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Geografía histórica de México II.

2018-2
Dr. Gerardo Bustos Trejo.
Ayamel Fernández García.

Historia de la Ciudad de México. Siglos XX y XXI.

1. Introducción.
Si bien la cultura política de nuestro país ha permitido y propiciado una fuerte
centralización, tanto de recursos económicos como humanos y culturales, la Ciudad de
México es un ejemplo claro de la forma en la se ha cristalizado dicha forma de
distribución económica, política, social y cultural. Por eso mismo, la gran urbe que
habitamos se ha construido históricamente con agitados cambios, sobre todo en el
último siglo que no solo fue agitado sino que está bastante presente para nosotros. La
explosión demográfica, el desarrollo industrial, el crecimiento económico, la expansión
territorial, los movimientos sociales, los desastres naturales, las guerras, los deportes y
la cultura configuran los territorios urbanos. En el caso de la Ciudad de México, el siglo
pasado fue una manera de que ésta se consolida como una gran ciudad con muchas
facetas. Estos cambios aún se perciben y suceden ya bien entrado el siglo XXI, y son
tema de discusión económica, sociológica, urbanística, ambiental e histórica.

2. Áreas verdes.
La ciudad de México y la imponente mancha urbana que representa, se ha
expandido de forma brutal. De esa forma, lo que antiguamente eran suburbios y zonas
donde las clases altas tenían sus casas de campo o bien, pueblos alejados de la ciudad -
como el caso de Coyoacán-, pasaron a ser colonias más que integradas en el área urbana.
De esta manera, la ciudad tuvo que continuar con la creación de parques y áreas verdes
que, por una parte de la infraestructura que sirviera para el esparcimiento de la
sociedad, pero en algunos casos, para preservar las mismas especies vegetales que se
veían amenazadas por el crecimiento urbano. A lo largo del siglo XX, estos espacios
fueron tomando fuerza, por lo menos en términos jurídicos, sobre todo con leyes de
corte ambiental que han sido implementadas por el gobierno de la ciudad.
A inicios del siglo XX, se dio un ejemplo del desarrollo e importancia que llegaron
a tener en esos momentos las áreas verdes. Se trata de las obras de Miguel Ángel de
Quevedo. Dentro de su trayectoria como ingeniero y político enfocado en la

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preservación de la flora mexicana, figura un hecho importante en la Ciudad. Quevedo,
donó en 1901 una hectárea de terreno perteneciente al rancho Panzacola para crear un
vivero. En los años siguientes, buscó el apoyo de diversas autoridades para lograr su
objetivo. En 1907 consiguió el apoyo de José Ives Limantour, secretario de Hacienda en
esa fecha. El funcionario de hacienda convenció al entonces presidente de México,
general Porfirio Díaz, de visitar el lugar y posteriormente de apoyar al proyecto mismo.
En ese año se logró su fundación, siendo el primer vivero forestal mexicano. Años
después, entre 1911 y 1934, el gobierno federal de México fue comprando propiedades
que posteriormente integrarían las 39 hectáreas que actualmente constituyen el vivero.
El 26 de septiembre de 1938, fue declarado por decreto del presidente Lázaro Cárdenas
como Parque Nacional.
Otro ejemplo es el afamado Bosque de Chapultepec, que actualmente cuenta con
una superficie de 678 ha. Está dividido en tres secciones y alberga algunos de los sitios
turísticos más importantes de México, como el Museo Nacional de Antropología. Cuenta
con tres lagos artificiales, espacios deportivos y numerosas fuentes, así como el Castillo
que hasta inicios del siglo XX aún fungía como la residencia oficial del poder ejecutivo..
En 1923 es inaugurado el zoológico. Los ahuehuetes son la especie vegetal más famosa
de Chapultepec. Uno de ellos «Sargento», apodado así por los cadetes del Colegio Militar,
no está vivo; es un monumento vegetal que muestra la grandiosidad de estos árboles:
Mide quince metros de alto, 40 de circunferencia y vivió 500 años. Además de
ahuehuetes en Chapultepec hay 42 especies vegetales más: frescos y lindos —que son
más de la mitad de todos los que crecen allí—, cedros, sequoias, álamos, palmeras, entre
otras.
Otras áreas verdes y parques nacionales se pueden encontrar hacia la parte sur
de la ciudad, como el Ajusco, los canales de Xochimilco, entre otras, siguen conservando
hasta la fecha un importante estatus. En la actualidad tiene un marco legal de actuación
específico que es la base para las acciones del gobierno y también de los particulares en
ese rubro.

