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Pierde a tu alumno
de idiomas en
12 pasos

(o qué pasos no dar


si quieres una relación
excelente con él)

ISIDRO HERNÁNDEZ
2018

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Índice

Sobre este libro ................................................................................... 3

Unas preguntas para la autorreflexión ................................................... 5

Paso 1: “El profesor no me corrige” ...................................................... 6

Paso 2: Mala preparación de la clase .................................................... 7

Paso 3: Hablar mucho más que el alumno ............................................ 8

Paso 4: El profesor quiere imponer sus propias ideas o valores morales


durante las actividades de conversación ............................................. 10

Paso 5: No pedir feedback del alumno ni ofrecerlo .............................. 12

Paso 6: Falta de claridad en la exposición de contenidos ..................... 13

Paso 7: “Estoy harto de trabajar solo con libro didáctico” ..................... 15

Paso 8: “Este curso no tiene estructura” ............................................. 17

Paso 9: Ausencia de dinamismo en la clase ........................................ 18

Paso 10: No hay pasión ..................................................................... 19

Paso 11: El profesor no desarrolla lo suficiente los ejercicios del libro


didáctico .......................................................................................... 21

Paso 12: El profesor se siente intimidado por la clase o por el alumno . 22

Opina ............................................................................................... 25

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Sobre este libro

Las ideas contenidas en este libro provienen de una voz colectiva, de la


experiencia, estudio y conversaciones de coordinadores y profesores que
han colaborado y colaboran con Baucis Languages y de los alumnos que
nos han ofrecido sus comentarios desde el inicio de nuestra actividad hasta
el día de hoy.

Se trata de un repertorio de acciones y actitudes concretas que hemos ido


identificando dentro de la clase y que, siendo evitadas, previenen la gran
mayoría de los conflictos e insatisfacciones que se pueden dar entre el
profesor y el alumno de idiomas.

Para quién es este libro:

• Para ti, profesor principiante, pues te evitará errores de didáctica y de


trato con el alumno que identificados a través del simple método de ensayo
y error podrías tardar años en reconocer y corregir, o ni siquiera llegar a
ser consciente de ellos.

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• Para ti, profesor con experiencia, que a veces ves cómo el alumno
abandona las clases dándote una bonita disculpa y te tienes que contentar
con intuir que algo no te ha dicho sin saber exactamente qué. Te puede
ayudar a cubrir lagunas e identificar puntos ciegos.

Sin más, ¡buena lectura y excelentes clases!

Isidro Hernández
Fundador de Baucis Languages

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Unas preguntas para la autorreflexión

Las siguientes cuestiones te ayudarán, de


entrada, a identificar posibles “puntos
débiles” en tu forma de trabajo y a
visualizar de manera más clara lo que para
ti sería un profesor ideal:

• ¿Qué opinión tienes de tus clases?

• ¿Te gustaría que un profesor te impartiera clases de idiomas como tú las


impartes?

• ¿Qué falta en tus clases?

• ¿Cómo fue la clase de idiomas que te gustó más en tu vida?

• ¿Cómo era el mejor profesor de idiomas que has tenido?

• ¿Cómo es para ti el profesor de idiomas ideal?

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Paso 1: “El profesor no me corrige”

Cuando el alumno siente que está siendo


poco corregido puede pensar que nos
interesamos poco por su evolución y que su
aprendizaje no avanza como debería. Pero,
¿qué significa eso de corregir “poco” o
“mucho”?...

Para atinar con la intensidad adecuada de


corrección te puede ser útil pensar en
términos de porcentajes: ¿Qué porcentaje
de los errores le estoy corrigiendo, el
70%, el 80%, el 90%?...

