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MUNDO NUEVO.

Caracas, Venezuela
Año VI. N° 15. 2014, pp. 183-226

Alejandro Cardozo Uzcátegui


Universidad Simón Bolívar  cardozouzcategui@usb.ve

EL IMAGINARIO PRETORIANO: CULTURA


POLÍTICA Y SISTEMAS DE REPRESENTACIÓN
EN EL ESTADO CUARTEL (1952-1958)

Resumen: Tras casi medio siglo la proyección histórica de Marcos Pérez


Jiménez ha sobrevivido en el imaginario venezolano con benévola nostal-
gia. De hecho, dentro de la cultura política criolla, en teoría sensiblemente
democrática, el perezjimenato se reivindica continuamente, refrendando
peligrosamente las bases ideológicas del Estado Cuartel. Para comprender
este fenómeno hemos tratado documentación sobre un complejo sistema
de proyección ideológica pensada por las mentes más brillantes de la dic-
tadura militar. La cuestión de por qué el Estado Cuartel se interesa más
que los actores políticos no militares en la cosa histórica, telúrica, filosófi-
ca de la nación, queda planteada en este artículo.
Palabras clave: Marcos Pérez Jiménez, cultura política, imaginario, preto-
rianismo, nacionalismo.

The Praetorian imaginary: political culture


and systems of representation in
the “Estado Cuartel” (1952-1958)
Abstract: After almost half a century the historical projection of Marcos
Perez Jimenez in Venezuela survived with benevolent nostalgia. In fact,
within the Venezuelan political culture, the Marcos Perez Jimenez gover-
nment still is feeling with benevolence and nostalgia of better times, en-
dorsing dangerously the ideology of the “Estado Cuartel”. To understand
this phenomenon we sought information about a complex system of ideo-
logical projection carefully designed by the brightest minds of the military

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dictatorship. The question of why the “Estado Cuartel” is interested in


the History “philosophical sense” of the nation is presented in this article.
Keywords: Marcos Pérez Jiménez, Political Culture, Preatorianism, Ima-
gination, Nationalism.

1. Introducción
Todo sistema político hegemónico tiene un cuerpo de ideas
–estéticas, espirituales, sensibles, simbólicas–, doctrinas,
“ideales políticos”, y un, digamos, bastidor para proyectar lo
anterior de diferentes maneras. La irradiación interna, intra-
muros del Estado Cuartel, es una de ellas: el pueblo debe es-
tar convencido de que todo lo que se hace y se dice dentro
del cuartel es lo mejor, es un esfuerzo superior de las mentes
más “brillantes” del régimen y del sistema, para la “felicidad
colectiva”. Así también ese bastidor debe funcionar en los ex-
tramuros del cuartel; generar una matriz de opinión positiva
acerca del sistema que gobierna, de sus amistades, alianzas,
formas solidarias de hermanar lazos con la vecindad, etc. Y
por último, un elemento particular de los regímenes militares,
la componenda histórica: no basta un sistema de propaganda
sofisticado ni una cultura política1 cargada de símbolos para

1 La cultura política de cara a lo militar en Venezuela no ha sido el


tema de mayor atención en la corriente de estudios sobre las relacio-
nes civiles y militares. Sobre América Latina, David Pion-Berlin ha
profundizado estas cuestiones: “las dimensiones subjetivas de la polí-
tica militar” y “el pensamiento político militar”, acerca de las cuales
destacan los trabajos: “Militares y democracia en el nuevo siglo. Cua-
tro descubrimientos inesperados y una conclusión sorprendente”, en
Nueva Sociedad, núm. 213 (2007), pp. 50-63; “Political Management
of the Military in Latin America”, en Military Review, vol. 85, núm.
1 (2005), pp. 19-31; con Harold Trinkunas: “Attention Deficits: Why
Politicians Ignore Defense Policy in Latin America”, en Latin Ameri-
can Research Review, vol. 42, núm. 3 (2007), pp. 76-100; con Sabine
Kurtenbach, en Revista Europea de Estudios Latinoamericanos y del
Caribe, núm. 77 (2004), p. 118; “A New Civil-Military Pragmatism

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controlar adentro y afuera las opiniones sobre el Estado Cuar-


tel, también es necesario controlar el legado histórico y la jus-
tificación histórica del Estado Cuartel; es decir, controlar el
tiempo, el pasado y el futuro históricos; el presente se controla
política y militarmente2, pero para intervenir el pasado y el

in Latin America”, en Security and Defense Studies Review, vol. 4,


núm. 1 (2004); con Craig Arceneaux, “Decision-Makers or Decision-
Takers? Military Missions and Civilian Control in Democratic South
America”, en Armed Forces & Society, vol. 26, núm. 3 (2000), pp.
413-436. En Venezuela destacan, principalmente Domingo Irwin, Re-
laciones civiles militares en el siglo XX, Caracas: Centenario Edicio-
nes, 2000; Luis Alberto Buttó, “El aparato ideológico del golpismo
chavista”, en Alejandro Cardozo Uzcátegui y Luis Alberto Buttó (di-
rectores), El Incesto Republicano. Relaciones civiles y militares en
Venezuela 1812-2012, Caracas: Editorial Nuevos Aires, 2013; Luis
Alberto Buttó, “Autoritarismo y democracia: la combinación postmo-
derna”, en Control civil y pretorianismo. Venezuela: ilusiones y reali-
dades históricas, en Domingo Irwin, Luis Alberto Buttó y Frédérique
Langue, Caracas: UCAB, 2006; Luis Alberto Buttó, “Marcos Pérez Ji-
ménez-Hugo Chávez: la élite militar al asalto del poder”, en Alejandro
Cardozo Uzcátegui (editor), Chavismo: entre la utopía y la pesadilla,
Caracas: Editorial Nuevos Aires, 2012; Ricardo Sucre Heredia, “La
política militar en la Constitución de 1999 ¿cambio o continuidad?”,
en Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales, vol. 9, núm.
1, 2003, pp. 139-162; Ricardo Sucre Heredia, “Fuerzas Armadas y
cultura política: una aproximación a partir de un estudio de opinión en
Venezuela”, en Domingo Irwin y Frédérique Langue, Militares y po-
der en Venezuela. Ensayos históricos vinculados con las relaciones
civiles y militares venezolanas, Caracas: UCAB, 2005, pp. 271-311.
2 Al respecto vale mencionar el dossier de Nueva Sociedad “¿Ciudadanos
en uniforme? Fuerzas Armadas y democracia”, núm. 213, (2008) que re-
coge artículos sobre las relaciones civiles y militares en América Latina
y cierra con el caso venezolano: Francisco Rojas Aravena, “El riesgo de
la superposición entre las políticas de defensa y seguridad”; el artículo
ya citado de David Pion-Berlin, “Militares y democracia en el nuevo si-
glo. Cuatro descubrimientos inesperados y una conclusión sorprendente”;
Lilian Bobea, “Mujeres en uniforme: la feminización de las Fuerzas Ar-
madas. Un estudio del caso dominicano”; Alejo Vargas Velásquez, “Una
convivencia inesperada. Fuerzas Armadas y gobiernos de izquierda en
América Latina”; Rut Diamint, “La historia sin fin: el control civil de los
militares en Argentina”; Bernardo Arévalo de León, “Un problema de
Estado. Límites y retos a la subordinación militar en Guatemala”; Jorge

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futuro hay una construcción histórico-filosófica que el sistema


político va labrando durante su mandato.
Para el texto que presentamos hoy, tenemos tres muestras de
cómo el Estado Cuartel durante el perezjimenato (1952-1958)
apeló a las proyecciones del bastidor ideológico, estético, cul-
tural y propagandístico, en tres niveles: un sofisticado sistema
de propaganda intramuros, una eficiente maquinaria mediática
–acudimos a una muestra en la prensa aliada española durante
el franquismo– y por último, a modo de colofón, una arroja-
da aventura literaria para asegurar un nicho en la historia, así
como la preocupación de la construcción, si se quiere, filosófi-
ca, del tiempo militar.
Uno de los aspectos dentro de la investigación intelectual/men-
tal/cultural del perezjimenato que más se expone es la cuestión
de la censura. Es decir, se ha perdido mucha tinta en lo que el
régimen censuró durante su gobierno, obviando algo trascen-
dental, lo que en efecto sí se dijo durante su gobierno. Pues lo
que se expresó ayudó más a embragarse en el poder, compara-
tivamente, del daño que hubiera supuesto permitir el ejercicio
de la libre expresión. Por otro lado, lo que se dijo y se escri-
bió desde las cúpulas del poder generó una cultura política y
un sistema simbólico que además de permitirles gobernar más
tiempo y con mayor holgura, en el caso de Pérez Jiménez, les
consintió violentar el sentido común del imaginario venezolano
y fortalecer –todavía más– el imaginario pretoriano de nuestra
cultura política que tanto ha beneficiado a la acción política de
los militares, con grave perjurio hacia la sociedad civil de un
país construido desde el Estado Cuartel, con temporales inter-
venciones civiles.

Zaverucha, “La militarización de la seguridad pública en Brasil”; Paz


Verónica Milet, “Desafíos externos e internos a la política de defensa en
Chile”; Marcos Pablo Moloeznik, “Fuerzas Armadas en México: entre la
atipicidad y el mito”; Deborah Norden, “¿Autoridad civil sin dominación
civil? Las relaciones político-militares en la Venezuela de Chávez”.

