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LA CONSULTA JURIDICA
Cuando el abogado recibe la consulta de un actual o potencial cliente tiene varias
tareas por delante.
Ante todo debe escuchar muy atentamente y probablemente tomar nota de los
hechos relevantes que narra el cliente.
Asimismo el abogado debe guiar la consulta y el relato, interrumpiendo cuando sea
necesario para preguntar sobre hechos y cuestiones que éste considera importantes.
El consultante no sabe discriminar cuáles lo son y puede detenerse a relatar lo
secundario omitiendo lo principal.
Una vez que el abogado tiene claros los hechos ocurridos debe encuadrarlos
jurídicamente, y analizar si le asiste algún derecho, cuál es su alcance y qué
posibilidades tiene de exigir su reconocimiento judicial.
Para ello deberá evaluar cuáles pruebas puede aportar el consultante, y cuáles podría
preconstituir el profesional, utilizando sus conocimientos y su creatividad. En otras
palabras, el abogado debe comenzar a "armar" el caso.
A veces, el trabajo del abogado termina en la evacuación de la consulta, ya sea
porque el particular sólo quería consultar o porque luego de la consulta, no hubo
acuerdo sobre los honorarios profesionales a abonar, o porque el profesional decidió
no tomar el caso.
En todos los casos, la consulta debe resultar lo más satisfactoriamente clara para el
cliente.
Sin olvidar que cada profesional tiene un estilo y un criterio propios para ejercer la
abogacía, hay también otras cuestiones que debe analizar al momento de recibir la
consulta y analizar el caso. Por ejemplo:
· cuál es la versión de los hechos que tiene la contraria, para lo cual hay que
contactarla y escuchar esa versión;
·cuál es la prueba que la contraria tiene y que se dispone a contar o exteriorizar;
· cuál es el costo del futuro pleito que el cliente al cual se representa tendrá que
afrontar al inicio;
·cuál es la posibilidad de ganarlo, teniendo en cuenta que el derecho es materia
«opinable»;
cuál será su posible duración (aunque sea difícil de precisar);
·cuál es la solvencia del futuro demandado, para saber si podrá cumplir una sentencia
favorable, o si se podrá hacer cumplir por el tribunal.
a) Costo del litigio: El costo del litigio se calcula, en principio, a partir del monto a
reclamar, que será el capital histórico más la tasa de interés que aplican los
tribunales del fuero que corresponda.
b) Tasa de justicia : La ley 23.898, de tasas judiciales, establece como principio
general el pago del 3 % del monto total reclamado (capital e intereses) para todas las
actuaciones judiciales que son tramitadas ante los tribunales nacionales de la Capital
Federal (de todos los fueros, salvo el laboral, en el cual los trabajadores están
exentos), y excepciones de tasa reducida al 1,5 % para ciertos casos, como juicios
sucesorios, procesos concursales, tercerías, etc. (arts. 2 y 3). Cuando no se puede
determinar el monto del juicio a su inicio, se paga actualmente una tasa por monto
indeterminado (art. 5) de aproximadamente 70 pesos.
En algunas demandas por daños y perjuicios, la magnitud de los daños no puede ser
evaluada al comienzo, pues depende del dictamen de los peritos, médicos,
arquitectos, tasadores, mecánicos, etc., a producirse en la etapa probatoria. Entonces
se paga la tasa por monto indeterminado, y dentro de los cinco días de dictada la
sentencia definitiva o de la transacción, conciliación, u otro modo de terminación del
proceso, las partes deberán practicar la liquidación a los fines de pagar la tasa de
justicia correspondiente (art. 5). (Este tema se sigue desarrollando en el capítulo
SEIS, en el punto sobre "Pago de tasa judicial").
c) Poder judicial: Existen otros gastos, como el otorgamiento de un poder judicial
ante escribano público, que el profesional pedirá que se le otorgue para realizar su
labor con mayor fluidez y eficiencia, pues de lo contrario necesitará que su cliente le
firme cada uno de los escritos que deba presentar a lo largo del juicio, con los
imaginables contratiempos y peligros para los derechos del cliente, si no puede
localizarlo a tiempo. El poder judicial para asuntos laborales es gratuito y es otorgado
por el empleado- cliente mediante su firma en un formulario de Acta-Poder, en Lava
lle 1550 en el edificio de la Cámara Nacional de Apelaciones Laboral.
d) Gastos para traba de medidas cautelares: Si se evaluó la necesidad de trabar
medidas cautelares, como embargo o inhibición general de bienes, etc., se debe
calcular el costo de su inscripción en el respectivo registro, más el costo de
honorarios del gestor, si ha de trabárselas en otra jurisdicción.
