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REALIDAD O IMAGINACIÓN EXPLICACION CIENTÍFICA

Una red neuronal se activa por todo el cerebro cuando pensamos en


cosas que no existen Científicos definen la actividad cerebral que
posibilita la imaginación humana
La imaginación es uno de los misterios de la mente humana, por el que se
han preguntado durante mucho tiempo filósofos y científicos. La neurología
ha conseguido ahora describir su procedencia: una red cortical y subcortical
de neuronas cuya actividad se extiende por gran parte del cerebro. El
hallazgo podría ayudar a trasladar la capacidad de imaginar a las máquinas.
Por Marta Lorenzo.
Once áreas del cerebro muestran niveles diferenciales de actividad durante
el proceso de imaginar, reveló el estudio. Imagen: Alex Schlegel. Fuente:
Dartmouth College.
Once áreas del cerebro muestran niveles diferenciales de actividad durante
el proceso de imaginar, reveló el estudio. Imagen: Alex Schlegel. Fuente:
Dartmouth College.
Filósofos y científicos se han preguntado a menudo sobre la procedencia de
la capacidad humana de imaginar. La imaginación es un proceso cognitivo
superior que nos permite generar representaciones y percibirlas con la mente,
sin necesidad de que existan en nuestro entorno.
Gracias a la imaginación, los seres humanos son capaces de crear arte,
herramientas, inventar, pensar científicamente y realizar otros
comportamientos muy diversos.
Ahora, investigadores del Dartmouth College de Estados Unidos han
descubierto que la imaginación se produce gracias a una red neuronal
que se extiende por el cerebro y que manipula conscientemente
imágenes, símbolos, ideas y teorías; y que proporciona a las personas
la focalización necesaria para resolver problemas complejos y alcanzar
nuevas ideas. Sus hallazgos han aparecido detallados en la revista,
Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
"Nuestros resultados nos acercan a la comprensión de cómo la organización
de nuestro cerebro nos diferencia de otras especies y nos facilita el pensar
libremente y con creatividad", explica el autor principal del estudio Alex
Schlegel, del Departamento de Psicología y Ciencias del Cerebro de dicha
Universidad en un comunicado divulgado por Eurekalert.
Para conseguir hallarla, los investigadores se preguntaron cómo
funcionaba el cerebro cuando se manipulan imágenes mentales. Por
ejemplo, ¿qué hace el cerebro cuando nos imaginamos a un abejorro
con cabeza de toro?
Aunque ésta es una tarea aparentemente sencilla, en realidad precisa
que el cerebro construya una imagen totalmente nueva a partir de otras
dos imágenes conocidas, y que la haga aparecer ante el ojo de nuestra
mente.
En el estudio, se pidió a 15 participantes que imaginaran formas
visuales abstractas específicas y que luego las combinaran
mentalmente para dar lugar a nuevas figuras más complejas, o que las
descompusieran mentalmente en partes individuales.
Mientras los voluntarios se dedicaban a esta tarea, los investigadores
midieron su actividad cerebral con la técnica de exploración de
resonancia magnética funcional (fMRI), un procedimiento clínico y de
investigación que permite mostrar en imágenes las regiones cerebrales
que ejecutan una tarea determinada.
De esta manera, descubrieron que una red cortical y subcortical
extendida por gran parte del cerebro era la responsable de las
manipulaciones mentales con imágenes desarrolladas por los
participantes.
El área cortical es una parte de la corteza cerebral y el área subcortical
reúne partes del cerebro tan importantes como el hipocampo o la
amígdala.
Dicha red neuronal se parece mucho al “espacio de trabajo mental” que
los especialistas han teorizado podría ser responsable de gran parte de
la experiencia de la conciencia humana y de las capacidades cognitivas
flexibles que han ido desarrollándose nuestra especie durante la
evolución.

Realidad e imaginación, ¿las distingue el cerebro?


En 2004, otros investigadores, en este caso de la Universidad de
Northwestern, en Chicago, también midieron la actividad cerebral de
voluntarios mientras éstos bien se imaginaban objetos que se les pedía
que visualizaran bien observaban imágenes de objetos reales.
De esta forma, los científicos se dieron cuenta de que las partes
concretas del cerebro destinadas a generar imágenes visuales se
activaban con mucha fuerza cuando los voluntarios tan sólo imaginaban
los objetos. Es decir, que la actividad neuronal destinada a la visión de
cosas reales era similar a la actividad neuronal que posibilitaba la visión
de imágenes mentales.
Lo más curioso de esta investigación fue que en ella se constató
asimismo que, cuando los participantes recordaban lo que habían
imaginado, a menudo pensaban que lo habían visto, en lugar de saber
que había sido producto de su imaginación.

Los autores del estudio concluyeron entonces que las


zonas del cerebro que utilizamos para percibir objetos y
aquéllas que usamos para imaginar objetos se
superponen. Por eso, un hecho imaginado con mucha
intensidad puede dejar en nuestro cerebro la misma marca
que un hecho realmente ocurrido.
Referencia bibliográfica:
Alexander Schlegel, Peter J. Kohler, Sergey V. Fogelson, Prescott Alexander, Dedeepya
Konuthula y Peter Ulric Tse. Network structure and dynamics of the mental workspace
dx.doi.org/10.1073/pnas.1311149110. PNAS. (2013) DOI:10.1073/pnas.1311149110.

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