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1.1. El imaginario pretoriano y el imaginario civil atrapados en


un cuartel: los dos lados de la luna de Marcos Pérez Jiménez
Nadie que conozca la historia de las dictaduras militares latinoa-
mericanas y caribeñas puede anhelar para su sociedad la disci-
plina castrense como motus societae, pues esta cosmovisión del
poder está diseñada, en un plano ideal, para las situaciones extre-
mas de la guerra, donde el carácter y la naturaleza de una orden
no se pone en duda; por ende, en la construcción de un propósito
nacional democrático, no caben las dos concepciones de la rea-
lidad. Además, en la visión del mundo desde lo militar hay un
profundo descrédito por “lo civil”, que es percibido como débil
y pusilánime3. Sin embargo existe una añoranza colectiva en Ve-
nezuela, gracias a la construcción cultural política, cargada de
símbolos, acerca del perezjimenato: mitología e historia a caballo
con la figura de Marcos Pérez Jiménez.
Esa sensibilidad no es fortuita, el imaginario nacional en-
cuentra en la nostalgia perezjimenista una suerte de absurdo
desahogo, gracias a la construcción de una emoción no con-
trastada con estadísticas de población, de migración campo-
ciudad, con escaso análisis demográfico: la paz, el orden, la
seguridad ciudadana y la construcción de una infraestructura
visible, que tampoco fue sometida a una revisión histórica de
tales planes de infraestructura, la mayoría –los más ambicio-
sos, como la autopista Caracas-La Guaira, fueron proyectados
y comenzados por gobiernos anteriores– generaron, o termina-
ron de amalgamar, la sensibilidad pretoriana del venezolano.
Todo ello gracias a una cavilada construcción propagandística,
simbólica y mental durante la década militar. Vale detenernos
en el caso de la autopista Caracas-La Guaira, el buque insignia
del perezjimenato. La famosa revista Mecánica Popular, edi-
ción de noviembre de 1952, informaba:

3 Ver Alejandro Cardozo Uzcátegui, “Imaginario, símbolos y cultura po-


lítica de lo cívico-militar desde la colonia hasta la fundación de la Patria
(1769-1830)”, en Alejandro Cardozo Uzcátegui y Luis Alberto Buttó (di-
rectores), El incesto republicano. Relaciones civiles y militares en Vene-
zuela 1812-2012, Caracas: Nuevos Aires, 2013, pp. 17-52.

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La República de Venezuela está construyendo, a un costo


aproximado de 3.500.000 dólares por kilómetro, y mediante
toda una serie de proezas de ingeniería no igualadas hasta
la fecha, una supercarretera que se extenderá a través de las
pintorescas montañas del norte del país. Dos gigantescos tú-
neles, uno de ellos de más de 1600 metros de longitud, con-
juntamente con los tres puentes de concreto precomprimido
más grandes del mundo, trazan la ruta de esta colosal carrete-
ra de cuatro vías que unirá a la capital con el Caribe 4.
Continúa así, durante todo el artículo, la alabanza a la proeza de
ingeniería y tecnología que ha supuesto la “superautopista” de se-
senta millones de dólares Caracas-La Guaira. Sin embargo, más
adelante aclara:
La construcción de la autopista comenzó en enero de 1950,
después de seis años de cuidadosos estudios por el Ministerio
de Obras Públicas de Venezuela. El proyecto es uno de los
ejemplos más palpables de la política venezolana de revertir
su riqueza petrolera a la tierra 5.
Evidentemente el inicio de las obras de esta superestructura co-
rrespondió a Carlos Delgado Chalbaud, sin embargo, aún toman-
do en cuenta el papel de Pérez Jiménez durante ese gobierno de
transición –que hace un giro a su favor con el magnicidio de Del-
gado Chalbaud–, el proyecto de la autopista, sus túneles y via-
ductos correspondió a los gobiernos de Isaías Medina Angarita
y Rómulo Gallegos, con el breve interregno de la Junta de Go-
bierno presidida por Rómulo Betancourt. No cabe restar méritos
a las iniciativas del gobierno de Pérez Jiménez en cuanto a la
continuidad de los proyectos que le antecedieron a su gobierno,
ni a las iniciativas propias –que no fueron pocas–, empero sí vale
la pena remarcar el hecho de que en el imaginario venezolano la
superautopista fue obra de la eficiencia militar del dictador, lo
que refuerza las sensibilidades políticas –que se abonan– alrede-

4 “Venezuela Construye la Carretera Más Costosa del Mundo”, en Mecáni-


ca Popular, noviembre de 1952, pp. 22-144.
5 Ibíd., p. 23.

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dor de una corte pretoriana que no ha cesado de conspirar en los


anales de nuestra historia republicana.
La supervivencia del mito, o dicho mejor, la eficacia de la car-
ga simbólica militarista-perezjimenista en el imaginario ve-
nezolano ha logrado que “la opinión cotidiana afirme que la
democracia no ha hecho nada, pero Pérez Jiménez sí”6, lo que
ha traído una cola huracanada hasta hoy, como fueron las muy
columpiadas ideas de Müller Rojas sobre una supuesta “ideolo-
gía militar”, batiburrillo de positivismo, nacionalismo político,
desarrollismo –enmarcado en la tesis de “la transformación del
medio físico”–, y un concepto de “Patria” recargado con una vi-
sión historiográfica amateur de los Libertadores y de la Guerra
de Independencia.

1.2. La memoria selectiva del imaginario criollo


Marcos Pérez Jiménez tuvo una base programática de gobierno:
“El Nuevo Ideal Nacional”7, curiosa mezcla de positivismo al
estilo Adolfo Ernst y Vallenilla-Lanz con su gendarme nece-
sario (1919), apuntalado en el desarrollo racional por medio de
la intervención de la naturaleza –así como la intervención de la
naturaleza del venezolano– en procura del desarrollo del hom-
bre. Esta tesis suma la sociología de la modernización, apila-
dos todos los conceptos en la arquitectura desarrollista racional
y monumental de Luis Malaussena y Carlos Raúl Villanueva,

6 Ricardo Sucre Heredia, “Fuerzas Armadas y cultura política: una aproxi-


mación a partir de un estudio de opinión en Venezuela”, en Domingo
Irwin y Frédérique Langue, Militares y poder en Venezuela. Ensayos
históricos vinculados con las relaciones civiles y militares venezolanas,
Caracas: UCAB, 2005, p. 284.
7 “El ‘Nuevo Ideal Nacional’” va a ser la base programática del perezjime-
nato. La concepción “filosófica” o ideológica del Nuevo Ideal Nacional
la propondría en sus propias palabras Vallenilla-Lanz: “La fórmula poco
importa porque ella ni da ni quita capacidades. El problema es de fondo,
cultura contra barbarie, llámese ésta demagogia o tiranía, y para alcanzar
la victoria es necesario movilizar todos los recursos, todas las reservas,
todas las energías de la nación”. Ver Egly Colina Marín. Biografía de
Laureano Vallenilla-Lanz Planchart.

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quienes buscaron lúcidamente la “transformación del medio fí-


sico” para generar mayor calidad de vida.
Esto vendría a complementarse con políticas tales como el plan de
inmigración selectiva –pues el campesino criollo, producto de un
mosaico de razas débiles, según estas tesis, jamás podría desarro-
llar el campo–, que sumaría la experiencia milenaria del inmigran-
te europeo al entorno sociocultural del venezolano. En palabras de
Domingo Irwin:
El Nuevo Ideal Nacional pretendía ser una alternativa programá-
tica para cubrir con su manto innovador, según sus partidarios,
doctrinal y nacionalista el progreso material venezolano. La idea
básica era avanzar en un proceso de modernización controlado
en todos sus órdenes desde el gobierno que dependía para su
existencia de las Fuerzas Armadas Nacionales. El Nuevo Ideal
Nacional presentaba una contradicción insalvable: la idea de mo-
dernidad pero sin las condiciones sociopolíticas básicas de ésta8.
Así las cosas, Venezuela logró, según como se lean los números
de la historia, transformarse, a partir de 1955, en una de las pri-
meras economías del mundo en crecimiento porcentual. Pero,
¿acaso no le correspondería ese lugar por el contexto mundial?
Se estaba desarrollando la industria petrolera9 desde una déca-
da atrás; en el esquema de la Guerra Fría, Venezuela empezaba
a jugar roles más determinantes en la geopolítica bipolar; Es-
tados Unidos, socio principal, demandaba tanta energía como
su desarrollo industrial de la postguerra se lo exigía. Por todas
estas razones la población venezolana daría, justo en la década
militar, su primer gran salto demográfico10.
8 Domingo Irwin, “Marcos Pérez Jiménez”, en Fundación Venezuela Posi-
tiva, Tierra Nuestra: 1498-2009, t. II, pp. 247-248.
9 Para el año de 1949 la producción era de 1.321.372 barriles diarios, que
se cotizaban en 2,25 us$; en 1955 se incrementaría a 2.157.216 barriles
diarios, y su venta asciende a 2,34 us$, por tanto la renta per cápita de
322 us$, de 1949, asciende a 539 us$ en 1955. Estadísticas del Ministe-
rio de Minas.
10 Los índices de crecimiento vegetativo de la población, debido a la reducción
de la mortalidad y morbilidad infantil, mejoraron, por lo que hubo un salto
de 177.609 habitantes por año, en lugar de los 76.312 de la década anterior.

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Buena parte de los logros endilgados a la eficiencia perezjime-


nista respondía a un progreso tecnológico que afectaría a los
países que tuvieran cómo ejecutar planes de modernización, por
eso llama tanto la atención a algunos historiadores ciertas esta-
dísticas al estilo de “Venezuela fue el sexto país del mundo en
desarrollar y poseer tecnología audiovisual abierta”, con la apa-
rición de YVKA-TV-5 Televisora Nacional, o probas iniciativas
como la de 1954 cuando se instaló el Instituto Venezolano de
Investigaciones Neurológicas y Cerebrales (IVNIC) a cargo
de Humberto Fernández Morán.
Empero, sin menospreciar otros datos importantes del desarro-
llismo perezjimenista11 (vialidad, infraestructura...), los atrope-
llos a la, digamos, “moral civil” del venezolano, al mismo erario
público, a tantos otros órdenes de la sociedad, no fueron meno-
res, en términos relativos, que lo acontecido durante las décadas
posteriores de democracia representativa, tan denostadas por los
post-perezjimenistas, y por el imaginario pretoriano venezolano.
En ese orden de ideas cabe señalar que ha habido una histo-
riografía apologética de la década militar. Anotaremos varios
ejemplos de esas publicaciones con la advertencia de que este
trabajo no abarca particular ni exactamente el debate historio-
gráfico por tratarse de una discusión superior –y la mayor parte
posterior– a la intención de difusión del perezjimenato; como
que también es cierto que en la construcción premeditada de
sensibilidades políticas, el espacio académico es el menos capaz
de difundir ex profeso y premeditadamente un mensaje colecti-
vo que genere una cultura política y unos sistemas de represen-
tación suficientemente robustos para ocupar y manejar nichos
ideológicos a gran escala; en otras palabras, el debate historio-
gráfico es una polémica infructuosa para el hombre de a pie,

11 Ver Felícitas López Portillo, El perezjimenismo: génesis de las dicta-


duras desarrollistas, México: UNAM, 1986; ver también José Alberto
Olivar. El Desarrollo de la Vialidad Durante el Régimen Militar (1948-
1958) y su impacto en la Consolidación del Proyecto de Modernización
de la Venezuela Contemporánea, Tesis doctoral presentada en la Univer-
sidad Católica Andrés Bello, Caracas, 2011.