e) Informes sobre la contraria: También existe el costo de diversos
informes que pueden ser pedidos antes de iniciar el juicio, como averiguación de
antecedentes comerciales, de inmuebles o rodados a nombre del futuro demandado
para saber su solvencia (ante los respectivos registros de la propiedad inmueble de la
Capital Federal o de la provincia de Buenos Aires, con sede en La Plata, o del
automotor), y otros que puedan resultar útiles.
f) Derecho fijo del Colegio de Abogados: No debemos olvidar el costo del derecho fijo
(bono del Colegio de Abogados) y un presupuesto para fotocopias (recuerden la carga
de acompañar tantas copias como partes haya de todos los escritos y de la
documentación de que se deba dar traslado y de las copias que integrarán el
expediente mellizo del abogado).
g) Gastos para notificar a extraña jurisdicción: Si existen partes o entidades
domiciliadas en una jurisdicción distinta de la del juzgado donde quedará tramitado el
juicio, a las cuales deba enviárseles cédulas, mandamientos, oficios y/ testimonios,
éstos tramitarán según la ley 22.172, y probablemente, dada la distancia, será
necesario recurrir a «gestores» para su diligenciamiento, con el consiguiente costo
respectivo.
h) Honorarios de abogados y peritos: El monto de los honorarios de estos
profesionales también integra el costo del litigio. Debe ser tenido muy en cuenta por
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Fuera de este ejemplo de plazo establecido por ley, existe la costumbre de otorgar un
plazo de 48 horas para el pago de otras sumas de dinero.
· Domicilio donde debe ser cumplida la obligación.
Podrá ser el domicilio real del cliente o el del estudio del abogado u otro, según la
naturaleza de la obligación.
· Mención de la causa de la obligación.
Por ejemplo, si se trata de una deuda por cheques impagos, hay que detallar fechas,
importes, número de cheque y de cuenta, nombre del banco, motivo del rechazo y
cualquier otro dato importante. Si se trata de deudas por alquileres, mencionar meses
adeudados, fecha del contrato y datos del inmueble locada, como mínimo.
· Apercibimiento.
Se advertirá que en caso de silencio o negativa se procederá a iniciar las acciones
legales correspondientes, y otras medidas convenientes en cada caso (denuncias a
entidades administrativas, etc.).
· Datos del abogado.
De considerarlo pertinente, habrá que incluir los datos del abogado y el domicilio y
teléfono de su estudio, para facilitar el contacto con la contraria y un eventual arreglo
extrajudicial del asunto.
Las intimaciones extrajudiciales, además de consistir en un intento por solucionar
extrajudicialmente el asunto encomendado, tienen la virtualidad de ser un tipo de
prueba: la prueba documental. De allí la importancia de conservar cuidadosamente la
constancia en la carpeta del cliente, esto es, la copia de la carta-documento que
devuelve sellada el correo, al momento de enviarla, o, en caso de que intervenga un
escribano público, el acta respectiva donde conste su actuación y el resultado.
En los reclamos laborales, el intercambio telegráfico desempeña un papel
fundamental, y muchas veces la postura asumida en las cartas documento y
telegramas resulta definitoria para la suerte del pleito. No se debe olvidar que resulta
de aplicación, en el ámbito del derecho laboral, la teoría de los actos propios, que
impone no poder variar la postura asumida previa mente.
Lo mismo ocurre con la invariabilidad de la causa en el despido. Por ejemplo, si en un
telegrama se consignó una causa concreta para despedir a un trabajador, no puede
variársela o invocar otra al contestar la demanda, ni tampoco, si se despidió sin
invocar causa, pretender en el responde plantear la razón del despido. Del mismo
modo, el trabajador que se considera despedido por un incumplimiento concreto de
una obligación del empleador, tampoco en su demanda puede aducir una causa
distinta de la alegada en el telegrama, sin perjuicio de la versión pormenorizada de
los hechos.
Resulta también trascendental porque la parte que decide despedir o considerarse
despedida es responsable del medio elegido para trasmitir la noticia, aunque también
el destinatario tiene una carga de diligencia. La comunicación se realiza por telegrama
o carta-documento, y su texto debe expresar en la forma más precisa posible el
hecho que determina la disolución.
La omisión no es subsanable judicialmente.
También la ausencia de reclamo previo por vía telegráfica o por carta documento,
conteniendo las prescripciones de la ley 24.013, impide que el reclamo posterior del
trabajador persiguiendo el cobro de las multas de la Ley de Empleo prospere en el
juicio.