3. Vías de comunicación (al interior de la ciudad y con otras zonas aledañas).


A lo largo del siglo pasado, la Ciudad de México consolidó paulatinamente sus
vías de comunicación como todo un sistema que le daba movilidad a la población y a los
recursos económicos, desde el interior de la Ciudad a otras zonas así como al interior de

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la ciudad. Después de la Revolución Mexicana, la Ciudad se expandió hacia zonas
suburbanas. De esta forma, las antiguas calzadas indígenas se transformaron en en
arterias que comunican al sur y al norte de la Ciudad, o bien, al oriente con el poniente.
Un buen ejemplo es la Calzada de Tlalpan, que si bien su existencia se remonta a la
época prehispánica, en el siglo XIX y XX corría el tranvía que posteriormente sería
sustituído por el tren ligero y el metro. Esto nos lleva a visualizar la magnitud de las
necesidades que tuvo la ciudad hacia mediados del siglo XX, en plena explosión
demográfica. El entubamiento del Río de la Piedad para dar lugar al Viaducto, así como
las mismas acciones en torno al Río Churubusco, junto con el Anillo Periférico y otras
vías internas son ejemplo de un esfuerzo del tamaño de la misma ciudad. Ya entrado el
siglo XXI, los distribuidores viales y obras públicas afines han seguido ampliando tales
vías. De igual forma las carreteras que conectaban a la Ciudad con otras zonas fueron
parte del mismo desarrollo urbanístico. Por ejemplo, las autopistas México-Cuernavaca,
México-Puebla o México-Querétaro, que se constituyeron como autopistas hacia
mediados del siglo. De igual forma el Aeropuerto, que tiene sus raíces en la década de
los 30s, actualmente es de los más concurridos en latinoamérica.
Sin embargo, el gran proyecto urbanístico del siglo XX, fue sin duda el Sistema de
Transporte Colectivo Metro. Este sistema, que actualmente con 12 líneas, ha tenido
varias etapas constructivas. Comenzó la construcción en 1967 y en 2012 se inauguró la
última línea. La longitud total de la red es de 226.49 km. con 195 estaciones. El sistema
tiene aproximadamente 3,333 vagones con una capacidad estándar de 1,530 personas
por tren. El metro está construido de forma subterránea (115 estaciones), superficial
(54 estaciones) y viaducto elevado (26 estaciones); 11 184 estaciones se encuentran en
la Ciudad de México y 11 en el Estado de México. La importancia radica en la elevada
cifra de pasajeros que dicho sistema tiene. Una cuestión sumamente interesante es que
en las fechas en las que construyó el metro, la mitad de la población era analfabeta y
debido a este fenómeno, se creó todo un sistema de íconos para que los usuarios que no
podían leer, ubicaran la estación y el ícono. Este sistema fue único en el mundo. Hacia el
siglo XXI, los camiones y microbuses se han visto en unos casos ampliados para llegar a
nuevas zonas conurbadas, pero de igual forma sustituidos por nuevas formas de
transporte como el metrobús o incluso por formas de movilidad alternativa como las
bicicletas.

