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Existen dos versiones de esta teoría. En primer lugar, está la llamada Panspermia
dirigida, que defiende que la vida se propaga por todo el universo mediante
bacterias extremófilas muy resistentes que se transportan en los cometas y
asteroides. Es en esta variante donde algunos llegan a especular que este es un
proceso controlado y deliberado en el que mentes inteligentes deciden donde
“sembrar” la vida.
La otra alternativa es la Panspermia molecular, que estima que lo que viaja por el
espacio son moléculas orgánicas complejas que, al reaccionar bajo determinadas
condiciones, constituyen la base material para la génesis de la vida.
Esta polémica teoría sobre el origen de la vida ha cobrado fuerza gracias a los
estudios recientes en meteoritos en los que se han encontrado al parecer rastros de
bacterias fosilizadas. Es el caso del meteorito marciano ALH 84001, donde se ha
asegurado que existen estas bacterias fosilizadas incrustadas. La polémica está
ahora en si esas bacterias venían con el meteorito o ya estaban en la Tierra cuando
este impactó. Por otro lado, está el conocido meteorito Murchison, donde se hallaron
muestras de moléculas precursoras de los ácidos nucleídos.
La teoría quimiosintética,
conocida también como
teoría biosintética o teoría
físico química del origen
de la vida, se fundamenta
en la hipótesis de que la
vida en nuestro planeta se
originó a partir de la
agrupación (síntesis) de
moléculas muy primitivas en el origen de los tiempos y que fueron complejizándose
hasta formar las primeras células.
Esta teoría fue desarrollada casi al mismo tiempo -entre 1924 y 1928-, pero
separadamente por los científicos Alexander I. Oparin (bioquímico ruso) y John B.S.
Haldane (biólogo inglés), confirmando la teoría del Big Bang y echando por tierra la
teoría de la generación espontánea, creencia prevaleciente desde la antigüedad.
De acuerdo con la teoría del Big Bang, la tierra surgió hace unos 5.000 millones de
años a partir de una nube de gas de hidrógeno. Simultáneamente se originaron el
sol y los demás planetas del sistema solar.
A diferencia de lo que sucede en nuestros días, en esa fase inicial no existía la capa
de ozono, por lo que todo tipo de radiaciones llegaba a la superficie de la tierra,
incluyendo los rayos ultravioletas y los infrarrojos.
Bajo este escenario es muy posible que los primeros compuestos orgánicos en
estos océanos primitivos, entre los cuales se encontraban carbohidratos, lípidos y
algunos aminoácidos, se hayan formado y destruido una y otra vez hasta que,
finalmente, encontraran cierta estabilidad para evolucionar.
El aparato consistía en varios recipientes conectados entre sí. Con el fin de recrear
las condiciones de la atmósfera primigenia de la tierra, estos científicos colocaron
en los recipientes dos electrodos, agua, metano, amoníaco e hidrógeno.
Mediante los electrodos produjeron descargas eléctricas que hacían saltar chispas
similares a las generadas por los relámpagos.
El agua que simulaba los océanos primitivos fue llevada al punto de ebullición. En
ella se introdujeron una multitud de moléculas inorgánicas a partir de las cuales
debían formarse seres vivos simples y sencillos.
De este modo abrieron el camino para demostrar que la evolución prebiológica, tal
como la plantearon Oparin y Haldane, era posible.
Debido a este amplio período de tiempo, que abarcó el proceso del surgimiento de
la vida en la tierra, resulta imposible reproducirlo en su totalidad y con fidelidad
dentro de los laboratorios.
El obstáculo del tiempo ha puesto a los científicos frente a un difícil escenario, pues
tal vez nunca sea posible saber exactamente cómo se formaron los primeros
organismos que habitaron el planeta.
De cuán lento haya sido este proceso, no estamos seguros, aunque los fósiles nos
dan una aproximación. Se han encontrado evidencias de restos celulares
fosilizados, datados radiactivamente, en torno a los 3,5 miles de millones de años
(Ga). Asumiendo que la Tierra se formó hace 4,6 Ga de años, y que la datación más
antigua de rocas está en torno a los 4 Ga de años, nos encontramos con medio
billón de años desde la existencia de una superficie sólida donde desarrollar la vida
y la aparición de las primeras células. Nos situamos así en el eón Hadeano y el eón
Arcaico. Y como vimos en el capitulo7, estos no eran precisamente tiempos
propicios para el desarrollo de la vida.