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El Ateneo de la Juventud Mexicana, más adelante conocido como el Ateneo de México, fue
una asociación civil mexicana nacida el 28 de octubre de 1909 para trabajar por la cultura y el
arte, organizando reuniones y debates públicos. Surgió como una vigorosa respuesta de una
generación de jóvenes intelectuales quienes, en el ocaso del porfiriato, adelantan una serie de
críticas al determinismo y mecanicismo del positivismo comtiano y spenceriano que alentó el
modelo de desarrollo usado por Porfirio Díaz y el grupo conocido como los científicos. Los
ateneístas, mediante una serie de conferencias y diferentes esfuerzos culturales, activaron
una nueva conciencia reflexiva en torno a la educación.
Fundado el 28 de octubre de 1909, llegó a tener cerca de cien miembros, y sobrevivió hasta
1914.
Índice
1Antecedentes
2Fundación
3Visión
4Ateneo Nacional de la Juventud, A.C.
5Referencias
6Bibliografía
7Enlaces externos
Antecedentes[editar]
Durante los últimos años del porfiriato, Justo Sierra pugnó por la creación del Ministerio de
Instrucción Pública y Bellas Artes, Porfirio Díaz accedió a su petición y lo nombró responsable
del mismo, de esta forma, el sistema educativo se encaminó hacia la modernidad.
Paralelamente un grupo de jóvenes lectores de Platón, Kant, Walter Pater, Friedrich
Nietzsche, Émile Boutroux, Henri Bergson y de José Enrique Rodó deseaban un cambio del
sistema, pues consideraban que las humanidades habían sido relegadas por la corriente
positivista apoyada por el grupo de los científicos del gabinete presidencial.
En 1903 y 1904 se realizaron conferencias en la Escuela Nacional Preparatoria en las que
participaron, a manera de lecturas literarias, Jesús Urueta, Amado Nervo y Luis G. Urbina,
este hecho influyó a los futuros ateneístas que publicaron sus trabajos, en la Revista Moderna
de México y en la Savia Moderna.1
En febrero de 1907, en el marco de la celebración del primer aniversario de la Sociedad de
Alumnos de la Escuela Nacional Preparatoria, se celebró una velada literaria, en esta ocasión
asistieron el ministro Justo Sierra y el director Porfirio Parra. Destacó el discurso de
"Alocución", de Alfonso Reyes Ochoa, el cual hablaba de la necesidad de equilibrio entre lo
material y lo espiritual, haciendo una crítica a la corriente positivista a quien veía como una
fórmula para reducir la conducta de las personas a fórmulas algebráicas. Durante ese año se
realizó una manifestación en honor a Manuel Gutiérrez Nájera y el arquitecto Jesús T.
Acevedo fundó la Sociedad de Conferencias.2 De esta forma las reuniones se celebraron
periódicamente en el Casino de Santa María, participaron Alfonso Cravioto, Antonio
Caso, Pedro Henríquez Ureña, Rubén Valenti, Jesús T. Acevedo y Ricardo Gómez Robelo.
En marzo y abril de 1908 las conferencias se pronunciaron en el Conservatorio Nacional de
Música añadiendo a éstas, interpretaciones musicales de Alba Herrera y Ogazón, Alberto
Usrúa, Aurelio M. López, Manuel Tinoco y Carlos del Castillo. Participaron Antonio Caso, Max
Henríquez Ureña, Genaro Fernández McGregor, Isidro Fabela y Rubén Valenti. Se realizó una
manifestación a la memoria de Gabino Barreda y al apoyo de la Escuela Nacional
Preparatoria, participaron el médico y político Francisco Vázquez Gómez, Pedro Henríquez
Ureña, Ricardo Gómez Robelo, Alfonso Teja Zabre. En el Teatro Virgina Fábregas
participaron Alfonso Cravioto, Rubén Valenti, Rodolfo Reyes Ochoa, Diódoro Batalla,
e Hipólito Olea. En el Teatro Arbeu, Antonio Caso, el poeta Rafael López y Justo Sierra.3
Fundación[editar]
El 28 de octubre de 1909 se fundó el Ateneo de la Juventud, sus reuniones se celebraron de
forma cotidiana en la Escuela Nacional de Jurisprudencia. Las conferencias fueron
patrocinadas por el secretario de Instrucción Pública Justo Sierra y el subsecretario de Bellas
Artes Ezequiel A. Chávez. Hacia principios de 1910 eran miembros de la Ciudad de México,
escritores, músicos, pintores, arquitectos, ingenieros, abogados, médicos y estudiantes, entre
ellos destacaron : Jesús T. Acevedo, Roberto Argüelles Bringas, Antonio Caso, José
Escofet, Isidro Fabela, Nemesio García Naranjo, Ricardo Gómez Robelo, Carlos González
Peña, Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Reyes Ochoa, Mariano Silva y Aceves, Alfonso Teja
Zabre, Julio Torri y José Vasconcelos Calderón; entre los residentes externos estaban Max
Henríquez Ureña,Pedro Henríquez Ureña,Ricardo Arenales, José Santos Chocano, Efrén
Rebolledo y Diego Rivera. A finales de ese mismo año se incorporaron Enrique González
Martínez, Antonio Mediz Bolio y Martín Luis Guzmán. A iniciativa de Justo Sierra se fundó
la Escuela Nacional de Altos Estudios y la Universidad Nacional de México.4
El Ateneo de la Juventud llegó a tener cerca de cien miembros, vivió hasta 1914. En
septiembre de 1912, con un esfuerzo común de los integrantes del Ateneo, se creó
la Universidad Popular Mexicana.5
Visión[editar]
Los miembros del Ateneo llamaron a dotar a la educación en México de una visión más
amplia, que rechazara el determinismo biológico del racismo y que encontrara una solución al
problema de los costos de los ajustes sociales generados por grandes procesos de cambio
como la industrialización o la urbanización.
No sólo eso. Frente a la posición oficial del gobierno de Porfirio Díaz, y los científicos,
llamados así de manera despectiva en el habla popular mexicana, José Vasconcelos y la
generación del Ateneo promovieron una crítica de la visión única del pensamiento filosófico
positivista y determinista. La generación del Ateneo propuso la libertad de cátedra, la libertad
de pensamiento y, sobre todo, la reafirmación de los valores culturales, éticos y estéticos en
los que América Latina emergió como realidad social y política. Aquí es importante destacar
que una de las características más importantes del porfiriato es justamente el de su desdén
por lo nacional mexicano, su fascinación con lo europeo, lo francés, lo alemán o, si nada de
esto era posible, lo estadounidense, como única alternativa viable para alcanzar el progreso.