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4. Inundaciones y sismos.
Es evidente que la ubicación de la Ciudad genera una especial vulnerabilidad
ante estos dos fenómenos naturales. Durante el Porfiriato se realizó un sistema de
desagüe en la ciudad, donde se construyó el Gran Canal que administraría las aguas del
valle que además permitió la construcción del alcantarillado. Con esta construcción se
pensaba que la ciudad no volvería a sufrir de inundaciones pero no fue el caso y las
inundaciones han continuado -incluso- debido a problemas sanitarios. El ambicioso
proyecto fue terminado el 17 de marzo de 1900 siendo inaugurada esta obra por el
general Porfirio Díaz. La continuas inundaciones nos llevan a pensar en eventos como
los de 1951. En que el mencionado canal se desbordó, quedó inutilizado y llenó a la gran
Ciudad de agua. Varias colonias como La Candelaria de los Patos y San Lázaro, Condesa,
Obrera, Doctores, San Pedro de los Pinos y Portales y hasta la Guerrero y Peralvillo
sufrieron las lluvias y las inundaciones. Muchas casas y negocios quedaron afectados y
la ciudad tuvo que improvisar sistemas de bombeos para resolver la emergencia. Este es
un caso paradigmático en la Ciudad.
En cuanto a los sismos, resulta muy provechoso el estudio debido a que en el
siglo XX, ya se contaban con equipos y conocimientos para medir con precisión los
sismos. Entre los más significativos figuran, el de julio de 1957, de magnitud de 7.7. Este
evento es recordado debido a la caída de la victoria alada, mejor conocida como “El
Ángel de la Independencia”, en este sismo se reportaron cerca de 100 muertos y 500
heridos. En 1979, se presentó un movimiento telúrico de 7.6, que aunque sólo se
presentaron 5 muertos, es recordado en la Ciudad por el colapso de la Universidad
Iberoamericana. En 1985 la Ciudad fue azotada por un sismo de 8.1. Cerca de 10,000
muertos y miles más de desaparecidos. Centenares de edificaciones colapsaron sobre
todo en el centro de la Ciudad. Estos eventos fueron recordados como un ejemplo de la
sociedad civil organizada ante los ineficaces -o inexistentes- protocolos de asistencia
por parte del gobierno. Este mismo sentimiento generalizado se dio en los sismos de
septiembre de 2017, en el que dos fuerte sismos (de 8.2 y 7.2 grados) azotaron la zona
centro y sur del país. Actualmente en la Ciudad ha desarrollado una serie de medidas de
seguridad y protocolos para que se actúe en caso de desastres naturales.

5. Servicios públicos.

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Los servicios públicos tuvieron que estar a la medida de una ciudad que crecía
desmedidamente. Por ejemplo, el alumbrado público y las calles pavimentadas tuvieron
que esperar a las olimpiadas de 1968 para verse realizadas en ciertas áreas de la
Ciudad. El servicio de agua tuvo un desarrollo particular. Una solución que hoy en día
sigue en pie. en 1912 se considera llevar agua del río Lerma en el valle de Toluca a la
ciudad de México, que por entonces sólo disponía de fuentes de agua provenientes de
los pozos artesianos que se ubicaban por toda la ciudad y que habían sido abiertos
desde la época colonial además de los acueductos provenientes de Chapultepec, Santa
Fe – Cuajimalpa y de Xochimilco. Lo que combinado con las obras de drenaje de valle de
México empezaba a causar el hundimiento y consecuente destrucción de las
construcciones de la ciudad. Años después, con el aumento de la población de la Ciudad
de México sobre todo por la inmigración, la necesidad de nuevas fuentes de agua obliga
a utilizar los afluentes de la zona alta del río Cutzamala, mismos que durante el tiempo
de la primera etapa habían sido usados para el riego agrícola y la generación de energía
por medio de presas, las cuales formaban el sistema hidráulico de Valle de Bravo, en
1976 se inician los trabajos de ésta etapa. Este sistema de distribución hídrica sigue
siendo la principal en el valle de México; recorren, desde Atizapán a la Ciudad de
México, 2.500 m de tuberías.
Por otro lado los mercados guardan un valioso lugar en la economía y la
distribución de recursos. Los mercados públicos de la Ciudad de México rebasan los 300
establecimientos comerciales dedicados a la venta de comestibles como frutas, carnes y
verduras así como artículos diversos de consumo. En su mayoría son tradicionales, los
cuales venden toda clase de mercancías, como el tradicional De La Merced o el Abelardo
L. Rodríguez. Algunos de los mercados de la ciudad fueron diseñados por arquitectos
reconocidos como Félix Candela, Pedro Ramírez Vázquez o cuentan con obras de
artistas como Pablo O'Higgins.
En cuanto a la infraestructura sanitaria y hospitalaria, el desarrollo de la salud
pública se dio a la par de instituciones como el ISSSTE y el IMSS. Probablemente uno de
los grandes proyectos del siglo XX en esos términos fue el Centro Médico Siglo XXI, que
junto al Hospital 20 de Noviembre, significaron un crecimiento considerable en los
servicios de ciudad de la capital. Este complejo, ubicado en la colonia Doctores, fue
creado en 1951 y conforma un conglomerado de edificios de salud constituido por el