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que es el sujeto que nos interesa reconocer como sensiblemente


“pretoriano” respecto al imaginario perezjimenista.
Laureano Vallenilla Lanz Planchart, alto funcionario del pe-
rezjimenato –como veremos más adelante en la documenta-
ción, fue el Ministro de Relaciones Interiores–, escribió dos
panegíricos, Escrito de Memoria y Razones de Proscrito –
ambas publicadas en Francia: 1961 y 1964–. Los dos libros
son una laudatoria al Estado Cuartel, a la noble acción de los
militares en la conducción de los destinos de Venezuela y a
nuestra naturaleza social, incapaz de avanzar fuera de la mar-
cha militar. En 1987 se edita Hegemonía Andina y Pérez Ji-
ménez, de Antonio Pérez Vivas, la típica obra sobre el medio
geográfico en relación con el hombre, donde el argumento ra-
dica en que los tramontanos son hombres con mayor vocación
al poder –por laboriosos, recios, tenaces y templados– y con
ello concretan exitosamente sus planes y conspiraciones. Esta
reflexión se da en muchos lugares del mundo respecto al hom-
bre de montaña, sin ir muy lejos, en el mismo prefacio de su
libro apologético, Pérez Jiménez comienza diciendo: “A tem-
prana edad me enseñaron en mi hogar montañés la obligación
de respetar a la persona”12.
Las obras que empezaron a criticar a la democracia represen-
tativa justificaron su argumento en una mirada comparada con
la recién superada década militar, e indirectamente aplaudieron
aspectos –sobre todo de economía, industria y diplomacia– del
perezjimenato: Domingo Alberto Rangel, La Revolución de las
Fantasías (Caracas, 1966); de Moisés Moleiro, El Partido del
Pueblo: crónica de un fraude (Valencia, 1979); las entrevistas de
Agustín Blanco Muñoz: Venezuela, historia de una frustración:
habla D.F. Maza Zavala (Caracas, 1986), Acción Democrática.
Memorias de una contradicción. Habla Gumersindo Rodríguez
(Caracas, 1989), Pedro Estrada habló (Caracas, 1983) y Habla el

12 Marcos Pérez Jiménez, Frente a la infamia, Caracas: Publicación de Cru-


zada Cívica Nacionalista, 1969, p. 19.

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General Marcos Pérez Jiménez (Caracas, 1983)13; por otro lado


destacan los trabajos Pérez Jiménez y su tiempo 1930-1948, de
Carlos Capriles Ayala (Caracas, 1987), y Los años del buldózer.
Ideología y Política: 1948-1958, de Ocarina Castillo (Caracas,
1990)14.

2. El lado oscuro de la luna


¿Cómo sobrevivió efectivamente la figura –como ficción viva–
de Pérez Jiménez a cuarenta años de memoria y responsos a
los caídos de la dictadura? Uno de los errores que mayor costo
político le acarreó al perezjimenato fue la Seguridad Nacional y
la represión por medio de la tortura y el miedo; originaron exi-
tosamente un ambiente sostenido de terror en ciertos sectores

13 La gran obra de compendios testimoniales de Agustín Blanco Muñoz cons-


ta de 17 volúmenes: Testimonios Violentos de la Cátedra Pío Tamayo.
14 Grosso modo, nadie debe dudar de que durante el perezjimenato se con-
siguieron recursos provenientes del encaminado ordenamiento petrolero
que habían hecho Alberto Adriani, Isaías Medina Angarita y Rómulo
Betancourt. Ese superávit se invirtió en infraestructura (aunque menos
de lo que se dice para salud y educación). Pérez Jiménez destinó recursos,
comparativamente, bastante menos en lo rural que en lo urbano: grandes
obras para las capitales. Es importante tener en cuenta que un país que
empezaba a modernizar su infraestructura tenía relativamente poco que
mantener, todo eran obras nuevas, la población rural era mayoritaria, la
proliferación de ranchos apenas comenzaba en las ciudades pues la gente
aún trabajaba en el campo, por ende la inversión per capita por habitante
urbano era muy alta. Al puntofijismo le correspondió mantener las obras
hechas durante el perezjimenato (¿cuánto cuesta construir el edificio de
una universidad y cuánto cuesta cada año formar sus profesores, mante-
ner sus estudiantes, dotar sus bibliotecas, laboratorios, comedores…?);
así como construir las obras rurales –acueductos, electrificación, escue-
las, ambulatorios de salud–, pavimentar todas las carreteras del interior
del país, electrificar hasta el último pueblo, construir la vialidad rural. No
podemos dejar de un lado el hecho de que con Pérez Jiménez, gracias a
la creciente demanda de mano de obra obrera para la construcción, entre
1953 y 1957, comenzaron las grandes oleadas migratorias del campo a las
ciudades en crecimiento: la invasión de los cerros empezaba, había que
mantener una nueva población que antes estaba en el campo produciendo
y ahora se asentaba en la ciudad para demandar todos sus servicios.

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de la sociedad urbana. Sus desmanes medraron a posteriori, la


valoración de la imagen del dictador15.
En el ámbito académico se le daba la última estocada a la au-
tonomía universitaria al aprobarse, en 1953, la nueva Ley de
Universidades Nacionales, que disponía el libre nombramiento
y remoción de las autoridades universitarias, y se ordenaba el
reinicio de las actividades de la Universidad Central de Vene-
zuela bajo este nuevo estatuto. Por cierto, vale mencionar que
este anuncio coincidió con la creación de la Universidad Católi-
ca y la Universidad Santa María.
En el área sindical hubo políticas erráticas, como la salida de
Venezuela en 1955 de la Organización Internacional del Tra-
bajo, pues durante la Quinta Reunión del Comité de Industria
Petrolera de la OIT celebrada en Caracas, Adrianus Vermeulen,
representante mundial de los trabajadores, denuncia el desman-
telamiento de las organizaciones sindicales en Venezuela y la
persecución de sus líderes, y la reacción del gobierno perezji-
menista no hace otra cosa que expulsar a Vermeulen, trayendo
no poca cola política y su “autoexclusión” de la organización.
La corrupción de Pérez Jiménez y Fortunato Herrera –entonces
un gigante nacional de los negocios– apenas deterioró la ima-
gen del dictador en la memoria histórica de los venezolanos. En
un país donde su opinión pública es tan sensible a los actos de
corrupción –aunque no cesen y no se castiguen–, Pérez Jiménez
y su gobierno han sido ejemplos de honestidad y eficiencia ad-
ministrativa en comparación con la era de la democracia repre-
sentativa. A Marcos Pérez Jiménez se le vinculó con Fortunato
Herrera, alias el Platinado, en todas las operaciones económi-
15 Los casos más sonados para la construcción negativa del sistema de go-
bierno ocurrieron el 29 de enero de 1953 al capturar a Alberto Carnevali
(quien muere cuatro meses más tarde de cáncer); el 14 de febrero del
mismo año, asesinaron al capitán Wilfredo Omaña en la plaza Las Tres
Gracias; el 11 de junio capturaron a Antonio Pinto Salinas, para liquidar-
lo tras una tortura brutal. Lo mataron aplicándole la ley de fuga en San
Juan de los Morros. Un año después desaparecía el líder sindical Luis
Hurtado Higuera en manos de la misma Seguridad Nacional. Igual suerte
corrió Leonardo Ruiz Pineda un año antes.

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cas producto de la venta de los terrenos de la hacienda Chuao,


así como con los bonos del Centro Simón Bolívar, el manejo
de la venta de billetes de la Lotería de Oriente y la Lotería de
Beneficencia del Estado Aragua. Comparativamente, en un país
bastante más pequeño que la Venezuela del siglo XXI, con una
entrada menor de divisas que la actual, con una población mu-
cho más pequeña, con actividades económicas de menos enver-
gadura que las que se cocinan actualmente, lo antedicho entre
Pérez Jiménez y Herrera eran actos graves de corrupción.
Las malaventuras de la seguridad política del perezjimenato
tuvieron buena voz una vez caída la dictadura, y de ahí se des-
prendió, con justicia, una gran propaganda que beatificaba la
resistencia adeca y comunista, que al mismo tiempo satanizaba
al dictador, sus logros y su proyecto nacional. No obstante el
dictador, ahora en el exilio, amenazó –con posibilidades reales–
regresar al juego político por la vía electoral, hasta que Rafael
Caldera en su primer gobierno ilegalizó su opción.
Respecto al tejido de la leyenda perezjimenista de la buena ad-
ministración y la “mano dura”, en el imaginario nacional se tie-
ne al gobierno militar como “embraguetado”, “con pantalones”,
“serio”; basta sumar un largo etcétera de expresiones similares.
En efecto, en 1955, durante la cresta de la ola económica, aquel
gobierno había instaurado la práctica de postergar los pagos a
las constructoras que se atrasaran en la entrega de sus obras,
como suerte de castigo tras el incumplimiento de plazos. Esta
costumbre ha sido muy aplaudida durante décadas de memoria
selectiva venezolana. Resulta que esa práctica tuvo más que ver
con un método de deuda por medio de unos bonos guberna-
mentales que forzaban a la banca a pagarlos de inmediato a un
precio por debajo del real.
Tras dos años de “eficiencia administrativa” del perezjimenato, es
decir, tras dos años de practicar esta forma de bonos canjeables
por deuda, el gobierno acumuló un saldo negativo de 1400 millo-
nes de dólares. Obviamente para el general, como argumento, le
valía decir que era el sector privado el que se había endeudado,
y de esa manera excusaba al gobierno de cualquier compromiso

