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En su fase inicial los Estados se plantearon bajo la consigna del liberalismo, desde allí afirma
Borda (), preceptos tales como la libertad individual, la desecularización del poder y la propiedad, se
convirtieron en consignas de la democracia igualitaria y en elementos fundamentales de defensa del
aparato político. Sin embargo, como resultado de los diversos cambios y crisis, sociales y políticas,
dados unos años antes pero más fuertemente en la entrada del siglo XX, nacen las múltiples críticas
al Estado de Derecho y su necesidad de superación, planteándose nuevas formas de concebir las
relaciones entre el Estado y la sociedad. De esta forma surge el Estado Social de Derecho, tal lo afirma
Borda (), como la articulación entre los derechos individuales y los derechos colectivos, entendidos
estos últimos como garantías de igualdad social y dignidad humana, que en consideración de Herreño
(), entienden al hombre como un proyecto existencial e inacabado, que debe proporcionársele unos
mínimos para el desarrollo de sus capacidades y potencialidades.
En Colombia, con relación a lo antes mencionado, la Constitución Política de 1991, reconoce
en su artículo 1° la adopción de la forma de Estado Social de Derecho, que además de contar con el
principio de legalidad, tiene una separación de poderes, una supremacía constitucional e incluye la
participación en la conformación, ejercicio y control del poder de los ciudadanos. La constitución, en
este orden de ideas, tiene presente en sus primeros apartados los derechos civiles y políticos y los
derechos sociales fundamentales, estos últimos, bajo el análisis del presente ensayo, lamentablemente
se ven envueltos por los intereses económicos y por las irrupciones paralelas que provocaron la
adopción de orientaciones neoliberales en el país, implantadas tácitamente en las medidas jurídicas.
Esto ha provocado el progresivo desmonte o desvirtualización, casi que a la par de la promulgación,
del Estado Social de Derecho en el país. Es por tal razón que el presente documento se cuestionara
sobre la autodenominación y la legitimidad del Estado Colombiano bajo la pregunta ¿Es Colombia
un Estado Social de Derecho?
Hipótesis
- El estado colombiano por su autodenominación no prima sus esfuerzos en mejorar las
condiciones de vida de la población a la que gobierna, más allá de los intereses económicos
y políticos particulares, pierde su calidad fundante y se convierte en una simple expresión
discursiva carente de significado empírico y disuelta en el proselitismo discursivo.
Objetivo
Cabe destacar que los derechos aquí planteados adquieren el carácter del positivismo jurídico,
que principalmente beneficia a las clases burguesas (Liscano, 2010), por ser la nueva comunidad en
llegar al poder. Desde allí, se data que crecen las discusiones en torno a lo que dice la ley y lo que en
la realidad se practica, “un positivismo realista que consideró al Derecho como la realidad fáctica del
ser y, un positivismo normativista que consideró al Derecho como una realidad normativa” Landa ().
En este sentido, según Landa (), la reducción del derecho a la ley, como eficacia operativa, reduce las
posibilidades de la misma premisa liberal que sustenta el Estado de Derecho, puesto que entiende de
forma artificial las necesidades de regulación de las relaciones sociales y desemboca en la perdida de
legitimidad en la ley, por la incomprensión de las constantes tensiones sociales.
Con relación a lo anterior y en base al aumento en “el individualismo, la insolidaridad y el
crecimiento de la desigualdad material de los más necesitados, se crearon insatisfacciones y
produjeron en la teoría política deseos de superar el modelo liberal” (Liscano, 2010). Por lo tanto, es
en el siglo XX, que se dan las formulaciones más estructuradas que sitúan y esclarecen la función
social del Estado, modificando las bases individualistas de derecho, poder y defensa, a unas de tipo
comunitario. Es allí cuando se incorporan los derechos de segunda generación o “los derechos
económicos, sociales y culturales” Herreño (), como “la aparición en la escena política de la clase
trabajadora organizada en sindicatos y partidos” Borda(). Es en este punto cuando se transforma la
idea de derecho individual a un derecho social. Este podría definirse como “El Estado que acepta e
incorpora al orden jurídico, a partir de su propia Constitución, derechos sociales fundamentales junto
a los clásicos derechos políticos y civiles, es conocido como Estado social.” Borda (Pág. 86)
A esta forma de acción estatal, afirma Herreño() se le vincula con una connotación positiva,
ya que busca establecer condiciones de vida digna para todos los individuos, desde los principios
constitucionales y sus garantías como derecho. Estos crean una responsabilidad estatal con respecto
a las posibilidades de realización con las que cuentan cada sujeto en una sociedad, y su capacidad de
acceso bienes y servicios.
El Banco de la República ejercerá las funciones de banca central. Estará organizado como
persona jurídica de derecho público, con autonomía administrativa, patrimonial y técnica,
sujeto a un régimen legal propio.