"Volved los ojos al suelo de México, a los recursos de México, a los hombres de México...a los que somos en verdad".
Antonio Caso.
Antonio Caso, Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña, Ricardo Gómez Robelo y José
Vasconcelos junto con los demás integrantes del Ateneo de la Juventud sentaron las bases
para una ambiciosa recuperación de lo nacional mexicano y de lo latinoamericano como una
identidad que además de real, fuera viable en el futuro, y sobre todo que no dependiera, como
en los hechos ocurrió con el modelo de desarrollo del porfiriato y otros experimentos
latinoamericanos similares como la República de los Coroneles en Brasil, de la destrucción de
lo nacional, de lo local, de lo latinoamericano como vía única para progresar.
Referencias[editar]
1. Volver arriba↑ Pereira, 2004; 38
2. Volver arriba↑ Pereira, 2004; 39
3. Volver arriba↑ Pereira, 2004; 40
4. Volver arriba↑ Pereira, 2004; 41
5. Volver arriba↑ Krauze, ;48-49
6. Volver arriba↑ Fundamentos del Ateneo Mexicano de la Juventud Siglo
XXI https://es.scribd.com/document/37645005/Fundamentos-Ateneo-Mexicano-de-La-Juventud-siglo-xxi
Bibliografía[editar]
Krauze, Enrique (2000). Caudillos culturales en la Revolución mexicana. México: Siglo XXI
Editores. ISBN 968-23-1667-7. Consultado el 28 de enero de 2011.
Enlaces externos[editar]
Caso, Antonio et al (2000). Fernando Curiel Defossé, ed. Conferencias del Ateneo de la
Juventud. México: Universidad Nacional Autónoma de México. ISBN 968-36-6345-1. Consultado
el 29 de enero de 2011.
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Cultura de México
Literatura de México
Organizaciones fundadas en 1909
O
¿Qué sigue?
Entre 1907 y 1913 surgió en México un movimiento intelectual excepcional que cambió la vida cultural del país.
Conformado por jóvenes escritores y artistas visuales que vivieron en el Centro Histórico de la Ciudad de México, este
grupo de vanguardia se caracterizó por su forma de concebir ese México que de la “paz” y el “orden” del porfiriato dio un
giro violento en la política, la educación y la ideología del nuevo Estado mexicano.
Como parte del ciclo Visitas literarias, el domingo 25 de octubre a partir las 10:00 horas, Marcos Daniel Aguilar
coordinará el recorrido Ateneo de la Juventud: una revolución intelectual en las calles del Centro Histórico. El punto de
reunión será la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, ubicada en República de El Salvador 49, Centro Histórico, Ciudad de
México.
En entrevista para la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), el ensayista y
periodista Marcos Daniel Aguilar comentó que el Ateneo de la Juventud fue un grupo de jóvenes artistas que deseaba
transformar la educación en México al emprender una campaña antipositivista como rechazo al modelo educativo del
porfiriato. Ellos se reunían para leer libros de filosofía y de literatura clásica, entre ellos los clásicos griegos, así como lo
más actual del pensamiento filosófico alemán, y discutían sobre las letras francesas y la música europea de ese entonces.
Los jóvenes que conformaban el Ateneo de la Juventud, antes llamado Sociedad de Conferencias, proponían nuevos
valores, ya que creían que prevalecía un tiempo decadente por la dictadura de Porfirio Díaz, con tantas injusticias y
desigualdades. Fueron esas razones por las que, a través del arte y la educación, querían erradicar dichas injusticias y
proponer que la educación llegara a todos.
“El Ateneo de la Juventud fue un grupo que provocó la revolución cultural, antes de la revolución política de Madero en
1910, y mucho antes de la revolución armada”, precisó.
Estos intereses, según Aguilar, provocaron que la educación en México se liberara y abriera a la multidisciplina. “Sin este
movimiento no hubiésemos experimentado esa combinación, y esta ida y vuelta de la historia, la sociología, la filosofía y
las ciencias sociales”.
En este paseo se evocará la figura de los cuatro pilares del Ateneo de la Juventud: Pedro Henríquez Ureña, considerado
como el Sócrates de la generación y el maestro que exponía las ideas filosóficas, filológicas e historiográficas, y quien fue
esencial para la conformación del grupo; Antonio Caso, el gran filósofo mexicano al que todo mundo le tenía mucho
respeto; José Vasconcelos, cuyo pensamiento tuvo una gran repercusión durante el proceso de la Revolución Mexicana, y
Alfonso Reyes, quien armó toda una obra fundamental que repercutió en esa nueva cultura mexicana, en la educación y,
sobre todo, en el pensamiento de la nueva estética que se conformó en ese momento. También se hablará de otros
ateneístas, como Jesús T. Acevedo, Alfonso Cravioto, Diego Rivera, Ángel Zárraga e Isidro Fabela.
Para esta visita literaria se recomienda la lectura de La cena y Visión de Anáhuac de Alfonso Reyes, Ulises criollo y La
raza cósmica de José Vasconcelos, Seis ensayos en busca de nuestra expresión de Pedro Henríquez Ureña y El águila y la
serpiente de Martín Luis Guzmán, así como el conocimiento previo de los cuadros La crítica de Julio Ruelas y Paisaje
zapatista de Diego Rivera.
El autor de La terquedad de la esperanza adelantó que los puntos por visitar serán los lugares en los que se dieron cita los
ateneístas, como el Teatro Abreu, en República de El Salvador, donde se impartieron las conferencias más importantes del
grupo; la Escuela Nacional Preparatoria, donde estudió la mayoría de ellos; las calles de 5 de Mayo, Bolívar y Gante,
donde se ubicaban los despachos de Antonio Caso y de Pedro Henríquez Ureña; el Palacio de Bellas Artes, donde se
observarán los murales de Diego Rivera, y la Alameda Central, sitio en el que hubo una manifestación de carácter
intelectual, pero también político, contra la dictadura de Porfirio Díaz.
Para Marcos Daniel Aguilar es importante que el público asista a este paseo, para que conozca las bases del Ateneo de la
Juventud, el primer grupo que criticó al sistema económico de nuestro país, y la campaña intelectual que provocó y
transformó a México. “Fueron los críticos de la era moderna mexicana y escribieron ensayos para señalar todos los vicios
y prejuicios que provocaron esa modernidad en México”, finalizó.
Para esta visita literaria se sugiere llevar equipaje ligero, ropa y zapatos cómodos. El costo por persona será de 20 pesos.