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económico con el cuantioso pasivo. En el fondo fue también un


compromiso ético que se preocupó en desestimar, como veremos.
Esto llevó al país a la fuerte recesión de 1957, durante la cual
“los acreedores se tornaron más inflexibles y los contratistas se
vieron más presionados para cumplir con sus obligaciones”16,
pero ¿por qué?, si había suficiente dinero en el tesoro –el ex-
cedente de los activos venezolanos superaba los 700 millones
de dólares– para cumplir con 150 millones de dólares: según
el mismísimo Vallenilla, todo fue por terquedad del general,
quien argüía: “no hay deudas sino compromisos”17. Es decir,
la eficiente concepción económica de la Venezuela dorada de
Pérez Jiménez no es más que una entelequia, producto de la
compleja maquinaria propagandística del perezjimenato. La
testarudez de Pérez Jiménez llevó una recesión económica a los
términos de una crisis política de su propio modelo.
La estrategia del gobierno consistió en que, mediante la apabu-
llante obra pública, se garantizara la aventura electoral, sin em-
bargo las mentes brillantes no dejan de sonar, aún apuesten por
quien apuesten. De nuevo Vallenilla dejó muy bien escrito lo que
sigue: “La obra del régimen es, con su perdón –le dice a Pérez Ji-
ménez–, demasiado nuestra. Lleva nombre y apellido y esto cons-
tituye nuestro principal pecado. No nos perdonarán”18. ¿Cómo es
posible entonces que en nuestro imaginario político nacional se
reflejen imágenes totalmente opuestas al reflujo de la misma his-
toria? Como venimos insistiendo, las proyecciones del bastidor
ideológico, estético, cultural y propagandístico fructificaron a lo
largo de medio siglo. Acaso de inmediato no hubo el efecto con-
tundente que esperaban, pero a la larga la arquitectura del Estado
Cuartel ha sido un éxito en su inoculación mental, cultural, polí-
tica y espiritual en nuestro imaginario criollo:

16 Coronel Fernando Ímber, El Estado mágico. Naturaleza, dinero y moder-


nidad en Venezuela, Caracas: Alfa, 2013, p. 264.
17 Ibíd.
18 Ibíd., p. 265.

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Las obras públicas eran la historia política y la plataforma


presidenciales. Las palabras solo podían conducir al resbalo-
so terreno de la interpretación, a la separación entre hechos y
opiniones, y de ahí al mundo corrupto de las mentiras fabri-
cadas por los políticos19.
Si se suma lo anterior con la problemática de los viejos sindica-
tos nacionales, la crítica de la organización obrera internacio-
nal, la nueva Ley de Universidades, la crisis económica –vuelta
crisis política– al final de la década, es entonces posible reco-
nocer cuáles fueron los factores que determinaron la caída del
dictador; sin embargo nada de esto se recuerda intramuros del
Estado Cuartel, donde Pérez Jiménez es inmortalizado y anhe-
lado en un imaginario popular pretoriano, cargado de símbolos
que solo benefician a la opción militar: mano dura, eficiencia,
rectitud, patriotismo y coraje.
Así recoge la historiografía –que, acaso, todavía le queda ca-
mino para razonar este estado de la cuestión– sobre la resis-
tencia: Venezuela bajo el signo del Terror o Libro Negro de
la Dictadura (facsímil de la clandestinidad de 1952, ediciones
posteriores de 1974 y 1982). Relacionada con este libro está
La Resistencia en el Régimen de Pérez Jiménez, 1948-1952
(edición y notas a cargo también de José Agustín Catalá, pri-
mera edición de 1969, reeditado en 1977, Ediciones Centauro).
Los Crímenes de la Dictadura (el prólogo escrito por Catalá,
1972), relación de presos y su crónica en la temible Guasina
y en Ciudad Bolívar. Cuando Mataron a Ruiz Pineda (1977)
y Pérez Jiménez, un Gendarme Innecesario (1990), de Guido
Acuña, destapan la refriega interna de la dirección central de
Acción Democrática y el trato –de protección– oficial hacia
Leonardo Ruiz Pineda.
De José Vicente Abreu, dos novelas necesarias, Se llamaba SN
(1964) y Guasina. Donde el río perdió las siete estrellas (como
buena parte de la obra antiperezjimenista, Ediciones Centauro,
1969, a cargo de José Agustín Catalá). El who is who del régimen
perezjimenista de Norman Dupray, Huyen las Aves de Rapiña

19 Ibíd., pp. 265-266.

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(Buenos Aires, Talleres la Técnica Impulsora, 1959) donde, ade-


más de ubicar a los personeros y pesos pesados del gobierno,
relata manejos y negocios en las concesiones –con comisiones,
participaciones, monopolios, al margen de los contratos, etc.– de
la creciente industria petrolera venezolana. El casi “manual po-
lítico” en contra –entre otras cosas– de la política energética de
la década militar, la obra más conocida de Rómulo Betancourt,
Venezuela, Política y Petróleo (Monte Ávila, Caracas; 1979). Las
ediciones facsimilares de los tabloides del exilio de comunistas
y adecos en México, Noticias de Venezuela y Venezuela Demo-
crática, son documentos muy sugerentes para comprender los
debates en el exterior frente a la dictadura venezolana de los dos
partidos más importantes de la resistencia.
Para cerrar este brevísimo recuento historiográfico sobre
la cuestión del perezjimenismo, hagámoslo con un broche
dorado. Recomendamos la entrada –ya la hemos citado– a
cargo de Domingo Irwin, “Marcos Pérez Jiménez”, en Tierra
Nuestra: 1498-2009: ponderado análisis de la década militar,
acucioso en aportar nuevos elementos como el desconocido
Informe Perkins, el verdadero esqueleto intelectual sobre el
cual se sostiene toda la musculatura del alardeado Nuevo Ideal
Nacional. Nos dice Irwin:
Uno de los aspectos de que se ufanaba el gobierno presidido
por el General Pérez Jiménez era la planificación racional
del proceso de desarrollo nacional. Esa era una de las con-
signas del entendido como Nuevo Ideal Nacional. Para fina-
les de 1952 Milo Randolph Perkins entrega a las autoridades
venezolanas un texto en dos idiomas (...) con el sugestivo
título de Por el desarrollo y estabilidad de Venezuela: prin-
cipios de acción. Ese escrito (...) reflejaba los resultados del
análisis que le había sido encomendado por el presidente
del Banco Central de Venezuela a Perkins. En este texto
se encuentra desglosado un proyecto nacional de desarrollo
económico y social 20.

20 Domingo Irwin, “Marcos Pérez Jiménez...”, op. cit., p. 248.

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3. Lo que sí se planeó decir: propaganda y construcción


de sensibilidades políticas
Acotábamos antes que uno de los principales objetivos cuando
se intenta historiar sobre las mentalidades –e historia intelectual,
cultural– durante el perezjimenato, es la censura, la historia de
la censura en tiempos de dictadura21. Es decir, se estudia lo que
no se dijo/escribió y por qué no se dijo/escribió, en lugar de ana-
lizar lo que realmente sí supuso una impronta en la modelación
política cultural de la sociedad: lo que sí se dijo. Hubo un sistema
de propaganda directa e indirecta. Si el gobierno inauguraba una
gran obra se preocupaba de que esta fuera conocida por todos los
venezolanos a través de los medios audiovisuales más avanzados
de su momento, para ir construyendo una idea colectiva de pro-
greso, modernidad y bienestar. Estaba tan bien pensado que hubo
una oficina de publicidad que se mantenía con el pago de una
cuota mensual por parte de todos y cada uno de los ministerios
y dependencias del Estado. Quedaba en una de las oficinas del
Banco Obrero.
Su director la definía como la más eficaz porque se trataba de
“publicidad indirecta”. Actúa de la siguiente forma: un día,
en un diario determinado, sale una noticia sobre un posible
proyecto; al día siguiente otro diario interroga al ministro
respectivo. Al tercero otro periódico editorializa sobre el
tema, logrando en esa forma mantener la publicidad al día,
ocupando todas las páginas de los diarios22.
La propaganda proyectaba23, de forma sobredimensionada, una
realidad nacional: “recibiendo aquel impulso adicional prove-

21 José Agustín Catalá y Eleazar Díaz Rangel, De Pérez Jiménez a Hugo


Chávez. Censura y Autocensura 1948-2003, Caracas: Centauro, 2003.
22 José Agustín Catalá y Eleazar Díaz Rangel, De Pérez Jiménez…, op. cit.
p. 27.
23 Trabajaremos varias colecciones de los fondos del Archivo Histórico de
Miraflores que ya hemos publicado parcialmente en nuestro artículo titu-
lado “La propaganda política durante el perezjimenato: en la búsqueda de
la legitimidad de ejercicio y la diplomacia velada 1952-1957”, en Tiempo
y Espacio, núm. 52, Caracas, (2009), pp. 39-66.

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niente de la explotación del petróleo, la economía venezolana


se aprestó a emprender casi una década de grandes transforma-
ciones. Se trata de un período al cual podríamos calificar como
el gran salto económico de Venezuela”24. A esto se sumo una
política fiscal de alto gasto público en materia de infraestruc-
turas, con la que se logró una política tributaria impositiva ra-
cionalmente baja –que motivó a la inversión– y un presupuesto
cuidadoso que cerró varios períodos anuales con saldo positivo
a pesar de la gran inversión pública. A lo antedicho se une que
Venezuela vivía un buen clima de inversión y desarrollo de la
empresa privada, estabilidad de los precios y del cambio mone-
tario, todo ello resultado de coincidencias históricas que dieron
lugar a una época dorada, que tenía ademas un contexto regio-
nal a favor y un proyecto bien pensado para el control de las
sensibilidades políticas, lo que permitió crear una legendaria
época en un mítico país gracias al Estado Cuartel.
Un memorando del 15 de diciembre de 1953, de Humberto
Spinetti Dini, Director Nacional de información, dirigido al
secretario de la presidencia de la república, Raúl Soulés Baldó,
le informaba sobre un documental de la empresa estatal de cine
y documentales Bolívar Films. El cortometraje se explayaba
durante 41 minutos sobre la gran obra de Marcos Pérez
Jiménez. Spinetti Dini propone sustituir alguna toma por el
discurso del dictador en el Círculo Militar, a la vez que resumir
un poco la introducción del film. Preguntaba Spinetti Dini –con
un propósito propagandístico muy refinado– si estos cambios
convenían a la presidencia. La idea propagandística era darle
más presencia a Pérez Jiménez en el documental, aún cuando
se trataba sobre las obras de la Corporación Venezolana de
Fomento, de los ministerios de Sanidad y Asistencia Social, y
del de Obras Públicas. Además sugirió cortar las inauguraciones
filmadas en el interior del país. Esto economizaría pies de
película y subrayaría la imagen del dictador en otra alocución
extra: una propaganda megalómana clásica que divorciaría,

24 José Toro Hardy, Venezuela, 55 años de política económica. 1936-1991.


Una utopía keynesiana, Caracas: PANAPO, 1992. p. 44.

