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La mayoría de docentes imparten una educación mono cultural basada en el Diseño Curricular
Nacional, enfocado en la ciencia moderna. Este modo de hacer educación esta desligado de la
cultura, de la sabiduría local y también de la participación de los padres y madres de familia,
pese a que el DCN señala que “(…) considera la diversidad humana, cultural y lingüística,
expresada en el enfoque intercultural que lo caracteriza y que se manifiesta en las
competencias consideradas en los tres niveles educativos y en las diferentes áreas
curriculares, según contextos sociolingüísticos” (MED 2009: 9)1. La caracterización no va más
allá de la página en la que está escrita. Existen muy ´pocos esfuerzos por implementar políticas
que promuevan aprendizajes y sociedades interculturales. Este asunto se torna dificultoso por
cuanto los docentes permanecen en los marcos de sus especialidades mono culturales,
producto de su formación recibida desde los primeros años de escolaridad, que sólo aprecia el
conocer de las ciencias y rechaza las sabidurías locales expresadas a través de su lengua y
cultura. En consecuencia la mayoría de docentes terminan desconociendo su cultura, lengua y
demás costumbres cotidianas. Además, muchos de ellos culpan de esta situación social a la
cultura de sus padres y abuelos.
Este tipo de educación mono cultural contribuye muy poco al fortalecimiento de habilidades y
conocimientos para la vida de los niños, niñas y jóvenes en la diversidad y en el
desenvolvimiento en la sociedad plural ya sea urbana o rural. Por otro lado, esta educación deja
de lado el aporte comunitario. En consecuencia, hace ver que los saberes locales y sus
portadores son poco importantes e inservibles para generar “desarrollo”. En este contexto el
cambio de actitud en los docentes para promover aprendizajes interculturales en la perspectiva
de generar alternativas de desarrollo diverso, es vital. Esto implica en los docentes el afirmarse
culturalmente (lealtad cultural y lingüística) para luego reforzar el proceso de apertura
intercultural en contacto con otras expresiones culturales.
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Énfasis en el documento original.
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Las acciones del proyecto están enmarcadas en cuatro aspectos: el primero está referido a la
construcción e implementación de la educación intra e intercultural, propuesta educativa que
incorpora el saber local en el desarrollo curricular y se viene elaborando el currículo con
enfoque intercultural para el nivel primario y secundario; el segundo es la conservación de la
agro biodiversidad en las chacras escolares, familiares y comunales; el tercer aspecto tiene que
ver con el vigorización de la labores artesanales (música, tejidos, artesanías en cuero, bisuteria
y bordados) y finalmente el cuarto aspecto está centrado en el fortalecimiento de las
autoridades chacareras y comunales y la conformación del Ayllu de Yachaq Kuna (sabios) . Estos
aspectos tienen como ejes transversales la intra e interculturalidad y la espiritualidad.
Estos cuatro aspectos dan operatividad en su real dimensión al concepto del allin Kawsay (el
buen vivir) en estas dos instancias sociales las instituciones educativas y las comunidades. El
proyecto tiende a fortalecer el buen vivir desde dos ámbitos o entradas. La primera, tiende a
promover, en estudiantes, docentes padres y madres de familia, la revitalización sus raíces
culturales y el fortalecimiento de habilidades laborales, locales o externas, vía el cultivo
tradicional andino del maíz, la papa y otros cultivos, así mismo la producción artesanal (arte en
cuero, tejidos, danzas y música). La segunda tiene que ver con la construcción participativa de
un currículo intercultural.
Por estas razones promover nuevamente la crianza de la chacra en las instituciones educativas
es proponer una propuesta educativa incluyente donde tenga cabida la diversidad, la pluralidad,
y la hospitalidad cultural. Afirmamos que en culturas orales como la andina y la amazónica la
interculturalidad no sólo es cuestión de la aplicación de normas ni el aprendizaje de la
diversidad sólo un asunto de rescate y revalorización de las lenguas indígenas. Sostenemos que
el aprendizaje de la diversidad se expresa, manifiesta y recrea en la vivencia, es el vivir un orden
diverso y cambiante que confiere al humano una personalidad proclive a la aceptación de lo
diferente y heterogéneo. Para el caso que nos ocupa mantenemos que este espacio vital es la
chacra.
La educación a privilegiar debe basarse no sólo en aquella concepción que la vincula con
competencias mentales, sino también en aquellas capacidades de sintonía y armonía del niño o
niña con la naturaleza. La chacra es una de las principales posibilidades pero no la única para
reconectar al humano en su relación filial y sagrada con la naturaleza y las deidades.
