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Bob Avakian
A manera de introducción, quiero citar unos versos de "To a Rainbow" (Al arco iris)
del poeta romántico escocés Thomas Campbell:
Primero, veamos la siguiente cuestión: ¿podemos prescindir de los mitos? Sí... y no.
Podemos y debemos prescindir de los mitos que nos presentan como realidad, es
decir, la religión. Eso está relacionado con lo que dije en la conclusión de
Predicando desde un púlpito de huesos * sobre las similitudes y diferencias entre la
ciencia, la religión y el arte, y especialmente la diferencia entre el arte y la religión.
El arte motiva al público a responder a cosas que no son reales como si lo fueran,
pero en el fondo tanto los artistas como el público saben que no lo son (a menos
que se trate de un documental o una dramatización de la vida real o algo por el
estilo).
Hace unos años, conversando con un cuate que estaba muy metido en la onda de la
ciencia ficción, le dije que a mi parecer en la futura sociedad la ciencia ficción no
tendrá caso. Me preguntó por qué y respondí que sería basarse en la realidad actual
y pronosticar con muy poca probabilidad de atinar. Desde entonces lo he
reflexionado en varias ocasiones y me di cuenta de que mi respuesta negó el papel
del arte y la imaginación. Afortunadamente, me di cuenta luego luego, y me parece
que el ejemplo ayuda a ilustrar la diferencia entre ciencia y arte.
Esto tiene dos aspectos. Primero, como hemos aprendido, las leyes materiales no
son tan "frías". Los materialistas dialécticos sabemos que representan tendencias,
fenómenos con ciertas tendencias, y no algo rígido o monolítico sin
contradicciones. Representan tendencias que encierran contradicción, movimiento
y lucha, y a las cuales se oponen tendencias contradictorias. Por muy concretas que
sean, las leyes materiales no son en absoluto "frías".
Las "leyes materiales", o sea, el materialismo, deben ser dialécticas y llenas de vida
y vitalidad. En ese sentido no deben tener nada de "frío". Comprender el mundo y
sus fuerzas motrices requiere un proceso y una lucha constantes por superar la
contradicción entre la ignorancia y el conocimiento, lo viejo y lo nuevo, etc. Es un
proceso vital y vigoroso que requiere de mucha imaginación. Y entendido en el
sentido netamente científico, no tiene nada en absoluto de "frío", rígido, estancado
ni "gris".
Eso me recuerda el error que cometimos en una polémica contra los mencheviques
acerca del matemático chino que estudió la conjetura de Goldbach. En otra charla
comenté que al contestar a los mencheviques caímos un tanto en el simplismo o lo
que podríamos llamar materialismo vulgar.**. Bueno, quiero dejar en claro que fue
un aspecto muy secundario de nuestra lucha contra los mencheviques. No quiero
exagerarlo ni mucho menos revocar los veredictos correctos sobre la lucha contra
los mencheviques y el golpe revisionista en China. Pero así y todo vale la pena
aprender de ese error relativamente secundario, que nos enseña la importancia de
"la investigación y la ciencia en sí", algo que es parecido a la necesidad de tener
mitos, en el sentido que vengo señalando, digo, el hecho de que necesitamos la
imaginación, la metáfora y la poesía.
"Fin/Comienzo" también menciona esta cita de Mao: "No se puede escribir poesía
si se es demasiado realista". Se refiere a la relación dialéctica entre realismo y
romanticismo. Dice que si uno es demasiado realista no puede escribir poesía.
¿Acaso dice que debemos sustituir el materialismo por el idealismo? Para nada.
Más bien subraya desde otro ángulo la importancia de la imaginación, de echar a
volar la imaginación, de la poesía y todo lo que simboliza y representa. ¿Por qué lo
dice? O sea, si la poesía no tuviera importancia, ¿qué importa si no podemos
escribirla? Obviamente, Mao opina que la poesía es un aspecto muy importante de
la vida. Es un aspecto importante del movimiento que construimos y de la sociedad
por la que luchamos.