Se trataría, claro, de corregirle siempre el máximo número de errores


posible sin llegar a bloquear su discurso al punto de que no se pueda
trabajar, o sin llegar a estresarlo al punto en que lo veamos enfadado.
También depende del nivel del alumno: a uno de nivel avanzado que
cometa pocos errores será fácil corregirle el 100%; a uno de nivel básico,
que casi no tiene vocabulario ni nociones de estructura gramatical, el grado

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de corrección bien podrá bajar a un 70% u 80% (de acuerdo con nuestra
experiencia, menos que esto ya es corregir poco).

Para eliminar la posible resistencia a la corrección de parte del alumno,


basta con explicarle en nuestra primera clase que la dinámica natural e
inevitable de la clase de idiomas consiste en que el alumno produce discurso
y el profesor corrige, y que no es necesario ningún tipo de estrés por ello,
pues es imposible aprender una lengua sin cometer errores. Aún la más
inteligente de las personas deberá ser corregida.

Esta simple argumentación ya elimina el 99,9% de las tensiones entre


profesor y alumno por este motivo. Si alguna vez encontramos a alguien
con quien no funciona, ya será necesario observar más profundamente a la
persona para ver qué se puede hacer, pues lo esperable es que haya tenido
algún tipo de experiencia especialmente traumática asociada al
aprendizaje.

Paso 2: Mala preparación de la clase

Esto es, no dedicar el tiempo suficiente a asimilar uno mismo los


contenidos, a reconocer el sentido de todo el vocabulario de los materiales,
a establecer una secuencia de actividades coherente, a estimar la duración
de ellas en caso necesario, etc. Cuando tal cosa sucede será altamente

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probable que en la ejecución del profesor se dé una carencia de orden y


dirección, lo que nos llevará además a mostrarnos inseguros y vacilantes.

La falta de preparación de la clase es la


responsable del 90% de tu inseguridad ante
el alumno.

Paso 3: Hablar mucho más que el alumno

Algunas formas de bloquear al alumno por nuestro exceso de habla:

• Cuando estamos explicando y repetimos demasiadas veces e


innecesariamente una misma idea.

• Cuando respondemos a una cuestión en lugar del alumno sin concederle


el tiempo necesario para llegar a producir él la respuesta (hay que tener en
cuenta que siempre vamos a pensar las respuestas mucho más rápido que
él, por eso, no podemos pretender que responda a la misma velocidad en
que lo haríamos nosotros).

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• Interrumpir al alumno con nuestro discurso cuando está hablando él (no


para corregirlo), lo que resulta altamente irritante para cualquier persona.

Tales problemas pueden sintetizarse en una sola idea: falta de escucha


por parte del profesor. Se resuelven, obviamente, a través de la escucha,
pero con la escucha de todas las formas que tiene el alumno de informarnos
sobre su estado psicológico: palabra, silencios, ritmo de pensamiento,
expresión corporal, etc.

Cuando el alumno siente que su expresión


es bloqueada en vez de incentivada, cuando
siente que no es posible dialogar con el
profesor, su abandono del curso es solo
cuestión de tiempo.

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Paso 4: El profesor quiere imponer sus propias


ideas o valores morales durante las actividades de
conversación

El querer imponer las propias ideas o valores al alumno, el empeñarse en


tener razón está -siendo estrictos- fuera de las funciones del profesor de
idiomas. En este tipo de actividad el objetivo sería siempre explorar el tema
lo más a fondo posible, desde el mayor número de ángulos posible, para
estimular al máximo el lenguaje y el pensamiento, pero respetando en
primer lugar la personalidad y libertad de ideas del alumno.

La tentación de transgredir esto puede ser grande cuando, por ejemplo, al


profesor le gusta mucho el tema de la conversación y sabe mucho sobre él
o siente que tiene como misión de vida comunicar determinadas ideas
religiosas, políticas, filosóficas, etc.

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Un ejercicio útil que podemos hacer para poner límites a tal impulso, si lo
tenemos, es situarnos en la piel del alumno:

¿Cómo nos sentiríamos si le estuviéramos


pagando a un profesor que se dedica a usar
la clase de idiomas para adoctrinarnos?...

