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La Razón (Edición Impresa) / Gabriel Loza Tellería

00:25 / 11 de enero de 2014


Hace mucho tiempo, cuando surgían las teorías del desarrollo en América Latina a mediados del
siglo pasado, se consideraba a gran parte de los países en desarrollo como países pobres y
rurales y, por tanto, la problemática del desarrollo rural era un componente central de las
políticas de desarrollo.

Hubo una época, que parece lejana, en la que la mayoría de las personas del mundo vivían y
trabajaban en el campo. En nuestro caso, Bolivia no hace más de medio siglo presentaba, según
el Censo de 1950, una participación de la población rural del 73,8%, muy por encima del
promedio latinoamericano.

En la actualidad, América Latina y el Caribe es una región eminentemente urbana, pero aún una
gran parte de la población habita en el campo y, en el caso de Bolivia, según el Censo de 2012, el
32,7% de los bolivianos que viven en el país habitan en el área rural.

Es relevante el hecho de que en 62 años se ha invertido la estructura de la población según el


área que habita. Es importante para explicar parte de nuestra historia económica anterior y
también para examinar los desafíos actuales.

Es un hecho conocido que la revolución del 52 contribuyó a ese cambio, aunque si uno mira en
un periodo de 25 años, hasta el Censo de 1976, la participación de la población rural había
disminuido 15 puntos porcentuales a 58,7%, no obstante seguíamos siendo un país campesino. A
mi modo de entender, el cambio más significativo y acelerado se dio en los 25 años que median
entre los censos de 1976 y el de 2001, donde la participación de la población rural descendió 21
puntos porcentuales al llegar a un 37,6% del total, produciéndose así una profunda
transformación hacia una Bolivia urbana.

Lo que hizo el Censo de 2012 es ratificar esta tendencia, mostrando un crecimiento solo del
0,5% de la población rural respecto a 2011, por no decir ya un estancamiento; mientras que la
población urbana creció a una tasa cinco veces más alta, en un 2,5%. Podemos así decir que solo
un tercio de la población boliviana es rural y dos tercios conforman la población urbana.

Pero, más allá de los datos están los desafíos. Si no hubiera sido por la Ley de Participación
Popular de 1994, este cambio hubiera afectado más a los municipios urbanos, en cuanto a
disposición de recursos para tratar de satisfacer en parte las demandas de servicios básicos,
infraestructura y otros servicios. El presupuesto del Gobierno central y los gobiernos
departamentales y municipales tienen que tomar en cuenta estos cambios en la priorización de
sus recursos.

Tal vez por la falsa idea de asociar más población con más recursos, los municipios no saben que
más población significa más problemas, puesto que los requerimientos de servicios municipales
crecen en forma más acelerada para satisfacer las necesidades de esa población en aumento. Es
muy probable que este crecimiento de la población urbana aumente el déficit en viviendas,
alcantarillados, servicios de agua potable y electricidad.

Brígida Alicia Tintaya Bautista *

La demanda por tierra y territorio es una incansable y reiterada petición de indígenas y


campesinos a lo largo de la historia boliviana. La tierra y el territorio llegan a ser importantes
reivindicaciones para los pueblos que demandan seguridad y respeto jurídico para mantener o
establecerse en sitios aptos para la actividad agropecuaria, de manera que se eleve su
producción y su nivel de vida económico-social; al mismo tiempo que la noción de territorio le
incorpora una consideración cultural muy importante.

La tierra y más aun el territorio, no es considerada por los pueblos indígenas y campesinos como
mero bien productivo agropecuarios, más aún dentro del aprovechamiento sostenible se
incorporan actividades forestales, acuícolas, ambientales.

Para entender de mejor manera la problemática de la tierra y territorio es importante conocer el


concepto de tierra y territorio. Recurrimos a la definición expuesta por el Centro de
Documentación e Información de Bolivia, quienes lo explican de la siguiente manera: Tierra es
un sistema bioproductivo terrestre que comprende el suelo, la vegetación, otros componentes de
la biota y los procesos ecológicos e hidrológicos que se desarrollan en él, así como minerales
metálicos y no metálicos de su interior o superficie además de los hidrocarburos. Territorio es la
ocupación concreta del espacio, implícitamente tomando en cuenta la transformación del espacio
“natural” en un espacio “ocupado” y por ello transformado por las estructuras sociales y
culturales. Entendiendo mejor estos conceptos y basados en la sostenibilidad económica social
de los pueblos se indica que las demandas de los indígenas y campesinos no solo implican la
obtención de superficies de tierra sino también de territorio dando a cada individuo una identidad
un origen cultural y tradiciones enmarcadas en un determinado territorio.

