Sei sulla pagina 1di 462

JOSÉ BARRAGÁN BARRAGÁN

RAÚL CONTRERAS BUSTAMANTE


JUAN JOSÉ MATEOS SANTILLÁN
ARMANDO SOTO FLORES
FERNANDO FLORES TREJO

TE ORlA
DE LA
��

CONSTITUCION

Cuarta edición

EDITORIAL PORRÚA
AV. REPÚBLICA ARGENTINA l'i
MÉXICO, 201 O
Primera edición: 2003

Copyright© 2010

Esta edición y sus características son propiedad de


EDITORIAL PORRÚA, SA de CV 8
Av. República Argentina 15 altos, col. Centro,
06020, México, DF
www .porrua.com

Queda hecho el depósito que marca la ley

Derechos reservados

ISBN 978-970-07-7538-8

IMPRESO EN MÉXICO
PRINTED IN MEXICO
ÍNDICE

Pág.

BREVE PREFACIO DE LA SEGUNDA EDICIÓN XV

PRÓLOGO DE LA CUARTA EDICIÓN XVII

INTRODUCCIÓN . . . . . . . XIX

UNIDAD 1

SOCIEDAD, ESTADO Y DERECHO

1. 1 . Sociedad . . . . . . . . . . . 2
1.2. Estado . . . . . . . . . . . . 5
1.2.1. Sobre el origen del Estado. 5
1.2.2. Los elementos componentes del Estado 6
1.2.2.1. La población. . 6
1.2.2.2. El territorio . . . . 7
1.2.2.3. La organización . . 8
1.2.2.4. La idea de soberanía 8
1.2.3. Los fines del Estado 9
1.3. Derecho 12
1.4. Resumen . . . . . . . . 14

UNIDAD 2

CONCEPTO Y UBICACIÓN
DEL DERECHO CONSTITUCIONAL

2. l. Concepto y elementos de derecho objetivo 15


2.2. Caracteres del Derecho Constitucional 16
2.3. El concepto del Derecho Constitucional 22

VII
VIII �DICE

2.3.1. Carl Schmitt . . . . 22


2.3.2. Karl Loewenstein . . 22
2.3.3. Manuel García Pdavo 23
2.3.4. Ignacio Burgoa. . . 24
2.3.5. Felipe Tena Ramírez 25
2.3.6. Daniel Moreno Díaz . 26
2.3.7. Pablo Biscaretti Di Rufia . 27
2.3.8. Segundo V. Linares Quintana. 28
2.3.9. Mario de la Cueva. 29
2.3.10. André Hauriou . . 30
2.3.11. Maurice Duverger. 31

UNIDAD 3

CONCEPTO DE CONSTITUCIÓN

3.1. Concepto material v formal de Constitución 35


3.2. Concepto de Constitución . 36
3.2.1. Ferdinand Lassalle 36
3.2.2. Carl Schmitt . . 36
3.2.3. Hans Kelsen . . 38
3.2.4. Hermann Héller 39
3.2.5. André Hauriou . 41
3.2.6. Manuel García Pelayo 42
3.2.7. Otros Autores 44

UNIDAD 4

CLASIFICACIÓN DE LAS CONSTITUCIONES

4. l . Según su formulación o forma jurídica . . . 50


4.1. l. Constituciones codificadas o escritas . 50
4.1.2. Constituciones dispersas o no escritas 51
4.2. Según su reformabilidad . . . 52
4.2.1. Constituciones rígidas . 52
4.2.2. Constituciones flexibles 53
4.3. Según su origen . . . . . . . 54
4.3.1. Constituciones otorgadas. 55
4.3.2. Constituciones impuestas 56
4.3.3. Constituciones pactadas . 56
4.3.4. Otros orígenes . . . . . 56
4.4. Clasificaciones de Karl Loewenstein 57
4.5. Üti·a clas-ificación 60
!�DICE IX

UNIDAD 5

VERTIENTES IDEOLÓGICAS
DEL DERECHO CONSTITUCIONAL

."i.l. Introducción 63
."i.2. ÜI"Ígenes del constitucionalismo moderno 64
."i.2.1. Juan sin Tierra . . . . . . . . 64
5.2.2. La tradición hispano mexicana . 67
."i.2.3. Prolegómenos, hechos y logros de la Revolución francesa 68
5.2.4. Declaración de los derechos del hombre . . . . . . . . 73
5.3. Contenido liberal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
5.3.1. El constitucionalismo libei-al derivado de la Constitución
francesa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
."i.4. Estados Unidos de América. Su independencia y sus documentos
jui"Ídicos básicos . . . . . . . . . . . . . . 79
."i . ."i. Constitucionalismo social: aportación de México . . . . . . . . 85

UNIDAD 6

PODER CONSTITUYENTE

6.1. Presentación 89
6.2. El oi"Ígen . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
6.3. Concepto e importancia del poder constituyente 92
6.4. La soberanía como fundamento del poder constituyente 93
6.4.1. Tesis de Rousseau y de Sieyes . . . 98
6.4.1.1. Juan Jacobo Rousseau . . . . . . . 98
6.4.1.2. Emmanuel Joseph Sievcs. . . . . . 102
6.4.2. La soberanía ante los Constituyentes mexicanos . 105
6.4.2.1. La soberanía en el México Colonial . . 108
6.4.2.1.1. De Cádiz al Acta Constitutiva de la Fe-
deración . . . . . . . . . . 108
6.4.2.1.2. El Constituvente de 1856-1857 . 115
6.4.2.2. Congreso Constituyente de 1916-1917 116
6.4.3. Otros autores. . . . . . . . 117
6.4.3.1. Carl Schmitt . . . . 117
6.4.3.2. R. Carré de Malberg. 119
6.4.3.3. Hans Kelsen . . . . 121
6.4.3.4. Hermann Héller . . 122
6.4.3.5. Ignacio Burgoa Orihuela. 123
6.4.3.6. Felipe Tena Ramí1·ez 126
6.4.3.7. Jorge Carpizo Mac GI-egm 129
6.4.4. Historicismo empírico mexicano . 1 31
6.5. Asamblea constituyente, órganos o poderes constituidos y sus di­
ferencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134
X ÍNDICE

6.6. Asamblea constituyente y órgano legislativo ordinario 135


6.6.1. La soberanía ante la globalización . . . . . 136
6.6.2. Regionalización. . . . . . . . . . . . . 138
6.6.3. ¿crisis de los Estados o crisis de las Teorías sobre la so-
beranía?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139

UNIDAD 7

SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL

7.1. Antecedentes de la supremacía constitucional . . . . 145


7.2. La supremacía constitucional y el orden jurídico estatal 151
7.3. Pirámide kelseniana de jerarquía normativa . . . . . 154
7.4. Supremacía constitucional en el Estado Federal . . . 159
7.5. Posible contradicción entre leyes constitucionales y tratados 165
7.6. Inviolabilidad de la Constitución 172
7.7. Tendencias actuales . . . . . . . . . 174

UNIDAD 8

REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN

8.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179


8.2. Poder revisor de la Constitución . . . . . . . . . . 182
8.2.1. El Poder Revisor a través de Nuestra Historia
Constitucional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184
8.2.1.1. Constitución Política de la Monarquía Española
del 19 de marzo de 1812 . . . . . . . . . . . 184
8.2.1.2. Decreto constitucional para la libertad de la Amé­
rica Mexicana sancionado en Apatzingán a 22
de octubre de 1814 . . . . . . . . . . . . . 186
8.2.1.3. Constitución Federal de los Estados Unidos Me­
xicanos. Decreto de 4 de Octubre de 1824 . . . 187
8.2.1.4. Las Siete Leyes Constitucionales del 29 de di­
ciembre de 1836 . . . . . . . . . . . . . . 190
8.2.1.5. Bases de Organización Política de la República
Mexicana del 13 de junio de 1843 . . . . 191
8.2.1.6. Acta Constitutiva y de Reformas de 1847 . 193
8.2.1.7. La Constitución deiS de febrero de 1857 . 193
8.2.1.8. La Constitución del 5 de febrero de 1917 . 195
8.3. Alcance de la revisión constitucional . . . . . . . . . . 198
8.3.1. Tesis que Limitan la Reformabilidad Constitucional 198
8.3.1.1. Carl Schmitt . . . . . . . . 198
8.3.1.2. José María del Castillo Velasco 199
8.3.1.2. Mauricc Hauriou . . . . . . 200
ÍNDICE XI

8.3.1.3. William L. Marbury . . . 200


8.3.1.4. Jorge Carpizo . . . . . 201
8.3.1.5. Ignacio Burgoa Orihuela . 201
8.3.2. Tesis que sostienen la reformabilidad ilimitada de la Cons­
titución . . . . . . . 202
8.3.2.1. Ulises Schmill . . . . . . . . . . . . . . . 202
8.3.2.2. Felipe Tena Ramírez . 203
8.3.2.3. René Carré de Malberg 205
8.4. Diversos sistemas de reformabilidad constitucional 206
8.4.1. El principio de reformabilidad en el Derecho Constitucio­
nal Comparado . . . . . . . . . . 206
8.4.1.1. Estados Unidos de América. 206
8.4.1.2. Cuba . . . 208
8.4.1.3. Nicaragua . 208
8.4.1.4. España 210
8.4.1.5. Italia . 212
8.4.1.6. China . 214
8.4.2. Reforma Constitucional. Referéndum, iniciativa popular
y plebiscito. . . . . . . . 216
8.4.2.1. Referéndum . . . 216
8.4.2.2. Iniciativa Popular . 217
8.4.2.3. Plebiscito . . . . 219

UNIDAD 9

DERECHOS DEL HOMBRE

9.1. El concepto de los Derechos Humanos . . . . . . . . . . . . 225


9.2. Aporte de Inglaterra a la Carta Magna. . . . . . . . . . . . . 230
9.3. Análisis de la declaración de los Derechos del Hombre y del ciu­
dadano de 1789 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 232
9.4. La declaración universal de los Derechos del Hombre de 1948 234
9.5. Terminología y adopción en las Constituciones de México . . 237
9.6. Garantías sociales en la Constitución . . . . . . . . . . . 240
9.7. Derechos difusos como tendencia constitucional contemporánea 242
9.8. Clasificación de los derechos del hombre . . . . . . . . . . 244
9.8.1. Derechos económicos, sociales y culturales o de "Segun-
da Generación" . . . . . . . . . . . . . . . . . . 247
9.8.2. Derechos de la "Tercera Generación" o derechos difusos 248
9.9. Suspensión de garantías, estado de sitio y estado de urgencia . 249
9.10. Protección administrativa de los Derechos del Hombre . . . 251
9.11. Protección jurisdiccional de los Derechos del Homb1·e . . . . 255
9.11.1. En el pensamiento de Mariano Otero y la consagración
del Amparo en la Constitución de 1857. . . . . . . . . 255
XII ÍNDICE

9.11.1.1. Los derechos humanos en el Acta de Reformas


y sus subsistema de protección . . . 255
9.11.1.2. El Amparo en la Constitución de 1857 257
9.11.2. En la Constitución de 1917 . . . . . . . . . 258

UNIDAD 10

FORMAS DE ESTADO

10.1. Concepto y clasificación de Formas de Estado . 261


10.1.1. Conceptualización de Formas de Estado 265
10.2. Clases de Formas de Gobierno. . . . . . . . 267
10.2.1. Clasificación de las formas de gobierno de acuerdo a
Aristóteles . . . . . . . . . . . . . . . 267
10.2.2. El gobierno mixto de Polibio y otros autores 268
10.3. Clases de Formas de Estado . . . . . . . 269
10.3.1. Estado centralista o unitario . . . . . . . 270
10.3.1.1. Concepto y características . . . . 270
10.3.1.2. El Estado Central o Unitario en México 270
10.3.1.3. Confederación . . . . . . 271
10.3.1.4. Uniones de Estados . . . . 273
10.3.2. Uniones Reales y Uniones Personales 273

UNIDAD 11

FEDERACIÓN COMO FORMA DE ESTADO

11.1. Tesis explicativas del Sistema Federal . 277


11.1.1. Alexis De Tocqueville 278
11.1.2. Calhoun y Seydel 278
11.1.3. Jellinek . . 279
11.1.4. Wilson 279
11.1.5. Jean Dabin. 280
11.1.6. Hans Kelsen 280
11.2. Surgimiento del federalismo en los estados unidos de América 282
11.3. Adopción y características del federalismo mexicano 287
11.4. Sistema Federal Canadiense . 294
11.4.1. Prolegómenos . . . . . . . . . . . . . 294
11.4.2. Características . . . . . . . . . . . . . 295
11.4.3. La distribución de facultades entre la Federación y los Es-
tados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 297
11.4.3.1. Esfera de competencia. . . . . . . . . . . . 297
11.4.3.2. Distribución de competencias entre la Federación
y las Entidades Federativas. 297
11.4.4. Facultades expresas . . . . . . . . . . . . . . . . . 300
ÍNDICE XIII

11.4.5. Facultades atribuidas a las entidades federativas. 301


11.4.6. Facultades prohibidas a la federación . . . . . 301
11.4.7. Facultades prohibidas a las entidades federativas 302
11.4.8. Facultades coincidentes 302
11.4.9. Facultades coexistentes . 302
11.4.1O. Facultades de auxilio . . 303
11.4.11. Facultades concurrentes . 303
11.4.12. Facultades implícitas . . 303
11.4.13. Naturaleza jurídica de los estados miembros de la unión 306
11.5. Importancia del Distrito Federal . . . 308
11.5.1. Antecedentes históricos . . . 308
11.5.2. El Distrito Federal en México. 308
11.6. La garantía federal . . . . . . . . . 311

UNIDAD 12

FORMAS DE GOBIERNO

12.1. Concepto de Forma de Gobierno . . . . . . . 315


12.2. La Monarquía . . . . . . . . . . . . . . . 317
12.2.1. Las formas monárquicas de 1812-1823 . 322
12.3. La República . . . . . . . . . . . . . . . 325
12.3.1. Proceso de formación de la república en México. 328
12.4. Lo Federal como Forma de Gobierno 333
12.4.1. Los hechos históricos 335
12.4.2. Las formas jurídicas. . . . 340
12.5. Sobre la democracia . . . . . . . 349
12.5.1. La democracia representativa. 351

UNIDAD 13

EVOLUCIÓN DEL DERECHO


CONSTITUCIONAL MEXICANO

13.1. Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 357


13.2. Organización del México independiente . . . . . . . . . . . . 359
13.3. Constitución de Cádiz de 1812 y su influencia en la Nueva España. 361
13.4. Constitución de Apatzingán de 1814 y sus decisiones político-ju-
rídicas fundamentales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 366
13.5. Plan de Iguala, los tratados de Córdova de 1821 y sus ideas fun­
damentales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 369
13.6. Constitución Federal de 1824 y las ideas fundamentales de los
constituyentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 372
13.7. Leyes constitucionales de 1836 y las bases orgánicas de 1843 . 376
13.7.1. Las bases orgánicas de la República mexicana 1843. 382
XIV ÍNDICE

13.8. El liberalismo y la Constitución de 1857. . . . . . . . . . . . 385


13.8.1. El Plan de Ayutla reformado en Acapulco. . . . . . . . 392
13.9. Leyes de Reforma, su trascendencia e influencia en el régimen ju-
rídico mexicano . . . . . . . . . . . 399
13.1 O. El Congreso constituyente de 1916-1917. . . . . . . . . 408
13.10.1. Antecedentes . . . . . . . . . . . . . . . . . 408
13.10.2.La ley sobre ocupación y enajenación de terrenos
baldíos de Porfirio Díaz . . . . 414
13.10.3.El campo y la revolución de 1910 415
13.10.4.Los intereses petroleros . . . . 418
13.10.5. Postulados principales . . . . . 419
13.10.6.El decreto de 6 de enero de 1915 422
13.10.7.El proyecto de artículo 27 presentado por Carranza 422
13.10.8. La iniciativa de la comisión. 423
13.10.9.La educación en 1917 . . . . . . . . . . . . . 427

BIBLIOGRAFÍA 435
BREVE PREFACIO
DE LA SEGUNDA EDICIÓN

La evaluación de la presente obra conduce a la ineluctable conclu­


sión que alfara de su vasto y rico contenido cuya temática rebasa lo que
aparentemente indica su título: Teoría de la Constitución. En otras pala­
bras, la temática que abordan en ella distinguidos maestros comprende
aspectos de carácter histórico, filosófico, sociológico y evidentemente
jurídico del constitucionalismo en general y el mexicano. Basta repasar
su exuberante índice para corroborar este aserto, mismo que eleva a di­
cha obra al rango de Tratado de Derecho Constitucional que, además,
abarca el tratamiento de los "Derechos del Hombre". Puedo afirmar
que la sustancia epistemológica de tan importante instrumento didácti­
co no sólo lo avala como un elemento de estudio sino como libro de
consulta para la investigación de cuestiones atañederas al Derecho
Constitucional. Por consiguiente, a él deben acudir los estudiantes de
esta disciplina así como los cultores jurídicos a título de abogados, jue­
ces y maestros. Las calidades reseñadas, y otras excelencias de la aludi­
da obra, me inducen a felicitar a los autores de las diversas "unidades"
temáticas que comprende por la solidez de sus conocimientos expuestos
con sabiduría y elegancia. Considero que esta segunda edición de tan
ingente labor académica corrobora su trascendencia en el mundo del
Derecho. Prueba de ello es que su primera edición se agotó en un corto
espacio temporal, lo que indica su acogimiento colectivo indiscutible
que demuestra su prestigio.

Enero de 2005
IGNACIO BURGOA ÜRIHUELA
Maestro Emérito de la Facultad de Derecho de la UNAM

XV
PRÓLOGO
A LA CUARTA EDICIÓN

Las Constituciones de los Estados han sido objeto de estudio desde la


antigüedad. Para entender los fenómenos normativo y político, se han
ido diferenciando los campos de trabajo. Con todo, subsisten puntos de
contacto que con frecuencia hacen borrosas las fronteras entre ambas
disciplinas. Puede decirse que lo que varía no es el objeto del conoci­
miento, sino el método adoptado para procurarlo.
El grado de complejidad de esos métodos se puede apreciar si ad­
Yertimos que existen por lo menos tres grandes conjuntos doctrinarios
cuvo úmbito de incidencia es convergente: la teoría del Derecho, la teo­
ría del Estado v la teoría de la Constitución. Incluso si deseamos limitar
nuestro campo de exploración al estudio de la Constitución, tenemos
que adoptar al menos cuatro diversos enfoques: historia del derecho
constitucional, derecho constitucional nacional, derecho constitucional
comparado y teoría de la constitución. El nivel de especialización es
mayor todavía en los Estados compuestos, donde se estudia asimismo el
derecho constitucional local, con sus variantes históricas, comparativas
v positivas. Ademús, en cada una de esas disciplinas es posible adoptar
métodos de trabajo diferentes, por lo que el haz de posibilidades para
conocer el fenómeno normativo que identificamos como Constitución es
en extremo variado.
Ahora bien, para incursionar en esa madeja de datos y de análisis y
entender los procesos constitucionales, es imprescindible disponer de un
apoyo teórico. Esta obra, que resulta de la armoniosa colaboración entre
cinco distinguidos profesores de la Facultad de Derecho de la UNAM,
ofrece esos instrumentos que facilitan el estudio de la Constitución. José
Barragán Barragún, Raúl Contt-eras Bustamante, Juan José Mateos San­
tillán, Fernando Flores Trejo y Armando Soto Flores son experimenta­
dos catedráticos, conocedül-es profundos del derecho; en esta obra asu­
mieron la ardua emp1-csa de presentar de una manera clara, accesible v
.

actualizada, un amplio panorama de la Teoría de la Constitución.

XVII
XVIII PRÓLOGO A LA CUARTA EDICIÓN

Todo lector interesado en la materia encontrará aquí la información


pertinente y la orientación metodológica necesarias para adentrarse en
el estudio de los sistemas normativos que le interesen. Para examinar el
derecho constitucional de un estado de la federación, para analizar un
sistema constitucional nacional, para revisar una etapa histórica deter­
minada, para entender la estructura y el funcionamiento de una institu­
ción, esta obra es un auxiliar valioso.
Por todo lo anterior, dejo aquí una efusiva congratulación a los au­
tores por su bien logrado esfuerzo y por el éxito que han obtenido con
esta obra que corrobora la nueva edición que el lector tiene en sus manos.

Ciudad Universitaria, octubre de 2009


DIEGO VALADÉS
Miembro del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
INTRODUCCIÓN

Con sincero agradecimiento a los estudiosos del Derecho y demás públi­


co lector que ha hecho posible la necesidad de publicar esta cuarta edi­
ción -revisada y actualizada-; la presentamos a su consideración.
Este tratado, se ajusta a los Planes y Programas de Estudio aproba­
dos por el Consejo Técnico de la Facultad de Derecho de la UNAM; y ha
sido una herramienta útil y eficaz para los estudiantes de la licenciatura
y posgrado de la materia de todo el país.
Cuando los autores nos propusimos trabajar para publicar lo que
habían sido nuestros apuntes para impartir clases, ideas para generar
debates y herramientas metodológicas para facilitar nuestras cátedras,
nunca imaginamos que llegaríamos a publicar, en tan breve tiempo,
una cuarta edición.
Aunque la Teoría de la Constitución no está sujeta a los avateres
frente a los cambios que la realidad social genera como lo padece la
legislación ordinaria, los autores hemos hecho una nueva revisión cui­
dadosa, para procurar ofrecer a nuestros lectores una versión sintética,
pero actualizada, de la rica doctrina que conforma el Constituciona­
lismo.
Este trabajo conserva la intención originaria: cinco doctores en De­
recho, profesores experimentados de la materia, con diversas -y hasta
a veces divergentes- opiniones e ideologías, que expresan su pensa­

miento dentro de un ámbito de libertad y buscando generar motivar la


discusión y el análisis doctrinario.
Este no es un libro de texto. Aunque se apega a los programas ofi­
ciales de estudio, siempre anheló ir mucho más lejos. Es la síntesis de
muchos míos de experiencias docentes, políticas, de servicio público y
de investigación académica, que han sido acumulados por sus creadores.
Deseamos agradecer de manera muy especial al Doctor Diego Vala­
dés, reconocido jurista y político mexicano, el que haya aceptado hacer
la presentación de esta cuarta edición. Su participación enriquece a

XIX
XX INTRODUCCIÓN

esta obra y constituye un honor para los autores que un constituciona­


lista con su reconocido prestigio, avale nuestro trabajo.
De igual manera, a nuestro editor, Don José Antonio Pérez Porrúa
nuestra gratitud por su apoyo y confianza editorial.
Por último, los autores deseamos hacer patente nuestro agradeci­
miento a la maestra Sandra Laura Macías Reyes, por su dedicación y
minucioso empeño en colaborar con nosotros en la revisión y compila­
ción de las participaciones.
Esperamos que esta nueva edición de nuestro esfuerzo que hoy po­
nemos en sus manos, contribuya a lograr que los temas doctrinales del
Derecho Consitucional se divulguen y se logre que su conocimiento
haga a la sociedad contemporánea más participativa en el control y la
vigilancia del poder político, así como más demandante del respeto de
sus derechos y garantías constitucionales.

Atentamente.

Los AUTORES
Unidad 1

Sociedad, estado y derecho

JosÉ BARRAGÁN BARRAGÁN'

Tomemos esta primera unidad de nuestro programa como si se tratara


de una breve introducción sobre cómo contempla, o cómo es considera­
da la sociedad, el Estado y el Derecho por parte de nuestra disciplina
del Derecho Constitucional, pues, como bien se sabe, dichas tres mate­
rias (Sociedad, Estado y Derecho) al mismo tiempo pueden recibir defi­
niciones desde el punto de vista de otras ciencias, como son la Sociolo­
gía, la Antropología, las ciencias políticas y administrativas y, desde
luego, el resto de las ciencias jurídicas.
Por regla general, las ciencias del Derecho siempre han sido plan­
teadas y desarrolladas, casi por definición, en términos muy amplios y
extensivos, de tal manera que se obliga al estudiante de Derecho a to­
mar muy en cuenta no sólo los enunciados de las normas, que son muy
valiosos en sí mismos, sino también los hechos de la vida real y los fe­
nómenos de la realidad, porque son estos hechos y fenómenos de la rea­
lidad los que le dan, no sólo el contenido a muchas normas jurídicas,
sino también su verdadera razón de ser y su significación y sentido.
Por tanto, si bien es cierto que el Derecho Constitucional considera
Y defin e a la sociedad, al Estado y al Derecho desde un punto de vista
diferente a como la Sociología, o las ciencias políticas los definen, no es
menos cierto que ese mismo Derecho Constitucional nunca deja (o no
debe dejar) de tomar en cuenta las enseñanzas y las teorías que dichas
otras ciencias sociales pueden elaborar sobre lo que es un objeto común
del conocimiento.

'
Doctor en Derecho. Investigador de Carrera Y Miembro del Sistema Nacional de
Investigadores Nivel III.
2 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

1.1. SOCIEDAD

De esta manera, la sociedad para el Derecho Constitucional, no es


otra cosa más que una población, o una colectividad (sociedad, comuni­
dad, pueblo o población) perfectamente organizada, asentada en un te­
rritorio preciso y determinado (es decir, con unas fronteras bien defini­
das y respetadas por los países limítrofes). Esto es, la sociedad que
toma en cuenta el Derecho Constitucional, es un pueblo histórico deter­
minado y organizado. Un pueblo capaz de auto-gobernarse libre y sobe­
ranamente; capaz, por tanto, de darse libremente su forma de gobierno
y sus leyes fundamentales; capaz de darse una Constitución, cuyo estu­
dio va configurando nuestra disciplina del Derecho Constitucional.
Todo esto es la sociedad para el Derecho Constitucional.
Se trata de una idea muy precisa; una idea que, naturalmente, se
construye sobre los elementos, bien conocidos y estudiados por esas
otras ciencias sociales, ya mencionadas, como son el elemento de la na­
turaleza sociable del ser humano, en cuanto individuo de la sociedad; el
elemento de sociedad como grupo familiar, grupo de paterfamilias; gru­
po tribal, etcétera; y los elementos relativos a los sistemas de interac­
ción dentro de la sociedad.
La idea de sociedad que más interesa al Derecho Constitucional es,
hablando en general, la misma idea que ya desarrolló Aristóteles en su
conocido libro La Política, en donde se define la naturaleza del ser hu­
mano, como un ser sociable, que no puede vivir aislado, o sin la ayuda
de otros seres humanos. Igualmente en dicho libro se desarrollan los di­
versos agregados sociales que se forman a partir de esa naturaleza polí­
tica, que es la palabra usada por Aristóteles, hasta formar precisamente
el agregado mejor, o el más perfecto, como es la rroAt�. que muchos au­
tores traducen como Estado Ciudad.
Los autores latinos, que asimilan fuertemente la cultura griega, son
los que traducen la obra de Aristóteles con los títulos que después pasan
al español sin modificación alguna. La Política, La República. Mientras
que la voz rrÓAt� la traducen como civitas, de donde se deriva la voz es­
pañola de ciudad o de Estado-Ciudad. En cambio, las voces griegas que
definen al hombre como Zóo� rroAtTtKÓ� (animal político), se traducen al
latín como anima! sociabilis. Y los teólogos y los filósofos cristianos lo
traducen como animal rationalis.
Bien, las voces originarias griegas, por supuesto, que expresan muy
bien lo que quería decir Aristóteles, quien solamente destaca el carácter
esencial del ser humano, q ue es un animal gregario, que por naturaleza
tiende a formar agregados, como la familia, etcétera. Y estas voces for­
man, por su lado, digámoslo así también, una gran familia de voces. De
esta mane1·a, el se1· humano es un ser rroAtTtKÓq, Y por eso vive en las
soCIEDAD. ESTADO Y DERECHO - J. Barragán Barragún 3

,.0),Et;: éstas tienen una organización estable y perfecta que recibe el


nombre de rroAtTEta y estas organizaciones pueden ser estudiadas. Por
eso la obra de Aristóteles lleva el título de rroAtTEta.
La doctrina de la Iglesia católica, primero a través de los llamados
Santos Padres de la Iglesia (grandes autores, filósofos y teólogos, grie­
gos y latinos) y después a través de los Teólogos medievales, como San­
to Tomás, harán hincapié en que el ser humano, además de tener una
naturaleza sociable, tiene inteligencia o razón. De ahí que también se
p u eda definir el hombre como un animal rationalis, o como un animal
racional que vive en una sociedad o en una comunidad.
El hombre político de Aristóteles; el hombre sociable de los roma­
nos; v el hombre racional de la doctrina de la Iglesia permitió no sólo el

hallazgo de su naturaleza gregaria, o sociable, sino también los hallaz­


gos de sus grandes y personalísimas prerrogativas de la inteligencia o la
razón, así como de la voluntad, de donde, a través del razonamiento
metafísico se llegará al valiosísimo atributo de la libertad, de la justicia
v de la ética.
Esta es la tradición, estas mismas ideas son las que se citan al po­
nerse a debate en 1812 (fecha de la Constitución española) el artículo 3,
que definió la soberanía nacional, o el poder público que tiene el pue­
blo, así como en el debate de aprobación del Acta Constitutiva Mexica­
na de 1824, al discutir el tema de la soberanía también.
En ambos debates, por ejemplo, el mexicano Guridi y Alcocer decía
que por pueblo soberano debía entenderse a los habitantes asentados en
un territorio dado. Por tanto, habla de un pueblo ya organizado, o ca­
paz de auto-gobernarse, pero asentado en un territorio independiente y
libre de toda dominación externa. Un pueblo plural, como son las socie­
dades modernas. Un pueblo capaz de darse un gobierno propio, unas
leyes fundamentales propias, o capaz de darse una Constitución, que es
lo que se enuncia en esos dos preceptos de 1812 y 1824; y es lo que se
enuncia en el artículo 39 de la Constitución vigente de 1917 en México.
Se trata de un concepto de sociedad proveniente de la doctrina ela­
borada por los creadores del Derecho de Gentes españoles, italianos,
franceses y alemanes. En particular en el debate de 1812 se citan abun­
dantemente a los autores españoles de la llamada Escuela Jurídica
Española, como son Francisco de Vitoria; Francisco Suárez, De Soto y
muchos más.
Como vamos a ver en los siguientes pasajes tomados del debate se
rep iten mucho estos conceptos, estas ideas; v se habla indistintamente
de un pueblo organizado, de una sociedad � rganizada, de una nación
organizada, o de una comunidad perfecta.
4 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Los hombn?s se constituyen en sociedad cuando por común consentimiento


se congregan en un cuerpo político mediante un vínculo de sociedad,
... que todos los príncipes legítimos lo son por consentimiento del pue­
blo, que por derecho natural le es concedido al pueblo la potestad de hacer
las leyes.
Un célebre Vázquez de Menchaca hubo también en tiempos de Felipe 11,
el cual en una obra dedicada a este Rey, tm·o ánimo para decirle que el
pueblo, conservando siempre su soberanía, puede recobrar sus de1·echos
primitivos, y quitarle al Rey la facultad de hacer leyes, aun cuando se la hu­
biese concedido. Nada diré del padre Juan de Mariana, porque todos saben
hasta qué punto llevó esta doctrina suya de que del pueblo reciben los reyes
su potestad. Omito citar otros escritores nuestros de la primera nota, que
aCI'editan ser esta doctrina recibida en España antes que la propagasen los
publicistas extranjeros.1
Le imprimió (al hombre) el autor de la naturaleza, dice elegantemente
San Juan Crisóstomo :-.· Santo Tomás, dos principios: el uno, que como ani­
mal sociable apeteciese natural y justamente vivir en comunidad o compa­
ñía de sus semejantes: el otro, que en una comunidad perfecta era necesa­
rio un poder. .. no se puede negar por ser conforme al derecho natural del
hombre, el que haya una potestad pública civil, que pueda regir y gobernar
a toda la comunidad perfecta.2

Son todos comentarios tomados del debate ya mencionado. Sin


duda estos textos nos ofrecen la mejor definición de lo que es una socie­
dad para el Derecho Constitucional.
Eso es la sociedad para la Constitución española de 1812; lo mismo
que para la Constitución mexicana de 1824; y, sin duda, para la vigente
de 1917. Por sociedad entendemos al pueblo soberano, asentado dentro
del territorio patrio; también entendemos al conjunto de los habitantes
asentados en ese mismo espacio territorial; también abarcamos a cada
uno de dichos habitantes, sociables por naturaleza, gregarios y capaces
de formar familias y grupos sociales intermedios, como son las pobla­
ciones indígenas, las comunidades todas, los municipios y los Estados
mismos que forman la Federación mexicana y, en consecuencia, el gran
Estado mexicano. Todas estas cosas son objeto de estudio, muy impor­
tantes, del Derecho Constitucional mexicano.
La sociedad así considerada como pueblo soberano; como pueblo
organizado y constituido, puede ser llamada Estado, el cual conforma,
como lo veremos enseguida, una gran parcela, o casi toda la materia
del Derecho Constitucional.

1 En Diario de las Cunes Cul!.llilll."t!lll<!.> de Cúdi:. Imprenta de Genaro García, Ma­


drid 1 R74 (en adelante D.C.C.) sesión del 7 de octubre de 1811, p. 2011, en palabras del
diputado eclesiástico Joaquín Lorenzo Villanueva.
2 D.C.C. sesión del 29 de agosto de 1811, p. 1722.
sOCIEDAD. ESTADO Y DERECHO - J. Barragán Barragán S

Además decíamos que el componente de la sociedad, así entendida,


es el individuo. Y, como todos sabemos, el individuo, el ser humano, o
la persona humana, no solamente es el centro del Derecho, sino que es
el sujeto por excelencia del Derecho. Es también el titular de todas las
libertades, de todos los derechos y garantías.

1.2. ESTADO

iCómo definir lo que es el Estado? iCuándo aparece el Estado en la


Historia? No es fácil dar respuesta a estas preguntas, porque de hecho
existen muchas ideas y muchas doctrinas sobre el particular planteadas
por la Teoría política; por las diversas corrientes filosóficas; y por la
teoría pura del Derecho, por no dejar de mencionar las teorías positivis­
tas sobre el Estado.

1.2.1. SOBRE EL ORIGEN DEL ESTADO

No hay mucho consenso entre los especialistas sobre el origen del


Estado. Algunos autores, como Kelsen, incluyen en la definición de
Estado los problemas de su origen. De esta manera, por ejemplo, se
afirma que, en esencia, el Estado es la misma organización de la socie­
dad y que, por ello, siempre que se pueda hablar de una sociedad orga­
nizada, se podrá hablar de la existencia del Estado. De hecho, todos los
autores reconocen una gran antigüedad al nacimiento de las doctrinas
sobre el Estado.
De esta manera se citan las teorías de los filósofos griegos, entre los
cuales sobresalen las teorías de Aristóteles y de Platón; se recuerda
la forma en que se habla del Estado entre los epicúreos y los estoicos de la
cultura romana; se habla de la idea del Estado en las fuentes jurídicas
del Derecho Romano; en las fuentes del pensamiento cristiano y, en un
sentido más amplio, del pensamiento medieval; así como se habla de las
ideas del Estado moderno, a partir del Estado de Maquiavelo o Bodino,
de Hobbes o de Spinoza, de Montesquieu o Rousseau, de Kant o de
Fichte, de Schelling o de Hegel, de Marx, de Seydel, de Gierke, de Jelli­
nek, de León Duguit, de Carré de Malberg y tantos otros.
Con todo, los orígenes del Estado constitucional son relativamente
recientes. El Estado, que es el objeto del Derecho Constitucional, nace

en el momento en que se aprueba su organización jurídica a través de


la Constitución quedando así el Estado sometido al Derecho. Por ello se
habla de Estado de Derecho. Lo importante del Derecho Constitucional
es que está dedicado al estudio de las estructuras constitucionales del Esta­
do; está dedicado al estudio del sometimiento de los órganos del Estado
6 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

al Derecho; y está dedicado al estudio de su formación histórica (prime­


ra constitución) y su posible evolución constitucional.
El Estado es, desde otro enfoque, una entidad a la que se le recono­
ce personalidad jurídica, tanto en el campo del Derecho Internacional
cuanto en el campo del Derecho interno. Una entidad de carácter públi­
co, sometida al Derecho como cualquier otro sujeto, que puede asumir
diferentes formas de organización. Un Estado unitario se organiza de
manera diferente a como lo hace un Estado federal.
México se declara independiente en 1821. Hasta entonces y desde
1519 lo que ahora corresponde al Estado Mexicano, había venido sien­
do una colonia del gran Imperio español. Con todo y pese a que no fue
sino hasta 1821 que se alcanza la independencia, hubo presencia de 21
mexicanos en las Cortes españolas de Cádiz de 1810-1813. Y estos mexi­
canos colaboraron a la creación y transformación de aquel imperio en
una monarquía constitucional con la aprobación de la Constitución de
Cádiz en 1812. También se produjo el movimiento insurgente en 1810,
que proclamó el Decreto Constitucional o Constitución de Apatzingán
de 1814. Finalmente, después de ciertos contratiempos y desechándose la
idea inicial de crear un imperio, el Congreso Constituyente de 1823-1824
resolvió organizar a México como una república federal, aprobando su
Acta Constitutiva el 31 de enero de 1824.

1.2.2. LOS ELEMENTOS COMPONENTES DEL ESTADO

Aunque tengamos diferentes nociones de lo que es el Estado, cierta­


mente existe mayor consenso acerca de los elementos que componen al
Estado. Estos elementos son la población, el territorio, una determina­
da organización y el poder o soberanía.

1.2.2.1. La población

El diputado tlaxcalteca, Guridi y Alcacer, a las Cortes españolas de


Cádiz de 1810-1813 definía a la población como el conjunto de habitan­
tes asentados en el gran territorio de lo que entonces era el Imperio es­
pañol. Después, el mismo Guridi y Alcacer en noviembre de 1823 decía
que el pueblo de los Estados Unidos Mexicanos comprendía a todos los
habitantes que componían esos diversos territorios desde Nuevo México
al Norte hasta Chiapas al Sur.
El elemento poblacional, por tanto, como componente del Estado,
abarca a todos los seres humanos que lo integran, al conjunto de in­
dividuos que permite, por ejemplo hablar de una representación par­
lamentaria cuantitativa; y abarca también la idea de una población
organizada y que se muestra unida en cuanto nación o pueblo, perfecta-
soCIEDAD. ESTADO Y DERECHO - J. Barragán Barragán 7

me nte diferenciado de otras naciones o pueblos de la comunidad in­


ternacional.
La población es, pues, un elemento esencial del Estado. Ahora bien,
cua ndo se hable de un Estado federal, como es el caso de México, se
debe recordar y se debe precisar que la población no es elemento defi­
nitorio de lo federal, ni de la Federación. Esta no tiene, como esencia­
les, ni al elemento población ni al elemento territorio. Los habitantes
del Estado mexicano, no son habitantes federales, sino habitantes mexi­
canos. Lo Federal en México es una forma de gobierno, como lo esta­
blece el artículo 40 de la Constitución ahora vigente; y no es una forma
de Estado, como se afirma comúnmente.
Desde el punto de vista poblacional. México es un gran mosaico de
pueblos, de comunidades y, por ello, de lenguas y culturas. Formamos
una comunidad nacional mucho más compleja y plural de lo que se
afirma en el artículo 2 reformado de nuestra Constitución, ya que ahí
solamente se habla de las poblaciones y pueblos aborígenes.

1.2.2.2. El territorio

El territorio es otro elemento esencial del Estado. Es el asiento de la


población considerada dentro del Estado. El territorio precisa el ámbito
espacial al que se extiende la soberanía estatal. Es el ámbito de la vali­
dez normativa, en palabras de Kelsen.
La importancia del territorio como componente del Estado es mani­
fiesta, no sólo frente a terceros países de la comunidad internacional,
sino también hacia el interior. El territorio representa, además de un
espacio de validez normativa, la propiedad inmueble y la riqueza de los
suelos y los subsuelos, incluida la llamada zona económica exclusiva,
reconocida por el Derecho Internacional. Es decir, el territorio determi­
na la vigencia del Derecho estatal sobre personas y cosas. Pero también
determina la oponibilidad frente a terceros países, para exigir respeto,
así como para ofrecer colaboración, asistencia, relaciones consulares y
diplomáticas, así como las mejores condiciones para el tránsito de per­
sonas y de cosas.
Tenemos en nuestra Constitución vigente varios pasajes regulado­
res del territorio. El artículo 42, por ejemplo, precisa lo que abarca y
co mprende; el artículo 43 enumera cuáles son las partes que integran
la Feder ación, que son 31 Estados y un Distrito Federal; y antes, en el
artículo 27 consagra la propiedad originaria a favor de la nación (no
del Esta do), así como se expresa lo relativo a la zona económica exclu­
siva, concepto que entraña como sabemos, el ejercicio de facultades
soberanas de carácter económico a favor del Estado mexicano en este
caso.
8 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

1.2.2.3. La orgarzi;::acióll

A partir de algunas teorías positivistas, se ha venido insistiendo en


considerar como otro elemento esencial del Estado, la idea de organiza­
ción, lo cual se exterioriza en la aceptación de que la facultad de nor­
mación jurídica, así como el poder de ejecutar dichas normas sean ejer­
cidas por los órganos del Estado mediante los procedimientos previstos
en tales normas.
A esta idea de organización se le suele dar diversos alcances y con­
tenidos, de manera que se extiende hasta los Estados autocráticos de
tipo histórico, lo mismo que a los Estados modernos democráticos. Se
dice que la idea de organización expresa el vínculo jurídico-político uni­
ficador de la realidad estatal. Esta idea sirve para definir al Estado
como al conjunto de órganos y procedimientos expresamente estableci­
dos en las normas (o aceptados de manera consuetudinaria) mediante
los cuales se ejercen las funciones para la producción y ejecución de las
normas dentro de la estructura de la vida social.
Incluso hay autores que, como Kelsen, llegan a identificar al Estado
con el Derecho, como una (exigencia) del planteamiento de la teoría
pura del Derecho.

1.2.2.4. La idea de soberanía

Otro de los elementos, citado por los autores, constitutivos del Esta­
do es la idea de soberanía, la idea de poder. Como bien sabemos, exis­
ten muchas voces para expresar esta idea. En lengua latina se usan las
voces, que luego se repiten mucho, de imperium, de auctoritas, de vis
coactiva, de potestas, de facultas. Estas voces latinas se les encuentra
realzadas con algún adjetivo, muy expresivo, como summa potestas,
máxima auctoritas, máxima potestas, summum imperium, que señalan
el grado de superioridad absoluta que tiene ese poder: la más grande de
todas las potestades; la máxima autoridad; el mayor poder de todos,
etcétera.
Por otro lado, es muy difícil encontrar unanimidad sobre lo que es y
significa la soberanía, o el poder público, sobre su sede; sobre su objeto,
etcétera. Con todo, se acepta comúnmente que se trata de un elemento
esencial del Estado que se traduce en la capacidad jurídica que tienen
los órganos del Estado de ejercer coerciblemente, mediante determina­
dos procedimientos, las tareas de producción y de ejecución de las nor­
mas jurídicas que regulan la convivencia social y las relaciones mismas
con el Estado.
De manera más sencilla, la soberanía cosiste en la c a pa cidad que
tiene un pueblo para auto-gobernarse; para decretar la forma de gobi er­
no que más le acomode; o para establecer sus leyes fundamentales. Son
SOCIEDAD, ESTADO Y DERECHO - J. Barragán Barragán 9

estos los contenidos que, de hecho, encontramos en los textos constitu­


cionales que la definen.
En efecto el artículo 3 de la Constitución de 1812 definió la sobera­
nía de la siguiente manera:

Art. 3.-La soberanía reside esencialmente en la Nación, y por lo mismo


pertenece a ésta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes funda­
mentales.

Sin variar los conceptos, incluso enriqueciéndolos, la Constitución


mexicana de 1917, ahora en vigor define la soberanía en los siguientes
tC·rminos.

Art. 39.-La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el


pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio
de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o
modificar la forma de su gobierno.

1.2.3. Los FINES DEL E STADO

Sabemos que existen muchas teorías explicativas y, en su caso, defi­


nitorias del Estado, sin duda acordes con los tiempos históricos en que
fueron elaboradas. Ahora podemos preguntarnos ¿para qué sirve el
Estado?
No siempre se da contestación a esta pregunta. Lo peor es que no
siempre se le puede dar contestación, sobre todo, cuando algunas de
esas importantes teorías identifican Derecho y Estado (léase teoría pura
del Derecho).
Bien, sin negar la complejidad del Derecho y de sus definiciones y
sin negar la complejidad del Estado y de las teorías que lo explican o
definen, podemos insistir en la idea del Derecho como medio y en la
ide a del Estado como persona moral, de carácter público. Ello aunque
sólo sea para hablar con mayor comodidad de los fines del Estado.
Es decir, no negamos la teoría que define al Estado como organiza­
ció n; ni las teorías que lo consideran como un conjunto de órganos y
procedimientos a través de los cuales se producen las normas y se pre­
\ ie ne su ejecución, sino que deseamos aclarar que el Derecho, en defi­

nitiva, debe distinguirse de los órganos que lo producen v de los proce-


.
dimient os que lo ejecutan.

. Todo el Derecho emana de la única fuente que posee la capacidad


Intrínseca de producirlo, que es el pueblo soberano (artículo 39 consti­
tucional, que habla de la soberanía popular). El pueblo soberano es la
� nica fuente originaria del Derecho, de manera que es solamente a pm·­
tir de la imposibilidad material del pueblo mismo de ejercer ese poder
s ober ano por sí mismo, cuando para el ejercicio de la soberanía se
10 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

piensa en crear órganos, en quienes depositar ese ejercicio tanto para la


producción de las normas jurídicas cuanto para su ejecución. De mane­
ra que el Estado, al menos el Estado de Derecho, nace precisamente
como organización a raíz de estas consideraciones de la soberanía po­
pular de corte constitucional.
El Estado de Derecho, o el Estado para el Derecho Constitucional sí
es una organización creada por la Constitución, diferente esencialmente
de lo que es la soberanía popular, la cual reside en el pueblo y se insti­
tuye para su beneficio en palabras del artículo 39 constitucional. Y el
Estado, en cuanto tal, es concebido por el mismo Derecho como una
persona moral de carácter público, a la que se le encomienda el ejerci­
cio del poder pero para beneficio del pueblo.
Los fines del Estado tienen que ver con este último mandato de la
soberanía, el beneficio del pueblo. De manera que el Derecho en manos
del Estado se instituye como un medio, o un conjunto de medios a tra­
vés de los cuales se alcanza dicho beneficio para el pueblo. Más aún, el
Derecho, en cuanto idea de orden, en cuanto puede ser considerado un
bien en sí mismo, puede ser y es ya la realización de un fin concreto del
Estado. Cuando, por ejemplo, el Estado inculca la inviolabilidad de la
Constitución, o el principio de la legalidad, es porque considera que esa
norma fundamental, o que dicho principio es ya un bien en sí mismo,
digno de todo aprecio, sin duda, digno del más alto aprecio en un Esta­
do de Derecho.
Existen otros muchos fines concretos a alcanzar por parte del Esta­
do, ayudándose del Derecho. La Constitución mexicana vigente, por
cierto, fuera del artículo 39, ya no menciona cuáles otros sean o deban
ser los fines del Estado. En cambio, otras Constituciones modernas,
como la española de 1978, ya se ocupan, no sólo de esclarecer algunos
extremos de doctrina sobre este particular, sino también de precisar los
fines que se le encomiendan al Estado.
Por ejemplo, hablando de doctrina, se afirma en su artículo primero
lo siguiente:

Art. !.I.-España se constituye en un Estado social y democrático de De­


recho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico
la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.3

Como se aprecia, se habla de los valores superiores del ordenamien­


to jurídico. Valores que están por encima de las reglas del Derecho.
Estas se inspiran en aquéllos; éstas tienden a realizar esos valores, con-

3 Véase en GARRIDO FALLA, Fernando y otros. Comentarios a la Co>lstituci<íll, Civitas,


Madrid, 1985, p. 23.
soCIEDAD. ESTADO Y DERECHO - J. Barragán Barragán 11

siderados como ideales a alcanzar. Por eso, Garrido Falla comentando


este artículo afirma:

Frente a la curiosa afirmación de que donde hay Estado, hay ordenamiento


jurídico y, por ende, hay derecho que conduce inevitablemente a la inutilidad
de las aspiraciones constitucionalistas, hay que afirmar la obvia idea de que
el Estado puede no estar sometido a derecho; y esto es lo que desgraciada­
mente ha ocurrido durante la mayor parte de la historia de la humanidad.4
Así es que el Estado es Estado de Derecho cuando realiza la idea de de­
recho limitando jurídicamente su actividad y el poder de que dispone para
desarrollarla. Hasta el punto de que incluso para la teoría pura del derecho
en qué Estado y Derecho se identifican, el Estado de Derecho debe aceptar­
se como una expresión con un valor cualificado.5

Quizá por ello, se indica que España es un Estado social y democrá­


tico de Derecho. En México no tenemos esta clase de enunciados. Pero
volviendo al tema de los fines del Estado, la misma Constitución espa­
ñola los va enunciando y precisando en otros muchos pasajes, como los
siguientes: en su preámbulo, se dice que:

La nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguri­


dad y promover el bien de cuantos la integra, en uso de su soberanía, pro­
clama su voluntad de:
Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las
leyes conforme a un orden económico y social justo.
Consolidar un Estado de Derecho que asegure el imperio de la ley como
expresión de la voluntad popular.
Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los
Derechos Humanos; sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones.
Promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a to­
dos una digna calidad de vida.
Establecer una sociedad democrática avanzada; y colaborar en el forta­
lecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos
los pueblos de la tierra."6
El Estado velará especialmente por la salvaguardia de los derechos eco­
nómicos y sociales de los trabajadores españoles en el extranjero y orienta­
rá su política hacia su retorno.7
Se reconoce el derecho a la protección de la salud. Compete a los pode­
res públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas pre­
ventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. La ley establecerá los
derechos y deberes de todos al respecto. 8

4 ldem, p. 25.
1 lbidem.

6 Véase GARRIDO FALLA, Fernando, Comentarios a la Cmzstituciórz, ya citados, p. 17.


7 ldem, p. 781.
8 ldem, p. 788.
12 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Los poderes públicos fomentarán la educación sanitaria, la educación fí­


sica y el dcporte .4 Asimismo facilitm·án la adecuada utilización del ocio.10
l. Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a
la que todos tienen dcrecho.
2. Los poderes públicos promoverán la cicncia v la invcstigación científi­
ca y técnica cn beneficio del interés general. "11
Los poderes públicos promoverán las condiciones para la participación
lib1-c y eficaz de la juventud en el desarrollo político, social, económico v
cultural.12
Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento,
rehabilitación c integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíqui­
cos, a los que prestarán la atención especializada que requicran y los ampa­
rarán cspecialmente para el disfrute de los derechos que este Título otorga
a todos los ciudadanos.11
Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y
periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos
durante la tercera edad. Asimismo. y con independencia de las obligacio­
nes familiares, promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios
sociales que atenderán sus problemas específicos de salud. vivienda, cultu­
ra y ocio.14

1.3. DERECHO

Para completar el desarrollo de esta primera unidad, nos resta ha­


blar del Derecho. ¿Qué cosa es el Derecho?
El alumno al llegar al Derecho Constitucional ya puede contestar
muy bien esta pregunta con alguna de las definiciones que ya le han
dado en otras materias, desde las definiciones que nos mandan guardar
en la memoria, como las del Ulpiano, repetidas en lengua latina, hasta
las definiciones más sencillas de algún autor moderno que compara las
normas jurídicas con las normas de los juegos de mesa, por ejemplo.
El Derecho, en esencia, es un medio, o un conjunto de medios, crea­
dos por el hombre, que siempre ha podido usar el ser humano en su de­
sarrollo como ser individual, como ser inteligente y sociable. El Dere­
cho es una creación de la inteligencia, no importa que hoy, al igual que
ayer y que siempre, sea una creación imperfecta, o no se vea mucho lo
de la creación inteligente. Pero, en esencia, es un medio que, en efecto,
puede dársele buenos y malos usos.

4 Idc111, p. 7'}2.

10 1hide111.
11 Vé·ase GAKKlll<> FAllA. Fernando, Cmnnllarios a la Cml.\litucitln, ya
citados. p. 801.
12 Jde111,
p. 384.
n Jdc111, p. 83 7.
14 ld<'lll, p. 843.
'-OCII:IJAD. ESTADO Y DERECHO .1 l.la11 a;"in l.larra�ún 13

El Derecho, visto con perspectiva histórica, es una formidable es­


tructura constituida por diversos sistemas de conductas y diversos mo­
dos de obrar del hombre que vive en sociedad y de la sociedad que vive
org anizadamente. El Derecho es un orden, o pretende serlo y un siste­
tiW coactivo, que permite hacer cosas, por un lado, pero por otro, tam­
hiL·n prohíbe hacer cosas.
El Derecho es un conjunto de reglas. La regla, por su parte, puede
-.cr una expresión de la voluntad. que permite o prohíbe hacer una
cosa; �-. por otro lado, puede ser una expresión del conocimiento. Las
�tsignaturas de la Carrera de Derecho pueden estudiarse pensando en
conocer cuál es el mandato (o el acto de voluntad) contenido en cada
una de las reglas del Derecho. Pero también pueden estudiarse pensan­
do en conocer la racionalidad, o la inteligencia de los enunciados en
que se formulan dichas reglas, enunciados que las ciencias del Derecho,
orcknan v sistematizan.
El Derecho Constitucional es una de esas asignaturas de la Carrera
de Derecho. Tiene por objeto el estudio de la Constitución. La Constitu­
ción es la norma jurídica por excelencia, la cual expresa la voluntad
uJacti\ a del soberano, del pueblo soberano. En esta norma se exteriori­
;.a la organización y el funcionamiento del Estado, así como los princi­
p ios v los valores de la convivencia social; las libertades v los derechos
. .

del individuo y de grupos sociales protegidos.


La norma constitucional nos indica cuáles son los órganos del Esta­
do, así como cuáles sean los procedimientos de producción y ejecución
de las normas jurídicas. La norma constitucional. en todo caso, expresa
también v sobre todo el Derecho a que están subordinados y sometidos
dichos órganos tanto en la producción cuanto en los procedimientos de
L'jecuciún de las normas jurídicas. Se puede afirmar, parafraseando la
doctrina positivista de Kelsen que Derecho y Estado Constituyen una
sola forma de vida, una sola realidad cultural al identificarse en un úni­
co s i stema lógico-normativo, manteniendo sus diferencias.
Nosotros insistimos en que el Derecho es un medio, o un conjunto
de medios puestos al sen·icio del Estado para la obtención del bienestar
' el progreso que se haya propuesto alcanzar el pueblo soberano. Esto
es el D erecho, considerado desde la fuente originaria que lo produce: el
l�ue blo. Es decir, el Derecho no es otra cosa que lo expresado por el ar­
ticulo 39 de nuestra Constitución al hablar de la soberanía.

. La soberanía radica originaria y esencialmente en el pueblo y c on­


Siste, en esencia, en la capacidad que tiene ese mismo pueblo para
auto-gober-narse: es decir para dar·se un gobierno, para determinar su
organización y funcionamiento; para darse sus leyes fundamentales;
P rec isando que, en todo caso, el poder se instituye para beneficio del
m ismo pueblo. Esto es lo que dice el artículo 39 constitucional.
14 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

1.4. RESUMEN

Esta unidad puede ser considerada como una especie de introduc­


ción al estudio del Derecho Constitucional, de manera que al recordar lo
que es la sociedad, lo que es el Estado y lo que es el Derecho, en general,
solamente se busca definir el marco de referencia de nuestra asignatura.
La sociedad es definida en función de su propia organización, como
un pueblo capaz de auto-gobernarse. Es decir, como un pueblo asenta­
do establemente en un determinado territorio, capaz de determinar la
forma de organización política que más le convenga; capaz de instituir
órganos y procedimientos de creación y ejecución de normas jurídicas;
capaz de organizarse en Estado libre e independiente, a quien se le en­
comiende la realización de los diversos fines que le sean inherentes o
propios.
El Derecho Constitucional se ocupa del estudio de la Constitución,
en cuanto manifestación de la voluntad soberana del pueblo. Dicha Cons­
titución, entre otros elementos, o entre otras materias, regula la forma
en que se crean los diversos órganos del Estado y los diferentes procedi­
mientos de producción y ejecución de las normas jurídicas.
Como sabemos, existen varias ciencias sociales que, entre sus obje­
tos de estudio, tienen los importantes temas de la sociedad y del Estado.
Varias ramas del Derecho inclusive examinan el tema del Estado. Así
pues, es conveniente que el lector, como siempre, trate de sumar cono­
cimientos, tomando muy en cuenta esos diversos apuntes proporciona­
dos por las ciencias de referencia, a fin de entender mejor y comple­
mentar la idea ya expresada del Derecho Constitucional sobre los temas
expuestos en esta unidad.
Unidad 2

Concepto y ubicación
del Derecho Constitucional

RAúL CoNTRERAS BusTAMANTE'

2.1. CONCEPTO Y ELEMENTOS


DE DERECHO OBJETIVO

Como señala el Diccionario Jurídico Mexicano, para la inmensa ma­


yoría de los juristas, "el derecho constituye un conjunto -orden, siste­
ma- de normas o disposiciones de cierto tipo, al cual denominan dere­
clw objetivo para distinguirlo de otros usos o sentidos de la palabra
derecho". El predicado objetivo se utiliza para diferenciar -u oponer el
orden jurídico al derecho subjetivo (en el sentido de permisiones o recla­
mos jurídicamente justificados)" .1
El término derecho objetivo, se utiliza como sinónimo de orde11 jurí­
dico e igualmente se asocia o identifica con la idea de derecho positivo,
es decir, como norma. Rafael de Pina, lo define como "el conjunto de
las normas que forman el sistema jurídico positivo de una nación".2
Derecho subjetivo, consecuentemente, es el derecho considerado
como facultad de uno o varios individuos. Facultad resultante de la
norma.

Doctor en Derecho, UNAM. Cated1·ático titular de Derecho Constitucional por opo­


sición abier
ta de la Facultad de De1·echo de la UNAM .v Catcd1·ático en la División de Estu-
dios de Posgrado
de la misma Institución.
1 Diccio11ario Jurídico Mexica11o. Instituto de Investigaciones Jurídicas. 6". L'd., Po­
rrúa y UNAM, México, 1993, pp. 1020 y 1021.
2 DE PiNA, Rafael. Diccio11ario de Derecho. 22". ed., PmTúa, México, 1996, p. 238.

15
16 JFORÍA DE LA CONSTITlJCil)N

El derecho objetivo es la norma que autoriza, que inYiste, que facul­


ta; mientras el derecho subjetivo es la facultad o permisión jurídica­
mente fundamentada.
Siguiendo este orden de ideas, se ha dicho que el Derecho Constitu­
cional es un dereclzo ohjeti\'0, toda Yez que de él se desprenden todas las
demás ramas de la Ciencia Jurídica.
Si bien es cierto que existen ramas jurídicas mucho más antiguas
que el propio Derecho Constitucional, dentro del Estado contemporá­
neo -resultado de la adopción del Cmzstitucionalisnw como filosofía
jurídico-política comúnmente aceptado por la casi totalidad de los paí­
ses, jerárquicamente la Constitución es la Ley Suprema; y, por lo tanto,
ninguna norma puede contradecir ni ir más allá de lo que dispone la
misma norma constitucional.
La Constitución es la norma que precede, es decir, es dereclzo objeti­
vo y por lo tanto, las demás ramas del Derecho son facultadas para de­
sarrollarse, su tratamiento en la norma constitucional constituye una
función normativa derivada, es decir, son derecho subjetivo, lo que cons­
tituye la primacía o supremacía del Derecho Constitucional respecto de
las demás ramas de la Ciencia Jurídica.

2.2. CARACTERES
DEL DERECHO CONSTITUCIONAL

Antes de entrar al análisis del concepto del Derecho Constitucional


y sus diversas interpretaciones hechas por distintos autores, nos referi­
remos primero a sus caracteres entendiéndose por este enunciado, a los
rasgos distintivos de nuestra materia de estudio.
El nacimiento del Derecho Constitucional, como disciplina jurídica
autónoma, data de fines del siglo XVIII y principios del XIX. Según el
profesor argentino Pablo A. Ramella, "las primeras cátedras se impar­
tieron en Ferrara, Italia, enseñadas por Giuseppe Campagnoni di Luzo.
Después, hicieron lo mismo en Pavia, Boloña y en París; y es precisa­
mente en territorio francés donde la materia cambia de nombre de De­
reclw Público, por el de Derecho Constitucionaf".l
El surgimiento de las primeras Constituciones y su propagación ha­
cia diversos países, estuvo inducido por una corriente filosófico-política,
que se conoce como "Constitucimzalisnzo , que dio origen a los llama­
"

dos Estados de Derecho, cuya característica sobresaliente es la sumisión


del gobierno a las normas jurídicas, es decir, la institucionalización de

l R·\MLLLA. Pablo A. /Jereclw Cullsliluciollal. 3". ed.. Ediciones Depalma. Buenos Ai­
res. 1 <J86. p. l.
co:-.;CFPTO Y UHICACIÚN - R. Contreras Bustamante 17

la fig ura de la Constitución, como "la expresión del límite hasta donde
ha llegado la conquista revolucionaria, porque en ella han quedado con­
sagrados los triunfos de las fuerzas de la libertad sobre las del despotis­
mo"".' Significa someter al poder del Estado dentro del ámbito del
DL·recho.
El autor ecuatoriano Rodrigo Bmja afirma, que las ideas generado­
ras del Constitucionalismo, esquemáticamente, se pueden resumir en
cinco. Nos permitimos citarlas, puesto que pueden servir además, para
entender el objeto y fin del Derecho Constitucional.
l. La transformación del Estado, fundado en la pura arbitrariedad,
en un Estado de Derecho; desapareciendo la antinomia entre so­
berano y súbdito.
2. Consagración del principio de la soberanía popular, o sea, con­
versión en favor del pueblo, del concepto de la soberanía que du­
rante muchos años fue patrimonio exclusivo del rey.
3. Sometimiento del pueblo, pero no a un poder de pura domina­
ción, sino a normas de Derecho, convertidas por el mismo pueblo
en imperativos éticos que permitan la sana convivencia social.
4. Imposición de un sistema de libertades al poder del Estado, que
garantice la libre acción de los individuos y salvaguardarles una
suma de derechos personales, frente al Estado.
5. Promoción de un régimen de seguridad jurídica. Este destacado
concepto implica, que los individuos adquieran certidumbre y
confianza en la aplicación recta y efectiva del derecho en todos
los casos.'

Para el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Antonio


Colomer Viadel, "el Constitucimwlismo no es una teoría política que
describe el poder ni el comportamiento político. Es una doctrina que
sei1ala como debe ser el derecho positivo y como debe aplicarse e inter­
preta rse para alcanzar el estado
de Derecho".o
Seg ún este autor hispano, el Derecho Constitucional tiene una triple
dimensión: la primera, una perspectiva
jurídica basada en la evolución
�istórica-constitucional de las instituciones jurídicas y el desarrollo
Ideol ógi co v
axiológico de los sentimientos v emociones que llegan a de­
c� ntarse en .
la idea de la Constitución; la segunda, una dogmática jurí­
dtca que
mediante la técnica interpreta, describe y analiza el derecho

4 BORJA. Rodri
go. Daecho Político v Cmislilucimwl. t·'. reimp . . Fondo de Cultura
Econ ú n1ic
a. México. 1992. p. 308.
_
' fde1n. p. 310.
° COLOMER VtADEL. Antonio. Es!udios conslilllcimwles. Instituto de Investigaciones
Jurídica
s. UNAM. México. 1994. p. 17.
18 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

establecido mediante la Constitución; y la última, una perspectiva que


indague sobre los caminos de superación de crisis jurídicas y acarree
elementos para la evolución jurídica "mejorativa", mediante la cual
"pueda llegar a ser cierta la añeja afirmación de los clásicos de que: el
hombre es la medida de las cosas".7
La Constitución, como objeto principal de estudio del Derecho
Constitucional. es el producto de la creación de la sociedad, que sinteti­
za la historia de un pueblo, que toma lo que le fortalece como nación y
prohíbe los elementos fácticos que le han herido -para tratar de evitar
su reproducción-; que procura interpretar su sociología y psicología
social para formalizar sus costumbres, tradiciones, formas de ser y mo­
dos de querer ser; traduciendo todo ello en una Ley Fundamental que
garantice imperativamente su contenido.
La jerarquía suprema de la Constitución solo puede entenderse
como derivación de un principio filosófico fundamental: el de la Sohera-
11Ía Popular. Efraín de Polo Berna!, considera que la concepción subli­
mizada de la norma constitucional. "nos lleva a la despersonalización
de la soberanía y a la afirmación de la Constitución como suprema" .s
Según Feliciano Calzada Padrón, el concepto ideal del Derecho
Constitucional, debe establecerse mediante una serie de condiciones.
En primer término, se entiende que las normas constitucionales deben
ser una premisa de justicia, y que indispensablemente implica la instau­
ración de un orden, para consecuentemente encarnar el valor de la
seguridad.
Agrega Calzada, que el Derecho Constitucional tiene como finalidad
específica "la limitación de determinados poderes del Estado y de sus
auxiliares, mediante actos que entrañan efectos bilaterales; de modo
que las normas constitucionales refuercen una forma de vida plasmada
en un orden institucional".�
El Derecho Constitucional, como rama importante de la Ciencia Ju­
rídica, nos dice Ignacio Burgoa, está integrado "como un conjunto de
normas cuyos atributos esenciales concurrentes son la hilateralidad, la
imperatividad y la coercitividad. Estos atributos distinguen a la norma
jurídica de las demás normas de conducta humana" .10

7 ldt!l/1, pp. 20\ 21.


H PoLo 8ER�AL, Eh·aín. :\lanzwl de Dereclw Constitucional. 1 ". ed., PorTÚa, México,

1985, p. 3.
9 CALZADA PADRo�. Feliciano. Dercclw Constituci()/wl, !·'. ed., Hada, México, 1990,
p. 145.
10 Mexicano. 6a. ed . PotTúa, México, 98S,
BuR<;oA, Ignacio. Derecho Constitucional
.

p. 19.
l O N C E PTO Y UBICACIÓN - R. Contrl'ras Bustamantl' 19

Es decir, las normas constitucionales al regular la conducta externa


del hombre, crean efectos vinculatorios frente a quienes se despliega,
ent rañando a la "bilateralidad". Igualmente, son "imperativas" o "autár­
<[llicas" -como las califica Burgoa-, porque se sobreponen a la volun­
tad de los sujetos cuya conducta encauzan de manera obligatoria, y por
lo tanto, deben de considerarse también "/¡eten5nomas , al ser impues­ "

tas por una voluntad superior, que es la del Estado.


Consecuentemente, la coercitividad deviene de la capacidad que las
normas jurídico-constitucionales tienen, para hacerse obedecer contra y
sobre cualquier actitud que se oponga o las contravenga. Esta capaci­
dad coercitiva, aunada a los sistemas de auto-control constitucional, las
hace por tanto, también gozar de la característica de la "inviolabilidad".
El autor español Ignacio de Otto, complementa a nuestro parecer,
la concepción que diferencia a las normas constitucionales del resto de
las normas jurídicas ordinarias. Supremacía y positividad, son en su opi­
nión, dos rasgos distintivos de las normas constitucionales.
La supremacía de las normas constitucionales, se constituye a partir
de la jerarquía entre las disposiciones jurídicas, es decir, se identifican
por la relación que guardan con las demás, por la superioridad respecto
a la legislación, de toda creación normativa y de todos los actos de apli­
cación de la misma. "Todo lo que esté incluido en la Constitución o se
inclu\'a en el futuro, tiene esa cualidad" .11
Por lo que toca a la positividad, la entiende como una sustitución
radical a los criterios e ideas que en la antigüedad daban preponderan­
cia al Derecho: ya no es la moral ni la historia lo que prefigura normati­
\ amente el contenido del ordenamiento jurídico, sino que basta con que
esté establecido en el interior del ordenamiento constitucional. La posi­
tividad significa consecuentemente que lo constitucionalmente vigente
no tiene límite algun9, ni temporal, ni social ni material.
La etapa de integración internacional y la globalización que vive el
mundo de nuestra época, está poniendo a prueba al Derecho Constitu­
cional. Algunos autores predicen catastróficamente la desaparición del
Estado Nacional -y por ende la organización jurídica constitucional­
motivo por el cual, tratamos de buscar alguna opinión calificada al
respecto.
El catedrático emérito de la Universidad de Friburgo, Alemania,
Conrado Hesse -quien asimismo fue Magistrado
del Tribunal Constitu­
cional de ése país- sostiene que
una vez creada la Unión Europea, no
le cabe duda de que
"el Derecho Constitucional no llegará completa-

11
DE Ono, Ignacio. Derecho Constitucional. Sistemas de Fuentes. 2". reimp., Ariel,
Barcelona, 1 99 t, p. 1 S.
20 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

mente a disolverse hasta el extremo de ser reducible a mero episodio de


la historia constitucional" .12 Con independencia de la transformación
que en el futuro llegue a tener la Unión Europea, su existencia presu­
pondrá siempre la de los Estados miembros y, con ello, la de sus res­
pectivas Constituciones.
De esta manera, durante la progresiva integración del modelo euro­
peo -sin duda, el más avanzado- asistimos a una creciente concor­
dancia del Derecho Constitucional Nacional y Derecho Comunitario,
como una concertación del Derecho Constitucional propio de los Esta­
dos-miembros, en las cuales comienzan a apuntar signos de un "Dere­
clzo Constitucional Común Europeo".
Después de hacer estas actuales apreciaciones sobre el futuro de
nuestra materia de estudio, Hesse penetra al fondo del tema y nos dice
que el Derecho Constitucional goza de una singularidad que lo diferen­
cia de otras ramas jurídicas, no sólo en función de sus tareas y objeto;
estas peculiaridades esenciales, son básicamente cuatro:
a) Por .'íU rango o primacía. El Derecho Constitucional no puede ser
derogado ni reformado por leyes ordinarias; ninguna disposición del or­
denamiento jurídico ni acto estatal puede contradecirlo; y todos los po­
deres públicos -incluido el Legislativo- están vinculados por la
Constitución.
h) La clase de sus reglas, de carácter abierto y vinculante. La Consti­
tución no es un sistema cerrado y ovni-comprensivo, es un ordenamien­
to abierto, que permite tomar en consideración cambios técnicos, eco­
nómicos y sociales, adaptarse a la evolución histórica a través de la
reforma, con lo cual se asegura con ello un requisito fundamental de su
propia existencia y eficacia.
e) Su validez, como garantía inmanente. El Derecho Constitucional
se diferencia de otras ramas jurídicas en que, no existe instancia que
pueda imponer su observancia: el Derecho Constitucional tiene que ga­
rantizarse por sí mismo, lo cual supone la existencia previa de una con­
figuración que esté en condiciones de asegurar en lo posible tal garantía
inmanente.
d) Su capacidad para imponerse a la realidad social, su efectividad.
Las normas constitucionales deben ser capaces de configurar y formar
las circunstancias de la realidad histórica, pues cuanto más asuman las
fuerzas y tendencias de cada época, mejor se podrán desplegar sus
efectos. Para ello, es menester que tanto dirigentes políticos como go-

12 BRL'JllA, MAIIIOFLR. v()(,LL, I!LSSE, l!ti'DE. Almwal de Uereclw Cunslilucional. Insti­


tuto Vasco de Administración Pública. Marcial Pons, Ediciones Juddicas v Sociales, Ma­
drid. IYY6, p. 14.
co-.:CEPTO Y UBICACIÓN - R. Contreras Bustamante 21

bernados acepten como moralmente imperativo el contenido de la


Constitución.1l

La mayoría de los autores constitucionalistas omiten tratar uno de

los aspectos básicos del Derecho Constitucional; y que precisamente, le


lbn su categoría científica, que son sus fuentes. El Derecho Constitucio­
nal es una rama joven dentro de la Ciencia Jurídica, que tiene un carác­
ter llexible, que lo interacciona con la Ciencia Política, la Teoría del
Estado, la Sociología, entre otras, pero se debe establecer que como
todo derecho, debe de analizarse de acuerdo a la metodología jurídica.
Rodrigo Borja, sostiene que son dos, substancialmente, las fuentes
del Derecho Constitucional: la ley -la de categoría superior o constitu­
cional, así como las leyes ordinarias dictadas con referencia a la propia
Constitución- y; la costumbre.14
Jorge Carpizo, 1' resume de manera más integral -a nuestro pare-
cer- a las fuentes del Derecho Constitucional que son:
a) La Constitución;
/J) La costumbre;16
e) La jurisprudencia;
d) Las leyes que reglamentan preceptos constitucionales; y,
e) El derecho constitucional comparado. (Que actualmente es estu­
diado en Europa a veces hasta como un sustituto de la materia del De­
recho Constitucional).

En esta época de la globalización, habrá indefectiblemente que


agregar como otra fuente imprescindible, a los Tratados Internacionales
suscritos por un país y debidamente ratificados conforme a su marco
constitucional.
Y ya que a metodología jurídica nos referimos, resulta congruente
regresar a la consulta obligada del maestro Burgoa, 17 quien establece
tres distintos métodos de investigación del Derecho Constitucional:

l. El lógico-jurídico de inte rpreta ción.-Para desentrañar los princi­


pios y precisar el sentido, alcance y operatividad de las normas
constitucionales.

ll
ldelll, pp. 6-9.
14 .
B OR.JA, Rodngo. op. Cll., pp. 313 V 314.
.

h '
_

l\RP!I.o, Jm·ge. Estudios Constituciollaln. 2a. ed., La Gran Enciclopedia Mexicana,


.

UNAM, México. 1983, p. 288.


16 El
maestro Daniel Moreno agrega a la costumbre, el concepto "las tradiciones", ar­
gumentando
4ue éstas tienen una mayor influencia en los países de Constitución flexible;
asunism
o incluve a la Duclrina. MoRENo DiAZ, Daniel. Derecho Collsliluciunal Atexicmw.
2"· cd., Pax-Me.x, México, IY73, pp. 20 Y 21.
17 BURGOA, Ignacio. up. cil., p. 28.
22 TEORÍA DE LA CONSTIT!ICI(lN

2. El l z istórico. -Para comparar las normas con las que las prece­
dieron y evaluar la evolución constitucional.
3. El crítico valorativo.-Que considere los aspectos social, político
y económico del ser, modo de ser y querer ser del pueblo o na­
ción de que se trate; y los juzgue a la luz de las teorías filosóficas,
políticas, sociales y económicas.

2.3. EL CONCEPTO DEL DERECHO CONSTITUCIONAL

2.3.1. CARL SCHMITI

Para el maestro alemán Carl Schmitt, el Derecho Constitucional se


entiende como una consecuencia de la existencia de la Constitución
misma. Según su particular punto de vista, el surgimiento de la Consti­
tución germana de Weimar en 1919 -dentro de la corriente de influen­
cia del Estado liberal-burgués- creó la necesidad de erigir una Teoría
o Ciencia de la Constitución, como resultado de una tendencia inevita­
ble del mundo occidental. Es decir, podemos inferir que para este nota­
ble tratadista, el Derecho Constitucional es aquél que se encarga, conse­
cuentemente, del estudio de la Constitución.
En 1927, en su "Teoría de la Constitución",18 este autor dice que
cualquier hombre, entidad u objeto, se encuentra de alguna manera en
una "constitución", pero para la materia de nuestro estudio, esa palabra
se debe limitar a la "Constitución" de un Estado, es decir, a la unidad
política de un pueblo.

2.3.2. KARL LOEWENSTEIN

Este autor, también de origen alemán, publicó a fines de los años


cincuenta, otra obra intitulada en español "Teoría de la Constitución",19
que aportó un enfoque novedoso al análisis de la materia constitucional.
Aunque su método de estudio se aleja del ámbito riguroso de lo jurídi­
co-normativo y se acerca más al de la Ciencia Política, la posición de
este investigador del constitucionalismo, resulta imprescindible para
poder conceptualizar y comprender en su justa medida, la importancia
que la sociedad contemporánea ha dado a la Constitución.
Como premisa fundamental de su teoría, destaca que es el fenóme­
no del Poder la clave para comprender a la sociedad estatal. El poder
político debe ser conocido, observado, explicado y valorado en cuanto a

1H SUIMilT, Carl. Teoría de la Cu11slilllción. 1·'. reimp .. Alianza Editorial. Madrid,


1 YY2, p. 3.
19 LoEWENSTEIN, Kad. Teoría d<! la Conslitucióll. Aricl, Barcelona, 1 Y82, pp. 23 y ss.
co"iCEI'TO Y U H I C AC I ClN - R. Co11t1Tra' Hu,tama11te 23

sus manifestaciones y resultados, con lo cual establece una Cratología o


Ciencia del Poder.
El Estado Constitucional y por ende, el Constitucionalismo, se resu­
men en el hecho de un acuerdo de la comunidad sobre una serie de re­
l..'.las lijas, que obligan tanto a los dcte11tadores como a los destillatarios
�kl poder, como el mejor medio para dominar y evitar el abuso del po­
der político por parte de los gobernantes. Ese mecanismo organiza a las
reglas en un documento formal: la Constitución. Es decir, Loewenstein
ddine al Derecho Constitucional como el mejor instrumento para con­
trola r el uso del Poder Político.
Generalizando dentro de la Teoría Constitucional, Loewenstein con­
sidera como elementos fundamentales e irreductibles de toda auténtica
Constitución:
• La diferenciación de las tareas estatales y su distribución entre di­
\ ersos órganos del Estado o detentadores del poder, para evitar la
concentración del poder y generar la autocracia.
• El establecimiento de mecanismos de coordinación entre los di­
versos detentadores del poder. Frenos y contrapesos, como dispo­
sitivos para la limitación del poder político.
• La conformación de procedimientos para la resolución de conOic­
tos y bloqueos entre los diferentes detentadores del poder autóno­
mos, para que no lo hagan por sus propios medios y sometan el
proceso del poder a una dirección autocrática.
• El método racional de reforma constitucional, para la adaptación
pacífica del orden normativo a las cambiantes condiciones socia­
les y políticas para evitar la ilegalidad, el uso de la fuerza o en
caso extremo, la revolución.
• Por último, la Ley Fundamental debe de contener un reconoci­
miento expreso de ciertas esferas de autodeterminación indivi­
dual, o sea, derechos individuales y libertades fundamentales, así
como los recursos legales que garanticen su protección frente a
los detentadores del poder.20

2.3.3. MANUEL GARCÍA PELAYO

E ste autor español, hace un profundo análisis respecto al concepto


del Derecho Constitucional
y al elemento individualizado que le da su
objeto de
C
estudio, que es la onstitución, partiendo básicamente de una
crítica al
aspecto racional-normativo clásico. Esto es, si bien acepta que
el D erecho
Constitucional es la "ordenación de las competencias supr·e-

20 Lor.wE:-<STEIN, Karl. op. cit., pp. 153 y 154.


24 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

mas de un Estado", dice que esta ciencia no se agota en ellas. El Dere­


cho Constitucional vigente "no es la pura norma, sino la síntesis de la
tensión entre la norma y la realidad como la que se enfrenta".�1
Según este autor hispano -quien en la parte final de su vida presi­
dió el Tribunal Constitucional de su país, al fin del franquismo v la
reinstauración del constitucionalismo- el estudio del Derecho Consti­
tucional se desarrolla mediante las disciplinas siguientes:
l. Derecho Constitucional Particular.-Cuyo objeto es interpretar,
sistematizar y en ocasiones, criticar a las normas jurídico-consti­
tucionales vigentes de un Estado determinado. Se trata pues, de
una de las disciplinas que integran la jurisprudencia de un orden
jurídico positivo dado.
2. Derecho Constitucional Comparado.-Su misión es destacar sin­
gularidades y contrastes del estudio teórico entre las normas jurí­
dico-constitucionales de varios Estados.
3. Derecho Cmzstitucimzal Gerze ra l.-Es una especie de Teoría Gene­
ral del derecho constitucional democrático-liberal. A diferencia
del Comparado, aquí no se busca destacar singularidades o con­
trastes, sino solamente notas generales y comunes durante un
tiempo dado o bien, de un sistema determinado.

El origen y formación del Derecho Constitucional, como ciencia au­


tónoma y sistemáticamente ordenada, tiene lugar -en opinión de este
autor- hasta entrado el siglo XIX, con la cristalización del Estado Cons­
titucional, concretamente motivada por la transformación fundamental
de la estructura jurídico-político tradicional de las sociedades antiguas,
que dieron pie a la configuración del Estado contemporáneo; y, para
ello, a su juicio, contribuyeron los siguientes factores:
l. La proliferación de Constituciones escritas;
2. La necesidad de establecer conceptos explicativos y reglas de
interpretación;
3. Consecuentemente, la exigencia de crear una teoría que unificara
la pluralidad normativa, mediante criterios axiológicos.

2.3.4. IGNACIO BURGOA

El autor del Prefacio de la segunda edición de este libro y querido


maestro nuestro, Don Ignacio Burgoa, sostenía que el Derecho Consti­
tucional es una importante rama de la Ciencia Jurídica -o sea, de la
disciplina cultural- que estudia al Derecho como conjunto de normas

21 GARC!:\ Pl·JA\<J, J\lo.utul'l. /Jt'!"t.'chu Cun:-.tituciollal C(nnpanulu. )·'. l'd .. Alian/a Edito­
,·ial. Madrid. 1 ')L) l. pp. 19 v 20.
( o:-.:CEI'TO Y lJI31CACI(JN R. C ontrn'" Bu,tamante 25

de conducta, cuvos atributos esenciales concurrentes son: la hilaterali­


d(/(1, la imperatil·idwl v la coercitil'idad.
El maestro Burgoa opina, que aunque parezca tautológico, debe de­
cirse que el Derecho Constitucional, es aquel que se encarga del estudio
de la Constitución.�� Pero no de la Constitución in abstracto, como un
L·nte ideal, carente de juridicidad; ni como un conjunto de principios
deontológico, sin consagración positivo-normativa; sino del análisis de
una Constitución específica, particular de un Estado determinado.
En su objeto de investigación, radica la diferencia entre el "Derecho
Con stitucional" y la "Teoría Constitucional", pues en tanto que ésta últi-
11w trata de formular y explicar determinados principios, que pueden
tL'ilL'r o no acogida en alguna Constitución en concreto, aquél, según di­
jimos, analiza la existencia de un cierto orden jurídico constitucional.
El estudio de una Constitución, debe comprender a todas sus dispo­
siciones, agrupándolas sistematizadamente en diversas instituciones o
materias. Por ende, la comprensión didáctica del Derecho Constitucio­
nal debe abarcar todas esas instituciones o materias que en la Constitu­
ción se encuentran normadas o previstas -de modo fundamental o bá­
sico-, ponderándolas únicamente como contenido de las disposiciones
constitucionales respectivas.
Según Burgoa, la metodología que debe emplearse en el estudio del
Derecho Constitucional, o sea, en el análisis de una Constitución deter­
minada, consiste en el examen de los conceptos y principios generales y
abstractos que ésta utiliza -como tópicos de la Teoría del Estado y de
la Teoría Constitucional- para después ponderarlos desde el punto
de \ ista de su consagración normativa en cierta Ley Fundamental.

2.3.5. FELIPE TENA RAMÍREZ

En sus estudios, el maestro mexicano hace un detallado recorrido


hist(Jrico para describir el origen y evolución del Derecho Constitucio­
nal. En el úmbito internacional, destaca que fue en Italia -antes que en
ningún otro país- donde se fundaron las primeras cátedras de la mate­
ria. En México, Tena Ramírez concede a Ignacio L. Vallarta y a Emilio
Rabasa, la mús alta imestidura en cuanto a sus aportaciones al consti­
t ueio nalismo nacional.

Resulta muv interesante su posición metodológica para tratar de


distinguir al Derecho Constitucional de la Teoría del Estado, refiriendo
que L'sta última se ocupa del anúlisis doctrinal de la materia estatal en

22 Bt"J«
;oA, l�nacio. "i'· cit., illtroducci<íll, pp. 26 v 27.
26 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

lo general, pero que excluye en su método lo referente al estudio indivi­


dual del Estado.
"Pues bien, dice Tena, la doctrina individual y específica de deter­
minado régimen de Estado, es el Derecho Constitucionai"Y
Tena, sostiene que el Derecho Constitucional no puede ser nunca
formalismo puro, sino el común aliento jurídico de cada pueblo, la ex­
presión más alta de su dignidad cívica, el complejo más íntimo de su
historia. No puede concebirse sino en cuanto aspiración concreta de
cada pueblo a ejercitar su soberanía, conforme a principios que tienen
un mínimo de generalidad, como son la democracia, la representación,
la división de poderes, los derechos fundamentales de la persona. El
Derecho Constitucional es la técnica de la libertad. "Es el derecho del
Estado, cuando el Estado es de Derecho". 24
Coincidiendo con otras tendencias europeas, nos dice que no es po­
sible recluirse en el formulismo de los textos, sin emplear el análisis so­
ciológico e histórico, para descubrir el significado real de la Constitu­
ción por debajo de su estructura formal.

2.3.6. DANIEL MORENO Díaz

El maestro Moreno Díaz, sustenta que en primer término, hay un


acuerdo general en ubicar al Derecho Constitucional como rama del
Derecho Público, y que su finalidad es la constitución política y social
del Estado. Respecto a la institución estatal afirma que se trata de "una
organización que pretende asegurar la convivencia de un conglomerado
humano y su supervivencia como una comunidad" .2'
Señala que si coincidimos en ubicar al Derecho Constitucional den­
tro del sistema de la normatividad, se trata de un conjunto de normas
que tienen por objeto la organización del Estado y el funcionamiento de
sus poderes y agrega: "Derecho Constitucional es una disciplina que es­
tudia la estructura del Estado y fundamentalmente, su Constitución,
aunque ésta, que es la Ley Fundamental, no contenga de un modo for­
zoso todos los preceptos básicos, sino que hay un vasto complejo de
normas, que aunque tienen como base la Constitución, no forman parte
de ella" .2�>

2' TE'A RA�lÍREZ, Fl'lipl'. !Jcreclw Cmzs!ilucimwl .\/nicww. 18«. ed., Porrúa, México,
1983, p. 79.
24 !dc111, p. 80.
2' El maestro Moreno Díaz precisa más adelante que el Derecho Público Sl' refiere a
la cosa pública, es dl'cir, w relacimw cmz las reglas u:lati1·as a la "rgwzi:acirúz del l:'stado,
cull .'>U jÍIIICÚJilllnlÚ'Il/U y cu11 lo.'> .\en·icio.... ¡níhlico....-; y que
en contr apo�iciún, el Dci·ccho
DíAZ, Daniel, "1'· cit., p. 1.
l'ri\ ado atiende el inll:rés de los particular·es. MoRENO
2" lrlcll/, p. 2.
co;-.;CEI'TO Y UBICACIÓN - R. Contrl'ra' Bu,tamantl' 27

Al igual que el español García Pelayo,27 subdivide nuestra materia

para su estudio en: Derecho Constitucional Particular, Co111parado v Ge-


11,nd; solo que en cuanto a lo que se refiere al Derecho Particular, difie­
re un tanto, pues Manuel García establece que, para su apreciación, el
ubjcto de esta disciplina es interpretar, sistematizar y criticar a las nor-
111as constitucionales vigentes de un Estado determinado, para integrar
una especie de jurisprudencia de un orden jurídico positivo dado. El
IllL'xicano, en cambio, limita el objeto de su estudio, únicamente al aná­
lisis \ sistematización de las fórmulas jurídico-políticas básicas de un
Estado particular, es decir, el análisis y estudio de los sistemas constitu­
cionales de cada país por separado.
Destaca igualmente, como metodología de estudio del Derecho
Constitucional -coincidiendo en ello con las posiciones teóricas eu­
ropeas- a los métodos histórico, jurídico, así como también, al socio­
lógico.

2.3.7. PABLO BISCARETII DI R U FIA

Este jurista italiano, en su obra "Introducción al Derecho Col!stitu­


ciuuul Co111parado", hace una diferenciación novedosa sobre el concepto
del Derecho Constitucional.
Establece que existe un "Derecho Constitucional Ge11eral" que cons­
titme un capítulo específico de la Teoría General del Derecho, destina­
do a comprender en sus esquemas dogmáticos una serie muy amplia de
instituciones de los más diversos ordenamientos positivos. Asimismo,
distingue a las "Ciencias del Derecho Constitucional Particular", estima­
das como relativas a un único ordenamiento estatal. Esto es, Biscaretti
da el rango de "Ciencia" al estudio individual y ex profeso de cada
Constitución de cualquier Estado en particular. Por último, aclara el
concepto de la "Ciencia del Derecho Comparado" como "una de las cien­
cias jurídicas, cuyo objeto es el estudio profundo de los ordenamientos
constitucionales de los Estados".28 Es decir, considera a este género

comparativo poseedor de un estricto método de investigación, y por lo


tanto, una ciencia jurídica autónoma o sea, una especie de "Ciencia que
estudia u la:·; Ciencias Constitucionales Particulares".
El método comparativo, resulta aceptable para cumplir cuatro fina­
.
hdades: 1 ". para
alcanzar los lineamientos dogmáticos de la Teoría Ge­
neral del
Derecho de manera completa y satisfactoria; 2. para lograr
una mejor
interpretación y valoración de las instituciones jurídicas del

27 GARCÍA-PELAYO, Manuel. op. cit., pp. 20, ss.


ZR BiSCARETI'I DI RUFFIA, Pablo. hllroducciún al derecho crmstlfucimwl ""'"l'arurlu.
la. ed., Fondo
de Cultura Económica, México, p. 79.
28 TUJRÍA DE LA COI\;STITUCI(JN

ordenamiento nacional; 3. para proporcionar un buen conocimiento de


leyes e instituciones de países similares por sus estructuras, que induzca
a imitarlas, pero sólo después de haber realizado las reformas necesa­
rias impuestas por las diversas situaciones particulares del Estado que
las adopte; y por último, 4. tratar de alcanzar la ambiciosa meta de la
"unificación /egislati\·a", como está ocurriendo contemporáneamente en
la Unión Europea.
Para lograr estas finalidades, es preciso allegarse del conocimiento
de factores políticos, históricos, económicos y sociológicos, es decir, la
Ciencia Constitucional, sea particular o general, debe usar aportaciones
de las "ciencias 110 jurídicas". Entre estas disciplinas, menciona princi­
palmente a la Ciencia Política para identificar cómo se ejercita el poder
en la realidad de una sociedad humana en particular; a la historia de
las doctrinas políticas, para conocer las concepciones y programas
de acción de algunos de los ordenamientos constitucionales; y por últi­
mo, incluye también a las sociologías del derecho o de la política, así
como a la filosofía del derecho, a la historia constitucional, a la historia
política, así como aquellas de carácter específico sobre las instituciones
políticas y los partidos políticos, incluyendo la historia administrativa. 2Y

2.3.8. SEGUNDO V. LINARES QUINTANA

Para quien fuera el Director del Instituto de Derecho Constitucional


y Político de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Ai­
res, en su obra "Teoría e Historia de la Constitución", el Derecho Consti­
tucional tiene como finalidad el establecer la garantía de la libertad y la
dignidad del individuo, mediante la sumisión o acomodación del Esta­
do, íntegramente considerado, al Derecho.10
El constitucionalismo de nuestra época, o sea de la era atómica
-como la llama el maestro argentino- sólo puede ser un constitucio­
nalismo social, que encare al hombre, no como un individuo aislado,
sino en cuanto y en función de miembro de la comunidad.
En otros términos, el constitucionalismo ha de ser social, en el sen­
tido de que han de equilibrarse armónicamente los intereses sociales e

individuales, pero en modo alguno para desembocar en el allanamiento


de los valores supremos del Derecho Constitucional: la libertad v la dig­
nidad del individuo.

29 !dnn. 88 v 8<J.
Hl LINARES QtJINTANA. Segundo V. Teoría e Historia C<mstitucimwl. Tomo 11, Alfa, Bue-
nos Aires, I<JS8, pp. 320-327.
I'I"O Y l!BICACI(JN - R. C<>nlnTas Buslamanlc 2Sl
co'\CF

Para Linares Quintana, el Derecho Constitucional debe servii- de

¡1·1r111ula que equilibre el interés social o estatal, con el interés del


¡11di' iduo.
El Derecho Constitucional, y por ende la Constitución, deben esta-
bkccr las bases que regulen los riesgos entre un régimen absoluto de
LkrL·chos individuales sin limitación alguna y un sistema también e:xtre-
1110 de derechos sociales que restrinjan la libertad hasta hacerla desapa­
rccL·r. Ni el interés individual se debe oponer al de la colectividad; ni la
de111ocracia social y económica se pueden contraponer y excluir a la de-
111m_-racia política. El absolutismo individual, desemboca en anarquía y
caos; , la omnipresencia y omnipotencia del Estado, crea un clima pro­
picio al totalitarismo."

2.3.9. MARIO DE LA C UEVA

El insigne jurista mexicano -quien fuera director de la facultad de


Derecho de la UNAM- hizo una serie de precisiones invaluables respec­
to a los orígenes del término Derecho Constitucional, para efecto de
ubicar debidamente a nuestra materia, dentro del ámbito de la Ciencia
Jurídica.
En primer término, establecía que la acepción Derecho Cmzstitucio­
nal procede de la corriente interpretativa francesa que quiere decir "De­
rcclw de la Constitución o Dereclzo Contenido e1z la Constitución". Los
autores españoles hablan de "Derecho Político" como un concepto sinó­
nimo ,. a su vez, los constitucionalistas alemanes, emplean la expresión:
"Dcrcclw del Estado". De la Cueva considera que ambos términos son
demasiado amplios, pues significan el derecho de cualquier organiza­
ción político-esta tal, o si se quiere, se refieren al derecho de una forma
cua lqu iera de Estado Una definición tan laxa beneficiaría igualmente a
.
los estados absolutistas
o totalitarios .
En cambio, el concepto Derecho Constitucional, como ciencia que
e � tudia la Constituc
ión, ubica de mejor manera nuestro campo de estu-
diO ..,. cl nd Isis.
··1· · La e onstJtucwn, segun este autor, tiene dos acepciOnes:
·
· · - - - ·

es Si
·· noni
, ·mo de realidad,
y quiere decir, la manera concreta de ser de
una unidad
estatal; pero además, se define como norma jurídica funda­
me n tal Y compre
nde los principios básicos de la estructura del Estado y
las relac¡· .
ones de este
, con 1 os part1cu
. 1 ares, o sea , estas mterpretacwne
.
. s
e on stn
uyen la base de lo que se conoce con
el nombre de Estado de
Derec/zo.

il
LI'-'ARES QUINTANA, Segundo V. Twtado de la CiellCÚI del Derecho Col!stituciollal.
r01110
l. Alfa, Buenos Aires. 1 <JS3,
p. 343.
30 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

De la Cueva establece que únicamente el derecho sirve como funda­


mento del Estado de Derecho contemporáneo, cuya esencia radica en la
subordinación del poder al orden jurídico y por lo tanto, en el Derecho
Constitucional descansan una serie de ideas v principios constitutivos,
en lo que podría denominarse como Constitucionalisnw. En consecuen­
cia, el término Derecho Constitucional pretende significar el ordena­
miento normativo del Estado que realiza la idea del Estado de Derecho.
Al analizar la relación entre Derecho Público y Derecho Constitu­
cional, De la Cueva sostiene que si bien el Derecho Constitucional con­
tiene los principios fundamentales del Derecho Público, por otra parte,
goza de una auténtica autonomía, toda vez que las normas que crean,
estructuran y facultan al Estado y sus órganos así como las que fijan los
derechos fundamentales del hombre -por citar algunos ejemplos- son
exclusivas del ámbito constitucional y nunca pueden confundirse con
las esferas administrativas, penales o procesales, ni con ninguna otra
especialidad.
Es decir, el Derecho Constitucional proporciona las bases genera­
les y establece los límites de las demás ramas particulares del Derecho
Público.12

2.3.10. A N DR É HAURIOU

Este francés, hijo del también prominente jurista y politólogo Mau­


rice Hauriou, sostiene que el objeto del Derecho Constitucional se pue­
de definir como "el encuadramiento jurídico de los fenómenos políti­
cos".11 Su misión es "la de organizar, en el marco del Estado-Nación,
una coexistencia pacífica del poder y de la libertad" .14
Los fenómenos políticos, advierte, son relaciones interhumanas en
el marco de la sociedad organizada, y pueden abordarse a partir de tres
planos diferentes: el reconocimiento total del hombre por el hombre
mismo, en primer término; la determinación de lo que es bueno para la
sociedad; y, por último, el de las relaciones entre dirigentes o gobernan­
tes y gobernados.
Siguiendo la tendencia actual europea, se acerca más en su análisis
hacia la Ciencia Política, pero profundiza en tratar de desentrañar la
relación de las normas de derecho con los factores políticos y sus conse­
cuencias. Nos dice que los fenómenos políticos son los que se refieren a
la conducción de los hombres que viven en sociedad, pero aclara que

12
DE LA Ct'E\'A. Mario. Teoría de la Collstilllciríll. Porrúa, México, 1982, pp. 1-33.
11HAt'Rllll', An<h·é. !Jereclw Coll.,titucimwl e fllstitucirm<'.' Políticas. 2·'. eJ.. Ariel, Bar­
celona, 1980, p. 2 1.
14 !del/(., p. 41.
1 1 ¡'CFI'T
O Y LIBICACIÚN - R. Contrnas Bustamantc 31

p<1ra las investigaciones del Derecho Constitucional, el tipo de sociedad


qtiL' prioritariamente nos interesa, es el Estado.
Para incitar a los integrantes de una sociedad a actuar de alguna
111a11era determinada, existen fundamentalmente dos medios de acción
p o lítica : la persuasión, que es la influencia sobre la voluntad humana
__ 111cdiante la palabra o por escrito- para transmitir ideas o necesida­
Lks \ generar una conducta deseada. El otro medio, es el de la coerción,
qtiL' es una potestad del Estado, quien tiene el monopolio del uso legal

ck ]a fuerza, para constreñir a la conducta humana al cumplimiento de


u 11mandato.
El l'IZcuwlranziento jurídico de los fenómenos políticos, no es de nin­
l!Ullél manera una tarea fácil, puesto que este autor galo considera que
�,isten tres razones fundamentales: la violencia, que es inherente en las
relaciones políticas; segundo, porque aparte de ello, la vida política se
caracteriza por una espontaneidad y un poder de evolución considera­
bks; \ finalmente, porque "los preceptos del Derecho Constitucional se
dirigen a actores políticos particularmente poderosos, que no siempre
obedecen las reglas establecidas"." Sin embargo, dado que la variedad
de opiniones no debe detener la acción, el Estado debe aspirar a buscar
consensos mayoritarios y no la unanimidad.
André Hauriou, diferencia en beneficio de nuestro objeto de estudio,
al Derecho Constitucional de la Ciencia Política. Nos dice: "la Ciencia
Política tiene, pues, por objeto el estudio de los hechos, de los fenóme­
nos políticos en sí mismos, y por sí mismos, mientras que, al Derecho
Constitucional le corresponde, como hemos visto, el encuadramiento ju­
rídico de estos fenómenos. En resumen, la Ciencia Política es una cien­
cia descriptiva, mientras que el Derecho Constitucional es una ciencia
IWnnativa".'o

2.3.11. MAURICE DUVERGER

El maestro, politólogo y jurista francés, dice que la superficie de la


.
tierra estú div
idida en naciones v cada una de ellas cuenta con institu­
ciones gu bern

amentales que co stituyen un Estado. Las instituciones
políticas así definidas, se estudian con un enfoque particular que se
anali�:aba anteriormente en las Facultades de Leyes europeas, bajo el tí­
tulo de "Dereclw Constitucional", pero según su parecer, actualmente
esa asignatura recibe el nombre de "Dereclw Constitucional e llzstitucio­
nes Políticas ".17 Ello significa, que va no se debe limitar el anúlisis a las

,,
lhidenJ, p. 27.
1
1: lhide111,p. 38.
Dl'\'EK<;FR, Mauricc. ln.'ilitucú>11C."' Política....- v /Jercciiu Cun.'ititucuHud.
Sl. o
,n 2" Rl'itnprc-
Para México, Ariel, Barcelona. 1992. p. 23. .
32 TEORÍA DE LA CONST!Tl'CI(>N

instituciones establecidas en la Constitución v los textos que las com­


pletan, sino que se debe también estudiar el funcionamiento concre­
to e incluir en ese estudio las instituciones de hecho no previstas en los
textos, ya que en muchas ocasiones lo rebasan e incluso dominan
ampliamente.
Dmerger, dice que Derecho Constitucional, "es la parte del Derecho
que regula las instituciones políticas del Estado". Incursionando de pla­
no en la Ciencia Política y en un enfoque sociológico, menciona que la
noción de derecho es inseparable de la noción de cultura v se debe en­
tender que precisamente la cultura es para ellos un conjunto de mode­
los de comportamiento o "roles", de un grupo social. Esto es, son las ac­
titudes y acciones que desempeñan los miembros de un grupo social en
cada situación dada.
Las normas jurídicas, y con mayor razón las constitucionales, se
distinguen por varios conceptos de las demás. En primer término por la
"obligación" que reposa no sólo en coacciones sociales externas o san­
ciones, sino en la adhesión interna a la norma, porque los individuos la
consideran valiosa. Dentro de un sistema de valores, jurídicamente esa
consideración se debe fundamentar en la equidad y la justicia. En se­
gundo lugar, el derecho se debe definir por la naturaleza especial de las
sanciones que se aplicarán en caso de violación a la misma, debiendo el
Estado además disponer de los medios para hacer respetar su decisión
(tribunales, jueces, policía, etc.) Por último, el Derecho se define por
una tercera característica: el modo de elaboración de las normas y por
el hecho de que siempre son dictadas por la autoridad pública.
El Derecho Constitucional aparece como la base fundamental del
Derecho. La Constitución o Ley Suprema, es un texto jurídico superior
a todos los demás, que se derivan de él y gracias a él, poseen validez. El
Derecho Constitucional -agrega el francés- supone que los gobernan­
tes son hombres ordinarios, sometidos a la ley como todos los ciudada­
nos (esto solamente sucede en los Estados democráticos), o sea, el con­
cepto Constitución, va más o menos ligado al de "pacto" o "contrato
social".
Diferencia dos clases de Constituciones: la Constitución-Ley, que
son aquellas que imponen obligaciones y limitaciones, tanto a goberna­
dos como a los gobernantes; y las Constituciones-Programa, que defi­
nen un proyecto ideal o simulado v no contienen obligaciones jurídicas
en sentido estricto.
Finalmente, nos dice el maestro francés, "no hay que oh·idar que el
concepto de Derecho Constitucional no conesponde exactamente al de
Constitución. Existe un Det-ccho Constitucional aunque no haya Consti-
l !l'-.liTTO Y U B ICACJ(>N R. CuntllT'" Bu,talllanll" 33

¡ucit'>n: el Derecho Constitucional es, en este caso, el que se aplica a las


in;.tituciones políticas. Cuando existe Constitución, el Derecho Constitu­
.1K
L·io1Jal suele desbordarla ampliamente"
Después de analizar ampliamente los diversos enfoques de estos
L·onnotados juristas, trataremos de elaborar algunas conclusiones a l
rL''-!K'clO.
En primer término, debemos comprender que todas las sociedades
humanas son diversas, como resultado lógico de que se integran por in­
dil id uos, que la naturaleza, de manera caprichosa, ha creado diferen­
L·i�tdamente. El hombre tiene que compaginar dos tendencias naturales:
su indi1 idualismo, que casi siempre exacerba su egoísmo,'" que lo em­
puja a ser independiente, original, a creerse superior a los demás, sen­
tirse libre, etc., y por el otro, la necesidad de conformarse en ser un
cnlL' social -z.uun politicón, como diría Aristóteles-, como obligación
irrenunciable para poder subsistir, reproducirse, evolucionar, etc., pero
que lo somete a reglas de comportamiento social, jurídico, ético, moral
o religioso, aún más allá de su propia voluntad.
Consecuentemente, todas las sociedades humanas son diferentes.
Inllmen en ello las costumbres, la historia, el clima, la raza, etc. Obvio
es que, cuando las sociedades evolucionaron y se perfeccionaron para
conformarse en los Estados contemporáneos, las diversidades no
desaparecieron.
Resulta por todo ello, de la mayor importancia, poder generalizar
en el estudio de la concepción social, que el hombre y la sociedad mis­
ma han creado a lo largo de toda su historia: el Derecho.
El Derecho ha constituido, desde su creación, el mejor instrumento
racion al para resolver pacíficamente las controversias entre los
hom­
br es. Después, la sociedad perfeccionó su organización
política, al po­
dn establecer un pacto, un contrato
social, que regule las relaciones
entr e los detentadores y los destinatarios
del Poder -parafraseando a
Loe\\enstein- a través del
instrumento jurídico más evolucionado: la
Constitución.
Es la Constitución quien crea las bases para la paz ,. la estabilidad
soci al; para hacer
posible la existencia de la justicia; par¡1 el control y la
del ensa de los particulares frente al uso abusivo del poder. Mario de
l a Cue\ a
dice que el constitucionalismo es una tendencia a subordinar el

:'
'"
ld<'l/1, p. 2LJ.
Jor!!e Sale"¡! llc·lú recuerda
que Tom:" llohhc·' -el autor del l.<TI<ii<ÍII. L'n el 'i-
gl 0 \\
ll- COihideraha
al hombre como un 'L'I' anti,oc·ial por naturaleza; dL·,conliad
�goí,ta; o;
dominado por ,us instintos; enc·mi¡w del
lwnli)J'L" nii,nio: "'el li<J111hn· nm1u luhu
e/ ¡l�nn
p hr c". S:\YF(; IIELl', JorgL'. /nstituciune.-., de lJcrcciJu Cun.\llfucunltd .\lc.uclluu, 1.�. l'd.,
01.1·ua.
Mé·xico, ILJH7. p. ·'l.
34 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Poder al Derecho;40 para la división de las funciones públicas y el auto


control gubernamental; así como para garantizar la soberanía popular
en los asuntos domésticos, como también la de la nación, frente a los
demás Estados.
El reto para tratar de definir al Derecho Constitucional, rama joven
de la Ciencia Jurídica, consecuencia natural de la consolidación de la
convicción de adherirse al Cmzstitucimwlismo y constituirse como Esta­
dos modernos, regidos por una Constitución, de parte de la casi totali­
dad de los países contemporáneos, es afrontado por los tratadistas des­
de diversos puntos de vista.
Loewenstein, Biscaretti, Hauriou y Duverger -como ha quedado
señalado- acercan al Derecho Constitucional hacia la Ciencia Política;
lo relacionan íntimamente con conceptos meta-jurídicos como el poder,
los fenómenos y las instituciones políticas, para crear la impresión de
que la Constitución es más un fenómeno producto de la política, la his­
toria y la sociología, que del Derecho.
Sin embargo, si aceptáramos separar a las normas constitucionales
de sus categorías jurídicas, de sus valores filosóficos fundamentales,
como son las aspiraciones de justicia, equidad, legalidad, así como de
lograr el equilibrio entre el orden y la libertad; por ejemplo, y si ade­
más, desproveyéramos a las mismas normas fundamentales de la im­
peratividad, bilateralidad, coercitividad, positividad y supremacía,
seguramente el resultado sería la desintegración de la sociedad, la desa­
parición del Estado, la anarquía, el caos.
El Derecho es la mejor garantía social para la convivencia, por
ende, el Derecho Constitucional es un concepto indisoluble de la idea
del Estado.
Definir a la Ciencia Jurídica que estudia a todos éstos fenómenos,
nos lleva necesariamente a coincidir con la aparentemente más sencilla
manera de delinearlo, con la cual concuerdan Burgoa, Schmitt, De la
Cueva, García Pelayo, Tena Ramírez y la mayoría de los autores consul­
tados: Derecho Constitucional, es aquel que se encarga del estudio de la
Constitución, el que define la concreta manera de ser de ww nación, me­
diwzte wz e11[uque particular y específico; el que se conce11lra e11 el análi­
sis jurídico sistematiz.ado de la Co11stituciún de wz Estado deten11inado.

4" DE LA CuEVA, Mario. op. cil., p. S.


Unidad 3

Concepto de Constitución

RAúL CoNTRERAS BusTAMANTE.

3.1. CONCEPTO MATERIAL Y FORMAL


DE CONSTITUCIÓN

El jurista francés, André Hauriou, sostiene que en un sentido


muy
amplio. el concepto "Constituciú11" puede entenderse como
el conjunto
de reglas nuís importantes que rigen la organiza
ción y el funcionamien­
to del Estado.1 En el mismo orden de ideas,
debemos concluir que nos
esta mos refiriendo al hecho de que es inconven
iente aceptar la existen­
cia del Estado, si éste no posee forzosam
ente una Constitución.
En términos generales, podemos afirmar que
todos los países tie­
ne n, en sentido material, una
constituciúrz, una manera de estar consti­
tuidos, pero únicamente
aquellos que cuentan con una Constitución es­
crita, la detenta
n también desde el punto de vista formal. "Todo país
tiene una constitu
ción en sentido material, pero únicamente los países
con Constitu
ción escrita la tiene desde el punto de vista formal"
.2
El término "Constitución" en
sentido material, se aplica a la organi­
zació n polí
tico-estatal propiamente dicha, es decir, en un sentido
en el
que se debe
vislumbrar el objeto o la materia de las reglas constit
ucio­
nales. y no
su forma.

Doctor en Derecho. UNAM. Profeso


r de Carrera Titular de Derecho Constit
Por Oposición ucional
Abiel"la de la Facultad de Derecho de la UNAM
d y Catedrático en la División
e Estudios de Posgrado de la misma Instituciún.
1 HAURIOU, André. op. cit., p. 352.
2 CARPIZO, Jorge, up. cit., p. 290.

35
36 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

En sentido fónnal, la palabra "Constitución", se aplica al documento


que contiene las normas relativas a la estructura fundamental del Esta­
do, como organización política regulada en un documento de promul­
gación solemne, mediante un procedimiento especial y superior, siendo
considerada también como Lev Fundamental o norma de normas.

3.2. CONCEPTO DE CONSTITUCIÓN

3.2.1. F ERDINAND LASSALLE

EL filólogo, filósofo y abogado egresado de las Universidades de


Breslau y Berlín, contemporáneo de Carlos Marx, pronunció en 1862
dos conferencias magistrales. La segunda de ellas, dictada ante el Club
de Ciudadanos de Berlín, el 16 de abril, la intituló: cQué es ww Consti­
tución?, la cual ha sido reeditada a lo largo de los tiempos, debido a su
importancia.
Lassalle definió a la Constitución de un país, como la szmza de los
{actores reales de poder que rigen en ese país. Para este alemán, la ver­
dadera Constitución no es el documento escrito, ni un pacto jurado en­
tre el pueblo y un rey, como tampoco es simplemente la Ley Fundamen­
tal proclamada en un país.
Aunque acepta que la Constitución debe tener fuerza de ley, por lo
tanto, "debe ser también una ley",' pero no una simple ley, sino la Ley
Fundamental del país. Pero advierte que existe algo, una fuerza activa y
determinante que influye sobre esa y todas las demás leyes de una
nación.
Cada alteración que desequilibre a estos factores, necesariamente
producirá cambios constitucionales, puesto que "cuando la Constitución
escrita no corresponde a la constitución efectiva, se produce un cambio
inevitable"4 y no es posible que se mantenga vigente.
Contundentemente concluye que "los asuntos constitucionales son
en primer lugar, no cuestiones de derecho, sino cuestiones de fuerza".5

3.2.2. C ARL S CHMITI

El maestro alemán sostiene que el término: "constitución" tiene una


amplia diversidad de sentidos, pues "todo, cualquier hombre y cualquier
objeto, cualquier establecimiento y cualquier asociación, se encuentra

' LISSAI.I.F, Fcrdinand, r:Qué es llllll Collstilllciál1? 2". cd., Ediciones v Distribuciones
Hispánicas, México, 1989, p. 32.
4 ldt!lll, p. 67.
' ldt!lll, p. 78.
l l l'l EPTO DE CONSTITUCIÓN R. Contreras Bustamantc 37

tk alguna manera en una "constitución", y todo lo imaginable puede te­


llL'r u na "constitución"." Luego entonces, hay que limitar el término a
"Co11,¡itucióll del Estado", que significa entonces: unidad política de un
pueblo. si se refiere a un Estado particular o como la sitllació11 total de
fu 111zidwl -' ordel!acióll políticas, cuando se trata de explicar una forma
'

c-.¡x·cial ,. concreta de la existencia estatal, en lo general.


Schmitt, considera 4 conceptos de Constitución: el absoluto, el rela­
¡i1·u. el posili\'0 y el ideal, que en síntesis consisten en:

u) Ll Concepto Absoluto. Se refiere a determinada comunidad como


un todo unitario, como la concreta ma11era de ser resultante de cuai­
LJUÍL'l' unidad política existente.
Este concepto lo subdivide a su vez en cuatro distintas acepciones:

a. 1) Co111o unidad política v ordenación social de w1 cierto Estado.


Es el punto de convergencia del orden social. Aquí la Constitución no es
un sistema de normas jurídicas, sino el ser de la comunidad, en concre­
ta L·xistencia política. El Estado no tiene una Constitución según la que
se forma y funciona la voluntad estatal, sino que el Estado es Constitu­
ción. Si se suprime esta Constitución, cesa el Estado; si se funda una
Constitución nueva, surge un nuevo Estado.

a.2) Co111o Fonna de Gobierno o una manera especial de ordenació11


pofílica \'social. Aquí tampoco la Constitución es sistema de preceptos
jurídicos, sino una fomza u status, que afecta a toda la comunidad, a
toda la organización comunitaria y determina la manera de ser de la
comunidad. El Estado es una República, es una Monarquía, Aristocra­
cia o Democracia.

a.3) Co111o el principio del devenir dinámico de wza unidad política o


!itu::.a \'energía. La Constitución no es estática, sino dinámica, evoluti­
va, por ser vida, por ser el resultado de intereses contrapuestos, que
día a día, conforman la unidad política. La Constitución es una fl.wr::.a
actit•a.
a.4) Co111u regulación legal fundamental, como nonna de nomzas.
A� uí la Constitución no es una actuación del ser, ni tampoco del deve­
ntr diná mico,
sino algo normativo, un simple deber ser. Pero no se trata
de leyes o normas particulares, sino de la lev de leves. La Constitución
.
corno nor ma funda
-

mentaP

" St fi\IITr
, Carl. Tt!oría dt! la Col!stituciáll. 1·'. Reimpn"ión, Alianza Editorial, Ma­
dn. d,_ E'P<ll1a,
1992, p. 29.
' ldt!lll, pp. 29-36.
38 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

b) El co11cepto relativo. Aquí la atención se centra en la lev constitu­


cional concreta, sujeta a características externas y accesorias, llamadas
jcm11ales.�
Constitución en sentido relativo, significa pues, la ley constitucional
en particular, atendiendo a un criterio formal, es decir, no interesa la
importancia de las normas que contenga esa Carta Magna, sino que por
el hecho de estar esas reglas en el Código Supremo, esos preceptos tie­
nen la categoría de constitucionales.
Lo jón11al de una Constitución, no se circunscribe únicamente a lo
escrito, puesto que ese hecho sólo le concede demostrabilidad y mayor
estabilidad, sino que requiere proceder de un órgano competente y ser
co11ve11ida. La Constitución sería un pacto escrito. Asimismo, una refór­
nza dificultada, que formalmente otorga al texto constitucional cierta
garantía de duración y estabilidad.

e) El concepto positivo. Schmitt, define aquí a la Constitución como


decisión de conjunto sobre el modo y la forma de la unidad política.9
La Constitución, en sentido positivo, surge mediante la decisión po­
lítica del poder constituyente. La Constitución es una determinación
consciente que la unidad política -el Estado- precisamente a través
del poder constituyente, adopta por sí misma y se da a sí misma. Son
determinaciones, decisiones fundamentales, que afectan al mismo ser
social: son los principios rectores del orden jurídico.

d) El concepto ideal de Constitucióll. La lucha entre los partidos po­


líticos genera una terminología particular, donde cada uno de ellos
puede llegar al extremo de negar el nombre de Constitución, a toda
aquella que no satisfaga sus intereses ideológicos. Son los diferentes
idearios que sostienen los partidos políticos. Así, cada uno reconoce
como verdadera Constitución aquella que corresponde a sus particula­
res principios.

El maestro alemán concluye, que el concepto ideal actualmente do­


minante de Constitución en el mundo contemporáneo, es el que sostie­
ne el Estado liberal-burgués de Derecho: protección ciudadana contra
el abuso del poder del Estado.

3.2.3. HANS KELSEN

Este autor alemán, sostiene que debido al carácter dinámico del De­
recho, una norma vale en tanto y en la medida en que ha sido produci-

s lde111, pp. 37-44.


'' ltle111, pp. 4S-S7.
i'.i'TO DE CONSTITUCIÓN R. ConliTra' Bll,lamanll' 39
Cl 1,;¡

forma determinada por otra norma de categoría superior, que


da en la
conlig_ura el fundamento inmediato de validez de la primera. Este pro­
l
·L·-,. o representa espacialmente una relación de supra a subordinación.
'

La Constitución, es la norma fundadora básica, hipotética en ese


sL·ntido, fundamento de validez suprema, que establece la unidad de
�·sW relación de producción y coordinación entre las normas jurídicas
de un Estado. Es el estrato superior jurídico positivo del orden normati-
n1 estatal.
Distingue entre dos conceptos a la Constitución. La Constitución en
_,e1uido nwterial, designa a "la norma o normas positivas que regulan
1a producción de las normas jurídicas generales. Esa Constitución pue­
de hab er sido producida por vía de la costumbre, o por un acto a ello
dirigido, de uno o varios individuos, es decir, mediante un acto legisla­
" .111
ti\ o
La Cmzstitució11 en sentido fomzal o escrita, es el documento deno-
minado "Constitución", que no sólo contiene normas que regulen la le­
gisla c ión , esto es, la producción de normas jurídicas generales, sino
también normas que se refieren a otros objetos políticos importantes,
así como disposiciones según las cuales, las normas contenidas en ese
documento -la Constitución- no pueden ser derogadas o modificadas
como simples leyes, sino bajo condiciones más difíciles, mediante un
procedimiento especial.
Por lo tanto, Kelsen sostiene que materialmente, la Constitución
debe contener: las normas que regulan la producción de normas jurídi­
cas ordinarias de un Estado, es decir, la legislación estatal; la determi­
nación de los órganos facultados para llevar a cabo dicho proceso
-"sean leyes u ordenanzas"-; 11 la autorización a los tribunales que po­
drán juzgar las leyes; los órganos que habrán de aplicarlas; un catálogo
de derechos y libertades fundamentales; y, un sistema que la proteja, que
le permita invalidar actos o leyes que la vulneren, así como para que sólo
pueda ser modificada o suprimida, bajo condiciones más difíciles.

3.2.4. HERMANN HÉLLER

Este profesor alemán concibe a la Constitución del Estado desde


tres puntos de vista
:

u) La Constitució11 como Realidad Social. Cuando la realidad social


de una comunidad adquiere ordenación y forma, de especial manera,
aparece
concretamente la existencia del Estado. Esa ordenación, que


KELSEN, Hans. Tt!oría Pura del Dcreclzo, 8". ed., Porrúa, México, t YYS, p. 232.
11
lhide111, pp. 233 y 234.
40 IFORL\ lll: LA lOt'<STITl 'CIO\:

procura mantener de manera an{tloga en el futuro a la cooperación de


la sociedad, es lo que Héller llama "Constitucú!n, cn el scntido dc la
ciencia dc la rcalidad".
La Constitución normada por el derecho conscientemente estableci­
do v asegurado, es la "Constitucicúz Or.t:wzi:.wla" . El Estado no puede ser
concebido ni como sociedad ni como comunidad exclusivamente. Su lev
tkcisi\·a de formación -Constitución- es ciertamente su organización;
pno no solo por medio de ella crece considnablemente su valor de
L'lccti\·idad social. sino que sin ella no tiene, en general. existencia. Di­
cho de otra manera, sin Constitución no hav Estado.
Enuncia dos elementos básicos para el derecho: la IUmluilidad, que
puede ser jurídica o extra jurídica, impuesta por la costumbre, la moral,
la religión, la urbanidad, la moda, etc.; v por el otro lado, la 1/0111/lllivi­
dad. Con bastante frecuencia, el uso social. la realidad no normada o
normada extra-jurídicamente, se revela más fuerte que la norma estatal,
pero la 110nnalidad tiene que ser reforzada �· completada por la norllla­
ti\•idwl para crear una "Constitución Nomzada ".
Con frecuencia, las normas constitucionales, se presentan como un
querer y un deber ser, opuestos a la realidad y al ser social. como una
disposición nueva con respecto al orden social ya existente. Precisa­
mente en el hecho de que la constitución política de una comunidad, se
vea influida de manera consciente y según un plan, por una creación
autoritaria de normas -en este intento de una normalización general
para el territorio, por medio de una legislación central- radica la esen­
cia del Estado moderno.
Las relaciones reales que crean las normas de la Constitución, no
pueden impedir que en épocas de crisis, el poder prácticamente del más
fuerte se imponga para realizar la necesaria unidad del Estado.12

h) Constituci(Jil Jurídica Dcstacwla 11 Ohjctivada. Héller hace una


crítica a dos de los principales exponentes del constitucionalismo: a
Hans Kelsen, porque considera al Estado y a la Constitución como un
deber ser exclusivamente; así como también a Carl Schmitt, quien se­
gún Héller pretende eliminar de la Constitución toda normati\·idad.
La Constitución del Estado jurídicamente normada -nos dice el
maestro alemán- es también expresiones de las relaciones de poder,
tanto físicas como psíquicas. Las normas constitucionales, tienen la fun­
ción de procurar vigencia a una normalidad a la que se reconoce valor
positivamente, o sea, a la conducta que enmarca la Constitución, no
obstante el cambio de tiempos v de personas. La dogmática jurídica del

12 llu 1 LK, llcn11ann, teoría del L.'>tadu, 7'1• rci n 1p .. Fondo de Cultura Econórnica,

:\lé·,in>. 1'181. pp. 2b7-27t'..


lll ( 0'-STITL:CIO'- R. lon\ILT<" llll'laJJJaJJ\l' 41
¡il'-ll 1'1\l

Constitucional. existe para sen·ir a una continuidad histórica \'


lki'L'L·ho
�i�tL'illÚt ica
tk· la organización de una sociedad.
·

L1 orden v la sentencia en el Estado de Derecho, deben basarse en


b ordL·nanza de la lev; v esta, a su n·z. en la Constitución, debido a que
b unidad \ ordenación de la conexión de acción organizada del Estado

rL·quiL'I'l' un sistema de supra a subordinación, dicaces.


¡ Lthrú Constitución jurídica objetivada, cuando ésta sea referida
l.011-;t�IIltL'nleniL' al sujeto humano y sea constantemente actualizada por
lo� holllhrL·�- 1'

e! ( 'uusiitucir!n Lscrita o For111al. Significa la totalidad de los pre­


t·cplo� j urídicos fijados por escrito en el texto constitucional. Este texto
tklK· �mnonizar con la Constitución material y debe ordenar fundamen­
talmentL' los órganos v funciones del Estado. Las lagunas constituciona­
k" deber cubrirse con la tradición. la conveniencia política, la situación
de pmkr \ la conciencia jurídica.14

3.2.5. ANDRI� HAURIOU

Como lo seiíalamos al inicio del presente Capítulo, este autor fran­


cé s . rdiere como sinónimo de Constitución al conjunto de reglas nuís
inz¡wrtilll/es de un Estado, que rigen su organización y funcionamiento.
Pero com iene detenernos un poco en una aseveración importante que
realiza: "Todo Estado. por el hecho de existir, posee forzosamente una
Constitución".1' Esto significa que existe un binomio inseparable entre
l os concL'ptos de Estado-Constitución, que quiere decir que en nuestra
época contempor{mea, sólo existirá una Constitución, cuando se refiera
a la Le\ Fundamental que regule la vida de un Estado determinado;
v al
mismo tiempo, únicamente se podrá aceptar la
existencia de un Estado,
si C·stc SL' rige por una Constit
ución.
S iguie n do este mismo orden de ideas, Hauriou dice que "el estable­
cimiento de
una Constitución, expresa el deseo de organización racio­
nal del Estado",
puesto que "solamente cuando la Nación toma concien­
cia de sí mism
a, de su unidad v de su fuerza, exige la exposición
explícit
g
a de los principios que re ulan la organización v el funciona­
lllicnto de
los podnes políticos, al propio tiempo que los principios que
�onsagra
n los derechos propios de los indi\·iduos, su puesto en la socie-
ad, sus relacionL'S con el estado, etc.".1"

\
1
lhtd"'"· pp. 27ti.-28Y.
1 4 "-l.lil.K, llernwnn. "!'- ni.. pp. 28'1-2'18.
1,
1111 Ki<>l. Anlh·é·. "!'- <11 . . p. Yi2.
1" ldnll, pp. 347 y 348.
42 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÚN

Para este jurista, hay dos clases de Constituciones: la Cmzstituciún


Política, que regula precisamente la organización y funcionamiento de
los poderes públicos; v la Constitución Social, que establece o recuerda
las bases de vida en común dentro de la sociedad estatal, al tiempo que
regula la naturaleza de las relaciones entre ciudadanos y el propio Esta­
do. "Cuando se piensa en la Constitución de un Estado, generalmente
no se considera más que su Constitución Política. Pero, en muchos as­
pectos, la Constitución Social es más importante, porque interesa más a
la vida de los ciudadanos".17

3.2.6. MANUEL GARCÍA PELAYO

Para el maestro español, el Estado se organiza mediante la Consti­


tución, para asegurar la convivencia pacífica y la vida histórica de un
grupo humano mediante el logro del monopolio de la violencia, con lo
cual, el Estado se manifiesta como una unidad de poder.
En virtud de que el Derecho Constitucional surge de una determina­
da idea de la Constitución, crea una tipología respecto a su concepto,
sobre la base de la pluralidad de formulaciones que se le hacen.
García Pelayo concibe a la Constitución desde varios aspectos:

a) Concepto racional normativo. Imagina a la Constitución como la


sistematización exhaustiva de las funciones fundamentales del Estado y
de las competencias e interrelaciones de sus órganos. La Constitución
es pues, un sistema de normas. La Constitución no es solamente expre­
sión de un orden, sino que ella misma es la creadora del orden.
Reconociendo a Kelsen como la expresión más radical de este pen­
samiento, sostiene que "el concepto racional normativo supone una es­
pecie de deificación de la Constitución", 1� puesto que concibe que la so­
beranía está encarnada en la Constitución, porque si soberanía implica
mandar sin excepción, poder crear leyes y poseer todas las facultades
de mando, es claro que la Constitución es soberana.
Dentro de este concepto, sugiere únicamente incluir a la Constitu­
ción expresada jurídicamente y en forma escrita, "pues sólo el Derecho
escrito ofrece garantías de racionalidad frente a la irracionalidad de la
costumbre" y "sólo la precisión jurídica escrita ofrece seguridad frente
a la arbitrariedad de la administración" .1"

h) Concepto Histórico-Tradicional. Considera a la Constitución como


una situación puramente histórica, de modo que sólo podemos explicar

17 !de111. p. 349.
1 H GARC1A PU.AYO. Manuel. up. cil., pp. 36 y ss.
19 !de111, p. 39.
(tl '.l FI'TO DE CONSTITUCI(JN R. Contrcras Bustamantc 43

L'l presente en función del pasado; y por consecuencia, del ser de ayer
tklwmos extraer el deber ser de hoy y del mañana. Este concepto es el
rL·sultantc del pensamiento conservador, que se antepone al liberal y el

�1utor afirma que la Constitución de una nación no es producto de la ra­


s ino la consecuencia de una pausada transformación histórica en
;t.lll.

b que a menudo se encuentran elementos irracionales. Así pues, una


Conslilución es el resultado de actos parciales, de usos y costumbres.

e) Cmzccpto Sociológico. Entiende a la Constitución como una forma

ck sLT, v no de deber ser. Este método no considera, en contraposición


al concepto histórico, que sea la Constitución resultado del pasado. La
Conslitución misma -según el enfoque sociológico- no es pura nor­
mali\ idad, sino inmanencia de situaciones, factores económicos y es­
truc\uras sociales del presente, a las que debe adaptarse el deber ser.
En lo que respecta al Derecho, la concepción racional gira en torno a la
validez; la historia sobre la legitimidad; y la sociológica lo hace sobre la
vigencia.

Finalmente, García Pelayo opina que de los tres conceptos expresa­


dos, sólo el Racional-nomzativo ha tenido una importancia decisiva
para la formación de la Ciencia del Derecho Constitucional, pero le se­
ñala como grave deficiencia que abandona las consideraciones axiológi­
cas v políticas, para ceñirse exclusivamente al aspecto normativo.20 Vis­
to así, el Derecho Constitucional sólo se refiere a una parte de la
Constitución, y quizá a la menos importante, pues se elude hacer refle­
xiones filosóficas, políticas, históricas, etc.; y para la comprensión de
las normas, deben extenderse los análisis necesariamente a las situacio­
nes socioeconómicas, políticas, entre otras, que conforman la realidad
social.
Esta finalidad interpretativa no debe ser extraña del enfoque forma­
lista, pues precisam
ente la norma es -por definición- "un deber ser", y
no un "te¡¡
er que ser". García-Pelayo dice que la realidad no es creada
Por la ley; no es ni siquiera organizada por ella, sino a la inversa: la ley
es expresió
n de la realidad, pero no única ni total, sino simplemente
uno de los
elementos de la realidad.
Act ualmente, en la vida cotidiana
del Estado contemporáneo, la
funció
n política y en cierto modo, la legislativa,
la jurisprudencia, las
��taciones de las estructuras federales, los
� Ion de
partidos políticos, la desvia­
poderes hacia el Poder Ejecutivo, cte.,
son acontecimientos que
ran sfor
man radicalmente una Constitución, y son inintelig
con s¡'de . ibles a toda
ración que se mueva en el puro y estricto ámbito legal.

20
ldem, pp. 55-78.
44 TEORÍA DE LA CO�STITUCIÓN

3.2.7. OTROS AUTORES

Otro autor español, Juan Ferrando Badía, considera que un enfoque


estrictamente constitucionalista de lo "político", resulta insuficiente,
pues la realidad política de la sociedad y sus interdependencias de otros
supuestos y estructuras económico-sociales, desbordan el campo estric­
tamente jurídico, el prescrito por la Constitución.21
Si se aspira a tener un conocimiento real del régimen político de un
determinado país -dice el autor hispano-, se tiene que considerar no
sólo su aspecto constitucional o jurídico, sino también su funcionamien­
to, su aplicación: teoría y práctica de la realidad política de ese Estado.
Ello no obedece al menosprecio del enfoque jurídico-constitucional,
contenido en el "texto legal" de la Ley Fundamental, pero hay que com­
plementarlo con el estudio de las fuerzas políticas y demás influencias
condicionantes de las instituciones políticas.
"La Constitución puede enmascarar el régimen de que se trate tras
una armadura de conceptos. El desfase entre lo que dice la Constitución
y la realidad suele ser menor en los regímenes pluralistas y democráti­
cos que en los regímenes socialistas y autoritarios" _22
La Constitución de cada Estado presenta modalidades muy diversas
y su contenido varía notablemente, sin embargo, pese a las diferencias
existentes, los pilares fundamentales sobre los cuales se edifica la es­
tructura de una Constitución, son uniformes.
Por regla general -concluye el mismo autor- el objeto de una
Constitución es por un lado, la consagración de los principios de filoso­
fía política que servirán de guía para la acción de los órganos del poder
público; y del otro, la organización del ejercicio del poder en el Estado,
es decir, las reglas del juego de la vida institucional a que se deberá su­
jetar la comunidad estatal.
Esto lleva a considerar que cada Constitución debe contener una
parte "dogmática" y otra "orgánica", dentro de las cuales se contendrán
tres tipos de normas: 1) las declaraciones de derechos; 2) las reglas re­
lativas a la organización del Estado; y 3) las reglas ajenas a esa organi­
zación.21

21 FEKRASllll BADÍA, Juan, L_,tructum flllt:nw d<' la Cmlstituci<jll. Su diluímica-" Facto­


rn, 2". cd., Tiran! lo Blanch, Barc<:lona, España, 1 Y90, p. 13.
22 !df!lll, pp. 17 \' 18.
21 Jhideill, p. 22. Según <:1 autm·, las estructuras políticas se dividen L'n "estructuras de
los gobcrnant<:s" v en las "estructuras de los gobernados" y ambas se complementan a tra·
y(·s de sus respcci inJS roles sociales. Las csti·ucturas políticas de los gobernados se hallan
íntimamente unidas con <:1 knónwno dd cambio u dinámica política, v precisamente por
ello, es 4u<: considera fundamental 4ue una Constitución d<:tcrminc formalmente el cspa-
LI'TO DE
l l ¡'l 45
CONSTITUCIÓN R. Contreras Bustamante

Dando un enfoque más político y social que jurídico, Ferrando Ba­

día se adhiere a la posición de otros autores y define a la Constitución


L.01110 "1111 sistema de 1zomzas jurídicas, escritas o 110, que pretende regular
/os 11s¡JL•ctus jimdmnentales de la t•ida política de wz puehlo ".24
Para el ecuatoriano Rodrigo Borja, la Constitución es "el conjunto

dL' normas jurídicas fundamentales que pretenden modelar la sociedad


política \ que regulan la organización, funcionamiento y atribuciones

Lkl poder, así como los derechos y obligaciones de las personas" .2"
Rodrigo Borja, dice que "actualmente no se concibe otra forma de
organizar a las sociedades políticas que no sea mediante un documento
sokmne que regule la convivencia social, el mando político y los dere­
chos \ deberes de las personas. Ese documento solemne es la Cunstitu­
ci<!11, \ al conjunto de sus principios y sus normas se llama Derecho
Constitucional". 2"
Por su parte, el autor alemán, Conrado Hesse dice que: "la Consti-
tución contiene, por regla general, las normas jurídicas que caracteri­
zan los órganos supremos del Estado, establecen la forma de crearlos,
sus relaciones recíprocas y sus áreas de influencia, además de la posi­
ción fundamental del individuo respecto al poder estatal" _27 Las funcio­
nes de una Constitución en la vida de la comunidad -agrega- funda­
mentalmente, son dos: la formación y mantenimiento de la unidad
política, así como la creación y preservación del ordenamiento jurídico.
"La Constitución es el plan estntctural hásico, orientado por detennina­
dus priucipius dotadores de selllido, para la {onna jurídica de una comu­
n idwi"Y·

Efraín Polo Bernal, cita básicamente los tres conceptos más


c onocidos:

L/ cuucepto racional nomzativo, para el cual, la Constitución funda­


mentalmente debe contener: a) la garantía de los derechos individua­
le s ; h) la división de poderes, que sirve a la efectividad de aquellos; y,
e) otros, agregan a la soberanía.

ci o iur·ídico
v político en 4ue SL' tendrán que desarrollar las relaciones políticas entre am­
bas <:slntl'turas.
24 Ihulcm, p. 22. Concretamente, el autor coincide con la definición del también espa­
J 1\ti.\LZ
_

nol ,
DI.PKM .·\, en su obra "Regímenes políticos contemporáneos", Madrid, l Y74,
p. IOY.
.

2'
BOR.I.\, Rodrigo, op. cit., p. 320.
"" BORJ
.\, Rodrigo, Lllciclopedia de la Política, Fondo de Cultura Económica, México,
19'!7. p. 230.
.:7
'X
BRENDA, MAIIIOFER, VoGEI., HESSE, HIEDE, up. cit., p. 2.
- ldl.'lll' pp. 5 \' 6.
46 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

El concepto histórico tradicional, que define a la Constitución, no


simplemente como creación de un acto único y total, sino de actos par­
ciales, reflejos de situaciones concretas, que responden al carácter ra­
cional de cada pueblo.
El concepto sociológico, que describe a la Constitución como la ma­
nera de existir de un pueblo o de una nación. Para ésta última concep­
ción, del Derecho importa básicamente su vigencia; para el concepto
histórico tradicional: la legitimidad; y, para el racional normativo; su
validez.29

Para Jorge Sayeg Helú, desde el punto de vista material, la Cons­


titución simplemente es: "el conjunto de normas jurídicas fundamen­
tales, escritas o no escritas, que establecen la estructura esencial del
Estado".30
El maestro colombiano, Gaspar Caballero Sierra, sostiene que "las
democracias modernas encuentran su fundamento en una norma supre­
ma, legítimamente instituida, que fundamenta el ejercicio del poder es­
tatal y actúa como marco de referencia y directriz del mismo".3I Re­
cuerda que fue precisamente en 1786, cuando se creó la Carta Política
Norteamericana, cuando se utilizó el término "Constitución", para des­
cribir al "acto solemne determinador de la estructura fundamental y del
poder organizado en el ámbito de una sociedad estatal".
Caballero sugiere abandonar los antiguos conceptos relativos al
tema y circunscribirse a entender a la Constitución como una auténtica
norma de normas, toda vez que "no puede entenderse a la Constitución
en el sentido de que su carácter normativo resulte ilusorio." Además
-añade el colombiano-, actualmente una Constitución no se debe res­
tringir a señalarle los límites y competencias de su accionar al poder
público, sino que debe ir mucho más lejos y tiene el deber de crear un
orden político, social y económico para la nación. Es decir, no se debe
circunscribir únicamente en definir lo que el Estado debe ser, sino que
tiene que delinear el programa de lo que el Estado debe hacer.32
Para los autores españoles Rafael Ruiz Manteca, Javier Fernández
López y Antonio-Rafael Hernández Olivencia, el concepto de Ley Fun­
damental no es necesariamente sinónimo de Constitución, toda vez que
refieren que en la antigüedad han existido diversas disposiciones jurídi­
cas con esa connotación. Solamente habrá Lev Fundamental Constitu-

2Y
PoLO BERNAL Efraín, op. cit., pp. 3-5.
,
SAYEG HELÚ, Jorge. op. cit., p. 24.
30
'1 CABALLERO SIERRA, Gaspar y A N ZO LA GIL, Marcela, Teoría ConstituciUita/, Temis,
Santa fe de Bogo tá, Colombia, 1995, p. 3.
32 Ide111, p. 1 O.
DE CONSTITUCIÓN - R.
co-.;CEPTO 47
Contreras Bustamante

ciuual cuando se "establezca una estructura de poder político supremo


qUL' impida la concentración del mismo en una sola persona o grupo y
que. a l mismo tiempo, asegure a los ciudadanos que sus derechos se ha­

van garantizados. La Constitución es Ley Fundamental porque el Esta­


�lo fundamenta ahora en la ley".33
SL'
Según estos profesores hispanos, la Constitución tiene tres funcio­
IlL'S: la uor111ativa, como Ley Suprema y originaria, constitutiva de la je­
rarquización de las demás normas ordinarias del Estado -por ello cali­
fican a la Constitución como una superrey-; la sociológica, puesto que
es un elemento conformador de la realidad social. La Constitución no
es sólo norma, también es dinámica real que va traduciendo en formas
jurídicas, los cambios que se producen en la legitimación del poder, en
los cambios estructurales de la sociedad y en virtud del resultado de las
relaciones institucionales del Estado. Por último, la fwzción política que
"conlleva la definición de los principios en que se funda la unidad espi­
ritualy política de una comunidad. Pero a la vez sirve para definir la

unidad del orden constituido, estableciendo las pautas de equilibrio en­


tre poderes sociales". 34
Para el Doctor de Harvard, Lief H. Carter, 35 la Constitución es un
instrumento que ayuda a "constituir" la identidad política nacional. "Es
una fúente primaria de lo que es general e integrador del hombre, una
vida de intereses comunes".