La labor de CEPROSI parte de la concepción de cuatro principios claves que posibilitan el buen
vivir y el buen desempeño docente desde la comprensión de la cultura local, que tiende a
incrementar otras prácticas culturales. Los principios son los siguientes:
En la vivenvia andino amazonica los modos de aprender no solo tienen que ver con la mente y la
razón sino también con el corazón, los sentimientos y las emisiones. Hacemos y aprendemos
por el gusto de hacerlo, de compartir, de dialogar, de aprender y de encariñarnos en la vivencia.
La Pacha Mama (Madre Tierra) es entendida como un gran tejido en el que cada uno de
nosotros somos una hebra más entretejida en una relación de conversación, cariño y respeto.
De allí la primera condición para el aprendizaje ya sea de los niños, niñas, docentes o cualquier
persona sea el encariñamiento
Las condiciones básicas para que se genere el aprendizaje y el encariñamiento son la emoción y
un ambiente afectivo y armónico. El saber como el afecto tienen sus caminos y se empatan
mejor unos con otros, configurando un ayllu (familia o comunidad) de docentes, niños, niñas,
padres y madres cariñosos, donde la relación de
armonía y sintonía brota y florece a plenitud. El saber
no reposa pues en el individuo sino en lo colectivo,
cuyo eje transversal es el kuyay ayllu (la comunidad
afectiva). En ese espacio se aprende todo, de todos y
entre todos.
El volver a nuestras raíces y afirmar nuestra cultura
nos permite encariñarnos con la naturaleza y entre
humanos para recuperar el sentido de pertenencia a
un grupo o comunidad (lealtad cultural y lingüística)
por parte de jóvenes, padres, autoridades y docentes
participantes. Este reconocimiento significa la asunción personal / familiar y comunal al grupo,
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al cual siente pertenecer. La afirmación cultural comprende la recuperación del cariño y el
respeto en diversos ámbitos de convivencia. Los diversos ámbitos identificados son: la chacra, el
colegio, la fiesta comunal, el ejercicio de la autoridad y sus cambios, los intercambios y las
visitas atravesadas por relaciones sagradas y rituales entre personas, la naturaleza y las
deidades
La chacra es el eje y espacio vital para el aprendizaje a considerarse en una propuesta educativa
amable con la diversidad cultural para niños y niñas de los Andes. Nosotros creemos que el
aprendizaje de la diversidad se expresa, manifiesta y recrea en las vivencias.
LA CHACRA es un espacio de cultivo en el cual se recrea y se aprende de modo
intergeneracional:
Rituales
Comidas
Autoridades de la chacra
Música
Vestimenta Típica
Intercambio de semillas
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La chacra es un espacio maravilloso para recuperar y fortalecer todos estos aspectos arriba
mencionados. Es un lugar en el cual se convoca al ánima o energía de la Madre tierra y el ánima de la
Madre Semilla. Es tan bello disfrutar de cada una de las etapas de la crianza de los cultivos, que
involucran la participación de niñas, niños, mujeres, hombres, mayores, jóvenes, la naturaleza y los
dioses andinos con emoción, cariño, alegría y respeto.
La chacra es un espacio por excelencia para el aprendizaje intergeneracional e interactivo. A través de las
actividades vivenciales y en los rituales en este espacio sagrado denominado chacra, muchas cosas se
manifiestan: las sensaciones personales, recuerdos, ensoñación y la inclusión de todas las generaciones a
través de la alegría, diálogo, cariño, admiración y la espontaneidad.
Se viene implementando las labores: música, tejidos, danzas, bordados, artes en cuero,
bisutería y computación, con la finalidad de generar ambientes de confianza interculturales y
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procurando que la escuela sea más amplia, variable y abierta hacia lo heterogéneo y plural. Y
esto lo hace la comunidad mostrando y estimulando en los profesores el afecto por la
diversidad de actividades comunales.
Es fácil apreciar que existe una desarmonía docentes y padres de familia y cada uno culpa al otro de los
desaciertos de esta relación, que no contribuye en nada para la educación de los niños y niñas.
Para lograr una educación que este en sintonía con la cultura de los niños y las niñas, es necesario
empezar por el restablecimiento de esta ruptura en la relación entre docentes y padres de familia. Uno
de los medios, pero no el único, para volver a restablecer las buenas relaciones entre padres de familia y
docentes es el uso de la chacra de la escuela. Es un espacio directo y concreto que convoca la
participación de docentes y padres y madres de familia. La chacra fomenta el restablecimiento de
relaciones de afecto, entre todos los involucrados, y los frutos del esfuerzo de todos se comparten
colectivamente. Volver a la armonía entre ambos es un imperativo impostergable. Docentes, padres y
niños, tienen la necesidad de vivir el afecto en un espacio concreto y que todos sientan de utilidad
educativa.