¿Acaso queremos reducir todo a "frías leyes materiales"? ¡Para nada! Hay que
reconocer que las mismas "leyes materiales" son un aspecto vivo, vital y vibrante
del materialismo dialéctico.
Esto está relacionado con lo que dije en la conclusión de Predicando, refiriéndome
a "The Amazing Randi" (Randi, el asombroso), que dedica la vida a desenmascarar
a los charlatanes que fomentan la percepción extrasensorial, la telequinesis y cosas
por el estilo. Randi afirma que no porque uno deje atrás la superstición la vida se
vuelve aburrida y fría. (No se refiere directamente a la religión en sí, pero
evidentemente lo que dice abarca la religión --o podemos interpretarlo así sin
temor a equivocarnos-- así como la parasicología, la percepción extrasensorial, la
astrología, etc.). El mundo real tal y como es nos brinda una abundancia de
fenómenos que son un deleite para la mente y que cuesta trabajo "asimilar",
comprender y reflexionar. La imaginación tiene un papel importantísimo y es
interesantísimo contemplar e investigar la realidad en toda su complejidad y con
todo su movimiento y desarrollo contradictorio. No es necesario recurrir a la magia
para experimentar una tremenda reverencia y asombro ante el mundo.
Se nos plantea un reto, volviendo a lo que dijo Mao sobre la importancia de tener
un espíritu poético (si uno es demasiado realista, no puede escribir poesía), o sea,
la poesía es importante en la vida, en la sociedad por la cual luchamos y en el
movimiento que lucha por hacerla realidad, y se nos plantea el reto de manejar
correctamente ese aspecto poético en relación dialéctica, antes que nada, con la
base material de la sociedad:
Evidentemente todo esto tiene mucho que ver con la religión y la "espiritualidad" (o
"el alma", como se dice comúnmente) y su relación con el materialismo dialéctico,
el cual es un enfoque científico, sistemático y exhaustivo de la realidad y sus fuerzas
motrices. Aquí viene al caso el dicho de la Biblia cristiana que "no solo del pan vive
el hombre" (o la gente). El comunismo reconoce esto. Volviendo a lo que dijimos en
respuesta al poeta romántico escocés Campbell, el comunismo y su metodología y
concepción del mundo no nos dejan solamente con "frías leyes materiales".
Es muy irónico (¡y da rabia!) que la burguesía y sus defensores, que en realidad son
los "materialistas" más fríos, acusen a los comunistas de no reconocer el hecho de
que no solo del pan vive la gente. Así lo manifestó, por ejemplo, Zbigniew
Brzezinski en su crítica del comunismo (el "porqué", según él, de la "muerte del
comunismo" con la desintegración de la Unión Soviética y su bloque) a la cual
respondimos en El falso comunismo ha muerto...****. (Aunque a mi ver nuestra
respuesta tenía algunos defectos, no cabe duda de que Brzezinski no tenía razón, y
lo refutamos contundentemente. Solo que hay un aspecto secundario que
hubiéramos podido abordar de otra manera, tomando en cuenta la necesidad de ser
completamente dialécticos además de materialistas). Gente de la laya de
Brzezinski, así como líderes religiosos (y no solo los más reaccionarios sino
también los que son generalmente progresistas como Jim Wallis, autor de The Soul
of Politics [El alma de la política] que se menciona en Predicando ), hacen esta
crítica fundamental del comunismo: no reconoce que "no solo pan vive la gente". O
sea, según ellos, el comunismo no reconoce una cualidad esencial y necesaria de la
condición humana y la naturaleza humana (en sus palabras), que ansía la
espiritualidad y algo que trascienda la "fría realidad material". El comunismo,
según ellos, no la reconoce ni puede satisfacerla.
