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Límites de la “colectividad”:
- Acreedores concursales
- Acreedores post concursales.
La partición entre acreedores y acreedores post concursales es porque después de la publicación
ya es de conocimiento de todos los acreedores posteriores, por lo que se le deja la ventaja a los
acreedores posteriores, de cobrar cuando quieran.
En liquidación no hay diferencia porque cuando liquidas se liquida todo el negocio.
3- Igualdad:
Sea que el procedimiento concursal tienda a la conservación de la empresa o a su liquidación,
siempre que se presuma que los acreedores deben soportar alguna pérdida.
El procedimiento concursal es entendido también como un medio para distribuir equitativamente
las pérdidas entre los acreedores: “Par conditio creditorum”.
Significa que todas las deudas de los acreedores valen lo mismo. Los acreedores nunca son
iguales porque no son los mismos.
La igualdad es respecto de las acreencias, no respecto de los acreedores.
Límites a la igualdad:
- Privilegio legal (órdenes de preferencia): Solo aplica a la liquidación porque todos saben que no
cobraran de manera íntegra, en cambio en una restructuración sí.
- Créditos post concursales: No participan en el concurso y, por lo tanto, no tienen un tratamiento
igualitario.
- Restricción para acreencias no vinculadas (si tienen contabilidad común como el matrimonio o
concubinato – art 12 de la ley concursal): El no vinculado quiere cobrar, pero tiene una valla
probatoria más amplia, deben probar más que los acreedores comunes.
Excepcionalidad: Opera como respuesta a situaciones peculiares.
4- Oficiosidad:
El procedimiento concursal está a cargo de la autoridad, que actúa de oficio, sin que se requiera
la petición de los interesados.
5- Celeridad:
El procedimiento concursal debe ser tramitado dentro de los plazos legalmente establecidos,
reduciendo los costos de transacción. Casi nunca se cumplen y no se aparta mucho del sistema
judicial porque no es eficiente.
6- Veracidad:
La información se presume verdadera, salvo prueba en contrario (esquema administrativo). Todo
lo que presentas a la administración pública se presume como cierto hasta que la contraparte
pruebe en contrario. La administración puede a su juicio considerar que no es veraz y pedirá
pruebas adicionales.