Por eso, la actividad del abogado comienza mucho antes que el inicio de una
demanda o su contestación.
Ver Cap. Modelos: escritos nro. 2 y 3.
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PRECONSTITUCION DE PRUEBAS
Todo abogado sabe que un juicio se gana, fundamentalmente, cuando el reclamo
tiene andamiaje jurídico y pruebas en su favor. De allí que el profesional deba evaluar
con detenimiento cuáles son las pruebas que tiene su cliente y cuáles las que podría
llegar a reunir o producir antes y durante el juicio.
Una forma de constituir nuevas y mejores pruebas es enviar cartas documento con
intimaciones o requerimientos que precisen la postura del cliente y exijan a la
contraria precisar la suya, contestando o no dichas cartas.
También lo es constatar hechos o circunstancias mediante escribano público, con
relevamiento fotográfico, y la realización de informes técnicos sobre el tema que será
objeto de la litis.
Otro modo de preconstituir pruebas lo constituyen las diligencias preliminares,
mediante mandamientos de secuestro de los protocolos médicos y quirúrgicos, y
también el rastreo de publicaciones en diarios o revistas relacionados con los hechos
(p.ej., en casos de accidentes fatales, o dados a conocer públicamente) y las causas
penales.
En fin, esta tarea de sumar nuevas pruebas a las aportadas por el cliente dependerá
de las particularidades del caso y de los conocimientos y la habilidad del profesional.
Cartas Documento
Las intimaciones más frecuentes realizadas por medio de Cartas Documento son:
- Intimación del locador al inquilino para que éste restituya el inmueble alquilado.
Sin embargo, para simplificar este procedimiento, una persona física que invoque la
representación de una persona jurídica pero que no presente un poder o documentos
equivalentes, puede hacer el envío siempre que remita la carta como si fuera una
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persona física, firme el texto escrito en presencia del ventanillero, su nombre propio
figure debajo de la firma que va al pie del texto y también en el campo "Remitente
del formulario", y acredite su identidad como persona física. En este último caso es
aceptable que el cliente incluya al comienzo del texto la leyenda: "En representación
de ..." (mencionando la persona jurídica cuya representación alega).
¿La Carta Documento puede estar firmada y remitida varias personas físicas?
Sí, puede ser enviada y firmada por más de una persona. Pero en tal caso, todas las
personas físicas deben estar presentes en el momento del envío, firmar los tres
ejemplares en presencia del ventanillero y este debe verificar la identidad de cada
uno de ellos, con alguno de los documentos indicados precedentemente. Sin
embargo, en el formulario de envío, en el campo "Remitente", solo debe figurar un
nombre, apellido y domicilio, para que en caso de imposibilidad de entrega sirva para
la devolución del mismo.
Una herramienta fundamental tanto para el empleador como para el trabajador son
los telegramas laborales. Estas notificaciones pueden ser realizadas mediante nota
firmada por el remitente y recibidas de conformidad por el destinatario; telegrama o
carta documento o a través de un escribano público.
Es habitual que las empresas incurran en una demora mayor a la establecida por el
articulo 57 de la LCT, a veces porque el telegrama circula por diversas áreas de la
compañía hasta que lo remiten al área de legales o al abogado externo. En ese
supuesto, es mejor contestar, aunque haya transcurrido el plazo de dos días hábiles.
Los trabajadores a veces incurren en el error de rechazar la carta documento remitida
por su empleadora, o no concurren a retirar la carta documento cuando el empleado
del correo le dejó un aviso de visita. El empleador está obligado a notificar a su
empleado en el domicilio que este denunció, y no se le puede exigir que realice
diligencias para investigar el domicilio actual del trabajador. Pero si este denuncia un
nuevo domicilio en su telegrama, se debe dirigir la carta documento a esta dirección.
Si el telegrama hubiera sido dirigido al domicilio correcto, pero no fue recibido por un
error del empleado del correo, la responsabilidad es del remitente, quien debe enviar
un nuevo telegrama o carta documento.
Así, el artículo 243 de la LCT establece que “Ante la demanda que promoviere la parte
interesada, no se admitirá la modificación de la causal de despido consignada en las
comunicaciones antes referidas”. Por ello es importante establecer bien como
sucedieron los hechos, en que momento, que personas estuvieron involucradas, y no
consignar genéricamente que la otra parte conoce la causa.