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dentro de la misma película, la idea de la información como


política de propaganda nacional, y adheriría una evidente
intención proselitista25.
Durante el mismo año hay una hoja de los puntos de cuenta
de una reunión del gabinete, donde el ministro de relaciones
interiores Laureano Vallenilla-Lanz Planchart propone una
“campaña publicitaria” con motivo del primer aniversario del
gobierno. Se llevaría a cabo una agenda entre el 24 de noviem-
bre y el 2 de diciembre que constaría de “(...) a- Folleto sobre 19
grandes obras, b- Película sobre las mismas obras, c- Reporta-
jes por televisión, d- Reportajes periodísticos”26.
El merideño Humberto Spinetti Dini fue un brillante director de
información; en menos de un mes de inauguradas varias obras de
infraestructura, enviaba a la secretaría de la presidencia una co-
pia del documental que reunía todas estas escenas: “Me es grato
enviarle una copia del Documental para Televisión filmado por
la Tiuna Films, con motivo de las Inauguraciones del mes de Di-
ciembre de 1956, a las cuales asistió el señor Presidente de la
República”27. Se hacía sistemática la información de todo lo que
el gobierno, en presencia de Pérez Jiménez, inauguraba. El nuevo
ideal nacional no solo era la intervención y transformación del
espacio físico: la propia ocupación y modificación de los espacios
tenía que parecer, semejarse, recordar y resonar al gobierno del
General: el trabajo debería recordarle a la gente que había un
gobierno –militar– en todos los espacios y la forma ideal de “om-
nipresencia” de la obra transformadora del gobierno era el cine,
por ello hubo tanta insistencia en ese medio. Por supuesto que la
obra impresa es fundamental en la divulgación de esta propagan-

25 Archivo Histórico de Miraflores (AHM). 15 serie a, caja 27. Inventario.


Memorando. Humberto Spinetti Dini, Director Nacional de Información.
Caracas, 15 de diciembre de 1953.
26 AHM. 16 serie a, caja 27. Inventario. Autor: presumimos el Ministro de
Relaciones Interiores pues es un punto de cuenta para la sesión del Gabi-
nete. (s/f d-m: 1953).
27 AHM. 23 serie a, caja 27. Inventario. Carta. Humberto Spinetti Dini, Di-
rector Nacional de Información. Caracas, 9 de enero de 1957.

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da en forma de información, pero el cine estaba creando héroes y


fantasías –el cine de oro mexicano y el estadounidense están en
su esplendor–; lo mismo se haría en Venezuela con su presidente
y la nación que transformaba, día a día.
En la reunión del gabinete, el 26 de abril de 1954, destaca el
punto número dos de la “Dirección Política”, donde se informa
a Pérez Jiménez sobre la “Solicitud de la empresa italiana Gigi-
santi Films S.A. acerca del documental en colores sobre Vene-
zuela que está realizando dicha empresa y desea completar con
“un día en la actividad del Presidente de los venezolanos”28. Se
manejó aquí, cuidadosamente, una campaña, obviamente paga,
con los italianos de Gigisanti. Se le informaba a Pérez Jiménez
sobre el interés de esta cinematográfica por grabar un día en el
despacho presidencial. Dos meses antes la embajada de Italia
en Caracas le comunicaba al Ministerio de Relaciones Exterio-
res sobre la llegada a La Guaira del buque Conte Biancamano,
donde viajaba una “troupe cinematográfica italiana” para hacer
un documental a colores sobre Venezuela29.
Igualmente, Raúl Soulés Baldó le informaba a Spinetti Dini
que el cineasta brasileño León Faingeld se había dirigido a su
oficina con el proyecto de una película documental sobre Ve-
nezuela para ser exhibida en Brasil en una cadena de mil dos-
cientos cines30. En enero de 1954, otra empresa, también con
miras internacionales, Publicidad Lyon, era contactada para
filmar un documental en Technicolor sobre las obras realiza-
das por el gobierno:
1º Antes de su exhibición en los teatros será presentada ante
el Primer Magistrado y demás funcionarios que sean invita-
dos. 2º Previo anuncio en los periódicos cuyo costo es de Bs.
7.440 se proyectará simultáneamente en 14 teatros de primera
y después se exhibirá en los 78 locales que funcionan en el

28 AHM. 13 serie f, caja 5. Inventario. Cuenta al Presidente. s/a, s/l, s/f.


29 AHM. 12 Serie b, caja 36. Inventario. Copia de esquela. 25 de febrero de
1954.
30 AHM. 22 serie a, caja 27. Inventario. Misiva. Raúl Soulés Baldó, Secre-
tario del Despacho. Miraflores, 22 de noviembre de 1956.

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Distrito Federal por 8 días consecutivos. 3º Se mandarán 10


copias al interior del país. 4º Se mandarán copias a Colombia
y Ecuador, una para Perú y Bolivia, una para Argentina y
una para Panamá y Centroamérica. Estas serán remitidas al
cuidado de las respectivas Embajadas31.

4. Los medios escritos en el Estado Cuartel: imagen,


sensibilidades y gerencia de la propaganda
Los medios escritos también tuvieron difusión intramuros y ex-
tramuros del Estado Cuartel. Como se ha visto a lo largo de la
historia contemporánea y actual, los regímenes de característi-
cas militares-populistas –con el cuidado que merece la última
categoría– son celosos de la percepción política, cultural, espi-
ritual que se puede generar hacia ellos. Insistimos, hay una va-
loración histórica y existencial sobre la cual hay un persistente
esmero de parte del hombre duro, del general, del mesías mili-
tar, “comprometido” con su pueblo. Diría Augusto Pinochet en
una entrevista a Newsweek el 26 de junio de 1986: “Estoy aquí
porque mi pueblo me pide que me quede. Avance, me dicen,
por favor no nos abandone”; o como reseñó la revista Hoy, en
octubre de 1986: “Soy el general de los pobres”. Pinochet se
consideraba, palabras suyas textuales, un “ángel patriótico”32.
Nunca el jefe del Estado Cuartel se considera –ni permite que
esa percepción se cuele– un tirano opresor. Siguiendo el mismo
ejemplo del temible Pinochet: “La democracia es la libertad del
hombre, el pensamiento del hombre. ¿Cree usted que una dicta-
dura mantiene los tribunales de Justicia y le respeta los fallos?
No es dictadura, señorita, esa es una invención”33.

31 AHM. 7 serie f, caja 5. Inventario. Cuenta al Presidente. s/a, s/l. 11 de


enero de 1954.
32 Palabras de Augusto Pinochet recogidas de diferentes entrevistas por el
semanario chileno The Clinic. Información de origen digital. Disponible
en: http://www.theclinic.cl/2013/09/06/las-10-mejores-entrevistas-televi-
sivas-a-pinochet/ (Consulta el 26 de septiembre de 2014).
33 Ibíd.

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Aunque uno y otro son incomparables, Marcos Pérez Jiménez


también se preocupó por adelantar una percepción, casi de tipo
existencial, sobre su imagen histórica –en su presente, así como
un legado– que le servía para camuflar su forma política de dic-
tador tras la idea de un invitado de la historia, de las necesida-
des históricas ineludibles de su patria. En una entrevista Pérez
Jiménez, aun con el desenfado de los años, diría que:
yo he tenido la mística del poder no por el ejercicio del poder,
sino para el poder, para realizar una obra de engrandecimien-
to nacional. Esa fue mi orientación. De manera que cuando vi
que prácticamente tenía que destruir la institución en la cual
yo había fundamentado toda mi esperanza para respaldar una
obra de engrandecimiento nacional, resolví irme del país. Eso
demuestra que yo no estaba ahí para el ejercicio del poder,
sino para poder engrandecer a Venezuela34.
De hecho Pérez Jiménez se preocupó a lo largo de su exilio, de
esa percepción histórica-existencial, no solo abriendo las puer-
tas de su mansión en La Moraleja de Madrid para dar entrevis-
tas donde se explayaba en lisonjear su paso por la historia de
Venezuela; también dejó escrito un libro acusatorio y al mismo
tiempo apologético de su obra política, social y física en la Ve-
nezuela que le correspondió gobernar a la fuerza; lo tituló Fren-
te a la infamia. Apenas en la dedicatoria podemos leer claves
en torno a su argumentación histórica y a la validez misma del
Estado Cuartel como alternativa de país:
Desde el 23 de enero de 1958 hasta hoy, un buen número de
venezolanos ha mantenido incólume su fe en una teoría de go-
bierno que, presta a la práctica, estuvo engrandeciendo a Vene-
zuela. A ellos –auténticos cruzados del Nuevo Ideal Nacional–,
que durante la última década han estado haciendo gala de cora-
je, espíritu de sacrificio, lealtad a los principios y consecuencia
personal, dedico este libro. Caracas, 1º de enero de 196835.

34 Entrevista dada a José Emilio Castellanos en 1998. Recogida por el sema-


nario Las verdades de Miguel, 19 al 25 de 2014, p. 13.
35 Marcos Pérez Jiménez, Frente…, op. cit., p. 11.