Claro que en determinados momentos y con mesura puede ser adecuado


usar una argumentación contraria a la suya. En ese caso se le puede
explicar, por ejemplo, que ello tiene como objetivo ampliar su capacidad de
argumentación o prolongar el diálogo.

Para reducir el riesgo de violentar la conversación y dejar claro que no


queremos adoctrinar podemos ir introduciendo nuestros argumentos
mediante expresiones del tipo: “En mi opinión...”, “Particularmente pienso
que...”, etc.

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Paso 5: No pedir feedback del alumno ni ofrecerlo

• Pedir feedback = Preguntar al


alumno -cuando sintamos que
es necesario y sin abusar de la
frecuencia- qué opina de las
actividades, si le son difíciles, si
le gustan, etc.

• Ofrecer feedback = Responder a las preguntas, comentarios o peticiones


que el alumno realice en relación al curso, explicar el sentido de los
ejercicios o la forma de trabajar el idioma (esto sirve para..., a través de
esto conseguimos..., si no trabajamos esto tendremos tal carencia, etc.).

A veces pensamos que todo está bien porque el alumno no da señales


visibles de desagrado y cuando nos damos cuenta ya ha dejado el curso,
dando cualquier excusa.

Pedirle feedback al alumno es


fundamental para prevenir un abandono
súbito del curso.

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Paso 6: Falta de claridad en la exposición de


contenidos

Para prevenirla:

• Será útil hacer también un ejercicio de


empatía, pensando en cómo la información
que emitimos va a ser recibida por la mente
del alumno.

• Ofrecer los contenidos con orden y jerarquía. Analizar racionalmente qué


información es necesario que el alumno asimile primero para poder asimilar
otra después.

Por ejemplo, el alumno no va a conseguir asimilar la estructura de las


formas verbales en imperativo si no ha aprendido antes el presente de
indicativo, el de subjuntivo y pronombres complemento.

• Cuando sea posible, graduar la impartición de las materias yendo de las


más fáciles a las más difíciles.

• Adaptar el ritmo de la clase a la capacidad de acompañamiento del alumno


o grupo.

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• El grado de facilidad con que el alumno resuelve las actividades también


nos puede dar pistas sobre si realmente entendió la teoría.

• Después de leer un contenido teórico, preguntarle si lo comprendió con


claridad.

Condición previa para conseguir enseñar una determinada estructura de


lenguaje con claridad es que antes esté clara en nuestra mente y una buena
manera de asegurarnos de que la hemos asimilado bien puede ser
aplicarnos el siguiente principio con relación a ella:

Si conseguimos producir ejemplos de


forma ágil y espontánea, la materia
está dominada.

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Paso 7: “Estoy harto de trabajar solo con libro


didáctico”

Coloquialmente, a un curso en que solo se imparte el contenido de un libro


didáctico se le llama “curso enlatado”, expresión de la característica
sensación de monotonía que suele instaurarse en estos casos, pues aunque
se utilice el mejor libro didáctico del mundo, llega un punto en que trabajar
siempre con lo mismo cansa a cualquiera, incluyendo al profesor.

La cuestión se resuelve, claro, introduciendo en el curso actividades extra


o libres, que:

• Alivian la monotonía.

• Personalizan el curso.

• Pueden ser más ejercicios de una materia específica que el alumno


necesite reforzar.

• Pueden atender también los gustos personales del alumno.

• Pueden ofrecer un abanico diversificado de formatos para trabajar un


único asunto: actividades de gramática, lectura de textos, audio, vídeo,
conversación, etc.

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Cabe mencionar también que se tenga cuidado en no utilizar materiales de


mala calidad o en mal estado (hojas o libros viejos, arrugados, rayados,
cortados, con faltas de ortografía, etc.). En la clase de idiomas, así como
en muchas otras situaciones de la vida, el mejor resultado se consigue
cuando se ofrece el mejor contenido posible acompañado de la mejor
estética posible.