Claro, todo mundo, desde el papa hasta los "comentaristas populares", tergiversa el
concepto del materialismo y lo identifica esencialmente con dos cosas: primero, el
consumismo craso y, segundo, el materialismo mecanicista criticado por el poeta
romántico escocés Campbell. A los poetas románticos los motivó en gran medida
un rechazo a la revolución industrial e incluso a ciertos aspectos científicos de la
Ilustración. Representan un fenómeno muy complejo y contradictorio: por un lado,
se sumaron a importantes luchas contra la opresión pero, por el otro, criticaron la
revolución industrial e incluso el enfoque científico de la realidad de la época
(limitado, claro está, por la concepción del mundo burguesa); es un fenómeno
complejo y no es el momento de entrarle de lleno. Pero al criticar el "materialismo",
todos, desde el papa hasta los poetas (y otros) "románticos" o "místicos", lo reducen
al consumismo craso o al método del materialismo mecanicista. Es muy común que
revuelvan las dos cosas y, por eso, comúnmente el materialismo se asocia con
ambas. Y, en particular, muchas críticas del materialismo marxista destacan el
aspecto del "frío" materialismo mecanicista.
Aquí se ve claramente que incluso los conceptos como "belleza", "altruismo y valor"
tienen un contenido social que depende del punto de vista de clase: los proletarios
conscientes de clase no pondríamos como ejemplo de altruismo y valor a Gandhi ni
a King, quienes jamás representaron la transformación radical de la sociedad ni el
movimiento revolucionario y la ideología necesarios para hacerla realidad, sino
que, de hecho, se opusieron. El punto de vista de Sagan no es el del proletariado;
sin embargo, coincidimos en muchos de los planteamientos sobre la espiritualidad
y la materia/el materialismo, y sus observaciones son penetrantes e importantes.
Me impactó mucho, y me sigue impactando, que este fenómeno, que es muy común
especialmente ahora en Estados Unidos y otros países, está muy relacionado con el
parasitismo del imperialismo, que desde luego está profundizándose actualmente y
está muy ligado a la "revolución de alta tecnología". Como dije en "Cuestiones
estratégicas"***** (y también mencionó Clark Kissinger por su propia cuenta),
importantes capas de los países imperialistas gozan de una posición "muy alta" en
la "cadena alimenticia mundial", es decir, tienen una posición altamente parasítica.
En fin, para esas capas la religión juega el papel clave de justificar su parasitismo.
Les ofrece una explicación del malestar sin pedir que luchen contra la causa.
Por otra parte, las masas oprimidas de países como Estados Unidos y del mundo
entero pasan más y más por un tremendo sufrimiento y grandes cambios sociales, y
sienten un gran desarraigo, tanto material como ideológico y moral. Las inmensas
mayorías del mundo sufren terriblemente. Los grandes cambios sociales y
económicos, el despojo del campesinado y su migración a las ciudades del tercer
mundo, o en los países imperialistas, el caos y locura, la incertidumbre y volatilidad
del modo de vida y la situación de importantes sectores, que se manifiesta de forma
concentrada para los jóvenes, todo eso genera el deseo de algún tipo de
espiritualidad que ofrezca algo que valga la pena, algún propósito y algún alivio en
medio de tanto caos y locura, sufrimiento y desesperanza.
Reverencia y asombro
Debemos captar la unidad que existe, que es ciertamente una unidad de contrarios.
Digo, en un sentido global hay una unidad entre la concepción del mundo
científica, sistemática y cabal y la metodología para comprender y transformar el
mundo, por un lado, y echar a volar la imaginación y expresar plenamente la
"necesidad de asombro", por el otro. El comunismo logrará una síntesis mucho más
elevada que la experiencia humana ha logrado hasta ahora y la seguirá
desarrollando a un nivel mayor.