------- -

ll
RüiZ
MANT
.
7�o-Rafael, lntroduECA, Rafael, FERNÁNDEZ LóPEZ, Javier v HERNÁNDEZ
ccióll al Derecho y Derecho CUitstittlt_-imzal, Trolla,
ÜLIVENCIA, Anto-
Madr·id, España,
94, p. 151.
;� lbidem, p. 151.
J\ • ° CARTER H., Lid, Derecho Collstituciolla! Contempor
áneo, La Supr·ema Corte y el
rte de la Política. Abcledo-Perrot, Buenos Atres, Argentma 1995, p. 79.
Unidad 4

Clasificación
de las constituciones

RAúL CoNTRERAS BusTAMANTE.

Clasificar a las Constituciones resulta, sin duda, uno de los retos más
difíciles de la Ciencia Constitucional, debido a un hecho incuestionable:
ninguna Constitución es igual a otra.
Si aceptamos lo que dice Carl Schmitt,1 que la Constitución debe
ser un fiel re fl ejo de la situación concreta del conjunto de la unidad po­
lítica Y ordenación social de un Estado determinado; y al mismo tiem­
po, estamos de acuerdo que la realidad social de un país nunca es igual
a la de otro, entonces tenemos una enorme tarea al tratar de encontrar
puntos comunes entre diversos textos constitucionales.
La premisa inicial de nuestro análisis parte de la advertencia teóri­
ca de que ninguna Constitución es idéntica a otra. Cada Ley Fundamen­
tal será particularmente
descriptiva de sus propias circunstancias políti­
�as, sociales, culturales, económicas, etc.; luego entonces, deberemos
Inferir que a
lo que debemos proceder ahora, es a tratar de encontrar
alguna s
analogías, coincidencias o semejanzas, que nos permitan orde-
nar s¡'sten1 . .
a t'Izar y cata 1 ogar para r·mes pract1cos, a 1 as e onst1tucwnes,
'
· · ·
.

desde diYe
rsos puntos de vista.
J orge
e . (a¡·pizo se pregunta: (por qué el empeño de clasificar a las
on st nuciones? Y responde: primeramente porque este ejercicio resulta
�--

s· . . •
Doctor en Derecho, UNAM. Catedrático titular de Derecho Con�titucional por upo­
diCJon abieJ·ta de la Facultad de Derecho de la UNAM y
10' �e. Po�grado de la misma Institución.
Catedrático en la División de E�tu·

S< IIMtn, Carl. op. cit .. p. 6.

49
TEORÍA DE LA CONSTITUCit)N
so

muy útil al Derecho Comparado puesto que permite comprender a pri­


mera vista las notas sobresalientes del sistema político de un país; y en
segundo, "porque tiene una importancia política que nos lleva de la
mano a plantearnos el problema de qué tipo de Constitución es mejor" 2

4.1. SEGÚN SU FORMULACIÓN O FORMA JURÍDICA

La mayoría de los tratadistas constitucionales coinciden en un pri­


mer criterio simple para clasificar a las Constituciones, el que se atiene
a su forma, a su presentación material. Es decir, catalogar a las Consti­
tuciones contenidas metódicamente en un documento formal y diferen­
ciarlas de aquellas que no lo están. Desde este punto de vista, las Cons­
tituciones se clasifican en:

4.1.1. CONSTITUCIONES CODIFICADAS O ESCRITAS

Cuando una Constitución se condensa y expresa por escrito, me­


diante normas sistematizadas, precisas y solemnemente promulgadas,
se estará dentro de este género.
La mayoría de los Estados modernos han adoptado este formato de­
bido a las ventajas que ofrece, puesto que es garantía del principio de
legalidad el dejar correctamente expresados los términos inequívocos
de los derechos y garantías que se reconocen a los gobernados en el tex­
to de la propia Ley Suprema.
Asimismo, una Constitución escrita o codificada permite visualizar
con claridad que leyes gozan de supremacía constitucional y cuáles co­
rresponden al ámbito legal ordinario, lo que da como resultado el fun­
damento formal de validez y permite establecer la jerarquía de leyes.
El maestro español, Manuel García Pelayo, advierte que las reglas
claras y la precisión jurídica escrita, ofrece seguridad frente a la arbi­
trariedad de la administración: "sólo el Derecho escrito ofrece garantías
de racionalidad frente a la irracionalidad de la costumbre" .3
Aunque conviene advertir que la clasificación de si un texto consti­
tucional está codificado o disperso no debe ser tomado de manera lite­
ral o rigurosa, puesto que toda Constitución tiene una parte escrita y
otra no. Además, es importante no olvidar que cualquier Constitución
se complementa con la costumbre, la jurisprudencia y -en nuestra épo­
ca ampliamente- con los tratados internacionales, que son documentos
escritos y dan lugar a una serie de normas reglamentarias y prácticas

2a. ed .. Instituto de Investigaciones Jurí­


2 CARPIZO, Jorge. J:swdios Col!stituciolll1les,
dicas, UNAM, México, 1983, p. 414.
' GARCÍA PELAY(J, Manuel, op. cit., p. 139.
Cl .\SIF
ICACIÓN DE LAS CONSTITUCIONES - R. C on t rnas Bustamante SI

complementarias adicionales, que aunque no están incluidos en el texto


Cllnst itucional, forman parte de la Ley Suprema de una nación.4
Una mención especial debe hacerse al hecho de que los Estados que

hétll adoptado una forma federal o compuesta, necesariamente se rigen


nll'diante Constituciones escritas: "no se concibe ni se explica una Fe­
Lkrac ión sujeta a prácticas consuetudinarias y a interpretaciones jurí­
dicas".; La relación de ca-soberanía que se finca entre un gobierno ge­
neral y las entidades federativas miembros de un pacto federal; y la
compleja distribución de competencias en el ámbito territorial que se
produce cuando se constituye un ente federal, exigen como característi­
ca esencial, estar ordenadas por un estatuto orgánico preciso y, conse­
cuentemente, escrito.

4.1.2. CONSTITUCIONES DISPERSAS O NO ESCRITAS

Dice el maestro Karl Loewenstein, que "un Estado sin Constitución


escrita no es en absoluto un Estado carente de constitución".6 El hecho
de que algunos países -como Inglaterra- hayan desdeñado la codifica­
ción de sus preceptos constitucionales en un documento único y especí­
fico, no significa que carezcan de un orden fundamental.
El producto de los usos y costumbres de algunos Estados que se re­
gulan bajo la práctica del derecho consuetudinario, se articulan me­
diante leves, convenciones, declaraciones de derechos, sentencias, trata­
dos, etc., pero no existe un texto específico que compile a sus normas
supremas. Sin embargo, a través de la tradición constitucional de que
gozan, se encuentran arraigados en la conciencia de su pueblo.
Son normas fundamentales que no se han originado en un momen­
to dete rminado, sino que encuentran su génesis, por lo general, en la

costumbre; son producto de una evolución social y política, están com­


puestas por una variedad de estatutos y decisiones jurídicas.
Este sistema permite que coexistan con el mismo carácter supremo,
dive rsos instrumentos jurídicos que datan de mucho tiempo atrás y que
se ha n venid
o recopilando de distintas épocas. Prueba de ello -volvien­
do a la Gra
n Bretaña- es que además de los usos y costumbres, siguen
te niendo
vigencia plena los siguientes instrumentos jurídicos: "la Magna
C una del
monarca Juan Sin TieiTa (1215), la Magna Carta de Enrique III
0225 ), el Act o( Settlement (170 1 ), el Bill of' Rights (1689), Tlze Parlia-

� Al respecto, se sugiere revisar· el texto del artículo 133 de nuestra Constitución.


' LA-.;z DURET, Miguel. Derecho Collstituciollal Mexicww. S"- Edición, Editorial Conti­
nental,
México, 1959, p. 7.
6 LOEWENSTEIN, Karl, op. cit., p. 207.
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
52

nzent Act ( 1911), el Representa/ion of tlze People Act ( 1918) y el Estatuto


de Westminster (1 931). 7
La Constitución consuetudinaria se forma por un conjunto de dispo­
siciones normativas basadas en prácticas jurídicas y sociales de repeti­
ción uniforme y constante, cuyo actor principal es el pueblo mismo. A
diferencia de la Constitución escrita, no se resuelve en un todo normati­
vo único, sino que la observancia que establece, se funda en la concien­
cia popular que se ha integrado por instrumentos legales que han de­
mostrado su utilidad a lo largo del tiempo.

4.2. SEGÚN SU REFORMABILIDAD

que sea reflejo fiel de la reali­


Una buena Constitución será aquella
ar, así como un instrumento efi­
dad del núcleo social que aspire a regul
Como toda obra humana, cual­
caz para su conducción en el futuro.
o tendrá que adecuarse a los
quier Constitución es perfectible
ad social.
dinámicos cambios de la misma realid
Aunque existen opiniones -com o la de Karl Loewenstein- que sos­
en un documento se adapta a
tienen "que una Constitución contenida
s de una enmienda constitucional
las transformaciones no sólo a travé
itucional, las reglas convenciona­
formal, sino también con el uso const
las instancias gubernamentales, el
les y la interpretación a través de
icación atiende principalmente
parlamento y los tribunales" .S esta clasif
que las propias leyes fundamenta­
al proceso de reforma constitucional
Constituciones según los trámites
les permiten. Procura agrupar a las
legal, esto es, en base a las carac­
que deben cumplirse para su reforma
ntos y órganos facultados
terísticas de los requisitos, procedimie
ón a su texto.
poder llevar a cabo cualquier modificaci
las Cons tituci ones se clasifican en:
De acuerdo a este enfoque,

4.2.1. CONSTITUCIONES RÍGIDAS

Será rígida aquella Constitución, escrita, cuya reforma exige


procedimiento especial o agravado.
Manuel García Pclayo las define como "aquella que para su re
exige un órgano y unos métodos especiales, distintos de los que se pre­
cisan para establecer y reformar las leyes ordinarias. La Constitución
ocupa así una situación privilegiada, posee formalmente una mayor ga-

7 BoRJA, Rodrigo, Den:clw Polílico ,. Cmzstiwcimwl... op. cit., p. 324.


8 LOEWENSTEIN, Karl, op. cit., p. 20.8.
ii'ICACIÓN DE LAS CONSTITUCIONES - R Contrna' Bu,tamante 53
ti.-\S

rantía de permanencia, situación a la que los juristas franceses han de­


..,¡ l.! nado como superlégalité constitll!ionnelle".9
· , En algunos casos, los sistemas constitucionales previenen la existen­
cié! de un órgano específico o la actuación del órgano legislativo común,
pero con ciertas exigencias y solemnidades especiales, que en cualquier
c�1so. se denomina Poder Constituyente Pennanente o Poder Revisor, crea­
do de manera ex profesa para tal efecto por la misma Constitución.
La reforma constitucional es un procedimiento delicado. Significa
)a n eces idad de alcanzar nuevos consensos entre los llamados por Lasa­
lle: jlictores reales de poder",10 lo cual no es fácil. La concepción de
conlormar al ejercicio revisor de la Constitución como un proceso com­
plejo -v en ocasiones, sumamente difícil- estriba en la intención de
asegurarle estabilidad y firmeza a los preceptos constitucionales. Se bus­
ca hacer de la Ley Fundamental una norma jurídica dura, fija, sin posi­
bilidad de alteración más que según el método prefijado o por ruptura
re\ ulucionaria.
La rigidez de la reformabilidad constitucional es en ocasiones criti­
cada. pues ese conjunto de precauciones se opone a la necesidad de
mutabilidad -urgente y eficaz- que a veces demandan los cambios so­
ciales. toda vez que los procesos de reforma establecen trámites que la
hacen demasiado dilatada. (plebiscito, referéndum, quórum especial,
etc.).

4.2.2. CONSTITUCIONES FLEXIBLES

La Constitución flexible es aquella que se puede modificar mediante


el procedimiento legislativo ordinario sin diferenciarse de la ley ordina­
ria, es decir, no se requiere ningún órgano especial, sino del legislativo
común para que pueda ser modificada. Se caracteriza porque viene de
la mism a fuente de las leyes ordinarias, y, por consiguiente, puede ser
anulada u reformada por el mismo órgano y de la misma manera que

dichas leyes.
Maurice Duverger,11 menciona como una posible ventaja de este
.
tipo de Con
stitución, el hecho de que con el sistema que genera no pue­
de h aber contradicción entre la ley y la propia Carta Magna, "pues una
::y , ns
� _ _ � .

que ont radice la Constitu ón es, en realidad, una l y que modifica

Cu _
tituciOn. _
Una constituciOn flexible no tiCne, _ _
. as1, nmguna supeno­
fldad sobre la ley ordinaria".
12

)()Y GARUA PEi.AYo. Manuel. op. cit., p.


.
131.
lASALLE Ferdinand. op. el/., p. 35.
,
11 DUVERGER ' Mauricc. op. cit., p. 174.
1>
- ltlmz.. p. 175.
54 TEORÍA DE LA CONSTITUCI Ó N

Conviene precisar que existen muy pocas Constituciones flexibles.


En materia de reformabilidad, la mayoría de los países han preferido
diferenciar entre el Poder Constituyente -sea originario o revisor- y
los órganos constituidos, en este caso, de índole legislativo. De esta for­
ma, resulta más congruente el principio de superlegalidad colzstitucio­
llal, cuando se diferencia claramente una reserva de poder supremo a
un órgano especial, sujeto a procedimientos excepcionales y solemnes,
para que pueda realizar la alteración o modificación de la Constitución,
en lugar de dejar esa tarea en manos de los poderes constituidos, es de­
cir, creados por ella misma.
Sin embargo, desde este punto de vista, este tipo de clasificación
debe de estudiarse con cuidado, porque si lo que se pretende es analizar
el grado de estabilidad y firmeza que tienen las Constituciones, el méto­
do de reforma que se observe en un país -sea rígido o flexible-, no ne­
cesariamente indican el grado y la frecuencia en que se alteran los tex­
tos constitucionales.
La Constitución británica es por antonomasia el arquetipo de las
flexibles, sin embargo, mantiene reglas y principios desde la Carta Mag­
na hasta nuestros días, debido a usos y costumbres formados lentamen­
te y sin fecha precisa de gestación. En cambio, Constituciones rígidas,
como la nuestra, que presupone un proceso de reforma agravado, a la
fecha solamente no ha sido reformada en 35 de sus 136 artículos, a lo
largo de poco más de noventa y dos años.13
Ello se explica por "el espíritu reposado y hasta cierto punto conser­
vador del pueblo inglés, que ha convertido en meramente teórica aque­
lla flexibilidad, ya que en la práctica sus instituciones políticas han de­
mostrado tener mayor rigidez que la de los pueblos gobernados por
constituciones rígidas" .14

4.3. SEGÚN SU ORIGEN

Las causas o circunstancias que generan el nacimiento u origen de


una Constitución son muy variables. Históricamente, los procesos de
construcción o transformación de un Estado son distintos entre una
realidad social y otra. La adhesión de una sociedad estatal al Constitu­
cionalismo -es decir, regir su futuro orden social mediante una Ley
Fundamental- puede provenir de decisiones de poder que se hayan
motivado o tomado desde diversos aspectos.

ll
Los 35 artículos que per·manecen sin reforma, es decir, que conservan su redacción
originaria desde 1917, son: 7"; 8"; 9";11 "; 12"; 13"; 15"; 23°; 186> ,64"; 68";71"; 75°;
128"; 129"; 132"; y 136".
80",81"; 86"; 87", 91"; 118"; 120"; 121"; 124"; 125"; 126";
14 BoRJA, Rodrigo. op. cit., p. 330.
I FICAC IÓ N DE LAS CONSTITUCIONES- R. Contrcra' Bustamantc 55
C L AS

La mayoría de los tratadistas constitucionales, 15 coinciden en que,

�L,,,ún
el origen de la creación de una Constitución, puede resumirse en
.:--
.

]a s igu iente clasificación:

4.3.1. CONSTITUCIONES OTORGADAS

Son Constituciones Otorgadas aquellas que tienen el carácter de Ley


Suprema, supuestamente como resultado de una concesión que hace el
titular del poder político. La mayoría de los tratadistas coinciden en se­
ñalar que usualmente esta clasificación se refiere al caso de que un rey
0 monarca, por gracia hacia su pueblo, le otorgue una Carta Magna,
mediante la cual, de manera voluntaria, él mismo acota sus facultades,
concede contrapesos de poder a otras instancias -principalmente los
de carácter parlamentario-; y queda subordinado al mandato de la
propia Constitución.
Como ejemplo, tenemos la Carta Constitucional de Luis XVIII, del 4
de junio de 1814, que a sugerencia del inefable ministro Talleyrand y
ante el temor del resurgimiento de un nuevo movimiento revoluciona­
rio, se concluyó que no era posible vivir sin limitar el poder real. Enton­
ces el monarca recurrió al subterfugio de dotar de una Constitución a
su pueblo; Constitución otorgada que tiene apariencia de que es dádiva
del rey a sus gobernados.
Pero, en nuestra época, podemos equiparar a esta clasificación a los
lineamientos que se disfrazan de Constitución y que emiten las instan­
cias de poder que resultan triunfadoras después de una irrupción vio­
lenta al gobierno en un país determinado -léase Golpe de Estado-
y
que tie ne como fin aparentar un reencauce al
orden legal y procurando
congraciarse con la comunid
ad internacional.
Los detentadores del poder por vía de la fuerza, saben
que en nues­
tr os día s es
intolerable el mantenimiento de gobiernos dictatoriales y
prefieren volun
tariamente conceder algunas garantías a la población
Para disimula r su
presencia hegemónica. Francisco Franco, en España
Y Augusto Pinoch
et, en Chile, utilizaron con éxito este recurso de conce­
der voluntari
amente algo de poder a la población a través de estatutos
denomin
ados de carácter constitucional para mantenerse al frente de
sus resp
ectivos gobiernos, de origen de facto
.

li
S e sugiere ver. entre otros. BoRJA,
F
. ·
. .
Rodrigo, op. cil., pp. 330 v 331; CALZADA PADR(JN,
clrcranu. lJereclw Constilucimwl, liarla, México, 1'1'10. pp. 136
Dercr·/¡n y 137; MoRENO, Daniel.
Crm.,tilucional 2". ed., Pax-México, pp. 13
\' 14; \', SAYH; llu.t•. Jorge, Jns!ilucin­
nes de .
Derecho Cmzslill lcimwl Mexicmw ... op. cit . p p.
. 2S v 26.
56 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

4.3.2. Constituciones Impuestas

Las Constituciones Impuestas, surgen cuando es el pueblo precisa­


mente quien le impone al detentador del poder, condiciones y preceptos
legales de carácter supremo, para que rijan jurídicamente al país y for­
zándolo a adoptar este tipo de estatuto legal que limita su potestad.
Un ejemplo de tal situación, sucedió con la Constitución de Cádiz,
que se creó en 1812 y sirvió para reorganizar a los españoles en contra
de la invasión napoleónica; y que, Fernando VII, una vez restituido en
el poder decretó su derogación. Ello obviamente despertó indignación y
poco tiempo después, en 1820, se vio obligado, no por libre voluntad, a
jurar obedecerla. La reinstauración de la vigencia de la Constitución
Gaditana fue, sin duda, una influencia determinante para la consuma­
ción de la independencia de México y el nacimiento del nuevo Estado
federal.

4.3.3. CONSTITUCIONES PACTADAS

Son Pactadas, las Constituciones que se producen por efectos de la


lucha de clases, aportando ideas y principios varios grupos sociales, es­
tipulando o pactando todos en someterse a una común Ley Suprema.
Bajo la teoría del pacto social -por ello también se les denominan con­
tractuales- se pueden derivar de consensos entre detentadores y desti­
natarios del poder -como diría Loewenstein-; entre grupos revolucio­
narios, entre representantes de entidades y provincias, etc.

4.3.4. OTROS ORÍGENES

Existen en opinión de diversos tratadistas algunas otras modalida­


des en cuanto al origen de una Constitución. Algunos se refieren a las
Constituciones originadas por voluntad de suberwzía popular, que son
aquellas que son producto de un acto de soberanía popular, es decir, las
que encuentran su origen en la soberanía del pueblo y tienen como
fuente de poder al propio pueblo, al cuerpo electoral, a la ciudadanía.
(Ejemplo, las dos Constituciones federales mexicanas del siglo XIX).
Otra clasificación que usualmente encontramos en la teoría consti­
tucional. son las Cmzstitucimzes ratificadas, como lo fue la de Estados
Unidos, que después de ser expedida por el Congreso de Filadelfia fue
adoptada por las nuevas entidades federadas o la de Alemania, que en
el momento de la reunificación de los Estados orientales, después de la
caída del Muro de Bedín, decidieron ratificar la misma Ley Fundamen­
tal que les había sido decretada po1· los países ganadores después de la
Segunda Guerra Mundial, en lugar de crear una nueva.
CACI(JN DE LAS CONSTITUCIONES - R. ContJTJ·a, llu,tamantl' 57
1 l \:-;JFI

4.4. CLASIFICACIONES DE KARL LOEWENSTEIN

Karl Loewenstein considera que los criterios de clasificación ante­


riorme nte descritos son anticuados y muestra claramente la necesidad
Lk otros criterios más orientados a la sustancia y a la esencia de la
Constitución.
La primera clasificación de este autor es la siguiente:
a) Constituciones originaria .,. y Constituciones derivadas
.

Scrú originaria la Constitución que contenga un principio funcional

110\ cdoso, \·erdaderamente creador y por tanto "original" para el proce­


so del poder político y para la formación de la voluntad estatal.
"La expresión de constitución "derivada" o "derivativa" designa un
tipo de constitución que sigue fundamentalmente los modelos constitu­
cionales nacionales o extranjeros, llevando a cabo tan sólo una adapta­
ción a las necesidades nacionales" Y
Locwenstein opina que las constituciones originarias son relativas y
absolutamente poco frecuentes, puesto que a lo largo de los años ha ha­
bido poco espíritu inventivo en la creación de leyes fundamentales, lo
que tiene su razón de ser en el carácter fundamentalmente conservador
del hombre político, que es por lo tanto adverso, a rupturas violentas
con el pasado.
El autor alemán sostiene que experimentar con novedades constitu­
cionales suele ser muy peligroso, por lo que solamente movimientos re­
volucionarios sociales en gran escala son apropiados para producir
nuevas formas constitucionales.
Como tipos originarios de constitución, Loewenstein dice que entre
los más importantes ejemplos de Constituciones originarias, se pueden
considerar:

• El parlamentarismo británico;
• El sistema constitucional americano del presidencialismo;
• El constitucionalismo francés en 1793, que produjo el tipo de go­
bierno de asamblea;
• Las constituciones napoleónicas, que introdujeron el cesansmo
plebiscitario;
• La carta francesa de 1814, que montó la monarquía limitada
constitucionalmente con base legitimista; y
• Las constituciones rusas "soviet" de 1918 y 1924, que rompieron
totalmente con la tradición constitucional de occidente y atribuye­
ro n a los consejos de t ra ba j ado res v campesinos el papel decisivo
en el proceso del poder.

1" Lot-.\\1·:'<'-ITIN, Karl, o¡>. cit., pp. 20<J Y 210.


58 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Otra clasificación de las Constituciones que propone Loewenstein es:


b) Cmzstituciorzes ideológico-programáticas y Constituciones utilitarias
El jurista alemán aporta otro criterio digno de ser tomado en cuen-
ta para la clasificación realista de las constituciones, en base al análisis
de su contenido ideológico, dice que cabría establecer una distinción
entre las constituciones cargadas ideológicamente o con un programa
filosófico y, por otra parte, constituciones ideológicamente neutrales o
puramente utilitarias.
Todas las constituciones del final del siglo XVIII y principios del XIX
están necesariamente teñidas de ideología liberal; esta influencia se ma­
nifiesta latentemente en la distribución de tareas estatales a varios de­
tentadores del poder, respectivamente controlados, y abiertamente con
la inclusión en el documento constitucional de un catálogo de derechos
fundamentales.
Loewenstein agrega que muchas de las recientes constituciones son
tan conscientemente ideológicas, "que casi se podría decir que una Cons­
titución no parece estar completa cuando no está imbuida por todas
partes de una determinada ideología. Estas Constituciones son frecuen­
temente verdaderos catecismos políticos más que indicaciones mate­
riales para el desenvolvimiento racional del proceso gubernamental" . 17
Un conocido ejemplo -agrega- es la Constitución mexicana de 1917,
por su expresa orientación hacia un orden social, que califica de "tipo
" 8
socialista .1

En cambio las constituciones utilitarias o ideológicamente neutrales


se proponen, sin ningún tipo de influencia doctrinal, ofrecer un cuadro
funcional, puramente materialista, destinado a regular sin intenciones
ideológicas declaradas u ocultas, el mecanismo del proceso guberna­
mental dentro del cual las fuerzas sociales y políticas de la comunidad
deberán enfrentarse en libre concurrencia.
La última clasificación de Loewenstein en su obra "Teoría de la
Constitución", que al mismo tiempo es la mayormente estudiada, es la que
intitula:
e) Clasificación Ontológica
"La existencia hoy de una Constitución escrita no implica, en abso­
luto, ipso {acto una garantía de distribución y, por lo tanto, limitación
del poder", 19 surge pues la necesidad de desentrañar verdaderamente si
una Constitución cumple con su cometido de institucionalizar la distri­
bución del ejercicio del poder político y, por consiguiente, el control del

17 Jdun. pp. 211 y 212.


IH
J/Jide111, p. 212.
IY Jdc111, p. 213.
.-\SIFICACIÓN DE LAS CONSTITUCIONES - R. Contreras Bustamante 59
CJ

111ismo de parte de quienes lo detentan. De acuerdo con esto, las Consti­


pueden ser de tres tipos: Nomzativa, Nominal y Semántica.
tuci ones
c.!) Constitución Nonnativa
En lugar de analizar la esencia y el contenido de las Constituciones,
L'l c riterio del análisis ontológico radica en la concordancia de las nor­
mas co nstitucionales con la realidad del proceso del poder. Su punto de
parti da es la tesis de que una Constitución escrita no funciona por sí
misma, una vez que haya sido adoptada por el pueblo, sino que una
Constitución es lo que los detentadores y destinatarios del poder hacen
de ella en la práctica, es decir, es importante el análisis del medio social
, político donde la Constitución tiene que valer.
·

Loewenstein opina que para que una Constitución sea viva, debe ser
dectiYamente vivida por destinatarios y detentadores del poder, tiene
que ser observada lealmente por todos los interesados, y estar integrada
en la sociedad. "Para que una Constitución sea viva, no es suficiente que
sea dlida en sentido jurídico. Para ser real y efectiva, la Constitución
tendrá que ser observada lealmente por todos los interesados y tendrá
que estar integrada en la sociedad estatal. y ésta en ella".20
En este orden de ideas, sólo cuando las normas de una Constitu­
ción, dominan el proceso político o, a la inversa, el proceso del poder se
adapta a las normas de la Constitución y se somete a ellas, podemos ha­
blar de una Constitución normativa.
El maestro alemán ejemplifica este tipo de Constitución haciendo
una par·áfrasis figurada "la constitución es como un traje que sienta
bien y que se lleva realmente".21

c.2) Constitución Nominal


Loewenstein sostiene que "el carácter normativo de una Constitu­
ción no debe ser tomado como un hecho dado y sobreentendido, sino
que deberá ser confirmado por la práctica".22 Una Constitución puede
ser calificada de nominal, cuando a pesar de ser jurídicamente válida,
la diná mica del proceso
político no se adapta a sus normas, entonces la
Constitución carece de realidad
existencial.
Lo que la Constitución nominal implica es que los presupuestos so­
.
Ciales Y económ
icos existentes en el momento actual operan contra una
c � ncordancia absoluta entre las normas constitucionales y las exigen­
Cias del proceso del poder.
Debido a que quizá la promulgación de la Constitución fue prema­
tura o a
que la realidad social aún no lo permite, pero en el caso de esta
�--

20
lOEWENSTEIN, Karl, up. cil., p. 217.
¿1 lhidem.
22
ldem, p. 218.
60 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

clasificación, se debe estar frente a una decisión política de buena vo­


luntad, de parte tanto de los detentadores como de los destinatarios del
poder, de que tarde o temprano la realidad del proceso del poder co­
rresponderá a lo establecido en el texto constitucional.
La función primaria de la Constitución nominal es educativa; su ob­
jetivo es en un futuro más o menos lejano, convertirse en una Constitu­
ción normativa y determinar realmente la dinámica del proceso del po­
der en lugar de estar sometido a ella.
Para continuar con el símil, Loewenstein agrega: "el traje se cuelga
cierto tiempo en el armario y será puesto cuando el cuerpo nacional
haya crecido".23

c.3) Constitución Semántica


Esta Constitución es la que siendo plenamente aplicada, su realidad
ontológica no es sino la formalización de la existente situación del po­
der político en beneficio exclusivo de los detentadores del poder fáctico,
que disponen del aparato coactivo del Estado.
Mientras la tarea original de la Constitución escrita es limitar la
concentración del poder, dando posibilidad a un libre juego de las fuer­
zas sociales de la comunidad dentro del cuadro constitucional, en este
tipo de Constitución semántica, el proceso es inverso, la dinámica so­
cial, restringe su libertad de acción y es encausada en la forma deseada
por los detentadores del poder. En lugar de servir de limitación del po­
der, la Constitución es aquí el instrumento para estabilizar y eternizar
la intervención de los dominadores fácticos de la localización del poder
político.
Para demostrar el efecto que realmente produce una Constitución
semántica, el alemán concluye que de acuerdo al ejemplo anteriormen­
te utilizado "el traje no es en absoluto un traje, sino un disfraz".24

4.5. OTRA CLASIFICACIÓN

El maestro francés, Maurice Duverger, aporta otra interesante clasi­


ficación. Argumenta que se han diferenciado dos clases de constitucio­
nes: las Constituciones-Ley, que son aquellas que imponen obligaciones
y limitaciones estrictas a los gobernantes y se aplican de manera efecti­
va; y las Constituciones Programa, de alcance más débil, que "definen
un proyecto ideal o simulado y no contienen obligaciones jurídicas en
sentido estricto".25 Es decir, la parte referente a las obligaciones y limi-

2.1 1 hidem.
24 Jdem. p. 2 I 9.
zs DuvERGER. Mauricc. up. cit . 28.
.
ICACIÓN DE LAS CONSTITUCIONES- R. Contt-cr<" Bustamante 61
ti \SIF

t<IL·iones impuestas a las instituciones gubernamentales en sus relacio­


J1L'S con los ciudadanos, no se respeta en lo general y a veces es letra
111uL·rta. A pesar de todo, justifica Duverger, pueden invocarse los prin­
cipios establecidos en tales Constituciones, como un método para resis­
tir 0 enfrentar al poder cuando una dictadura se vuelve menos opresiva
\ categó
ricamente sentencia: "Es mejor una Constitución-programa que
·
ninuuna Constitución".2�>

26
lde
m, p. 29.
Unidad 5

Vertientes ideológicas
del Derecho Constitucional

JuAN JosÉ MATEos SANTILLÁN'

5.1. INTRODUCCIÓN

Para algunas corrientes contemporáneas el fenómeno constitucional


puede ser estudiado en sentido amplío, interpretación que nos conduce
a concebir la idea de que en tanto exista una sociedad organizada esta­
ble, existirá una serie de normas que definirán la estructura de dicha
organización social, en este sentido puede encontrarse una correlación
que equipare el concepto de Constitución a la idea de una norma funda­
mental de organización escrita o verbal, de ésta forma podemos encon­
trar \a liosos ejemplos como las constituciones de la Grecia Clásica o
como nos indica la mayor parte de la doctrina mexicana, el caso de
Juan sin Tierra y la Carta Magna de Inglaterra.
A los ejemplos anteriores nos permitiríamos añadir, siempre en la
.
Interpretación
más amplía, la experiencia española en la materia, como
Podrían ser las Siete Partidas de Castilla o los llamados Fueros de Ara­
gón por citar
simplemente dos ejemplos de nuestra tradición jurídica.
Frente al estudio amplío del proceso histórico evolutivo de las cons-
.
htucion"s
. encont ramos una tendenCla
�. , .
. mayontana . que nos 11eva a una
I nt e rpr "
t·ac10· n forma 1 de d'1ch o proceso, de ta1 suerte que nos rem1te a
·
� · ·

dos orí
genes concretos, pm· un lado, al movimiento constitucionalista
que se
dio en los Estados Unidos de América a raíz de la independencia

eh • Mae,tro en la División de Estudios de Posgrado, así como, en la Facultad de Derc-


0 de la UNAM.

63
64 TEORÍA IJF LA CONSTIT\JCIÚN

de las trece colonias de América del Norte y por otro el pensamiento


enciclopedista que sirvió de prolegómeno a la Revolución Francesa v su
consecuente movimiento constitucional, el cual comienza con su famo­
sa declarac ión de los derechos del hombre y del ciudadano, a los que
s implemente agregaríamos el impacto que tuvo en el mundo hispano,
particularmente en el latinoamericano, la invasión napoleónica a Espa­
ña y como consecuencia la creación de la Constitución de Bayona y en
especial la Constitución de Cádiz.
Completa la unidad, el estudio del llamado constitucionalismo so­
cial, que se estudia frente al constitucionalismo liberal que caracterizó
al pensamiento decimonónico y alguna visión crítica del constituciona­
lismo contemporáneo desde la perspectiva del neo institucionalismo.

5.2. ORÍGENES
DEL CONSTITUCIONALISMO MODERNO

5.2.1 JUAN SIN TIERRA

El abordar un tema tan complejo como la naturaleza y contexto de


la Carta Magna, implica necesariamente una serie de reflexiones que
nos permiten ubicar el sentido de esta constitución inglesa, en medio de
un contexto cabal, cuestiones que en conjunto nos conducirán a vislum­
brar el sentido de una monarquía constitucional y en especial el papel
de la Constitución.
Antes de abordar el tema en su sentido histórico, debemos advertir
que la carta magna de 1215 admite en cuanto su valor formal como
constitución algunas discrepancias ante las diversas escuelas jurídicas
que abordan su estudio, pues quienes estudian la materia en sentido
amplío la ubican como una verdadera constitución, en el más amplío
sentido de la palabra, en tanto que quienes siguen un criterio formalista
suponen que no tiene todos los requisitos que debieran tener para con-
siderarla como tal.
Sin embargo, más allá de la polémica sobre su clasificación, la Car-
ta Magna de Juan sin Tierra constituye un documento de gran interés
histórico, por su contenido, por sus i mplicaciones y efectos en el pensa­
miento anglosajón y universal.
de
Debemos señalar que la Carta Magna inglesa se dio en el año
zada por el llam a­
1215, es decir, en plena Edad Media, etapa caracteri
una poliarquía en la que
do feudalismo, concebido pOI- algunos como
un reino se dividía en un conjunto de feudos,
al f n:nte del cual existía un
del feud alis mo se encuL·nti-a en la crisis
señoL El punt o d e pai-tida
pedo romano y desde el punt o de vista político puede obser-
del bajo im
\JI< i!F'iTF
S IDEOLÓGICAS DEL DERECHO CONSTITUCIONAL J. Mateos Santillún 65

\ arse en España hasta el siglo XIX, si bien inició su declive en el siglo XV,
c1111 e l descubrimiento de América y la concreción y predominio del po­
dl·r rea l sobre el feudal, cabe mencionar que el feudalismo como siste-

111�1 de producción sobrevivió en Europa hasta el advenimiento de las


n·\ o lu c iones liberales.
En el feudalismo se daba la división del territorio del reino en feu­
dos. como recién se ha dicho, y donde el señor feudal tenía dominio so­
bre la tierra y las personas que la habitaban, no obstante, estos señores
a su \ ez, dependían de otros señores más poderosos o incluso del rey,
cabl'la de la monarquía.
Para efectos prácticos debemos señalar que el sistema feudal bien
pudiera ser entendido como el extremo opuesto del sistema monárquico
absoluto, algo así como enfrentar totalitarismo y anarquía, no porque la
monarquía o el feudalismo se caractericen por ser formulas que nos in­
duzcan necesariamente a un escenario previamente establecido, sino
porque el poder del rey varía de extremo a extremo, es decir, en el siste­
ma feudal de la alta edad media, el poder del rey se encuentra limitado
por el ejercicio del poder de los señores feudales, en tanto que en la
edad moderna, el poder real se transforma en absoluto por no tener con­
trapesos.
Para entender el papel que juega una constitución en un sistema
como el feudal, es necesario diferenciar los distintos grados que alcan­
zaron las formas feudales en los principales reinos de Europa, de esta
forma el feudalismo nace en Francia y es en dicho reino donde alcanza
maYor fortaleza, al grado que el poder regio es casi un poder virtual
frente al poder de los feudales, incluso, cuando el rey intenta reclamar

sus derec h os, facultades y prerrogativas como derivaciones del poder


imperial, la nobleza y el clero lo enfrentan con el argumento que el po­
der de los nobles deriva de la misma fuente que el poder real, y en con­
s ecuencia, sus prerrogativas son tan sagradas como las del rey. 1
Ing laterra y España imitaron el feudalismo
francés y su caracteriza­
Ci. o, n adq uirió
particularidades que los diferencian del modelo imitado,
en el caso
español, los autores que le estudian coinciden en que el esta­
d_� Permanente de guerra frente a los moros,
generó una mayor cohe­
Sion �oc
ia] que se puede observar en la necesidad
de aglutinarse entor­
no a la
figu ra regia, aún cuando en la misma España cabe diferenciar
� nt re el feu
-

dalismo atemperado que se dio en Castilla y León, del feuda-


lsmo
nüis activo que se dio en Aragón
y del prototipo francés que impe­
ra en Cata luña.


d :llcic/opediu lfnin-rsu/ Ilustrada l:'uropeo Alllericunu, Espasa Calpc, tomo XI M a-
nd 1'111.
.

p. 1133.
66 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

En Inglaterra el feudalismo tuvo características especiales que se


agudizaron básicamente porque con el reinado de los Plantagenet, el
poder monárquico se concentró en forma tal, que se puede percibir,
una clara tendencia hacia el absolutismo, en detrimento del modelo feu­
dal que anteriormente habían impuesto los monarcas germanos.2 El in­
tento de absolutismo iniciado por Enrique II (1154-1189) enfrenta a los
nobles sometiéndoles a nuevos impuestos, a la Iglesia sujetándola a las
constituciones de Clarandon, mediante las cuales la iglesia se subordi­
naba a los agentes reales y puso inspecciones, que generaron un profun­
do descontento que se concretó en el enfrentamiento entre la nobleza y
el rey, donde finalmente prevaleció el poder real, sin embargo, no per­
duro gran tiempo la hegemonía real, los hijos de Enrique II se caracte­
rizaron por una serie de defectos que produjeron nuevos enfrentamien­
tos, el sentido aventurero y temerario de Ricardo Corazón de León
quien gobernó de 1189 a 1199 y la pusilanimidad de Juan sin Tierra,
rey de 1200 a 1216 generaron la oportunidad para que los nobles reba­
tieran el poder absoluto que intentaba detentar el rey.
Las luchas europeas se agudizan con los gobiernos de los hijos de
Enrique II pues el reinado de Ricardo se caracteriza por ser eminente­
mente militar y las tendencias absolutistas, sin el respaldo adecuado,
generaron una profunda inconformidad en el interior de Inglaterra, de
esta forma se encontró en medio de un conflicto europeo, en el cual
Juan Sin Tierra se alió con los güelfos de Alemania y los reyes de Fran­
cia apoyaron a los Honenstaufen, donde prevalecieron los intereses de
estos últimos con Otón IV y el rey Juan.1
La derrota de Bouvines condujo a Juan Sin Tierra enfrentar el con­
flicto interno en condiciones precarias, con un grupo de aliados diez­
mado por la derrota y en un ambiente de molestia por los nuevos im­
puestos que se cobraron para sostener la guerra en el continente.
La lucha unificó a los nobles, el clero y los habitantes de los burgos,
frente a los intentos absolutistas del monarca, desde 1213 se había reu­
nido un consejo de nobles con la finalidad de redactar un documento en
el que se establecieron los derechos de la nobleza frente al rey lo mismo
que los derechos de los aliados, el clero v la burguesía; de esta forma,
después de una serie de reveses en Europa y frente a la presión de los
barones, la monarquía cedía espacios paulatinamente.
La Carta Magna fue impuesta al monarca Juan sin Tierra por los
nobles de Inglaterra, entre los que se encontraban el arzobispo Esteban
Langton, Roberto Fitz-Walter, Eustaquio de Vescy y Guillermo de Pan·

2 PlRt'��L Henri, 1/iswria de l:·uropa. desde las ún•asi<me., al siglo Xl'l, FCE Sa.
reimp., México, IlJ8S, p. I87.
' Jhid<!lll.
"iTES IDEOLÓGICAS DEL DERECHO CONSTITUCIONAL - J. Matem Santillán
\ ¡ RliE 67

broke. quienes en un principio solicitaron al rey les concedieran los de­


rL·chos contenidos en la Carta Magna, sin embargo, Juan sin Tierra con­
silkro que firmar tal documento le transformaría de rey en vasallo.4
·

Ant e la negativa del rey, los barones se proclamaron un ejército de


Dios ' de su Santa Iglesia y entraron en Londres el 24 de mayo con el
bcnL·plácito del pueblo. El9 de junio de 1215, en la pradera de Runnye­
Jkad. a orillas del río Támesis y a 8 Km de Windsoc se firmó la Carta
¡\hw:na de Inglaterra ratificada por los herederos al trono de Inglaterra
has�a los estatutos reformados de Eduardo I en 1298.
No bien Juan sin Tierra tuvo oportunidad de rehacerse, rompió su
juramento y acudió al Papa para que lo eximiese de su obligación, los
barones tomaron las armas apoyados por el rey de Francia y combatie­
ron al rey Juan hasta su muerte en 1216. Cuando Enrique III. hijo de
Juan sin Tierra subió al trono, ratificó la Carta Magna para que perma­
neciera desde aquellas épocas en el derecho público de Inglaterra. 5
Para efectos de nuestro estudio, puede decirse que la Carta Magna
significó una verdadera constitución para Inglaterra en un sentido am­
plío, toda vez que a lo largo de sus 63 artículos encontramos una serie de
derechos que servían a la nobleza o al clero o a los burgueses, por un
lado , v por otro, establecía una serie de principios que servían para re­
gular el ejercicio del poder público, es decir, aun cuando de manera de­
sordenada, encontramos una parte orgánica y una dogmática en el cuer­
po de su texto, sin que con esta afirmación pretendamos equiparar la
figura de las constituciones modernas a la multicitada Carta Magna en
un sentido estrictamente formal, aún cuando materialmente persiguen
fines similares con una metodología parecida.
En cuanto al contenido de la Carta Magna, podemos encontrar a lo
largo de sus 63 artículos una serie de principios entre los que destacan
el principio de libertad a favor de la Iglesia, todas las libertades para los
h? mbres libres, una delimitación de las obligaciones feudales, estable­
Cieron que ya no podían existir impuestos sin la aprobación del consejo
de los nobles, base del Parlamento inglés. En cuanto al derecho penal, se
�stabl�ce que ningún hombre libre puede ser privado de la vida o propie-
?
a , smo
mediante sentencia judicial y conforme a la letra de una ley que
as¡ lo estip
ule.

5.2.2. LA TRADICIÓN HISPANO MEXICANA

Como hemos observado, en el escenario feudal de Inglaterra los


equ i. lib r
ios políticos entre los actores sociales se racionalizaron y con-

5
4 E ncic/opedia
Universal Ilustrada, op. cit., tomo XI, p. 1421.
PiRRENE H., op. cit., p. 179
.
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
68

de
a, de la misma forma, en el resto
cretaron en la llamada Carta Magn
jurídica que servi rá
adera revolución
Europa. al amparo de una verd
ar a la Alta Edad
y nos permitirá ubic
de parte aguas a la Edad Media
lleva-
Med ia, se da un descubrimiento teórico que
Media y la Baja Edad
prácticas.
rá consigo grandes implicaciones
a sus
en el Nort e de Italia, los reyes enviaron
Cuando se descubre
se desv ia­
un nuevo sistema jurídico que
asesores y estudiantes a buscar
ica ro­
osiano y abrazaba la línea juríd
ba de la tradición romana de teod
frente
idad de fortalecer la figura del rey
mana de Justiniano con la final
la del emp erad or roma no.
a los feudales y equiparada con
as
o resu ltado de esta trans formación teórica surgirán figur
Com
o los fuero s en el reino de
de Castilla
como las Siete Partidas en el reino
os caso s, se crea ron normas jurídicas en las que se esta­
Aragón, en amb
contenía
del poder en el reino, es decir,
blecía claramente la estructura
establecían las caracterí stica s y atribu­
una parte orgánica en la que se
y los nobles y un sistema juríd ico para
ciones que tenía el rey, la iglesia
del reino y que se protegían en Cas­
tutelar los derechos de los hombres
según
en cuatro magníficos recursos,
tilla por vía del amparo, dividido
alente
el recurso de manifestación equiv
nos narra José Barragán,6 o por
rior, al que se sumaban las llam
al habeas corpus inglés, pero ante
"Justi­
Guillén,7 sin olvidar la figura del
letras según nos explica Fairen
entre otras cosa s, las dif1
regulaba,
cia de Aragón" juez medio que
ión, si
rey y los nobl es, de esta forma, en mi personal opin
cias entre el
se pueden enco ntrar perfe ctas
se estudia con detalle la materia
as
Cart a Mag na Ingle sa, las Siete Partidas Castellan
lencias entre la
verd ader as cons u­
s ellos el valor de
los Fueros Aragoneses y dar a todo
aún cuando bien pudieran enco
tuciones en un sentido amplío
calif icati vo en un sentido formal.
objeciones para darle tal

5.2.3. PROLEGÓMENOS, HECHOS


Y LOGROS DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA

o anterior, se debe de establ


Tal y como sostuvimos en el punt
icio
división del poder o del ejerc
una correlación directa entre la
ma de gobi erno , esto
cíficas del siste
poder y las características espe o
pode r públ ico, com
del ejercicio del
en un escenario fragmentado del
en al inte rior
os de poder que surg
fue el feudalismo, los equilibri

lo., cuatro recursos de


a� cmtsidcraciollO .>u/m.'
0 BARRAGÁN BARRA<;Á:-;, José. Algzm alajara, 2". cd. Guadalajara,
das. Uni,· crsid ad de Guad
paro ,-,·,�ulw/os por las siete parn
co, 2000. los juicios de lllll{Jaro, u
7 rAIREN GliiLL(.N, Vícto
r. Atuecedell/t!S Arag<meses de
México, 197 1.
VIFS IDEOLÓ<dCAS DEL DERECHO CONSTITUCIONAL J. Mat<·m Santillün 69
\'l K ¡JF

Jll ) (>
del imperio nos conducen a un sistema dual del ejercicio del poder
y ello permite la generación de las condiciones propias para la
11·1hlic o
�.,istcncia de una constitución del reino, si se permite hablar de una
en una acepción amplía del vocablo, de suerte tal, que para
constitución
l!a r�111t izar sus derechos, los feudales recurrieron a diversas manifesta­

:·iom·s jur ídicas tendientes a limitar el poder en un ámbito de respeto a

los factores reales de poder del reino, como fue la nobleza feudal. el cle­
ro , los burgueses, adoptando en cada país o reino características espe­
cíficas. como fue el caso de la Carta Magna de Inglaterra, las Siete Par­

tidas de Castilla o los Fueros de Aragón.


Así como una de las principales características políticas de la Edad
Media es el feudalismo, la Edad Moderna se va a caracterizar por un
proceso inverso a la división de poder que caracterizó a la Edad Media,
de suerte que el análisis de los factores políticos de la edad moderna,
nos conducen a observar el crecimiento ilimitado de la monarquía fren­
te al poder de los nobles, la iglesia y los burgueses.
Será precisamente esa declinación del poder feudal a favor del cre­
cimiento del poder real una de las razones que nos explicarán las cau­
sas que se dieron para que se fuera gestando la Revolución Francesa,
como pasaremos a explicar.
Luis XIV de Francia reinó de 1643 a 1715, es decir 72 años, su rei­
nado estuvo lleno de contrastes, por un lado puede señalarse que enca­
bezó un gobierno despótico y por otro, bajo su mando Francia alcanzó
un gran desarrollo e importantes victorias militares, sin embargo; para
efectos de nuestro trabajo simplemente nos concretamos a señalar que
durante el reinado de Luis XIV, la nobleza feudal francesa perdió prác­
ticamente todo el poderío que le caracterizó durante la Edad Media, a
c � mbio, el monarca instituyó un sistema centralizado en extremo que
giraba en torno a la figura real y que tiene su mejor descripción, céle­
bre frase de Luis XIV "el Estado soy yo", divisa que caracteriza perfec­
tamente la
dimensión de la monarquía absoluta.
L uis XV de Francia gobernó de 1715 a 1774 fue bisnieto de Luis XIV
Y no tu vo el
brillo de su bisabuelo, bajo sus 59 años de reinado se acre­
centó la
deuda pública en perjuicio de grandes sectores de la población
� ue se vier
on afectados por los excesivos gastos que se reflejaron en el sis-
rna tnbutar
io francé s a grado tal. que la miseria se extendió por el rei-
no, n
e medio de un sistema monárquico absoluto sin contrapesos rea-
l es · ·

8 � Ituac10n que condujo al reino a un proceso de descomposición que


. -

e VIo ag
'

ravada a la muerte del rey.


Lui X .
h s VI de Francia accedió al trono de Francia en 1774 y gobernó
s a
: � 1 791, fue nieto de Luis XV y recibió un trono en condici ones pre-
c rias
deb'I do a 1 as cond'ICiones socJoeconomicas en que se enco ntraba
· · ,
' ·
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
70

sión la expresión de Luis XV


sobre todo si se valora en su justa dimen
el diluv io".
cuando sostuvo "después de mí,
ntos que nos permitirán des­
Con lo expuesto tenemos algunos eleme
ución Francesa y los hechos
cribir las causas que generaron la Revol
¡· eleme nto para entender el
que le precedieron, de esta forma, el prime
social que vivió Francia durante
complejo proceso de descomposición
XVI. es relati vo a la pérdida de
el gobierno de Luis XIV, Luis XV y Luis
rquías absolutas, de tal suerte
contrapesos que caracteriza a las mona
forma irresponsable, es decir so­
que el ejercicio del poder se afecta de
reyes solo admitían como supe­
bre toda norma, en este escenario, los
separaban de toda obediencia je­
rior a Dios directamente, con lo que se
y el pueblo.
rárquica ante la Iglesia, los nobles
conduce al abuso más tarde o
El ejercicio del poder sin contrapesos
ia se sintieron omnipotentes,
más temprano. cuando los reyes de Franc
en la Edad Media desapareció y
el papel que había jugado la nobleza
.
los nobles se convirtieron en cortesanos
punto hemo s privil egiad o la importancia del papel que
Hasta este
rgo no debemos olvidar que
jugaba la nobleza frente al rey, sin emba
la historia de Francia. Desde
Iglesia jugó un papel primordial en
cierto la reforma protestante
tiempos de Cario Magno y si bien es
te al clero católico en Francia,
renacimiento no afectó directamen
la influe ncia del protestantismo
bién es cierto que al paso de los años
que jugab an la Iglesia protest
el reino se hizo evidente por el papel
presio nes que ejercía la lg
frente al rey, que se diferenciaba de las
an, y más aún, las implicaciuu�
Católica frente a los reyes que le seguí
el ánimo de los intelectuales
que tuvo el pensamiento protestante en
revolución.
enciclopedismo y posteriormente de la
econó micos existe una variable notoria entre el
En los aspectos
a de administración ce
tema de administración feudal y el sistem
que dejará un profundo i
zada de la monarquía absoluta, misma
, que a partir de ese momento
en las regiones periféricas del reino
o de poder. Pero las tra
transforman en lugares remotos del centr
las derivadas del sistema poi
maciones económicas no paran en
a dos ámbitos distintos como
como la recién enunciada, se extiende
de comercio como resultado de
industria y el cambio en los sistemas
eos que condujeron a la conq
distintos proyectos imperiales europ
por las distintas potencias de la
de América, Asia, África y Oceanía
sfo
do y su comercio, con las tran
ca, que se repartieron el mun
que le fueron cons ecuentes, en dicho
nes comerciales e industriales
pon der ante y en co
cenario, el papel de la mon
arquía fue pre
los monarcas fueron tan significativas,
las ventajas que obtuvieron
erioridad sobre los nobles.
permitieron una clara sup
TES IDEOLÓGICAS DEL DERECHO CONSTITUCIONAL J. Matms Santillán 71
\ l· R 11 ¡:>;
-

Ahora bien, la nobleza no solo dejo su papel protagónico en manos


del sino que tuvo que enfrentar una variable económica que habría
I"L'-'·

\ arle a una crisis en la que cedería su poder a una clase social en


de ¡k
so ; la burguesía, entre las múltiples razones que nos explican este
ascL·n
contramos que el concepto de riqueza se modificó y ya no bas­
\irajc. en
tab a SL'r propietario de la tierra para ser rico, sino que se empezó a ge­

nL·ra r un a nueva forma de valorar la tierra, nos referimos a la riqueza


mobiliaria que sumada al papel que desempeñó el comercio y la indus­
tria a raíz de los grandes descubrimientos geográficos generaron una
nuc\·a fuerza a la que nunca se sumo la nobleza continental europea.
Derivada de la concentración del poder y como explicación paralela
0 comple
mentaria de la inadecuada distribución de la riqueza, tenemos
a la figura de la corrupción, que jugó un papel determinante en la de­
gradación social de Francia, que la condujo a la Revolución.
Un factor explicativo de cómo se expandió la idea de la revolución
es el relativo al papel que jugaron los intelectuales en la difusión de una
nuna concepción de la vida, se abandonan las concepciones tradicio­
nales v se gene1·a una nueva visión existencial por vía de variables filo­
sóficas y de un movimiento llamado enciclopedismo.
El papel que jugaron Montesquieu, Voltaire y Rousseau, junto a
otros menos famosos como Condillac y Condorcet y dos destacados en­
ciclopedistas como Diderot y D'Alambert fue determinante para generar
una nueva ideología que habría de servir de base para la difusión del
pensamiento revolucionario.
La complejidad de la situación convirtió a Francia en un verdadero
polvorín, cuya explosión generalmente suele atribuirse a los errores del
gobierno de Luis XVI quien ante la presión social adoptó una serie de
m edidas tendientes a mejorar el ambiente social, tales como la aboli­
ción de to rtura, la
modificación del sistema tributario y comercial, así
co mo unas
mejoras liberales, sin embargo, el rey mostró una debilidad
��e no había caracterizado a sus predecesores, de esta forma, ante la pre­
Sio n amb ió
.: a los ministros Malesherbes y Turgot, por Necker, quien co­
; eh el error
� político de publicar los estados financieros del país y evi-
en cia r la
ineptitud de la corte, lo que le condujo a salir del gobierno.
La sustitución
de Necker no fue la idónea y la situación continuó
av ndose al
:!r á
. grado que se recurrió de nueva cuenta a Necker para
�Cio nar el problema económico que aquejaba el reino.
de· o Luis XVI se
J :o�ve ncer por su ministro que lo complejo de la situación político
econo
mlca se
.
. encontraba en a convocatona a Cortes Generales, como
d'Ia en la
suce
Francia medieval 1 y no acontecía desde
se
.
r eun,er la última vez que
on en 1614.
día li�y en día queda claro que la solución era equ i vo c ada si se preten­
av ar los intereses del rey, pues si se mira el problema
s con el debi-
72 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

do cuidado, puede apreciarse que en toda la vida de la monarquía abso­


luta no se recurrió a los Estados Generales porque el rey reunía el po­
der de dichos estados en su persona, de suerte tal que la convocatoria a
Cortes Generales simplemente hizo evidente lo que el reino suponía, la
debilidad política de Luis XVI.
También hoy en día la neo-institucionalistas sostienen que el siste­
ma electoral afecta al sistema de partidos y la conjugación de ambos
modificará al sistema de gobierno, de esta forma cobran relevancia dos
medidas que se tomaron para reunir a las Cortes, por un lado se esta­
bleció que el estado llano, es decir, la representación del pueblo tendría
el mismo número de diputados que los otros dos estados, la nobleza y el
clero.
Después de la elección la composición de los Estados Generales que-
dó de la siguiente forma, de 1130 diputados en total:
• 291 del clero,
• 270 de la nobleza,
• 578 del Tercer Estado, el pueblo.

Tradicionalmente en un esquema gobernado por un rey fuerte, polí­


ticamente hablando, la votación se hacía por ordenes, es decir, el valor
individual de cada diputado no era determinante al final de la cuenta,
sin embargo, en la sesión inaugural del 4 de mayo de 1789 se pretendió
hacer una modificación substancial al procedimiento legislativo, se vo­
taría por diputado, en lugar de ser por ordenes, de esta forma el peso
de la asamblea de diputados se alteraba fundamentalmente, ya no era la
nobleza y el clero frente al pueblo, eran 561 diputados frente a los 578
diputados del estado llano, situación que condujo a la fractura de asam­
blea en virtud de la oposición.
El 17 de junio de 1789 el estado llano se declaró Asamblea Constitu­
yente, es decir, reasumió su soberanía frente al rey, acorde a las anti­
guas tradiciones y en consecuencia de las recientes teorías expuestas en
el libro "El Contrato Social" de Juan Jacobo Rousseau.
El gobierno intento limitar los trabajos de la Asamblea sin conse­
guirlo y la situación empeoro para el rey pues el 22 de junio de 1789 el
rey aceptará la mayor parte de las peticiones populares, sin que tal res­
puesta satisficiera al estado llano, en tales circunstancias el rey ordeno
a los diputados de la nobleza y del clero que no habían participado, se
integraran a la Asamblea.
La agitación popular se hizo inconfrontable, el 14 de julio de 1789
el p ueb lo se encamina a la bastilla y l a toma, hito histórico que la poste·
r·idad tomó como la fecha de inicio de la Revolución Francesa.
\ ¡
R
¡¡¡-�TES IDEOLÓGICAS DEL DERECHO CONSTITUCIONAL - J. Matt""' Santillán 73

5.2.4. DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE

L; no de los fines de la Asamblea Constituyente fue precisamente for-

111�1r una constitución, desde un principio juraron los diputados del Ter­

CL'r E s t a do que no se separarían hasta alcanzar su objetivo. Meses des­


puL'� L'l 4 de agosto de 1789 se dio un paso fundamental en la lucha

co11tra el absolutismo al abolirse los privilegios de la nobleza; el 26 de


a"osto de 1789 se aprobó mayoritariamente la llamada "Declaración de

lt:s lJL'r c chos del hombre y del ciudadano" que se consagraron en los si­
guientes 17 artículos:

Art. l.-Los hombres nacen libres e iguales en derechos y las distincio­


m·� sociales no pueden fundarse más que en la utilidad común.

Art. 2.-El objeto de toda sociedad política es la conservación de los de­


rL·chos naturales e imprescriptibles del hombre. Estos derechos son la liber­
tad. la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión.

Art. 3.-El principio de toda soberanía reside esencialmente en la na­


ciún. Ningún individuo o corporación puede ejercitar autoridad que no
L'mane expresamente de ella.

Art. 4.-La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no daña a
otro: por tanto el ejercicio de los derechos naturales del hombre no tiene
otros límites que aquellos que asegw·an a los demás miembros de la socie­
dad el goce de los mismos derechos. Estos límites sólo pueden ser determi­
nado� por la ley.

Artículo 5. La ley no tiene el derecho de prohibir sino las acciones noci­


' as a la sociedad. Todo lo que no está vedado por la ley no puede ser· impe­
dido ' nadie puede ser constreñido a ejecutar lo que ella no ordena.

Ar·t. 6.-La ley es la expresión de la voluntad general. Todos los ciudada­


nos tienen el derecho de concurrir
a su formación personalmente o por re­
presentantes. Debe ser la misma
para todos, sea que proteja o sea que casti­
gue. Todos los ciudadanos siendo
iguales a sus ojos, son igualmente
ad misibles a todas las
dignidades, cargos y empleos públicos, según su ca­
pacidad, sin
ningún otra distinción que su capacidad y su talento.

An. 7.-Ningún hombre


puede ser acusado, arrestado ni detenido sino
en los casos
determinados por la ley con las formalidades prescritas por
ella. Aquellos
que soliciten, expidan o hagan ejecutar órdenes arbitrarias,
deben ser
castigados; pero todo ciudadano llamado o arrestado por
la ley
debe de
obedecer al instante, y al resistirse se hace culpabl
e.
Art. 8.-La ley no debe de establecer más penas que las estr·ictas v evi­
dentemente necesarias, y nadie puede ser· castigado sino en vinud de una
k v establecida anteriormente al delito y lega l men t e aplicada.
74 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Art. 9.-Debiendo todo hombre presumirse inocente mientras no sea de­


clarado culpable, si se juzga indispensable arrestarlo todo rigor innecesario
para apoderarse de su persona debe ser severamente reprimido por la ley.

Art. 10.-Nadie debe ser molestado por sus opiniones, aunque sean reli­
giosas, con tal que su manifestación no turbe el orden público establecido
por la ley.

Art. 11.-La libre comunicación de las opiniones y de los pareceres es un


derecho de los más preciosos del hombre: todo ciudadano puede por tanto
hablar, escribir y estampar libremente, salvo por la responsabilidad por el
abuso de esta libertad en los casos determinados en la ley.

Art. 12.-La garantía de los derechos del hombre y del ciudadano nece­
sita una fuerza pública, esta fuerza es, por tanto, instituida en beneficio de
todos y no para la utilidad particular de aquellos a quienes es confiada.

Art. 13.-Para el mantenimiento de la fuerza y para los gastos de la ad­


ministración es indispensable una contribución común, que debe ser repar­
tida entre todos los ciudadanos en razón de sus medios.

Art. 14.-Todos los ciudadanos tienen el derecho de comprobar, por si


mismos o mediante sus representantes, la necesidad de la contribución pú­
blica, de consentirla libremente seguir su empleo y determinar la cualidad,
la cuota, el método de cobro y la duración.

Art. 15.-La sociedad tiene derecho para pedir cuenta de su administra­


ción a todos los empleados públicos.

Art. 16.-Toda sociedad en la cual la garantía de los derechos no está ase­


gurada, ni determinada la separación de poderes, carece de Constitución.

Art. 1 7 .-Siendo la propiedad un derecho inviolable y sagrado, nadie


puede ser privado de ella, sino cuando la necesidad pública, legalmente jus­
tificada lo exija evidentemente y a condición de una justa y previa
indemnización.

El rey no acepto sancionar la declaración, sin embargo su texto se


incluyó en la Constitución que se juró el 14 de septiembre de 1791.
En cuanto al contenido de la declaración, por lo demás muy elo­
cuente, simplemente nos concretamos a señalar algunos aspectos rele­
vantes: en principio que es manifiesto su espíritu iusnaturalista, que se
advierte en cuanto a la manifestación genérica de que todos los horn­
bres nacen libres e iguales, en cuanto a la innovación que representaron
bien puede afirmarse que muchos de los principios expuestos, ya se en­
contraban en las antiguas tradiciones jurídicas de pueblos como Ingla­
terra, que inició un camino de equilibrio de poderes entre el rey y el
parlamento a partir de la promulgación de la Carta Magna o de la olvi­
da da tradición española, r epr es entada en la s Siete Partidas o en loS
\"!!<!lENTES IDEOLÓGICAS DEL DERECHO CONSTITUCIONAL J. M,llcos Santillán 75

Fueros de Aragón, ni tampoco debemos olvidar que muchos de esos


1ri n cipios ya se encontraban en las constituciones particulares de los
b.;ta dos que conformaron la Unión Americana y en la misma Constitu­
ciún de los Estados Unidos de América de 1787.
El pueblo no se conformo con la Declaración de los Derechos del
ho111bre v del ciudadano, los ánimos continuaron encendidos de forma
que a principios de octubre de 1789 se dirigió la multitud a Versalles de
donde condujeron al rey a Paris.
En cuanto a las corrientes en que se dividió la Asamblea Constitu­
yente en esta primera etapa, encontramos al grupo de los jacobinos, el
de loscordeleros y los fevilants. Luis XVI pronto se dio cuenta que las
circunsta ncias le eran cada vez más adversas, esto se hizo patente de di­
versas formas, a grado tal llegó la situación, que ya no bastó su inten­
ción de apoyar la constitución, antes huyó de París hacia Montmendy,
sin que pudiera alcanzar su objetivo pues fue descubierto en Varennes y
conducido a París.
El 14 de septiembre de 1791 el rey aceptó la Constitución, el 25 de
septiembre de 1792 la familia real fue destituida y se proclamó la Repú­
blica. el rey juzgado por delito de traición fue decapitado el 21 de enero
de 1793.
La creación de una constitución no calmó los ánimos, tampoco lo
haría la muerte del rey, los problemas económicos de Francia intenta­
ron resolverlos incrementando los impuestos y la situación degeneró en
un baño de sangre. La constitución de 1791 tuvo una vida efímera,
sin
embargo, más allá de los excesos, la lección que nos legó la Francia
re­
volucionaria en su lucha contra el absolutismo dejó profunda
huella en
la humanidad.
El artículo 16 de la declaración de los derechos del hombre y del
ciudadano creó una
corriente constitucional que perdura hasta nuestros
días; una
constitució n debe de contener las garantías que aseguran los
derechos de
los hombres y una parte orgánica en la que se establece la
forma en
que se encuentra dividido el ejercicio del poder público.

5.3. CONTENIDO LIBERAL

C uan
�al contedo se estudia el papel que desempeñaron en la historia univer­
mporánea la Revolución Francesa y la independencia de las
�ece Colonias de Norteamérica, encontramos un factor común, la lu­
c
a de un pueblo frente a una monarquía, como toda lucha, requirió de
�-na serie de justificaciones que en el caso francés se sintetizaron en la
orm ul
a "libertad, igualdad y frate r n i da d.
"

. !\hora bien, el sentido libertario de las luchas generó una concep­


.
Clo n filo
sófica concreta, que se expresa en el sentimiento del hombre
TEORÍA DE LA CONSTITlJCIÓN
76

esta realidad, en un reclamo


frente al Estado y como consecuencia de
destin os individ uales, está percepción de la
de libertad para regular los
ablem ente de las especulaciones filosóficas a
vida nos conducirá inexor
a jurídic o libera l. el cual, a su vez sirve de re­
las realidades de un sistem
ferente a un sistema polític o; el libera lismo.
origen en el iusnaturalis­
El liberalismo de los siglos XVIII y XIX tiene
ón del hombr e frente a la vida, pues la
mo, en razón directa de la posici
l para explic ar el derecho que tiene
voluntad será un factor fundamenta
destin o, este pensamiento se d
cada hombre a formar su pmpio
acorde al llamado iusnaturalismo racion alista.
y el iusnaturalismo racio-
La vinculación entre la concepción liberal
que se vinculan a una
nalista se manifiesta en diversos conceptos
o jugará un papel un
forma de vida, así el pensamiento rousseaunian
en tanto que sostiene
pe! determinante en la Revolución Francesa,
que para forma r el pacto
el hombre es libre por naturaleza de suerte
d natura l por lo que
cial cede sus derechos y permuta su liberta
na libertad civil.
os del hombre v del
El contenido de la declaración de los derech
tamente en su artículo
dadano es elocuente en su articulado, concre
ción iusnaturalista del
gundo, se define con toda precisión la ocupa
sostiene "El objeto de
samiento revolucionario francés, cuando
derechos naturales e
sociedad política es la conservación de los
·

conduce a un punto
criptibles del hombre ... " está afirmación nos
nte jurídica se estima
vante para el análisis jurídico, en esta corrie
inhere ntes a la person a human a, esto es, que son
los derechos son
a, posición contraria al
riores e independientes de la norma jurídic
crea derechos. En la
tivismo que sostiene que es la norma la que
la ley simple mente recono ce lo que ya pe
cepción iusnaturalista
se compl ement a con la concep ción de
al individuo, visión que
popular.
relevante que se
Con lo expuesto queremos subrayar el papel
o en el pensa mient o enciclopedista
a la persona como ser human
rá en la declar ación de los derechos
cés, pensamiento que se refleja
to de las ideas que destact
hombre y del ciudadano, como complemen
orientación iusnaturalista
mos en el párrafo anterior, establece la
s, mism a que se complementa
pensamiento revolucionario francé
dos "estos derechos son la libertad,
la definición de los derechos titula
a la opresión". Como
propiedad. la seguridad y la resistencia
invoc ado será la libertad, y está
apreciarse, el primer derecho
·

d, el eje de todo s los derechos en el l


no es una mera casualida
dida com o la capac idad de "poder hacer
mo es la liber·tad. enten
y como lo define el artículo 4 de la
aquello que no daña a otro; tal
ec os del hombre y del ciudadano,
ticitada declaración de los der h
\, !I.S IIJEOUHdCAS DEL DERECHO CO�STITLCIO:\AL J. Matt·o� SantiiLin 77
\1 1, ¡¡!

lorma los derechos de propiedad se vincularon a la concepción de


L'� [.1
.._

h os de las personas por un lado v de la libertad por el otro, de


lo� l k rL· c
ud d i\ a un concepto de propiedad liberal.
lo L �
n

E11 c uanto a los derechos a la seguridad y a resistir la opresión,


.SL' \· inculan a h concepción liberal \' es precisamente esa idea
l�lll l 1 1ll
· ·.11 ' o
o

la ue ¡ os conduce a su concepción complementaria, si por un lado mi


¡
q
li11l'rtad termina en cuanto existe un individuo afecte, por otro lado la
libL·rt�1d de los demás termina donde empiezan mis derechos de esta
form�1 o.L' \ incula el concepto de seguridad a la idea de libertad y encon­
tra111us el liberalismo clásico.
En cuanto al derecho de resistir la opresión, interpretado acorde a
las concepciones liberales nos conducirá a una idea restrictiva del Esta­
do frL·nte a un concepto amplío de individuo, es decir, en el iusnatura­
lismo L'l fin del Estado se restringe a buscar la felicidad o bienestar ge­
neral. de suerte que cuando el gobierno desvía su camino, el individuo
se enctiL'ntra en el caso de resistir la opresión, opresión que es precisa­
mente una circunstancia antagónica del concepto de libertad, de esta
forma L'n el liberalismo vamos a encontrar una idea muy concreta, el
papel del estado debe de ser muy limitado para dar espacio a que la so­
ciedad se desempeñe en un amplío ámbito de libertades individuales.

'i.3.!. EL CONSTITUCIONALISMO LIBERAL DERIVADO


DE LA CONSTITUCIÓN FRANCESA

Para abordar el impacto que tuvo en el mundo occidental la revolu­


ción francesa y sus manifestaciones
jurídicas plasmadas en los textos
constituciona les, es necesario
recordar que fue precisamente la revolu­
ción francesa
el punto de referencia para dividir la Edad Moderna y la
Edad Contempo
ránea, la evocación de dicha circunstancia no es mero
capricho.
si recordamos que la referencia para dividir la Edad Media de
�a Moderna
fue el descubrimiento de América. En nuestra opinión, sin
IOtent·¡¡·
' ¡·es·tar .r mportancra . . .
a mnguno de 1 os dcree hos concretos, p1enso
que su trasc
ende ncia se debe más a los efectos que generaron en
mundo Y el
como lo transformaron.
el descubrimiento de América
�cm se dio fin al feudalismo y se for
talec �o 1 a .
f1gura del re�·. en razón directa
.
-

que co de múltiples causas políticas


la mentamos anteriormente y a las económicas
que desequilibraron
balan/a p 1'
o rtr ca a favor de 1 a f'rgura real, que en el escenan
o

e ar o colonial
· o

acte r·tzo
. 1-a Edad Moderna, genero, una gran .
nqueza a favor de los
a .

teYes
.

de ¡.as pn .
,

nupa 1 es potencias europeas y en consecuenua .


se creo
. . . · ,

Una nue
va concepción existenc
que tuv ial. Si traemos a colación el significa do
o en la humanid
ad el descubrimiento de América, es porque el
78 TEORIA DE LA CONSTITUCIÓN

impacto de la Revolución francesa es equiparable en cuanto a sus con­


secuencias y transformaciones.
Por principio debemos recordar que en la Edad Media predominó
políticamente el feudalismo, que en la Edad Moderna el predominio fue
la realeza y que con la revolución francesa encontramos el enfrenta­
miento entre la realeza y la clase burguesa, enfrentamiento en el que sa­
lió victoriosa esta clase social que hasta ese momento no había figurado
como clase dominante, pero a partir de ese momento iniciará una ver­
dadera transformación de la humanidad en un doble camino, en el polí­
tico, el liberalismo y en la economía el capitalismo.
La complejidad política de la revolución francesa se hace manifiesta
en el estudio histórico de sus hechos, pero también puede explicarse a
la luz de sus documentos constitucionales, estudiados como la expre­
sión jurídica de una aspiración filosófica que habría de tener conse­
cuencias que trascenderían las fronteras de Francia y la época en la que
se crearon para transformarse en verdaderos paradigmas de la
Contemporánea.
Existe un largo debate sobre si el pensamiento francés influenció
independencia de las trece colonias norteamericanas o si fueron
las que sirvieron de ejemplo para la revolución francesa, en lo pe
considero que el pensamiento es universal, y que no es
propia de esta época de globalización o mundialización, la trasc
cia de las ideas, lo que varía es la velocidad de las comunicaciones,
esta forma el enciclopedismo francés abreva el pensamiento hu
anterior para influenciar a los hombres de su generación y posteriores.
La revolución francesa es simplemente un punto de referencia en
complejo proceso de evolución ideológica que se manifestará no solo
lo político y en lo económico sino en todos los ámbitos de la vida, e
son los culturales en el más amplío sentido del término, sobre la que
generó una verdadera revolución jurídica que habría de concretar
iusnaturalismo racionalista en una nueva teoría de la Constitución.
La concepción constitucional francesa quedó expuesta con
en el artículo 16 de la Declaración de los derechos del hombre y
ciudadano, que sostenía:

Toda sociedad en la cual la garantía de los derechos no está asegurada,


determinada la separación de poderes, carece de constitución.

Lo expuesto nos conduce a un principio constitucional que ha


durado, toda constitución debe de tener como mínimo una parte
la
nica donde se establezca entre otras cosas la forma e gobierno,
d
mismos así como una p
sión de poderes y las facultades de los
que se estipulen con claridad
fundamental llamada dogmática en la
hos humanos.
ga¡·antías que protegen a los derec
\ l 1' ¡¡¡:\TES IDEOLÓGICAS DEL DERECHO CONSTITUCIONAL - J. Mateo' Santíllán 79

El ejemplo francés cundió pronto por el mundo, los Estados Unidos


t!L' no habían establecido un catálogo de derechos humanos o garan­

Jas qu e les protegiesen en el cuerpo de su Constitución original corri­


oicron su posición inicial en el año de 1791, el 15 de diciembre; cuando
(.1- rL·�a
�"' ...
ron al texto original las primeras 1O enmiendas constitucionales.
El pensamiento francés pronto se extendió a otros países europeos,
Napoleón Bonaparte impone la Constitución de Bayona, do­
en Espaiia,
cum ento similar a la Constitución Francesa inspirada en Sieycs, como

es natural. los españoles rechazaron la imposición y crearon una pro­


pia. después claro está de tener que resistir la invasión napoleónica.
Respecto a la Constitución de Cádiz de 1812 es menester señalar

que fueron sus diputados los primeros que se auto calificaron como di­
putad os liberales, también es necesario señalar que si bien es cierto, sus
críticos la tachan de afrancesada y sus defensores le encuentren raíz es­
paúola, nos parece evidente que se encontró influenciada por el pensa­
miento de moda de la época, el francés y el norteamericano.
Desde nuestra perspectiva la Constitución española de Cádiz debe
de ser estudiada como el eslabón de una cadena, pues la monarquía o
Imperio español contaba con dominios más allá de la península ibérica,
como eran los reinos americanos en los cuales la Constitución gaditana
se transformó en constitución para todos los colonos.
En cuanto al movimiento constitucionalista hispanoamericano es
claro que el pensamiento francés y el pensamiento norteamericano (in­
cluso el pensamiento de Cádiz) estuvieron presentes en todos los consti­
tuyentes que se crearon a razón de la caída del imperio español y la
consecuente independencia de las repúblicas latinoamericanas.
En el caso de México, cuando se debatió la forma de República en el
constituvente de 1823-1824, quienes impulsaron la República Central in­
vocaban consta
ntemente el pensamiento de Rousseau, en tanto que los
f deralistas
� sostuvieron una teoría distinta pero aún más, algunos cons­
htu entes mexica
� nos de 1917 se auto proclamaron jacobinos por su
r d
a i cali smo en memoria de los radicales franceses que impulsaron el
tberalismo
.
Como puede apreciarse el impacto del Constitucionalismo francés
. '
S e d10 en todo
el mundo occidental, bien sea en la tradición roma-
n o-germa. mca,
. .
b ten fuera en la tradición anglo-sajona.

5.4. ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA.


SU INDEPENDENCIA
Y SUS DOCUMENTOS JURÍDICOS BÁSICOS

L
t a historia de Estados Unidos presenta una serie de aspectos inédi­
Os en
la historia de la humanidad que se corroboran con la s i mple
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
80

su independen­
apreciación de la velocidad de su desarrollo a partir de
a su ascenso como primerí sima potencia uni­
cia del 4 de julio de 1776
siglo XX, el fenómen o puede atribuirse a
versal en la segunda mitad del
habrá que hacer algunas referencias,
la casualidad, para comprenderle
nte destaca r la necesidad
sin embargo, antes de abordarlas, es importa
el mundo y en especial en
de estudiarlas debido al impacto que tiene en
nuestro país.
los docu-
Contra lo que se pudiera suponer cuando escuchamos en
América y en
mentos ingleses sus referencias a las colonias del Norte de
españoles
los documentos españoles sus indicaciones sobre los reinos
sentido opues­
en América, la realidad nos conduce exactamente en un
es en América , al menos esa es la definició n oficial
to, los reinos español
fueron meras colonias , donde se ejerció
que recibieron, en la práctica
que limitaro n entre otras cosas el co­
una serie de políticas restrictivas
s del capital peninsu lar, la fabri­
mercio, que se subordino a los interese
los monopo lios español es,
cación de barcos y de puertos en beneficio de
las onerosa s
lo mismo que la agricultura y la ganadería sin olvidar
gas con que se gravó a la minería, eje principal de la econo
novohispana.
un
En contraste las colonias del norte en la práctica enfrentaron
ba dem
norama absolutamente distinto, Inglaterra se encontra
tareas para consolid ar su posición de potencia en
ocupada en sus
consolid arla como para distraerse en ad
censo y posteriormente
.
trar sus colonias de la costa atlántica en el Norte de América
realidad les ofreció la oportun idad
En estas circunstancias la
en los reinos hispano ameri
ejercer una serie de prácticas vetadas
para
de esta forma cada colonia va a construir sus propios puertos
del Norte ind
merciar entre sí y después con Europa, las colonias
i
por sus circunstancias geográficas desarrollaron un esquema
s que les
así como la pesca, el comercio y la fabricación de conserYa
se f.
mitieran enfrentar las circunstancias climáticas, en el sur
agrícola con desarro llo prepond erantem ente de cul
la producción
como el algodón, el tabaco y el comerci o.
Hofstadter
Según nos narran los doctores Wood Gray y Richard
pago de los impuestos era realmen te virtual:

das eran
Técnicamente los propietarios v las compañías estableci
pagos simbólic os a cambio de sus tierras,
rios del rey, pero solo hacían
, Lord Baltimo re entregaba al rey cada año dos puntas de
por ejemplo
x
cha y William Penn dos pieles de castor.

x GRAY. Wood v Jlofstadter, Richard.


Reseña de la llistoria Norleiliii<Ticmw.

de infonnación de los Estados Unidos,


EUA.
\ ¡J< ¡¡¡:_'TES IDEOLÚGICAS DEL DERECHO CONST
ITUCIONAL J ..'\1ateo� Santillán 81

En cuanto al sistema político cabe señalar que muv pronto las com­
J<l1-1ías colonizadoras aceptaron el derecho de representación de los co­
L n os . En 1618 la London (Virginia) Companv "impartió instrucciones a
o oh L· r n a dor que había nombrado en el sentido de que los habitantes li­
bn·-. ck las plantaciones habrían de elegir a sus representantes porque
]ahor�trún de común acuerdo con el gobernador y un consejo elegido...
A p�1rtir de entonces quedó aceptado de manera general que los colonos
tcní<�n daecho a participar en su propio gobierno."�
Lt participación de los colonos en la toma de decisiones públicas

fue LI'L'Ciendo paulatinamente al paso de los años, hasta el momento en


que SL' condicionó todo tipo de tributaciones a la aprobación de los re­
prcsen!élntes de los colonos.
Como puede apreciarse las condiciones anteriores a la declaración
de independencia de los Estados Unidos de América son notoriamente
dis t i ntos a los que ocasionaron la revolución francesa o la independen­
cia de México, en las trece colonias podemos afirmar se encuentra pre
sentL' una clara vocación democrática, entendida está, como la partici
pación de los ciudadanos en la toma de las decisiones públicas.
A los datos expuestos debe agregarse que los intentos de confedera­
ción de las colonias tuvieron antecedentes muy definidos como cuando
el 29 de mavo de 1643 a 1648 en plena guerra civil
en Inglaterra, las
colonias de la Nueva Inglaterra se encontraron aislados,
de forma que
pa ra C\ itar cualquier intento de ser
atacadas se confederaron Plymouth
Y Massach usett, Connecticut y New Haven,
la confederación concluyó
cuando la región se convirt
ió en propiedad de la colonia.10
En 1697 W illiam Penn propuso desde Pennsylv
ania la creación de
una asamblea de
representantes para todas las colonias, propuesta que
no encontró
ceo en el resto de las colonias. Para 1754 se piensa de
nue­
va cuenta
en la unidad a fin de enfrentar las guerras contra
los indios y
los franceses,
Benjamín Franklin propuso el Plan de la Unión de
Alban
Y donde se
pedía al Parlamento inglés autorización para creación de
un G ra n la
Consejo y la presidencia de un gobierno genera
los esta l, donde todos
dos conservarán su autono
mía, el Plan de Franklin no fue apro­
bado por
Inglaterra ni por alguna de
sus colonias
la in dependenc .
ia de las trece colonias de Norteamérica es
Por Carlos descrita
Pcrevra como resultado de un movim
a
P nsivo ·x · iento econó mico ex-
m . : .
c. pansiOn tata 1 mente d'rstmta
. . .
a 1 as expenencras f rancesas o
·

exrcan
a, si hemos sostenido
en líneas anteriores, para el año de 1763
------
y
lO /hlift:llt, p. 19.
l>o[( . MoYANo PAHISSA Ángela y VELASCO MÁR()UEZ Jesús,
llca J. EllA Doc/1/11('11/u de su hi,toria
82 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

un giro que
las circunstancias político económicas de Inglaterra dieron
a la postre será clave en la historia del mundo, el 7 de octubre de ese
fin a la guerra de sie­
año se firmó el tratado de París, con el que se dio
ra pero con graves deu­
te años, lo que dejó libre de conflicto a Inglater
o variar la
das, razón por la cual el Parlamento inglés consideró oportun
de los colo­
política colonial a lo expuesto se debe agregar que el avance
pueblos indios
nos hacia el oeste generaba constantes conflictos con los
con una proclama publicada en 1763 y que violada sistemát
icamente,
de 1774,
condujo a la expedición de la Ley de Québec del 22 de junio
el oeste.
ley que afecta el proceso expansivo de las colonias hacia
y el esta­
Con ambos factores, la restricción expansiva por un lado
nunca ha­
blecimiento de una política fiscal efectiva, las colonias que
el peso del colonial ismo resintieran el proyecto británico,
bían sentido
se suceden una serie de impuest os, el del azúcar de 1764
de esta forma
y la Ley del Timbre de 1765, los impuest os generan una gran inco

midad que desembocó en la reunión de 3 7 delegados que


representa
en el llamado Congres o de la Ley del Timbre
a las trece colonias
dos el 19 de octubre de 1765 acordar on declarar que el parlame nto

nto imperial y en consecu encia no podía


glés no era un parlame
ner tributos a las colonias.
Los británicos decidieron gravar las exportaciones
s, he
para lo cual reforzaron las aduanas y las guarniciones militare
de las colonias y el enfrenta miento entre
que generaron la resistencia
ejército inglés y los colonos en Boston en 1770.
os
Los conflictos generaron la revocación de todos los impuest
amente como signo de
nos el impuesto del té, mantenido simbólic
colonos
nio imperial. sin embargo, la suerte estaba decidida, los
con el apoyo de Francia
aceptaron siquiera el impuesto del té,
había
España enfrentaron y derrotaron a Inglaterra, un gigante
en el Norte de América.
de
Entre los documentos relevantes que nos explican las causas
Paine llamado '
independencia encontramos un folleto de Thomas
sentimiento común" y publicado el 1 de enero de 1776,
docume nto en
ión definitiva
que se expresa claramente la necesidad de una separac
Inglaterra.
La declaración de independencia adoptada el 4 de julio
de
n, se divide en
redactada por Thomas Jefferson y Benjamín Frankli
derech os huma nos,
secciones, y un preámbulo donde se aluden los
declaración que describe 27 agravios sobre
los que se funda la

de indep endiz arse y en la concl usión se proclama el ro


dad
definiti vo.
declaración de independencia no
Es importante señalar· que la
interpretarse como un llama do para el l evantamiento sino como
. ¡JI·.'\ !l·S IIJEOLÓGICAS DEL DERECHO CONST!Tlll!O�AL J. Mate"' Santilbn 83
\TK

movimiento que ya se había iniciado, pues desde abril de


·¡do lk un
\'77; L'l segw 1do Congreso Continental había creado un ejército con
_
\Vashmgton como comandante.
GL·n L'
r g
l)L·spués de la Declaración de Independencia se expidieron las reso­
L'S lk mayo de 1776, donde se invito a las colonias a organizarse
l ucioiJ
baio la autor i dad popular y romper con la corona.
· :\ 1m·d iados del año 1776 existía un proyecto para crear una gran
ra ción, después de amplios debates se presentó a la opinión de
Conklk
nias en noviembre de 1777 y fue hasta el primero de marzo de
las colo
!781 cuando los estados ratificaron "Los artículos de la Confederación"

compuL·sto por trece artículos en donde se confederaban las trece colo­


nias , formaban los Estados Unidos de América, las colonias se trans­
form �mm en Estados, cada uno tuvo su soberanía, libertad e indepen­
dencia. c o n un propósito de alianza para la defensa común.
Los art í culos de la confederación no respondían a las necesidades
que los Estados confederados tenían que enfrentar, por ejemplo, el Con­
greso general no tenía facultades para enfrentar la deuda pública pues
carecía de autoridad para imponer tributos, situación que fue creando
la necesidad de replantear el esquema gubernamental.
Los legislativos de New York en 1782 y Massachussets en 1785 soli­
citaron que se convocara una convención para revisar los artículos de
la Confederación. En una reunión que se efectúo en la residencia de
George Washington, donde acudieron representantes de 5 estados, Ale­
xander Hamilton de New York describió los inconvenientes para gober­
nar que se encontraban en los Artículos de la Confederación, como re­
sultado de todos los intentos se formó la
Convención Constitucional de
funcionó del 25 de mayo al 16 de septiembre de 1787,
Filadelfia que
bajo la presidencia
de George Washington.
El debate para la creación de la constitución
. fue rico en ideas y po­
lanzado
en cuanto a planteamientos, en el plan Virginia se proponía, el
2_9 de m a o, un
v
llvo nac1· ona 1 d.1v1ejecutivo
1
'd'd
nacional, una judicatura nacional y un legisla-
.
o en dos camaras, compuesta por d 1putados y sena-
·

y· c numero sena. proporcional a la población. Frente a1 plan


·

d o res . t 1'0 .
.
pll�ngin1a. Edmund Randolp William Patterson proponían el llamado
y
de N ueva Jersev
con . un
a cláusula que elsería cual
·
inclinaba por sostener la confederación
se
de gran utilidad, misma que señalaba:
Todas las ey
Virt d s aprobadas por el Congreso de Estados Unidos en
l e

Ció�
delas facultades que le confieren los artículos
de la Confedera­
todos los tr·atados
l::stadyos que concierte y ratifique la autoridad de los
n1'dos de Amenca . .
dos
U tendran fuerza
.

de lev suprema en los esta-


ac0 P ar i t c ul res ... y el
a j
poder
udicial de los di-versos estados deber·á
l11odar
se a ellas en sus decisiones, a pesar de lo que en contrario
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
84

puedan disponer las leyes de los estados particulares"11 planteamiento


que será la base norteamericana del principio de supremacía constitu­
cional.
El enfrentamiento entre los intereses de los Estados grandes frente
a los intereses de los estados pequeños generó el rechazo del plan Virginia
y del plan de Nueva Jersey. El papel que desempeño Benjamín Franklin
fue determinante para resolver el enfrentamiento, pues propuso el lla­
mado Gran Compromiso o transacción de Connecticut, que se adoptó
16 de julio y en el cual se resolvió el problema del equilibrio de fu
en el Congreso General adoptando las siguientes medidas, la cámara
representantes se integraría a base de un criterio del número de
tantes por Estado y en el Senado la elección sería de dos miembros
estado, electos por la legislatura del Estado, de esta forma los Estaaos
con mayor población se verían favorecidos con una mayor
ción en la cámara de representantes y los Estados pequeños se
equilibrar en el Senado.
El siguiente problema que se presentó en cuanto a la rep
fue como debían de ser representados los esclavos negros y el monto
sus contribuciones, problema que resolvieron al establecer que cinco
clavos negros contarían como tres ciudadanos libres, electoral y tri
riamente. El 17 de septiembre se aprobó y firmó la Constitución.
La lucha entre federalistas y anti-federalistas entendidos estos
mos como partidos de la confederación fue muy disputada, en el p
ideológico el pensamiento federalista quedo magistralmente exp
por Alexander Hamilton, James Madison y John Jay en un conjunto
artículos periodísticos, publicados entre octubre de 1787 y agosto de 1
Entre el 7 de diciembre de 1787 y el 9 de enero de 1788, cinco
dos ratificaron la constitución federal, New Hampshire fue el
estado en ratificarla, con lo cual se reunía el requisito para su
Los últimos estados en adherirse fueron Carolina del Norte y
Island.
En 1791 se incorporaron al texto constitucional las 1 O primeras
miendas, en las cuales se regula la relación entre el ciudadano y el
der federal y que bien puedan ser tomadas en cuenta como una ve
dera Declaración de Derechos del Ciudadano.
En cuanto a su integración en la constitución norteamericana
ción
observarse elementos tomados de los artículos de la Confedera
como influencia de conceptos del Plan de Virginia y de Nueva Je

ll MoRISON Eliot, CoMMAGER, Hcnry Stcele y lEUCIITENBURc; William Eduard,


Historia de los l:'stados U>lidos, za. Rcimp., México. 1993, p. 1 S7.
J. l\latcm Santillún SS
\1 R l !
l'SlES IDEOLÓGICAS DEL DERECHO CONSTITUCIONAL

Para finalizar nuestro análisis sobre los documentos básicos de los


E�t�1dos Unidos de América es necesario subrayar dos ideas, por un lado,
b L ' i st L· ncia de constituciones particulares de cada uno de los Estados
'

Jll'' ios a la Constitución general cuya naturaleza es realmente trascen­

�kntal en muchos aspectos, como sería la "Declaración de los derechos


Jcl buL'll pueblo de Virginia" cuyas aportaciones a la lucha por la rei­
,·indicación de los derechos humanos es notable.
La se gunda idea que deseo abordar es la relativa a la gran influen­

cia que el movimiento de independencia de los Estados Unidos de Amé­


rica , sus prácticas constitucionales ejercieron en los pueblos hispanoa­
.
mcri L·anos, particularmente en México, donde siempre fueron
rdL'IL'!lCi;• para adoptar el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana,
sin quL' esto signifique que simplemente copiamos la constitución
norteamericana.

S.S. CONSTITUCIONALISMO SOCIAL:


APORTACIÓN DE MÉXICO

El mm imiento constitucional de los siglos XVIII y XIX se vio caracte­


ri z ado por una concepción liberal clásica que no significo otra cosa que
el triunfo de la clase de los burgos frente a la nobleza y el rey, de suerte
que el ascenso de la burguesía impactó el pensamiento liberal y estable­
ció la premisa de que todos los hombres somos iguales, concepto que
prevaleció hasta el inicio del siglo XX, cuando se agudizaron las contra­
dicciones propias del capitalismo salvaje en el ámbito social de las eco­
nomías independientes, mismas que generaron una enorme concentra­
ció n
de la riqueza en una pequeña oligarquía frente a una inmensa
pob reza d e grandes sectores de la población.
Países como México se encontraron inmersos de pronto en las con­
t di c c io n es
�� enunciadas, pero simultáneamente sujetos a una vincula­
Cion eco
nómica dependiente de los Estados Unidos y de Europa que se
com ple
mentaba con una franca inducción ideológica hacia el liberalis­
mo, situació �
n que si bien creaba contradicciones en los países desarro­
ll ados. t
ambién había generado un pensamiento articulado de los gru­
Pos de· (J\)¡· , ¡· · 1 · ·
e¡ os v campesmos rente a cap1ta , s1tuac!On que se encontro
1
· · •
.

rn uv di.st· · · ·
. <� nte de 1 cap1ta 1 Ismo Impuesto en nuestro pms, d onde ademas
·

d
· ·
·

e e �� !
renta r un capitalismo tardío los grupos sociales no tenían la edu­
r:;cion o cohesión social para enfrenta¡· las leves
de la ofcna v la de­
a
fa nda. de fon11a que se pmdujo un pmfundo desequilibrio entre los
Ctorcs
ea r Cd 1 es de poder que cond LIJO a una n:al'd
· ··
1 a d mequitativa que
u s a ba pro ¡·
· · · ·

undos agravios . a la mayona. .

No quc¡·emos decir que el liberalismo clásico sea una mala teoi'Ía,


86 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

sin embargo, el ejercicio ideal del sistema se da cuando todos los facto­
res de la producción se encuentran capacitados para mantener los equi­
librios que conduzcan a un verdadero escenario de libertad y no simple­
mente a esquemas de realidad virtual.
Es precisamente el papel de la Revolución Mexicana y su manifesta­
ción jurídica, la Constitución, el punto de referencia crítica para
prender un nuevo camino en el Constitucionalismo universal, nos
camas en las constituciones liberales clásicas, derivadas del ejemplo
Francia y los Estados Unidos se hace énfasis en el desarrollo de los
rechos individuales frente al Estado, y el gobierno se reduce a un
de árbitro absolutamente neutral en el libre juego de los factores
producción, es decir, el constitucionalismo se orientaba a mantener
esquema donde el gobierno reducía su papel al de un gendarme y las
yes constitucionales se orientaban a procurar el libre juego e
en un marco de garantías individuales que protegían derechos
te individuales.
El movimiento constitucionalista de 1916-1917 dio un giro i
tante al pensamiento clásico y generó una nueva concepción del
tucionalismo, es decir el constitucionalismo social.
En la visión del constitucionalismo social que tiene como punto
partida la Constitución Mexicana de 1917, se dio un gran viraje
cuanto a la extensión y naturaleza de los derechos que se deberían
tutelar en la constitución y particularmente en el papel que debería
gar el gobierno en el equilibrio de los factores de producción, i
randa al planteamiento constitucional una nueva concepción, la
da democracia social, que definían nuestros constituyentes como
gobierno de la sociedad por las clases populares y para el beneficio
las mismas clases".
Está nueva concepción quedo plasmada en el artículo 27 de la
titución cuando se nacionaliza el territorio nacional. se crea una
de propiedad social de la tierra llamada ejido, y se inicia una poi
social de restitución a los pueblos e individuos despejados que
de conducir a una gran reforma agraria contrapuesta al latifun
improductivo a que nos había conducido una mala interpretación
liberalismo clásico manipulado por los intereses dominantes del
rismo.
El artículo 123 de la Constitución nos presenta una nueva e
ción de las relaciones obrero-patronales, el gobierno deja de ser un
espectado r o instrumento al servicio de la clase patronal y se trans
ma en un factor de equilibrio entre los factores productivos.
\ l K JIF\ITES IDEOLÓGICAS DEL DERECHO CONSTITUCIONAL
- J. Mateos Santillan 87

En cuanto al artículo 3 constitucional, que la inmen


sa mayoría de
lo � t ratadistas consideran un elemento fundamenta
l en la concepción
del nuevo constitucionalismo social, me permito señalar que en lo per­
sonal. después de observar la evolución de la materia educativa a lo lar­
;,0 del siglo XIX debemos señalar que todos nuestros
constituyentes de
A pauingán, del 24, del 36 y del 57, incluso Maximiliano y los
Porfiristas
tu\ieron la misma idea, la educación debe de ser la piedra que sirva de
base a la transformación social.
Unidad 6

Poder constituyente

JuAN JosÉ MATEos SANTILLÁN.

6.1. PRESENTACIÓN

Para desarrollar los contenidos de la Unidad 6 del programa de es­


tudios de la materia Derecho Constitucional 1, he recurrido a la consul­
ta de fuentes directas en la mayoría de los casos, y sólo por excepción, a
fuentes indirectas, cabe aclarar que he procurado presentar las opinio­
nc·s de los diversos autores respetando en lo posible sus ideas.
En cuanto a las corrientes que estudian la soberanía y el constitu­
yente, es menester señalar que añadimos a las más conocidas: el pensa­
miento español que tuvo vigencia durante la etapa colonial en México,
así como, el estudio de la corriente que siguieron los constituyentes de
1824, hoy en día prácticamente olvidada. También añadimos al progra­
ma un punto relativo a uno de los problemas de actualidad, la sobera­
nía ante la mundialización o globalización.
Como resultado de lo expuesto, los estudiosos del tema tendrán
oportunidad de observar, cuestiones que en apariencia no tienen impor­
tancia, resultan a la postre factores que nos sirven para explicar opinio­
nes de aspecto semejante pero en realidad opuestas.
Las diferencias en las teorías francesas en relación a las españolas,
en a pariencia
son mínimas, por esa razón, cuando cayeron en el olvido
las seg undas,
se pensó erróneamente que los constituyentes de 1824,
h a bían invocado el pensamiento francés.

• Maestro en la División de Estudios de Posgrado, así como. en la Facultad de Dere­


cho de la UNAM.

89
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
')0

De esta forma, el desarrollo de la unidad nos brinda la oportunidad


de confrontar las principales corrientes doctrinarias frente al pensamien­
to de los Constituyentes mexicanos que debatieron el tema y las fuentes
documentales que sostienen el sentido originario de las concepciones
mexicanas, dicho de otra forma, doctrina frente a derecho positivo.

6.2. EL ORIGEN

Es claro que el derecho mexicano tuvo como punto de partida el de­


recho español, así como, éste último encontró su principal inspiración
en el Derecho romano-germánico, y aun cuando no es esta obra el sitio
adecuado para revisar las tesis griegas o latinas que pudieran servir de
antecedente a los estudiosos de la soberanía y del constituyente; resulta
fundamental para el debate sobre los alcances y origen del concepto so­
beranía, la existencia de una serie de preceptos que fueron derecho po­
sitivo novohispano y que mucho nos ayudarán a entender nuestros ante­
cedentes doctrinarios.
Hoy en día, la mayoría de los doctrinarios mexicanos sostienen que
nuestro artículo 39 constitucional, tuvo como fuente de inspiración el
pensamiento francés, en nuestra opinión, la cuestión nos obliga a buscar
mayores elementos de juicio en el derecho positivo español para for­
marnos una mejor opinión sobre los orígenes de nuestro pensamiento.
Muchos años antes de que Rousseau escribiera el Contrato Social o
que Juan Bodino sentara las bases para que se estructurara el pensa­
miento francés, Alfonso X, el rey sabio, quien gobernó en Castilla de 1252
a 1284 y cuya obra, las Siete Partidas, elaboradas entre 1256 y 1265,
debe considerarse parte aguas y ejemplo del derecho de su época, esta­
bleció en la Segunda Partida, Ley 1, la siguiente norma referente al Rey:

... e a el pertenece, segund derecho, el otorgamiento que le fizieron las gen­


tes antiguamente de governar, e mantener el Imperio en justicia.

El párrafo es claro y categórico, la comunidad, el pueblo, las gentes,


son el poder que inviste al Rey, dicho de otra forma, el poder de los re­
yes o gobernantes proviene directamente de la comunidad o pueblo,
que es en esta concepción la fuente de la soberanía.
La Ley 1 recién citada, se complementa con lo expuesto en la Se­
gunda Partida Ley 11, relativa a los alcances y uso que debe hacer del
poder el gobernante, cuando establece:

Ca maguer los Romanos. que antiguamente ganaron con su poder el seño­


t·io del mundo, fizieron Emperador, e le otm·garon todo el poder e el señorio
que avían sobre las gentes, para mantener, e defender derechamente el
pro comunal de todos, con todo esso non fue su entendimiento, de lo fazer
J't ¡pFR CONSTITUYENTE - J. Mateos Santillán 91

Señor de las cosas de cada uno, de manera que las pudiese tomar a su vo­
luntad; sino tan solamente, por algunas de la-; t·azones, que de suso son dichas.

Este párrafo de la Segunda Partida Ley 11, nos brinda varios aspec­
tos. por un lado, establece que el poder del Rey sólo tiene un fin lícito,
quL' no es otro sino defender el bien común, o en la fórmula castiza de­
kntkr derechamente el pro comunal de todos, es decir, no se permite
una defensa "torcitera" como se diría en aquellas épocas, o torcida, o al
111arg:en del derecho como diríamos hoy en día y un segundo elemento
qUL' el tema nos obliga a destacar y que impone límites al Rey en cuanto
a que éste, no es dueño o señor de las cosas de los particulares y que no
puede ejercer su poder arbitrariamente sobre la comunidad sino en los

casos que la ley le faculta o como se indica en castizo, " ... por algunas
de las razones, que de su uso son dichas."
Si vinculamos lo expuesto en la Ley 1, con lo sostenido en el frag­
mento de la Ley 11, nos lleva a la idea de limitaciones en el gobernante
ante una comunidad que lo hizo Rey y de donde emana su autoridad, es
decir, nos encontramos claramente ante un pacto social de la comuni­
dad que nombra rey y le limita, teoría absolutamente opuesta a la tradi­
ción francesa, en la cual, los reyes, se consideraban elegidos directa­
mente por Dios.
Pero la Ley 11 de la Segunda Partida va más lejos y añade:

Este poder ha el Señor, luego que es escogido de todos aquellos que han
poderío de lo escoger, o de la mayor parte; seyendo fecho Rey en aquel lu­
gar, onde se acostumbraron a fazer antiguamente, los que fueron escogidos
para emperadores.

No hay duda, el Rey era electo o escogido por unanimidad o por la


mmoría, la Ley de Castilla y León es reiterativa, el poder del Rey ema­
na de la comunidad, aún cuando no debemos olvidar que estamos citan­
do textos del siglo XIII, muy distantes de la tradición democrática occi­
dental del siglo XXI, y debemos entender que los representantes de esa
c omunidad eran los nobles e hidalgos castellanos.
Antes de citar la Ley X de la Segunda Partida, debemos recordar
que las Siete Partidas tuvieron vigencia
en el México colonial y aún du­
rante much
os años del México independiente, hasta antes de la promul­
gación de los primeros
Códigos federales en la segunda mitad del siglo XIX
Y ca be recordar que su vigencia en la etapa independiente se limitaba
a todo aquello
que no se opusiera a la Constitución mexicana, también
debemos
recordar que en la etapa virreina! el texto de las Siete Partidas
se estu
diaba en todas l as universidades, donde acudieron los mexica­
nos que a la postre
serían constituyentes en Cádiz y en el Constituyente
de 1823-24.
92 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

De regreso al texto de la Ley X de la Segunda Partida, nos encontra-


mos el siguiente fragmento:

...que si usase mal de su poderio, en las maneras que de suso diximos en


esta lev, que! pueden dezir las gentes Tyrano, e tornarse el Seiiorio, que era
derecho, en torticero, assi como dixo Aristoteles, en el libro que fabla del
Regimiento de las Cibbades, e de los Re�mos.

Cuando el Rey abusaba del poder y actuaba contra derecho, el pue­


blo lo podía calificar de tirano y transformar los títulos apegados a de­
recho en un gobierno torcido o contrario a derecho, este bello fragmen­
to nos sirve para refrendar por un lado, la superioridad de "las gentes"
sobre el Rey, superioridad que se manifiesta en la facultad de nombra­
miento y en la facultad de destitución; facultades que en su conjunto re­
presentan la idea de la soberanía originaria del pueblo, plasmadas no en
la Doctrina, sino en la Ley, de suerte tal que, si tomamos en cuenta que
Rousseau publicó su Contrato Social en 1762, existen 500 años de anti­
cipación en la concepción española, concepción que evolucionaría al
paso de los siglos, y cobraría esplendor con hombres como Francisco
de Vitoria, Francisco Suárez, el Padre Mariana y una pléyade de pensa­
dores que sirvieron de inspiración a los constituyentes de Cádiz y a los
constituyentes mexicanos de 1823-24.
Cabe advertir que no es posible equiparar el gobierno de los reyes
españoles de los siglos XIII, XIV o XV, con el poder que alcanzaron los re­
yes de la Casa de Austria en los siglos XVI y XVII y menos aún con el rei­
nado de los Barbones del siglo XVIII, éstos últimos familiares directos de
la Casa reinante en Francia y creadores del despotismo ilustrado.

6.3. CONCEPTO E IMPORTANCIA


DEL PODER CONSTITUYENTE

El Poder Constituyente, es un tema de importancia capital para la


elaboración de una teoría constitucional congruente con los postulados
básicos que caracterizan a las sociedades democráticas occidentales.
El tema, en apariencia simple, se complica por la cantidad de teo­
rías que se han desarrollado con el afán de explicarlo, y no podría ser
de otra forma si se toma en consideración la magnitud de la cuestión,
que no es otra sino la legitimidad del ejercicio del poder público. De
ésta forma, el concepto de Poder Constituyente y las atribuciones del
mismo, tendrán variables notables según sea la teoría con la que se pre­
tenda explicarlo.
A l o largo de las siguientes líneas se intentar·a exponer algunas de
las diver·sas curTientes que se han creado para definir· la nat ur al e za y al-
¡•()IJFR CONSTITUYENTE J. Mateos Santillán
-
93

c:tnces del Poder Constituyente, cabría agregar que las polémicas sobre
L'l te m a se han dado prácticamente desde la aparición del concepto.
A partir de la aparición del vocablo pouvoir constitumzt formulado

por Emmanuel J. Sieyes en su obra "¿Qué es el Tercer Estado?"' de 1788,


�L' han escrito múltiples definiciones del concepto, dentro de los cuales
L-itaremos la de Carl Schmitt:

Poder Constituyente es la voluntad política cuya fuer·za o autoridad es ca­


paz de adoptar la concreta decisión de conjunto sobre modo y forma de la
propia existencia política.2

En la Enciclopedia Jurídica Omeba encontramos la siguiente defi­


nición:
El poder constituvente consiste en la suprema capacidad y dominio
del
pueblo sobre sí mismo, al darse por su propia voluntad una organizaci
ón
política y un ordenamiento jurídico; esa voluntad es una voluntad
política
que se convierte en voluntad jurídica mediante la Constitución y
se caracte­
riza como aptitud y cualidad de la función perteneciente al pueblo
de darse
una norma constitucional que es, a la vez, expresión de unidad política
y de
organización de la Sociedad y del Estado.3

Las definiciones expuestas nos llevan a señalar la necesidad de esta­


blecer un vínculo explicativo entre los conceptos Poder Constituyente y
la base legitimadora del ejercicio del poder público, esto es, la sobera­
nía. De ésta suerte, constituyente y soberanía, se entrelazan de tal forma
que para explicar el primero necesariamente debemos acudir al segun­
do. Lo expuesto no viene sino a complicar nuestro objeto de estudio,
dado que para explicar el concepto de soberanía, existen muchas co­
rrientes y autores, generalmente vinculados a explicaciones fundadas en
sus experiencias nacionales y en las diferentes épocas en que aparecen,
pues para citar el ejemplo de Francia, son notables las diferencias entre

autores como Rousseau y Sieyes, y las de éstos con los teóricos de la


globalización de la actualidad.

6. 4. LA SOBERANÍA COMO FUNDAMENTO


DEL PODER CONSTITUYENTE

Como dijimos en párrafos anteriores, para explicar la naturaleza


del Poder Constituyente, es menester vincular su estudio al concepto de
so b era nía, sin embargo, esta terminología tan clara a partir de la época

SIEYES, Emmanuel J., C:C)ll<' es e/ /erccr J:"s[(u/"J


· UNAM. México. llJ83.
Sut,\11TI", Cad. Teuríu de la ConslilllcÍ<)n, Alian.-:a
l. Madrid. llJlJ6, p. lJ3.
Editoria
1 Véase voz "poder constituyente" en Lllcicl"p<'
dia l11rídica. ÜMEBA T.IV. p. 33.
94 TEORiA DE LA CONSTITUCIÓN

de la revolución francesa, no lo es tanto cuando se estudia la historia


occidental anterior a dicha revolución, pues si bien tenemos pruebas de
la existencia de actos equiparables a los del Poder Constituyente creado
por SIEYES, también es cierto que las diversas sociedades de la antigüe­
dad se dieron ordenamientos jurídicos mediante ejercicios de organiza­
ción política equiparables a las concepciones del Poder Constituyente
de nuestros días, claro está, sin que estas formas primitivas de consti­
tuirse o de constitución tengan exactamente el mismo significado que
hoy en día tienen, no obstante lo cual, resulta significativo observar en
los estudios de Aristóteles diferencias precisas en la Grecia Clásica en­
tre los conceptos constitución y ley, y una diferencia sutil entre Poder
Constituyente y Poder Legislativo;4 la misma diferencia puede estudiar­
se en la historia de los fueros españoles o de las constituciones inglesas
donde en la etapa medieval surgen los fueros y la Carta Magna como
resultado de las luchas entre la Corona y la nobleza, dichas normas se
elaboraron con fundamento en un poder superior al de los reyes, preci­
samente como normas que regulan y limitan la actuación de los reyes.
De lo expuesto cabe desprender que en España, Inglaterra, Francia
y Alemania, por sólo citar a los países más representativos de diversas
épocas, se dieron diferentes formas de evolución del concepto soberanía
y en consecuencia del papel del Rey y las Cortes, de forma tal que, entre
la caída del Imperio Romano y la Edad Moderna, cada país conformó
experiencias y teorías propias que al paso de los años y de los siglos,
sirvieron de retroalimentación para la elaboración de nuevos argumen­
tos que serán determinantes para la Ilustración francesa del siglo XVIII,
momento en el que encontramos realidades nacionales diversas con
puntos de referencia comunes.
Autores como Carré de Malberg,' se preocupan por explicar las di­
ferentes evoluciones del ejercicio del poder entre Francia e Inglaterra,
Carl Schmitt6 nos explica el pensamiento alemán distinto de los anterio­
res, sin embargo, del análisis de la evolución de las tradiciones euro­
peas vinculadas cada una de ellas a su propia historia, se desprende
la necesidad de replantear la historia de las instituciones mexicanas a la
luz de nuestra historia y nuestros vínculos con España y Estados Uni­
dos, para de esta forma intentar entender nuestro presente.
No obstante lo expuesto, es menester estudiar la tradición francesa
para explicar el origen del concepto Poder Constituyente y su vincula­
ción con el concepto de Soberanía, para lo cual es necesario recordar la

4 Íde111. p.
36.
° CARRF DE MALHERt;. Raymond. Teoría Ge¡¡era/ de/ JO.,wdo. UNAM-FCE. México. !998,
p. 870.
0 ScHMlTI". Carl. op. cit., p. 95.
¡•(l!lER CONSTITUYENTE J. Mateos Santillán
-
95

compleja e inestable situación política que rodeó a la Revolución Fran­


Ll·sa v que generó grandes debates sobre la legitimidad de los órganos
lk autoridad y la titularidad del ejercicio del poder público o soberanía.
Las teorías de Juan Jacobo Rousseau se vieron enfrentadas al pensa-
111iL·nto de Emmanuel J. Sieyes quien como mencionamos en líneas an­
tL·riores creó el vocablo constituyente como adjetivo calificativo del po­
lkr capaz de generar una constitución para lo cual expresó la siguiente
ilka:

En cada una de sus partes la Constitución no es obra del poder constituido,


sino del poder constituyente. Ninguna clase de poder delegado puede cam­
biar nada en las condiciones de la delegación.7

Como puede apreciarse, Sieyes nos presenta con gran claridad la


diferencia entre poder constituyente y poderes constituidos, cabría
agregar que siempre dentro de la tradición románica de la representa­
ción, de ésta forma puede percibirse como equipara los poderes consti­
tuidos a una representación ordinaria y el constituyente a una represen­
tación extraordinaria:

Este cuerpo de representantes extraordinarios reemplaza a la nación en su


independencia de todas las formas constitucionales. No es necesario aquí
tomar tantas precauciones para impedir los abusos del poder, puestos que
estos representantes no son diputados más que para un solo asunto y única­
mente por un tiempo determinado. Y yo digo que ellos no tienen que some­
terse a las normas constitucionales sobre las cuales han de decidir. . 8
.

El pensamiento de Sieyes refleja por un lado los temores


de la épo­
ca, muy próxima al absolutismo de los
reyes de Francia, en donde la
preocupación fundamental, una vez
resuelto el problema de la legitimi­
dad, reside en tratar de separar
el papel de crear la constitución, del rol
de aplicarla, pues podría
suponerse que si voy a ejecutar la constitución
Y adicionalmente voy a
crearla, existe la tentación de elaborar una
co nstituc
ión muy cercana a mis intereses personales y lejana del interés
general, de
esta forma existe una primera separación de poderes entre
el Po der
Constituyente y los poderes constituidos.
En la misma línea del pensam
iento de Sieycs sobre el poder consti­
tuvc nte
se desprenden tres razonamientos fundam
entales para su carac­
terizaci
ón:
Primero, el constituyente no se
somete a la Constitución porque a

él le corresponde elabor arla.

7 StEYts. up. cit.. p. 109.


K lde111, p. 113.
96 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

• Segundo, al constituyente no deben afectarle las formas positivas


que regulan a los poderes constituidos.
• Tercero, el constituyente ocupa el lugar de la Nación cuando se
trata de formar la Constitución y por lo tanto es independiente.

En el pensamiento de Sieyes el poder constituyente es una expre­


sión de la soberanía que se manifiesta al interior de un país con el pro­
pósito de elaborar sus normas fundamentales, para lo cual cabe señalar
que existen al menos tres tipos de circunstancias en las que puede ser
convocado el poder constituyente.
La historia de México nos lleva a recordar el hecho de una Colonia
o reino dependiente que alcanza su independencia y con ello reasume
una soberanía que no había ejercido durante siglos, y mediante dicha
reasunción de soberanía, con el más alto grado de legitimidad, convoca
a un Congreso Constituyente, que en el caso mexicano, elaboró no sólo
la Constitución Federal de 1824, sino que adicionalmente, e incluso an­
teriormente, creó un documento fundamental llamado Acta Constitutiva
de la Federación Mexicana, mismo que sirvió de base para la Constitución.
Una segunda posibilidad, también vinculada a nuestra historia, se
da cuando la convocatoria al Constituyente es resultado de una trasgre­
sión al orden dentro de un Estado constituido y que al triunfo del movi­
miento revolucionario o del golpe de Estado, el grupo victorioso convo­
ca a un Congreso Constituyente.
Esta segunda posibilidad abre una gran polémica entre los estudio­
sos de la materia, polémica que nos servirá para ejemplificar los extre­
mos a que puede conducirnos una particular perspectiva doctrinal, y
sobre todo, cuan alejados pueden estar uno del otro.
Para R. Carré de Malberg,9 cuando se refiere a la hipótesis de un
movimiento armado que triunfa y convoca a un constituyente, éste se
reduce a una cuestión de hecho y deja de ser una cuestión de derecho,
en cuyo caso:

Hay que abandonar, pues, esta primera hipótesis, en la cual la devolución Y


el ejercicio del poder constituyente no están regidos por el derecho, pues en
la ciencia del derecho público no hay lugar para un capítulo consagrado a
una teoría jurídica de los golpes de Estado, de la revolución y de sus efec­
tos. Y por consiguiente, conviene fijarse únicamente en un segundo caso,
que es el de la reforma pacífica, regular, jurídica en una palabra de la
1
Constitución vigente. 0

En una posición doctrinal opuesta, Carl Schmitt señala:

� CARRE llL MALBI·.R<;. op. cit.,. pp. 1172-1173.


10 Jhidl'lll.
¡•¡ lllER CONSTITUYENTE - J. Mateo' Santillún 97

Sería un error -y por cierto un er-ror antidemocrático- el tener por nor­


ma absoluta y definitiva de la Democracia estos métodos del siglo XIX. La
\ oluntad del pueblo de darse una Constitución puede sólo demostrarse me­
diante el hecho, y no mediante la observación de un procedimiento norma­
ti\ amente regulado. Y claro está que tampoco puede ser enjuiciado a base
de leves constitucionales anteriores o en vigor hasta el momento.11

Como puede apreciarse, esta segunda posibilidad para convocar un


Cong:reso Constituyente genera interpretaciones muy distantes que en
llll!Cho tienen que ver con las experiencias nacionales de cada autor y
con su ideología, lo cual nos lleva a recordar las diversas concepciones
ckl derecho y las implicaciones interpretativas que conllevan, pues por
ejemplo, para los positivistas no puede existir explicaciones supra-cons­
titucionales o al margen del Derecho, en tanto que en una concepción
iu;,naturalista o sociologista, pueden admitirse valores supra-constitu­
cionales que llevarían el estudio de la legitimidad al terreno de las con­
cc¡Kiones de soberanía.
Un tercer escenario se da cuando el congreso constituyente se con­
\oca con apego al proceso constitucional establecido en la constitución
\·ig:ente, con el propósito expreso de modificarla y en su caso sustituirla
por un texto nuevo. Esta hipótesis nos presenta reflexiones polémicas
como las planteadas en el punto anterior, pues para algunos autores,
como Carré de Malberg el nuevo constituyente se encuentra vinculado
a l anterior:

Pero cualesquiera que sea la importancia de este cambio constitucional, sea


total o sea parTial, habrá de operarse según las reglas fijadas en la misma cons­
ti1ución que se trata de modificar.12

En tanto que para autores como C. Schmitt la cuestión tiene un ca­


rácter diametralmente
opuesto como puede apreciarse en la referencia
que hicimos de
dicho autor en el punto anterior.
Las posiciones de ambos autores nos remiten
necesariamente a en­
contrar la
naturaleza del poder constituyente, pues para Carré de Mal­
berg en
realidad el poder constituyente al estar sujeto a la constituci
ón
anll'rior,
viene a ser un poder constituido, en tanto que la posición de
Sc hlllitt
nos presentan un constituyente independiente con atribuci
ones
muy cer c a
na s a las expuestas por Sieyes.

11•, ,S < 11\1\Tl Carl, op. cit.. p. 1 OO.


- CARIÜ' DE MALBFR<;. up. cit.. p. 1173.
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
98

6.4.1. TESIS DE ROUSSEAU Y DE SIEYÉS

as opmwnes que sostienen


En líneas anteriores presentamos algun
cuencia desatan grandes polé­
puntos de vista encontrados y en conse
corriente genera un gran interés
micas, el aspecto doctrinario de cada
las posiciones nos lleva a una
académico, sin embargo, lo alejado de
observar que la interpretación
reflexión necesaria en el sentido de
puede generar graves errores
conceptual de vocablos fundamentales
pción de la realidad en nues-
de interpretación constitucional, y de perce
tro país.
o de dos clásicos univer-
A continuación estudiaremos el pensamient
refiero a Juan Jacobo Rousseau
sales en el análisis de la soberanía, me
y a Emmanuel J. Sieyes.

6.4.1.1. Juan ]acabo Rousseau

de Rousseau a partir de
Pocos autores han alcanzado la celebridad
fama, los más prolijos estudios
su obra "El contrato social", y con la
s, que no falta quien piense
de su obra, su prestigio alcanzó tales nivele
pactistas en su celebérrima
que Rousseau fue el creador de las tesis
dar que parte de su obra se
obra, sin embargo, es conveniente recor
a su vez aprovechó el conoci­
funda en las tesis de Juan Bodin o, quien
a Española como Francisco
miento de los autores de la Escuela Clásic
en su momento participaron
de Vitoria y Francisco Suárez, mismos que
Santo Tomás de Aquino, otros
del movimiento escolástico generado por
son: Marsilio de Padua y Gui­
autores medievales que abordan el tema
que el pactum uniuonis fue
llermo de Occam o Althusio, quien señala .
poder, de suerte que la so­
creado por el pueblo, que es la fuente de todo
el príncipe simplemente la
beranía pertenece al pueblo mientras que
usufructúa.
Hobbes quienes abordan
No hay que olvidar autores como Grocio y
vista y a quienes Rousseau
la temática desde sus singulares puntos de
refuta desde su obra.
le ningún mérito al célebre
Con lo expuesto no pretendemos restar
eaU .
lecer que la obra de Rouss
ginebrino, simplemente deseamos estab
pciones pactistas.
es un eslabón más en la cadena de conce

del pensamiento de Rou
A continuación presentamos una glosa
en la concien­
impacto que generó
seau, cuya importancia radica en el
que le sucedieron.
cia de todas las generaciones
, (en
a que el hombre nace libre Y que, sin embargo
Rousseau, estim
explicar esta situa ción establece:
su época) vive con cadenas, para
!'< ¡JJFR CONSTITUYENTE - J. M,llcos Santillún 99

Pero el orden social constituye un den.:cho sagrado que sirve de base a to­
dos los demás. Sin embargo, este derecho no es un derecho natural: está
fundado sobre convenciones. 13

Para Rousseau la más antigua y única sociedad natural es la fami­


lia. p e ro, incluso en ella, los hijos no se mantienen unidos a sus padres
lk ma ne ra indefinida, por lo que tienden a buscar su independencia, no
obstante, la familia es el primer modelo de sociedad política, donde el
padre es la imagen del jefe y los hijos del pueblo, "y todos, habiendo na­
cidos l ibres, no enajenan su libertad sino en cambio de su utilidad. Toda
la dife rencia consiste en que, en la familia, el amor paternal recompensa
al padre de los cuidados que prodiga a sus hijos, en tanto que, en el esta­
do. es el placer del mando el que suple o sustituye este amor que el jefe
no siente por sus gobernados."14
En el punto de las primeras sociedades Rousseau se deslinda del
p ensa mi e nto de Grocio y Hobbes, a quienes acusa de equiparar su pen­
samiento al de Calígula y establece que los hombres no son naturalmen­
te i g ual es, razones por las cuales explica que la fuerza no nace del dere­
cho, y que ningún hombre tiene por naturaleza autoridad sobre sus
semejantes.
Para abordar su concepto de pacto social, Rousseau explica que los
hombres en estado natural llegan al punto de encontrar una serie de
obstúculos que impiden su conservación en el estado natural, lo que los
obliga a s u m ar sus fuerzas para superar las resistencias que enfrentan
por lo que expresa:

Encontrar una forma de asociación que defienda y proteja con la fuerza co­
mún la persona y los bienes de cada asociado, y por lo cual cada uno,
uniéndose a todos, no obedezca sino a sí mismo y permanezca tan libre
como antes. Tal es el problema fundamental cuya solución da el Contrato
SociaL 1"

Rousseau continúa explicándonos que las cláusulas del contrato so­


cial se encuentran determinadas por la naturaleza del acto, y que no
�ueden modificarse porque se harían inútiles, de la misma forma que
Ja más fue ro n
enunciadas formalmente, no obstante lo cual, la violación
de di chas
normas conduce a su ruptura y con ella, cada individuo recu­
Pe ra su libertad natural. El número de cláusulas del contrato social se
redu c e a
un a :

11
.. .Rocs�EAU, Juan Jacobo. t.'/ Cml/ra/u Social, Cokcción Sepan Cuantos 113, Porrúa.
M�XJ<·o, p. 3.
14 lde111, p. 4.
1' lde111, p. 9.
100 TEOR ÍA DE LA CONSTITUCIÓN

... la enajenación total de cada asociado con todos sus derechos a la comu­
nidad entera, porque, primeramente, dándose por completo cada uno de
los asociados, la condición es igual pa¡·a todos; v siendo igual, ninguno tie­
ne interés en hacerla onerosa a los demás.16

Cabe señalar que será precisamente esta cláusula única de la teoría


de Rousseau uno de los puntos más importantes y a la vez polémicos de
la Teoría del Contrato Social, pues los particulares renuncian a sus de­
rechos a favor de la voluntad general que se denomina ciudad, repúbli­
ca, cuerpo político, Estado, etc.
Una vez que establece Rousseau las características del Contrato So­
cial, se refiere a la soberanía, de suerte que establece una asociación
que implica el compromiso recíproco y público de los particulares en
una doble relación, "como miembro del soberano para con los particu­
lares y como miembro del Estado para con el soberano"17 de suerte tal
que, el principio de derecho civil según el cual nadie puede obligarse
consigo, no opera pues en el pacto social, donde el individuo se obliga
ante el todo social del cual parte.
De lo expuesto se desprende que el cuerpo soberano está formado
por la suma de los individuos, sin embargo, cabe la posibilidad de que
un individuo pueda tener una voluntad contraria a la voluntad general,
en cuyo caso, todo el cuerpo social debe obligarle a respetar dicha vo­
luntad general, porque la multitud de individuos constituye un solo
cuerpo en el que reside la soberanía. De esta forma existe una transi­
ción del estado natural al estado civil mediante la cual el hombre pierde
su libertad natural, vinculada a la fuerza, a cambio de la libertad civil y
la propiedad de lo que posee, circunscrita a la voluntad general y a la
posesión.
Rousseau dedica el libro segundo de su Contrato Social, al estudio
de la soberanía, en él establece una serie de características como que la
soberanía es inalienable e indivisible para lo cual señala que la voluntad
general sólo puede ejercer las fuerzas del Estado cuando su único fin es
buscar el bien común. En cuanto a la inalienabilidad de la soberanía
sostuvo:

Afinno pues, que no siendo la soberanía sino el ejercicio de la voluntad ge·


neral, jamás deberá enajenarse, y que el soberano, que no es más que un
ser colectivo, no puede ser representado sino por el mismo: el poder se
transmite, pero no la \·oluntad.1 �

10
lhidl.'lll.
17 RotJSSLAl!, Juan Jacobo. 1:"1 Colltmto Social, up.cit., P· IO.
1� lc/1!111, p. I4.
¡•J)IJLR CONSTITUYENTE J. Matcos Santillan
101
-

Para sostener la indivisibilidad de la soberanía, Rousseau establece


],1 niisma razón que sostuvo para la inalienabilidad, "porque la voluntad
"-" 1:'-cneral, o no lo es"1� y separa los conceptos voluntad general y vo­
L

luntad de todos, la primera atiende al interés común, la segunda atien­


d L· al interés privado.
E n cuanto a los límites del poder soberano establece:

... el pacto social da al cuerpo político un poder absolut


o sobre todos los su­
\ os. Es éste mismo poder que, dirigido por la volunta
d genei·al, toma, como
\a he dicho, el nombre de soberanía.20

Posteriormente se precisa que "cada individuo enajena,


mediante el
pado social, poder, bienes y libertad"21 pero sólo en la parte relativa
a
la importancia que tengan para la comunidad, y concluye que el
pacto
social establece igualdad entre los ciudadanos en obligaciones
y dere­
chos de suerte tal que las cesiones de los particulares, para
Rousseau,
resulta un cambio ventajoso de independencia natural por
seguridad.
Al referirse a la ley, Rousseau señala que por el pacto
social se crea el
cuerpo político y que por medio de la ley se le da movim
iento y voluntad.
Las leyes establecen derechos y deberes y son condic
iones de la Aso ­
ciación de individuos, el pueblo sumiso a las leyes,
debe ser su autor, el
problema es encontrar la forma de que el pueblo
construya sus leyes,
dicha construcción queda, según Rousseau,
en manos del legislador al
cual considera un hombre extraordinario
en el Estado y define en las si­
guientes palabras:

Si debe serlo por su genio, no lo es menos


por su cargo, que no es ni de ma­
gistratura ni de soberanía, porque constituy
endo una república, no entra en
su constitución
.22

Líneas adelante reitera:

El q u e dicta las leyes no tiene,


pues, o no debe tener ningún derecho legis­
lativo, y el mismo pueblo, aunque
quiera, no puede despojarse de un dere­
cho que es inalienable . . 23 .

Para Rousseau existen


cuatro tipos de leyes:
l. Leves fundamentale
s o políticas, regulan la relación del sobera
no
con el Estado, el cuerpo socia
l consigo mismo.
2. Leyes civiles, regula
n la relación con los miembros del cuerp so­
o
cial entre sí y con el cuer
po social entero.

14 lhidem.
20
p. 16.
ld<'lll,
21
RtJL:ssEAu, Juan Jacobo, El Co11trato Socia l op. cit.,
22 p. I7.
ldnn, p.22.
21
lhidem.
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
102

3. Leyes penales, establecen la sanción de todos los demás.


4. Usos, costumbre y opinión, para Rousseau las más importantes
de todas por ser manifestación directa del cuerpo social.

De lo expuesto se deduce que la constitución del Estado es obra del


pueblo, quien debe de reunirse periódicamente de acuerdo a la ley en
asambleas ordinarias y extraordinarias. Para Rousseau los diputados no
pueden ser los representantes del pueblo pues son únicamente sus co­
misarios, mismos que no tienen facultades para resolver nada definiti­
vamente, sin embargo, el poder ejecutivo si puede ser representativo, de
suerte que los depositarios del poder ejecutivo no son dueños del pue­
blo, sino funcionarios que pueden ser nombrados y destituidos cuando
le plazca al soberano y su función es obedecer, para evitar la usurpa­
ción del poder es importante la celebración de asambleas periódicas,
para sostener el pacto social y votarse si es voluntad del cuerpo sobera­
no sostener la forma de gobierno y si deben mantenerse en el gobierno
los funcionarios que se encuentran en él, con lo que Rousseau establece
que no existe ninguna ley fundamental que no pueda revocarse, inclui­
do el mismo pacto social, por la voluntad general de los ciudadanos.

6.4.1.2. Emmamwl Joseph Sieyes

Pocos autores han influido tanto en el pensamiento universal con­


temporáneo como el Abate Sieyes, de quien puede afirmarse logró un
mayor impacto práctico en las instituciones occidentales que las con­
cepciones del mismo Rousseau, contenidas en el "Contrato Social". Las
diferencias básicas entre ambas giran en torno a la titularidad de la so­
beranía, pues Rousseau impulsó la idea de la soberanía popular, en los
términos explicados con anterioridad, en tanto que Sieyes concibió la
idea de soberanía nacional.
Así como se aprecia en Rousseau la influencia de Althusio, Bodino,
Gracia, entre otros; de Sieyes debemos de tomar en consideración su for­
mación inicial con los jesuitas, hecho que le introdujo en el pensamiento
escolástico de la Escuela Clásica Española, lo mismo que a Badina, de
esta forma, su conocimiento de Vitoria, Suárez, Vázquez de Menchaca,
etc., le sirven para leer y criticar a Helvetius, Hobbes, Gracia, Montes·
quieu y Rousseau, de quienes se valdrá para construir sus ideas.
Una de las grandes diferencias entre Rousseau y Sieyes estriba en
que la obra y vida del primero transcurren en una época anterior a la
Revolución Francesa, en tanto que el segundo vivirá la revolución, cues·
tión que le servirá para retroalimentar sus conoci m i e n t os.
Cuando Sieves habla de la sociedad civil, lo hace de una manera
muy amp lia, co �ple mentando aspectos que faltan en Rousseau en cuan·
to a la naturaleza del cuerpo moral, al q ue Suárez denominaba cuer·
!'lllli'R CONSTITUYENTE
- J. Mateos Santillán 103

po rnístico.24 En relación a la influencia de Suárez sobre Sieyes es im­

po rta n te que emplea la voz voluntad común de éste, en lugar del térmi­
no , oluntad general empleado por Rousseau.
A continuación presentaremos algunos rasgos distintivos de las
principales ideas de Sieyes.
Para Sieyes la base de las sociedades humanas es la libertad, donde
L'l hombre es propietario de su persona y de sus bienes, de donde se de­
ri' an los derechos del hombre. Junto a los derechos nacen los deberes y
dl· la correlación de ambos se deriva el orden social.
De esta forma Sieyes afirma que los derechos del hombre son ante­
riores a todo, y no se pierde nada al entrar en sociedad. "Al contrario, el
gran objeto de la asociación política es dotarlos de una más sólida ga­
;.<.llltía, situándolos bajo protección de la comunidad".2s
De lo expuesto se desprende que: los derechos de los ciudadanos no
deri,an ni de la sociedad ni de la ley, sino al revés, la ley y todo tipo de
autoridad, además de deber su razón de ser a la protección de los dere­
chos de los individuos, son posteriores a los mismos. Con lo anterior
Sieves retoma las máximas del iusnaturalismo y declara los derechos
humanos anteriores a las creaciones sociales como la ley y el Estado.
La positividad de los derechos en el Estado es la garantía de su ejer-
cicio, dado que los derechos naturales lo abarcan todo, agrega:

Y esto nunca se repetirá lo suficiente frente a las pretensiones de los funcio­


narios del Establecimiento público, quienes, abusando de la confusión de
lenguaje, parecen dar a entender que no abríamos conservado otros dere­
chos que aquellos que la ley expresamente autoriza.26

Sicves ubica la Declaración de los Derechos del Hombre como prin­


cipio de derecho natural que se encuentran por encima del constituyen­
te Y del legislador ordinario, en tanto que la constitución positiva esta­
blece las garantías de aquellos en cuanto derechos positivosY
Ante el problema del ejercicio soberano directo en una comunidad
grande en población y territorio, Sieyes brinda dos
soluciones: la prime­
ra, efec t u ar
asambleas parciales; la segunda, nombrar diputados para
una asamblea
central. Con esta última idea enfrenta a Rousseau en
cuanto este
afirma que la voluntad no puede representarse.
Sicyes considera el sistema representativo el más favorable, para lo
cual recom i
enda un sistema de representación indirecta en segundo
� -.

24
. E nctcl
. opedia Jurídica ÜMEBA up. cit., p. 49
., ,
S lEYES, Emmanucl J., Escri/<Js V Discursos "" la Rn·olucÚ)Il,
e onsti
. Centro de Estudios
t•tcionales, Madrid, 1990, p. 236.
26
ldnn, p. 237.
27
lhidem.
104 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

grado (asambleas primarias de cuyas reuniones se formará la asamblea


nacional). Los diputados no deben ser portadores de un voto fijo y pre­
determinado, más bien, deben tener poderes amplios para llegar a acuer­
dos y aproximar posiciones, sin embargo, los poderes no deben ser ili­
mitados y sólo pueden circunscribirse a la misión específica que les en­
cargaron sus comitentes.
La cosa pública no es ni puede ser propiedad privada de ningún in­
dividuo ni familia, en caso contrario nos encontramos frente a una
usurpación.
Para satisfacer las necesidades comunes de la sociedad es necesario
crear un Establecimiento público compuesto de cosas y personas que
deban su creación a la voluntad nacional.
Para Sieyes la primera división de poderes debe establecerse en los
siguientes términos:

En efecto, los poderes públicos deben ser divididos, limitados y organiza­


dos; en una palabra, constituidos, para cumplir con su destino. Si un cuer­
po pudiera constituirse por sí mismo o reformar su Constitución, pronto
cambiaría de naturaleza, lo invadiría todo y devoraría sus propias criatu­
ras. Así la división de poderes más necesaria a establecer es la del Poder
Constituyente y los poderes constituidos.2s

Sieyes agrega una siguiente división entre poderes y afirma que el


legislativo debe dividirse entre el Jefe del Estado, el Senado y la Cáma­
ra de Diputados, sin que ninguno pueda arrogarse la titularidad del po­
der legislativo que no pertenece sino a los tres en conjunto. Cabe seña­
lar que en el pensamiento de Sieyes las ideas expuestas en estas líneas
pertenecen a una segunda época, posterior a sus ideas de 1791, con las
cuales guardan diferencias evidentes.
Las diferencias entre Sieyes y Rousseau no quedan sólo en el ámbi­
to de la representación, sino que parten del origen o fuente del poder;
es decir, la soberanía y sus límites, pues si para Rousseau los hombres
enajenan su libertad bajo la dirección de la voluntad general, para
Sieyes, el hombre no se asocia para entregar ni su libertad ni sus dere­
chos naturales.29
Nos explica Sieyes que el acto de asociación exige la unanimidad de
los asociados, pero que el resto de las cuestiones concernientes a los in­
tereses de la sociedad puede no ser unánime, por lo que se establece la
ley como voluntad de la mayoría de los asociados.
El despotismo, es la reunión de todas las partes del poder político Y
conduce a la tiranía, por lo que la voluntad social dividida en mayoría Y

2x !de111, p. 241.
2" SIEYi,s. Emmanuel J., l:"scrito., v Discursos de la Revolución, op. cit., p. 247.
¡•llilFK CONSTITUYENTE - J. Matcos Santillán 105

11Jinoría, siempre tratando de evitar que la mayoría se transforme en ti­


r�\11ía. para evitar lo cual se debe diferenciar entre Constitución y ley,
wl \ como Sieyes lo explica:

E�ta \·oluntad previa debe formar parte esencial del acto y la m·ganización
por separado, de cada uno de ellos, esto es, en la Constitución. La Constitu­
cit'ln en efecto, es una lev fundamental anterior a toda lev aprobada por la
1na Yoría y obedecerla y soml'te¡·se a ella debe formar parte del compromiso
,

primordial de todo miembro del Estado30

DL' lo expuesto se desprende el valor fundamental de la constitu­


cit.JJl, pues en lo sucesivo la simple mayoría aprobará las leyes, que
siempre se encontrarán sometidas al mandato y límites constituciona­
les. razón suficiente para evitar los abusos de la mayoría.
Una diferencia más entre Rousseau y Sieycs la tenemos en la crítica
qm· realiza el segundo del carácter ilimitado de la soberanía popular
pues para él, admite dos límites.
l. La soberanía se haya reducida a los límites del poder político.
2. El pueblo votando unánimemente en el acto constitutivo, no pue­
de ejercer una soberanía peligrosa, pues los individuos poseen su
veto personal.