A modo orientativo, siguen dos maneras de introducir actividades extra en


clase:

• En una clase específica, trabajar un tiempo con el libro didáctico y otro


con actividades libres.

• Alternar clases completas con libro didáctico y clases completas de


actividades libres. De acuerdo con nuestra experiencia, introducir 1 clase
de actividades libres para cada 3 de libro didáctico puede imprimir un buen
dinamismo al curso sin relajar demasiado en el avance del programa de
contenidos.

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Paso 8: “Este curso no tiene estructura”

Esto es lo que suele decir el alumno sobre


cursos donde no se utiliza un libro didáctico
y el profesor va impartiendo solo actividades
propias, que suelen ser dadas además sin
que este tenga un conocimiento profundo
sobre lo que constituye una secuencia de
contenidos coherente.

Algo que necesita mucho el alumno, que le da confianza, es que le


mostremos el camino que vamos a caminar junto a él, que tiene que ser
hacia delante y hacia arriba, y el rasgo más característico de este tipo de
curso sin o con poca coherencia estructural es que, simplemente, es
percibido como caótico y ofrece una curva evolutiva pobre, con lo que el
alumno lo abandona en poco tiempo.

Si se elige crear cursos prescindiendo de libro didáctico, lo que


recomendaríamos desde aquí es que se estudie el índice de alguno
prestigioso que haya sido escrito siguiendo los estándares del Porfolio
Europeo de las Lenguas (documento disponible gratuitamente en Internet).
Esta es una manera de garantizar que el curso ofrezca una secuencia de

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contenidos coherentes, produciendo así una curva de aprendizaje


satisfactoria.

Paso 9: Ausencia de dinamismo en la clase

Ello se resuelve incentivando la participación activa del alumno.

Algunas estrategias concretas para ello:

• Que el alumno lea siempre en voz alta todos los textos ofrecidos en la
clase: explicaciones teóricas, enunciados de los ejercicios y sus respuestas,
recibiendo siempre corrección fonética y gramatical.

• En las actividades de conversación libre, estimular siempre al máximo que


sea él quien produzca la mayor parte del discurso y no el profesor,
recordando que el sentido de que el profesor hable o emita opiniones en
este tipo de actividad debería tener como objetivo principal darle al alumno
referentes y puntos de apoyo para que pueda prolongar su discurso.

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• Permitirse siempre el buen humor.

Claro que el profesor no es un cómico, todo debe aplicarse con una cierta
medida y sin perder la postura profesional, pero el elemento humor,
permitirse una broma, reír con el alumno, es algo que en sí imprime un
buen dinamismo, además de generar un clima emocional en que el alumno
se va a sentir más confortable.

Por ejemplo, para amenizar una austera clase de gramática puede ser útil,
en el momento adecuado, alguna broma puntual o el contar alguna breve
anécdota que permita una cierta relajación al alumno, para que luego
pueda retomar el ejercicio ya más relajado.

Paso 10: No hay pasión

El alumno nota que el profesor no tiene interés en atenderlo, no se divierte


enseñando, etc.

En muchos casos podemos estar ante un caso de lo que también


coloquialmente se llama “profesor robot”.

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Algunas características de este tipo de profesional:

• Se trata de un profesor que se esfuerza apenas por mantener un mínimo


nivel de calidad del curso, no un máximo nivel.

• No personaliza el curso. Cumple estrictamente con las actividades


obligatorias del programa, o si trabaja con libro didáctico, se limita a dar
materia del libro didáctico.

• No le importan el progreso ni las necesidades didácticas del aluno.

• Realiza el trabajo por simple interés económico.

Dado el caso y para aliviar la situación (tanto para el alumno como para el
mismo profesor) no estaría de más preguntarse cosas como por qué
estamos en este trabajo, qué puede cambiar nuestra motivación, si la
situación no tiene remedio, qué pasos concretos podremos dar para
cambiar de profesión, etc.