Hay oposición (pero, repito, oposición dialéctica, que encierra tanto identidad
como diferencia) entre la ciencia y la imaginación, la cual permite que se estimulen
y se fortalezcan mutuamente. De hecho cada una existe como elemento del otro. Es
decir, la ciencia encierra la imaginación y la imaginación encierra la ciencia. La
imaginación menos científica no carece totalmente de ciencia ni la ciencia más
"árida" carece totalmente de imaginación. Así debe ser y será el caso con el
comunismo, el punto de vista más cabalmente científico, cuanto más plenamente
desatemos y apliquemos su carácter crítico y revolucionario, ahora, y de una
manera cualitativamente mayor en la sociedad comunista.
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NOTAS:
* Predicando sobre un púlpito de huesos: Necesitamos moral, pero no la moral
tradicional (Chicago: Banner Press, 1999).
[Regrese al artículo]
** Aquí me refiero a una polémica contra un grupo que se escindió del PCR, a
quienes les pusimos los "mencheviques" por su posición y métodos oportunistas.
Ese grupo apoyó el golpe reaccionario encabezado por Deng Xiaoping que restauró
el capitalismo en China tras la muerte de Mao. En la polémica, caímos en el
simplismo en cuanto a la conjetura de Goldbach y esencialmente planteamos que
no valía la pena dedicar tiempo y recursos a resolver ese problema matemático.
[Regrese al artículo]
*** "El fin de una etapa-- El comienzo de una nueva etapa", Revolución, No. 60,
otoño de 1990.
[Regrese al artículo]
[Regrese al artículo]
rwor.org
Ahora quisiera hablar acerca de la cuestión del comunismo como una ciencia y por
qué no es correcto concebirlo como una "ideología científica", tal como alguien dijo
recientemente en una crítica que hizo a la siguiente caracterización en la
Constitución de nuestro partido, en la primera oración del Apéndice: "El
comunismo es una ciencia y un movimiento político revolucionario a la vez". La
oposición que expresa esta crítica mediante la formulación "ideología científica"
representa otro combinar dos en uno. Constituye otra versión de una tendencia en
el movimiento internacional hacia la reificación del proletariado (en efecto, de
reducir los intereses globales y fundamentales del proletariado a lo que se identifica
con proletarios individuales) y "la verdad de clase" ("la verdad proletaria") y en
efecto una noción de una "ciencia proletaria". Constituye una forma del relativismo
—que en términos esenciales es lo que es la "verdad de clase"— es otra forma de la
"política de identidad" (según una expresión popular de nuestros tiempos) con el
relativismo correspondiente.
Ahora bien, al discutir esta crítica, unos camaradas han recalcado algunos puntos
importantes para refutar este argumento sobre la "ideología científica". Se ha
señalado que este argumento representa un intento de crear ideología y filosofía
que están fuera de la ciencia o por encima de ella — ideología y filosofía las cuales
son en las palabras de esta crítica "un nivel de abstracción más alto" que la ciencia.
Una parte de este argumento de por qué deberíamos llamar al comunismo una
"ideología científica" contiene explícitamente una referencia a una analogía que
hice una vez —si bien de hecho constituye una mala interpretación o una mala
aplicación de dicha analogía— que compara el conocimiento de la realidad al
manejo del fuego (o de un objeto en llamas): no es posible levantar algo que está en
llamas con las manos sin protección, porque se necesita un instrumento para
manipular dicho objeto. Eso es cierto —tiene validez la analogía, entendida
correctamente— pero de ninguna forma invalida la necesidad de lo que
llamaríamos "objetividad científica". Al aplicar esta analogía, el "instrumento" que
necesitamos para conocer y transformar la realidad en toda su complejidad es un
punto de vista y método que no es subjetivo ("verdad de clase") sino uno que refleja
correctamente la realidad objetiva — el materialismo dialéctico que tal como he
recalcado reiteradamente, proporciona el método de ser científico de la manera
más congruente, sistemática y global con tal de que éste se capte y se aplique, y no
se malogre con uno u otro tipo de subjetividad, incluido lo que constituyen
conceptos instrumentalistas de la "verdad de clase".