Informes e inscripciones en los teléfonos 5529 4294 y 5772 2242, extensión 223, o en el correo electrónico
sshernandez@inba.gob.mx
---000---
Ateneo de la Juventud
LITERATURA DEL SIGLO XX
DICCIONARIO. SIGLO XX
Grupo
ATENEO DE LA JUVENTUD
Lugar: Ciudad de México
Periodo de actividad
aproximado: 1909
BIBLIOGRAFÍA RELACIONADA
JOSÉ LUIS MARTÍNEZ
1995 / 12 ene 2018 15:29
El propósito moral, que acaso no necesitó enunciarse, fue el de emprender toda labor
cultural con una austeridad que pudo haber faltado en la generación inmediata anterior. Los
nuevos escritores no se confiaron ya en las virtudes naturales de su genio ni se entregaron,
seguros de su gloria, a los placeres de la bohemia; percatados, por el contrario, de la
amplitud de la tarea que se habían impuesto, conscientes de sus deberes cívicos, tanto como
de su responsabilidad humana, alentados por los ejemplos venerables de heroísmo moral e
intelectual con que se nutrían en aquellas lecturas colectivas cuyo recuerdo perdura, los
ateneístas mudaron radicalmente los ideales de vida de sus predecesores por otros, si menos
brillantes, más fértiles para su formación intelectual.
El progreso de esta conversión de ideales puede registrarse, con singular precisión, en los
textos autobiográficos de algunos escritores de una y otra generación. Compárese, por
ejemplo, la tónica dominante que ofrecen las memorias de Jesús E. Valenzuela y de José
Juan Tablada, con las páginas que dedica a este periodo José Vasconcelos o con las
crónicas de la empresa del Ateneo escritas por Alfonso Reyes y Pedro Henríquez Ureña, y
se apreciará qué radical variación han sufrido los ideales y las vidas mismas de nuestros
escritores. Para expresarlo con una fórmula, parcial pero ilustrativa, diríase que los
escritores han pasado casi sin gradaciones, de la bohemia al gabinete de estudio
mencionados antes.
Obra de consulta: La literatura mexicana del siglo XX de José Luis Martínez (México:
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1995)
ARMANDO PEREIRA | CLAUDIA ALBARRÁN |
JUAN ANTONIO ROSADO | ANGÉLICA TORNERO.
Durante los últimos años del porfiriato, Justo Sierra asumió el cargo de ministro de
Instrucción Pública y Bellas Artes. Su esfuerzo encaminó la educación hacia la
modernidad. En torno a Sierra, y protegidos por éste, crecía una serie de jóvenes que
deseaban rebasar la educación positivista, ya en franca decadencia. Lectores de Platón,
Kant, Walter Pater, Friedrich Nietzsche, Émile Boutroux y Henri Bergson, entre otros
muchos, así como de literatura española, estos jóvenes también fueron inspirados por un
libro decisivo para la historia del pensamiento en América Latina, Ariel (1900), del
uruguayo José Enrique Rodó, dedicado "a la Juventud de América", y cuya visión
latinoamericanista era también un elogio de la juventud. Será gracias a los ateneístas que
las humanidades, relegadas por el positivismo, serán reivindicadas.
En ese mismo año tuvo lugar un fenómeno decisivo para la cultura mexicana: la
manifestación en honor del poeta Manuel Gutiérrez Nájera(Polémica: Revista Azul), en la
que los futuros ateneístas pretendieron la toma del poder cultural. Hubo una protesta
literaria y una contra protesta de un grupo de escritores de Aguascalientes.
Al año siguiente, en 1908, la Sociedad decidió realizar otro ciclo, esta vez en el teatro del
Conservatorio Nacional de Música, en Puente de Alvarado, entre marzo y abril. Las
conferencias se pronunciaron a las 8:30 de la noche y estuvieron acompañadas por
interpretaciones musicales de Alba Herrera y Ogazón, Alberto Ursúa, Aurelio M. López,
Manuel Tinoco y Carlos del Castillo. El programa fue el siguiente: "Max Stirner y el
individualismo exclusivo", por Antonio Caso (miércoles 18 de marzo); "La influencia de
Chopin en la música moderna", por Max Henríquez Ureña (martes 24 de marzo); "Gabriel
D'Annunzio", por Genaro Fernández MacGregor (miércoles 1 de abril); "José María de
Pereda", por Isidro Fabela (miércoles 8 de abril), y "Arte, ciencia y filosofía", por Rubén
Valenti (miércoles 22 de abril).
Ese mismo año hubo una manifestación en memoria de Gabino Barreda y en apoyo de la
Escuela Nacional Preparatoria. La jornada se emprendió el domingo 22 de marzo debido a
los ataques conservadores contra la Preparatoria, sobre todo por parte del médico y político
Francisco Vázquez Gómez. En la mañana de ese día hablaron el dominicano Pedro
Henríquez Ureña, Ricardo Gómez Robelo y Alfonso Teja Zabre en la Escuela Nacional
Preparatoria. Después se celebró un mitin en el Teatro Virginia Fábregas, donde hablaron,
entre otros, Rubén Valenti, Alfonso Cravioto, Rodolfo Reyes (hermano mayor de Alfonso),
Diódoro Batalla e Hipólito Olea. En la noche tuvo lugar una velada en el Teatro Arbeu,
donde Antonio Caso habló a nombre de los jóvenes, el poeta Rafael López recitó un poema
y el entonces ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes -Justo Sierra- leyó su discurso
"Homenaje al maestro don Gabino Barreda".
Del 25 de junio al 13 de agosto de 1909, a partir de las 7 de la noche, Antonio Caso dio
siete conferencias sobre el positivismo en el salón "El Generalito" de la Preparatoria. El
diario oficialista El Imparcial, en su número del 24 de junio, anunció el programa de esta
manera: "Conferencias del positivismo. El Lic. Antonio Caso dará próximamente una serie
de conferencias sobre 'Historia del positivismo', en la Escuela Nacional Preparatoria. Las
conferencias serán siete y se verificarán los viernes de cada semana...". No obstante, el
periódico sólo puso el título de seis de las siete conferencias. La primera tuvo lugar el 25 de
junio y fue presidida por Justo Sierra. Los títulos anunciados fueron: "Romanticismo y
positivismo, momento histórico de la aparición del positivismo", "Los precursores,
especialmente Bacon, Descartes y Diderot", "El fundador: Las tesis fundamentales del
positivismo comtista", "Los positivistas heterodoxos. Stuart Mill", "Continuación. La
filosofía de Herbert Spencer" y "El positivismo en la actualidad". Según Alfonso Reyes,
este ciclo definió la actitud de los jóvenes frente a las doctrinas oficiales.