Agrega que el despotismo debe ser constitucionalmente imposibili­


tado antes que permita aprobar una sola ley por mayoría.
Sieves redondea sus opiniones sobre los límites de la soberanía se­
ñalando que los legisladores deben ser perfectamente libres en sus opi­
niones, sin que puedan ser juzgados por ella, no obstante, la Constitución
"ha de atribuir a la fuerza moral y física de la masa, o a una representa­
ción de esa fuerza"11 los elementos para controlar y evitar que las leyes
vulneren la constitución. Con lo expuesto Sieyes sentó las bases de los
modernos tribunales constitucionales, mismos que tienen la misión de
inte r p reta r la constitucionalidad de las leyes al margen de los poderes
constituidos.

6.4.2. LA SOBERANÍA ANTE LOS CONSTITUYENTES MEXICANOS

El pen samiento de Rousseau


. y el de Sieyes, representan en la histo­
na u niv
ersal y particularmen te en la historia de Francia el enfrenta­
miento
entre los conceptos de soberanía popular frente a las concepcio­
nes de
soberanía nacional, las diferencias son evidentes, pues en la
C on c
e p c i ón
francesa los conceptos pueblo y nación generaron dos teo-

lll
ldenz, p. 248.
11
ldenz, p. 2SO.
106 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

rías francamente distantes en cuestiones como la representación, tal y


como quedó asentado en líneas anteriores. Sin embargo, en los inicios
del siglo XXI los retos de la transformación institucional que conllevan
los fenómenos de la globalización y el impacto de la caída de la Unión
Soviética, la reunificación de Alemania, la transición a la democracia
española, la caída de los sistemas de partido único o dominante en la
Europa del Este etc., en cuyo contexto general debe estudiarse la alter­
nancia democrática en México, han obligado a los llamados teóricos del
neo-institucionalismo a dar un nuevo sentido a la Historia, tal y como lo
expresa Jurgen Habermas en su obra "Más allá del estado nacional":

Para aprender de la historia no podemos echar a un lado ni reprimir los


problemas no resueltos; tendremos que mantenernos abiertos a las expe­
riencias críticas, pues de otro modo ni siquiera podremos percibir los acae­
cimientos históricos como desmentidos, como evidencias del fracaso de
nuestras expectativasY

En Alemania, la escuela de Heidelberg, lo mismo que en España y


el resto de Europa, enfrentan el cambio institucional con un replantea­
miento de la Historia, con una historia crítica, que los obliga a reconsi­
derar algunos aspectos vitales para comprender la transformación
institucional:

Si la historia en general vale como magistra vitae, habrá de serlo a fuerza


de instancia crítica ante la que, o contra la que, fracasa lo que hasta ahora
habíamos tenido por correcto a la luz de nuestra herencia cultural. Enton­
ces la historia actúa como instancia que nos invita no precisamente a imita­
ciones, sino a revisiones.33

Los alemanes replantearon su historia ante dos factores que así los
obligaban, por un lado su derrota en la segunda guerra mundial con la
división política que sufrieron, y por otro, el impacto cultural que gene­
ró la caída del muro de Berlín y la consabida unificación alemana, en
España, después de Franco, se encontraron con una historia parcial
que en realidad era una simple explicación de partido de un contexto
totalmente diferente, el resto de los países del Este Europeo, enfrentan
problemas similares para entender en primera instancia, y enfrentar
como consecuencia, el cambio.
En México las circunstancias no son muy distintas, desde el fusila­
miento de los líderes del partido conservador en 1867 en el Cerro de las
Campanas, la historia de México fue escrita por las plumas o bajo loS
intereses del grupo dominante, de suerte que la historia oficial, se trans·

12 Habermas Jürgen, Mús al/ú del l·:stwlo Nacimwl. FCE. México. p. S l.


.ll lde111, p. 4'1.
¡•UIJF R CONSTITUYENTE - J. Mateos Santillán 107

¡0nnó en un conjunto de narraciones generalmente ajenas a la realidad


, c·o n el fin de justificar la actuación de los hombres en el poder. Los
�-�unbios que ha vivido México en el pasado reciente y la alternancia en

c·l poder con un grupo diferente al otrora partido hegemónico, nos ofre­
cc·n la oportunidad, por no afirmar que nos obligan, a reencontrar nues­
tr�1 historia y nuestras instituciones, en un contexto universal que nos

reclama una revisión Institucional profunda.


En México desde los años setentas algunos investigadores, empren­
dic·ron un replanteamiento histórico de nuestras instituciones con una
ml'lodología objetiva e impecable, revisar críticamente nuestra historia,

a la luz de las fuentes directas, es decir, de los documentos originales


sobre los que se escribió la historia, procedimiento seguido por los Eu­
ropeos años después. Lo expuesto nos permite reflexionar sobre el con­
cepto de Soberanía en México y el origen de la teoría en que se fundó el
actual artículo 39 constitucional.
Si acudimos al Diario de los Debates del Constituyente mexicano
de 191 7 y estudiamos el tema de la soberanía, nos encontramos la si­
guiente exposición en el dictamen sobre el proyecto de artículo 39 que
se correspondía en el 39 de la Constitución de 1857:

El concepto de soberanía es esencialmente histórico, dice George Jellineck,


en su obra El Estado moderno y su derecho, y, efectivamente, su formación
ha tenido diversas etapas ...
Paralelamente a este movimiento se iniciaba por los tratadistas de dere­
cho público, quienes, con Jean Bodin crearon con su significación especial
la palabra soberanía, para indicar (super omnia) el más alto poder huma­
no; \ posteriormente, debido a la labor filosófica del siglo XVIII, concretado
en sus postulados esenciales en la célebre obra de Juan Jacobo Rousseau, el
contrato social, la soberanía, esto es, el poder supremo, se reconoció a los
pueblos. Esta concepción sirvió de base, como lo hemos dicho en un princi­
pio, a todos los regímenes políticos que se reformaron radicalmente por la
gr·an revolución francesa de 1789 en que invariablemente las constituciones
políticas escritas que comenzaron a darse las naciones revolucionarias tam­
bié n por aquél gran movimiento, consagraron el dogma de la soberanía po­
pular de tal manera, que es considerada hasta la fecha como la base esen­
cia l de los regímenes democráticos.34

El problema comienza cuando para buscar el sentido de la Sobera­


.
Oia en
México nos remontamos al estudio de las Crónicas de los Deba­
tes d el
acta constitutiva de la federación mexicana, efectuados durante
e l C on
stituyente de 1823-1824 y leemos con sorpresa la expresión del
�-

. 14 /Jiariu de lus debates del Cu11gresu Cunstituve11te 1'116-1'117. T.!,


Ctern . sesión de 26 de di-
bre de 1916, p. 963.
108 TEORIA DE LA CONSTITUCIÓN

Diputado José Mariano Marín, Diputado por Puebla en la sesión del S


de diciembre de 1823:

Que la doctrina contraria nos conduce inevitablemente a la monarquía ab­


soluta pues bastaría que un solo hombre legislara, gobemara v administra­
ra justicia, con la que hiciera lo que tuviese por conveniente y acertado.
Que contra esto, no vale la autoridad de Rousseau, cuvas doctrinas, que
aquí se han leído, son contradictorias y obligan a decir que es loco, por­
que después de presentar el cuadro magnífico de los derechos del hombre,
hace que éste se despoje de todos a disposición de la sociedad, quedando
así 1-cducido a la esclavitud. Que la voluntad genet·al ha sido reconocida en
tiempo de los gobiemos absolutos, en cuya comprobación leyó dos pasajes
de Suárez y Belarmino que la reconocen, y que aún los defensores de los
monarcas absolutos apelan a ella para sostener los supuestos derechos de
éstos!35

De lo expuesto se desprende una terrible contradicción entre los


Constituyentes de 1917 que afirmaban que el Constituyentes de 1823-24
se había basado en Rousseau y los Constituyentes de 1823-1824, que
como se expresó en líneas anteriores, llegaron a afirmar que Rousseau
estaba loco, y se remitían a los autores de la Escuela Clásica Española
para sostener sus tesis, tal y como lo hicieron Badina, Sieyes y el consti­
tuyentes de Cádiz en 1810-1812.
Antes de hablar sobre la importancia y trascendencia de la confu­
sión quisiéramos precisar que las Crónicas de los debates del Constitu­
yente de 1823-1824, permanecieron extraviadas por muchos años,
suerte que su publicación en 1974, debe considerarse un parte aguas en
la investigación institucional en México, pues sin las crónicas de refe­
rencia, los errores, no sólo del Constituyente de 1917, sino en
de la doctrina mexicana, sobre puntos tan relevantes como la so
o el federalismo, generan conclusiones diametralmente opuestas a las
que se fundan en los documentos originales.
La gravedad de lo expuesto nos obliga a presentar los puntos rele­
vantes del debate sobre la soberanía en 1823-1824 y las consecuencias
que conllevan en la interpretación constitucional mexicana así como los
antecedentes del México Colonial.

6.4.2.l. La soberanía en el México Colonial

6.4.2.1.1. De Cádiz al Acta Comtitutiva de la Federación


P or principio de cuentas debemos mencionar que el principal
pulsar del concepto de Soberanía que se impuso en México fue el

>S Cró11icas del Acta CUilstillllit•a de la Federación. Cámara de diputados XLIX


tura del Congreso de la Unión. México, Sesión de 7 de Diciembre de 1823, p. 243.
¡>(lllER CONSTITUYENTE - J. Mateos Santillán
109

1�1do Tlaxcalteca Miguel Guridi y Alcacer, quien fue diputado a las Cor­
(L'S de Cádiz en 1810-1812 y posteriormente fue diputado constituyente
L'Il 1823-1824, con el honor de ser el primer presidente del constituyen­
te qu e elaboró la Constitución de 1824. Guridi, tuvo un papel protagó
ni­
L 0 cuando se discutió en el Constituyente de Cádiz el tema de la
Sobe-
1�1nía, en el Constituyente mexicano sus intervenciones fueron
ckterminantes, con lo expuesto simplemente queremos destacar la in­
l!ttL'l1Cia del constituyente gaditano, sobre el constituyente mexicano en
el tema de la Soberanía, sin menoscabo de la idea sobre que en el Cons­
titmente de 1824 se discutieron ampliamente las tesis de la soberanía
de Rousseau y la misma concepción norteamericana de la Soberanía en
un Estado Federal. Antes de abordar el tema quisiera simplemente ha­
cer una advertencia sobre la interpretación histórica de estas corrientes
en el sentido de que simplemente deben estudiarse con los principios
de
la t.:·poca y que no es correcto tratar de interpretarlas aplicando el baga­
je cultural de nuestros días.
El Artículo 3° del Acta Constitutiva de la federación
decía:

La Soberanía reside radical y esencialmente en la nación, y por lo mismo


pertt:nece exclusivamente a ésta el derecho de adoptar y establecer por me­
dio de sus representantes la forma de gobierno y demás leyes fundamenta­
les que parezca más conveniente para su conservación y mayor prosperi­
dad, modificándolas o variándolas según crea convenirte más.36

Conviene destacar que en las Cortes de Cádiz, cuando se discutió el


tema de la soberanía, lo mismo que en México, se rechazaron las teo­
rías de Rousscau, como queda expuesto en las palabras del Diputado
Joaquín Lorenzo Villanueva en la sesión del 7 de Octubre de 1811, cita­
das por José Barragán Barragán:
. que sin perjudicar en nada el origen divino
de la autoridad del Rey, pue­
de decirse que la recibe de sus mismos
súbditos. Y esta doctrina no la he­
mus mendigado de extranjeros; la
enseñan sabios teólogos y publicistas es­
pañole s de los mejores tiempos, como Alfonso
de Castro, que de su libro De
f!ofcs!ate legis poenalis dice que todos los príncipe
s legítimos lo son por
consentimiento del pueblo,
que por derecho natural le es concedida al pue­
blo la potestad de hacer
las leyes, y que la ley es la recta voluntad del que
hace las veces del pueblo:
y esta opinión la halla él compatible con que ven­
ga de Dios la Autoridad del
que hace las veces del pueblo.
Un célebre Vázquez de Mench
aca hubo también en tiempos de Felipe 11,
el cual en una obra
dedicada al Rey, tuvo ánimo para decirle que el
pueblo,
consen·ando siemp
re su sobet·anía. puede recobt·ar sus derech
os primitivos,
Y quitarle al Rey la facultad de hacer leye
s, aun cuando se la hubiese conce-

'6 ld<'lll, p. 27.


110 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

dido. Nada diré del padre Juan de Mariana, pm·que todos saben hasta que
punto llevó esta doctrina suya de que del pueblo reciben los reyes su potes.
tad. Omito citar otros escritores nuestros de la primera nota, que acreditan
ser esta doctrina recibida en España antes que la propagasen los publicistas
extranjeros.17

En el mismo contexto del Constituyente de Cádiz, Guridi y Alcacer


aborda el tema de la Soberanía desde su perspectiva etimológica como
la autoridad que está por encima de los demás individuos y propone
que el texto constitucional español emplee el termino radicalmente o el
de originariamente para señalar que el origen de la Soberanía tiene
como raíz a la Nación y expresar que una nación no deja la Soberanía
por una persona o cuerpo moral, en clara contravención a Rousseau o
Hobbes, sin embargo, su propuesta no fue escuchada en Cádiz, pero sí
en México, donde el texto señala "La Soberanía reside radical y esen­
cialmente en la Nación". El proyecto de artículo 3° en Cádiz fue una
glosa de la definición de Vitoria y era el siguiente:

Art. 3.-La Soberanía reside esencialmente en la Nación, y por lo mismo


le pertenece exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamenta­
les, y de adoptar la forma de gobierno que más le convengaY

Después de acalorados debates, los españoles aceptaron el proyecto,


menos la parte relativa "de adoptar la forma de gobierno que más le
convenga", nos explica Barragán que fue más por conveniencia política,
que por distanciarse del concepto teórico, sostenido por los clásicos es­
pañoles y la escolástica, a los cuales se refirieron para señalar que con
la Soberanía radica en la comunidad perfecta, como lo sostuvo el obis­
po de Calahorra en los siguientes términos:

... que en una comunidad perfecta era necesario un poder a quien pertene·
ciese el gobierno de ella misma, porque el pueblo, según sentencia del sabio
de los Proverbios, quedaría destruido faltando quien gobernase. De aquí
se deduce ser una propiedad que dimana del mismo derecho natural del
hombre esta potestad de gobernar, y que antes de elegirse determinada
forma de gobierno reside dicha potestad en la comunidad o congregación
de hombres... 34

Para enfrentar las tesis de soberanía francesa e inglesa, el diputado


Constituyente Lera, afirmó en la sesión del 29 de agosto de 1811:

Pero constituida ya la nación y elegida la forma de gobierno.

17 BARRAGÁN BARRA<.ÁN, José, TelllUS del Lihera/is111o Gwlitww, I nsti tu to de Investiga·


ciones Jurídicas, UNAM, México, p. 36.
1H
Jdem, p. 37.
14 Jde111, pp. 38 a 40.
'l ¡JlER CONSTITUYENTE J. Mateoo Santillán 111
J
-

¿Reside todavía en ella la Soberanía?


En absoluto, diría Rousseau:

Digo que reside, pero de diferente manera. Constituida la nación conser·ya


en sí lo que es inseparable de toda perfecta comunidad ciYil, que es el po­
der radical para gobernarse y establecer quien la gobierne, siempre que lle­
g_ue el caso de que falte la persona o per·sonas constituidas por la nación
para su gobierno.40

Para demostrar la anterioridad de la tradición española sobre la


francesa el diputado Mejía repite en la sesión del 29 de Diciembre de
18 lll la frase tradicional de sometimiento de los reyes en Aragón al ac­
ceder al trono y jurar la ley fundamental del reino:

"Nosotros que cada uno de por sí somos iguales a vos, y todos juntos muy
,uperiores a vos",41 que no tiene otro sentido que el de establecer que el po­
der real emana de la comunidad, la cual se encuentra, en su conjunto, por
encima del Rey.

Con lo expuesto simplemente quiero dejar sentada la existencia de


una tradición hispano mexicana muy olvidada en nuestro país, pero
fundamental para explicar el concepto de Soberanía que ha prevalecido
en México desde 1824 y si se me permite, desde la vigencia de la Consti­
tución de Cádiz, en la época de la Nueva España en 1812 y durante la
etapa colonial a la luz de las Siete Partidas.
En el Constituyente mexicano de 1823-1824, el debate sobre el con­
cepto de soberanía fue motivo de álgidas controversias, pues se estima­
ba que de dicho concepto se derivaba la forma de gobierno que había
de regular la república, de esta suerte, en fechas anteriores al debate
formal, se inició la polémica sobre el titular de la soberanía, como pue­
de a p rec i arse desde el momento en que la Comisión de Constitución
presentó el proyecto de Acta Constitutiva, en contra del cual, el Diputa­
d o Mangino presentó en la sesión del 19 de noviembre de 1823 un voto

P articular que contenía su idea sobre la soberanía en los siguientes


términos:

La Soberanía reside esencialmente


en la reunión de los estados que compo­
nen la Nación mexicana; y
la faculta de hacer ejecutar y aplicar las leyes
'crá ej.• Tcid a por los cuerpos
y personas que se designen esta Acta y en la
Constitución42

De la lectura del voto del Diputado Mangino se desprende la in­


fl uencia que en su pensamiento ejerció la teoría sobre la soberanía en

0 .
4 1/dem, p.42.
4
1 BARRAG.\N BARRAGAN, José, Temus del Lihera/isnw
Gwlitmw, op. cit., p. 45.
4
2 Crónicas del Acta Constitutiva op. cit., p. 108.
112 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

los Estados Unidos de América, y que a su vez generó una vigorosa res­
puesta por parte de los diputados constituventes, como se aprecia en el
Voto particular del Diputado Carpio quien se pronuncia a favor de una
Soberanía Nacional y no en los Estados del 21 de Noviembre de 1823.41
En contra de los argumentos que sostenían la soberanía de los Esta­
dos (Mangino) y la Soberanía nacional (Carpio) el Diputado Becerra,
veracruzano, formuló un voto particular en el que cita literalmente
fragmentos de la obra de Rousseau para sostener que la voluntad gene­
ral es indivisible y pronunciarse por el Centralismo.44 El 2 de Diciembre
de 1823 el Diputado !barra afirma, que la mayoría del constituyente no
opinaba como el Diputado Becerra.4'
En respuesta, el Diputado Bustamante se pronuncia en contra del
sistema federal, lo que suscita la respuesta del Diputado Llave de Vera­
cruz, quien afirmó:

Que la voluntad general está decidida y sensiblemente manifestada por las


provincias de Jalisco, Zacatecas, Oaxaca y Yucatán, v aun por las de Pue­
bla, Tlaxcala y otras; y las demás que no han hecho un pronunciamiento
como aquéllos, tampoco han contradicho, y antes bien se han explicado por
el sistema de gobierno federaJ.4b

Como puede apreciarse, el debate doctrinario en 1823 se daba en


función directa de proyecto de nación que cada uno de los diputados te­
nía, de esta forma, quienes se inclinaban por la República Central, abra­
zaron el pensamiento de Rousseau, en tanto quienes buscaban el siste­
ma federal. se adhirieron a las teorías de la Escuela Clásica Española, y
el pensamiento de los Estados Unidos de América, así se encontraron
en la mesa de las discusiones las principales teorías sobre la soberanía
que se deban en la época, incluso, si se insiste en la preponderancia de
las tesis francesas, debe considerarse un mayor acercamiento a las teo­
rías de Sieyes que las de Rousseau.
Lo expuesto por el Diputado Llave nos ofrece una versión contraria
a las tesis centralistas, si se considera que éstas auguraban futuras gue­
rras civiles si se adoptaba el federalismo pues decían, que México se es­
taba dividiendo por el sistema federal en tanto que los Estados Unidos
se habían integrado 13 colonias dispersas en una, por el mismo sistema.
Lo valioso de la opinión de Llave radica en que nos demuestra que con­
tra la opinión de los centralistas, el federalismo fue impuesto por las
provincias con dos fines hoy en día vigentes, que los recursos regionales

41 !de111, p. ll2.
44 !dem, p. !55.
4' !de111, p. !83.
4° C•·ónicas del Acta Constitutiva op. cil., p. 206.
J'OJJER CONSTITUYENTE - J. Mateo; Santillán
113

lucran aprovechados por los habitantes de la regió


n, y segundo, que los
t'-obcrnantes debían surgir de la comunidad
y no ser impuestos desde el
L·L·ntro.
El problema fundamental de lo expu
esto radica en que hoy en día al
111a rgen de la riqueza de los planteamientos
del debate, gran parte de
Jo� intelectuales mexicanos pretenden
explicar los alcances del concep­
to de Soberanía mexicana, con los argumentos de la
minoría, olvidando
�a� bondades y generosidad de los argumen
tos sobre los que se edificó
]a Nación mexicana.
Al momento de la discusión del artic
ulado, correspondió al diputa­
do Ramos Arizpe explicar el contenido del artículo
1°.
Dijo que la comisión consideraba por nació
n al territor-io
y los habitantes...
En un sentido igual se pronunciaron
los diputados Gordoa, Berrue­
cos \ Zavala y dicho concepto fue el que
se aceptó en aquel constituyen­
k de 1824.
Después de la definición de nació
n resulta conveniente resaltar que
el concepto de Soberanía del proy
ecto mexicano era una copia litera
l
del provecto que se presentó en
Cádiz, lo cual debe atribuirse, sin
duda,
a la importante labor de los dipu
tados Ramos Arizpe y Guridi cuyo
pa­
pel en ambos constituyentes debe
calificarse como sobresaliente.
El Artículo 4° del proyecto de
Acta Constitutiva (3o en el Acta apro
bada) fue discutido en la ­
sesión del 1 o de Diciembre de 1823
donde se
vertieron los siguient
es argumentos.
El Diputado Guridi y Alcac
er dijo "que desde que fue individuo
la comisión de de
constitución en las Cortes de Espa
ña propuso se dijese
que la soberanía resid
e radicalmente en la nación, para expli
car no sólo
que la soberan
ía es inenajenable e imprescriptible
, sino el modo con
que se halla
en la nación, pues que ésta conserva
la raíz de la soberanía,
sin tener
su ejercicio" _47
La prop uesta de
des Guridi y Alcacer fue aceptada por
pués de lo cual la Comisión,
el debate se centró en criticar los
es encialm adverbios radical y
ente como lo hizo el diputado
el artícul Godoy o considerar redundante
o como lo hizo el dipu
tado Castillo.
Para defender
la posición de Guridi y Alca
A.:1. 1Pe expuso cer, el Diputado Ramos
d " ... que la comisión había puesto de
,�tas Y pr propósito las inme­
ecisas consecuencia de la
l11as e n Sobe raní a nacional , para gravadas
los ánimos de los mex
Prendi d icanos, a fin de que nunca pue
dan ser sor
os por los déspotas
de los . Que consistiendo la Soberan
dLTechos de los individu ía en la suma
os que componen la nac
ión, es visto que

47 Ihidem.
114 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

a sólo ésta compete esencialmente la Soberanía y que no la puede ena­


jenar. Que el expresar que las leyes se dan por medio de los represen­
tantes de la nación, es porque los pueblos no pueden hacerlo por sí mis­
mos, y es preciso que observen el sistema representativo, que les
conserva sus derechos, librándolos al mismo tiempo de los horrores, de
los tumultos y de la anarquía, que se pone exclusivamente para que na­
die pretenda tener parte en las leyes, como sucedió en tiempo de don
Agustín de lturbide que tanto estrechó al congreso por el veto en la
Constitución".48
El debate sobre las atribuciones del soberano, se vio pronto conta-
minado con los intereses políticos y regionales pues el Diputado Cañe­
do, solicitó se suprimiera el artículo porque si se adopta la forma de go­
bierno federal. "... cada estado es soberano, como se asienta en un
artículo posterior"49 citó el ejemplo de la primer constitución de los
Estados Unidos en que establecieron su federación y no habla de sobe-
ranía de la nación.
El diputado Vargas sostuvo la idea que los Estados Unidos se ha-
bían unido estando separados, pero que en México estando unidos, se
distribuiría el poder en los estados. "Que llamar soberanos a los estados
es porque a ellos compete exclusivamente todo lo respectivo a su go­
bierno interno y esto no se opone de modo alguno a la Soberanía de la
nación".50
El Diputado Martínez propuso una nueva redacción del artículo
los siguientes términos.

La soberanía reside radical y esencialmente en la nación y por lo


pertenece exclusivamente a ésta el derecho de adoptar y establecer por
dio de sus representantes, la forma de gobierno y demás leyes
les, que les parezcan más convenientes para su conservación, mayor
peridad, modificándolas y variándolas, según ct-ca convenirle másY

La comisión aceptó la propuesta del Diputado Martínez y el


do Barbabosa estuvo de acuerdo, para el Diputado Rejón faltaba
el concepto soberanía y le parecía redundante el artículo, Cabrera
ba conforme con el artículo y Marín expuso que la soberanía no es
visible en sus objetos " ... y así lo que mira al gobierno interior de los
tados, se confía a ellos mismos sin que nadie más se mezcle en ellos
por eso respecto de ese objeto se les llama soberanos" Y

48 Ihidt:lll.
49 Jhid.:m.
'>O Crónicas del Acta Conslitutiva up. cit . . Jhid.:m.
'1 Ihid.:m.
'2 Ihidt:lll.
¡•nllFR CONSTITUYENTE - J. Mateos Santillán

115

El artículo se aprobó en los térm


inos propuestos por
el Diputado
.\ l a rt í nez .
De lo expuesto debemos sacar las
siguientes afirmacione
s que nos
�L·r:u1 de gran utilidad para confrontar el
debate de 1824 con la
doctri­
n:1 mexicana del siglo XX.

1. Durante el debate sobre el


concepto de Soberanía que
se habría
de adoptar, se desecharon las
tesis de Rousseau y las nor
teameri­
canas.
2. El titular de la soberanía en
México, es la Nación, ente
ndida ésta
com o el pueblo sobre el territor
io, concepto que difiere de
las te­
sis de Sieyes y se acerca a las
tesis de la Escuela clásica
española
que sostenía que la soberanía
residía en la comunidad.
3. El único titular de la sobe
ranía es la Nación (en el
sentido ex­
puesto en el punto anterior
) por lo que la Federación
y Estados
simplemente son formas de
gobierno, mediante las cual
es la na­
ción ejerce su soberanía.
4. En México el gobierno es
representativo, es decir, fund
a su poder
en un mandato que le con
fiere la nación mexicana.
6.4.2.1.2. El Constituvent
e de 1856-1857
Durante el Constituyente de
1856-1857 el debate entre los
dos Arriaga y Barrera se Diputa­
centró, en sí, la titularidad
de la soberanía que
correspondía al pueblo,
como sostenía el primero,
lo hacía el segundo o a la nación, como
, sin que a esta discusión
deba dársele el alcance que
tiene en Francia
el debate entre soberanía
nacional y soberanía popu­
lar, pues los con
stituyentes mexicanos sim
plemente buscaban un térmi­
no que explicar
a con mayor claridad los fine
la soberanía s del artículo y al titular de
, como lo expresó el Dip
utado Arriaga en la sesión del
septi embre
de 1856:
9 de

que no vda la nación


sino al pueblo en la soberaní
· · ·

los actos mu a de los estados y en


nicipales. s 1

De igual form
a se discutió si era más
mente, propio el adverbio radical­
como se expresaba
que orig en el Acta Constitutiva
y sostenía Barrera
inalmente, como sost
Partes p enía el proyecto. El artí
culo se votó en tres
ara finalmente señ
alar:
La soberanía
nacional reside esencial
y originariamente en el Pue
Poder público blo. Todo
dimana del pueblo y
ttene se instituye para su ben
en todo tiempo eficio. El pueblo
el inalienable derecho
de su gobi de alterar o modificar la form
erno. a
------
S.J
Df!reclws del Pueh
dos lu M.:xicww. Articulado Constitu
dei Congre cional, T:Vl. Cúmara de Diputa-
so de la Unión, México, 1985 pp.
39-18.
116 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Cabe destacar al respecto que el debate de 1856-57, en realidad no s e


modificó el sentido del concepto de soberanía que se estableció en 1824.

6.4.2.2. Co11greso Co11stituve11te de 1916-1917

El 26 de diciembre de 1916 se leyó el dictamen sobre el proyecto de


artículo 39 de la constitución, que finalmente corresponde al de igual
número en el texto aprobado.
Del dictamen resaltamos en líneas anteriores el párrafo en que la
comisión vinculaba nuestra tradición a los conceptos de Juan Jacobo
Rousseau, razón suficiente para no repetir la cita literal y simplemente
retomar la idea. Una segunda característica del debate es, que en él se
acepta que en 1916 se encontraba en crisis el concepto de soberanía po­
pular en su contenido y en su aplicación, por lo cual, y para salvar las
objeciones posibles, la comisión sostuvo en su dictamen:

...pero en México, menos que un dogma filosófico es el resultado de una


evolución histórica, de tal manera, que nuestros triunfos, nuestras prosperi­
dades y todo aquello que en nuestra historia política tenemos de más levan­
tado y de más querido, se encuentra estrechamente ligado con la soberanía
popular. Y la Constitución, que no tiene por objeto expresar los postulados
de una doctrina política más o menos acertada, si debe consignar los ade­
lantos adquiridos por convicciones, que constituyen la parte vital de nues­
tro ser político.'4

El artículo 39 de la Constitución fue aprobado sin discusión por


unanimidad de 169 votos, del dictamen se debe rescatar una idea que
empezaba a declinarse desde 1916, la separación entre los conteni
constitucionales, y las explicaciones y críticas doctrinarias que du
el siglo XX presentaron una verdadera contradicción metodológica, pues
tratan de explicar en su gran mayoría instituciones que se edificaron
principios del siglo XIX, con teorías que se elaboraron en el siglo XX
es,
críticas que pueden afectar al pensamiento de Rousseau o el de Siey
pero que no son las adecuadas para valorar el pensamiento mexicano.
El artículo 39 de la Constitución, no ha sufrido reforma alguna
de 1917,es idéntico al texto constitucional del mismo numeral en
Constitución de 1857 y presenta pequeñas variables de precisión
ceptual en relación al texto del Acta Constitutiva de la Federación
cana. Con lo expuesto, simplemente deseo resaltar que existe una
s
de antecedentes que nos lleva directamente de las Siete Partida
ésta, a las constituci one s fede1·ales de 1
Constitución de Cádiz :v de
1857 y 1917.

'4 Diario de los debates del Ccmgresu Cullstituyente 1916-1917, up. cit., p. 963.
¡•t ¡JJFR CONSTITUYENTE - J. Mateo' Santillán 117

6.4.3. ÜTROS AUTORES

Así como pueden apreciarse diferencias entre los diversos autores


L'il un país sobre el tema de la soberanía y las facultades del poder cons­
titli\L'nte, también pueden apreciarse de nación a nación, en líneas an­

tL·ri JrL'S estudiamos la tradición francesa y la española, con las variables
qliL' hemos presentado, sin embargo, es menester señalar que en Ingla­
terra se da una evolución constitucional diferente, generalmente carac­
tL'I"ilada por una lenta evolución de sus costumbres, en la cual puede
a p r L-c iarse de manera paralela una lenta evolución institucional, carac­
!L'ri;:ada desde 1295 por la representación de la Cámara de los comunes
con personalidad propia, que actúa en conjunto con otras dos fuerzas;
lo:-- barones y la corona, de forma que el constituyente se caracteriza
por la concurrencia de los tres. De Inglaterra puede decirse que no ha
impuesto límites al poder parlamentario, a diferencia del resto de Euro­
pa \ América.

6.4.3. l. Carl Sclzmitt

Según referimos al inicio de este trabajo, Carl Schmitt definió al Po­


der Constituyente como: "la voluntad política cuya fuerza o autoridad
es capaz de adoptar la concreta decisión de conjunto sobre
modo y for­
ma de la propia existencia política, determinando así
la existencia de la
uni dad política como un todo"."
Despu és de definir al poder constituyente Schmitt aborda el proble­
ma de la titularidad del Poder constituyen
te, para lo cual rememora la
tradició n de los monarcómano
s calvinistas de que el poder viene de
dios, acto seguido explica que
Sieyes desarrolló la doctrina de la Nación
como sujeto
del Poder Constituyente y aprovecha la oportunidad para
explicar que
prefiere el concepto Nación sobre el de pueblo porque "es
más expresiva e induce
menos a error. Designa al pueblo como unidad
Polític a con
capacidad de obrar y con la conciencia de su singulari­
dad política
... La doctrina del Poder constituyente del pueblo presupone
la volu
ntad consistente de existencia política,
y, por tanto, una Nación".'"
Para Schmit, el poder
constituyente no se vincula a formas jurídicas
y Proce
dimientos pues se encuentra siempre
en estado de naturaleza.
En el co
nstituyente descansan las facultades y compet
encia constituidas
y acom
odadas a la Constitución, sin
. embarg o, Schmit t, siguiendo a
S1cve . . ·
· s a ¡·Ir ma . . .
que el constituvente no puede constitU irse nunca con
arreg
lo a 1·a Const"t i UCJon, pero e 1 pue blo o N acwn ·
-------
· · ·
· · es siempre 1a fuente

''
'" S lil.\trn Carl,

op. cit., pp. 93-94.
lde11z, p. 96.
118 TEORÍA DE LA CONSTITUCiÓN

de toda fuerza que nunca subordina su existencia política a una formula.


ción definitiva, '7 con lo que se separa del mismo Sieyes cuando al aplicar
sus racionamientos sobre el caso francés expresa su oposición a los p ro.
cedimientos de la época de la revolución para lo cual cita a Redslob:

Con la doctrina democrática del Poder constituyente del pueblo (que se di­
rigía contra la Monarquía absoluta existente). ligó Sieyes la doctrina antide­
mocrática de la representación de la voluntad popular mediante la Asamblea
nacional (ni por el pueblo. ni por el rev). Hubiera sido· lo democráticamente
consecuente dejar que el pueblo mismo decidier·a, pues la voluntad consti­
tuyente del pueblo no puede ser representada sin que la democracia se
transforme en Aristocracia. '8

Como se aprecia claramente, el profesor Schmitt objeta la teoría de


la representación y además nos explica que la organización de una mi­
noría también puede ser sujeto del Poder constituyente, con lo cual el
Estado adopta la forma de Aristocracia u oligarquía que de alguna ma­
nera son variables de una dictadura.
En cuanto a la Actividad del poder constituyente se caracteriza por
los siguientes elementos. 'Y
l. La actividad del poder constituyente, no puede sujetarse a un pro­
cedimiento, ni a bases constitucionales anteriores o en vigor has­
ta el momento.
2. El pueblo manifiesta su poder constituyente por expresiones de
su voluntad hacia el modo y la forma de la unidad política.
a) El pueblo, aun cuando titular del poder constituyente, no es
una instancia organizada, sin embargo, tiene la capacidad para
decir sí o no a las cuestiones fundamentales de su existencia.
h) El pueblo se manifiesta como opinión pública.

La voluntad constituyente del pueblo es inmediata, anterior y superior a la


constitución preexistente.

4. En las democracias modernas se practica la llamada asamblea


nacional constituyente democrática, elegida por sufragio univer·
sal y admite variables:
a) Asamblea nacional que acuerda y despacha. Se elige de forma
democrática con la comisión de acordar el texto de las leyes
Constitucionales y expedirlas para que entren en vigor por acuer·
do de la mayoría, sin que haya lugar a un referéndum sobre el
proyecto aprobado.

'7 !dl.!lll' p. 97.


"' lhidl.!lll.
'" Sc!IMITI Cad, op. cit., pp. 99 a !03.
CONSTITUYENTE J. 119
p(liJI· R
- Mateo' Santillán

f¡) Asamblea (Convención) que proyecta. La asamblea formula un


provecto de Constitución o leyes constitucionales, con un referén­
dum u otro procedimiento que somete el proyecto a la voluntad
de los ciudadanos con derecho a voto.
e) En el caso de una Federación. La constitución puede ser some­
tida a la aprobación del pueblo de los Estados miembros.
d) Plebiscito general. Cuando cualquier propuesta se somete a la
n)luntad del pueblo.

Cabe agregar que para Carl Schmitt el pueblo nunca se transforma


en aut oridad, incluso, ni en la llamada democracia directa, pues siem­

pre es algo más que un simple órgano del Estado.

6.4.3.2. R. Carré de Malherg

Para recordar el tema del poder constituyente, al cual considera de


capital importancia junto con Duguit, se plantea la teoría del órgano, en
virtud de que el órgano puede ser un individuo o un conjunto de indivi­
duos "cuya voluntad se erige en Voluntad del Estado por el estatuto or­
gánico de la colectividad nacional"MJ de lo cual se deriva que los órga­
nos del Estado provienen en esencia de la Constitución.
La relación soberanía-órganos del Estado es descrita por Carré de
Malberg en los siguientes términos:

En el sistema de la soberanía nacional, particularmente, toda persona lla­


mada a concurTir a la formación de la voluntad estatal desde el simple ciu­
uadano-clector hasta el monarca constitucional, recibe su competencia fun­
cional, no va de un derecho personal, sino de una vocación creada por el
estatuto de la nación. Y de modo general, el órgano no ejerce un poder pro­
pio, sino la potestad de la nación estatizada. En principio, únicamente la
nación, unificada y personificada en el estado, es sujeto de la potestad pú­
blica; pero la Constitución es el conducto por el cual esta potestad, en lo
que se refiere a su ejercicio, se comunica a los diversos órganos estatales.
De hecho, v en derecho positivo, todo poder que se ejerce en el Estado tiene
su origen en una ucvolución hecha por la Constitución.1,¡

De lo expuesto se desprende un problema para la posición de Carré


M
d�- alberg, pues si la nación se personifica en el Estado y la Constitu­
Cion es
el conducto para comunicar facultades a los distintos órganos
� �
el E sta o. el problema se traslada a la pregunta ¿quién debe elaborar

t
\ConstJtución? Que se traduce a ¿en quién reside el poder constituyen-
e . Para responder a dichas interrogantes se emplea una reOexión que
...._,,

0° C\Rtü: tn. MAt.Bt-:Rt., up. cit., p. 1161.


61
lhidc111.
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
120

la que lo
remonta el problema a la Constitución primitiva del Estado,
la volun­
originó, y procede de una fuente de fuera del Estado, sino de
de Mal­
tad de individuos, voluntad constituyente, que opinión de Carré
prima­
berg es la "verdadera voluntad soberana" es decir, la "voluntad
ria constituyente" ."2
so-
De esta forma explica el autor francés el sentido originario de la
del Estado y en poder de los indi­
beranía, situada primitivamente fuera
el
viduos, tal es el planteamiento de partida que evoluciona cuando
de ór­
hombre se asocia, con lo que, en su opinión, la crítica a la teoría
ju­
gano de Estado carece de valor, pues debe aceptarse que el estatuto
rídico originari o del Estado es obra de los individuo s y no depende de
vez que
ninguna organización ni orden jurídico preexistente, pero una
colectivid ad nacional expresa su
se elabora la primera constitución, la
nte en la consti­
voluntad mediante ciertas reglas establecidas previame
cuestión de
tución, y las decisiones soberanas ya no son, en el Estado,
Estado,
voluntades individuales, sino cuestión de voluntad unilateral del
no se excluye el constituy ente, pues el cambio de cons­
de esta situación
titución no significa el cambio, renovació n o modificac ión de la colecti­

vidad, ni se crea una nueva nación.


De esta suerte, para Carré de Malberg se dan dos hipótesis de cam-
bio constitucional.
l. El que se realiza de manera violenta.

... en la cual la devolución y el ejercicio del poder constituyente no están re­


gidos por el derecho, pues en la ciencia del derecho público no hay lugar
para un capítulo consagrado a la teoría jurídica de los golpes de Estado, de
la revolución y de sus cfectos.63

2. En caso de reforma constitucional total o parcial pacífica, debe


de operarse según los preceptos establecidos en la constitución
que se trata de modificar, "de tal modo que la Constitución nueva
nace en cierto modo de la antigua y la sucede, encadenándose
con ella sin solución de continuidad.M

De lo expuesto, debe concluirse con las teorías de Carré de Mal­


berg, que el poder constituyente, en la medida que proviene de la cons­
titución, es en cierta forma un órgano constituido, �· que "incluso puede
decirse que, propiamente hablando, no existe órgano constituyente: en
el Estado no hay más que órganos constituidos"."'

"2 Jdc111, p. 1162.


nl
Jdc111, p. 117:l.
"4 CARR(. DI'. MAI.BER<., o¡>. cil., p. 1174.
" ' !dc111, p. 117S.
¡•<lil\:R CONSTITUYENTE - J. Matl'm Santi1
l ün 121

6.4.3.3. Hans Kclsen

Un autor de referencia obligada por el impacto que sus teorías pro­


dt�ie ron en México, es Hans Kelsen, aún cuando hay que mencionar que
,kdica pocas líneas al poder constituyente. Para Kclsen, el Estado no es
1111 hombre o un conjunto de hombres, "es un orden bajo cuyo poder es-
1j11 los hombres".""
Kelsen recuerda que históricamente se hablaba de la soberanía del
re'\ \ después de la soberanía popular, él sostiene que la atribuye al
[>,tado. De esta forma, la soberanía es una atribución del Estado y por
wnto no puede ser una atribución de un ser natural, sino que es "una
propiedad del orden jurídico que se suponga como válido o sea como
\ igente" con la característica de que sea supremo, es decir, que no acepte
otro orden superior. Por lo tanto, la soberanía debe estudiarse como un
problema de relaciones entre dos órdenes normativos.
Debernos recordar que en esta corriente, la validez o vigencia de las
normas individualizadas, encuentran su razón de su vigencia en la ley
del Estado, la cual se deriva, a su vez de la Constitución, de esta forma
se crea una pirámide en cuya cúspide se encuentra la Constitución, de
cm a \ igencia se deriva la vigencia del orden legal, por lo que puede de­
cirse que un orden es supremo o soberano, cuando no ésta subordinado
a otro orden, "cuando su norma fundamental no pertenece a otro orde­
namiento, lo cual quiere decir que esta norma fundamental no tiene ra­
zón de \alidez o vigencia que sea común a otras normas"."7
Cuando se plantea la cuestión de cuál es el fundamento de validez
de una constitución, se afirmará que es la Constitución precedente y así
sucesivamente hasta llegar a la primera constitución, a la cual se deno­
mina constitución en sentido lógico jurídico, "para diferenciarla de la
constitución positiva que originaria y primeramente se funda en ella a
la cual llamaremos constitución en sentido jurídico positivo"."�
Kel sen nos explica que la norma fundamental es la base del Estado
Y de su soberanía, razón por la cual es esencial, para la norma funda­
mental, determinar el órgano supremo de producción de ulteriores nor­
mas. de suerte que "el Estado, en su unidad y con su soberanía aparece

como orden supremo sobre el cual no existe otro alguno más alto"."Y
En esta corriente, el Estado sólo puede ser soberano cuando concu­
rre n
dos consecuencias.

hf> L'
"''·L�F-.; , Han�. Colllfh'IUJin de Teoría (;cneral del l:'stado, Editora Nacional. México.
1 '!Ko.
p. 136.
'-

,
: lde111, p. 137.
ldclll, p. 13'!.
"''
lhidl'l/1.
122 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

l. Que no hay sobre él ningún orden jurídico, ni siquiera el derecho


internacional.
2. No puede haber Estados soberanos junto a él "Si se quiere per-
manecer en las tesis de una multiplicidad de comunidades jurídi­
cas coordinadas entre sí y designadas como Estados que también
sean soberanos junto a él, entonces debe renunciarse a la sobera­
nía como propiedad del Estado".70

De lo expuesto se deriva una definición de constitución en un senti­


do material amplio: "una norma o un conjunto de normas que regulan
la creación de otras"71 en sentido estricto, se emplea el precepto para
"designar los preceptos que regulan la creación de las normas jurídicas
de grado superior y, en particular, la creación de las normas generales
llamadas leyes"72 de esta forma la constitución es el primer impulso po­
sitivo para la creación del derecho, de lo cual se desprende la diferencia
entre legislación constitucional y legislación ordinaria. De dicha dife­
rencia se desprende la diferencia entre poder legislativo y un poder an­
terior a él que es el poder constituyente, creador del legislativo.73
En cuanto a los órganos representativos Kelsen sostiene: "La teoría
de la representación, esto es, la concepción de que el parlamento mo­
derno es un órgano secundario del pueblo, el cual se considera como
órgano primario del Estado, y de que en el parlamento sólo puede ha­
llar expresión la voluntad del pueblo, es una ficción política que tiene
por objeto conservar la apariencia de soberanía popular".74
De lo expuesto, se desprende que realmente para esta corriente,
solo existe la idea del constituyente originario, refiriéndose al primero,
pues los posteriores serán simplemente consecuencias de un orden nor­
mativo previo, principios que chocan fuertemente con el concepto histó­
rico que ha prevalecido en todos los constituyentes mexicanos, tal Y
como se demostró en líneas anteriores.

6.4.3.4. Hennmm Héller

En una posición contraria a Hans Kelsen y a Carl Schmitt, Her­


mano Héller, alemán, explica que el Estado es una unidad real, en el
sentido de ser lo mismo que toda organización, una conexión real de
efectividad que actúa como unidad de modo causal. La unidad real del
Estado no debe equipararse a la unidad de ordenación regulatoria de

7° KEL�EN, Hans, Co111pe11dio de Teoría Ge11eral dell::'stado, up. cit., p. 141.


71 Ide111, p. 191.
72 Ihidciii.
71 Ide111, p.191.
74 KELSEN, Hans. Culllfh'll<lio de Teoría Ge11eral del
Estado, op. cit., p. 213.
¡•(}!lFR CONSTITUYENTE -J. Mall'os Santillán 123

]ns quehaceres, como sostiene Kelsen, que vacía de toda realidad al


Eo.tado y lo considera sólo "validez deontológica del Derecho".7'
Héller niega el valor del normativismo puro de Kelsen y sus segui­
dnrL'S, lo mismo que se contrapone al "poder sin norma" de Schmitt, se­
�ttll el cual la Constitución vale por la voluntad política existencial de
��� c reador, de lo anterior desprende el siguiente razonamiento:

:'\lo existe Constitución política alguna que, cabalmente como status real, no
sea a la vez, un ser formado por normas, es decir, una forma de actividad
normada. además de una forma de actividad meramente normal.76

El poder constituyente es la voluntad política que mediante su poder


\ aut oridad puede determinar la existencia de la unidad política en todo.
.De suerte que la población sin normatividad no tiene ni voluntad de de­
cisión, ni poder de acción, ni autoridad. Lo mismo que la normatividad
requiere de autoridad, entendida como "un prestigio que se basa esen­
cialmente en la nota de continuidad, en la tradición y permanencia".77
Para Héller, la legitimidad de una constitución va más allá de que
su origen, se funde en preceptos jurídicos positivos que tengan validez
con anterioridad, de igual suerte, es necesario que "una Constitución,
para ser Constitución, es decir, algo más que una relación fáctica e ines­
table de dominación" se sostenga sobre principios éticos de Derecho.
Después de criticar los extremos en Kelsen y Schmitt, Héller concluye:

La cxistcncialidad y la normatividad del poder constituyente no se hallan,


cicl"tamentc en oposición, sino que se condicionan recíprocamente, un po­
der constituyente que no esté vinculado a los sectores que son de decisivo
inllujo para la estructura de poder, por medio de principios jurídicos comu­
llL's, no tiene poder ni autoridad y, por consiguiente, tampoco existencia.78

6.4.3.5. Ignacio Burgoa Orihuela


Maestro universitario por más de cincuenta años, sus teorías han te­
nido un gran impacto
en la concepción jurídica mexicana, cuando nos
explica la soberanía
y el poder constituyente aborda el tema refiriéndo­
se a la equiv
ocidad del término Soberanía, en virtud de las diversas
acepciones
que se ha dado al vocablo en diversas épocas de la historia,
Y Partic ularmente, en las
diversas corrientes que intentan explicarlo
des·pues d e Bodin
o y Rousseau.
-

El Maestro Burgoa organiza


en su obra a las diversas corrientes
agru pá
ndolas por autores, de modo que aglutina
dentro de los partida-

7'
70 ihU.ER, J-lennann. Teoría del l:"swdo, FCE. México, 1998, p. 303.
77 ldem , p. 321.
7� fdem, p. 352.
ldu11, p. 353.
124 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

rios de la Soberanía depositada en el Estado a "Bluntschli, Jellinek,


Esmein, Bielsa, De la Cueva, Serra Rojas y otros autores que sería pro­
lijo citar"7Y con la idea de que el poder soberano radica en el pueblo o
nación y que el poder del Estado es diferente, cita a Sánchez Viramon­
te, Aurora Arnaiz y él mismo. Quienes hacen radicar la Soberanía en la
constitución, y cita a Kelsen, Linday y Tena Ramírez. Y concluye con
quienes la niegan, como Duguit y Friedrick.
Me parece particularmente interesante la exposición de Burgoa, en
la medida que nos presenta con claridad las grandes corrientes que es­
tudian a la Soberanía, porque cada una de ellas sirve para fundar una
explicación distinta del Derecho y del Estado.
Para Burgoa la Soberanía radica en la nación o pueblo, "en sentido
sociológico", y añade, "como grupo humano real coherente", que se da
una organización jurídica y política la cual crea al Estado como perso­
na moral.�0
Como puede observarse, el Maestro Burgoa maneja como sinóni-
mos los conceptos nación y pueblo, lo que me parece un acierto, si se
estudia desde la perspectiva de la tradición constituyente mexicana, y
no como lo plantea el maestro francés Carré de Malberg, cuando expli­
ca, en la tradición de su país, las notorias diferencias entre la Soberanía
nacional y la Soberanía popular. La nación se otorga una estructura ju­
rídico política que se expresa en la Constitución, sin que se admita inje­
rencia de ninguna potestad distinta de la nación o al interior de la mis­
ma, razón de la cual se desprende la calidad de soberano, entendida
ésta como el poder que no admite otro poder sobre de él.81
Burgoa nos explica que la autodeterminación, que es una expresión
de la Soberanía, "en el fondo entraña una autolimitación", lo cual se
debe a que al darse una estructura jurídico-política, "esta estructura
que es normativa, supone como toda norma una limitación, es decir, se­
ñalamiento de límites"�2 a continuación nos dice que la Soberanía es un
atributo del poder del Estado, entendido éste como la forma en que se
organiza un pueblo.
Para Burgoa "el poder público que desempeña el Estado a través de
sus órganos" no es soberano pues no puede modificar los principios bá·
sicos que le norman, de suerte que la nación es la titular originaria de
la Soberanía que por medio de un mandato específico faculta a sus re·

7'' Bt'R<;OA 0Rllll'ELA, Ignacio. /Jcrcclw Cons!Í/IICÚJII<li .\lcxicww. l'otTÚa, MéxicO,


2000, p. 242.
80 Jhidnn. p. 244.
Hl fhitft:lll, p. 24'i.
s2
!hidt:lll.
J'l ¡¡JFR CONSTITUYENTE - J. Mateo' Santillán 125

prl·scntantes para actuar en un sentido determinado, por lo que conclu­


' e c it ando a Duguit:

El Estado es, pues, la nación soberana representada por mandatarios res­


ponsables. Se dice que el Estado es el titular de la soberanía y esto se puede
ckcir para facilitar el lenguaje, pero es absolutamente exacto. El titular de
Sl
la Soberanía es la nación persona.

En cuanto a si el poder constituyente es distinto de la soberanía, el


doctor Burgoa nos explica que el término poder entraña fuerza y el cali­
liL;tti\·o constituyente implica la finalidad de ese poder que se manifies­
ta L'll la creación de la Constitución, de lo que se deriva que el poder
const ituvente es una potencia encaminada a establecer un orden consti­
t m ional dentro del cual se organice el pueblo. 84
De lo expuesto se deriva que el poder constituyente debe ser "supre­
mo, coercitivo e independiente". Y explica la supremacía como el deber
actuar sobre los otros poderes de la comunidad, su coercitividad como
la !acuitad de someter a tales poderes, y su independencia en no estar
subordinado a fuerzas extremas o ajenas al pueblo. De lo expuesto se
desprc·ndc que el poder constituyente "es la soberanía misma en cuanto
que tiende a estructurar primaria y fundamentalmente al pueblo me­
diante la creación de una Constitución en su sentido jurídico positivo, o
sea, como un conjunto de normas de derecho básicas y supremas".85
Con lo anterior, Burgoa sostiene que si la soberanía reside en el
pueblo, sólo al pueblo o nación pertenece el poder constituyente, de lo
quL· se deriva una serie de atributos, que, pertenecientes a la nación, de­
ben caracterizar también al poder constituyente, como son, la inaliena­
bilidad, la indivisibilidad y la imprescriptibilidad, no obstante lo cual,
su poder debe ejercitarse apegado a la ética y en apego a su finalidad,
crear un orden jurídico fundamental o Constitución. 86
En cuanto a la titularidad del ejercicio del poder constituyente el
Doctor Burgoa sostiene
que es imposible física y psicológicamente que
el conjunto
social se dé una Constitución, por lo que debe depositarse
su ejerci
cio "en un cuerpo compuesto de representantes populares, que
se denomi
na Congreso o Asamblea constituyente y cuya única misión
consiste
en elaborar una constitución a nombre del pueblo" de lo que se
� csprend
e una distinción entre el cuerpo representativo y el poder cons-
.
1J tu.\'ct1t'
e propiamente d'IC h o,
. .
e 1 cuerpo es e 1 organo a qUien
' se conf'ta e 1
eJercic io,
el poder constituyente es la fuerza o actividad soberana de

'" [)¡ <.tTJ, Leon, citado por Bt•R<;oA O. Ignacio, op. cit., p. 246.
XI Bi'l«;oA O., (vnacio.
b op. cit., p.248.
K'.
fdt:lll, p. 249.
""
ldelll, p. 251.
126 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

darse una constitución, de lo que deriva la relación que existe entre la


asamblea constituyente y el pueblo como expresión de legitimidad del
primero, sin la cual, la constitución sería espuria o ilegítima. Tampoco
debe confundirse el poder constituyente con la faculta de reformar la
constitución. 87

6.4.3.6. Felipe Te11a Ramíre;:,

Para este distinguido constitucionalista mexicano, el tema de la So­


beranía "pertenece por su naturaleza a la teoría general del estado"88 y
es precisamente con el tema del poder constituyente con el que inicia su
obra de derecho Constitucional Mexicano.
Tena nos introduce a la cuestión del Poder Constituyente con una
amplia reflexión sobre lo polémico del concepto Soberanía y la gran va­
riedad de significados que se le dan al vocablo, en ocasiones hasta con­
tradictorios. En cuanto al origen, nos dice que se gestó a finales de la
Edad Media para justificar el predominio del rey sobre la iglesia y los
feudales, y sostiene "Bodino definió por primera vez al Estado en fun-.
ciones de su soberanía" como suprema voluntad, atributo sobre el cual
se fundó el absolutismo justificado por las teorías de Hobbes. "El Esta­
do soberano se identificó con su titular y el rey puedo decir que el Esta­
do era él".xY
Los doctrinarios que influyeron en la revolución francesa traslada­
ron la soberanía del rey a un nuevo titular, al pueblo, momento a partir
del cual se genera una confusión que agravó la confusión sobre la natu­
raleza, atributos y significados.
De la doctrina europea se derivan dos características del poder so­
berano, independencia y supremacía, la primera se relaciona con el ex­
terior y la segunda se refiere a la soberanía interior.
Para el interés del Maestro Tena, dos son los problemas que atraen
su atención, la titularidad y el ejercicio jurídico del poder soberano, la
respuesta de la doctrina europea según nuestro autor es que la titulari­
dad corresponde al Estado, para enseguida señalar que el Estado es una
ficción y subsiste la pregunta de quién ejerce de hecho la soberanía. Los
europeos, nos dice, llegarán a la conclusión de que fatalmente el poder
debe ejercerse por órganos.

Este titular es el órgano u órganos en quienes se deposita el eje1-cicio actual


y permanente del poder supremo, es decir, los gobernantes.Y0

87 Ihidmz. p. 254.
sx TENA RAMIREZ, Felipe, Dat!c/10 Cmzsliluciuna/ Mexicmzo, PmTúa, México, 1976, p. l.
SY Jdem, p. 3.

''0 Jdem, p. S.
CONSTITUYENTE - J. M<tteos Santillán
l't JJli'R 127

De lo expuesto, concluye Tena que la realidad se impone a la ficción


\ que s
on personas físicas las que detentan la soberanía en la doctrina
e u ro pea.

De las teorías europeas, nuestro autor pasa a la experiencia de los


b ; tados Unidos de América, a la cual llama americana porque según su
diL·Iw la adoptaron los principales países del continente. En esta hipóte­
si� se destituye a los gobernantes de la soberanía "y se la reconoce origi­
nariamente en la voluntad del pueblo, externada por escrito en el docu­
!liL'IllO llamado Constitución".
Tena nos explica que en el sistema federal americano "no tiene cabi­
da la soberanía del órgano, de los gobernantes o del Estado, ni en
suma, ninguna persona física o entidad moral que desempeñe funciones
d e gobierno puede entenderse, en este sistema, como jurídicamente ili­
mitada ". ' ) 1
De lo expuesto se desprende, para el caso mexicano, que los pode­
res públicos creados por la Constitución no son soberanos, ni en su re­
lación con los otros poderes, ni en su relación con los individuos, dado
que se derivan de la Constitución.

:\ tale s órganos no les es aplicable, por tanto, el atributo del poder soberano
que la doctrina europea coloca en el órgano a través de la ficción del Esta­
do. Ni siquiera es propio hablar de una delegación parcial o limitada de la
Soberanía, repartida entre los órganos, porque en este sistema, y hasta aho­
ra, soberanía y límite jurídico son términos incompatibles, así ideológica­
mente como gramaticalmente.92

Tena concluye que una vez que el pueblo ejerce la


Soberanía, ésta
reside en la Constitución y complem
enta su idea con el siguiente pensa­
miento: "Advertirlo así es el hallazgo
de Kelsen" después de lo cual se
adh iere a las consider
aciones del Maestro austriaco para sostener.
Sólo un orden normativo -dice-
puede ser soberano, es decir, autoridad
suprema, o última razón de
validez de las normas que un individuo está au­
tot·izado a expedir con
el carácter de mandatos y que a otros individuos es­
l{tn obligados a obedecer.Y3

De lo
expuesto por Kelsen deriva Tena Ramírez que
�� la expres la constitución
ión de la Soberanía, que la Constitución signific
la, Po
a suprema-
r ser la más
alta fuente de autoridad y primacía por ser la cúspi­
de de la
pirámide de las leyes, de
donde emana el principio de legalidad
que tra
smite a los poderes púb
licos.
-----------

YJ
ldnn, p. 7.
Y2
l Tt·. .\IA RAMÍRFZ, Felipe, . . . .
Y Dereclzo Cmzs/zluczmzul .\lc.ucww. "1'· cil., p. 8.
ldenz, p. 9.
128 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Al momento de explicar la naturaleza del poder constituyente, esta


corriente establece una clara diferencia entre éste y los poderes consti­
tuidos, desde su origen, hasta sus funciones. En cuanto al origen, el
constituyente es anterior, y crea la constitución, después de lo cual de­
saparece; en cuanto a las funciones, el constituyente no gobierna, sólo
expide la norma fundamental que servirá para fijar los términos y lími­
tes en los que gobernarán los poderes constituidos, sin que éstos últi­
mos puedan alterar la ley que los creó y sus competencias, de ésta for­
ma, todo acto legislativo contrario a la constitución es nulo, según las
ideas de Hamilton en el Federalista.
Desde su perspectiva metodológica, el maestro Tena critica el con­
cepto de Soberanía expuesto en los artículos 39, 40 y 41 de la constitu­
ción, pues según su parecer, el ejercicio de la Soberanía no puede re­
caer en órganos constituidos como lo son la Federación y los Estados y
se explica en los siguientes términos:

Es en esos artículos 40 y 41 donde se introduce en nuestra Constitución un


léxico espurio, bajo doctrinas incompatibles con la organización de los po­
deres, que sobre la base de facultades estrictas establece la técnica total de
la Constitución.�4

Los conceptos del maestro Tena son tan duros, que realmente nos
merecen una respuesta metodológica que se contraponga a los efectos
que generan en nuestro país.
1°. Las opiniones del Maestro Tena presuponen que el concepto de
soberanía mexicano proviene de la influencia del modelo norteamerica·
no, lo cual no es correcto si se Ice con atención el debate sobre la Sobe·
ranía del Constituyente mexicano de 1823-1824 que presentamos en Jí.,
neas anteriores.
2°. El concepto de Soberanía mexicano de 1824 y 1857, lo mismo
que el de 1917, que simplemente retoma lo anterior, se dan en una con·
cepción filosófica y una corriente absolutamente distintos al positivismo
Kelscniano, que al momento de los constituyentes de 1824 y 57, n i si·
quiera había nacido, de lo cual se infiere que, resulta absurdo explicar
la soberanía mexicana delimitada en el siglo XIX, con métodos que na·
cieron muchos años después.
3°. Si se estudia el concepto de soberanía a la luz de los razona·
mientas que se expusieron en nuestros constituyentes, se verá que existe
un marcado divmTio entre éstos y algunas corrientes doctrinarias, que
intentan explicarlos posteriormente.

44 Idem, p. 10.
1,, 1¡ 1FK CONSTITUYENTE - J. Maten> Santillán 129

El Maestro Tena establece que el Poder Constituyente tiene límites


dl· índole histórico y sociológico, como son los factores reales de poder

al interior del Estado y en ámbito externo del Derecho Internacional.


L�t Soberanía interior tiene como nota característica a la supremacía,

cit l· a m bio, la Soberanía exterior es un comparativo de igualdad.

6.4.3.7. Jorge Carpiz.o Mac Gregor

El Doctor Jorge Carpizo es un investigador representativo de los


tr abajos que se han desarrollado en el Instituto de Investigaciones Jurí­
dica� dc la UNAM y aborda el tema de la Soberanía con una explica­
ción histórica orientada hacia Francia, de suerte que, para ellos, Bodi­
no es un autor fundamental en su explicación, la cual concluye, en este
punto afirmando:

Podemos concluir que para Bodino el soberano es quien efectivamente go­


bierna, ya sea un príncipe, un grupo, o el pueblo.�'

Un segundo punto de reflexión para Carpizo es sobre la titularidad


de la Soberanía, la cual explica por autores, dc forma que describe d
amplio y en ocasiones contradictorio panorama de la doctrina, para
concluir con una afirmación categórica:

En una teoría democrática no existe ninguna otra posibilidad: el titular de


la Soberanía es el pueblo, ya que, como se ha dicho, la libertad es al hom­
bre lo que la Sobe1·anía al pueblo, en su esencia misma, y aquí se encuentra
el mérito del pensamiento de Rousseau.�6

En consecuencia examina rápidamente las principales ideas de


Rousscau, con lo cual establece su línea teórica; de Bodino a Rousseau,
Y con Rousseau afirma: "La única forma de gobierno aceptable a la dig­
nidad humana es la democracia.�7
Después de establecer las características de la Soberanía interna y
1� Sobe ranía externa, pasa a las críticas al concepto de Soberanía, ana­
hzando autores como Preuss, Garncr y Politis hasta llegar a Duguit,
�elsen \ Laski. De Duguit destaca el problema de algunos hombres que
1111Ponen su voluntad por la fuerza a los demás, lo que llevaría a admitir
que existen
hombres superiores a otros, o la existencia de un dios, de
suerte que
al no poder explicar la voluntad soberana, "se pronuncia en
c ontra
de la Soberanía". De Kelsen retoma su predicción acerca de que

lJ::; '
C.\Ri'JZo MAL GREGoK. Jorge. L,llllJio, Cull\titucirmale.,, UNAM-Ponúa, Mé·xicn,
19
'JY, p. 4YS.
"'
'!7 fclelll, p. 496.
lclenz, p. 498.
130 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

el mundo llegaría a tener un orden jurídico internacional, universal y


justo, con valor por encima de los estados, y concluye:

En otros párrafos agregó que la noción de soberanía debía de ser radical­


mente extirpada y que debía desaparecer del diccionario del derecho inter­
nacional.9�

De Laski retomó la idea de que no puede existir paz en el contexto


de los Estados nacionales, de suerte que debía existir una organización
internacional que se encuentre por encima de ellos.
Para contrarrestar las opiniones anteriores, Carpizo retoma los ar­
gumentos de Hermann Héller, en el sentido que no se contraponen So­
beranía y derecho internacional. De esta forma los Estados soberanos
coexisten y ninguno tiene supremacía sobre los otros.
Así el Dr. Carpizo nos explica el valor actual de la soberanía, al ma­
nifestar que el concepto no nace de una teoría, sino de una realidad y
expresa que Soberanía es sinónimo de libertad, independencia, poder
constituyente, pueblo, autodeterminación y del principio de no interven­
ción, es preciso manifestar en este punto, mi coincidencia con los plan­
teamientos expuestos por el Dr. Carpizo en el sentido de que:

Queda claro que la Soberanía es completamente antagónica a cualquier


forma o modalidad de imperialismo o colonialismo. Soberanía es libertad
interna y externa del pueblo constituido en Estado.

La Soberanía es la defensa de los pueblos pequeños y débiles frente


a los grandes y fuertes. La Soberanía en estos momentos de la historia
es el baluarte de los Estados frente a las dos superpotencias y potencias
que desean dominar e imponerse al mundo... ".99
Después de estudiar el concepto de Soberanía en la obra del Dr.
Carpizo, abordaré sus reflexiones sobre el Poder constituyente; parten
de la diferencia entre función, acto y órgano constituyentes, así como
las diferencias entre poder constituyentes y poderes constituidos, para
lo cual estudia de Sieyes a Mauriece Hauriou, Schmitt, Héller, Kelsen,
Ulises Schmill, Sánchez Agesta, Sáchica, Linares, Quintana, Quiroga
Lavíe y Bidart Campos. De los cuales deriva una serie de razonamien·
tos, por ejemplo, coincide con la idea de que el poder constituyente se
encuentra dentro del campo de ser de la sociología, pero, es el punto de
partida del derecho constitucional moderno, después de lo cual
establece:

'JS !dnn. p. SOO.


lN CAKPIZO MA< GKE<;oR, Jorg:c, L.'iludio_\ Collstituciunales, op. cit., p. 505.
J'llili·R CONSTITUYENTE - J. Mateos Santillán 131

El poder constituyente consiste en la facultad de decisión sobre la organiza­


ción jurídico política de la comunidad; en otras palabras, es la atribu­
L·it'lll de estructurar libremente una Constitución, de construir un orden
Jll rídico. 100

Carpizo no coincide con la división entre poder constituyente origi­

nario \" poder constituyente derivado que hacen algunos autores, pues
una cosa es el constituyente, y otra es el órgano que creó para reformar
1a Constitución.
El titular del poder constituyente es el pueblo, lo cual sirve de base

para construir "un derecho constitucional de la libertad y para la libe11ad".


La diferencia entre poder constituyente y poderes constituidos, radica
en que mientras el poder constituyente es un poder de origen, los poderes
constituidos son derivados de la Constitución; el constituyente es un poder
creador de todo el orden jurídico, los constituidos son creados.
El poder constituyente es ilimitado, los poderes constituidos son li­
mitados; el poder constituyente tiene una sola función, los poderes
constituidos poseen múltiples funciones; el poder constituyente no go­
bierna, los poderes constituidos son creados para gobernar.
El Dr. Carpizo distingue los conceptos asamblea constituyente,
asamblea proyectista y poder constituyente, de forma que el poder cons­
titm ente es el pueblo, la asamblea constituyente es una representación
"designada por el pueblo con un objetivo específico: discutir y aprobar
una Constitución" .101 Las asambleas proyectistas son electas por el pue­
blo para redactar un proyecto de Constitución que se sometería a la
aprobación del pueblo mediante referendo.

6.4.4. HISTORICISMO EMPÍRICO MEXICANO

Esta corriente aborda los temas de la soberanía y el constituyente


desde una metodología multi-causal, en la que puede apreciarse un re­
planteamiento histórico, que se conjunta con aspectos sociológicos y ex­
�licaciones jurídicas que surgen de la interpretación de las fuentes de
Inves tiga
ción directa, de esta forma, si se pretende estudiar la naturale­
za Y el o
rigen del concepto de soberanía, esta corriente nos remitirá a la
lectura
de las Crónicas de los debates del Constituyente mexicano de
1823-1824, las
cuáles, como ya se expuso en líneas anteriores, duraron
tan tas -
décadas olvidadas.

100
!dem, p. 569.
lO(
ldem, p. 573.
132 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Al remitirnos a los debates de 1824, nos encontramos que éstos nos


conducen por un lado al Constituyente de Cádiz y por otro lado a la tra­
dición jurídica española.
De esta forma, y contra lo que sostiene la inmensa mayoría de la
doctrina mexicana, con base en los debates de 1823-1824 se refuta las
teorías que sostienen que el concepto de soberanía popular prm·iene de
Francia o de Estados Unidos.
El planteamiento metodológico es muy simple, las fuentes hablan
por sí, son información que se explica a sí misma y nos lleva a estable­
cer vínculos o conductas que se derivan de ella misma, de suerte que, la
única forma para corroborar una hipótesis histórica, es acudir a un ma­
nejo inteligente de información, es decir, las versiones más directas po­
sibles, de los hechos o actos que estemos investigando.
En esta corriente cabe destacar la presencia de investigadores como
José Barragán que a partir de los debates de Cádiz y el constituyente
mexicano de 1823-1824 establecen una cadena causal en el pensamien­
to iusnaturalista que nos conduce de Aristóteles a Cicerón, a Occam, a
Santo Tomás a Vitoria, los cuales si bien es cierto difieren sobre el mi­
gen último de la autoridad; si es Dios, la naturaleza o la comunidad,
coinciden en cuanto a que el origen de la autoridad política nace de la
comunidad y se traslada al individuo o individuos que reciben la inves­
tidura de autoridad.
Para explicarnos la forma en que se establece el nexo causal entre
Vitoria, Suárez, y el resto de los clásicos españoles con la escuela fran­
cesa de Badina, Rousseau, Sieyes, nos explica:

Es un hecho indiscutible que la Iglesia universal y especialmente la españo­


la, vida a expensas del Concilio de Trento, un concilio hispánico por exce­
lencia, dominado por las doctrinas de Francisco de Vitoria, por su pro pia
autoridad, v por la presencia de un buen número de sus mejores discípulos.
Pues bien, de Trento ha estado viviendo la Iglesia, repito, hasta los concilios
Vaticanos; v en materia de Seminarios y Universidades hasta el Vaticano 11:
esto significa que la formación recibida en dichas Universidades y Semina­
rios era la escolástica.102

Si se toma en cuenta que Badina fue novicio carmelita, y que Sieyes


estudió en su juventud con los jesuitas y después concluyó sus estudios
en un seminario católico, se desprende que ambos conocían el referente
español, esta suposición se robustece cuando al leerse la obra de Bodi·
no, se observa que al hablar sobre la soberanía cita en términos castizos
la tradicional fórn1Uia de sometimiento a la ley fundamental, por parte
del rey de AI-agón:

102 BARRA<;ÁN BARRA<;AN, José, up. cit ... p. 31.


1,, ¡pFR CONSTITUYENTE -J. Mateos Santillán 133

Nos qui valemos tanto como vos, v podemos mas que vos, vos elegimos re
con estas :v estas conditiones entre vos:.· nos, un que mande mas que vos.10·'

El pensamiento iusnaturalista parte de la base que las comunidades


J¡unw nas se forman de manera natural, la familia, clanes, tribus y pue­
blo� - planteamiento aristotélico- cuando esta corriente se plantea el
p ro ble m a de cómo nace el poder político, la respuesta es de la comuni­
d�1d. entendida como la necesidad de administrar lo común.
De la existencia de la comunidad arranca el razonamiento iusnatu­
ralista. el cual nos divide el concepto en dos; comunidades imperfectas
, ¡K·rkctas, la diferencia entre ambas clasificaciones se encuentra en
q ue las imperfectas, no pueden por sí solas, resolver plenamente sus ne­
cesidades, en tanto que la comunidad perfecta es aquella que por sí
misma, es capaz de alcanzar los fines de la vida humana.
Siguiendo el pensamiento iusnaturalista, llega un momento en la
comunidad en que toma el acuerdo de nombrar autoridad, lo que signi­
fica el tránsito de una comunidad natural a una comunidad política que
se deriva de una fuerza interna de la comunidad que nace del grado de
desarrollo social. La diferencia básica con Rousseau, es que para Vito­
ría. la autoridad nace de la comunidad, y no del pacto social.

L'l sublato communi iure positivo et humano nonsit majm- ratio ut protestas
illa sit in uno quam in altero, necesse est ut lpsa communitas sit sibi suffi­
ciens ct habeat potestatem gubernandi se.104

Otra diferencia fundamental entre la teoría francesa de Rousseau y


el pensamiento español, radica en que para los segundos la soberanía es
dekgable en su ejercicio, pues el poder innato de la soberanía se expre­
sa en la capacidad de la comunidad para nombrarse un príncipe, auto­
ridad o gobierno, sin que por ello enajene nada. De esta forma, las fa­
cultades de los gobernantes, de la autoridad, forman parte de la
soberanía de la comunidad, la cual puede cambiar de forma de gobier­
no e n todo tiempo.
Uno de los elementos más importantes del pensamiento español, se
encuent ra en la idea
de que la subordinación a una comunidad más am­
pl ia no priva de la soberanía a la comunidad, idea contraria a las teo­
ría� de Bodino y de Hobbes, implícitas en el pensamiento de Rousseau
cuando habla
de la cesión que hacen los individuos de sus libertades a
favor el
d propio contrato social.
De las expresiones anteriores se deriva el pensamiento de Barragán
cuando aborda el tema del poder constituyente:

lO\
fde/11. p . .34 .
104 V
ITORIA, Francisco d e. e·tta do por J ose, B arragán B. up. cit., p. 34.
134 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

El poder constituvente se comporta de conformidad con el sentido que se le


hava dado a la idea de la sobet·anía popular. Por tanto, si la soberanía po­
pular se concibe como algo pe.-teneciente al pueblo, como algo que radica 0

reside en el pueblo, como un poder que, en parte se puede delegar, y en


parte se reserva a fa\·or del mismo pueblo, el comportamiento final de la
asamblea que dicta una Constitución tendrá que ser congruente con estos
matices de dicha soberanía.10'

Como puede apreciarse, el centro sobre el que gira toda explicación


del Estado o la constitución es el concepto de soberanía, el cual varía
según se admita como válida determinada corriente, de esta forma, las
diferencias que sostiene Barragán, entre las lecturas que se puedan ha­
cer a la teoría románica de la representación, serán fundamentales para
explicar los alcances del poder constituyente, la constitución, y los po­
deres constituidos.

6.5. ASAMBLEA CONSTITUYENTE,


ÓRGANOS O PODERES CONSTITUIDOS
Y SUS DIFERENCIAS

Hemos llegado al punto de realizar una serie de diferencias que se


deriven de los conceptos, las tesis y las corrientes expuestas en páginas
anteriores, aun cuando debemos admitir que, como se prueba a lo largo
de este trabajo, existen una gran cantidad de explicaciones o definiciones
para cada autor, las cuales pueden llegar incluso a ser contradictorias.
De esta forma me permito recomendar a los lectores, acudir a las
páginas anteriores para realizar precisiones sobre algunos conceptos en
un autor en particular, pues a continuación presentaremos simplemente
generalidades.
Poder Constituyente. Pueden encontrarse varias definiciones, algu·
nas al inicio del tema, otras en Carl Schmmitt, en Carpizo o Barragán
etc., sin embargo, me parece correcto diferenciar entre la potestad, fa·
cultad o poder constituyente, como atributo inherente generalmente
aceptado del pueblo (incluso, los autores positivistas reconocen que en
el origen, antes de la primera constitución, la potestad radica en el pue·
blo) y la asamblea de individuos que se eligen para formar, o crear
constitución a la que se denomina asamblea constituyente, cabe agre gar
que para algunos autores asamblea constituyente y poder constituyente
son sinónimos. La Asamblea Constituvente
. admite variables como lo es
la Asamblea proyectista, la asamblea constituyente es un grupo de re·
presentantes electos por el pueblo que actúa en representación de la co-

"" BARRACiÁN BARRMiÁN, José, 1:::1 poder revisor de la Cmzslilución. p. 51,


inédito.
CONSTITUYENTE J. Mateo' Santillán 135
¡•(lili:K
-

i dad �· sus facultades sólo admiten los mismos límites que la sobe­
1111111
se caracteriza por un procedimiento de
r,1n . la asamblea proyectista
íél
dn� instancias, después de la elección de los miembros de la asamblea,
pri!llera, elaboración de un
proyecto de constitución, segunda, aproba­
del proyecto por el pueblo por medio de un referéndum, la aproba­
citín
de la comunidad implica la aprobación del soberano.
cit1n
Para explicar la naturaleza de la asamblea constituyente debemos

formar dos grandes grupos;


primero, los autores que la consideran

como la representación del poder constituyente que son en general to­


do:- los que sostienen la idea de que la soberanía se encuentra en la co­
como poder
munidad, nación o pueblo y en consecuencia se le tiene
constitu vente y diferenciado de los poderes constituidos; segundo, los

autores que opinan que la soberanía se encuentra en el orden normati­

vo, para quienes, después del primer constituyente, todas las demás
asambleas constituyentes deben entenderse como poderes constituidos
en rela c ió n a la constitución que les precede como lo
explica Carré de
Malbcrg, Kelsen y Tena Ramírez.

6.6. ASAMBLEA CONSTITUYENTE


Y ÓRGANO LEGISLATIVO ORDINARIO

De la misma forma que en el punto anterior nos remitimos a diver­


sas explicaciones sobre la naturaleza del poder constituyente y la asam­
blea constituyente, en este punto seguiremos el mismo procedimiento,
pues a lo largo de todo el trabajo hemos diferenciado a los poderes
constituventes de los poderes constituidos.
Sobre la naturaleza de la asamblea constituyente hemos visto en lí­
neas anteriores que pude explicarse según la corriente que se sostenga,
como un órgano constituyente o constituido, lo que sí queda como una
concepción general, es la tendencia a diferenciar las naturalezas de la
asam blea
constituyente y el órgano legislativo ordinario, diferencias que
PUed en percibirse a partir de las explicaciones de Sieves v que encon-
. . .
traran
matices en todos los autores.
A grandes rasgos podemos señalar como características de la asam-
blea e onst. · ·
Ituyente que tiene 1 a funcwn
· ·
de crear 1 a constitucwn, en re-

Prese ntación del pueblo y en ejercicio de la Soberanía, para después de


·

l ra
�g r su objetivo desaparecer (históricamente los Constituyentes de Cá-
diz- v ·
. m exica no de 1823-24 gobernaron).
En contraposición se dice que los órganos legislativos ordinarios
son Poderes constituidos en relación a la Constitución, de la cual ema­
nan, Y
a la cual no pueden modificar libremente como legislatura ordi­
nar ia,
están creados para gobernar, pero se encuentran limitados por la
constituci
ón.
136 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Existe una instancia intermedia entre el poder constituyente y los


poderes constituidos, me refiero al poder revisor de la constitución que
no puede alcanzar el rango de constituyente por las limitaciones que le
son inherentes, pero que definitivamente tiene la facultad de revisar y
modificar la constitución, cuestión que le diferencia del órgano legislati­
vo ordinario.

6.6.1. LA SOBERANÍA ANTE LA GLOBALIZACIÓN

Una de las características que predominan en los inicios del siglo XXI
es la vertiginosa evolución tecnológica, que nos impide siquiera asom­
brarnos de las innovaciones en el ámbito de la electrónica, la cibernéti­
ca y la tecnología en materiales, por no citar sino algunos de los cam­
pos que más se han desarrollado en los últimos cien años.
En el campo de las humanidades los cambios se dan a ritmos dife­
rentes, sin embargo, la desintegración de la Unión Soviética, la caída
del Muro de Berlín, y en general la posición unipolar del sistema políti­
co-económico, producen escenarios de reflexión altamente influidos por
la transformación tecnológica que se traducen en cambios a los méto­
dos clásicos de análisis.
En la actualidad resulta común escuchar que el concepto de sobera­
nía se encuentra en crisis, en lo personal opino que nos debemos pre­
guntar (qué concepto de soberanía está en crisis?, pues debemos recor­
dar que los conceptos varían de corriente a corriente y de autor a autor,
de modo que, bien estudiado el problema, podríamos afirmar que no es
correcto que el concepto de soberanía se encuentre en crisis, sino que
en realidad son algunos modelos teóricos explicativos los que se han
visto rebasados por la realidad, en otro sentido, bien pudiera señalarse
que el concepto de soberanía siempre se encontró en crisis, frente al co­
lonialismo o al neocolonialismo, que crearon imperios como el romano,
el español, el francés, el inglés y más recientemente, en la etapa neoco­
lonial, el norteamericano.
Desde el punto de vista del llamado neo-institucionalismo es necesa­
rio replantearse las viejas cuestiones del constitucionalismo tradicional.
del cual sólo se retoman algunos elementos y se generan grandes dife­
rencias, particularmente en el ámbito metodológico, que derivan en la
separación del viejo institucionalismo y el nuevo institucionalismo, que
difieren en el valor que asignan a orden institucional, pues para los pri­
meros es el valor fundamental que explica el desarrollo democrático, en
tanto que los segundos aplican un modelo más sociologista con una ma­
yor gama de factores explicativos.
El neo-institucionalismo, nos presenta varias corrientes que mantie­
nen ent1·e sí dife1·encias fundamentales en el terreno metodológico, que
1,, 1¡11 R CONSTITUYENTE - J. Mateo' Santillán 137

�¡\ nwmento de estudiarse nos conducen a divergencias substanciales,


no ,;ólo con el constitucionalismo tradicional, sino entre ellas mismas.

l n�1 diferencia fundamental entre la ingeniería constitucional de Gio­


J
\ �1n li
Sartori y el enfoque histórico-empírico del Dieter Noh len, radica
eJl que Sartori desarrolla sus investigaciones en base al método de dere­

cho comparado, del cual deriva una generalización empírica para fun­
cLuncnt ar sus conclusiones sobre que el sistema semi-presidencial es el
Illl'Jor sistema de gobierno. Para Nohlen, las comparaciones sólo son
\ úl i da s en cuanto admitan un conjunto de factores explicativos entre los
quL· destacan los sociales y los procesos históricos, de suerte que el mé­
todo obligado es multi-causal. y la copia del instituciones de una reali­
dad a otra diferente fracasan.
Por lo expuesto, de nueva cuenta debemos reiterar lo señalado a lo
larL'.O de este trabajo, según sea la corriente que abracemos, será el
pu�·rto o las conclusiones a las que arribemos.
En lo personal no creo que el cambio institucional en un país pueda
darse simplemente con base al derecho comparado, pues si tal fuera la
simpleza del éxito, bastaría copiar la constitución Suiza, la Alemana o
la Francesa, para transformar México, como esto no es sino el camino
mú>- directo al fracaso, opino que en plena época de globalización, cada
país debe buscar en sus tradiciones y en su realidad los caminos del éxito.
En el caso de México, es necesario hacer un replanteamiento histó­
rico profundo, que se vincule posteriormente a la incidencia de factores
internos v externos que generalmente se soslayan en aras de la imita­
ción extra-lógica de preceptos e instituciones absolutamente ajenas a
nuestra realidad.
Como quedó expuesto en líneas anteriores, parte de la doctrina me­
xicana se divorció de la realidad histórica y se casó con las corrientes
qu e se fueron poniendo en boga al paso de los años, de tal forma, que
en la actualidad nuestro primer problema para abordar la mundializa­
ción o globalización es recuperar la identidad de nuestras instituciones,
Pues com o se verá en líneas posteriores, parte de las propuestas
neo-institucionales nos conducen a soluciones que se acercan mucho a
nu c s tras tradiciones y que hoy son respuestas para afrontar los escena­
_

nos de la globalización.
Cabe advertir que al proponer un replanteamiento historicista, no
desea mos
formular una teoría determinista que sostenga al cambio
CüllJo un
factor condicionado de manera absoluta por el pasado, sino
Sitnp lem
ente que la historia es más que una simple cronología de suce­
sos,
es la concatenación multi-causal de una serie de hechos que gene­
raron una realidad, misma que si bien no determina el p1·esente o el fu­
t o
ur si nos sirve de factor explicativo del p1-csente y como elemento a
,

Consid
ei·ar para el futuro.
138

Lo expuesto me sirve para afirmar que no es que México tenga una


realidad Kafkiana, sino que más bien los métodos explicativos de la rea­
lidad son inapropiados. De la misma forma no puede explicarse la re.
gionalización europea de igual manera que la articulación de Canadá y
México a los Estados Unidos de América.
Cuando Jürgen Habermas se plantea la pregunta iAprender de qué
historia?106 en realidad nos recuerda la obligación de formularnos la
misma pregunta en México a la luz de la alternancia democrática, pues
la caída del muro de Berlín y la consecuente reunificación de Alemania
son equiparables en términos neo-institucionalistas a la caída del sistema
de partido hegemónico, que prevaleció en nuestro país a partir de 1867,
después del fusilamiento de los principales líderes del partido conserva­
dor, y que con la excepción del periodo revolucionario, prevaleció a lo
largo de siglo XX. De esta forma la historia oficial simplemente se trans­
forma en el medio para justificar las acciones de un gobierno en aras de
proyectos autoritarios muy lejanos de los intereses de la comunicad, im­
puestos generalmente desde el extranjero, ante los cuales exaltar o bo­
rrar un periodo de nuestra historia no representa ningún obstáculo o
escrúpulo.
Un verdadero replanteamiento histórico, que conjugue en su análi­
sis factores sociopolíticos, económicos, militares y jurídicos nos lleva a
explicaciones diametralmente opuestas a las tesis oficiales, tales razona­
mientos nos sirven para explicar que el concepto de soberanía mexica�
na, ha sufrido los embates de diferentes gobiernos a través de los inte�
lectuales a su servicio, de forma tal que se ha buscado imponer
teorías que favorecen la concentración de poder en el gobierno, al qutf
descaradamente confunden con el Estado o en las tesis que sostienen
que la soberanía se encuentra en el orden normativo, olvidando que di­
cho orden normativo, en el escenario de partido hegemónico es, en mu­
chas ocasiones resultado de la simple usurpación de la voluntad popu�
lar por medio de los más diversos procedimientos.107

6.6.2. REGIONALIZACIÓN

Es claro que el proceso de globalización o mundialización se en·


cuentra avanzado en algunas regiones geográficas y en algunas mate·
rias, en tanto que en otras su evolución es diferente, de esta forma nos
permitiríamos señalar que el camino de la globalización pasa primero
por la etapa de la regionalización, la cual, es preciso señalar, prese nta

lllb HABERMAS Jlii·gen, op. cit., p. 191.


107 Para mavor información sobre el tema puede consultarse MAncos SA�TILLÁN,
"
José. "Los fraudes electm·ales en el siglo XIX, una leeción para el siglo xxt , Revista
ca Jaliscie11se, Universidad de Guadalajara, Año 4, núm. 10, 1994.
NSTITUYENTE Mateo' Santillán 139
pllJlLI< CO
- J.

c,11acterísticas diferentes de región a región, de suerte que la experien­


ropea es distinta a la norteamericana, por no citar sino los ejem­
cia L·u
plo:-- más cercanos.
La explicación de las diferencias es un tema muy complejo del cual
¡1kmente retomaremos que los europeos aglutinan países con desa­
�·i ¡n

rrollos más o menos homogéneos y que bien pudieran agruparse en


nHI\ de
sarrollados, desarrollados y menos desarrollados, en el caso de
AnlL't ica del norte, tenemos a una gran potencia en torno de la cual se
adhieren dos países con economías dependientes.
El proyecto norteamericano puede observarse con claridad a la luz
del pensamiento americano10x que expresa por boca de personajes como
Jdkrson , Madison, Hamilton y Adams sus aspiraciones hegemónicas
mismas que se sintetizan en la doctrina Monroe de 1822, conocida por
su concepto "América para los americanos" y que evoluciona a media­
dos del siglo XIX a la doctrina del "destino manifiesto". La historia euro­
pea de los últimos siglos nos remite a un escenario distinto, un conjunto
de potencias que se confrontaron regularmente por la hegemonía conti­
nental. sin que ninguna de ellas pudiera alanzada plenamente, o mante­
nerla mucho tiempo, siempre en un contexto de rivales continentales te­
rribles. De lo antes dicho se desprende una notoria diferencia en los
fines regionalizadores, en Europa, ser competitivos y cohesionarse; en
América, consolidar la hegemonía de los Estados Unidos en el marco de
un gran mercado regional.
De antemano admito que son muchos los argumentos que faltan
para redondear el tema, sin embargo, mi preocupación al abordarlo es
simple mente señalar que no es posible equiparar o imitar extra-lógica­
mente las realidades europea y americana.
En cuanto a la posición soberana de los Estados nacionales euro­
p eos v americanos, esta también varía, sin embargo, me contentaré con

:ecordar las posiciones de Estados Unidos y de México ante el derecho


Internacional, pues para nuestros vecinos del norte su constitución y
sus pr inc
ipios se encuentran absolutamente por encima, en tanto, que
Para México, y todos los países dependientes, la realidad subordina el
orden nor
mativo interno, a los intereses internacionales.

6.6.3. iCRISIS DE LOS ESTADOS O CRISIS


DE LAS TEORÍAS SOBRE LA SOBERANÍA?
Un an
b álisis objetivo de la realidad nos conduce a señalar que la so­
eranía
de los países dependientes de todo el planeta se encuentra en
----

tox
Para mavor información sobre el tema consulte MATEOS SANTILLAN, Juan José·. L/
1
''lla<fu de Guwlalupe-Jlidalgu a la /u� de la pre11sa de su época. Te sis doctoral, UNAM, 1994.
140 TEORÍA DE LA CONST

crisis, pero áñadiré que esto no es ninguna novedad histórica, pues


países independientes-dependientes, en un pasado más o menos
te, en general, fueron colonias que se encontraban bajo la hegemonía d�
una potencia colonizadora. Y hoy en día, se ven impulsados a formar un
nuevo orden internacional de conformidad con los intereses, reordena.:
dos, de las antiguas metrópolis.
Lo que no puede percibirse tan claramente, es que países como los
Estados Unidos vivan una crisis práctica o teórica de sus principios so­
beranos ante el fenómeno de la regionalización y una eventual globali.
zación, sin embargo, autores como Robert Dahl se plantean:

En 1990 un gobierno para el mundo es, lo admito, una idea fantástica, pero·:
no lo parecerá dentro de un siglo. Ni parecerá entonces extraño preguntar
si tal gobierno puede o debe y hasta qué punto, ser democrático, y como

podría scrlo109

El mismo autor nos sugiere que el mundo no podría gobernarse


una democracia directa, por lo cual presenta como respuesta alte
va de gobierno un sistema federal:

Las ideas federalistas democráticas dan por sentado que debe haber
estadios de gobiernos "democráticos"; que el "pueblo" con derecho a

bernar" en un estadio es un subconjunto de "el pueblo" con derecho a

bernar en un estadio más inclusivo; y que los derechos y obligaciones de


pueblo" en varios estadios están incorporados en un sistema de
mutuas.110

Lo interesante del pensamiento de Dahl radica, en que, sin


nérselo, nos remite a las ancestrales tesis sobre que la soberanía
en la comunidad básica, la cual puede adherirse a otra comunidad
yor o un conjunto de comunidades semejantes, sin que por ello dej e
ser soberana, tal y como lo expresa el texto de todas las constitucion�i
federales mexicanas que sostienen la soberanía de los Estados y de
Federación en el ámbito de sus competencias.
Un ejemplo cercano a nuestras tradiciones jurídicas y a nuestra
tura es el español, en cuya experiencia podemos observar que por
lado, en medio de las tendencias globalizadoras, se adscribe a la Com1
dad Europea y suscribe el Tratado de Mastrich para concretar la regí�
nalización pero, simultáneamente, de autonomía a las distintas comuill­
dades que integran la Corona, sin que ello signifique la transformacióll
de las formas tradicionales del Estado español, sino que, más bien,
establece un nuevo nivel de gobierno, una especie de confederación

109 DAHL. Robcrt Alan, ¿Después de la Revolución?, Gedisa, España, 1994, p. !OS.
110 Ibidem, p. 110.
J'< 11, ¡-K CONSTITUYENTE - J. Maleo' Santillán 141

L·�t ilo de panhelenismo griego o de la comunidad de países árabes; sin


L tiL' L'l pueblo de cada parte integrante de este tipo de confederaciones
�'l. Lksprenda de su derecho inmanente de ser depositarios originarios
Lk la soberanía.
Como puede apreciarse, el concepto de soberanía no se encuentra
en crisis, la regionalización o mundialización en todo caso, representan
un nm·vo estadio o peldaño en la forma de gobernarse que se dan los
di�tintos pueblos, las federaciones y confederaciones son las alternati­
' a� de la integración más acordes a las concepciones de las democra­
ciét� occidentales desarrolladas, donde, paradójicamente, el concepto
ori�inario de soberanía mexicano, es la mejor respuesta para mantener
un'� identidad y tradiciones, que pueden perfectamente ser compatibles
con los proceso de integración mundial.
Finalmente creo menester reiterar que existe una gran diferencia
cntrL' lo que significa un proceso de regionalización integral, como el
europeo, donde los procesos de integración bien pueden equipararse a
una confederación y en consecuencia el párrafo anterior tiene pleno va­
lor; a la vinculación que se da en el Norte de América, donde la gran
potencia hegemónica que son los Estados Unidos establecen una rela­
ción asimétrica con Canadá y en mayor diferencia con México. A grado
tal, que el control político y económico que ejercen tiende a anular toda
posibilidad de manifestación soberana, pues la equiparación más cerca­
na no es la Confederación, sino el Imperio, en una posición típicamente
neocolonial o si se prefiere, el colonialismo del siglo XXI.
Unidad 7

Supremacía Constitucional

ARMANDO SoTo FLOREs·

El h om b re forma su cuerpo normativo con el fin de regular la conducta


contingent e del mismo para encausada a un fin, que es el comporta­
miento constante; como ordenes normativos podemos encontrar mu­
chos, pero el jurídico es el más importante para la vida social, debido a
que asegura su cumplimiento en forma coactiva, con él se regula la con­
vivencia humana, la cual cubre las deficiencias naturales del hombre y
permite su procreación y mej oramiento, por lo que es tarea del orden
normativo el coordinar la conducta humana, de esta forma se desarro­
lla el orden normativo, primariamente para encausar la conducta con el
fin de preservar a la sociedad de las posibles contingencias, y posterior­
�ente para mej o r ar el entorno de vida; pero ese orden debe tener prin­
Cipios rectores
que señalen su origen y las características a que se tie­
ne� que someter las regulaciones derivadas de ellos, el cúmulo de estos
Pnncipios se
ve reOeJ·ado en una constitución ' a la cual se le puede con-
cePtuar c m :
o o

El in�tnuncn
to escrito en que ha convenido el pueblo... como la norma ab­
soluta d"
� acc1· on
·
· · · para todos 1 os departamentos v funuonanos
· .v decision · · de 1
Gobiern ·
o · · Y en oposicion
· · · a 1 a cua 1 cua 1 q ·
Uier 1 ev o norma d
• e cua 1 qUier
· de-
Partanw nto o
funcionario del Gobierno o aún del pueblo mismo serán • ' •

completamente nulos.
1

e
de J)• Ma ,.,tro por oposicion de Derecho Constitucional Teoría Política de la Facultad
re ch o .v
� de la UNAM.

� l'owCooLFY, A Tratisc on the Constitutional Limitations which Rest upons the Legislati­
er of
the States of the me ican Union, 3 ( 1868); citado por Schwar·tz Bernan.l en
A r

143
144 TI'ORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

En este tenor, podemos percibir que la constitución es la suprema


ley de la nación, la cual prescribe normas de decisión que son obligato­
rias para las autoridades y habitantes de un estado, de esta forma se
concibe a la constitución como la ley fundamental que limita a los p o­
deres del gobierno así como al pueblo mismo, pues en ella se encuen­
tran, siguiendo la tesis de Schmitt, las decisiones políticas fundamenta­
les, en las que podemos encontrar tanto a las autoridades como órganos
rectores de la conducta humana que obligan a los particulares a aten­
der las normas de un país, así como los derechos individuales que limi­
tan a ciertos requisitos y circunstancias el actuar coactivo por parte de
los órganos del estado.
De esta forma, encontramos a la Supremacía Constitucional como
una característica fundamental de la Constitución, pues el concepto de
supremacía implica en sí un elemento que se encuentra por encima del
resto de los integrantes de un sistema, por lo que dentro del ordena­
miento jurídico el principio de supremacía constitucional nos remite a
ubicar a la Constitución en la cúspide del conjunto de ordenamientos
jurídicos de una nación.
Paralelamente al principio de supremacía constitucional, debemos
observar que al ser la Constitución la norma suprema de un sistema ju­
rídico, tiene como consecuencia ser la norma primaria de dicho siste­
ma, es decir, ser el punto de referencia del cual se desprenden las de­
más leyes y actos que conforman el sistema legal de una nación; es por
ello que en la propia Constitución deben establecerse los medios jurídi­
cos para defender su observancia, con el fin de que se cumplan cabal­
mente las disposiciones que ella establece.
Con relación al concepto de Supremacía Constitucional, el maestro
Jorge Carpizo Mac Gregor señala:

De este concepto de supremacía constitucional derivan dos principios: a) de


legalidad, conforme al cual todo acto contrario a la constitución, carece
de valor jurídico, y b) cada órgano tiene su competencia que no es delega·
2
ble, salvo en los casos que señale expresamente la propia constitución.

El señalamiento del maestro Carpizo respecto a la Supremacía


Constitucional refleja la teoría kelseniana y constituye la esencia del
principio referido, con sus implicaciones jurídicas, útiles para dar certe·
za jurídica no solo al gobernado, sino también a la propia autoridad,
manteniendo así el equilibrio de los poderes constituidos y garantizan

Los Poderes del Gobiemo Vol. 1 (Los Poder·es Federales y Estatales), tr·aducido por José
Juan Olloqui Labastida, UNAM. Facultad de Derecho, México, 1966, p. 24.
2 CARI'IZO MAc-GREGOR, Jm·ge. t.'stwlius Cul!stilllciullales, UNAM, Instituto de Invesú·
gaciones Jurídicas, México, 1980, p. 292.
:-;l pKE\IACÍA CONSTITUCIONAL - A. Sot o Flore, 145

dn el cabal y eficiente cumplimiento de las tareas encomendadas por el


constituyente como representante de la voluntad soberana popular,
L'li\ o fin es la regulación para un adecuado comportamiento del hombre

l·n· la cosa pública satisfaciendo así las deficiencias que la naturaleza


humana tiene implícitas.

7.1. ANTECEDENTES
DE LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL

Debido a la importancia de la Supremacía Constitucional dentro del


orden jurídico mexicano, consideramos pertinente estudiar sus antece­
dcnies en las diversas constituciones que han existido en nuestro país,
como parte de una evolución del derecho constitucional y su consolida­
ción como origen y rector de las autoridades que conforman el estado
mexicano.
Al respecto, la Constitución de Cádiz de 1812, no estableció una dis­
posición expresa en la que se reflejara el principio de supremacía de la
Constitución respecto de las demás leyes y actos emanados de la autori­
dad; sin embargo, disponía que las autoridades y los gobernados (art. 7)
estaban obligados a respetar y cumplir las disposiciones constituciona­
les, lo cual nos lleva a inferir que se consideraba a este documento
como supremo y por encima de los poderes constituidos; respecto al
Rev. lo consideraba inviolable y no sujeto a responsabilidad, sin embar­
go, establecía la mención de que actuara en sus atribuciones conforme
a la Constitución (arts. 169 y 170).
Dentro de la lucha por la Independencia, célebre fue el Decreto
Constitucional para la Libertad de la América Mexicana, conocida
como la Constitución de Apatzingán de 1814, la cual en lo relativo al
principio de Supremacía Constitucional, estableció en su artículo 237:
Entretanto que la Representación nacional, de que trata el capítulo antece­
<.knte, no fue re convocada, y siéndolo, no dictare y sancionare la Constitu­
L'iún permanente de la Nación, se observará inviolablemente el tenor de este
decreto, \' no podrán proponerse alteración, adición ni supresión de ningu­
no de los artículos en qué consiste esencialmente la forma de gobierno que
Pr e scribe. Cualquier ciudadano tendrá derecho para reclamar las infraccio­
nes que notare l..

Este es el primer anteceden


te nacional en forma explícita
y clara de
u re
s p m acía en un documento jurídico, todavía no constitucional, pero
que reflej
a la primera idea de jerarquía de una ley u ordenamiento,
y

1
.. Tr-.-.A RAMÍREZ, Felipe. Leves Fundame11ta/es de ,'vféxicu, 1808-1997, 20" ed., Porrúa,
Mexico
, 1997, p. 57.
146 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

que posteriormente se verá reflejado en las disposiciones constituciona­


les nacionales.
Dentro del Acta Constitutiva de la Constitución de 1824, encontra­
mos que no se contempló dentro de su articulado en forma expresa, al­
guna disposición referente al principio de Supremacía Constitucional;
sin embargo, el Acta Constitutiva en su artículo 24 contempló respec to
de las Constituciones de los Estados que:

Art. 24.-Las Constituciones de los Estados no podrán oponerse a esta


acta ni en lo que establezca la Constitución general: por tanto no podrán
sancionarse hasta la publicación de esta última.4

Mientras que la Constitución del mismo año dispuso en su artículo


161 fracción III y 163 que:

Art. 161.-Cada uno de los Estados tiene obligación: ...


III. De guardar y hacer guardar la constitución y leyes generales de la
Unión, y los tratados de hecho o que en adelante se hicieren por la autori­
dad suprema de la federación con alguna potencia extrajera.

Art. 163.-Todo funcionario público, si excepción de clase alguna, antes


de tomar posesión de su destino, deberá prestar juramento de guardar esta
constitución y el acta constitutiva. 5

En lo relativo a Las Siete Leyes Constitucionales de 1836 que esta­


blecían un régimen centralista, encontramos que tampoco estipulaba un
artículo expreso en donde hiciere notar la Supremacía Constitucional,
sin embargo, obligaba a los mexicanos, en virtud del artículo 3 de la
primera ley a observar lo dispuesto en la constitución y las leyes, así
como obedecer a las autoridades; y respecto de los órganos de gobier­
no, los obligaba a observar lo dispuesto en la Constitución e incluso a
través del Supremo Poder Conservador, en el que sus miembros debían
prestar juramento de guardar y hacer guardar la Constitución de la Re­
pública, según lo establecido en la Segunda Ley, artículo 9; dentro de la
misma ley, el artículo 12 disponía:

Art. 12.-Las atribuciones de este supremo poder, son las siguie ntes:
l. Declarar la nulidad de una ley o decreto. dentro de dos meses después
de su sanción, cuando sean contrarios a artículo expreso de la Constitu·
ción, Y le exijan dicha declaración o el supremo poder Ejecutivo, o la alta
Corte de Justicia, o parte de los miembros del poder Legislativo, en repre·
sentación que firmen dieciocho por lo menos.
II. Declarar, excitado por el poder legislativo o por la Suprema Corte .d
e
Justicia, la nulidad de los actos del pode¡· Ejecutivo, cuando sean contrartol

4 Idem, p. 158.
5 Idem, p. 191 y 193.
:--t PREMACÍA CONSTITUCIONAL - A. Soto Flores 147

a la Constitución o a las leyes, haciendo esta declaración dentro de cuatro


meses contados, desde que se comuniquen esos actos a las autoridades
respectivas.
III. Declarar en el mismo término la nulidad de los actos de la Suprema
Corte de Justicia, excitado por alguno de los otros dos poderes, y solo en el
caso de usurpación de facultades .. . 6

Como podemos observar, el Supremo Poder Conservador, entre sus


facultades más importantes, esta sin duda el de llevar a cabo el control
constitucional de los actos de los otros poderes, lo que lleva implícito el
principio de supremacía constitucional, pues todo actuar de los poderes
keislativo, ejecutivo y algunos del poder judicial podía ser anulado por
és� e. por lo que se puede inferir que el Supremo Poder Conservador,
hacía las veces de Tribunal Constitucional, pero es bueno hacer notar
que sus miembros si bien juraban cumplir la Constitución, no tenían
responsabilidad alguna como puede observarse del texto del artículo 17
de la Segunda Ley Constitucional que establecía:

Art. 17.-Este supremo poder no es responsable de sus operaciones más


4ue a Dios y a la opinión pública, y sus individuos en ningún caso podrán
ser juzgados ni reconvenidos por sus opiniones.7

Respecto a las también centralistas Bases de Organización Política


de la República Mexicana de 1843, tampoco establecieron disposición
expresa que reflejara el principio de Supremacía Constitucional, solo
establecían la obligación de que los habitantes de la República obede­
cieran a la Constitución, las leyes y las autoridades (art. 8), así mismo,
respecto a los poderes, disponía que cumplieran con la Constitución y
las leves , mientras que en el artículo 201 establecía:

An. 201.-Todo funcionario público antes de tomar posesión de su desti­


no ó para continuar en él, prestará juramento de cumplir lo dispuesto en
estas bases. El Gobierno reglamentará el acto del juramento de todas las
autoridades.8

En cuanto al restablecimiento del régimen federal, a través del Acta


C o nsti tutiva y de Reformas, que reinstauró la vigencia de la Constitu­
_
Ció n de 1824 con las respectivas reformas que dicha Acta consignaba,
enco ntramos
ya establecido el principio de Supremacía Constitucional
de una manera nítida, al establecer la referida Acta que:

An. 20.-Sobre los objetos cometidos al Poder de la Unión, ningún Esta­


do tiene otros derechos que los expresamente fijados en la Constitución, ni

: ldmz. p. 210.
1 TENA RAMíREZ, Felipe. Leye s Fundamentales de México, 1808-/997, op. cit., p. 211.
H ldem, p. 435.
148 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

otro medio legítimo de intervenir en ellos, que el de los poderes generales


que la misma establece.

Art. 21.-Los Poderes de la Unión derivan todos de la Constitución, y


se limitan solo al ejercicio de las facultades expresamente designadas en
ella misma, sin que se entiendan permitidas otras por falta de expresa res-
tricción.

Art. 22.-Toda ley de los Estados que ataque la Constitución ó las leyes
generales, será declarada nula por el Congreso, pero esta declaración solo
podrá ser iniciada en la Cámara de senadores.

Art. 23.-Si dentro de un mes de publicada una ley del Congreso gene­
ral, fuera reclamada como anticonstitucional, ó por el Presidente, de acuer­
do con su Ministerio ó por diez diputados, ó seis senadores, ó tres Legisla­
turas, la Suprema Corte, ante la que se hará el reclamo, someterá la ley al
examen de las Legislaturas, las que dentro de tres meses, y precisamente en
un mismo día darán su voto.
Las declaraciones se remitirán á la Suprema Corte, y esta publicará el
resultado, anulada la ley, si así lo resolviere la mayoría de las Legislaturas.9

La Constitución Política de la República Mexicana de 185 7, es sin


duda uno de los documentos constitucionales más destacados que ha te­
nido nuestro país; reflejó el principio de supremacía constitucional en
su artículo 126, de una manera no muy atinada; estableció:

Art. 126.-Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión qu�


emanen de ella y todos los tratados hechos ó que se hicieren por el Presi:
..

dente de la República, con aprobación del Congreso, serán la ley supre�


de toda la Unión. Los jueces de cada Estado se arreglará á dicha Constitu�
ción, leyes y tratados á pesar de las disposiciones en contrario que pueda
haber en las constituciones ó leyes de los Estados.10

i�
Nos refiere el maestro Jorge Carpizo que el artículo antes menc
·

nado fue transcrito literalmente de la Constitución de los Estados


Uni!
dos de Norteamérica quedando de esa forma en la Constitución de
1857
, sal:
redacción que fue retomada por el Constituyente de 1917; la cual
mos�
vo una modificación de 1934 a la que más adelante nos referire
continuó vigente, pasando a ser el artículo 133 de nuestra actual
titución.
del
Es por ello que consideramos pertinente transcribir el texto
tículo VI. segundo párrafo de la Constitución de los Estados U
ilustrar de mejor manera la atinada observación que realiza el
Carpizo:

9 Idem, pp. 474-475.


10
Idem, p. 627.
�¡-pREMACÍA CONSTITUCIONAL - A. Soto Flores 149

Esta Constitución, y las leyes de los Estados Unidos que se expidan con
arreglo a ella, y todos los tratados celebrados o que se celebren bajo la au­
toridad de los Estados Unidos, serán la suprema ley del país y los jueces
de cada Estado estarán obligados a observarlos, a pesar de cualquier cosa
en contrario que se encuentre en la Constitución o las leyes de cualquier
Estado.11

No podemos dejar de mencionar que desde la Constitución de 1857,


SL' omitió por el Constituyente Revisor adecuar dicho texto, en virtud de
que señalaba que " ...los tratados hechos ó que se hicieren por el Presi­
dente de la República, con aprobación del Congreso, serán la ley supre­
ma de toda la Unión... ", situación que no fue congruente con la reforma
de 13 de noviembre de 1874, fecha en la que se reinstaló el Senado de
la República, pues debemos recordar que al inicio de la vigencia de la
Constitución del 57 esta solo contemplaba el sistema unicameral y con
dicha reforma, se estableció un sistema bicameral.
Dichas modificaciones a la Constitución del 57, fueron elaboradas a
tra\ és de una Convocatoria para la elección de los Supremos Poderes
Federales, emitida por Juárez en 1867, pero llevada a cabo por Fernan­
do Lerdo de Tejada, cambiando la estructura y facultades del Congreso
de la Unión.
Mediante una Circular de esa Ley de Convocatoria, se señalaron los
argumentos de las reformas, y al respecto se indicó:

... se ha hecho la objeción, de que en dos cámaras, una puede enervar la


acción de la otra. Esta objeción era de bastante peso, cuando se necesita­
ba avanzar mucho para realizar la reforma social. Ahora que se ha consu­
mado, puede considerarse un bien, como se considera en otros países, que
la experiencia y práctica de negocios de los miembros de una cámara, mo­
dere convenientemente en casos graves, algún impulso excesivo de acción
en la otra.
Sobre ese punto, los Estados-Unidos han presentado recientemente un
ejemplo digno de considerarse. Con motivo de la intervención extranjera en
México, la cámara de representantes de los Estados-Unidos votó varias ve­
ces por unanimidad, algunas resoluciones que, si hubieran llegado á ser le­
ves, habrían podido causar una guerra de aquella nación con la Europa.
E�a guerra hubiera podido complicar gravemente la guerra civil en los
Est ados- Unidos. El senado suspendió constantemente el curso de aquellas
res oluciones. Sin duda, hizo un bien á los Estados-Unidos, y acaso lo
hizo
también a México.12

11 HA\IILTUN, A; MADISON, J. y JAY, J. l-.'/ Federalista, 11·aducido po1· Gustavo R. Velas­


co, Fo
ndo de Cultura Económica, México, 19'57, p. 394.
12 TENA RAMíREZ, Felipe. Leyes Fundamentales de México, 1808-1997, op. cit., p. 691.
150 TEORIA DE LA CONSTITUCIÓN

Por esa razón se decidió hacer la división de facultades entre el Se­


nado y la Cámara de Diputados; de esta forma, se modificó el artículo 72
constitucional, referido a las facultades del Congreso General, en el
cual, fueron adicionadas dos apartados, el A) para las facultades exclu­
sivas de la Cámara de Diputados y el B) para las facultades exclusivas
del Senado, cuya primer fracción señaló:

B. Son facultades exclusivas del Senado:


l. Aprobar los tratados y convenciones diplomáticas que celebre el Eje-
cutivo con las potencias extranjeras."

Por tal motivo el texto del artículo 126 de la Constitución del 57 era
incongruente con dicha reforma; a pesar de ello, su texto fue integrado
en los mismos términos a la Constitución del 17, la cual a su vez, con­
templaba nuevamente como facultad exclusiva del Senado ahora en el
artículo 76 fracción I la de que esta cámara aprobara los tratados inter­
nacionales y convenciones diplomáticas que celebre el Ejecutivo de la
Unión, situación que hasta la fecha continúa vigente.
Por ello, la Constitución Mexicana de 19 17 adoptó su artículo 133,
retomando la concepción que la Constitución antecesora había postula­
do respecto al principio de Supremacía Constitucional, del que se re­
dactó un artículo en contenido igual en la Constitución de 19 17, pero
que sólo cambió su nomenclatura, pues en el texto de la nueva Constitu­
ción y salvo algunas palabras, pasó a ser el artículo 133; cuyo texto ori­
ginal estipulaba:

Art. 133.-Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que


emanen de ella, y todos los tratados hechos y que se hicieren por el Presi­
dente de la República, con aprobación del Congreso, serán la ley suprema
de toda la Unión. Los jueces de cada Estado se arreglarán a dicha Constitu­
ción, leyes y tratados, a pesar de las disposiciones en contrario que pueda
haber en las constituciones o leyes de los Estados.14

Sin embargo, no fue sino hasta el 18 de enero de 1934 cuando el


texto del artículo 133 Constitucional quedó adecuado a lo dispuesto por
la propia Constitución en lo relativo a las facultades exclusivas del Se­
nado, para quedar de la siguiente forma:

Art. 133.-Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unió n


que
con la mis m a, ce­
emanen de ella y todos los Tratados que estén de acuerdo
ob a­
lebrados y que se celebren por el Presidente de la República, con apr
es de
ción del Senado, serán la Ley Supi-ema de toda la Unión. Los juec

ll
Ide111. p. 703.
14 TENA RAMiREZ, Felipe. Leves Fundamentales de México, 1808-/')97, 20a ed., op. cit.,
p. 93 l.
�t'I'REMACÍA CONSTITUCIONAL - A. Soto Florl's 151

cada Estado se arreglarán a dicha Constitución, leyes y tratados, a pesar de


las disposiciones en contrario que pueda hacer en las Constituciones o leyes
de los Estados.1"

Cabe destacar que la modificación, respecto a la adecuación del tex­


to a lo dispuesto por el artículo 76 fracción I de la misma Constitución
L·�tablcció una corrección en cuanto a la técnica de redacción del pre­
L·L·pto, al establecer que los tratados debían ser celebrados por el Ejecu­
ti\O, suprimiendo la terminología de "hechos y que se hicieren", por la
dL' "celebrados y que se celebren"; y salvo la corrección antes mencio­
nada, la modificación no alteró en forma sustantiva el fondo de dicho
precepto, en consecuencia siguió en vigor el mismo principio de supre­
macía constitucional.

7.2. LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL


Y EL ORDEN JURÍDICO ESTATAL

El concepto de Supremacía Constitucional, debe entenderse como:


aquella cualidad que posee únicamente la Constitución como norma ju­
rídica, al ser el punto de partida de legitimidad de todo el orden jurídi­
co de un país o territorio determinado.
La Constitución, es producto de un acto soberano del pueblo para
instituirla como Carta Fundamental de un orden jurídico, es por ello
que implica dos condiciones que son: la de Poder Constituyente como
portador de la voluntad soberana del pueblo y en consecuencia autor de
la Constitución; y como producto de éste, los Poderes Constituidos, los
cuales adquieren sus facultades de un documento superior constitutivo
de ellos, que es la Constitución.
La Constitución es suprema por ser la expresión de la voluntad so­
berana del pueblo, realizada a través del Congreso o Asamblea Consti­
tu\ente; la cual, es fuente u origen de los poderes que crea y organiza;
los mismos, no pueden ir más allá de su norma creadora,
lo que implica
que sea superior a ellos.
La Supremacía es necesaria porque se requiere de una norma fun­
damentadora de todas las demás leyes y normas conformadoras
del or­
den jurídico, esa es la Constitución; ella obliga a
todos los demás orde­
namientos a seguirla en todo su contenido,
a no contravenida, a
respetarla por ser la
ley de mayor jerarquía. Una Constitución es supre­
l11a por ser fundamental y es fundamenta
l por ser suprema.

1' GliTIÉRREZ S. Sergio Elías v RIVFs S. Roberto, La Ccmstilllci<1>z klexicmza al final del
Siglo XX, 2" ed., Editorial Las Líneas del Mar, México, 199S, p. 413.
152 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

La Constitución se encuentra por encima del Estado, por encima de


los órganos constituidos y por encima de los individuos considerados
aisladamente, puesto que como pueblo, al ser el titular de la soberanía,
está por encima de la propia Constitución que en el artículo 39 le reco­
noce el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su go­
bierno, conforme a su voluntad y atendiendo los intereses que estime
convenientes.
La Constitución, como cúspide de todo ordenamiento jurídico, hace
fluir el principio de legalidad en los poderes públicos, de seguridad jurí­
dica de los actos de autoridad, de constitucionalidad en todas las actua­
ciones realizadas por los poderes constituidos.
Ahora bien, si seguimos los postulados de Hans Kelsen, el orden ju­
rídico estatal es:

...un orden jurídico cuya validez está limitada a determinado espacio: el


llamado territorio del Estado, y que es tenido por soberano, es decir, como
no subordinado a ningún orden jurídico superior.16

Ese orden jurídico estatal se crea con fundamento, base o fuente en


una Constitución, entendida como norma suprema o fundante, según
Kelsen, dentro de ese orden normativo:

La función de esta norma fundante básica es fundamentar la validez objeti­


va de un orden jurídico positivo, es decir, de las normas implantadas me­
diante actos humanos de voluntad en un orden coactivo eficaz en términos
generales; es decir, interpretar el sentido subjetivo de esos actos como su

sentido objetivo.17

El llamado orden jurídico estatal se compone de diversas normas,


no situadas en un mismo nivel, sino escalonadas jerárquicamente, par­
tiendo de la norma suprema, la Constitución. De la Supremacía Consti­
tucional se deriva la legitimidad y validez de todas las demás normas
inferiores; todas deben obedecer los principios constitucionales y nunca
contravenidos, pues de lo contrario, sufren de invalidez, previa declara­
ción de la autoridad encargada de llevar a cabo la protección constitu­
cional contenida en el mismo documento.
Ahora, el hecho de que el orden jurídico sea un orden escalonado
de normas y que existan de muy diversa especie y contenido, ocasionará
en algunos momentos, conflictos de leyes:

Como la estmctura del orden jurídico es una constr-ucción escalonada de


normas recíprocamente supra v subordinadas, donde la nor·ma de nivel su-

lo KEI.�FN. Hans. Teoría Pura del Derecho. traducción de Roberto Vernengo, sa ed .•

UNAM. México, 1986, p. 207.


17 !de111, p. 210.
�1 pKEMACÍA CONSTITUCIONAL - A. Soto Florex 153

perior determina la producción de la norma de ni\cl inferior, se plantea el


problema del conflicto normativo, dentro de un orden jurídico, en formas
di\Trsas, sea que se trate de un conflicto entre normas del mismo nivel, o
de un conflicto entre una norma de nivel superior y una norma de nivel
inferior.18

Esos conflictos se resuelven por supuesto mediante la aplicación de


lo estip ulado para esos casos por la norma suprema del sistema jurídico
qLJL' se trate; sin olvidar que en caso de ser normas promulgadas por un
111io.mo órgano referente a una misma materia, en tiempos diferentes, el
problema se resolverá con el principio !ex posterior derogat priori.
El maestro Felipe Tena Ramírez considera que la supremacía de la
Constitución responde a la expresión soberana del pueblo para crear
esa carta fundamental. Sin embargo, el autor considera que al estable­
cerse esa Constitución, el ejercicio de la soberanía pasa a ser deposita­
da en ese documento, se traslada hacia el papel constitucional:

El pueblo, a su vez, titular originario de la soberanía, subsumió en la Cons­


titución su propio poder soberano...
Lo expuesto nos lleva a la conclusión de que la Soberanía, una vez que
el pueblo la ejerció, reside exclusivamente en la Constitución y no en los ór­
ganos ni en los individuos que gobiernan...
Así es como la supremacía de la Constitución responde, no sólo a que
C·sta es la expresión de la Soberanía, sino también a que por serlo está por
encima de todas las leyes y de todas las autoridades: es la ley que rige las
lnes v que autoriza a las autoridades ... supremacía dice la calidad de su­
prema, que por ser emanación de la más alta fuente de autoridad corres­
ponde a la Constitución; en tanto que primacía denota el primer lugar que
L'ntre todas las leyes ocupa la Constitución.1�

El principio de supremacía constitucional siempre ha sido aceptado


en el constitucionalismo moderno, es por ello que tiene aparejado el
concepto de control de la constitucionalidad, que estos no son más que
mecanismos de carácter jurídico para preservar la constitucionalidad
en los actos emitidos por los poderes constituidos y que actúan cuando
el orden constitucional es violentado, reparando la infracción cometida
a L'\tc.
El principio de supremacía constitucional se desarrollo desde que
se presen
taron las constituciones escritas, siendo la primera de estas la
Nt rtcamericana, dentro de su �·a referido artículo VI, y es importante

senalar que
los alcances de este principio se señalaron en el caso Mar­
?urv vs. Madison, en el que el Juez Marshall al hacer una interpretación
JUnsd iccional dispuso:

IX
f<fc111, p. 215.
1'' lENA RAMÍREZ, Felipe. IJcrcclw Ccmstitucimwl Alcxicww. 30" ed .. 19'!6, p. 11.
154 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Es una proposición demasiado clara pat·a ser controvertida que la Constitu.


ción controla cualquier acto legislativo ¡·epugnante a ella; de lo contrario, la
legislatura podría alterar la Constitución por una ley ordinaria.
Entre esas alternativas, no hay término medio. O bien la Constitución es
una ley suprema, que se encuentra por encima de todo lo demás y no es
modificable por medios ordinarios y. como los demás actos, es alterable a
gusto de la legislatura. Si la primera parte de la alternativa es verdade ra ,

entonces un acto legislativo contrario a la Constitución no es ley; si la últi­


ma parte fuera exacta, entonces las constituciones escritas serían tentativas
absurdas de parte del pueblo ilimitable por su propia naturaleza.
No es tampoco indigno de ser observado que al establecer lo que debe ser
ley suprema del país, la misma Constitución es primeramente mencionada; y
no las leyes de los Estados Unidos en general, sino sólo aquellas que han sido
dictadas en consecuencia de la Constitución, tienen aquel rango.20

Esta interpretación establecida por el juzgador norteamericano es


sin duda la expresión más fiel del principio de supremacía constitucio­
nal y significa un pilar fundamental para la comprensión de su exten­
sión y esencia, es lo que hace de la Constitución una norma fundante y
reguladora del actuar gubernamental, reflejándolo en un estado de de­
recho que implica la garantía para el gobernado de ejercer sus derechos
y cumplir sus obligaciones de acuerdo a la voluntad general expresada
en la Constitución.

7.3. PIRÁMIDE KELSENIANA


DE JERARQUÍA NORMATIVA

El problema del orden jerárquico normativo se planteo desde la


Edad Media, cuando San Agustín y Santo Tomas establecieron tres gra­
dos en la escala de leyes: la ley de Dios, la ley natural y la ley humana.
El célebre autor austriaco Hans Kelsen realiza en su obra: Teoría
Pura del Derecho, un estudio interesante sobre la jerarquía de normas
de un orden jurídico, ya sea estatal o internacional.
Primeramente, comienza con la fundamentación de validez de una
norma, la cual la encuentra en otra norma de jerarquía superior, que le
otorga ese carácter de validez:

El fundamento de validez de una norma sólo puede encontrarse en la vali­


dez de otra norma. La norma que representa el fundamento de validez de
otra es caracterizada, metafóricamente, como una norma superior en rela­
ción con una inferior.21

20
La Con�titución de los Estados Unidos de América anotada con la jurisprudencia.
editorial Guillermo Kraft. Buenos Aires, 1 Y4Y, Tomol. p. 627; citado po1· Elisur Arteag8
en su obra Derecho Constitucional. Editorial UNAM, 1 YY4, México,
Nava
21
p. 18.
KELSEN. Hans. Teoría Pura del Derecho, op. cit., p. 201.
�� ¡•KEI\IACÍA CONSTITUCIONAL - A. Soto Flores 155

Es preciso aclarar que cualquier fundamento de una norma nunca

p!Ll\ ic nc de un órgano o autoridad que las pueda establecer, sino de la


t�tL"tdtad de la cual es investida esa autoridad para crearlas.
El sostener la fundamentación de una norma en otra superior nos
]k\ a ría hacia el infinito en la escala de normas; sin embargo, Kelsen lo
rcsttL'lH' estatuyendo una norma suprema, la cual debe ser presupuesta
, 110 subordinada a alguna otra norma:

Como norma suprema tiene que ser presupuesta, dado que no puede ser
impuesta por una autoridad cuya competencia tendría que basarse en una
norma aún superior. Su validez no puede derivarse ya de una norma supe­
rior, ni puede volver a cuestionarse el fundamento de su validez. Una nor­
tna semejante, presupuesta como norma suprema, será designada aquí
nlllJO norma fundante básica.22

Esa norma fundante básica es la Constitución, la cual es fuente co­


mún de validez de todas las normas pertenecientes a un mismo sistema
u orden jurídico; el hecho de que muchas normas encuentren su funda­
mento o validez en una misma norma fundante básica, ocasiona que
pertenezcan o conformen un mismo sistema u orden normativo, con las
diferentes materias de las cuales se integran.
Otra de las características de las normas, la cual le da pertenencia a
determinado sistema normativo, es de que esas normas deben producir­
se c on forme a la norma fundante básica .
A4uello que constituye la unidad de un orden jurídico es la idea de
una norma fundamental que presuponga hipotéticamente todo conoci­
miento jurídico. Esta norma representa la validez de las normas que
pertenecen a un mismo orden jurídico, pero no determina su contenido,
sino las facultades para su creación.

U na norma jurídica no vale por tener un contenido determinado; es decir,


no \ale por que su contenido pueda inferirse, mediante un argumento de­
uuctivo lógico, de una norma fundante básica presupuesta, sino por haber
�ido producida de determinada manera, y, en última instancia, por haber sido
producida de la manera determinada por una norma fundante básica pre­
�upuesta. Por ello, y sólo por ello, pet·tenecc la norma al orden jurídico, cu­
ya� normas han sido producidas conforme a esa norma fundante básica.21

Al ser la Constitución el punto de partida del orden normativo, esta


repr esen ta la unidad y armonía a seguir por el sistema jurídico lo que
:� �r�duce en el pri �cipio de fundamenta�id�d constituci��al: media�te
_
ua] la Constttucton
. debe guardar en SI misma un eqmhbno de pnn-
---------

22
ld<'ll/, p. 202.
21
id"'''· p. 205.
156 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

cipios generales y excepciones a ellos, con la finalidad de que el sistema


normativo que de ella se desprende sea un todo armonizado.

Puesto que la norma fundante básica es el fundamento de validez de todas


las normas pertenecientes a un mismo orden jurídico, constituye ella la uni­
dad dentro de la multiplicidad de esas normas. Esa unidad también se ex­
presa diciendo que el orden jurídico es descrito en enunciados jurídicos
que no se contradicen.24

Al desprenderse el sistema normativo de la Constitución que en sí


misma no guarda contradicción, las normas que se desprenden de ella
no deben rebasar lo estipulado por la misma, es por ello que al explicar
la estructura lógica de los diversos ámbitos normativos dados, Kelsen
llega a la construcción escalonada del orden mismo. De esta forma, es­
tudia las relaciones entre esos órdenes, manifestando que de existir su­
puestas contradicciones entre ellos, estas son resueltas mediante la in­
terpretación del orden jurídico establecido, de tal manera que el
derecho tenga una totalidad plena de sentido.

Como la estructura del orden jurídico es una construcción escalonada de


normas recíprocamente supra y subordinadas, donde la norma de nivel supe­
rior determina la producción de la norma de nivel inferior, se plantea el pro­
blema del conflicto normativo, dentro de un orden jurídico, en formas diver­
sas, sea que se trate de un conflicto entre normas del mismo nivel o de un
conflicto entre una norma de nivel superior y una norma de nivel infe rior. 25

Al respecto el maestro vienés afirma que la solución de los conflic-


tos debe atender a la interpretación de la estructura del orden normati­
vo y en caso de ser aplicables los principios de !ex posterior deroga! prio­
ri; o bien, de acuerdo con la alternatividad que normas de un mismo
nivel jerárquico establecen, o de acuerdo a las condiciones y limitantes
que una norma impone sobre a otra para su aplicación:

Mas como el conocimiento del derecho, como todo conocimiento, tiene que
pensar conceptualmente su objeto como un todo dotado de sentido, tratan­
do de describirlo en oraciones no contradictorias, parte del supuesto que
los conflictos normativos que aparezcan dentro del material normativo que le
es dado (o más correctamente: que le es propuesto) pueden y tienen que ser
disueltos por vía de interpretación.26

De esta forma Kelsen explica, la jerarquía normativa al decirnos


que un orden jurídico está integrado de normas de derecho ubicadas ei1
distinto plano jerárquico, las cuales deben atender a lo dispuesto por la.

24 !dem. p. 214.
2' KELSEN. Hans. Teoría Pura del Derecho, op. cit.. p. 215.
26
Jdem. p. 215.
-.l pREMACÍA CONSTITUCIONAL - A. Soto Flores 157

110rma fundamental; de acuerdo con lo anterior. corresponde a la Cons­

titución el estrato superior jurídico la cual el jurisconsulto austriaco la


Lkfi nc en dos acepciones:

Por constitución se entiende aquí. la constitución en un sentido material, es


decir: con esa palabra se designa la norma o normas positivas que regulan
la producción de las normas jurídicas gener·ales ...
De la constitución en sentido material. corresponde distinguir la consti­
tución en sentido formal, esto es, el documento denominado "constitución"
que. como constitución escrita, no sólo contiene normas que regulan la le­
gislación, esto es, la producción de normas jurídicas generales, sino tam­
bién normas que se refieren a otros objetos políticamente importantes. así
como disposiciones según las cuales las normas contenidas en ese docu­
mento, la ley constitucional. no pueden ser derogadas o modificadas como
;.imples leyes, sino sólo bajo condiciones más difíciles mediante un procedi­
miento especiai.27

Su fundamento se deriva de que fue impuesta por autoridades cons­


titu\cntcs reconocidas para el efecto, es decir, para crear la Constitu­
ción (poder constituyente), para imponer normas y crear un orden jurí­
dico. Por supuesto que ese rango de autoridad constituyente se adquirió
por decisión soberana del pueblo al cual se le impondrán las normas.
El siguiente nivel lo constituyen las normas jurídicas generales pro­
ducidas por vía legislativa o consuetudinaria. A estas normas jurídicas
generales de carácter secundario, les llama legislación, y su producción
se encuentra regulada por la Constitución a través de facultades que
ella confiere a los órganos encargados de dicha producción.
Esas normas jurídicas generales se promulgan por escrito, resultan­
tes de una imposición consciente para establecer tales normas; o bien,

existen sistemas jurídicos en los cuales se contempla que cuando una


costumbre es llevada a cabo por un período prolongado del tiempo se
convierta está en una norma obligatoria establecida en la Constitución
como un hecho productor de normas.

Las normas jurídicas generales producidas por vía legislativa son normas
conscientemente impuestas, es decir, normas promulgadas por escrito. Los
actos constitutivos del hecho de la legislación son actos de producción de
normas, de instauración de normas; es decir, su sentido subjetivo es un de­
ber ser. La constitución erige ese sentido subjetivo en un significado objeti­
vo. el hecho de la legislación es instaurado como un hecho productor de de­
r·echo. Pero la Constitución puede también establecer como hecho creador
de derecho un hecho consuetudinario específicamente caracterizado . .. 28

27 ldem. pp. 232-233.


2H
ldem, p 235.
158 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

El siguiente escalón es el de la ley y la ordenanza reglamentaria. En


este nivel se comprenden las normas jurídicas generales hechas por ór­
ganos administrativos (reglamentos), o por el gobierno mismo, por
mandamiento de la Constitución, dice Kelsen.
El otro escalón lo integran tanto el derecho sustantivo como el dere­
cho formal, es decir, los derechos civil, penal, mercantil, etc. y los dere­
chos procesales de cada materia del derecho.
Este Derecho de Forma es constituido por las normas generales que
regulan la organización y actuación de los organismos judiciales y ad­
ministrativos, como son los Códigos de Procedimientos Civiles y Pena­
les; mientras que el Derecho de fondo, material o sustantivo son normas
generales que determinan el contenido de los actos judiciales y adminis­
trativos los cuales son el Derecho Civil, Penal y Administrativo; pero de
su conjugación se deriva una disposición concreta aplicable a un caso
particular, que es la observancia específica del derecho en los casos
concretos:

También se suele pensar, por lo común, cuando se habla de las normas


aplicables por esos órganos sólo en el derecho civil, penal o administrativo,
de fondo (material), aún cuando el derecho civil, penal o administrativo de
fondo (material) no pueda ser aplicado sin que se aplique simultáneamente
un derecho formal, es decir, el derecho que regula el procedimiento para
efectuar el acto judicial o administrativo en el que se aplica el derecho civil,
penal o administrativo de fondo (material). El derecho de fondo y de forma
está inescindiblemente entrelazado. Sólo en su enlace orgánico configuran
el derecho regulador de su propia producción y aplicación. Todo enunciado
jurídico que describa en forma completa a este derecho tiene que contener
tanto el elemento formal como el material29

Aquí se comprenden las normas que pasan de ser generales a ser in­
dividuales en razón de la aplicación concreta que se hace al caso con­
creto. Puede ser el contenido de un acto judicial o administrativo; la
sentencia judicial o una resolución administrativa.
Luego entonces, conforme a los principios establecidos por Kelsen,
podemos esquematizar que la jerarquía de leyes se conforma de la si­
guiente manera:
Nosotros colocamos a los Tratados Internacionales por encima de
las Leyes Federales v las Constituciones Locales debido a ciertas razo­
nes que explicarem�s en uno de los siguientes puntos del capítulo.
Así mismo, incluimos como último estrato de la pirámide al orden
coactivo, el cual forma parte de las características de las normas jurídi­
cas, pues en caso de incumplimiento de alguna de el las, se puede recu·

2" KELSEN, Hans. Teoría Pura del Derecho, op. cit., p. 24 1 .


;, l pREMACÍA CONSTITUCIONAL - A . Soto Flore' 159

rrir a su aplicación aún en contra de la voluntad del individuo; es por


L·\lo q ue el orden coactivo es una herramienta del sistema jurídico, para
hacerse cumplir y con base en él podemos distinguir una norma jurídi­
c�t de otro tipo de normas cuyo cumplimiento es potestativo de su
lk;,ti natario.
Conforme a la pirámide kelseniana, las normas jurídicas se encuen­
tr�1n escalonadas en estratos jurídicos, las de abajo tienen su validez en
1a norma jurídica inmediata superior, hasta llegar a la fundamental, la
Constitución. En ellas se dan relaciones de supra-ordinación, de subor­
dinación, e incluso de coordinación.
La Constitución se considera la norma fundante básica. La su­
pra-ordinad a es la Constitución y las relaciones de subordinación y
coordinación se dan en la diversidad de las leyes ordinarias, reglamen­
tos \ normas individualizadas que componen el sistema jurídico.

7.4. SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL


EN EL ESTADO FEDERAL

Dentro de todo lo concerniente a la supremacía constitucional, es


momento de estudiar sus alcances dentro del Estado Federal.
Debemos considerar al federalismo como una forma de organiza­
ción del Estado en la cual conviven dos jurisdicciones; una que es la fe­
deral aplicable a todo el territorio de la nación; y la otra considerada
estatal o local, la cual solo aplica al territorio de la entidad federativa
correspondiente. Ambas tienen atribuciones de igual jerarquía, pero di­
ferente competencia, y se encuentran sometidas a la Constitución Políti­
ca; por lo que la una no es superior a la otra, en base a ello se les deno­

mina órganos coextensos o coexistentes.


Respecto del federalismo, el maestro Felipe Tena Ramírez resalta la
importancia de establecer una jerarquía normativa en este sistema debi­
do a que:

La distribución de facultades entre los dos órdenes (llamado el uno "fede­


ral" por antonomasia y el otro "regional" o "local"), es en sí misma de tras­
cendencia para la vida del país, pues esa distribución debe resolver el pro­
blema de la conveniencia de que cada una de las facultades ingrese a una u
ot¡·a de las jurisdicciones. Una vez hecho el reparto de competencias por la
lev suprema, todavía se presentan numerosos casos en que toca al intérpre­
te decidit· a cual jurisdicción corresponde un acto concreto de autoridad.10

La Fede1·ación es una forma de Estado que comprende los supues-


tos
Siguientes.
·

lu
TFNA RAMÍREZ, Felipe. Derecho Co11stitucimw/ Mexica11o, op. cit., p. 1 O l.
160 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

l. Un grupo de entidades (federativas) reunidas en torno a un pacto


en común de índole federal.
2. Dichas entidades conservan un grado de autonomía gubernativa
(gobierno local) dentro de su delimitación territorial.
3. La creación de un gobierno federal que es representativo de la ci­
tada unión.
4. La convivencia entre la autoridad federal y la local.

De esta forma, encontramos que en un Estado Federal, por su natu­


raleza, existen dos ámbitos de gobierno de igual jerarquía, subordina­
dos a las disposiciones establecidas en el Pacto Federal; es decir, la
Constitución; es por ello, que dentro de un Estado Federal debe existir
por igual el principio de supremacía constitucional adecuado a las ca­
racterísticas intrínsecas a esta forma de Estado.
Al ser México un Estado Federal, contempla su Constitución en el
artículo 133 el principio de supremacía constitucional que establece:

Art. 133.-Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que


emanen de ella y todos los tratados que estén de acuerdo con la misma, ce­

lebrados y que se celebren por el Presidente de la República, con


ción del Senado, serán la Ley Suprema de toda la Unión. Los Jueces
cada Estado se arreglarán a dicha Constitución, leyes y tratados, a pesar
la� disposiciones en contrario que pueda haber en las Constituciones o

yes de los Estados.

De la interpretación literal del texto citado, se podría


que tanto la Constitución, como las leyes del Congreso de la Unión,
los tratados internacionales, en su conjunto representan la Ley
ma de la Unión; dicha interpretación es errónea como consecuencia
la inadecuada redacción que el texto constitucional sugiere, pues
ta ser una copia del artículo VI de la Constitución de los Estados
dos de Norteamérica.
Es por ello que el Doctor Ignacio Burgoa Orihuela resalta la ·

tancia de la Constitución como norma suprema de todo arde


jurídico al exponer:

La Supremacía de la Constitución implica que ésta sea el ord


"cúspide" de todo el derecho positivo del Estado, situación que la
en el índice de validez formal de todas las leyes secundarias u
que forman el sistema jurídico estatal, en cuanto que ninguna de ellas
oponerse, violar o simplemente apat·tat·se de las disposiciones constitu�
nales. Por ende, si esta oposición, violación o dicho apanamiento se
u·an, la ley que pt·ovoque estos fenómenos carece de "validez formal",
do susceptible de declararse "nula", "invál id a", "inoperante" o "ine
:-;l ¡•KEMACÍA CONSTITUCIONAL - A. Soto Flores 161

por la vía jurisdiccional o política que cada orden constitucional concreto y


e s pec ífico establezca.31

l. Constitución.

