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VENTA DE COSA AJENA EN COLOMBIA

1. Fundamento jurídico
A simple vista se podría aducir, que la venta de cosa ajena no vale, considerando que se está
vendiendo algo que pertenece a otro dueño o propietario; sin embargo, el artículo 1871 de la ley
57 de 1887 (Código Civil Colombiano) señala que “la venta de cosa ajena vale, sin perjuicio de
los derechos del dueño de la cosa vendida, mientras no se extinga por el lapso del tiempo” (ley
557, 1887, art. 1871). Aunado a lo anterior, el artículo 1875 de la norma en mención advierte
igualmente que, “si el vendedor adquiere después el dominio de ella, se mirará al comprador como
verdadero dueño desde la fecha de la tradición”. (ibíd., art. 1875).

En igual sentido y respecto de contratos mercantiles, la venta de cosa ajena se encuentra


regulada por el artículo 907 del decreto 410 de 1971 (Código de Comercio), en el cual se indica
que “la venta de cosa ajena es válida e impone al vendedor la obligación de adquirirla y entregarla
al comprador, so pena de indemnizar los perjuicios”. Bajo este concepto, se infiere que la venta
de cosa ajena se considera válida sin perjuicio de los derechos del legítimo propietario, en virtud a
que el contrato de compraventa únicamente genera obligaciones entre las partes y no transfiere los
derechos que se tengan sobre la cosa.

2. Fundamento jurisprudencial
Los artículos 1871, 1874 y 1875 del Código Civil fueron demandados mediante acción pública de
inconstitucionalidad, a través de la cual, los demandantes solicitan sean excluidos del ordenamiento
jurídico, ya que a su juicio desconocen el Preámbulo y los artículos 2º y 58 de la Constitución
Política de Colombia, argumentado que las normas acusadas desconocen el concepto prevalente de
justicia, al permitir al vendedor transferir bienes que no son de su propiedad sin reparar en que el
comprador no va a poder adquirir el bien cuya adquisición contrató, porque nadie puede dar aquello
que no tiene, aseveración que sustenta con lo preceptuado en el artículo 740 del código civil, el
cual señala que uno de los modos de adquirir el dominio de las cosas es la tradición, siendo ésta un
elemento de los contratos de compraventa y que por lo tanto el comprador recibe la cosa con el
ánimo de adquirir el dominio. (Corte Constitucional, Sentencia C-174, 2001).

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Al respecto, mediante sentencia C-174 de 2001, la Corte Constitucional procede a resolver
el asunto, haciendo las siguientes consideraciones:

1) En el sistema jurídico colombiano, el simple consentimiento de las partes ya genera


obligaciones, esto como principio regulador de las obligaciones patrimoniales.

2) Disponer la validez de la venta de cosa ajena, sin perjuicio de los derechos del dueño,
propende por la realización de la justicia, dado que circunscribe los efectos del contrato
únicamente a quienes intervinieron en su celebración.

3) Refiere también la corte, que las obligaciones libremente asumidas, como es el caso de
la transferencia de derecho negociado, entrega real y material de la cosa y pago del precio,
pueden ser exigidas aun prescindiendo de la titularidad del bien.

4) Añade también el alto tribunal, que previo la existencia de un título válido, que bien puede
ser el contrato de compraventa, el comprador en posesión pacífica de la cosa vendida,
aunque no le haya sido transferido el derecho de dominio, puede acceder a éste por medio
de la prescripción.

Finalmente se debe señalar, que los contratos de compraventa son interpartes, es decir, un acto
jurídico entre el vendedor y el comprador, el cual es ley para las partes, tal como lo contempla el
artículo 1602 del Código Civil, lo que implica su obligatorio cumplimiento para la realización del
derecho adquirido, sin tener en cuenta la titularidad de la cosa vendida y en caso de que la ejecución
del contrato afecte al verdadero dueño, este cuenta con las acciones legales para hacer valer sus
intereses.

Con base en los anteriores razonamientos, la Corte Constitucional dispuso mantener dentro
del ordenamiento jurídico la expresión “la venta de cosa ajena vale, sin perjuicios de los derechos
del dueño de la cosa vendida”, con lo cual se le da plena validez a dicho acto, sin que ello implique
la aprobación de quien dolosamente vende lo que no es suyo, añadiendo que en la práctica son
muchos los casos en los que se vende lo ajeno, sin que medie dolo ni engaño en la celebración del
contrato.

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3. Fundamento Doctrinario
Respecto de la venta de cosa ajena, Guzmán (1996) advierte que en el contrato de compraventa, el
vendedor no está obligado a hacer dueño de lo vendido al comprador, ya que su obligación se
circunscribe a la entrega de la cosa vendida, en el caso de los bienes inmuebles; y en caso de los
bienes inmuebles, a poner a disposición del comprador el predio libre de cualquier otro ocupante,
tal es el caso de arrendatarios, usufructuarios, etc., y a mantenerlo en estado de no sufrir
reclamaciones de derechos por parte de terceros sobre el mismo (p.138).