El grupo que realizó todas las actividades anteriormente citadas fundó, el 28 de octubre de
1909, el Ateneo de la Juventud, presidido por Casodurante su primer año. Con asiduidad se
celebraban, en el salón de actos de la Escuela de Jurisprudencia, las sesiones del Ateneo,
que radicó en la capital, pero que extendió su acción dentro y fuera de la República, ya que
sus miembros no sólo eran mexicanos.
Con el fin de celebrar el primer centenario de la Independencia, la asociación organizó
conferencias sobre la obra de pensadores y literatos latinoamericanos. Fue en el salón de
actos de la Escuela Nacional de Jurisprudencia donde los lunes 8, 15, 22 y 29 de agosto, y 5
y 12 de septiembre, se pronunciaron, a las 7 de la noche, las siguientes seis conferencias:
"La filosofía moral de don Eugenio M. De Hostos", por Antonio Caso; "Los Poemas
rústicos de Manuel José Othón", por Alfonso Reyes; "La obra de José Enrique Rodó",
por Pedro Henríquez Ureña; "El Pensador Mexicano y su tiempo", por Carlos González
Peña; "Sor Juana Inés de la Cruz", por el español José Escofet, y "Don Gabino Barreda y
las ideas contemporáneas", por José Vasconcelos. Las conferencias fueron patrocinadas
por Justo Sierra y Ezequiel A. Chávez, secretario y subsecretario, respectivamente, de
Instrucción Pública y Bellas Artes.
Entre los jóvenes ateneístas había escritores, músicos, pintores, arquitectos, ingenieros,
abogados, médicos y estudiantes. La lista de socios y dirigentes del primer año, hasta fines
de 1910, incluye nombres como el arquitecto Jesús T. Acevedo, el poeta Roberto Argüelles
Bringas, Antonio Caso, José Escofet, Isidro Fabela, Nemesio García Naranjo, Ricardo
Gómez Robelo, Carlos González Peña, Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Reyes, Mariano
Silva y Aceves, Alfonso Teja Zabre, Julio Torri y José Vasconcelos. Entre los socios
residentes fuera de la ciudad de México, cabe destacar al dominicano Max Henríquez
Ureña, Efrén Rebolledo y el pintor Diego Rivera. A fines de 1910 ingresaron nuevos
miembros, entre los que figuran Enrique González Martínez, Antonio Mediz Bolio y Martín
Luis Guzmán.
Durante el primer año, la Mesa Directiva estuvo compuesta por Antonio Caso, Pedro
Henríquez Ureña, Genaro Fernández MacGregor, y luego por Isidro Fabela e Ignacio Bravo
Betancourt. En su segundo año participaron Alfonso Cravioto, Acevedo, Fabela y Carlos
González Peña.
En 1910 Justo Sierra creó la Escuela de Altos Estudios de México y la nueva Universidad
Nacional, aunque, en rigor, sólo se fundó una junta que coordinaba las diversas facultades
ya existentes y la misma Escuela de Altos Estudios, en la que ateneístas como Alfonso
Reyes se encargaron de diversas cátedras. Reyes, en particular, impartió la cátedra sobre
historia de la lengua y la literatura españolas en 1913. La Escuela de Altos Estudios es
antecedente de la actual Facultad de Filosofía y Letras, llamada así desde agosto de 1924.
De octubre de 1911 a octubre de 1912 corresponde el tercer año de la asociación. El nuevo
presidente de la Mesa Directiva fue José Vasconcelos. El 25 de septiembre de 1912, el
grupo se reorganiza bajo el nombre de Ateneo de México. Su objetivo principal fue trabajar
en favor de la cultura intelectual y artística.
En enero y febrero de 1912 hubo perturbaciones y divisiones dentro del Ateneo, debido a la
visita del escritor argentino Manuel Ugarte, de ideas latinoamericanistas y antimperialistas.
El gobierno mexicano trató de impedir que Ugarte hablara
públicamente. Vasconcelos actuó también en su contra e hizo declaraciones violentas, ya
que México mantenía en esos momentos buenas relaciones con Estados Unidos.
Incluso Nemesio García Naranjo renunció a ser socio del Ateneo por la conducta de la
asociación hacia el autor argentino. Hubo una manifestación de simpatía por Ugarte,
suspendida por el gobierno, así como una campaña contra Vasconcelos, a quien muchos
estudiantes insultaron. Finalmente, Ugarte pudo dar su conferencia en el Teatro Virginia
Fábregas, la noche del 3 de febrero, no sin un corte de luz al comenzar.
Uno de los últimos acontecimientos vinculados con el Ateneo fue el ciclo de conferencias
de la Librería General. Aunque no fue organizado directamente por el Ateneo de México,
este ciclo incluyó a algunos ateneístas, así como el espíritu latinoamericanista del
movimiento. Las conferencias tuvieron lugar entre noviembre de 1913 y enero de 1914. El
programa fue el siguiente: "La literatura mexicana", por Luis G. Urbina(22 de noviembre);
"La filosofía de la intuición", por Antonio Caso (29 de noviembre); "Juan Ruiz de
Alarcón", por Pedro Henríquez Ureña (6 de diciembre); "Música mexicana", por Manuel
M. Ponce (13 de diciembre); "El último libro de Maeterlinck", por R. P. Manuel Díaz
Rayón (20 de diciembre); "El epicúreo", por Gonzalo de Murga (27 de diciembre); "La
novela mexicana", por Federico Gamboa (3 de enero); "La tradición", por Leopoldo
Escobar (10 de enero), y "Arquitectura colonial mexicana", por Jesús T. Acevedo (17 de
enero).
Entre los ateneístas había partidarios y opositores del régimen porfirista. Hubo también
quienes colaboraron con Victoriano Huerta y quienes se
exiliaron. Vasconcelos y Guzmán estuvieron en la Convención de Aguascalientes.
Ciertamente, este movimiento de renovación cultural no fue homogéneo en cuanto a ideas
políticas. Sin embargo, pueden precisarse una serie de rasgos comunes que dan los propios
ateneístas. El más notorio es la inconformidad con el positivismo, ideología refutada por los
ateneístas. Vasconcelos habla de la "batalla filosófica contra el positivismo". Por su
parte, Reyes habla de la afición a Grecia, común a los directores del Ateneo, pero también
de otros descubrimientos: las literaturas española, inglesa y alemana. También hubo
preocupación por lo mexicano e hispanoamericano, así como una actitud de "cultura
libre". Pedro Henríquez Ureña afirma que el grupo tuvo un vivo espíritu filosófico,
y Martín Luis Guzmán que el Ateneo se caracterizó por la seriedad en el trabajo.
