Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Lenin indica las causas y las consecuencias del imperialismo (ejemplificando con InglaterrA).
Causas: 1) explotación del mundo entero por dicho país; 2) su situación de monopolio en el
mercado mundial; 3) su monopolio colonial. Consecuencias: 1) aburguesamiento de una parte
del proletariado inglés; 2) una parte de dicho proletariado se deja dirigir por gentes compradas
por la burguesía o, cuando menos, pagadas por la misma. El imperialismo de comienzos del
siglo XX terminó el reparto del mundo entre un puñado de Estados, cada uno de los cuales
explota actualmente (en el sentido de la obtención de superganancias) una parte “del mundo
entero” poco más pequeña que la que explotaba Inglaterra en 1858; cada uno de ellos ocupa
una posición de monopolio en el mercado mundial, gracias a los trusts, a los cartels, al capital
financiero, a las relaciones entre acreedor y deudor; cada uno de ellos dispone hasta cierto
punto de un monopolio colonial (como hemos visto, de los 75 millones de kilómetros cuadrados
de todas las colonias del mundo, 65 millones, es decir, el 86%, se hallan concentrados en
manos de seis potencias; 61 millones, esto es, el 81%, están concentrados en manos de tres
potencias).
El rasgo distintivo de la situación actual consiste en la existencia de condiciones económicas y
políticas tales, que forzosamente han tenido que acentuar la inconciliabilidad del oportunismo
con los intereses generales y vitales del movimiento obrero: el imperialismo embrionario se ha
convertido en un sistema dominante; los monopolios capitalistas han pasado al primer plano
en la economía nacional y en la política; el reparto del mundo se ha llevado a su término; pero,
por otra parte, en vez del monopolio indiviso de Inglaterra, vemos la lucha por la participación
en él entre un pequeño número de potencias imperialistas, lucha que caracteriza todo el
comienzo del siglo XX. El oportunismo no puede ahora resultar completamente victorioso en el
movimiento obrero de un país durante decenas de años, como triunfó en Inglaterra durante la
segunda mitad del siglo XIX, pero, en una serie de países, ha alcanzado su plena madurez, la ha
sobrepasado y se ha descompuesto, fundiéndose del todo, bajo la forma del socialchovinismo,
con la política burguesa.
Los sabios y los publicistas burgueses ordinariamente defienden el imperialismo en una forma
un poco encubierta, velando la dominación completa del imperialismo y sus raíces profundas,
esforzándose en colocar en primer plano las particularidades y los detalles secundarios,
esforzándose en distraer la atención de lo esencial por medio de proyectos de “reformas” faltos
de toda seriedad, tales como el control policiaco de los trusts o de los bancos, etc. Es menos
frecuente que den abiertamente la cara los imperialistas cínicos, declarados, que tienen el valor
de considerar como absurda la idea de reformar las características fundamentales del
imperialismo.