Por ultimo, cabe aclarar que existen otros plazos establecidos por la Ley de Contrato
de Trabajo, en los cuales el trabajador debe remitir el telegrama (Por ejemplo, para
impugnar las suspensiones por falta y disminución de trabajo la jurisprudencia otorga
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MEDIACIÓN Y NEGOCIACIÓN
LA MEDIACION PREVIA
El abogado trabaja con el conflicto: trata de solucionarlo por la vía más rápida,
contactándose con la contraria, y/o el letrado de ésta, y busca arribar a un arreglo.
De no ser posible, debe ir a juicio en resguardo de los derechos de su cliente.
La ley 24.573, a partir del 25/4/95, introdujo la instancia de la mediación como una
instancia procesal, prejudicial, y de asistencia obligatoria, para que las partes en
conflicto la utilicen como una oportunidad para arribar a una solución pacífica y
amistosa y más ágil que la vía judicial.
La mediación es, en otras palabras, un paso previo a la demanda, en todos los juicios
civiles y comerciales.
Ahora bien, debemos dejar bien en claro que la obligatoriedad está en la concurrencia
a la audiencia de mediación, pero no en su permanencia.
Una vez que las partes llegan a la mesa de mediación, tienen – en todos los casos - la
libertad de intentar negociar o no hacerlo, en cuyo caso, firman las actas respectivas
y dan por terminada la mediación.
Se trabaja sobre los intereses de las partes, esto es, lo que realmente necesitan, más
allá de sus posiciones.
Para diferenciar el concepto de intereses y posiciones, recordamos el ejemplo de las
hermanas que peleaban por una naranja. Como no se ponían de acuerdo fueron a un
juez quien partió la naranja y les dio mitad a cada una. Con cada mitad, una hermana
hizo jugo. La otra rayó la cáscara.
En el ejemplo, la decisión del juez fue tomada en base a las posiciones:
"quiero la naranja".
Decidir en base a los intereses hubiera significado preguntar para qué quiere Ud. la
naranja?
La pregunta para qué?, por qué?, hace salir a la luz los intereses subyacentes.
Al saber los intereses de cada una (para jugo y para cáscara) la decisión hubiera sido
distinta, y ambas hubieran ganado el doble ...
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Conforme al art. 21 de la ley 24.573, el mediador percibirá por su tarea una suma
fija, según lo establecido en el art. 21 del decreto 91/98, que reglamenta la ley
mencionada. El condenado en costas se hará cargo de dichos emolumentos, que
serán calculados teniendo en cuenta el tope del 25 % establecido por la ley 24.432.
PROCEDIMIENTO
En aquellos casos en que se impone la mediación obligatoria, se deberá iniciar el
trámite ante la mesa general de entradas de la cámara del fuero que corresponda,
con la constancia del depósito de 15 pesos efectuado en la cuenta oficial (Banco de la
Nación Argentina, sucursal Tribunales) y entregando por cuadruplicado el formulario.
Este debe ser firmado por la parte y por el letrado, si fuera patrocinante, o por el
letrado apoderado, adjuntando una copia del poder en virtud del cual se presenta a la
mediación (es claro que sólo a los efectos del trámite, pues a la audiencia deberá
comparecer la parte, salvo que se domicilie a más de 150 kilómetros de la ciudad de
Buenos Aires).
En dicha repartición (mesa general de entradas) serán sorteados el juzgado
interviniente (aunque se conozca al juez interviniente, la recusación deberá ser
planteada al entablar la demanda, y no en este momento), los funcionarios del
Ministerio Público y el mediador. Le serán devueltos al presentante dos ejemplares del
formulario, debidamente intervenidos; uno de esos ejemplares quedará allí y el otro
será remitido al juzgado para el momento en que se presenten algunas de las
actuaciones que pudieran derivar de la mediación (la cuestión principal, o las
ejecuciones del acuerdo o de los honorarios del mediador).
Con esos dos ejemplares del formulario y el comprobante de pago del arancel, el
reclamante se presentará, dentro del término de tres días hábil.
Es (si no fuera hecho en tiempo oportuno se deberá pagar nuevamente el depósito de
15 pesos y pedir la readjudicación de ese mismo mediador en la mesa general de
entradas), ante el mediador (en su oficina), y pagará la cantidad de 20 pesos en
concepto de gastos administrativos, más el costo que insuma cada notificación (si no
se cumple con ello, se suspenderá hasta que se haga efectivo el pago).
El mediador se quedará con uno de los ejemplares y devolverá el otro, con su firma y
sello (fecha y hora de recepción), al presentante (no es necesario que lo reciba el
propio mediador, siempre que haya alguna persona expresamente autorizada a esos
fines).