Además de los mencionados, el Ateneo contó con miembros como María Enriqueta
Camarillo de Pereyra, Alba Herrera y Ogazón, el peruano José Santos Chocano, los
colombianos Leopoldo de la Rosa y Miguel Ángel Osorio (que también firmaba
como Ricardo Arenales o Porfirio Barba Jacob), los pintores Saturnino Herrán y Angel
Zárraga, el músico Manuel M. Ponce, Alberto J. Pani, Eduardo Colín, Luis Cabrera, Rafael
Cabrera, Rafael López, Alfonso G. Alarcón, Luis Castillo Ledón, Manuel Romero de
Terreros, Marcelino Dávalos, Federico Mariscal, Francisco de la Torre, Alejandro Quijano,
y los poetas Luis G. Urbina y Enrique González Martínez, a quienes Alfonso Reyes calificó
de "hermanos mayores".
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En el centenario de la fundación del Ateneo, rendimos homenaje a sus creadores mediante un ciclo de
conferencias bajo el título El espíritu del Ateneo, las cuales serán dictadas por jóvenes egresados de la
Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, académicos como Raúl Trejo Villalobos, Alfonso Vázquez y
Pavel Granados, e intelectuales como Héctor Vasconcelos, Alicia Reyes y Miguel Capistrán. El ciclo se
llevará a cabo en el Centro de Lectura Condesa, ubicado en Nuevo León 91, los días miércoles 20 y 27 de
enero y 3 de febrero de las 18:00 a las 20:00 horas. l
Federica González Luna Ortiz
ESCRITORES
PorHistoria y Biografía
Posteado en Mayo 4, 2018
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COMENTARIOS
BIOGRAFÍA DE ALFONSO REYES
OCHOA
Alfonso Reyes Ochoa (17 de mayo de 1889 – 27 de diciembre de 1959) poeta, ensayista, narrador
y diplomático. Nació en Monterrey, Nuevo León, México. Su padre fue el General Bernardo Reyes
Ogazón y su madre Doña Aurelia de Ochoa-Garibay y Sapién, proveniente de una distinguida
familia de Jalisco. Su padre ocupó importantes cargos durante los gobiernos de Porfirio Díaz lo que
les permitió tener una vida acomodada y tuvieron la posibilidad sus doce hijos de estudiar en los
mejores establecimientos de educación de México.
Logró un nombramiento en el servicio exterior mexicano desarrollado en París en 1914, desde allí
publicó su volumen Cuestiones estéticas. Desde sus inicios se preocupó por estudiar los
fundamentos de la creación poética y literaria. Tuvo que dirigirse a España en busca de
tranquilidad y seguridad a causa del inicio de la Primera Guerra Mundial, allí compartió trabajos y
experiencias con Juan Ramón Jiménez, José Ortega y Gasset y Ramón Gómez de la Serna. Una
de las cuestiones positivas de esta temporada fue su perfeccionamiento de la lengua española,
que luego se convirtió en uno de los rasgos que caracterizaron su estilo: riqueza de vocablos y
giros expresivos, construcciones gramaticales inusuales, utilización de arcaísmos y matices
delicados del significado.
En este campo no se encasillo con un tema sino que abordó los más variados temas: la teoría
literaria, la historia de Grecia, la novela policíaca y la historia de México. Podemos destacar:
Cuestiones gongorinas (1927), Tránsito de Amado Nervo (1937), La experiencia literaria (1942), El
deslinde (1944) y Los trabajos y los días (1946). Su escritura se caracterizó por ser atractiva,
reflexiva y consistente, ejemplo de ello es el poema dramático Ifigenia cruel (1924), o en el cuento
La Cena (incluido en El plano oblicuo, 1920), precursor del realismo mágico.
Alfonso Reyes falleció a los pocos años de la publicación Los tres tesoros (1955), esta es una obra
de ficción cinematográfica inspirada en un relato de Robert Louis Stevenson. Al igual que Árbol de
pólvora (1953). El escritor murió el 27 de diciembre de 1959. De manera póstuma se publicó la
Oración del 9 de febrero, dedicado a su difunto padre. Reyes tuvo un importante papel en el
desarrollo de la literatura en México fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y del
Colegio Nacional, y fundador del Instituto Francés de América Latina y de El Colegio de México.
Su influencia llego a figuras como Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier, los hermanos Henríquez
Ureña, Salvador Novo, Xavier Villaurrutia y José Gorostiza, entre otros. Fue el primer mexicano
literato en ser candidato al Premio Nobel en cuatro ocasiones, pero nunca lo recibió; pero su aporte
a la cultura, a la literatura mexicana y la calidad de su obra le valieron varios premios y
reconocimientos públicos, entre los que destacamos el Premio Nacional de Literatura (1945), el
Premio de Literatura Manuel Ávila Camacho (1953) y el del Instituto Mexicano del Libro (1954).
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Alfonso Reyes
(Alfonso Reyes Ochoa; Monterrey, 1889 - Ciudad de México, 1959) Ensayista, crítico, poeta
y narrador mexicano relacionado con la mejor tradicion literaria occidental, desde la
antigüedad grecolatina hasta las creaciones de Mallarmé y la estética simbolista. Ejerció un
notable magisterio en la cultura de su tiempo, promovió la fundación de sólidas
instituciones dedicadas a la difusión del conocimiento y marcó la obra de casi todos los
escritores mexicanos posteriores a él, como Octavio Paz y Carlos Fuentes.
Alfonso Reyes
Hijo de Bernardo Reyes, gobernador de Nuevo León y figura muy cercana a Porfirio Díaz,
tuvo una infancia rica en lecturas y experiencias vitales. En la ciudad de México perteneció
al brillante grupo intelectual de la Escuela Nacional Preparatoria. Junto con Pedro Henríquez
Ureña, Antonio Caso y José Vasconcelos fundó el Ateneo de la Juventud, agrupación cultural que
pretendía un México moderno y contemporáneo del mundo.
Siendo aún muy joven concluyó la carrera de leyes y partió a Europa, hondamente afectado
por el asesinato de su padre durante la etapa de la Revolución mexicana que marcó el fin
del gobierno democrático encabezado por Francisco I. Madero. Como miembro del servicio
exterior mexicano se afincó en París en 1914, y allí publicó su volumen Cuestiones estéticas.
Estudiar los fundamentos de la creación poética y literaria fue una preocupación recurrente
de su obra a lo largo de medio siglo.
A consecuencia de la Primera Guerra Mundial se trasladó a España, donde compartió trabajos y
experiencias con Juan Ramón Jiménez, José Ortega y Gassety Ramón Gómez de la Serna. En esa etapa
perfeccionó su manejo de la lengua española, uno de los rasgos que caracterizaron su
estilo: riqueza de vocablos y giros expresivos, construcciones gramaticales poco frecuentes,
uso de arcaísmos y matices delicados del significado.
