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UNA PILA DE PROBLEMAS

En el panorama tecnológico actual, contemplamos el uso de múltiples implementos que


facilitan la vida moderna del hombre. Uno de los más relevantes en los tiempos actuales es las
pila o batería común, pues esta se encuentra en innumerables artefactos tecnológicos: teléfonos
fijos, controles remotos, juguetes, cámaras, etc. Es virtualmente imposible desenvolverse en el
mundo actual prescindiendo de estas baterías que proveen energía fácilmente a cualquier
aparato de manera conveniente. No es sorpresa que, en vista de que son empleadas en una
infinidad de dispositivos, su producción sea masiva y destinada a ser descartadas, para reducir
los costos de manufactura. Sin embargo, tanta facilidad y conveniencia conlleva el costo de,
lamentablemente, comprometer la integridad del medio ambiente, dado que la masividad con
la que se desechan estas pilas puede terminar generando un impacto negativo. Gracias a los
distintos elementos que las componen, el descarte de estas podría llegar a representar una
preocupante forma de contaminación ambiental en nuestros días. Por lo tanto, es prioritaria la
investigación en torno a esta problemática, estudiando precisamente la nocividad del descarte
de las pilas, específicamente de las pilas alcalinas, las pilas de zinc-carbono y las de plata-
óxido, dado que son las de mayor uso. Así, se podrá dar la importancia adecuada a su prudente
uso, ya que las considero dañinas para el ecosistema y una preocupación para el cuidado
ambiental en el mundo contemporáneo. En vista de todo lo anterior, el presente ensayo tiene
por objetivo la indagación respecto a la composición química estas pilas, así como el efecto de
sus componentes en nuestro entorno, comprobando el perjudicial impacto de estos.

En primer término, se debe tener presente cuál es la composición particular de la pila


alcalina, la de zinc-carbono y la de plata-óxido, las cuales no se deben confundir con otras
clases de pilas secas. Esta distinción la señalan Héctor Plascencia y su equipo de investigación
(2010) para la revista científica “Naturaleza y Tecnología”, de la Universidad de Guanajuato:

Las pilas y baterías son sistemas electroquímicos con gran aplicación en muchas de las
actividades del hombre, para que estas sean eficientes en cada una de las aplicaciones
es necesario que suministren diferentes potenciales, por ello su composición química
varía. (Plascencia, H., González, B., Pérez, H., p. 56)

Por su parte, la pila alcalina, específicamente la pila comercial de desecho AA, se distingue
por poseer una estructura cilíndrica de zinc (Zn), dentro de la cual se encuentra “una pasta
acuosa de cloruro de amonio (NH4Cl), cloruro de zinc (ZnCl2), dióxido de manganeso (MnO2)
y grafito en polvo” (p.57), además de contar con ambos polos compuestos de latón con un
97.65% de cobre (Cu) y 2.35% de zinc (p. 62), según la investigación antes mencionada. A
esto se añade que en un informe del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático
(INECC) de México, José Castro y María Luz Díaz, ambos especializados en las
investigaciones en Química para dicha entidad, reportaron una presencia de mercurio (Hg) de
entre 0.5% a 1%, así como un 42% de plástico en las pilas alcalinas (2004, p. 56). Por otro
lado, la pila de zinc-carbono, igualmente en el modelo comercial AA, se compone de un tubo
de papel con zinc que contiene la pasta reactiva de dióxido de manganeso y grafito (p.58). En
cuanto a las pilas de plata-óxido —también llamadas pilas “de botón”—, utilizadas en relojes
de muñeca y otros artefactos electrónicos de menor tamaño, posee óxido de zinc (ZnO)
mezclado con mercurio (Hg) en el polo negativo o ánodo, mientras que, en el polo positivo o
cátodo, posee plata (Ag) mezclada con dióxido de manganeso (p. 60).

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En segundo término, conociendo los elementos que se liberan al ambiente con el desecho
de las distintas clases de pilas, corresponde, consecuentemente, contemplar su impacto. La
primera observación notable es que la producción de las pilas en cilindros protectores, si bien
proteje al ambiente del contacto con las múltiples reacciones internas, no es efectivo una vez
la pila es decartada, como lo señala Karla Camacho (2006), destacada investigadora y docente
del área de Química, en la gaceta “Conciencia Tecnológica”:

(...) al dejar de proporcionar energía eléctrica, continúan produciendo reacciones


químicas de las que resultan metales, todos ellos tóxicos para los seres vivos, en forma
oxidada. Las pilas sufren la corrosión de sus carcazas afectadas internamente por sus
componentes y externamente por la acción climática y por el proceso de fermentación
de la basura, especialmente la orgánica, que al elevar su temperatura a los 70 °C, actúa
como reactor de la contaminación. (p. 3)

De los componentes que pueden polucionar el medio ambiente, uno particularmente


preocupante es el mercurio, presente en las pilas alcalinas y aquellas de plata-óxido, pudiendo
causar intoxicación por inhalación de su vapor, porque este y otros metales “no se transforman
con la incineración, lo que provoca que sean emitidos a la atmósfera en forma de vapor”
(Plascencia, H., González, B., Pérez, H., pp. 55-56). También, sustentan Castro y Díaz (2004),
ocurre que, por medio del este vapor, “sus átomos viajan lejos; al ser depositado en los cuerpos
de agua se transforma en mercurio orgánico”, contaminando pescados y mariscos (p. 65).
Afortunadamente, plantean que “los compuestos a que dan origen (las pilas) cuando son
desechadas, se pueden encontrar en cantidades mínimas en los tejidos de los organismos que
integran los diferentes ecosistemas” (pp. 63-64). Sin embargo, un consumo excesivo y un
inadecuado desecho de baterías puede desencadenar nefastas consecuencias en un futuro.