En nuestra experiencia no hay cosa que más entusiasme a los niños, docentes y padres de familia que
trabajan juntos en la chacra, espacio en el cuál despliegan su cariño, alegría, y afecto por la tierra y el
entorno vivo. Para muchos docentes es una extraordinaria oportunidad para conocer in situ la
biodiversidad andina de la que tanto los peruanos presumimos pero que muy poco de nosotros llegamos
a conocer.
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formas de ver e interactuar con el mundo coexisten dentro de nosotros (en mayor o menor grado en
diferentes personas) y están implícitas en muchos aspectos de la vida cotidiana. En los talleres, el origen
de estas cosmovisiones son estudiadas y también sus formas de promover y hacer la vida. En los talleres
se promueve que los aspectos culturales de la diversidad que permiten la cordialidad y la armonía no
sólo entre diferentes culturas sino también con la naturaleza y las deidades sean apreciadas con cariño y
respeto; mientras que los aspectos desarmonizantes (individualismo, maltrato de la naturaleza, rechazo
de la espiritualidad (materialismo), excesivo uso de químicos, plásticos, etc.) sean criticadas e incluso
pudiendo ser rechazadas. Las relaciones interculturales se tratan de dar en un plano de relaciones entre
iguales.
Uno de los impactos más resaltantes creemos ha sido la profunda reflexión que hicieron los
padres sobre su cultura y cómo los valores y saberes se estaban perdiendo desde la familia y
desde los mismos padres en sus hogares. Al respecto por ejemplo, una madre de familia de la I.E
56003-791 de Sicuani reflexiona sobre la pérdida del quechua en su casa: “si profesora, les
agradezco por lo que están haciendo aquí en la escuela. Yo hablo quechua, y mi esposo
también, pero en mi casa ya no hablamos quechua con nuestros hijos, y ellos tampoco quieren
hablar quechua, tienen vergüenza. La mayorcita ya no quiere hablar quechua. Pero creo que ha
sido culpa de nosotros, porque mi esposo mismo ya no me habla quechua, a veces sí, pero no
como antes”
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Una educación con una visión cognoscitiva amplia, que permita a los niños y niñas conocer
lo moderno sin olvidar y practicar lo propio.
Que el docente asuma su rol de mediador cultural.
Que los padres y madres de familia participen en los procesos de aprendizaje de los niños y
las niñas.
Que se incorpore el saber local en el currículo que abarque el 50%, con el 50% para del
conocimiento científico moderno.
Que los niños aprendan a leer y escribir pero al mismo tiempo mantener el conocimiento
sobre las señas que nos da la naturaleza
Que se genere espacios de aprendizaje intergeneracional entre los niños, jóvenes, padres y
madres de familia sobre los aspectos de la cultura andina a través del acercamiento
respetuoso a la sabiduría de la comunidad.
Que los niños, niñas, jóvenes, padres, madres de familia trabajen juntos para regenerar la
diversidad biológica.
Finalmente apostamos por una escuela diferente en la cual los niños y niñas aprendan la ciencia
y la abstracción intelectual pero sin subordinar las posibilidades de desarrollo humano basadas
en la tradición y en los sentidos, y que los padres de familia empiecen a ver la escuela como un
espacio donde se enseña a respetar lo que ellos han enseñado a sus hijos a travez de sus
generaciones.
Una serie de cambios se han introducido en las escuelas primarias y secundarias, con la intención de
crear escuelas cariñosas y amigables. El plan de estudios se basa en una educación que respete las
diferentes tradiciones culturales, idioma y rituales. Como resultado de esto, los idiomas que los niños
aprenden en la escuela son el español y quechua. El proceso de aprendizaje tiene en cuenta el calendario
agro ritual y festivo relacionado con el ciclo de producción agrícola y las fiestas de la comunidad. Los
guardianes de la sabiduría local están involucrados en el desarrollo de la chacra escolar, arte, danza y
música, así como la preparación de alimentos. Los padres participan activamente en el proceso
educativo de sus hijos, y los docentes (que pueden haber venido de otra parte de la región) son amables
y respetuosos de las diferentes formas de vida de las comunidades.
BIBLIOGRAFIA
Ministerio de Educación