2. Tratados Internacionales.

3. Leyes Ordinarias.

4. Reglamentos.

S. Normas Jurídicas Individualizadas

6. Orden Coactivo.

Además, la Constitución posee en su contenido los elementos esen­


ciales del pueblo mexicano, sus aspiraciones, sus derechos, obligaciones
y finalidades; también organiza los poderes del Estado y sus responsabi­
lidades.
Para entender claramente el artículo 133 Constitucional, la Supre­
ma Corte de Justicia de la Nación ejerciendo su facultad de intérprete
de la Constitución ha establecido la jurisprudencia siguiente:

SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN

NO\ena Época. Instancia Pleno. Fuente Semanario Judicial de la Federa­


ción \ su G aceta. Tomo: X, Noviembre de 1999. Página: 46.
TRATADOS INTERNACIONALES. SE UBICAN JERÁRQUICAMENTE POR ENCIMA DE LAS
LEYLs FEDERALES Y EN UN SEGUNDO PLANO
RESPECTO DE LA CONSTITUCIÓN FEDE­
RAL. - P ersistenteme nte en la doctrina se ha formulado la interrogante
respecto
a la jera r uí
q a de normas en nuestro derecho. Existe unanimidad respecto de
que la c o n s tituc
i ón Federal es la norma fundamental y que aunque en principio
la "'"!)res .
' ·'
" n " . .. seran
IO . 1 a Ley Suprema de toda 1 a
U mon...
" " parece m d'1car que
no so lo la
Carta Magna es la suprema, la objeción es superada por el hecho de
que las lev
es deben emanar de la Constitución y ser aprobadas por un órgano
constitu
ido, como lo es el Congreso de la Unión v de que los Tratados deben
tar de es­
acuerdo con la Ley Fundamental. lo que. claramente
indica que solo la
Co_n s tit
ución es la Ley Suprema. El problema respecto
a la jerarquía de las de­
�as nor·m
as del sistema, ha encontrado en la jurisprudencia v en la
doctrina
. .
drsr111lds .
·

solunones, entre las que destacan: supreman.a del derecho ·

federal

9"
11 Bl'f{(iOA ÜRIIIl'ELA, Ignacio. !Jer<'clw Cmtstitucimwl A1l'.ticww. ed., PoiTúa, Mé·xi­
co, 19'14 p. 359.
,
162 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓII¡

frente al local y misma jerarquía de los dos, en sus variantes lisa y llana, y con
la existencia de "leves constitucionales", y la de que será ley suprema la que sea
calificada de constitucional. No obstante, esta Suprema Corte de Justicia con si­
dera que los Tratados Internacionales se encuentran en un segundo plano inme­
diatamente debajo de la Ley Fundamental y por encima del derecho federal y el
local. Esta interpretación del artículo 133 constitucional, deriva de que e stos
compromisos internacionales son asumidos por el Estado mexicano en su co n­
junto y comprometen a todas sus autoridades frente a la comunidad internacio­
nal; por ello se explica que el constituyente haya facultado al presidente de la
República a suscribir los tratados internacionales en su calidad de jefe de Esta­
do y, de la misma manera, el Senado interviene como representante de la vo­
luntad de las entidades federativas y, por medio de su ratificación, obliga a sus
autoridades. Otro aspecto importante para considerar esta jerarquía de los tra­
tados, es la relativa a que en esta materia no existe limitación competencia! en­
tre la Federación y las entidades federativas, esto es, no se toma en cuenta la
competencia federal o local del contenido del tratado, sino que por mandato ex­
preso del propio artículo 133 el presidente de la República y el Senado pueden
obligar al Estado mexicano en cualquier materia, independientemente de que
para otros efectos ésta sea competencia de las entidades federativas. Como con­

secuencia de lo anterior, la interpretación del artículo 133 lleva a considerar en

un tercer lugar al derecho federal y al local en una misma jerarquía envirtud


de lo dispuesto en el artículo 124 de la Ley Fundamental, el cual ordena que
"Las facultades que no están expresamente concedidas por esta Constitución a

pierde
los funcionarios federales, se entienden reservadas a los Estados." No se
de vista que en su anterior conformación, este máximo Tribunal había adoptado
una posición diversa en la tesis P.C/92, publicada en la Gaceta del Semanario
Judicial de la Federación, Número 60, correspondiente a Diciembre de 1992,
página 27, de rubro: "LEYES FEDERALES Y TRATADOS INTERNACIONALES. TIENEN LA
"
MISMA JERARQUÍA NORMATIVA. ; sin embargo, este Tribunal pleno considera opor­
tuno abandonar tal criterio y asumir el que considera la jerarquía superior de
los tratados incluso frente al derecho federal.
Amparo en revisión 1475/98. Sindicato Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo.
JI de mayo de 1999. Unanimidad de diez votos. Ausente: José Vicente Aguinaco Alemán·
Ponente: Humberto Román Palacios. Secretario: Antonio Espinoza Rangel.

El Tribunal Pleno, en su sesión privada celebrada el veintiocho de octubre en curso.


aprobó, con el número LXXYII/1999, la tesis aislada que antecede: y determino que lavo­
tación es idónea para integrar tesis jurisprudencia!. México, Distrito FederaL a veintiochO
de octubre de mil novecientos noventa \' nueve.

í
De la interpretación que esta tesis expone y siguiendo la jerarqu a
que la
normativa básica efectuada por la doctrina, podemos desprender
jerarquía de normas en nuestro sistema jurídi co es la siguiente:
l. Constitución.
2. Tratados Internacionales.
3. Leyes Federales y Leyes Locales.
4. Reglamentos.
�� ¡•REMACÍA CONSTITUCIONAL - A. Soto Flores 163

."i. Circulares, Oficios.


6. Normas Jurídicas Individualizadas.
7. Orden Coactivo.

En cuanto a la ubicación de las leyes federales y locales en un plano

ck igualdad jerárquica, debemos atender a lo dispuesto por el artícu­


lo !24 constitucional, que a la letra dice:
Las facultades que no están expresamente concedidas por esta Constitución
a los funcionarios federales están reservadas a los Estados.

Lo establecido por el precepto referido se explica debido a que den­

tro del Federalismo se desenvuelven dos órdenes jurídicos distintos


esencialmente: el federal y el estatal o local, en donde se podría argu­
mentar que conforme a la desafortunada redacción del texto del artícu­
lo 133 constitucional las leyes federales están por encima del orden lo­
cal. Pero las palabras del artículo citado no corresponden con la
realidad jurídica, puesto que solo la Constitución es la Ley Suprema.
Ahora bien, de acuerdo con el artículo 124, debe señalarse que no existe
suprL·macía entre el orden federal y el local, siendo iguales jerárquica­
mente, en consecuencia se les concibe como órganos coextensos.
Del texto del artículo 124 Constitucional, podemos desprender que
rige para llevar a cabo la distribución de competencias entre los órga­
nos federales y los estatales, por ello podemos afirmar que lo dispuesto
en la primera parte del artículo 133 Constitucional no establece una su­
perioridad de las leyes federales sobre las locales, pues a la luz de nues­
tra realidad jurídica, en caso de existir un conflicto entre una ley o acto
estatal con una ley o acto federal, no será un conflicto de jerarquías, sino
de distribución de competencias, pues como el texto del artículo 124
constitucional establece que las facultades que no se encuentren expre­
samente reservadas a los funcionarios federales, se entenderán reserva­
das a los estados.
Ahora bien, la forma de garantizar esta supremacía, se encuentra
co n tenida en las figuras conocidas como los medios de control Consti­
tucion
al.
Estos sistemas son de forma directa
y de manera difusa. Se presen­
tan de
for ma directa, cuando tienden a la protección
de los principios
c �ns ag
rados en la Constitución a través de medios estrecham
� J o n a do
s con tal objetivo. Se presentan como controle
ente rela­
s difusos, cuando
e un a u otra forma redundan en el
respeto de la Constitución, aún
cuando
su objetivo en sí mismo no sea tal.
De esta forma, tenemos que dentro de
los medios de control Consti-
tuci o na
1 d.1recto, se comprenden:
164

a) La desaparición de poderes en los términos del artículo 76


ción V constitucional por parte del senado respecto de las
dades de la República, cuando se rompe el orden constituci
h) La facultad investigadora de la Suprema Corte de Justicia de
Nación en caso de violaciones graves a una garantía indivi
o de hechos que violen el voto público (art. 97 Constitución).
e) Juicio de Amparo, en contra de violaciones a las garantías ·

duales (arts. 103 y 107 Constitución).


d) Controversia Constitucional, por invasión de esferas entre
tres niveles de gobierno (art. 1 OS fracción 1 Constitución).
e) Acción de Inconstitucionalidad, cuando exista con
entre una disposición de carácter general y la Constitución
1 OS fracción. 11 Constitución).
O Juicio Político, en caso de que los servidores públicos
gan las disposiciones constitucionales (arts. 108 a 11O \....onsuru
ción).

El control difuso se encuentra integrado por:


a) Protesta de los funcionaras de cumplir y hacer cumplir
Constitución (art. 128 Constitución).
h) Apego por parte de los jueces estatales a la Constitución,
ello implique desobedecer las leyes de su entidad (art. 133
tución).

En este último medio de control existe una supuesta co


(hay que recordar que la Constitución es un todo y que no puede
traponerse a si misma) de esta disposición y las establecidas para el
cio de amparo.
En este caso particular el problema no es sencillo, tenemos por
parte que un Juez cuando es nombrado, debe protestar el respetar Y
cer respetar a la Constitución Federal según el artículo 128, así
el artículo 133 le impone la obligación de apegarse a la
aunque ello implique desobedecer las leyes de su entidad, en tanto
contrarias con el Pacto Federal.
Por otra parte, la Constitución establece en los artículos 103, 1
y 107 la facultad al Poder Judicial de la Federación para controlar
constitucionalidad de los actos de autoridad, siendo tarea esta de
dores especializados, en este sentido, la Suprema Corte de Justicia
sus facultades de intérprete de la Constitución ha establecido la ·

I an c ia de l a segunda parte de lo d i spue s to en su artículo 133.


"
�� ¡•RFMACÍA CONSTITUCIONAL - A. Soto Flores 165

7.S. POSIBLE CONTRADICCIÓN


ENTRE LEYES CONSTITUCIONALES Y TRATADOS

Co menzaremos el presente apartado explicando en qué consisten


b� leves constitucionales, las cuales son una expresión de la doctrina
Jlll''icana que se ha encargado de interpretar el artículo 133.
Al respecto, la doctrina siempre ha interpretado una igualdad jerár­

quica en las leyes que ha emitido el Congreso de la Unión ejerciendo las


facu ltades que le confiere el artículo 72 de la Carta Magna; sin embar­
go, una corriente de doctrinarios ha vertido ideas importantes relativas
; establecer categorías en las leyes expedidas por el Congreso.
El maestro Mario de la Cueva citando a Mariano Coronado formula
la teoría de la existencia de una jerarquía en las leyes emanadas del
Congreso de la Unión al decir:
En cambio, en sus comentarios a la Constitución de 1857, Mariano Corona­
do colocó el párrafo siguiente: las Leyes del Congreso de la Unión que ema­
nan de la Constitución "son las reglamentarias que desarrollan algún pre­
cepto del Código político."32

Continúa el maestro exponiendo que del párrafo citado de Corona­


do se desprenden dos tipos de leyes emanadas del Congreso de la
Unión, que son:
A. Las que emanan en forma material y formalmente de la Constitución.
B. Las que solo emanan formalmente de ella.

De las primeras, el maestro de la Cueva expresa:

Algunas de las leyes que emite el poder legislativo constituyen el desarrollo


de l os preceptos constitucionales, esto es, son el cuerpo y el alma de la Cons­
titución que se expanden, determinando, precisando y diciendo con la ma­
vor claridad y en todos sus detalles, lo que son y lo que significan el cuerpo
v el alma de la ley fundamental, o lo que es igual: son normas que hacen
exp lícito el sentido pleno de los textos constitucionales, son, por decirlo así,
la Constitución misma, fuerza viva que se desarrolla siguiendo sus leyes in­
ternas para explicar a los hombres todo lo que es, pero sin salirse nunca ni
de su cuerpo ni de su alma, sin transformarse en lo que no cs ... esas nor­
mas son la Constitución misma en movimiento y en acción son su vida dia­
ria, su actuar constante sobre las realidades sociales.33

Coi ncidimos con lo expresado por el maestro de la Cueva, pues si


.
bien es cierto
que las leyes emanadas del Congreso de la Unión en su
generalidad deben cumplir con todo lo dispuesto por el artículo 72

12 CUEVA, Mario de la. Teoría de la Constitución, 4a ed., México, Porrúa, 1990, p. 113.
11 ldem, pp. 113,114.
166 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Constitucional relativo a su creación, no debemos dejar de lado que es


diverso el contenido de cada una de esas normas, y más si encontramos
que en el texto de la propia Constitución encarga al órgano legislador
expedir leyes en donde se desarrollen los principios de una decisión po­
lítica fundamental que ella establece. Por ello, nos atrevemos a afirmar
que las leyes constitucionales son aquellas que desarrollan un principio
fundamental que la nación como titular del poder soberano plasmó en
la Constitución a través del Congreso Constituyente.
En esta tesitura continúa el maestro Mario de la Cueva exponiendo
que existen tres categorías de leyes constitucionales, las cuales son:
A. Leyes Orgánicas: Estas son las que determinan la estructura,
atribuciones y funcionamiento concreto de los órganos estatales.
B. Leyes Reglamentarias: Son aquellas que desenvuelven y concre­
tan las normas constitucionales a fin de precisar los derechos y
deberes de los hombres y facilitar la aplicación de los principios
abstractos y generales.
C. Leyes Sociales: Son las que desarrollan los principios de la de­
claración de derechos sociales que está compuesta de preceptos
que son a la vez principios pragmáticos y normas de acción; ade­
más contemplan un mínimo de derechos y beneficios de una cla­
se sociaJ.34

Estos grupos de leyes se distinguen del resto de las emanadas del


Congreso de la Unión porque éstas últimas establecen disposiciones
para regular diversas situaciones que se presentan en la vida cotidiana
de la nación y que su observancia es inmutable en cualquier Estado.

Sin duda, los dos grupos de normas proceden del mismo órgano y se elabo­
ran por un mismo procedimiento, pero las diferencias apuntadas crean una

jerarquía material a favor del primer grupo, pues mientras sus normas son
la explicitación de las ideas elevadas por el pueblo a la categoría de princi­
pios, normas e instituciones fundamentales, las normas secundarias simple­
mente son el ejercicio de una atribución destinada a la regulación de un

cierto tipo de relaciones entre los hombres...15

Una vez que hemos determinado la diferencia que existe entre las
normas constitucionales, del resto de las normas expedidas por el Con­
greso de la Unión, pasaremos a explicar los Tratados Internacionales,
para que de esta abordemos el probable conflicto que se pueda presen­
tar entre estas figuras; así, un Tratado Internacional es:

34 Cfi·. C U EVA, Mario de la. Teoría de la Co11stilllció11, 4" ed., México, Por-rúa, 1990,
p. 114.
.ls
Idem, p. 115.
167
�� ¡•RFMACÍA CONSTITUCIONAL - A. Soto Flores

El acto jurídico regido por el Derecho Internacional que entraña el acuer­


do de voluntades entre dos o más sujetos de la comunidad internacional,
principalmente estados, con la intención lícita de crear, transmitir, modi­
licar, extinguir, conservar, aclarar, certificar, detallar, etc., derechos y obli­
� a c ione s .3b

Desde el punto de vista internacional, el artículo 133 constitucional


que se refiere al reconocimien­
111�1neja la doctrina monista nacionalista
to \ \·alidez del Derecho Internaciona l en el ámbito interno, ubicándolo

en un plano jerárquico igual al de las leyes constitucionales; de acuerdo

al maestro Carlos Arellano García, el artículo 133 constitucional debe

reformado, pues según él, debería darle supremacía a los Tratados


ser
la doctrina
Jntnnacionales sobre las disposiciones internas, siguiendo
moderna adoptada por muchos países.
El artículo señala:
A. La jerarquía de las normas del sistema jurídico mexicano.
B. La subordinación de leyes ordinarias federales a la Constitución.
C. La Supremacía de la norma jurídica interna constitucional sobre
la norma jurídica internacional contenida en un tratado interna­
cional.
D. Indica la mayor jerarquía de la norma jurídica internacional so­
bre las normas de los Estados de la República.17

Para el maestro Arellano García, el precepto debiera contener la


obligación expresa del Ejecutivo y el Senado para apegarse a la Consti­
tución cuando se celebran Tratados Internacionales; en consecuencia,
debiera señalarse la sanción a esos poderes por la falta que pudieran
cometer. Este artículo sólo es norma hacia lo interno, porque fija váli­
damente el orden jerárquico de las normas jurídicas, pero no tiene vali­
dt:z en lo internacional pues va contra el principio pacta sunt servanda.
Lo expresado por el maestro Arellano García, atiende a la moderna
doctrina producto de una dinámica económica, política y social de ín­
do!t: internacional; sin embargo, aún se conservan las fronteras y la es­
tructura estatal, por lo que continúa vigente el concepto de soberanía al
in!l'rior, entendiéndola como la facultad de un Estado de fijar su régi­
n1t:n i nterno sin que exista injerencia del exterior; en consecuencia, de­
bt:mos estudiar la validez de los Tratados Internacionales a la luz de
nu estro sistema jurídico de esta forma si atendemos solo el orden in­
ter no, el Tratado

es fue te formal del D
erecho, pues genera normas ju-

le
AREI.LA�o GARlÍA, Carlos. Prima Curso de Daecho hllenwcimzal Príhlico, 2" ed., Po­
rt·úa. México, 1993, p. 632 .
17 C(r. ARELLANO GARCÍA, Carlos. Primer Curso de Derecho hrtenzacimwl Príhlico, op. cil.,
Pp. 9S y 96.
168 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN .

rídicas de carácter general y abstracto. Pero respecto de los Tratados,


puede darse un desconocimiento interno por contravenir una disposi­
ción constitucional, aunque persiste la validez legítima como obligación
contraída por el Estado mexicano en el Derecho Internacional.

No desconocemos que se ha usado la idea de la soberanía para otorgar al


Estado la potestad de pasar sobre sus obligaciones, pero creemos -y así lo
hemos sostenido en diferentes ocasiones- que la soberanía es la potestad
de un pueblo para decidir su destino sin intervención de ningún otro poder,
más no la de violar sus obligaciones y los derechos de los demás pueblos;
claro está que el tratado que en alguna forma restrinja la soberanía del
Estado no se cumplirá, pero ello se debe a que está en contradicción con
una norma de rango superior.38

Toda la supremacía de la Constitución sobre los Tratados se reduce


al orden interno, al derecho constitucional, pues en el ámbito externo,
el internacional, el Tratado aprobado debe ser cumplido.
Conforme a lo anterior, la jerarquía normativa se estructuraría como
sugiere el maestro Carpizo retomando las ideas de Mario de la Cueva:

Pues bien, Mario de la Cueva tomando esa idea de Coronado -que no es


muy clara- piensa que el orden jurídico mexicano se clasifica así: l. Cons- ·

titución Federal, II. Leyes constitucionales y tratados, Ill. El derecho fede­


ral ordinario y el derecho local...39

Pero pueden surgir controversias entre un tratado internacional y


una ley constitucional, en donde debido a la redacción del artículo 133
las iguala jerárquicamente, dejando en este caso a las leyes no constitu�
cionales expedidas por el Congreso de la Unión en un tercer plano en
nuestra pirámide normativa.
Sobre la posible solución que se presente al conflicto de estas nor�
mas, debemos precisar el espíritu de ellas, debido a que si una ley cons·
titucional desarrolla el espíritu del Constituyente en una decisión funda�
mental dentro del Estado, a primera vista parecería que si otra nornul
cual fuere la contrariara, estaría atentando contra el espíritu constitu·
yente y como consecuencia, contra la Constitución, pues la extensión de
esta sería la ley constitucional.
Sin embargo, es errónea la acepción anterior, debido a que si se
atentara contra la Constitución al contradecir una ley constitucional.
pues si así fuera, el Constituyente no hubiera encomendado esa tarea al
órgano legislativo constituido y la hubiera plasmado en la Constitución:

38 CUEVA, Mario de la. Teoría de la-Con stitución, 4" ed., op. cit., p. 124.
39 CARPIZO MAC·GREGOR, Jorge. Estudios Constitucionales. UNAM, Instituto de Investi•
g aciones Jurídicas, México, op. cit., p. 28.
169
SI ¡•KFI\IA CÍA CONSTITUCIONAL - A. Soto Flores

No debe perderse de vista que cada precepto abre una serie de posibilida­
des, todas las cuales expresan su espíritu, y que de ellas escoge el legislador
la que le parece más adecuada, sin que esa elección se convierta en un tabú
intocable a menos de modificar por los procedimientos respectivos la nor­
ma superior.40

Partiendo de la premisa que los tratados internacionales operan en


el sistema jurídico interno en el momento de su aprobación, nos seña­
b L'l maestro Mario de la Cueva que de acuerdo con la jurisprudencia
norteamericana, al entrar en vigor el Tratado Internacional se puede
demandar su aplicación ante los tribunales, lo cual de acuerdo a ese de­
recho una ley posterior derogaría una anterior.
Pero continúa el maestro de la Cueva estudiando sistemáticamente
la posible contradicción y manifiesta que:
La posibilidad de que un tratado modifique una ley constitucional es una
cuestión espinosa: cuando el poder legislativo es unicameral, el mismo ór­
gano expide la ley y ratifica el tratado, lo que hace suponer que se propuso
modificarla. Pero cuando los órganos son distintos, como en el caso de
nuestro derecho constitucional, no parece posible la modificación, pues si
la constitución ordena que las leyes reguladoras de las atribuciones del po­
der legislativo sean aprobadas por las dos cámaras, no puede el senado mo­
dificar unilateralmente la norma que aprobó en coordinación con la cáma­
ra de diputados, por que rompería la unidad legislativa; así lo resuelve
expresamente el artículo 72 inciso "f" de nuestra Constitución: "En la dero­
gación de las leyes se observarán los mismos trámites establecidos para su
lormación."41

De igual forma, el conflicto puede presentarse por la expedición de


una ley de carácter constitucional que contraríe las disposiciones esta­
blecidas en un Tratado Internacional, en donde la problemática se plan­
tearía de la siguiente forma:

Pem no podemos admitir que una ley del congreso derogue las normas
contenidas en un tratado: ni los 89 y 76 que autorizan a los poderes federa­
les para celebrar tratados, ni el 133 que los declara parte de la ley suprema
de toda la Unión, ni otro alguno, autorizan al Congreso para desconocer las
obligaciones legítimamente contraídas; por lo tanto, puesto que el Estado
mexicano solo puede actuar por procedimientos jurídicos y en ejercicio de
las atribuciones que le confiere la Constitución, concluimos en la imposibi­
lid ad jurídica de romper las obligaciones ... las partes contratantes se obli­
gan a aplicar en la vida nacional las normas pactadas, o expresado en otra

4° CUEVA, Mario de la. Teoría de la Ctmstitución, 4a ed., op. cit., p. 121.


41 ldem, p. 124.
170 TEORÍA DE LA CONSTITUCiÓN

fórmula: la modificación del tratado como derecho nacional significa el


desconocimiento de una obligación internacional legítimamente adqu¡.
rida . . . 42

Ante la conflictiva planteada, no podemos aplicar de forma estricta


el principio de derecho que dispone que una ley posterior deroga una
anterior, es por ello que dentro de la doctrina se han desarrollado di­
versas opiniones respecto a cómo resolver estos posibles conflictos. Al
respecto el maestro Carpizo señala que:

Nosotros consideramos que un tratado anticonstitucional no se puede apli­


car en el orden interno, ya que la Constitución es la suprema y los tratados
se encuentran en escaño inferior y además por que podría ser una puerta
abierta a la autoridad para toda clase de violaciones, así en un tratado se
podrían vulnerar los derechos del hombre. Como la desaplicación del trata­
do trae consecuencias y trastornos al país o países con los que se celebró...
creemos que un país al celebrar un tratado debe examinar que no exista
para ello traba en el derecho constitucional del otro, y esto respondería a la
idea de que cuando uno contrata necesita conocer la situación jurídica de
la otra parte...
...Ya hemos asentado que un tratado anticonstitucional no se puede apli­
car en el orden interno. Desde el punto de vista externo tampoco lo debe
aplicar el estado aunque caiga en responsabilidad y lo que debe hacer en
estos casos es denunciarlo o por algún otro método jurídico acabar con el
monstruo que no tiene base constitucional para poder subsistir.43

Coincidimos con lo expuesto por el Doctor Carpizo respecto a que


ningún tratado que contenga disposiciones contrarias a la Constitución
debe ser observado en el ámbito jurídico interno, ni en el exterior por
las autoridades mexicanas; pero consideramos que aquellos funciona­
rios que celebren y aprueben los tratados internacionales, deben hacer­
lo con estricto apego y conocimiento de la Constitución y congruente­
mente con los principios rectores del Derecho Mexicano, para evitar las
posibles contradicciones de aquellos con éste.
Sin embargo, lo expresado por el maestro Carpizo no establece una
solución amplia al problema planteado, pues sólo hace mención de la
invalidez de un Tratado Internacional respecto de la Constitución, pero
al presentarse una probable contradicción con las leyes constituciona­
les, que como ya vimos, se ubican en un plano jerárquicamente igual. Al
respecto el maestro Enrique Quiroz Acosta desarrolla una serie de re·
glas para dar solución al problema planteado.

42 Idem, p. 123.
41 CARPIZO MAc GREGOR Jorge. Estudios Collstitucionales, UNAM, Instituto de Investí·
gaciones Jurídicas, México, op. cit., pp. 34-35.
�� ¡>REI\IACÍA CONSTITUCIONAL - A. Soto Flores 171

La primer regla que plantea el Maestro Quiroz, se refiere a que de­


bL·1nos analizar si tanto el Tratado Internacional como la ley constitu­
cional se encuentran acordes a la Constitución; una vez que hayamos
\L·rificado su congruencia con la norma fundamental, debemos atender
,d contenido de ambos documentos, para verificar cuál de ellos se ape­
�a c o n mayor nitidez al espíritu constitucional; para ello, recomienda

:J no solo se estudie el contenido de ambos documentos, sino también


tiL'
�e debe analizar la exposición de motivos y los debates que se presenta­
ron en torno la aprobación de dichos documentos, esto con el objetivo
de \ erificar cual fue la postura que prevaleció y se adecuó de mejor for­
ma a lo dispuesto en la Constitución, así como verificar la voluntad de

las partes en la celebración del tratado para aprobarlo.


Si a pesar de lo anterior no se logra discernir en cuanto a que docu­
mento debe aplicarse, por ser el más indicado de acuerdo al texto cons­
titucional, propone el maestro Quiroz que, se aplique una segunda regla
de técnica jurídica en la que se atendería a que la norma posterior dero­
ga a la norma anterior, siempre y cuando esa norma posterior no oca­
sione responsabilidad internacional para el Estado mexicano; al tenor
de esta norma tendríamos que reflexionar si el Congreso de la Unión le­
gisló con posterioridad a la expedición de un Tratado una Ley que con­
tra\ iene a dicho tratado, por lo que es necesario reflexionar que un Tra­
tado Internacional no puede ir en contra de una ley constitucional,
debido a que esta es producto de la aprobación del Congreso de la Unión,
que como ya sabemos, se compone de dos cámaras, la de diputados y la
de s enadores, mientras que un Tratado Internacional es aprobado entre
el Ejecutivo y la cámara de senadores; en este caso, partimos del su­
puesto de que el Tratado Internacional fue aprobado conforme a la
Co nstitución y no contiene disposiciones contrarias a ella, de igual for­
ma, la ley constitucional, no contiene disposiciones que rebasen el ám­
bit o constitucional, así que ante este problema, debe aplicarse la ley
constitucional en el ordenamiento jurídico interno, mientras que no po­
drá dejar de reconocerse el propio tratado por parte de las autoridades
mexicanas en sus relaciones con la comunidad internacional.
En caso de que las reglas anteriores no solucionen el conflicto plan­
teado, el autor propone una tercera regla, en la que se observaría que la
no rm a específica prevalezca sobre la más genérica, basándose en el


rgumento que se debe aplicar aquella norma en la que se contemple
e. fo rma
más detallada y específica una situación aplicable al caso
concreto. 44

44 Cfr. QUIROZ AcosTA, Enrique. Lecciones de Derecho Constitucio11al, Tomo l. Porn·�a.


México, 1999. pp. 118-120.
172 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓ!I{

Coincidimos con lo expuesto por el Maestro Quiroz Acosta respecto


a las reglas para solucionar los posibles conflictos que se presenten en.
tre una ley constitucional y los tratados internacionales, pero añadiría­
mos nosotros que al encontrarnos con una congruencia de las leyes
constitucionales y los tratados internacionales con la Constitución, al ·

aplicarlas al caso concreto debemos dar preferencia a aquella que otor­


gue mayores derechos y garantías a los destinatarios de la norma, des- ·

prendiéndolo de que nos encontramos en un Estado de Derecho, en el


cual el constitucionalismo moderno sirve entre otras muchas cosas
como un medio para limitar el poder de la autoridad, garantizando al
gobernado un mejor ejercicio de sus derechos, por lo que uno de los 6..
nes a perseguir de cualquier Estado es garantizar el óptimo
de los derechos de su población, pues los individuos son el motivo o
zón de ser de la autoridad de mando del Estado, siendo entonces las
mitaciones que el propio Estado se fija, las condicionantes del
individual, y en este caso, donde se contengan mayor cantidad de
chos para el gobernado, es la norma que debe prevalecer.

7.6. INVIOLABILIDAD DE LA CONSTITUCIÓN

La llamada Inviolabilidad de la Constitución se contiene en el


Noveno, artículo 136 constitucional, que a la letra dice:

Esta Constitución no perderá su fuerza y vigor, aun cuando por alguna


belión se interrumpa su observancia. En caso de que por cualquier
no público se establezca un gobierno contrario a los principios que ella
ciona, tan luego como el pueblo recobre su libertad, se restablecerá
observancia, y con arreglo a ella y a las leyes que en su virtud se
expedido, serán juzgados así los que hubieren figurado en el gobierno
nado de la rebelión, como los que hubieren cooperado a ésta.4s

Este precepto salvaguarda cada una de las partes de la Constituciól


y del propio Estado de Derecho.
El tema de la rebelión se instituyó porque la historia ha señalado
triunfo de grupos minoritarios los cuales han establecido
contrarias a los intereses mexicanos, esto en razón de la falta de
ciencia de los derechos de soberanía correspondientes al pueblo.
Según Hans Kelsen, una Revolución es:

... en el sentido amplio de la palabra, que abarca también el golpe de


do, es toda modificación no legítima de la Constitución -es decir, no
da conforme a las disposiciones constitucionales-, o su reemplazo por

4s Co11.stitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. op. cit., p. 143.


46 KELSEN, Hans. Teoría Pura del Derecho, op. cit., p. 218.
�� I'RFMACÍA CONSTITUCIONAL - A. Soto Flore'
173

De acuerdo con lo que establece


el Doctor Burgoa:
Fácilmente se advierte que el princ
ipio de inviolabilidad constitucio
nal no
L'Stá reñido con el que proclama
el "derecho a la revolución" que
corres­
ponde al pueblo como potestad
natural de su misma implicación
dinámica,
pues no debe olvidarse que "invio
labilidad" no entraña "insustitub
ilidad" de
la constitución.47

El artículo expresamente se refiere a la


suspensión de su vigencia
111L·diante una rebelión o trastorno público, algo distin
to del significado
dL· la revolución. Una rebelión implica una reacción
violenta contra el
sistema de gobierno y contra la Constitución
vigente en el momento de
csL' movimiento; la rebelión, es alzarse
en armas por solamente una
fraL·ción del pueblo, inconforme con su gobierno.
El hecho de ser únicamente una fracción
de todo el conglomerado
popular, implica que esa lucha no es
apoyada por la mayoría y por tan­
to. no es legítima. En un movimiento de revolución
, la ideología es por
supuesto, apoyada por la mayoría del pueb
lo inmiscuido, lo cual, legíti­
ma a todas luces esa lucha
:
la Constitución es "inviolable"
frente a cualesquiera movimiento
s que,
sin ser auténticamente revol
ucionarios, la desconozcan, suspe
ndan o reem­
placen por un "status" político
difere nte. En otras palabras, toda Const
itu­
ción, ante las aspiraciones popu
lares, frente a la vida social en
constante
L'\ olución, es evidentem
ente susceptible de abolirse y de
ser sustituida por
otra. Y es que una Const
itución, que hipotéticamente se supon
e como fruto
de la voluntad popular
expresada a través de sus representa
ntes (congreso
o asamblea constituyen
te) no debe encadenar al pueblo hasta
el extremo de
que siempre se vea obliga
do a ceñir su vida a sus mandamien
tos, o sea, a
somete rse a los
principios jurídicos, políticos, filosó
ficos, económicos o so­
ciales que en un mome
nto determinado puedan oponerse
a la evolución na­
cional y a los sentimien
tos de justicia.48

En consecuencia, en
un movimiento de rebelión, quie
vorecid nes se ven fa­
os parcialmente, adquieren
un poder ilegítimo, sin apoyo real
una us urp , es
ación del poder; en ese caso
castigo , la propia Constitución ordena el
a tales actos; no así el
movimiento de la revolución,
un derec el cual es
ho de los pueblos que va más
en na allá de la Con stitu ción . Es más,
u Carta Fundamental, no es posi
t el ble establecer de manera explíci­
�, derecho del pueblo
Cional a la revolución porque un doc
umento constitu­
no puede prever den
tro de sí su propia causa
--- de destrucción.
4;
Bt'RGOA ÜRIIIUELA, Ignac
4� io. Derecho Constitucional Mexicano,
lhide111. op. cit.. p. 387.
174 TEORÍA DE LA CONSTITUCiÓN

Para el maestro Ignacio Burgoa, inviolabilidad significa:

Se afirma que la Constitución es "inviolable" porque solo puede ser que.


brantada, desconocida o reemplazada mediante el ejercicio de dicho poder
cuyo titular es el pueblo, toda vez que no es sino el aspecto teleológico d�
su soberanía. "Inviolabilidad", por ende, significa la imposibilidad jurídica
de que la Constitución sea desconocida, cambiada o sustituida por fuerzas
que no emanen del poder constituyente o por grupos o personas que no ex.
presen la voluntad mayoritaria del pueblo.49

Solo son dos los casos establecidos por la Constitución para el su.
puesto de suspender la vigencia de su contenido; el primero, el caso de
la rebelión. El otro caso en que se dejan de aplicar temporalmente dis­
posiciones constitucionales es el señalado en el artículo 29, el cual versa
sobre la suspensión de las garantías individuales.
Como sabemos, esa inviolabilidad en nuestros días y con nuestros
gobernantes se ve precisamente violada a diario y sin cortapisas; lo ha­
cen de manera sistemática, gobernantes y autoridades cualesquiera. El
resultado de ello es la lejanía del pueblo en su Constitución y en sus
instituciones:

El pueblo mira a su constitución como un texto bíblico que no entiende,


pero que sabe, sin embargo, que es un símbolo necesario que es preciso ve·
ncrar y que su cumplimiento tal vez a nadie realmente obligue, pues quie·
nes son las primeras en incumplir, son las autoridades."0

7.7. TENDENCIAS ACTUALES

En la realidad moderna, con el auge del fenómeno llamado Globali­


zación, han sido trastocados innumerables conceptos, dogmas y doctri­
nas; es el caso de la Supremacía Constitucional.
Los procesos de integración de los cuales hemos sido testigos, nos
demuestran las transformaciones de las ideologías tradicionales, ade­
más de la correspondiente generación de nuevos paradigmas y pensa­
mientos. El caso de la Unión Europea, cuyo proceso de integración es el
más avanzado a nivel mundial, modificó el derecho tradicional. en fun­
ción de los adelantos de unificación de esos países.
Ese proceso de unificación que lleva más de 50 años, fue pri mera­
mente aceptado por unos cuantos Estados desarrollados para que, des­
pués de tres ampliaciones de la integración europea, sean ahora 25 lOS
países conformantes de la Unión Europea.

44 Ide111,
p. 386.
so
MARTÍNEZ DE LA SERNA, Juan Antonio. Derecho Cunstituciunal Mexicano, op. cit.,··
p. 45.
�� !'RFMACÍA CONSTITUCIONAL - A. Soto Flores 175

Primeramente definiremos lo que es la integración, según el Banco


ltttL·ramericano de Desarrollo:

Es un status jurídico en el cual los Estados entregan algunas de sus prerro­


gativas soberanas, con el fin de constituir un área dentro de la cual circulen
libremente y reciban el mismo trato, las personas, los bienes, los servicios y
los capitales mediante la armonización de las políticas correspondientes y
bajo una égida supranaciona!.51

La entrega de esas prerrogativas soberanas, siempre vistas en ma­


nos de los Estados Nacionales, pero ahora cedidas a instancias suprana­
cionales, obligan, de suyo, a redimensionar a la supremacía constitucio­
nal. puesto que ya no puede poseer la Constitución de un país esa virtud
suprema, ya existe un ordenamiento superior a la carta fundamental y
ese es el derecho proveniente de un Tratado reconocido por los Estados
que formen parte de esa integración. Entonces, quien adquiere ese ran­
go de supremacía, es el documento base de ese proceso integrador.
Esos Tratados Constitutivos de Comunidades reconocen expresa­
mente la jerarquía superior del Derecho que se desprende de ese instru­
mento, sobre las constituciones nacionales de los estados miembros
asignantes.
Por supuesto, existe una modificación en la pirámide normativa tra­
dicional, trasladando la punta hacia niveles "supranacionales" y colo­
cando en segundo término el contenido de las Constituciones de cada
Estado firmante.
El Derecho comunitario o supranacional, producido por esos ins­
trumentos es de una naturaleza especial, distinta del derecho interna­
cio nal, que exige sean cumplidos sus propios parámetros:

... el derecho comunitario ... se impone frente a las normas de derecho in­
terno, cualquiera que sea su rango, lo que quiere decir, lisa y llanamente,
que se impone aún frente a la norma constitucional interna; en segundo lu­
gar; las normas comunitarias no requieren de normas de recepción de de­
recho interno para ser aplicables en el ordenamiento de cada uno de los
países comunitarios; asimismo, son normas cuyo destinatario exclusivo no
son los estados, sino que son directamente eficaces también frente a los ciu­
dadanos que pueden alegadas frente a la actuación (o inactividad) de los
poderes públicos de su propio Estado, que han quedado obligados por ellas
desde el momento en que entran en vigor . "2 . .

Además de lo anterior, debido a las finalidades de la integración, las


no rmas
comunitarias quedan fuera de las Constituciones Nacionales,

� · Factores para la integración de América Latilw, México, I 9 76, p. 45.


. '2 LúrEz BASAGUREN, Albet·to. "¿Réquiem por la Constitución' El ordenamiento cons­
ltt
ucional en la integración comunitaria" Civitas Europa, España, marzo de !999, p. 12.
176

puesto que el régimen jurídico y los objetivos son meta constitucional es.
A pesar de eso, el derecho comunitario se introduce en los Estados Nao.
cionales por medio de sus constituciones.
En ese proceso integrador, no se exige la subordinación total y ab.
soluta de las Constituciones Nacionales para beneficiar la Unión; es ·

más, son necesarias esas constituciones para acercar ese proceso a cada
ciudadano europeo, pues el camino se lleva paulatinamente y por medio
de las cartas fundamentales de los estados:

... debe permitir la progresiva adaptación de los textos constitucionales al


estadio de integración, evitando la concurrencia de la situación paradójica
de la existencia de (cada vez más numerosas) normas constitucionales váli.
das que carecen de aplicabilidad como consecuencia de la asunción com�
tcncial por parte comunitaria, vaciamiento constitucional que pone en jue­
go la propia legitimidad constitucional como norma de integración política
suprema... es necesario un proceder de doble vía en la integración europea;
en la que se combinen la dimensión interna y la dimensión supraestatal del
proceso, pues éste solo puede avanzar si es vivido más intensamente por el
ciudadano desde su propia Constitución.53

La presencia de las Constituciones en el desarrollo de la integraciórl ·

es indispensable, es el único camino por el cual se puede desarrollar eS.i


tos conceptos comunitarios, por medio de las cartas fundamentales:

La (relativa) pérdida de la supremacía de la Constitución en el proceso


integración supranacional, por tanto, no puede significar la degradación
la misma a una posición subalterna, sino que la integración
debe realizarse sobre la base de la materialización de los principios
de la legitimación constitucional, dando, simultáneamente, satisfacción
las exigencias de la integración comunitaria.54

Todo ello conllevará a la creación de un nuevo Derecho, la decaden·


cia de valor de algunos conceptos y de algunas figuras como las cons� ·

tuciones nacionales, así como de muchos de sus contenidos orgánicos:

Sea como consecuencia de los efectos de la Globalización, o sea com �


soltado de las grandes comunidades que se formen, las estructuras inte
de los Estados Federales no tendrán más jerarquía que formas de distribll-'
ción administrativa en el mejor de los supuestos.55

De hecho, en tiempos modernos, es reconocido por muchos


del orbe, la supremacía de Tratados Internacionales de Derechos

53 Jdem, p. 20.
'4 Jdem, p. 22.
55 Antonio. Ensayo sobre la declinación de la Supr·emacía ConstitUC�
SPOTA, Alberto
nal y del Federalismo como consecuencia de la Globalización y de las Grandes
dades Político Econ ómicas, en La Ley, Argentina, abril 10 del 2000, p. 1.
�1 J'REMACÍA CONSTITUCIONAL - A. Soto !'lores 177

n1anos sobre el derecho interno. Es el caso de Colombia, cuyo artículo 93


Lllnstitucional lo señala expresamente.
Así también, muchas naciones latinoamericanas han establecido en
�11s respectivas constituciones, la posibilidad de crear una Comunidad
Latinoamericana de Naciones, siguiendo el ejemplo europeo, lo cual,
pro\ oca redefiniciones tanto jurídicas, como políticas, sociales, cultura­
les ' por supuesto, económicas.
.Por todo lo anterior, convocamos a la comunidad jurídica del país a
analizar las nuevas tendencias, los procesos novedosos y las corrientes
innoYadoras del Derecho, las cuales han ofrecido paradigmas acordes
al proceso de Globalización de la sociedad y de toda su actividad.
A nuestro entender, esas serán las tendencias del próximo siglo,
a\ anzando, según el tiempo, en la integración cada vez más amplia y
profunda entre los países del mundo.
Unidad 8

Reforma de la Constitución

ARMANDO SoTo FLOREs·

8.1. INTRODUCCIÓN

Desde los primeros tiempos, el Derecho ha estado íntimamente vin­


culado con el hombre; en efecto, desde que el homo-sapiens se convirtió
en sedentario y entró en contacto con otros hombres, el derecho se en­
contraba ya relacionado con el ser humano.
A medida que fue avanzando el conocimiento humano, en esa mis­
ma dimensión progresó el Derecho. De esta manera, tenemos en la ac­
tualidad noticias de normas jurídicas precarias, pero normas al fin, has­
ta encontrar un elaborado Derecho Romano. De lo anterior, se pueden
advcrtir varias características principales del Derecho, su evolución, su
adaptación al momento histórico, así como su amoldamiento a las con­
diciones sociales de un contexto determinado.
Estas notas distintivas, son las que hacen del Derecho un instru­
mento útil, valioso, que nos permite catalogarlo de único, al poder re­
Producir el entorno social en el contexto jurídico. Esta posibilidad se
denomina de
retroalimentación entre lo social y lo jurídico, en el cual
se a
dapt a el contenido de las normas de derecho a la realidad imperan­
te; sobre
el particular, García Máynez considera este contexto bajo la
.
deno mmae10 . - n de fuentes rea 1 es como:

Los factores y elementos que determinan el contenido de tales normas.1

Maestro de Derecho Constitucional v Teoría Política de la Facultad de Derecho de


1 .

a U:-;AM.
1 LARliA MÁYNEZ, Eduardo, Introducciótz la ¡,;sllulio del Derecho, Porrúa, México,
1
99s_ p. 51.

179
180 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Por su parte, Villoro Toranzo estima que:

Las fuentes materiales (que algunos auto1-cs prefieren llamar "fuentes rea­
les") se pueden reducir a dos: Una que es conocida por medio de la razón y
que llamaremos "ideales de Justicia", y otra que en alguna forma está vin­
culada a la experiencia y que llamaremos "circunstancias históricas".
El contenido del Derecho es el resultado de dos coordenadas: la de los
ideales de Justicia que son el fruto de las aspiraciones sociales más eleva­
das del espíritu humano, v la de las circunstancias históricas, que son el
conjunto de particularidades a que se halla sometido el hombre por su
condición de ser corpóreo, situado en un tiempo y en un espacio deter­
minados.2

Como puede apreciarse, el contenido de las normas de derecho, so­


bre todo las de orden constitucional, se encuentra determinado por las
necesidades de la realidad social reflejada en el contexto jurídico. Sin
embargo, esta adaptación no sería posible sin el dinamismo jurídico,
que por un lado permita la conjunción de las normas de derecho al en- '

torno social, y por otro, sugiere la forma de convertir esa realidad so­
cial en jurídica, a través, de la creación normativa, por medio del órga­
no facultado para ello.
Así, Hans Kelsen destacado exponente de la Escuela Austriaca esta­
blece lo siguiente:

...la norma en cuestión es la básica que sirve de fundamento a un sistema


de naturaleza dinámica. Sus distintas normas no pueden ser obtenidas me­
diante una operación intelectual, partiendo de la forma básica. Esta última
simplemente establece una determinada autoridad que puede, a su vez,
conferir la facultad de creación normativa a otras autoridades. Las normas
de un sistema dinámico tienen que ser creadas mediante actos de voluntad
por aquellos individuos autorizados al efecto por una norma de grado más
alto, semejante autorización implica una delegación. La facultad de crear
normas es delegada por una autoridad en otra; aquella es la más alta, ésta
es inferior. La norma básica de un sistema dinámico es la regla fundamen­
tal de acuerdo con la cual han de ser creadas las demás normas del siste­
ma. Una norma forma parte de un sistema dinámico si ha sido creada en la
forma establecida en último término por la norma básica.1

Como puede apreciarse, el dinamismo jurídico entendido en las


connotaciones anteriores, permite que las normas de derecho lleven im·
plícito un sentido de realización teleológica que conjuga los valores de

2 V! LLORo ToRANZO, Miguel, ln!mducciáll al Es!udio del Derecho, 3" ed., Porrúa Méxi·
co, 1978, p. 157.
1 KELSEN, Hans, Teoría General del Derecho y del Estado, UNAM, 1988, p. 132.
1,1 I·ORMA DE LA CONSTITUCIÓN - A. Soto FlorL'' 181

111;1\'or excelsitud del ser humano como la justicia, el bien común, la se­
,,11ridad jurídica y la paz.4
,...
Todo ello, nos conduce a aquilatar la utilidad de las disposiciones
jurídicas, y a concluir que sin ellas, la vida del hombre en sociedad se-
11;¡ caótica, si es que fuese posible. Ahora bien, además de lograr tales

propósitos, el derecho requiere, para seguir siendo un instrumento de


ut ilidad, de un proceso de constante renovación, que lo haga responder
a las necesidades del entorno social y para ello, resulta indispensable
ljllL' las disposiciones de derecho se reformen, modifiquen, en sí que se
L·�tablezca un proceso jurídico que le dé al derecho las características
Lk estabilidad y cambio. Este proceso, por regla general, no se da de
manera simple, se requiere de un laborioso camino, previsto en las pro­
pi;�s normas jurídicas, que constituye sin duda el elíxir de la vida del
dl'IL'ChO.
Ahora bien, uno de los tópicos más debatidos en la Teoría Constitu­
c io n a l y que continúa siendo una fuente inmanente de singular estudio
es. sin lugar a duda el relativo a la Reformabilidad Constitucional.
La temática sobre este principio es amplísima. No es mi intención
en L'sta obra jurídica realizar un estudio exhaustivo ni totalizador acer­
ca de tan interesante problemática; el objetivo toral de la misma se cen­
tra en ofrecer una panorámica de la Reformabilidad Constitucional,
destacando sus aristas más trascendentales.
En primer término, quisiera dejar asentado que la Reformabilidad
Constitucional representa un principio básico de esta materia, es decir,
es analizada y estudiada por la totalidad de los constitucionalistas y se
acepta como un pilar básico del Derecho Constitucional, un valladar in­
franqueable sin el cual no podría tener existencia, ya que, a través del
rderido principio, es posible amoldar de manera eficaz los preceptos
constitucionales al entorno social que así lo exige. De poco serviría un
derecho fundamental, si a través de sus normas no pudieran operarse
los cambios que la sociedad requiere, y de ser así, su contenido se vería
rebasado por las necesidades ingentes de la realidad social, nulificándo­
se de esta manera su utilidad pragmática.

Debo apuntar, como lo señalamos en párrafos anteriores, que el di­


namismo es una nota esencial del derecho, circunstancia que también
esaplicable a una de sus partes medulares: El Derecho Constitucional,
que vivifica a todos los demás ordenamientos y le sirve de base y funda­
mento. Por otro lado debe destacarse igual � ente que el Prin � ipio de
Relormabilidad Constitucional es universalmente aceptado, que se en-

Ldu1·, Radbruch, Carlvle, Sobre el pat·ticular, consultar la obra Los fines del Dere­
cho. De los UNAM, 1975
.
182 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓ
!if

cuentra inmerso en la inmensa mayoría de las constituciones de todo el


orbe. Esta circunstancia obedece a la misma necesidad de instrumentar
normativamente el más alto nivel jurídico y los más caros ideales socia.
les que deben estar contemplados en la Carta Magna.

8.2. PODER REVISOR DE LA CONSTITUCIÓN

Reformar nuestra Constitución implica: cambio, modernidad, ac­


tualización, no podemos obligar a las futuras generaciones a sujetarse a
esquemas que tal vez en otros tiempos correspondieron a la realidad ,

pero que ahora ya no cumplen con esos objetivos. Una reforma es posi­
tiva cuando es fruto de un análisis reflexivo, serio y profundo, cuando
ha sido consensada entre los actores políticos y sociales y cuando es in­
dispensable para el avance de una Nación.
Todos los anteriores puntos los garantizan los sistemas adoptados
para modificar la Constitución y en lo único que parece haber unanimi­
dad es que no puede ser mediante un proceso ordinario o flexible, a la
Constitución no se le puede dar el trato de una ley ordinaria. Si hace­
mos un análisis de los sistemas de reformas a la Constitución vamos a
encontrar una gran diversidad: por una sola cámara, por dos, en legis­
laturas diferentes, con las legislaturas de los estados, tratándose de una
federación y así indefinidamente; lo cierto es que en todas o en casi to­
das las Constituciones del mundo encontramos un Poder Revisor de la
Constitución.
En la Historia del Derecho Constitucional encontramos invariable­
mente a una institución del derecho fundamental que los doctrinarios la
han denominado como: constituyente permanente, constituyente deriva­
do, constituyente revisor, constituyente reformador, constituyente deri­
vativo, en fin, que su denominación nos indica su propósito, que es el
de llevar a cabo cambios, adiciones, en sí, reformas constitucionales.
Esta institución constitucional la encontramos plasmada en el ar­
tículo 135 de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexi­
canos que a la letra indica:

La presente Constitución puede ser adicionada o reformada. P �ra que lcl


adiciOnes o reformas lleguen a ser parte de la m1sma, se reqwere qu � . ·

1 drvt-
Congreso de la Unión, por el voto de las dos terceras partes de os JO
· '·

aproba ¡
duos presentes acuerde las reformas o adiciones v que éstas sean
d la
' �

das por la mayona de las legtslaturas de los estados. El Congreso e


· , .

Unión o la Comisión Permanente, en su caso, harán el cómputo de los


de las legislaturas y la declat·ación de haber sido apmbadas las adiciones
reformas.
¡<l 1 t>
KMA DE LA CONSTITUCIÓN - A. Soto Flores 183

Respecto del órgano establecido por el referido artículo, el maestro Felipe


Tena Ramírez nos comenta:
La separación en el tiempo del Poder Constituyente, autor de la Consti­
tución y de los Poderes constituidos, obra y emanación de aquel, no presen­
ta dificultad; en el momento en que la vida del primero se extingue, por ha­
ber cumplido su misión, comienza la de los segundos. La diferenciación
teórica tampoco es difícil de entender: el Poder Constituyente únicamente
otorga facultades, pero nunca las ejercita, al contrario de los Poderes cons­
tituidos, que ejercitan las facultades recibidas del constituyente, sin otor­
l;{trselas nunca a sí mismos.
,
Pero hemos llegado en nuestro estudio a un punto en que ya no resalta
con la misma nitidez la separación en el tiempo y en la teoría del Poder
Constituyente frente a los Poderes constituidos. En efecto, el artículo 135
establece un órgano, integrado por la asociación del Congreso de la Unión
\ de las legislaturas de los Estados, capaz de alterar la Constitución, me­
diante adiciones y reformas a la misma.
Ese órgano tiene que participar en alguna forma de la función sobera­
na, desde el momento en que puede afectar la obra que es expresión de la
'-Oberanía.
Su función es pues, función constituyente. Y como por otra parte, se tra­
ta de un órgano que sobrevive al autor de la Constitución, cuya vida se ex­
tinguió con su tarea, consideramos que merece por todo ello el nombre de
Poder Constituyente Permanente.s

Sobre el órgano citado abunda el maestro Tena Ramírez, en rela-


ción a que:

La presencia del Constituyente Permanente a la par de los Poderes consti­


tuidos, requiere ser explicada y justificada dentro de un régimen que, como
el nuestro, descansa en la separación de las dos clases de Poderes, lo que
da a la Constitución su carácter de rígida.
Ciel'tamente no hay en el caso que estudiamos, confusión de Poderes en
un solo órgano. El Congreso Federal es Poder constituido; cada una de las
legislaturas de los Estados también lo es. Pero eso acontece cuando actúan
por separado, en ejercicio de sus funciones nm·males; una vez que se aso­
cian, en los términos del al'lículo 135, componen un órgano nuevo, que ya
no tiene actividades de Poder constituido (es decir, de gobernante), sino
únicamente de Poder constituvente...
.
Adicionar la Constitución o reformarla por cualquiera de los medios que
han quedado indicados, en eso estriba la competencia del Constituyente
Permanente. Quiere decir, en consecuencia, que dicho Poder no tiene facul­
tad para derogar totalmente la Constitución en vigor, sustituyéndola por

' TU<A RAMiREZ, Felipe. Derecho Cmlstitucimwl Mexica11o. 1 Y". ed. Porrúa. México.
1983, pp. 45 y 46.
184 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

otra, pues esa facultad no puede incluirse en las únicas que tiene el Consti­
tuyente Permanente, como son la de adicionar y la de reformar, las cuales
se ejercitan siempre sobre una ley que existe y sigue existiendo.6

El Poder Revisor de la Constitución como lo comentamos en renglo­


nes anteriores, en el caso de México, tiene una conformación específica
en donde participan el Congreso de la Unión y los Congresos de las
Entidades Federativas, es importante señalar, que la excepción reside
en que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal no participa en la
iniciativa ni en la revisión de las reformas constitucionales aprobadas
por el Congreso de la Unión, esta es una de las asignaturas pendientes
que tiene el Constituyente Revisor en nuestro país, pues nos parece ab­
surdo que los representantes de la entidad federativa política y econó­
mica más importante del país no tengan el derecho de participar en el
proceso reformatorio de nuestra Ley Fundamental.

8.2 .1 EL PODER REVISOR


A TRAVÉS DE NUESTRA HISTORIA CONSTITUCIONAL

8.2.1.1. Constitución Política de la Monarquía Española


del 19 de marzo de 1812

La Constitución Gaditana de 1812, representa un documento de in­


negable trascendencia histórica con repercusiones mundiales, ya que
fue una de las primeras Cartas Magnas que limitó el Poder del Rey, es­
tableciendo lo que en doctrina se denomina Monarquía Censtitucional,
es decir, la forma de gobierno en que el soberano tiene que adecuar su
conducta a las normas supremas sin poder ir más allá de lo que estaS
disponen.
Respecto de la Reformabilidad, la Constitución de Cádiz preceptuaba:

TÍTULO X
De la observancia de la Constitución
v modo de proceder para hacer variaciones en ella

CAPÍTULO ÚNICO

Art. 375.-Hasta pasados ocho años después de hallarse puesta en


tica la Constitución en todas sus partes, no se podrá proponer
�Jt,r,.dón,;
adición ni reforma en ninguno de sus artículos.

6 Jdem. pp. 46 y 47.


KEHlRMA DE LA CONSTITUCIÓN - A. Soto Flores 185

Art. 376.-Para hacer cualquiera alteración, adición o reforma en la


Constitución será necesario que la diputación que haya de decretada defi­
nitivamente, venga autorizada con poderes especiales para este objeto.

Art. 377.-Cualquiera proposición de reforma en algún artículo de la


Constitución deberá hacerse por escrito, y ser apoyada y firmada a lo me­
nos por veinte diputados.

Art. 378.-La proposición de reforma se leerá por tres veces, con el in­
tervalo de seis días de una a otra lectura; y después de la tercera se delibe­
rará si ha lugar a admitirla a discusión.

Art. 379.-Admitida a discusión, se procederá en ella bajo las mismas


formalidades y trámites que se prescriben para la formación de las leyes,
después de los cuales se propondrá votación si ha lugar a tratarse de nuevo
en la siguiente diputación general; y para que así quede declarado, deberán
convenir las dos terceras partes de votos.

Art. 380.-La diputación general siguiente, previas las mismas formali­


dades en todas sus partes, podrá declarar en cualquiera de los dos años de
sus sesiones conviniendo en ello las dos terceras partes de votos, que ha lu­
gar al otorgamiento de poderes especiales para hacer la reforma.

Art. 381.-Hecha esta declaración, se publicará y comunicará a todas las


provincias, y según el tiempo en que se hubiere hecho, determinaran las Cor­
tes si ha de ser la diputación próximamente inmediata o la siguiente a esta,
la que ha de traer los poderes especiales.

Ar·t. 382.-Estos serán otorgados por las juntas electorales de provincia,


aii.adiendo a los poderes ordinarios la cláusula siguiente:
"Asimismo les otorgan poder especial para hacer en la Constitución la
reforma de que trata el decreto de las Cortes, cuyo tenor es el siguiente:
(aquí el decreto literal). Todo con arreglo a lo prevenido por la misma
Constitución. Y se obligan a reconocer y tener por constitucional lo que en
su virtud establecieren.

Art. 383.-La reforma propuesta se discutirá de nuevo; y si fuere aproba­


da por las dos terceras partes de diputados, pasará a ser ley constitucional,
v como tal se publicará en las Cortes.

Art. 384.-Una diputación presentará el decreto de reforma al Rey para


que le haga publicar y circular a todas las autoridades y pueblos de la Mo­
narquía.7

La manera en que se redactó el artículo 375, se puede interpretar


en dos sentidos: Uno cuando establece que: "Hasta pasados ocho años ...
no se p
odrá proponer alteración ni reforma en ninguno de sus artícu-

lJ . . 7 Las Constituciones de México, Comité de Asuntos Editoriales del H. Congreso de la


nton. México 1989. pp. 433-434.
186 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

los". Esto nos hace pensar que para reformar la Constitución en trato,
debían pasar esos ocho años, pues de lo contrario no era posible refor­
ma alguna; y otro, que se desprende cuando eliminamos la palabra
"Hasta" para dejar solamente "Pasados ocho años ... no se podrá propo­
ner alteración ni reforma en ninguno de sus artículos". Y de acuerdo a
esto, interpretamos que solo durante los primeros años podrán presen­
tarse reformas a la Constitución; después de ese tiempo ya no se admiti­
ría ninguna.
Encontramos una similitud entre la Constitución de 1812 y la vigen­
te, específicamente en sus artículos 382 de la primera y 135 de la se­
gunda; por lo que se refiere al número de votos que se requería para
que las reformas propuestas llegaran a ser parte de la misma Constitu­
ción, pues en ambos casos se establece que para que dichas reformas
sean aprobadas, se necesita el voto de las dos terceras partes de los di­
putados, de los individuos presentes; y en la de 1812, esto último no se
contempla, lo que nos permite pensar que la aprobación de reformas
podrá darse por otros medios, sin que fuera necesaria su presencia en
la sesión.
El proceso de reformas que se contemplaba en la Constitución
Cádiz, Miguel de la Madrid lo resume de la siguiente manera:

. . . se sigue el principio de que hay que establecer un complicado


para las reformas constitucionales con el objeto de preservar lo más
el texto constitucional original, mínimamente, tres diputaciones
en el sistema de Cádiz de reformas constitucionales: la que conocía de
iniciativa y la turnada a la diputación convocante, y, por último la
ción propiamente reformadora. Es interesante señalar, también, el
pío que se deduce de este sistema, de que la diputación reformadora
ser una diputación especialmente facultada.8

8.2.1.2. Decreto constitucional


para la libertad de la América Mexicana
sancionado en Apatzingán a 22 de octubre de 1814

Debemos considerar que la Constitución de Apatzingán es la


ra Carta Magna elaborada por la fracción insurgente que luchaba
dadamente por lograr la independencia mexicana, pero no
afirmar que sea la primera ley fundamental mexicana, sim
porque no existía la nación mexicana.
Con relación a la temática del poder revisor de la Constitución
cha carta contemplaba lo siguiente:

8 OE LA MADRID HURTADO, Miguel, Elementos de Derecho Constitucional, !CAP,


México, 1982. p. 259.
Ki·:F ORMA DE LA CONSTITUCIÓN - A. Soto Flores 187

CAPÍTULO XXI
De la obsen;ancia de este decreto

Art. 237.-Entretanto que la Representación nacional, de que trata el ca­


pítulo antecedente, no fuere convocada, y siéndolo, no dictare y sancionare
la Constitución permanente de la Nación, se observará inviolablemente el
tenor de este decreto, y no podrá proponerse alteración, adición ni supre­
sión de ninguno de los artículos, en qué consiste esencialmente la forma de
gobierno que prescribe. Cualquier ciudadano tendrá derecho para reclamar
las infracciones que notaré.9

El maestro Mario de la Cueva al respecto señala lo siguiente:

El ya citado artículo 237 reconoció el principio que afirma la necesidad de


reformar las constituciones, pero no señaló ni el órgano ni el procedimien­
to para que pudieran efectuarse las modificaciones. Creemos dado los tér­
minos en que está redactado el proceso, que correspondía al Congreso ej e r­
cer la función reformadora, siguiendo el procedimiento previsto para la
legislación ordinaria.10

Es conveniente señalar que interpretando el artículo 23 7 puede pen­


sarse que en dicha norma, el legislador deja una brecha a fin de que pu­
diesen presentarse reformas, siempre que no versaran sobre la forma de
gobierno que dicha Constitución prescriba.

8.2.1.3. Constitución Federal


de los Estados Unidos Mexicanos.
Decreto de 4 de Octubre de 1824

Consumada la Independencia en el año de 1821, el Congreso que


descon oció a Iturbide tomo decisiones para la configuración de la vida
política e independiente de México. En primer lugar, el establecimiento
del Federalismo como forma de Estado que hasta la fecha se conserva

Por nuestro país; igualmente, la expedición del Acta Constitutiva de


enero 31 de 1824, y finalmente, la promulgación de la Constitución Fe­
deral de los Estados U nidos Mexicanos de 4 de octubre de 1824.
Esta Carta Magna dedicó el título séptimo y último de la misma, a
re gular lo
inherente al Poder Revisor de la Constitución, impidiendo
que se hicieran modificaciones a la misma antes de 1830. Con posterio­
rida
d, las Legislaturas de los Estados y el propio Congreso podrán efec­
tua r m
odific aciones a los textos supremos. Cabe destacar que eran irre­
fo rmabl
es los artículos relativos a "Libertad e Independencia de la
..____ _

� Las C01zstituciones de México, op. cit., p. 62.


1° CUEVA, Mario de la, Teoría de la Constitución, ¡a_ cd., Porrúa, 1982, pp. 134 y 135.
188 TEORÍA DE LA CONSTITUC

Nación Mexicana, su religión, forma de gobierno, libertad de imprenta


y división de poderes supremos de la Federación y de los Estados".
Respecto de la Reformabilidad la Constitución Federal de 1824
disponía:

TÍTULO VII

SECCIÓN ÚNICA

De la observancia, illlerpretación y refonna


de la constitución y acta co1zstitutiva

Art. 166.-Las legislaturas de los Estados podrán hacer observaciones,


según les parezca conveniente, sobre determinados artículos de esta consti­
tución y de la acta constitutiva; pero el congreso general no las tomará en
consideración sino precisamente el año de 1830.

Art. 167.-El congreso en este año se limitará a calificar las observacio­


nes que merezcan sujetarse a la deliberación del congreso siguiente, y esta
declaración se comunicará al Presidente, quien la publicará y la circulará
sin poder hacer observaciones.

Art. 168.-El congreso siguiente, en el primer año de sus sesiones ordi­


narias, se ocupará de las observaciones sujetas a su deliberación, para ha­
cer las reformas que crea convenientes; pues nunca deberá ser uno mismo
el congreso que haga la calificación prevenida en el artículo anterior, y el
que decrete las reformas.

Art. 169.-Las reformas ó adiciones que se propongan en los años si­


guientes al de 30, se tomarán en consideración por el congreso en el segun·
do año de cada bienio, y si se calificaren necesarias, según lo prevenido en

el artículo anterior, se publicará esta resolución para que el congreso si·


guiente se ocupe de ellas.

Art. 1 70.-Para reformar ó adicionar esta Constitución ó la acta consti·


tutiva, se observarán además de las reglas prescritas en los artículos ante­
riores, todos los requisitos prevenidos para la formación de las leyes, á ex·

cepción del derecho de hacer observaciones concedido al presidente en el


ar·tículo 106.

Art. 1 71.-J amás se podrán reformar los artículos de esta constitución Y


de la acta constitutiva que establecen la libertad é independencia de la na�
ción mexicana, su religión, forma de gobierno, libertad de imprenta, Y divi�
sión de los poderes supremos de la federación y de los Estados.

Dada en México a 4 del mes de Octubre del año del Señor de 1824,
de la independencia. 3o. de la libertad y 2o. de la feder·ación.11

11 Las Co11stitucio11es de México, op. cit., p. 92.


i ¡ oRMA DE LA CONSTITUCIÓN - A. Soto Flores 189
K

Es interesante observar lo establecido por el artículo 166 de la

constitución de 1824 cuando señala: "Las legislaturas de los Estados po­


drcín hacer observaciones, según les parezca conveniente, sobre deter­
nlinados artículos de esta Constitución y del Acta Constitutiva; pero el
congreso General no las tomará en consideración sino precisamente
el aii.o de 1830".
Al respecto uno de los juristas más importantes del siglo XIX, Emilio

Ra basa, comenta lo siguiente:


Apenas publicada la Constitución, las legislaturas de los Estados comenza­
ron a proponer enmiendas, sin las cuales tenían por imposible el gobierno
de la nación. Había afán de intervenir en lo más alto de las funciones públi­
cas; ningún empeño de prestigiar la Ley fundamental; los Estados, recono­
cida su soberanía, tendían a ser señores; tras el desprestigio de la soberanía
nacional y la banca rota de la fuerza, se buscaba la inconsistencia de la Ley
suprema, con lo que ya no había nada de qué hacer un ídolo, si el pueblo
era ignorante, o nada que respetar y en que fundar las propias garantías, si
era bastante culto para atender a su propia conservación.12

De acuerdo a los señalamientos hechos, creemos que el Constitu­


yente al elaborar el artículo 166, motivo de este análisis, empleo la pala­
bra observaciones en lugar de reformas, limitando a las Legislaturas de
los Estados, en el sentido de que estas solo debían de guardar y de ha­
cer cumplir lo que se establecía en el Acta Constitutiva y en su caso, hacer
las advertencias que consideraran pertinentes sobre las faltas o errores
que notasen en la misma.
Del contenido del artículo 168 se desprende que las observaciones
de las Legislaturas de los Estados debían ser estudiadas por el Congre­
so, para que éste a su vez elaborara las reformas convenientes. A todas

luces, nos damos cuenta de la rigidez del procedimiento constitucional


para llevar a cabo reformas a la Carta Magna de 1824; se requería para
tal decto, que hubieran pasado seis años, contados a partir de la vigen­
cia de aquella, para que las propuestas de reforma fuesen tomadas en
co ns ideración.
Para terminar con el análisis del Poder Revisor de la Constitución
Federal de 1824 el maestro Mario de la Cueva nos indica:

Los caracteres señalados sugieren algunas observaciones: a) El poder refor­


mador se integraba con las legislaturas estatales como órgano iniciador y
con el congreso federal como cuerpo decisorio e impositivo. h) El Presiden­
te de la República no participaba en el proceso de reformas; su interven­
ción se limitaba a publicar las resoluciones del congreso. e) La Asamblea

12 RABASA, Emilio, La Cmzstitución v la Dicllldura. (Estudio Sohre la Orgwzi�ació11 Po-


lítica
de México), 6". ed., Porrúa, México, I 982, p. 8.
'
190 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Constituyente quiso que el poder reformador actuará rellexiva :v responsa­


blemente. d) La par·ticipación del pueblo se reducía a elegir los diputados y
senadores que debían decidir sobre la reforma, lo cual lógicamente, le per­
mitía seleccionar a los que postularan como programa la aprobación o de­
negación de la rdorma.u

8.2.1.4. Las Siete Leyes Constitucionales


del 29 de diciembre de 183614

La Séptima Ley Constitucional utiliza el término variaciones para


señalar el tiempo y la forma en que podrán hacerse modificaciones a la
ley fundamental. De los seis artículos que comprende esta ley constitu­
cional, el 2o, 3o. y 4o. se refieren específicamente al proceso de reforma
constitucional. ''

En el artículo 1°, se establecía la prohibición de hacer alteraciones


a la Constitución dentro de los seis años siguientes. Como se puede ob­
servar, se seguía con la práctica utilizada en la Constitución de Cádiz
de 1812 y la Constitución de 1824, al establecer un término para poder
iniciar reformas.
En cuanto de las disposiciones relacionadas con las variaciones que
después de pasado el término de seis años pudieran hacerse a la Consti­
tución de 1836, cabe destacar, que el supremo poder conservador pue-
de dar o negar la sanción a las reformas constitucionales (art. 12, pá­
rrafo X de la Segunda Ley). Es importante destacar que la facultad para
iniciar leyes corresponde al supremo poder ejecutivo, a los diputados y
a las juntas departamentales. (Art. 26 párrafos 1 y 111 de la Tercera Ley),
que deben escuchar el dictamen de la mayoría de las juntas departa­
mentales. (Art. 28 de la Tercera Ley). Asimismo, el artículo 29 también
de la Tercera Ley crea la Comisión de Peticiones compuesta de nueve
diputados, para tomar en consideración las iniciativas. Si un proyecto
se insistiere después de renovada la Cámara de Diputados, con la apro­
bación de las dos terceras partes de los miembros presentes de ambas
Cámaras y la mayor parte de las Juntas Departamentales, ya no necesi­
taban de la sanción del supremo poder conservador y se publicará sin
ella (art. 38 de la Tercera Ley). Por último, se establece en el artículo 17
párrafo 11 de la Ley Cuarta, la atribución del Presidente de la República
para iniciar todas las leyes y decretos que estime conveniente, de acuer­
do con el Consejo.
Al respecto, Emilio Rabasa manifiesta:

11 CtiE\'A, Ma1·i o de la, Teoría de la Cullstitucióll, 4". ed., PoiTÚa, 1990, p. 136.
14 Las Cmzstitucimzes de México 1814-1989, H. Congreso de la Unió n, México, !989,
Talleres Gráficos de la Cámara de Diputados, pp. 99, 103 y 122.
1{1 FORMA DE LA CONSTITUCIÓN - A. Soto Flores 191

En 1835, el gobierno se determino a acabar con el sistema federal. El Con­


greso, que, delimitarse a reformar la Constitución legalmente, debía, según
los preceptos de esta, iniciar las modificaciones y dejar a la legislatura si­
guiente la aprobación necesaria para su adopción, encontró tardío y emba­
razoso el procedimiento, y tuvo por más fácil declararse Constituyente para
dar una carta nueva de todo a todo. La Asamblea, que tenía su origen y sus
títulos de legitimidad en la Constitución de 1824, usurpa poderes que ni le
han dado sus electores ni proceden de aquella ley, destruye la constitución
\' dicta la de 1836. Su base es, pues, la más original que pueda darse: un
golpe de Estado Parlamentario.'"

Quizás lo que valga la pena recalcar en esta Constitución conserva­


dora .v centralista de 1836 es sin duda alguna la aparición de un cuarto
poder denominado supremo poder conservador cuya participación en el
proceso de reformas constitucionales era fundamental ya que a dicho
poder le incumbía decidir sobre la consumación de la reforma.

8.2.1.5. Bases de Organización Política


de la República Mexicana del 13 de junio de 1843

Al respecto, estas bases establecen por cuanto al procedimiento de


reformas a los preceptos fundamentales, lo siguiente:

TÍTULO XI
De la obseliJancia y refomza de estas bases

Art. 202.-En cualquier tiempo podrán hacerse alteraciones o reformas


a estas Bases. En las leyes que se dieren sobre esta materia, se observará
todo lo prevenido respecto de las leyes comunes, sin más diferencia que
para toda votación, sea la que fuere, no se han de requerir ni más ni menos
dt: dos tercios de votos en las dos Cámaras. El ejecutivo tendrá en estos ca­
sos la facultad veinte del artículo 87.

Disposiciones relacionadas:

Art. 87.-Corresponde al Presidente de la República.


XX. Hacer dentro de treinta días, observaciones con audiencia del conse­
jo a los proyectos aprobados por las cámaras, suspendiendo su publicación:
Ese término comenzará a contarse desde el mismo día en que los reciba. Si
d proyecto aprobado fuere reproducido, el gobierno podrá suspenderlo con
audiencia del consejo, hasta el inmediato período de sesiones, en que co­
n·esponda que las Cámaras puedan ocuparse del asunto, dándoles aviso de
t:sta resolución dentro de igual término. Si fuere reproducido por los mis­
mos dos tercios de ambas cámar·as, el gobierno lo publicará. Cuando los
tr· einta días de que habla este artículo, concluyan estando ya cerradas las

1'
RABASA, Emilio, La Cmzstitucióll v la Dictadura, up. cit., p. 9.
192 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

sesiones del congreso, dirigirá el gobierno a la diputación permanente las


observaciones que hiciere, o el aviso que debe dar. Pasado el referido térmi­
no, sin practicar nada de lo prevenido, se tendrá por acordada la sanción, y
la ley o decreto se publicará sin demora lb

Una de las características fundamentales de estas Bases es que en


cualquier tiempo podrán hacerse alteraciones o reformas. Aquí ya no se
establece un término para que pudieran proceder las reformas. Es más,
señala que se seguirá el procedimiento prevenido para cualquiera otra,
sin más diferencia que la votación de dos tercios de votos en las dos Cá­
maras. Y del artículo 87 fracción XX, en su parte final se le da facultad
al ejecutivo para que dentro de treinta días haga las observaciones per­
tinentes, con audiencia del Consejo pudiendo suspender su publicación
de los proyectos aprobados por las Cámaras.
Respecto de las disposiciones relacionadas con esta materia se debe
tener en consideración lo establecido por los artículos 53 al 65 que se
refieren al procedimiento legislativo, pudiendo destacar lo siguiente: La
facultad de iniciar leyes corresponde al Presidente de la República, a
los Diputados y a las Asambleas Departamentales en todas las materias
(art. 53). Toda iniciativa de ley se presentará en la Cámara de Diputa­
dos (art. 55) de lo que se deduce, siempre será Cámara de origen; apro­
bados los proyectos en la Cámara de Diputados, pasarán a la de Sena­
dores para su revisión (art. 56) lo que la convierte en Cámara revisora;
para la discusión de una ley o decreto se necesita la presencia de la mi­
tad y uno más del total de los individuos de cada Cámara y, para su
aprobación se requiere la mayoría absoluta de los presentes. En la se­
gunda revisión se requiere los dos tercios de la Cámara iniciadora (Art.
58). Aprobado un proyecto de ley o decreto, pasará al Presidente de la
República para su publicación (art. 59), dentro un término de seis días
a partir de su sanción (art. 60). Los demás artículos nos dan cuenta
también de la forma en que se llevará el proceso de elaboración de la
ley y la forma en que se publicará (art. 61 al 65).
Las Bases de Organización Política de la República Mexicana, se­
gunda Constitución de corte centralista expedida el 12 de junio de 1843,
es sin duda alguna una de las leyes fundamentales o quizás la única en ·

donde se estableció un procedimiento ordinario para su reforma,


l�
vt­
realidad es que el mismo Congreso actuaba como constituyente re
toS
sor a diferencia de las Constituciones que hemos analizado en p un
anteriores.

1" Las Cmtstitucimtes de México. op. cit., p. 147.


¡z¡FORMA DE LA CONSTITUCIÓN - A. Soto Flores 193

8.2.1.6. Acta Constitutiva y de Refonnas de 1847

No obstante la expedición de dicho documento, el Federalismo re­

cobraba fuerza y vigor y así, el Congreso Extraordinario Constituyente


prom ulgó el 21 de mayo de 184 7 el Acta Constitutiva y de Reformas,
que· plasmaba en sus numerales 28 y 29 la posibilidad de reformar la re­
ferida Acta, mediante dos tercios de la votación de las Cámaras o de los
Congresos sucesivos, prohibiendo expresamente la reforma sobre diver­
so� principios torales:
Numeral 28.-En cualquier tiempo podrán reformarse los artículos del
acta constitutiva, de la Constitución federal y de la presente acta, siempre
que las reformas se acuerden por los dos tercios de ambas cámaras ó por la
mavoría de dos congresos distintos é inmediatos. Las reformas que en lo
sucesivo se propusieren, limitando en algún punto la extensión de los pode­
res de los Estados. necesitarán, además, la aprobación de la mayoría de las
legislaturas. En todo proyecto de reformas se observará la adición estable­
cida en el artículo anterior.
Numeral 29.-En ningún caso se podrán alterar los principios que esta­
blecen la independencia de la nación, su forma de gobierno republicano re­
presentativo popular federal y la división tanto de los poderes generales,
como de los Estados. 17

8.2.1.7. La Constitución del 5 de febrero de 1857

Es de singular importancia conocer el texto del proyecto que presen­


tó la Comisión de Constitución, y que tiene características tan especiales
que motivaron un interesante debate; el texto original del artículo 125
del proyecto decía:

Art. 125.-La presente Constitución puede ser adicionada o reformada.


Mas para que las adiciones o reformas lleguen a ser parte de la Constitu­
ción. se requiere que: Un Congreso por el voto nominal de dos terceras
Partes de sus miembros presentes acuerden que artículos deben reformar­
se; que este acuerdo se publique en los periódicos de toda la
República
tres meses antes de la elección del
congreso inmediato; que los electores
al veri ficarla, manifiesten si están conformes
en que se haga la reforma.
c·n cuyo caso
lo harán constar en los respectivos poderes de los diputados;
que el nuevo congreso formule las reformas,
y estas se someterán al voto
del pueblo en la elección inmediata.
Si la mayoría absoluta de electores vo­
tar·e en favor de las reformas.
el ejecutivo las sancionara como par-te de la
constitución.1H

17 Las Co11stituciones de México. o . cit.,


p . 154.
p
1' TFNA RAMíREZ. Felipe, Leves Fzmdame11tales de México, Porrúa, México, 2000, p. 613.
194 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

El artículo fue impugnado y devuelto a la comisión por considerar


que era muy lento el medio que se proponía para modificar la Constitu.
ción, se decía también, que en la redacción del artículo se confundía la
democracia pura con el sistema representativo, pues habiendo el pueblo
elegido a sus representantes, no habría necesidad de recurrir a él p ara
que decidiera sobre la reforma o no de alguna parte de la Constitución.
Posteriormente, la Comisión presentó un nuevo proyecto que a la letra
señalaba lo siguiente:

La presente constitución puede ser adicionada o reformada. Para que las


adiciones o reformas lleguen a ser parte de la Constitución, se requiere que
un Congreso, por el voto nominal de las dos terceras partes de sus miem­
bros presentes, acuerde las reformas o adiciones y que estas sean aproba­
das por la mayoría absoluta de los electores que han de nombrar al Congre­
so inmediato, quien hará el escrutinio y la declaración.19

El maestro Mario de la Cueva señala al respecto lo siguiente:

La diferencia con el artículo original consistía en la supresión del requisito


de la publicación, así como la intervención de un segundo congreso, pero
se conservaba el sometimiento de lo resuelto a la decisión del pueblo. Por
lo tanto, en los dos preceptos, el congreso federal era un simple cuerpo pro­
yectista, quedando reservada al pueblo la categoría de poder decisorio e
impositivo. 20

Posteriormente resultó un nuevo proyecto que fue aprobado por 67


votos contra 14 cuyo texto se estableció en el artículo 127 quedando
la forma siguiente:

La presente Constitución puede ser adicionada o reformada. Para que


adiciones o reformas lleguen a ser parte de la Constitución, se requiere que¡
el Congreso de la Unión, o el voto de las dos terceras partes de sus indivi···
duos presentes, acuerden las reformas o adiciones, y que estas sean aproba­
das por la mayoría de las Legislaturas de los Estados. El Congreso de
Unión hará el cómputo de los votos de las legislaturas y la declaración de
haber sido aprobadas las adiciones o reformas.21

Posteriormente la comisión de estilo cambio el vocablo presentes


después de la palabra individuos; el maestro Mario de la Cueva
en su libro Teoría de la Constitución que tal cambio quizás modificó

19 Historia del Congreso Extraordinario Co11stituvetlle 1856-/857, Imprenta de


Cumplido, Tomo 11, p. 590.
2° CUEVA, Mario de la, op. cit., p. 138.
21
CUEVA, Mario de la, El Constitucionalismo Mexicano, Publicaciones de la Facult�
de Derecho, UNAM, 1957, p. 1323.
¡<!YORMA DE LA CONSTITUCIÓN - A. Soto Flores 195

espíritu de la votación que parecía referirse a las dos terceras partes de


]os miembros del Congreso.
Sobre la Constitución de 1857 Ramón Rodríguez opina:

En todas las que en México han regido antes de la de 57, se consignaban


varios preceptos inmutables, y en algunas se fijaban períodos durante los
cuales no podían ser reformadas. Todos sabemos la triste suerte que co­
rrían y los resultados que produjeron tales constituciones.
Los autores de la de 1857, aleccionados por la experiencia e ilustrados
por la filosofía, prescindieron de los errores en que habían incurrido nues­
tros antepasados, y declararon, que la Constitución podía ser reformada o
adicionada sin más requisitos, formalidades ni restricciones, que los que
fuesen bastantes para comprobar que las adiciones, reformas o enmiendas
propuestas, son adoptadas por la mayoría del pueblo y de los Estados.
En virtud de tan sabio y justo precepto, nadie puede, sin incurrir en la
indignación y en el desprecio público, promover motines ni desórdenes con
d pretexto de mejorar nuestras instituciones políticas.22

Durante el Constituyente de 1856-1857, el jurista José María Igle­


sias elaboró algunas reflexiones denominadas Cuestiones Constituciona­
les, obra que fue compilada por el Dr. Javier Moctezuma Barragán y
publicada para la UNAM en 1996, en dicha obra se señala lo siguiente:

Dos son, pues, los caracteres distintivos de una buena constitución: el pri­
mero, la estabilidad, el segundo, la reforma. A primera vista parecen con­
tradictorias, porque lo sujeto a modificaciones no permanece en una situa­
ción inalterable, y puede cambiar enteramente el aspecto. Son, sin
embargo, conciliables ambos extremos, y en la conciliación consiste cabal­
mente la habilidad de los legisladores. La estabilidad conviene al conjunto
de la obra, de manera que debe adoptase como regla fija la de no variar
nunca de un golpe la constitución del país. La reforma por el contrario
debe ser parcial, lenta, meditada. Así se logrará que la Constitución sea
siempre acomodada a las exigencias públicas sin que jamás llegue a dejar
de existir.23

8.2.1.8. La Constitución del 5 de febrero de 1917

Originalmente Venustiano Carranza presentó ante el Poder Consti­


tuyente su
proyecto de ley fundamental y específicamente Carranza ha­
blaba de reformas a la
Constitución de 1857, el proceso para reformar
la Con
stituci ón correspondió originalmente al artículo 131 que a la le­
tra el proyecto señalaba:
--------
))
-- RODRÍGUEZ, Ramón, Derecho Co11stilllcional, UNAM, México, 1978, p. 706.
23 Cuestiones Co11stitucionales, op. cit., pp. 152 y 153.
196 TEORÍA DE LA ,,�.,0�·�·

La presente Constitución puede ser adicionada o reformada. Para que


adiciones o reformas lleguen a ser parte de la Constitución, se requiere
el Congreso de la Unión por el voto de las dos terceras partes de sus
duos presentes, acuerde las reformas o adiciones, o que estas sean
das por la mayoría de las legislaturas de los estados. El Congreso de
Unión hará el cómputo de los votos de las legislatur,as y las dec
de haber sido apmbadas las adiciones o rcformas.24

En apariencia los dos artículos, el 131 del proyecto y el 135 aproba


do por el constituyente son iguales. Sin embargo, presumimos que la
comisión de corrección y estilo adecuó en definitiva el texto del artíc
u.
lo, ya que con el número 135 quitando la letra (o) por la (y) en la si­
guiente frase " ...o que estas sean aprobadas ... "por " ...y que estas sean
aprobadas..."
Es importante mencionar que en la 54a. Sesión Ordinaria cele
en el Teatro Iturbide la tarde del domingo 21 de enero de 1917,
diendo el diputado Luis Miguel Rojas de la segunda comisión, presentó1
dictamen entre otros, sobre el Título Séptimo, de las Reformas al artf,.,_
lo 133 de la Constitución, dicho dictamen razonaba lo siguiente:

La Comisión ha recogido el artículo y se ha permitido incluirlo en el


ro 132.
Los dos siguientes, que forman los Títulos Séptimo y Octavo del
to, no necesitan fundarse, pem son iguales al Código de 1857 y han
en nuestra Constitución. Por todo lo expuesto, la Comisión se permite
poner a esta Honorable Asamblea los artículos siguientes ....25

La redacción del artículo 133 es idéntica al proyecto presentado


Don Venustiano Carranza, y que en el futuro, de forma definitiva
ría el numeral 135. Finalmente, por considerarlo un dato histórico
suma importancia, en la 62a. Sesión Ordinaria celebrada el jueves 25
enero de 1917, se leyó en definitiva la norma constitucional en
señalándose lo siguiente:

El título séptimo, de las reformas a la constitución, artículo 133, dice:


La presente Constitución puede ser adicionada o reformada. Para
las adiciones o reformas lleguen a ser parte de la Constitución, se
que el Congreso de la Unión, por el voto de las dos terceras partes de los
dividuos presentes, acuerde las reformas o adiciones, o que estas sean
badas por la mayoría de las legislaturas de los Estados. El Congreso de

24 Los Dert!clws dt!l Put!hlo .\lt!xicww. Aféxico a tral'és dt! sus Cmtsliluciones,
VIII. PorTúa. México, 1978, p. 981.
2' Dia rio dt! los Dt!halt!s dt!l Congreso Consliluveltle de /916-/917, Edición

Cámara de Diputados, México, 1989, p. 546.


197
¡ül oKMA DE LA CONSTITUCIÓN - A. Soto Flores

Unión hará el cómputo de los votos de las legislaturas y la declaración de


haber sido aprobadas las adiciones o reformas.
Está a discusión. iNo hay quien haga uso de la palabra? Se reserva para
sll \'Otación.2b

Con posterioridad el Diario de Debates menciona el procedimiento

de \ otación señalándose textualmente lo siguiente:

(Se procede a la votación.)


El C. Secretario: Los artículos anteriores fueron aprobados por unanimi­
dad de 154 votos, con excepción del 123 que fue aprobado por 148 de la
afirmativa contra 6 de la negativa que corresponde a los ciudadanos Céspe­
des, Fajardo, Ibarra, Leija, Palma y Rodiles Saúl, y de 128, que se aprobó
por 153 votos de la afirmativa contra el del ciudadano Zavala Pedm R.
- El C. Presidente a las 10:45 P.M. Se levanta la sesión pública para
umstituirse el Congreso en sesión secreta.27

El artículo 135 Constitucional solamente ha sufrido una adición al


párrafo último del citado precepto que fue promulgado por el entonces
Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos Gustavo
Díaz Ordaz y publicada en el Diario Oficial de la Federación el 21 de
octubre de 1966, fue con el fin de incluir a la Comisión Permanente
como órgano facultado para intervenir en el procedimiento reformato­
rio de la Constitución, con el objeto de declarar el cómputo de los votos
de l as Legislaturas y de que han sido aprobadas las adiciones o reformas.
Del contenido del artículo 135 podemos señalar:
l. El poder revisor de la Constitución está integrado por el Congre­
so de la Unión y por las Legislaturas Locales.
2. El procedimiento se inicia indistintamente en la Cámara de Dipu­
tados o en la Cámara de Senadores.
3. Quien tiene la facultad de iniciar el proceso legislativo de confor­
midad con lo que establece nuestra ley fundamental es el Presi­
dente de la República, los Diputados y Senadores y las Legislatu­
ras de los Estados.
4. Se requiere una mayoría de las dos terceras partes de los indivi­
duos presentes, que por supuesto exista quórum de asistencia y
posteriormente, los Congresos Locales den su voto afirmativo por
mayoría y finalmente, el Congreso Federal o la Comisión Perma­
nente realicen el cómputo de los votos de las Legislaturas y la de­
claración de haber sido aprobadas las adiciones o reformas.

2"
Diario de los Dehales del Congreso Consliluveme
. de 19/6-/917, op. cil., p. 701.
27
Ibídem.
198 TEORÍA DE LA CONSTITUCiót(

Es importante recalcar en el presente caso que el titular del P oder


Ejecutivo no puede vetar las reformas constitucionales en virtud de que
el Poder Constituyente Revisor esta sobre los Poderes Constituidos.

8.3. ALCANCE DE LA REVISIÓN CONSTITUCIONAL

Dentro de la Teoría Constitucional existen posturas opuestas pa rcia}


y totalmente sobre los alcances que tiene el Poder Revisor de la Cons
ti­
tución, algunos juristas consideran que el Constituyente Permanen
te
pueda revisar, reformar o cambiar totalmente el contenido de la ley
fundamental, existe otro sector, el cual señala que solo puede hacer re­
formas o cambios parciales, y finalmente, existe una corriente doct rina­
ria que señala que en la propia Constitución se pueden establecer los
mecanismos jurídicos para reformar totalmente a la Constitución.
En fin, encontramos en la doctrina puntos de vista diversos en tomo
a las limitaciones o ausencia de estas del poder reformador de la Cons­
titución. Lo que es claro, es que el responsable de elaborar una nueva
Constitución o de reformarla, se encuentra sujeto a los diversos factores
de poder, a los grupos de presión, por supuesto, a las diversas corrien­
tes ideológicas y, porque no señalarlo, en el mundo contemporáneo a
las presiones del capital nacional y de las empresas transnacionales.
Limitado o ilimitado el poder reformador de las Constituciones y es­
pecíficamente el Constituyente Revisor establecido en el artículo 135 de
nuestra Constitución, los cuestionamientos que los juristas se hacen son
diversos; ¿Puede el constituyente revisor modificar la forma de gobier­
no o la forma de estado?, ¿Existe la posibilidad de que el constituyente
revisor modifique la esencia de nuestra ley fundamental? y, finalmente
¿A través de reformas, adiciones o modificaciones, se puede crear una
nueva Constitución?; estos y muchos cuestionamientos más se dan den­
tro de la Teoría Constitucional, por lo que a continuación vamos a ana·
lizar y a reflexionar en torno a las diversas corrientes doctrinarias sobre
los alcances de la revisión constitucional.

8.3.1 TESIS QUE LIMITAN


LA REFORMABILIDAD CONSTITUCIONAL

8.3.1.1. Carl Schmitt

El ya clásico Carl Schmitt comenta:

Reforma dificultada, como característica formal de la Ley C


La nota formal de la Constitución o indistintamente de la Ley C
na!, se hallará en que los cambios constitucionales están sometidos a
¡<! ¡ ORMA DE LA CONSTITUCIÓN - A. Soto Flores
199

procedimiento especial con condiciones más difíciles. Mediante las condi­


ciones de reforma dificultadas se protege la duración y estabilidad de las le­
\l'S constitucionales y se aumenta la fuerza legai.28

El maestro Miguel de la Madrid Hurtado señala que en Carl Schmitt


encont ramos al teórico del Derecho Constitucional más importante de
un g.rupo que afirma que el poder revisor de la Constitución es limitado,
el Lual no puede derogar a la Constitución e inclusive, no puede alterar­
la: al respecto señala lo siguiente:

las decisiones políticas fundamentales solo tienen que ser reformadas

por el poder que las adoptó, que las emitió; en consecuencia debe ser el po­
der constituyente originario, cuyo titular es el pueblo mismo, el que esté fa­
cultado en forma exclusiva para modificar las decisiones políticas funda­
!llcntales, ya sea para alterarlas, para derogadas o para adicionarlas.2Y

El maestro Miguel de la Madrid agrega que:

el poder revisor de la Constitución no es ilimitado, solo tiene facultades


para reformar o adicionar las leyes constitucionales, o sea los preceptos
concretos que expresan en detalle las decisiones políticas fundamentales,
pero este poder no está facultado para tocar la obra exclusiva de la sobera­
nía. El poder revisor de la Constitución no es auténticamente un poder
constituyente porque no realiza facultades constituyentes: estas consisten,
precisamente en la adopción o revocación, o alteración de las decisiones
políticas fundamentales.30

8.3.1.2. José María del Castillo Velasco

Entre los autores mexicanos, respecto al tema de reformas constitu­


cionales, tenemos a José María del Castillo Velasco, sostiene que las re­
formas o adiciones a la Constitución deben ser adecuadas a la conve­
nienci a pública, que no destruyan la Constitución, sino que a través de
las refo
rmas se vea el espíritu primitivo de la Constitución. El poder re­
formador,
no puede mediante reformas o adiciones, destruir la Consti­
t ución.ll

Al pensamiento em �tido or José Ma ía del Cas�illo Velasco se ne


_ � : _ �
E .�dio _
Rabasa y Recasens S1ches, es dec1r, son part1danos de la hmtta­
Cion del
poder revisor contemplado en la Constitución.
....._

2K
S li!M!IT Carl, Teoría de la C01rstitucián, Editorial Nacional, México, 1981, p. 18.
2Y
. DE LA MADRID HURTADO, Miguel, E/enii!II/Os de Derecho Collstituciolla/, Instituto de
C
ap�; Ilación Política del PRI, México, 1982, p. 264.
31 f de111, p. 266.
fde111, p. 267.
200 TEORÍA DE LA

8.3.1.2. Maurice Hauriou

El jurista Mario de la Cueva nos señala:

"Hauriou es uno de los últimos defensores del constitucionalismo indiv¡.


dualista, al que se propuso convertir en un orden intangible. De este proPó­
sito 11uye su idea central, según la cual, por encima de la Constitución, aun
de la escrita y rígida, se eleva una especie de súper legalidad constitucion al
que no es precisamente lo que está escrito en la Constitución, "sino los p nn:
cipios fundamentales del régimen, es decir, todos los principios del orden .

individualista que están en la base del Estado y los principios de las liberta.
des individuales contenidas en las declaraciones de los derechos de la épo.
ca de la revolución".
La tesis del maestro francés reposa sobre la idea de los derechos indiVi- ·

duales del hombre y del ciudadano y de su reconocimiento por el pueblo


que los declara e impone al Estado. Pero si esos principios incluido el de
la separación de los poderes, que apareció en los años de la revolución
como la garantía indispensable y única de los derechos y sin la cual no
puede haber Constitución, según dice el párrafo dieciséis de la Declara.
ción de 1789, son intocables aun para el pueblo, ¿no estamos frente a
taciones del Poder Constituyente, las que, como tales se imponen tambiéll,
al poder revisor?"32

8.3.1.3. William L. Marbury

El maestro Mario de la Cueva nos da una referencia del pensamiemo-;


to constitucional norteamericano por lo que respecta a la corriente
tacionista y nos señala lo siguiente:

Los profesores estadounidenses no son afectos a discutir los


constitucionales en un terreno preponderantemente especulativo, sino
prefieren usar los datos y elementos que sirvieron de base a su Consu•­
ción. Dentro de esta perspectiva, y con motivo de algunas enmiendas
a la Constitución por el poder reformador, el profesor William L.
escribió un artículo en el año de 1919, en el que propugna por las lliDlUI"­
nes de la función reformatoria.
Sus ideas pretenden ser una interpretación auténtica del pensamiento
los constructores de la Constitución:
Puede establecerse con toda seguridad como premisa, que en la
ción del poder de reformar la Constitución no se incluyo el poder de
w
truirla. El propósito del "pueblo de Estados Unidos" al adoptar la con"u
ción, según se expresa en su preámbulo, fue "formar una unió n
perfecta" de los estados, más perfecta de lo que era la "Unión perp
que habían fundado originalmente bajo los Artículos de Confederación.

32 CUEVA, Mario de la, Teuria de la Constitución, op. cit., p. 152.


¡d HIRMA DE LA CONSTITUCIÓN - A. Soto Flores 201

En un segundo párrafo, Marbury insiste en la idea de que el pueblo nor­


teamericano no quiso ni pudo querer un poder reformador que pudiera
destruir a alguno de los estados:
No es concebible que el pueblo, al conferir a la legislatura de las tres
cuartas partes de los estados el poder de hacer enmiendas de la constitu­
ción, hubiere entendido que autorizaba la adopción de cualquier medida
4ue a pretexto de enmendar, produjera el efecto de destruir, en todo o en
pal'te, a alguno de los miembros de la Unión perpetua.33

8.3.1.4. Jorge Carpizo

El constitucionalista Jorge Carpizo, en su obra, nos señala con cla­


ridad y precisión respecto de la naturaleza y alcance del poder revisor
de la Constitución, lo siguiente:

... que las decisiones fundamentales no pueden ser reformadas por el poder
revisor, sino únicamente por la voluntad directa del pueblo, y que sí en
México se suprimiera o cambiara la idea de una decisión, el orden jurídico
mexicano actual se transformaría en uno nuevo, o sea, que la Constitución
de 1917 desaparecería y surgiría un nuevo Código Supremo.34

Con el espíritu crítico, comenta Carpizo:

La Constitución de Querétaro en nuestros días ha sufrido una incontenible


manía de reformas, algunas innecesarias. Pero, algunas de esas modifica­
ciones, han sido a decisiones fundamentales: a las garantías individuales, a
las garantías sociales, al principio de la división de poderes, al sistema re­
pi-esentativo, etcétera.35

Finaliza Carpizo diciendo:

Basados en las ideas apuntadas concluimos que las reformas llevadas a


cabo por nuestro poder revisor a las decisiones fundamentales de la Consti­
tución de 1917, son validas y constitucionales por haber sido hechas a la
forma y no a la idea misma de la decisión fundamentai.36

8.3.1.5. Ignacio Burgoa Orihuela

El maestro emérito Ignacio Burgoa Orihuela señala lo siguiente:

Doctl'inalmente, casi todos los autores están contestes con la idea de que
las at¡·ibucioncs que la Ley Fundamental imputa a los poderes legislativos,
fede rales y locales, en el sentido de llevar a cabo reformas y adiciones a la
Constitución, de ninguna manera equivalen a la posibilidad jurídica de alte-
------·

ll
14 ldem, p. 155.
l' CARPIZO, Jorge, La Constitución Mexicana de 1917, UNAM, México, 1969, p. 339.
)
ldem, p. 339.
16
ldem, p. 343.
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
202

ales v característicos y,
rar a esta substancialmente en sus principios esenci
de s autoritarias engen­
menos aún abrogada, pues siendo aquellos entida
destru van, sin destruirse ellos
dradas por ella, es ilógico y absurdo que la
mismos.37

Respecto de la posibilidad de modificación de los principios torales


de una Constitución, establece Burgoa su opinión en los siguientes
términos:

... la modificabilidad de los principios esenciales que se contienen en una


Constitución, o sea, de los que implican la sustancia o contextura misma
del ser ontológico y teleológico del pueblo, y la facultad de sustituir dicho
m-denamiento, son inherentes al poder constituyente. Por ende, sólo el pue­
blo puede modificar tales principios o darse una nueva Constitución. Ni el
congreso constituyente, cuya tarea concluye con la elaboración constitucio­
nal, ni, por mayoría de razón, los órganos constituidos, es decir, los que se
hayan creado en la Constitución tienen semejantes atribuciones. Suponer lo
contrario equivaldría a admitir aberraciones inexcusables, tales como la de
que el consabido poder no pertenece al pueblo, de que la asamblea consti­
tuyente, una vez cumplida su misión, subsistiese, y de que los órganos exis­
tentes a virtud del ordenamiento constitucional pudiesen alterar las bases
en que éste descansa sin destruirse ellos mismos. 38

Con el Doctor Ignacio Burgoa concluimos la cita de varios juristas


mexicanos y extranjeros que consideran que el Poder Constituyente re­
visor es un poder limitado que no puede tocar los principios fundamen­
tales de la Constitución; sin embargo, coincidimos con el Doctor Jorge
Carpizo, en el sentido de que a pesar de las limitaciones que se despren­
den en el propio artículo 135 y por supuesto de la propia teoría consti­
tucional, la realidad es que la historia constitucional de México específi­
camente nos demuestra que el constituyente revisor ha modifica do,
adicionado y reformado algunos de sus principios fundamentales entre
los que podemos mencionar: el municipio, las relaciones entre la iglesia
y el estado, el régimen de propiedad, la no reelección, entre otros.

8.3.2 TESIS QUE SOSTIENEN

LA REFORMABILIDAD ILIMITADA DE LA CONSTITUCIÓN

8.3.2.1. Ulises Schmill


ifiesta
s Schmill Ordóñez, man
El destacado Constitucionalista Ulise
no revisor de la Constitución, Y
su punto de vista en torno al órga
s en los siguientes términos:
con precisión sus característica

·'7 BuRGOA ÜRIIIUELA, Ignacio, Derecho Constitucional, Por-rúa, México, !982, P·


38 !dem, p. 372.
!{!FORMA DE LA CONSTITUCIÓN - A. Soto Flore' 203

el ói-gano revisor de la Constitución tiene competencia para adicionada


o reformarla. Una Constitución es adicionada cuando se agrega un nuevo
precepto de ella o sin agregar, alguno o alguno de los existentes sufre una
modificación por el aumento por una o más disposiciones. La reforma de
una constitución puede revestir dos aspectos: la de la supresión de una o
\arias disposiciones o la sustitución de ellas por un texto diferente.w

Respecto del numeral 135 de la Carta Magna Mexicana, manifiesta:

el artículo 135 Constitucional establece la competencia para reformar o


adicionar la Constitución y ésta competencia no se encuentra limitada por
ningún otro precepto constitucional, ya que se da de modo ilimitado.40

8.3.2.2. Felipe Tena Ramírez

Dentro del Derecho Constitucional Mexicano encontramos a uno de


los juristas más destacados del siglo XX, consideramos que su obra jurí­
dica es un clásico en el que hemos estudiado la mayor parte de los abo­
gados de este país; por esta razón y muchas más es fundamental citarlo
en \ irtud de que el maestro Felipe Tena Ramírez elaboró una serie de re­
flexiones originales en torno al Poder Constituyente, a los Poderes Cons­
tituidos y a lo que él llamó el Poder Constituyente Permanente.
Por supuesto queda claro que en sus definiciones Tena Ramírez se­
ñala las diferencias y la naturaleza jurídica y política del Poder Consti­
tmentc y del Constituyente Permanente; bástenos recordar lo que nos
indica:

La separación en el tiempo del Poder Constituyente, autor de la Constitu­


ción, v de los Poderes constituidos, obre y emanación de aquel, no presenta
dificultad; en el momento en que la vida del primero se extingue, por haber
cumplido su misión, comienza la de los segundos. La diferenciación teórica
tampoco es difícil de entender: El Poder Constituyente únicamente otorga
facultades, pero nunca las ejercita, al contrario de los Poderes constituidos,

que ejercitan las facultades recibidas del constituyente, sin otorgárselas


nunca a sí mismos.
Pero hemos llegado en nuestro estudio a un punto en que ya no resalta
con la misma nitidez la separación en el tiempo y en la teoría del Poder
Constituyente frente a los Poderes constituidos. En efecto, el artículo 135
establece un ói-gano, integrado por la asociación del Congreso de la Unión
Y de las legislaturas de los Estados, capaz de alterar la Constitución me­
diante adiciones y reformas a la misma.
---

lY .
S CllMILL 0RDO:\/Ez, Uliscs, �:_·¡ Sistema de la ConstituciÚII Mexicana, za. ed., Textos
t.J .
01�C I.sitarios, Librci-ía Manuel PorTúa, México, 1971, p. 145.
0 lde111, p. ISO.
.,
204 TEO R Í A DE LA CONSTITUCIÓN

Ese órgano tiene que participar en alguna forma de la función soberana,


desde el momento en que puede afectar la obra que es expresión de la
soberanía.
Su función es, pues, función constituyente. Y como, por otra parte, se
trata de un órgano que sobrevive al autor de la Constitución, cuya vida
se extinguió con su tarea consideramos que merece por todo ello el nombre
del Poder Constituyente Permanente.41

La nitidez con que nuestro autor nos explica la conformación y la


diferencia que existe entre el Poder Constituyente, Poderes Constituidos
y Poder Constituyente Permanente, nos deja en claro que para reformar
nuestra ley fundamental se requiere un procedimiento especial de ca­
rácter rígido, pero lo interesante es hasta dónde puede llegar el Consti­
tuyente Permanente en el proceso reformatorio de nuestra ley funda­
mental; por supuesto, nuestra historia constitucional del siglo XX nos
indica que ha ido más allá de lo que los teóricos de la rigidez absoluta
pudieran permitir, pero lo cierto es que una cosa es la teoría constitu­
cional y otra la realidad de nuestro país.
Ahora, vamos a conocer otro pensamiento del maestro Tena Ramí­
rez, en donde nos deja claro su postura en torno a las limitaciones o ili­
mitaciones del Constituyente Revisor, al respecto nos señala:

... no nos queda sino admitir que el órgano constituyente del artículo 135 es
el único investido de plenitud de soberanía para reformar o adicionar en
cualquiera de sus partes la Constitución mexicana. Por vía de reforma o dé
adición, nada escapa a su competencia, con tal de que subsista el régimen
constitucional, que aparece integrado por aquellos principios que la con­
ciencia histórica del país y de la época considera esenciales para que
exista
una constitución. El sentido gramatical de las palabras no pueden ser be·
rrera para dejar un pueblo encerrado en un dilema sin salida. No se puede
expedir formalmente una nueva Constitución, pero si se puede darla de he-. .
cho a través de la reforma. El poder nacional de que habla Rabasa no
de expresarse sino por medio del Constituyente del artículo 135, él es su
gano, su voz, su voluntad.42

De las reflexiones del maestro Tena Ramírez pudiéramos


ÍPI"lll
concluir que su postura es intermedia, en el sentido de que se reqt•
un órgano especial para llevar a cabo reformas o adiciones a la ley
en
damental, pero también es claro que su postura es firme y radica l
sentido de que el Poder Constituyente revisor no tiene límites Y
reformar cualquier apartado de la Constitución.

41 TENA RAMiREZ, Felipe, Derecho Crmstitucimwl Mexica11o,


1983. pp. 45 y 46.
42 Idem, p. 58.
¡{1 I'()RMA DE LA CONSTIT!ICI<)N A. Soto Flore·, 20S

8.3.2.3. ReiiL; Carré de lvlalberg

Carré de Malberg en su obra clásica, Teoría General del Estado, ti e ­

IIL' u na postura en el sentido de que el Poder Revisor tiene la capacidad


Lk reformar parcial y totalmente la Constitución y señala expresamente
In siguiente:

Por ot¡·a parte, el cambio de Constitución, aunque sea radical e integral, no


indica ni una renovación de la persona jurídica Estado, ni tampoco una
modificación esencial en la colectividad que en el Estado encuentra su per­
;.onificación. Mediante el cambio de Constitución, no se sustituye un anti­
guo Estado por una nueva individualidad estatal.4'

Malberg nos indica también lo siguiente.

Así pues, el poder constituyente no tiene porque ejercerse aquí con objeto
de fundar de nuevo la nación v Estado, sino que simplemente se limita a
darle a un Estado, cuva identidad no se modifica v cuva continuidad tam­
poco se interrumpió por ello, una nueva forma o estatutos nuevos.44

Agrega Carré de Malberg que:

Esta reforma puede ser más o menos extensa; puede tenCI· por objeto, bien
te\ isar la Constitución en algunos puntos limitados, bien derogarla y
reemplazarla totalmente. Pero cualquiera que sea la importancia de este
cambio constitucional, sea total o parcial, habrá de operarse según las re­
glas lijadas por la misma Constitución que se trata de modificar y, en efec­
to, desde el momento en que se hace atracción de la revolución y de los

golpes de estado, que son procedimientos constituyentes de orden extraju­


rídico, hav que reconocer que el principio de derecho que se impone en
un�t nación organizada es que la creación de la nueva Constitución sólo
puede ser regida por la Constitución antigua, la cual, en espera de su dero­
gacit'm, permanece aún vigente; de tal modo que la Constitución nueva
nace en cierto modo de la antigua v la sucede encadenándose con ella sin
solución de continuidad.4'

Asimis mo, León Duguit se une a este grupo y considera que el po­
der re\ isor de la Constitución puede hacer modificaciones parciales o

aún to tales así como cambiar la forma de gobierno.�(>

4<
e AKKI· U!'. M·\LHFKr;, Raymond
Teoría general del Estado, Facultad de Derecho-L:�AI\t
y For
441do de e ultura :
Economrca. Mexrco, 1998, p. 1170.
"'fdcll!, p. 1173.
4 0¡>. cit., pp. S2 v 53.
"
Cfr., DE LA MADRID HURTADO, Migue\, up. cil., p. 269.
206 TEORÍA DE LA CONSTITUCió,ltt(

8.4. DIVERSOS SISTEMAS


DE REFORMABILIDAD CONSTITUCIONAL

En este apartado, vamos a reflexionar en torno al principio de la


Rcformabilidad Constitucional en el Derecho Constitucional Compara.
do. Nuestras naciones han adoptado sistemas constitucionales para en.
frentar los nuevos tiempos, ante esos retos, y esos cambios, nuevamente
se hace necesario que exista una adecuación de la Constitución a la rea.
lidad y si esta cambia, lo ideal es que esta lo haga al mismo tiempo, 0
más aún, se adelante; por lo que es necesario contar con instrumentos
ágiles y modernos que hagan posible estos cambios con prontitud y efi.
cacia. Como recordamos, la primera Constitución escrita, como actual.
mente la conocemos, fue la norteamericana y esta respondió a necesi­
dades muy específicas de la naciente nación del norte: Contar con un .

esquema mínimo para gobernar a un pueblo sobreponiendo a cualquiel'


análisis teórico el concepto de libertad. Esto dio origen a una Constitu­
ción esquemática, en la que no hay grandes declaraciones sociales o cte
derechos humanos, recordemos que estos últimos son parte de una se­
rie de enmiendas; esto se explica por el espíritu pragmático del
sajón lo que da como resultado que haya pocas enmiendas.
En el caso de las Constituciones Latinoamericanas el proceso fue
ferente, en primer lugar por el espíritu latino, lo que nos llevó hacer
nuestras constituciones, no solamente un esquema de gobierno, sino
daderos proyectos de nación, en ellas se plasmaron las aspiraciones
los pueblos. En segundo lugar, las fuentes de nuestros sistemas const
cionales son de tres tipos: la norteamericana, la española y la indígena,
que dio como origen constituciones programáticas, cayéndose a veces en
exceso de la regulación constitucional y consecuentemente que existiei1
y aún exista una gran cantidad de reformas a nuestras Cartas Ma�
Si hacemos un análisis de los esquemas de reformas a la Const1tll
ción vamos a encontrar una gran diversidad por lo que a
vamos a citar fundamentalmente las características de Reforma
tucional en los Estados Unidos de América, Cuba, Nicaragua,
Italia y China.

8.4.1 EL PRINCIPIO DE REFORMABILIDAD


EN EL DERECHO CONSTITUCIONAL COMPARADO

8.4.1.1. Estados U11idos de América

Constitución de los Estados Unidos de América

At·tículo V
Enmiendas a la Constitución.
Toda vez que las dos tercet·as partes de ambas Cámaras lo j uzguen
¡.tEFORMA DE LA CONSTITUCIÓN - A. Soto Flores
207

sario, el Congreso propondrá Enmiendas a esta Constitución o, a solicitud


de las Legislaturas de dos tercios de los diversos Estados, convocará una
Convención para que se propongan las Enmiendas; en cualquiera de los ca­
sos, las enmiendas serán válidas por todos conceptos como parte de esta
Constitución, cuando sean ratificadas por las Legislaturas de las tres cuar­
tas partes de distintos Estados o por Convenciones en las tres cuartas par­
tes de los mismos, de la conformidad como uno u otro Modo de Ratifica­
ción que sea propuesto por el Congreso; a condición de que ninguna
Enmienda que se pudiera hacer antes del Año mil ochocientos ocho llegue
a afectar en Modo alguno a la primera y cuarta Cláusulas de la Novena
Sección del Primer Artículo, y de que ningún Estado, sin su consentimien­
to, sea privado de su igualdad de Sufragio en el Senado.47

Derivado del artículo anterior, se colige que la Constitución de los


Estados Unidos de América es de carácter rígido, ya que establece un
proc edimiento especial diverso del ordinario para que sus textos pue­
dan ser reformados.
Las enmiendas pueden ser propuestas por el voto de dos terceras
partes de cada Cámara del Congreso o por una Convención Nacional
com-ocada por éste, a solicitud de las dos terceras partes de las legisla­
turas de los Estados. Para que se vuelvan parte de la Constitución, las
enmiendas deben ser ratificadas, es decir, aprobadas por las legislatu­
ras de las tres cuartas partes de los Estados o por convenciones realiza­
das en esa misma proporción de aquellas.
La Constitución no establece límite de tiempo para que los Estados
r a ti fiquen una enmienda propuesta, sin embargo, los Tribunales han es­
tablecido que las enmiendas deben ser ratificadas en un plazo razona­
ble �- que el Congreso debe decidir lo que ha de entenderse por razona­
ble. Desde principios de este siglo, la mayoría de las enmiendas

Propuestas han incluido el requisito de que la ratificación de rigor ha


de obtenerse dentro de un plazo de siete años.
Los forjadores de la Constitución dificultaron deliberadamente el
Proceso de adopción de las enmiendas. El Congreso ha considerado
rnás de 7,000 enmiendas pero solo ha aprobado 33 y las ha sometido a
los Estad
os. De estas últimas, únicamente han sido ratificadas 26. Sola­
rne nte la enmienda 21 fue ratificada por convenciones estatales; todas
las demás
fueron ratificadas por las Legislaturas de los Estados.

47 Adaptado con autoJ"ización de TIIE WORLL> BOOK ENCYCLOPEDIA, Copnight 1 Y86


.
World Book, Ine. p. 40.
208 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

8.4.1.2. Cuba

Constitución de la República de Cuba

CAPÍTULO XII
Ref'onna Constitucional

Artículo 141
Esta constitución sólo puede ser reformada. total o parcialmente, por la
Asamblea Nacional del Poder Popular mediante acuerdo adoptado, en vota­
ción nominal. por una mayoría no inferior a las dos terceras partes del nú­
mero de sus integrantes.
Si la reforma es total se refiere a la integración y facultades de la Asam­
blea Nacional del Poder Popular o de su Consejo de Estado o a derechos y
deberes consagrados en la Constitución, requiere, además, la ratificación
por el voto favorable de la mayoría de los ciudadanos con derecho electo­
¡·al. en refrendo convocado al efecto por la propia Asamblea."48

El artículo relativo de la Constitución de la República de Cuba nos


da la pauta para establecer que se trata de una Ley Fundamental de ca­
rácter rígido, ya que se previene un procedimiento diverso del ordinario
para modificarla.
La Carta Cubana admite su reforma de manera total o de forma
parcial. Tratándose de esto último, la Asamblea Nacional de Poder P�
pular por mayoría calificada (dos terceras partes) de la totalidad de s�
integrantes puede efectuar la correspondiente modificación integránd�
se así al resto de la Carta Magna. :.1
En cambio, si la reforma es total. que en nuestro concepto equivale'
a una auténtica abrogación, o se encauza sobre alguno de los rengloneS
constitucionales contemplados en el segundo párrafo del numeral 141�
a•
se solicita además de la mencionada mayoría calificada, una ratific
ción mediante referéndum, también calificado debido desde luego , a lÍ
trascendencia de la medida.

8.4.1.3. Nicaragua

Constitución Política de la República de Nicaragua

CA PÍTULO III
Reforma Constitucional
ar
Artículo 191.-La Asamblea Nacional está facultada para reform
y para conocer y resolv er
cialmente la presente Constitución Política
la iniciativa de reforma total de la misma.

48 Editorial de Ciencias Sociales, calle 14, No. 4104, Playa, Cd. de La Habana,
Biblioteca de la Embajada Cubana de México. p. 57.
REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN - A. Soto Flores 209

La iniciativa de reforma parcial corresponde al Presidente de la Repúbli­


ca o a un tercio de los representantes ante la Asamblea Nacional.
La iniciativa de reforma total corresponde a la mitad más uno de los Re­
presentantes ante la Asamblea Nacional.

Artículo 192.-La iniciativa de reforma parcial deberá señalar el o los


artículos que se pretenden reformar con expresión de motivos; deberá ser
enviada a una comisión especial que dictaminará en un plazo no mayor de
sesenta días.
El proyecto de reforma recibirá a continuación el trámite previsto para
la formación de la ley. La iniciativa de reforma parcial deberá ser discutida
en dos legislaturas.

Artículo 193.-La iniciativa de reforma total seguirá los mismos trámites


fijados en el artículo anterior, en lo conducente a su presentación y
dictamen.
Al aprobarse la iniciativa de reforma total. la Asamblea Nacional fijará
un plazo para convocatoria de elecciones de Asamblea Nacional Constitu­
yente. La Asamblea Nacional conservará su mandato hasta la instalación de
la nueva Asamblea Nacional Constituyente.
Mientras no se apruebe por la Asamblea Nacional constituyente la nueva
Constitución seguirá en vigencia la presente Constitución.

Artículo 194.-La aprobación de la reforma parcial requerirá del voto fa­


\ orable del sesenta por ciento de los Representantes.
En el caso de aprobación de la iniciativa de reforma total se requerirá dos
tercios del total de Representantes. El Presidente de la República promulga­
rá la reforma parcial y en éste caso se podrá ejercer el derecho al veto.

Artículo 195.-La reforma de las leyes constitucionales se realizará de


acuerdo al procedimiento establecido para la reforma parcial de la Consti­
tución, con la excepción del requisito de dos legislaturas.49

Esta ley fundamental se caracteriza porque fue aprobada durante el


Gobierno de los Sandinistas, siendo Presidente Daniel Ortega Saavedra,
la cual fue aprobada por la Asamblea General el 19 de noviembre de
1986 y el mencionado Presidente ordenó su publicación el 9 de enero
de 1987.
La Constitución de Nicaragua, dedica un capítulo expreso a las dis­
Posiciones relativas a la reforma de la Carta Magna de lo que se infiere
la
gran importancia que se le presta.
Cabe señalar, que la Constitución en comento: puede ser reformada
de una manera total o parcial, correspondiendo en el primer caso, es
------

4" La Gaceta, Diario Oficial, Managua 9 enero 1987, Biblioteca de la Embajada de Ni­
Caragua, pp. 61
y 62.
210 TEORÍA DE LA CONSTITUCiÓN

decir, la reforma total únicamente a la Asamblea Nacional, sin injeren.


cia del Poder Ejecutivo.
Para ambos casos (reforma total o parcial) se establece el misrno
procedimiento a seguir, sin embargo, se exige una mayoría calificada de
los integrantes de la Asamblea para que pueda efectuarse la reforma to­
tal, situación que la Constitución Nicaragüense hace equivalente a la
abrogación de una Constitución y a la instauración de una nueva Carta
Fundamental.
Para que la reforma total o parcial pueda llevarse a cabo, es indis­
pensable que sea aprobada por dos Legislaturas. Como se puede apre­
ciar, la Constitución de Nicaragua establece importantes exigencias para
reformarse.

8.4.1.4. Espmza

Constitución Española

TÍTULO X
De la Refémna Constitucional

Artículo 166.-La iniciativa de reforma constitucional se ejercerá en los


términos previstos en los apartados 1 y 2 del artículo 8 7.

Artículo 167.
l . Los proyectos de reforma constitucional deberán ser aprobados por
una mayoría de tres quintos de cada una de la Cámaras. Si no hubiera
acuerdo entre ambas, se intentará obtenedo mediante la creación de una
Comisión de composición paritaria de Diputados y Senado1-es, que presen­
tará un texto que será votado por el Congreso y el Senado.
2. De no lograrse la aprobación mediante el procedimiento del apartado
anterior, y siempre que el texto hubiere obtenido el voto favorable de lama­
yoría absoluta del Senado, el congreso, por mayoría de dos tercios, podrá
aprobar la reforma. '
3. Aprobada la reforma por las Cortes Generales, será sometida a
refe¡
réndum para su ratificación cuando así lo soliciten, dentro de los
quinct
días siguientes a su aprobación, una décima parte de los miembros de cual :
quiera de las Cámaras.

Artículo 168. J
par CÍIJ1
l. Cuando se propusiera la rC\'isión total de la Constitución o una
Prime ra del 'I'Í·
que afecte al Título preliminar, al Capítulo segundo, Sección
tulo 1, o al Título 11, se procederá a la aprobación del p1·incipio por
de dos tercios de cada Cámara, v a la disolución inmediata de las

2. Las Cúmaras elegidas debe1:ún ratifica,· la decisión v proceder al


a
dio del nuevo texto constitucional, que deberá se1· aprobado por mayorí
dos te1·cios de ambas Cámaras.
F1 1 ORMA DE LA CONSTITLICI(Jr-.; A. Soto Flort·, 211

3. Aprobada la reforma por las Cones Generales, será sometida a referén­


dum para su ratificación.

Artículo 169.-No podrú iniciarse la reforma constitucional en tiempo de


guerra o de \'igencia de alguno de los estados previstos en el anículo 116.'0

España es uno de los países que cuenta con una importante tradi­
L·it.lll constitucional v desde luego, existe una marcada influencia en la
ki!islación de nuestro país, recordemos la valiosa Constitución Gadita­
Jl�l expedida por las Cortes el 19 de marzo de 1812.
En la actualidad, la reciente Constitución Española, vino a regir un
Cdillbio dinástico a raíz del derrocamiento del régimen franquista, dán­
dok un sesgo de democratización sumamente importante.
Por lo que corresponde a la Reforma de la Constitución Española,
C·;,ta puede ser parcial o total; en este último caso, se requiere aproba­
citín de las dos terceras partes de los miembros de cada Cámara y se
p rocede a la disolución del Legislativo. Los nuevos integrantes de dicho
Poder, deberán ratificar la decisión anterior y someter a referéndum la
consiguiente reforma. Como puede observarse, en este caso la reforma
total de la Constitución se encuentra llena de importantes requisitos que
deben colmarse para que proceda, estableciendo, sin duda, elementos de
índole popular para que la decisión sea lo más democrática posible.
En caso de reforma parcial, los proyectos deberán ser aprobados
por las tres quintas partes de los integrantes de cada una de las Cámaras
Y e11 caso de no lograrse, por falta de acuerdo entre estas, una comisión
de composición paritaria de diputados y senadores la podrá establecer.
El punto dos del artículo 167 transcrito, previene un procedimiento
sucedáneo para la aprobación que estimamos adecuado.
Igualmente, para darle visos de democracia, obra el referéndum
cuando una décima parte de los miembros de cada Cámara lo solicite.
Como puede apreciarse, los procedimientos de reforma de la Cons­
ti tució n Española buscan brindar un sesgo de participación democráti­
ca, a tr;wés de la institución del referéndum, lo que resulta adecuado
desde el punto de vista de participación popular y la convierte en una
C arta Fundamental, trascendente en el ámbito reformatorio.
En torno a la Constitución Española, comenta Eduardo Espín:

La Constitución dedica el Título X (art. 166-169) a regular dos distintos pro­


cedimientos de reforma. Ambos pmcedimientos son de carácter rígido, esto
es, distintos :v mús complejos que el procedimiento legislativo ordinario.
Denominaremos al pnJCedimiento de ITforma constitucional contemplado

'"
Ministerio de Asuntos Exter·ior·es, Oficina de Información Diplomática, Madrid,
1 Y7Y.
Pp. 1 1:; V 116.
212 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

en el art. 167 como procedimiento ordinario y al regulado en el art. 168


como procedimiento agravado, precisamente por su carácter extremada­
mente rígido.
La existencia de dos procedimientos, de diverso grado de rigidez, evi­
dencia que la Constitución ha optado por agravar el procedimiento de re­
forma para poder modificar determinados aspectos esenciales del sistema
antes que imponer límites materiales a la reforma, esto es, antes que excluir
d�}erminadas cuestiones o precept�� de la posibilidad �� reforma. Est� <?P­
CJOn parece responder a la conVIcciOn de que la exclus10n de toda postb tli-
dad de reforma de ciertos contenidos constitucionales no es una barr era
eficaz para impedir cambios políticos, que suele ser la pretensión, un tanto
ingenua, de tales cláusulas de intangibilidad. Es precisamente en las cues­
tiones esenciales donde, llegado el caso, la acción política puede impon erse
por encima de las vías constitucionales, haciendo inútiles las previsiones
del constituyente. Por ello, en la Constitución Española, la posibilidad de la
reforma está abierta incluso para los aspectos más relevantes del sistema
constitucional, lo que, como mínimo, puede servir para encauzar la posible
transformación del régimen y contribuir a evitar actuaciones de hecho. Por
otra parte, incluso desde una perspectiva puramente formal las cláusulas de
inmodificabilidad suelen ser ineficaces. Como la propia transición española
a la democracia ha demostrado, tales cláusulas no pueden impedir la susti•
lución global de un sistema político por otro de principios opuestos (en el
caso español, de un sistema autoritario por otro de carácter democrático)
con respecto formal de los procedimientos de reforma.51

8.4.1.5. Italia

La Constitución de la República Italiana

Promulgada el 27 de diciembre de 194 7 entró en vigor el 1o. de enero de 1

SECCIÓN Il
Revisión de la Constitllción Leves Constitucionales

Artículo 138.-Las leyes de revisión de la Constitución y las demás


constitucionales serán adoptadas por cada Cámara con dos sucesivas
beraciones a intervalos no menores de tres meses y se aprobarán por
cíODi
ría absoluta de los componentes de cada Cámara en la segunda vota
dentr o de
Dichas leyes se someterán a referéndum popular cuando,
mbrOS
tres meses de publicación, lo solicite una quinta parte de los mie
una de las Cámaras, o quinientos mil electores o cinco consejos
Rel!ional
La ley sometida a referéndum no se promulgará mientras no sea
por la mayoría de votos válidos.

51 EsPíN, Eduardo, Derecho Constitucional, Tiran! lo Blanch Derecho, Valencia,


ña, 1991. pp. SO y 5 l.
REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN - A. Soto Flore'
213

No da lugar a referéndum si la ley ha sido aprobada en la segunda vota­


ción por cada una de las dos Cámaras con la mayoría de los dos tercios de
sus componentes.

Artículo 139.-La forma republicana no podrá ser objeto de revisión cons­


titucional. 52

La Constitución Italiana vigente establece una interesante fórmula


tratándose del principio de reformabilidad.
Se requiere que el proyecto o iniciativa de reforma sea sometido a
discusión y en su caso a aprobación en cada una de las Cámaras, por
dos veces consecutivas, con intervalos no inferiores cada uno a tres me­
ses. Como puede observarse, esta medida es sui generis, pues establece
una doble vuelta legislativa, a la vez fija un espacio temporal prudente;
trata de garantizar que el proyecto de reforma constitucional sea anali­
zado de manera completa, adecuada y bien pensada, estableciendo ésta
las condiciones.
Por otro lado, la iniciativa deberá ser aprobada por una mayoría ab­
soluta de los componentes de cada Cámara en la segunda votación, lo
que sin duda trata de asegurar un análisis adecuado y un convencimien­
to mayoritario en alto grado.
La Constitución de Italia previene el caso en que la iniciativa deba
ser sometida a referéndum, cuando dentro de los tres meses de su pu­
bl i c a c ión, lo solicite una quinta parte de los miembros de una Cámara ó
500.000 electores o cinco Consejos Regionales, dándole un sesgo de in­
dudable participación ciudadana y popular.
Advierte, no obstante lo anterior, que no se someterá el proyecto a
referéndum si la ley ha sido aprobada en la segunda votación en cada
una de las Cámaras por mayoría de las dos terceras partes de sus inte­
grantes, salvedad que se justifica plenamente.

Asimismo, el constitucionalista italiano Paolo Biscaretti di Ruffia


señala:

También la Constitución italiana (artículo 138) adoptó


para la reforma
constitucional un procedimiento agravado: configuránd
olo, según los casos,
de dos maneras:
l. En línea general, "las leyes de reforma de la Constitución
y las leyes
constitucionales" son aprobadas por cada
una de las Cámaras con dos deli­
benll'iones sucesivas, con intervalos
no menos de tres meses, requiriéndose,
sin embargo, la mayoría absoluta
para la segunda deliberación de cada Cá­
mara. Si, además, la segunda
deliberación ha sido adoptada en cada Cáma­
ra por lo menos con dos
tercios de mayoda (de los componentes de las
......__

52 Documento consultado directamente en la Biblioteca de la Embajada


de¿·ICJ· de Italia el 5
e mbre 1991, pp. 179 y 180.
TF<lRÍA DE LA CONSTITUCIÓN
214

presuponi�ndo­
Asambleas), el procedimiento debe considerarse con cluido,
la misma opinión ;
se, iw·is ct de iure, que tambi�n el cuerpo electoral es de
del t�rmino
v las mie\·as normas deben, por tanto, promulgarse, dentro
usa su poder de
acostumbrado, por el Presidente de la República (v sólo sí
Asamblea).
reenvío v tendremos aún una tercera deliberación en cada
2. En el caso, en cambio, que en la segunda aprobac ión de las Cámaras
los dos tercios (aunque ob­
no se hava alcanzado la mencionada mayoría de
ntes de la
teni�ndose la absoluta, es decir, la que se ¡·diere a los compone
las normas relativas serán publicada s sin demora (pa¡·a que lle­
Asamblea),
das; ya
guen a conocimiento de la opinión pública), pero no serán promulga
s de cada
que, dentro de los tres meses siguientes, un quinto de los miembro
Cámara, o quinientos mil electores, o cinco Consejos regionale s, podrán re­
a rcfer�ndu m. Con la consecue ncia de que estas
quedr que sean sometidas
definitivo si no han
normas no serán promulgadas y publicadas de modo
do, por
obtenido en el referéndum la mayoría de los votos válidos (excluyen
m en cues­
tanto, del cómputo las papeletas en blanco o nulas). El referéndu
de una condición suspensiv a (por
tión parece, por esto, asumir la función
normas constitucionales (formulad as, como
tres meses) de la eficacia de las
verdadero
es costumbre, por las Cámaras), más bien que se presenta como
realidad, de un
elemento constitutivo (Mortati) de su formación (tratase, en
ados casos y
referéndum facultativo, que se puede exigir sólo en determin
aprobadas res­
que no distingue, de modo alguno, la eficacia de las normas
en el procedim iento agravado anterior, que
pecto a las emanadas con base
es más simple)."3

8.4.1.6. Clzi11a

Constitución de la República Popular China

CAPÍTULO IIl
Eslntc/ura del Es!adu

Apanado l.
Asamblea Popular Nacional.

Permanente
Artículo 58.-La Asamblea Popular Nacional v su Comité
ejercen el poder legislativo del Estado.

Anículo 62.-La Asamblea Popular Nacional ejerce


ciones:
l. Reformar la Constitución;
2. Supe1·visar el cumplimiento de la Constitución;
civil, las leyes
3. Elaborar y reformar el código penal, el código
cas del Estado v otras leyes básica s;
te de la República Popular
4. Elegir el é ¡·esidente ·\. el Vicep1-esiden

'' o CollsliiLiciollal, Tecnos, 1 Y73, pp. 276 y 211.


13JscARI·.Trl DE RliFFIA, Paolo, Dacclz
t<FFORMA DE LA CONSTITUCIÓN - A. Soto Flores 215

5. Decidir el nombramiento del Primer Ministro del Consejo de Estado a


propuesta del Presidente de la República Popular China y, a propuesta del
Primer Ministro del Consejo de Estado, el nombramiento de los Viceprime­
ros Ministros del Consejo de Estado, los Consejeros de Estado, los titulares
de los Ministerios, los Presidentes de las Comisiones, el Auditor General y
el Secretario General del Consejo de Estado;
6. Elegir el Presidente de la Comisión Militar Central y decidir el nom-
bramiento de los demás integrantes de �sta a propuesta de su Presidente;
7. Elegir el Presidente del Tribunal Popular Supremo;
8. Elegir al Fiscal General de la Fiscalía Popular Supremo;
9. Examinar y aprobar el plan de desarrollo socioeconómico del país y
los informes sobre su ejecución;
1 O. Examinar y aprobar los presupuestos del Estado y los informes sobre
su ejecución;
1 l. Modificar o anular las decisiones inadecuadas que haya adoptado el
Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional;
12. Ratificar la creación de provincias, regiones autónomas y municipios
directamente subordinados al Poder central;
13. Decidir sobre el establecimiento de zonas administrativas especiales
así como sus estatutos;
14. Decidir sobre las cuestiones de la guerra y la paz,
15. Ejercer otras funciones que correspondan al órgano supremo del po­
der del Estados4

Cabe señalar en principio, que de manera normal y acostumbrada,


la ubicación de la reformabilidad constitucional se contiene en la parte
final de las Cartas Magnas, ya sea como un capítulo expreso o dentro
del contexto de disposiciones finales. Sin embargo, como nota curiosa,
el principio de reformabilidad constitucional regulado en la Carta Chi­
�a. se coloca dentro de las facultades de la Asamblea Popular, que es el
Organo Supremo del Poder del Estado, como menciona el numeral 57
del propio ordenamiento.
El artículo 62 confiere esta importantísima facultad, en primer lu­
gar, a la citada Asamblea en tanto que el precepto 64 previene el proce­
dim iento para efectuar la reforma.
El citado procedimiento resulta poco complicado, puesto que la re­
forma debe hacerse a propuesta del Comité Permanente de la Asamblea
0 por más de una quinta parte de los diputados que la integran, debién­
dose aprobar por las dos terceras partes de la multialudida Asamblea.
Como se aprecia, la fuerza de la Asamblea convierte este procedi­
mien to en exclusivo de la misma, al ser el Ó rgano Supremo de China,
con stituyéndose un monopolio sobre el mismo, situación que pudiera

'4 Collslilucióll de la República Popular de Chilla, ¡a_ ed., Lenguas Extranjeras, pp. 43,
4S 46 y 47.
216 TEORiA DE LA CONSTITUCIÓN

rei1ejar un desequilibrio entre los poderes ya que, ni el Ejecutivo, ni el


Judicial tienen injerencia en éste.

8.4.2 REFORMA CONSTITUCIONAL.


REFERÉNDUM, INICIATIVA POPULAR Y PLEBISCITO

Quiero iniciar este apartado con la reflexión del maestro Mario de


la Cueva al finalizar su capítulo sexto denominado: La Reforma de las
Constituciones en la cual señala:

Un breve apunte para concluir: (No es ya el momento de que se p iens e en

entregar al cuerpo electoral mexicano la decisión última sobre las adiciones


v reforma de su Constitución, de esa ley fundamental que le significó las

guerras de reformas y del imperio y la Revolución de 191 0' ¿o se s ig ue cre­


yendo que no hemos alcanzado la suficiente madurez política?'' -�

�·

Referéndum, Iniciativa Popular y Plebiscito entre otros, son sin


duda alguna procedimientos jurídico-políticos, para ejercer el poder po­
lítico de la población en las reformas parciales o totales de una Consti­
tución, como es el caso de Italia, Cuba, España, Guatemala y Nicara­
gua, entre otras naciones que en 'iUS leyes fundamentales se establecen
estos mecanismos de democracia semidirecta para lograr modificacio­
nes en sus constituciones políticas.

8.4.2.1. Referéndum

Por lo que hace al Referéndum, es el acto por el cual el pueblo o el


cuerpo electoral. en su sistema democrático aprueba o rechaza de los
representantes constitucionales legales, una reforma o adición constitu­
cional; en este sistema el cuerpo electoral desempeña actividades cons­
titucionales, dando lugar así a un sistema de semi-representación, en el
que si bien, se respeta el derecho del pueblo a participar en las funcio­
nes públicas a través de sus representantes, este queda circunscrito o li­
mitado exclusivamente a decidir sobre las cuestiones consideradas
como más importantes, o que reclaman el procedimiento por su tras·
cendencia y originalidad.
Puede adoptarse el referéndum como obligatorio con relación a la
autoridad en cuestión, cuando la norma constitucional se lo impone
para dar valor a su resolución, o puede ser facultativo, si se establece e�
alternativa con otro medio de ratificación, o si la convocatoria está condi"i
cionada a que un númem de representantes lo solicite. Los Estados qu�
adoptan el referéndum, en su generalidad lo e st a ble cen con carácter de

" CUEVA, Mario de la, Tt:uría dt: la Cullstitucióll, up. cit., p. 174.
· RMA DE LA CONSTITUCIÓN
J'i iO - A. Soto Flore' 217

obl igatorio para las normas de jerarquía constitucional y con caracte­


rísticas más complejas para casos de revisión total de una Constitución.
El origen histórico del referéndum está estrechamente entrelazado
Lon el de la moderna democracia y el de la soberanía popular, ya que en­
LliL'lltra su razón de ser sólo cuando por estar arraigadas las ideas que
i 1 n pl i can estas últimas se han creado las condiciones que hacen facti­
hks su aparición y aplicación.
El término referéndum proviene del siglo XVI, y contiene una remi­
nisL·encia de los comienzos estrictamente federales del gobierno de dos
lk los cantones actuales de la Confederación Suiza: El Graubúnden y
\'alais.
El referéndum tal y como actualmente es, reviste el carácter, muy
modificado, de legislación por el pueblo. Realmente sólo conserva de su
origen el nombre.
La versión moderna del referéndum aparece teóricamente elabora­
da v proporcionada, junto con el resto de su ideario republicano, por
los pensadores de la Revolución Francesa. El referéndum es hoy una
institución eminentemente americana.
Con el fin de darle mayor claridad al análisis sobre el referéndum
me permito citar el artículo 141 de la Constitución de la República de
Cuba en donde se establece esta figura:

Artículo 141.-Esta Constitución sólo puede ser reformada, total o par­


cialmente, por la Asamblea Nacional del Poder Popular mediante acuerdo
adoptado, en votación nominal, por una mayoría no inferior a las dos terce­
ras partes del número de sus integrantes.
Si la reforma es total o se refiere a la integración y facultades de la
Asamblea Nacional del Poder Popular o de su Consejo de Estado o a dere­
chos v deberes consagrados en la Constitución, requiere, además, la ratifi­
cación por el voto favorable de la mayoría de los ciudadanos con derecho
electoral, en refrendo convocado al efecto por la propia Asamblea."'