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Hospital General de México —administrado por la Secretaría de Salud— y el Hospital
Infantil «Federico Gómez», ambos colindantes con el Centro Médico.

6. Servicios religiosos.
La religión en México comenzó el siglo XX con fuertes enfrentamientos contra el
gobierno en las guerras cristeras de las décadas de los 20s y los 30s. Sin embargo el
ambiente se enfrió paulatinamente. De modo que en 1992, México volvió a entablar
relaciones con la Santa Sede. Sin embargo en la Ciudad de México, importantes
arquitectos contribuyeron a la arquitectura religiosa. Por un lado el famoso arquitecto
Félix Candela, contribuyó, por ejemplo con el Templo de la Inmaculada Virgen de la
Medalla Milagrosa. El encargo para el arquitecto fue hecho en 1953. La nave muestra
muros de tabique rojo tanto en su barda perimetral como en el arranque inferior de su
única fachada lateral que se forman en tres partes, bajo los 'pañuelos' triangulares
laterales. Sin duda, la arquitectura contemporánea se reflejó por completo en este tipo
de obras. Otro ejemplo pertenece al ingeniero y arquitecto Luis Barragán con la Capilla y
Convento de la orden de las Capuchinas.

7. La vida al interior de la ciudad; la ciudad y su entorno.


La vida en la Ciudad debe ser entendida como un cúmulo de ciudades que tienen
rostros distintos. Y que la Ciudad es una interesante convergencia de grupos sociales
marginados, empobrecidos y sin acceso a servicios y por otro lado, grupos sociales que
controlan la economía y encarnan el poder político de la Ciudad y el país. De esa forma
se puede comprender que el desarrollo urbano benefició a grandes porciones de la
población -incluyendo a la naciente “clase media”-, también marginó a millones de
personas. Por ejemplo, un gran proyecto que se llevó a cabo en la Ciudad para
contrarrestar la explosión demográfica y para proponer estilos de vida particulares
ceñidos a la naciente clase media trabajadora en la Ciudad, fueron los Multifamiliares.
Creados en la época de Miguel Alemán, los multifamiliares -como el complejo Nonoalco-
Tlatelolco-, ofrecían una vida urbanizada, en condominio, a una población que ya era
parte por completo un órgano más de la ciudad. Otro proyecto urbanístico de máxima
importancia, fue la creación de la Ciudad Universitaria en el pedregal de San Ángel en la
década de los 50s.