Similar caso es el del manganeso (Mn), el cual, en cantidades excesivas dentro del
organismo, puede resultar en “desórdenes de tipo psicológico y neurológico” (Castro y Díaz,
2004, p. 66). Tal fue la desdicha de una comunidad japonesa en 1981, en la cual:

(...) cerca de un pozo de agua se enterraron aproximadamente 400 piezas de pilas a una
distancia aproximada de dos metros, lo cual provocó 16 casos de envenenamiento, tres
fueron fatales (...) La autopsia reveló altos niveles de dicho metal y de zinc en sus
órganos. (Castro y Díaz, 2004, p. 66)

Por lo demás, este mismo informe señala que distintos electrolitos presentes en las pilas
alcalinas pueden resultar nocivos por ser causantes de quemaduras o irritaciones cutáneas, así
como pueden afectar la fertilidad de los suelos si se practica una inadecuada disposición de sus
residuos (p. 67).

En tercer término, se ha de destacar el alto uso de estas pilas actualmente, ponderando la


cantidad de desechos que generan los componentes antes descritos. En su nota divulgativa,
Camacho (2006) expone que, en el periodo 1999-2006, el consumo promedio de 400g de pilas
por habitante al año, de los cuales un 30% representaban residuos tóxicos, representando, en el
caso de México, casi 4 000 de toneladas de desechos tóxicos por pilas cada año (p.3). Observa,
asimismo, que “este volumen de pilas y baterías desechadas, tiende a incrementarse
proporcionalmente con respecto a décadas anteriores debido al crecimiento de la población, al
incremento en aplicaciones y a la mayor oferta” (p. 4), por lo que, conforme pase el tiempo,
este cantidad de desechos no hará otra cosa que incrementar. Según Castro y Díaz (2004), de
estos 400g de pilas anualmente por habitante, para 1997, la mitad son de procedencia ilegal (p.

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62), con una tendencia a aumentar (p. 73). En perspectiva, esto agrava la situación de la
contaminación por desecho de pilas, debido a los bajos cuidados en la producción legal de
estas, violando, por ejemplo, los estándares en la producción de pilas de óxido de mercurio,
sobre la cual informan que:

(...) el contenido de dicho metal (mercurio) es del 33% y se usaron tanto en su


presentación de botón como en otros tamaños (...) Teóricamente, se dejaron de producir
en 1995, aunque hay fuentes de información que indican que dicho proceso continúa en
Asia y se distribuyen en el mercado internacional. (p. 64)

En síntesis, queda clara la importancia del desecho de las distintas clases de pilas más
usadas, puesto que no solamente contienen materiales potencialmente nocivos para el medio
ambiente, sino también para la salud pública. Estos materiales, una vez degradada la pila,
contaminan nuestro entorno y alteran el funcionamiento de los ecosistemas. Además, dado el
alto consumo de pilas alcalinas, de zinc-carbono y plata-óxido últimamente, el problema se
vuelve progresivamente más grave, al punto que “la tendencia elevada del consumo de pilas se
contrapone al desarrollo sustentable, ya que (...) heredaremos a las futuras generaciones
grandes volúmenes de contaminantes” (Castro y Díaz, 2004, 73).

Ante esta problemática, Camacho (2006) propone desarrollar “un proyecto dedicado
exclusivamente al desarrollo de una logística de recolección, acopio y disposición final que
incluya una tecnología de tratamiento y/o recuperación de metales.” (p. 6). O bien, podría
reemplazarse el uso de pilas desechables por pilas recargables, como sugieren Castro y Díaz
(2004, p. 73). De cualquier manera, la concientización colectiva unida a un apropiado desecho
o reciclaje de estas pilas proporcionaría una solución eficaz a la posible contaminación a futuro,
la cual representa un importante desafío para el desarrollo mundial actual y futuro.

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Referencias:

 Camacho, K. (2006) Importancia del Tratamiento de las Pilas Descartadas.


Conciencia Tecnológica, número 32, pp. 79-84. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=94403218
 Castro, J., Díaz, M. (2004) La contaminación por pilas y baterías en México.
Gaceta Ecológica, número 72, pp. 53-74. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=53907205
 Plascencia, H., González, B., Pérez, H. (2010) Análisis de componentes químicos
de pilas de desecho. Naturaleza y Tecnología, volumen 2 (número 7). Recuperado
de http://www.naturalezaytecnologia.ugto.mx/index.php/nyt/article/view/144/pdf1

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