Con este ejemplo de Derecho Constitucional Comparado nos queda


Dlús claro en qué consiste el referéndum.

8.4.2.2. Iniciativa Popular

. Por lo que hace a la Iniciativa Popular, vinculada con el proceso re­


formatorio de la Constitución, conviene señalar que esta es una de las
expresiones mús importantes de la Democracia Constitucional, es decir,
de a 4 uella forma de gobierno en la que los ciudadanos participan en el
gobierno de la comunidad política en forma inmediata. Consiste en la

'o Editorial de Ciencias Sociales. calle 14, No. 4104. Plava.


. Cd. de La !!abana, Cuba.
Biblioll'ca de la Embajada Cubana en México. p. S7.
218 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

facultad que se reconoce al cuerpo electoral o a una parte de este para


promover reformas de normas constitucionales.
En el Diccionario Jurídico Mexicano elaborado por el Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la UNAM, la investigadora Monique Lions,
seúala lo siguiente:

Mediante la Iniciativa Popular en vez de ejercer un simple control a poste­


riori, los ciudadanos pueden orientar en cierta medida la actividad guber­
namental.
En la práctica, la iniciativa se ejerce mediante el depósito de un proyecto
firmado por un número determinado de electores, pendiente a solicitar la
adopción de una ley, su abrogación o la revisión de la Constitución. De ne­
garse el Órgano Legislativo a dar curso al proyecto así presentado, se cele­
brara una consulta popular; si la mayoría de los ciudadanos adoptan el re­
ferido provecto, el legislador tendrá que inclinarse, y se aplicará la ley o la
reforma así aprobada. Por otra parte, la eficacia del procedimiento es va­
riable, según la iniciativa sea "formulada" (redactada en forma de un verda­
dero proyecto de ley) o "no formulada" (una simple indicación general del
texto por adoptar o de la reforma por realizar)Y

En el Derecho Constitucional Comparado encontramos algunos


ejemplos de Leyes Fundamentales en donde se encuentra establecida la
Iniciativa Popular; en el presente caso me permito citar lo que establece
la Constitución Política del Perú que al efecto seúala:

Constitución Política del Perú

TÍTULO VI
Reformas de la Constitución
Artículo 306.-Toda reforma constitucional debe ser aprobada en una
primera legislatura ordinaria y ratificada en otra primera legislatura ordi­
naria consecutiva.
El proyecto correspondiente no es susceptible de observación por el Po­
der Ejecutivo.
La aprobación y la ratificación requieren la mayoría de los votos del nú­
mero legal de miembros de cada una de las Cámaras.
La iniciativa corresponde al Presidente de la República, con aprobación
del Consejo de Ministros; a los Senadores y Diputados; a la Corte Suprema,
por acuerdo de Sala Plena, en materia judicial; y de cincuenta mil ciudada­
nos con firmas comprobadas por el Jurado de Elecciones."58

'7 1Jiccio11ario Jurídico Mexica11o, Instituto de Investigaciones Juddicas, UNAM, MélÚ•


co. 1982, pp. 116-117.
'H Impreso en "GRAFITRAL", S.C.R.L. Las Esmeraldas 127-129, Balconcillo, Embaja·
da de Perú, p. 53.
!HTORMA DE LA CONSTITUCIÚN A. Soto Flor,., 21Y

El esquema que presenta la Carta Magna del Perú, condensa la po­


o;ibilidad de que los tres poderes inicien leyes, restringiendo al Poder Ju­
dicial a promover reformas únicamente sobre administración de Justicia.
Este panorama conlleva también a que la iniciativa popular consti­
tu\e una fórmula para principios del procedimiento reformatorio, como
lo previene en el texto en comento.
En lo tocante al procedimiento de reformas, el proyecto debe ser
a p robado por una Legislatura y ratificado por la siguiente, para que

!L'llga plena eficacia.


Como nota distintiva, debe hacerse notar que la Constitución del
PL-rÚ consigna que el proyecto de reformas no es susceptible de observa­
L·ión por el Ejecutivo, lo cual genera una indudable preeminencia del
LL·gislativo en este orden.
En nuestro país, la Iniciativa Popular no ha sido contemplada en el
orden nacional y aunque algunas entidades la han normado, carece en
rL·alidad de importancia.
Como todas las formas de democracia directa o indirecta, la inicia­
tÍ\ a popular encuentra al menos en teoría muchas ventajas: Su conse­
cm·ncia con la teoría de la soberanía popular; se corrigen abusos y de­
saciertos de los gobernantes; evita la dictadura de los partidos, mejora
la educación popular y evita cambios avanzados sin debida justificación.

8.4.2 .3. Plebiscito

Dentro de las vertientes que un régimen democrático caracterizado


por la igualdad, libertad y solidaridad en la relación del gobierno, en­
contramos la antigua pero vigente figura del plebiscito, como una for­

ma de manifestación de la sociedad civil frente a un planteamiento del


g obiern o todo esto encuadrado en un sistema semidirecto o semirepre­
,

sentativo.
Efectivamente, desde la antigua Roma encontramos esta figura, la
cual era considerada como fuente del
Derecho Romano, debido a su na­
lurale;.a, pues las decisiones
votadas en los "concilia p/ehis" tenían vali­
dez, por lo que se consideraba que:

Lo" plebiscitos eran las decisiones tomadas de la plebe


en los concilia plc­
h¡, sobre la proposición de un tribuno, v que se aplicaban
desde luego a
L·!la sola. Pe m a pal'lir de la ley 1 /oncnsia,
en 468, regían lo mismo para los
P<�tricios que para los plebeyos. Desde entonces son VLTdaderas leves, \'
. . los
lL':\tos les dan en genLTal e �ta calificaci
ón. ''J

')lJ P!·.lll, EU!.!.L'Ill.', Tratado é:/cntellla! de /Jert'c/¡u


Ruii!Uilo, Editora Nacional Edinal,
México, 1 Yól, p � 42.
220 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

De esto desprendemos el hecho de ser una consulta a la población


sobre una propuesta formulada por su gobierno para ejercer el mismo,
·:i:
es decir, tiene esa propuesta una incidencia directa sobre la población, -;,
por lo que es un mecanismo necesario el realizar la consulta a fin de
que determine el rumbo que se va a tomar sobre la cuestión planteada.
Pero como todas las figuras antiguas que se hacen presentes en
nuestra vida política, han evolucionado, se han actualizado de acuerdo
a la forma que son percibidas en un punto de la historia, así, la disyun­
tiva se presentó en nuestro Estado Moderno con la representación que
un ser humano hacía por los otros, como nos indica José López Portillo
y Pacheco,

Alguna \·oluntad individual tiene que representar el centro de decisión del


poder de todos, y resolver sobre la paz y la seguridad, opinaba Hobbes. Sus
actos no son suvos: representan la intención y los propósitos de todos. Por
eso, ninguno, en concreto, puede modificarlos u objetarlos, fuera del propio
soberano."0

Al parejo de la figura de representación, surgieron problemas por la


naturaleza misma del ser humano, siendo éstos inevitables, quedando el
sistema en un punto muy vulnerable por parte de los gobernantes, es
decir, el abuso del poder, lo que causa un desequilibrio total en la socie­
dad, tal y como lean Jacques Rousseau exponía:

Así como la voluntad particular actúa sin cesar contra la general, así tam­
bién el gobierno ejerce un continuo esfuer-zo contr·a la soberanía. A medida
que este esfuerzo aumenta, la constitución se altera, v como no existe otra
voluntad de cuerpo que resistiendo a la del príncipe mantenga el equilibrio,
r·esulta que tarde o temprano ésta oprime a aquella, pertw·bando el contra•
to social. Tal es el vicio inherente e inevitable que desde la aparición del
cuerpo político tiende sin descanso a destmirlo, como la vejez y la muerte
destruyen al fin el cuerpo humano."1

El problema estaba planteado, pero era inevitable, por eso la histo­


ria reservó un lugar importante a la teoría de Emmanuel Sieyes, quien
afirmaba que el Tercer Estado representaba todo, de lo contrario, pen·
sar en una democracia pura como forma de gobierno, con las magnitu·
des que las naciones han adquirido, es realmente imposible. .
Entonces, es necesario encontrar una congruencia de voluntades
entre gobernantes y gobernados, de lo contrario el equilibrio se V�
perdiendo poco a poco hasta que es imposible continuar con ese régl·

00 LúP!'I. Portillo Y PACIIEUJ José, G<'llesi., v Teuríu Ge11eml dd /:'.,!iulu .\todenw,


Ángel Pon·!m, México, 1976, p. 570.
61 RoussEAU Jean-Jacques, El Cmllrato Suciul, SARPE, Madrid, 1983, pp. 134 y !35.
J<l H>RMA DE LA CONSTITUCIÓN A. Solo Flor,., 221

JilCn, por lo que una nación debe tener lo que José López Portillo
"wnifestaba:

Políticamente hablando, no hay más que una sola voluntad, la General, mo­
dalidad del querer individual, común a representantes v representados que
coinciden en los intereses y fines de toda organización política. Los repre­
sentados no tienen \'oluntad como tales que después transmitan al repre­
sentante, ni este tiene voluntad autónoma v distinta."2

Para conservar ese equilibrio en las voluntades de gobernantes y go­


lwmados estos deben permanecer en una constante comunicación, in­
tL·rcambiándose información con el fin de hacer un eficiente y duradero
cjL-rcicio del gobierno, preservándose entonces las instituciones estata­
k:-,, v entre las formas más eficientes para tener esta comunicación se
encuentra el plebiscito.
Por plebiscito podemos entender entonces, las resoluciones tomadas
por e l pueblo a pluralidad de votos, lo que representa a actos de volun­
tad popular, mediante los que el pueblo exterioriza su opinión sobre
un hecho determinado en la vida política. Es conveniente no confundir
esiL' concepto con el de Referéndum, pues entendemos a éste último
como el acto de someter al voto popular y directo, las leyes o actos ad­
ministrativos con el fin de ratificar por el pueblo lo que votaron sus re­
presentantes.
De ésta forma podemos desprender que al ejercer la figura del plebis­
cito, estamos frente a una pregunta en cierta forma arbitraria, respecto a
un asunto de gobierno para obtener su aprobación, lo que implica un
juego de la opinión pública, una manifestación de consentimiento por
parte del gobernado, se encausa la fuerza pública a la toma de decisio­
nes por parte del poder público, por eso el autor colombiano Gaspar
Caballero Sierra dice que:

Se e ntiende por plebiscito la pregunta de carácter político o de interés ge­


neral, realizada por el gobernante a los gobernados, cuya decisión tiene
fuerza \'inculante u obligatoria para el gobernante.6l

U na vez determinado el concepto de plebiscito, es conveniente fijar


algunas diferencias de esta institución con la de Referéndum, pues a pe­
sar de la similitud en ejercicio de éstas figuras, su finalidad es substan­
cialmente distinta.

"'
- L<JPEZ P<JKIII.LO y PACHElO José·. c;,;l/('_,¡s .\' Teoría Gel/eral del Lstwlu Alodenw, Mi-
gue� Ángel Porrúa,
México. 1976, p. 582.
nl CAUALI.ERO SIERRA, Gaspar Y ANZO LA Gu Marcl'la. Teoría Ccmstitucimwl. Tl'mis,
Santa Fe de Bogotá, 1995, p. 160.
222 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

A pesar de que ambas figuras someten a la consideración de la po­


blación un proyecto, en el caso del referéndum versa sobre reformas de
tipo constitucional o normativas o sobre la expedición de nuevas consti­
tuciones o leyes; mientras que el plebiscito es sobre una pregunta o pro­
puesta genérica para que el gobierno en turno legitime una acción.
Otra diferencia es que el referéndum permite una mayor facultad de
decisión al gobernado, pues puede calificar positiva o negativamente
normas e instituciones de carácter permanente, mientras que el plebis­
cito es más restringido y solo se aplica a decisiones eventuales, inmedia­
tas y controvertidas, brindando el resultado una legitimación a dichas
decisiones.
Por lo que implican las facultades que conceden estas instituciones,
considero que la figura del referéndum está inserta en un régimen de
instituciones sólidas con un perfil totalmente democrático, mientras que
el plebiscito es una figura que puede manipular la opinión pública legi­
timando decisiones no estudiadas a profundidad.
En base a lo anterior, podemos concluir que en nuestro sistema
constitucional se pueden implementar figuras como las antes estudia­
das, ya que tendrían una buena utilidad en nuestro sistema, vinculando
de una manera permanente a la población en los asuntos de gobierno
responsabilizándonos todos de ésta tarea; figuras como la iniciativa po­
pular son importantes, pues mantienen el contacto directo con los órga­
nos legislativos haciéndose sentir el clamor de las organizaciones sociales
y en general de todos los gobernados, siendo analizadas las propuestas
por los representantes para implementarse total o parcialmente de acuer­
do con las implicaciones que tenga. ,
También considero que la figura del referéndum puede implemen­
tarse de forma efectiva en nuestro sistema constitucional, ya que a tra­
vés de ella se puede reflejar de una forma real el sentir de la población
con la producción legislativa y sobre todo en los momentos en que se
trata de modificar la Constitución, pues en ella se condensan los valores
fundamentales de una nación a través de los poderes constituidos Y se­
ría conveniente que las modificaciones que afecten directamente a la
comunidad en las reformas legales o constitucionales, sean ap robadas
en última instancia por el órgano al que van destinadas, es decir a 1�
población, claro, debe hacerse una regulación muy especial de ésta 6,
gura para no permitir una distorsión de las funciones e institucio�
que rigen nuestra vida cotidiana.
Respecto al plebiscito, conside1·o que es una figura con una
tancia relativa, de acuerdo a la forma en que se presente, pues la
güedad de los asuntos que se plantean a través de ésta figura se
dan ap1·obaciones con consecuencias no muy planeadas,
REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN - A. Soto Flores 223

;;L·rYir de bastión político para acciones distintas a las del planteamiento


original, sin embargo, sabiendo encausar ésta figura para que cumpla
;;us auténticos fines, es digna de tomarla en consideración para tener un

"istema más cohesionado con el sentir popular respecto de las acciones


de gobierno.
}


Unidad 9

Derechos del hombre

JUAN JosÉ MATEos SANTILLÁN'


RAúL CoNTRERAS BusTAMANTE ..

9.1. EL CONCEPTO
DE LOS DERECHOS HUMANOS

La época presente está caracterizada, sin duda, por la trascendencia


d e los derechos humanos. La evolución jurídica, a lo largo de la histo­
ria. ha recapitulado que el reconocimiento de la protección de la liber­
ta d \ de la dignidad humana debe ser el fin supremo de todo Derecho.
Su concepción filosófica es muy extensa, variada y hasta contradicto­
ria. Existen corrientes del pensamiento que los consideran como dereclzos
1Wlum/es, aludiendo a una postura teórica iusnaturalista, que sustenta
la ex istencia de un conjunto de derechos preexistentes y supra-jurídicos,
es decir, anteriores y superiores a las leyes; y que, por lo tanto, son
P ri cipios universalmente válidos que tienen todas las personas que
n

�xi"ten, estén o no plasmados en las leyes, puesto que son anteriores e


Incluso superiores al Estado.
Dentro de esta misma ideología, también se les denomina como de­
recllus
iluw/us u originales, los cuales son aquellos derechos que no re­
quieren condición alguna para su existencia, ya que nacen con el indivi­
duo mism
o.

Y.3. Y.S, Y.6, 9.10, 9.11.


Y . ! , Y.2, 9.4, 9.7, 9.8, 9.9.

225
226

"Históricamente, la garantía de la dignidad humana se encuentra


estrechamente ligada al cristianismo", 1 pero para la corriente doctrina­
TEORÍA DE LA CO'\STITUCIÓN


�-

ria iuspositi1•ista, que se basa en puntos de vista diferentes, es insosteni­


ble el carácter innato de los derechos, pues a lo largo de muchos sigl os
el respeto a esos derechos humanos ha sido inexistente, sobre todo du­
rante las épocas, entre ellas el colonialismo, a los ciudadanos se les con­
sideraba como súbditos, sin derecho alguno.
Desde la perspectiva iuspositi1•ista, los derechos humanos son los
que están reconocidos por la ley, principalmente por la Constitución de
un Estado. Sin el reconocimiento de estos valores por el orden jurídico,
no serían más que enunciados de principios filosóficos v morales, pero
carentes de validez real.
Para fundamentar esta posición, se ejemplifica con el hecho de que
durante siglos la esclal'itud -que nulificaba la libertad y la dignidad de
quienes la padecían- fue una institución como el matrimonio, la adop­
ción o la compraventa, perfectamente legal y legitimada por sociedades
que la consideraron un atributo de propiedad de los estratos sociales
dominantes. ¿Dónde quedaban pues, los derechos innatos y superiores
de los esclavos?
Los derechos del ho111hre v del ciudadano, son un término que surge
durante la Revolución Francesa de 1789, con la declaración del mismo
nombre. En ésta, se habla de derechos naturales e innatos, distinguién­
dose de los derechos ciudadanos que son aquellos que se adquieren,
realizan y ejercen dentro de una comunidad social, como lo son los de­
rechos políticos. Su gran aportación es que invirtió el orden de la l egiti­
midad de la soberanía en la titularidad del poder político, quedando ya
determinada por la voluntad popular y no por la sangre de los reye s ni
por voluntad superior de Dios, sino por el hombre mismo. Por lo tanto,
en el sentido de la Declaración Francesa, los derechos políticos son de-
rechos naturales que se adquieren con la calidad de ciudadanos.
Al triunfo del liberalismo, sur ge la concepción de los derechos i�d�­.
l'iduales, sobre la base de que la capacidad de los hombres para decidl �
por sí, o sea, su libre albedrío, debe ser absolutamente respetado por e
Estado. Para el liberalismo, las facultades del hombre como individuo Y
­
su dignidad como ser humano, no deberían ser asunto de la incumben
cia del Estado.
n Y la
La gran disvuntiva entre la libertad individual frente al orde
- f do-
� ·

coerción -cuando estos realmente procuran un bien comun- u e ,

1 !3Rt '1>·\, l'nlL''lo . . \lwuuil de JJereclw Coll.,tirucu!llil/, [n,lilulo Vasco de


¡¡·aci(lll PúhlicJ. Marcial Pon,, Ediciones Jurídicas \ Sociale,, Madrid, España,
p. 1 17.
¡11 RITIIOS DEL 110:\IBRE J . .\latt·o, Sa n t i \ Li n R. Conllt'l<h IJ¡¡,tamallic 227

1 �tJJIL' gran parte del siglo XX, el principal tema de debate entre el capi­
t�dismo \'el socialismo. La caída del "Muro de Berlín", así como el des­
tlllli'Ollamiento de la Unión Soviética v la presencia de un mundo
iLkológicamente bipolar; ha permitido el fortalecimiento de esta con­
Ll·¡JL·ión individualista, por medio de la premisa de que la dignidad hu­
Jil�lll<t sná mejor garantizada bajo condiciones de mayor libertad que

d L · J l t ro de un orden de mavor seguridad.


El concepto de dereclzos lzunumos, es un término redundante, sin
e111bargo, se acuña a la comunidad internacional en 1945, a partir de la
lir111�t de la Carta Fundacional de las Naciones Unidas, en San Francisco.
Las últimas tendencias, han preferido utilizar la idea de dereclzos
¡iuulunze/l!ales del lzonzhre, ya que esta denominación tiende a una con­
cqJLiún filosófica más precisa. Hablar de derechos fundamentales, par­
te Lk que los derechos del hombre son los primeros, es decir, la base y
el lundamento de donde emergen los otros derechos existentes. Así, los
derechos fundamentales son aquellos de cuya esencia derivan todas
las demás facultades, por lo que se les considera, son derechos núcleo.
La denominación de dereclzos finzdmnelltalcs tiene hoy un cierto ca­
ráctLT oficial, toda vez que está utilizada en la Carta de las Naciones
Unidas del 26 de junio de 1945, Preámbulo y artículo primero, número 3,
así como en posteriores documentaciones mundiales.2
El carácter fundamental de los derechos humanos está evolucionan­
do \ ertig:inosamente, debido a que la sociedad moderna -básicamente
la del mundo occidental- va no se conforma con la simple vida en li­
bertad, sino que exige prof�mdizar en más valores.
La idea de la dig11idad lzunzmza, definida como "la capacidad abs­
tract<t \' potencial del ser humano para realizarse como tal",1 se ha con­
Vertido en un factor indisoluble del concepto de los derechos fundamen­
tales. E l Estado debe garantizar no sólo un régimen de libertades, sino
tambiC·n, los medios para que se compagine la libertad individual con la
Propi a \ida en sociedad. No basta enunciar v reconocer un amplio catá­
logo de dcrechos
si el Estado no crea los n;edios para hacer posible su
ejercicio.
La
caci(Jn dign idad del ser humano es una exigencia cualitatiYa en la apli­
\
ejercicio de sus derechos. Su libertad indi\·idual únicamente
�erú posible ejercerla disfrutarla dentro de una comunidad libre, en
v
OndL· no se le menos
cabe su sustanti\·idad.

cj � A1 \:\J-o·z LLDLS\1:\, iVlario, IAJ'> /Jcu·cluJ.., ffll!lltl/ ()...,, .'>ll


l decloruc{()n ll!Ú\'tT'>lll \!u rt'lu­
r;�l ·lltc
.t:,uuulan con el L·_..,/tldo, Tc�i� prok·�ional, E....,L.lll'i<.t DtTL'L·ho
A.
nah,ucoc, dl' dl' la lllti\·tT:--.idad
Mé·xico, I<J8:1. pp. 11-16.
Bto-.,ll·\, Uf!. C/1., p. 12:1.
228 TEORÍA DI;

En países desarrollados como Alemania, el concepto de derechos so­


ciales fimdalllelztales, que comprenden valores como la vivienda ade­
cuada, la seguridad social. el derecho al trabajo o a la información, son
entendidos como "garantía de las bases en que se asienta la existencia
individual".4 Esto significa que esta segunda gene1·ación de valores, im­
plican acciones del Estado para poder concretar el programa contenido
en ellos. Es decir, son obligaciones sociales que se le imponen al Esta­
do, para que éste a su vez, oriente su futuro desempeño y determine ta­
reas que impliquen organización, medios, procedimientos y reglamenta­
ción, que hagan posible mejorar los estratos de vida de la sociedad estatal.
La concepción de un Estado Social viene a ser la respuesta al indivi­
dualismo, puesto que su filosofía sostiene que no debe ser excluyente la
valoración de los derechos fundamentales en contra de la participación
del Estado, sino por el contrario, son mutuamente dependientes. El
Estado ya no debe ser visto como el enemigo potencial de la libertad
sino como su ddensm· y protector. Asimismo, sin la adopción plena de
·
derechos sociales fundamentales, los derechos individuales -por muy
tutelados que estén- ya no son garantía para procurar, por sí mismos,
la dignidad humana. La incorporación de los valores sociales dentro de
la esfera de los derechos fundamentales los robustece; y ello redunda,
sin duda, en favor del fortalecimiento del Estado mismo.
Los derechos fundamentales o como se les denomine, constituyen
actualmente la más amplia gama de valores universalmente ���-·�,:¡......,.
-aunque no siempre respetados o interpretados de manera u
que generación alguna, a lo largo de toda la historia de la
haya podido gozar. Nunca había existido una concepción similar,
pecto a la igualdad, la libertad, la equidad, la democracia,
popular, entre otros, como la que afortunadamente ahora disfrutamos.
A pesar de que en muchos países del orbe, la concepción y el
to de estos valores todavía presentan serios rezagos, en el mundo
dental -y principalmente en los países más desarrollados- el catatoK�
de derechos fundamentales es tan amplio, que muchos de esos
no se usan y sectores sociales importantes ni siquiera saben qué
con su libertad.
Existen avanzados y novedosos conceptos como la dignidad de
niños, el respeto a la no manipulación genética, la "privancy" del
nal
cho norteamericano -que es en pocas palabras, el derecho perso
permanecer apartado de la sociedad y al reconocimiento de una
íntima y propia en el hogar- la autodetc¡·minación para una
digna, que en México ya se aprobó la Ley de Voluntad Anticipada,

4 lhi<l.:m. p. 97.
!li R.ECIIOS DEL HOMBRE J. Mat'''" Santilbn R. Contre1·a, Bu,tamante 229

¡K·rmitirá la práctica de la ortotanasia como método para que enfermos


tL·rminales mueran sin sufrir en la agonía.
Una vez precisadas algunas de las diferentes acepciones termino­
¡,igicas existentes, se citarán algunas definiciones del término más acep­
t�tdas:
Para el autor español Antonio Trove! y Serra, los derechos humanos
�on "privilegios fundamentales que el hombre posee por el hecho de
�L·rlo, por su propia naturaleza y dignidad. Son derechos que le son in­
ltL'rentes y que, lejos de nacer de una concesión de la sociedad política,
han de ser consagrados y garantizados por ésta".'
El maestro Rafael de Pina, consideraba que "los Derechos Humanos
�on aquellos que corresponden al hombre por su propia naturaleza,
como fundamentales e innatos, tales como los de propiedad, libertad,
seguridad y resistencia a la opresión, formulados en la Declaración
Francesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y los llamados
derechos sociales.
Estos derechos se afirman como anteriores y superiores al Estado,
por lo que los gobernantes se encuentran en absoluto, obligados a man­
tenerlos, respetarlos y garantizarlos.b
El Doctor Jorge Carpizo, ha sostenido que los derechos humanos
son "los derechos inherentes a la naturaleza humana, sin los cuales no
se puede vivir como ser humano y que el Estado está obligado a respe­
tar, proteger y defender y que son susceptibles de ser violados por una
autoridad o por cualquier otro agente social con el consentimiento ex­
preso o tácito de una autoridad".7
Jorge Castán Tobeñas, proporciona otra definición de los derechos
humanos y afirma que "son aquellos derechos fundamentales de la per­
sona humana tomada en su aspecto individual y social, que por su pro­
pia naturaleza (corpórea, espiritual y social) le corresponden y por lo
ta nto le deben ser reconocidos y respetados por todo poder y por toda
norma jurídica".H
Karl W. Deutsch, establece que "en la definición y cumplimiento
Por parte del Estado de los derechos humanos estarán las pruebas cua­
litati nt s de su actuación. En la medida que los garantice y los haga va­
l �r se estará frente a un Estado con mayor legitimidad en base a su sen­
tid o de justicia
social. La autoridad y la lealtad definen nuestros deberes

TKO\TL SEI<KA. Antonio, Lm /Jcreclzos 1/wnwws. Tecnos, Madrid, 1 968. p. 1


Y
1.
0 Rafael \ Di·. PI�A VARA, Rafael . /Jiccimwriu de /Jercchu, 8·'. ed. . Porrúa,
DL Pi"'A,
México, 1 979, pp.
221 v 222.
7 CAKPIZO MM Gi<EGoK. Jorge. B reve Cuteci."""
.mine /u., /Jcreclw., 1/unwtws, (iaceta
de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, México, Año l. Tomo l. No. 2, 1990.
p. 18.
H CASTAN ToBÜIAS, José, Los Derechos del llomhre, 2". ed.,
Reus, Ma d rid. 197ó.
2:10

hacia el gobierno; v si cumplimos tales deberes no deberemos esperar


que se nos den las gracias por ello... lo mismo se aplica a los
derechos.
TFORIA IJE LA CONSTITUCIÓN


es un privilegio ni un regalo.
Lo que nos corresponde por derecho no
Debemos tomarlo sin darle las gracias a nadie, ,. ejercerlo siempre que
sea necesario"."
Para el profesor universitario mexicano, Carlos Quintana Roldán,
los derechos humanos son "el conjunto de prerrogativas que salvaguar­
dan la vida Y la dignidad de los seres humanos v que los criterios valo­
rativos de la cultura y de la civilización moderna atribuven a todos los
0
integrantes de la especie humana sin distinción alguna".1

9.2. APORTE DE INGLATERRA A LA CARTA MAGNA

El descubrimiento al norte de Italia del Diges/u, generó una verda­


dera revolución jurídica en Europa, no tan solo dio pie a los movimien­
tos de los glosadores y pos-glosadores, sino que significó el tránsito, del
sistema jurídico romano de Teodosiano, al sistema jurídico romano de
Justiniano.
Con lo expuesto, simplemente queremos dejar sentado que en el si­
glo XIII, Europa vidó un conjunto de conmociones normativas que sir­
ven de frontera entre la Alta Edad Media y la Baja Edad Media, con lo
que queda claro que el sistema político dominante era el sistema feudal.
Tradicionalmente, la doctrina mexicana hace referencia a la Carta
Magna de 12 15, concedida por Juan sin Tierra a los ingleses, como un
documento fundamental para el estudio de las libertades humanas, pues a
lo largo de su Preámbulo v de sus 63 cláusulas, establece --entre otras­
el rec�nocimiento de la libertad de los hombres libres, pues como se ha
dicho, el sistema feudal predominaba y en consecuencia los hombre s de
los feudos estaban sujetos a un vasallaje característico del sistema polí­
tico dominante, sin embargo, en esta materia, se limitaron y definieron
las obligaciones feudales, lo cual significó para la época un verdadero
avance y un freno para el autoritarismo sin límites.
En materia fiscal se estableció el principio que los tributos sólo po­
dían aplicarse con el consentimiento de la nación, argumento que mu­
chos siglos después sirvió de bandera a las trece colonias del Norte de
América, para su guerra de emancipación.
En la Carta Magna encontramos el principio de que no se prend�­
ría, encarcelaría, ni se privaría de lo que poseyera a ningún hombre b-

'' DEL'ISl 1 . Fondo de Cultura Económica, EspaiiA.


1 Karl W. . l'olílicu \' Gohienw,

1 Y70, p. 24 l.
10 ÜliiNTANA Rm.UAN, Cario' y SAHillO PENICIIE, Norma, Lkreclws 1/wiiWlUS,
Mé·xico, 1YY8, p. 23.
!ll'.Rf'CHOS DEL HOMBRE J. Maleo' San1illún R. Conlrera., Bu,laJnanle 231

bre, sino de conformidad con la ley y mediante el juicio de sus pares, de


b misma forma, se abolían los tradicionales castigos de mutilación y
ltJrtura para los cazadores furtivos y se sustituyeron por multas v pena
dL' cárcel y en caso extremo, la expulsión del reino.
De igual forma encontramos en la Carta Magna el derecho a resistir
por las armas las decisiones del rey que se encontraran fuera de la ley.
Como puede apreciarse, es evidente que en la tradición anglosajona
b Carta Magna significó un límite al poder real y en cierto sentido tam­
hiL·n para el poder de los señores feudales, de tal suerte que bien obser­
\ ada debe estudiarse como resultado de la confrontación entre el rey y
los nobles, con un importante juego de la iglesia, que derivó en los be­
m-licios antes expuestos para la sociedad.
Con un escenario semejante, en los reinos de Castilla y Aragón na­
L.L'n procesos normativos cuya tendencia bien pudiera equipararse a la
experiencia inglesa, pues en ambos reinos, en el mismo siglo XIII, sur­
giL-ron en Aragón los famosos "Fueros de Aragón", cuyo sentido es el
mismo de la Carta Magna inglesa, en cuanto a que ambos buscaban ra­
cionalizar los conOictos propios del feudalismo que enfrentaban los in­
tereses del rey frente a los de la nobleza. En el caso que nos ocupa, sur­
ge la figura del "Justicia de Aragón", 11 como un juez medio, cuyo papel
fundamental es el juridicializar los conOictos y en consecuencia, se le
dota del llamado "recurso de manifestación", que no es otra cosa que la
manifestación aragonesa del Amparo Castellano y del Habeas Corpus
Inglés.
En la experiencia castellana encontramos una evolución feudal si­
mila r en cuanto la creación de una norma que tuviera un papel equipa­
rable a una constitución contemporánea; y la respuesta fueron las "Siete
Partidas", del Rey Alfonso X, el Rey Sabio, en cuyo texto encontramos
cuatro recursos de amparo12 tendientes a garantizar un conjunto de de­
rechos o mercedes que favorecían a los hombres libres.
Corno puede apreciarse, a lo largo del siglo XIII encontramos una
se rie de experiencias, en las
que se enfrentó la nobleza a los reyes, en el
marco de la lucha por el poder en el feudalismo, los resultaos
de la lu­
cha f ueron diversos, como variadas
eran las circunstancias que los mo­
tivaron, sin
embargo, queda claro que en la tradición inglesa, lo mismo
que en la española,
la Carta Magna, los Fueros de Aragón y las Siete
P
artidas, constituyen verdaderos ordenamientos jurídicos que buscaron

11
Para Inavor infonnaciún pueJc con!'\tdtar.....c FAIKL:\ Gl!LLL\J, Víctor, Anlccedenlc.•;
Arugr,llcw, de 1;,_, Juicios de A111pwo, IIJ.lJNA:\1, Mé.xico, 1Y71.
12 VL·asc 8,\KKACJÁ!\1 BARRAGÁN, Josl·. A!�u1uJs con.•.;idcracionc."> ....-uhn:
los cuatro recurso.\'
de Uliifhlro re ulados p or
g las siete partidas, 2". eJ .. U. de G., 2000.
232 TEORÍA DF LA CONSTITUCIÓN

limitar el poder real y terminaron por establecer un conjunto de garan­


tías para hacer efectivos los derechos de los hombres libres.

9.3. ANÁLISIS DE LA DECLARACIÓN


DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE
Y DEL CIUDADANO DE 1789

La Revolución Francesa tiene un especial significado en la evolu­


ción de los derechos del hombre, pues aunado al hecho de la presencia
de la burguesía como nueva clase social hegemónica, debemos estudiar
en el pensamiento francés una nueva percepción del hombre frente al
poder público.
El 4 de agosto de 1789, la Asamblea Constituyente francesa, declaró
la abolición de todos los privilegios -lo cual hacía efectiva una de las
premisas del movimiento revolucionario-, la de igualdad, que acompa­
ñada por las de libertad y fraternidad, habrían de caracterizar de mane­
ra inmortal el sentido de la revolución.
Si bien es cierto, como ya hemos dicho, que en la tradición inglesa
y en la española encontramos una serie de experiencias que deben vin­
cularse a la evolución de los derechos del hombre, también resulta
cierto que el caso francés es el que mayor impacto generó en la lucha
del ciudadano frente al poder público. De esta forma, el 26 de agosto
de 1789, la Asamblea Constituyente votó -casi de manera unánime-la
famosa Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, com­
puesta por 17 artículos, en los que se reconocen un conjunto de dere­
chos, que a continuación describimos.
En el Artículo 1 ", se sostiene que los hombres nacen libres e iguales;
El Artículo 2", declara que el objeto de toda sociedad política es "la
servación de los derechos naturales e imprescriptibles del hombre" e in�
mediatamente enuncia: la libertad, la propiedad, la seguridad y la resis•
tencia a la opresión.
El Artículo 3", complementa los dos primeros, al señalar que la
beranía reside en la nación, por lo que si entendemos que el sobe
es el que está por encima de todos, para decirlo con mayor sencillez,
que manda, entonces se rompe aquella teoría francesa del poder
bl
llevó a Luis XIV a sostener "El Estado soy yo". En cuanto se afirma
que el poder público derivaba de Dios h �¿a el Rey, la declaración
estudio rompe este principio e involucra a la sociedad dentro del
cepto Nación .v en consecuencia despoja al Rey de la soberanía y la
lada precisamente a favor de la propia sohera11ía 11acio11al.
El Anículo 4", define que la libe i·tad "consiste en poder hacer
aquello que no dafle a otro"; y con ello, establece que el límite de los
rechos natw·a1es de un hombre termina donde empiezan los de
¡JI RFCIIOS DEL HOMBRE J. Mate"' Santill:u1 R. l'"u1I-er;" Bu,talllantc 233

lk los demás, sin omitir que los límites de cada derecho deben estar de­
tL·rminados por la ley.
En el Artículo 5", se establecen limitaciones a la ley, cuando se sos­
tiL"ilC que la legislación sólo puede prohibir las acciones nocivas a la so­
L iL·dad, lo cual se complementa con el principio de que todo lo que no
l·�tL' prohibido por la ley está permitido, estos principios se complemen­
t an con el Artículo 6", que señala que la ley es la expresión de la volun­
tad general.
En el Artículo 7" se establece el principio de legalidad en materia
¡Jl' n al : nadie puede ser "acusado, arrestado ni detenido sino en los casos
dl'lcrminados en la ley y con las formalidades prescritas por ella" prin­
cipio que se complementa con los numerales 8" y 9", que señalaban el
principio de no retroactividad de la ley y el principio de todos somos
inocL·ntcs, en tanto no seamos declarados culpables.
Los Artículos 1 O y 1 1, establecieron la libertad de opinión y la liber­
tad de imprenta. En el Artículo 12, se indica que la fuerza pública se en­
CliL'Jltra al servicio de la sociedad, por lo que debe ser sostenida por las
contribuciones de los ciudadanos. 11
Los Artículos 14 y 15, reconocen derechos a los ciudadanos, para
verificar la aplicación de las contribuciones y pedir cuenta a todos los
empleados públicos sobre sus manejos administrativos.
El Artículo 16, establecía dos principios: por un lado, el que los de­
rechos debían estar asegurados mediante garantía; y por otro, la exis­
tencia de la división de poderes. Sin la existencia de ambos principios,
el artículo señalaba que la sociedad carecía de Co11stitución.
Por último, el Artículo 17, establecía el principio de la inviolabilidad
de la propiedad privada y el extremo de lo que hoy conocemos como ex­
propiación, por causa de utilidad pública
con la condición de "justa y
Pre\ ia indemnizaci
ón".
Como puede apreciarse, uno de los aspectos fundamentales que
debe atraer
nuestra atención, es la reincidente tendencia a invocar los
derechos
humanos corno derechos naturales, v la conclusión es eviden­
te:� finales del siglo XVIII, predominaba el p�nsamiento iusnaturalista
r�cional en Francia; v en consecuencia,
los antecedentes de declara-
la
Ció n . .
.
comento, deb en ub1carse en 1 a evo 1 uc1on
·
en
·' de esta cornente
·

filoso'¡··ICO-JUri'd"!Ca.
· ·

Tampoco debemos olvidar, que el pensamiento Inglés había


se desa-
rroll·ado por .
senderos diferentes, pero que muchas de estas garant1as se ,

e n_co
ntraban reconocidas en su sistema j uddico.
I11Ien Ni que decir del pensa­
to norteamei-icano, que tanto
en la Constitución de 1774, como en
......___ _

11
Artículo t 3 de la Declaración.
234 TEORÍA DE LA CO:-.JSTITUCIÓJil

la Constitución particular de algunos de los Estados que integraron la


federación, ya contaban con declaraciones similares a la francesa.

9.4. LA DECLARACIÓN UNIVERSAL


DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE DE 1948

Si bien, la Declaración francesa de los Derechos del Hombre y del


Ciudadano de 1789, se ubica como expresión de un movimiento liberal in­
dividualista promovido por la burguesía, la Revolución Mexicana de 1917
instaura una segunda generación de derechos: los Derechos Sociales.
Esta segunda era de las concepciones filosóficas en materia de dere­
chos humanos, consistió en agregar a la igualdad que enarbolan los de­
rechos individuales, a la equidad, que idean los derechos de clase o de
grupo, para que se conforme un frente común entre entes débiles -po­
lítica, social o económicamente hablando- cuando se confrontan con
seres poderosos.
Después, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, encontramos dos
cuestiones fundamentales para la promoción y protección de los Dere­
chos Humanos. Por un lado, la firma de la Carta de las Naciones Uni­
das; y como consecuencia, el 1 O de diciembre de 1 948, se aprobó en Pa­
rís, la llamada Declaración Universal de los Dereclzos Humanos, por 48
votos y 1 O abstenciones. Pudiera parecernos rara la abstención de la ·.�
URSS, de Polonia, Rumania y Yugoslavia, sin embargo, si se observa
con cuidado la cuestión, la internacionalización de los derechos huma­
nos en manos de un organismo como la ONU fue vista como un riesgo
político.
Hoy en día, queda en clara la existencia de una crisis del concepto
Estado-nación como atributo de las entidades soberanas, y las grandes
potencias, al amparo de la concepción de que los derechos humanos
son universales, !o han utilizado como bandera y pretexto para alcanzar
objetivos o ventajas particulares, y bajo el argumento de su defensa, han
hecho la guerra a aquellas naciones que se han opuesto a sus inte rese�.
Sin embargo, más allá de las consideraciones de política internacio­
nal y del intervencionismo militar que busca justificaciones, es claro
un
que la Declaración Universal de los Derechos del Hombre cumple
ción d e 1 0S
cometido histórico claramente determinado, la universaliza
d '
¡ciOn 1
aes
derechos humanos y su protección. De esta forma, a los tra
·
·

ayo­
catálogos de derech�s humanos que se encuentran insertos en la m
ones
ría de las constituciones, hay que agregar el cúmulo de convenci
afirm a rse
firmadas por los distintos estados-nación: bien pudiera
hov en día existen dos grandes fuentes de protección de los de:-��ha.
humanos, por un lado, las provenientes del derecho inten10, y por
las que se derivan del derecho internacional.
¡ >1 RH IIOS IJEL 110:\lllRE .1 . .\idt<·o, Santilbn R. l<ll>llLTa' Bu>t<unantc 23'i

La Declaración Universal de los Derechos Humanos


consta de 30
,11tículos, que procederemos a sintetizar.
El primero, seiiala que los hombres nacen libres e iguales
en digni­
d�ld v derechos,�· que deben comportarse fraternalmente. El artículo 2",
�L· ;;ubdivide en dos fracciones, la primera, que nos indica
que todo ser
J¡u111ano goza de los derechos v libertades proclamados en la
declara­
L itill. sin excepción; la segunda fracción, indica que no
hay distinción
quL' pueda efectuarse con base a consideraciones jurídicas,
políticas o
i1JtLTI1acionales, que afecten a una persona con motivo de la naturaleza
ckl país del que dependa.
El Artículo 3" establece que todo hombre tiene derecho
a la vida, la
libL·rtad y la segurid ad. En el 4", se prohíbe la esclavit ud; en el
5",
b tortura v las penas crueles o denigrantes; por su parte, el 6" se1í.ala
quL' todo ser humano tiene derecho al reconocimiento de su persona
li­
dad jurídica.
El Artículo 7" establece la igualdad ante la ley; el 8" establec
en dos
prL·ceptos: que toda persona tiene derecho a que en la normatividad
de
un país \' que se establezcan las garantías que la amparen en tribunale
s
competentes contra actos que violen sus derechos fundame
ntales. En el
9", se prohíben las penas arbitrarias; asimismo, el 1 0" reconoc
e el dere­
cho las personas a ser juzgadas con justicia por
un tribunal indepen­
diente e imparcial.
El Artículo 11 ", cuenta con dos fracciones, la primera, señala
el de­
recho de todo individuo a que se presuma su inocenci
a en tanto no se
pruebe su culpabilidad; y la segunda,
se refiere a que nadie puede ser
condenado por leyes con efectos retroactiv
os, ni que la pena sea mayor
qliL' la que estaba establecid
a en la lev al momento de cometer el delito.
Por otra parte, el Artículo 12" es .
rela tivo al derecho de no ser objeto de
in j e rencias
arbitrarias en su vida y el 13", que cuenta con dos fraccio­
nes, establece la
libertad de tránsito de los ciudadanos v el derecho a
salir de su
país, así como la de elegir el lugar para su r sidencia. �
El Artículo 14" señala el derecho de
pedir asilo, con la excepción de
quienes sean
perseguidos por delitos comunes; el !5° nos señala el de­
recho a
tener una nacionalidad; el 1 6" reconoce el derecho
a casarse a
Partir de
una edad núbil, sin restricciones por motivo de raza,
religión o
nacion
alidad, así como el derecho a fundar
una familia, indicando que
el 111atr
imonio debe verificarse sólo median
te el libre -v pleno consentí-
�·len to
de los cónvuges.
El Artículo 17" habla del de1·echo
de propiedad individual v colecti­
Va; L:i 18", de la libertad de pensamiento v religión
; el )l)" de la libertad
de opinión _v de expresión; el 20" la libei· t ad de asociac
ión; el 2 1" el de-
236 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

recho a participar en el gobierno de su país, el derecho de elegir a sus


autoridades mediante sufragio universal y secreto.
El Artículo 22" se refiere a la seguridad social y a la satisfacción de
los derechos económicos y culturales inherentes a la dignidad de la per­
sona humana. El 23", en cuatro fracciones, se refiere al derecho al tra­
bajo, a su libre elección, al principio de que a salario igual por trabajo
igual. a una remuneración equitativa que le asegure una existencia dig­
na, y el derecho a sindicalizarse. Por su parte, el numeral 24" previene
sobre el derecho al descanso, al tiempo libre y a las vacaciones pagadas.
El Artículo 25°, se refiere a que toda persona tiene derecho a un ni­
vel de vida adecuado, que le genere a él y a su familia niveles aceptables
de bienestar, alimentación, vestido, vivienda, asistencia médica, y servi­
cios sociales necesarios; así como seguro de desempleo, enfermedad, in­
validez, viudez, vejez, la maternidad y la infancia tienen derecho a cui­ __¡
dados especiales y todos los niños, sin importar si nacieron dentro o
fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social.
Por su parte, el Artículo 26" se refiere al derecho a la educación,
que debe ser obligatoria y gratuita cuando menos en los niveles elemen­
tales y fundamentales; el acceso a la educación superior debe ser en
función de los méritos individuales y que los padres pueden escoger el
tipo de educación de sus hijos.
El Artículo 27" se refiere al derecho de las personas para participar
libremente en la vida cultural de la comunidad, el 28", proclama la ne�
cesidad de crear un orden social e internacional en que se hagan efecti·
vos los derechos establecidos en la Declaración en estudio. De igual ma7
nera, el Artículo 29" indica que la persona tiene deberes respeto de �
comunidad; y , finalmente, el 30" señala que la Declaración Universal.
no puede interpretarse en el sentido de permitir que nadie, realice acd.¡
vidades tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos Y libeX'r
tades proclamados en la propia Declaración.
e
Como puede apreciarse, si se toma en consideración el valor qu
inte rn a
derecho v las convenciones internacionales cobran en la vida
derJ
un país, � e podrá percibir una profunda preocupación en las mo
los
sociedades occidentales, encabezadas por los Estados Unidos Y
' ..l�rPr....
ses de E uropa Occ1"denta 1, por establ ecer un marco mm1mo
·
d e
a favor de la persona humana, que le permitan una existencia
decorosa. Sin embargo, más allá del sentido ideal de la
del individuo, existe una realidad que hace nulos en una buena
del planeta los postulados expuestos y los reduce a meras aspi
buenos propósitos.
¡Ji'RECIIOS DEL HOMBRE -J. Mateos Santillún 1 R. Contreras Busta111ante 237

9.5. TERMINOLOGÍA Y ADOPCIÓN


EN LAS CONSTITUCIONES DE MÉXICO

En los primeros años del siglo XXI tenemos la oportunidad de re­


plantear una serie de postulados doctrinales que no cuentan con un ver­
Lbdero sustento documental y cuyas afirmaciones se han transformado
en creencias que se repiten de un autor a otro, sin el menor análisis crí­

tico. El caso de los derechos humanos en el Acta Constitutiva de la Fe­


Lkración Mexicana y sus consecuencias en la Constitución Federal de
1824, nos brinda la oportunidad de ofrecer un ejemplo de estas afirma­
ciones comúnmente aceptadas que nos inducen al error.
Es habitual escuchar que la gran mayoría de la doctrina sostiene
que e n la Constitución Federal de 1824, no existió un catálogo de dere­
chos humanos y que simplemente se expresaron -de manera aislada­
algunas libertades con ese rango. Esto nos puede conducir a suponer
que a los Constituyentes del 24 no les preocuparon los derechos huma­
nos. Nada más falso, los constituyentes del 24 eran federalistas en el
sentido más amplio del término y consideraron que el catálogo de dere­
chos humanos debería ubicarse en el ámbito de la soberanía de los
Estados que conformaron la Nación.
De esta suerte, si observamos el contenido de cada una de las Cons­
tituciones de los Estados de esa época, podremos observar porqué todas
ellas, sin excepción, cuentan con un capítulo relativo a los derechos hu­
manos. De esta forma, es evidente que la lectura que se debe hacer para
hablar de los derechos humanos en nuestra primera Constitución Fede­
ral, es precisamente reconocer que en aquel Estado Federal, los dere­
chos humanos deben ser estudiados en los dos niveles normativos: el de
la Co nstitución Federal y el de las Constituciones de los Estados en su
conjunto, puesto que lo contrario implica un desconocimiento muy gra­
ve de l federalismo mexicano
.
Como resultado, el camino que falta por estudiar es muy grande y el
reto p rincipia por recapitular todos los derechos humanos expuestos en
las dive rsas Constituciones locales con el fin de entender la amplitud y
1'Imites

.
de los derechos fundamentales en el sistema federal de 1824.
.

En las Siete Leyes Constitucionales de 1836, encontramos un esce­


nario diferente. El
modelo federalista se abandona para abrazar el mo­
delo centralis
ta, la consecuencia es inmediata: se derogan los documen­
�os co nstitucionales federales y también el conjunto
de Constituciones
Ocales. Como consecuenci
a de estos hechos, se trasladan los distintos
Catálogos de derechos humanos
de las Constituciones locales, a la nue­
Va Constitución Centralista, de esta forma, en esta primera mitad del si­
gl o XIX el dilema consistió en observar la conveniencia de ubicar los de-
J
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
238

rechos del hombre, en la competencia de las Entidades Federativas o en


la competencia del Gobierno General.
Es menester señalar que todos los documentos constitucionales de
la primera mitad del siglo XIX se encuentran inspirados en la teoría ius­
naturalista, corriente que inspiró la declaración Francesa de los Dere­
chos del hombre y del ciudadano; así como el movimiento de los dere­
chos humanos en el constitucionalismo norteamericano del siglo XVIII.
En cuanto a la terminología nos permitiremos citar algunos ejem­
plos que se emplearon en las constituciones locales entre 1824 y 1835
,
la Constitución de Chiapas en su capítulo II del Título 1 hablaba de los
derechos y deberes de los habitantes de Chiapas, en Chihuahua el Títu­
lo II se dedicaba a los derechos y obligaciones de los chihuahuenses, en
Durango la Sección II se refería a los derechos y obligaciones de los du­
ranguenses, en Guanajuato se hablaba primero de los guanajuatenses y
de los ciudadanos guanajuatenses, para después abordar el tema de las
obligaciones y derechos de los guanajuatenses, como puede observarse,
encontramos una constante en todas las constituciones locales; todas
contienen un catálogo de derechos y obligaciones de los habitantes y de
los ciudadanos en el que reconocen, un conjunto de derechos humanos
y ciudadanos a sus habitantes muy amplio, como puede servirnos de ejem­
plo el artículo 15 de la Constitución de Durango de septiembre de 1825
que establecía que el estado garantizaba el goce de sus naturales e im­
prescriptibles derechos a sus habitantes y concluía "y los demás inalie­
nables que por naturaleza les competan, aunque aquí no se especifiquen
ni enumeren".
cio­
En la Constitución Centralista de 1836 la primera ley Constitu
habit ante s
nal, hablaba de "Derechos y obligaciones de los mexicanos y
mexic an o
de la República" y su contenido especificaba los derechos del
bién
por un lado y los derechos del ciudadano mexicano por otro; tam
ech os
se hacía referencia a que los extranjeros gozaban de todos los der
naturales.
le iJll•
La vida de la Constitución del 36 fue efímera, desde 1840 se
tralistaS
pugnó fuertemente, sin embargo, la lucha entre federalistas y cen
dio oportunidad a la existencia de diversos proyectos, el primero
de 1842 ¡
llevaba e "
establecía en el título 1, un artículo (7") con 15 fracciones que
nombre de "Garantías individuales".
La minoría de la Comisión emitió su propio proyecto
de Consti
:
1 se llama
ción, de corte federalista v en el encontramos que el título
uales"
"De los habitantes de la República y de sus derechos individ

que en su sección segunda, bajo el nombre "De los derecho s


ran los relativos a la libertad personal, propieda
d,
les", se enuncia
ridad e igualdad.
IJERECHOS DEL HOMBRE - J. Matcm Santillún 1 R. Contrcra' Bu,tamantc 239

En noviembre de 1842 se presentó un Segundo Proyecto de Consti­


tución, cuyo título II se denominaba "De los habitantes de la República,
�us derechos y obligaciones", para en el título III establecer un catálogo
de derechos bajo el nombre "Garantías individuales", en cuyo artículo
13" podemos encontrar la oportunidad para hacer una referencia im­
portante para nuestra materia, pues sostenía: "La Constitución recono­
Le en todos los hombres los derechos naturales de libertad, igualdad, se­
!2tiridad y propiedad, otorgándoles en consecuencia, las siguientes
� arantías". Como puede apreciarse en un lado se reconocen los dere­
:-hos naturales del hombre y como complemento se establecen garantías
o medios que les hagan valer.
Como todos saben, ninguno de los tres proyectos fue aprobado y el
sig uiente texto Constitucional fueron las Bases de Organización Política
Je l a República Mexicana del 15 de junio de 1843, en cuyo articulado el
título II se denomina "De los habitantes de la República" a lo largo de
sus artículos se establecían los derechos de los habitantes de la Repúbli­
ca Y en el título 11. "De los mexicanos, ciudadanos Mexicanos, y dere­
chos y obligaciones de unos y otros" se complementa el cuadro de los
derechos.
Contra lo que comúnmente se piensa, el texto del Acta de Reformas
de 1847 nos presenta el verdadero parteaguas de la preservación de los
derechos del hombre y por su importancia nos reservamos su explica­
ción para efectuarla con todo detalle en el punto 9.11 de este trabajo.
En la Constitución Federal de 1857, el título 1 se refiere a los "dere­
chos del hombre" y el contenido del artículo 1 o nos menciona que "El
pueblo mexicano, reconoce que los derechos del hombre, son la base y
objeto de las instituciones sociales. En consecuencia declara que todas
las leves y todas las autoridades de país, deben respetar y sostener las
garantías que otorga la presente Constitución" de lo expuesto se vuelve
a desprender la idea de un conjunto de derechos naturales que recono­
ce la Constitución
y en consecuencia se establece un conjunto de garan­
tías para
hacerlas efectivas, no omito señalar que el título 1 de la Consti­
tu ción del 57 constaba de un catálogo de 29 artículos.
El texto de la Constitución de 1917 nos presenta variables en cuanto
al texto
de la Constitución de 1857, por principio cabe señalar que el
�0ll1bre del capítulo 1 es el de "Garantías individuales", en lugar del
Derechos del hombre" en el texto del artículo 1° caben nuevas diferen­
ci as, p
ues el anículo 1" en 1917 sostenía "En los Estados Unidos Mexi­
c n s
� o todo individuo gozará de las garantías que otorga esta Constitu­
Ció n" de lo cual se desprende una variable, la Constitución de 57
reconoce los derechos naturales del hombre y otorga un conjunto de ga­
r�nhas para hacerlas efectivas, en la Constitución de 17, no hav men­
Ció n de ese reconocimiento de derechos del hombre y simplem� nte se
240 THJRÍA DE LA CONSTITUCIÓN
f
pasa al concepto de que la Constitución otorga garantías, el problema
de la lectura del texto constitucional en los términos de 191 7 es que,
con el advenimiento del positivismo, doctrina que sostiene la suprema­
cía del orden normativo como fuente de derechos, en contraposición
del iusnaturalismo doctrina que sostiene la existencia de derechos hu­
manos anteriores y por encima del orden normativo, la interpretación
constitucional se complicó, pues no falta quien confunda garantías indi­
viduales y derechos humanos y en consecuencia sostenga que nuestra
Constitución otorga los derechos humanos, en lo personal considero
que el problema se resuelve desde una perspectiva histórica, si toma­
mos en cuenta que desde 1842 y en 185 7, se reconocen los derechos na­
turales y se otorgan las garantías para su cumplimiento y que en 1917
simplemente otorgan esas misma garantías, no obstante el problema
persiste, pues derechos y garantías son dos caras de una misma mone­
da, las garantías sirven para proteger los derechos

9.6. GARANTÍAS SOCIALES EN LA CONSTITUCIÓN

El Derecho Constitucional desde sus orígenes surgió como un intento


de limitar la actuación de los poderes públicos frente al individuo, y es
precisamente en ese marco, cuando cobra relevancia la protección de un
conjunto de derechos de la persona que se materializa, mediante la ins­
trumentación de garantías jurídicas que permiten hacerlas efectivas.
Hasta este momento, hemos hecho particular énfasis en la perspec­
tiva filosófica iusnaturalista, como marco general en el que se desarr�
lla el surgimiento de la revolución francesa, la independencia de los
Estados Unidos de América y la evolución del sistema británico, pues
por principio se considera que existen determinados derechos que son
inherentes a la persona humana y en consecuencia su reconocimiento
no depende de las normas jurídicas, pues son previos al pacto social o a
la creación de la Constitución según apunta John Locke.
Desde la revolución francesa, que incluyó el texto de la Declaración
de Derechos del Hombre v del Ciudadano en la Constitución y las 10
-
primeras enmiendas a la Constitución de los Estados Unidos, aprobadas
en 1791 (Bill of Rights) se ha extendido la costumbre hasta nues �
días, de que las constituciones incluyan una parte dogmática caractetl•
zada por un conjunto de definiciones y garantías de los derechos funda"
mentales.
Ahora bien, del reconocimiento jurídico de los derechos
que surgen históricamente en un momento de pr·cdominio ius
ta, se pasa a la actualidad donde adoptan otra terminología, derP.CJl"'
fundamentales o libertades públicas, se transita de esta forma,
concepción típicamente iusnaturalista a un concepto positivista.
i>ERECIIOS DEL HOMBRE J. Mateo' Santillán R. Contrcra' Bu,tamante
241
- 1

De la misma manera que evolucionó la terminología, también evo­


\ ucionó la concepción de los alcances de lo que la materia de los dere­
l·hos humanos debería de proteger, pues en el constitucionalismo liberal
dL' los siglos XVIII y XIX, encontramos una clara tendencia para consa­
�rar un conjunto de derechos de filiación individualista, es decir, predo­
nlina el pensamiento liberal individualista, o sea el liberalismo clásico.
Correspondió a México el honor de generar una verdadera revolu­
ción jurídica mundial en el campo de los derechos humanos, puesto que
L"ll 191 7 incorporó un nuevo impulso al derecho al sumar a los tradicio­
nales derechos humanos un nuevo conjunto de elementos llamados De­
rL·chos Sociales.
Con el paso de los años se generalizo en el Constitucionalismo del
si�lo XX la adopción de un conjunto de derechos sociales en las Consti­
tuciones de todo el mundo, particularmente después de la 2a Guerra
Mundial.
En el caso mexicano, el artículo 3° relativo a la educación, el artícu­
lo 27 relativo a la propiedad del territorio nacional y el 123, relativo al
trabajo, forman un capítulo separado del resto de los derechos tradicio­
nalmente tutelados en el marco del constitucionalismo liberal clásico o
individual, pues su contenido implica características peculiares, se trata
de derechos de prestación, que se encuentran sujetos a las posibilidades
económicas de la realidad.
En cuanto a la naturaleza y alcances del capítulo social de nuestra
C onstitución, puede consultarse la Unidad 13 de esta misma obra, don­
de se analizan en el punto 13.9 con toda amplitud los puntos relevantes
del debate del constituyente.
Cabe advertir que a principios del siglo XXI existen diversas tenden­
cia s, por un lado, autores como Giovanni Sartori, sostienen que resulta
supcrf1 uo introducir en el texto constitucional un conjunto de postula­
dos relativos a los derechos humanos, puesto que en la medida que
av anza el Derecho Internacional, en esta época de mundialización o
gl obalización del Derecho, cada día existen más países que han firmado
una gran cantidad de tratados internacionales y convenciones sobre de­
rech os
humanos, que generalmente son más extensos y ambiciosos que
las nor·
mas constitucionales de cada país y como consecuencia, Sartori
concluye que son
redundantes los catálogos de derechos insertos en las
Cons ti
tuciones Contemporáneas.14
También cabe agregar, que hoy en día se habla de los "derechos de
Solid ari
dad", o derechos humanos de tercera generación.

14 SARTORI, Giovanni, Ingetzieria Constitucional Comparada, FCE, México, 1 YY4, p. 212.


242

9.7. DERECHOS DIFUSOS COMO


TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

TENDENCIA CONSTITUCIONAL CONTEMPORÁNEA

El avance que ha tenido la concepción de los derechos fundament a­


les al considerarlos como derechos núcleo, requiere -para su disfrute­
de elementos complementarios que enriquezcan la esfera jurídica de los
seres humanos. Ha llevado a considerar como indispensables algunos
valores modernos como el derecho a disfrutar de un medio ambiente
adecuado, el derecho a la salud, el respeto a los patrimonios históricos,
arquitectónicos y culturales, el respeto al derecho de los consumidores,
etcétera.
Estos "intereses supraindividuales", 1 s rebasan los límites de la teoría
individualista clásica, puesto que precisamente se habla de una condi­
ción de "indeterminable", respecto de los sujetos de esos derechos. Se
trata de bienes indivisibles, que se convierten en el núcleo en torno de
un bien de la vida, a los que todos los seres de nuestra especie deberían
poder acceder por el sólo hecho de ser, precisamente, humanos.
El concepto de interés común, viene a revolucionar la idea del inte­
rés general que anteriormente correspondía a la administración pública
defender como única y legítima representante. Ahora, ese monopolio
que tenían las autoridades gubernamentales se ha hecho extensivo a la
actuación popular para la defensa de sus intereses colectivos, ya no
son de uno o varios, sino de todos los que conviven en un medio deter­
minado, enmarcando verdaderos intereses de la sociedad, porque la le­
sión de uno, sólo constituye -ipso {acto- una agresión a la colectividad
entera.

María del Pilar Hernández Martínez, sostiene que "los intereses di­
fusos se distinguen por los sujetos y no por su objeto" .16 Esta pertenen-
an
cia difusa, que corresponde a muchos seres en común que coparticip ;t
d el
en un mismo interés por lograr evitar la degradación y destruc�ión �(
:
dad de
medio ambiente, extinción de las especies, mejoría de la cah
de ga- ·;
vida, respeto a la dignidad humana y en general, toda una serie
n la preo- ·�.
rantías que no se limitan al momento actual, sino que incluye
eras, se
cupación de la sociedad por el futuro de las generaciones venid
de na tu·
ha venido traduciendo en auténticas garantías constitucionales
raleza política.

1' Vi LLEGAS MoRENo, José Luis, La Tutela Jurisdicci


á11 de los f11tereses Difusos Y Co�
Tachirense de la Universidad Católica de .,.. .<�h•l'll6
tit•us, Una aproximación. En la revista
No. S, Venezuela, 1994, p. 100.
1" l-IERNÁNDEZ MARTÍNEZ, María del Pilar, Meca11ismus de Twela de los !11tereses
sus v Colectivos, 1". ed., UNAM, México, 1997, pp. 95 y 96.
[ll'RECIJOS DEL HOMBRE - J. MaiL'os Santillán R. Conlrcras Buslamanll' 243

Las Constituciones de muchos países han abierto espacio para la


L·onsagración jurídica de estos nuevos valores sociales, denominados
"i/1/l.'l'OS derechos" o "derechos de la tercera generación" o "derechos de so­

!uluridad". Se distinguen de los derechos llamados sociales o colectivos,


por el hecho de que no existe una relación jurídica de grupo ni de clase
-como sucede con el caso de los sindicatos de obreros o campesinos,
colegios de profesionales, cámaras empresariales, etcétera- sino que se
conforman para su ejercicio y defensa, de conglomerados dispersos,
"como ocurre con los consumidores, los afectados por la contamina­
citín, los interesados en defender el patrimonio cultural y artístico, los
que se oponen al deterioro de las zonas urbanas o pretenden su mejora­
"
miento .17
Se ha cuestionado, no obstante estar insertos en los textos constitu­
cionales, si estas nuevas concepciones son verdaderos derechos o se tra­
ta simplemente de compromisos políticos, filosóficos y dogmáticos, de­
bido a la problemática de la posibilidad de su accionar jurídico, esto es,
de la dificultad que se tiene para ejercer acciones jurisdiccionales para
recurrir, de acuerdo a los criterios individualistas tradicionales, cuando
se presenta una afectación directa a la esfera jurídica de determinada
persona; así como también, por la falta de legitimación procesal de la
colectividad para hacer valer el interés particular.
No se puede desconocer que muchos de estos nuevos valores son
compromisos políticos que se asumen constitucionalmente para enalte­
cerlos y generar una acción de cambio acelerada, para conducir a la co­
lecti\idad hacia esa meta anunciada. Pero para que ello no quede en
sólo en mera definición discursiva y doctrinal, se han venido creando
acciones administrativas para hacerlos efectivos.
El Estado y por ende todas las instancias de gobierno son los prime­
ramente obligados a respetar y a hacer valer un derecho difuso consti­
tucional mente tutelado, por ser de interés general la observancia del
Precepto. Es por eso, que se han venido instituyendo nuevos órganos de
carúcter público, altamente especializados, "que en los últimos lustros
�an proliferado en muchos países" .18 En nuestro país, podemos ejempli­
ficar con las Procuradurías Federales del Consumidor y la de Protec­
ci ó n del
Medio Ambiente, como organismos dedicados específicamente
a l a vigil
ancia de sus respectivos derechos difusos.
Las sociedades modernas han venido aceptando la habilitación legal
de las llamadas organizaciones no gubernamentales (conocidas común-

¡-
' hx·ZM1UDIO, 1-léctot·. 1-.'stlllliu., Jurídico., en tonw a la Constilllcián
,\/cxicww de /')17
en su Se¡>tuagt'si1110 Quinto A11íver.\l1río, UNAM, México,
1992, p. 181.
IX FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco, La Tille/a de los intereses difÍisus,
Revista Chilena de
Derecho, vol. 20, Santiago de Chile, 1993, pp. 252-255.
244 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

mente como "ONG's"), que pueden instar de manera jurídica y procesa}


en la defensa de derechos o intereses difusos, como si se tratara de po.
testades propias. Además, existen acciones populares, que se presen tan
de manera ex profesa cuando alguna comunidad se siente vulnerada en
alguno de estos intereses o derechos difusos, que si bien no se realizan
por los conductos procesales establecidos, políticamente sus manifesta­
ciones logran influir en el sentido de las decisiones gubernamentales
cuando estas son legítimas. "Se trata, desde luego, de una garantía c C:.
lectiva en la medida en que el actor popular pretende la defensa de inte­
reses colectivos, y no personales".1Y
La Constitución mexicana recoge actualmente una variedad de de­
rechos difusos, como el derecho a la salud, el derecho a disfrutar a un
medio ambiente adecuado para su desarrollo y bienestar o el que tiene
toda familia a disfrutar de vivienda digna y decorosa, que se establecen
en los párrafos cuarto, quinto y sexto, respectivamente, del artículo 4°
'�
de nuestra Carta Magna, por ejemplo.
Se reconoce el derecho a la salud, que no sólo implica el ser atendido
médicamente en caso de enfermedad o urgencia, sino también el accesO
a la medicina preventiva y a la educación para la salud. Otro derecho
cada día más importante para la humanidad en general y del individuo
en particular, es que el disfrute de un medio ambiente sano y ecológica.: .
mente equilibrado; y además, una alta aspiración social consistente en
el compromiso de todas las instancias sociales para procurar que t� .)

las familias mexicanas puedan llegar a alcanzar una vivienda digna.


La misma tendencia está presente, por lo que hace al derecho al
sarrollo, cuando la propia Constitución establece, en el primer párrato·'
del artículo 25, que: "Corresponde al Estado la rectoría del desarrollo
cional para garantizar que mediante el fenómeno del crecimiento econQ¡;
mico y el empleo y una más justa distribución del ingreso y la
permita el pleno ejercicio de la libertad y la dignidad de los i
"
grupos y clases sociales, cuya seguridad protege esta Constitución.

9.8. CLASIFICACIÓN
DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE

a de
En el pasado, la clasificación de estos derechos se enfocab
y procu
nera esencial y única, al aspecto individual del ser humano
an en base
agrupar a las garantías que las Constituciones establecí
grandes rubros: igualdad, libertad, propiedad y seguridad.

IY
DA SILVA, José Alfonso, Cursos de Direito Constitucimwl Positivo, 9". ed.,
Editores, Sao Paolo Brasil, 1993, p. 404.
JJERECHOS DEL HOMBRE - J. Mateos Santillán ; R. Contreras Bustamante 245

El establecimiento de las garantías sociales en la Constitución Mexi­


ca na de 1917, -que fue la primera Carta Magna del mundo que los ins­
tituyó, aunque no suele ser reconocido por la mayoría de los juristas in­
tL·rnacionales- luego en Rusia y la de Weimar, Alemania, alcanzaron
a11os después, el reconocimiento de la propia Organización de las Na­
ciones Unidas, y dio origen al Derecho Social y a su necesaria inclusión
doctrinaria dentro de la Teoría Constitucional en el capítulo de las ga­
rantías ciudadanas.
La tendencia que existe actualmente hacia la inclusión constitucio­
nal de los derechos llamados de 'Tercera Generación" o "Derechos Di/Íl­
"
sos (explicados en el inciso anterior de este capítulo), ha obligado en
consecuencia, a modificar los criterios para la catalogación de los dere­
chos fundamentales; coincidiendo la mayoría de los autores modernos
en agruparlos en tres grandes apartados, de acuerdo a su concepción y
aceptación, a lo largo del tiempo.

Derechos de "Primera Generación ". -Corresponden a esta clasifica­


ción, el grupo de garantías individuales clásicas que doctrinariamente
son consideradas como "núcleo" de las sucesivas generaciones de dere­
chos v que contienen derechos civiles y políticos de los individuos. "Son
aquellas normas que garantizan a los seres humanos, en cuanto a indi­
viduos, el goce de bienes jurídicos básicos de la persona humana, esto
cs. l a vida, la libertad, la igualdad, la propiedad y la seguridad" .20
Siguiendo la anterior definición, los derechos humanos se clasifican
principalmente en esos rubros de derecho, pero vale la pena aclarar
que son a la vez conectados y complementarios entre sí. En base en lo
que establece nuestra Constitución, de manera sucinta, nos permitimos
citar los derechos fundamentales que nuestro sistema jurídico reconoce,
ordenados en esos grandes apartados:
A. Derechos de Igualdad. Goce de las garantías que establece la Cons­
titución para todo individuo (art. 1 °.); prohibición de toda discrimina­
ción motivada por origen étnico o nacional, género, edad, capacidades
difere ntes, condición social, condiciones de salud, etc. (último párrafo
d e] mismo art. 1 °.); igualdad jurídica del hombre y la mujer (art. 4".);
derecho a la información (art. 6°.); proscripción de títulos de nobleza o
cualquier prerrogativa u honores hereditarios (art. 12°.); restricción al
so n1etimi
ento de juicios con apoyo a leyes privativas y en tribunales es­
Peciales (art. 13".) el impedimento a la existencia de fueros (mismo art.
;
13" ; el
.) derecho a la nacionalidad, así como, el de adquirir la ciudada­
ní a (arts. 30°. y 34°., respectivamente).
-------

20 ARÉVALO ÁLVAREZ, Luis Ernesto, El Concepto Jurídico v la Gé11esis de los Derechos


.
1-/¡llllullos, 1 " . ed .. Universidad Iberoamericana, Plantel Golfo Centro, México, 1997, p. 75.
246 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓ
N r
B. Derechos de Libertad. En este apartado, nuestra Constitución c on.
templa un amplio catálogo de garantías: prohibición de la esclavitud
(art. 1" ., segundo párrafo); derecho a decidir libremente el número y es­
paciamiento de los hijos (art. 4"., párrafo segundo); libertad de trabajo
(art. 5".); prohibición de cualquier contrato, pacto o convenio que me­
noscabe la libertad, proscripción o destierro (art. 5"., párrafos quinto y
sexto); libertad de pensamiento y expresión de las ideas (art. 6".); liber­
tad de imprenta (art. 7".); libertades de asociación y reunión, con fines
pacíficos (art. 9".); derecho a poseer armas en el domicilio, no reserva­
das para las fuerzas armadas (art. 1 0".); libertad de tránsito y del e sta­
blecimiento del domicilio (art. 11 °.); "libertad de intimidad, que co­
rresponde a dos aspectos: inviolabilidad de la correspondencia e invio­
labilidad del domicilio (art. 16".)";21 libertades de conciencia y de culto
(art. 24°.); la prohibición de monopolios y estancos (art. 28°.); las pre­
rrogativas de votar, ser votado y para tomar las armas en defensa de la
República (fracciones 1, II, y IV del art. 35".); así como, la potestad de
afiliarse libre e individualmente a los partidos políticos (arts. 35°., frac­
ción III y 41".).
C. Derechos de Seguridad Jurídica. En este aspecto, las garantías cons­
titucionales son: derecho de petición (arts. 8". y 35°. fracción V); irre­
troactividad de la ley, privación de derechos únicamente mediante pro­
ceso seguido conforme a las formalidades legales, prohibición de
aplicación de analogía o mayoría de razón en juicios penales (garantías
previstas en el artículo 14".); la prohibición de extradición de reos polí­
ticos (art. 15".).

Los principios de legalidad y de autoridad competente, proscripción


a la celebración de actos de molestia personal, a la familia, domicilio,
papeles o posesiones, sino mediante mandamiento escrito, fundado Y
motivado, aprehensión sólo por autoridad judicial, términos para la de­
tención en averiguaciones previas, cateas sólo por mandato judicial; (to­
das ellas están garantizadas en el numeral 16°.); la prohibición para ha­
cerse justicia por propia mano, el derecho a la administración d.e
justicia y la abolición de prisión por deudas de carácter puramente el­
vil, quedan establecidas en el artículo 17°.
Los aspectos relativos a la prisión preventiva sólo para delitos
que
ctar·
merezcan pena corporal (art. 18°.); las garantías y términos para di
de la
se auto de formal prisión (art. 19".); las garantías del inculpado Y
ina­
víctima u ofendido en procesos del orden penal (art. 20°.); la determ
ción de que sólo el ministerio público y la policía a su mando p
ueden

21 CARP!zo. Jorge. l::studios Constitucio11ales. 2". cd . . UNAM. La Gran Enciclopedia.


México. 1983. p. 432.
[Ji·RECHOS DEL HOMBRE -J. Maleo' Santillún R. Contrcras Bustarnantc 247

in,estigar y perseguir delitos; así como que la imposición de penas es


l·:-.:clusiva de la autoridad judicial (art. 21°,); la prohibición de penas in­
lamantes, inusitadas y trascendentes y la pena de muerte, lo determina
L'l a rtículo 22". constitucional; y la garantía de que nadie puede ser juz­
�ado dos veces por el mismo delito y que ningún juicio criminal podrá
ll'ller más de tres instancias, se dispone en el numeral 23°.

9.8.1. DERECHOS ECONÓMICOS.


SOCIALES Y CULTURALES O DE "SEGUNDA GENERACióN"

Las luchas sociales a finales del siglo XVIII y de todo el siglo XIX, se
cifraron en alcanzar un principio: la igualdad. Pero no el concepto de
i�ualdad universal que hoy disfrutamos, sino lisa y llanamente la igual­
dad entre gobernantes y gobernados. En tales épocas, en muchas latitu­
des subsistía aún la esclavitud, el coloniaje, la discriminación de dere­
chos políticos a la mujer y muchas otras diferencias.
El Constitucionalisnzo logró algo que se veía difícil de consolidar: el
cambio de titular del principio de la soberanía, para arrebatárselo a los
monarcas y sus gobiernos, y trasladarlo a la potestad popular. El go­
bierno dejó de ser un mandamás, para transformarse en simple manda­
tario y representante de los designios del pueblo.
El gobierno dejó de ejercer el poder de manera discrecional y auto­
ritaria; y, a partir de la aparición de las Constituciones, se sometió a lo
dispuesto en ellas, pudiendo hacer sólo aquello que les esta expresa­
mente autorizado.
Una vez lograda la concepción del sometimiento por igual a la ley
entre "detentadores y destinatarios del podcr"Y la contienda ideológica
se dirigió hacia una teoría basada en la justicia social, que permitiera a
la sociedad resolver o aminorar las diferencias sociales que emanan de
un trato equitativo entre fuertes y débiles; o bien, entre ricos y pobres:
la <'ifll idad.
Se ocuparon las Constituciones del principio del siglo pasado por
ami norar las injusticias surgidas del exacerbado tratamiento igualitario,
PUesto que se concluyó que el Estado debería crear normas e institucio­
ne s que dieran tratamiento desigual y compensatorio a los desiguales

sociale s.

Implican un hacer por pal'le del Estado. en cambio las garantías indi\'idua­
les, representan ¡ximor·dialmente una abstención del propio Estado.2l

22
Térn1inos que Kad Loe\Vcnstcin utiliza a lo largo de todo .'-!ll /Jcrcclto Ccnt:-;titucionul."
2l
CA!<l'IZO. Jorge.op. cit . . p. 436.
248 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Rodolfo Lara Ponte, define a las garantías sociales, como:

Los derechos humanos de carácter colect ivo, destinados principalmente a


los sectores de la estructura social económicamente débiles, quedaron des­
de la redacción original de la Constitución de 191 7 en los artículos 3, 27
y 123. sus contenidos están destinados a la educación, la propiedad, con
sus modalidades y al trabajo y la previsión social, respectivamente.24

Además de las garantías sociales en materia de educación y las


cuestiones agrarias y laborales consagradas en los artículos antes men­
cionados, se debe adicionar a ellas a las garantías dispuestas por los ar­
tículos 1" y 2°. constitucionales -de reforma reciente, pues data de oc­
.

tubre del 2001-, que reconocen y garantiza el derecho de los pueblos


indígenas a su libre determinación y autonomía para decidir sus formas
internas de convivencia y organización social, económica, política y cul­
tural, así como en muchos otros aspectos; y lo dispuesto en el artículo 41°.
constitucional, respecto de los partidos políticos, que configura de ma­
nera legal a organizaciones de ciudadanos de interés público para gene­
rar vínculos -por medio de la libre asociación política- y reconoce a
estas instituciones que aglutinan a la ciudadanía, para la defensa de
programas, ideas y principios y les faculta su participación en los pro­
cesos electorales para poder acceder al poder público.
El Estado, no sólo reconoce el derecho ciudadano de asociarse en
pos de la defensa de sus derechos políticos y participar en las cuestiones
públicas, sino que está obligado legalmente a respetar su campo de acción.

9.8.2. DERECHOS DE LA "TERCERA GENERACióN"

O DERECHOS DIFUSOS

A partir de la segunda década del siglo XX, se perfilaron dentro del


Constitucionalismo "nuevos afluentes de la relación Estado-sociedad Y
el reconocimiento de otras responsabilidades".2s
Estos nuevos valores, los define el maestro Cipriano Gómez Lara,
como "derechos sociales, que se manifiestan en el contexto de la colecti·
vidad o de la propia humanidad en su conjunto, en cuanto a su supervi·
vencia, sanidad v disfrute de la vida sobre la tierra: como el derecho a
la paz, derecho � la conservación ecológica, derechos colectivos de loS
26
consumidores, derecho de refugiados, de minorías étnicas, etc.".

24 LARA Po�TE, Rodolfo. Los Derechos Hwnmws en el Co11stitucionalismo Mexicano•


1". ed .. UNAM, México, 1993, p. 174. •

2' PoNTIFES MARTÍNEZ, Arturo v PoBLANO CHÁVEZ, Daniel, Los Derechos AdministraN·
' .
¡•os del homhre v del ciudwlmw, po.�ihilidades de aplicaciú11 <'11 AJéxico, 1" . ed., INAP, .

co, 1993, p. 94.


26 GóMEZ LARA, Cipr·iano, La protecció>l procesal de los derechos fimdamelltales, en
DERECHOS DEL HOMBRE - J. Makos Santillán 1 R Contreras Bustamante 249
.

Las características básicas de esta clase de derechos son su carácter


colectivo -general. no de clase o segmento social- e intemporal y, al
igual que los demás tipos de derechos fundamentales, "tienen un objeti­
\O en común: el bienestar y la dignidad de los seres humanos"Y
Otro tipo de variantes en la clasificación de estos llamados derechos
difusos, la refiere el maestro Carlos Quintana Roldán: "son los de géne­
ro. particularmente referidos a la mujer y su protección; derechos de
las minorías o de ciertos grupos que requieren especial atención y pro­
tección por su posición en la sociedad: como derechos del niño, del an­
28
ciano, de los indígenas, de los minusválidos, de los enfermos, etc." .

9.9. SUSPENSIÓN DE GARANTÍAS,


ESTADO DE SITIO Y ESTADO DE URGENCIA

De conformidad con el tópico constitucional, como observa Manuel


Martínez Sospedra, existen dos formas generalmente concebidas para
interrumpir la vigencia de las garantías y, en su caso, de los derechos
humanos: la dictadura constitucional y los llamados estados de excep­
o estados excepcionales. Ambas figuras, por ejemplo, existen en la
ci(JII,
\ig:enteConstitución Francesa: la dictadura constitucional (art. 16°.) y
el estado de sitio (art. 36°.). La Constitución Mexicana, en cambio, sola­
mente autoriza la suspensión de garantías en el artículo 29, ya que en
su último artículo, el 136, establece que "esta Constitución no perderá

su fuerza y su vigor, aún cuando por alguna rebelión se interrumpa su


observancia".
Existen diversas técnicas para decretar la suspensión de garantías y
para regular los estados excepcionales. En algunos sistemas, se hace in­
ll:rvenir al parlamento o cuerpo legislativo (véase los artículo 55 y 1 16
de la Constitución española), además de poder contar con una ley espe­
cial sobre esta materia. En otros paises, las decisiones se toman desde
la esfera del Poder Ejecutivo, dando, o no, aviso al cuerpo legislativo.
En un estado de cosas normal, las libertades nunca deben ser afec­
tadas por medidas de suspensión. Solamente cuando sobrevengan suce­
sos extraordinarios, que pongan en grave conflicto a la sociedad, que no
Puedan dichos acontecimientos ser afrontados satisfactoriamente por el

li-,ta Unive¡·sitaria de Derecho Procesal. no. 4, Universidad Nacional de Educación a Dis­


tanci a, Madrid, España, 1990.
27 BRUWN Wuss. Edith, /11 filintess lo fúture ge11erutio11s: flltenwtimwl La\\', Ccmmtmt
i'atrinumv wul [11tergellerati011lll Equit v, The United Nations Unive1·sity, Tokyo, Japan,
l'J 9 pp. 96-97.
t: ,
2H QUINTANA RoLDÁN, Carlos F. Y SABIDO PENIUIE, Nm-ma, Derechos llwmmos, Porrúa,
México, 1998, p. 19.
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
250

Estado haciendo uso de sus recursos y de sus medios ordinarios, se po­


drá hacer uso de las facultades especiales que previene la propia Cons­
titución para, por vía de excepción, poder incluso suspender libertades
y garantías o Derechos Humanos. De ahí el nombre que la doctrina les
da de estados excepcionales, en cuyo supuesto, caben las referidas sus­
pensiones de derechos humanos.
Tales suspensiones de los derechos humanos, pueden ser decretadas
para todo el territorio nacional o para una región o parte circunscripta
del mismo. Igualmente, las suspensiones pueden abarcar a alguna, a al­
gunas o a casi todas las garantías individuales o libertades y derechos
humanos. En cada supuesto se deberá precisar uno y otro extremo, es
decir, si se suspenden en todo o en alguna parte del territorio nacional;
y precisar cuál o cuáles son las garantías, las libertades o los derechos
que se afectarán por la suspensión.
Los casos, en particular, en los que se justifique declarar los estados
excepcionales, por regla general, se deberían encontrar enunciados, uno
a uno, en las propias Constituciones. Sin embargo, con frecuencia, esta
determinación es imprecisa y trata a los estados de excepción de mane­
ra muy vaga, o empleando expresiones muy genéricas y hasta indeter-
minadas.
Esto es lo que sucede en el caso mexicano. En efecto, las previsio-
nes del artículo 29, que se ocupa de regular esta materia, son muy am- .
plias, genéricas e indeterminadas. Dicho artículo menciona los casos: . ;
a) de invasión del territorio nacional;
b) de perturbación grave de la paz pública; y
e) el de cualquier otro -caso- que ponga a la sociedad en grave peli�'
gro o conflicto.

En este artículo caben, pues, todos los estados de excepción


bies, que a juicio del Titular del Poder Ejecutivo y la aprobación del
gislativo, se consideren pertinentes.
por
Por la enorme generalidad de las previsiones mencionadas,
artículo
tipo indeterminado que se consagra, es manifiesto que el
para su uso, debe relacionarse con muchos otros artículos de la
es
tución y muy especialmente con el 89, que habla de las facultad
Federal (como la facultad de moviliza r a
mendadas al Ejecutivo
las facultades del Cong re so
fuerzas armadas); con el 73, que enlista
dec
la Unión e incluye las relativas a la autorización para una
salud pública ,
de guerra; así como las de carácter sanitario y de
íbe cito en tiem po
ra; así como con el artículo 129 que proh j
al e ér
alq uier maniobra que no sea
paz, salir de sus cuarteles y realizar cu
ti"ictan1ente castrense.
DERECHOS DEL HOMBRE - J. Matcos Santillán ¡ R. Contrcra> Bustamant c 251

Repetimos que se debe relacionar el al"tículo 29 con estos artículos


citados, entre otros muchos que pueden verse involucrados, según la
naturaleza de cada uno de los casos de excepción.
Pues bien y pese a la apertura de los supuestos previstos en el ar­
tículo 29, queda muy claro cuál es el procedimiento a seguir para poder
suspender las garantías que fuesen obstáculo para hacer frente, rápida
, fácilmente, a la situación.
Dicha suspensión solamente podrá hacerse por iniciativa exclusiva
del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, de acuerdo con los ti­
tulares de todas y cada una de las Secretarías de Estado y también con
el Procurador General de la República; pero con la aprobación del Con­
e:reso v, en sus recesos, con la anuencia provisional de la Comisión Per­
;nane �te, si dicho Congreso está en período de receso, existiendo la
obligación de reunirse de inmediato para poder ratificar la autorización
correspondiente.
Sin duda, para precisar los pormenores de la suspensión de garan­
tías, así como de las medidas a emplear, se deberá tomar en cuenta cada
caso. Desde luego, los supuestos casos de invasión requieren la movili­
zación inmediata de las fuerzas armadas, y aún de la reserva nacional;
mientras que los casos de alteración de la paz pública, los de emergen­
cias causadas por alteraciones y las catástrofes provocadas por el medio
ambiente requerirán de medidas apropiadas a cada emergencia. En
suma, corresponde al Congreso autorizar de manera formal todo lo re­
lativo a la suspensión de garantías tomando en cuenta la naturaleza y
demás circunstancias del evento de que se trate. La suspensión será
siempre por tiempo limitado y solamente afectará a las garantías abso­
lutamente indispensables para hacer frente a la situación.
Mención aparte merecen las contingencias de carácter sanitario. La
fracción XVI del artículo 73 constitucional, establece un procedimiento
de carácter excepcional.
Dice que en "caso de epidemias de carácter grave o peligro de inva­
sión de enfermedades exóticas en el país", la Secretaría de Salud podrá
dictar las medidas preventivas indispensables, a reserva de ser después
sancionadas por el Presidente de la República.

9.10. PROTECCIÓN ADMINISTRATIVA


DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE

l A unque no siempre se aclara explícitamente, los reconocimientos


egales de
Derechos del hombre siempre han venido acompañados de la
Probación de diferentes medios, también legales, para su protección. D e
hech o, las declaraciones, acorde con la etapa histórica en la que apare­
Cen , s
on declaraciones más bien incompletas. Esto sucede con la fran-
252 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

cesa de 1789; con los derechos y libertades incorporados a la Constitución


española de 1812; con las breves referencias, o declaraciones conteni­
das en el Acta y Constitución mexicana de 1824, y con las así mismo
muy lacónicas declaraciones contenidas en cada una de las Constitucio­
nes estatales de la Federación mexicana, publicadas a partir de noviem­
bre de 1824. Inclusive, ahora mismo las declaraciones de nuestros vi­
gentes textos constitucionales siguen adoleciendo del mismo defecto, es
decir, todavía pueden ser consideradas declaraciones incompletas.
Es cierto que, los medios para proteger los derechos enunciados en
dichas declaraciones, ahora mismo todavía pueden ser considerados
medios o sistemas de protección insuficientes. Sin embargo, entre los
medios mejor conocidos y desarrollados, son éstos que caen bajo la ex­
presión genérica de protección administrativa de los Derechos del hom­
bre, medios que van desde los antiguos instrumentos de protección
otorgados por los reyes de la Edad Media (como eran los privilegios es­
critos y salvoconductos reales, las cartas de amparo, o los amparos para
pedir merced al Rey del Derecho Castellano; la firmas, las contrafirmas,
los recursos de agravios del Derecho Aragonés; las figuras diversas del
llamado ombudsman, entre otros muchos ejemplos), hasta la creación
de los modernos sistemas de recursos y acciones del moderno Derecho
Administrativo, incluidas las figuras de las Comisiones de Derechos Hu­
manos, las procuradurías sociales, entre otros muchos ejemplos que se
pueden citar.
Como todos sabemos, los Derechos Humanos son sagrados, deben
ser inviolables. Su violación debe ser combatida siempre. Y dicha viola­
ción proviene, por principio de cuentas, de las mismas autoridades, las
cuales están obligadas a respetar aquellos derechos que exigen respeto,
como es el caso de las libertades de la personalidad, de las garantías de
la libertad, de la integridad física, inviolabilidad de domicilio, de corres­
pondencia y demás derechos de posesión y de propiedad. Autoridades,
además, están obligadas a otorgar una respuesta positiva de satisfac­
ción, como es el caso del derecho a la salud y los derechos de la seguri­
dad social, el derecho a la educación, entre otros muchos.
Pues bien, el individuo, para hacer respetar estas libertades, cuando
la autoridad las quebrante; o para obtener la acción positiva de satisfac·
­
ción, que la autoridad no le ha proporcionado oportunamente; se dispo
nen de ciertos sistemas de medios de protección administrativa. Entre
re·
estos sistemas de medios de protección se enumera a los sistemas de
cursos formales ante los tribunales administrativos, llamados
de justicia administrativa; así como los sistemas de las llamadas proc
U ..
m
radurías sociales; y algunos otros instru ent os de configuración
cial. como los juicios de amparo para combatir actos administratiV�
viola t orios de derechos humanos; las visitas de cárceles; o los indultoS·
,, Jli'RECIIOS DEL HOMBRE - J. Mateo, Santillán R. Cont•·n'" Bu,tamantL' 253

Los sistemas de recursos formales ante los tribunales administ


rati­
han alcanzado un rápido y muy perfeccionado desarrollo en los
paí­
\ tlS

-,L'S europeos como Francia, Alemania


, Italia, España. Se trata del desa-
1 rollo de una muy bien elaborada doctrina del Derecho Administ
rativo,
LJllL' tiene por objeto general el estudio de la Administración Pública, la
rL·gulación de las relaciones entre Administración Pública y los Particu­
lares. Y que, en particular, se ha ocupado de desarrollar la justicia ad­
nlinistrativa, como un conjunto de recursos de protección del particular
1 rL·nte a los descuidos o los abusos de dicha Administración.
En México, ciertamente el desarrollo del Derecho Administrativo
Lomenzó hacia mediados del siglo XIX, de manera parecida a como se
luL-ron impulsando los estudios sobre esta misma materia en España y
\arios otros países europeos. En nuestro país, aparece la obra clásica de
TL·odosio Lares; incluso aparecen otras obras de Derecho Constituc
io­
nal. que siguen una metodología muy parecida a la metodología em­
pleada en las obras sobre Derechos Administrativos.
Ahora bien, mientras que en los países europeos los estudios del
De­
rL·cho Administrativo fueron creciendo hasta lograr una gran perfección
en materia, por ejemplo, de recursos administrativos, en México, en
cambio, el instrumento que se perfecciona es el juicio de amparo.
Y este
es el motivo por el cual el desarrollo del Derecho Administrativo,
no ha
alcanzado esa misma perfección así lograda en dichos países
europeos.
En todo caso, debe revisarse la conveniencia de permitir
recursos admi­
nistrativos para proteger garantías y derechos, cuando
luego se permite
acudir al juicio de amparo. Quizá lo mejor fuera, bien o
hacer de los re­
cursos administrativos, instancia firmes y definitiv
as; o bien suprimir
dichos recursos administrativos y permitir acudir
al juicio de amparo
desde un principio y así ganar tiempo y recursos
económicos.
Como lo estudiará el lector en su momento, o como ya lo
habrá es­
tudiado, los tribunale
s administrativos no forman parte de la jurisdic­
ción ordinaria. Por
regla general, se trata de tribunales adscritos a la
misma Administración,
ante los cuales se plantean los diferentes recur­
sos en contr
a de toda clase de actos o de omisiones violatorias de esta
clase de Derec
hos Humanos.
Los sistemas de protección del tipo
de juicios de amparo se han de­
sarrollado
, tanto en épocas históricas del pasado (los encontramos en
Las Siete Partida
s) cómo en la etapa del Estado moderno, o Estado de
Derecho.
Esta clase de sistemas se adscriben más propiamente al Dere­
cho Constitucional que al Dei-echo Administrativo. Pero son muy útiles
Y eficaces para proteger al partic ular frente a los
t ció abusos de la Adminis­
�a n. Son sistemas, por otro lado, adscritos
a la jurisdicción ordina­
ria, es decir, al Poder Judicial, o a la llamada ju
sticia de protección
constitu
cional.
254 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Estos recursos de amparo o juicios de amparo hablando en general


resultan ser medios muy eficaces para combatir desde las detenciones
arbitrarias, hasta el retiro de licencias, cancelación de permisos y con­
cesiones. Hablando en general, insistimos, pueden ser medios más efi­
caces, rápidos y económicos que el uso de los sistemas de protección de
la justicia administrativa. Como todos sabemos, se trata de unos recur­
sos que provienen, entre otras fuentes, de Las Siete Partidas, pese a que
muchos tratadistas del Juicio de Amparo quieran seguirlo regando.
Los sistemas de las procuradurías sociales también tienen orígenes
remotos, como la procuraduría de indígenas del Derecho Indiano; la
procuraduría de pobres; las procuradurías agrarias y las laborales a fa­
vor de los trabajadores del Estado. Incluso, dentro de estos sistemas ca­
bría enumerar a las Comisiones de Derechos Humanos, así como a las
magistraturas del tipo del ombudsman.
Por último, hemos mencionado también otros medios muy especia­
les de protección administrativa, como son las visitas de cárceles, los in­
dultos y, más en general, los sistemas de supervisión y de contraloría; o
los recientes sistemas de protección de los derechos políticos de votar y
poder ser votados para cargos de elección popular y la protección de los
mismos derechos de los militantes al interior de los partidos políticos.
Las visitas de cárceles se remontan al Derecho medieval y, muy en
particular, a los orígenes del Estado de Derecho en España y en México
(Cortes de Cádiz de 1810-1813). Siguen en vigor, a pesar de que ya nin­
gún juez, ni ningún tribunal las practica y a pesar de que el no hacer es­
tas visitas está tipificado como un delito contra la libertad de las perso­
nas. Las visitas de cárceles son el medio más eficaz y directo que tienen
los jueces para proteger a los detenidos y a los sentenciados contra toda
clase de abusos de las autoridades y funcionarios del servicio peniten­
ciario. Se trata de un sistema de protección administrativa depositado
en las manos de los jueces.
Como se puede apreciar, la protección administrativa abarca un sin
número de sistemas y de medios que pueden usarse a favor de los Dere­
chos Humanos. Así mismo, vemos que ciertos sistemas de protección.
como los juicios de amparo, como las Comisiones de Derechos Huma­
nos, de hecho pueden usarse con mucha eficacia en el campo de la pr':;
tección administrativa, conjuntamente con el uso de los recursos adiill· ·

nistrativos; en sustitución de estos e, incluso, para pedir la revisión df


las resoluciones emitidas por dichos Tribunales Administrativos, en
xico se puede hacer uso del juicio de amparo, que es un magnifico
trumento para combatir toda clase de actos o de omisiones de
administrativo. A continuación se exam ina más en detalle este
de protección jurisdiccional, por el juicio de amparo.
DERECHOS DEL HOMBRE J. Mateos Santillán i R. Contreras Bustamante
255
-

9.11. PROTECCIÓN JURISDICCIONAL


DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE

En México predominó históricamente la protección jurisdiccional


de los derechos humanos y esto se originó en función del papel que jugó
L'l amparo como instrumento jurídico, para garantizar la Constituciona­
lidad y legalidad de los actos de autoridad, sin embargo, la historiogra­
fía de ésta evolución dejó de lado algunos aspectos del proyecto origi­
nalmente planteado por Otero y sus vinculaciones con el Amparo.

9.11.1. EN EL PENSAMIENTO DE MARIANO OTERO


Y LA CONSAGRACIÓN DEL AMPARO EN LA CONSTITUCIÓN DE 1857

Tradicionalmente la doctrina mexicana reduce el papel de Mariano


Otero al de "Federalizador del Amparo" o al de patrocinador de la rela­
¡¡, idad de la Sentencia de Amparo, nada más parcial y distorsionado,
pues basta fijar la vista en dos documentos: El voto particular del Dipu­
tado Mariano Otero, y su consecuencia, el Acta de Reformas de 1847,
para percatarnos que la posición e tan insigne jurista, frente al proble­
ma de los derechos humanos es totalmente distinta a la que comúnmen­
te se considera.
Cabe señalar que el Acta de Reformas de 1847 debe ser estudiada
en el marco de la guerra contra los Estados Unidos de América y de
esta forma se entenderá con claridad que más que una nueva Constitu­
ción, significó un sistema complejo de protección para la población y el
territorio mexicano ante los intereses norteamericanos.
El Acta de Reformas de 1847 es en suerte, el más formidable siste­
ma de protección que la Constitución y los mexicanos hayan tenido ja­
más, el sistema se dividía en cuatro subsistemas; a) de protección al fe­
deralismo, b) de protección de los derechos humanos y ciudadanos e)
de protección Constitucional y d) de responsabilidades.
Por la naturaleza de nuestro trabajo me concretare a explicar dos,
el rel ativo a los derechos del hombre y el relativo a la protección
Constitucional.

9.11.1.1. Los derechos humwws en el Acta de Refomzas


_v sus subsistema de protección

Hemos dicho y ahora reiteramos, que la explicación básica de la na­


tural eza del Acta
de Reformas de 1847 se encuentra en el intento de es­
tab lecer
un sistema de protección jurídica para la Nación Mexicana, en
sit u a ción de crisis frente a una guerra de expansión. En cuanto a la pro­
te cción de la población como elemento de la Nación, según las tesis de
la época, se tenían dos opciones: la francesa o nortea ericana, que
m
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
256

consistía en hacer un listado de los derechos humanos e incluirlos en la


Constitución, y la española, concebida desde la Constitución de Cádiz
de 1812, donde se sientan los principios generales para la defensa de
los derechos humanos en la Constitución y se remite a una ley constitu­
cional, con el mismo rango que la constitución, la enumeración y des­
cripción de los mismos.
De esta forma, los Constituyentes de la de 1847, se inclinaron por el
sistema español en razón de la premura con que trabajaban, ante los
ataques norteamericanos en contra de nuestro país.
De esta forma, la lectura del Acta de Reformas nos conduce a dos
artículos, el 4° que señalaba:

Por una ley se arreglará el ejercicio de estos derechos, la manera de probar


la cualidad de ciudadano y las formas convenientes para declarar su pérdi­
da o suspensión. El ciudadano que haya perdido sus derechos políticos,
puede ser rehabilitado por el Congreso General.

Así como en el Artículo 4° se regulan los derechos ciudadanos o po-


líticos, el Artículo S0. Se refería a los derechos del hombre:

Para asegurar los derechos del hombre que la Constitución reconoce, una
ley fijará las garantías de libertad, seguridad, propiedad e igualdad, de que
gozan todos los habitantes de la República y establecerá los medios para
hacerlas efectivas.

Lo expuesto nos conduce a entender que en 1847 se separó lo relati·


vo a los derechos del hombre de la cuestión de los derechos ciudadanos,
pero fundamentalmente nos deja ver que se debieron crear dos leyes
constitucionales, una reglamentaria de los derechos humanos y otra d�
los derechos civiles, con el agregado que deberían contener los medioS
para hacerlas efectivas, es decir, se debieron crear una serie de recur�
sos o juicios especiales, destinados a proteger los derechos humanO!t
por un lado y los derechos ciudadanos por otro.
En la actualidad se ha generalizado la idea de la existencia del ant•
paro, como un sistema de protección jurisdiccional de los derechos del
hombre, si Icemos con atención los artículos 4° y so del Acta de Refor·
mas, se verá que ésta apreciación era parcialmente distinta en 1847
como a continuación se explicar:
a) Por el artículo 4° se ordenaba la creación de una ley
na!, para arreglar el ejercicio de los derechos ciudadanos.
b) Por el artículo 5° del Acta de Re fo rmas, se pensaba en un
legal que:
• Fijara las garantías de libertad, seguridad e ig ua lda d.
• Estableciera los medios para hacerlas efectivas.
DERECHOS DEL HOMBRE - J. Mateos Santillán 1 R. Contreras Bustamante 257

e) Por el artículo 25 del Acta de Reformas se estableció el amparo en


materia administrativa y contra leyes, como puede apreciarse, nos en­
contramos frente a tres premisas diferentes, y a la vez complementarias
que requerían cada una su propia ley reglamentaria, con lo que Otero,
�eparaba el sistema de protección de los derechos humanos del Amparo.

El problema que agrava la interpretación correcta del diseño de Ote­


ro, es que jamás se reglamentaron los artículos 4° y so del Acata de Re­
formas y el Amparo, tuvo que integrarse a la Constitución de 18S7 para
�er reglamentado hasta 1861.
En cuanto al papel que jugaba el Amparo en el sistema de Otero,
cabe señalar que, era un papel complementario, pues existían las accio­
nes de inconstitucionalidad contra leyes locales (Artículo 22), las accio­
nes de inconstitucionalidad contra leyes federales (Artículo 23), y el am­
paro (Artículo 2S); las acciones de inconstitucionalidad contaban con
efectos generales y estaban en manos del poder legislativo, en tanto que,
las sentencias de amparo, tenían efectos relativos de protección para
quién había solicitado el amparo, "sin hacer ninguna declaración gene­
ral respecto de la ley o del acto que lo motivare", principio conocido co­
múnmente como "fórmula Otero" o de la relatividad de la sentencia de
Amparo.

9.11.1.2. El Amparo en la Constitución de 1857

Como se puede observar en el punto anterior, el sistema ideado por


Otero, era muy amplio y ambicioso, sin embargo, las circunstancias de
la guerra lo hicieron imposible, a lo que se debe sumar los problemas
que surgieron cuando un grupo de 11 diputados federales impugnó la
Constitucionalidad del Tratado de Guadalupe Hidalgo, con el que Méxi­
co perdió más de 2 millones de Km2 de territorio y se provocó un grave
conOicto legal y constitucional que anularon los postulados de Otero.
En 1854 Antonio López de Santa Anna, deroga el Acta de Reformas y la
Constitución federal, con ello, el sistema Otero se destruyó.
Los constituyentes de 18S7 contaron con más tiempo para elaborar
l a Constitución, lo que les permitió elaborar un catálogo de Derechos
Humanos, cuya protección se confió al Amparo, una vez que se dese­
charon l as acciones de Inconstitucionalidad y los sistemas específicos
de protección de los derechos humanos y ciudadanos, que se encontra­
ban en el Acta de R e formas de 1847.
De esta forma, el Amparo recibió una doble responsabilidad, ser
.
Instrumento de protección de los de re c hos humanos y medio de control
Para que las autoridades se mantengan en el ámbito de sus compete n ­

cias constitucionales Y legales, así, desde 1857 hasta la creación de la


258 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Comisión Nacional de Derechos Humanos, predominó en México el sis­


tema de protección jurisdiccional de los Derechos Humanos.

9.11.2. EN LA CONSTITUCIÓN DE 1917

Cuando observamos la sencillez con que se redactó el Amparo de


los Artículos 101 y 102 de la Constitución de 1857, no deja de sorpren­
dernos, a primera vista, la complejidad de los Artículos correlativos
que en la Constitución de 1917 fueron el Artículo 103 y el Artículo 107, que
regulaban las controversias Constitucionales y el Amparo respectiva­
mente, sin embargo, la explicación no puede ser más simple, el texto
del Amparo en la Constitución de 1857 debe vincularse, cuando menos,
a dos factores, por un lado, el corte liberal clásico de la Constitución y
por otro, el hecho de que el único antecedente federal vigente que venía
del Acta de Reformas de 1847, no había sentado grandes precedentes o
experiencias, en tanto no existió siquiera una ley reglamentaria, que
ampliase sus alcances y en consecuencia, mostrara sus virtudes y sus
defectos.
Las circunstancias para 1917 eran totalmente diferentes, por princi-
pio, se abandonó la concepción Constitucional liberal clásica y se adoptó
el pensamiento de un Constitucionalismo social que dejaba atrás no
sólo los grandes principios individualista aislados, para combinarlos con
un conjunto de postulados sociales, de igual forma varió la técnica cons­
titucional, pues los constituyentes de 1916-17, más allá de las críticas.
adoptaron una técnica constitucional diferente y presentaron algun�
artículos con tal complejidad, que bien pudieran equipararse a un �
queño reglamento, tal fue el caso de los artículos 27 y 123, sin exc luir eJ
caso del amparo que en el texto del artículo 107 original contaba co�
XII fracciones, de suerte que, en su texto, puede percibirse que el ampa,
ro evolución de una manera significativa entre 1857 y 1917. l

El texto del artículo 103 de la Constitución de 1917, es prácticaf',


mente el mismo que el artículo 101 de la Constitución de 1857, la dife:
rencia luego está, en el texto especifico del amparo que para 1917 ya
contenía diversos principios que se consagraron a lo largo de los
años de evolución que existen entre uno y otro texto.
El artículo 107 en 1917 establecía los siguientes principios:
• Los juicios se seguirían a instancia de parte agraviada.
• La sentencia es relativa, es decir, sólo se protege a quien se
ra, sin que se permitan efectos ge neral es al amparo.
• En 1917 existe el amparo casación o amparo contra resol
jurisdiccionales, en 1857 no se permitía.
DERECHOS DEL HOMBRE - J. Mateo' Santillún 1 R. Contrera' Bu,tamallle
259

• El amparo casación sólo procedía por violaciones al procedimien­


to cuando se afectaran las partes substanciales del mismo y se de­
jara sin defensa al quejoso.
• En caso de amparo contra sentencias definitivas en materia civil,
sólo procedía cuando la sentencia fuera "contraria a la letra de la
Ley aplicable al caso o a su interpretación jurídica, cuando com­
prendía personas, acciones, excepciones o casas que no han sido
objeto de juicio, o cuando no las comprenda todos por omisión o
negativa expresa".
• En los juicios penales procedía la suspensión provisional de la
sentencia definitiva.
• En los juicios civiles sólo procedía la suspensión provisional si el
quejoso daba fianza.
• El amparo contra sentencias definitivas se interponía directamen­
te ante la Suprema Corte.
• La autoridad responsable sería consignada en caso, de no acatar
la suspensión del acto ordenado por el juez.
• En caso de que se conceda el amparo y la autoridad responsable
repitiese el acto o tratar de eludir su ejecución, sería separado de su
cargo y consignada ante el juez de distrito correspondiente.
• Cuando los alcaldes y carceleros no recibieran copia autorizada
del auto de formal prisión, debían informar al juez y en caso de
no recibirla en las siguientes 3 horas, tenían obligación de poner
en libertad al detenido.

Como puede apreciarse, la técnica seguida para la redacción es di­


ferente y en 1917, se eleva a nivel Constitucional un verdadero regla­
mento del Amparo.
r

��:
'

...
,-_¡
Unidad 10

Formas de estado

FERNANDO FLORES TREJO.

1 0.1. CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN


DE FORMAS DE ESTADO

Este es uno de los conceptos más antiguos tanto en la Ciencia Políti­


ca como en la Teoría del Estado; así como en el Estado mismo. La for­
ma estatal puede ser estudiada desde diversos puntos de vista entre los
cuales se encuentra el sociológico.
Bajo esta perspectiva debe entenderse por forma del Estado una es­
pecial estructura del mismo, es decir, el equilibrio que presenta un
btado determinado en el orden político para lograr el mejor sistema de
sinergización social.
Efectivamente, tanto en el orden social como político se cumple el
proceso social de sinergia o armonía de todas las fuerzas y factores so­
c iales, lo anterior debido a que este proceso sinérgico presenta un as­
pecto dinámico y otro estático. En cuanto al aspecto dinámico, explica­
mos que constituye una fuerza directora y renovadora a la vez de las
estructuras e instituciones sociales. En el orden jurídico, el agente diná­
mico, se presenta como una fuerza que interviene en el progreso y reno­
vación de las instituciones jurídicas, a través de un proceso de supera­
ción constante.

En el orden estrictamente político, también el agente dinámico ha


tenido como función constante actuar sobre las estructuras o formas del

• Doctor· en Derecho y catedrático por oposició n de la Universidad Nacional Autóno-


01a de México.

261
,
,

262 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Estado, para lograr nuevas formas de equilibrio en los distintos re­


gímenes políticos. Por virtud de ese agente dinámico se logran sólo for­
mas de equilibrio inestable; que sólo durante una cierta época la estruc­
tura alcanzada representa la forma sinérgica que en el orden político
cumple con un fin determinado.
El Estado, en cuanto a sus formas se ha manifestado a través de la
historia como la estructura social máxima que ha ido realizando en
cada colectividad, la forma de equilibrio y armonía de los distintos inte­
reses y valores de la convivencia humana.
Las estructuras que en el orden social se constituyen, se transfor­
man desde el punto de vista jurídico en las instituciones políticas o esta­
tales. Es decir, toda forma o estructura social cuando alcanza un deter­
minado estado de permanencia tiende a manifestarse en el orden jurídico,
mediante una institución política. En otras palabras, origina una forma
de Estado que resulta en el medio jurídico empleado para mantener
dentro de la mayor permanencia posible aquel equilibrio que constituyó
la estructura social alcanzada de una época dada.
Relacionando la función del Derecho en sus relaciones con el Esta­
do, con los aspectos dinámico y estático que presentan respectivamente
los factores y productos sociales, el Derecho en su aspecto de actividad
normativa teleológicamente consciente de sinergia social integral, de­
sempeña el papel del agente dinámico que va logrando determinadas
estructuras o instituciones ya que el Estado se manifiesta como el as­
pecto estático por constituir en un momento dado la estructura social
máxima, la institución jurídica soberana, que regula la forma de organi­
zación política de una colectividad determinada.
Desde el punto de vista general, todo Estado es una forma de es­
tructura social pero a su vez esa estructura puede revestir distintas for­
mas como: la autocracia o la monarquía. Constituyen formas que en lo
político implican un equilibrio de fuerzas y factores sociales, que en una
época histórica determinada, lograron sinergizarse para constituir l a es·
tructura de una colectividad.
De esta suerte, en el concepto de Forma de Estado interviene no
sólo el proceso general que en orden sinérgico alcanza una estructura
determinada, sino que también interviene un dato jurídico, a efecto de
que la estructura social alcanzada se organice desde el punto de vi�ta
constitucional, lato sensu bajo las formas de democracia o autocracia,
monarquía o república. .
Entendida así la forma del Estado tiene una connotación sociológt·
ca-jurídica.
FORMAS DE ESTADO - F. Flores Trcjo 263

Ahora bien, la Forma de Estado en nuestra percepc10n, igualmente puede


ser visualizada bajo una óptica jurídico-política para lo cual resulta conve­
niente precisar algunos conceptos que son afines con este contexto.
Inicialmente resulta obligado efectuar una referencia al Estado cuyo sur­
gimiento, existencia y finalidades se encuentran íntimamente vinculados
con el contexto social como refiere Max Weber.1
Uno de los antecedentes iniciales del Estado lo encontramos en la anti­
gua G1-ecia lugar en el que se desanollaron las denominadas ciudades-esta­
do que constituyeron una incipiente organización político-social, en la que
los ciudadanos elegían a una elite de 1·epresentantes quienes se encargaban
de llevar a buen recaudo las finalidades que les encomendaba la sociedad.

En una etapa posterior, durante la época medieval, el entorno polí-


tico se caracterizó por la pugna del poder entre la iglesia, el rey y los
señores feudales sin que podamos afirmar que se hubiera generado un
desenvolvimiento de la institución estatal. No obstante, como conse­
cuencia de esa lucha nació el Estado como institución, mencionándose
por primera vez dicho vocablo con un significado jurídico-político en la
obra, "El Príncipe" de Nicolás Maquiavelo. Las palabras iniciales de
esta obra se refieren a que todos los Estados o son Repúblicas o son
Principados.

En la época moderna el Estado tuvo una significativa evolución ya que


como menciona Aurora Arnáiz2 representó el paradigma universal de orga­
nización en el entorno político y jurídico al tiempo de fundamentar su con­
tenido ético. No obstante lo anterior durante las tres décadas más recientes
se ha mencionado con insistencia que el Estado se encuentra en crisis y que
tiende a desaparecer como fórmula organizacional,3 sin embargo, hasta la
fecha se ha conservado como una institución que representa un modelo po­
lítico-jurídico permanente, que es perfectible, pero que continúa en la cima
de la estructuración social.
En este orden de ideas, estamos ciertos que el Estado como institución y
esquema de organización político-jurídica prevalecerá en el tiempo, en vir­
tud de que alberga y conserva la cohesión social ya que se amolda al com­
plejo y disímbolo andamiaje que la sociedad reclama a la vez que se acopla
a las condiciones específicas de cada sociedad.
Ahora bien, bajo la óptica conceptual el Estado puede ser considerado
bajo distintas perspectivas:

1 WEBER. Max, Economía .\' Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1969,
Tomo 1, p. 26.
2 ARt\ÁIZ AMil;o, Aumra, Ética v Estado, UNAM, México, 1975, pp. 44 y ss.
1 Al efecto consulta1· la opinión de Elías Díaz en su artículo "La Cdtica a la Teoda
Mcca!licista y Extincionista del Estado", dentm de la obra Memoria del P1·imer Congreso
l t
n cmacional de Teoría del Estado. UNAM, México, 1981, p. 63 así como el artículo de
C,·istine Buci-Glucksmann, p. !55 Y e l de Hécto1· González U1·ibe, p. 309.
264 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Así, la Ciencia Política estudia la estructura de los órganos funda­


mentales del Estado; la forma como el Derecho los define y caracteriza;
y, la relación que mantiene lo que la doctrina tradicional denomina, los
elementos del Estado.
Desde otro punto de vista, la Sociología Política como interdiscipli­
na científica analiza los diversos factores que caracterizan al Estado ya
que existe un conjunto de elementos materiales y sociales que intervie­
nen en la consideración de las instituciones políticas.
Ahora bien, dentro del plano jurídico diversos autores han externa­
do su punto de vista acerca de lo que es el Estado, así Hermann Héller4
sostiene que es"la estructura de efectividad organizada en fonna planea­
da para la unidad de la decisión y la acción".
Por su parte Reinhold Zippelius5 siguiendo la concepción de Héller,
estima que el Estado es "una estructura de acción, jurídicamente organi­
;:.ada".
Andrés Serra Rojas6 expresa que: "El Estado es un orden de convi­
vencia de la sociedad políticamente organizada".
Rafael Rojina Villegas7 contempla al "Estado como la sociedad jurl­
dica y políticamente organizada".
En la actualidad el Estado es concebido por algunos estudiosos
como una conquista cultural tal y como lo expresa Peter Haberle.8
Para nosotros, el Estado aparece como una persona jurídica titular
de derechos y de obligaciones, de acción interna e internacional, al
tiempo que se muestra como una estructura constituida por un conjun­
to de órganos. Y

En efecto, el Estado es una persona jurídica no física. En palabras de Gar­


cía Máynez10 sería denominada persona colectiva o para otros constituirla
una persona moral. Sin adentrarnos en la semántica más idónea, lo ante­
rior significa que el Estado constituye una entidad jurídica creada por el or­
den normativo, dotada de personalidad propia y que se caracteriza por ser
única, suprema y omnicomprensiva.
Así es, dentro del ámbito normativo jurídico existen diversas personas no
físicas, morales o colectivas, desde una sociedad anónima de naturaleza

4 HELLER, Hermann, Teoría del Estado, Fondo de Cultura Económica, México, 1968,
p. 255.
'i ZIPPELIUS, Reinhold, Teoría General del Estado, UNAM 1985, p. 53.

6 SERRA 7
RoJAS, Andrés, Teoría General del Estado, Porrúa, México 1964, p. 1 1
.
7 RüJINA VtLLEGAS, Rafael, Teoría del Estado, Porrúa, México 1968, p. 102.
8 HÁBERLE, Peter, El Estado Constitucional, UNAM, México, 2001, p. l.
Y En relacióncon esta temática se sugiere consultar la obr·a de GoNZÁLEZ
LOMBARDO, Francisco, Historia del Derecho y del Estado, L imusa, México, 1975.
10 GARC Í A MÁYNEZ, Eduardo, Introducción al Estudio del Derecho, Porrúa,
1977, p. 278.
H)RMAS DE ESTADO - F. Flores Trcjo 265

privada hasta una compleja sociedad controladora compartida por el Esta­


do y los particulares. Sin embargo solamente puede existir una persona ju­
rídica que se identifica como Estado, no puede por ende, existir duplicidad
en la persona del Estado. Asimismo, es una persona suprema al identificar­
se como la persona jurídica máxima respecto de la cual ninguna persona
puede encontrarse en un plano de superioridad. Igualmente es omnicom­
prensiva porque abarca o comprende a todas las personas físicas o no físi­
cas sin importar su nacionalidad, patrimonio, nombre o denominación, et­
cétera, ya que todas ellas se encuentran bajo su ámbito de influencia.
Asimismo, debemos considerar que el Estado cuenta con diversos ele­
mentos como señala Burgoa: 11 La población esta se presenta, prima {acie
como un conglomerado humano radicado en un territorio detemúnado .... El
territorio éste no es solo el asiento pemzanente de la población ... sino que es
factor de influencia sobre el gmpo humano que en él reside, modelándolo de
muy variada manera... poder soberano, orden jurídico fundamental o Consti­
tución, poder público y gobierno.
Bajo este contexto debemos considerar que el Estado tiene a su cargo
una misión esencial, que consiste por un lado en ser el depositario de la te­
leología social, es decir es la entidad recipiendaria de las finalidades de la
sociedad, por otro, es el encargado de llevar a feliz término las finalidades
sociales para lo cual se encuentra dotado de poder y estructurado con un
conjunto de órganos que realizan las funciones correspondientes para arri­
bar eficazmente al logro de la finalística social.
Con base en lo anterior podríamos proponer una definición jurídica del
Estado como aquella persona jurídica colectiva suprema y omnicomprensiva
cuyos elementos esenciales lo constituyen la población, el territorio, el gobier-
110, el poder soberano y la constitución, al tiempo de ser el encargado de reali­
;:ar adecuadamente las finalidades sociales.

1 0.1.1. CONCEPTUALIZACIÓN DE FORMAS DE ESTADO

Al inicio de esta temática manifestamos que el propósito inicial es el


de definir las Formas de Estado para lo cual, además de precisar los
conceptos pretéritos, se requiere distinguir entre Formas de Estado y
Formas de Gobierno.
Efectivamente, resulta común incluso doctrinalmente la confusión
entre ambos conceptos ya que, se alude indistintamente a cualquiera de
las dos entremezclándolas en las clasificaciones respectivas.
Estamos ciertos que la diferencia primaria radica precisamente en
l a d iferencia que existe entre el concepto de Estado y el de Gobierno. El
Estado como señalamos previamente, es una persona colectiva única,

11 B U RGOA ORIHUELA, Ignacio, Diccionario de Derecho Constitucional, Garantías v


-

Amparo, Porrúa, México, 1984, p. 147.


266 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN r
l

suprema y omnicomprensiva; en tanto que el Gobierno es el conjunto


de autoridades del Estado.
El Estado es una institución pública dotada de personalidad jurídi­
ca, es una entidad de Derecho. En el plano kelseniano, es la totalidad
del orden jurídico sobre un territorio determinado, en la unidad de to­
dos sus poderes y titular de la soberanía. En cambio el gobierno, es el
conjunto de órganos del Estado que ejercen las funciones en que se de­
sarrolla el poder público que pertenece a la entidad estatal, y en su
acepción dinámica se revela en las propias funciones que se traducen
en múltiples y diversos actos de autoridad. Estado y Gobierno no pue­
den confundirse, ni, por ende, sus correspondientes formas.
Como se deriva de lo anterior, el Estado es la entidad suprema y so­
berana, en tanto que el Gobierno constituye uno de los elementos del
Estado, es parte del mismo y por ende diverso de éste.
De igual manera es necesario expresar que a la forma de Estado
atañe la organización del poder público con referencia al territorio o las
demarcaciones territoriales por las que se compone el país. Asimismo,
le incumbe la organización del poder público, por medio de la del imita­
ción de competencias y con referencia al territorio o a las demarcacio­
nes territoriales por las que se compone el país; en tanto que a la For­
ma de Gobierno le concierne la conformación de los órganos del Estado
para el adecuado ejercicio de las funciones públicas.
De esta manera las Formas de Estado hacen referencia a las distin­
tas maneras de estructuración de la división o desplazamiento de com­
petencias, sin aludir a las distintas formas en las que se pueden confor­
mar los órganos soberanos.
En cambio las Formas de Gobierno se refieren a la conformación
de los órganos encargados de ejercer las funciones soberanas así como
la relación que estos guardan entre sí, como afirma Luis Izaga.12
Matizando estos conceptos Alessandro Groppali13 asevera que "las
Formas de Gobierno consideran los modos de formación de los órganOS
esenciales del estado, sus poderes y sus relaciones mientras que las For·
mas de Estado son dadas por la estructura de éstos y se refieren a las
relaciones que se establecen entre pueblo, territorio y soberanía, según
que se concentren y funden en un orden estatal único o estén descentra•
"
!izadas en los varios órdenes estatales de que resultan constituidas · d6
Bajo este contexto podemos señalar que las principales Formas
Estado son la federal y la central o unitaria; y en cuanto a las Fo rmai

12
!ZAGA. Luis. Elementos de Derecho Político, Bosch, Barcelona, 1999. Tomo Il, P· 1.
1.1 GROPPALI. Alcssandro, Teoría General del Estado, EJEA, Bs. As . ¡ 965, p. 212.
.
FORMAS DE ESTADO - F. Flores Trcjo
267

de Gobierno se incluyen la monarquía, la república y la democra


cia como
regímenes "puros".

10.2. CLASES DE FORMAS DE GOBIERNO

10.2.1. CLASIFICACIÓN DE LAS FORMAS DE GOBIERNO


DE ACUERDO A ARISTÓTELES

El ideal de las formas puras de gobierno es el interés general, el


bien público de una sociedad.
La mejor de las formas puras de gobierno es la democracia o poli­
!eia que mira con mayor perfección al bien de la comunidad.
El problema relativo a las formas de gobierno y a las formas de
Estado fue entrevisto en sus generalidades por el pensamiento helénico,
tanto en la descripción de las formas políticas existentes en aquélla épo­
ca, como en la especulación que de las mismas se hizo por el pensa­
miento filosófico, en la obra histórica de Herodoto "Los nueve libros de
la Historia", como en Platón en su obra ejemplar "La República".
Por su parte Aristóteles realizó un interesante estudio de más de 50
constituciones, describiéndolas y enjuiciándolas en los principios comu­
nes que las dominaban.
Aristóteles consideraba que las formas de Gobierno requerían ser
clasificadas en dos grupos importantes:
l. Las formas puras o perfectas;
2. Las formas impuras, degeneradas o corrompidas.
Las formas puras o perfectas son:
A. La monarquía: que es el gobierno ejercido por una sola persona;
B. La aristocracia: que es el gobierno ejercido por una minoría se­
lecta y,
C. La democracia: que es el gobierno ejercido por la multitud o ma­
Yoría de los ciudadanos.

Las formas impuras, degeneradas o corrompidas: son aquellas formas


de gobierno que desvirtúan sus finalidades sirviendo intereses o propó­
sitos particulares. El gobernante olvida o pervierte su misión y hace del
Pod er público un instrumento de sus intereses egoístas.
Estas formas impuras son:
A. La tiranía: que no es otra cosa que la degeneración de la mo­
narqu ía;
B. La oligarquía: o forma corrompida de la aristocracia; y
C. La demagogia: que también se llama la oclocracia, que es una de­
generación de la democracia.
268 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

El pensamiento de Aristóteles fue más lejos al considerar formas de


gobierno mixtas, que ya habían sido analizadas por el pensamiento pol(.
tico de su época y que él se encargó de sistematizar.

10.2.2. EL GOBIERNO MIXTO DE POLIBIO Y OTROS AUTORES

La influencia de las instituciones políticas helénicas fue manifiesta'


en el pensamiento romano.
Con su gran sentido de la realidad los romanos practicaron una for­
ma de gobierno mixto. El poder se dividía entre el pueblo y el monarca
o entre una aristocracia y el pueblo, en un proceso de cambios políticos
en que la constitución pasara del reino a la tiranía, a la democracia y
después la monarquía para que de este modo continuara el mismo
desenvolvimiento.
Polibio, es el expositor del gobierno mixto o forma constitucional
que combina el poder monárquico, el aristocrático y el poder democráti­
co, representados por el Consulado, el Senado y los comicios. El gobier­
�"'
·-:
no mixto es ideal y evita los perjuicios de las otras formas de gobierno.
En la teoría del gobierno mixto se esboza un régimen de coordina­
ción de funciones, sin preeminencias de uno sobre otro, coordinando
sus actividades sobre la base de equilibrio y de igualdad.
El pensamiento de Aristóteles influyó notablemente en el pensamien·
to político de Roma, señalándose que tanto Polibio como Cicerón admi­
tieron la clasificación y los caracteres de las formas de gobierno mixto.
La teoría de la forma mixta de Gobierno se manifiesta en el pensa­
miento político medieval en Santo Tomás, en Suárez y en Dante.
Contemporáneamente, Jellinek14 considera que las formas de Go­
bierno son la monarquía y la república y para Kelsen15 la aristocracia Y
la democracia.
Monarquía y República es la división fundamental, pero ambas pue­
den ser subdivididas, y de este modo es factible lograr todas las distin·
ciones posibles en la organización del Estado. Así, la existencia, Y 1á
manera en la que se manifiesta la representación popular, la organiza·
ción y ejercicio del gobierno, las relaciones de éste con los demás órgs..
nos del Estado, entre otros, constituyen aspectos que se entrelazan de
diversa forma, de tal suerte que cada Estado puede caer dentro de
serie de categorías, sin que todas reunidas sean capaces de dete
con exactitud cuál es su naturaleza desde todos los puntos de vista.

14 JELLINEK. Gcorgc, Teoría Getteral del Estado, Editora Nacional. Montevideo, 1

p. 132.
1 'i KELSEN, Hans, Teoria General del Derecho Y del Estado, UNAM, México, 1998, p. 1
HlRMAS DE ESTADO - F. Flores Trejo
269

En el capítulo primero del "Espíritu de las leyes", Montesquieu16 in­


troduce modificaciones fundamentales a la teoría de las formas de Go­
bierno de Aristóteles.
Afirma este autor:

Supongo tres definiciones o mejor dicho tres hechos, a saber: que el gobier­
no republicano es aquél en que el pueblo, en cuerpo o sólo parte de él, ejer­
ce la potestad soberana; que el monárquico es aquél en que gobierna uno
solo, pero con arreglo a leyes fijas y establecidas; que, a diferencia de éste,
el despótico es aquél en que uno solo, sin ley ni regla, lo dirige todo a vo­
luntad y capricho. La República en donde el pueblo en cuerpo, ejerce el po­
der soberano, es una democracia. Si el poder soberano está en manos de
parte del pueblo, se tiene una aristocracia.
"En los Estados populares, es decir, en las Repúblicas democráticas, se
necesita el resorte de la virtud. La moderación es el alma de los Gobiernos
aristocráticos; más entiéndase que me refiero a la que está fundada en la
virtud, no a la que nace de la cobardía o pereza del alma". Y agrega, "en
cambio en las monarquías la política produce las mayores cosas con la me­
nor virtud posible".

10.3. CLASES DE FORMAS DE ESTADO

Inicialmente y bajo una perspectiva sociológica, es dable clasificar a


las Formas de Estado atendiendo al tipo de Estado continente. Una
clasificación sociológica de las formas que el Estado se ha presentado
conforme a su evolución histórica, y de esta suerte distinguimos los ti­
pos de Estado religioso, Estado político, Estado de derecho y Estado
econ ómico.
En estas formas exclusivamente sociológicas de la organización del
Estado, se determina el concepto de forma tomando en cuenta la clase
de solidaridad social predominante. A la solidaridad religiosa, corres­
ponde la forma de Estado religioso, a la solidaridad política la forma de
Estado político, a la solidaridad jurídica, la forma de Estado de derecho

Y a la solidaridad económica, la forma de Estado Económico.


Ahora bien desde un punto de vista político-jurídico puede aseverar­
se que existen dos formas
estatales: el Estado Centralizado o Unitario y
el E stado Federal.

lñ MoNTESQUIEU. Chadcs de Secondat, Del Espíritu de las Leves, Sarpc, Madrid, 1984,
Pp. 3 5 y SS.

270 TEORÍA DE LA CONSTITUCiÓN

10.3.1. ESTADO CENTRALISTA O UNITARIO

10.3.1.1. Concepto y características

El Estado Centralista es una Forma de Estado que implica la existen­


cia de un órgano que canaliza de manera exclusiva el poder y lo ejerce
de manera directa a través de decisiones respecto de sus subalternos que
son los denominados Departamentos, quienes se encuentran constreñi­
dos a acatar las decisiones que emanan del Departamento Central.
El Estado centralista o unitario presenta homogeneidad del poder,
es decir, las funciones estatales tienen una sola organización nacional
aunque se admite que en ciertos casos por razones de eficiencia admi­
nistrativa, se permita la desconcentración de las funciones administrati­
va y jurisdiccional.
La desconcentración de referencia resulta, en cuanto a la función
administrativa, en una distribución de los órganos de gobierno en dis­
tintas circunscripciones usualmente denominadas departamentos o pro­
vincias, pero dichos órganos están subordinados al órgano central. En
cuanto a la función jurisdiccional se traduce en una distribución de los
tribunales con distinta competencia territorial.
Es digno de subrayarse, que la principal característica del Estado
centralizado, es que sus órganos de gobierno pueden estar desconcen­
trados, pero no descentralizados, es decir, los órganos de gobierno "lo­
cales", aun y con competencia territorial, no son autónomos.

10.3.1.2. El Estado Central o Unitario en México

El 15 de diciembre de 1835 el Presidente interino Miguel Barragán,


expidió las denominadas Bases Constitucionales en la que se estableció
el régimen centralista. El artículo 3° no obstante que no establecía de
manera explícita dicha Forma de Estado, suprimió el hasta entonces
existente régimen federalista. Por su parte el numeral 8° prevenía que: -;

"El territorio nacional se dividirá en Departamentos, sobre las bases de .{


población, localidad, y demás circunstancias conducentes". , ;:
Con apoyo en dichas Bases, la primera Constitución Centralista lla·
mada Leyes Constitucionales de 1836, previno en la Sexta Ley la d ­ ��
sión de la República Mexicana en Departamentos, los cuales se subdtVl•
día a su vez en distritos y éstos en partidos.
Asimismo, la segunda Carta Fundamental Centralista, las Base5
Orgánicas de 1843 establecieron en el numeral 4° la misma división pO"
lítica que su antecesora, aunque agregó a la división departamental, las
municipalidades.17

17 SENADO DE LA REPÚBLICA, Documentos Hist óricos Constitucionales de las


Amwdas Mexicanas, México, 1965, Tomo 1, pp. 223 Y ss.
FORMAS DE ESTADO - F. Flores Trcjo 271

Durante esta etapa el Centralismo estableció un rígido sistema de


centralización de funciones a través de los diversos órganos, especial­
mente del Poder Ejecutivo quien acaparó las atribuciones y ejerció un
poder de mando sumamente férreo.

10.3.1.3. Confederación

La Confederación puede ser conceptualizada como una alianza, liga,


unión o pacto entre algunas entidades y más comúnmente entre nacio­
nes o Estados.
En su acepción de Unión de Estados, la Confederación se ha refleja­
do tanto en las alianzas temporales que han tenido propósitos comer­
ciales o bélicos, como en aquellas que se han establecido con propósitos
más vastos y complejos, por un periodo ciertamente amplio.
Como ejemplos del primer tipo de confederaciones puede citarse a
la Liga Aquea durante la antigüedad. En la Edad Media, a la Liga
Anseática y a la Santa Alianza o el Eje Roma-Berlín-Tokio, durante los
tiempos modernos. Como muestras del segundo tipo de confederación
pueden encontrarse en asociaciones de naciones más permanentes,
como lo fueron la Confederación Norteamericana antes del surgimiento
de la Federación, así como la Sociedad de las Naciones o la Common­
\vealth Británica.
La confederación sin duda, representa el punto de mayor descentra­
lización dentro de las modalidades del Estado unitario, la Federación
de menor o mayor descentralización o viceversa, cuando se le ve desde
el punto de vista del estado unitario. En este orden de ideas, existe un
número importante de diferencia entre los dos géneros más próximos:
la federación y la confederación. Así, la Confederación pertenece al ám­
bito del contexto internacional, mientras que la federación es una forma
de Estado.
Por otro lado, la Confederación se origina en un pacto entre esta­
dos libres y soberanos que permanecen como tales, mientras que la
Feder ación surge de una Constitución y no supone la supervivencia en
su seno de estados auténticamente libres y soberanos. Por lo general,
los Estados que integran una Confederación pueden separarse de ella,
mientras que las entidades federativas no pueden hacerlo, sin provocar
una secesión.

Asimismo, la Confederación supone la existencia de órganos confe­


derales, temporales o permanentes, que atienden las funciones que se
les han encomendado,
pero siempre subordinados a los gobiernos de
los est ados confederados, por su parte la Federación supone el surgi-
111Jento de un gobierno distinto del de las entidades federativas, que no
está subordinado a ellas, al contrario de lo que sucede en la Confedera-
T
j�
272 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

c1on. Igualmente, en la Confederación no surge una nueva nacionali.


dad, además de la que tienen los nacionales de los estados confederados
en tanto que en la Federación existen, por lo menos teóricamente dos: 1�
nacionalidad federal y la de las entidades federativas. Adicionalmente
es viable precisar que en la Confederación, sus órganos no pueden ex­
pedir normas generales o leyes, o ejecutar normas concretas como las
sentencias que afecten a los nacionales de los Estados confederados en
forma inmediata, sino que sólo pueden hacerlo a través y con el consen­
timiento de sus respectivos gobiernos; en contraste, en la Federación
existe una distribución de competencias, de manera que dentro de su
ámbito el gobierno federal puede emitir normas generales y ejecutar
normas concretas, en forma inmediata y sin previa autorización de los
gobiernos de las entidades federales y viceversa.
Otro criterio para diferenciar entre la Confederación, la federación
y el estado federal, es propuesto por K.C. Wheare18 quien explica que:
en una confederación los órganos de la misma se encuentran subordi·
nados a los gobiernos de los estados confederados, mientras que en una
federación, el gobierno federal, y los gobiernos de las entidades federa·
tivas están coordinados. Finalmente, en el caso del estado unitario, al
revés de lo que sucede con la confederación, los órganos de la misma se
encuentran subordinados a los gobiernos de los estados confederados;
mientras que en un federación, el gobierno federal, y los gobiernos dt;
las entidades federativas están coordinados. Finalmente, en el caso del
estado unitario, al revés de lo que sucede con la confederación, los go­
biernos de las entidades locales se encuentran subordinados al gobierneS
central. La teoría de Wheare viene a confirmar la de H. Kelsen, en � �

sentido de que confederación, federación y estado unitario son divers �


formas de organización estatal. atendiendo al grado de centralización �
descentralización de los órganos de gobierno y de las facultades que se
otorgan a los últimos".
Ahora bien, en la forma de Estado denominada Confederación de --:� ·�

dos, estamos en presencia de varios Estados que han decidido fo�


una Unión, pero sin desaparecer ni formar una entidad superior a el i: �
La Confederación tiene como base un Pacto interestatal para re .1
zar determinados propósitos, principalmente de carácter defensivo.
de
facultades de la Confederación no pueden extenderse más allá
practicado, ni implica intervención en los asuntos propios de un
soberano.

18 Diccionario Jurídico Mexicano, Voz Confederación, UNAM-Porrúa, México,


Tomo IV.
l
1
'

FORMAS DE ESTADO - F� Flores Trcjo


273

Tampoco sufre restricciones la soberanía de los Estados, pues éstos


continúan el ejercicio pleno de sus derechos. El acto inicial de la inde­
pendencia de los Estados Unidos de Norteamérica fue la formación de
una Confederación de las Trece Colonias Iniciales, que se unían para
asegurarse de su independencia de la Gran Bretaña y hacer un frente
común respecto de la Corona Inglesa.

1 0.3.1.4. Uniones de Estados

Podríamos señalar que existen Uniones de Estados que se rigen por


el Derecho Interno y Uniones de Estados que se regulan por el Derecho
Internacional. Las primeras tienen que ver con la Forma de Estado Fe­
deral que se analizará en la siguiente unidad, en cambio las Uniones de
Estado de índole internacional encuadran en un contexto distinto en
,irtud de que son creadas a través de Tratados, o por conducto de Actos
U nilaterales, pero con consecuencias internacionales.
Lo que caracteriza a cualquier unión de Estados es que se estable­
cen órganos colectivos con competencia en asuntos comunes.
Seara Vázquez19 afirma que: "las uniones de Estados en sentido pro­
pio (diferentes de las uniones administrativas, aduaneras, etc.) son de dos
tipos: unión personal y real. Coinciden ambas en una característica: tener
un jefe de Estado común, pero hay entre ellas diferencias importantes".