Con Visión de Anáhuac (1915) conjuró cualquier acusación de extranjerizante. Esa obra se
considera una de las visiones más lúcidas y poéticas del México prehispánico y es, hasta la
fecha, lectura obligada en los cursos de cultura mexicana. Promotor de una "aristocracia del
pensamiento", ofrecía un colorido sincretismo de la cultura occidental y la raíz indígena,
dominado por la tríada platónica: la verdad, la bondad y la belleza.
Para 1927 ya era embajador en Argentina, donde impulsó la obra del por entonces
joven Jorge Luis Borges, quien puso a su consideración el manuscrito de El Aleph y le profesó
agradecida admiración el resto de su vida. Tras una estancia en Brasil, donde escribió el
volumen Romances del río de enero (1933), se afincó definitivamente en México en una casa-
biblioteca, hoy museo dedicado a él, que lleva el nombre de Capilla Alfonsina.
BIOGRAFÍA
Alfonso Reyes nació el 17 de mayo de 1889 en Monterrey, México. Su padre, el general Bernardo Reyes, era por entonces gobernador del estado
de Nuevo León y de y Doña Aurelia Ochoa de Reyes. Estudió en la escuela Manuela G. Viuda de Sada, el Instituto de Varones de Jesús Loreto y
el Colegio Bolívar, y el bachillerato en el Liceo Francés de la Ciudad de México, y estudió Derecho en esta ciudad.
En 1909 fundó, conjuntamente con otros escritores como Pedro Henríquez Ureña, Antonio Caso y José Vasconcelos Calderón, el Ateneo de la
Juventud. Cuando tenía 21 años de edad, publicó su primer libro Cuestiones Estéticas.
La Revolución Mexicana, de 1910, trajo funestas consecuencias a la familia Reyes.
En agosto de 1912 fue nombrado secretario de la Escuela Nacional de Altos Estudios, y en 1913 fue nombrado parte de la Legación de México en
Francia. Su padre participó en un golpe de estado en contra del presidente Francisco I. Madero, lo que derivaría en la lucha fraticida conocida
como la decena trágica, y murió el primer día de la contienda, esto hizo imposible que Reyes pudiese regresar al país, y decidió vivir en España
donde permaneció hasta 1924. Fue colaborador de la Revista de Filología Española, de la Revista de Occidente y de la Revue Hispanique. En
España se consagró a la literatura y la combinó con el periodismo; trabajó en el Centro de Estudios Históricos de Madrid bajo la dirección de Don
Ramón Menéndez Pidal. Una vez asentados los vientos de la revolución, la fama de Reyes en Europa llegó a México y el gobierno lo incorporó al
servicio diplomático, fue nombrado segundo secretario de la Legación de México en España, Encargado de negocios en España, Ministro en
Francia, y Embajador en Argentina hasta 1930, en Buenos Aires Reyes convivió con la brillante generación literaria, Victoria Ocampo le presentó
a Xul Solar, Leopoldo Lugones, Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Paul Groussac. Después fue enviado a Brasil, y en abril de 1939
presidió la Casa de España en México, una institución fundada principalmente por refugiados de la Guerra Civil Española y que después se
convertiría en el prestigiado Colegio de México. Fue miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua.
Reyes se convirtió en el principal animador de la investigación literaria en México, y uno de los mejores críticos y ensayistas en lengua castellana.
Murió en 1959 en ciudad de México, víctima de una afección cardiaca.
BIBLIOGRAFÍA
Sus obras completas abarcan veintiséis volúmenes que incluyen: libros de versos, crítica, ensayos y memorias, novelas, archivo, prólogos y
ediciones comentadas, traducciones y doscientos dos libros en total.
Entre ellos destacan:
Cartones de Madrid (1917)
Visión de Anáhuac (1917)
Simpatías y diferencias (1921-1926)
Ifigenia cruel (1924)
La crítica en la Edad Ateniense (1945)
La antigua retórica (1942)
Junta de sombras (1949)
El deslinde (1944)
Letras de la Nueva España (1948)
Ultima tule (1942)
Tentativas y Orientaciones (1944)
Norte y Sur (1945)
PREMIOS
ENLACES
http://www.alfonsoreyes.org/
http://cvc.cervantes.es/literatura/escritores/a_reyes/default.htm
http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2200
http://www.poesia-inter.net/indexar.htm
http://www.los-poetas.com/PICTOS/rey1.htm
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nombre
ALFONSO REYES
(1889-1959)
DATOS BIOGRÁFICOS:
Julio Torri
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Julio Torri Maynes (Saltillo, Coahuila, 27 de junio de 1889 - Ciudad de México, 11 de
mayo de 1970) fue un escritor, maestro y abogado mexicano, miembro de la Academia
Mexicana de la Lengua.1
Índice
1Estudios
2Vida profesional
3Obras publicadas
4Referencias
5Bibliografía
6Enlaces externos
Estudios[editar]
Realizó sus primeros estudios en el Colegio Torreón y en el Ateneo Fuente. En 1908 se
trasladó a la Ciudad de México; en 1909, con un grupo de escritores y pensadores —entre los
que figuraban el dominicano Pedro Henríquez Ureña, José Vasconcelos, Antonio
Caso, Alfonso Reyes— fundó el Ateneo de la Juventud Mexicana.2 En 1913 se graduó en
la Escuela Nacional de Jurisprudencia.
Vida profesional[editar]
Fue fundador y jefe del Departamento de Bibliotecas de la Secretaría de Educación Pública, y
después director del Departamento Editorial. También fue profesor, principalmente
de literatura española, en la Escuela Nacional Preparatoria durante 36 años, y en la Facultad
de Filosofía y Letras hasta 1964. En 1933 se doctoró en letras en la Universidad Nacional
Autónoma de México. El 14 de enero de 1942 fue nombrado miembro correspondiente de
la Academia Mexicana de la Lengua, el 21 de noviembre de 1953 fue nombrado miembro
numerario, y ocupó la silla XII.3
En reconocimiento a su alta calidad literaria, la librería del Centro Cultural Universitario de
la UNAM lleva su nombre, así como el Premio Nacional (México) de cuento breve, organizado
por el Fondo Editorial Tierra Adentro (FETA) y el Instituto Coahuilense de Cultura.
Obras publicadas[editar]
En vida
Ensayos y poemas,1917
De fusilamientos, 1940
La literatura española, 1952
Tres libros, 1964 (Incluye: Ensayos y poemas; De fusilamientos; Prosas dispersas)
Póstumos
Referencias[editar]
1. Volver arriba↑ «Esbozo histórico de la Academia Mexicana de la Lengua». Archivado desde el original el 26 de
noviembre de 2009. Consultado el 15 de noviembre de 2009.