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4.1. Hacia otros imaginarios


Durante la dictadura hubo curiosas –y convenientes– iniciativas
editoriales que halagaban la obra del general, que no solo lleva-
ban a cabo la tarea de propaganda, sino también que tuvieran
alguna resonancia en el exterior, como la “preparación de la 3ra
edición de (...) Pérez Jiménez, Fuerza Creadora, en la cual será
incluida la extraordinaria labor del actual Gobierno y que, una
vez publicada, la traducirá al Inglés para su publicación en los
Estados Unidos, a cuyo efecto ya está en contacto con la casa
editora ‘Exposition Press’ de Nueva York”. Este tipo de ediciones
también se proponían con convenientes formas de distribución
editorial, pues el “señor Francisco Aniceto Lugo (...) desea que
se recomiende esa 3ra. edición ante los Ministerios, Institutos
Autónomos y Gobernaciones de Estado y Territorios, a fin de que
contribuyan a su financiamiento con reportajes”36. El gobierno
instaba a todos los entes y dependencias estatales a sufragar el
costo de los mecanismos de propaganda para la fabricación per-
sonalista del líder.
Revisamos un sugerente proyecto de telegrama/circular para
los gobernadores donde, siguiendo las instrucciones del “Señor
Presidente de la República”, se les explica a los altos funcio-
narios que, con motivo de las celebraciones del 2 de diciembre
y las inauguraciones de obras, se ha asignado un presupuesto
determinado a cada gobernación. En el documento no se asoma
el monto –es un copiador del original–, no obstante llama la
atención el último párrafo:
Los cuales [bolívares] debe girar antes del 20 del corriente a
la Dirección Nacional de Información. Los gobiernos regio-
nales, lo mismo que las demás entidades oficiales, no deben

36 AHM. 24 serie a, caja 27. Inventario. Memorándum. Despacho de la


Presidencia de la República dirigido al Director Nacional de Informa-
ción Spinneti Dini. Miraflores, 17 de noviembre de 1954. El personaje
nombrado en el memo puede ser Francisco Aniceto Lugo, polifacético
personaje de 1894, oriundo de San José de Amacuro. Fue un entusiasta
precursor de la astronomía y de la ciencia ficción en la narrativa. Como
escritor abarcó curiosos límites temáticos, desde historia, política has-
ta, como acotamos, ciencia ficción.

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hacer publicaciones individuales en esa oportunidad ni ero-


gar más dinero por tal concepto fuera de la cuota que se les
ha fijado. Dios y Federación37.
Durante el mejor momento de las relaciones de Pérez Jiménez
con Estados Unidos, Hamilton Wrigth IV, presidente de la ofi-
cina de relaciones públicas Hamilton Wrigth de Venezuela, le
informaba al secretario de la presidencia, Raúl Saules Baldó,
que la empresa Warner Brothers Films estaba dispuesta a rea-
lizar una película sobre Venezuela. En otra carta del mismo
emisario, dirigida también al secretario de la presidencia, le
informan que se envían tres revistas: Newsweek, Time y Life,
donde en una, la portada es la fotografía de un toro saltando una
barda que simboliza las similitudes idiosincráticas y culturales
de los pueblos venezolano y estadounidense, para demostrar las
manifestaciones propias del hombre común de cada país. Dis-
tribuir en la prensa estadounidense fotos de venezolanos y es-
tadounidenses en actividades solariegas parecidas, como forma
de propaganda de los modelos espirituales, políticos y económi-
cos que las dos naciones compartían entonces, era una forma de
lucha contra el virus del comunismo, y un compromiso mutuo38.
Esto también le funcionaba al Estado Cuartel para legitimarse
en la opinión pública de su máximo aliado y arraigarse como
modelo confiable en otros lugares, dentro de otros imaginarios.
Así pues, desde la vecina Colombia se elaboraron estrategias si-
milares, con las pretensiones de lograr una sensible presencia de
Venezuela y del perezjimenato en la región. El diario colombia-
no La República dirigido por Silvio Villegas realizó una edición
especial “dedicada al progreso de Venezuela”. Se le enviaba a
Pérez Jiménez, tal y como lo dispuso Humberto Spinetti en el

37 AHM. 25 serie a, caja 27. Inventario. Proyecto de telegrama-circular. s/a,


s/f, Despacho de la Presidencia de la República.
38 AHM. 3 1804-c, 1954 abril 1-30 [cartas]. 2 cartas con dos respuestas en
telegrama. Una dirigida a Raúl Saules Baldó, Secretario de la Presiden-
cia, la otra es para Pérez Jiménez. Hamilton Wrigth IV, Organización
Hamilton Wrigth de Venezuela (oficina de información y relaciones pú-
blicas). Carta 1:10 de abril de 1954; carta 2: 31 de mayo de 1954; telegra-
ma 1: 29 de abril de 1954; telegrama 2: 8 de junio de 1954.

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memorándum, un cuestionario confeccionado a la medida del ré-


gimen39 con el fin de intentar llegar a distintos países a través de
medios impresos gracias a las alianzas –casi siempre económi-
cas– con directores de periódicos y el gobierno dictatorial. Así lo
dice una esquela al encargado de la secretaría de la presidencia
Rafael Pinzón:
En cumplimiento de las instrucciones de esa Secretaría, me
es grato manifestarle que el señor César Durand, Jefe de
Publicidad de La Nación, de Lima, ha sido enviado por la
Dirección del mencionado diario para preparar una edición
dedicada a Venezuela. El señor Durand aspira a publicar 24
páginas de publicidad del Gobierno, a razón de $ 1000 cada
una. Me es grato anexar el plan elaborado por la Dirección
de La Nación 40.
Desde el extremo sur, León Lipcovich viajó de Buenos Aires
a Caracas como reportero de Noticias Gráficas para preparar
el material de una edición sobre Venezuela. Destacaría, sobre
todos los temas, el progreso nacional que vivía la nación go-
bernada por Pérez Jiménez. El corresponsal argentino estaba
especialmente recomendado por Soulés Baldó, quien también
remitió el proyecto al mismo presidente, indicando que “se
presten a León Lipcovich las facilidades necesarias para el ca-
bal cumplimiento de su cometido”41.
Otra publicación regional que evidencia cómo el gobierno vene-
zolano se valió del presupuesto nacional para proyectar el bas-
tidor propagandístico –con un fondo de interés ideológico– del
perezjimenato fue la revista mexicana Todo, en su edición espe-
cial dedicada completamente a Venezuela. La cobranza de la edi-
ción especial se la hacen llegar al director de la oficina nacional

39 AHM. 18 serie a, caja 27. Inventario. Memorándum. H. Spinetti D. Cara-


cas, 7 de julio 1955.
40 AHM. 19 serie a, caja 27. Inventario. Carta. Humberto Spinetti D. Cara-
cas, 27 de junio de 1955.
41 AHN. 25 serie a, caja 27. Inventario. Misiva. Raúl Soulés. Miraflores, 8
de julio de 1954.

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de información el 24 de abril de 1953. La revista Todo le pasó una


cuenta al gobierno de diez mil bolívares por el dossier42.
En ocasiones esta clase de transacciones económicas se tornaron
habituales, como veremos en otro documento a continuación.
Sin embargo, es más sugerente el interés del Estado Cuartel de
desembolsar el dinero no solo con fines de mera propaganda,
debemos leer más allá el mismo hecho. El perezjimenato bus-
ca reconstruir una legitimidad que no se obtuvo por la elección
democrática del líder, por tratarse de un gobierno militar y de
una dictadura todavía distante de la aventura –fraudulenta y fa-
llida– del plebiscito; el mensaje no deseaba decir que el gobierno
venezolano no era militar, no era dictatorial, el mensaje real-
mente pretendía demostrar –legitimar, avalar, proyectar– que el
Estado Cuartel era el modelo ideal de Venezuela, de América
Latina y de El Caribe; que el ejercicio militar en la política y en
el proyecto nacional de estos países era el llamado sensato que
estaba haciendo la historia desde los cuarteles en casi toda la
región (en Cuba gobernaba Batista, en Dominicana Trujillo, en
Nicaragua Somoza, en Colombia Rojas Pinilla, en Perú Odría,
en Brasil Vargas, en Paraguay Stroessner y en Argentina Perón);
lo que hemos venido subrayando a lo largo de este escrito: se
modelaban sensibilidades al respecto, se inoculaba en el imagi-
nario regional que estos pueblos no estaban preparados para la
democracia, pues había que llevarlos por la ley del cabestro; el
cesarismo democrático debería curar a este continente enfermo
con las nuevas fórmulas del Estado Cuartel, con los nuevos idea-
les nacionales-regionales de los jefes del Estado Cuartel.
Anunciábamos otro documento sobre las reiteradas transaccio-
nes –formalizadas dentro del lenguaje editorial inclusive– que
desde el gobierno nacional se hacían para auspiciar, primero en
lo doméstico, el insistente mecanismo de propaganda, informa-
ción, difusión, publicidad y divulgación del régimen:
Cúmpleme hacer de su reconocimiento que, conforme a
los deseos de Usted, recibí a los señores Rafael Meléndez y

42 AHM. 27 serie a, caja 27. Inventario. Memorándum de la Presidencia de


la República. Miraflores 27 de abril de 1953.

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Ohmer Bustamante quienes me expusieron que Mundo His-


pánico proyecta publicar una edición especial dedicada a
Venezuela en la cual se incluirán informaciones de la labor
oficial. Los señores Meléndez y Bustamante aspiran a que el
gobierno tome por los menos 20 páginas –unas en tipografía
a Bs. 1.000 y otras en huecograbado y offset a Bs. 1.500 y
1.750, respectivamente– por un valor total de 30.000. Me ma-
nifestaron, además, que es condición abonar anticipadamente
el 50% del importe del contrato43.
El documento que mostraremos a continuación demuestra el in-
terés en el mismo aspecto editorial –difusión, publicidad, legi-
timación diseñada, propaganda, etc.– en el exterior, así como el
hecho “habitual” del mismo:
Cumpliendo sus instrucciones, me es grato manifestarle que
en marzo de 1952 el New York Herald Tribune, de Nueva
York, publicó un suplemento de 12 páginas dedicado al de-
sarrollo económico y social de Venezuela. El costo de dicha
publicación fue de $ 59.135.000, suma que se distribuyó para
su pago entre los Ministerios e Institutos Autónomos. Más
tarde, en diciembre de 1953, el señor Michael Smiley, jefe del
departamento de publicidad del mencionado diario en Amé-
rica Latina, solicitó de nuevo publicidad para un número del
New York Tribune a circular en marzo de 1954 (...) Nueva-
mente, en este año, el señor Smiley se dirigió al Gobierno,
por mediación de la Secretaría de la Presidencia, manifestan-
do que el suplemento de este año además de publicidad oficial
incluirá avisos de la industria y del comercio venezolanos. La
tarifa a pagar, por página, es de $ 5.112, y el Señor Smiley
aspira por lo menos 6 páginas44.
Observamos los mismos elementos: una forma habitual de ope-
rar el sistema del bastidor de “información”, sumado a los costos
inherentes del negocio publicitario; empero, lo que se está publi-
citando es un modelo político, cultural, espiritual, simbólico, se

43 AHM. 26 serie a, caja 27. Inventario. Memorándum al Secretario de la


Presidencia. Caracas, 9 de febrero de 1954.
44 AHM. 20 serie a, caja 27. Inventario. Memorándum al Secretario de la
Presidencia. Caracas, 5 de agosto de 1955.