1 0.3.2. UNIONES REALES Y UNIONES PERSONALES

La Unión Real es el ejemplo de un Estado compuesto que se carac­


teriza por un régimen de diversos Estados de tipo monárquico que tie­
nen un solo Rey y disponen
de órgano comunes de gobierno. Así por
ejemplo, Carlos V de España era al mismo tiempo Emperador
en Espa­
ña y Rey de Alemania.
El propio Seara Vázquez contempla que la Unión Real "es una
llnir)¡z t'U!zmtaria de
dos Estados soberanos que se unen bajo el mismo
nzunarca para dar lugar al
nacimiento de una sola persona intemacional.
La unión real se caracteriza
además por el abandono que hacen los Esta­
dos sohermws
que la fomzan de una parte de sus prerrogativas a la Unión,
que se encarga de la
gestión de los asuntos comunes permaneciendo las
Otras de
ntro del dominio de los Estados miembros, que continúan sien­
�0 soberanos. En realidad hay una gran
analogía entre la unión real y
a co nfede
ración de Estados. De la unión personal se distingue por ser
l11ucho
más estrecha y además como consecuencia del carácter volunta-
...__
__

1" SEARA V ÁZQUEZ, Modesto, Derecho lnternaciuttal Público, Porrúa, México, 1986,
P. 223.
274 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

rio de su creación, por la posibilidad de ser disuelta libremente. Podemos


r
citar como ejemplos de uniones reales: Suecia y Noruega (1815-1905),
Austria y Hungría (1867-1918), Islandia y Dinamarca 1918-1944), que
ofrecía una serie de particularidades muy interesantes, y los Países Ba­
jos e Indonesia (acuerdos 1937 y 1949) que podía considerarse, también
por algún tiempo, como una unión real. El contenido de las distintas
uniones reales que hemos citado, no es idéntico en todos los casos, y las
diferencias son a veces bastante profundas. Actualmente, no hay ningún
ejemplo de uniones reales".
Por su parte en la Unión personal, un Tratado Internacional define
la existencia de un monarca para diversos Estados, pero sin órganos co­
munes. En esta forma de Estado cada uno de los Estados mantiene su
propia organización soberana y se administra de acuerdo con sus pro­
pios intereses y con entera independencia del otro.
Bajo este contexto, la unión personal surge cuando el juego de las le­
yes de sucesión lleva al mismo monarca a ocupar el trono de los dos paí­
ses. Los Estados conservan su personalidad independiente sin que pueda
hablarse de la Unión como sujeto propio del derecho internacional.
La Unión Personal según Seara Vázquez se caracteriza por: ·:.·
'
l. Tener el mismo jefe de Estado, que siempre es un monarca, aunque
haya una excepción a esto último, en el caso de Bolívar, que en 1825, fue
presidente simultáneamente de Colombia, Bolivia y Perú, y de 1823 a 1826,
de Colombia y Perú;
2. Ser de carácter accidental basada únicamente en el juego de las leyes
de la sucesión y,
3. Ser temporal. Como ejemplo de uniones personales pueden citarSe!
Prusia y Neuchatel (1707-1857) Gran Bretaña y Hanovcr (1714-1837), Ho"
landa y Luxemburgo (1815-1890), Bélgica y el Congo (1885-1908). Actuaf¡ ,

mente no hay ningún ejemplo de unión personal.

En la actualidad podríamos citar como fórmula de este tipo rl


dC!
Uniones de Estados a la Unión de los Estados Árabes o Liga Árabe. De&r,
d�
de los inicios del siglo pasado, diferentes grupos árabes han pretendi
la formación de un Imperio árabe, que reúna a todos los pueblos ára

sobre la base de una Constitución y organización de tipo militar.
Su organización parte del Protocolo de Alejandría de 7 de oc....h...
de 1944 y el Pacto de la Unión Árabe firmado en el Cairo el 22 de
zo de 1945.
Hasta nuestros días ha sido la siempre inestable la reunión de
nos países árabes alentados por sus problemas territoriales. La
tución del Estado de Israel bajo los auspicios del mundo interm•c•u• ...
FORMAS DE ESTADO - F. Flores Trejo
275

la Organización de las Naciones Unidas, ha suscitado vivas reac


ciones
de estos pueblos.
Finalmente podríamos decir que, tanto la práctica como
la doctrina
in ternacion ales han configurado tres formas distintas de Unio
nes de
Estados constituidas sobre la base de la desigualdad de las partes
aso­
L·iadas: el Protectorado, la Protección y el Cuasi-protectorado, teniend
o
Lomo nota común todas ellas que un Estado débil se pone bajo la pro­
tección de un Estado más fuerte, sin que se diluya la personalidad jurí­
dico-internacional de aquél.
,
,

Unidad 11

Federación como forma


de estado

FERNANDO FLORES TREJO'

11.1. TESIS EXPLICATIVAS DEL SISTEMA FEDERAL

En el capítulo anterior se analizó el concepto e importancia del


htado Federal bajo la denominación de Estado compuesto. Toca el tur­
no de estudiar diversos aspectos que consideramos trascendentales en
lomo al Federalismo, pretendiendo que al finalizar se perciba una vi­
sión "globalizadora" de su entorno.
Por diversas referencias históricas podemos afirmar como lo hace
Jorge Carpizo1 que "Grecia conoció la institución jurídico-política deno­
minada Confederación, y como ejemplos se pueden citar la Liga Jónica,
la Confederación Beócica, la Confederación Peloponésica y la Liga Ati­
codeliana. Pero el Estado Federal nació en 1787 al promulgarse la
Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica. Varias son las di­
ferL·ncias entre la Confederación y el Estado Federal, pero entre una de
las más
importantes se puede subrayar que en tanto la Confederación es
una asociación de Estados soberanos, sometida a las normas del dere­
cho inte
rnacional, en el Estado Federal sólo hay un Estado soberano (el
Pueblo, y no varios pueblos soberanos) y todo su orden jurídico está en­
cuadrado en la
constitución Federal".

Doctor en Derecho v catetlrútico por oposición de la Universidad Nacional Autóno­


ma de México.
1 CARPIZO MAC GREGOR, Jorge, La Cmrstituci<}¡¡ A/exic<lllll de 1917, UNAM, México,
1 'JRo. p. 231.

277
.,

278 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

11.1.1. ALEXIS DE TOCQUEVILLE

Más que un autor que aporte elementos para desentrañar el origen


del Federalismo, el mérito de Tocqueville2 estriba en haber sido el divul­
gador de la nueva estructura estatal.
En efecto advirtió que en América existía un esquema estatal nove­
doso que se manejaba en una doble vía:
l. Por un lado, los Estados federados soberanos, los cuales dentro
del ámbito de su competencia eran la instancia decisoria su­
prema;
2. Por otro, una instancia diversa: la Federación, que era también
dentro de su competencia, la instancia suprema.

Así, la soberanía se encontraba bifurcada ya que una parte de ella


correspondía a la Federación y otra parte a las Entidades Federativas.
Por ello afirmó que en Norteamérica existían dos gobiernos completa­
mente separados y casi independientes. Uno de estos gobiernos era el
que correspondía a las veinticuatro pequeñas naciones soberanas que
en conjunto integraban la Federación, la que a su vez era soberana.
Las explicaciones anteriores son el motivo por el cual a esta teoría
se le llama de la cosoberanía, ya que tanto la Federación como las Enti­
dades Federativas son soberanas dentro de su competencia, es decir,
poseen una parte de la soberanía.

1 1 .1.2. CAL H O U N Y SEY D EL

Analizamos simultáneamente los puntos de vista de estos auto res


ya
concreta: justific ar la
que la teoría de Calhoun persiguió una finalidad
Sey­
separación de los Estados del Sur de Norteamérica; y la teoría de
del tuvo también una meta: defender a Baviera contra el Reich.
ranía,
El fundamento de estas teorías es la indivisibilidad de la sobe
dos no
de lo que concluyen que si la Federación es la soberana, los Esta
os la Fe•
,
existen. No obstante a la inversa si los Estados son los soberan
Federal no
deración no lo es. Bajo esta tesitura concluían que el Estado
puede tener existencia.
Afirmaron que el Estado Federal no podía subsistir en virtud de
resultaba necesario atribuir la soberanía a uno de los dos ámbitos: a
Federación o a los Estados, inclinándose en favor de los Estados.

2 Tocut:EVILLE, Alexis de, La IJ<!IIIO<Tacitl e11 A111áica. Planeta Agostini, Madrid, 1


Tomo 1, p. 293.
FEDERACIÓN COMO FORMA DE ESTADO - F. Flores Trejo
279

Esta aseveración les permitió concluir que las competencias Fede­


rales no son más que competencias delegadas por los Estados y ejerci­
das por ellos, de lo cual se derivan dos consecuencias:
l. El derecho de anulación y,
2. El derecho de segregación.

11.1.3. JELLINEK

Este autor3 define al Estado Federal como "un Estado soberano


for­
uzado por una variedad de Estados". Sin embargo, estos Estados no
son
soberanos a pesar de que la Constitución les atribuye a los órganos
de
esos Estados una participación mayor o menor en la soberanía, es
de­
cir, en el ejercicio del poder. Los Estados particulares son Estados, úni­
camente, dentro de la esfera en que están libres del poder Federal.
Para Jellinek el Estado Federal es el único soberano, pero los miem­
bros de esa unión sí son Estados porque poseen derecho de dominación
' en ciertos límites también cuentan con libertad
de acción.
En síntesis la teoría del autor alemán postula que la Federación es
el único Estado soberano, pero sin negar a los miembros de ella la ca­
racterística de Estado.

11.1.4. WILSON

Este tratadista afirma que al crearse la Constitución Federal Nor­


teamericana y por ende la aplicación del Federalismo, se deseaba una
unión débil y no se pretendía sacrificar la autonomía de los Estados
partic ulares.
La idea de la importancia de los Estados miembros fue substituyén­
dose por el concepto de nación, la cual triunfó definitivamente cuando
los Estados del norte vencieron a los del sur, creándose la convicción de
que era imposible la segregación de un miembro de la unión.
En efecto el concepto de nación como unidad permitió formar un
vínculo de solidaridad e identidad entre hombres de pensamientos, cos­
tumb res, religiones, lenguas y razas, tan disímbolas.
En opinión de Carpizo4 el concepto de nación de Wilson es el mis­
mo que fue expuesto en 1939 por Crossman, como "Un pueblo que vive
bajo un único gobierno central lo suficientemente fuerte para mantener
su independencia frente a otras potencias" .

3 1ELLINEK, Jorge, Teoría Ger�eral del Estado, Editora Nacional, Buenos Aires, 1960,
P. 130.
4 Op. cit., p. 235.
280 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Bajo este contexto se mira al Estado Federal como dos Estados'


r
como dos gobiernos, para percibir que el Estado es un solo gobierno
pero doble, es decir, la naturaleza del Estado Federal es ser un gobier :
no doble.
El planteamiento que realizó Wilson es de sumo interés pues y a n o
se considera al Estado Federal como dos Estados ni como dos gobier­
nos, sino como una unidad formada por dos partes distintas pero no
separadas.
El Estado Federal no está dividido sino que conforma una unidad
como cualquier otro Estado. De esta manera el gobierno es el único que
está segmentado bajo un ámbito de competencias, uno de los cuales co­
rresponde a la Federación y otro a los Estados particulares.

11.1.5. lEAN DABIN

El profesor Dabin5 es quien proclama la teoría del Estado Federal


como una forma de descentralización del poder.
Parte del supuesto de que los Estados particulares no son sobera­
nos, aunque en el Estado Federa! los Estados miembros designan algu­
nos titulares de la autoridad Federal.
En este orden de ideas, Dabin asegura que el sistema Federal es un
régimen complejo "en que hayamos combinadas dos soluciones enlaza-
das con dos aspectos diferentes de la teoría del poder: por una parte,
una solución de descentralización muy amplia en beneficio de las colec­
tividades componentes; por la otra, una solución de participación de las ,
1>
colectividades mismas en el gobierno del Estado Federal". '
..

Lo que caracteriza al Estado Federal, es una gran descentralización


política, la cual emana de la Constitución que es obra del pueblo Y con
posterioridad el pueblo es quien atribuye las competencias Federales Y ·.'{
-�
"-

las locales.
·;(
Un Estado Federal puede tener una gran centralización administra·
\
tiva, por ello la nota de descentralización administrativa no es caracte·
rística del Estado Federal.

11.1.6. HANS KELSEN

El afamado jefe de la Escuela Vienesa del Derecho�> afirma que la


nota esencial del Estado Federal es la descentralización, sin embargo

'iDABIN, Jcan. Ductri11a Ge11eral del Estado, México, 1988, pp. 360 y ss.
" KELSEN Hans, Teoría Gc11eral del Derecho y del l::stado, UNAM, México,
pp. 360 y SS.
r FEDERACIÓN COMO FORMA DE ESTADO - F. Flores Trejo 281

introduce su teoría de los tres círculos estatales que denota un avance


significativo en la explicación de este contexto.
Considera que en el Estado Federal hay que distinguir tres elementos:
l. La Constitución en virtud de la cual se establece la unidad del or­
den total, y esta Norma Suprema es válida en todo el territorio. O
sea que el Estado Federal es la personificación de la constitución;
2. El orden jurídico Federal, y
3. El orden jurídico de las Entidades Federativas.

Siguiendo su pensamiento, la Constitución divide la competencia


L'ntre la Federación y las Entidades Federativas, y estas dos esferas son
tírdenes parciales delegados.
Así, el Estado Federal u orden total posee órganos propios como el
poder revisor de la Constitución, que no es órgano ni de la Federación
ni de las Entidades Federativas sino del Estado Federal, es órgano de la
totalidad.
De esta forma, la unidad del Estado es la Constitución pero la es­
tructura de esa ley fundamental es diferente: en el sistema Federal la nor­
ma suprema crea dos órdenes subordinados a ella pero que entre sí es­
tún coordinados. Lo anterior significa que esos órdenes el Federal y el
de las Entidades Federativas existen por mandato constitucional y ellos
no pueden contravenir las disposiciones de la ley creadora que les otor­
ga su competencia y expresa lo que el orden Federal puede realizar y lo
lJUe las Entidades Federativas pueden efectuar.
En efecto, creemos con Kelsen que la Constitución no sólo crea a la
Federación y a las Entidades Federativas sino que establece lo que pue­
den realizar.
Por otro lado, dentro de la esfera de competencia de las Entidades
Fede rativas se encuentra la atribución de otorgarse su propia Constitu­
ción para organizarse libremente en su régimen interior que desde lue­
go no puede ser contrario a las normas de la Constitución general.
No obstante, las Entidades Federativas son autónomas porque po­
seen un margen libre de actuación dentro del marco señalado en la nor­
l1la cúspide de ese orden jurídico.
Así, las autoridades de las Entidades Federativas no se encuentran
subordinadas a las Federales, sino que dentro de su competencia son
libre s.
Como puede apreciarse, existen varias posturas que pretenden ex­
plicar la naturaleza jurídica de la Forma de Estado Federal. Estimamos
que cada una de ellas ha aportado algún elemento que ha sido útil para
ca racterizar al Federalismo.
Estamos ciertos que el Federalismo implica en primer lugar una
Forma de Estado que lleva imbíb ito un acuerdo de los Estados para
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
.,,
282

coalig arse y crear un ente distinto de jerarquía superior que es la Fede­


ración, al tiempo que se origina una esfera dual de competencias, guia­
da por ésta última, quien determina las facultades que habrán de arro­
garse en dichos ámbitos, dejando a las Entidades Federativas una
autonomía interna y pretendiendo en todo tiempo la permanencia irres­
tricta de la Unión a través del Pacto Federal.
De esta manera podemos afirmar que las características de un Esta­
do Federal son las siguientes:
l. Existe un acuerdo de los Estados para unirse y crear un nuevo
ente jurídico de jerarquía superior.
2. Una Constitución que crea dos órdenes delegados y subordina­
dos, pero que entre sí están coordinados: el de la Federación y el
de las Entidades Federativas.
3. Las Entidades Federativas gozan de autonomía y se otorgan su
propia ley fundamental para su régimen interno.
4. Se establece un Pacto indisoluble que permite la conservación del
régimen Federal.

11.2. SURGIMIENTO DEL FEDERALISMO


EN LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA

idea moderna del


Coincidimos con Wheare7 en el sentido de que "La
Unidos de América".
sistema Federal ha sido detenninada por los Estados
ericano represe nta una
En efecto, creemos que el Federalismo norteam
gi­ ;f
cional. Cronoló
trascendente aportación a la ciencia jurídica constitu
camente asevera Felipe Tena Ramírez8 "ella precedió a las demás; ideo­ 1.
lógicamente, ganó y conserva la primacía por la pureza de
las líneas Y por

el vigor de su vida. El Federalismo de los demás países que han


adoptado el
-,.
/�l
·�·
'>'

norteame­
sistema, se mide por su aproximación o alejamiento del modelo
imitar de-.
ricano. Lo dicho tiene especial significación para nosotros, que al
rumbo s".
liberadamente aquel sistema, le imprimimos nuestros propios
r su unión
Las colonias se vieron en el caso de unirse y de fortalece
co ntr a In·
a fin de presentar un frente común y vigoroso en su lucha
glaterra.
tantes de
Así, en 1754 se reunió en Albany un Congreso de Represen
el llamado
las Asambleas de Siete Colonias. Allí se presentó y adoptó
. Deb e señ · ;
Plan de Unión de Albany, cuyo autor fue Benjamín Franklin
�·
·

prog ma
ra
larse que éste es considerando como el primer y original

7 Cita do por J.A .'C. Grant, El Constitucionalismo N orteamericano, dentro de la


El ConstilLicionalismo a Mediados del siglo XIX, UNAM, México, 1957, Tomo 1, pp. 691
8 TENA RAMÍREZ, Felipe, Derecho Constituc ional Mexicano, Porrúa , México, 1
p. 102.
FEDERACIÓN COMO FORMA DE ESTADO - F. Flores Trejo 283

Gobierno Federal y punto de partida de todas las elaboraciones poste­


riores. Se confiaban los asuntos de interés común a un organismo cen­
tral integrado por un presidente que designaría la Corona y un Gran
Consejo elegido cada tres años por las asambleas coloniales precisándo­
se que los asuntos de carácter local corresponderían a las colonias.
Sin embargo, este Plan no fue aceptado por las Asambleas Colonia­
les porque consideraron que no debían ceder en ninguna forma la facul­
tad de fijar impuestos y tarifas que el plan otorgaba al órgano central.
Por otro lado el Parlamento inglés expidió varias leyes gravando
con impuestos el comercio colonial, lo que provocó oposición y reavivó
el argumento de los impuestos sin representación. El problema se plan­
teó en términos estrictamente constitucionales. Las colonias no se
consideraban representadas en el Parlamento inglés que establecía los
impuestos, porque ellas no elegían miembros de la Cámara de los Co­
munes, por lo tanto, los colonos rechazaban en su calidad de ingleses.
Por iniciativa de la Cámara de Massachusetts en octubre de 1765 se
reunió en Nueva York el Primer Congreso Intercolonial de Tendencias
Revolucionarias, que censuró la Ley del Timbre, surgiendo la idea de la
defensa de los derechos comunes de la Colonias por parte del represen­
tante de Carolina del Sur.
Sobre el particular resulta ilustrativo el siguiente pasaje de El Fede­
ra!ista:9

Nada es más cierto que la indispensable necesidad de un gobierno, y no


menos innegable que al instituirse éste, en cualquier forma que sea, el pue­
blo debe cederle algunos de sus derechos naturales a fin de investirlo de los
poderes necesarios. Bien vale la pena, por tanto, considerar si conviene
más a los intereses del pueblo de América el constituir una sola nación bajo
un gobierno Federal, para todos aquellos objetos de carácter general, o di­
vidirse en confederaciones separadas, confiriendo a la cabeza de cada una
de ellas los mismos poderes que se le aconseja poner en manos de un único
gobierno nacional. Un firme sentido del valor y los beneficios de la Unión
indujo al pueblo, desde los primeros momentos, a instituir un gobierno Fe­
deral para defenderla y perpetuarla. Lo formó casi tan luego como tuvo una
existencia política, más aún, en los tiempos en que sus casas eran pasto del
fuego, en que muchos de sus ciudadanos sangraban, y cuando al extenderse
la guerra y la desolación dejaban poco lugar para las tranquilas y madura
investigaciones y reflexiones que deben siempre preceder a la constitución
de un gobierno prudente y bien equilibrado que ha de regir a un pueblo li­
bre. No es extraño que un gobierno instaurado bajo tan malos auspicios, re­
sultara en la práctica muy deficiente e inadecuado a los propósitos a que
debía responder.

9 HAMILTON, A; MADISON, J. Y ]AY, 1. El Federalista, Fondo de Cultura Económica, Méxi­


co, 1998, p. 7.
284 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

El pueblo americano ha mantenido por tanto tiempo y sin variación


bre la importancia de conservarse fii·memente unido bajo un gobierno Fede­
so­

ral, dotado de poderes suficientes para todos los fines generales y nacionales.
r

·�-

Proveer a la propia seguridad.

Cuando Inglaterra pretendió castigar a Massachusetts, las demás


colonias hicieron causa común con ésta y a instancia de Virginia, los
Delegados de doce colonias se reunieron en Filadelfia, el S de septiem­
bre de 1774, para formar el Congreso Continental.
Dicho Congreso era una Asamblea Nacional que asumió la direc­
ción de la guerra y aconsejó a las colonias adoptar los gobiernos que en
opinión de los representantes del pueblo, puedan conducir mejor a la
felicidad y a la seguridad de sus electores. Ocho de las colonias que prin­
cipiaron a llamarse Estados habían adoptado Constituciones y Georgia
y New York continuaron la misma tendencia en 1777.
Massachusetts, que al principio había regresado hacia el estatuto
bajo el cual había funcionado de 1691 a 1726, adoptó una nueva Consti­
tución en 1780. Connecticut y Rhode Island que se habían autogoberna­
do, se conformaron con proseguir bajo sus cartas coloniales.
Así empezó a originarse la idea de que dentro de una misma organi­
zación constitucional podían coexistir dos o más legislaturas coordina­
das entre sí. con competencia distinta y suficiente cada una ligadas to­
das por la Constitución, lo cual significaba un contexto teórico del
Federalismo.
Para 1776 se presentó ante el Congreso Continental un Proyecto de
Artículos de la Confederación y Unión Perpetua el cual no se aprobó
hasta noviembre de 1777 y que prevenía la ratificación de los Estados,
entró en vigor para 1781.
Para el éxito del sistema faltaba que el Congreso tuviera el control
de las contribuciones; que existieran como poderes Federales el ejecuti­
vo y el judicial y que el desacato por los Estados a las disposiciones Fe­
derales contara con suficiente sanción.
·
En 1787 se reunió en el Palacio del Estado de Filadelfia una Con
os d e la
vención Federal que, bajo el pretexto de enmendar los artícul
Co�­
Confederación, iba a crear una genuina Constitución Federal. E l
C onsU·
greso Continental propuso a los Estados para su discusión una
ón, los
tución Nacional que fue denominada Artículos de Confederaci
cuales se ratificaron y entraron en vigor en 1781.
cen·
Como los poderes que por virtud de éstos se daban al gobierno
eció un
tral demostraron ser inadecuados, la nueva Constitución establ
sistema Federal más adecuado bajo el cual el gobier no central tenía
propios órganos ejecutivos y actuaba directamente respecto de los
viduos, lográndose supei"ar la dependencia del gobierno cent ral a la
r 1 UlERACIÓN COMO FORMA DE ESTADO - F. Flore' Trcjo 285

1 iiud de los Estados para que éstos hiciesen efectivos la ley nacional y
\os tratados.
No obstante, bajo este nuevo esquema, los Estados continuaron pro­
porcionando a la Federación la ayuda de sus mecanismos administrati­
\ os y siguieron soportando una parte importante de la carga de la apli­

L·;Kión de la ley nacional.


Aquella Convención presidida por Washington fue en verdad una
asamblea de los hombres más notables de los Estados.
Pronto se esbozaron dentro de la Asamblea dos tendencias principa­
les: la de los Estados de mayor extensión y la de los Estados de pequeña
e:xlcnsión territorial. Los primeros presentaron el Plan de Virginia, por
el que se proponía la creación de un poder nacional con sus tres ramas
clúsicas, de las cuales la legislativa estaría dividida en dos cuerpos, de­
signados sus miembros proporcionalmente a la población y con faculta­
des para legislar en todo lo que quedara fuera de la competencia de los
E:, lados.
El Plan de New Jersey propuesto por el segundo bloque, contenía
un artículo que iba a ser la piedra angular del sistema, al instituir la su­
prcnwcía del derecho Federal expedido de acuerdo con la Constitución, la
nulidad de las leyes de los Estados que se le opusieran y la competencia
de los tribunales para declarar dicha nulidad.
El tercer Plan conocido como la Transacción de Connecticut, reco­
gió del Plan de Virginia la representación proporcional al número de
habitantes, pero únicamente para la Cámara de representantes. Por
otro lado acogió del Plan de New Jersey el voto igual para los Estados
dentro de la otra Cámara, el Senado. De este modo nació un bicamaris­
mo propio del sistema Federal, en el que una Cámara representaba di­
rectamente al pueblo y la otra a las Entidades Federativas.
Como complemento del sistema en la revisión de la Constitución así
corno en sus reformas, tendrían que intervenir además del Congreso,
las legislaturas de los Estados o convenciones de los mismos. Así fue
co mo la Asamblea de Filadelfia, con sentido práctico e intuición políti­
ca , salvó la pugna entre lo regional y lo nacional.
La novedad del sistema consistió en que un gobierno general, ejerci­
do directa mente sobre los súbditos y no por mediación de los Estados,
desplazaba dentro de su propia esfera limitada a la autoridad de éstos,
Pero al mismo tiempo los Estados conservaban su gobierno propio y di­
recto en todo
lo no otorgado al gobierno nacional por la Constitución,
la c ual
de esta forma prevalecía y unificaba.
Al respecto resulta pertinente citar nuevamente un pasaje de El Fe­
der(dista10 que
alude a este planteamiento:

10 Op. cit., p. 35.


286 TEORÍA DE LA CONSTITUCió

Se puede definir a la república confederada sencillamente como una r eu.


nión de sociedades o como la asociación de dos o más estados en uno solo.
N

r
·:(

La amplitud, modalidades y objetos de la autoridad Federal, son puramente


discrecionales. Mientras subsista la organización separada de cada uno de
los miembros; mientras exista, por necesidad constitucional, para fines lo­
cales, aunque se encuentre perfectamente subordinada a la autoridad gene­
I·al de la unión, seguirá siendo, tanto de hecho como en teoría puesta, lejos
de significar la abolición de los gobiernos de los Estados, los convierte en
partes constituyentes de la soberanía nacional, permitiéndoles estar repre­
sentados directamente en el Senado, y los deja en posesión de ciertas partes
exclusivas e importantísimas del poder soberano. Esto corresponde por
completo con la noción del gobierno Federal, y con todas las denotaciones
racionales de esos términos.

Una de las más importantes características de la Constitución de los


Estados Unidos fue la aplicación del principio de Federalismo a una área
grande, que aumentaba rápidamente su tamaño y su población.
La Constitución Norteamericana no sólo sentó la estructura del go­
bierno nacional y del sistema Federal sino que, a través de la adición de
una Declaración de Derechos a favor de sus habitantes, procuró limitar
el alcance de la actividad del poder público y los procedimientos que
habrían de seguirse para la manifestación del poder gubernamental.
Así, como garantes de la Constitución aparecen los tribunales como
un medio de impartir vida a tales garantías y para asegurar el funciona­
miento del sistema Federal.
Las colonias norteamericanas en su lucha por alcanzar un derecho
propio, recogieron otro concepto: Un estatuto es nulo si es contrario a
los principios del derecho natural, v debe ser considerado como nulo por
los tribunales. Esta doctrina se e�pleó para anular legislación colonial,
así como para reforzar argumentos contra la validez de las Navigation
Acts, de ls Stamp Act y contra el uso de órdenes de cateo utilizadas para
aplicar leyes inglesas impopulares.
De esta manera, puede asegurarse que el Federalismo norteameri­
cano nació de un compromiso entre aquellos que percibían la necesidad
de unión y los que insistían en una norma interna propia.
La distribución de facultades entre los dos órdenes (llamado el uno
"Federal" por antonomasia y el otro "regional" o "local"), es en sí rnis­
ma de trascendencia para la vida del país, pues esa distribución debe
resolver el problema de la conveniencia de que cada una de las faculta•
des ingrese a una u otra de las jur isdi c ci on es .
Resulta ad-hoc la siguiente cita de El Federalista: 11

11
Op. cit., pp. 54 y 55.
fEDERACIÓN COMO FORMA DE ESTADO - F. Flores Trejo 287

En primer lugar, debe recordarse que el gobierno general no asumirá todo


el poder de hacer y administrar las leyes. Su jurisdicción se limita a ciertos
puntos que se enumeran y que conciernen a todos los miembros de la
república.
La segunda observación que hay que formular consiste en que el objeto
inmediato de la Constitución Federal es asegurar la unión de los trece Esta­
dos primitivos, cosa que sabemos que es factible, y sumar a éstos los otros
Estados que pueden surgir de su propio seno, o en su vecindad, lo que no
hay razón para dudar que sea igualmente viable. Los arreglos indispensables
por lo que se refiere a esos ángulos y fracciones de nuestro territorio situados
en la frontera noroeste, deben dejarse para aquellos a quienes la experien­
cia y los futuros descubrimientos pondrán al nivel de esa tarea.
En tercer lugar, el intercambio a través de toda la nación quedará facili­
tado por nuevas mejoras. Por todos lados se acortarán las carreteras.
La cuarta y más importantes de estas consideraciones se refiere a que
como cada Estado, de un lado u otro, estará en la frontera y se verá, por lo
tanto, inducido, al atender a su protección, a hacer algún sacrificio en bien
de la de todos en general, así también los Estados más alejados del centro de
la Unión y que con ese motivo compartirán en menor grado los beneficios
comunes, estarán al mismo tiempo en contigüidad inmediata con las nacio­
nes extranjeras y necesitaran consiguientemente en mayor grado, en ciertas
ocasiones, de su fortaleza y recursos. Puede resultar molesto a Georgia o a
los Estados de nuestras fronteras occidentales o nordorientales, mandar re­
presentantes a la sede del gobierno; pero les parecería aún más angustioso
luchar solos contra un enemigo invasor o sufragar sin ayuda todos los gas­
tos inherentes a las precauciones que la proximidad de un peligro continuo
puede exigirles. Por tanto, si la Unión les produce menos beneficios que a
los Estados más próximos, desde ciertos puntos de vista, en otros aspectos
desprenderán de ella mayores ventajas, manteniéndose así el debido equili­
brio en todas partes."

11.3. ADOPCIÓN Y CARACTERÍSTICAS


DEL FEDERALISMO MEXICANO :
Siguiendo el criterio de Hermano Héller12 somos de la opinión que
la adopción de una Forma de Estado es una decisión Fundamental. En
esta tesitura, el establecimiento del Federalismo en nuestro país signifi­
ca un hecho trascendental desde diversas ópticas como la política, la
social y desde luego la jurídica.
Sobre el particular existen dos posturas principales que son ex­
cluyentes entre sí, ya que sostienen puntos de vista diametralmente
0Puestos:

12 HELLER, Herman, Teoría del Estado, Fondo de Cultura Económica, México, 1988.
288 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

l. Una teoría postula que los orígenes del Sistema Federal Mexicano
se encuentrwz e11 las diputaciones provinciales: 11
Esta interesante argumentación jurídica, estima que la Constitución
de Cádiz expedida por las Cortes el 19 de marzo de 181214 estipuló que
el rey nombraría en cada provincia un jefe superior y que "en cada pro­
vincia habría una diputación provincial para promover su prosperidad".
Este sistema se extendió a la América Hispana. Siete diputados form a­
ban cada diputación provincial y eran designados por el pueblo en vota­
ción indirecta.
Además, cabe precisar que el territorio de la Nueva España se divi­
día para efectos electorales y de la propia división política en Parro­
quias, que era la extensión territorial menos extensa, Partidos que re­
presentaban una circunscripción de mayor espacio y las Provincias
mencionadas.
Este nuevo sistema de gobierno que implantaba la Constitución de
Cádiz abolía la persona del virrey.
El jefe político en la Ciudad de México que, de hecho reemplazó al
virrey, carecía de jurisdicción sobre los jefes políticos de Guadalajara,
Mérida, San Luis Potosí, Monterrey o Durango. Cada provincia gozaba
de una independencia completa con respecto a las demás.
La implantación de las diputaciones provinciales tiene singular im­
portancia, pues ellas acostumbraron a las provincias a tener su propio
gobierno y a regirse conforme a sus aspiraciones y necesidades.
Por lo anterior, esta postura doctrinaria sostiene que con base en la
organización territorial que contemplaba una triple circunscripción, asf
como en la división política para elegir Diputados a las Cortes de Cádiz,
el constituyente primigenio de nuestro país dio lugar al Federalismo
Mexicano.

2. La otra propuesta teórica en tomo al Federalismo estima que el Cons­


tituyerzte de 1824 puso sus ojos en la dirección cardinal norte y consideró
como modelo a seguir, la Fomza de Estado Federal concebida e instaura­
da por los Estados Unidos de Norteamérica:
Según esta postura, Norteamérica apasionó a nuestros primeros
constituyentes ya que se trataba de una joven nación en la que se vefa
brillar la libertad. Los hombres que deseaban el Federalismo se unieron
en un grupo especie de partido que con el tiempo se denominó liberal.

11 Paradójicamente la autora norteamericana LEE BENSON, Nettie, sostiene este crite"


l'io, en su obra La /JipulaciiÍII PnJI'illcial v El Federalismo Mexicano, México, 1955, p.
20.
-
14 Ccmslilllciátr de Cádi�. Promulgada por las Cot·tes el 19 de marzo de 1812, Madrid.
1819, p 25.
FEDERACIÓN COMO FORMA DE ESTADO - F. Flores Treja 289

La base de sustentación principal de esta teoría radica en la adop­


ción del régimen Federalista aunque siguiéndose el proceso inverso al
acontecido en los Estados Unidos, ya que después de tres siglos de Colo­
niaje, lo unido decidió compenetrarse en un sistema federativo que
aportaba varias ventajas.
Por otro lado, la adopción del Federalismo de conformidad con esta
corriente doctrinaria, se ve reflejada en la traspolación de las institucio­
nes esenciales de gobierno instauradas por la Carta Magna Federalista
Norteamericana. Así, tratándose del Legislativo Federal, la Constitu­
ción Norteamericana contempló un sistema bicamarista integrado por
una Cámara de Representantes y otra de Senadores que eran nombra­
dos por las Legislaturas de los Estados y por ende, representantes de és­
tos. El Ejecutivo Federal compuesto por un Presidente y un Vicepresi­
dente y el Poder Judicial conformado por una Suprema Corte de
Justicia, Tribunales de Circuito y Juzgados de Distrito.
La composición anterior fue adoptada de manera integral por el
Constituyente de 1824, de conformidad con esta doctrina.
Cabe recordar que durante los últimos días del Imperio de Iturbide,
nuestro país se encontraba dividido en provincias independientes. Cada
una de esas provincias se auto-gobernaba, el jefe político se convirtió en
ejecutivo y la diputación provincial o alguna asamblea, en legislativo. En
tales condiciones, el gobierno central no existía en esos días en México.
A la caída de Iturbide las tendencias ideológicas se unificaron para
adoptar la Forma Republicana de gobierno, pero respecto de la forma
de Estado, existían intereses encontrados ya que unos deseaban la im­
plantación del Centralismo y otros el Federalismo.
El 28 de mayo de 1823 se presentó al Congreso un "Plan de la Cons­
titución Política de la Nación Mexicana", cuyos principales autores fue­
ron José del Valle y Fray Servando Teresa de Mier. Dicho plan que por
cierto no llegó a discutirse, declaraba que la nación mexicana era una
Rep ública Representativa y Federal, pero no abordó la temática en tor­
no a la soberanía de los Estados miembros, idea que las provincias
creían esencial.
El 12 de junio de 1823 el Congreso convocante, emitió su voto por
la forma de República Federal que dice:!'' "El soberano Congreso cons­
tituvente, en sesión extraordinaria de esa noche, ha tenido a bien acor­
dar que el gobierno puede proceder a decir a las provincias estar el
\oto de sus soberanías por el sistema de república federada, y que no lo
ha declarado en virtud de haber decretado se forme convocatoria para
el nuevo Congreso que constituya a la nación".

1° FLOR ES TREJO, Fe1·nando, EsiUdio Constilllciorwl del Poder Judicial Federal, UNAM,
México, 1979. p. 279.
290 TEORÍA DE LA CONSTITUCiÓN r �-�

José Barragán16 ha demostrado que a través del movimiento de 1823


de las diputaciones provinciales de Jalisco, Michoacán, San Luis Potosí .

Querétaro, Zacatecas, Guanajuato, Puebla, Oaxaca y Yucatán, el siste-


ma Federal fue exigido para nuestro país.
Los hechos señalan que el movimiento Federalista de las enton ces
provincias fue natural, sin la imposición del centro. Considerando el
caso de Jalisco el Manifiesto de la Diputación Provincial contenía ele­
mentos dignos de consideración para definir el sistema Federal como
los siguientes:
l. Cada provincia se convierte en un Estado independiente.
2. Esta independencia se manifiesta en órganos de gobiernos pro­
pios, la diputación provincial se transforma en Poder Legislativo
y el jefe político superior en gobernador.
3. Por ser independiente, al estado le compete promover su prospe­
ridad y fortuna internas.
4. La Federación es un pacto que se concretaría en el Acta Constitu­
tiva de la Federación.
5. El objeto de la Federación es ejercer de común consentimiento
ciertos atributos de la soberanía, principalmente la defensa mu­
tua y el aseguramiento de la paz pública.

Este manifiesto de 1823 explica sin duda, la legitimidad de su pro­


nunciamiento por el sistema Federal.
No obstante, las provincias no podían olvidar que ya existía un Con­
greso General que las representaba y que podía decidir cualquier otra J
-':::e:
,,,

forma de gobierno. Sin embargo, las provincias no les reconocieron ese


derecho, y en el citado manifiesto se adoptó el concepto de representa­
ción política como mandato expreso de sus electores.
Por otra parte el manifiesto de Jalisco prescribió la igualdad natural
de las provincias, concepto con el que se encontraban familiarizados los
diputados ante las Cortes de Cádiz, quienes lo aplicaron a través de la
creación de las diputaciones provinciales.
De esta forma, la República Federal norteamericana y la monarquía
española eran los paradigmas a seguir; el término medio que las consti·
El
tuía, el gobierno republicano centralista, no era un modelo cercano.
Despertador,17 periódico Federalista publicado en Guadalajara, de dicÓ
un párrafo para desmentir los ataques a la República:

16 BARRAGÁN BARRAGÁN, José, Introducción al Federalismo, UNAM,


pp. 129 y SS. •

17 Consultado en la obra de GONZÁLEZ ÜROPEZA, Manuel, El Federalismo UNAM, Méxt"-


'
f
co, 1995, p. 24.
FEDERACIÓN COMO FORMA DE ESTADO - F. Flores Trejo 291

Dejemos por Dios las necias preocupaciones y advirtamos que en nada pug­
na a nuestra Santa Religión el que nos constituyamos bajo el sistema de Re­
pública. Este gobierno sólo mira al establecimiento de unas leyes análogas
a nuestras costumbres y situación y nada tiene que hacer con los dogmas y
disciplina eclesiásticas. República es Colombia, y es católica. Monarquía es
Inglaterra, y es protestante.

El ministerio más importante, el de Relaciones Exteriores y Gober­


nación, a cargo de Lucas Alamán, mostraba abierta animadversión ha­
cia el Federalismo.
Los anti-federalistas quisieron tomar la vía de una República Cen­
tral. la cual en su consideración sintetizaba mejor que ningún otro siste­
ma de gobierno la unión de religión, costumbres, idioma y comercio
con que México había contado.
Para desmentirlos, no hubo mejor pluma que la de José Joaquín
Fernández de Lizardi, quien expresó:18

República central es aquella forma de gobierno en la que reconociéndose


en una Provincia el foco de la soberanía de todos los estados de una nación
en la corporación que los representa, ésta les impone con la autoridad más
absoluta, las leyes generales y particulares, dejándoles dependientes en
todo su poder. (No es eso? Así me lo parece, le contesté. Pues con razón,
replicó el loro, los estados de Jalisco, Zacatecas, San Luis, Oaxaca, Duran­
go, Valladolid (Michoacán) y todos los demás detestan esta clase de repúbli­
ca, pues no es otra cosa que una monarquía enmascarada. (Qué había ga­
nado tu patria si después de tantos y tan costosos sacrificios había que
quedar otra vez sujeta a una metrópoli, depósito del lujo, de la ambición y
el despotismo, que llena de los humos de arte la sacrifica para satisfacer el
orgullo de unos mandarines absolutos y de unos cuantos ricos aristócra­
tas? ... Bien se podía decir en ese caso, que había mudado de tiranos, pero
no de servidumbre. Dime ahora (qué entiendes por república federada?
Entiendo, le dije: una alianza que hacen todos los estados libres entre sí,
con la que conservando cada uno su soberanía respectiva, se hacen libres e
independientes unos de otros; y al mismo tiempo unidos entre sí, que no
forman sino una nación soberana, obligándose todos por el pacto Federal a
concurrir en cuanto puedan a la libertad y felicidad general de la Patria y
a la particular de cada uno de ellos.

Podemos apreciar que el pensamiento de Lizardi plantea la teoría


de la cosoberanía, asumida más adelante por Alexis de Tocqueville.
Las ventajas del sistema Federal fueron desde un principio aprecia­
das y se resumían en aquella época de l a siguiente manera:

18 Consultado en la Obra de GoNZÁLEZ ÜROPEZA, Manuel, op. cit., pp. 25 y ss.


292 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

1. El sistema Federal es más fácil de gobernar ya que cada Estado


dicta sus propios actos de gobierno y los habitantes no tienen que
·r.· ·
'

'f
.

trasladarse al centro de la República para arreglar sus asuntos.


2. La multiplicidad de autoridades a nivel Federal y de los Estados,
aleja la posibilidad de que los trastornos y revoluciones hagan
presa fácil al país, pues al fragmentarse la autoridad, resulta difí­
cil que un facineroso controle o engañe a todos los poderes de to­
dos los Estados.
3. El Federalismo dificulta el abuso del poder, pues toda su ciencia
y naturaleza consiste en la división y subdivisión de los poderes.
Este argumento se adelanta al actualmente sostenido de que el
Federalismo es una expresión que encuentra su causa en el prin­
cipio de división de poderes, cuya manifestación horizontal o en
la misma esfera de poder consiste en la clásica división de los de­
partamentos del poder: Legislativo, Ejecutivo, Judicial. Mientras
que su manifestación vertical, inspirada en los mismos principios,
se expresa en distintas esferas: Federal, estatal y municipal.
4. El sistema Federal propicia el desarrollo intelectual, industrial y
comercial del estado pues debe depender tan sólo de sus propios
recursos y no del centro del país. Al requerir autoridades propias,
éstas deben provenir de su propio medio, pues no puede tolerarse
que sean allegadas de una figura del centro del país, por lo que la
institución se mejora para los futuros gobernantes de los estados.
5. La Federación no es débil para afrontar las agresiones exteriores,
ya que la defensa común está centralizada y no deja a los estados
federados indefensos ante las invasiones.
6. Aunque hay aspectos comunes, el Federalismo es el único sistema
de gobierno que contempla un respeto por las diferencias especí·
ficas de cada estado, al ser atributo de su soberanía el legislar so­
bre las materias de su competencia, de la manera que mejor les
parezca.

En nuestra opinión pensamos el origen de nuestro Federalismo en­


cuentra sus raíces en la Carta Magna Norteamericana.
En efecto, si bien el Constituyente de 1824 no realizó una imitación
extralógica de la Constitución Norteamericana, creemos que la adoptó ·

como modelo para establecer la Forma de Estado Federal lo que se e� ·

rrobora con la instauración de las instituciones Federales contenidas en


dicho documento fundamental.
Independientemente de la escogitación de cualquiera de las anteri�
res posiciones doctrinarias, el 31 de enero de 1824 se aprobó el Acta
Constitutiva de la Federación Mexicana, estableciéndose en el artícU-
FEDERACIÓN COMO FORMA DE ESTADO - F. Flores Trcjo
293

lo 5° la adopción de la Forma de Esta


IY
do Federal. En el artículo 6° se
declaró que la Federación se integ
raba por20 "Estados independie
ntes, li­
hres y soheranos, en lo que exclusivam
ente toque a su administración
y
gohiemo interior". Finalmente en el
numeral 7° se enumeraron los
Esta­
dos de la Federación.
Posteriormente el Congreso expi
dió el 4 de octubre de 1824
la que
�cría nuestra primera Constitución:
la Carta Federal de 1824 que
desde
luego estableció el Federalismo como
Forma de Estado.
Sin embargo, la difícil situación
del país fue atribuida indebida
­
mente al Federalismo, por lo que en
1837 se substituyó la Carta de 1824
por la primera Constitución centralista
llamada Leyes Constituciona­
les, preservándose está Forma
de Estado a través de las Bases
Orgáni­
cas de 1843.
El descontento hacia la reciente
Carta Magna creó un ambiente
hostil en la república. Los Federalist
as no descuidaron ninguna oportu­
nidad para tratar de derrocar al régim
en espurio.
El 4 de agosto de 1846 estalló el
pronunciamiento de la Ciudadela
organizado por el general Salas
y Gómez Farías, su principal band
era
fue la reunión de un nuevo Constituy
ente. Santa Anna regresó de Cuba
,
donde se encontraba exiliado y expu
so sus ideas que ya eran Federalis­
ta. El general Salas de acuerdo con
Santa Anna expidió el decreto de
22
de agosto del 46 donde se resta
bleció la vigencia de la constitució
n Fe­
deral de 1824, y se convocó
a una Asamblea que expresaría la
voluntad
nacional.
El 6 de diciembre empezó a celeb
rar sesiones nuestro nuevo Consti­
tuyente y emitió el "Acta
Constitutiva y de Reformas", sancionada
el 18
de mayo de 1847, jurad
a y promulgada el 21 de ese mes y
año. Dicho
documento repre
sentó de nueva cuenta la vuelta al Feder
alismo que re­
cogía los principios
esgrimidos por la Carta Federal de
1824.
El sistema de república Fede
ral subsistió hasta el año 1853, en
que otra vez hizo acto el
de presencia la figura del dictador
Santa Anna.
Los hombres estaban cans
ados de la tiranía de Santa Anna
contento era , el des­
general. El primero de marzo
de 1854, el coronel Villa­
rreal expidió
el Plan de Ayutla, y el once de
ese mes la guarnición de
Acapulco
aceptó, aunque adicionándolo, el
manifiesto. La lucha fue ar­
dua pero el
dictador fue vencido, y el 9 de
agosto de 1855 abandonó el
País.

IY
SENADO DE LA REPÚBLICA. Doclllllt!ll
A los Hisróricus Cu11slilucimwles de las
nnwlas Mexicanas, México, 1965, Tomo 1, p. 121. Fuer:as
20 Op. cit., p. 121.
294 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

El 16 de octubre de 1855 se expidió el decreto convocatorio para in­


tegrar una Asamblea Constituyente, y el 18 de febrero de 1856 se inicia­
ron las sesiones de la Cámara que expidió la Constitución de 185 7.
Tanto los conservadores como los liberales aceptaron el Federalis­
mo como la única solución posible de pacificar el país, lo que se actuali­
zó con la promulgación de la Lex Fundamentalis citada en el párrafo
anterior.

11.4. SISTEMA FEDERAL CANADIENSE

11.4.1. PROLEGÓMENOS

Previamente al análisis del sistema Federal establecido por el pue­


blo canadiense, estimamos conveniente precisar algunas características
de este importante país.
La Forma de Gobierno adoptada por Canadá es la de una monar­
quía constitucional. En 1982 fue proclamada una nueva Acta Constitu­
cional cuyo contenido sigue siendo básicamente el mismo del Acta de la
América Británica del Norte (186 7), que equivalía a una Constitución
no escrita. Sin embargo, a este documento se ha agregado ahora una
Carta de Derechos y Libertades.
El país se rige también por una Constitución no escrita como son las
tradiciones jurídicas y las actas parlamentarias y legislativas. El Estado
tiene tres órganos: el Ejecutivo, representado por la reina británica
como jefe del Estado quien a su vez está representada por el goberna­
dor general, al cual nombra por cinco años por recomendación del go­
bierno; el Parlamento (Federal) compuesto por el Senado (104 miem­
bros designados por el gobernador general, incluyendo dos, agregados
en 1975, como representación de los territorios) y la Cámara de los Co­
munes (282 miembros elegidos por voto popular).
En lo inherente al Poder Judicial, se encuentra encabezado por la
Corte Suprema de Canadá (integrada por nueve miembros), la Corte
Federal y las Cortes Provinciales.
El Parlamento tiene una duración máxima de cinco años, pero el
gobierno puede disolverlo antes de cumplirse ese plazo y convocar a
nuevas elecciones. Los parlamentos provinciales funcionan de manera
parecida, con un teniente gobernador que representa al gobernador
general.
Teóricamente la reina por medio del gobernador general. es la su-
� �
prema autoridad pero e Poder j� cutivo en r� alidad es ejercido ex.cl �
sivamente por el ConseJO de Mm1stros o Gabmete, encabezado por .
primer ministro o premier. El gobernador general nombra al primer Jlll•
fl
1

FEDERACIÓN COMO FORMA DE ESTADO F. Flores Treja


295
-

nistro y, por recomendación de éste, a los demás miembros del Gabine­


te. El primer ministro debe tener la confianza de la Cámara de los co­
munes ante la cual es responsable el Gabinete.
Ottawa, es la capital y al mismo tiempo la residencia del gobierno
de Canadá, aunque a diferencia del sistema norteamericano, no consti­
tuye un distrito Federal. Es parte de la provincia de Ontario y no es ca­
pital de la misma. Se rige por las leyes de Ontario y constituye un muni­
cipio electo por sus habitantes, encabezados por el alcalde (mayor). El
gobierno Federal no tiene control sobre la capital en ninguna materia
que sea de jurisdicción provincial o municipal. Sin embargo, tiene po­
der para expropiar tierra.
El gobierno Federal creó la Comisión de la Capital Nacional con el
objeto de administrar sus propiedades en Ottawa, elaborar planes y
apoyar el desarrollo, conservación y mejoras de la región de la capital
nacional.
La ciudad de Ottawa tiene un alto grado de autonomía. Sin embar­
go, al rebasar la capital Federal el territorio estrictamente de Ottawa y
abarcar otras municipalidades, principalmente Hull, en Quebec, se han
realizado diversos planteamientos para crear un gobierno territorial si­
milar a un distrito Federal, separando a esta región de las provincias de
Ontario y Quebec y constituyendo un gobierno especial Federal, sin que
desaparezcan los municipios.

11.4.2. CARACTERÍSTICAS

Ahora bien en lo atinente al sistema Federal canadiense, según Ma­


rio de la Cueva21 existen dos criterios para la determinación de las com­
petenc ias correspondientes a la Federación y a los Estados:
a) El seguido por el sistema norteamericano y,
b) El concebido por el sistema canadiense.

De conformidad con el primer sistema, corresponde la competencia


original a los Estados integrantes y la delegada a la Federación. Esta
delegación existirá en tres casos:
1. Cuando la Constitución conceda expresamente una facultad ex­
clusiva a la Federación;
2. Cuando se conceda por la Constitución una facultad a la unión
sin afirmar que es exclusiva, pero prohibiendo simultáneamente
su ejercicio a los Estados miembros;

21 CUEVA, Mario de la, Teoría de la Constitución, Porrúa, México, 1982, pp. 79 y ss.
296 TEORÍA DE LA CONSTITUCióllt

3. Cuando se conceda determinada facultad a la Unión, que sea in­


fl /-

compatible con su realización por cualquiera de las Entidades


federativa.

De manera que toda facultad no concedida a la Federación se en­


tiende reservada los Estados integrantes, aclaración expresa introduci­
da en la Constitución norteamericana por la enmienda X.
El segundo sistema, el Canadiense, utiliza el método contrario. En
efecto establece los efectos inversos al sistema postulado por Norteamé­
rica al preconizar que las atribuciones no delegadas expresamente a los
Estados se entienden reservadas a la Federación. Por razones naturales
lo anterior explica porque Canadá evolucionó de Estado Unitario a
Estado Federal.
A nivel Federal la Constitución Canadiense incluye en la misma for­
ma como lo hace para un nivel provincial o estatal, un elemento prove­
niente del derecho usual constitucional británico, las llamadas conven­
ciones de la Constitución.
Una característica común de estas constituciones provinciales es
que carecen de un carácter constitucional formal o de un texto único que
corresponda a la Constitución. Las unidades territoriales original� • �l�

que fueron unificadas en 186 7 para formar la Confederación, principia�


ron como colonias británicas ya sea por colonización o en un caso al
menos por conquista militar. La práctica constitucional británica nunca
entrevió la posibilidad de tener una sola ley. Las Constituciones Provin·
ciales entonces son un mélange de convenciones constitucionales britá·
nicas recibidas o heredadas y del constitucionalismo británico del Com·
mon Law; de estatutos constitucionales elaborados por las propias
legislaturas provinciales; de decisiones judiciales de Tribunales Cana-:­
dienses (incluyendo aquí Tribunales Provinciales y Federales); de deci�
siones plenarias.
No existe sin embargo, nada que impida a cualquier legislatura pro­
vincial el solicitar a sus propios Congresos la adopción de un instrU·
mento constitucional formal o una Constitución que rija a la Provincia
para el futuro. No hay impedimento hacia una Provincia para cambiar
su propia Constitución. .
La confusión o ambigüedad sobre si las facultades residuales de
g�

bierno son Federales o provinciales, ha conducido a múltipl es Y la rg ..

mente sostenidos conflictos entre el Gobierno Federal y los Gob ie rJ_lof


"
i68 '
de las Provincias. Estos conflictos entre las Provincias y la Federac
han sido algunas veces solucionados por negociaciones y transaccion�
políticas, pero demasiado a menudo han terminado en largos y
pleitos ante los tribunales.
FEDERACIÓN COMO FORMA DE ESTADO � F. Flores Treja
297

11.4.3. L A DISTRIBUCIÓN DE FACULTADES ENTRE


LA FEDERACIÓN Y LOS ESTADOS

11.4.3.1. Esfera de competencia

Si el Estado tiene que operar necesariamente mediante una estruc­


tura orgánica y los órganos realizan las funciones inherentes para al­
L"anzar las finalidades encomendadas por la sociedad, resulta necesario
L·stablecer el ámbito de facultades o de atribuciones que les correspon­
ck n, respetando varios principios como los siguientes:
l. Dos órganos no pueden tener atribuida la misma facultad;
2. Debe existir una jerarquía de atribuciones siguiendo en todo mo­
mento la jerarquía de las normas aplicables;
3. El órgano que tiene atribuida una facultad de mayor jerarquía,
puede realizar una de menor jerarquía;
4. Tratándose del sistema Federal mexicano, la facultad que no está
conferida de manera expresa a la Federación se entiende reserva­
da a las Entidades Federativas.

Asimismo, debe considerarse que la competencia se encuentra ca­


racterizada por ser irrenunciable. Efectivamente, el titular del órgano
no puede renunciar a ejercer su competencia en el momento de que se
trate aunque en cambio bajo ciertas condiciones puede delegar al titular
de algún otro órgano subordinado el ejercicio de esa competencia.
Mayores obstáculos existen tratándose de la avocación, es decir, de
la posibilidad de que un órgano jerárquicamente superior pueda absor­
ber las competencias de un órgano inferior.
Por otro lado, la competencia de los órganos se presume de tal ma­
nera que, salvo casos en que manifiestamente no puedan ser competen­
te s, habrá que probar la incompetencia del órgano respectivo.

11.4.3.2. Distribución de competencias


entre la Federación y las Entidades Federativas

A causa de la diversidad de los orígenes del Federalism


o en cada
País es posible que éste sea
diferente en cada Estado que lo ha adopta­
do, en consecuencia,
la esfera dentro de la cual puede operar cada uno
de los poderes
varía de acuerdo a las circunstancias de tiempo y lugar.
Existen métodos distintos que determinan la
distribución de los po
deres estatales
entre la Federación y los Estados. El primero consiste en
en u m e rar detalladamente las atribuciones de cada uno; otros
se basan
en una enumeración parcial. El primero de éstos enuncia las
atribucio­
nes del poder Federal, dejando las no mencionadas en
el ámbito compe­
tencia! de las Entidades Federativas en tanto que, el segundo, emplea
la
298 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

metodología inversa al detallar las atribuciones de las Entidades Fede­


rativas y derivando las atribuciones no mencionadas al orden Federal.
De esta forma resulta evidente que deben colocarse dentro del ám­
bito interno del Estado Federal aquellos asuntos que interesan conjun­
tamente a la Nación, en tanto que, las materias de orden local que intere­
san sólo al Estado respectivo, deben ser de la competencia de las Entidades.
En el ámbito internacional el orden Federal debe ser quien ejerza
dichas atribuciones internacionales, entre las que se encuentran el dere­
cho de declarar la guerra, el de legación activa y pasiva y la celebración
de Tratados Internacionales.
La primera resulta indiscutible como facultad del Estado Federal,
inclusive una buena parte de las constituciones Federales consignan ex­
presamente ésta prohibición a los Estados salvo casos de suma urgencia
y con aviso inmediato al Presidente de la República.
En lo atinente al derecho de legación, todas las constituciones Fede­
rales coinciden en adjudicarlo al gobierno Federal exclusivamente.
El derecho de concertar Tratados presenta una solución doble: la
primera de ellas prohíbe terminantemente a los Estados la celebración
de Tratados. La segunda es menos frecuente y permite, aun cuando en
forma muy restringida, la celebración de Tratados a los Estados con
Estados extranjeros.
La solución en la Constitución de los Estados Unidos de América en
el sentido de que las facultades no concedidas a la Federación, ni prohi�
bidas a los Estados-miembros se entienden reservadas a éstos fue intro;
ducida por la enmienda X, cuyo texto es el siguiente: "Los poderes no del
legados a los Estados Unidos por la Constitución, ni negados por ésta J
los estados, están reservados a los estados, respectivamente, o al pue:
blo". Según Joseph Story,22 cuando esta enmienda se presentó, se P�
puso la inserción de la palabra "expresamente", entonces se hizo obser.:
var que resultaba inviable encerrar a un gobierno en los poderes
expresos, por lo que es preciso admitir ciertos poderes implícitos si no
se quiere que la Constitución descienda a los más minuciosos detalles.
De esta manera, la proposición fue rechazada, pues "el único objeto de
esta enmienda es de impedir toda interpretación que tendiese a atribuir al
'
Congreso otros poderes de los que han sido acordados".
En México, en cambio, el Constituyente de 1857 incluyó en el al"'
tículo 117 la palabra expresamente, sin que existiera una ratio legis
explicara su inserción. Dicho precepto fue trasladado por el Con5
yente queretano de 1917 bajo el mismo texto, aunque en distinto

22 STORY, Joseph. Com tario sobre la Constitución Federal d los Es ad s


en e t o
Imprenta la Universida d. Bueno s Aires, 1888, Tomo l, p. 104.
FEDERACIÓN COMO FORMA DE ESTADO - F. Flores Treja
299

ral correspondiéndole al artículo 124 su regulación. Realizando una


interpretación conjunta, se infiere que el constituyente mexicano imple­
mentó lo que los norteamericanos trataron de evitar, la limitación más
rígida al poder Federal. buscando así una mayor garantía de la conser­
\ ación de las facultades de las Entidades Federativas.
En resumen, los sistemas Federales resuelven la distribución de
competencias entre la Federación y las Entidades Federativas, de dos
formas: 1) el sistema seguido por los Estados Unidos de América y tal
vez por la mayoría de las constituciones Federales mediante el cual se
Jeja la competencia residual a las Entidades Federativas y a la Federa­
ción aquello que la Constitución Federal le faculta o, 2) la situación in­
versa, es decir, la competencia residual para la Federación, y a las Enti­
dades Federativas únicamente aquello que expresamente le señale la
Constitución Federal, que es el sistema canadiense.
El artículo 121 de la Constitución Mexicana se ocupa del estableci­
miento de las bases sobre las cuales se deberán aplicar en las diversas
Entidades Federativas, las leyes, actuaciones administrativas y resolu­
ciones judiciales expedidas por las autoridades de las otras Entidades
Federativas. El texto a que aludimos dice lo siguiente:

En cada Estado de la Federación se dará entera fe y crédito a los actos pú­


blicos, registros y procedimientos judiciales de todos los otros. El Congreso
de la Unión, por medio de leyes generales, prescribirá la manera de probar
dichos actos, registros y procedimientos, y el efecto de ellos.

Este precepto que regula las relaciones entre las Entidades Federa­
tivas ha sido criticado por algunos autores, entre otros José Luis Siquei­
ros23 en el sentido de que se trata de una mala traducción del precepto
relativo de la Constitución de los Estados Unidos de América, la cual
contemplaba en el artículo cuarto, sección 1 lo siguiente:

Entera fe y crédito será acordado en cada Estado y a los actos públicos, ar­
chivos y procedimientos judiciales de los otros Estados. Y el Congreso pue­
de, por leyes generales, determinar el modo de que tales actos, registros y
procedimientos se probarán, y los efectos de ellos.

Según Siqueiros, los conceptos Public Acts,


Proceedings y Records
del texto inglés, traducidos
como actos públicos, registros y procedi­
mientos, no resultan muy técnico
s en nuestro lenguaje constitucional.
U na traducción más técnica y apegada a
la connotación jurídica de
los conceptos
referidos por la sección 1 a del artículo IV de la Constit
ción no rteame u­
ric a n a , podría ser "leyes" , "resoluciones judiciales" e "ins-

23 SIQUEIROS, José Luis, Sfntesis de Derecho Internacio nal Privado. UNAM. México. 1961,
P. 32.
300 TEORÍA DE LA CONSTITUCió�

cripciones", vocablos más precisos y de significación más definida en la


terminología jurídica de nuestro país.
Por los antecedentes descritos, es dable aseverar que el artículo 124
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos adoptó el
sistema norteamericano respecto a la distribución de competencias en.
tre la Federación y los Estados, es decir, la competencia de origen co­
rresponde a las Entidades Federativas y la delegada a la Federación.
Por ello resulta concluyente el principio de que las autoridades Fe­
derales sólo pueden realizar las atribuciones que la Constitución les se­
ñala, y que las demás facultades corresponden a los Estados miembros
que actuarán de acuerdo con las Constituciones locales. En este sentido
se observa que únicamente la Constitución Federal es la encargada de
establecer la distribución de competencias.
Es importante señalar que el antecedente de nuestro artículo 124 :,.
Constitucional es el equivalente de la Carta Magna norteamericana. Sin .

embargo el constituyente de 1857 le agregó a dicho precepto la palabrá


"expresamente", la cual no existe en el correlativo de los Estados Uni­
dos de Norteamérica.
Al decir el artículo 124: "Las facultades que no están expresamen�
te ..." separó los medios de una finalidad común a México y a Norte­
américa. En los dos países, paulatinamente se ha ampliado la esfera de
competencia de la Federación. En México el procedimiento ha consisti�
do en reformas constitucionales, en Estados Unidos en las llamadas fa­
cultades implícitas.
La propia Constitución establece una serie de hipótesis jurídicas, asf
como de efectos en lo atinente a las esferas de competencia en el Estado
!
Federal, las cuales podemos clasificar de la siguiente manera:
l. Facultades atribuidas a la Federación.
2. Facultades atribuidas a las Entidades Federativas.
3. Facultades prohibidas a la Federación.
4. Facultades prohibidas a las Entidades Federativas (hasta aquí
clasificación es la propuesta por Bryce).
5. Facultades coincidentes.
6. Facultades coexistentes.
7. Facultades de auxilio.
8. Facultades que emanan de la jurisprudencia, ya sea
o adicionando la anterior clasificación.

11.4.4. FACULTADES EXPRESAS

Las facultades atribuidas a la Federación, lo que ésta puede


zar, se encuentran enunciadas de dos diversas maneras: a) en forma
iFDERACIÓN COMO FORMA DE ESTADO - F. Flores Trejo 301

presa: las atribuciones que se consignan en el artículo 73, y h) las prohi­


biciones que tienen las Entidades Federativas: artículos 117 y 118.
Resulta claro que las primeras 29 fracciones del artículo 73 son fa­
L"tdtades expresas en las que se previenen las atribuciones encargadas al
Congreso de la Unión.
La última fracción, es decir, la fracción XXX del numeral citado
L·ontempla las facultades implícitas que abordaremos más adelante. Las
lacultades implícitas son aquellas que el Poder legislativo puede conce­
Lkrse a sí mismo o a cualquiera de los otros poderes Federales como
!l1edio necesario para ejercitar alguna de las facultades explícitas.
Tena Ramírez24 señala los requisitos indispensables para que sea
posible el uso de las facultades implícitas al afirmar lo siguiente:
1. La existencia de una facultad explícita que por ella sola sea impo­
sible ejercitarla;
2. La relación de medio a fin entre una y la otra;
3. El reconocimiento por el Congreso de la Unión de la necesidad
de la facultad implícita y;
4. El otorgamiento de esta facultad por el Congreso al poder que de
ella necesita.

11.4.5. FACULTADES
ATRIBUIDAS A LAS ENTIDADES FEDERATIVAS

De acuerdo con el artículo 124 todo lo que no corresponde a la Fe­


deración es facultad de las Entidades Federativas, con excepción de las
prohibiciones que la misma Constitución establece para los Estados.
En este orden de ideas las Entidades Federativas gozan de autono­
mía interna respecto de la implementación del Poder Público, mani­
fiesto en las tres funciones relativas: legislativa, ejecutiva y judicial, de
conformidad con las bases establecidas en el numeral 116 de la Consti­
tución Federal, e igualmente para establecer organismos de carácter
autónomo tal y como se previene en las constituciones del Estado de
Veracruz y de México.

11.4.6. FACULTADES PROHIBIDAS A LA FEDERACIÓN

Se puede pensar que resulta superfluo que la Constitución le niegue


expresamente una facultad a la Federación, si con el solo hecho de no
otorgársela se le está negando. No obstante creemos que desde una óp­
ti ca teórica puede presentarse el caso de una facultad que se encuentre
Vedada a la Federaci ón.

24 TENA RAMiREZ, Felipe, op. cit., p. 1 16.


302 TEORÍA DE LA CONSTITUCiÓN
fl
Tal es d caso dd artículo 131 Constitucional que a la letra contempla:

Es facultad pri\·ativa de la federación gravar las mercancías que se impar.


ten o exporten o que pase de tránsito por el territorio Nacional. así como
reglamentar en todo tiempo \' aún prohibir, por motivos de segut·idad o de
la circulación en el interior de la República de toda clase de efectos, cual­
quiera que sea su procedencia; pero sin que la misma Federación pueda es­
tablecer, ni dictar, en el distrito Federal, los impuestos v leves que expresan
las ft·acción VI v VII del artículo 1 1 7.

11.4.7. FACULTADES
PROHIBIDAS A LAS ENTIDADES FEDERATIVAS

Estas prohibiciones pueden ser de dos clases: las absolutas y las re­
lativas. Las absolutas se refieren a aquellos actos que jamás podrían
realizar las Entidades Federativas. En contraposición, las relativas son
aquellas inherentes a los actos que en principio están prohibidos a los
Estados, pero con la autorización del Congreso Federal sí los pueden
realizar.
El artículo 117 establece las prohibiciones absolutas. "Los Estados
no pueden en ningún caso ... "; el artículo 118 establece las prohibicio­
nes relativas. "(Los Estados) tampoco pueden, sin consentimiento del
Congreso de la Unión ... "

11.4.8. FACULTADES COINCIDENTES

Son aquellas que tanto la Federación como las Entidades Federati­


vas pueden realizar por disposición constitucional.
De esta forma previene la Constitución que "La Federación y los
Estados, en los términos de ley, podrán convenir la asunción por parte
de éstos del ejercicio de sus funciones, la ejecución y operación de
obras y la prestación de servicios públicos, cuando el desarrollo econó­
mico y social lo haga necesario. Los Estados estarán facultados para ce­
lebrar esos convenios con sus Municipios, a efecto de que éstos asuman
la prestación de los servicios o la atención de las funciones a las que se
refiere el párrafo anterior".

11.4.9. FACULTADES COEXISTENTES

Son aquellas que una parte de la misma facultad compete a la Fed


ración y l a otra a las Entidades Federativas.


FEDERACIÓN COMO FORMA DE ESTADO - F. Flores Trejo 303

11.4.10. FACULTADES DE AUXILIO

Son aquellas en que una autoridad ayuda o auxilia a otra por dispo­
sición constitucional.

11.4.11. FACULTADES CONCURRENTES

Son aquellas que no están exclusivamente atribuidas a la Federa­


L·ión , ni prohibidas a los Estados y cuando la primera no actúa las Enti­
dades Federativas pueden realizarlas; pero si la Federación legisla so­
bre esas materias, deroga la legislación local al respecto.
El argumento para justificar la existencia de las facultades concu­
n·entes estriba en que las Entidades Federativas no pueden encontrarse
permanentemente bajo la expectativa de que la Federación intervenga.
Mario de la Cueva25 afirma que en México no existen las facultades
concurrentes y basa su aseveración en los artículos 16, 40, 41 y 103 cons­
titucionales.
El artículo 16, dice que: "Nadie puede ser molestado en su persona,
familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento
escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal
dd procedimiento..."
El distinguido tratadista señala que los particulares tenemos el de­
recho de conocer qué autoridades pueden regir nuestro comportamien­
to y estas autoridades sólo pueden ser las que están autorizadas por la
ley fundamental para tal efecto.
El artículo 40, indica que la acción de las Entidades Federativas
está limitada a su régimen interior y no en la esfera nacional.
El artículo 41, autoriza a los funcionarios locales a realizar determi­
nados actos de acuerdo con su Constitución, la que tiene que concordar
con la general de la república, y las materias no consignadas en los có­
digos supremos locales, son asuntos sobre los cuales las autoridades lo­
cal es son incompetentes.
Por tanto, al no existir estas facultades en nuestro orden jurídico,
nu nca el derecho Federal quiebra al local.

11.4.12. FACULTADES IMPL Í CITAS

La fracción XXX del artículo 73 Constitucional previene la facultad


que tiene el
Congreso "Para expedir todas las leyes que sean necesarias

2' Citado por Jorge CARP!Zo en su obra La Cmzstitució11 Mexicana de /917, up. cit.,
Pp. 2'i5 y 256.
304
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
'
·�-�

a objeto de hacer efectivas las facultades anteriores y todas las otras


concedidas por esta Constitución a los Poderes de la Unión."
Nuestra fracción XXX tuvo como antecedente directo a la Constitu­
ción de 1857, y aunque casi pasó íntegramente a la Constitución actual,
una diferencia la tenemos en la supresión de la palabra "propias" como
calificativo de la palabra "leyes".
Según opinión de Lanz Duret:2b "tal cosa no tiene explicación algu­
na, pues estudiando con detenimiento el Diario de los Debates del Cons­
titu�·ente de Querétaro, se encuentra que la omisión de la palabra pro­
pias, fue hecha sin darse cuenta o sin derecho alguno, porque el texto
fue votado en su integridad y en términos exactamente iguales al de la
fracción XXX del artículo 72 del Código Político de 57".
Creemos pertinente advertir lo que en nuestra opinión no es del
todo cierto, es decir, que la supresión haya sido realizada "sin derecho",
puesto que si el constituyente no tuviere derecho ¿a quién cabría éste?
En realidad la intención del autor en cita se refería a que el constitu­
yente sin causa o sin fundamento omitió dicho vocablo.
En este orden de ideas, las facultades implícitas son las que el Po­
der legislativo puede concederse a sí mismo o a cualquiera de los otros
dos poderes federales como medio necesario para ejercitar alguna de
las facultades explícitas.
Bajo este contexto creemos conveniente resaltar que la fracción
mencionada no autoriza nuevas facultades al Congreso, sino que se re­
fiere a las denominadas facultades explicativas, es decir, facultades que
hagan efectivas las atribuciones consignadas en las 29 fracciones ante­
riores y otras funciones ya expresadas en el Código Supremo.
Lo que el Congreso puede realizar según la fracción XXX , es vivifi-
car las otras 29 fracciones, pero no puede crear ninguna facultad autó­
noma de las enunciadas.
e se �
Tena Ramírez27 enumera cuatro requisitos necesarios para qu ·'

pueda hacer uso de las facultades implícitas: X


impo- )f
l. La existencia de una facultad explícita que por ella sola sea
sible ejercitarla; .,
.,..

2. La relación de medio a fin entre una v la otra;


esidad
3. El reconocimiento por el Congreso d � la Unión de la nec
de la facultad implícita y
4. El otorgamiento de esta facultad por el congreso al poder que
ella necesite.

Cond�
20 LA!'>OZ DURf'T, Miguel, /Jcri!clw Conslilllcicma/ Mexicww, Compañía Editorial
nental, México, 1<J68. pp. 165-168.
27 Op. cil.. p. 161.
1 EOERACIÓN COMO FORMA DE ESTADO - F. Flore' Trcjo 305

El primer supuesto contempla la consecuencia de que la facultad


implícita no es autónoma, pues depende de una facultad principal, a la
que está subordinada y sin la cual no existiría.
El segundo requisito presupone que la facultad explícita quedaría
inútil, estéril, en calidad de letra muerta si su ejercicio no se actualizara
por medio de la facultad implícita; de aquí que surge la relación de ne­
L·L·s idad entre una y otra.
El tercer elemento implica que el Congreso de la Unión admita la
necesidad de la facultad respectiva.
El cuarto requerimiento significa que ni el Poder Ejecutivo ni el Ju­
dicial pueden conferirse a sí mismos las facultades indispensables para
emplear las que la Constitución les concede, pues tienen que recibirlas
ckl Poder Legislativo; en cambio, este poder no sólo otorga a los otros dos
las facultades implícitas, sino que también se las da a sí mismo."
Tena Ramírez28 opina que si el jurista mexicano acude a las faculta­
des implícitas es con el objeto de justificar en forma constitucional la
existencia de cierta ley para cuya expedición no tiene el Congreso Fa­
cultad expresa.
Pensamos, sin embargo, que el jurista no tiene necesidad de justifi­
car un procedimiento o una ley anticonstitucional ya que el papel del
jurista es el de defender la Constitución en vez de buscar pretextos a las
\ iolaciones que sufra la Carta Magna.
En esta tesitura el Poder Legislativo está facultado para crear aque­
llas leyes que sean necesarias para hacer efectivas las facultades expre­
sas que por determinado motivo no puedan ser acatadas en la práctica
por faltarles algo, pero que implícitamente dan a entender lo que les
hace falta, y es aquí donde a objeto de hacer efectivas las "facultades
anteriores" o sean las expresas, deberá ser aplicada la fracción XXX del
artícu lo 73.
En nuestra opinión la palabra "necesarias" comprende el poder que
tiene el Congreso de expedir las leyes que fueren necesarias y conve­
nie ntes para el ejercicio de dichas facultades, debía ceñirse a la adop­
ció n de las medidas absolutamente indispensables para obtener el fin de
aquellas que sean consecuencia natural de las facultades expresas.
"A objeto" significa que la ley expedida con base en la fracción XXX ,
deberá tener como
motivo el que pueda hacerse efectiva determinada
facultad expresa.
Una de las críticas que más se ha encaminado en contra del uso de
las facultades implícitas, consiste en que por medio de ellas el Poder

'"
• Op. cil., pp. 116-117.
...

306 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Legislativo, haciendo uso indebido de las mismas adquiera un poder


desmedido.
El concepto anterior es rebatible, ya que la doctrina, encabezada
por Felipe Tena Ramírez preconiza el seguimiento de ciertos requisitos
que precisamos líneas arriba, para que sean empleadas las facultades
implícitas, y una vez acatados los mismos, se impida el abuso de estas
facultades.
Objetivamente el uso que las facultades implícitas pueden y deben
tener, nos podemos preguntar: (por qué no se lleva a cabo la aplicación
de dicha fracción, y con qué se le substituye?
La respuesta sería que la falta de uso se debe a que los vacíos que
existen en la Constitución se tratan de llenar por medio de las reformas
constitucionales.
No todo vacío constitucional puede ser llenado con una facultad im­
plícita, sino solamente los semivacíos constitucionales, puesto que para
que actúe una facultad implícita es imprescindible que exista una facul­
tad expresa, de donde se deduce que no es un vacío absoluto sino relati­
vo y precisamente estos últimos son de los que se ocupan las facultades
implícitas.

11.4.13. NATURALEZA JURÍDICA


DE LOS ESTADOS MIEMBROS DE LA UNIÓN

Con base en el recorrido histórico que hemos realizado es permisi­


ble afirmar, que la Federación no nació de un pacto político celebrado
entre los Estados integrantes. En efecto, el origen de la Federación no
se localiza en un convenio entre Entidades que previamente hubieran
adquirido su soberanía y su independencia ya que simplemente no exis­
tían dichos Estados.
o
México como incipiente Estado Soberano, contaba con un gobiern
único, con legislación uniforme, con la misma religión, constituía una

sola Nación. Al emanciparse y conquistar sus derechos como pueblo so­


berano optó en su primer Congreso Constituyente, celebrado en 182
4

por el régimen Federal. Las Entidades que surgieron de este ord


en

creado por la Constitución de 1824 son los Estados y debe considerárse·


do
les como partes integrantes de un cuerpo político, es decir el Esta
mexicano, y no como partes asociadas por virtud de un pacto. .
de secesión, es decif
Los Estados como tales no tienen el derecho
de separarse cuando lo estimen conveniente, o cuando juzguen que
1 J
Constitución ha sido violada, para recuperar su "independencia " o "
sumir su soberanía".
i-EDERACIÓN COMO FORMA DE ESTADO F. Flor''' Trl'jo 307

Creemos que una vez conformado el Pacto Federal los Estados esta-
blecen un compromiso que presenta las siguientes características:
l. Es irrevocable.
2. Es permanente.
3. Es absoluto.

No obstante lo anterior, en 1915, durante la Revolución Constitu­


L·ionalista el Estado de Oaxaca reasumió su soberanía, y posteriormente
cuando sobrevino el Plan de Agua Prieta, en 1920, el Estado de Sonora
imitó a Oaxaca, levantando el estandarte de la soberanía local frente a los
Poderes Federales.
El proceder de estas Entidades Federativas indudablemente resulta­
ba contrario al Pacto Federal y desde luego violentaba los principios
elementales del Federalismo ya que los Estados coaligados sellan con su
anuencia, la permanencia de la Unión.
Ahora bien, esta especie de interdicción fincada a los Estados, no
carece de efectos ni está privada de sanción. En cualquier tiempo, si
una Entidad Federativa se organiza o actúa contrariamente a los esta­
blecimientos de la Carta Magna Federal los Poderes de la Federación
pueden desconocer el orden político establecido en dicha Entidad, y en
caso de resistencia derrocar inclusive mediante el uso de la fuerza a las
autoridades locales ilegítimas.
La confirmación de que nuestra Constitución no ha considerado
corno Entidades soberanas a los Estados, se impele no solamente en la
forma de gobierno que les impone, sino deriva de su organización polí­
tica, fijándoles como característica esencial de su régimen la división
de
poderes y determinando claramente el número de éstos así como la de­
no minación particular que deben adoptar los titulares
de los mismos.
De esta forma, la Constitución no se concretó a
exigir un gobierno repu­
blicano y representativo para los Estados, sino
estableció además que
conta ran con un Poder Ejecutivo,
cuyo titular sería precisamente el Go­
bern ador y que existiera
un órgano legislativo para evitar que las facul­
tades propias
de éste se sumaran a las del Gobernador.
Conforme al artículo 124,2Y los Estados tienen amplísim
o campo
Para desarrollar actividades
sociales, culturales y políticas de manifies­
ta importancia
para todos sus habitantes, puesto que, según dicho pre­
cepto,
las facultades que no están concedidas por la Constituc
ión a los
fun cionarios Federal
es se entienden reservadas a los Estados.

2" Al re s ecto consultar la obra de Edu rdo


p a RUIZ, Derechu Cunstituciunal. Edición
�'ac�imilar de 1902. UNAM, México, 1978, . 381 y 382
pp .
308 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓ!I(

11.5. IMPORTANCIA DEL DISTRITO FEDERAL

11.5.1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS

El Distrito Federal constituye la circunscripción territorial que sirve


en los Estados Federales como sede o lugar de residencia de los Pode­
res Federales o de los órganos del gobierno Federal.
El primer Distrito Federal que existió en el mundo, fue creado al es­
tablecerse la Federación de los Estados Unidos y recibió el nombre de
Distrito de Columbia. Uno de los motivos que propició su creación radi­
có en la inconveniencia de que en un mismo territorio ejercieran juris­
dicción los órganos Federales y los locales. Ante ello, Virginia y Mary­
land efectuaron cesiones territoriales y con ello se creó el referido
Distrito, en el cual solo tendrían jurisdicción los poderes Federales con
exclusión de cualquier otro.

11.5.2. EL DISTRITO FEDERAL EN MÉXICO

En nuestro país, la Constitución de 1824 estableció como facultad


del Congreso Federal la de elegir un lugar que sirviera de residencia
a los supremos poderes de la Federación y ejercer en su Distrito laS
atribuciones del Poder Legislativo de un Estado. El 18 de noviembre
de 1824 se declaró a la Ciudad de México como sede de los poderes
Federales.
Con las Constituciones centralistas de 1836 y 1843, el territorio diJ ,

lo que había sido el Distrito Federal pasó a formar parte del Departa+·
mento de México.30 ¡
El Acta Constitutiva y de Reformas de 1847 al restablecer el Federay
lismo, reinstauraba al Distrito Federal bajo el territorio de la Ciudad eJ.,
México. La Carta Magna Federal de 1857 enunció dentro de las partef
integrantes de la Federación al Estado del Valle de México, que se
��crrP_<UJ
ría en la Ciudad de México. Esta Constitución facultaba al r
para llevar a cabo "el arreglo interior del Distrito Federal"
do cargos de elección popular.
Con el triunfo de la Revolución y la promulgación de la
énau
ción de 1917, se consolidó la institución del Distrito Federal previ
Política
se su situación jurídica en el artículo 44 de la Constitución
los Estados Unidos Mexicanos que establece textualmente lo _

es de
La Ciudad de México es el Distrito Federal, sede de los Poder
rá del
unión y Capital de los Estados Unidos Mexicanos. Se compond

30 Así lo señala Alfonso NoRIEGA CANTÚ en su obra, El Pe>!samie>lto Conservador


Consen•adm-ismo Mexicatw, UNAM, México. 1993, Tomo 11, p 170.
¡FDERACIÓN COMO FORMA DE ESTADO - F. Flores Trejo 309

rritorio que actualmente tiene y en el caso de que los poderes Federales


se trasladen a otro lugar, se erigirá el Estado del Valle de México con
los límites y extensión que le asigne el Congreso General".
Como puede derivarse del texto anterior, la Carta Magna Federal
L·ontempla varios efectos en relación con el Distrito Federal. Inicial­
Jlll'Ilte preconiza una sinonimia entre la Ciudad de México y éste últi­
JllO. En efecto, se presenta una identidad entre ambos, uno (Distrito Fe­
deral) va de la mano de la otra (Ciudad de México).
Igualmente el Distrito Federal se constituye en la sede de los pode­
rL'S Federales, la Carta Magna establece de manera precisa que en ese
lugar se asentarán éstos; el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial. Por tal
motivo es que la sede parlamentaria, es decir, el Congreso de la Unión
�e localiza en el Distrito Federal; asimismo el Ejecutivo Federal despa­
cha en la Ciudad de México y la Suprema Corte de Justicia realiza su
!unción en el territorio distrital.
La propia Constitución consigna la posibilidad de que se trasladen
ck lugar los poderes Federales fuera de los límites territoriales del Dis­
trito Federal y en ésta hipótesis, se podría llegara a conformar el Estado
del Valle de Anáhuac, siguiendo los derroteros que establezca el Con­
greso de la Unión.
Bajo este contexto, la fracción VI del artículo 73 facultó al Congreso
de la Unión para legislar en todo lo relativo al Distrito Federal. El texto
original de este precepto prevenía:
El Congreso tiene facultad:

VI. Para legislar en todo lo relativo al Distrito y Territorios Federales,


sometiéndose a las bases siguientes:
Primera.-EI Gobierno del Distrito Federal estará a cargo del Presidente
de la República, quien lo ejercerá por conducto del órgano u órganos que
determine la ley respectiva.

El órgano que se escogió para llevar a cabo las instrucciones del


Presidente de la República, fue un Gobernador.
Venustiano Carranza expidió el 13 de abril de 1917 la Ley de Orga­
nización del Distrito y Territorios Federales. Conforme a los linea­
mie ntos de la Constitución, esta ley establecía que el Municipio Libre

sería la base de la división territorial y de la organización política Y


admi nistrativa del Distrito Federal. El gobernador del Distrito era nom­
brado y
removido libremente por el Presidente de la República y depen­
diente de
éste.
Asimismo prevenía que los intcg1·antes de los Ayuntamientos serían
designados mediante elección popular directa y se renovarían por mi­
tad c
ada año. La división m uni c ip a l que se había venido utilizando se
310 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

respetó provisionalmente y permanecieron vigentes los reglamentos que


no se opusieran a la Constitución.
,
El Ayuntamiento de la Ciudad de México se integró por veinticinco
concejales, y en las demás municipalidades del Distrito Federal por
quince cada uno.
La primera autoridad local era el Presidente Municipal.
El 28 de agosto de 1928 se introdujo una reforma a la fracción VI
del artículo 73 de la Carta Magna Federal mediante la cual se propor­
cionaron nuevas bases para la organización político-administrativa del
Distrito Federal y se suprimió el Municipio, quedando el gobierno a
cargo del Presidente de la República, quien lo ejercería por conducto
del órgano y órganos que determinara la ley respectiva. Para tal efecto,
el 31 de diciembre de 1928, el Congreso de la Unión expidió la Ley
Orgánica del Departamento del Distrito Federal.
El Departamento del Distrito Federal se creaba con base en la re­
forma al artículo precitado, para que a través de ésta Dependencia se
realizaran las funciones gubernativas. Este órgano de Gobierno se en­
contraba encabezado por el Jefe del Departamento quien era nombrado
y removido libremente por el Presidente de la República.
Se implementaron igualmente los Delegados y los Subdelegados, ya
que el Distrito Federal se había dividido en Delegaciones y Subdelega­
ciones. Existía también el Consejo Consultivo, integrado por personas
que pertenecían a diversos sectores activos de la población. Sus faculta­
des eran principalmente de asesoramiento, consulta, denuncia, revisión
e inspección.
Al trasladar todas las funciones del gobierno del Distrito Federal Y
de los Ayuntamientos en que se dividía el Departamento del Distrito Fe­
deral, desapareció el régimen municipal en el Distrito Federal.
El 29 de diciembre de 1970, se expidió otra Ley Orgánica que apun­
talaba las funciones del Departamento. Una nueva ley se expidió el 29
de diciembre de 1978.
Ahora bien, el 22 de agosto de 1996 se publicó en el Diario Oficial
de la Federación una trascendental reforma a la Constitución General
respecto del Distrito Federal, concretamente en el artículo 122.
Dicha reforma tuvo tintes democratizadores ya que los integrantes
de los Poderes Legislativo y Ejecutivo distritales, serían electos median·
te votación popular directa.

En este orden de ideas, actualmente la Asamblea Legislativa se int
res ultan .
gra por legisladores denominados Asambleístas, los cuales
electos según los principios de mayoría relativa y representació n pro­
porcional, cada tres años.
El Ejecutivo Local se deposita en un Jefe de Gobierno
electo por votación directa cuyo período dura seis años.
,� FEDERACIÓN COMO FORMA DE ESTADO - F. Flores Trejo

El Poder Judicial del Distrito Federal se deposita en el Tribunal Su­


311

perior de Justicia y en el Consejo de la Judicatura.


Como se advierte, ésta resultó ser una reforma de suma importan­
cia para el Distrito Federal, que quitó en buena medida la "capitis de
minutio" que venían padeciendo los capitalinos.

11.6. LA GARANTÍA FEDERAL

La garantía Federal se refiere principalmente a la protección que la


Federación debe otorgar a las Entidades Federativas y se concretiza de
manera toral en dos hipótesis:
a) Los Poderes de la Unión tiene la obligación de proteger a las Enti­
dades Federativas contra toda invasión o violencia exterior; y
h) La misma protección les otorgará la Federación en los casos de
sublevación o conflicto interior, si esta ayuda le es solicitada por la legis­
latura local o por el ejecutivo cuando el congreso del Estado no se en­
cuentre reunido.

Esta garantía encuentra su punto de partida en la sección IV del ar­


tículo 4° de la Constitución Norteamericana que preceptúa:31 "Los Esta­
dos Unidos garantizan a cada Estado de esta Unión una forma republi­
cana de gobierno y protegerán cada uno de ellos contra la invasión, y a
pedido de la legislatura o del ejecutivo, cuando la legislatura no pueda
ser convocada, contra la violencia doméstica."
Del texto anterior se aprecia que las hipótesis consagradas en el nu­
meral citado abarcan las enumeradas líneas atrás y otra hipótesis adi­
cio nal, ya que también se garantiza a las Entidades Federativas una for­
ma Republicana de Gobierno.
Según la estructura del Estado Federal norteamericano, la garantía
de la forma republicana es esencial al sistema; y lo mismo podría pen­
sarse en el caso de México, ya que de conformidad con los artículos 40
Y 11 S existe identidad de decisiones fundamentales entre la Federación Y
las Entidades Federativas, y una de éstas es precisamente la Forma Re­
publicana de
Gobierno.
Históricamente el artículo 34 del Acta Constitutiva de 1824 expresó
que la Constitución y la propia Acta garantizarían a las Entidades Fede­
rativas la Forma de Gobierno
del Acta y a su vez los Estados quedarían
Com prometidos a mantener el Estado Federal.

Al respecto consultar la obra de Ben1ard Sc!IWARTZ. Los Poderes del Gohienw.


11

UNAM. México 1966.


312 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Este planteamiento se trasladó a la Constitución de 1824, ya que el


Acta fue parte de la misma y la tesis fue confirmada por el artículo 161-1
de la mencionada Constitución.
Sin embargo, la garantía de la Forma Republicana fue suprimida en
la Constitución de 185 7 y es imposible conocer la razón de tal omisión,
ya que el artículo en cuestión fue aprobado sin discusión el 11 de no­
viembre de 1856 se aprobó por unanimidad.
En la Constitución de 1917 tradicionalmente se ha comprendido
dentro de los preceptos que establecen los casos de intervención del go­
bierno Federal en los miembros, tres hipótesis fundamentales:
a) La protección de las Entidades Federativas en contra de toda in­
vasión exterior, caso en el cual la intervención Federal puede ser oficiosa;
h) La ayuda contra toda rebelión interna, violencia doméstica, siem­
pre que la legislatura lo solicite, o el ejecutivo cuando aquélla no estu­
viere reunida; y
e) La garantía de la forma Republicana de gobierno;

Respecto a la primera hipótesis los poderes de la Unión


obligación de proteger a las Entidades Federativas contra toda invasión
o violencia exterior. En este contexto, la intervención de los poderes Fe­
derales es de oficio. Tan pronto como tengan noticia de la invasión o
ataque exterior, debe tomar las medidas conducentes, es decir, no es
necesario que este auxilio sea solicitado por la entidad federativa.
Opina Tena Ramírez32 que este enunciado resulta superfluo en una
Constitución Federal porque las Entidades Federativas carecen de per­
sonalidad internacional, y por tanto ninguna de ellas puede ser objeto
de un ataque aislado por alguna nación extranjera. El ataque a una por­
ción del territorio nacional, ya sea entidad federativa o territorio bajo
jurisdicción Federal, es un ataque al Estado Mexicano como tal, en su
unidad, y no a una sola parte de él.
En relación con el segundo planteamiento, la Federación protege a
las Entidades Federativas en caso de sublevación o conflicto interior, si
esta ayuda le es solicitada por la Legislatura local o por el Ejecutivo,
cuando el Congreso Estatal no se encuentre reunido.
La primera diferencia con la otra hipótesis salta a la vista: tratándo­
se de <;onflicto doméstico, la Federación no debe intervenir de oficio sino
debe ser llamada por la Legislatura Local o en su caso por el Ejecutivo.
Este segundo supuesto tuvo gran apogeo entre 1869 y 1874 puesto
que en siete ocasiones las Entidades Federativas solicitaron la interven· .
el
ción de los Poderes Federales aunque se trataba de conflictos entre

32 Op. cit. p. 163.


.
FEDERACIÓN COMO FORMA DE ESTADO - F. Flores Trejo 313

gobernador y la legislatura, y cada uno de ellos deseaba el apoyo Fede­


r al en la contienda.
En 1874, entre los nuevos artículos constitucionales se estableció el
que actualmente es la fracción VI del numeral 76 que faculta al Senado
para: "Resolver las cuestiones políticas que surjan entre los poderes de wz

c,rado cuando alguno de ellos ocurra con ese fin al Senado ... "

Así, la Entidad Federativa se debe dirigir al Presidente de la Repú­


blica solicitándole la intervención de la fuerza Federal. Esta situación
responde al hecho de que el Poder Ejecutivo es el Jefe del Ejército y de
la Armada, y es quien puede disponer de ellos para la seguridad interior
' defensa exterior del Estado Federal.
Existe además la posibilidad de intervención del Gobierno Federal
en las Entidades Federativas, pero esta situación se debe realizar de
manera verdaderamente excepcional.
Creemos que la garantía prevista en la fracción a) facultaría a la Fe­
deración para intervenir en aquella Entidad Federativa que no repre­
senta la forma de gobierno que la Constitución establece para todos ya
que los Estados deben mantener la identidad de principios fundamenta­
les con la Constitución Federal. En nuestro país el artículo 115 establece
expresamente que los Estados deben adoptar para su régimen interior la
Forma de Gobierno Republicano, Representativo, Popular, teniendo como
base de su división territorial y de su organización política y adminis­
trativa el Municipio Libre.
Asimismo, consideramos que la garantía de Gobierno Republica­
no representa la única forma admisible y permitida por la ley cúspide
del orden jurídico para preservar el orden Federal y la Constitución
General.
El tratadista argentino Juan A. González Calderón33 la agrupa en
dos categorías: "Una es la intervención que llamaré reconstructiva, y otra
es la que llamaré ejecutiva. La primera tiene lugar cuando está subverti­
da la forma republicana de gobierno y es necesario que el poder Fede­
ra l lleve su acción suprema a tal o cual provincia donde aquélla sucede
Para restablecer y garantizar dicha forma de gobierno. La segunda tie­
ne lugar cuando ocurre alguno de los otros casos previstos por el ar­
tículo 6°: invasión exterior, derrocamientos de las autoridades constitui­
das por sedición o invasión de otra provincia, en los cuales el poder
Federal debe cumplir los mandatos de la Constitución que lo obligan a
Proceder en el sentido que ellos determinen: repeler la invasión exter­
na, o, a requisición de aquellas autoridades provinciales, sostenerlas o
restablecerlas".

13 Citado por Jorge CARPIZO, Estudios Collstituciullales, UNAM, 1980, p. 118.


r
-1
314 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Por su parte, Carlos Sánchez Viamonte34 precisa: "Una intervención


Federal en las provincias es, siempre, un acto de soberanía nacional y
consiste en la imposición de la voluntad que emana del cuerpo orgánico
de la nación referida a una de sus partes componentes".
Deduce el autor precitado,1' cinco cualidades que deben reunir to­
das y cada una de las constituciones de las provincias:
1° Estar dictada bajo el sistema representativo republicano;
2° Estar de acuerdo con los principios, declaraciones y garantías de
la Constitución nacional;
3° Asegurar su administración de justicia;
4° Asegurar su régimen municipal;
S" Asegurar la educación primaria.

Asimismo debe:
1 o Garantizar la forma republicana de gobierno;
2° Repeler invasiones externas;
3" Sostener las autoridades constituidas, ante el peligro de sedición
interior o invasión de otra provincia;
4" Restablecer las autoridades constituidas depuestas por sedición
interior o por invasión de otra provincia.

14 SA�t HEZ VIA�to�·¡ E. Carlos . \lwuwl de lJerecilo Constituciunu/,


. Kapclusz, Buenos
Aires, I<JS<J, p. I<Jll.
" 0¡>. cil., pp. 100 a 102.
Unidad 12

Formas de Gobierno

JosÉ BARRAGÁN BARRAGÁN.

12.1. CONCEPTO DE FORMA DE GOBIERNO

La mayoría de los autores acostumbran presentar el estudio de las


formas de gobierno después de hablar de las formas de Estado y, casi
siempre, bajo el mismo capítulo o rubro. A modo de ejemplos, véase en
Biscaretti cómo lo que él llama primera parte de su libro Introducción
u! Derecho Constitucional Contemporáneo (Fondo de Cultura Económi­
ca, México, 1996, p. 113.) está consagrada al estudio de: "Las formas de
Estado y las formas de gobierno contemporáneas"; y véase a Ignacio
Burgoa en su conocido libro Derecho Constitucional Mexicano (Porrúa
S.A., México, 1996) cómo sin duda es correcto plantear así el estudio de
ambos temas, debido a su profunda vinculación. Las formas de gobier­
no se hallan en el ámbito de cada una de las formas de Estado. Las for­
mas de Estado se suelen definir y clasificar a partir de los elementos
4ue se citan como esenciales del Estado, a saber, territorio, gobierno y
población. Las formas de gobierno, en cambio se hallan, como decía­
rn o s, en el ámbito de cada una de las formas de Estado consideradas.
Biscaretti examina por separado las formas de gobierno en un Estado
de democracia clásica; las formas de gobierno en un Estado socialista; y
las formas de gobierno del Estado totalitario.
Las formas de gobierno que se hallan en un Estado democrático clá­
sico son:

• Doctor en Der·echo. Inn·stigador ck Carrera .v Miembro del Sistema Nac·ional ck


lrnestigadores Nivel 111.

3IS
316 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN '·., ..

• La forma de gobierno constitucional pura, ya sea monarquía o re­


pública. En este último caso tenemos la forma presidencial.
• La forma de gobierno constitucional parlamentaria, que también
puede ser monárquica o republicana.
Y la forma de gobierno constitucional directora), se refiere sólo a
una república: el directorio francés de 1795, o el directorio suizo.

Según se aprecia, la anterior clasificación, tomada del libro ya cita­


do de Biscaretti, resalta la presencia de un órgano que traza la direc­
ción de la política general, ya sea que hablemos de un Jefe de Estado,
rey o presidente; de un gabinete, o de un directorio.
La forma de gobierno constitucional republicano puro abarca a la
forma que se adopta en Estados Unidos, los países de América Latina y
otros muchos países de Asia y de África. Se caracteriza fundamental­
mente en que el presidente concentra las funciones de Jefe de Estado,
Jefe de gobierno y Jefe del partido mayoritario. Sobra advertir que se
accede al poder previas las elecciones correspondientes.
En los Estados Unidos se consagra esta forma de gobierno desde la
aprobación de su Constitución el 17 de septiembre de 1787, la cual en­
tró en vigor el día primero de enero de 1789. Es el documento constitu­
cional más antiguo que aún tiene vigor en la actualidad. En México e s a
partir de la aprobación del Acta Constitutiva del 3 1 de enero de 1824 y
la posterior constitución del 4 de octubre de 1824.
Las formas de gobierno, que se hallan en un Estado socialista, son
difíciles de clasificar. De hecho, Biscaretti y otros autores, prefieren
)�
examinar por separado el proceso de formación y desarrollo del gobier­ �:
)'
no de la Unión Soviética, así como el gobierno de las restantes repúbli­
cas, que ahora conocemos, algunas de las cuales se encuentran organi­
..�
..-.·

zándose como lo hacen las democracias constitucionales clásicas.


Por último, en este breve planteamiento relativo al concepto de lo
que entendemos por forma de gobierno, que aquí se ha definido de ma­
nera descriptiva, la Constitución mexicana vigente, al hablar de la sobe­
ranía y de la forma de gobierno, introduce un elemento nuevo, que sue­
le pasar ignorado por la mayoría de los tratadistas y que tiene que ver
con lo federal.
En México, pues, según reza la leyenda del capítulo primero del ti­
tulo segundo de nuestra Constitución y como luego se precisa en el ar­
tículo 40, la forma de gobierno es republicana y federalista. En México,
lo federal no es forma de Estado como afirma la mayoría de la doctrina,
sino que es forma de gobier·no por mandato expreso constitucional.
A continuación, pasamos al examen particular de las principales for­
mas de gobict·no comenzando por la forma monárquica; siguiendo luego
HlRMAS DE GOBIERNO - J. Barrag<tn Barragún
317

por la forma republicana. Después hablaremos de la democracia y, por


último haremos el examen de lo federal, como forma de gobierno.

12.2. LA MONARQUÍA

De acuerdo a su etimología, de origen griego, la monarquía hace re­


krencia a un Estado regido o gobernado por un monarca, así como al
territorio de dicho Estado. La monarquía es una forma de gobierno en
L'l que el poder supremo reside en un príncipe, rey o monarca con arre­
�lo a las leyes.
La monarquía, como forma de gobierno, se muestra a lo largo de la
historia con muchos matices. Así, los politólogos y los filósofos hablan
de una monarquía absoluta cuando toda la soberanía reside en el mo­
narca; y de una monarquía constitucional cuando existe un Estado
constitucional y se consagra la teoría de la división de poderes, de tal
manera que el monarca sólo representa al poder ejecutivo y el ejercicio
de este poder se encuentra regulado en dicha Constitución.
Se habla también de monarquías de derecho divino, por afirmar
que los monarcas reciben su inmenso poder de la divinidad. Y se habla
de monarquías hereditarias, cuando la sucesión en la corona está vincu­
lada a una determinada familia; y de monarquías electivas, cuando son
electas por el pueblo o por sus representantes. Agustín de Iturbide en
México intentó ser electo por los diputados que componían el llamado
primer Congreso Constituyente mexicano la noche del día 18 de mayo
de 1822. Cabe precisar que las monarquías electivas son muy raras y
tienen carácter transitorio: es decir, o se trata de una monarquía en
proceso de formación; de una monarquía en decadencia; o de una repú­
blica vitalicia que irá evolucionando en busca de la democracia.
Los tratadistas distinguen varias clases de esta forma de gobierno, o
hablan de las diferentes modalidades que pueden ofrecerse de un Esta­
do a otro y de una etapa histórica a otra. Desde la forma de gobierno
Pura o buena, hasta el extremo de la forma de gobierno de un tirano.
A ristóteles habla de cinco formas monárquicas diferentes. Habla de
aquella forma que busca el bien común y de aquella que busca el interés
Personal o de familia y del tirano que se impone por la fuerza o en con­
tra de sus súbditos (Política, lib. III, cap.
IX). De una monarquía que
Permite el desarrollo de la democracia y de aquellas formas absolutas
que concentran todo el poder en el monarca.
Santo Tomás, que sigue fielmente la teoría aristotélica, caracteriza
l a forma monárquica como una personificación de la autoridad, de un
monarca que tiene la pleni tud del poder, que encarna la ley. Habla del
riesgo de convertirse fácilmente en un tirano y acepta la necesidad de
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
318

alidad como
su poder, calificando esta mod
impedir que el rey abuse de
a Teológica la. Ilae, q. 105
, a. 1).
monarquía templada (Sum
los gobe rnan tes se suje ten a los man­
Santo Tomás recomienda que
erno es aque lla
que la forma mejor de gobi
datos de la virtud y asegura
Estado y man­
esté colocado a la cabeza del
en que un solo gobernante
varios magis­
d, donde asimismo existan
de conforme a la ley de la virtu
de la virtud y
n con él. según la misma ley
trados inferiores que gobierne
na parte en el
s los ciudadanos tengan algu
en donde, por último, todo
os.
elegibles para todos los carg
gobierno como electores y
apar ece la teor ía de Maq uiavelo, quien
Pero, frente a esta corriente,
del prin cipa do, que es una expre­
alidades
habla de las diferentes mod
comprendió
monárquica, de manera que
sión más amplia que la voz
civil com o las ecle siás tica s.
tanto las formas de gobierno mos, de
elo se mue stra part idario por la monarquía, diría
Maquiav
ir, lo pueden
nes tienen el derecho de eleg
carácter electivo, porque quie elegir al
cho de sufr agio para
tienen el dere
ejercer libremente. Quienes pero , otras
de la aris tocr acia ,
miembros
príncipe, unas veces, son los ía y de la
defe nsa de la tiran
lo hace en
veces, es el pueblo, el cual
aristocracia. a mo­
e tres modalidades de la form
Bodino, por su parte, distingu seño­
o legít ima . En la form a
ica y la real
nárquica: la señorial, la tirán bien es y
se erig e en seño r de
de conquista,
rial, el príncipe, por derecho ilia a sus
ía un pad re de fam
como gobernar
personas y gobierna, dice,
monarca en
form a tirán ica, Bodino destaca el abuso del
esclavos. En la
real o legítima
s y de sus bienes. La forma
perjuicio de las personas libre
la natu rale za, respeta Y
ece las leyes de
es aquella en que el rey obed ibió su fa­
Bod ino escr
s obedecen a su rey.
quiere a sus súbditos y ésto .
la República, en el año de 1576
mosa obra, Los seis libros de cons idera­
l que sus coetáneo s que son
Francisco de Vitoria, al igua
ñola (Francisco
la gran Escuela Jurídica espa
dos como pertenecientes a in­
preferencias,
o, etcétera) al hablar de sus
Suárez, De Soto, Belarmin can a,
a republi
árquica es mejor que la form
siste en que la forma mon p or ­
en el pueblo,
del poder del monarca está
pero precisa que el origen a m os
pueblo, dirí
"per homines": a través del
que el rey recibe el poder ular
la sobe ranía pop
bases de la teoría sobre
nosotros, sentando así las cia lY
radica esen
ia de la soberanía, la cual
y la relativa a la sede originar
:
originariamente en el pueblo. forma de g�
clasificación doble de esta
Montesquieu formula una a rnO"
otros, y la form
uica buena, diríamos nos
bierno: la forma monárq
el rey gobierna se ú le­
g n
la. En una monarquía,
nárquica despótica o ma uía es
se funda la monarq
el principio en que
yes fijas y establecidas: as las actuaciones se
virtud pol ítica y tod
honor, que encarna la El despotismo es un
a
liber tad po lítica.
en a la
en esa virtud y co nduc
FORMAS DE GOBIERNO - J. Barragán Barragán 319

formación de la monarquía. El despotismo se funda en el temor y se go­


bie rna sin ley ni regla, es una corrupción de la monarquía (El espíritu
de las leyes, cap. VII, lib. XI.).
También leemos que Montesquieu, hablando de la Historia de Ingla­
terra, dice que unas monarquías son electivas y otras hereditarias y que
un as monarquías han ejercido el poder soberano de manera absoluta,
esto es, sin compartir ese poder, mientras que en otras monarquías el
poder soberano se comparte con otros cuerpos, como el parlamento: es­
tas monarquías son calificadas como templadas.
Se suele decir que en Inglaterra desde antiguo se consolidó la mo­
nar quía constitucional; mientras que en Francia antes del año de 1789
prevalecía la monarquía absoluta, al igual que en España hasta la reu­
nión de las Cortes generales y extraordinarias de 1810-1813, las cuales
promulgaron la famosa Constitución de 1812.
Resumiendo, se puede recordar con George Jellinek, que lo caracte­
rístico de una monarquía es la encarnación que hace el monarca del
Estado, él es el Jefe del Estado y representa el poder del Estado. Ade­
más, como sabemos, prevalece el principio de la sucesión hereditaria,
lo mismo que el principio de la ausencia de responsabilidad jurídica
para el rey.
Como ejemplos históricos de monarquías, los autores mencionan a
las monarquías orientales, como las que hubo en Egipto, Mesopotamia
o en China; las monarquías homéricas de la Grecia primitiva; las mo­
narquías romanas de los primeros tiempos, y las de sus grandes impe­
rios; las monarquías feudales de Europa; así como las subsecuentes mo­
narquías, apoyadas en las clases sociales llamadas estamentos. Todavía
en España se intentó reunir Cortes por estamentos, a raíz de la invasión
de la Península Ibérica por los ejércitos de Napoleón y a raíz de haber
sido tomado preso el rey español, Fernando VII (1808). Incluso, Agustín
de Iturbide pretendió erigirse Emperador con el apoyo de unas clases
soci ales que él todavía llamaba estamentos.

Hacia 1812, fecha de promulgación de la Constitución española ex­


Pedida por las Cortes de Cádiz, la Nueva España con la Nueva Galicia,
la Península de Yucatán, las llamadas Provincias
internas de Oriente y
Provincias internas de Occidente formaban
parte del gran Imperio es­
Pañol y, por ello quedaron subordinadas a dicho ordenamiento legal.
No será sino hasta el año de 1821 cuando se alcance la Independencia,
Propósito iniciado por nuestros héroes nacionales desde 181 O.
La Constitución de 1812 dispuso que el gobierno de aquella gran
Nación fuera una monarquía moder·ada hereditaria, es decir, una mo­
narquía constitucional, subordinada a la voluntad popular. El Artículo 3,
en efecto, había puesto la sede originaria de la soberanía en la Nación,
definiendo a la Nación como la reunión de todos los españoles de am-
UCIÓN
TEORÍA DE LA CONSTIT
320

Nación ya no podría
ndo, además, que esa
bos hemisferios, precisa
(Art. 2).
a familia ni persona.
patrimonio de ningun stitución, en él se hiz
o
inado el rey a la Con
Pese a quedar subord rar
después de consag
utar las leyes. Esto es,
sidir la potestad de ejec es
poder, el rey, no sólo
isión del ejercicio del
nueva teoría de la div del pod er
ositario
que además es el dep
·

Jefe del Estado, sino ,


s y mu y importantes facultades
to de mucha
(art. 16). Goza por tan ape go
sus ministros y con
ente, ayudándose de
cuales ejerce directam
la ley. t. 168), de manera que
del rey es sagrada (ar
Con todo, la persona s re�t
a sus ministros, quiene
sus actos se traslada
responsabilidad por del rey dad as
órdenes
tes o Congreso, de las
ponderán ante las Cor
). Por lo mismo se estableció
las leyes (art. 226
tra la Constitución o
cumplimiento a las
sona pública podía dar
ningún Tribunal ni per ). ,
o ministerial (art. 225
del rey que no llev aran la firma del refrend
nes es, como ya hacíamq��
son muchas e important
Las facultades del rey :
ículo 171, las siguientes .
des tenía, según el art
notar. Entre esas faculta
compete al Rey sancioDI
de la prerrogativa que
Artículo 171.-Además o principales las
as, le corresponden com
rá las leyes y promulgad
des siguientes rucciones que crea
retos, reglamentos e inst
Primera: expedir los dec
ución de las leyes.
ducentes para la ejec inistre pronta y
en todo el reino se adm
Segunda: cuidar de que
damente la justicia. paz, dando después
rra, y hacer ratificar la
Tercera: declarar la gue
Cortes.
ta documentada a las los tribunales civiles
y
nom bra r los magistrados de todos
Cuarta:
Consejo de Estado.
nales, a propuesta del militares.
os los empleos civiles y
Quinta: proveer tod
dos , y para todas las
a todos los obispa
Sexta: pre sen tar par propuesta del Con
sejo
patron ato , a
ticos de real
y beneficios eclesiás
Estado. rreglo a
toda clase, con a
ores y distinciones de
Séptima: conceder hon
leyes. erales.
y nombrar los gen
ejércitos y armadas,
Octava: mandar los a com o más
ribuyéndol
la fuerza armada, dist
Novena: disponer de
venga. as y comerciales
con las
relaciones diplomátic
Décima: dirigir las es.
ministros y cónsul
r los embajadores,
potencias, y nombra la moneda, en la que
se
la fab ric aci ón de
Undécima: cuidar de
busto y su nombre. los fondos destinados a
cada
r la inversión de
Duodécima: decreta blica.
ministración pú
los ramos de la ad eglo a las leyes.
ia: ind ulta r a los delincuentes, con arr
Decimoterc
FORMAS DE GOBIERNO - J. Barragán Barragán 321

Decimocuarta: hacer a las Cortes las propuestas de leyes o de reformas


que crea conducentes al bien de la Nación, para que deliberen en la forma
prescrita.
Decimosexta: nombrar y separar libremente los secretarios de Estado y
del despacho.

Por otro lado, como ya no era rey absoluto, además de estar sujeto a
la ley, tenía limitaciones formales y expresas, muy importantes, según el
artículo 172, como las siguientes:

Artículo 172.-Las restricciones de la autoridad del Rey son las siguientes:


Primera: no puede el Rey impedir, bajo ningún pretexto, la celebración
de las Cortes en las épocas y casos señalados por la Constitución, ni sus­
penderlas ni disolverlas, ni en manera alguna embarazar sus sesiones y de­
liberaciones. Los que le aconsejasen o auxiliasen.
Segunda: no puede el Rey ausentarse del reino sin consentimiento de las
Cortes; y si lo hiciere, se entiende que ha abdicado la corona.
Tercera: no puede el Rey enajenar, ceder, renunciar, o en cualquiera ma­
nera traspasar a otro la autoridad real, ni alguna de sus prerrogativas.
Si por cualquiera causa quisiere abdicar el trono en el inmediato suce­
sor, no lo podrá hacer sin el consentimiento de las Cortes.
Cuarta: no puede el Rey enajenar, ceder o permutar provincia, ciudad, vi­
lla o lugar, ni parte alguna, por pequeña que sea, del territorio español.
Quinta: no puede el Rey hacer alianza ofensiva, ni tratado especial de co­
mercio con ninguna potencia extranjera sin el consentimiento de las Cortes.
Sexta: no puede tampoco obligarse por ningún tratado a dar subsidios a
ninguna potencia extranjera sin el consentimiento de las Cortes.
Séptima: no puede ·el Rey ceder ni enajenar los bienes nacionales sin
consentimiento de las Cortes.
Octava: no puede el Rey imponer por sí directa ni indirectamente contri­
buciones, ni hacer pedidos bajo cualquier nombre, o para cualquier objeto
que sea, sino que siempre los han de decretar las Cortes.
Novena: no puede el Rey conceder privilegio exclusivo a persona ni cor­
poración alguna.
Décima: no puede el Rey tomar la propiedad de ningún particular ni
corporación, ni turbarle en la posesión, uso y aprovechamiento de ella; y si
en algún caso fuere necesario para un objeto de conocida utilidad común
tomar la propiedad de un particular, no lo podrá hacer sin que al mismo
tiempo sea indemnizado, y se le dé el buen cambio a bien vista de hombres
buenos.
Undécima: no puede el Rey privar a ningún individuo de su libertad, ni
imponerle por sí pena alguna. El secretario del despacho que firme la or­
den, y el juez que la ejecute, serán responsables a la Nación, y castigados
como reos de atentado contra la libertad individual.

Como se indicaba, se trata de una verdadera monarquía moderada.


Pero además hereditaria. Todo lo relativo a la s ucesión está minuciosa-
322 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
1
mente regulado en esta Constitución, desde la cuestión de quién debía
ser el llamado a la sucesión, hasta el papel de la regencia, que debía es­
tablecerse durante la minoría de edad del heredero o heredera, incluso
el matrimonio del rey debía ser aprobado previamente por las Cortes,
de manera que, en caso de casarse sin el debido permiso, se entendía
que abdicaba a la corona (art. 172, duodécima limitación).
Aunque nunca se suele hacer la observación, esta monarquía creada
o regulada por la Constitución de 1812, da la impresión de ser o estar
muy próxima del presidencialismo, o mejor dicho el presidente mexi­
cano se dibujará como el rey español de esta época, pero sin derechos
sucesorios y con responsabilidad personal, como veremos páginas más
adelante.
Este régimen monárquico estuvo en vigor en lo que ahora es Méxi­
co hasta la proclamación de su independencia en 1821. Más allá de esta
vigencia de la forma monárquica, cabe insistir en que la figura del pre­
sidente mexicano, tanto el histórico de 1824, cuanto el actual se dibuja
aceptando completamente el modelo del monarca español de la Consti­
tución de 1812, sin derechos hereditarios y con responsabilidad perso­
nal, como ya queda dicho.

12.2.1. LAS FORMAS MONÁRQUICAS DE 1812-1823

Como hechos importantes para la historia de México, se suelen citar


al llamado Plan de Iguala de 24 de febrero de 1821, al Tratado de Cór­
doba del 24 de agosto del mismo año de 1821; al decreto de instala­
ción del primer Congreso Constituyente mexicano del 24 de febrero
1822; así como al pretendido imperio Iturbidista, que se ubica dentro
de las fechas ya señaladas. Todos estos hechos, recogidos en los docu­
mentos mencionados, hablan de un propósito común, como fue el inten­
tar organizar al mismo país, México, bajo la forma de un gobierno mo­
nárquico.
El llamado Plan de Iguala, que firma Agustín de Iturbide, preparan­
do la declaración de Independencia de México respecto de España, es­
tablecía la base relativa al gobierno monárquico templado por una
Constitución análoga al país (Base 3). A continuación sé hacía un llama­
do especial a Fernando VII v. en su caso, a los miembros de su dinastía
o de otra reinante, para oc �par el trono mexicano, "para hallarnos con
un monarca ya hecho y precaver los atentados funestos de la ambición
(Base 4).
Más adelante, en la Base 8 y mientras Fernando VII aceptaba venir
a México, se pensó en crear una junta y una regencia "mientras llega el
emperador". Y para el caso que no viniese Fernando VII, se autorizaba
a buscar a algún otro candidato para recibir la corona.
HJRMAS DE GOBIERNO - J. Barragan Barragún 323

Meses más tarde, por el Tratado de Córdoba, firmados ahora por


lturbide y Juan O'Donojú, se piensa ya en la independencia total de Mé­
,ico respecto de España y se establece la forma de gobierno monárqui­
co, constitucional moderado (art. 2) y se reiteraban los llamamientos a
ocupar el trono a Fernando VII, a su hermano, el infante don Carlos; al
infante don Francisco de Paula; a don Carlos Luis y sólo si ninguno de
los anteriores lo aceptaba, las Cortes del imperio mexicano tendrían la
libertad de designar al emperador.
Este acuerdo entre Iturbide y Juan O'Donojú volvía a ocuparse de la
necesidad de nombrar una junta provisional de gobierno y, en su caso,
a una regencia, en los mismos términos en que lo prevenía el Plan de
Iguala. En efecto, se creó la junta, que conocemos como Soberana Jun­
ta Provisional Gubernativa, la cual quedó instalada formalmente el día
2 8 de septiembre de 1821 y se integró la regencia también, la cual será
presidida por el propio Iturbide.
De hecho, la Junta tuvo un comportamiento parecido a una asam­
blea constituyente, pues asumió la plenitud de la soberanía, llegando a
ejercer facultades soberanas, sin duda justificadas por el evidente vacío
de poder existente en esos momentos, en los que México se declaraba
independiente de España y en los que en la misma España se volvía a
proclamar la vigencia de la Constitución de 1812 por virtud de un golpe
de Estado, que obligó a Fernando VII a regresar a la senda constitucio­
nal (Trienio Liberal español 1820, 1821 y 1822). Precisamente estos
acontecimientos de España explican el por qué se hacían los llamados
al mismo Fernando VII para que se trasladara a México, un poco a
imagen de la monarquía portuguesa que sí aceptó trasladarse a Brasil.
Por otro lado, la Soberana Junta Provincial Gubernativa tiene el en­
cargo de convocar la elección para reunir a un Congreso Constituyente,
lJLH: se ocupara de la elaboración de la Constitución del nuevo imperio.
Por eso es que dentro del mismo contexto político, esta asamblea, deno­
minada Congreso Constituyente Mexicano, al quedar instalada el día 24
de febrero de 1822, volverá a repetir que se adopta para su gobierno la
monarquía moderada constitucional con la denominación de imperio
l1Jexicano y que dicha asamblea formularía el llamado a ser coronado
emperador precisamente a las personas mencionadas en el Tratado de
Córdoba.
Así pues, de una o de otra forma, se insiste en querer hacer de Méxi­
co, o del gran Anáhuac un verdadero imperio.
Sin embargo y más allá de estas formalidades, y por lo que ya sabe­
rnos que aconteció, aquella asamblea de 1822 estuvo dominada por di­
Putados republicanos, abiertamente contrarios a aceptar a monarca al­
guno. Por tanto, las disputas y desavenencias entre esta mayoría del
C onstituyente e lturbide no tardaron en aparecer.
324

a ocupar
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Entre otras cosas, Iturbide, sabedor de que ninguno de los llamados


el trono del Imperio mexicano vendría realmente a México, no
r
�.-�··
r

disimulaba su ambición personal por llegar a ser coronado emperador


con la autorización del Constituyente. Por su parte, este Constituyente
abiertamente se opuso, desde el primer momento, a tal ambición, pero
para evitar el enfrentamiento con Iturbide, decidió no ocuparse del
asunto. Ni siquiera se preocupó por ir elaborando el proyecto de
Constitución.
Iturbide, mal aconsejado, precipitó las cosas de manera que la no­
che del día 18 de mayo de 1822, menos de tres meses de instalado el
Constituyente, interrumpió su sesión y se presentó con un cuerpo arma­
do para arrancarle por la fuerza la aprobación favorable a su persona
de la nominación de emperador.
La presencia de Iturbide y su cuerpo de ejército en el recinto del
Constituyente produjo la natural zozobra. El libro de Actas refiere que
la mayoría de los diputados optó por abandonar la sesión; que otros es­
taban a la espera en las oficinas administrativas, como hoy diríamos, de
manera que solamente una minoría permaneció en el salón de sesiones
y fue esta minoría quienes accedieron a otorgarle el nombramiento de­
, .
seado a Iturbide, contra la opinión de Giuridi y Alcocer, por ejemplo �t
jo_
quien levantó su voz sobre las proclamas de la tropa para recordarle al
propio Iturbide que él, al menos, no traía poderes bastantes para nom­
brarlo emperador.
Ya conocemos el resto de la historia del enfrentamiento de lturbide
y el Congreso. Las actitudes personales de Iturbide, que pronto hizo los
preparativos propios de su coronación y quien acentuó la embestida
contra los diputados republicanos, se extremaron: se ordena hacia fina­
les de agosto la detención de estos diputados; el Constituyente se decla­
ra en sesión permanente hasta que, el 30 de octubre del mismo año de
1822, fue disuelto.
Para estas fechas, primeros días de noviembre, ya se había nombra­
do un nuevo cuerpo colegiado, la llamada Junta Nacional lnstituyent�,
compuesta por personas que, en su gran mayoría, eran afectas a Iturbl­
de. Entre los oponentes estaba otra vez Guridi y Alcacer, obispo de
Tlaxcala.
apro­
La encomienda de la nueva asamblea no era otra sino la de
barle la Constitución del imperio, que el Congreso disuelto no l e �
qu
Herrer a, Tofl•
dar. Los consejeros de Iturbide, su ministro José Manuel
vaball
bio González, Antonio J. Valdés y Ramón Martínez de los Ríos, lle
ya preparadas unas bases sobre las cuales se organizaría antes q ue
ico
die la misma Junta, y un Proyecto de Reglwnetzto Provisional Polít
imperio mexicano.
HJRMAS DE (;OBIERNO - J. Barragán Barragán 325

Las Bases fueron rubricadas por el emperador, según el refrendo de


su ministro José Manuel Herrera y contenían las normas relativas al
funcionamiento de la propia Junta. En este documento, que está fecha­
do el día 2 de noviembre, el mismo día en que se instaló dicha Junta, se
k encomienda la convocatoria de una nueva asamblea constituyente
que reemplazara a la que había sido disuelta.
Sin embargo, las cosas se precipitaron ahora también y pronto se
determinó que la misma Junta debía aprobar una especie de Constitu­
ción, denominado, como ya se mencionó, Proyecto de Reglamellto Provi­
sional Político del imperio mexica11o, que lleva la fecha del día 1 O de
noviembre.
La Junta puso a debate este proyecto. Se discutió primero en lo ge­
neral y se aprobó en lo general y se puso a debate en lo particular, ar­
tículo por artículo, pero nunca llegó a aprobarse en contra de la doctri­
na que lo acepta como verdaderamente aprobado. Esta doctrina
·
confunde la votación aprobatoria en lo general, con la aprobación defi­
nitiva que nunca se dio porque la reacción en contra de Iturbide pudo
más. Sus propios generales, enviados para sofocar la rebelión de Santa
Ana en Veracruz, son los firmantes del Acta de Casa Mata, que no es
otra cosa sino un ultimátum a Iturbide, para que se reinstale el Congre­
so disuelto y para que abandone la capital, deponiendo las armas y se
dispusiera a ir al exilio.
El Congreso se reinstala el 7 de marzo de 1823. Un día antes se ha­
bía disuelto la Junta Nacional Instituyente sin aprobar el Proyecto de
Reglamento y vencida por los acontecimientos adversos a lturbide. Des­
pués, el día 8 de abril, el propio Congreso decretó la nulidad jurídica de
hecho y de Derecho de la coronación de lturbide y de sus demás actua­
ciones. Así y aquí terminaron las aspiraciones de quienes quisieron que
México se convirtiera en un gran imperio a raíz de declarar su indepen­
dencia de España. Y aquí comienza la aventura federalista, es decir el
proceso de formación de una república y las exigencias para que se
adoptara el federalismo en México.

12.3. LA REPÚBLICA

La república, como forma de gobierno, se contrapone a la forma


monárquica. La soberanía, en este caso, reside en el pueblo y este deci­
d e, cuando es pequeño y se puede, ejercer el poder de manera directa:
democracia directa; o bien ejercer el poder a través de unos represen­
tantes que
son electos por el pueblo: democracia representativa.
Históricamente se decía que la soberanía popular era la nota carac­
terística de una república frente a una forma monárquica. Sin embargo,
corno hoy en día aún en las monarquías, la soberanía es popular, tal vez
"'"

326 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

la nota diferenciadora sea la ausencia de un rey v su sistema sucesorio.


A veces, los autores contraponen la monarquía, como el gobierno de una
sola persona, y la poliarquía, como el gobierno de muchas personas.
Desde el punto de vista histórico, la teoría política explicaba la for­
ma de gobierno republicano como la genuina formulación de la sobera­
nía popular frente a la idea de un emperador, como encarnación de la
divinidad, o de un rev absoluto que encarna igualmente la suma del po­
der soberano, mismo que se transmitía por los mecanismos sucesivos
hereditarios. Con frecuencia, en este tipo de comparativos, el presiden­
te, o la magistratura más elevada de una república es al mismo tiempo
el titular del poder ejecutivo (en la teoría de la división de poderes) y la
de Jefatura de Estado. El titular de este cargo es necesariamente res­
ponsable de sus actos de gobierno y su nombramiento siempre tiene ca­
rácter temporal.
La forma de gobierno republicano se ha personificado o se ha apli­
cado de muy diferentes formas, que van desde las formas simples de
pueblos que se han gobernado a través de una asamblea abierta, llama­
da Cabildo abierto o Consejo en la literatura jurídica española; llamada
Eclesía en una etapa de la cultura griega; hasta las formas más comple­
jas de las Poleis, estudiadas por Aristóteles; la república romana de Ci­
cerón; y las repúblicas parlamentarias de nuestro tiempo.
Las repúblicas son formaciones históricas. Unas veces, emergen lu­
chando contra los abusos de los emperadores y los reyes. Otras veces,
las repúblicas se forman impulsadas por un conjunto de circunstancias
de diferente naturaleza que terminan creándolas.
Las monarquías del periodo en que se sitúan las narraciones de Ho­
mero devinieron en las repúblicas estudiadas por Aristóteles. El gran
imperio español de comienzos del siglo XIX, gracias a un conjunto de
circunstancias históricas, complejas y de naturaleza diversa, se des­
membró en todas y cada una de las repúblicas latinoamericanas: entre
esas circunstancias, cabe destacar la invasión de Napoleón a la Penín­
sula Ibérica; ciertos movimientos sociales y de insurgentes en algunas
de sus colonias; lo mismo que la difusión y la prevalencia de las teorías
sobre la soberanía popular.
Un autor clásico es, sin duda, Aristóteles. Su obra que en lengua
griega lleva el nombre de rroAE"'· fue traducida a la lengua latina corno
Respública y al español como La República. Se trata de un estudio ma r
nífico acerca de la organización y funcionamiento de las rroAE"' de a

Grecia clásica, un estudio que le permite llegar a la formulación de sUS

teorías sobre esta materia. Los romanos, Cicerón entre otros, traducen,
glosan y comentan con éxito la obra aristotélica.
Una de las bases esenciales de las teorías griegas y latinas es e
l
tema del poder o de la soberanía popular, que será captado perfecta·
FORMAS DE GOBIERNO - J. Barragán Barragán 327

m ente por los autores cristianos como Hincmaro de Reims, Ockam,


Juan de Paris, Santo Tomás, Francisco de Vitoria, Francisco Suárez, De
Soto y los demás tratadistas de la conocida Escuela Jurídica Española.
Son, repetimos, autores cristianos que, reconociendo que la divinidad
L'S el origen último de todo poder (en latín se emplean las voces de auc­
ruritas, imperium, potestas.) este poder se transmite a los gobernantes:
fh'r homnies, o populo feacente, es decir, a través de los hombres, o por
una acción popular.
En esta tradición debe situarse la obra de Badina, quien estudió con
los padres Carmelitas, dominaba perfectamente el latín y conocía bien
no sólo el español, sino también las costumbres jurídicas de algunos de
los reinos españoles, como el de Aragón. En efecto, este ex novicio car­
melita, al hablar precisamente de la soberanía popular, cita las palabras
castizas y sagradas con cuya fórmula los aragoneses le recibían el jura­
mento al rey. Con esta cita Badina destaca la necesidad de someter el
inmenso poder del rey al Derecho y a la justicia: nos qui valemos tanto
co111o vos y podemos mas que vos, vos elegimos re con estas y estas condi­
rioues entra vos y nos, un que mande mas que vos (Libro 1 cap. VIII).
Para Badina el origen último del poder es Dios, pero ese poder lo
reciben los gobernantes "per homines", a través del juramento que le to­
maba el pueblo aragonés a sus monarcas, por decirlo con la fórmula del
ejemplo citado por Badina.
Los autores de la Escolástica, como Francisco de Vitoria, todavía
hablan de dos tipos de repúblicas, según que pueda gobernarse libre­
mente, o bien según que esté subordinada a otra república. De confor­
midad con esta distinción, existe la república libre e independiente, o
no sujeta a ninguna otra y la república que, pese a gozar de una gran li­
bertad e independencia para autogobernarse, definitivamente está sub­
ordinada a un poder superior. En latín Vitoria a la república libre e in­
dependiente le llama respublica perfecta et integra; mientras que la otra
cla se es una respublica subiecta alicui extra se, et non integra. (república
subordinada a otra más allá de su voluntad y no integra).
Esta clasificación de perfecta e integra está tomada de una idea so­
ciológica previa, atribuida a un grupo social bien organizado, es decir,
a la llamada comunidad perfecta e integra, que es aquella comunidad
s oci al que es capaz de autogobernarse libre e independiente, y que, por
tanto, es una comunidad que no depende de otra.

Sobra precisar que para estos autores escolásticos, una comunidad


Perfecta e íntegra, que es aquella que puede escoger libremente la for­
tna de gobierno que más le convenga, muy bien podrá optar por una
f orma de gobierno republicano o por una forma de gobierno monárqui­
co. En todo caso, una Y otra forma debían quedar vinculadas a la ley
Positiva.
'
·�
328 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Esta es la doctrina que se consagró en el artículo 3 de la Constitu­


ción española de 1812, que optó por la forma de una monarquía cons­
titucional y ésta es la misma fórmula que contiene el artículo 3 9 de la
vigente constitución mexicana, que opta desde 1824 por la forma repu­
blicana presidencial.

12.3.1. PROCESO DE FORMACIÓN


DE LA REPÚBLICA EN MÉXICO

Aunque sea muy brevemente toca ahora explicar el proceso de for­


mación de la república mexicana. Ya vimos en páginas atrás cómo fra­
casaron los intentos por implantar en México la forma monárquica.
Tanto el Plan de Iguala, como el Tratado de Córdoba, la Soberana Jun­
ta Provisional Gubernativa y el mismo Constituyente formalmente pen­
saban en la creación de un gran imperio. Iturbide, precipitándose siem­
pre, no contribuyó nada para garantizar estas formalidades, o, tal vez,
la fuerza de los republicanos, terminó por imponerse después de la caí­
da de Iturbide.
El proceso de formación de la república mexicana comienza con las
aspiraciones legítimas de los propios políticos republicanos, como Fray
Servando, quien no tuvo miramientos para expresarse ante el mismo
Iturbide, ya autoproclamado emperador, como un convencido y fervien­
te republicano. Quizá por esta fe republicana, la mayoría de los diputa­
dos del primer Constituyente, pese a la previsión expresa de la ley de
convocatoria para reunirse en dos salas (una reservada para la nobleza
naciente mexicana) optó por sesionar en una sala al estilo republicano Y :
popular. ·/'
'
:
Estos mismos republicanos decretaron honores para nuestros hé­
roes patrios, los héroes insurgentes, que habían sido aniquilados por
Iturbide y, pese a las protestas de éste, nunca aprobaron el nombra·
miento de emperador; nunca apoyaron los festejos para la coronación;
nunca fueron favorables para la formación anhelada de una Constitu·
ción imperial. En suma, derrotado Iturbide, se reinstalará el Congreso
el día 7 de marzo de 1823 y entonces sí, se comenzó a trabajar sobre
cómo organizar a México, como república. ·

Esta tarea no fue nada fácil. Para empezar y debido a las luchas in·
ternas, los representantes que habían venido al Constituyente de 1822
on
desde Guatemala, Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica fuer
pidiendo permiso para regresar a sus países de origen, porque éstos ha1
bían resuelto ser libres e independientes de México. El último en abaD1
donar este Congreso fue José Cecilia del Valle, un hombre muy
muy prudente, quien había servido de mediador entre el Congreso
suelto y el propio Iturbide.
FORMAS DE GOBIERNO - J. Barragán Barragán
329

Después, sobrevinieron los procesos de autodeterminació


n en Esta-
dos libres e independientes de Jalisco, de Zacatecas, de Oaxa d
ca y
catán, que consumaron sus transformaciones entre los mes d , e u­
es e febrero
a agosto de ese mismo año de 1823. En otros lugares, como en Mich
oa­
cán, Veracruz, Guanajuato o San Luis Potosí, estos procesos fueron
acallados por la presencia de un ejército obediente a México, como
di­
cen las crónicas.
Todo esto finalmente terminó planteando la necesidad de optar por
una república federal, necesidad valorada por el propio Congreso reins­
talado, quien la secundó, como sabemos, emitiendo su famoso voto fa­
\ orable en esta forma de gobierno republicano y federal. Además, acep­
tó convocar a unas nuevas elecciones para la reunión de una nueva
asamblea constituyente y decretó su propia disolución para el día 30 de
octubre de 1823, fecha en que comenzaron las sesiones preparatorias
para instalar al llamado segundo Congreso Constituyente. Y fue esta
nueva asamblea la encargada de aprobar, primero, el Acta Constitutiva
de los Estado Unidos Mexicanos y, luego, la Constitución, terminando así
la organización y el funcionamiento de la república federal mexicana.
Es ahora, en las sesiones de esta segunda asamblea cuando se dis­
cuten los pormenores relativos a la soberanía nacional y a la forma de
gobierno republicano, popular y federal.
El debate sobre la soberanía se planteó y se desarrolló sobre los
mis mos conceptos y las mismas ideas debatidas en Cádiz. Guridi y Alco­
cer, diputado a las Cortes de Cádiz, recordó dicho debate y recomendó
que se adoptara una fórmula que ya había propuesto a los españoles. El
diputado por Tlaxcala quería introducir en la fórmula sugerida la idea
relatiYa al carácter en que la soberanía reside en la nación, es decir, la
idea que denote que esa soberanía está enraizada en el pueblo de mane­
ra originaria, y la idea de que esa raíz siempre permanecerá en el pue­
blo, sin que pueda cederse nunca ni trasladarse a nadie, en contra de la
teoría de Rousseau.
Así es cómo se aprobó la siguiente redacción del ar­
tículo 3 de la Acta Constitutiva:

Artículo 3.-La soberanía reside radical y esencialmente en la Nación, Y


por lo mismo pertenece exclusivamente a ésta el derecho de adoptar y esta­
blece¡· por medio de sus representantes la forma de gobierno y demás leyes
fundamentales que le parezca más conveniente para su conservación y ma­
vor prosperidad, modificándolas o variándolas, según crea convenirle más

Según se aprecia, tenemos la misma redacción del artículo 3 de la


Con stitución española de 1812, pero reforzada con ese adjetivo vigoroso
Propuesto por Guridi y Al cac e r; la soberanía reside radical y esencial­
lñente en la nación.
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
330

Por nación se entiende ahora, lo mismo que en 1812 y como lo ex­


plica el propio diputado Tlaxcalteca en una y otra ocasión, a toda la po­
blación asentada en el territorio de referencia. La nación es igual a una
población organizada política y territorialmente hablando.
Esta idea grandiosa de la soberanía nacional, desde su definición
acepta la secuencia lógica relativa al ejercicio de la soberanía, ejercici ¿
que se encomendará a sus representantes. El poder reside en la nación,
pero se ejerce por medio de sus representantes. U na expresión fecunda
y afortunada, que se enunciará mejor en el subsecuente artículo 5 de la
misma Acta:

Artículo 5.-La Nación adopta para su gobierno la forma de república


representativa popular federal.