2. Volver arriba↑ Paz, Octavio, op. cit., p. 405.
3. Volver arriba↑ Antonio Castro Leal (1975). Semblanzas de académicos, ed. «Nuestros centenarios: humanistas
mexicanos». México: Ediciones del Centenario de la Academia Mexicana. p. 313. Consultado el 14 de noviembre
de 2009.
Bibliografía[editar]
Paz, Octavio et al. (2000). Poesía en movimiento: México 1915-1966 México, ed. Siglo
XXI, ISBN 978-968-23-0088-2 texto en la web consultado el 15 de noviembre del 2009.
Enlaces externos[editar]
Semblanza en la página web del Instituto de Educación de Aguascalientes
Julio Torri
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Introducción
Julio Torri Máynez (1889-1970), figura tutelar de géneros híbridos como el poema en prosa
por ser el creador de piezas sorprendentes por su brevedad, perfección y dificultad de
clasificación. Es considerado precursor del microrrelato y la tuitliteratura posmodernos.
Reunió su obra bajo el título Tres libros, que incluye algunos ensayos de crítica. Tradujo
del francés, inglés, alemán, portugués e italiano. Apegó su escritura a unos cuantos
principios fundamentales: elección de vocabulario preciso, ritmo acentual lindante con el de
la poesía, ironía en la anécdota, cantidad estricta de palabras y el apoyo en algún sesgo de
obras canónicas, combinación que invita a que los lectores transiten de la gracia de los
textos torrianos al conocimiento de las más altas expresiones literarias. Su proceder delata
las improntas esteticistas que consolidó en sus años juveniles cuando compartió lecturas,
charlas e intereses con el cenáculo del Ateneo de la Juventud, integrado por Pedro
Henríquez Ureña, Alfonso Reyes y José Vasconcelos, entre otras personalidades. Promovió
la literatura de manera perdurable aunque discreta a través de la Editorial Cvltvra, el
proyecto editorial de José Vasconcelos y la docencia secundaria, preparatoria y
universitaria. Dio lectura al ensayo “Algunas notas acerca de la Revista Moderna” el 21 de
noviembre de 1953 para ocupar la Silla XII de la Academia Mexicana de la Lengua.
Torri, el posmodernista
El fragmento, el hibridismo genérico, la brevedad y otras características sobresalientes de la
obra torriana pertenecen en términos estrictos al crepúsculo del Modernismo y al
Esteticismo, corrientes que Julio Torri dirigió hacia nuevos rumbos. Como lo llegó a decir,
no sin cierta ironía, tomaba una frase de una obra mayor y a partir de ese motivo
desarrollaba sus composiciones, de allí que se puedan leer sus piezas en diálogo con
grandes autores, por lo que sería un seguidor del “arte por el arte” en cuanto a la creencia
de que sólo una pieza artística puede dar pie a otra de su misma naturaleza. En ese mismo
tenor, Torri confesó a Alfonso Reyes, un 13 de diciembre de 1916, que su escritura era “de
pedacería, casi de cascajo”,[15] por lo que la identificación de las unidades mayores de las
que provienen sus componentes permite apreciar la labor de selección, decantación y
trabajo textual que Torri efectuó, cual joyero, para obtener sus miniaturas, y entender el
retal como una de sus técnicas compositivas a la usanza romántica del Círculo de Jena. La
innovación formal y temática de los modernistas, sus antecesores inmediatos, fue el terreno
propicio para que Torri se aventurase además a experimentar con el poema en prosa pero en
un momento social que acentuó el elitismo de sus composiciones minúsculas, eruditas, de
altos vuelos formales, las más de las veces irónicas.
Los textos torrianos son entonces apreciados por el equilibrio casi matemático de los
elementos que los conforman y la impecable elección adjetival, de vocabulario y de
tiempos verbales sobre el que se erigen contrapuntos temáticos. Así sucede, por ejemplo, en
“La balada de las hojas más altas”, pieza que en una diada alto/bajo el vulgo subraya la
elevación de la belleza en un entorno de colorido expresado con suma originalidad,[16] o en
“La Gloriosa”, donde la grisura del elemento indígena contrasta con la brillante joyería de
una figura religiosa y se trasluce una sutil crítica a la superchería.[17] Este detalle y la
lectura cuidadosa de otras piezas desdice las críticas que se le han hecho a Torri por
desatender a los grandes problemas nacionales[18] sin antes considerar que su intención
literaria fue la de recurrir a tiempos pasados y escenarios utópicos para transformar lo
cotidiano en una miniatura estética “desrealizada”.[19] En esta línea interpretativa se hallan
los estudios de Hervé Le Corre, Elena Madrigal, Rafael Olea, Laura Rocha, Azucena
Rodríguez y Serge I. Zaïtzeff que por lo regular ofrecen visiones panorámicas del contexto
de creación junto con acercamientos a textos puntuales y desde teorías sobre el fenómeno
literario.
Torri el posmoderno
Al fijar su atención en una cantidad creciente de textos breves y por lo regular irónicos,
hacia la última década del siglo XX Wilfrido H. Corral, Dolores M. Koch, David
Lagmanovich, Esperanza López, Francisca Noguerol y Lauro Zavala emprendieron la tarea
de caracterizar teóricamente la novedosa tipología literaria y se valieron de títulos torrianos
para ejemplificar sus argumentos. El paso del tiempo no ha hecho sino consolidar una
práctica nutrida y de calidad incuestionable favorecida por la publicación electrónica pero
que no ha detenido la polémica sobre su naturaleza proteica. En lo que sí concuerdan
estudiosos y practicantes de la microficción es en considerar como precursores y modélicos
a “las pulgas vestidas [y a] los bonsai” de Julio Torri –parafraseando a José Emilio
Pacheco–,[20] obligados en las innumerables antologías de lo “micro”.
Son varias las razones por las que las piezas torrianas han instado a la lectura desde la
posmodernidad. Por no quedar circunscritas a género literario alguno, ellas ejemplifican la
inestabilidad “del relato limítrofe”.[21] Las diadas antitéticas que sostienen sus argumentos
han sido interpretadas a la luz de la intención de irrumpir los opuestos binarios en que se
funda la civilización occidental.[22] La composición a base de cascajo ha permitido la
postulación de un “arte del reciclaje”[23] y el retal remitiría a la “transtextualidad”[24] y es la
base del microrrelato “saprófito”.[25] La ironía torriana se allega a la llamada
“carnavalización” y los arquetipos de Torri han sido interpretados como un recurso para
lograr el efecto sintético.[26] El escepticismo y el desencanto que transitan algunas de las
piezas y de los aforismos coinciden en más de un sentido con el desencanto por el
consumismo que todo devora o con descreimiento contemporáneo de la originalidad del
arte y del ejercicio de la equidad y la justicia.