Así mismo, Bonivento (2012) señala, que “el vendedor que entrega la cosa, a pesar de ser
ajena, celebra un contrato válido, y cumple inicialmente con su principal obligación, pese a no
transmitir el dominio” (p. 73). Con relación a dicha postura, se presentan ciertos cuestionamientos
por parte de algunos doctrinantes, en el sentido de determinar el verdadero alcance de la obligación
de DAR que implica el contrato de compraventa, ya que mientras unos consideran que tal
obligación es sinónimo de entregar y que por lo tanto el vendedor cumple su obligación haciendo
entrega de la cosa y garantizando luego la posesión pacífica de la misma, otros sostiene que dicha
obligación no únicamente se limita a la entrega del bien, sino que requiere de la transferencia del
dominio del mismo. (p. 74).

4. La oponibilidad e inoponibilidad en venta de cosa ajena


Empecemos por señalar, que si bien la es verdad que la inoponibilidad no se encuentra debidamente
descrita en el derecho positivo colombiano, no cabe ninguna duda respecto de su consagración
legal, dado que aunque sea de manera dispersa, existen en el compendio normativo diversas
disposiciones, mediante las cuales surge su regulación legal.

En cuanto a la inoponibilidad en venta de cosa ajena, conviene señalar que la Sala de


Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, en expediente No. 08514-01 del 15 de septiembre
de 2005, ha señalado que “la inoponibilidad no es una sanción que se imponga al negocio y que
si proviene de la venta de cosa ajena, el acto existe tanto frente a las partes como frente a
terceros”, agregando mas adelante que “la inoponibilidad no aniquila el contrato”, ya que este
mantiene su validez para las partes (vendedor y comprador) que son sujetos de un vínculo jurídico

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que dio origen al contrato, referenciando además que en las relaciones que han surgido entre las
partes no se considera la inoponibilidad.

De acuerdo con algunos doctrinantes, la inoponibilidad no es más que una especie de nulidad
caracterizada precisamente por los sujetos que puedan invocarla que son solamente los terceros; es
decir, que el acto es ineficaz frente a los terceros pero eficaz entre las partes, aquí cabe hacer una
clara diferencia con la nulidad, la cual deja sin efecto el acto entre las partes y frente a todo el
mundo, mientras la inoponibilidad deja subsistiendo los efectos del acto entre las partes. (Corte
Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, Exp. 9375-01, 2006).

Aunado a lo anterior es pertinente referir, que la oponibilidad implica que los terceros están
en el deber de respetar el contrato que se realiza entre las partes; es decir, no los pueden desconocer
arbitrariamente, ya que se presupone que los efectos del acto o contrato registrado son extensibles
a los terceros; osea a todos aquellos que no son parte del respectivo negocio jurídico inscrito, de
ahí que se considere la oponibilidad a los terceros como la regla general y a la inoponibilidad como
la excepción; señalando además, que la oponibilidad obedece también a razones particulares que
hacen que el legislador la establezca respecto de ciertos actos.

Finalmente se debe mencionar, que la oponibilidad no es absoluta, porque un acto sin


imponer derechos u obligaciones a terceros, puede lesionar indebidamente otros derechos legítimos
de éstos, por lo que deben ser protegidos permitiéndoles desconocer e impugnar el acto, es decir,
estableciendo la inoponibilidad de este frente a los terceros injustamente lesionados.

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Referencias

Bonivento Fernández, J.A. (2012). Los principales contratos civiles y su paralelo con los
comerciales. (18 ed.). Bogotá: Librería Ediciones del Profesional.

Congreso de la República de Colombia. (26 de mayo de 1873). Ley por la cual se expide el
Código Civil Colombiano. [Ley 57 de 1887].

Corte Constitucional, Sala Plena. (14 de febrero de 2001). Sentencia C-174/ 2001. [M.P Álvaro
Tafur Galvis]

Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. (15 de septiembre de 2005). Exp. 05001-31-
03-0004-1999-08514-01. [M.P: Jaime Alberto Arrubla Paucar]

Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. (15 de agosto de 2006). Exp. 08001-31-10-
003-1995-9375-01. [M.P: César Julio Valencia Copete]

Guzmán Brito, A. (1996): Derecho privado romano, (T. II). Santiago de Chile: Jurídica de Chile.

Presidencia de la República de Colombia. (27 de marzo de 1971). Decreto por el cual se expide
el Código de Comercio. [Decreto 410 de 1971].

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