He aquí juntas y vinculadas las ideas mayores del Estado moderno;


de la
la idea relativa a la sede de la soberanía, la idea relativa al sistema
representación democrática y la idea relativa a la forma de gobierno
que asu­
que se escoja. En este caso, la opción es a favor de un gobierno
ma la forma de república represen tativa popular federal. Nótese bien y
también lo federal en México es forma de
ya no se pierda de vista cómo
gobierno y no de Estado como erróneam ente sostiene la doctrina.
Más adelante se recoge la teoría de la división del poder, para su
acalo­
ejercicio precisa el artículo 9. Así es cómo, después de un largo y
iniciado hacia el día 20 de noviemb re de 1823 y terminad o
rado debate,
mitad del año siguiente , cuando se debatía el texto de
hacia la segunda
a
la Constitución, se aprobó el que el supremo poder ejecutivo recayer
Uni­
en un solo individuo, que se denominará presidente de los Estados
ncia.
dos Mexicanos y se consagrara también la figura de la vicepreside
nte en
Así nace en México el sistema presidencial, apoyado inicialme
una vicepresidencia.
popular
México emerge, pues, como una república representativa
identif ica. No
federal, consagrándose el sistema presidencial que nos
en una grave
dejamos de reconocer que hoy en día México está sumido
crisis, no sólo económica, sino también política (año 2002).
as pro­
Hemos impulsado los cambios, seguimos anhelando reform
cuestionán d ose incluSO
fundas de nuestras estructuras fundamentales,
ncialista
la concepción y la práctica tanto de nuestro sistema preside
cuanto de nuestro sistema federalista.

or lo que mira al tema presidencialista veamos cómo el p
:esiden :
mextcano nace con la configuración que se le da al rey espa
nol e �
rel auva a
Constitución de 1812 con la diferencia, que ya advertimos,
no
la responsabilidad personal del presidente (el rey es sagrado y
parecid o ent re
ponsable) y al carácter hereditario del poder real. Del
espa ñol de da cue nta la sim ple
presidente mexicano y el rey 1812
uc n
paración de sus respectivas atrib io es Y r e stricci ones. Veamos:
FORMAS DE GOBIERNO - J. Barragán Barragün 331

Anículo 1 71.-Además de la prerro­ Artículo 11 0.-Las atribuciones del


gativa que compete al Rey sanciona1·á presidente son las que siguen:
las leyes y promulgarlas, le correspon­ I. Publicar, circular v hacer guardar
den como principales las facultades las leyes y decretos del Congreso Ge­
siguientes.
neral.
Pri111era: expedir los decretos, regla­ II. Dar reglamentos, decretos y órde­
mentos e instrucciones que crea con­ nes para el mejor cumplimiento de la
ducentes para la ejecución de las Constitución, acta constitutiva y leyes
leves. generales.
Segunda: cuidar de que en todo el rei­ III. Poner en ejecución las leyes y de­
no se administre pronta y cumplida­ cretos dirigidos a conservar la inte­
mente la justicia. gridad de la federación, y a sostener
,, Tercera: declarar la guerra, y hacer ra­ su independencia en lo exterior, y su
tificar la paz, dando después cuenta unión y libertad en lo interior.
documentada a las Cortes. IV. Nombrar y remover libremente a
Cuarta: nombrar los magistrados de los secretarios del despacho.
todos los tribunales civiles y crimina­ V. Cuidar de la recaudación, y decre­
les, a propuesta del Consejo de Estado. tar las inversiones de las contribucio­
Quinta: proveer todos los empleos civi­ nes generales con arreglo a las leyes.
les y militares. VI. Nombrar los jefes de las oficinas
Sexta: presentar para todos los obispa­ generales de hacienda, los de las co­
dos, y para todas las dignidades y be­ misarías generales, los enviados diplo­
neficios eclesiásticos de real patrona­ máticos y cónsules, los coroneles y
to, a propuesta del Consejo de Estado. demás oficiales superiores del ejército
Sépti111a: conceder honores y distincio­ permanente, milicia activa y armada,
nes de toda clase, con arreglo a las con aprobación del Senado, y en sus
leves. recesos, del consejo de gobierno.
Octava: mandar los ejércitos y arma­ VII. Nombrar los demás empleados del
das, v nombrar los generales. ejército permanente, armada y mili­
No¡•cna: disponer de la fuerza armada, cia activa, y de las oficinas de la fede­
distribuyéndola como más convenga. ración, arreglándose a lo que dispon­
Décima: dirigir las relaciones diplo- gan las leyes.
111áticas y comerciales con las demás VIII. Nombrar, a propuesta en terna
Potencias, y nombrar los embajado­ de la Cone Suprema de Justicia, los
res, ministros y cónsules. jueces y promotores fiscales de circui­
Undécima: cuidar de la fabricación de to y de distrito.
l a moneda, en la que se pondrá su X. Disponer de la fuerza armada per­
busto y su nombre. manente de mar y tierra, y de la mili­
cia activa, para la seguridad interior y
defensa exterior de la federación.
332 TEORÍA DE LA CONSTITUC!ÓII(
f
ff

Duodécima: decretar la inversión de XIV. Dirigir las negociaciones diplo­


los fondos destinados a cada uno de los máticas. y celebrar tratados de paz,
ramos de la administración pública. amistad, alianza, tregua, federación
Deci111otercia: indultar a los delincuen- neutralidad armada, comercio y cua �
tes, con arreglo a las leves. lesquiera otros; más para prestar o
Decimocuarta: hacer a las Cones las negar su ratificación a cualquiera de
propuestas de leyes o de reformas que ellos. deberá preceder la aprobación
crea conducentes al bien de la Nación, del Congreso General.
para que deliberen en la forma pres- XIX. Cuidar de que la justicia se admi­
crita. nistre pronta y cumplidamente por la
Decimosexta: nombrar y separar libre- Corte Suprema, tribunales y juzgados
mente los secretarios de Estado y del de la federación, y de que sus senten-
despacho. cias sean ejecutadas según las leyes.

Artículo 172.-Las restricciones de la Artículo 112.-Las restricciones de las


autoridad del Rey son las siguientes: facultades del presidente, son las si-

Primera: no puede el Rey impedir, bajo guientes:


ningún pretexto, la celebración de las l. El presidente no podrá mandar en
Cortes en las épocas y casos señalados persona las fuerzas de mar y tierra, sin
por la Constitución, ni suspenderlas ni previo consentimiento del Congreso Ge­
disolverlas. ni en manera alguna em- neral, o acuerdo en sus recesos del con­
barazar sus sesiones y deliberaciones. sejo de gobierno, por el voto de
Los que le aconsejasen o auxiliasen. terceras partes de sus individuos pre­
Segunda: no puede el Rey ausentarse sentes; y cuando las mande con el re­
del reino sin consentimiento de las Cor- quisito anterior, el vicepresidente se
tes; y si lo hiciere, se entiende que ha hará cargo del gobierno.
abdicado la corona. Il. No podrá el presidente privar a nin­
a
Quinta: no puede el Rey hacer alianza guno de su libertad. ni imponerle pen
ofensiva, ni tratado especial de comer- alguna; pero cuando lo exija el bien Y

cio con ninguna potencia extranjera sin seguridad de la federación, podrá arres­
e
el consentimiento de las Cortes. tar, debiendo poner las personas arr s­
ta y och o
Séptima: no puede el Rey ceder ni ena- tadas, en el término de cuaren
disposición del tribuna l o jue z ·

jenar los bienes nacionales sin cansen- horas, a


timiento de las Cortes. competente.
ocupar
Décima: no puede el Rev tomar la pro- III. El presidente no podrá
� particular ni
piedad de ningún parti ular ni cm·po- propiedad de ningún
poración, ni en la pose sión;_)
ración, ni turbarle en la posesión, uso turbarle
si en
y aprovechamiento de ella; y si en al- uso o aprovechamiento de ella; y
n caso fuere para un
gún caso fuere necesario para un obje algú necesario,
f' i·ORMAS DE GOBIERNO - J. Barragún Barragán 333

to de conocida utilidad común tomar la objeto de conocida utilidad


general,
propiedad de un particular. no lo po- tomar la propiedad de un
panicular 0
drá hacer sin que al mismo tiempo sea corporación, no lo podrá
hacer sin
indemnizado, y se le dé el buen cam- previa aprobación el
Senado, y en sus
bio a bien vista de hombres buenos. recesos, del consejo de gobierno, in­
l"udécillla: no puede el Rey privar a demnizando siempre a la
parte intere­
ningún individuo de su libertad, ni im- sada a juicio de hombres
buenos elegi­
ponerle por sí pena alguna. El secreta- dos por ella y el gobierno.
rio del despacho que firme la orden, y IV. El presidente no podrá impedir
las
el juez que la ejecute, serán responsa- elecciones y demás actos que
se expre­
blcs a la Nación, y castigados como san en la segunda pane del artículo
38.
reos de atentado contra la libertad V. El presidente, y lo mismo el
vice­
indi\'idual. presidente, no podrá, sin permiso del
Congreso, salir del territorio de la Re­
pública durante su encargo y un año
después.

Insistimos en que el parecido es muy grande. Ahora bien, el rey es­


pañol gobernaba apoyado en una Junta de ministros y, desde luego, en
la acción de cada ministerio, quienes rinden cuentas ante las Cortes. El
presidente mexicano gobierna con el apoyo directo de cada Secretario.
Nunca se ha formalizado jurídicamente la Junta de Gobierno y, aunque
tenemos excepciones, la regla práctica es que nunca rinden verdaderas
cuentas al Congreso, más allá de las citas protocolarias y nunca respon­
den por los actos ilícitos del presidente, o dicho en otras palabras, el re­
frendo jamás produce los efectos constitucionales que le son propios.
Todavía cabe destacar otra particularidad más y es la relativa a que
la mayoría de las facultades del presidente mexicano, lo mismo que las
del rey español, son ejercidas indispensablemente con la colaboración
de sus respectivas asambleas populares.

12.4. LO FEDERAL COMO FORMA DE GOBIERNO

Para empezar, tomemos el manual de Derecho Constitucional que


tenga mos más a la mano y veamos cómo, por
regla general, al estudiar
el federalismo invariablemente se hace al amparo de un capítulo que
habla de las formas de Estado. Se nos dice muy explícitamente que exis­
ten Estados unitarios y Estados federales y se insiste en que la base de
esta clasificación no es otra más que la misma contraposición de una y
Ot¡·a cl ase de Estado. Así lo fede ra l en sentido estricto, para estos auto­
,

res, es u n a simple forma de Estado. Veamos.


T.'

334 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Ignacio Burgoa en su libro Derecho Constitucional Mexicano, en cua­


lesquiera de sus muchas ediciones, por ejemplo en la séptima edición de
1989, estudia el tema del federalismo en el capítulo quinto, páginas
401-464, que intitula precisamente Las Fomzas de Estado, ocupándose
aquí mismo del federalismo mexicano a partir de la página 421.
Jorge Carpizo y Jorge Madraza, igualmente conocidos por todos,
han escrito muchas páginas sobre Derecho Constitucional. Por ejemplo,
veamos lo que señalan en su Derecho Constitucional, un manual editado
por el Instituto Federal Electoral, México 1993, en la página 91 bajo el
epígrafe de 1.4 El Régimen Federal, donde dicen textualmente:

El artículo 40 constitucional expresa que México es un Estado federal y que


dicho Estado está constituido por Estados libres y soberanos; pero unidos
en una sola Federación. La tesis que asienta nuestro precepto constitucio­
nal es la teoría de Tocqueville, es decir, la cosoberanía: tanto la Federación
como los Estados miembros son soberanos. 1

A continuación los autores mencionados se refieren a las contradic­


ciones aparentes ("parece") entre el artículo 40 y el 39: ya que el prime­
ro admite la cosoberanía, mientras que el segundo la rechaza al preci­
sar que nada más hay una soberanía y es la que reside en el pueblo.
¿cómo resuelven los autores citados ésta contradicción? Muy sencillo:
concluyendo en que "las entidades federativas no son soberanas sino
autónomas". Más adelante los autores completan su planteamiento ase­
gurando que "La regla para la distribución de competencias en el Esta­
do federal mexicano sigue el principio norteamericano".2
Sin embargo, no todos los autores siguen ésta misma doctrina de
los maestros citados. Felipe Tena Ramírez, por ejemplo, mantiene una
teoría diferente, pues para él, el federalismo mexicano "es ante todo un
fenómeno histórico", que debe ser examinado de manera particular to­
mando en cuenta la forma en que fue adoptado por México. Igualmente
insiste en que se trata de un sistema "de distribución de facultades entre
los dos órdenes (llamado el uno federal por antonomasia y el otro regio­
nal o local)". Más adelante, en la nota 29 de la página 126 precisa que:

Para nosotros, el reparto de competencias, es decir, una distribución clasifi­


cada de facultades entre órganos de poder, de ninguna manera cabe enten:
dedo como un fraccionamiento de la entidad sociológica llamada nación 01
del orden jurídico nacional que a ella corresponde.3

1Véase en su libro Derecho Constitucional, ya citado, la p. 91.


2Véase la misma obra citada.
3 Estamos citando su conocido Derecho Con stitucional Mexicano, vigésima séptima
edición, México, 1993.
FORMAS DE GOBIERNO - J. Barragán Barragán 335

De manera, pues, que para el maestro Tena Ramírez "el sistema fe­
deral, como nos dice en otro párrafo, no es sino una forma de gobierno,
una técnica para organizar los poderes públicos". Por esta razón, le de­
dica todo un capítulo al examen de ésta materia, intitulado La forma de
gobierno, de la página 101 a la 124, de la vigésimo séptima edición,
México, 1993.
Nosotros hacemos nuestro el planteamiento de Tena Ramírez y lo
tomamos como base de estas reflexiones. Creemos que es un plantea­
miento muy firme, entre otras cosas, porque todos los enunciados lega­
les que existen al respecto dicen que lo federal en México es una forma
de gobierno, sin que, por otro lado, exista texto alguno legal que autori­
ce a calificarlo como una forma de Estado. Veamos con detenimiento
este planteamiento, haciendo referencia a los hechos históricos, en pri­
mer lugar, para, en segundo lugar, examinar las formas jurídicas.

12.4.1. LOS HECHOS HISTÓRICOS

Los hechos mandan. En las clases de filosofía nuestros maestros


acostumbraban a recordarnos el peso del viejo aforismo: contra {acta
11011 sunt argumenta: es decir, contra los hechos no existen los argumen­
tos. Los hechos no se demuestran por los sistemas de la argumentación.
Los hechos se explican y se reconocen.
Nosotros, en varios de nuestros libros, hemos tratado precisamente
de explicar los hechos que dan nacimiento al federalismo mexicano, como:
Introducción al federalismo mexicano: la formación de poderes en 1824,
editado por la Universidad Nacional Autónoma de México, en 1978 y
reimpreso por la Universidad de Guadalajara, en 1994; Principios sobre
el federalismo mexicano, editado por el Departamento del Distrito Fede­
ral, en 1984; El pensamiento federalista mexicano: 1824, editado por la
Universidad Autónoma del Estado de México, en Toluca, en 1984; His­
toria del Senado, en tres tomos, de los cuales somos autores del tomo
primero, relativo al proceso de creación de la institución aparentemente
más federalista, el Senado, editado en México, en 1987, por la misma
H. Cámara de Senadores.4 Además, han aparecido muchos otros artícu­
los siempre sobre estos mismos temas, tanto para publicitar documentos
cuanto para explicar los procesos mismos, todos de carácter histórico.
Nadie, que conozca medianamente el período histórico, que va des­
de 181 O hasta 1824, se atrevería a sostener la mentira, que recogen mu­
chos libros, de que el federalismo mexicano es exactamente igual al fe­
deralismo norteamericano, salvo en que ellos por el federalismo se

4 Este mismo libro fue publicado de manera independiente con el título Proceso his·
lórico de fí:mnación del Sen ado mexic ano, México, 2000.
336 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

unieron y México por el federalismo se desunió. Y no se atrevería a sos­


tener esa mentira por la sencilla razón de que no existe ningún hecho,
'•

absolutamente ninguno, acaecido durante esa larga etapa de 181O a 1824,


que se parezca en nada a los hechos sucedidos en Norteamérica duran-
te su proceso de independencia y de formación federalista.
Porque los hechos son diferentes, el federalismo mexicano no se pa­
rece en nada al federalismo norteamericano. Por esta misma razón, los
estudios, tan preciosos y abundantes sobre el federalismo estadounide n­
se, no necesariamente sirven para, sin más miramientos, explicar el fe­
deralismo mexicano. El mismo Tena Ramírez, incluso al referirse al
ejemplo norteamericano insiste en la importancia del factor histórico a
fin de ver cómo se adapta a México dicho federalismo. s
Vaya como ejemplo la institución del Senado, cuyo proceso de for­
mación nosotros hemos estudiado con el detenimiento necesario y el
manejo de la fuente histórica correspondiente para concluir, como lo
hacemos en el libro que acabamos de reseñar, que no se guarda rela­
ción alguna con la institución norteamericana, más allá del uso del mis­
mo nombre y el hecho de haberse resuelto que fueran dos los represen­
tantes de los Estados, sistema vigente hasta que recientes reformas han
aumentado el número total de senadores a 128: dos electos por el voto
directo; un tercero electo a favor de la primera minoría partidaria;

'
mientras que los 32 senadores restantes, serán electos según el princi•
pio de representación proporcional mediante el sistema de listas vota­
das en una sola circunscripción plurinominal nacional.
Otro ejemplo puede ser el del proceso de creación y, lo que es más
valioso, el funcionamiento, durante más de un cuarto de siglo, de la Su• ¡¡,
·1.:
prema Corte de Justicia, a la cual se le habilitó para que sustituyera a la
vieja Audiencia virreina! de la ciudad de México; o el hecho de que su
primer reglamento fue uno de 1813, dictado para el Supremo Tribunal
de la Constitución española de 1812.
ano
El parecido, por citar un ejemplo más, entre el presidente mexic
del Acta Constitutiva y Constitución de 1824, o el de 1857, o el de 191 7!
men tt¡
con el rey de la Constitución de 1812, es más que casual, es literal
el mismo.6 ,
do �
Pueden citarse muchísimos otros ejemplos. No hay nada pareci
guste.
1turbide en la historia de Estados Unidos. Pues bien, guste o no
Iturbide proclamó y consumó la independencia; con lturbide se
vo
por unos instantes la idea del Gran Anáhuac, que iría desde Nue

S Véase su Derecho Constitucional Mexica>w


, ya citado.

6 Véase a Manuel: "El rey en la Constitución de Cádiz: una


MARTÍNEZ SosPEDRA,
i s del Depa•·tamento de Historia
narquía p•·esidencialista", en la Revista �.'stud o
de la Facultad de Filosofía, Zaragoza, España,
1975, pp. 225-252.
FORMAS DE GOBIERNO - J. Barragán Barragán
337

:deo al norte hasta la frontera con Panamá al sur. Para ello se convoca
al llamado primer Constituyente mexicano, integrado con representan­
tes de toda esa inmensa, rica y variada extensión de tierras. El último
diputado centroamericano, que pidió permiso para retirarse de aquel
Congreso, fue José Cecilia del Valle, hondureño, gracias al cual se nego­
ció la abdicación de Iturbide, su salida pacífica de la capital del país y
su destierro a Londres.
¿Qué parecido guardan estos hechos, narrados en cualquier libro de
historia, con los hechos acaecidos en los Estados Unidos?
Y justamente entre estos hechos, protagonizados por Iturbide, el
Congreso disuelto por Iturbide, primero; el Acta de rebelión de Casa
\1ata contra Iturbide y otra vez el Congreso reinstalado, nace el movi­
miento hacia el federalismo mexicano.
Digámoslo otra vez, el federalismo mexicano, como proceso históri­
co, se inició el primero de febrero de 1823, que es la fecha del Acta de
Casa Mata; y comenzó este movimiento por la propia fuerza interna de
todos y de cada uno de los puntos de dicha Acta, que no era otra cosa
más que un ultimátum a Iturbide, y una especie de programa críptico
que sólo la historia tenía que descifrar de todos y cada uno de los pasos
del proceso de formación del federalismo mexicano.
Efectivamente, todo se reduce a hechos históricos sencillos de na­
rrar: entre los puntos del Acta de Casa Mata estaba el de la inmediata
reinstalación del primer Congreso Constituyente, disuelto por Iturbide a
fines del mes de octubre de 1822. La reinstalación tuvo lugar el día 7 de
marzo de 1823, como se dice en su Diario de Sesiones.7
También se exigía, en la misma Acta de Casa Mata, el que este Con­
greso, recién reinstalado, procediera a convocar a una nueva Asamblea
Co nstituyente.
He aquí la gran paradoja: el Congreso reinstalado no quiso acatar,
en principio, este punto del Acta de Casa Mata y precisamente por opo­
nerse a elaborar la mencionada convocatoria, procedieron varias Dipu­
tacio nes Provinciales, primero, a negarle el apoyo y la obediencia a
Iturbide por haber disuelto al Congreso; segundo, a adherirse al Acta de
C asa Ma ta; tercero, procedieron a reunirse en Puebla, a fin de elaborar
ell as m ismas la referida convocatoria; cuarto, ante la negativa del Con­
gre so para auto-disolverse, le retiraron su obediencia; y quinto, varias
de es tas Diputaciones Provinciales iniciaron un proceso interesantísi­
mo de auto-transformación en estados libres independientes y soberanos.

7 Una de las mejores fuentes de información


l de todos estos hechos son precisamente
0' i1hros
de Actas y Dzano de Seswr1es, que nosot¡·os hemos reimpre
so facs1mila•·mente en
l 9so a
tl·a vés de l a UNAM, bajo el título de Actas constituciona
les mexicanas: 1821-1824,
de los cuales se han reimpreso 10 volúmenes.
'
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
338 '

s al proceso de
Estos hechos, es decir, todos los hechos relativo
de las Diputa ciones Provinciales en Estados son,
auto-transformación
que en nada, absolu tament e en nada, se pare­
no sólo maravillosos, sino
las colonias norteamerica nas y su pro­
cen a los hechos sucedidos entre
ceso de federación.
ente conoci­
Lamentablemente estos hechos aún son muy escasam
se inició con una
dos. Por ejemplo, apenas sabemos que ese proceso
su volunta d al res­
consulta a los municipios, preguntándoles cuál era
, y en la región yuca­
pecto, como se hizo en lo que era la Nueva Galicia
; pero también en Quetza ltcnang o, Guatemala, y León,
teca, y en Oaxaca
Nicaragua.
ncia de los ca­
Incluso, para comparar el hecho y resaltar la importa
l, como se hizo años antes en San­
bildos abiertos del municipio colonia
cabildo s iniciaro n un inte­
ta Fe de Bogotá, en Neiva o Mariquita, cuyos
libre y soberana
resantísimo movimiento de auto-transformación
dictándose sus propias constituciones municipales.8
voto favorable de
En suma, nuestro federalismo se consolida con el
enteras en Estados
los municipios para la transformación de regiones
al Estado de Jalis­
libres independientes y soberanos, dando nacimiento
que a Yucatá n y Oaxaca ; al igual que nacie­
co y de Zacatecas; lo mismo
nacen a partir de junio de 1823,
ron los países centroamericanos. Todos
so Constituyente,
muchísimo antes de que se reuniera el segundo Congre
día 30 de octu­
el cual comenzará sus sesiones preparatorias el mismo
voluntad, uno de los
bre en que se estaba auto-disolviendo, contra su
entaria de México, su
Congresos más esforzados de la historia parlam
primer Constituyente. 9
de hechos escuetos,
En esta sucesión de hechos, y nada más que
se parece a la etiología
provistos de su propia etiología, que en nada
mericano, está la sepa­
que provocó la formación del federalismo nortea
de la idea del gran iiil
­
ración definitiva de Centro América. Separación
perio iturbidista.
ible de otras varias
Y está también, por otro lado, la posición entend
alis-
siempre a la idea feder
Diputaciones Provinciales, que se opusieron

libres, independiente s Y sobe­


8 Para el estudio del proceso de autodeterminación en algunOII
ranas de las provincias, así como respecto del proceso de
hasta el punto d e darse su propia Constituc ión,
autodeterminación de
como el de Leiva, o el
�e �
municipios
ión .
.
nqu1ta, en lo que era el Remo de la Nueva Granada , véase: el acta de confederac
de las provinci as uJ1I'"
día 27 de noviembre de 1811 de Santa Fe de Bogotá, en "Congresos
ión de Edua rdo Posa da¡
das" en Biblioteca de Historia Nacional. volumen XXIII, recopilac
Imprenta Nacional. Bogotá, Colombia, 1924. pp. 1 y ss.
9 Véase el estudio pormenorizado de estos
procesos en BARRAGÁN BARRAGÁN,
ss.
lntroducció•1 al federalismo, ya citado, p. 115 y
FORMAS DE GOBIERNO - J. Barragán BarTagún 339

ta. hasta que el segundo Constituyente les ordenó su inmediata transfor­


Jllación en Estados, expidiendo al efecto una hermosa convocatoria, a
lin de poder estar en condiciones de aprobar, con las solemnidades del
caso, el Acta Constitutiva del 31 de enero de 1824.
He aquí, citados como ejemplos, los hechos que llevaron a Centro
América a ser lo que comenzaron a ser desde 1823; que llevaron a Mé­
\ico al federalismo. No los olvidemos. Mucho menos los despreciemos,
diciendo cosas tan extremadamente inexactas como aquella de que el
kderalismo mexicano es una nueva creación de la Constitución; o aque­
lla otra de que la soberanía estatal no debe tomarse en serio, porque a
lo sumo los Estados son autónomos.
Si los enunciados constitucionales, como los que hablan de los más
�agrados principios, entre los que está el de la soberanía (art. 39); el de
la existencia de Estados libres independientes y soberanos (arts. 40 y 49),
a muchos les suenan a palabras huecas e insinceras, ello no es debido a
que los hechos históricos hayan perdido su vigencia, sino a que todos
los demás enunciados, como los relativos a los derechos humanos, son
igualmente palabras huecas, por causas ajenas también a los anhelos
del pueblo mexicano, o por causas históricas que tienen su propia y pe­
culiar explicación, muy relacionada, por cierto, con el presidencialismo,
uno de los fenómenos más perturbadores del federalismo mexicano y de
toda la vida nacional.
La auto-constitución en Estado libre independiente y soberano de
Jalisco, en junio de 1823, o la del Estado de Zacatecas, la de Yucatán o
Oaxaca, por mencionar algunos ejemplos, que pertenecen a las mismas
fechas, es algo más que un formalismo de papel, sobre todo si recorda­
mos que Jalisco y Zacatecas le hicieron frente con sus fuerzas al ejérci­
to, que desde el centro se despachó para "sofocar su rebelión", vencién­
dolo, aunque esta batalla se haya llevado a cabo sobre una mesa de
negociaciones en Lagos de Moreno.
Todavía, en este brevísimo repaso de acontecimientos históricos, de­
biéramos aquí recordar cómo existe una continuidad, no sólo de la le­
gislació n expedida por las Cortes españolas de 1810-1813,y con ella la
Pervivencia de algunas instituciones políticas, como sucede con la figura
de] Jefe Superior Político, sino también la persistencia de instituciones
coloniales, según sucede con la Audiencia y la institución municipal.

Por ejemplo, respecto de la supervivencia de la legislación gaditana


Podemos remitir al lector al primer tomo de la conocida colección de
l eyes de los autores Duhlán y Lozano, en donde efectivamente vienen
lll uchísimas de estas disposiciones, porque, según se aclara en la intro­
ducción, o advertencia, están aplicándose todavía en el México de en­
to nces; así mismo podemos recordarle al lector que apareció en la im­
Prenta de Galván, en el año de 1829, un tomo consagrado a recopilar
340 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

aquéllas leyes españolas que se declararon vigentes después de consu­


mada la independencia.
Respecto de la pervivencia de la figura del Jefe Superior Político,
podemos mencionar que existen varios casos en donde solamente se
produce el cambio de nombre, llamándolo ahora gobernador del Estado
pero sin que se produzca ni siquiera un cambio en la persona que esta­
ba desempeñando dicho encargo: así vemos que Quintanar, que es el úl­
timo Jefe Superior Político de lo que fue la Nueva Galicia, continuará
desempeñando las mismas funciones, pero ahora por virtud de un de­
creto del Congreso Constituyente del Estado, con el nombre de Gober� ·

nadar. Esto mismo le sucedió a Múzquiz en el Estado de México.


Continuando con éstos ejemplos, debemos recordar que las Audien­
cias, en los lugares en donde las había, sencillamente se transformaron
en los nuevos Tribunales Superiores de los Estados. Sobra advertir que
la institución municipal siguió subsistiendo, no sólo en México, sino en
todos los territorios de las antiguas colonias españolas.

12.4.2. LAS FORMAS JURÍDICAS

No menos decisivos para el proceso federalista mexicano que los


hechos históricos, brevemente ejemplificados en las páginas que antece�
den, fueron y son las formas jurídicas, pero vistas éstas no con
sino como lo que fueron y son realmente, es decir, como hechos
cos también.
Una Constitución, como la vigente de 1917, o como la de 1857 y
anterior de 1824, independientemente de su valor formal, el valor
privilegia Kelsen por así decirlo, tiene otros valores, como pueden
se�
los históricos, los políticos y los sociales. Una Constitución, decía
Sevilla Andrés, es hija de su tiempo.
Más aún, nosotros afirmaríamos con Diez Picaza, maestro
anq
en Valencia, y con otros muchos destacados juristas, como el mexic
Rolando Tamayo, que la Constitución de un pueblo está vinculada
su vida real, con su organización real, con su comportamiento
co, aún en los casos en que ni siquiera dicho pueblo se haya podido
un documento formal.
'-'•�
El propio Rolando Tamayo, que no es nada sospechoso de anUA
niano, ha estudiado estupenda mente esta temática en su libro
(;IU•�
ción al estudio de la Constitución, editado por la Universidad Na
Autónoma de México en 1989, fecha del libro que tenemos a la
meno
La norma jurídica, como regla general, es posterior a los fenó
históricos: los filósofos suelen comentar que primum est esse quam
ter esse, esto es, l a exi stenci a es primero que el ser de una
FORMAS DE GOBIERNO - J. Barragán Barragán 341

forma lo cual, llevado al área jurídica, significaría que la existencia del


hombre es anterior a las normas por las que se va a conducir.
En otras palabras, si bien es muy cierto que algunos territorios fede­
rales fueron creados desde la voluntad del poder revisor de la Constitu­
L·ión, otros muchos han tenido su existencia y su forma peculiar de ser,
L'sto es, su existencia con todas y cada una de sus prerrogativas de liber­
tad, independencia y soberanía, con bastante antelación a la existencia
de la norma general.
Así pues, la forma jurídica, que fue la primera en el tiempo en este
proceso histórico de formación del federalismo mexicano, tal vez fue el
\oto del primer Congreso Constituyente aceptando que hubiera una Fe­
deración, que era lo exigido por algunas Diputaciones, ya constituidas
en Estados, y algunas otras que estaban en proceso de su auto-transfor­
mación. Este voto lleva fecha del día 12 de junio de 1823 y decía:

El soberano Congreso constituyente, en sesión extraordinaria de esta no­


che, ha tenido a bien acordar que el gobierno puede proceder a decir a las
provincias estar el voto de su soberanía por el sistema de república federa­
da, y que no lo ha declarado en virtud de haber decretado se forme convo­
catoria para nuevo Congreso que constituya la Nación.

Otras formas jurídicas, muy importantes, fueron las limitaciones ex­


presas y terminantes puestas sobre el pliego de poderes con que llega­
ron muchos diputados al segundo Congreso Constituyente Mexicano, el
cual inició sus sesiones preparatorias el día 30 de octubre de 1823 y se
declaró legítimamente instalado el siguiente día 7 de noviembre del
mis mo año.10
Las limitaciones en cuestión decían sencillamente que tales señores
diputados nada más tenían poder de representación para constituir al
país bajo la forma de una Federación. No podían ser más categóricas
estas limitaciones.
En Yucatán la limitación fue decretada por el mismo Congreso
Constituyente, por decreto del día 11 de septiembre de 1823, cuyo ar­
tíc ulo 2 decía:

Art. 2.-Que ver-ificada la elección se autorice a los diputados electos con


el poder, cuya fórmula prescribe la citada convocatoria, incluyendo en él,
como cláusula esencial pronunciada por la voluntad general, la de que sólo
pueden constituir a la Nación en forma de gobierno republicano, represen­
tativo y federal.

10
Para un estudio de estas limitaciones véase BARRAGÁN BARRA<;AN, José, flllroducciáll
al (edera/is1110, ya citado. pp. 153 y ss.
.'f

TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
342

En Michoacán o Valladolid, las limitaciones fueron decretadas por


su junta electoral bajo la denominación de Instrucciones, de manera
que su artículo 1 o decía lo siguiente:

Art. l.-La provincia de Valladolid está toda pronunciada expresa y ter­


minantemente por el sistema de gobierno popular representativo federado,
y bajo de esta forma y no de otra alguna quiere y debe ser c onstituida
.

Las limitaciones impuestas por Jalisco y Zacatecas, que para éstas


fechas estaban ya constituidos en Estados libre independientes y sobera­
nos, se fijaron, entre otros documentos, en el convenio celebrado en La­
gos de Moreno con los comisionados del general Bravo el día 1 O de
agosto de 1823, en donde leemos textualmente:

Los artículos adicionados de la ley de convocatoria señalados con los nú­


meros 1 o y zo deben quedar en todo su vigor y fuerza, para que los diputa­
dos del futuro Congreso no puedan constituir a la Nación como entiendan
que le conviene; sino bajo el sistema de república federada conforme a su
voluntad general.

habla de lo fede­
Notemos bien cómo en todos éstos documentos se
de forma de gobierno, incluid o el documento
ral siempre bajo la idea
ra que, en lugar de una federac ión, se estaba
yucateco en donde parecie
inculcando una confederación de Estados
relevancia no puede
Con todo, el ejemplo más explícito y de mayor
llamad a Acta Constit utiva de la Federa­
ser otro sino la forma jurídica
Sin duda, la forma jurídica más im­
ción del día 31 de enero de 1824.
e, la de mayor rango dentro de la je­
portante de todas, la más solemn
tiempo y formal mente superior a la
rarquía normativa, anterior en el
e de 1824) y que debía
Constitución que luego vendría (el 4 de octubr
exposición de motivos con
acomodarse al Acta. No en vano en la breve
est
se decía que: primum
que se presentó al pleno el proyecto de Acta
cto
debía formalizarse el a
esse quam taliter esse, esto es, antes que todo,
que el discutir (lo que se hará
de la existencia misma de la Federación
s especí ficos de la o:�aniz
a ¡
en el proyecto de constitución), los detalle d e.
siguiendo los prinCipiOS
ción y funcionamiento de dicha Federación,
Acta fundacional. bre­
una Constitución a
Esta Acta, que se presenta bajo la forma de do­
n
de federación. Es u
viada, es nada más y nada menos que el pacto rl ns:
a
la voluntad de los Est
cumento por medio del cual se formaliza
de
constituirse bajo la forma
que ya existían con anterioridad, de
federación.
federación evidentemente. Más
Antes de esta Acta no había - __.,.,..
a ni Naci ón, toda vez que la gran
casi diríamos que no habí
sta, desde Nuevo México hasta la
del intento de imperio iturbidi
FORMAS DE GOBIERNO - J. Barragán Barragán
343

con Panamá, estaba en proceso de definición: Chiapas, por ejemplo,


tomó su rumbo hacia la mexicanidad a fines de ese año de 1823. Por
ello, el federalismo mexicano, al contrario de lo que se afirma, unió lo
que quedaba de una inmensa extensión territorial en descomposición
política completa y que tan sólo tuvo, como ideal, la creación de un fa­
buloso imperio, que Iturbide no supo consolidar.
La Federación, en cuanto acuerdo o pacto de voluntades, nació con
el Acta Constitutiva, como sucede con todas las entidades, que el Dere­
cho crea como personas morales. Pero no nace la Nación mexicana, ni
el Estado mexicano, por virtud de esta Acta.
La Nación mexicana o el Estado mexicano no es producto del Cons­
tituyente que aprueba el Acta, sino que es producto de hechos y decisio­
nes políticas de diversa naturaleza: la Nación mexicana tiene su propio
proceso histórico de formación, que comienza con las Actas de Inde­
pendencia, pues hubo varias en esa región del gran Anáhuac de 1821;
con la reunión del primer Constituyente y el intento de formar un gran
imperio; pero también con el proceso de desincorporación del referido
ideal imperial por parte de las mismas Diputaciones Provinciales, que
lo intentaron formar, dando pie a los procesos de formación de estas
Diputaciones en Estados libres y soberanos, tanto por el rumbo de Cen­
troamérica cuanto por el rumbo del altiplano y el extremo norte.
A nosotros, pues, nos queda muy claro que el proceso de formación
de la Nación mexicana, del Estado mexicano, es un proceso esencial­
mente diferente del proceso de adopción de la forma unitaria, que to­
maron los países centroamericanos, después de los escarceos federalis­
tas, y es esencialmente diferente del proceso de adopción de la forma
federal que realizó México.
Nos queda tan clara esta distinción que, precisamente por ella, con­
sum ado el proceso de federalización, es decir, aprobado el Pacto de
Unión, el Acta y las Constituciones posteriores, incluido el texto de la
de 1917, dejaban abierto el proceso de formación de la Nación mexica­
na, aceptando la eventual
incorporación a su Unión de alguna otra Na­
ció n, como nos previene el artículo 73, fracción l.
éA dónde queremos llegar? Queremos llegar a la conclusión obvia:
la Federación, lo federal no es más que el resultado y el efecto jurídico
de lo que subyace como elemento esencial del acuerdo explícito de vo­
l un tades, que todos conocemos y llamamos pacto federal.
Todo s los pactos, que tienen por objeto crear entidades distintas a
l as personas, tienen el carácter de ficticios, no en el sentido de falsos,
sino en el sentido de que son ficciones jurídicas, como se dice desde el
D e r e cho Romano. La expresión ficciones jurídicas se encuentra en los

textos latinos como (icta iuris, cuya traducción apropiada es la siguien­


te: cosas que son hechas por el derecho o creaciones del derecho. Por tal
344 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

motivo, las entidades, creadas por medio de estos pactos, reciben el nom­
bre de entidades morales, es decir, no corpóreas como lo es el ser hu­
mano, como lo es la Nación, como lo es el Estado, como lo es el munici­
'
pio, etcétera.
Por eso el Acta Constitutiva se llamó así, y por eso mismo fue suscri­
ta por todos los diputados en su carácter de representantes de sus res­
pectivos Estados, tal como puede apreciarse en la versión original que
se conserva en el Archivo General de la Nación, reproducida en muchas
ocasiones facsimilarmente, tal como lo hicimos nosotros en nuestro li­
bro Crónicas del Acta Constitutiva y de la Constitución de 1824, editado
por la H. Cámara de Diputados, México, 1974.
La entidad, pues, que creó dicha Acta, es una entidad moral o ficti­
cia, en el sentido de que es una creación del Derecho, que nunca debió
confundirse con lo que es la Nación mexicana, ni con lo que es el Esta­
do mexicano, tal como se confunde en los criterios de algunos de nues­
tros constitucionalistas, lo mismo que en muchas de sus innumerables
reformas de los textos constitucionales, por ejemplo del vigente de 1917.
Como bien sabemos, la Nación y, en su caso, el Estado tienen enti­
dad corpórea, porque constan, entre otros, del elemento de la territoria­
lidad y de la población. En cambio, ninguna de las entidades creadas
por el Derecho tienen, como esenciales, ni al elemento territorial ni al
elemento poblacional. Desde luego que, en cuanto personas morales por
comparación con la persona física, necesitan no sólo una sede o domici­
lio, sino también una voluntad y, de hecho, todas las personas morales,
llámense sociedades, asociaciones, sindicatos o federaciones, tienen su
domicilio y su voluntad, conforme lo ordene su propia norma de creación.
Así ocurre con la entidad llamada federalismo mexicano, que siem­
pre ha tenido un domicilio, (que puede cambiarse cuando el Congreso
lo decida) y una voluntad. El domicilio o sede ha sido siempre, des­
de 1824, la capital de la Nación. Ahora bien, para formar su voluntad,
algo fabuloso, se echó mano de la teoría de la división de poderes Y se
precisó que esa voluntad no se formalizaría en una asamblea general,
tal como acontece en las sociedades y asociaciones, sino en la existencia
de tres poderes, exactamente conforme a la teoría clásica, como los po­
deres de un Estado.
He aquí lo que ha confundido a nuestros estudiosos. Opinan, deján ·
or
dose arrastrar por las sencillas apariencias, que la entidad federal, p

formalizar su voluntad al amparo de la teoría de la cl sica divisi ó n d �
poderes del Estado, de hecho y de Derecho es una misma cosa que e
Estado.
ele ·
Y sobra añadir que esta falacia se ha convertido, no sólo en el
stas en gen eral, '
mento de la discordia entre nuestros constitucionali y,
e ntre los estudiosos d e nuestro federalismo, sino que, además se ha c o n• -"
FORMAS DE GOBIERNO J. Barragán Barragán
345
-

vertido en el catalizador más potente de las tendencias unionistas y cen­


tralizadoras a lo largo de la presente centuria.
Tanto es así que, en estos momentos, puede reconocerse, sin exage­
rar, que el Estado mexicano, pese a su forma federativa, aparece mucho
más centralizado que los países unitarios que han sido siempre fuerte­
mente centralistas, como Francia y no digamos España y su proceso de
regionalización.
Esta permanente confusión entre la entidad federal mexicana, y el
Estado mismo, o la Nación misma, ha conducido a muchos estudiosos a
los exudados cerebralistas, como los llamaría Unamuno, de pensar que
en México puedan existir dos Estados soberanos, uno federal y los Esta­
dos miembros de la Unión: he aquí el origen de la teoría de las dos so­
beranías, planteada desde noviembre y diciembre de 1823 en el Congre­
so mexicano y, por tanto, doce años antes que Tocqueville. He aquí
también el absurdo de su planteamiento actual. 11
Este planteamiento erróneo y absurdo no debe conducirnos, como
hacen algunos autores, al desconocimiento de la soberanía de los Esta­
dos miembros, para salvar el principio doctrinario de la soberanía del
Estado federal, sino sencillamente a reconocer que la entidad federal,
creada por el Acta Constitutiva o Pacto de Unión, no debe confundirse
ni con lo que es la Nación, ni con lo que es el Estado mexicano.
Esto es, debe llevarnos a releer dicha Acta y, sobre todo, el debate
que suscitó esta problemática, para entender que México emerge en el
plano mundial como Nación soberana, es decir, como Estado libre in­
dependiente y soberano, como lo son el resto de Estados de la comuni­
dad internacional, tal como vemos que lo están declarando los primeros
artículos de esta misma Acta; y que la federación es nada más lo que
une a dichas entidades internas. Veamos:

Artículo l.-La Nación Mexicana se compone de las provincias com­


prendidas en el territorio del virreinato llamado antes Nueva España, en el
que se decía capitanía general de Yucatán, y en el de las comandancias ge­
nerales de Provincias internas de Oriente y Occidente.

Artículo 2.-La Nación Mexicana es libre e independiente para siempre,


de España y de cualquier otra potencia; y no es ni puede ser patrimonio de
ninguna familia ni persona.

Artículo 3.-La Soberanía reside radical y esencialmente en la Nación, Y


por lo mismo pertenece exclusivamente a ésta el derecho de adoptar y esta­
blecer por medio de sus representantes, la forma de gobierno.

ll
Véase, a mayor abundamiento, de BARRAGAN BARRAGAN, José, Prir�cipios del Federa­
lismo /824, e Imrod ucciór� al federalismo me.xicmw, ya citados.
Me.xicar�o:
346 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN ,
·>··

Artículo 5.-La Nación adopta para su Gobierno la forma de República


representativa popular federal.

Artículo 6.-Sus partes integrantes son estados independientes, libres y


soberanos, en lo que exclusivamente toque a su administración y gobierno
interior, según se detalle en esta Acta y en la Constitución General.12

La elocuencia de estos enunciados es muy superior a la arbitraria


interpretación de nuestros constitucionalistas: ahí están perfectamente
diferenciadas las ideas; ahí está el concepto de Nación; el del Estado, y
las ideas relativas a la forma de gobierno; ahí está lo federal reducido a
un problema de distribución y de organización del poder público en
México, exactamente como lo estudia el maestro Tena Ramírez, un po­
der que es uno en su concepción filosófica, que es uno en su raíz y ori­
gen (porque dimana de la voluntad popular), que es uno por su sede y
por su fuente de legitimación, que está en el pueblo, pero que se distri­
buye, para su ejercicio, en dos órdenes jurisdiccionales diferentes y,
dentro de cada orden, el poder es delegado a los respectivos órganos,
empleándose para ello la teoría clásica de la división de poderes.
Por otro lado, cabe insistir en que lo dicho por el artículo 5 del Acta
es exactamente lo mismo que dicen todos y cada uno de los posteriores
proyectos de constitución y textos constitucionales, de carácter federa­
lista, que hemos tenido durante el siglo pasado y el presente, incluyendo
por tanto el texto vigente de 191 7, según pasamos a ver.
Como es natural, en la Constitución del 4 de octubre de 1824 se re­
petirán los mismos principios que ya había consagrado el Acta, la cual,
sobra decirlo, sirvió de base para elaborar dicha Constitución y perma­
neció vigente aún después de promulgada la referida Constitución. En
efecto, en su artículo 3 se dice:

Artículo 3.-La nación adopta para su gobierno la forma de república,


representativa, popular federal.

Por la reacción centralista de 1835 y 1836 se buscó, ante todo, una


reforma sobre la forma de gobierno vigente hasta entonces. Esta fue la
intención de la convocatoria del Congreso de 1835 y ésta fue, en esen­
cia, la afectación trascendental que se enuncia en las Bases constitucio­
nales de la República mexicana, suscritas en la ciudad de México el 23
de octubre de 1835, en las que, como dice la Base Tercera, el sistema
gubernativo de la Nación es el republicano, representativo popular, es
decir, se suprime única y exclusivamente la palabra federal.

12 Véase en BARRAGAN BARRAGAN, José: Crónica de la Acta Constitutiva, ya citada, en


donde, en efecto. se reproducen el texto original manuscrito, así como el original impreSO·
FORMAS DE GOBIERNO - J. Barragán Barragán 347

Con la simple supresión de esta palabra, pasamos de un gobierno


federal, de una federación compuesta de Estados libres independientes
v soberanos, a un gobierno centralizado y unitario, que dividió política­
mente el territorio nacional en departamentos, todo ello sin que se afec­
tara para nada lo relativo a la idea de Nación, o a la idea de Estado.
Más adelante, en julio de 1840, sobrevino la reacción por la vuelta a
la restauración del federalismo y se hace un pronunciamiento enérgico,
a impulsos, entre otros, de Valentín Gómez Farías. En esta ocasión se
fracasó y en medio de los problemas políticos, que todos conocemos,
llegamos a los proyectos de 1842, conocidos, uno como proyecto de la
mayoría y el otro como proyecto de la minoría.
Es decir, aquella Asamblea recibe de la Comisión de Constitución
dos proyectos, en lugar de uno solo, por existir una profunda división
entre sus integrantes. En el fondo la división era motivada principal­
mente por la palabra federal, de manera que el proyecto de la mayoría
no la incluía al enunciar la forma de gobierno; mientras que el proyecto
de la minoría se pronunciaba a favor de la forma federal, por ello es
que el artículo 20 de este proyecto decía que "el gobierno de la nación,
es el sistema republicano, representativo popular federal".
Ahí están ambas propuestas: un proyecto formula un gobierno uni­
tario y el otro establece la forma de gobierno federal. Ahí está perfecta­
mente planteado el problema de lo federal en México, que nunca se
pensó como forma de Estado, sino como una técnica, en palabras de
Tena Ramírez, para distribuir las facultades de gobierno, no obstante
que podamos encontrar diferencias muy grandes entre la forma de go­
bierno federal de 1824 y la forma de gobierno unitario y centralizado de
1835 y 1836.
Después de estos dos proyectos, se hizo el encargo de redactar un
tercer proyecto, que pretendía conciliar ambos extremos, en noviembre
de 1842. En este tercer proyecto se recogió la tesis del proyecto de la
mayoría, es decir, se decidió la adopción de la forma de gobierno "re­
presentativa popular", rechazándose la forma federal.
Un año más tarde, en 1843, tenemos las Bases, cuyo artículo prime­
ro volvía a repetir la preferencia por la forma de gobierno unitaria, y
estaba redactado de la siguiente manera:

Artículo l.-La Nación mexicana, en uso de sus prerrogativas y derechos


como independiente, libre y soberana, adopta para su gobierno interior la
forma de república representativa popular.

Nada más claro: la idea de nación, que es una, que es libre y que es
independiente y sober ana, no se discute. Lo que, en todo caso, está a

.
discusión y a debate es la forma de gobierno, optando en esta ocasión
por e l gob i erno unitario en v ez del gobier no f ederal
D

TEORiA DE LA CONSTITUCIÓN
348

Luego de ésta insistencia por una forma de gobierno unitario vino


la reacción federalista de 1847. Estamos ahora ante el documento lla­
mado Acta de Reformas de dicho año, denominado así porque se conci­
bió como un documento solemne para restablecer la vigencia de la Acta
Constitutiva del 31 de enero de 1824 y la Constitución del 4 de octubre
del mismo año, tal como lo decía el proyecto:

III. Que el Acta Constitutiva y Constitución federal, sancionadas en 31 de


enero y 4 de octubre de 1824. forman la única Constitución Política de la
República.

A partir de ésta fecha, pasamos a la Constitución de 1857, lo mismo


que a la Constitución vigente de 1917, en las que se repiten exactamen­
te los mismos enunciados, considerando lo federal como una forma de
gobierno, tal como lo expresa el artículo 40 del texto en vigor:

Artículo 40.-Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una repú­


blica representativa, democrática, federal. . . 13

Por tanto, si lo federal, si la entidad federal es lo que dicen los tex­


tos arriba citados, resulta claro que a la entidad federal solamente se le
usa como una forma para distribuir el poder público del pueblo mexica­
no, de la nación mexicana, que es la única depositaria de la única sobe­
ranía que pueda existir: la soberanía popular.
Efectivamente, los problemas particulares de adoptar una u otra
forma de gobierno (entre las monarquías y las repúblicas, o entre las
formas unitarias, unitarias-regionales, o las federalistas) son problemas
que, supuestas las circunstancias históricas de cada caso, tienen que ser
resueltos no por la Nación entera, sino por una legítima representación
de ella, llamada Asamblea Constituyente, según lo expresa el artículo 3
del Acta, ya citado; o el artículo 39 de la vigente Constitución.
De conformidad con lo dicho, el federalismo mexicano, en cuanto
forma de gobierno, ha venido cambiando, iy hay que ver en qué for ma!
desde aquel año inicial de 1824 hasta el día de hoy. Más aún, precisa­
mente por ser lo federal una simple forma de gobierno tuvo lugar la
reacción o el cambio por una forma unitaria a la altura de 1836, sin que
por este cambio se modificara el ser de la nación o del Estado frente a
la comunidad internacional.

se como fundamentojurl­
13 En nuestra opinión. este
texto no permite ni puede tomar rnO
tad del pueblo'", así
co
es un Estado federal por volun
dico para afirmar '"que México el
el sentid o de que lo federal es una misma identidad que
hacen Carpizo y Madmzo en an Bur oa y otros:
nto jur ídic o, como piens g
ser fundame
Estado. Así como tampoco puede
e Estado, si con ello se insiste en coll"
entre las formas d
para incluir lo fede•·al mexicano
o c on el Es tado mismo.
obiern
fundir lo que son fm·mas de g
FORMAS DE GOBIERNO - J. Banagún Barragún 349

12.5. SOBRE LA DEMOCRACIA

El tema de la democracia, es un tema que viene a completar la ex­


plicación que se suele dar acerca de la forma de gobierno republicana,
aunque no sólo de esta forma sino también de la forma monárquica mo­
derna que está también sujeta, como sabemos, al juego democrático.
La palabra democracia sólo significa poder popular y, por ello, se le
puede vincular con la república. El pueblo, en efecto, puede participar
de muchas maneras en el ejercicio del poder soberano que tiene. Una
de esas formas de participación es la de ejercer el poder de manera di­
recta (república directa) a través de asambleas populares, como sucedía
entre los griegos, como lo es el cabildo abierto o los concejos en los mu­
nicipios españoles, colombianos, o mexicanos que, debido a las circuns­
tancias, se ven forzados a tomar decisiones fundamentales.
En otros supuestos, el poder popular es controlado por un pequeño
grupo de personas, muy poderosas por su dinero (y aparece la aristo­
cracia). Mientras que también abundan los ejemplos del ejercicio del
poder popular a través de diversos sistemas de representación. El pueblo
es el soberano, pero no puede gobernar de manera directa, así que ejerce
su soberanía a través de unos órganos, electos popularmente, que ejer­
cerán el poder en representación del pueblo. De esta manera aparecen
los parlamentos, las Cortes, o los Congresos, que son las formas más ge­
nuinas de la representación popular, ya se trate de una república parla­
mentaria o presidencialista, ya sea una monarquía parlamentaria.
Tratando de profundizar algo más en el análisis de la democracia,
cabe destacar por separado los dos elementos que la componen: el ele­
mento poblacional o pueblo y el elemento poder. Algunos autores llevan
la idea de población a la esencia de la idea del Estado, para decir que el
Estado está formado por el elemento poblacional, por el elemento po­
der o soberanía y el elemento del territorio. De esta forma, estos autores
hablan de la democracia como una forma de Estado.
Nosotros no llegaríamos a afirmar que la democracia sea una forma
de Estado, porque la voz Estado es muy equívoca y, desde luego, no
siempre que hablemos de un Estado se podrá afirmar que exista la de­
mocracia por el solo hecho de existir el Estado. Desde luego que la idea
de pueblo, población v, más aún, la idea de poder o de soberanía son
ideas complejas y hast a pueden llevarnos a equívocos.
Como quiera que sea, la democracia es una institución política que
sir·ve para tomar en cuenta las diferentes maneras del ejercicio del po­
der soberano po r parte de un pueblo organizado y capaz políticamente
de tomar decisiones fundamentales.
La soberanía, en esencia, se traduce en la capacidad efectiva que
tiene un pueblo, o una comunidad perfecta e íntegra para auto-adminis-
350 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN '
trarse. Esta es la idea de poder que Aristóteles reconoce a los pueblos
griegos de su tiempo; ésta es la idea de poder que se consagra en los li­
bros jurídicos romanos; ésta es la idea de poder que profesan los esco­
lásticos de los católicos incluidos los españoles (Escuela Jurídica Espa­
ñola); y ésta es la idea de soberanía que recoge el artículo 3 de la
Constitución de 1812, o el artículo 39 de la Constitución mexicana en
vigor.
Por decir lo mismo con algunos ejemplos: Francisco de Vitoria defi-
ne así al poder soberano en su versión latina:

. . . sublato communi iure positivo et humano, non sit maior ratio ut potestas
illa sit in uno quam in altero, necesse est ut ipsa communitas sit sibi suffi­
cicns et habeat potestatem gubernandi se.

Se trata de un pasaje tomado de su tratado De potestate civili. La


esencia de la soberanía consiste pues en esa capacidad que tiene una co­
munidad para auto gobernarse, o para auto administrarse, que es la ex­
presión usada en otro pasaje (. .. respública habet ius se administrandi).
En los supuestos en que un pueblo, o una comunidad en la termino­
logía escolástica, no tenga esa capacidad, ello se deberá a que esa co­
munidad ni es perfecta ni es íntegra, porque depende de otro poder, al
que está subordinada.
La democracia nada más hace referencia "a la comunicación de la
potestad civil de la sociedad a los gobernantes que han de ejercerla. De
ahí la consecuencia de la traslación del poder desde la comunidad, en
que originariamente reside, a los príncipes y gobernantes"; en palabras
del mismo padre dominico.
El ayuntamiento de México, con Primo Verdad, o el ayuntamiento
de Santa Fe de Bogotá en sesión de cabildo abierto, al tratar el tema de
la ocupación de la península ibérica por los ejércitos de Napoleón, deci­
dieron reasumir los atributos de la soberanía y se declararon pueblos li­
bres, independientes y soberanos. De hecho, las circunstancias les serán
favorables y así aparecerán las primeras Constituciones municipales en
lo que ahora es Colombia. De hecho México, lo mismo que Colombia Y
los demás pueblos continentales, antes unidos al imperio español, gana­
ron su independencia total. Este es el juego y el papel de la soberanía. ...
La democracia solamente se refiere a las formas de participación del
pueblo en el ejercicio de esa soberanía.
El artículo 3 de la Constitución española de 1812, decía:

At·tículo 3.-La soberanía nacional reside esencialmente en la nación, Y


pm· lo mismo le pertenece exclusivamente el derecho de establecer sus leyes
fundamentales, y de adoptar la forma de gobierno que más le convenga.
fORMAS DE GOBIERNO - J. Barragán Barragán 351

El artículo 39 de la vigente constitución mexicana dice:

Artículo 39.-La soberanía nacional reside esencial y originariamente en


el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para benefi­
cio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar
o modificar la forma de su gobierno

Una vez constituido el Estado de Derecho, o una vez aprobada la


respectiva Constitución, se pueden apreciar ya los alcances de los siste­
mas de la representación democrática y las formas en que se resolvió la
participación del pueblo en las tareas de gobierno, incluyendo, si fuera
el caso, las modalidades de dicha participación.
La referida Constitución española de 1812 consagró la forma de go­
bierno monárquica (monarquía limitada y subordinada a la Constitu­
ción) hereditaria e irresponsable. También consagró un sistema de elec­
ciones populares de carácter indirecto para elegir a los diputados.
La Constitución mexicana de 1824, por su parte, aprobó la forma
republicana, con un presidente y un vicepresidente. Además siguió muy
de cerca el modelo de las elecciones para diputados establecido desde
1812, aunque adaptado a la forma federal, que aquí se consagró.
Debemos recordar, por último, que los sistemas democráticos se
han venido mejorando: el voto se ha reconocido también a la mujer, la
presencia de partidos políticos ha contribuido a enriquecer las formas
de la participación ciudadana. Incluso, la pluralidad aceptada, abundan
las modalidades de esa participación, bajo temas como los de una de­
mocracia cristiana, una democracia social y las tradicionales formas de
los partidos socialistas y comunistas; o bajo las modalidades del refe­
réndum, de las iniciativas populares de ley, de las consultas populares,
etcétera.

12.5.1. LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA

Hoy en día, la democracia se ejerce por medio de las diversas for­


mas y fórmulas de representación. Es decir, el pueblo, que es el sobera­
no y quien conserva siempre por definición, su prerrogativa soberana,
ejerce el poder a través de sus representantes. Así es cómo una teoría
muy conocida desde la antigüedad, como es la delegación del poder o el
ejer cicio del poder por terceras personas, que actúan por representa­
ció n, cobra mayor importancia y se incorpora al Derecho Público, para
organizar y legitimar los sistemas de la representación democrática.
El poder soberano, reside en el pueblo o en la nación de manera ra­
dical o esencialmente. El pueblo conserva siempre esa prerrogativa, sin
cederla nunca, en contra de Rousseau, sino que simplemente acepta que
dicho poder sea ejercido por unas corporaciones o poderes y por unos
' 'i
. --·�

TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
352

representantes que, por el régimen consagrado del Estado de Derecho


'
quedan sujetos al acatamiento de la ley y a la rendición de cuentas.
Los dos extremos, el de la sujeción a la ley y la rendición de cuen­
tas, son propiedades o características del mandato histórico y de la re­
presentación popular moderna. La ley se concibe como la genuina ma­
nifestación de la voluntad popular y su obediencia o principio de
legalidad es incuestionable. La responsabilidad o la rendición de cuen­
tas por el mismo hecho de ejercer el poder a nombre de otro, el pueblo,
es igualmente incuestionable.
La teoría de la representación abarca a todas y cada una de las cor­
poraciones que componen los órganos estatales y a cada una de las per­
sonas que los integran. Sólo en los regímenes monárquicos, el extremo
de la responsabilidad no aplica al rey, porque no ejerce, propiamente
hablando, poder alguno, o porque, ejerciéndolo, la responsabilidad de
su ejercicio la asume personalmente el ministro que refrenda sus actos.
De hecho, los enunciados de la soberanía popular suelen incluir
esta idea de la delegación del ejercicio. El artículo 41 de la Constitución
de 1917 lo indica muy bien.

Artículo 41.-El pueblo ejerce su soberanía por medio de los poderes de


la Unión, en los casos de la competencia de éstos, y por los de los Estados,
en lo que toca a sus regímenes interiores.

ese
Por su parte el artículo 39 insiste en la idea necesaria de que
ejercicio se instituye para beneficio del pueblo.
El artículo 5 de la Acta Constitutiva del 31 de enero de 1824 (Artícu-
�:
lo 4 de la Constitución Federal del mismo año), reconocía las
mismas
. -
'
.

ideas de la siguiente mantera:


república ·�
Artículo S.-La Nación adopta para su gobierno la forma de ·:

representativa popular federal.

limitado,
Por ello es que la encomienda es temporal, o por tiempo
del Le­
decretándose la renovación constante de los poderes, al menos
es libres,
gislativo y del Ejecutivo, la cual se hará mediante las eleccion
de la Constitu·
auténticas y periódicas, según lo expresa el artículo 41
de la demo­
ción. Tal renovación, sin lugar a dudas es, la esencia misma
ser libre, perso­
cracia representativa. Sobra decir que el voto tiene que
haya tenido
nal e intransferible, secreto y directo, aunque en el pasado
graves limitaciones.
representativa sB
Asimismo debemos recordar que la democracia
os políticos, reconocidos mu·
perfecciona por la presencia de los partid
Méxic o, como entidades de interés pú
chas veces, como sucede en
ienda de promo ve r la participación del pueblo en
que tienen la encom
uir a la integración de la
vida demo c rática y la de contrib
r��r�N>
FORMAS DE GOBIERNO - J. Barragán Barragán 353

ción nacional. Dichos partidos políticos son, en estos momentos, el úni­


co medio del acceso al ejercicio del poder por parte de la ciudadanía,
en expresión del citado artículo 41 constitucional.
Bien, regresemos a la idea de que el poder se instituyó para benefi­
cio del pueblo, que es en donde reside dicho poder y a quien le pertene­
ce necesariamente. He aquí el principio último de la legitimación del
ejercicio del poder; he aquí el enunciado que define, o debe definir la
moral pública de quienes nos gobiernan; he aquí la motivación profun­
da, y la que nunca debe faltar, de cada una de las actuaciones de quie­
nes, por ello, se denominan servidores públicos.
No en vano, el artículo 50 de la misma Constitución vigente, esta­
blece que la Cámara de diputados se compondrá de representantes de
la nación. Es decir que, pese a la muy importante mediación de los par­
tidos políticos, los representantes no debieran buscar sino el interés de
la nación y por ese mismo interés emitir sus votos. En este caso y para
defender a la nación se les reconocen ciertas prerrogativas que de otro
modo no se justificarán, como es la de no poder ser reconvenidos por
las opiniones que viertan en el ejercicio de sus cargos, o su inviolabili­
dad parlamentaria.
Evidentemente la idea de la democracia representativa admite mu­
chos matices y modalidades. Entre las modalidades más importantes a
destacar en México están, además de las tendencias naturales de cada
uno de los partidos políticos, la modalidad de seguir hablando de una
representación institucional para la Cámara de Senadores.
En efecto, en México se ha dicho siempre que el Senado representa
a las Entidades locales y no a la población, no obstante que eran, hasta
hace poco, todos electos por el voto popular. Últimamente, sin embar­
go, y después de varios ensayos, se determinó aumentar su número a
128, de los cuales dos por cada Estado son electos por el voto popular,
mientras que los otros son electos por el principio de la primera mino­
ría y por el principio de la representación proporcional. Los Estados
son 31 más el Distrito Federal. Con todo, debido a lo contingente de la
fórmula, puede suceder que un Estado llegue a tener hasta 5 diputados.
(Qué tan democráticas y que tan representativas sean las fórmulas
media nte las cuales se compone la Cámara de Senadores? (Qué tan ne­
cesario es el conservar esa Cámara ahora mismo cuando siempre ha es­
tado e n las últimas décadas mediatizada por los intereses partidistas?
¿y qué tan alejados están los partidos políticos de una verdadera repre­
sen tación de los intereses de la nación?
Por último, las democ racias r e p re sent at i vas importan responsabili­
dad por el ejercicio del poder. La responsabilidad es esencial al sistema
de representación. Sin responsabilidad, el ejercicio del poder se vuelve
'
354 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

arbitrario y despótico y se le desvincula por completo de su sede origi­


nal y de su genuino titular, el pueblo.
En México, el poder se ejerce, sin sujeción alguna al principio de
responsabilidad. Incluso, se pueden cometer graves violaciones a la ley
sin que traigan consecuencias jurídicas de sanción y de castigo.
El ejercicio del poder debe estar, en primer lugar, sujeto a la res­
ponsabilidad política, así genéricamente considerada y no sólo a la res­
ponsabilidad por juicio político, que es otra cosa, muy importante si se
quiere, pero también casi imposible de practicarse.
Los altos funcionarios, federales y estatales, cuando menos deben
responder políticamente de todos sus actos, aunque se trate de actos le­
galmente ejecutados, aunque no sean contrarios a la ley. Deberá bastar
una moción de censura de parte de la opinión pública y, sobre todo, de
las asambleas de representantes para provocar la renuncia inmediata al
cargo.
En México, debiendo existir y debiéndose practicar, nunca ha existi­
do esta clase de responsabilidad política. El presidente mexicano, que
con sus actuaciones de finales de diciembre de 1994, causó daños graví­
simos a la economía nacional y a las economías particulares, aún sin
discutir la legalidad de esos actos, debió renunciar al instante, en cuan­
to se produjeron dichos daños. Ni siquiera se habló de la responsabili­
dad por juicio político, dándose precisamente uno de sus supuestos de
procedencia.
Claro está, se puede alegar que México no se rige por las reglas del
sistema parlamentario, entre las cuales está el voto de la censura, etcé­
tera. Eso es cierto, pero de este extremo a la ausencia completa de esa
responsabilidad hay un abismo que no puede justificarse.
Los Secretarios de Estado son responsables de los actos del Presi­
dente, por virtud del refrendo. ¿Alguna vez se les ha hecho efectiva?
Nunca, puede decirse que nunca. Y vamos a citar el ejemplo de lo que
ocurre en los juicios de amparo. ¿se presentan juicios de amparo con­
tra actos presidenciales? Muchos. ¿se declaran procedentes muchos de
ellos? Sí, también son muchos los amparos declarados procedentes.
¿por qué se decreta su procedencia?
La respuesta es muy simple: porque el juez de amparo advirtió Y ve­
las
rificó la existencia de la violación de la Constitución en perjuicio de
?
garantías del quejoso. ¿Estas violaciones importan responsab ili d �d
viola ctó n
Claro que sí importan responsabilidad, como cualquiera otra
a las leyes. ¿Alguna vez en los últimos cien años se ha sancionado a al­
de
gún Secretario de Estado por firmar un acto presidencial violatorio
la Constitución?
e
Si no se hace nada ante esta clase de responsabilidad, que puede s r·
penal, debido a que algunas violaciones a las garantías individuales �.non.
FORMAS DE GOBIERNO - J. Barragán BaiTagán
355

constitutivas de delitos; si no se ha hecho nada en ningún


juicio de am ­
paro, generalizando el ejemplo, en los últimos cien años,
es manifiest o
lo débil que es, lo impracticable que es nuestro sistema de
responsabili­
dad por el ejercicio del poder, en cualquiera de sus moda
lidades: res­
ponsabilidad política; responsabilidad por juicio político;
responsabili­
dad penal v, desde luego, también la responsabilidad civil.
En resumen y para terminar, recordemos que la demo
cracia repre­
sentativa es una exigencia de la soberanía popular que se
actualiza ante
la imposibilidad del ejercicio directo por el pueblo del poder.
Significa
que el pueblo delega el ejercicio de su soberanía en sus represen
tantes;
que estos deben ser electos por los mecanismos de la democracia;
signi­
fica también que la representación tiene que instituirse para beneficio
del pueblo; debe estar sujeta al principio de la legalidad y deben todos
y
cada uno de los representantes rendirle al pueblo cuentas rigurosas por
L'l ejercicio de sus encargos: Ojalá se restableciera el famoso juicio de
residencia para todos los servidores públicos, sujetos ahora a rendir las
respectivas declaraciones patrimoniales.
Unidad 13

Evolución del Derecho


Constitucional mexicano

JuAN JosÉ MATEos SANTILLÁN.

13.1. PRESENTACIÓN

La vida de México nos presenta la oportunidad de contemplar una


serie de factores internos y externos que han influido en su historiogra­
fía, de suerte que si tratamos de explicar los motivos que llevaron a
nuestro pueblo a tener la concepción histórica que prevalece hoy en
día, tendremos que buscar una explicación política de los hechos que
motivaron a los historiadores oficiales a describirnos una historia
maniqueísta.
Esta apreciación se refuerza cuando al estudiar el siglo XIX en Méxi­
co, nos percatamos que mientras existieron dos partidos, el liberal y el
conservador, existieron dos historias, en las cuales, cada bando tenía
sus propios héroes y villanos, que naturalmente eran contrarios a los
que sostenían sus enemigos políticos.
De esta forma, los conservadores celebraban el 27 de septiembre,
fecha de la consumación, como día de la independencia, en tanto que,
los liberales festejaban el 16 de septiembre, fecha del inicio de la revo­
lución, como día de la independencia, para los conservadores el gran
héroe de la independencia era su consumador; Agustín de Iturbide, en
tanto que para los liberales el héroe era el iniciador; Miguel Hidalgo.

• Maestro en la División de Estudios de Posgrado, así como, en la Facultad de Dere­


cho de la UNAM.

357
3'i� TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Los liberales buscaban una república federal. los conservadores una


república central. los primeros buscaban como aliado a los Estados
Unidos, en tanto que los segundos preferían a Europa como socia, los
héroes para unos, eran los malos para los otros, de forma que, todas las
virtudes estaban de lado de quien escribía la historia y todas las traicio­
nes. errores y defectos del lado contrario.
Cuando en 1867 se fusila en el Cerro de las Campanas a los líderes
del partido conservador, México inicia el camino del partido o grup o
hegemónico en el poder, con lo cual, se termina con la doble visión de
la historia v pasamos a una etapa donde los buenos son los ganadores y
los malos los que perdieron.
Hov en día, en pleno siglo XXI, es menester replantear nuestra histo­
ria, pasar del banco y negro a los matices, de suerte que nuestros estu­
dios no pretendan calificar a las instituciones históricas con las reglas del
día de hoy, ni endiosar a los héroes patrios para que parezcan santos.
La conformación pluripartidista de los poderes federales y locales
del México de los inicios del tercer milenio, nos obliga a reconsiderar
muchas de las verdades oficiales que no fueron otra cosa, sino simples
explicaciones de partido.
La historia del constitucionalismo mexicano se encuentra enmarca­
da claramente en los escenarios descritos; los buenos: liberales y federa­
listas; los malos: conservadores y centralistas. Cuando vistos con objeti­
vidad son simplemente seres humanos, con sus virtudes y defectos, y
eso sí, con proyectos político-jurídicos distintos.
Con las reflexiones antes expuestas, podemos observar la Indepen­
dencia de México a la luz de la confluencia de factores internos y exter­
nos que se conjugaron para generar los hechos históricos de todos co­
nocidos, el inicio y la consumación de la Independencia, con una
variable significativa en la ponderación de los factores, pues hoy en día
resulta evidente que la Independencia de México se debe en mayor me­
dida a la caída y desmembramiento de la monarquía española, -des­
pués de la invasión francesa de 1806-, que a las condiciones adversas
que prevalecieron en la Nueva España, y que generaron entre otros
efectos, el desplazamiento de los criollos. .
No pretendo decir tampoco, que toda nuestra historia debe exph­
carse desde el ángulo de los factores externos, y omitir sin escrúpulo el
s
impacto de la implantación del libre comercio o la forma de pago a lo
mineros, por no citar sino unas cuantas medidas españolas de alto im­
pacto en la Nueva España.
Considero que actualmente se dan las condiciones idóneas para ob­
jetivizar las re fl e x iones históricas, más allá de nuestras preferencias
políticas.
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateos Santillán 359

Lo expuesto nos sirve de marco para señalar que intentaremos ex­


plicar la evolución de nuestro derecho constitucional, a la luz de las
fuentes históricas; no de la opinión de los diversos grupos que partici­
paron en la lucha por México.

13.2. ORGANIZACIÓN
DEL MÉXICO INDEPENDIENTE

Para explicar la organización que se vivió en el México de los pri­


meros años de la Independencia, es necesario recordar que de 1521 a
1821 nuestro país se encontró sometido a la Corona española, la cual,
concedió al Virreinato de la Nueva España el rango de reino, aún cuan­
do en la práctica, se le trató como a una Colonia, situación opuesta a la
norteamericana, donde las trece colonias vivieron como auténticas rei­
nos, aun cuando nominalmente era colonias.
La comparación de los pasados coloniales de los Estados Unidos y
México, es un requisito fundamental para explicar, como, los primeros
pasaron en menos de tres siglos, de ser un conjunto de colonias, a con­
siderarse como la primera potencia del planeta, en tanto que, nuestro
país, después de ser la joya más importante de la Corona, se vio someti­
do a un conjunto de presiones que le condujeron a ser desmembrado y
perder más de la mitad de su territorio, incluida la población que en él
se encontraba.
La Independencia de México se da por la conjunción de factores in­
ternos y externos; dentro de los primeros debemos recordar el efecto de
las reformas borbónicas: una serie de medidas que lastimaron las con­
diciones de vida de los novohispanos, desde los criollos hasta las castas;
la reforma administrativa, que implantó el régimen de intendencias de
1786 en detrimento del antiguo sistema virreina!, con el propósito de
modernizar y hacer más eficiente la hacienda pública y el sistema pro­
ductivo; la expulsión de los jesuitas: columna vertebral sobre la que se
cohesionaba la población que habitaba la región noroeste del virreinato
v que sostenía el impulso catequizador pro español en un vasto territo­
rio, prácticamente deshabitado y bajo un control político precario; la
imp lantación del libre comercio, tuvo efectos importantes entre los gru­
Pos de comerciantes, que después de siglos de comercio monopólico tu­
vieron que enfrentar escenarios comerciales menos ventajosos.
Durante años se pagó a los mineros con una parte de las ganancias
que se obtenían de las minas, cuando se cambió el sistema de pagos de
sa lario, el impacto económico sobre las clases trabajadoras fue signifi­
cativo y aumentó el malestar social. Cincuenta o sesenta años antes de
la proclamación de la Independencia se inició un deterioro general y
Paulatino de los niveles de vida de las clases bajas lo que sumado al ma-
360 TEORiA DE LA CONSTITUCIÓN

!estar de los criollos, generó una combin ación explosiva, a la que s e


sumó el problema de la sequía que azotó al país entre 1808 y 181O.
J
.>:\'
'

Los motivos internos se complementan realmente con los externos,


pues hombres como Fray Melchor de Talamantes, sostuvieron como
causas para lograr la independencia de una colonia, que ésta fuera más
poderosa que la metrópoli, que la metrópoli fuera conquistada por otra
potencia, que la metrópoli cambiara de religión o que no se preocupara
del bienestar de la colonia, entre otras, las ideas de Talamantes nos lle­
van de nueva cuenta a comparar a México y los Estados Unidos, de
suerte que bien estudiado el esquema económico mexicano, puede apre­
ciarse un control directo desde España en todos los ámbitos económi­
cos; bajo la premisa de proteger los intereses peninsulares ante una
eventual competencia de las colonias, lo que generó un sistema agrario;
lo mismo que el ganadero prácticamente de autoconsumo y para satis­
facer la demanda de aproximadamente seis millones de habitantes en
un territorio de más de cuatro millones de habitantes.
La marina mercante, la armada y los astilleros para grandes barcos
eran prácticamente españoles, por lo que el comercio obedecía exclusi­
vamente a los intereses peninsulares; la pesca y los astilleros, no fueron
actividades muy desarrolladas. Los Estados Unidos de América, por el
contrario, desarrollaron un proyecto económico industrial en las colo­
nias del norte, en tanto que al sur, se estableció un proyecto agropecua­
rio, de forma que se complementaban mediante el comercio y la pesca,
los impuestos fueron meramente simbólicos hasta el momento que los
ingleses quisieron establecer un sistema impositivo, que fue el pretexto
que finalmente dio motivo para la independencia de las trece colonias.
Con lo expuesto simplemente deseamos sostener la idea de Don
Carlos Pereyra cuando afirma que: la independencia de los Estados
U nidos de América se da como resultado de un movimiento económico
interno de carácter expansivo; en tanto que; la Independencia de Méxi­
co, se explica como parte de la desintegración del Imperio Español.
Las ideas expresadas nos conducen de nueva cuenta a Talamantes Y
nos sitúan en dos escenarios diferentes, los Estados Unidos llegan a su
independencia por ser iguales a la metrópoli que los tenía dominados,
en tanto que México adquiere su independencia bajo la premisa de que
su metrópoli recientemente había sido conquistada, lo expuesto no ten­
dría relevancia si no nos sirviera para entender la situación que tuvo
que enfrentar nuestro país al momento de su independencia; un sisterna
agrícola y ganadero precarios, una marina mercante y una armada, lo
mismo que astilleros prácticamente inexistentes, el sistema económicO
giraba en torno a la minería, concretamente la plata, actividad que con
la revolución de independencia se vio seriamente afectada, con los con­
secuentes efectos económicos para el país.
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateo' Santillán 361

Al panorama anterior, hay que agregar en el ámbito externo que:


España no reconocía nuestra independencia; que, los Estados Unidos e
Inglaterra tenían intereses sobre nuestros territorios; que, los intereses
L'Xtranjeros tenían su representación en las logias masónicas, la yorqui­
na con influencia pro norteamericana, la escocesa con influencia pro
L'Uropea.
Como puede observarse, el panorama político económico al mo­
mento de la consumación de la independencia; era extremadamente di­
lícil, los yorquinos formarían el partido liberal, los escoceses crearían el
partido conservador, la lucha se dio desde el primer día, cada partido
tenía un proyecto distinto desde la forma de gobierno, hasta las alianzas
internacionales. La lucha no se hizo esperar, cuando sesionaba el pri­
mer constituyente mexicano, Agustín de Iturbide movió a los grupos en
L'l poder para que lo proclamaran Emperador, lo que generó la animad­
' ersión de las provincias, que se autoproclamaron Estados, y en conjun­
to con el Plan de Casamata del general Echavarri, derrocaron al Empe­
rador, y convocaron al segundo constituyente que tuvo la tarea de crear
el Acta Constitutiva de la Nación y la Constitución Federal de 1824, sin
embargo, antes de continuar, debemos regresar para observar algunos
de los documentos que precedieron a nuestra primera Constitución
Federal.

13.3. CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ DE 1812


Y SU INFLUENCIA EN LA NUEVA ESPAÑA

La Constitución de Cádiz fue un magnífico documento que se carac­


terizó por su liberalismo, factor que habría de conducirle finalmente a
la destrucción, en una España en que prevalecían los intereses conser­
' adores, y las tendencias monárquicas.
Para entender la Constitución de Cádiz, es menester recordar que
España vivía la más grave crisis política, económica y militar de su his­
toria, desde la fundación de la monarquía bajo el reinado de los Reyes
Católicos en el siglo XV, dado que Napoleón Bonaparte solicitó permiso al
Rey de España para atravesar con sus tropas el territorio español y de
esta manera poder atacar al reino de Portugal; el Rey español con inge­
nui dad concedió el permiso para el tránsito de las tropas extranjeras, y
se encontró ante la fatalidad para su reino, de que Napoleón simple­
l11ente acantonó sus tropas en España y se declaró su conquistador. A lo
exp uesto debe agregarse que, poco antes de la declaración de conquista
napoleónica, los barbones Carlos IV que había abdicado a favor de su
hijo Fernando VII, entt-aron en conflicto con el pretexto de la sucesión,
es decir, saber quién era el legítimo Rey de España, para lo cual, nom­
braron árbitro a Napoleón en un acto de inaudita candidez que los llevó
f
362 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

a caer prisioneros de Napoleón y después a la abdicación a la Corona


de la Monarquía española.
La abdicación del Rey español no fue aceptada por una gran mayo­
ría del pueblo español, como tampoco lo fue la Constitución de Bayona,
pueblo que con base en la tradición de la escuela clásica española refu­
tó las pretensiones francesas de anexarse a España y su Imperio, auto­
res como Vitoria, Suárez, Vázquez de Menchaca, el Padre Mariana, en­
tre otros, sostuvieron siglos antes que Rousseau que la soberanía residía
en el pueblo, el cual, nunca la perdía, y a esto llamaron pactum societa­
tis, ahora bien, el pueblo soberano tenía el derecho de darse una autori­
dad o Rey, de suerte que, nombrado el Rey, el pueblo conservaba la so­
beranía, lo que no impedía que se diera un segundo pacto, es decir, el
pactum subectionis.
La ocupación francesa generó una reacción generalizada contra
Napoleón, a quien niegan incluso, el calificativo de conquistador toda
vez que, la ocupación de España se dio por engaño.
En cuanto a la abdicación del Rey se declaró nula, pues se sostuvo
que existía un pacto entre el Rey y el reino, mismo que se ratificaba por
un juramento, y este hecho creaba un vínculo que no podía disolver el
Rey sin el consentimiento del pueblo, razón que nos permite entender el
hecho de que al no aceptarse la renuncia al trono de Fernando VII, se
consideró que el pueblo reasumía el poder con fundamento en las tesis
de la Escuela Clásica Española, y en consecuencia, se encontraba en
ocasión de ejercer directamente la soberanía.
El pueblo español en la península ibérica y en las provincias ameri­
canas reasumió su soberanía y lo hizo en ocasiones solo, y en ocasiones
de acuerdo con las autoridades de suerte que, constituyó juntas, a las
que calificó de Supremas o Soberanas en virtud de que no admitían au­
toridad superior y particularmente porque, ejercían la soberanía en
nombre propio y no por delegación.'
El movimiento creador se extendió por todas las provincias y reinos
españoles, de suerte que para alcanzar sus fines de resistencia, deciden
unirse federativamente a fin de constituir una gran junta.
a
El 25 de septiembre de 1808 se constituyó un Gran Juez la "Junt
ara
Central Suprema y Gubernativa de España e Indias" que adoptó p
su tratamiento el de majestad y para su presidente el de alteza. .
acatada por toda España Y casl
La Junta Central fue reconocida y
león
por toda América, sin embargo, la contraofensiva que efectuó Napo

1 GARCÍA GALLO, Alfonso, Manual de Historia del Derecho Españo l. Tomo J. AGES.A,
Madrid 1984 p. 856.
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateos Santillán 363

puso en serios aprietos a la Junta, al extremo de que a mediados de 181 O


se teme la caída definitiva de España.2
Los pueblos de la América Española veían con profundo interés los
sucesos de España, por un lado Napoleón les ofreció mediante mani­
fiesto de 18 de septiembre de 1809 ayudarles a obtener su independen­
cia, tal y como apoyó a las colonias inglesas para obtener su indepen­
dencia de la Gran Bretaña con el establecimiento de un comité francés
en Baltimore, un segundo elemento externo de influencia era el papel
que jugaban Inglaterra y los mismos Estados Unidos de América ante la
ocupación francesa de España, pues esta circunstancia, les prometía
grandes beneficios militares y comerciales.
Las Cortes de Cádiz, al igual que las antiguas cortes españolas se
consideraron la legítima representación del reino, sin embargo, para su
constitución se abandonó el antiguo sistema de representación por esta­
mentos y se creó un complejo sistema de votación indirecto que conser­
vó algunos de los rasgos históricos a fin de garantizar la sobrerrepre­
sentación peninsular sobre la de las provincias.
Las Cortes de Cádiz se reunieron el 24 de septiembre de 1810 jura­
ron la constitución el 19 de marzo de 1812, y la promulgaron el 28 de
marzo de 1812; a ellas acudieron diputados de todos los reinos y pro­
vincias americanas, lo que incluía a los diputados de la Nueva España.
Existe polémica en cuanto el número de diputados novohispanos
que acudieron a Cádiz, aun cuando nos inclinaremos por la referencia
que hace José Barragán por lo detallado de sus investigaciones sobre el
tema, nos refiere que asistieron 22 diputados contabilizando a los pro­
pietarios y a los suplentes, dentro de los cuales predominaban los ecle­
siásticos, cuyos nombres citaremos en líneas posteriores.3
El Constituyente Gaditano, lo mismo que los primeros constituyen­
tes del México independiente, se ocuparon de funciones legislativas or­
di narias adicionales a su tarea de crear .el texto constitucional.
En la Nueva España, la Constitución de Cádiz fue jurada el 30 de
sep tiembre de 1812, el maestro Tena Ramírez nos relata que fue sus­
pendida por el Virrey Venegas y restablecida en alguna de sus partes
Por Calleja.4 Al recuperar la libertad Fernando VII uno de sus primeros
Propósitos fue restaurar el antiguo sistema absolutista español, razón
Por la que desconoció la Constitución de Cádiz, en mayo de 1814, sin

2 lhidem.

1 Para un estudio más amplio sobre el tema se recomienda ver BARRAGÁN BARRAGÁN,
José. Juicio de Residetzcia e>l el origen del juicio de amparo mexicww, Valencia 1972. tesis
Para obtener el grado de Doctor en Derecho. Editada Universidad de Valencia.
4 TENA RAMíREZ, Felipe. Leyes Fundamentales de México 1808-1882, Porrúa, México,
1982 p. 59.
.

364 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

embargo la vigencia de la Constitución de Cádiz fue restablecida en


España y en México a raíz del levantamiento del General Riego e n con­
tra del Rey, de suerte Fernando VII la juró en marzo de 1820, en la
Nueva España el Virrey la juró el 31 de mayo de 1820.
No debemos olvidar que al momento de la independencia continuó
vigente por mandato el Plan de Iguala, y varias de sus leyes, concreta­
mente las de materia penal y civil, sirvieron como legislación federal
mexicana hasta la creación de los primeros códigos federales mexica­
nos de esas materias, alrededor de la séptima década del siglo XIX y du­
rante los debates de la Constitución de 1917, cuando se discutía el
artículo 27. se hizo patente, por parte de los Constituyentes, que las
principales regulaciones agrarias a principios del siglo XX provenían de
la tradición española. Al paso de los años, ante el olvido de estudiar
objetivamente las tradiciones españolas, se ha llegado al extremo de
pretender que los españoles copiaron el liberalismo francés, que imita­
ron a Rousseau y al resto de los clásicos franceses, lo cual es absoluta­
mente falso y puede corroborarse fácilmente con la lectura del Diario
de Sesiones.
En los debates del Constituyente Gaditano se distinguieron un gru­
po de diputados mexicanos por su elocuencia, su firmeza y la calidad de
sus intervenciones, nos narra Barragán que los 22 que participaron fue­
ron: Beye, Cárdenas, Cauto, Munilla, Foncerrada, Lastiri, Gordoa, Güe­
reña, Guridi, Terán, Maldonado, Maniao, Mendiola, Moreno, Obregón,
Pino, Pérez, Ramos Arizpe, Robles, San Martín, Sabariego, Uria, sus
participaciones en la definición del concepto de soberanía, en la defen­
sa de los derechos de los americanos, y en general en su participación
dentro de las corrientes más progresistas de la época. Muchos de esos
diputados, años después fueron constituyentes en México, donde logra­
ron alcanzar varios de los objetos que no pudieron obtener en España.
La Constitución de Cádiz no contiene un catálogo o listado de dere­
chos humanos como la francesa, sin embargo, si se estudia con deteni­
miento el texto de sus 384 artículos, nos percataremos que nos encon­
tramos ante una Constitución de corte liberal, que además de establecer
una monarquía constitucional (Art. 14 ) en contraposición de la monar­
quía absoluta que prevaleció hasta antes de la invasión napoleónica, a
lo largo de su texto va a contener una gran cantidad de derechos huma­
nos y sus correspondientes garantías.
En contraposición y como un grave defecto, que causó la animad­
versión de los diputados americanos, y su enfrentamiento con los dipU·
tados peninsulares, quedó el artículo 22 que limitaba el derecho de ciu­
dad o como hoy en día se conoce, la ciudadanía, "a los españoles que
"
por cualquier línea son habidos y reputados por originarios de África
esto, aún cuando se les daba la oportunidad de obtener la ciudadania
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateos Santillán 365

por los méritos. En mi particular opinión, esta desafortunada disposi­


ción avivó los ánimos encendidos por el deseo de independencia que se
\ivía en la América Española. Si los españoles hubieran concedido la
igualdad jurídica a todos los habitantes de la Monarquía, es probable
que las circunstancias hubieran variado.
Después de la parte orgánica, la Constitución de Cádiz contiene una
amplia regulación de las facultades de las Cortes y de su forma de elec­
ción, en 140 artículos, que van del 27 al 167, los diputados gaditanos
establecieron un verdadero sistema electoral donde se regulaba el modo
en que habrían de formarse las Cortes.
El sistema electoral español: era un sistema electoral indirecto, que
tenía como base las juntas electorales de parroquia, el segundo nivel se
encontraba en las juntas electorales de partido y el tercer nivel se en­
contraba en las juntas electorales de provincia.
El título IV, dividido en siete capítulos que, incluían del artículo 168
al 241 se refiere al Rey, cuya persona se considera sagrada e inviolable
\ no estaba sometida a las responsabilidades, se establecen las reglas
que se seguirían en la sucesión de la Corona, de los casos en que fuera
necesaria la figura de la regencia por la minoría de edad del Rey, de
la familia real y del príncipe heredero. En el mismo título se regulan
las atribuciones y responsabilidades de los siete secretarios del des­
pacho, destacándose el artículo 225 que establecía que sin el refren­
do del secretario del despacho nadie estaba obligado a obedecer las ór­
denes del Rey, o el artículo 226 que establecía "Los secretarios del
despacho serán responsables a las Cortes de las órdenes que autoricen
contra la Constitución o las leyes, sin que les sirva de excusa haberlo
mandado el Rey".
El capítulo VII del título IV, se refería a las características del Con­
sejo de Estado.
El título V relativo a los tribunales y a la administración de justicia
en lo civil y en lo criminal, resulta particularmente interesante pues es­
tableció principios aún vigentes hoy en día, como el relativo a que nadie
puede ser juzgado sino por tribunal competente, (Art. 247) nadie podía
ser preso sin que precediera información sumaria del hecho y manda­
miento del juez por escrito, (Art. 287) se prohibieron el tormento Y los
apremios, (Art. 303) etc.
El título VI establecía la forma del gobierno interior de las provin­
cias y de los pueblos, en cuanto a éstos últimos se decía que serían go­
bernados por un ayuntamiento, que se compondría de un alcalde, regi­
dores y el procurador síndico (Art. 309).
Para el gobierno de las provincias se establecía que el Rey nombra­
ría un jefe superior en cada una de ellas, pero lo más relevante fue que
se estableció en el artículo 325 que en cada provincia habría una dipu-
366 TEORÍA DE LA CONSTITUCiÓ
N

tación llamada provincial, encabezada por el jefe superior y formada de


siete individuos electos por las juntas de partido. Natie Lee Benson ,s
hizo una valiosa investigación sobre el destacado papel que las diputa.
ciones provinciales jugaron en la independencia de México y en la for­
mación del federalismo mexicano.
El título VII se refería a las contribuciones, el título VIII a la fuerza
militar, el título IX a la instrucción pública y el título X a la observancia
de la Constitución y la manera de reformarla.

13.4. CONSTITUCIÓN DE APATZINGÁN


DE 1814 Y SUS DECISIONES
POLÍTICO-JURÍDICAS FUNDAMENTALES

A la muerte de Hidalgo, Ignacio López Rayón, que a la sazón se en­


contraba en Saltillo, se dirigió al centro de la República para luego en­
caminarse a Michoacán, lugar en que, el 19 de agosto de 1811 instaló
en Zitácuaro la Suprema Junta Nacional Americana, encargada de go­
bernar a la Nueva España en nombre y en ausencia de Fernando VII.6
La Junta fue encabezada por López Rayón y la complementaban José
María Liceaga y José Sixto Verduzco, éste último, además, representaba
a Morelos en dicha Junta.
Desde los primeros momentos de la Independencia, cuando Hidalgo
llegó a Guadalajara el 26 de noviembre de 181 O y formó un gobierno,
en el que López Rayón fungió como Ministro de Estado y Despacho, se
tuvo presente la necesidad de formar un congreso con representantes
de diversas provincias. 7
La idea de conformar un congreso tuvo que enfrentar los problemas
que las circunstancias bélicas le oponían, lo mismo que las desavenen­
cias de los integrantes de la Junta Nacional.
En su proyecto de Constitución Rayón proponía cinco individuos
para la Junta, Morelos optó por reunirlos en Chilpancingo y que la pro­
vincia de Oaxaca eligiera el so vocal entre los suyos, después de reunida
la Junta se intentaría limar las asperezas. Nos cuenta Lucas Alamán
que Rayón deseaba como so vocal a Jacobo Villaurrutia, pero que en
realidad solo quería hacer tiempo, 8 lo que llevó a Morelos, ante las eva-

5 LEE BENSON, Nattie, La diputación provincial y el federalismo mexicano, El ColegiO


de México, UNAM, México, 1994.
6 TENA RAMÍREZ, Felipe, op. cit., p. 23.

7 DE LA TORRE DEL VILLAR, Ernesto, La indepetzdencia de México, FCE, México, !994,


p. 84.
8 ALAMÁN, Lucas, Historia de México, Col. Clásicos de la historia de México, FCE.
México, 1985, Tomo 111, p. 551.
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXI CANO - J. Mateos Santillán 367

sivas de Rayón, a convocar un Congreso en Chilpancingo, para lo cual


lanzó la convocatoria el 28 de junio, cabe señalar que a pesar de sus jus­
tificaciones, López Rayón asistió al congreso y prestó juramento el 4 de
noviembre de 1813.
En el reglamento para el Congreso se estipuló que los individuos de
la Junta serían integrantes del Congreso, Oaxaca elegiría al suyo y Tec­
pan lo mismo, el congreso decidiría por las demás provincias, ocupadas
por los realistas, nombrando a los suplentes. Los militares con nivel de
coronel en adelante decidieron entre los cuatro capitanes generales: Ra­
yón, Verdusco, Liceaga y Morelos, quien sería generalísimo, y por lo
mismo, encargado del Poder Ejecutivo, obtuvo el cargo Morelos.
El 14 de septiembre de 1813 se instaló el Congreso en la parroquia
de Chilpancingo, tras un breve discurso de Morelos, se leyeron los Sen­
timientos de la Nación y la lista de integrantes del Congreso. Al día si­
guiente el Congreso nombró a Morelos generalísimo.
El Congreso asumió diversas tareas, entre las que se encontraban la
Declaración de Independencia y la Constitución, la primera fue procla­
mada el 6 de noviembre de 1813 y fue firmada por Quintana Roo, He­
rrera, Bustamante, Verdusco, Liceaga, Ortiz de Zárate y López Rayón,
aun cuando se debe consignar que éste último deseaba consolidarla
bajo el nombre de Fernando VII.
Morelos pretendía establecer el Congreso en Valladolid, pero en su
intento de ocupar la ciudad fue derrotado por lturbide en Puruaran.
Matamoros fue hecho prisionero y fusilado, Morelos tomó la decisión de
nombrar a Rosains teniente general, lo que no fue bien visto por los mi­
litares, que no aceptaban que un civil ocupase el cargo, como conse­
cuencia el Congreso reunido en Tlacotepec, destituyó a Morelos y se
hizo cargo del poder ejecutivo. Antes de partir de Tlacotepec el Congre­
so decidió aumentar el número de integrantes, elegidos por el mismo
Congreso a falta de ejecutivo.
Las condiciones militares llevaron al Congreso a trasladarse a Urua­
pan, luego a la Hacienda de Santa Efigenia, de Puturo a Tiripitio, de los
Laureles a Apatzingán, huyendo de los realistas, sin dinero, alimento es­
caso, guardia sin armamento de consideración, la situación era tan pre­
caria que "las sesiones se tenían bajo los árboles", lo que exponía a los
integrantes del Congreso a continuos riesgos y los sujetaba a las mayo­
res privaciones, "rara vez recibían algún prorrateo en reales, que nunca
excedía de cinco o seis pesos: dábaseles ración de víveres, lo mismo que
a los soldados de su escolta, que eran ochenta hombres desnudos y de­
sarmados, pues no tenían mas que cinco fusiles que servían para dar la
guardia... haciendo vida en común, alojándose en chozas que encontra­
ban, y por no tener ésta capacidad bastante, las sesiones se tenían bajo
1.fF.
.;.•

368 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

los árboles, pues siempre en medio de tantas penalidades, continuaban


en el desempeño de sus funciones".�
En esas condiciones se elaboró la Constitución de Apatzingán, san.
cionada el 22 de octubre de 1814. Constitución provisional, para en tan.
to la Nación se liberaba de los españoles y se diera una permanente.
El 22 de octubre de 1814, se sancionó en la Ciudad de Apatzingán
el Decreto Constitucional para la libertad de la América Mexicana, el 22
de diciembre de 1815 Morelos muere fusilado en San Cristóbal Ecatepec.
La Constitución de Apatzingán se componía de 242 artículos, cuen.
ta con una parte dogmática que comprendía del artículo 1 al artículo 41,
o

en ella se establecen como principios o elementos constitucionales, la


religión católica como religión de Estado, la definición de soberanía se
establece como la facultad de dictar leyes y darse la forma de gobierno
que más le convenga a la Nación y radica originariamente en el pueblo
y su ejercicio en la representación nacional compuesta de diputados.
La Constitución de Apatzingán establecía la representación supleto·
ria en caso de que no pudiera efectuarse la elección correspondiente y en
el artículo 9, refrenda un principio que desde el siglo XIII contenían las
7 partidas, el título de conquista no legitima los actos del conquistador,
esto para preservar a la nación frente a otras naciones, en tanto que,
para preservar a la nación de los ataques internos, el artículo 10 califi·
caba a los ataques contra la soberanía del pueblo como "delitos de lesa
nación".
Los artículos 13 a 17, regulaban la calidad de ciudadanos y los ar­
tículos 18 a 23, establecían las características de la ley. En el capítulo V
de la parte dogmática, se establecieron los derechos de igualdad, segu­
ridad, propiedad y libertad de los ciudadanos en tanto que; el artículo 41
establecía las obligaciones del ciudadano.
En cuanto a la parte orgánica, llevaba el título de: Forma de Go­
bierno, en ella se encontraban desde las provincias que conformaban la
América Mexicana, pasando por la división de poderes que se haría
en tres corporaciones: el Supremo Congreso, el Supremo Gobierno Y
el Supremo Tribunal de Justicia, con sus correspondientes atribucio­
nes y sistema electoral, muy semejante al que estableció la Constitución
de Cádiz.
La base para las elecciones la constituían: las Juntas Electorales de
Parroquia, que a su vez integraban con sus compromisarios o electores
a las Juntas Electorales de Partido, que elegían a un elector de partido;
que a su vez, se integraba a una Junta Electoral de Provincia en cuyo
seno se elegía a los diputados.

� Ihidem, Tomo IV, p. 117.


EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateos Santillán 369

Los individuos del gobierno eran electos en sesión secreta del Con­
greso a pluralidad absoluta de votos, en tanto que, también correspon­
día la nominación de los cinco individuos que componían el Supremo
Tribunal de Justicia al Congreso.
Adicionalmente y en el marco de la más pura tradición española, la
Constitución de Apatzingán establecía la figura de un Tribunal de resi­
dencia compuesto de siete jueces electos por el Congreso en suerte, en­
tre los nombrados por las provincias, el papel fundamental del Tribunal
de residencia era conocer privativamente de las causas de los indivi­
duos del Congreso, del Gobierno y del Supremo Tribunal de Justicia.

13.5. PLAN DE IGUALA,


LOS TRATADOS DE CÓRDOVA DE 1821
Y SUS IDEAS FUNDAMENTALES

En México nos esforzamos por caracterizar al movimiento de inde­


pendencia como una acción continua que se inicia en 181 O y concluye
en 1821, con lo que se trata de exaltar la figura de Hidalgo, Morelos,
Allende, Aldama, entre otros, sin embargo, la versión conservadora de la
historia nos ofrece una explicación que disocia los movimientos de
iniciación y consumación en dos procesos diferenciados que mantuvie­
ron un vínculo existencial muy tenue mediante la existencia de un mo­
\imiento guerrillero muy regionalizado, que se dio a la muerte de More­
los y Mina.
Las palabras de Iturbide ante el Congreso en 1823 nos dejan en cla­
ro esta versión de la historia que nos ofrece la posibilidad de entender
que en su origen, la independencia de México es un movimiento de ma­
sas acaudillado por unos cuantos criollos, en tanto que, la consumación
es un movimiento de criollos al interior del ejército español, que enca­
bezó Agustín de Iturbide quien se caracterizó en la etapa anterior, por
ser un despiadado persecutor de insurgentes.
La versión de la historia liberal realza el papel de los grupos Insur­
gentes en la consumación de la independencia, la versión conservadora
la minimiza, lo cierto es que, en el Acta de Independencia de México,
no aparece la firma de Vicente Guerrero ni de los principales líderes in­
surgentes y sí en cambio la de los hombres que representaban a los fac­
tores reales de poder de la época.
Nos parece que las versiones históricas de liberales y conservadores
no responden cabalmente a la objetividad, pues a lo largo del siglo XX se
Pretendió, en otro extremo, menospreciar el papel de Iturbide como
consumador de la Independencia.
El Plan de Iguala nos ubica en un punto medio, la fuerza indiscuti­
ble de Iturbide y la presencia regionalizada pero sistemática de Guerre-
370 TEORfA DE LA CONSTITUCIÓN

ro; la debilidad de España frente a los intereses norteamericanos y eu­


ropeos representados en las logias masónicas; los intereses peninsulares
frente a los intereses criollos, en general, una situación compleja de in­
tereses contradictorios donde la conjura de la profesa jugó un papel de­
finitivo, en virtud de que uno de los conjurados, Agustín de Iturbide, fue
nombrado jefe del ejército realista que habría de combatir a las tropas
insurgentes en 1820.
Iturbide, hombre astuto, asumió el mando del ejército, no para
combatir a los Insurgentes, sino para dirigirlo contra la propia España
y consumar la independencia, de suerte que, para tal efecto convocó a
Guerrero, a los jefes realistas, al alto clero, a las Cortes e incluso al mis­
mo Rey, por lo que, levantó dos actas durante los primeros días del mes
de marzo de 1821, cabe aclarar que, a la segunda acta se incorporó el
Plan de Iguala cuya promulgación se verificó el 24 de febrero de 1821.
Resulta relevante observar como un grupo de mexicanos deseaban
nombrar a Iturbide teniente general de las fuerzas armadas mexicanas
pero él rehusó al nombramiento.
Dentro de los aspectos relevantes que caracterizan al Plan de Iguala
encontramos en los 23 artículos que lo componen, los siguientes prin­
cipios:
La religión católica sería la religión de Estado, el país se declaraba
independiente pero abrazaría la forma de gobierno de monarquía cons­
titucional a cuyo frente se proponía la presencia de Fernando VII o
cualquiera de su dinastía, y en caso extremo, de cualquier dinastía rei­
nante, con la idea de "precaver los atentados funestos de la ambición"
(Art. 4).
El gobierno transitorio lo habría de desempeñar una junta guberna­
tiva hasta la llegada del Rey, sin embargo, si Fernando VII resolvía no
acudir a México, la Junta o la Regencia gobernarían en tanto se resolvía
quien debía ser Rey de México.
Como garante de la seguridad nacional se sostenía al llamado ejér­
cito de las tres garantías.
Al clero y a la burocracia se les respetaban sus fueros y empleos, res­
pectivamente, en lo jurídico, el artículo 20 sostenía: "Mientras se reúnen
las Cortes, se procederá en los delitos con total arreglo a la Constitu·
ción Española".
Y finalmente el artículo 23 establecía la naturaleza del Congreso a

que debía convocarse:

Como las Cortes que se han de formar son constituyentes, deben de s


erel�
gidos los diputados bajo este concepto. La Junta determinará las regla sYe
'
tiempo necesarios para el efecto.
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateos Santillán 371

La finalidad del Plan de Iguala era alcanzar la independencia sin


derramar sangre, meta que alcanzó el Plan de Iguala.
El 24 de agosto de 1821, se reunieron en la Villa de Córdova el se­
ñor Don Juan O'Donojú, teniente general de los ejércitos de España y
Don Agustín de Iturbide, en su calidad de primer jefe del ejército impe­
rial mexicano de las tres garantías.
En la reunión se ponderó la situación que imperaba en México,
donde existía el ejército de las tres garantías para salvaguardar la inde­
pendencia y sólo quedaban por el antiguo gobierno las plazas de Vera­
cruz y Acapulco, desguarnecidas y sin medios de resistir un sitio bien
cstablecido.10
En la reunión de 24 de agosto de 1821 se firmó un documento por
duplicado que llevó el nombre de Tratados de Córdoba, contiene 17 ar­
tículos entre los que destaca:
• El artículo 1 reconoce la independencia de México y en el segun­
o

do, se establece que el gobierno del Imperio mexicano sería mo­


nárquico constitucional moderado.
• El artículo 3° establecía el orden de personajes a quien se invita­
ría para reinar en el Imperio mexicano, en primer lugar fue Car­
los IV, en caso de no admisión, Fernando VII, en caso de no ad­
misión su hermano D. Francisco de Paula; por la no admisión D.
Carlos Luis, infante de España y por no admisión el que las Cor­
tes del Imperio designaren, un requisito particular se asentaba en
el artículo 4, el cual establecía que la Corte del Emperador se es­
tablecería en la Ciudad de México.
• El artículo 6 instituía que, se nombraría conforme al espíritu del
Plan de Iguala, una Junta compuesta por los primeros hombres
del Imperio por sus virtudes, por sus destinos, por sus fortunas en
número bastante considerable "para que la reunión de luces ase­
gure el acierto en sus determinaciones, que serán emanaciones de
la autoridad y facultades que les conceden los artículos siguientes".
• Para entender el papel que habría de jugar Iturbide en su carrera
hacia el papel de Emperador hay que observar que los Tratados
de Córdova establecieron del artículo 6 al 17 un complejo meca­
nismo para el ejercicio del poder público, en el artículo 8 se nom­
bra a Juan O'Donojú integrante de la Junta provisional gubernati­
va, en el 9 se establece que la Junta tendrá un presidente que

10 Diario Político Militar Mexicano 3 de sep. 1821. Cfr. GARCÍA, Genaro, Documentos
lii.>tóricos Mexicanos, Tomo IV, Comisión Nacional de Estudios Históricos de la Revolu­
ción Mexicana, México, 1985.
'
372 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

podía ser nombrado entre sus integrantes o fuera de ella, pero


que sería nombrado por la pluralidad absoluta de sufragios.
• El artículo 11 instauraba que una vez nombrado el presidente de
la Junta, ésta designaría una regencia compuesta de tres personas
"de su seno o fuera de él, en quien resida el poder ejecutivo, y que
gobierne en nombre del Monarca, hasta que empuñe el cetro del
Imperio".
• El artículo 13 contenía la obligación para la Regencia, de que una
vez designada procedería a convocar al Congreso Constituyente a
que hacía referencia el artículo 24 del Plan de Iguala. Como se
quería evitar el principio de acumulación de poderes, los Trata­
dos de Córdova establecieron que el poder ejecutivo se deposita­
ría en la regencia y el legislativo en las Cortes, sin embargo, para
evitar que la regencia acumulase los dos poderes antes de la inte­
gración del Congreso, la junta provisional desarrollaría interina­
mente el papel de poder legislativo.
• El artículo 15 concedía el derecho a los europeos avecindados en
México y a los americanos avecindados en España, para decidir
sobre su nacionalidad. Con excepción de los empleados públicos
o militares notoriamente desafectos a la independencia de México.

En el artículo 17 Juan O'Donojú se compromete a la retirada de las


tropas españolas de la Ciudad de México para evitar un baño de sangre
innecesario. -,-

13.6. CONSTITUCIÓN FEDERAL


DE 1824 Y LAS IDEAS FUNDAMENTALES
DE LOS CONSTITUYENTES

Al momento de la consumación de la independencia de México


en 1821 se creó la Suprema Junta Provisional Gubernativa que tuvo
como base los postulados del Plan de Iguala con la misión específica de
convocar a Cortes Constituyentes determinando reglas y el tiempo nece­
sario para el efecto. 11
La convocatoria a Cortes Constituyentes fue objeto de múltiples Y
muy encontrados debates, sin excluir, por supuesto, las presiones que
realizaba Iturbide en su doble carácter de Presidente de la Junta y de la ·

Regencia para imponer un escenario favorable a sus intereses.


El 6 de febrero de 1822, se nombró a la Comisión que se haría car­
go de la instalación del Primer Congreso Constituyente, el cual inició

11 BARRAGÁN BARRAGÁN, José, bllruducció11 al federalismo, Universidad de Guadalaja·


ra, México, 1994, p. 3.
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateos Santillán 373

sus trabajos con la presencia de ciento dos diputados, que desecharon


el sistema de dos salas, propuesto por Iturbide y aprobado por la Supre­
ma Junta Provisional Gubernativa.
El primer constituyente confirmó el 25 de febrero de 1822 a todas
las autoridades del país según las leyes vigentes, que no eran otras que
la legislación española y, en especial la gaditana.
El 27 de febrero de 1822 se aprobó que, el Congreso adoptara el re­
glamento de la Suprema Junta Provisional Gubernativa, en tanto no se
expidiera el propio, lo cual no ocurrió sino hasta el 25 de abril de 1823.
La suerte del Primer Congreso Constituyente Mexicano se decidió
cuando tuvo que enfrentar las pretensiones absolutistas de lturbide,
quien la noche del 18 de mayo de 1822 con apoyo de la parte del ejérci­
to que le era leal y la población de la Ciudad de México, se proclamó
Emperador de la América Mexicana.
En respuesta, durante la sesión del 19 de mayo de 1822, el diputado
Miguel Guridi y Alcacer expresó que los poderes de los diputados esta­
ban muy limitados y no podían sancionar las aclamaciones del ejército
\ del pueblo de la Ciudad de México, postura que es seguida por los di­
putados San Martín, José Ignacio Gutiérrez, Terán, Anzorena y Francis­
co Rivas entre otros, quienes sostienen que la soberanía radica en el
pueblo y no solo en la población de la Ciudad de México, además de
que, los representantes de las provincias tenían poderes limitados.'2
La proclamación de lturbide fue aprobada por 77 votos a favor y 15
en contra, aun cuando cabe subrayar que, no se daba el quórum necesa­
rio. El enfrentamiento entre parte del Congreso y el Emperador fue en
aumento, le negaron el atributo de soberano. Los diputados que simpati­
;_aban con el Imperio impulsaban las ideas de Iturbide, los que estaban
en contra fueron presionados y amenazados de muchas formas, finalmen­
te, el 26 de agosto de 1822, Iturbide decide detener a todos los diputa­
dos sospechosos de conjurar en su contra y el 30 de octubre de 1822 di­
suelve el congreso y con los diputados que considera le son afectos crea
la Junta Nacional Instituyente, que sesiona del 2 de noviembre de 1822
al 6 de marzo de 1823, y entre cuyas tareas se encontró la elaboración
del "Proyecto de Reglamento para el Imperio" que fue aprobado por 21
votos y rechazado por 1 7 votos.
Las diputaciones provinciales permanecieron a la expectativa hasta
el momento que, lturbide se proclamó emperador, a partir de ese mo­
mento se generalizaron las protestas mismas que se sumaron a las que
provenían de parte del ejército que se oponía a las pretensiones de Itur-

12 Ihidem p.84.
374 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

bide y que se concretaron el 1 de febrero de 1823 con el llamado Plan


o

de Casa Mata.
La rebelión de Casa Mata, tuvo el efecto de vencer a las tropas de
lturbide, simultáneamente, las provincias se proclaman estados libres y
soberanos.
Los rebeldes de Casa Mata se fijaron dos metas, la primera reins­
taurar al Congreso que recién había disuelto Iturbide, la segunda, que
el Congreso reinstalado convoque a un nuevo constituyente tal y como
lo expresa el artículo 2 del multicitado Plan.
El maestro José Barragán13 nos indica que, fue la diputación pro­
vincial de Jalisco la primera que se pronunció en contra del gobierno
de lturbide y se proclamó a favor de la creación de una gran federación
mexicana, razón que expresó en el "Manifiesto que hace la diputación
provincial del Estado Libre de Jalisco, del Derecho y conveniencia de su
pronunciamiento en República Federada" .14
El ejemplo de Jalisco fue seguido por otras provincias, que reasu­
mieron su soberanía y se proclamaron Estados Libres Independientes y
Soberanos, con anterioridad a la creación de la Constitución Federal,
consta que hicieron lo mismo que Jalisco, es decir, se proclamaron
Estados Libres Independientes y Soberanos: Yucatán, entonces abarca­
ba a los actuales Estados de Campeche y Quintana Roo; Oaxaca; Mi­
choacán que se extendía aparte de lo que actualmente es el Estado de
Guerrero, Querétaro y Zacatecas, que incluía en su territorio al actual
Estado de Aguascalientes.
Es importante detenernos un momento para examinar la cuestión,
pues si tomamos en cuenta la declaración previa de independencia y
reasunción de su soberanía que hicieron los Estados mencionados, que­
da claro que el famoso discurso de Fray Servando Teresa de Mier al que
se conoce como el discurso de las profecías, no es sino una brillante
pieza de oratoria pues en él auguraba la guerra civil en caso de que se
adoptara la República Federal como forma de gobierno, la respuesta in­
mediata a Fray Servando está en que, si el Congreso hubiese adoptado
la forma de gobierno centralista, la guerra civil se hubiese iniciado en
ese mismo instante, pues los Estados que habían reasumido su sobera­
nía la hubieran defendido con las armas.
Tampoco es correcto pensar que la Nueva España era una unidad
monolítica inseparable e indivisible, como se ha repetido con gran fre­
cuencia para diferenciarnos de las 13 colonias del norte, de quien se

13 p. 148.
lhidem
BARRAGÁN BARRAGÁN, José, Principios sohre el federalismo mexicano: 1824, DDF, Co­
14
lección cívica nacional, No. 12, México, 1984, p. 1 1 l.
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateos Santillán 375

dice imitamos extralógicamente el federalismo. En la Nueva España


existieron no solo divisiones políticas administrativas, audiencias diver­
sas y capitanías que coexistían con otro tipo de divisiones, sino que ade­
más existían fuertes intereses regionales perfectamente diferenciados de
los intereses de la Ciudad de México.
De esta forma queda claro que, el federalismo mexicano fue im­
puesto por los Estados de la federación y que el segundo Congreso
Constituyente Mexicano, convocado a raíz del triunfo del movimiento
de Casa Mata, simplemente aceptó lo que era la voluntad popular ma­
yoritaria, aún cuando no única, para desgracia de nuestro país, que con
el pretexto de la forma de gobierno central o federal, tuvo que enfrentar
una serie de guerras civiles que la debilitaron y condujeron muy lejos
del lugar a que aspiraron nuestros antepasados.
No es mi deseo negar la influencia norteamericana en el federalis­
mo mexicano, creo que ésta es manifiesta, pero también lo es que los
constituyentes de 1823-1824 tuvieron presentes los ejemplos alemán,
colombiano, suizo, francés, entre otros y de manera muy destacada el
ejemplo español, de donde se deriva el concepto de soberanía popular,
pues no debemos olvidar que varios de los más destacados constituyen­
tes de 1823-1824, también participaron destacadamente en la elabora­
ción de la Constitución de Cádiz, como fue el caso de Miguel Guridi y
Alcacer y el de Miguel Ramos Arizpe.
El Congreso Constituyente Mexicano de 1823-1824 tuvo un doble
papel, por un lado formular las normas supremas de la nación y de ma­
nera simultánea crear la legislación ordinaria. En cuanto a las normas
supremas, el 31 de enero de 1824 se promulgó el Acta Constitutiva de la
Federación Mexicana y el 4 de octubre de 1824 se promulgó la primera
Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos. Ambos docu­
mentos tuvieron la calidad de textos supremos y coexistieron con el
atributo de supremacía, tal y como lo expresó el constituyente Juan Ca­
yetano Gómez de Portugal en el Congreso Constituyente el 26 de agosto
de 1824 al sostener:

No, señor, el Acta constitutiva no puede dejar de subsistir, aún dada que
sea la Constitución. Si ha habido y ha de haber federación es por el Acta
Constitutiva; quítese ésta, y con sólo ampliar un poco más las atribuciones
de los poderes generales, vino abajo todo el sistema. La Constitución no
pude confundirse con el Acta, ni ésta con la Constitución. Por el Acta es que
los pueblos han pactado gobernarse por un sistema federal, y han reconoci­
do la independencia y soberanía de los diversos estados que hacen la gran
federación; y por la Constitución esencialmente no se hace otra cosa que di­
vidir los poderes generales, y detallar sus atribuciones.
376 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
.,
El día que falte el Acta Constitutiva, las atribuciones de aquellos poderes
generales se extenderán por una órbita tan grande como todo el Anáhuac y
acabó la federación.

El Acta Constitutiva de la Federación constaba de 36 artículos en


ellos se estableció la forma de gobierno federal y la religión católica
como religión única, se aceptó que los Estados de la federación fueran
libres, independientes y soberanos en su régimen interno, se contempló
la división de poderes en legislativo, ejecutivo y judicial, aún cuando se
remitió al texto constitucional el establecer las características y atribu­
ciones que deberían tener cada uno de ellos. El gobierno particular de
los Estados también fue objeto de regulación y se debe subrayar la ge­
neralidad de sus características, concluye con un capítulo de Prevencio­
nes Generales.
De la Constitución Federal de 1824 se debe resaltar su acendrado
espíritu federalista, de suerte que hoy en día, cuando el centralismo se
ha impuesto en la práctica, es difícil entender que en 1824 los Estados
de la federación legislaban en materia de derechos humanos, en educa­
ción y en general en prácticamente todos los ámbitos de la vida cotidia­
na, pues la federación tenía facultades extremadamente limitadas, casi
nulas si se les compara con las que acumula hoy en día. En aquellos
tiempos de la vigencia de la Constitución de 1824, las facultades de los
poderes federales se restringían prácticamente a las relaciones interna­
cionales, la defensa nacional, la hacienda pública federal y la adminis­
tración de los territorios federales.
En contrapartida el margen de maniobra de los Estados de la fede­
ración era muy amplio, incluso hoy nos causa asombro observar como
algunos Estados, al conformar su poder legislativo tenían Cámara de
Senadores local y Cámara de Diputados local.

13.7. LEYES CONSTITUCIONALES DE 1836


Y LAS BASES ORGÁNICAS DE 1843

Pocos hechos históricos han recibido tantos y tan acres ataques


como las Siete Leyes Constitucionales de 1836, la explicación de tal en­
cono resulta relativamente lógica si atendemos al hecho que la explica­
ción histórica que prevaleció a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX
y de todo el siglo XX fue la que sostuvieron los archirrivales del partido
conservador: los liberales, quienes a su triunfo, después de 1867, se en­
cargaron de escribir una historia de partido con una marcada tendencia
maniqueísta, los buenos eran ellos, los liberales, los héroes, por el con­
trario los malos, los culpables de todas las desgracias patrias eran los
conservadores.
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIO NAL MEXICANO � J. Mateos Santillán 377

Una visión tan maniqueísta no puede sostenerse en pleno siglo XXI,


hombres como el distinguido maestro universitario Alfonso Noriega
Cantú así lo percibieron hace décadas, e iniciaron la tarea de revalorar
algunos acontecimientos vinculados al partido conservador.15
La constitución centralista del 36 tuvo una lógica que sus detracto­
res le han querido negar y que se encuentra en el contexto socio político
que prevaleció desde el momento de la independencia hasta 1836.
En lo político debemos recordar que México vivía un escenario bi­
partidista con proyectos político económicos divergentes, de suerte que
cuando hablamos del partido liberal, inmediatamente acuden a nuestra
mente las ideas que asocian en lo económico un proyecto nacional vin­
culado a los Estados Unidos de América y en lo político una forma de
gobierno federalista, si por el contrario, la referencia la hacemos de los
conservadores, entonces lo económico se vincula a Europa y la forma
de gobierno es centralista, de esta forma el bipartidismo mexicano de
los primeros años de la independencia adoptó la forma más peligrosa
para el bienestar de la nación, pues los proyectos político económicos
tan divergentes, pronto enfrentaron a los grupos en constantes guerras
fratricidas.
A los mexicanos que nos tocó vivir los últimos años del siglo XX y los
primeros del siglo XXI nos resulta difícil comprender la magnitud de la
lucha entre federalistas y centralistas, pues nos correspondió vivir un
sistema que en teoría se autocalificaba de federalista, pero que en la
práctica y aún a la letra de múltiples normas es un sistema centralista,
mucho más centralista incluso, nos atrevemos a afirmar, que el sistema
que rige en países con forma de gobierno central, bien sea repúblicas o
incluso monarquías.
El federalismo que caracterizó a la constitución federal de 1824 acep­
tó la soberanía de los Estados en su régimen interno, entendiéndose que
el régimen interno de las Entidades Federativas era inmenso si se le
compara con las escasas atribuciones de la federación, para que se en­
tienda, lo contrario al marco legal que vivimos en la actualidad, el terri­
torio nacional era más del doble de lo que es hoy en día, la población
era de alrededor de 1 O millones de habitantes y el marco legal muy fle­
xible, súmese lo expuesto a las diferencias políticas y económicas de las
diversas regiones y nos encontraremos con un escenario político difícil
v muy criticado por los diversos factores reales de poder de la época,
que veían en la poca población y en la flexibilidad de las instituciones
políticas sendos factores de debilidad.

1' Cfi·. NoRIEGA CANTlJ, Alfonso, El pensamiento cotzsen•ador v el consen•adurismo en


Atéxico, UNAM, vol. 2, México, 1972.
378 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Una de las lecciones más graves que debemos retomar hoy en día es
la relativa a la política de población que se siguió entre 1824 y 1836,
pues eran los Estados quienes formulaban sus propias leyes, el propósi­
to era simple, a semejanza de los Estados Unidos de América, había que
incrementar la población de la República en base a la colonización de
los inmensos terrenos que se encontraban prácticamente baldíos en
todo el norte del país, de suerte que, parte de las expectativas de desa­
rrollo nacional se fundaban en la inmigración de extranjeros católicos y
laboriosos que hicieran productivos los territorios despoblados.
Los Estados formularon sus leyes particulares en la materia y nos
parece de particular interés el caso del Estado de Coahuila y Texas que,
con fundamento en su Constitución, expidió una ley de colonización
cuyo artículo 1 O expresaba:

Si alguno o algunos capitulantes en razón de las familias que hayan intro­


ducido deban adquirir conforme al artículo anterior mayor terreno que el
de once leguas cuadradas, se les concederá, pero tendrán obligación de
enajenar el exceso dentro de doce años, y de no verificarlo, lo hará la auto­
ridad política respectiva vendiéndolo en pública subasta, y entregando a sus

dueños el producto líquido, deducidos todos los costos de venta.

Lo relevante de la cuestión radica en que los colonos que llegaron a


Texas, eran norteamericanos, no necesariamente católicos, que se aco­
gieron a la legislación de población coahuiltexana y que adquirieron te­
rrenos superiores a las once leguas cuadradas, de suerte tal que para
1836-37 tendrían que abandonar gran cantidad de tierras que ocupaban
conforme al artículo lO recién citado, lo expuesto coincidió, para des­
gracia de México, con los proyectos de cambiar la Constitución General
de la República y la forma de gobierno, a lo expuesto debe agregarse
que desde la época de la presidencia de Jefferson, Mr. Livingston opina­
ba que Texas les pertenecía a los Estados Unidos supuestamente porque
formaba parte de la Luisiana, consta incluso que los Estados Unidos in­
tentaron comprar en dos ocasiones el territorio texano a México y sus
propuestas fueron rechazadas.16
Con lo expuesto, deseo dejar en claro que en mi opinión la separa­
ción de Texas obedece más al hecho que los colonos de Texas se encon­
traban próximos a perder sus tierras, como recién se expresó, que a la
indignación que pudiera generar en su ánimos, el cambio de forma de
gobierno.

16 REJóN, Manuel Crescencio, "Obsen•aciones del diputado saliente contra los Trata­
dos de Paz, firmados en la Ciudad de Guadalupe el 2 del próximo pasado febrero" Perió­
dico el Mmlitor Republicano México 12 de mayo de 1848. p. 2.
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL M EXICANO - J. Mateas Santillán 379

Con lo expuesto en líneas anteriores simplemente deseo subrayar


que la Constitución Centralista de 1836, conocida como las Siete Leyes
Constitucionales, merece ser estudiada al margen de los prejuicios que
le rodean.
Es importante recordar que la situación política del país era delica­
da, pues precisamente en la primera elección para relevar de la presi­
dencia al General Guadalupe Victoria, tenemos que enfrentar un primer
golpe de Estado, pues con el levantamiento de la Acordada, se descono­
ció la elección que las legislaturas de los Estados habían realizado en la
persona del General Manuel Gómez Pedraza, y por vía de las armas se
impuso una nueva elección en la que salió electo el General Vicente
Guerrero como Presidente de México.
La caída de Gómez Pedraza y el ascenso de Guerrero provocaron
una serie de movimientos militares que desembocaron un desconoci­
miento y posterior magnicidio de Guerrero, el golpe de Estado de Bus­
tamante y su posterior derrocamiento y particularmente en la designa­
ción de Antonio López de Santa Ana como Presidente de México. A
contexto tan convulsionado debe agregarse que durante la administra­
ción del Vicepresidente Gómez Farías se llevó a cabo una serie de refor­
mas que afectaban al clero, la educación y al ejército por lo que la reac­
ción contra el Vicepresidente fue directamente proporcional a la
magnitud de los agravios que recibieron los grupos descontentos, quie­
nes no se conformaron con regresar las cosas a su estado original con
el apoyo de Santa Anna, sino que para 1835 alcanzaron la mayoría en
el Congreso General y propiciaron la Reforma constitucional en un sen­
tido opuesto al liberal de Gómez Farías.
La posición de Gómez Farías también generó la división de los libe­
rales en dos grupos, uno autocalificado de moderado y el segundo cono­
cido como el partido de los puros, la mayoría liberal se aglutinó en tor­
no a la fracción moderada, sin embargo, la mayoría del Congreso quedó
en manos del partido conservador.
De gran relevancia para entender la Constitución Centralista del 36,
res ulta el análisis de las elecciones de 183 5, puesto que como se ha
dicho, las condiciones político económicas que prevalecían desde el
ascenso a la presidencia del General Guerrero eran críticas, por lo que
desde esas épocas se hablaba de la necesidad de una reforma consti­
tuc ional.
Para diciembre de 1834 Juan Gómez de Navarrete propuso que la
elección del Congreso sirviera como referéndum popular para aprobar
o desaprobar la reforma constitucional con la modificación de la forma
de gobierno incluid a.
Al respecto debemos recordar· que lo s dos grandes pensadores de la
época eran por un lado Emer de Batel y por otro Emanuel J. S ieye s , l as
.,
380 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

tesis de Sieyes referentes al poder constituyente son de sobra conocidas


hoy en día, sin embargo, en 1835 era simplemente una opinión tan sóli­
da como la de Batel quien sostenía que si bien era cierto que el poder
Legislativo no puede cambiar la Constitución, la Nación puede conferir­
le ese poder mediante un mandato expreso, tal y como lo sostenía Gó­
mez de Navarrete.
En marzo de 1835 se reunió el Congreso de la Unión electo con el
mandato específico de cambiar la Constitución, salvaguardando exclusi­
vamente tres principios: la libertad, la religión y la independencia.
En la Cámara de Diputados y en la de Senadores se consideró que
el origen de los problemas que aquejaban al país se encontraba en el fe­
deralismo, en contraposición la minoría en las Cámaras pensó que la
mejor forma de solucionar los problemas del país se encontraba en per­
feccionar el sistema federal.
Entre los argumentos que esgrimió la Comisión de Constitución
para reformar el sistema federal se encuentran los siguientes:

Si los preceptos de las constituciones se amoldaren a las costumbres de los


pueblos, ellos durarán, mas les serán útiles, mas si por el contrario se quie­
ren amoldar las costumbres a los preceptos escritos, aquellos prevalecerán
sobre éstos, ellos caerán en desuso y su olvido, después de haber servido al­
gún tiempo de objeto de infracciones y motivo de persecución y de castigo.
De semejantes constituciones se ha dicho y puede decirse, con verdad,
que sólo son pliegos escritos de papel, sin más fuerza que la que quiere dar­
les el gobierno mientras le conviene y le dejan poder bastante para hacerlo.
De aquí es que la bondad de la Constitución es relativa siempre; que la
excelente para un país es pésima para otro; y que la que ha podido subsistir
en los Estados Unidos del Norte, que adecuada a los habitantes inveterados
de aquellos pueblos, trasladada a nuestro suelo haya sido planta enferma Y
sin vigor. 17

La reforma del sistema de gobierno generó inconformidad en los


Estados, como es el caso de Texas, ya descrito, y el levantamiento del
gobernador Francisco García Salinas de Zacatecas, cuya derrota militar
condujo a su Estado a ser dividido y perder el territorio que hoy en día
ocupa el Estado de Aguascalientes.
Al interior del Congreso la lucha que se dio sobre los alcances de las
facultades del Congreso para reformar la Constitución fue amplia, Se­
nadores como Guadalupe Victoria, Bernardo Couto y Luis G. Cuevas,
entre otros, sostenían la idea de que las juntas electorales no tenían fa­
cultades para conceder al Congreso de la Unión la facultad de reformar
totalmente la Constitución, la mayoría del Congreso sostenía una posi-

17 A.G.N. Historia. vol. 560 cxp. XII foja l.


EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO J. Mateas Santillán
-
381

ción contraria que se concretó en la reforma del sistema federal y la


creación de una nueva Constitución.
Al paso de los años podemos observar que una de las objeciones
fundamentales que se hacen de las Siete Leyes Constitucionales es pre­
cisamente, negarles legitimidad por no ser producto de un poder consti­
tuyente en sentido estricto.
Los aspectos destacables de las Siete Leyes constitucionales son va­
rios, por principio debemos recordar que:
• La primera ley constitucional: consiste en un catálogo de los dere­
chos y obligaciones de los mexicanos y habitantes de la República;
• La segunda ley constitucional: se refirió a la organización de un
supremo poder conservador, poder que los liberales se encarga­
ron de satanizar al grado de que se perdió la objetividad de su
estudio, de esta suerte, resulta extremadamente difícil sostener
que el poder conservador era simplemente un tribunal constitu­
cional semejante a los que se crearon bajo el auspicio de las teo­
rías de Hans Kelsen.

Dentro del dictamen con que se presentó el Poder Conservador en-


contramos las siguientes razones que le fundamentan:

Tampoco basta para una buena constitución organizar bien, en lo especula­


tivo, los poderes sociales, procurando igualar sus pesas para que ninguno
gravite con más fuerza que el otro: es necesario además, que haya balanzas,
y balanza arreglada, en donde contrapuestos hagan nacer el equilibrio.
Solo hábitos muy arraigados en los pueblos pueden suplir la falta de esa ba­
lanza para algún tiempo, más o menos largo, según sea mayor o menor la
fuerza de la costumbre, pero donde esa faltaba es absolutamente necesario
establecer aquella.
Aún cuando estos principios teóricos no estuvieran generalmente recibi­
dos y acreditados, la propia experiencia nos debería bastar para convencer­
nos de que en vano organizaremos entre nosotros los poderes legislativo,
ejecutivo y judicial, lo mejor que nos fuera posible, por medio de restriccio­
nes y trabas establecidas para cada uno, sino arbitramos un modo de que
sean efectivas esas trabas, y cada poder se circunscriba a sus límites consti­
tucionales.18

El papel fundamental que se asignó al Supremo Poder Conservador


es semejante al que hoy en día desempeñan los Tribunales de Constitu­
cionalidad e incluso a las atribuciones que en materia de la resolución
de las Controversias Constitucionales y las acciones de inconstituciona­
lidad tiene la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

18
Ibídem.
382 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

• La tercera ley co11stitucional: regulaba al poder legislativo que se


depositaba en un congreso general compuesto de una Cámara de
Diputados y una Cámara de Senadores, una objeción que se hace
con frecuencia a las Siete Leyes es la relativa a que los individuos
que aspiraban a un cargo popular, debían contar con un capital
que produjera determinada renta anual, la cual variaba en rela­
ción directamente proporcional con el cargo a que se aspirara,
pues en cuanto fuera más alto el puesto, más alto debería ser el
capital que se tuviera.
• La cuarta Ley Constitucional: se refería a la organización del Su­
premo Poder Ejecutivo cuyo mandato se extendía a ocho años y
regulaba cuestiones del consejo de gobierno y del ministerio.
• La quinta Ley Constitucio11al: se refería al Poder Judicial que se
ejercía por una Corte Suprema de Justicia, por Tribunales Supe­
riores de los Departamentos y por Juzgados de Primera Instancia,
los Ministros eran electos de la misma forma que la elección del
Presidente de la República.
• La sexta Ley Constitucional: se ocupaba de la división del territo­
rio de la República en departamentos y la séptima se refería a la
forma de variar las leyes constitucionales.

Como dato de interés podemos observar que no obstante el régimen


establecido era el de República Central, el papel que jugaban los depar­
tamentos, equivalentes de nuestros Estados en el sistema federal, era
protagónico y de gran importancia para el desenvolvimiento de la vida
de la República.

13.7.1. LAS BASES ORGÁNICAS


DE LA REPÚBLICA MEXICANA 1843

Es prácticamente unánime la opinión de los diversos autores sobre


las dificultades que tuvo que enfrentar la vigencia de la Constitución de
36, los problemas se presentaban en el orden internacional así como al
interior de la República, la sucesión de Texas era una herida que desan­
graba al erario y la obsesión por recuperar nuestra provincia afligía a
los corazones de los nacionalistas mexicanos, los intereses expansionis­
tas de Francia se hicieron patentes en la llamada guerra de los pasteles
de 1838-1839 la animadversión de los liberales, moderados y puros con­
tra la República Central y las críticas de los mismos conservadores pro­
dujeron un escenario de crisis política, los gobiernos tenían vidas efíme­
ras, los gabinetes presidenciales eran aún más efímeros.
Antonio López de Santa Ana fue capturado en plena campaña de
Texas, después de lo cual firmó los llamados Tratados de Velasco en los
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateos Santillán 383

que reconocía la independencia de Texas, mismos que fueron denuncia­


dos y tachados de nulos por el presidente interino don José Justo Corro,
razones más que suficientes para que perdiera la presidencia, su suce­
sor, Anastasia Bustamante, enfrentó los problemas con Francia y las lu­
chas internas con mala fortuna, de tal suerte que para principios de 1839
se rehabilitó a Santa Ana, quien hizo eco de los diversos grupos que es­
taban en contra de la Constitución en calidad de presidente interino y
convocó al Supremo Poder Conservador para que declarase cual era la
voluntad nacional y se pudiera modificar la Constitución del 36 antes
del tiempo que ella prefijaba.
Para julio de 1840 los federalistas encabezados por Valentín Gómez
Farias dieron un golpe de estado que fue reprimido rápidamente por el
general Gabriel Valencia, días antes, el 30 de junio, se presentó un pro­
yecto de reformas a la Constitución de 1836, uno de los principales ob­
jetos de ataque era el Supremo Poder Conservador, que para esas fe­
chas, había demostrado sus limitaciones y defectos.
Entre el 8 de agosto de 1840 y el 9 de septiembre del mismo año, se
proclamaron tres movimientos revolucionarios contra el presidente
Bustamante, acaudillados por los generales Paredes Arrillaga, Valencia
y Santa Ana respectivamente, quien en un intento por salvar la situa­
ción ideó convocar a un congreso nacional extraordinario con el fin es­
pecífico de reformar la Constitución.
El 28 de septiembre de 1840 se firmaron las Bases de Tacubaya con
el apoyo de Paredes, Valencia y Santa Ana, quienes desconocían a Bus­
tamante y convocaban a un nuevo Congreso investido de amplias facul­
tades para modificar la Constitución.
En el proyecto de reforma constitucional de 1840 destaca el voto
particular presentado por Don José Fernando Ramírez quien propuso
que el control constitucional no estuviese en un cuarto poder, como era
el caso del Supremo Poder Conservador, sino que esta facultad se tras­
ladara a la Suprema Corte de Justicia.
Al triunfo del movimiento que sostuvo las Bases de Tacubaya se
pospuso la realización de la reforma constitucional que reclamaba la
Nación, sin embargo, las bases no establecieron definiciones previas Y
estipulaban que sería el próximo Congreso quien quedaría facultado
para constituir a la Nación.
El 1 O de diciembre de 1841 se publicó la Convocatoria para la con­
formación del Congreso, las elecciones se verificaron el 1 O de abril de
1842, los resultados fueron semejantes a los de la elección de 1835, el
Partido liberal dividido en moderados y puros eran minoría frente a los
conservadores, aun cuando no en la proporción que hubiese deseado
Santa Ana.
384 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Sin estar plenamente satisfecho de los resultados electorales, Santa


Ana obligó a los diputados recién electos a jurar las Bases de Tacubaya
y se declaró en contra del sistema federal.
El 1O de junio de 1842 iniciaron las sesiones del Congreso. La Comi­
sión de Constitución se formó por: Antonio Díaz Guzmán, Joaquín Ladrón
de Guevara, José Fernando Ramírez, Pedro Ramírez, Juan José Espino­
sa de los Monteros, Mariano Otero y Octaviano Muñoz Ledo, 19 como re­
sultado de los trabajos se elaboraron dos proyectos, uno de la mayoría y
otro presentado por la minoría como voto particular.
No debemos olvidar como parte del escenario político que el Estado
de Yucatán proclamó la reasunción de su soberanía plena y que formó
alianza ofensiva defensiva con los texanos en contra de México.
Cuando el proyecto de la mayoría de la Comisión se sometió a la
consideración del pleno, no obtuvo la aprobación correspondiente por
lo que devuelto a la Comisión, ésta tuvo que formular un nuevo proyec­
to que se presentó el 3 de noviembre de 1842, este nuevo proyecto pre­
tendía flexibilizar la posición del primero y adoptar algunas de las ideas
que los federalistas expresaron en su voto particular, de esta forma, en
tanto que en el Congreso se negociaba o intentaban hacerlo con la fina­
lidad de aproximar las distancias que separaban a liberales y conserva­
dores, los grupos de poder, particularmente la iglesia impugnó acre­
mente los proyectos, posición seguida por Santa Ana y la fracción del
ejército que encabezaba, de forma simultánea algunos departamentos
solicitaron la disolución del Congreso, acto que se logró con el apoyo de
las tropas de los generales Valencia y Bravo, éste último en funciones
de Presidente.
Desaparecido el Congreso, el Presidente Bravo designó ochenta no­
tables para que integraran la Junta Nacional Legislativa con el fin ex­
preso de formular las bases constitucionales que regirían en la Repúbli­
ca, es menester señalar que federalistas prestigiadísimos como Don
Cayetano Portugal, rehusaron formar parte de la Junta.
Como es natural, el procedimiento que se siguió para la formación
de la Junta tenía el propósito tácito de quienes le nombraron de apro­
bar todas las propuestas que les formularan quienes les habían designa­
do, por lo que no debe sorprendernos que la mayoría de las votaciones
se encaminaron a la aprobación sumisa, no ya de las bases para la for­
mulación de una Constitución, como era el propósito original, sino que
formularon una nueva Constitución que llevó el nombre de Bases
Orgánicas de la República Mexicana y fueron publicadas el 14 de ju-

IY
TENA RAMÍREZ, Felipe. op. cit., p. 303.
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO -J. Mateos Santillán
385

nio de 1843, su vigencia fue breve, la Nación mexicana habría de en­


frentar pocos años después, a los Estados Unidos de América.
Los proyectos del 42 y el voto particular de la minoría, son antece­
dentes de gran importancia para la historia jurídica de nuestro país y
ameritan el estudio detallado y metódico de los juristas de nuestro país,
como no es este el sitio indicado para realizar un análisis profundo de
la riqueza de sus contenidos, me concretaré a recordar que el título IX
del primer proyecto, relativo al control constitucional, como diríamos
hoy en día, o a la Conservación, como se intituló en su época, estable­
cía que el control constitucional correspondía a los supremos poderes
y a los Departamentos (entidades equivalentes a los Estados de la Fede­
ración).
En caso que la Suprema Corte se excediera en sus atribuciones la
Cámara de Diputados declaraba la nulidad de sus actos, cuando la con­
ducta inconstitucional provenía de un acto del ejecutivo, era compe­
tencia del Senado anular sus actos, la Suprema Corte de Justicia po­
día anular por una ocasión los actos del ejecutivo contrarios a la
constitución y leyes generales, los gobernadores podían anular las órde­
nes que fueran contrarias a la Constitución Política del Departamento
que gobernaban.
El voto particular de la minoría que firmaron Juan José Espinosa de
los Monteros, Octaviano Muñoz Ledo y Mariano Otero en el título X
de su proyecto fue el mismo proyecto que habría de engrandecer a Ote­
ro cuando lo presentó como voto particular en el Congreso de 184 7 y
con él se elevó a rango constitucional el amparo.
El segundo proyecto, aún cuando de corte centralista, nos presenta
un catálogo muy completo de derechos humanos y civiles con un título
especial dedicado a las garantías individuales, separando éstas, en ga­
rantías de igualdad, de libertad, seguridad y propiedad.