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Mundo Nuevo Nº 15. Julio-Diciembre, 2014

está vendiendo la imagen del Estado Cuartel a la opinión pública


estadounidense. De hecho, si leemos lo que sigue se verá que
hubo algún impacto: Robert J. Cole, editor para América Latina
del The Journal of Commerce de Nueva York, le envió una carta
a Spinetti Dini, acusando recibo del libro Así progresa un pue-
blo (diez años en la vida de Venezuela) y le dice:
como un observador interesado en las condiciones económi-
cas de Venezuela en un período de muchos años, puedo decir
sin indecisión que esa excelente publicación da sólo una pe-
queña idea de los enormes avances económicos hechos por el
pueblo venezolano en los últimos diez años45.
Asimismo, de un artículo de 1954 del New York Times donde
se ensalzaba la velocidad con que el gobierno venezolano había
levantado los edificios para la clase obrera en Caracas –refirién-
dose al conjunto de edificaciones 2 de Diciembre, hoy 23 de
Enero–; en el artículo de prensa se lee cómo el periodista afir-
ma que espera que en Estados Unidos alguna vez se aprenda a
construir a esa velocidad y con esa preocupación hacia los sec-
tores menos favorecidos. Este apartado documental está en los
fondos de la correspondencia de la Embajada de Venezuela en
Washington hacia el Despacho de la Presidencia de la Repúbli-
ca durante el año 1954 –secciones de la prensa estadounidense
enviados en reportes al presidente, midiendo la opinión pública
local– en el Archivo Histórico de Miraflores.
Se puede observar cómo se está ensamblando cierta tendencia
favorable hacia el Estado Cuartel. El siguiente documento es de
mayor aliento, de hecho es una propuesta totalmente pensada ha-
cia el bastidor ideológico del régimen. Se trata también de una
iniciativa venida desde Estados Unidos, del director del Diario
de las Américas, S. Serfaty, quien en 1954 propone lo que sigue:
Este diario anticomunista por principio y gran defensor de los
intereses panamericanos, publica en la actualidad tres pági-
nas en español y una en inglés y mantiene una buena circula-
ción en los Estados Unidos, especialmente en Washington y

45 AHM. 28 serie a, caja 27. Inventario. Carta. Robert J. Cole. Nueva York,
9 de julio de 1956. Documento original en inglés, traducción propia.

210
Mundo Nuevo Nº 15. Julio-Diciembre, 2014

en el Estado de Florida. El periódico está ligado a Venezuela


y a su Gobierno por muchas razones y siempre están dispues-
tos a defenderlo y a desenmascarar a los enemigos que en el
exterior se ocupan de denigrar y desconceptuar la gran labor
de Patria que usted viene desarrollando. He estudiado muy
bien la situación de esta región y la considero sumamente
importante políticamente y se puede organizar una magnífica
campaña de demostración al exterior del fecundo trabajo que
usted viene ejecutando para afianzar a Venezuela en el sitial
de honor que le corresponde dentro del conglomerado ame-
ricano de naciones. Esta ciudad, centro obligado del pase de
las Américas del Sur y Centro, visitada continuamente por
personajes importantes de la política (...) sitio escogido para
campañas a los gobiernos de la cuenca del Caribe, es de gran
valor para establecer en ella un servicio de propaganda bien
dirigido donde se pueda demostrar la verdad de la actual si-
tuación venezolana y donde se pueda refutar y desmentir los
escritos y noticias que propagan los enemigos del régimen
actual. Para ejecutar este plan podríamos utilizar este diario
que es cien por ciento amigo de usted y al efecto se le entre-
garía el material que de Venezuela enviaran los organismos
designados al efecto y aquí se refutarían todos los escritos
que en América se publicaran no favorables al gobierno. Este
periódico necesita, naturalmente, de ayuda monetaria para
esta campaña de publicidad y es por ello que me he permitido
escribir a usted directamente a fin de que si lo considera con-
veniente se podría fijar una asignación mensual que lo ayuda-
ra en su parte económica y obtendríamos los servicios de un
diario en firme para hacer resaltar en el Exterior la gran obra
efectiva que se realiza en Venezuela46.
Tras leer este último documento es evidente que los hombres
del negocio editorial notaron que había oportunidades intere-
santes con el gobierno venezolano y sus anhelos de proyección
ideológica, de la construcción de toda una carga simbólica de
progreso, nacionalismo y modernidad, como sinónimos del Es-
tado Cuartel.

46 AHM. 29 serie b, caja 129. Carta con recorte de prensa. S. Serfaty al


Presidente de la República. Miami, Florida, 18 de febrero de 1954.

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Mundo Nuevo Nº 15. Julio-Diciembre, 2014

Al perezjimenato no solo le interesaba esta parte del Atlántico.


España era otro fuerte importante por encandilar. Para Vene-
zuela –como el resto de América Latina– España era la puerta
de Europa, y había intereses mutuos que relacionaron a las dos
naciones. Sin olvidar que la larga noche de Francisco Franco
encontraba muchas coincidencias ideológico-políticas con la
dictadura venezolana, hubo una larga y extensa corriente mi-
gratoria que formaba parte del proyecto de país del Nuevo Ideal
Nacional. Recuérdese que si el trienio adeco había planteado
el tema de la migración para llenar puestos de trabajo vacan-
tes, fue bastante más restringido que la denominada política de
“puertas abiertas” de la década militar.
Es decir, con Pérez Jiménez se facilitó –y estimuló– la política
migratoria de cuantos europeos se pudiera, bajo aquella eugené-
sica manda de europeizar –cultural y racialmente– a Venezuela,
con un previo proceso de selección de nacionalidades y grupos
locales47. Por retrógrada que suene, esta política ha sido también
laureada dentro del imaginario político venezolano como uno de
los grandes aciertos del perezjimenato. Empero, como ya es rei-
terativo, la memoria selectiva para la construcción del imaginario
perezjimenista olvida, por ejemplo, los europeos vagando como
indigentes por las plazas caraqueñas, sin techo, sin trabajo, con
las promesas doradas rotas por la demagogia del momento48.
También es cierto que la enorme inversión que comenzaba en la
década militar acogería como mano de obra a una buena parte
de esa inmigración. El otro lado de la moneda lleva esta efigie:
“La extraordinaria migración que está recibiendo esta rica re-
gión, enmarcada en el centro norte de Venezuela, quedará, sin
duda alguna, señalada en los anales históricos de la patria como
la más vigorosa evolución de un pueblo joven que se procura

47 Juan Carlos Rey González, Huellas de la inmigración en Venezuela. En-


tre la historia general y las historias particulares, Caracas: Empresas
Polar, 2011, pp. 114-115.
48 Ibíd., p. 126. El autor cita un artículo de El Nacional, del 13 de mayo de
1949: “Inmigración sí, demagogia no”, de Carmen Clemente Travieso.

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Mundo Nuevo Nº 15. Julio-Diciembre, 2014

un porvenir mejor”49. No obstante, como en todo ciclo, luego


de tocar la cúspide, vendría la caída. Pero eso es tema de otro
estudio, volvamos ahora a la España que le interesaba al Estado
Cuartel, y viceversa, la España interesada en la dictadura de
Pérez Jiménez.

5. El diseño del imaginario del Estado Cuartel


venezolano en España
Entre la España franquista y la América Latina donde des-
collaba el modelo del Estado Cuartel hubo serios intentos de
hermanar ambas perspectivas cisatlánticas con, por ejemplo, la
creación de los Institutos de Cultura Hispánica que desde 1947
actuarían en una red de asociaciones radicadas en América,
para “crear una poderosa corriente de ideas trabajadas siste-
máticamente. Su motivación fue la ‘filiación hispánica’, como
vehículo de unión de personas de distinta nacionalidad”50. Este
campo de filiaciones político-culturales pretendía llegar una
brazada más lejos en el terreno de la diplomacia y los convenios
de cooperación, pues
gracias a una serie de logros en el campo cultural, se man-
tenía en la creencia de que el hispanismo iría ganando en
“amplitud y volumen”, en cuanto que las relaciones cultu-
rales fueran reforzadas por una intensa relación económica,
quedando de ese modo trazado el camino de la vinculación
hispano-iberoamericana 51.
Así las cosas, buena parte de América Latina y El Caribe esta-
ba en el ámbito de la cultura política, bajo el manto del Estado
Cuartel, así como la España de Franco: el catecismo anticomu-
nista –parte esencial del credo militarista de la época–, católi-
co, conservador, e incluso, a lo que a sistemas corporativistas
49 Marconi Villamizar en Últimas Noticias el 22 de octubre de 1957, citado
por Rey González en Ibíd., p. 127.
50 Silvia Enrich, Historia diplomática entre España e Iberoamérica en el
contexto de las relaciones internacionales (1955-1985), Madrid: Edicio-
nes de Cultura Hispánica, 1989, pp. 68-69.
51 Ibíd.

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Mundo Nuevo Nº 15. Julio-Diciembre, 2014

se refiere, hubo similitudes con la “democracia orgánica” del


caudillo español. Era América Latina y El Caribe una plaza
de sables, de partidos únicos, sistemas sociales conservadores
y restrictivos, con alto control social y líderes nacionalistas
que se hallaban cómodos en la acepción “hispanoamericana”
como un lugar de encuentro ideológico y cultural, construi-
do entre las capitales de la región (Caracas, Buenos Aires,
La Habana, Ciudad Trujillo, Managua, San Salvador, Bogotá,
Lima...) y Madrid, la antigua metrópoli: “El 12 de octubre de
1953 –Día de la Hispanidad– el ministro Martín Artajo lanzó
el plan de una Comunidad Hispánica de Naciones, destinado a
coordinar la acción diplomática de los países de lengua espa-
ñola en torno a un ideal igualitario de pertenencia a un mismo
ámbito cultural”52.
Las relaciones de los Estados Cuartel de la España franquista y
la Venezuela de Pérez Jiménez ha sido una asignatura pendien-
te desde el estudio de la historia de las relaciones internaciones
atlánticas. En esta parte del ensayo proponemos un acerca-
miento, en virtud de esta investigación, a la cultura política
pretoriana criolla representada en la prensa española –nicho
natural para el reforzamiento de un imaginario sobre Vene-
zuela–; lo que para la España franquista representa solo una
década de su política exterior, y para Venezuela, el proceso
específico de su última dictadura.
El medio más importante de la península, Radio Nacional de
España, era una forma expedita de mecanizar el bastidor ideo-
lógico con doble propósito: derrumbar las expectativas de exi-
liados venezolanos que urdían planes o albergaban esperanzas
en la caída de Pérez Jiménez y seguir en la arquitectónica de
afianzamiento simbólico del Estado Cuartel. Acaso la mejor
propaganda es la que no se nota, la mejor estrategia de difusión
y control es la que no parece tal, así como la mejor forma de
generar una sensibilidad específica hacia un sistema, hacia un
modelo, consiste en la sutileza. Así se planificó lo que sigue:

52 Julio Gil, La política exterior del franquismo. Entre Hendaya y El Aaiún,


Barcelona: Ediciones Flor del viento, 2008, p. 307.