El mediador fijará fecha de audiencia dentro de los diez días de haber tomado
conocimiento de su designación, y la comunicará a las partes (por cualquier medio
fehaciente de notificación) al menos con tres días hábiles de anticipación (contados
desde la fecha de notificación), con copia del formulario que le presentó el requirente
para el demandado.
Cuando se trate de una mediación oficial (no de la privada), se hará dicha notificación
por medio de la cédula que se designa con la letra «M», para cuyo diligenciamiento
rigen las disposiciones del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación y todas
aquellas que se refieran a las notificaciones realizadas en sede judicial. Cuando la
notificación sea cursada en los términos de la ley 22.172, deberá intervenir el juzgado
sorteado, sellándola, diligenciada por la parte interesada.
En ambas notificaciones constarán el nombre y el domicilio del destinatario, el
nombre y el domicilio del mediador y de la parte que requirió el trámite, y la
indicación del día y la hora en que se celebrará la audiencia, con la constancia de que
deberá comparecer con patrocinio letrado y en forma personal (con transcripción del
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Sin perjuicio de ello, las partes podrán concurrir con anterioridad ante el mediador a
explicarle el alcance de sus pretensiones (art. 7, ley 24.573).
Si el mediador advirtiera, de oficio o a pedido de parte, la necesidad de citar a un
tercero -propiamente dicho, litisconsorte necesario o citado en garantía-, podrá
hacerlo, de la misma manera que a las partes.
El mediador podrá convocar a las partes a tantas audiencias como sean necesarias a
los fines del cumplimiento de esta ley (claro está que dentro del plazo de 60 días
antes mencionado), conforme lo dispone su art. 10.
En la audiencia, el mediador podrá sesionar en forma conjunta o separada con cada
parte (no debemos olvidar que la asistencia letrada es indispensable, y que se tendrá
por no comparecida a la parte que concurra sin dicha asistencia, salvo que se acuerde
una nueva fecha para subsanar la falta). Todas las cuestiones allí debatidas gozan del
deber de confidencialidad, a cuyo respecto se puede firmar un compromiso que la
garantice, o dejar constancia en el acta si las partes consideran que no es necesaria
su instrumentación. Demás está decir que el mediador mantendrá, en el proceso de
mediación, neutralidad respecto de las partes.
Cuando alguna de las partes no concurriera sin causa justificada, deberá pagar una
multa cuyo monto será el equivalente a dos veces la retribución básica para los
mediadores (art. 10, decreto 91/98). En tal circunstancia, el mediador labrará el acta,
dejando constancia de las incomparecencias (comunicando al ministerio para la
ejecución de la multa, con los originales que comprueben la notificación efectuada).
Si se llegara a un acuerdo, se labrará el acta correspondiente (con tantos ejemplares
como partes haya, más uno que retendrá el mediador), donde consten los términos
del pacto, que será firmada por las partes, sus letrados y el mediador.
Esa acta podrá ser ejecutada, en caso de incumplimiento, mediante el proceso de
ejecución de sentencia, con la consiguiente aplicación de la multa establecida en el
art. 45, C.P.C.C. (art. 12, ley 24.573, y art. 12, decreto 91/98).
No se necesita homologación alguna del acta de mediación, ya que la ley le otorga los
mismos efectos que a una sentencia. Sin embargo, cuando estuvieren involucrados
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LA MEDIACION PRIVADA
Hay dos tipos de mediación, la obligatoria y la privada, pero sólo diremos aquí que
virtualmente son iguales en lo esencial.
En la mediación obligatoria, el mediador es designado antes de iniciarse el juicio, por
sorteo de un listado de mediadores oficiales, existente en la Receptoría General de
Expedientes.
En la mediación privada, el mediador es propuesto por el requirente, junto con una
lista no menor de ocho, para que la otra parte acepte el propuesto, o elija otro de la
lista, por un medio fehaciente, indicando su domicilio constituido al efecto y la
transcripción del art. 3, del decreto 91/ 98 -anexo-.
El demandado elegirá al mediador y comunicará dicha elección (en el lapso de tres
días) al requirente en el domicilio indicado, también por un medio fehaciente de
notificación (si fueran varios los accionados y no se pusieran de acuerdo en la
elección, lo hará directamente el actor; de igual manera sucede ante el silencio de
aquél o aquéllos).
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Si este mediador elegido tiene matrícula oficial, su gestión tiene tanto valor como la
del mediador oficial .Si la mediación no resulta positiva, su certificado de asistencia y
resultado servirá para tener por abierta la vía judicial.