Arroja más luz sobre esto el hecho de que este argumento (a favor de la noción de
que el comunismo es una "ideología científica") cita a Althusser al efecto de que la
ideología es la lucha de clases en la esfera de la teoría. Ésta es otra formulación
relativista e idealista. La ideología es una concepción del mundo y un sistema de
valores. Existe lucha de clases en la esfera de la ideología al igual que existe en la
esfera de la teoría, pero la ideología en sí no es lucha de clases. Para repetir, eso es
similar a la "verdad de clase" — y de hecho es una forma de promoción de la
misma. Una vez más, el que sea correcta o no alguna ideología específica —el que
corresponda a la realidad o no— es algo que se puede determinar objetivamente y
no se puede reducir aquella determinación a una cuestión de la lucha de clases — ni
en esencia se trata de dicha cuestión. Como recalca El comunismo: El comienzo de
una nueva etapa, Un manifiesto del Partido Comunista Revolucionario, Estados
Unidos: "La verdad existe objetivamente, no varía de acuerdo a los diferentes
intereses de clase y no depende del punto de vista de clase que uno tenga en la
búsqueda de la verdad" (parte IV, "Los nuevos retos, y la nueva síntesis").
Este argumento (de por qué no se debe considerar el comunismo como una ciencia
sino como una "ideología científica") también supone un entendimiento
equivocado, en vez de un entendimiento correcto —o una línea incorrecta en
contraposición a la línea correcta— acerca del principio de que el marxismo "abarca
pero no reemplaza" todas las esferas de la actividad y pensamiento del ser humano.
En algún punto de este argumento se dice que el comunismo como tal no tiene
nada que decir sobre teorías específicas en campos o disciplinas distintos de las
ciencias — en la física, la biología o lo que fuera. Ahora es cierto que existe la
particularidad de la contradicción — que cada uno de los fenómenos o los procesos
que figuran, en términos generales, en estas esferas de biología, química, física,
etc., tiene sus particularidades. No es posible resolverlos, digamos, simplemente
imponiendo los principios comunistas en general. Pero, una vez más, es una
equivocación levantar un muro entre unos y otros —por un lado, una esfera
específica o un fenómeno particular y por otro, la cuestión del punto de vista y el
método (o en otras palabras, el aspecto de "no reemplaza" por un lado y por otro el
aspecto de "abarcar")—, y sostener que el comunismo no figura en términos de
método en la ecuación (por así decirlo) de cómo abordar y cómo entender estos
problemas. En efecto, eso niega el aspecto de "abarcar" — el hecho de que, si bien
no las reemplaza, el comunismo sí abarca todas estas esferas particulares y todas
las contradicciones y fenómenos particulares en estas esferas. Eso quiere decir
poner una separación absoluta donde tal separación no está y no puede estar. El
punto de vista y la metodología "penetran" y afectan la manera de estudiar,
investigar, poner a prueba, sintetizar y entender correctamente —o no— los
fenómenos particulares. Eso no niega el hecho en que hemos insistido muy
correctamente de que las personas que no sostienen y no aplican el punto de vista y
el método del materialismo dialéctico no obstante pueden descubrir y sí descubren
verdades importantes. Pero sigue siendo cierto que el materialismo dialéctico da el
medio más congruente, sistemático y global para abordar la realidad objetiva,
aprender de ella — y para tener una base más científicamente fundamentada para
transformarla; y de nuevo, esto sí tiene implicaciones para todas las esferas de la
actividad humana, pues "abarca" y es aplicable a estas esferas.
Tal como se puede extrapolar a partir de lo que ya he dicho hasta ahora, este
argumento (de que el comunismo es una "ideología científica") trae una línea
incorrecta, en contraposición a una línea correcta, acerca del principio muy
importante de que el comunismo como concepción del mundo y método es tanto
objetivo como partidario. De fondo, este argumento viene a decir que el
comunismo es partidario, mientras que niega que es objetivo, aunque no lo diga
explícitamente.