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Paso 11: El profesor no desarrolla lo suficiente los


ejercicios del libro didáctico

En cursos donde se usa libro didáctico esta queja suele darse, sobre todo,
cuando el alumno ya ha tenido experiencias con varios profesores y
consigue distinguir a uno que desarrolla los ejercicios con riqueza de
registros y otro que no. El comentario que suele salir de la boca del alumno
es que el profesor “no desarrolla las actividades” o que la ejecución queda
“pobre”.

Lo que suele haber detrás de un desarrollo


insuficiente en la ejecución de las
actividades de un libro didáctico es el
contraste entre un profesor que prepara la
clase utilizando las indicaciones extra del
libro del profesor y otro que no.

Sobre esto cabe decir que el libro del profesor de un buen método habrá
sido pensado meticulosamente y durante mucho tiempo por los autores del
mismo, que además estarán entre los mejores especialistas en didáctica del

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mercado. Entonces, por creativo que sea el profesor, no será fácil que
consiga llegar a la variedad y cantidad de estrategias ofrecidas por un libro
del profesor. Por supuesto que sí va a poder, e idealmente debería,
introducir recursos que no estén en él.

Paso 12: El profesor se siente intimidado por la clase


o por el alumno

Algunos motivos:

• Mala preparación de la clase y


metodología deficiente.

• El profesor no se siente
capacitado o se siente menos
capacitado que otros colegas
profesores.

• El profesor está preocupado con lo que el alumno estará pensando de él.

• El profesor tiene poca experiencia en el trato con alumnos que ocupan


altos cargos.

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• Aunque seamos profesores con experiencia y hayamos preparado bien la


clase es igualmente posible que en un momento dado -justo antes de la
clase o durante ella, por ejemplo- podamos pasar por un momento de
inseguridad sin conseguir pensar en ideas racionales que nos ayuden.

Ante el primer punto la solución obvia es una excelente preparación de la


clase, dedicándole el tiempo que haga falta.

Con relación a los otros te invitamos a probar el siguiente “mantra”, que


puede repetirse mentalmente durante el momento de estrés hasta que nos
reequilibremos, pues funciona como una “toma de tierra psicológica”:

Suave, foco, actuar.

• “Suave” significa ejecutar la clase sin correr. Cuando uno está estresado
o inseguro tiende a acelerarse, lo que significa que también puede
confundirse y cometer errores durante la explicación de la materia, ser
incapaz de reaccionar debidamente ante preguntas del alumno, etc.

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• “Foco” significa no poner la


atención en uno mismo sino en el
alumno y sus reacciones, pues
cuando uno está centrado en el yo
en un momento de estrés suelen
venir a la mente ideas negativas
de autosabotaje: “lo estoy haciendo fatal”, “el alumno debe pensar que soy
pésimo”, etc…

• “Actuar” significa preocuparse apenas en ejecutar la secuencia de


contenidos, siendo que el material didáctico que tenemos delante de los
ojos también funciona como un punto de apoyo mental que ayuda a centrar
y organizar el pensamiento.

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Opina

La existencia de este texto tiene como origen el ideal educador, el deseo


de refinarnos para enseñar más y mejor.

Por ello, si quieres expresar tu opinión sobre algo que has leído en él o que
no está presente pero crees que debería estar, si quieres señalar aciertos
o carencias, nos encantará escucharte, pues lo hemos concebido desde el
principio como un texto abierto, algo que puede y debe crecer.

Muchas gracias por tu interés y estamos siempre a disposición.

Un fuerte abrazo,

Isidro Hernández
Fundador de Baucis Languages
adm.bcn@baucisedu.com

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Usted es libre de compartir este material reconociendo su autoría y el nombre de su institución
distribuidora: Baucis Languages. No se autoriza su uso comercial.

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