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El Imperio Romano dominó el mundo occidental durante siglos, llevando progreso, cultura y bienestar económico y social a los pueblos
bárbaros de Europa, sirviendo de puente entre las culturas de Oriente y Occidente. El Imperio Romano ha creado nuestra civilización
occidental y cientos de años después de su desaparición seguimos siendo sus hijos, culturalmente hablando. Este poderoso imperio
cayó tras sufrir la invasión de hordas de pueblos germánicos del norte de Europa, los cuales conquistaron las provincias del Imperio y
finalmente la propia Roma. Pero esta invasión solo era el punto final de un largo periodo de decadencia, las verdaderas causas de la
caída del Imperio Romano fueron más complejas que las invasiones bárbaras. En este artículo expondré las verdaderas causas de la
desaparición del Imperio Romano de Occidente y por qué hasta nuestros días se han ocultado. Pero antes de detallar las causas de la
caída del Imperio Romano hay que aclarar varios errores históricos sobre el tema: La históricamente denominada “Caída del Imperio
Romano” se refiere únicamente a la pérdida de su parte occidental en el año 476 dC, pero ese no fue el fin del Imperio Romano, pues
el Imperio Romano Oriental (denominado Imperio Bizantino) perduró hasta la caida de Constantinopla(Bizancio) a manos del Imperio
Turco en 1453.
Además de eso, los historiadores eurocentristas inventaron el nombre de “Imperio Bizantino” para referirse al Imperio Romano de
Oriente, quitándole su legitimidad por motivos políticos y dando el título de Sacro Imperio Romano al reino de Carlomagno y sus
herederos. Resumiendo, podemos decir que el Imperio Romano como tal, finaliza en 1543 tras la toma de Constantinopla por parte de
los turcos. En el año 476 sólo finalizó el Imperio Romano de Occidente y es esta la caída que a continuación desarrollaré.
En los reinos hausa, Shehu Usman dan Fodio, un maestro musulmán, encabezó la rebelión de los fulani, que entre los años 1804 y 1810
derrocó a los monarcas hausa y estableció nuevas dinastías. Sin embargo, un intento de conquistar Bornu fue resistido con éxito por el
líder religioso al-Kanemi. El nuevo imperio fulani fue dividido en un principio entre el hermano de Shehu, Abdullahi, y su hijo, Muhammad
Bello, pero, después de 1817, Muhammad y sus sucesores fueron sus únicos señores.
Seku Ahmadu, un musulmán fulani, creó otro reino teocrático en Macina, en 1818. Durante su reinado desarrolló un imperio que abarcaba
toda la región del río Níger, desde Jenne hasta Tombuctú. Tras su muerte en 1844 su hijo tomó el poder, pero en 1862 Macina cayó
ante otro reformador musulmán, al-Hajj Umar, que creó el vasto imperio tukolor, en la región de Senegambia, antes de su muerte en
1864. "AFrica"
LAS CRUZADAS
Las Cruzadas Se designan con este nombre las expediciones que, bajo el patrocinio de la Iglesia emprendieron los cristianos contra el
Islam con el fin de rescatar el Santo Sepulcro y para defender luego el reino cristiano de Jerusalén. La palabra "Cruzada" fue la "guerra
a los infieles o herejes, hecha con asentimiento o en defensa de la Iglesia". Aunque durante la Edad Media las guerras de esta
naturaleza fueron frecuentes y numerosas, sólo han conservado la denominación de "Cruzada" las que se emprendieron desde 1095 a
1270. Según Molinier, las Cruzadas fueron ocho. Cuatro a Palestina, dos a Egipto, una a Constantinopla y otra a África del Norte. Las
causas de las Cruzadas deben buscarse, no sólo en el fervor religioso de la época, sino también en la hostilidad creciente del
Islamismo, en el deseo de los pontífices de extender la supremacía de la Iglesia católica sobre los dominios del Imperio Bizantino, en
las vejaciones que sufrían los peregrinos que iban a Tierra Santa para visitar los Santos Lugares, y en el espíritu aventurero de la
sociedad feudal.
La Primera Cruzada, desarrollada entre 1096 y 1099, estaba integrada por una parte por la llamada Cruzada de los pobres, que reunió
desorganizadamente a mucha gente humilde, dirigidas por Pedro el Ermitaño. Este grupo fue literalmente masacrado.
Mejor suerte corrió la llamada Cruzada de los Príncipes, más organizados, con fuerzas provenientes de Francia, Países Bajos y Sicilia,
que pudieron tomar Jerusalén en 1909 y obtener cuantiosas ganancias con las que crearon cinco estados feudales (entre ellos, el
reino de Jerusalén, el principado de Antioquia, el condado de Odessa y el de Trípoli) y numerosos castillos. Sin embargo, no midieron
el costo de la represalia que no tardó en llegar. Los turcos se apoderaron de uno de los cinco estados, el de Odessa.
Después de apaciguar a los amotinados Cristóbal Colón dirigió muchas oraciones a la Santísima Trinidad y la Virgen María. Era muy
devoto y confiaba bastante en la ayuda divina, ya que el éxito de su empresa traería consigo la evangelización del Lejano Oriente y la
ayuda de los conversos en el rescate de la Tierra Santa.
El día 11 de octubre los marineros de la “Pinta” recogieron del mar algunos palos y cañas, notando que uno de ellos parecía estar
tallado. Esto alivió y alegró a todos, ya que eran señales de que se aproximaban a tierra. Por la noche, el Almirante convocó a los
tripulantes de la Santa María para cantar el Salve Regina (antigua canción a la Virgen María) y les recordó que la Reina Isabel
prometió 10 mil maravedíes de renta vitalicia al primero que mire tierra.
A las 10 de la noche del mismo día Colón divisó una luz en el horizonte, e hizo que la vieran Pedro Gutiérrez, Rodrigo Sánchez de
Segovia y Pedro Salcedo. Parecía una “candelilla de cera que subía y bajaba”. En la “Santa María” ya todos celebraban cuando a las 2
de la madrugada del viernes 12 de octubre de 1492 el marinero Rodrigo de Triana, desde la proa de la “Pinta” gritó ¡Tierra, tierra!.
Había avistado una colina iluminada parcialmente por la luz de la luna. Para su mala suerte, el premio lo reclamó y cobró Cristóbal
Colón
LA CAÍDA DE CONSTANTINOPLA
La caída de Constantinopla en manos de los turcos otomanos el martes 29 de mayo de 1453 (de acuerdo
con el calendario juliano) fue un hecho histórico que, en la periodización clásica, y según algunos
historiadores, marcó el fin de la Edad Media en Europa y el fin del último vestigio del Imperio romano de
Oriente.
La caída de Constantinopla
Búsqueda de apoyo en Occidente
El cisma entre las Iglesias Romana y Ortodoxa había mantenido a Constantinopla distante de las
naciones occidentales e, incluso durante los asedios de los turcos musulmanes, no había conseguido
más que indiferencia de Roma y sus aliados. En un último intento de aproximación, teniendo en vista la
constante amenaza turca, el emperador Juan VIII promovió un concilio en Ferrara, donde se resolvieron
rápidamente las diferencias entre las dos confesiones. Entretanto, la aproximación provocó tumultos
entre la población bizantina, dividida entre los que rechazaban a la iglesia romana y los que apoyaban la
maniobra política de Juan VIII.