Para conocer la problemática de tierra y territorio de Bolivia es necesario conocer aspectos como
la extensión territorial, 1’098.581 kilómetros cuadrados, y una población actual de
aproximadamente 10 millones de habitantes. Bajo estos aspectos se vienen enfatizando que no
toda esta superficie beneficia a cada uno de los bolivianos y bolivianas, que son pocos los
beneficiados con enormes extensiones de tierra y muchos que vienen peleando por encontrar un
sitio donde establecer sus parcelas de producción. Pero también hay que indicar que no toda la
superficie a nivel nacional puede estar destinada a agropecuaria, es más algunos autores
destacan la vocación y potencial forestal de Bolivia y no así la agropecuaria.

Plantear que, la tenencia de tierra en nuestro país es un problema reciente, es olvidar la historia y
que este hecho se produjo mucho antes de la fundación de la República, el Centro de
Documentación e Información Bolivia hace notar que, esta problemática se inicia mucho antes
de la fundación de la República; tierras, minas y siervos eran los premios a los súbditos de la
corona española en nuestro contiene. Desde la fundación de la República en 1825 hasta
nuestros días, ha sido conflictivo el reconocimiento de la propiedad indígena, llegando incluso
hasta el despojo amparado en la fuerza o en disposiciones legales de gobiernos que protegieron
y alentaron el latifundismo. Es evidente que hasta el día de hoy la distribución de tierras no tiene
una clara política sobre los latifundios existentes en el oriente. La misma es totalmente
contrapuesta al occidente donde se encuentran minifundios, familias que dedican su vida
productiva en pequeñas parcelas.

Es así que desde hace muchos años los gobiernos negociaron y distribuyeron la tierra y el
territorio a los que ahora son denominados como terratenientes con grandes extensiones de
tierra, quienes simplemente la mercantilizaron. Se podría decir que en la misma etapa de
dotación a grandes propiedades, también se realizaron las dotaciones de concesiones mineras
e hidrocarburiferas para la explotación de metales e hidrocarburos por empresas
transnacionales. El proceso agrario en ese entonces era totalmente dirigido a los que ahora se
los denomina como latifundistas, quienes se beneficiaron con el paso de gobiernos como Banzer
y Paz Zamora, los cuales distribuyeron grandes superficies dando lugar al latifundio
especialmente en Santa Cruz y Beni.

Caso contrario ocurría en el occidente donde se distribuyeron las tierras a un grupo numeroso
de familias y donde las superficies eran pequeñas.

La desigualdad en cuanto a la distribución de la tierra produjo la ocupación de las tierras


improductivas en diferentes zonas del país, generando nuevos focos de tensión sobre la tierra y
en muchos casos incluso escenarios violentos. Según la organización del Movimiento Sin Tierra,
actualmente en Bolivia existen más de un millón de indígenas y campesinos que no tienen tierras
o la tienen de manera insuficiente.

El Gobierno actual ha manifestado de manera reiterada que tiene la intensión de cumplir con el
mandato constitucional, en el que el Estado tiene que velar por una adecuada distribución de
tierras fiscales, y a diferencia del modelo anterior, hoy se pretende encaminar hacia un desarrollo
rural sostenible.

Bolivia cuenta con diferentes pisos ecológicos, es un país rico en cuanto a recursos naturales, y
es posible pensar y apostar por una distribución equitativa de la tierra, priorizando el acceso de
indígenas y campesinos. Pero es necesario ir más allá, dotar de caminos, créditos, mercados y
asistencia técnica.

Resolver las demandas esenciales de la tierra y territorio no sólo implica la tenencia sino va más
allá como la diversificación productiva, la sostenibilidad, la seguridad alimentaria, la soberanía
alimentaria, entre otros. Pero lo fundamental es encauzar el diálogo de saberes para enriquecer
el conocimiento local con las múltiples experiencias de las diferentes regiones del país.

La autonomía indígena originario campesina (o indígena originaria campesina) fue


establecida por la Constitución Política de Bolivia que entró en vigencia el 7 de febrero de
2009 al ser promulgada por elpresidente Evo Morales12 tras ser aprobada en
un referéndum el 25 de enero de 2009.

La autonomía indígena originario campesina es el reconocimiento del gobierno propio de


las naciones y pueblos indígena-originario campesinos en el marco de la libertad, dignidad,
tierra-territorio y respeto de su identidad y formas de organización propia.3

Pueden acceder a la autonomía indígena originario campesina: territorios indígenas


originarios campesinos, municipios y regiones, ya sea las existentes o las que se
conformen como regiones indígenas originarias campesinas. Este régimen alcanza al
pueblo afroboliviano, de acuerdo al reconocimiento en el artículo n.° 32 de la Constitución
Política del Estado.