En síntesis, ambas especies de mediación son la misma cosa: el método y
procedimiento de la mediación en sí, en lo mismo, pero en un caso se accede por
imperio de la norma, y en el otro, se accede por elección y voluntad.
En lugar del arancel de 15 pesos que se paga al solicitar la mediación obligatoria, se
pagará uno de 5 pesos que se depositarán en la cuenta oficial, y la constancia de ello
será presentada al mediador elegido.
En la mediación privada las notificaciones no podrán ser cursadas mediante cédula
dirigida a la Oficina de Notificaciones, sino que se lo hará por otro medio fehaciente
(carta-documento, etc.).
El contrato es ley para las partes, y si prevé la vía para solucionar eventuales
diferencias de interpretación, les evitará a las partes el tener que recurrir al juez para
que les aclare el vacío, a falta de acuerdo entre ellas.
Junto con el proceso judicial, la ley admite la posibilidad de que las partes
sometan la decisión de sus diferencias a uno o más jueces privados, a los
cuales se denomina árbitros o amigables componedores según que,
respectivamente, deban o no sujetar su actuación a formas determinadas y
fallar con arreglo a las normas jurídicas.
ESPECIES.
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Art. 774 – Objeto del juicio. Toda cuestión entre partes, excepto las mencionadas
en el art. 775 podrá ser sometida a la decisión de jueces árbitros, antes o después de
deducida en juicio y cualquiera fuere el estado de éste.
La sujeción a juicio arbitral puede ser convenida en el contrato o en un acto posterior.
Objeto del proceso arbitral – el objeto puede estar constituido por cualquier
género de pretensiones, aun de aquéllas que ya hubiesen sido planteadas
ante un tribunal de justicia y cualquiera sea el estado en que se encuentre el
correspondiente proceso.
54. las relativas a cosas que están fuera del comercio (por ejemplo, bienes
públicos del Estado) o a derechos que no son susceptibles de ser materia de
una convención (por ejemplo, el derecho a los alimentos) (CCiv. art. 844).
55. los referentes a derechos eventuales a una sucesión o sobre la sucesión
de una persona viva (CCiv. art. 848).
CLÁUSULA COMPROMISORIA.
Es la estipulación en cuya virtud las partes establecen que los conflictos que
puedan suscitarse entre ellas con motivo del cumplimiento de un contrato
serán resueltos mediante arbitraje.
Se trata de un acuerdo de voluntades, regularmente expreso, que hace
necesario el arbitraje para la resolución de un determinado género de
conflictos futuros.
Diferencia del compromiso – el compromiso supone un conflicto ya producido
y es el acto mediante el cual se determinan definitivamente los sujetos y el
objeto del proceso arbitral; la cláusula compromisoria se limita a prever los
conflictos que eventualmente pueden surgir de una determinada relación jurídica
y a establecer la clase de proceso (arbitral) en el que aquéllos deberán decidirse.
Constituye una promesa.
COMPROMISO.
Es el convenio en cuya virtud las partes especifican las cuestiones a decidir
mediante el arbitraje, designan a los árbitros (o amigables componedores) y
determinan los requisitos del procedimiento y del laudo.
Se trata de un contrato, sujeto como tal a los requisitos generales
establecidos en el CCiv., y constituye, junto con la aceptación del encargo
por parte de los árbitros, un presupuesto del proceso arbitral.
Capacidad.
Art. 776 – Capacidad. Las personas que no pueden transigir no podrán
comprometer en árbitros.
Cuando la ley exija autorización judicial para realizar actos de disposición, también
aquélla será necesaria para celebrar el compromiso. Otorgada la autorización, no se
requerirá la aprobación judicial del laudo.
Ésta extinción puede también ser parcial, lo que ocurriría si las partes,
dejando subsistente el compromiso, se limitaran a acordar el reemplazo de
los árbitros.
El transcurso del plazo señalado en el compromiso, o del legal en su defecto
– sólo existe plazo legal para laudar en relación con los amigables
componedores.
Demanda.
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Si hubiese resistencia infundada, el juez proveerá por la parte que incurriere en ella,
en los términos del art. 778.
Si las partes concordaren en la celebración del compromiso, pero no sobre los puntos
que ha de contener, el juez resolverá lo que corresponda.
Si la oposición a la constitución del tribunal arbitral fuese fundada, el juez así lo
declarará, con costas, previa sustanciación por el trámite de los incidentes, si fuere
necesario.