Notas
Salvador novo
iografía de:
Salvador Novo
(1904-1974)
Salvador Novo fue el primer poeta mexicano del que se tradujo un libro completo
en inglés en 1935 (para entonces ya había sido traducido al francés y al
portugués). Algunas de las traducciones que aquí se presentan provienen de
Nuevo amor, traducido por Edna Worthley Underwood (The Mosher Press:
Portland Maine). Otras provienen del libro Now the Volcano: an Anthology of
Latin American Gay Literature, editado por Winston Leyland, traducido por
Erskine Lane, Franklin D. Blanton, Simon Karlinsky (San Francisco: Gay
Sunshine Press, 1979).
Las memorias de Salvador Novo han sido recientemente publicadas bajo el título
La estatua de sal(México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes,
Colección Memorias Mexicanas, 1998). Varios tomos de La vida en México...,
con buena parte de su trabajo periodístico, han sido publicados en la misma
colección. Sus ensayos también han sido publicados recientemente, editados por
Sergio González Rodríguez, Viajes y ensayos (México, Fondo de Cultura
Económica, 1986).
Salvador Novo
(Ciudad de México, 1904 - 1974) Escritor mexicano vinculado al grupo de Los Contemporáneos. Salvador Novo
realizó sus primeros estudios en Chihuahua y Torreón, para regresar a la capital donde, en 1921, se licenció en
derecho por la Universidad Nacional de México. Posteriormente, en la Facultad de Filosofía y Letras, hizo sus
estudios de maestro en lengua italiana. Concluidos éstos, consiguió obtener una plaza de ayudante y, más tarde, de
profesor en el Departamento de Idiomas Extranjeros de la Universidad Central, por su dominio del francés y el
inglés, lengua en la que llegó a escribir algunas de sus obras.
Salvador Novo
El año 1925 constituyó un período determinante en la vida del poeta; nombrado jefe del departamento editorial de
la Secretaría de Educación Pública, aparece entonces su primer volumen de versos, XX Poemas, en el que apuntan
ya las pulsiones líricas y la inspiración vanguardista que darán origen, en el año 1928, a la
revista Contemporáneos y a la famosa generación poética del mismo nombre, de la que formarían parte autores
como Jaime Torres Bodet, Xavier Villaurrutia, Gilberto Owen, Carlos Pellicer y Bernardo Ortiz de Montellano,
entre otros.
El mismo afán de renovación caracterizó uno de los poemarios más significativos y de mayor resonancia
internacional de Salvador Novo: Nuevo amor, publicado en 1933 y traducido a varios idiomas. Ese mismo año se
editó otro de sus libros de versos, Espejo. Sin olvidar nunca su faceta docente, que se había concretado ya en textos
como La educación literaria de los adolescentes (1928), Novo comenzó a cultivar también la literatura en lengua
inglesa: en 1934 vieron la luz los versos de Seamen Rhymes, cuya versión en lengua española se titularía Rimas del
lobo de mar.
Su ardiente defensa de la identidad y los valores mexicanos trascendió la actividad artística y docente para
concretarse en un compromiso político que lo llevó a participar en la fundación del Partido Popular Socialista, pero
su cauce de expresión fue siempre fundamentalmente literario. En 1946 dio a la imprenta una de sus grandes obras
en prosa, Nueva grandeza mexicana, que le hizo merecedor del título de "cronista de la Ciudad de México".
Aquel mismo año, su demostrado interés por el teatro, reflejado ya en su actividad de crítico dramático y en obras
como La señorita Remington (1924), le valió ser nombrado jefe del Departamento de Teatro del Instituto Nacional
de Bellas Artes. Al abandonar sus funciones en ese departamento, consiguió abrir en Coyoacán (1953) el Teatro de
la Capilla y dirigió, más tarde, la Escuela de Arte Dramático. De su producción dramática merecen mencionarse
una adaptación de la máxima creación de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, titulada Don Quijote:
farsa en tres actos y dos entremeses (1947), y una nueva versión de la tragedia de Sófocles Edipo rey, que Novo
contempla desde el punto de vista femenino en su Yocasta o casi (1961). También La culta dama (1951) figura
entre sus piezas más elogiadas. Al universo teatral, pero esta vez en su faceta de teórico y maestro, pertenece el
texto Actuación y dirección teatral, publicado en 1959.
En 1967, Salvador Novo recibió el Premio Nacional de Literatura, que venía a coronar su importantísima obra de
creación literaria y su contribución teórica a los más varios aspectos de las letras mexicanas. Uno de sus últimos
títulos, Historia y leyenda de Coyoacán (1971), es una valiosa muestra de su interés por la crónica y un
complemento para su Breve historia de Coyoacán, que había publicado previamente, en 1962. Su versátil actividad
le llevó a escribir numerosos guiones para el cine. La fértil existencia del poeta se extinguió en Ciudad de México el
14 de enero de 1974.
Salvador Novo
(1904/07/30 - 1974/01/13)
Salvador Novo
Publicó XX poemas en 1925, Espejo en 1933, Nuevo amor ese mismo año, Poesías
escogidas en 1938, Dueño mío: cuatro sonetos inéditos en 1944, Florido
laude en 1945 y dos recopilaciones de su Poesía, una en 1955 y otra en 1961.
Obras seleccionadas
1925: XX Poemas
1933: Nuevo amor
1933: Espejo
1934: Seamen Rhymes
1934: Romance de Angelillo y Adela
1934: Poemas proletarios
1934: Never ever
1937: Un poema
1938: En defensa de lo usado y otros ensayos
1938: Poesías escogidas
1944: Nuestra Tierra
1945: Florido laude
1945: La estatua de sal
1947: Nueva grandeza mexicana
1952: Las aves en la poesía castellana
1955: Dieciocho sonetos
1961: Poesía
1962: Breve historia de Coyoacán
1962: Letras vencidas
1965: Crónica regiomontana
1967: Historia gastronómica de la Ciudad de México
1967: Imagen de una ciudad
1968: La ciudad de México en 1867
1971: Historia y leyenda de Coyoacán
1972: Las Locas, el sexo, los burdeles
1974: Seis siglos de la Ciudad de México
1974: Los paseos de la Ciudad de México
Teatro
Junto a tu cuerpo
*buscabiografias.com