Primero, tal como salió en las discusiones que sostuvo Natalie Angier con varios
científicos, existe el punto fundamental de orientación de abordar al mundo tal
como es en realidad y no como desearíamos que fuera.
Junto con esto viene la importancia de actuar de acuerdo con el entendimiento que
toda la realidad consta de materia en movimiento, de la realidad material que está
en constante movimiento, cambio y transformación mediante saltos de un estado
de materia (y ninguna otra cosa) a otro estado (o forma) de materia.
Por una muy buena razón se recalca este punto básico de método muchas veces en
el libro sobre la evolución de Ardea Skybreak, La ciencia de la evolución y el mito
del creacionismo — saber qué es real y por qué importa (en inglés). Además, se
plasma en la declaración "Defender la ciencia" (que se reproduce en un apéndice de
ese libro), en particular en lo siguiente, justo antes de la conclusión de la
declaración "Defender la ciencia":
"…una cosa que la abrumadora mayoría de los científicos tienen en común es que
entienden que, al realizar investigación científica y aplicar el método científico, es
esencial tomar como punto de partida el conocimiento científico acumulado, el
caudal de pruebas científicas comprobadas sobre la realidad, adquiridas por medio
de observación y experimentación científicas concretas y sistemáticas, y sujetas a
rigurosa revisión y prueba científicas. De ahí partimos los científicos, ésa es nuestra
fundación, cuando proponemos investigar la realidad y hacer nuevos
descubrimientos. De esa manera se ha practicado y ha avanzado la ciencia durante
siglos, y esto ha permitido que la ciencia beneficie a la humanidad de innumerables
formas" ("Un llamado urgente de los científicos a: ¡DEFENDER LA CIENCIA! Hoy
en Estados Unidos la ciencia, como ciencia, está bajo ataque como nunca antes".
Hay una versión en español en Revolución #131, 1º de junio de 2008).
Una vez más sobre la verdad objetiva, la verdad relativa y la oposición fundamental
entre el materialismo científico y el relativismo
Es una piedra angular básica del materialismo que la práctica es el último punto de
origen y punto de verificación de la teoría. Eso se opone a las nociones tales como
aquellas que pregona Karl Popper, por ejemplo, quien insiste que el grado en que
una teoría resiste a la crítica determina si se debe aceptarla como la más válida en
cualquier momento dado. En el pensamiento de Popper (y sin duda él no es el
único que sostiene esta idea) esa noción va de la mano con la idea de que después
de todo, en realidad no es posible saber qué es cierto en los hechos. Veamos una
cita directa de Popper: "No podemos demostrar ni justificar nada como cierto, ni
siquiera como probable, sino que tenemos que contentarnos con teorías que
resistan a la crítica" (Karl Popper, La sociedad abierta y sus enemigos, y en
particular la segunda parte, "La pleamar de la profecía", Ediciones Paidós Ibérica,
Barcelona, 2006, primera edición en la colección Surcos [en rústica], pp. 787, 790,
citado en Bob Avakian, "Hacer la revolución y emancipar a la humanidad". Vea:
"Marxismo como ciencia — refutación de Karl Popper", en "Hacer la revolución y
emancipar a la humanidad", también en Revolución y comunismo: Fundamento y
orientación estratégicos, pp. 18-31).
Pero también es importante recalcar que, al igual que una piedra angular del
materialismo es que la práctica es el último punto de origen y punto de verificación
de la teoría, es igualmente cierto y decisivo captar que este criterio no se trata de la
práctica en un sentido limitado y empírico, sino en un sentido amplio, y no
simplemente se trata de "tomar la práctica tal como es" sino analizarla y
sintetizarla mediante la aplicación del método científico y sobre todo su expresión
más congruente, sistemática y global, el punto de vista comunista científico y el
método del materialismo dialéctico.