Asimismo, vale aclarar que a los jueces y funcionarios del Poder Judicial les
está prohibido bajo pena de nulidad, aceptar el nombramiento de árbitros o
amigables componedores salvo si en el juicio fuese parte la Provincia (art.
803).
Art. 782 – Aceptación del cargo. Otorgado el compromiso, se hará saber a los
árbitros para la aceptación del cargo ante el secretario del juzgado, con juramento o
promesa de fiel desempeño.
Si alguno de los árbitros renunciare, se incapacitare o falleciere, se lo reemplazará en
la forma acordada en el compromiso. Si nada se hubiese previsto, lo designará el
juez.
Desempeño.
Art. 783 – Desempeño de los árbitros. La aceptación de los árbitros dará derecho
a las partes para compelerlos a que cumplan con su cometido, bajo pena de
responder por daños y perjuicios.
Recusación.
Art. 784 – Recusación. Los árbitros designados por el juzgado podrán ser recusados
por las mismas causas que los jueces. Los nombrados de común acuerdo por las
partes, únicamente por causas posteriores al nombramiento.
Los árbitros no podrán ser recusados sin causa. Sólo serán removidos por
consentimiento de las partes y decisión del juez.
PROCEDIMIENTO.
Si las partes no hubiesen ejercido esa facultad, los árbitros deben establecer,
teniendo en cuenta la naturaleza e importancia económica de la causa, si ha de
observarse el procedimiento del juicio ordinario o el del juicio sumario,
siendo irrecurrible su decisión.
Art. 787 – Secretario. Toda la sustanciación del juicio arbitral se hará ante un
secretario, quien deberá ser persona capaz, en el pleno ejercicio de sus derechos
civiles e idónea para el desempeño del cargo.
Será nombrado por las partes o por el juez, en su caso, a menos que en el
compromiso se hubiese encomendado su designación a los árbitros. Prestará
juramento o promesa de desempeñar fielmente el cargo ante el tribunal arbitral.
Actuación del tribunal – los árbitros deben designar a uno de ellos como
presidente. Éste debe dirigir el procedimiento y dictar por sí solo las
providencias de mero trámite, que son aquéllas que se dictan sin previa
sustanciación. Sólo las diligencias de prueba pueden ser delegadas en uno de
los árbitros. En los demás actos procesales (sentencias interlocutorias y
laudo), deben actuar siempre formando tribunal.
EL LAUDO.
Es la decisión definitiva de los árbitros o amigables componedores sobre las
cuestiones comprendidas en el compromiso.
El laudo es sustancialmente equiparable a una sentencia, pues participa de su
mismo carácter imperativo y posee, una vez firme o ejecutoriado, la
autoridad de la cosa juzgada.
Cuestiones previas.
Medidas de ejecución.
Art. 792 – Contenido del laudo. Los árbitros pronunciarán su fallo sobre todas las
pretensiones sometidas a su decisión, dentro del plazo fijado en el compromiso, con
las prórrogas convenidas por los interesados, en su caso.
Se entenderá que han quedado también comprometidas las cuestiones meramente
accesorias y aquellas cuya sustanciación ante los árbitros hubiese quedado
consentida.
Asimismo, debe mediar una estricta correlación entre las cuestiones decididas
por los árbitros (y amigables componedores) y aquéllas que fueron objeto del
compromiso. Quedan también comprometidas y pueden ser decididas en el
laudo, las cuestiones meramente accesorias (ej.: intereses) y aquellas cuya
sustanciación ante los árbitros (y amigables componedores) hubiese quedado
consentida.
Plazo.
Art. 793 – Plazo. Si las partes no hubieren establecido el plazo dentro del cual debe
pronunciarse el laudo, lo fijará el juez atendiendo a las circunstancias del caso.
El plazo para laudar será continuo y sólo se interrumpirá cuando deba procederse a
sustituir árbitros.
Si una de las partes falleciere, se considerará prorrogado por treinta (30) días.
A petición de los árbitros el juez podrá prorrogar el plazo si la demora no les fuese
imputable.
Art. 794 – Responsabilidad de los árbitros. Los árbitros que, sin causa
justificada, no pronunciaren el laudo dentro del plazo, carecerán de derecho a
honorario. Serán asimismo responsables por los daños y perjuicios.
Art. 795 – Mayoría. Será válido el laudo firmado por la mayoría si alguno de los
árbitros se hubiese resistido a reunirse para deliberar o para pronunciarlo.
Si no pudiese formarse mayoría porque las opiniones y votos contuviesen soluciones
inconciliables en la totalidad de los puntos comprometidos, se nombrará otro árbitro
para que dirima.
