato consistía en varios recipientes conectados entre sí. Con el fin de recrear
las condiciones de la atmósfera primigenia de la tierra, estos científicos colocaron
en los recipientes dos electrodos, agua, metano, amoníaco e hidrógeno.

Mediante los electrodos produjeron descargas eléctricas que hacían saltar chispas
similares a las generadas por los relámpagos.

El agua que simulaba los océanos primitivos fue llevada al punto de ebullición. En
ella se introdujeron una multitud de moléculas inorgánicas a partir de las cuales
debían formarse seres vivos simples y sencillos.

El experimento se prolongó durante varias semanas, al término de las cuales los


científicos advirtieron que en el agua y en las paredes de los recipientes se habían
acumulado algunas sustancias.
Al analizarlas, Miller y Urey se dieron cuenta de que se trataban de varios
compuestos orgánicos, entre ellos cuatro aminoácidos diferentes, los cuales
intervienen en la formación de las proteínas.

Con su experimento, los científicos estadounidenses lograron comprobar que a


partir de los compuestos inorgánicos se formaban compuestos orgánicos.

De este modo abrieron el camino para demostrar que la evolución prebiológica, tal
como la plantearon Oparin y Haldane, era posible.

Desde entonces, se han realizado experimentos parecidos a los de Miller y Urey,


pero variando las cantidades y tipos de gases. Asimismo, en algunos experimentos
se han empleado diversas fuentes de energía como los rayos infrarrojos y
ultravioletas.

La mayoría de estos experimentos obtuvieron gran diversidad de compuestos


orgánicos que forman parte de los seres vivos.

De esta manera, ha quedado parcialmente comprobada la teoría quimiosintética.

Limitaciones para la comprobación

Los experimentos realizados para comprobar la teoría quimiosintética han logrado


demostrar que es factible que el origen de la vida haya sido tal y como lo expusieron
Oparin y Haldane. Sin embargo, no puede obviarse el hecho de que esto sucedió a
lo largo de miles de millones de años.

Debido a este amplio período de tiempo, que abarcó el proceso del surgimiento de
la vida en la tierra, resulta imposible reproducirlo en su totalidad y con fidelidad
dentro de los laboratorios.
El obstáculo del tiempo ha puesto a los científicos frente a un difícil escenario, pues
tal vez nunca sea posible saber exactamente cómo se formaron los primeros
organismos que habitaron el planeta.

A pesar de este inconveniente, la teoría quimiosintética ha permitido dibujar una


imagen bastante cercana a lo que pudo haber sido el génesis de la vida en la Tierra.
Teoría Química.

La evolución química es la teoría sobre el


origen de la vida mayoritariamente
aceptada por la comunidad científica.
Pretende demostrar que la vida surge a
partir de elementos químicos sencillos, que
van generando bloques moleculares cada
vez más complejos. Así la materia
evolucionaría desde las formas
inorgánicas inertes hasta la materia orgánica viva.

La base de referencia de esta teoría es doble. Por un lado, Darwin y su teoría de la


evolución biológica —que veremos en el capitulo10 – que produjo un cambio
paradigmático en la manera de ver los procesos naturales. La evolución darwiniana
nos muestra como la variabilidad y la selección actúa como motores del cambio en
la naturaleza.

El otro punto de referencia surge dentro de este nuevo contexto paradigmático.


Alexandr Ivánovich Oparin, bioquímico soviético, postuló a principios de los años 20
que las moléculas orgánicas habían surgido en la superficie de la Tierra a partir de
los compuestos inorgánicos y habían evolucionado hacia las formas más primitivas
de vida.

De cuán lento haya sido este proceso, no estamos seguros, aunque los fósiles nos
dan una aproximación. Se han encontrado evidencias de restos celulares
fosilizados, datados radiactivamente, en torno a los 3,5 miles de millones de años
(Ga). Asumiendo que la Tierra se formó hace 4,6 Ga de años, y que la datación más
antigua de rocas está en torno a los 4 Ga de años, nos encontramos con medio
billón de años desde la existencia de una superficie sólida donde desarrollar la vida
y la aparición de las primeras células. Nos situamos así en el eón Hadeano y el eón
Arcaico. Y como vimos en el capitulo7, estos no eran precisamente tiempos
propicios para el desarrollo de la vida.

La consideración de unas condiciones ambientales muy diferentes a las actuales


por parte de Oparin es posiblemente uno de los aspectos que da más consistencia
a su teoría — aun asumiendo que las condiciones reales no fueran exactamente las
mismas.

La hipótesis de Oparin se planteaba en los siguientes términos: existía una


atmósfera primitiva de fuerte carácter reductor. A diferencia de la nuestra, rica en
oxígeno y nitrógeno, la atmósfera primitiva tenía una ausencia prácticamente total
de oxígeno y contaba con la presencia de gases reducidos como metano (CH 4),
amoniaco (NH3) e hidrógeno molecular (H2), acompañados de vapor de agua. Había
también una gran cantidad de “energía libre en el ambiente” debidas a la alta
actividad volcánica y las fuertes tormentas eléctricas.

Como consecuencia de la ausencia de la capa de ozono, los niveles de radiación


ultravioleta eran muy superiores a los actuales. En este ambiente, siempre según la
teoría, se favorecieron las reacciones de los gases atmosféricos y la formación de
las moléculas orgánicas, que se acumularon en los océanos primitivos formando la
llamada “Sopa Primordial”.

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