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La vida política de la Ciudad fue muy agitada. Hubieron varias reformas políticas
que modificaron la distribución político-territorial hasta llegar a las 16 delegaciones del
Distrito Federal, que en 2015, con la reforma política de la Ciudad de México, volvió a
llamarse así y a convertir las delegaciones en alcaldías. En 1997, se eligió por primera
vez a un gobernante del Distrito Federal, después de años de regentes impuestos por el
propio gobierno federal. El ejecutivo del Distrito Federal cambió su nombre a Jefe de
Gobierno del Distrito Federal.
Los movimientos sociales también han sido variados. La Revolución Mexicana
puso paralizó a la Ciudad, primero con la decena trágica y el golpe de estado huertista
en 1913; posteriormente los ejércitos villistas y zapatistas entraron triunfantes a la
Ciudad. Años después de la etapa del conflicto armado, ya hacia la mitad del siglo, nos
encontramos con distintos movimientos sociales como el ferrocarrilero o, ya en los 60s,
el movimiento estudiantil. Tal movimiento, incluye uno de los atropellos a los derechos
y a la libertad de expresión más recordadas y documentadas, la matanza del 2 de
octubre. Algo similar pasó con los movimientos del 72 y el famoso halconazo. Hacia los
80s y los 90s, los movimientos estudiantiles siguieron en pie de lucha y protagonizaron
nuevos episodios en la vida social de la capital. Hasta llegar a la huelga de 1999-2000 en
la UNAM.
La vida de entretenimiento y cultural fue un espejo de la cultura de masas que se
daba en occidente a mediados del siglo XX. Decenas de cines fueron abiertos al público y
presentaban las películas hollywoodenses más llamativas. En los 60s, los deportes
hicieron una aparición histórica en la vida cotidiana de los capitalinos. Por un lado los
Juegos Olímpicos de 1968 y dos años más tarde, el mundial de México ‘70. Ambos
eventos sucedieron en escenarios que hasta la fecha siguen cumpliendo tales
importantes funciones, como son el Estadio Azteca, el Estadio Olímpico Universitario, el
Palacio de los Deportes, etc.
La vida cultural en la Ciudad de México, es y ha sido completamente variada. Un
buen parámetro de este fenómeno es el altísimo número de museos que hay en la
ciudad. El palacio de Bellas Artes, inaugurado en 1934; el Museo Nacional de
Antropología e Historia inaugurado en 1964; el Museo de la Ciudad de México del
mismo año; el Museo Tamayo de Arte contemporáneo de 1981; y decenas de museos
son solo la punta del iceberg de la diversidad cultural y artística que ha tenido lugar en
la capital.

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Sin embargo, la vida en una ciudad de este tamaño implica una complejidad
enorme, sobre todo en términos de inclusión social y marginación. Los barrios y zonas
marginadas tienen -e históricamente han tenido-, una vida muy distinta a la de las zonas
principales y más acomodadas. La inseguridad ha sido un problema grave en los últimos
años. De igual forma, los problemas sociales y políticos se conjuntan necesariamente
con los problemas del entorno ambiental. El desabastecimiento de agua, la basura y la
contaminación del aire son críticas ante distintas instancias internacionales y
nacionales. Por ejemplo, hoy queda menos de 1% de los depósitos lacustres del Valle de
México. En las últimas décadas se estima que la disponibilidad per cápita del agua de la
Cuenca del Valle de México decreció 46%. Una solución de fondo para este problema
parece ausente en las discusiones electorales en general.

8. Conclusión.
La historia reciente de la Ciudad de México es inabarcable. No sólo gracias a la
complejidad de los fenómenos sociales y políticos que la atraviesan, o por la
vulnerabilidad ante factores ambientales o los propios procesos autodestructivos en el
ámbito de contaminación, sino que la Ciudad y los diversos rostros que la habitan desde
el siglo pasado, siguen presentes hoy en día, haciendo que tengamos muy latentes tales
problemas, pero sobre todo, tales fuentes y experiencias históricas. Si no visualizamos a
la ciudad como una complejidad urbana, política, cultural, social, económica y
ambiental desde una óptica histórica crítica, no podemos comprender muchos
problemas actuales de nuestro hábitat.

9. Bibliografía.
Garza, Gustavo, La Ciudad de México a finales del Tercer Milenio, México, El
Colegio de México-Gobierno del D.F., 2000, pp. 6-91.
Quiroz Rothe, Héctor, Ciudades mexicanas del siglo xx, México, UNAM, Facultad de
Arquitectura, 2008 (Colección Urbanismo), pp. 84-120.
Vargas, Martínez, Ubaldo, La ciudad de México (1325-1960), México, DDF, 1961,
pp. 45-95.
Checa-Artasu, Martín M., “Las áreas verdes en la Ciudad de México. Las
diversas escalas de una geografía urbana” en: Revista Bibliográfica de Geografía y
Ciencias Sociales, disponible en: http://www.ub.edu/geocrit/b3w-1159.pdf

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Hira de Gortari Rabiela, Regina Hernández et al., La ciudad de México y el Distrito
Federal : Una historia compartida, Instituto de Inv. Históricas José María Mora, México,
1998, 230 pp.

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