13.8. EL LIBERALISMO Y LA CONSTITUCIÓN DE 1857

Tal y como se politizó durante muchos años la historia de los movi­


mientos y constituciones conservadoras al grado de que se les juzgara al
margen de la objetividad y la razón, el movimiento liberal padeció las
mismas deformaciones pero en sentido opuesto, después de la desapari­
ción del partido conservador con el fusilamiento de sus líderes en el Ce­
rro de las Campanas en 1867, la historia nacional se volvió monocro­
m ática y el movimiento liberal prácticamente se transformó en un
dog ma y sus militantes en seres a los que se atribuyen virtudes casi de
sa ntos sin defectos ni errores.
A lo largo y ancho del país, durante muchos años, he preguntado a
grupos universitarios, (quié n firmó el Tratado de Guadalupe Hidalgo?
�V

TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
386

Tratado con el que perdimos más de la mitad del territorio que tenía­
mos en 1824 y la respuesta uniforme es culpar a Santa Ana de la firma
de dicho documento, aun cuando el documento fue firmado por Manuel
0
de la Peña y Peña.2
Una equivocación tan grande y generalizada viene simplemente a
ratificar la afirmación de Goebbels, Ministro de propaganda de Hitler
en el sentido de que una mentira que se repite un millón de veces, s �
transforma en una verdad popular.
Los liberales a su triunfo en 1867 destinaron todos sus esfuerzos
por editar su verdad de la historia, la historia vista por los intereses de
su partido, historia que sirve de justificación de nuestras culpas y para
atribuírselas al enemigo derrotado, al perdedor, a quien ya no puede
defenderse.
De esta forma surgieron obras como "México a Través de los Siglos"
que sirvieron para que generaciones enteras formaran su criterio y para
que se repitieran sus contenidos en textos y escuelas.
Hoy en día, a principios del siglo XXI la tendencia universal es re­
plantear la historia, lo hacen los alemanes después de la reunificación,
la
lo hacen los países del ex pacto de Varsovia después de la caída de
mexicano s, des­
Unión Soviética, tenemos la obligación de hacerlo los
pués de la caída del sistema del partido hegemónico.
y vi­
No quiero que simplemente cambiemos lo blanco por lo negro
son de­
ceversa, los conservadores no son unos santos, como tampoco
de los liberales , todos son simplem en­
monios, lo mismo se puede decir
te seres humanos, con sus correspondientes virtudes y defectos.
superar
El siglo XXI debe brindar a los mexicanos la oportunidad de
mono cro­
los dogmas, de aceptar que la vida es policromática y no solo
valor por ha­
mática, que nuestros héroes, no dejan de serlo, ni pierden
é el estu­
berse equivocado en algo, este es el sentido con el que abordar
dio de la Constitución de 1857.
reforma como
Las corrientes liberales explicaban el movimiento de
lo cual es metodo­
consecuencia inmediata de la Revolución de Ayutla,
ón
r que la fracci
lógicamente correcto, aún cuando es más exacto señala
ntes a las qu e se
de los puros del partido liberal impulsó medidas semeja
ó m ez
vicepresidente G
habrían de tomar en 1857 desde el gobierno del
Farías en 1833-1834.
mente algunas de las
Para entender el Plan de Ayutla abordaré breve
circunstancias que le antecedieron.

20 Vé
ase el original que obra en el Archivo Histórico Diplomático de la Secretaría de
Relaciones Exteriores.
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateos Santillán 387

Como hemos referido, el malestar contra el partido moderado se


transformó en planes, asonadas y revoluciones, la hacienda pública es­
taba en bancarrota, los 15 millones de pesos que recibió el gobierno
como compensación por media nación se habían esfumado en un pro­
yecto bancario que había fracasado, el ejército norteamericano amena­
zaba nuestras fronteras, su gobierno incumplía el Tratado de Guadalu­
pe-Hidalgo y las invasiones de indios nómadas empujados por el
ejército norteamericano a nuestras tierras eran en extremo comunes,
esto, porque los gobiernos de Norteamérica querían variar de nueva
cuenta las fronteras, el ejército mexicano se encontraba abatido, la
cuestión del Istmo de Tehuantepec era de máxima importancia para los
Estados Unidos, lo mismo que la Mesilla y la Baja California, los parti­
dos seguían en terrible y enconada disputa, en fin, la derrota del 47 pre­
sentaba sus primeros efectos.
Es en este marco que la nación mexicana vuelve sus ojos a Santa
Ana, con la ilusión de ser fuerte y resistir el incontenible avance de
nuestros vecinos a nuestras posesiones. Y como no iba a ser así, si San­
ta Ana se había retirado de México en el 48 con el aura de guerrero que
desea continuar la contienda contra el violador de la nación, si ahora
no comprendemos esto es porque nos han deformado la verdad históri­
ca y es común que actualmente la mayoría de los mexicanos culpen a
Santa Ana de la firma de Tratado de Guadalupe-Hidalgo y hagan de
Pe!l.a y Pe!l.a un héroe, con una calle llevando su nombre en el centro de
la ciudad de México, y una Corte Suprema adorando su memoria, pero
los mexicanos de aquellas épocas, más enterados de lo que pasaba en
sus calles, tenían una versión diferente de las cosas, al menos hasta
1853. Fue un gobierno federal, liberal, moderado, quien dio la espalda
a los Californios y a los habitantes de Nuevo México, quien no sólo ven­
dió dos millones trescientos mil km2, sino que prácticamente los regaló
e incumplió su deber de defender a la federación.
El elegido para cambiar tal estado de cosas, Antonio López de San­
ta Anna, artífice de nuestras más grandes derrotas, (La Angostura, Ce­
rro Gordo, Padierna, San Jacinto, etc.) asumió la primera magistratura
en condiciones muy especiales.
Con lo expuesto simplemente quiero subrayar que la opinión públi­
ca veía con ojos muy críticos a las administraciones liberales, que esa
época de 1853 la figura de Santa Ana adquirió dimensiones de héroe,
del hombre que por los agravios recibidos enfrentaría a los Estados
Unidos y lavaría el honor de México.
Al momento de asumir el Poder Santa Ana intentó formar un ejérci­
to de 90 mil hombres con veteranos suizos y belgas como sargentos,
además de lO ó 12 regimientos de soldados europeos, para enfrentar a
?

388 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

los Estados Unidos, como se publicó en el periódico "El Universal" el 17


de abril de 1853.
Los propósitos de Santa Ana no encontraron eco en Europa pero sí
alarmaron a los Estados Unidos, quienes por medio del gobernador de
Nuevo México William Carr Lane ocuparon el territorio de la Mesilla
que los Estados Unidos reclamaba para ellos, porque supuestamente
midieron mal el despojo que nos hicieron en 1848, y necesitaban esos
138 mil km2 para tender un ferrocarril de costa a costa. Los Estados
Unidos declararon estar al margen de las acciones de Lane, pero n os
enviaron un embajador para comprar la porción invadida y si se podía,
algo más.
De esta forma Santa Ana se encontró frente a los Estados Unidos,
de espaldas a Europa y con la presión de los liberales, declarar otra
guerra por la invasión sin el ejército de 90 mil hombres y el apoyo euro­
peo significaba una derrota segura y se ponía en entredicho la viabili­
dad de la existencia de la nacionalidad mexicana, por lo que optó por el
peor de los caminos, negociar la venta de los 138 mil km2 invadidos.
El 30 de diciembre de 1853 se firmó el Tratado de la Mesilla, como
se le conoce en México, la compra de Gadsden, como se le conoce en
Estados Unidos.
El caso es que, en 1848 y 1853 una voluntad superior obligó a la na­
ción mexicana a aceptar una serie de deshonrosas capitulaciones, con­
trarias al derecho de gentes, contrarias a la voluntad general, y la na­
ción nada pudo hacer.
Así es que, un ejército invasor derrotó en 184 7 al ejército mexicano,
con tal facilidad, que logró que se nos impusieran en 1848 una serie de
condiciones tan vergonzosas, como la de perder más de la mitad d el te­
rritorio incluidos bienes y personas.
El problema se transforma en tragedia cuando en 1853 nuestros
conquistadores nos imponen una nueva vergüenza, el Tratado de la Me­
silla, en ambos casos estábamos en las premisas de defender nuestra so­
beranía incluso con las armas y ello no hubiese parecido indigno a nin­
guna otra nación, al contrario, indigno fue no defenderse.
Es precisamente esa falta de valor para defender la soberanía nacio­
nal la gran culpa que el pueblo mexicano de su época lanzó sobre la es­
palda de Antonio López de Santa Ana, después de haberle honrado al
extremo de hacerle su "Alteza Serenísima".
La experiencia le decía a Santa Ana que el partido liberal podía vol­
verse en su contra, aún en plena guerra, de la misma forma, no pocos
mexicanos deseaban anexarse a Estados Unidos.
Un ejército incapaz de cumplir con su responsabilidad histórica,
pues resulta claro que si se hubiese tenido poder bélico, ya no digamos
para invadir Estados Unidos, sino para repeler enérgicamente las inva-
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO J. Matcos Santillán
-
389

siones norteamericanas, entonces no se hubiesen perdido los territorios


que se perdieron ni se hubieran firmado tan afrentosos tratados.
El Tratado de la Mesilla vino a significar la corroboración de que
en 1848 la soberanía mexicana no sólo se había extinguido en más de la
mitad del territorio nacional, sino que, la parte que se conservó ya no
era plena ni absoluta, sino dependiente de la nación del norte, pasemos
a explicar porqué.
La Mesilla era un territorio que México no deseaba vender y que sin
embargo vendió, no es muy difícil pensar que más que el dinero fue el
temor de otra guerra la verdadera causa de tal desprendimiento y ese
hecho implica una negativa al concepto de que México mantenía la titu­
laridad de su plena soberanía en 1853.
La pérdida que nos impuso el Tratado de la Mesilla no sólo fue te­
rritorial, sino que en el artículo 11, se hicieron nulas las estipulaciones
del artículo XI del Tratado de Guadalupe-Hidalgo en el sentido de pre­
venir las invasiones de las tribus bárbaras a territorio mexicano, así
como una serie de responsabilidades que adquirió para remeditar tales
exceso en caso de que se dieran.
La cuestión del istmo de Tehuantepec viene a ser otra mácula sobre
la soberanía mexicana, por un lado, México se comprometía a no poner
obstáculo al tránsito de mercancías, ni personas, sobre el Istmo de
Tehuantepec "y que en ningún tiempo se impondrán cargas por el trán­
sito de personas y propiedades de los ciudadanos de los Estados-Uni­
dos, mayores que las que se impongan a las personas y propiedades de
otras naciones extranjeras".
Como puede notarse, con el Tratado de la Mesilla se limita la sobe­
ranía nacional mexicana en el sentido de poder tomar decisiones que
pudieran convenirle sobre su propio territorio y subordina tal capaci­
dad a la voluntad de un Estado diferente, razón más que suficiente para
afirmar que con el Tratado de la Mesilla se sometió la soberanía mexi­
cana a los Estados Unidos.
Debemos interpretar en el mismo sentido el hecho de que México
renunciaba a solicitar pasaportes a los extranjero
s que transitaran por
el Istmo de Tehuantepec, bajo cualquier bandera, y si
ello no pareciese
de suficiente monta, México es reducido a un protector
ado por el ar­
tículo VIII del Tratado de la Mesilla.
Como se ve, el Tratado de la Mesilla iba contra la soberanía mexica­
na, y ningún gobierno, ni el de Santa Ana,
tenía facultades para suscri­
bir un pacto así, no restándonos de moment
o sino calificar de nulo al
Tratado de la Mesilla, por ser contrario a
la soberanía mexicana, y por­
que el gobierno de Santa Ana no tenía facultades para hacer
la venta de
territorio nacional.
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
390

Hasta este momento pudiera pensarse que hemos querido defender


la figura de Santa Ana, si así lo hemos hecho, no ha sido con otro pro­
pósito que el de calificarle adecuadamente, en palabras de la Constitu­
ción de Apatzingán: como reo del delito de "lesa nación", o en términos
más actuales como "traidor a la patria".
El hecho que Santa Ana cobrase por puertas o ventanas, no lo hace
sino precursor de los modernos mandatarios que a fin de sostener al
Estado, cobran impuesto predial, si se trata de carros pudiéramos decir
lo mismo de las tenencias y ni que decir de las medicinas. En cuanto a
su inclinación por los honores y las galas, hemos de confesar que tales
defectos los han tenido muchos presidentes del siglo XX y la historia y el
pueblo, no les ha volteado la espalda de la manera que se hizo con San­
ta Ana.
Y no es para menos, Santa Ana en 1853 despertó las expectativas de
todas las clases sociales mexicanas en el sentido de creer factible la de­
fensa de la soberanía mexicana ante el extranjero y el Tratado de la Me­
silla vino a demostrar que sus actos, distaban mucho de los sueños que
había despertado.
Anteriormente hemos referido el Tratado de la Mesilla, como un
acto contrario a la soberanía nacional, ahora estudiaremos las faculta­
des que decía tener santa Ana para firmarlo.
No habían pasado sino dos meses de la firma del Tratado de la Me­
silla cuando el Coronel Florencia Villarreal, en el pueblo de Ayuda, dis­
trito de Ometepec, en el entonces departamento de Guerrero, proclamó
el llamado "Plan de Ayutla" el 1 o de marzo de 1854.
El Plan de Ayutla debemos entenderlo como la inmediata respuesta
de los liberales contra Santa Ana, por haber firmado el Tratado de la
Mesilla y haber faltado a la palabra empeñada de defender la soberanía
nacional. Nuestra apreciación la fundamos en el 6° considerando del
Plan aludido que a continuación reproducimos:

Que debiendo conservar la integridad del territorio de la República, ha ven­


dido una parte considerable de ella, sacrificando á nuestros hermanos de la
frontera del norte, que en adelante serán extranjeros en su propia patria,
para ser lanzados después como sucedió á los Californios.

El considerando reproducido nos lleva no sólo a corroborar que el


gran pecado que se imputó a Santa Ana fue el hecho de haber firmado
el Tratado de la Mesilla, sino que también, corrobora las tesis expresa­
das en los capítulos procedentes en relación a la trágica suerte de los
mexicanos que vivían en California y que fueron expulsados de su tie­
rras, en flagrante violación del Tratado de Guadalupe-Hidalgo y que la
historia recoge como la guerra de los "californios".
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCION AL MEXICANO - J. Mateos Santillán 391

Debemos destacar que tales imputaciones contienen un marcado


acento antiestadounidense, por constituirse en una acusación contra nues­
tros invasores que habían faltado a las estipulaciones de un solemne
tratado.
Otro considerando de incalculable valor para nuestro trabajo fue el
último, mismo que expresaba:

Y por último, atendiendo a que la independencia nacional se halla amarga­


da, bajo otro aspecto no menos peligroso, por los conatos notorios del par­
tido dominante levantado por el general Santa Ana; usando de los mismos
derechos de que usaron nuestros padres en 1821 para conquistar la liber­
tad, los que suscriben proclaman y protestan sostener hasta morir si fuere
necesario, el siguiente plan.

Lo expuesto nos lleva a dos caminos, por uno se puede percibir cla­
ramente la frustración de algunos mexicanos en contra del líder que ha­
bía jurado conservar la integridad nacional y vendió parte del territorio
patrio, por el otro, nos encontramos que los mexicanos de California,
Texas y Nuevo México fueron expulsados de sus tierras por los nortea­
mericanos, la justificación, no tenían documentos que acreditaran su
propiedad sobre las inmensas tierras que poseían, la razón, muchos
grupos eran señores de estas tierras desde tiempos inmemoriales, siglos
antes de la llegada de los españoles y en consecuencia, sus formas de
propiedad no se ajustaban a los preceptos romano-germánicos que ca­
racterizaron la dominación española.
Como hemos dicho y corroboran los críticos de Santa Ana, éste te­
nía proyectado levantar un ejército de noventa mil hombres así como
traer varios regimientos suizos y franceses a fin de defender la sobera­
nía nacional, de la misma forma entraba en sus planes buscar alianzas
con los países europeos a fin de garantizar la integridad territorial me­
xicana, en nuestra opinión, ésta podía ser la razón invocada de "..que la
independencia nacional se halla amargada.. " la otra alternativa pudiera
ubicarse en la pretensión de formular una revolución a fin de garanti­
zar a su triunfo la defensa de México, en una guerra reivindicatoria de
sus territorios ocupados o por la conformación de un ejército poderoso
que garantizara la integridad en riesgo.
Los hechos que hemos de relatar posteriormente nos llevan a pen­
sar que la primera hipótesis formulada es la de mayor peso, razón que
nos lleva a ver en el Plan de Ayutla un nuevo episodio en la larga guerra
iniciada entre la lógica yorquina y el rito escocés, continuada por los li­
berales y los conservadores, en la que la destacaba entre las causas ge­
neradoras del conflicto, la orientación de las alianzas políticas que cada
Partido quería dar a sus programas de go bier no, siguiendo unos el ca­
rnina de los Estados Unidos y los otros el c amino de Europa.
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
392

El resto de los considerándoos de este primer plan se orientan a cri­


ticar las políticas de Santa Ana, en relación a las contribuciones, a la
:

falta de respeto de las libertades públicas, a que faltó a su compromiso


de no entregarse a ningún partido, que gobernaba de acuerdo a su vo­
luntad caprichosa, y muchas otras acusaciones de este tipo.
El Plan de Ayutla desconocía a Santa Ana como presidente de Méxi­
co en su artículo 1°, y en su artículo 3°, confiaba al personaje que en­
cumbrara a la presidencia, "amplias facultades para atender la seguri­
dad e independencia del territorio nacional".
El artículo 4° del Plan de Ayutla declaraba: "...que la nación es y
será siempre una, sólo indivisible él independiente".
De igual forma el artículo 5 del multicitado Plan que nos ocupa sen­
taba las bases para el regreso a la forma de República representativa
popular, dejando al ejército, en el artículo 6°, el deber de apoyar el "or­
den y las garantías sociales".
Finalmente, en el artículo 9° se invitaba a los Generales Nicolás
Bravo, Juan Álvarez y Tomás Moreno, para encabezar las fuerzas liber­
tadoras

13.8.1. EL P LAN DE AYUTLA REFORMADO EN ACA PU LCO

La comparación del Plan de Ayutla con las reformas sufridas por él


mismo en Acapulco el 11 de marzo de 1854, nos obliga a serias reflexio­
nes; en apariencia se hacen modificaciones intranscendentes a la ver­
sión de Ayutla, sin embargo, las reformas de Acapulco son de extrema
importancia para mostrarnos las limitaciones del partido liberal para
defender la independencia plena mexicana.
Desde los primeros años de vida independiente se dio en nuestro
país una terrible guerra entre las logias yorquinas y escocesa, siendo la
primera fomentada por los Estados Unidos de América a través de su
embajador en México Samuel R. Poinssett, a esa logia se atribuye el gol­
pe de Estado que encumbró a Guerrero después de la elección constitu­
cional de Gómez Pedraza como segundo presidente de México, hecho
que habría de arrastrarnos a terribles guerras que concluyeron con la
muerte de Guerrero y el regreso al poder de Gómez Pedraza en 1832,
con el apoyo y reconocimiento de la mayoría de las legislaturas
estatales.
Para 1854 Acaudillaba las fuerzas surianas Don Juan Álvarez, quien
estaba llamado a ser el motor, el alma, de la revolución de Ayutla, de él
se dijo:
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateos Santillán 393

En su juventud sirvió de mozo de caballos al General Vicente Guerrero, y a


este caudillo debió el dominio sorprendente que llegó adquirir en las mon­
tañas del Sur.21

De la otra cabeza de la revolución de Ayutla, Don Ignacio Comon­


fort, se dijo que era favorito de Álvarez y que a ello debía sus puestos de
administrador de la aduana de Acapulco y ministro de guerra de Don
Juan, razones más que suficientes para vincular a ambos al partido libe­
ral y a la lógica yorquina, como pasaremos a ver.
En la versión de las reformas de Acapulco, al Plan de Ayutla, nos
encontramos que desaparecen las actitudes anti-norteamericanas, como
lo son las acusaciones relativas al problema de los californios, pues en
su segunda versión ya no se hace ninguna alusión a los mexicanos per­
didos en sus propias tierras. Los liberales en el primer considerando de
las reformas de Acapulco dan por sentada una premisa, Santa Ana ven­
dió "sin necesidad una parte del territorio".
Y es precisamente esta acusación contra Santa Ana, la que debe re­
vertirse en contra de ellos, pues si bien es cierto que, Santa Ana vendió,
lo hizo sin ningún fundamento legal que le permitiera tal extremo, ra­
zón más que suficiente para afirmar que los de Ayutla desviaron la aten­
ción de el punto principal para México, declarar ilegítimo el Tratado de
la Mesilla, y en lugar de tal extremo, convalidan los actos de Santa Ana
en beneficio de los Estados Unidos al afirmar que, Santa Ana vendió
"una parte del territorio de la República", cuando lo que debieron de
hacer fue simplemente declarar nulo el Tratado de la Mesilla.
Comonfort que había sido acusado por Santa Ana por haber traicio­
nado a México, según consta en el oficio de 3 de marzo de 1854 de la
Secretaría de Estado y del despacho de Hacienda y Crédito Público, que
señalaba:

Que se le separó de él por traidor, cuyo crimen está ya manifiesto, y sufi­


cientemente comprobada la justicia con que el gobierno obró.

De esta suerte, Comonfort y Álvarez, se adhieren al Plan de Ayutla


limando las asperezas que dicho Plan hubiese podido contener contra el
aliado tradicional y protector natural del partido liberal Mexicano: Los
Estados Unidos de América, pues el Plan de Ayutla, ataca dos aspectos,
por un lado, reconocimiento de que los Estados Unidos han comprado
legalmente el territorio nacional, cuando lo que hemos escrito demues­
tra exactamente lo contrario y por otro lado, significa un ataque al inte-

21 PEREYRA.
Carlos, "Documentos inéditos o muy raros para la historia de México",
T. 11, México Librería de la viuda de Ch. Bourct 1905 p. 101.
394 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

rior del Estado mexicano, un verdadero ataque contra el partido con­


servador y contra su caudillo Santa Ana.
Así que, no resulta gratuito el viraje de Plan de Ayutla una vez que
llega a manos de los líderes liberales, las leyes de Reforma también se
vincula íntimamente a estas razones, sin embargo, estudiaremos la Ley
Lerdo por separado.
La revolución de Ayutla llevó a los líderes al poder con apoyo nor-
teamericano dado que, las revoluciones sólo pueden hacerse con armas,
y que a los Estados Unidos no podía interesarles ningún movimiento
que afectara sus intereses o denunciara la nulidad de sus adquisiciones.
En 1856, después de constantes presiones del gobierno liberal, Ja­
mes Gadsden deja el cargo de embajador norteamericano en México y
es substituido por John Forsyth.
La causa liberal, contrariamente a lo que pudiera pensarse hoy en
día, se encontraba muy débil en aquellas fechas, lo que despertó los in­
tereses del nuevo embajador Forsyth, quien intentó aprovechar las cir­
cunstancias en beneficio de su país.
Las leyes de Reforma no tuvieron el beneplácito general ni el presti-
gio que llegaron a tener después, al contrario, fueron objeto de profun­
das críticas y de graves desavenencias sociales.
Juan Álvarez ocupó brevemente la presidencia y fue substituido por
Ignacio Comonfort, de quien adicionalmente diremos que como Sena­
dor estuvo a favor del Tratado de Guadalulpe-Hidalgo, cosas de la histo­
riografía, quien vendió 138 mil km2 es hoy en día ejemplo de traidores,
en tanto que, quienes "cedieron" más de 2 millones 300 mil km2 sólo son
responsables de los golpes de mano que dieron a sus correligionarios.
En 1856 la crisis era enorme, la revolución de Ayutla costó dinero,
teníamos deudas anteriores con Estados Unidos, Inglaterra, Francia,
España, etcétera. Nuestro sistema productivo no producía por proble­
mas estructurales así como por la inestabilidad política.
México necesitaba recursos y no tenía garantías que ofrecer a quie-
nes le prestaran, sino su territorio.
En 1857 ascendió a la presidencia James Buchanan quien inmedia-
tamente ofreció dinero a cambio de territorio, entre 12 millones de pe­
sos y 15 millones, según los causes de la negociación, por todo Baja Ca­
lifornia, Sonora y parte de Chihuahua, la anterior no fue sino una de las
múltiples proposiciones en tal sentido.
Los mensajes presidenciales al Congreso de los Estados Unidos
siempre nos muestran las intenciones norteamericanas durante el si­
glo XIX, así lo fueron las expresiones de Monroe en 1822, Polk en 1847 Y
la de James Buchanan el 7 de enero de 1858, cuando señaló:
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO J. Matcos Santillán
395
-

Esta fuera de duda que el destino de nuestra raza es extenderse sobre el


continente de Norteamérica.

El planteamiento expansionista no puede ser más claro y, sin em­


bargo, lo mismo que Polk once años antes, su referencia es a Norteamé­
rica, prueba de ello es que las intervenciones europeas en centro y Sud­
américa en la época son muy comunes y la actitud norteamericana es
simplemente expectante, el coloso aún no es lo suficientemente fuerte
para enfrentar a Europa más allá de su fronteras y de su zona de máxi­
ma seguridad.
Las leyes de Reforma y la Constitución de 1857 desencadenaron
una vez más las viejas rencillas, la ley se esgrimió como un arma contra
los enemigos políticos, de la misma forma que los conservadores la usa­
ron en 1836 y 1853.
Comentamos con anterioridad que el partido liberal en 1857 era dé­
bil y las leyes de Reforma más la Constitución de 1857 significaban una
dura prueba por superar, su vigencia tendría que ganarse por vía de las
armas.
Los liberales siguieron el camino tradicional de su partido, la políti­
ca económica de Miguel Lerdo de Tejada se orientaba claramente hacia
los Estados Unidos, los liberales moderados observaban con preocupa­
ción las estrategias de los liberales radicales. Lerdo inició trámites para
que, los norteamericanos le proporcionasen recursos a México de la si­
guiente forma, el préstamo se haría por 15 millones de pesos, de los
cuales, tres servirían para que los norteamericanos cubrieran sus recla­
maciones contra México, con cuatro millones se pagaría a los Ingleses y
llegarían 8 millones a las arcas del gobierno liberal.
La política liberal radical era concreta, iniciar un proceso de inte­
gración con los Estados Unidos que desembocase posteriormente en la
anexión, los liberales moderados no deseaban ceder territorio nacional
de nueva cuenta, visto estaba que la voracidad norteamericana no tenía
límites y el simple rumor de que cederían territorio sería la ruina del
partido liberal.
El 17 de diciembre de 1857 Comonfort se dio un autogolpe de Esta­
·do, desconoció la Constitución de 185 7 y pretendió ser factor de unidad
nacional, sin embargo, sus proyectos fracasaron en virtud de que el 11
de enero los conservadores se pronunciaron en su contra y los liberales
no se ocuparon por defenderle.
La renuncia de Comonfort dejó al frente de la presidencia y del par­
tido liberal a Benito Juárez, quien tomó como bandera la Constitución
de 57, en el bando contrario se reputaba presidente Félix Zuloaga al
frente del partido conservador, am bos se disputaban el reconocimiento
396 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

de gobierno legítimo; en lo interno por vía de las armas, en lo externo


por conducto de sus diplomáticos.
Cuando el embajador Forsyth trató de aprovechar la circunstancia
de que el 22 de marzo había reconocido al gobierno conservador, y en
consecuencia consideró justo cobrar el servicio solicitando territorio
mexicano, Luis G. Cuevas, viejo negociador del Tratado de Guadalu­
pe-Hidalgo y a la sazón Secretario de relaciones Exteriores del Gobier­
no conservador contestó:

¿Quiere usted Sonora? La sangre americana derramada sobre su frontera


justificará que se apodere de ella ... ¿quiere usted algún otro territorio?
Envíeme poderes para presentar un ultimátum por los varios millones que
por concepto de atracos y daños personales debe México a nuestro pue­
blo ... ¿quiere usted los tránsitos por Tehuantepec? Diga a México. La natu­
raleza ha colocado en tus dominios el camino más corto entre los dos océa­
nos, tan necesarios para el comercio mundial. Tú no lo abres, ni permites
que otros lo abran para satisfacer las necesidades de la humanidad. No se
te puede permitir jugar al perro del hortelano. Entréganos lo que pedimos,
a cambio de los beneficios que nos proponemos conferirte, o sencillamente
lo tomaremos.22

Como puede apreciarse, al separarnos de la historia oficial, nos en­


contramos con un panorama más crudo de la realidad y una visión dis­
tinta de nuestras realidades, sin pretender justificar la unión del Estado
y la iglesia, tampoco debemos olvidar que en su momento la religión se
utilizó como un factor de unidad nacional y de defensa frente al extran­
jero, con lo expuesto simplemente quiero sostener que la vida nos mues­
tra cuando menos dos aspectos de un mismo fenómeno aun cuando nos
queda claro que la gran pregunta que debemos formularnos es, ¿a
quién favorecieron nuestras distensiones y guerras civiles? Realmente la
forma de gobierno o la religión de Estado justificaron perder más de 2
millones 400 mil km2 de territorio, con riquezas infinitamente superio­
res a las que conservamos en los menos de dos millones de km2 de terri­
torio que conservamos.
El 16 de octubre de 1855 Juan Álvarez convocó la conformación de
un Congreso Constituyente con fundamento en el Plan de Ayuda ratifi­
cado en Acapulco.
El Congreso se reunió en la Ciudad de México el 17 de febrero de
1856, su conformación se realizó fundamentalmente sobre la base del
partido liberal, donde los moderados predominaban sobre los puros.

22 CUEVAS Luis G. Citado por José Fuentes Mares. Juárez. los Estados Unidos y Europa,
Grijalbo, México 1991, p. 83.
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO J. Mateos Santillán
397
-

Los moderados buscaban restablecer la Constitución de 24, los puros


buscaban expedir una nueva,23 la lucha sobre el tema fue ardua.
Uno de los aspectos de mayor interés sobre la lucha entre modera­
dos y puros, radica, como lo narra el maestro Tena Ramírez24 en que,
aún cuando vencieron en la votación los moderados después de un gran
debate durante la sesión del 4 de septiembre de 1856, en la práctica el
empuje y la enjundia de los puros impusieron su proyecto.
El S de febrero de 1857 se juró la Constitución, el 11 de marzo de 1857
se promulgó. El Presidente Comonfort que había jurado la Constitución,
se percató que los conservadores y la iglesia estaban en contra de la
Constitución, que los liberales moderados, no se encontraban satisfe­
chos, es decir, la inmensa mayoría de la nación mexicana no estaba de
acuerdo con la nueva Constitución, razón por la que se verificaron una
serie de pronunciamientos en contra de la vigencia de la Constitución,
que condujeron a que el 17 de diciembre el General Zuloaga pronuncia­
ra el Plan de Tacubaya, al que se adhirió el Presidente Comonfort el 19
de diciembre de 1857. La suerte estaba echada, los puros habrían, los
puros habrían de enfrentar a la Nación mexicana, la clave del resultado
estaba en las alianzas internacionales.
Respecto de la Constitución de 1857, el título 1 establece un catálo­
go de los derechos del hombre, acción que ha merecido el reconoci­
miento general, termina la parte dogmática tres secciones destinadas a
los mexicanos, a los extranjeros y a los ciudadanos mexicanos, destaca
en la Constitución del 57, la separación entre la iglesia y el Estado.
La parte orgánica de la Constitución del 57 va del artículo 39 al ar­
tículo 128, en relación al concepto de soberanía cabe señalar que, se
substituye el concepto de Nación por el concepto del pueblo como titu­
lar de la soberanía con el propósito de hacerlo más preciso.
Se mantiene la división de poderes en tres, sin embargo, a diferen­
cia de la Constitución de 24 que dividía el poder legislativo en dos Cá­
maras, la Constitución del 57 depositó el poder en una sola Asamblea o
Cámara denominada Congreso de la Unión. La elección de diputados
era indirecta en primer grado.
El Senado mexicano se reinstauró hasta 1874, el Poder ejecutivo se
depositaba en el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y su elec­
ción era indirecta en primer grado y sus faltas temporales o absolutas
las cubría el presidente en turno de la Suprema Corte de Justicia, aún
cuando en el segundo supuesto se tenía que proceder a efectuar una
nueva elección.

23 TENA R.AMIREZ, Felipe, op. cit., p . 596.


24 Jbidem.
398 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

De esta forma las diferencias con la Constitución de 24 son eviden­


tes, en virtud de que, la de 24 establecía la figura de vicepresidente y la
de 57 no, otra diferencia es que la de 24, cuando establece como debe
ocuparse la presidencia provisional, indicaba que se formaba un triun­
virato en el que participaba el Presidente de la Corte y dos individuos
más, en tanto que, la de 57, como se ha dicho establecía como substitu­
to directo él y único al Presidente de la Suprema Corte.
Una diferencia notable entre las Constituciones de 24 y la de 57 se
encuentra en la composición de la Suprema Corte de Justicia, pues en
la primera se integraba por once ministros y un fiscal, en tanto que
en 57 eran once ministros propietarios, cuatro ministros supernumera­
rios, un fiscal y un procurador general, como puede apreciarse se incre­
mentan 4 ministros supernumerarios y la figura del Procurador General
de la República.
Sin embargo, una de las mayores diferencias de la Constitución del 57,
en relación a los textos anteriores, es que va a establecer el control de la
constitucionalidad y el amparo en manos del poder judicial, lo que ge­
neró una interesantísima polémica entre el Diputado Ponciano Arriaga
y el Diputado Ignacio Ramírez, el primero a favor del texto que se im­
puso, el segundo a favor del sistema que Otero impulsó en el Acta de
Reformas de 1847, donde había un control de la constitucionalidad
mixto, pues se entremezclaban el control del poder legislativo en unos
supuestos y en otros el control jurisdiccional.
Esta diferencia y el sistema de propiedad de corte liberal individua­
lista que se estableció en el artículo 27 de la Constitución y que repre­
sentó la elevación de la Ley Lerdo a texto constitucional, son en mi opi­
nión los más graves errores de la historia jurídica de nuestro país,
errores que hoy en día seguimos pagando, pues al establecerse que nin­
guna corporación civil tenía capacidad de adquirir o poseer propieda­
des, a quienes se despojó de sus tierras fue a los municipios, a los pue­
blos y particularmente a los pueblos indios, que equiparados a una
corporación civil por no tener títulos de propiedad individuales, perdie­
ron sus tierras a favor de unos cuantos, a lo largo del porfirismo, lo que
generó el latifundismo, la revolución, el rezago agrario y la ruina de los
indios mexicanos.
Para desarticular cualquier tipo de defensa jurídica contra tales ex­
tremos, se concentró en la Corte, un poder federal generalmente sub­
ordinado a hombres como Porfirio Díaz, el control de la constituciona­
lidad.
Negar los defectos de la Constitución del 57, es no querer entender
el origen del problema indígena en México.
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO J. Matcos Santillán
-
399

13.9. LEYES DE REFORMA,


SU TRASCENDENCIA E INFLUENCIA
EN EL RÉGIMEN JURÍDICO MEXICANO

La relación Iglesia-Estado en el México independiente se vio carac­


terizada por un conjunto de enfrentamientos en diversos frentes.
Desde el momento mismo de la independencia y con particular inte­
rés se peleó por la educación, entendida ésta como el mecanismo por
excelencia para control ideológico de la sociedad y como fenómeno pa­
ralelo y complementario, adoctrinamiento que se daba en los templos.
Los momentos estelares de la lucha se dieron en 1834 con la vicepresi­
dencia de Valentín Gómez Farías y durante la vigencia de la Constitu­
ción de 1857 y de las Leyes de Reforma, sin que con ello se pretenda ol­
vidar que el carácter laico o libre de la educación dio pié a grandes
debates en la época de Porfirio Díaz como presidente, durante el Cons­
tituyente de 1 7 y aún hoy en día el debate continúa.
Si lo ideológico fue motivo de disputa, lo económico no lo fue me­
nos, pues mediante la Ley Lerdo de 25 de junio de 1856 y con la Ley de
Nacionalización de Bienes Eclesiásticos de 12 de julio de 1859 se limitó
la propiedad del clero.
En un terreno que mezcla lo ideológico y lo económico encontra­
mos las Leyes de Reforma que buscan la secularización de algunas acti­
vidades o sacramentos que tradicionalmente correspondían a la iglesia
y que en ese momento de la Reforma, se transformaron en un acto civil,
como la Ley de Matrimonio Civil de 23 de julio de 1859.
En mi opinión personal, el momento clave para el inicio del movi­
miento de Reforma lo encontramos en la expedición de la Ley de Desa­
mortización de Bienes de Manos Muertas de 25 de junio de 1856, cono­
cida por el nombre de su autor, Miguel Lerdo de tejada con el nombre
de Ley Lerdo.
La finalidad de la Ley Lerdo no la buscaremos en las mil justifica­
ciones que se escribieron desde el momento de su publicación y que se
siguen repitiendo hasta la fecha, recurriremos a la opinión de un distin­
guido liberal juarista, que llegó a ser Ministro de Relaciones Exteriores
del gobierno del presidente Juárez, Don Manuel María de Zamacona
quien nos ilustra sobre el tema cuando afirmó por la vía diplomática di­
rigiéndose al encargado de negocios de México en Washington en 1861:

A propósito de este asunto debo recomendar a Usted, que con toda la dis­
creción posible tome informes y los transmita a este ministerio sobre los
términos que sería practicable negociar con los banqueros y capitalistas de
400 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

los Estados Unidos, un empréstito desde uno hasta diez millones sobre la
garantía de terrenos baldíos, o el derecho del gobierno en la empresa de
Tehuantepec, o de los valores procedentes de la nacionalización ...25

La palabra de Zamacona es esclarecedora, la desamortización de


bienes de 1856 y la nacionalización del 59 tuvieron por finalidad adqui­
rir garantías para contratar empréstitos con el extranjero, la desamorti­
zación significó adicionalmente recursos para pagar las deudas contra­
tadas con motivos de la revolución de Ayutla, para pagar la deuda
interna y muchas otras poderosas razones.
Se generalizó entre la población mexicana la creencia que la Ley de
Desamortización de Bienes de Manos Muertas, se encaminó a despojar
al clero de sus bienes a fin de reactivar la economía de la época, lo cual
no es correcto si se atiende el texto del Artículo 1°.

Artículo 1 o.-Todas las fincas rústicas y urbanas que hoy tienen o admi­
nistran como propietarios las corporaciones civiles o eclesiásticas de la Re­
pública, se adjudicarán en propiedad a los que las tienen arrendadas, por el
valor correspondiente a la renta que en la actualidad pagan, calculada
como rédito al seis por ciento anual.

El texto es claro, inconfundible, la medida menciona incluso prime­


ro a las corporaciones civiles que a las religiosas; no hay error posible,
no hay posibilidad que un hombre como Miguel Lerdo se hubiese equi­
vocado, la Ley Lerdo se dirigió contra los indios, contra los municipios
y contra la Iglesia, si el ataque se hubiese dirigido contra el clero, cual­
quier jurista mediano hubiese encontrado la forma que su impacto no
fuese a perjudicar al municipio ni a los indígenas, si alguna duda que­
da, el artículo 3° la disipa:

Artículo 3°.-Bajo el nombre de corporaciones religiosas de ambos sexos,


cofradías y archicofradías, congregaciones, hermandades, parroquias, ayun­
tamientos, colegios, y en general todo establecimiento o fundación que ten­
ga el carácter de duración perpetua o indefinida.

El término ayuntamiento nos aclara lo relativo a los terrenos comu­


nales municipales de que estaban dotados todos los pueblos desde la
época colonial y el término congregación puede entenderse en el senti­
do de grupo religioso o de reducción o congregación de indios figura
colonial.
La desamortización de bienes vista como una medida en la que los
arrendatarios tuvieran acceso a los bienes que trabajaban bien pudiera
ser considerada una medida revolucionaria, semejante a la perspectiva

25 ZAMACONA, Manuel María de, "La labor diplomática de D. Manuel ma. de Zamaco­
na"', México, AHDM, SRE, México 1928, p. 154.
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO J. Mateas Santillán
401
-

zapatista de "la tierra es para quien la trabaja", sin embargo, en las con­
diciones del México de 1856 la medida no puede ser más contraria.
Los indios trabajaban sus tierras comunalmente y los pueblos ha­
cían lo mismo con las tierras municipales, no obstante continuaban
constituyendo corporaciones civiles que no podían mantener sus pro­
piedades y un aspecto aún más importante, la pobreza de las grandes
masas mexicanas les impedía acceder a las posibilidades de comprar
bienes inmuebles; de esta forma la medida se encaminó a favorecer a
los extranjeros que tuviesen capitales para invertir donde los mexicanos
no podían.
El artículo 5°. Es categórico para solucionar el problema de los te­
rrenos de las comunidades indígenas y de los municipios:

Artículo 5°.-Tanto las urbanas, como las rústicas que no estén arrenda­
das a la fecha de la publicación de esta ley, se adjudicarán al mejor postor,
en almoneda que se celebrará ante la primera autoridad política del
partido.

Por el Artículo 5°. Se podían vender todos los bienes indígenas y


municipales al mejor postor, principio liberal que en una sociedad agra­
ria pre-capitalista como la mexicana de mediados del siglo XIX necesa­
riamente iba a conducir a una inexorable concentración de la riqueza
en manos de unos cuantos, acumulaciones llamadas latifundios.
Las excepciones del Artículo 8° fueron las siguientes:

Artículo 8°.-Sólo se exceptúan de la enajenación que queda prevenida,


los edificios destinados, inmediatamente y directamente al servicio u objeto
del instituto de las corporaciones, aún cuando se arriende alguna parte no
separada de ellos, como los conventos, palacios, hospitales, hospicios, mer­
cados, casas de corrección y de beneficencia. Como parte de cada uno de
dichos edificios podrá comprenderse en esta excepción una casa que esté uni­
da a ellos, y la habiten por razón de oficio, los que sirven al objeto de la ins­
titución, como las casas de los párrocos y de los capellanes de religiosas.
De las propiedades pertenecientes a los ayuntamientos, se exceptuarán
también los edificios, ejidos y terrenos destinados exclusivamente al servi­
cio público de las poblaciones a que pertenezcan.

Por ejido español se entendían las vías de paso de ganado Y los lu­
gares de recreo, en 1856 no se tenía el mismo concepto que en la actua­
lidad sobre los servicios públicos por lo que el impacto de la Ley Lerdo
en el patrimonio municipal fue considerable, lo mismo diremos del pa­
trimonio indígena.
Por el Artículo 9°. Se estableció el término de tres meses para la ad­
judicación y re mat e , contando a partir de la publicación de la ley en la
cabecera de partido, si en dicho plazo el inquilino no ejercía su dere­
cho, el Artículo 1 O i nd icaba que perdería su derecho a favor del suba-
402 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

rrendatario o en su defecto de quien hiciere la denuncia, en los quince


días siguientes, en caso contrario se procedía a la adjudicación del bien
por el sistema de almoneda pública al mejor postor. .

El Artículo 11 señalaba:

Artículo 11°.-No promoviendo alguna corporación ante la misma auto­


ridad dentro del término de los tres meses el remate de las fincas no arren­
dadas, si hubiere denunciante de ellas, se le aplicará la octava parte del
precio, que para el efecto deberá exhibir de contado aquel en quien finque
el remate; quedando a reconocer el resto a favor de la corporación.

En el Artículo 12 se indicaba el caso de cuando la adjudicación se


hiciese a favor del arrendatario, no se podía descontar ninguna canti­
dad por guantes, traspaso o mejoras; en tanto que cuando se adjudicase
el bien al que subroga, pagaría de contado al arrendatario los guantes,
traspaso y mejoras, que la corporación le hubiese reconocido previa­
mente a la ley.
En caso de remate, al mejor postor, se descontaría del precio de los
impuestos, el pago para el arrendatario, siempre que le estuviese reco­
nocido expresamente.
Por el Artículo ZO de la Ley Lerdo se estableció que los arrenda­
mientos indefinidos se podían renovar a voluntad de los propietarios
cada tres años, por el Artículo 21 se especificó por los compradores
que adquirieron bienes con fUndamento en la Ley Lerdo podían enaje­
narlas libremente, así como dividirlas y venderlas según se estipula en
el Artículo 22.
Por el Artículo 24 se estipuló:

Artículo 24.-Sin embargo de la hipoteca a que quedan afectadas las fin­


cas rematadas o adjudicadas por esta ley, nunca podrán volver en propie­
dad a las corporaciones, quienes al ejercer sus acciones sobre aquéllas, sólo
podrán pedir el remate en almoneda al mejor postor, sin perjuicio de sus
derechos personales contra el deudor.

Con lo expuesto se restringía en forma absoluta la capacidad de


comprar de las corporaciones a favor de personas físicas, argumento
que se confirma en el Artículo 25:

Artículo 25.-Desde ahora en adelante, ninguna corporación civil o ecle­


siástica, cualquiera que sea su carácter, denominación u objeto, tendrá ca­
pacidad legal para adquirir en propiedad o administrar por sí bienes raíces,
con la única excepción que expresa el artículo 8°, respecto de los edificios
destinados inmediatamente y directamente al servicio u objeto de la
institución.

Se estableció un sistema en los Artículos 26, 27 y 28 a fin de que las


corporaciones pudieran invertir en propiedades particulares o en em-
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateas Santillán 403

presas agrícolas industriales o mercantiles; todas las adjudicaciones se


asentarían en escritura pública y los escribanos deberían avisar directa­
mente al Ministerio de Hacienda de todos y cada uno de los movimien­
tos que realizasen en la inteligencia de que si fallasen, se les aplicaría
una multa entre cien y doscientos pesos o cárcel a la primera, el doble a
la segunda y suspensión de un año en la tercera.
El Artículo 30 señalaba:

Artículo 30.-Todos los juicios que ocurran sobre puntos relativos a la


ejecución de esta ley, en cuanto envuelvan la necesidad de alguna declara­
ción previa para que desde luego pueda procederse a adjudicar o rematar
las fincas, se sustanciarán verbalmente ante los jueces de primera instan­
cia, cuyos fallos se ejecutarán, sin admitirse sobre ellos más recursos que el
de responsabilidad.

Lo expuesto nos demuestra el interés gubernamental por reactivar


la economía mediante procedimientos que pudiéramos calificar como
sumarios.
El impacto de la Ley Lerdo fue terrible, la gran mayoría del pueblo
de México no tenía recursos para invertir, los bienes de las comunida­
des indígenas y municipales quedaron a merced de los capitalistas inte­
resados, en perjuicio de las grandes mayorías nacionales para mayor
gravedad, el Artículo 11 del Reglamento de la Ley de Desamortización
incluyó a las comunidades y parcialidades indígenas como sociedades
civiles que no podían poseer tierras, lo que significó un verdadero cri­
men legal con el que las comunidades indígenas perdieron su personali­
dad para poseer sus tierras, pues nunca reclamaron individualmente lo
que les correspondía comunalmente, ni tuvieron la capacidad de defen­
der sus derechos legalmente por lo que fueron despojadas y ante sus re­
sistencia, aniquiladas.
Los excesos de la Ley Lerdo llevaron a que el 1 7 de septiembre de
1856, se indicara que los bienes nacionales no estaban incluidos en los
bienes desamortizables.
El amparo en 1857, no es sino reflejo de la corriente general. pues
el constituyente de 1856-57 sintetiza el sistema Otero en los Artículos
101 y 102 de la Constitución promulgada en 1857, con ello, se derogó el
Artículo 23 del Acta de Reformas de 1847 mediante el cual una ley in­
constitucional podía ser declarada nula con efectos generales.26 En el
ámbito agrario la tendencia fue semejante, puesto que en lugar de expe­
dirse una disposición general que impidiera el despojo de los terrenos
indígenas, terrenos comunales, terrenos que les pertenecían cientos de

26 MATEOS SANTILLÁN, Juan José, "La verdadera fórmula Otero", Revista Jurídica Jalis­
ciense Universidad de Guadalajara, No. 3, septiembre-diciembre 1997, pp. 79-126.
404 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

años antes de la llegada de los españoles y que por obra del gobierno
emanado del Plan de Ayutla les fueron "desamortizados", equiparando a
'
las comunidades indígenas con las sociedades civiles, mercantiles y reli­
giosas, sin embargo no hubo nunca ninguna disposición general, juris­
diccional o administrativa que garantizase los derechos indígenas, sino
unas cuantas resoluciones para que se repartiesen entre la comunidad
las tierras que les pertenecían y de esta forma ya no fueran considera­
dos corporaciones.
El diputado constituyente Isidro Olvera presentó al congreso consti­
tuyente el 7 de agosto de 1856 un proyecto de "Ley Orgánica sobre el
Derecho de Propiedad" que intentaba limitar los excesos a que estaban
llevando las adquisiciones exorbitantes de tierras a favor de unos cuan­
tos, en virtud que la situación amenazaba la tranquilidad nacional y
"que es notoria la usurpación que han sufrido los pueblos de parte de
varios propietarios, bien por la fuerza o por otras adquisiciones legales;
que esta usurpación ha sólido extenderse hasta el fundo legal y el agua
potable de las poblaciones"Y
La iniciativa de Isidro Olvera no prosperó y peor aún, el 5 de febre­
ro de 185 7 apareció publicado en la Constitución de esa fecha el si­
guiente texto del Artículo 27:

La propiedad de las personas no puede ser ocupada sin su consentimiento,


sino por causa de utilidad pública y previa indemnización. La ley determi­
nará la autoridad que deba hacer la expropiación y los requisitos con que
ésta haya de verificarse.
Ninguna corporación civil o eclesiástica, cualquiera que sea su carácter,
denominación u objeto, tendrá capacidad legal para adquirir en propiedad
o administrar por sí bienes raíces, con la única excepción de los edificios
destinados inmediata y directamente al servicio u objeto de la institución.

El artículo 27 de la Constitución de 185 7 convalida la Ley Lerdo y


sus efectos, razón que da lugar al levantamiento general del país, enca­
bezado por los conservadores y apoyado por el clero y los despojados
por la Ley Lerdo, lo que dio pie a la Guerra de Reforma en cuyo ínter,
el 28 de enero de 1858, el presidente Félix Zuluaga promulgó una ley
que anula la Ley Lerdo.
El enfrentamiento de los conservadores, la derogación de la Ley
Lerdo y de la Constitución de 1857, condujeron a que el 12 de julio de
1859 el presidente Juárez manifestara nacionalizados los bienes del cle­
ro para que entraran al dominio de la Nación.

27 ÜLVERA. Isid ro, Derechos del Pueblo mexicano, México a través de sus constituciones,
3". ed., México, Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, México 1985, Tomo IV,
pp. 27-42.
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateas Santillán

La guerra de Reforma significa mucho más que el enfrentamiento


405

entre los liberales y los conservadores, encabezados por Benito Juárez y


Miguel Miramón, la guerra de Reforma debe estudiarse como un esce­
nario alterno de la guerra de sesión norteamericana, donde los intere­
ses europeos jugaron un papel decisivo.
Para estudiar la guerra de Reforma habrá que adicionar a las peri­
pecias con sabor de epopeya que tuvo que enfrentar Juárez que le con­
dujeron a abandonar la Ciudad Capital para huir a Guanajuato, Guada­
lajara, Colima y Manzanillo donde se embarcó el 11 de abril de 1858, el
4 de mayo de 1858 arribó a la Ciudad de Veracruz, donde instaló su go­
bierno y resistió el sitio de los conservadores.
Lo que autores como Cué Canovas, Fuentes Mares, Marcela Terra­
zas y otros distinguidos historiadores de épocas relativamente recientes
han aportado al estudio de la guerra de Reforma, es la vinculación de
cada uno de los grupos contendientes que tuvo con las potencias de la
época, pues los conservadores solicitaron dinero a Europa por vía del
Tratado Mont-Almonte.
Sin intentar regatear méritos a los liberales de la Reforma, bien pu­
diéramos atribuir el éxito final de la contienda a la acción directa e in­
directa de los norteamericanos para preservar sus intereses, toda vez
que Juárez se encontró sitiado en Veracruz entre las tropas del General
Miguel Miramón y los Buques Marqués y Miramón de filiación conser­
vadora, pero la intervención de la armada norteamericana el 6 de mar­
zo de 1860, en el fondeadero de Antón Lizardo decidió la suerte de la
guerra de Reforma, consideración aceptada por la mayoría de los histo­
riadores contemporáneos.
Cuando el Wave, el Indianola y el Saratoga detienen a los barcos
conservadores, capturan a su tripulación y la envían a Nuevo Orleáns, los
conservadores pelearon y perdieron ante las tropas norteamericanas.
El apoyo indirecto consistió en recursos económicos y pertrechos
de guerra para cambiar definitivamente el rumbo de la historia de
México.
Si los conservadores recurrieron a Europa, los liberales negociaron
con Estados Unidos el Tratado Me. Lane-Ocampo.
El Tratado Me. Lane-Ocampo decidió la surte de la guerra de Refor­
ma según hemos relatado, su texto sólo es posible entenderlo en el con­
texto de la extrema necesidad de quienes pensaban que la única salida
viable para la crisis crónica que ha vivido México desde 1821 es la de
cambiar nuestra soberanía por la condición de protectorado de alguna
potencia, aspiración de liberales y conservadores que hubo de fracasar
en el momento de elegir a la potencia protectora.
406 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Del Tratado de Me. Lane-Ocampo destaca el artículo 1 o por medio


del cual se ampliaba el artículo 8 del Tratado de la Mesilla y se cedía a
perpetuidad a los Estados Unidos, sus conciudadanos y bienes, el dere­
cho de tránsito sobre el Istmo de Tehuantepec de uno a otro mar por
cualquier camino existente o por existir.
Por el Artículo 6°, México concedía paso a los Estados Unidos para
sus tropas, abastos y pertrechos militares sobre Tehuantepec; de Guay­
mas a Nogales u otro punto que conviniera a los Estados Unidos en su
territorio, a la mitad del precio ordinario.
En el Artículo 7°, México cedía el derecho de vía o tránsito a través
de territorio nacional de Camargo y Matamoros en Tamaulipas, por vía
de Monterrey, hasta Mazatlán en Sinaloa; de Nogales u otro punto a
Guaymas por cualquier vía que existiera o llegase a existir.
Por el Artículo 2°, los Estados Unidos ratificaban su derecho a pro­
teger el Istmo de Tehuantepec, derecho garantizado por el Tratado de
La Mesilla pero con una redacción diferente, que facultaba a los Esta­
dos Unidos a intervenir en la protección del Istmo sin necesidad del
permiso mexicano, cuestión contenida en el artículo 5° del Tratado que
literalmente señalaba:

Sin embargo, en el caso excepcional de peligro imprevisto o inminente para


la vida o las propiedades de los ciudadanos de los Estados Unidos, quedan
autorizadas las fuerzas militares de dicha República para obrar en protec­
ción de aquellas, sin haber obtenido el consentimiento previo, debiendo re­
tirarse dichas fuerzas al cesar la necesidad de su empleo.

Afortunadamente para México no hay necesidad de entrar al estudio


de la constitucionalidad del Tratado Me. Lane-Ocampo, pues el tratado
fue discutido en el Senado de los Estado Unidos en dos ocasiones, la
primera el 28 de febrero de 1860, la segunda el 31 de mayo, sesión en
la que fue desechado, las dos principales consideraciones para su re­
chazo fueron que por un lado, el precario equilibrio Norte Sur se vería
afectado, pues el sur se favorecería ampliamente con los derechos de
paso adquiridos, en tanto que el Norte vería en peligro sus intereses en
virtud que un eventual libre comercio entre México y Europa dañaría
seriamente sus exportaciones. El segundo problema fue el racismo,
dado que los norteamericanos del Sur consideraban a los mexicanos
como una raza inferior.
No analizaremos el proyecto de dividir México en una Confedera­
ción de Estados de Norte y del Sur, ni tampoco continua remos narran­
do las constantes intromisiones norteamericanas en México no obstante
la guerra de sesión norteamericana, en razón de que su número y am-
plitud implican una investigac ión diferente Y un espacio muy considera-
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO -J. Mateas Santillán 407

ble, sin embargo es necesario hacer patente la creciente presencia de


los intereses norteamericanos en evolución de la vida de México; para
finalizar este punto, deseamos reiterar un factor de máxima importan­
cia para la comprensión imparcial de la historia de México, el triunfo
de las armas liberales en la guerra de Reforma se fundó en el apoyo de
los Estados Unidos de América.
Lo interesante de resaltar el apoyo norteamericano para los libera­
les estriba en que, la búsqueda de apoyo conservador en Europa como
una medida compensatoria.
La mayor parte de las leyes de Reforma las expidió el presidente
Juárez en Veracruz,28 y la ley de secularización de hospitales, también
la ley sobre extinción de comunidades religiosas las expidió en la Ciu­
dad de México.
Las leyes de Reforma se componen fundamentalmente de las siguien­
tes disposiciones:
• Manifiesto del Gobierno Constitucional, a la Nación, de 7 de julio
de 1859.
• Ley de Nacionalización de los Bienes eclesiásticos de 12 de julio
de 1859.
• Ley de Matrimonio Civil de 23 de julio de 1859.
• Ley Orgánica del Registro Civil de 28 de julio de 1859.
• Ley sobre el estado civil de las personas de 28 de julio de 1859.
• Decreto -que- Declara que cesa toda intervención del clero en
los cementerios y camposantos de 31 e julio de 1859.
• Decreto -que- Declara que días deben tenerse como festivos y
prohíbe la asistencia oficial a las funciones de la Iglesia de 11 de
agosto de 1859.
• Ley sobre libertad de Cultos de 9 de diciembre de 1860.
• Decreto - Quedan secularizados los hospitales y establecimientos
de beneficencia de 2 de febrero de 1861.
• Decreto - Se extinguen en toda la República las comunidades de
religiosos de 26 de febrero de 1863.

Como puede apreciarse, el espíritu de las leyes de Reforma trascen­


dió la vigencia de la Constitución de 57 y perneó con sus principios al
constitucionalismo mexicano del siglo XX, aún cuando cabe señalar que
en la última década del siglo XX se inició el reconocimiento jurídico de
las Iglesias y otras medidas que rompen, si se quiere en forma leve, los
férreos principios que establecieron las leyes de Reforma.

28 TENA RAMIREz. Felipe, op. cit., p. 633.

L
408 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

13.10. EL CONGRESO CONSTITUYENTE DE 1916-1917

13.10.1. ANTECEDENTES

A la muerte de Juárez accedió a la presidencia Sebastián Lerdo de


Tejada, quien concluido su período de gobierno fue reelecto, lo que ge­
neró la inconformidad de un sector importante del país y su derroca­
miento por vía del Plan de Tuxtepec por el general Porfirio Díaz. Lerdo
de Tejada no tuvo problemas para ser reconocido por los Estados Uni­
dos, sin embargo, Díaz tuvo que pagar un alto costo.
Nos referiremos al reconocimiento de Díaz por los Estados Unidos,
en virtud de que años más tarde, los convenios de Bucareli serán el pago
que Obregón deba ofrecer a los Estados Unidos por su reconocimiento.
En noviembre de 1876 Porfirio Díaz entró triunfante en la Ciudad
de México e inmediatamente convocó a la oligarquía mexicana y a los
representantes del capital europeo para obtener un préstamo por 500
mil pesos y de esta forma pagar la "deuda americana" cuyo primer
abono, después del fallo de la Comisión Mixta, se debería hacer antes
del 15 de marzo de 1877 (la Comisión falló a favor de los Estados Uni­
dos 4 millones 75 mil pesos).
Porfirio Díaz tuvo que enfrentar graves dificultades para lograr el
préstamo voluntario que requería, al no reunir la cantidad necesaria
creó un impuesto general extraordinario sobre todos los capitales supe­
riores a cien pesos, por única ocasión.
De Díaz, recordaremos sus paradojas, pues su bandera para acce­
der al poder fue la "no reelección" y después ocupó la presidencia por
más de 30 años, criticó severamente a Lerdo por los impuestos extraor­
dinarios, y él los impuso más altos, como puede apreciarse por este se­
gundo caso, los gobernantes mexicanos de fines del siglo XIX preferían
perder el consenso de sus comitentes, que enfrentar el enojo de los
norteamericanos.
Ignacio L. Vallarta, Secretario de Relaciones Exteriores de Díaz, in­
tenta que algunos bancos le confieran un préstamo, sin embargo, no lo­
gra que esto suceda sino hasta que, recurre a Antonio Escalante, quien
reúne 200 mil pesos.29
En tanto Díaz sufre por conseguir el dinero para el pago del abono,
el embajador de los Estados Unidos en México, John W. Foster, declara
que no reconoce otro gobierno que el de Lerdo. La opinión de Foster
fue respaldada por el Departamento de estado norteamericano que con­
sideró prematura un reconocimiento oficial en esos momentos.

29Cosio VtLLEGAS, Daniel. Historia moderna de México, El Porfiriato, Hermes, Méxi­


co, 1963, vol. S, p. 4.
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateos Santillán 409

El embajador mexicano reconocido oficialmente por Washington


era Ignacio Mariscal, ministro de Lerdo, sin embargo, después de inten­
sa comunicación informa al Canciller Vallarta, porfirista, que si se cum­
pliera antes del 4 de marzo, con el pago mexicano, se evitarían serios
riesgos que amenazaban la independencia e integridad de nuestro país,
pues una contienda con México serviría como catalizador de las tensio­
nes políticas norteamericanas.
Ignacio L. Vallarta declara al gobierno de los Estados Unidos por
conducto de su embajador Foster, que México acepta los fallos de la co­
misión de reclamaciones en todos sus puntos.
Se comisionó a José María Mata y a Ciro Tagle, para que pagaran
en Washington los 300 mil pesos que México debía, el pago sería a
nombre de la República y no del Gobierno.
La cuestión del reconocimiento de Díaz nos ofrece una valiosa lec­
ción sobre como los políticos de Washington suelen influir en nuestro país
para conseguir propósitos más allá del derecho internacional, en 1877,
además de los pagos, los Estados Unidos deseaban alejar de la frontera
a Juan N. Cortina, el nombramiento de un jefe militar de renombre, con
fuerzas suficientes, para en combinación con su homólogo norteameri­
cano, establecer medidas para controlar el contrabando, el abigeato, las
incursiones bárbaras etc. Hoy en día Clinton o Bush emplean el narco­
tráfico o la deuda externa para justificar sus intromisiones. 30
Para junio de 1877 el gobierno de Díaz fue reconocido prácticamen­
te en todo el mundo, en esas circunstancias es el gobierno de los Esta­
dos Unidos el único que no le ha otorgado el suyo, en ese contexto el
pensamiento de Vallarta es categórico cuando expresa:

...cree el gobierno de la República que es indecoroso solicitar como gracia


un reconocimiento que se le debe por justicia.31

Las palabras de Vallarta nos llevan a una comparación involunta­


ria, la diferencia entre la diplomacia mexicana del porfirismo y la de
Álvaro Obregón o la de Zedilla o Fox, Porfirio Díaz logró su reconoci­
miento en base al esfuerzo tesorero y talentoso de hombres como Igna­
cio L. Vallarta, del papel de los diplomáticos posteriores, es notoria su
docilidad manifiesta al grado de modificar el papel de México ante los
Estados Unidos, que ha ido perdiendo la presencia que un día tuvo, no
obstante que siempre nuestra independencia y soberanía han estado en
juego.

3° Cfr. Periódico La Jornada de 6 de mayo de 2001. primera plana.


31 VALLARTA, L. Ignacio citado por Cosio VILLEGAS, Daniel, op. cit., p. 34.
410 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Antes de continuar es importante recordar que antes de la Revolu­


ción Mexicana, nuestro país era eminentemente agrario, de suerte que
la riqueza se concentraba en la tierra, como complemento, la plata pri­
mero y después el petróleo, fueron los factores sobre los que se desarro­
lló la economía de nuestro país.
De esta forma el análisis de los antecedentes de la Constitución de 1917
y en consecuencia lógica, del movimiento que le generó se encuentran
vinculados como todo en la vida de México, al juego de los factores in­
ternos de poder y su relación con los factores geopolíticos o externos,
que generalmente gravitan con más peso en el ánimo de nuestros go­
bernantes al momento de tomar decisiones.
Dentro de los factores internos que generaron un escenario sociopo­
lítico de crisis extrema, que creó el clima propicio para que explotara la
revolución mexicana, encontramos la situación del campo, cuyos efec­
tos o manifestaciones llenan nuestros libros de texto, y de cuya veraci­
dad existen pocas objeciones, no obstante, donde sí diferimos de las
versiones oficialistas es en las causas, pues si bien es cierto que, el lati­
fundismo improductivo generó la concentración excesiva de la riqueza
y en consecuencia la extrema pobreza de las mayorías, también es cier­
to que, el origen del problema se encuentra en la Ley Lerdo, pues no
debemos olvidar que todos los municipios mexicanos anteriores a 1857,
contaban con terrenos comunales aledaños llamados "ejidos", destina­
dos a la recreación y al paso del ganado, "dehesas" terrenos comunales
de pastoreo y "propios" terrenos para ser explotados en beneficio del
ayuntamiento,32 el conjunto de los bienes "municipales" era considerable.
Las propiedades de los grupos indígenas también eran considera­
bles, bien fuera porque, las habían conservado desde etapas anteriores
a la conquista española, bien fuera que las hubieran recibido por el sis­
tema de congregaciones o reducciones, calculándose que para los pri­
meros años de la independencia 18 millones de hectáreas cuadradas
eran propiedad comunal indígena, la extensión de los terrenos naciona­
les y baldíos también era significativo en virtud de la baja densidad po­
blacional en el México del siglo XIX, razones que a la postre nos condu­
cirían a soluciones no necesariamente ideales.
El problema de la falta de población en el siglo XIX intentó ser supe­
rado por vía del capital humano extranjero, mediante políticas de colo­
nización que, indefectiblemente nos llevaron a fracasos de extrema gra­
vedad, como el caso de Texas.

. . . .
32MARGADANT S Guillermo Floris ' Introducctón a la Htstona del derecho mextcano,
s•. ed .. Eofinge. Mé ; ico 1982, p. 71.
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateos Santillán 411

Problema paralelo en una sociedad agraria, desgarrada por cons­


tantes guerras civiles e invasiones extrajeras desde su nacimiento era la
falta de recursos, y es claro que en una sociedad agraria, como la mexi­
cana del siglo XIX, la riqueza está en la tierra, así como en una sociedad
dependiente de una metrópoli neocolonialista la riqueza se encuentra
íntimamente vinculada a los intereses internacionales hegemónicos.
De esta forma el Artículo 27 Constitucional en sus versiones de 1857
y 1917 tuvieron finalidades contrapuestas y en consecuencia sus efectos
internacionales fueron diferentes. El artículo 27 en la Constitución de
1857, obedece a una lógica liberal clásica en una sociedad pre-capitalis­
ta, en tanto que en 17 sus rasgos sociales son inequívocos.
Como antecedente íntimamente vinculado al factor agrario encon­
tramos las políticas liberales en materia de colonización, cuestiones que
en conjunto con las Leyes de Reforma nos explicaron las circunstancias
de la revolución de 191 O.
El 20 de julio de 1863 se expidió la Ley Reglamentaria del artícu­
lo 72, fracción XXIV de la Constitución del 57 dictada por el presidente
Juárez, llamada "Ley de ocupación y Enajenación de Terrenos Baldíos",
mediante la cual se definió como baldíos "todos los terrenos de la Repú­
blica que no hayan sido destinados a un uso público por la autoridad fa­
cultada para ello por la ley, ni cedidos por la misma a título oneroso o
lucrativo a individuo o corporación autorizada para adquirirlos."
Cuando los norteamericanos ocuparon California y Nuevo México,
en 1848, descubrieron que sus propietarios no tenían documentos que
acreditaran su propiedad, por lo que legalizaron sus despojos requirien­
do a los mexicanos sus papeles para acreditar su propiedad o el aban­
dono de sus tierras, con esta acción se expulsó a miles de mexicanos de
sus tierras en California y Nuevo México, años después, la definición
juarista de baldío sigue los mismos pasos norteamericanos, pues el con­
cepto juarista de terreno baldío, incluirá en su definición a todas aque­
llas propiedades que se encontraron en manos indígenas antes de la
conquista y en manos de gente, que, no obstante poseer sus terrenos
por generaciones, no había obtenido títulos sobre su propiedad.
Los habitantes de la República tenían derecho para denunciar hasta
2500 hectáreas de terrenos baldíos y por la extensión las denuncias se
hicieron principalmente en el Norte, sin embargo, es el artículo 9o de la
Ley de Colonización de Juárez la base sobre si habrían de edificarse las
fabulosas fortunas porfiristas, en virtud de que nadie podía oponerse a
que se deslindaran sus terrenos y se verificara la legalidad de sus títulos.
Es menester señalar que, con el fin de dotar a algunos grupos indí-
genas o mejor dicho de despojarlos ' se emitieron algunas circulares en
el ocntido de que oe expidiecan esccitucao paca legaUzac la poseoión de
412 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

algunos grupos indígenas, principio que por su relatividad, más bien


significó una excepción a la aplicación general de la norma.
El 3 1 de mayo de 1 875 se expidió un decreto sobre colonización
mediante el cual se autorizó al ejecutivo para que provisionalmente, en
tanto se expidiera la nueva ley de la materia, iniciase la colonización
por medio de compañías deslindadoras, compañías de capital privado.
Si atendemos la letra del artículo 1 o de dicho decreto, es claro que
los mexicanos de la segunda mitad del siglo XIX intentaban poblarMéxi­
co con el sistema que siglos antes dio tantos frutos en Norteamérica,
donde empresas como la Compañía de Virginia o la de la bahía e Mas­
sachussets colonizaron y formaron verdaderas colonias en la época an­
terior a la Independencia, y cuyo éxito fue tal, que sirvió de base para la
subsecuente expansión norteamericana.
Estas compañías mexicanas tenían como objeto colonizar los in­
mensos terrenos baldíos mexicanos, la finalidad de dichas compañías se
definió en el Artículo 1 o del que a continuación reproducimos sus frac­
ciones I y III:

l. La de otorgar a las empresas: una subvención por familia establecida


u otra menor por familia desembarcada en algún puerto: Anticipo con un
rédito equitativo, hasta de un cincuenta por ciento de dicha subvención
venta a largo plazo y módico precio pagadero en abonos anuales, de terre­
nos colonizables, previa medición, deslinde y avalúo: prima por familia in­
migrante: exención de derechos de puerto a toda embarcación que trans­
porte a la república diez o más familias de la raza indígena establecida en
las colonias de inmigrantes: prima por familia mexicana establecida en las
colonias de la frontera.
III. La de otorgar a los colonos: la naturalización mexicana y la ciudada­
nía en su caso a los naturalizados: suplemento de gastos de transporte y de
subsistencia hasta un año después de establecidos, de útiles de labranza y
de materiales de construcción para sus habitaciones: adquisición en venta a
bajo precio, pagadero a largo plazo por abonos anuales, comenzando a ha­
cerlo desde que termine el segundo año de establecidos, de una extensión
determinada de terreno para cultivo y para casa: exención del servicio mili­
tar y de toda clase de contribuciones, excepto las municipales; de toda clase
de derechos de importación e interiores a los víveres, instrumentos de la­
branza, herramientas, máquinas, enseres, materiales de construcción para
habitaciones, muebles de uso y animales de trabajo, de cría o de raza, con
destino a las colonias, y exención también personal e intransmisible de los de­
rechos de exportación a los frutos que cosechen: correspondencia franca
de porte con su país natal o antigua residencia, por conducto del Ministerio de
Relaciones, o por medio de sellos especiales; premios y protección especial
por la introducción de un nuevo cultivo o industria.
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateo; Santillán 413

El problema central de las compañías deslindadoras radicó en la


forma de pago que se encontraba en el mismo artículo 1 o del decreto
que nos ocupa en su fracción VI que señalaba:

VI. La de que por habilitar un terreno baldío, con los requisitos que exige la
fracción anterior, obtenga el que llene estos requisitos, la tercera parte de
dicho terreno o de su valor, siempre que lo haga con la debida autorización.

La forma de pago fue terrible, pues el Artículo so del mismo ordena-


miento hablaba de obtener terrenos colonizables y el Artículo 9° de la
Ley de Baldíos de 1 863, comentado anteriormente, les autorizaba para
deslindar terrenos ocupados y verificar la legalidad de los títulos de
propiedad, con lo que las compañías deslindadoras interpretaron que el
decreto de 3 1 de mayo de 1 875 les facultaba para revisar las tierras
ocupadas con anterioridad, sobre todo las que les gustaban, y declarar
baldíos los terrenos cuyos títulos no satisfacían los requisitos de ley a
los ojos de las compañías deslindadoras, quienes declaraban baldío el
rancho o la hacienda que les interesaba e inmediatamente reclamaban
la tercera parte para venderla a los ricos de la región.
Los beneficios obtenidos por las compañías deslindadoras fueron
enormes, lo mismo puede decirse de las ganancias obtenidas por los
grandes terratenientes que se apoderaron de los terrenos baldíos o no.
Tal es el efecto de las imitaciones extralógica y del desconocimiento
de la historia; primero, Texas, después, las compañías deslindadoras.
El 1 5 de diciembre de 1 883 se promulgó el decreto de la Ley de Co­
lonización esperada desde el año de 1 8 75, que varió muy poco el conte­
nido del decreto de esa fecha.
La Ley de Colonización de 1 883 estableció en su Artículo 1 o la facul­
tad del ejecutivo para deslindar, mediar, fraccionar y valuar los terre­
nos baldíos o en propiedad nacional que hubiere en la República, con el
fin de obtener terrenos para establecer colonias, el límite máximo de la
adjudicación de terrenos para un individuo serían 2500 has. Y podían
ser cedidos a colonos extranjeros o nacionales en tres posibilidades:
l. Venta al precio del avalúo, en abonos pagaderos a 1 0 años con
un año de gracia.
2. Venta al contado o en plazo menor al anterior.
3. A título gratuito (hasta 1 00 has.) en cuyo caso el título de propie­
dad se le expediría después de haber sembrado más de 1 O% du­
rante 5 años consecutivos.

A los colonos se les daban facilidades y exención de impuestos por


10 años.
Por el Artículo 12, l os inmigrantes extranjeros que acudiesen aMé­
xico con fundamento en la Ley d e Colonización tenían la opción de con-
414 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

servar su nacionalidad o aceptar la mexicana, no obstante en ambos ca­


sos quedaban sujetos a las decisiones de los tribunales mexicanos
(Artículo 13).
Las compañías deslindadoras extranjeras serían consideradas como
mexicanas (Artículo 26) y siempre deberían contar con domicilio y re­
presentantes con amplios poderes en México.

13.10.2. LA LEY SOBRE OCUPACIÓN


Y ENAJENACIÓN DE TERRENOS BALDÍOS
DE PORFIRIO DÍAZ

El 26 de marzo de 1894 Porfirio Díaz expidió su Ley sobre ocupa­


ción y enajenación de terrenos baldíos, en la cual mediante al Artículo 1o
dividía los terrenos nacionales bajo la siguiente clasificación:
l. Terrenos baldíos.
11. Demasías.
111. Excedencias.
IV. Terrenos nacionales.

En el Artículo 2° se retoma la definición de baldío emitida en tiem­


pos de Juárez, se definen las demasías como los terrenos en exceso den­
tro de una propiedad con título primordial con límites señalados en el
título pero confundido en su totalidad con la extensión titulada. Exce­
dencias eran los terrenos poseídos por 20 años o más, fuera de los lin­
deros que señala el título primordial.
En el Artículo so se declara que son nacionales y baldíos todos aque-
llos terrenos que no hayan sido legalmente enajenados; así como aquellos
que, una vez denunciados fueron abandonados.
Con el Artículo 6° de la Ley de Díaz, se facultó a todo habitante de
la República, mayor de edad, para denunciar terrenos baldíos, demasías
y excedencias en cualquier parte del territorio Nacional.
El Artículo 7o nos demuestra que una vez acaparados los terrenos
mexicanos en unas cuantas manos, la responsabilidad de ocuparlos, sem­
brarlos y en general hacerlos productivos se hizo contraria a los intere­
ses de la burguesía criolla, razón por la cual simplemente se declaró:

Artículo 7°. Cesa la obligación hasta ahora impuesta, a los propietarios y


poseedores de terrenos baldíos de tenerlos poblados, acotados y cultivados;
y los individuos que no hubieren cumplido las obligaciones que a este res­
pecto han impuesto las leyes anteriores a la presente quedan exentos de
toda pena, sin necesidad de declaración especial en cada caso y sin que la
nación pueda en lo futuro sujetar a inquisición, revisión o composición los
títulos ya expedidos, ni mucho menos reivindicar los terrenos que éstos, por
la falta de población, cultivo o acotamiento.
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateus Santillán 415

El anterior precepto jurídico significa una verdadera contradicción


en relación al espíritu de las leyes de colonización, pues si éstas tuvie­
ron una precaria justificación para elevar la productividad mexicana, el
Artículo 7° rompe lo anterior, lo mismo que el Artículo 8° que legaliza
las enajenaciones de las compañías deslindadoras que se hicieron en
demasía, agregándose "ni la nación podrá en ningún tiempo reivindicar
los terrenos así enajenados, por sólo esta circunstancia" con lo que se pre­
tendió evitar el desmembramiento posterior de los latifundios que se eri­
gieron de manera tan fraudulenta.
El Artículo 1 oo señalaba que las demasías y las excedencias así
como, los terrenos baldíos en posesión de una persona podían ser ad­
quiridos por denuncia o por composición, esta última si la posesión era
de 20 años o más, composición tan típica del México-novohispano.
Por el Artículo 42 los poseedores de demasías gozaban de una reba­
ja del 66% en el precio de su terreno si querían legalizado, y los de ex­
cedencias y baldíos con más de 20 años de posesión del 50% siempre y
cuando contaran con título traslativo de dominio, lo cual se extendió
por un plazo de un año (Artículo 43) después del cual, las demasías, ex­
cedencias y baldíos fueron denunciables.
Por el Artículo 45 se estableció el "gran registro de la propiedad en
la República", registro que sería público y la inscripción voluntaria, sin
embargo, todas las propiedades inscritas serían consideradas como
"perfectas, irrevocables y exentas de toda revisión".
De la misma forma se reguló el funcionamiento del registro y se
mantuvo la prohibición e incapacidad jurídica de las comunidades y
corporaciones civiles para poseer bienes raíces.

13.10.3. E L CAMPO Y LA REVOLUCIÓN DE 1910

En puntos anteriores observamos como la legislación mexicana a


partir de 1856, se orientó a favorecer los intereses hegemónicos trasna­
cionales y nacionales.
Es notorio que, en la medida que el capitalismo norteamericano se
fortalecía, sus intereses económicos se incrementaban en su zona de
máxima seguridad, México, sin embargo, las inversiones extranjeras no
patrocinaron un desarrollo análogo al de los países avanzados y nuestro
país continuó como una economía agraria dependiente, con un inci­
piente desarrollo industrial de tipo maquilador.
Las condiciones sociales propiciadas por la legislación agraria de
corte liberal, condujeron al campo mexicano a una situación extrema­
damente difícil; pues por un lado los campesinos del centro y sur del
país se habían depauperado por la pérdida de sus tierras mediante los
sistemas que describimos anteriormente, y por otro lado nuestro país
416 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

fue teatro, una vez más, de la rivalidad económi ca europeo-norteame­


ricana.
El régimen de Porfirio Díaz fue un aliado incondicional de los gran­
des terratenientes, lo cual se hace evidente con su legislación agraria,
las comunidades indígenas y los pueblos perdieron sus tierras por diver­
sos procedimientos legaloides ante unos cuantos individuos que concen­
traron la riqueza en unas cuantas manos.
El problema de las compañías deslindadoras se agravó cuando a
partir de 1880, el gobierno mexicano inicia una campaña constante para
la construcción de vías férreas, de esta forma, terrenos otrora de poco
valor, se transformaron en regiones con un altísimo valor comercial que
despertó la codicia general, en perjuicio de los dueños inmemoriales de
esos parajes que fueron desposeídos por las compañías deslindadoras o
por los grandes hacendados, que denunciaron aquellas tierras como
baldíos en virtud de que, sus dueños no tenían títulos primordiales o
vendieron por una miseria sus tierras.
Parte significativa de esas compañías deslindadoras eran extranje­
ras, concretamente norteamericanas, con lo que acapararon una terce­
ra parte de todos los terrenos que deslindaron, lo que les produjo gran­
des beneficios, aun cuando la política de colonización del siglo XIX deba
calificarse como un gran fracaso.
Es fácil percibir el desarrollo norteamericano en base a un adecua­
do proceso de colonización iniciado a partir del siglo XVII y que en siglo
XIX les sirve para poblar aceleradamente los terrenos que conquistaron
en 1848, decimos que es fácil percibir la colonización por el número de
colonos y la composición étnica de la población, sin embargo en el caso
mexicano el fenómeno es muy diferente, el número de colonos extranje­
ros que inmigraron al país apenas es percibible, en cambio el proceso
de acumulación de riqueza nacional, en aquellos momentos en la tierra,
es notorio.
La acumulación de riquezas en manos de unos cuantos no fue un
fenómeno exclusivamente económico, también puede percibirse la acu­
mulación de poder político en forma paralela, el federalismo pleno
de 1824, pierde paulatinamente sus características en la medida que
avanza el porfirismo, al grado que la soberanía estatal se transforma en
una mera ficción, lo mismo que la autonomía municipal, con la figura
de los jefes políticos y la imposición de presidentes municipales a capri­
cho de los caciques.
A las causas internas de malestar habrá que sumar los aspectos ex­
ternos, Friedrich Katz sostiene después de una meticulosa investigación:

El régimen de Díaz no fue derrocado únicamente por las múltiples fuerzas


cuya hostilidad suscitó dentro de México, sino también debido a las muy
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateos Santillán 417

poderosas fuerzas cuya oposición despertó fuera del país: las de importan­
tes grupos económicos en los Estados Unidos. En su esfuerzo por detener lo
que llegó a considerar como una invasión de inversionistas norteamerica­
nos, Díaz comenzó a volverse hacia las potencias europeas, invitándolas a
invertir en su país y a desafiar en él la supremacía norteamericana. Cuando
esta invitación fue atendida se convirtió en uno de los principales escena­
rios de la rivalidad europeo norteamericana en América Latina.
Si Díaz esperaba fortalecer su propia autoridad al desafiar la influencia
norteamericana, cometió un gran error de cálculo. Los intereses norteame­
ricanos, al sentirse agredidos, le retiraron su apoyo y comenzaron a buscar
un aliado más amable entre sus enemigos. Al provocar el resentimiento
norteamericano antes de obtener apoyo suficiente entre los europeos para
contrarrestar sus efectos negativos, Díaz puso en marcha otro proceso que
a la larga le costaría caro. 33

El principal inversionista europeo en México durante el siglo XIX fue


Inglaterra, tal y como lo visualizara Jefferson un siglo antes, sin embar­
go, a fines del siglo XIX y principios del XX, la cuestión estaba a punto de
revertirse y la postura del presidente Díaz le enfrentaría a los intereses
norteamericanos.
En opinión de Katz el ejército mexicano del porfirismo era muy dé-
bil en virtud de que Porfirio Díaz:

En vista de la larga historia de pronunciamientos militares temía, evidente­


mente, más al ejército que a los levantamientos populares.34

La opinión de Katz nos aporta una verdad relativa, pues si bien es


cierto, la historia del siglo XIX nos muestra una constante lucha entre
fracciones del ejército, también es menester observar que éstas se die­
ron básicamente en la etapa bipartidista, cuando México fue teatro de
las luchas hegemónicas entre Europa y los Estados Unidos. Después de
la salida de las tropas francesas de México por convenio con Estados
Unidos, este último país reivindica su hegemonía en México y si no se
anexó su territorio fue porque así lo consideró más oportuno, sin em­
bargo, la falta de un ejército importante en México debe atribuirse más
al impacto que significaría para los Estados Unidos ser vecino de una
potencia militar que pudiese reclamar para sí, los derechos históricos
que le corresponden.
La causa del derrocamiento de Santa Ana en 1854, fue su interés
por conformar un gran ejército, esa fue la última ocasión que México
intentó edificar un medio que defendiera su soberanía. Porfirio Díaz
nunca intentó construir un ejército que significase riesgo para los inte-

33 KATZ, Friedrich, La guerra secreta en México, 7". Reimp., Era, México 1991, p. 40.
34 ldem p. 47.
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
418

reses norteamericanos y ésta fue una arma de dos filos, pues si bien es
cierto gobernó durante más de treinta años sin importunar a los nortea­
mericanos, en el momento que intentó contraponerse a su proceso de
expansión económica, no tuvo elementos de defensa, lo cual dejó en cla­
ro que los alcances de la soberanía mexicana son limitados y su exten­
sión abarca exclusivamente hasta antes de afectar los intereses nortea­
mericanos o el amplio concepto que ellos tienen de seguridad nacional.

13.10.4. LOS INTERESES PETROLEROS

El territorio mexicano fue el principal objetivo de los intereses nor­


teamericanos hasta el fin de la guerra de secesión norteamericana, en
adelante, su política se guió por intereses muy diferentes, para ilustrar
nuestra afirmación citaremos las palabras del embajador norteamerica­
no en la Gran Bretaña, Walter Page, el 19 de marzo de 1914:

Acogerán de la manera más cordial vuestras inversiones en todas partes de


América, bajo la condición de que no se empleen para dominar al país en
cuestión. La Doctrina Monroe, como ustedes saben, sólo significa una cosa:
que los Estados Unidos preferirían que ningún gobierno europeo se anexe
más países en el Nuevo Mundo. En otros tiempos sólo había un recurso me­
diante el cual un gobierno extranjero podía adquirir territorios, que consis­
tía en conquistar directamente el país. Ahora existen maneras mucho más
refinadas de conquistar países.35

Lo expuesto nos permite observar que a los Estados Unidos no les


interesaba ya el sistema colonial caracterizado por el control directo de
los territorios conquistados, simplemente habían iniciado la etapa del
neocolonialismo y en consecuencia su atención se centraba en el con­
trol económico de nuestro país, control que equilibraban por vía el con­
trol político.
Porfirio Díaz intentó aprovechar los intereses económicos de Euro­
pa en nuestro país, con la finalidad de crear un escenario de equilibrio
entre Europa y los Estados Unidos, sin embargo, sus planes se vieron
frustrados cuando el papel del petróleo empezó a cobrar importancia
como factor estratégico de la producción con el advenimiento y evolu­
ción de las máquinas de combustión interna.
El enfrentamiento entre Sir Weetman Dickinson Pearson de nacio­
nalidad inglesa y el estadounidense Edward L. Dohenay tuvo efectos
para el gobierno de Díaz, pues ambos buscaban su apoyo para hacer
más grandes sus ganancias.

35 Page Walter citado por Friedrich Katz, op. cit., p. 2 I O.


EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateas Santillán 419

La Ley del petróleo de 1901 cometió el mismo error que la Ley de


población coahuiltexana de 1825, pues estableció que las franquicias
petroleras durarían 1 O años, que si hacemos cuentas se vencerían
en 1911. Y sucedió algo parecido a lo de Texas, solo que en lugar de
una guerra civil de independencia tuvimos que enfrentar la ira del capi­
tal internacional que sumada a las condiciones de extrema pobreza de­
rivadas de una desigual distribución de la riqueza dieron como resulta­
do la Revolución Mexicana.

13.10.5. POSTULADOS PRINCIPALES

A las consideraciones de tipo político-económico vistas en el punto


anterior debe agregarse, la crisis del sistema político electoral que pre­
valeció a lo largo de la dictadura porfirista, y que en conjunto genera­
ron graves contradicciones económicas y el descrédito absoluto del sis­
tema electoral y del sistema de partidos.
En estas condiciones, al triunfar el Plan de San Luis proclamado
por Don Francisco l. Madero, las expectativas del país por un cambio
radical son muy amplias, sin embargo, el deterioro del gobierno made­
rista fue vertiginoso y se dio en el peor escenario posible para de demo­
cracia mexicana; el ejército de Porfirio Díaz seguía incólume, el mundo
se encontraba a la víspera de la primera guerra mundial, lo que ocupa­
ba a la diplomacia y grupos de inteligencia de las potencias en la bús­
queda de alianzas y recursos para la guerra, cuestiones que ponían a
México como un factor estratégico importante por su posición como
tercer productor de petróleo en el mundo, el movimiento maderista des­
pertó las expectativas populares y no se apreciaba cambio alguno, razo­
nes en su conjunto que ubicaron al gobierno de Madero entre los intere­
ses de las potencias en el ámbito externo y en medio de la lucha de los
campesinos y obreros frente a la oligarquía mexicana, el resultado fue
natural, el golpe de Estado de Victoriano Huerta que generó o dio inicio
al movimiento que encabezó Venustiano Carranza y que bajo el Plan de
Guadalupe de 26 de marzo de 1914 adoptó como bandera la reinstaura­
ción de la Constitución Mexicana de 185 7.
Resulta relevante señalar que si bien es cierto, el movimiento cons­
titucionalista surge con la idea de reinstaurar la Constitución del 57, tal
Y como se desprende de las palabras del diputado Constituyente Luis
Manuel Rojas en la sesión del 13 de diciembre de 1916, que él mismo
presidía, cuando en presencia de Carranza y para refutar las palabras
del diputado Francisco J. M úgica durante el debate sobre la educación
expuso:
420 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Creo, además señores diputados, que la resolución que en esta vez tome el
Congreso Constituyente servirá para que, tanto en la República entera,
como también en el exterior, se formen idea clara de cuál va a ser en reali­
dad la obra de esta Asamblea, y del color que tendrá la Constitución de 1857,
reformada en Querétaro.36

Hemos presentado las palabras del diputado Rojas como una prue­
ba de que un grupo de diputados afines al Partido Liberal Mexicano de
Venustiano Carranza buscaban la aplicación del texto constitucional del
57 reformándolo para hacerlo eficiente en su aplicación.
Frente al grupo liberal de Carranza, se erigió un bloque de diputa­
dos calificados de radicales o jacobinos que representaban un conjunto
de ideas progresistas de tendencia social y que respondían políticamen­
te a los intereses del General Álvaro Obregón.
La tendencia del grupo mayoritario que era el jacobino, se concen­
tró en dar respuesta a los grandes problemas nacionales estableciendo a
nivel constitucional un conjunto de artículos de corte social, frente a
ellos, el proyecto liberal de Carranza elaborado por los diputados Luis
Manuel Rojas, José Natividad Macías, Félix Palavicini y Alfonso Cravio­
to parecía una tímida luz que palidecía ante los fragorosos argumentos
de los radicales.
El Constituyente de 1916-1917 intentó dar respuesta a los principa­
les problemas que aquejaban al país, de tal forma que la cuestión agra­
ria reflejada en el Artículo 27 Constitucional, además de sus contenidos
estrictamente agropecuarios, debe entenderse como un intento extraor­
dinario de redistribución de la riqueza en un país preponderantemente
agrícola.
Para 1917, México se convierte en el tercer productor de petróleo
en el mundo, con una producción de SS millones de barriles aproxima­
damente, la nacionalidad de las empresas que controlaban la explota­
ción y comercialización del combustible alcanzaba el 97% en manos ex­
tranjeras, de los cuales el 65% era norteamericano, el 30% inglés y el
7% holandés.
La explotación de petróleo se incrementó notablemente durante la
revolución pues en 1911 se exportaron 900 mil barriles aproximada­
mente, en tanto que para 1917 la cantidad se incrementó a 46 millones
de barriles, de la tenencia de la tierra ya hemos delineado el panorama,
al cual sólo cabría agregar que en la medida que avanzaba la revolu­
ción, los terratenientes mexicanos procuraban vender sus tierras a espe­
culadores norteamericanos a precios irrisorios.

36 Diario de los debates del Congreso constituyente, Tomo 1, p. 643.


'
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateos Santillán 421

De esta forma, el problema del México agrícola de la época consis­


tía básicamente en la excesiva concentración de la riqueza y en la extre­
mada pobreza de una gran mayoría de mexicanos.
Este es el marco en que debemos estudiar el debate que sobre el ar­
tículo 27 Constitucional se libró en el Constituyente de 1917; sin olvidar
que, para esa fecha ya existía una constante en los diversos programas y
planes que se lanzaron desde antes y durante la revolución. El progra­
ma del partido liberal mexicano fechado el 1 o de julio de 1906 en la
Ciudad de San Luis Missouri, Estados Unidos, incluía una serie de me­
didas agrarias a fin de dotar de tierras a quien lo solicitara, así como, la
creación de un banco agrícola para los agricultores pobres, hablaba del
repartimiento de las tierras de los funcionarios enriquecidos bajo la
dictadura.
Francisco l. Madero en el Plan de San Luis de S de octubre de 1910,
denunció los abusos que se hicieron con motivo de las leyes de baldíos y
el despojo de los bienes de los pequeños propietarios y de los indígenas,
por lo que, ofreció la restitución de las tierras a sus propietarios origi­
nales, restitución que no llevó a cabo y motivó la revolución zapatista.
El 28 de noviembre de 1911 fue proclamado el Plan de Ayala; en su
articulado se estipuló que los propietarios originales de la tierra fueron
despojados, por lo que, habría de expropiar tierras a efecto de dotar a
los pueblos y ciudadanos de México.
Como puede observarse existe una tendencia generalizada por re­
vertir los efectos de la concentración de la tierra en unas cuantas ma­
nos, así como, la inclinación por figuras como la expropiación por cau­
sa de utilidad pública para llevar a cabo los proyectos. No obstante,
dicha tendencia que podemos calificar de unánime, lo que variaba eran
los grados que debería alcanzar la medida; así como, los procedimien­
tos a manera de ejemplo, podemos citar el Plan de Santa Rosa de fecha
2 de febrero de 1912 en el que se estipula en el punto 2 que se decreta­
ría por causa de utilidad pública la expropiación del territorio nacional.
nacionalización diríamos nosotros, que el gobierno sería el propietario
de las tierras, las cuales rentaría a los particulares.
El proyecto de Ley de Pascual Orozco de 25 de marzo de 1912 ha­
bla de la repartición de los terrenos baldíos y nacionales, así como, de
la expropiación de las tierras no cultivadas a los grandes terratenientes.
El proyecto de la ley agraria presentado por Luis Cabrera el 3 de di­
ciembre de 1912 nos habla de dotar de ejidos a los pueblos por vía de la
expropiación de los terrenos que históricamente les correspondían.
El proyecto de ley agraria presentado por Pastor Rouaix y José Inés
Novelo de 15 de diciembre de 1914, declaró de utilidad pública que los
agricultores fueran propietarios de terrenos suficientes para satisfacer
las necesidades de una familia, la fundación de pueblos en los antiguos
422 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

latifundios y colonias agrícolas en terrenos fértiles, establecían el límite


de la pequeña propiedad ganadera en 2500 hectáreas.

13.10.6. EL DECRETO DE 6 DE ENERO DE 1915

Las condiciones generales del país, así como, la evolución de las cir­
cunstancias que rodearon a la revolución, unificaron el reclamo del re­
parto de los latifundios constituidos entre 1857 y 1915, de esta forma,
Venustiano Carranza no podía abstenerse de la tendencia general y le
encargó a Luis Cabrera un proyecto de ley, que a la postre debía de
convertirse en ley constitucional y a la vez daría la pauta a los nortea­
mericanos para inmiscuirse, una vez más, en los asuntos de México.
Por su importancia nos referiremos a su contenido:
• El artículo 1 o declaró nulas todas las enajenaciones de tierras he­
chas en contravención de la ley de 25 de junio de 1856, todas las
concesiones, composiciones o venta de tierras, aguas y montes he­
chas por autoridades federales, de diciembre de 1876 a 1915, que
hubiesen invadido ilegalmente los ejidos y demás terrenos de los
pueblos, rancherías, congregaciones o comunidades; todas las tie­
rras afectadas por autoridades locales que se encontraran en el
caso anterior.
• Art. 2°. Se respetarían las divisiones hechas por los vecinos de un
pueblo, ranchería, congregación o comunidad, salvo solicitud en
contra de dos terceras partes de los vecinos.
• Art. 3°. Se expropiarían los terrenos necesarios para dotar a los
pueblos que carecieran de ejidos, por falta de títulos; imposibili­
dad de identificarlos o porque se hubieran vendido.
• El Art. 4o creaba una comisión nacional agraria, una comisión lo­
cal agraria para cada Estado o territorio y los comités particula­
res ejecutivos que se necesitasen.
• En el Art. so se subordinaban los comités particulares ejecutivos a
la comisión local agraria y éstas, a la comisión nacional agraria.
• Por el Art. 6° se estableció el procedimiento para la entrega de so­
licitudes de restitución y en los subsecuentes artículos describió el
resto del procedimiento.

13.10.7. EL PROYECTO DE ARTÍCULO 27


PRESENTADO POR CARRANZA

Si analizamos la tendencia histórica y después observamos el pro­


yecto de artículo 27 de Carranza, podemos observar ciertos rasgos libe­
rales que francamente no llenaban las aspiraciones de los constituyen­
tes del 16-17, ni muchos menos del pueblo en general.
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateos Santillán 423

El proyecto carrancista contenía una declaración formal de que la


propiedad privada no podía ser destinada al uso público, sino mediando
una indemnización y por causa de utilidad declarada por la autoridad
administrativa, pero la expropiación la haría la autoridad judicial en
caso de inconformidad. El texto del proyecto estudiado mantenía las
restricciones formuladas desde la época de las Leyes de Reforma al cle­
ro, en lo relativo a su capacidad para adquirir bienes raíces.
La cuestión de los ejidos y las dotaciones de tierras se reservaba
para ser discutida en una ley reglamentaria subsecuente, sin ninguna
disposición categórica en la Constitución.
El espinoso asunto del petróleo se trataba de una manera muy favo­
rable a los intereses de las compañías petroleras al señalar "las socieda­
des civiles y comerciales podrán poseer fincas urbanas y establecimien­
tos fabriles o industriales, dentro y fuera de las poblaciones; lo mismo
que explotaciones mineras, de petróleo o de cualquier otra clase de sub­
stancias que se encuentren en el subsuelo, así como también vías fé­
rreas u oleoductos; ... "

A los bancos se les facultaba para imponer capitales sobre propieda­


des urbanas y rústicas de acuerdo con las leyes que al efecto se
expidieran.
Como puede observarse, Carranza suscribió un proyecto que defini­
tivamente no llenaba las expectativas de los grupos revolucionarios, es
decir, no era congruente con los grupos internos, en tanto que respon­
día a los intereses extra-nacionales dominantes, sin embargo, el consti­
tuyente de 1916-1917 no era mayoritariamente favorable a Carranza,
sino que desde el debate del Artículo 3° Constitucional se demostró el
predominio de otras tendencias.

13.10.8. LA INICIATIVA DE LA COMISIÓN

La tarde del jueves 25 de enero de 1917, se presentó una iniciativa


del Artículo 27 constitucional suscrita por los diputados Rouaix, Adame,
Pastrana, Chapa, Álvarez, Macías, Del Castillo, Ibarra, De los Ríos, Te­
rrones, De los Santos, De la Torre, Dorador, Zavala, Enríquez, Gutié­
rrez, Martínez de Escobar y Martí.
La exposición de motivos de la iniciativa nos ilustra sobre la natura­
leza de la propuesta, en ella encontramos la opinión de algunos diputa­
dos en el sentido de la relevancia del Artículo 27 como el más importan­
te de todos los de la Constitución, cuestión respetable, aun cuando muy
debatible, que sin embargo, nos alecciona sobre el ambiente de la época
y sobre las características agrarias predominantes en el México de
aquellos tiempos.
424 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Acto seguido nos describe la evolución que tuvo el concepto de pro­


piedad en México a partir de la experiencia y antecedentes coloniales
de la Nueva España, de esta forma se hizo resaltar el concepto de pro­
piedad originaria en manos del rey, centro absoluto de propiedad, due­
ño de las personas y de los bienes de sus súbditos, de tal forma que el
carácter de la propiedad en esa época es calificado según la iniciativa
como precario.
A continuación se denunció, que a partir de la independencia se
adoptó una legislación civil incompleta que produjo una reacción con­
traria a la tradición hispano-mexicana en beneficio de algunos grupos
sociales poderosos: "Ese mal se agravó de la Reforma en adelante ... ",
nos dice la iniciativa para a continuación detallar los efectos de las Le­
yes de Reforma y de baldíos en la población mexicana; señalando que:
"había sido el efecto de haber adoptado sin discernimiento, la legisla­
ción europea".
Como puede observarse estamos ante un ataque contra las doctri­
nas liberales del siglo XIX, que impuestas en un medio ajeno al de su
origen, generaron efectos muy diversos a los de sus lugares de naci­
miento, como diversas eran las circunstancias sociales y políticas de
quienes las imitaban.
El propósito de la iniciativa era anudar la legislación futura y la co-
lonial, dicho en palabras de la iniciativa que a continuación señalaba:

... no pretendemos hacer una regresión, sino al contrario. Por virtud de


existir precisamente en dicha legislación colonial el derecho de propiedad
absoluta en el rey, bien podemos decir que ese derecho ha pasado con el
mismo carácter a la Nación.

De esta forma el linaje y la intención del Artículo 27 constitucional


queda magistralmente descrito, estamos ante un acto de soberanía ple­
na, ante una nacionalización del territorio que como se explicó no im­
plica ninguna novedad, sino la reinstauración de una añeja tradición.
En relación a la vigencia de la legislación colonial en 1 91 7 la inicia­
tiva nos la describe al sostener:

... las leyes ignoran que hay condueñazgos, rancherías, pueblos, congrega­
ciones, tribus, etcétera; y es verdaderamente vergonzoso que, cuando se
trata de algún asunto referente a las comunidades mencionadas, se tienen
que buscar las leyes aplicables en las compilaciones de la época colonial,
que no hay cinco abogados en la República que conozcan bien.

La iniciativa señalaba que su proyecto reconocía tres clases de dere­


chos ter rito ri a les :
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO -J. Mateos Santillán 425

• La propiedad privada plena individual o colectiva.


• La propiedad privada restringida, de tierras poseídas en comunidad.
• Las posesiones de hecho.
• La iniciativa propuso un Artículo compuesto por tres párrafos ini­
ciales y catorce fracciones:
• En el primer párrafo se declara que es propiedad originaria de la
Nación el territorio nacional, el segundo se refiere a la expropia­
ción por causa de utilidad pública y el tercero a la capacidad para
adquirir el dominio directo de las tierras y aguas nacionales.
• Es en la fracción I donde se declara que es prerrogativa de los
mexicanos y sociedades mexicanas adquirir el dominio de tierras
y aguas o combustibles minerales, acto continuo se estableció el
derecho del Estado para concesionar dicho dominio a extranjeros
que renunciaran a la protección de sus gobiernos en lo que a di­
chos bienes se refiriera.
• La fracción 11 ratificó los Leyes de Reforma en lo relativo a los
bienes de las Iglesias.
• La fracción III se refería a la posibilidad de las empresas de bene­
ficencia, investigación, enseñanza, ayuda recíproca y cualquiera
otra análoga para adquirir bienes raíces exclusivamente para su
objeto, también podían imponer capitales sobre bienes raíces en
plazos que no excedieran los diez años.
• La fracción IV contiene una verdadera reforma agraria que reco­
noce la propiedad colectiva de los condueñazgos, rancherías, pue­
blos congregaciones, tribus y de más corporaciones de población
que guardasen el estado comunal, se reconoce dicha propiedad y
establece que en lo futuro se dotará a los grupos mencionados
con tierras.
• La fracción V intentaba limitar la compra de tierras por las cor­
poraciones mercantiles, industriales, mineras o petroleras, que
por su potencialidad económica pudieran dedicarse a especular
con la tierra, restringiendo su capacidad de adquirir a la exten­
sión estrictamente necesaria para el cumplimiento de su objeto.
• La fracción VI facultaba a los bancos para imponer capitales so­
bre propiedades urbanas y rústicas, pero no podían ser propieta­
rios sino de los bienes enteramente necesarios para su objeto
directo.
• La fracción VII excluía a cualquier otra corporación de las que
no estuvieran incluidas en las fracciones 111, IV, V y VI para tener
propiedades raíces, salvo los destinados al cumplimiento del obje­
to de la institución.
• La fracción VIII es la que mejor nos demuestra los fines de la Re­
volución mexicana, en ella se declaran nulos todos los actos que
426 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

desde la Ley Lerdo afectaron a condueñazgos, rancherías, pue­


blos, congregaciones, tribus y demás organizaciones que existieran
es estado comunal, las cuales serían restituidas a sus propietarios
originales. A los antiguos latifundistas sólo se les reconocerían
cien hectáreas de tierras como límite máximo de sus propiedades.
• Ante los excesos de liberalismo clásico, en México se recurría a
una nueva concepción social de la tenencia de la tierra.
• La fracción IX facultaba a la nación para regular la propiedad
privada atendiendo a la necesidad de lograr una distribución más
equitativa de la riqueza pública, esto sería la base para fraccionar
los latifundios existentes y la dotación de terrenos en diversas
modalidades.
• Para finalizar nuestras reflexiones sobre el 27 Constitucional nos
concretaremos a señalar que una de las grandes dudas que des­
pertó el tercer párrafo de la fracción VII, que fue recibido con
aplausos, fue la relativa a ¿quién indemnizaría?, Cepeda Medrana
volvió a cuestionar: "¿Quiénes son los que deben indemnizar?
¿Los infelices que vuelven después de cincuenta años a sus tierras
o el gobierno?"

Inmediatamente señaló, que los propietarios no aceptarían papel


moneda y que el gobierno no tenía monedas.
Múgica aclaró, en caso de usurpación de propiedades por medio de
la fuerza, éstas serán devueltas a sus dueños sin ningún requisito.
El diputado Medina calificó de retroactiva la fracción y el diputado
Colunga le refirió con detalles como a partir de la Ley Lerdo fueron
despojadas las comunidades y las tribus, el diputado Múgica trajo a co­
lación el ejemplo, de como se había extendido la hacienda de la Saute­
ña en Tamaulipas donde "ocupa las dos terceras partes"37 y añadió que
aún invadía el Estado de Nuevo León, la Sauteña se formó por malas
artes al decir de Múgica, por medio de actos con apariencia de legales,
y agregó:

Es bien sabido que el origen de nuestras propiedades es enteramente falso,


como si dijéramos, porque tanto los naturales como los mestizos que poco a
poco se fueron posesionando de la propiedad territorial de la nación des­
pués de la conquista, no tenían más título para proceder que el consenti­
miento de los reyes de España, que les daban como merced... de esa mane­
ra, ninguna colonia, ningún pueblo, ninguna tribu, dispuso en un principio
de documentación...38

37 ldem p. I 117.
18 lbidem
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Matcos Santillán 427

Y aún agregaríamos a las palabras de Múgica lo cuestionable que


incluso hoy en día continúan siendo los "justos títulos" de conquista y
colonización. De esa forma expulsaron los norteamericanos a los mexi­
canos de California, Nuevo México y Texas, de esa forma los liberales
sembraron la semilla que habría de culminar en la revolución mexica­
na, Múgica expresó una frase común en aquella época:

Si para que se haga justicia estorba la ley, abajo la ley.39

Después de la intervención de Múgica se discutió de nueva cuenta


la fracción V, pues el resto del artículo no fue ya objeto de debate algu­
no, salvo la intervención del diputado Ibarra para proponer se estipula­
rá en la Constitución la facultad de la federación para aplicar impues­
tos, cuestión que no prosperó.
El inciso ( de la fracción VII establecía privilegios para el ejército
constitucionalista y el magisterio, se trasladó a los artículos transitorios.
El Artículo 27 de la Constitución de 1917 fue aprobado por unani­
midad de 150 votos.

13.10.9. LA EDUCACIÓN EN 1917

Un debate de gran trascendencia por su significado político, fue el


que se dio en torno al Artículo 3° de la Constitución de 1917, relativo a
la Educación, el grupo de Carranza sostenía un proyecto liberal clásico
en cuanto a que en las escuelas particulares la educación fuera libre,
frente a la posición de los radicales que se empeñaban en que la educa­
ción fuera laica en todas las escuelas.
Al margen de las razones educativas en debate debemos considerar,
que el debate sobre la educación fue el primer gran debate del Congre­
so, al cual acudió el presidente Carranza el 13 de diciembre de 1916,40
para observar como perdían sus diputados las votaciones en los aspec­
tos trascendentales.
En 1857, con la Constitución Federal, el principio del liberalismo
mexicano llegó a su máxima expresión en materia educativa ya que, en
el artículo 3° de dicha Carta Magna, se indicaba lacónicamente. "La en­
señanza es libre", para continuar el mismo texto remitiendo a la ley se­
cundaria el deber de señalar cuáles profesiones requerían título para su
ejercicio y éstos con qué requisitos se deberían de expedir. Al ámbito
de los estados quedaba reservada la facultad de fomentar la educación, de
acuerdo con el principio de que lo que no se reserva expresamente a la
Federación, es competencia de los estados.

3Y Diario de los debates del Congreso constituyente. p. 1 118.


40 Jdem p. 637.
428 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

El debate en el Constituyente estuvo marcado por una tendencia li­


beral, aunque Diputados como Joaquín García Granados expresaron su
temor que la educación cayera en manos de "los jesuitas y el clero", y
temía una educación fanática. Sin embargo, prevalecieron los concep­
tos liberales clásicos, como del Diputado José María Mata: "Si el Parti­
do Liberal ha de ser consecuente con sus principios, tiene el deber de
quitar toda traba a la enseñanza", o la del Diputado Guillermo Prieto,
que consideraba a la instrucción "como base de la libertad" asentando que
"los pueblos embrutecidos deben sufrir gobiernos tiranos".
Poco duró el concepto liberal clásico en la materia educativa, el 15
de abril de 1861, el Presidente Benito Juárez intenta controlar la educa­
ción con una ley sobre la materia que junto con la ley de Instrucción
Pública del Imperio de Maximiliano en 1865, nos presentan las siguien­
tes premisas: el sistema político-económico era liberal tanto para Juá­
rez como para Maximiliano, en tanto que en lo educativo la corriente
positivista se imponía, puesto que con la famosa "ley de los tres esta­
dos", lo único verdadero era la ciencia. Esta doctrina encontró campo
fértil en México, puesto que la participación del clero a favor de la cau­
sa conservadora era pública y los liberales pronto hicieron suya la co­
rriente que negaba al estado religioso o metafísico todo valor, pues sólo
lo científico, podía aceptarse en materia educativa. Lo paradójico es
que Maximiliano, en el ámbito educativo, en vez de ser liberal, se hace
positivista y, por consecuencia, con esa doctrina anticlerical lo que ge­
nera, entre muchas otras cosas es, su caída.
A la restauración de la República, Juárez, el 2 de diciembre de
1867, publica la Ley Orgánica de la Instrucción Pública en el Distrito
Federal, destacando los siguientes elementos:
Juárez, en perfecta concordancia con ideales federalistas, respeta la
competencia de los estados en la materia educativa y, él como Presiden­
te, se concreta a Gobernar la materia educativa en el Distrito y Territo­
rios Federales.
En lo relativo a las Escuelas de Instrucción Primaria, éstas eran gra­
tuitas para los pobres y obligatoria desde la edad de cinco años para todos.
Se crean las escuelas preparatorias (Art. 8), con Gabino Barreda.
Año y medio después, el 15 de mayo de 1869, el Gobierno de Juárez ex­
pide otra ley de Instrucción Pública en la cual respetaba el federalismo
y suprimía, al influjo de las concepciones de moda (las positivistas), la
enseñanza de la religión, con lo que la educación elemental adquiría los
rasgos de laica, obligatoria y gratuita. Lo anterior genera el enfrenta­
miento en la educación, entre liberales clásicos y los positivistas puesto
que, para estos últimos, la libertad era algo poco científico; sin embar­
go, estos los mismo predominaron y su influencia se nota en México,
desde las leyes de Instrucción Pública de Juárez, hasta el Porfirismo,
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO - J. Mateas Santillán 429

donde encuentran eco en el Primer Congreso Nacional de Instrucción


Pública (1889-1890) sitio en que, maestros como Justo Sierra, Enrique
C. Rébsamen, Luis E. Ruiz, Manuel Cervantes Imas y mucho otros, re­
tomaron los principios de la instrucción primaria obligatoria, gratuita y
laica. En dicho congreso se rechazó la opinión de los maestros Miguel
Serrano y Ramón Manterola, liberales clásicos, de apegarse al artículo
3° de la Constitución de 1857, así como, el extremo presentado por el
diputado Adolfo Cisneros Cámara quien pretendía que la educación fue­
ra laica para todos, obligatoria para todos y gratuita para todos.
Durante el Segundo Congreso Nacional de Instrucción Pública
(1890-1891), se destierra de la educación el Sistema Lancasteriano en el
que, los alumnos más adelantados enseñaban a los que les seguían y se
implementa el modo simultáneo. Se dice que la gratuidad de la educa­
ción exige a las autoridades que provean de útiles a los alumnos de las
escuelas primarias oficiales. Todas las entidades deben establecer
Escuelas Normales.
A partir de 1888 se reforma la ley de Instrucción Pública para el
Distrito Federal y la educación primaria se divide en elemental y supe­
rior, de las cuales la elemental correspondía su mantenimiento a los
Municipios y la Superior al Ejecutivo Federal, en tanto se prohibía a los
miembros del clero su intervención en las escuelas superiores.
Durante todo el porfiriato se mantuvo el federalismo en la educa­
ción y a lo más que se llegó consistió en que el Ejecutivo Federal fuera
quien se hiciera cargo de la Educación Pública en el Distrito y Territo­
rios Federales (1891).
Con un esquema federal sólido, influenciado por el positivismo, se
llega al siglo XX y pocos años después a la Revolución Mexicana. Es du­
rante el año de 1912, en diciembre, cuando el Sr. Diputado Félix F. Pa­
lavicini ante la Cámara de Diputados, expresara: "en nuestro régimen
federal no puede existir el ministerio de Instrucción Pública; es más, en
ninguna federación del mundo existe un Ministerio de Instrucción Pú­
blica como aquí", a lo que añadiremos que el Ministerio aludido por el
diputado Palavicini tenía exclusiva jurisdicción sobre el Distrito y Terri­
torios Federales.
Años después, durante el Congreso Constituyente de Querétaro, la
cuestión educativa, vuelve a ser objeto de análisis y lucha. El proyecto
del presidente Carranza presentaba el mismo esquema liberal de 1857 y
la primera Comisión de Puntos Constitucionales encabezada por el Dip.
Federal Francisco J. Múgica, retomaba los conceptos positivistas de
educación antirreligiosa y por ende laica. Los conceptos de gratuidad
de la educación oficial, obligatoriedad y federalismo, no estaban a dis­
cusión, pues era común su aceptación en ambos bandos, en congruen­
cia con la tradición del siglo XX. En cuanto a la relevancia de la materia,
430 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

nos basta citar las palabras del Diputado Múgica: "Ningún momento,
señores, de los que la revolución ha pasado, ha sido tan grande, tan pal­
pitante, tan solemne como el momento en que el Congreso Constituyen­
te, aquí reunido, trata de discutir el Artículo 3° de la Constitución de los
Estados Unidos Mexicanos". En el bando contrario existía coincideRcia
en este punto, pues el C. Diputado Luis Manuel Rojas, contestando al
Gral. Mújica expresó: "ha tenido en cambio singular clarividencia al ha­
blarnos de una gran verdad: la suprema importancia de este debate".
La lucha entre liberales y positivistas fue de gran magnitud. El Dip. Ro­
jas aducía que por técnica jurídica la sección de garantías individuales
(entre las que se encuentra la Educación) era la de limitaciones a la au­
toridad a favor del individuo, en tanto que la obligatoriedad se refería al
individuo, y por lo tanto esta cuestión debería ser tratada, como lo pro­
ponía el presidente Carranza en el Artículo 31 del proyecto de reformas,
en donde se expresaba la obligación de todos los mexicanos de ir a la
Escuela. Dentro de los términos generales que fija la Federación, puede
cada estado reglamentar el precepto a su gusto, por lo que en nuestro
particular juicio, los conceptos centrales de la materia educativa, como
lo son su gratuidad, obligatoriedad y el que nos ocupa, su calidad de Fe­
deral, no tuvieron otra discusión que la de ver en qué lugar de la Cons­
titución se deberían colocar; por lo que el centro del debate, se reduce a
lo laico, es decir, a la magnitud de la intromisión del Estado en la mate­
ria educativa, pues la facultad de que cada entidad regule la materia
implica la intervención del Estado. Para aclarar este punto nos remiti­
remos de nueva cuenta, a las palabras del Diputado Rojas, quien expresó:
"De manera que la diferencia es muy sencilla: el precepto del Primer
Jefe dice que la enseñanza será laica cuando se trate de establecimien­
tos oficiales, y la comisión quiere que también sea laica en los estableci­
mientos particulares".
En cuanto a la influencia de la mayoría del Congreso Constituyente
de 1916-1917, ésta se encuentra perfectamente descrita por las palabras
del Diputado Mújica: "pero sí puedo decir al Honorable Presidente de la
Comisión, que en cuestiones de Pedagogía, las ideas más modernas han
evolucionado paralelamente al criterio positivo".
Finalmente, se impusieron las concepciones positivas y el texto del
Artículo 3o aprobado fue el siguiente: "La enseñanza es libre; pero será
laica la que se dé en los establecimientos oficiales de educación, lo mis­
mo que la enseñanza primaria, elemental y superior que se imparta en
los establecimientos particulares. Ninguna corporación religiosa, ni mi­
nistro de algún culto, podrán establecer o dirigir escuelas de instruc-
ción primaria".
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO J. Matcos Santillán
431
-

Las escuelas primarias particulares sólo podrán establecerse suje­


tándose a la vigilancia oficial. "En los establecimientos oficiales se im­
partirá gratuitamente la enseñanza primaria".
Como se ve, se mantienen las constantes decimonónicas en la Cons­
titución del 17. Por un lado, el federalismo, la obligatoriedad y gratui­
dad de la educación pública y por otro, el Estado regulando la educa­
ción; lo que generó un conflicto, pues si la educación es laica no es
libre, y extender lo laico a las escuelas privadas fue el centro de nuevas
tempestades.
No contento con los acontecimientos, el 20 de noviembre de 1918,
el Presidente Carranza se propuso reformar el Artículo 3o de la Consti­
tución General, donde se excluía a la educación privada del laicismo.
Las cámaras no discutieron dicho proyecto y, en abril de 1920, se lanza
el Plan de Agua Prieta, lo que genera la caída de Carranza, la posterior
legislatura obregonista dejó en el olvido la iniciativa de Ley, cerrándose
con esto un capítulo en la Historia de la Educación Mexicana.
Otro de los temas que ocuparon la atención de los constituyentes
por su trascendencia social fue el del trabajo regulado en el artículo 123,
que fue leído, discutido y aprobado en las sesiones que se efectuaron el
día 23 de enero de 1917.
El proyecto original de Carranza que se insertaba en el artículo so.
fue fácilmente rebasado a lo largo de diversas sesiones en las que evolu­
cionó un proyecto de bases sobre la legislación del trabajo que se pro­
ponía como reforma al artículo so de la constitución de 18S 7, mismo
que fue presentado el 13 de enero de 1 917.
En la sesión de 23 de enero de 1917 la comisión propuso que se incor­
porara a la Constitución una sección que llevaría por nombre "Del Tra­
bajo y de la Previsión Social", mismo que fue aprobado por 163 votos.
Entre las conquistas reflejadas por el texto constitucional encontra­
mos la jornada máxima de ocho horas, la prohibición del trabajo para
los niños menores de 12 años, por cada día de trabajo habría uno de
descanso, se estableció que el salario mínimo de un trabajador debería
ser suficiente para satisfacer sus necesidades normales como jefe de fa­
milia, se estableció la participación de utilidades, el pago de igual sala­
rio a trabajo igual, la prohibición de embargo, compensación o des­
cuentos sobre el salario mínimo, que el salario debía ser pagado en
moneda legal, se establecieron principios de seguridad social a cargo de
los patrones, así como la responsabilidad de éstos en los casos de acci­
dentes de trabajo. Se estableció el derecho de los trabajadores a formar
sindicatos, el derecho a la huelga de los trabajadores y el de paro de los
432 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN

patrones, se prohibió que las deudas de los trabajadores se hicieran ex­


tensivas a la familia.
El artículo 123 de la Constitución también estableció el concepto de
patrimonio familiar y bienes inalienables aún cuando remitió a una ley
secundaria su precisión, se estableció asimismo el concepto de previ­
sión popular con el establecimiento de cajas de seguros populares de di­
versas índoles, así como se consideró como causa de utilidad social la
formación de sociedades cooperativas encargadas de la construcción de
viviendas para los trabajadores.
Como puede apreciarse, el capítulo del trabajo fue uno de los gran-
des logros del Constituyente de 1916-1917.
Puede considerarse después del análisis de los contenidos sociales
de la Constitución de 1917, su vocación popular o social es innegable, y
rompió los cartabones del constitucionalismo clásico del siglo XIX.
U na tendencia clara del Constituyente de 1916-1917 es su vocación
por hacer efectivo el federalismo, federalismo que se vio muy vulnerado
durante la etapa porfirista, lo que generó una concentración excesiva
del poder político en unas cuantas manos generalmente muy vinculadas
al poder económico, de esta forma, cuando en 1917 se establece la figu­
ra del municipio libre como base de la administración pública de los
Estados y a los Estados como base de la división política federal, inten­
tándose una redistribución del poder político al interior de la Repúbli­
ca. Desafortunadamente no pudieron prevenir nuestros constituyentes
fue que: así como, es importante que el poder público se divida vertical
y horizontalmente para su ejercicio, guarda la misma importancia la es­
tructuración del sistema de partidos y sistema electoral en cuanto a su
incidencia sobre el sistema de gobierno, más claro, la división del poder
público en Ejecutivo, Legislativo y Judicial, lo mismo que la división en
tres niveles de gobierno que son el federal, el estatal y el municipal no
pudieron en su conjunto evitar el centralismo que propició el sistema de
partido hegemónico que prevaleció en nuestro país a lo largo, práctica­
mente, de todo el siglo XX.
Donde definitivamente existieron grandes coincidencias es en el mar-
cado acento anticlerical que prevaleció en los Constituyentes de 185 7 y
1917, pues si atendemos los grandes debates y los estudiamos cuidado­
samente observaremos una clara tendencia a separar las actividades del
Estado y las de la Iglesia, como se aprecia en el debate del artículo 3°,
en que prevaleció la educación laica, o en el del 27, en que se mantuvo
la prohibición impuesta a las sociedades eclesiásticas de poseer bienes,
limitaciones que se hicieron patentes en los artículos 24 y 130 consti­
tucionales y, en los que se estableció la libertad de cultos, el no reco-
EVOLUCIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL I\IEXICANO J. �latL'o' Santillán
433

nacimiento de persona lidad jurídica a las agrupaciones religiosas, el


impedimento de los ministros de culto para partici par en política, ne­
gándoseles el voto activo y pasivo, así como, el derecho de asociación
con fines políticos, a las agrupaciones políticas se les prohibió usar en
sus títulos o denominaciones palabras que les vincularan a cualquier re­
ligión, y muchas otras medidas que refrendaba n la vigencia de las leyes
de Reforma en cuanto a la relación Iglesia-Estado.

.
.;:

'
-<:
'1'
,'.t
BIBLIOGRAFÍA

ALAMÁN, Lucas, Historia de México, Col. Clásicos de la historia de México, FCE,


Tomo III, México, 1985.
ÁLVAREZ LEDESMA, Mario, Los Derechos Humanos, su Declaración Universal y
la Relación que Guardan con el Estado, Tesis profesional, Escuela de Dere­
cho de la Universidad Anáhuac, México, 1985.
ARAGÓN REYES, Manuel, Derecho Constitucional, Tirant lo Blanch, España, 1998.
ARAGÓN, Manuel, Supralegalidad y Supremacía Constitucional, en Revista de
Estudios Políticos, España, Número 50, marzo-abril de 1986.
ARELLANO GARCÍA, Carlos, Primer Curso de Derecho Internacional Público, 23 ed.,
Porrúa, México, 1993.
ARÉVALO ÁLVAREZ, Luis Ernesto, El Concepto Jurídico y la Génesis de los Dere­
chos Humanos, 13• ed., Universidad Iberoamericana, Plantel Golfo Centro,
México, 1997.
ARISTÓTELES, La Política, Traducido al español por Pedro Simón Abril, Ibe-
ro-Americana, Madrid, 1927.
ARNÁIZ AMIGO, Aurora, Ética y Estado, UNAM, México, 1975.
ARTEAGA NAVA, Elisur, Derecho Constitucional, Porrúa, México, 1994.
ASENSI SABATER, José, Constitucionalismo y Derecho Constitucional, Tirant lo

--
Blanch, España, 1996.
BARRAGÁN BARRAGÁN, José, Principios sobre el federalismo mexicano: 1824.
DDF, Colección cívica nacional, No. 12, México, 1984.

----
. Algunas consideraciones sobre los cuatro recursos de amparo regulados por
las siete partidas, Universidad de Guadalajara, 23• ed. Guadalajara, México,
2000.
. Introducción al federalismo. Universidad de Guadalajara. México. 1994.
, Juicio de Residencia en el origen del juicio de amparo mexicano, Valencia
1972, tesis para obtener el grado de Doctor en Derecho. Editada Universi­
dad de Valencia.
--, Temas del Liberalismo Gaditano, Instituto de Investigaciones Jurídicas,
UNAM, México, 1978.
BISCAREITI DE RUFFIA, Paolo, Derecho Constitucional, Tecnos, 1973.
--,Introducción al derecho constitucional comparado. la. ed., Fondo de Cul­
tura Económica, México.

435
436 BIBLIOGRAFÍA

BORJA, Rodrigo, Derecho Político y Constitucional. 1" reimp., Fondo de Cultura


Económica, México, 1992.
BRENDA, Ernesto, Manual de Derecho Constilllcional, Instituto Vasco de Admi­
nistración Pública, Marcial Pons, Ediciones Jurídicas y Sociales, Madrid,
España, 1996,
BROWN WEISS, Edith, In faimess to filture generations: Intemational Law, Com-
mon Patrimony and Intergenerational Equity, The United Nations Univer-
sity, Tokyo, Japan, 1989.
BURGOA ORIHUELA, Ignacio, Derecho Constitucional Mexicano, Porrúa, México,
2000.
CABALLERO SIERRA, Gaspar y ANZOLA GIL Marcela, Teoría Constitucional, Te-
mis, Santa Fe de Bogota, Colombia, 1995.
CARPIZO MAC GREGOR, Jorge, La Constitución Mexicana de 1917, UNAM, Méxi-
co, 1980.
--, Estudios Constitucionales, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas,
México, 1980.
CARRE DE MALBERG, Raymond, Teoría general del Estado, Facultad de Dere-
cho-UNAM y Fondo de Cultura Económica, México, 1998.
CASTAN TOBEÑAS, José, Los Derechos del Hombre, 2a ed., Reus, Madrid, 1976.
CICERÓN, Marco Tulio, La República, Traducción al español de José Velazco y
García.
COLOMER VIADEL, Antonio, Estudios constitucionales, Instituto de Investigacio-
nes Jurídicas, UNAM, México, 1994.
--, Practicas de Derecho Constitucional, Tirant lo Blanch, 1992.
Constitución de Cádiz, Promulgada por las Cortes el 19 de marzo de 1812, Ma-
drid, 1819.
COOLEY, A., Tratise on the Constitutional Limitations wlziclz Res/ upons the Legis-
lative Power of tlze States o( tlze American Unían, EUA, 1868.
Crónicas del Acta Constitutiva de la Federación, Edición preparada por
Barragán Barragán, José, Imprenta de la Cámara de diputados, XLIX Le­
gislatura del Congreso de la Unión, 1974.
CUEVA, Mario de la, Teoría de la Constitución, 4" ed., México, Porrúa, 1990.
--,El Constilllcionalisnw Mexicano, Publicaciones de la Facultad de Derecho,
UNAM, 1957.
--, Teoría de la Constitución, 4a ed, México, Porrúa, 1990.
DA SILVA, José Alfonso, Cursos de Direito Constitucional Positivo, 9a cd., Malhei-
ros Editores, Sao Paolo Brasil, 1993.
DABIN, Jcan, Doctrina general del Estado, Jus, México, 1955.
DE OTTO, Ignacio, Derecho Constitucional, Sistemas de Fuentes, 2" Reimp.,
Ariel, Barcelona, España, 1991.
Derechos del Pueblo Mexicano, Articulado Constitucional, Tomo VI, Cámara de
Diputados del Congreso de la Unión, México, 1985.
DEUTSCH, Karl W., Política v Gohienw, Fondo de Cultura Económica, España,
1970.
Diario de las Cortes Constituye tl tes de Cádiz, Imprenta de Genaro García, Ma-
drid 1874.
BIBLIOGRAFÍA
437

Diario de los Debates del Congreso Constituyente de 1916-1917, Edición Faximi­


lar, Cámara de Diputados, México, 1989.
DUGUIT, León, Traité de Droit Constitutionnel, 5 volúmenes, París, 1921-1929.
DUVERGER, Maurice, Instituciones Políticas v Derecho Constitucional, 23 Reim­
presión para México, Ariel, Barcelona, España, 1992.
ESMEIN, Adhemar, Eléments de Droit Constitutionnel, 2 volúmenes, París, 1927.
ESPÍN Eduardo, Derecho Constitucional, Tiran lo Blanch Derecho, Valencia, Espa­
ña, 1991.
FAIREN GUILLÉN, Víctor, Antecedentes Aragoneses de los Juicios de Amparo,
UNAM, México, 1971.
FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco, El Sistema Constitucional español, Dykinson,
23 Reimp., Madrid, 1997.
--, "La Tutela de los intereses difusos", Revista Chilena de Derecho, vol. 20,
Santiago de Chile, 1993.
FERRANDO BADÍA, Juan, Estmctura Interna de la Constitución. Su dinámica y
Factores, 2a ed., Editorial Tirant lo Blanch, Barcelona, España, 1990.
FLORES TREJO, Fernando, Estudio Constitucional del Poder Judicial Federal,
UNAM, México, 1979.
GARCÍA GALLO Alfonso, Manual de Historia del Derecho Español, Tomo 1,
AGESA, Madrid, 1984.
GARCÍA MÁYNEZ, Eduardo, Introducción al Estudio del Derecho, Porrúa, México,
1995.
GARCÍA MORENTE, M., Lecciones preliminares de filosofía, Losada, Buenos Aires,
1952.
GARCÍA PELAYO, Manuel, Derecho Constitucional Comparado, 2a ed., Alianza
Editorial, Madrid, España, 1991.
GARRIDO FALLA, Fernando y otros, Comentarios a la Constitución, Civitas, Ma­
drid, 1985.
GONZÁLEZ DÍAZ LOMBARDO, Francisco, Historia del Derecho y del Estado, Limu­
sa, México, 1975.
GONZÁLEZ ÜROPEZA, Manuel, El Federalismo, UNAM, México, 1995.
HAMILTON, A; MADISON, J. y JAY, J., El Federalista, Fondo de Cultura Económi­
ca, México, 1998.
--, El Federalista, traducido por Gustavo R. Velasco, Fondo de Cultura Eco­
nómica, México, 1957.
HAURIOU, André, Derecho Constitucional e Instituciones Políticas, 2a ed., Ariel,
Barcelona, España, 1980.
HELLER, Herman, Teoría del Estado, Fondo de Cultura Económica, México, 1988.
Historia del Congreso Extraordinario Constituyente 1856-1857, Imprenta de Igna­
cio Cumplido, Tomo 11, p. 590.
IZAGA, Luis, Elementos de Derecho Político, Tomo 11, Bosch, Barcelona, 1999.
JELLINEK, George, Teoría General del Estado, Editora Nacional, Montevideo,
1967.
KELSEN, H., Teoría general del Estado, Traducción al español de Luis Legaz Y
Lacambra, Labor, Barcelona, 1934.
KE LSEN, H a n s, Teoría General del Derecho y del Estad o, VNAM, México, 1998.
438 BIBLIOGRAFÍA

--, Teoría Pura del Derecho, UNAM, 1986, México.


LANZ DURET, Miguel, Derecho Constitucional Mexicano, Compañía Editorial
Continental, México, 1968.
LARA PONTE, Rodolfo, Los Derechos Humanos en el Constitucionalismo Mexica­
no, 1a ed., UNAM, México, 1993.
Las Constituciones de México 1814-1989, H. Congreso de la Unión, México, 1989,
Talleres Gráficos de la Cámara de Diputados.
LASALLE, Ferdinand, iQué es una Constitución?, 2a ed., Ediciones y Distribucio­
nes Hispánicas, México, 1989.
LEE BENSON, Nattie, La diputación provincial y el federalismo mexicano, Cole­
gio de México, UNAM, México, 1994.
LOEWENSTEIN, Karl, Teoría de la Constitución, Ariel, Barcelona, 1982.
LÓPEZ BASAGUREN, Alberto, iRéquiem por la Constitución? El ordenamiento
constitucional en la integración comunitaria, en Civitas Europa, España,
marzo de 1999.
LÓPEZ GUERRA, Luis, Introducción al Derecho Constitucional, Tirant lo Blanch,
España, 1994.
MANGAS MARTÍN, Araceli, "Los Tratados Internacionales. Especial referencia a
la ciudadanía europea", en Revista de Derecho Político, España, número 36,
1992.
MARTÍNEZ DE LA SERNA, Juan Antonio, Derecho Constitucional Mexicano, Po-
rrúa, México, 1983.
MARTÍNEZ SOSPEDRA, Manuel, Las instituciones del gobierno co11stitucional, 2a ed.,
Valencia, España, 1994.
-- , "El rey en la Constitución de Cádiz: una monarquía presidencialista", Re­
vista Estudios del Departamento de Historia moderna de la Facultad de Fi­
losofía, Zaragoza, España, 1975.
MATEOS SANTILLÁN, Juan José, "Los fraudes electorales en el siglo XIX, una lec­
ción para el siglo XXI", Revista Jurídica Jalisciense, Universidad de Guadala­
jara, Año 4, núm. 1 O, 1994.
--, "La verdadera fórmula Otero", Revista Jurídica Jalisciense, Universidad de
Guadalajara, No. 3, septiembre-diciembre 1997.
--, El tratado de Guadalupe-Hidalgo a la luz de la prensa de su época, Tesis
doctoral, UNAM, 1994.
MORENO DÍAZ, Daniel, Derecho Constitucional Mexicano, 2a ed., Pax-Mex, Méxi-
co, 1973.
--, Derecho Constitucional Mexicano, 9a ed., Pax-México, 1985.
PACHECO PULIDO, Guillermo, Supremacía Constitucional y Federalismo Jurídico,
Porrúa, México, 2000.
PÉREZ ROYO, Javier, Curso de Derecho Constitucional, Tirant lo Blanch, España,
2002.
POLO BERNAL, Efraín, Manual de Derecho Constitucional, 1a ed., Porrúa, Méxi-
co, 1985.
PONTIFES MARTÍNEZ, Arturo y POBLANO CHÁVEZ, Daniel, Los Derechos Adminis­
trativos del hombre y del ciudadano, posibilidades de aplicación en México,
1 a. ed., INAP, México, 1993.
BIBLIOGRAFÍA 439

QUINTANA ROLDÁN, Carlos y SABIDO PENICHE, Norma, Derechos Humanos, Po­


rrúa, México, 1998.
QUIROZ ACOSTA, Enrique, Lecciones de Derecho Constitucional, Tomo I, Porrúa,
México, 1999.
RAMELLA, Pablo A., Derecho Constitucional, 3" ed., Ediciones Depalma, Buenos
Aires, Argentina, 1 986.
RAMÍREZ FONSECA, Francisco, Manual de Derecho Constitucional, 4a ed., PAC,
México, 1985.
REYES TAYABAS, Pedro, Derecho Constitucional, 4a ed., Themis, México, 1997.
RODRÍGUEZ, Ramón, Derecho Constitucional, UNAM, México, 1978.
ROJAS CABALLERO, Aricl Alberto, "La recepción del Derecho Internacional" en
México y su Jerarquía Nonnativa, en Responsa, México, Año 1, Número S,
mayo de 1996.
ROUSSEAU, Jean-Jacques, El Contrato Social, SARPE. Madrid, España, 1983.
RUIZ, Eduardo, Derecho Constitucional, Edición Facsimilar de 1902, UNAM,
México, 1978.
SÁNCHEZ VIAMONTE, Carlos, Manual de Derecho Constitucional, Kapelusz, Bue­
nos Aires 1959.
SARTORI, Giovanni, Ingeniería Constitucional Comparada, FCE, México, 1994.
SAYEG HELÚ, Jorge, Instituciones de Derecho Constitucional Mexicano, 1a ed.,
Porrúa, México, 1987.
SCHM I'IT, Carl, Teoría de la Constitución, Alianza Editorial, Madrid, 1996.
SCHWARTZ, Bernard, Los Poderes del Gobierno. Vol. I, Los Poderes Federales y
Estatales, traducción de José Juan Olloqui Labastida, UNAM, Facultad de
Derecho, México, 1966.
SERRA ROJAS, Andrés, Teoría General del Estado, Porrúa, México, 1964.
SIEYÉS, Emmanuel J., iQué es el tercer Estado?, UNAM, México, 1983.
SILVA NAVA, Carlos de., "La Supremacía Constitucional y los Tratados Interna­
cionales", en Anuario de Derecho Público, ITAM y Me Graw Hill, México, 1997,
Número l.
SPOTA, Alberto Antonio, "Ensayo sobre la declinación de la Supremacía Consti­
tucional y del Federalismo como consecuencia de la Globalización y de las
Grandes Comunidades Político Económicas", en La Ley, Argentina, abril 10
del 2000.
TENA RAMÍREZ, Felipe, Derecho Constitucional Mexicano, Porrúa, México, 1998.
--,Leyes Fundamentales de México, 1808-1997, 2oa ed., Porrúa, México, 1997.
TOCQUEVILLE, Alexis de., La Democracia en América, Tomo I, Planeta Agostini,
Madrid 1978.
TROVEL Y SERRA, Antonio, Los Derechos Humanos, Tecnos, Madrid, España, 1968.
Esta obra se terminó de componer, imprimir y encuadernar
el 15 de enero de 201O en los talleres de
Castellanos Impresión, SA de CV,
Ganaderos 149, col. Granjas Esmeralda,
0981O, Iztapalapa, México, DF

La tipografía de este libro se realizó con


fuente Dutch823 BT en cuerpo
de 10/12, caja de 28 x 45 picas.

Potrebbero piacerti anche