Una nación y pueblo indígena originario campesino es toda colectividad humana que
comparte identidad cultural, idioma, tradición histórica, instituciones, territorialidad y
cosmovisión cuya existencia es anterior a la invasión colonial española. (CPE, art. 30.I)
CARACTERÍSTICAS DE LAS NACIONES Y PUEBLOS INDIGENA ORIGINARIO CAMPESINOS EN
BOLIVIA Durante mucho tiempo en nuestro país no se ha tomado en cuenta a las naciones
pueblos indígenas originarios campesino, primeramente en la época pre-colonial eran pueblos
libres, posteriormente con la llegada de los españoles, fueron pueblos que se sometieron al
yugo de los españoles. Los indígenas de la época colonial eran esclavos, realizando trabajos de
un esfuerzo físico terrible pues se los llevaba a las minas y se los hacía trabajar hasta la muerte.
En las tierras se los denominaba pongos, una forma de servidumbre, parecida al feudalismo sin
embargo en este caso no se les otorgaban muchos privilegios lo máximo fueron otorgarles la
comida para poder seguir utilizándolos como mano de obra, para trabajos explotadores. Pese
a todos estos malos tratos sufridos durante décadas los pueblos y naciones indígena originario
campesinos han tenido un espíritu de resistencia y de lucha constante. Un elemento unificador
a lo largo del tiempo es su idioma, las diferentes lenguas, ha sido una forma de cohesión y de
identidad. Mediante el lenguaje originario, como ser el aymara y el quechua; entre otros estas
naciones se han negado a desaparecer. De tiempo en tiempo estas NAPIOCS de alguna u otra
manera se han levantado contra el dominio establecido por los españoles, luego por los
diferentes gobiernos de la República, más tarde han participado como carne de cañón en las
guerras, defendiendo con su vida a un país que le negaba todo sin embargo en el campo de
batalla ellos eran los soldados que ofrecían mayor combate a los invasores. En las tres Guerras
(Del - 32 - Pacífico, del Chaco y del Acre) los indígenas han sido el grupo con mayor
participación en las filas de Batalla). En las revoluciones también participaron de manera
protagónica, pero solamente como elementos que ayudaron a la toma del poder, pero no
tuvieron una participación importante en la toma de decisiones. Tres han sido los factores de
dominio (colonización) sobre los pueblos indígenas: Primero la Religión, se dice que los
españoles llegaron con la cruz y la espada, la religión católica principalmente ha servido como
elemento de avasallamiento e imposición de creencias, imponiendo una sola forma de ver a
dios y al mundo; sin embargo y pese al paso de los años y a las imposiciones pretendidas por la
iglesia, las naciones se han aferrado a sus propias creencias como el culto a la madre tierra, las
diferentes fiestas y actividades alrededor de sus cosmovisiones del mundo es lo que les ha
otorgado una identidad y una forma de pensar y ver la vida que aún hoy se mantiene. La
misma medicina natural, tiene un fuerte ingrediente espiritual, pues el paciente no sólo debe
curarse físicamente, sino que debe trabajar con su espíritu. La educación ha sido una forma de
relegar a estas naciones, por muchos años el castellano como lengua oficial, una educación en
la mayoría de los casos centrada en este idioma era una forma de seguir dominando a estos
pueblos. Esto tiene su lógica, si todo el sistema de educación está en un idioma desconocido
para los indígenas ellos no van a poder educarse, por tanto se van a estancar, al estar
estancados no van a poder tener acceso a mejores formas de vida. Con un sistema educativo
donde no se quería tomar a los indígenas, era una forma de dominio, que se da durante buena
parte de nuestra historia. - 33 - Recordemos que cuando se inicia la república la constitución
de 1826, tomaba en cuenta a ciudadanos con ciertas características como ser: • Ingresos o
Rentas • Nivel Educativo (saber leer y escribir) • Sólo varones podían sufragar. El objetivo está
claro, al negar un nivel de participación al momento del voto se aseguraba, que los indígenas
no puedan ser parte del poder e intervengan en la toma de decisiones. Estás Naciones tienen
una relación muy cercana con la naturaleza, tienen una cosmovisión integral de la vida,
siempre han coexistido cerca de la naturaleza, de ahí el componente de campesino, pues viven
en el campo cerca de la tierra, de los animales, del agua. Constantemente están en contacto
con estos elementos es por eso que son parte y de ahí un alto nivel de conciencia respecto al
respeto a la naturaleza, la tierra, el cosmos, el agua y los animales.

TUTOR : DR. ARTURO VARGAS TESISTA : LUIS ALBERTO GUTIERREZ CLAURE

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