Si hubiese mayoría respecto de algunas de las cuestiones se laudará sobre ellas. Las
partes o el juez, en su caso, designarán un nuevo integrante del tribunal para que
dirima sobre las demás y fijarán el plazo para que se pronuncie.
Art. 799 – Laudo nulo. Será nulo el laudo que contuviere en la parte dispositiva
decisiones incompatibles entre sí. Se aplicarán subsidiariamente las disposiciones
sobre nulidades establecidas por este Código.
Si el proceso se hubiese sustanciado regularmente y la nulidad fuese únicamente del
laudo, a petición de parte, el juez pronunciará sentencia, que será recurrible por
aplicación de las normas comunes.
Pleito pendiente.
RECURSOS.
Art. 796 – Recursos. Contra la sentencia arbitral podrán interponerse los recursos
admisibles respecto de las sentencias de los jueces, si no hubiesen sido renunciados
en el compromiso.
Recursos – los laudos dictados por los árbitros admiten en contra los mismos
recursos que caben contra las sentencias de los jueces, siempre que las
partes no hubieran renunciado a ellos en el compromiso.
Art. 797 – Interposición. Los recursos deberán deducirse ante el tribunal arbitral,
dentro de los cinco (5) días, por escrito fundado.
Si fueren denegados serán aplicables los arts. 275 y 276, en lo pertinente.
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Objeto – toda aquella cuestión que puede ser objeto de un juicio arbitral
podrá también serlo de uno de amigables componedores (también llamados
“arbitradores” por el Código). Concretamente, remitimos a los análisis de los arts.
774 a 776.
Normas comunes.
Art. 805 – Normas comunes. Se aplicará al juicio de amigables componedores lo
prescripto para los árbitros respecto de:
1) La capacidad de los contrayentes.
2) El contenido y forma del compromiso.
3) La calidad que deban tener los arbitradores y forma de nombramiento.
4) La aceptación del cargo y responsabilidad de los arbitradores.
5) El modo de reemplazarlos.
6) La forma de acordar y pronunciar el laudo.
Recusación.
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Procedimiento.
Plazo.
Art. 808 – Plazo. Si las partes no hubiesen fijado plazo, los amigables
componedores deberán pronunciar el laudo dentro de los tres (3) meses de la última
aceptación.
Nulidad.
Art. 799 – Laudo nulo. Será nulo el laudo que contuviere en la parte dispositiva
decisiones incompatibles entre sí. Se aplicarán subsidiariamente las disposiciones
sobre nulidades establecidas por este Código.
Si el proceso se hubiese sustanciado regularmente y la nulidad fuese únicamente del
laudo, a petición de parte, el juez pronunciará sentencia, que será recurrible por
aplicación de las normas comunes.
Nulidad del laudo de árbitros – los laudos de árbitros podrá ser atacados de
nulidad, teniendo como fundamento:
Los árbitros podrán solicitar al juez que ordene el depósito o embargo de la suma que
pudiere corresponderles por honorarios, si los bienes objeto del juicio no
constituyesen garantía suficiente.
3) PROCEDIMIENTO PERICIAL
La pericia arbitral –también llamada juicio pericial– es aquella que tiene lugar
cuando se encomienda a una o más personas especialmente versadas en
alguna materia, la decisión definitiva de un conflicto exclusivamente relativo
a una cuestión de hecho.
Art. 811 – Procedencia. La pericia arbitral procederá en el caso del art. 514, y
cuando las leyes establezcan ese procedimiento con el nombre de juicio de árbitros,
arbitradores, peritos o peritos árbitros, para que resuelva cuestiones de hecho
concretadas expresamente.
Los peritos árbitros deberán tener las condiciones exigidas para los amigables
componedores y especialidad en la materia. Procederán como aquéllos, sin que sea
necesario el compromiso.
La pericia arbitral tendrá los efectos de la sentencia, no siendo admisible recurso
alguno. Para su ejecución, luego de agregada al proceso, se aplicarán las normas
sobre ejecución de sentencia.
La utilización de esta vía puede venir impuesta por la ley. Tal el caso del art.
514 (mencionado en la norma), donde se contempla el supuesto de
liquidaciones o cuentas muy complicadas o de lenta y difícil justificación que
requieran de conocimientos especiales. Asimismo, el juez puede disponer que
se recurra a una pericia arbitral.
Las condiciones y formas de designación serán las mismas que para los
amigables componedores, sumándose el requisito insoslayable de la idoneidad
específica.
INIMPUGNABILIDAD.