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Mundo Nuevo Nº 15. Julio-Diciembre, 2014

Se trata de efectuar semanalmente, por medio de un progra-


ma de media hora de duración, una emisión de difusión de la
música, arte, literatura, geografía venezolana. Este programa
debería ser realizado en Caracas, por medio de un programa
grabado, que semanalmente se remitiría a la Radio Nacional de
España. El programa semanal venezolano lo difundiría Radio
Nacional de España, por sus canales generales (especialmente
en sus horas españolas e hispano-americanas, al igual que hace
con otros países de Hispanoamérica). Emisión “confidencial”
de noticias políticas Venezolanas: Radio Nacional de España,
pone a disposición de Venezuela, sus emisoras, para la difusión
de noticias de tipo político, para las que no interese especial-
mente dar un sello de procedencia demasiado oficial y cuyo
origen deberá aparecer como “extraídas” de los medios infor-
mativos españoles e internacionales. No se puede desconocer
que en general las informaciones políticas pierden efectividad,
cuando son difundidas oficialmente por el país interesado. Por
otra parte por carecer Venezuela de medios de difusión po-
tentes, hace que y sobre todo en Europa, las informaciones y
conceptos que en la opinión prevalecen, sean confusos y en
general no favorables dada la actividad que los exilados polí-
ticos venezolanos desarrollan en algunos de aquellos países y
especialmente en Francia, Bélgica y Suiza. En atención a estos
hechos es por lo que solicité y obtuve en Madrid de los orga-
nismos adecuados, que Radio Nacional de España, pusiera a
disposición del gobierno de Venezuela, sus medios de difusión,
para la propagación de noticias e informaciones que el gobier-
no venezolano le interese difundir en forma oficiosa, salir al
paso de campañas hostiles, etc. Para ello Radio Nacional de
España, por medio de sus boletines diarios de información in-
ternacional (...) difundiría por el mundo entero “y como noticia
de fuente española”, las informaciones convenientes53.
Así también hubo una estrategia premeditada en los principales
medios impresos españoles, donde destacaba, sobre todo, el di-
seño de una cultura política hacia lo militar-político, adornado
de episodios de “tipo cultural” que eran sobre cualquier cosa el
camuflaje de una realidad –en ambos países– cuartelaria. La
conveniencia de que ambas naciones colaboraran mutuamen-
53 Ibíd.

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Mundo Nuevo Nº 15. Julio-Diciembre, 2014

te con el ensalzamiento de sus Estados Cuartel era evidente,


es decir, le interesaba tanto –o más– a España su resonancia
ideológica en el prometedor continente americano, como a los
dictadores regionales la órbita española:
Según los grandes objetivos marcados para medio plazo, ade-
más de las colonias de residentes, el campo por excelencia
sobre el que trabajar en aras del prestigio de España en la
región era la opinión pública americana. Para captar a los
distintos sectores sociales americanos no cabía otro remedio
que ensayar la propaganda política o cultural54.
En el apartado anterior trabajamos colecciones del fondo do-
cumental del Archivo Histórico de Miraflores, a partir de aho-
ra analizaremos los periódicos peninsulares La Vanguardia y
el ABC, con la presunción de que estos medios eran el labo-
ratorio para ensayar la legitimación –en España como puerta
de Europa– del modelo del Estado Cuartel latinoamericano,
felizmente representado por Marcos Pérez Jiménez. Seguimos
manejando la teoría del bastidor ideológico para la generación
de símbolos y sensibilidades políticas hacia una cultura polí-
tica pretoriana criolla. Debemos acotar que para esta época el
ABC de Madrid y Sevilla y La Vanguardia de Cataluña son
los rotativos más importantes de España.

6. Casuística
El sábado 10 de diciembre de 1955, en La Vanguardia española
se publica en la página 7 un artículo titulado “Venezuela”:
La pequeña Venecia, la Venezuela de Diego de Ojeda, es hoy
una de las primeras naciones de América no sólo por su pa-
sado histórico y por las grandes figuras que forjaron su inde-
pendencia, sino por su propio esfuerzo, que le ha dado recia
personalidad; por su perseverancia en el trabajo, manantial
de su riqueza; por sus luchas y sacrificios, que le han forta-

54 Rosa Pardo Sanz, Con Franco hacia el imperio, Madrid: UNED, 1994,
p. 123.

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Mundo Nuevo Nº 15. Julio-Diciembre, 2014

lecido para agigantarse en el presente y esperar serenamente


el porvenir55.
Nos sugiere varias cuestiones que el autor, de quien comentare-
mos algo más adelante, plantea discretamente que la Venezuela
de hoy, la de Pérez Jiménez, es la que ha despertado después de
un sopor, de un dormir histórico previo, de una etapa político-
económica estancada:
Dormitaba el pueblo venezolano en el dulce sopor de su vieja
lejanía, y a su brusco despertar ha seguido un impulso amplio
y fuerte cuyas realizaciones recientes proclaman la verdad de
su pujanza, Y todo casi sin transición, merced a la obra del
Presidente de la República, general Marcos Pérez Jiménez,
quien con la palanca de su Doctrina del Bien Nacional ha le-
vantado a sus compatriotas y los ha unido en el ideal de hacer
de Venezuela una nación digna, próspera y fuerte56.
En el texto puede leerse la síntesis de logros hechos y por hacer
del Estado Cuartel, un sostenido elogio a la administración de
Pérez:
Las obras que, como las modernas autopistas, los grandes
hospitales, las majestuosas edificaciones universitarias, las
numerosas concentraciones escolares, el vasto conjunto de
viviendas para las clases media y obrera, los grandes centros
de colonización agrícola, las canalizaciones del Orinoco y de
la Barra del lago de Maracaibo, los hoteles de primera cate-
goría y tantas otras más57.
El artículo se explaya para mencionar otros alcances en la in-
fraestructura nacional, desde las ferrovías hasta las bibliotecas
municipales a lo largo y ancho del país, para luego comentar de-
talladamente los lazos que se tejen entre ambos países a través
de las misiones diplomáticas –y militares– así como las visitas
oficiales de altos funcionarios:

55 “Venezuela”, La Vanguardia Española, sábado, 10 de diciembre de


1955, p. 7.
56 Ibíd.
57 Ibíd.

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Mundo Nuevo Nº 15. Julio-Diciembre, 2014

En Caracas, capital de esta admirable nación, ha pasado unos


días el ministro de la gobernación, don Blas Pérez González,
mensajero del amor de España a esa noble hija que con tan-
ta rapidez prospera... España sigue con sumo interés el viaje
del ministro de la gobernación a Venezuela, como siguió el
del director del Instituto de Cultura Hispánica, señor Sánchez
Bella; el del ministro de Educación Nacional, señor Ruiz Gi-
ménez y el de la Misión militar presidida por el teniente ge-
neral señor Palacio, y espera como fruto positivo la mayor
compenetración espiritual, cultural y económica entre ambos
países, que desde su gestación, España, y desde su nacimien-
to, Venezuela, vienen ostentando el lema que llevan grabado
en su corazón: amor58.
Eduardo Pérez Agudo –geógrafo y miembro consejero de la His-
panidad– es quien escribe el artículo. Catedrático de la Universi-
dad de Barcelona y, debemos apuntar una cuestión, al momento
de firmar el texto que laurea al gobierno de Marcos Pérez Jimé-
nez, añade en su firma “de la Orden del Libertador”, es decir, que
a su vez, este catedrático había sido condecorado con la máxima
distinción que se otorga en Venezuela, quedando demostrado este
espíritu de colaboración entre los dos Estados Cuartel.
Las alianzas que se establecían entre las dos dictaduras,
además de asirse de la presunta unión idiosincrática –en lo
ideológico, religioso, cultural político, en el control social–
llegaba como hemos acotado antes, hasta lo esencial para am-
bos modelos: lo militar. La prensa lo exaltaba cada vez que
había ocasión de hacerlo. En este sentido, el artículo del 26 de
junio de 1956 sobre la condecoración que le hace el gobierno
de Venezuela al ministro del aire español; los discursos del
embajador y del ministro abundan en loas mutuas. Un detalle
que es necesario subrayar es el discurso del embajador vene-
zolano Simón Becerra, felicitando al militar español teniente
general González Gallarza, por su destacada carrera aérea en
la desolada guerra civil española; empero, ¿qué se podía es-
perar? Son los códigos del Estado Cuartel:

58 Ibíd.

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Mundo Nuevo Nº 15. Julio-Diciembre, 2014

Me proporciona este acto la oportunidad de hacer una recor-


dación grata en la vida del teniente general González Gallar-
za. Este gran soldado se inició en el año 20 en las Fuerzas
Aéreas. Con una decidida vocación a la causa de su Patria y
a la Aviación, empezó a descollar con méritos sobresalien-
tes. Es aquel arriesgado piloto que en 1923 realizó el famoso
raid Madrid-Filipinas; es el mismo que, después, propuso,
con dos oficiales más, el raid aéreo sobre el Atlántico. Des-
pués, como combatiente de Marruecos, sufre las heridas de
que hablan sus cicatrices, y, más tarde, contribuyó con aquel
famoso Regimiento “J-l-51”, a formar este Estado que hoy,
tan dignamente representa el Generalísimo Franco. Tiene el
teniente general González Gallarza un brillante historial. Es
un magnífico soldado del Aire59.
Se trataba de la condecoración de la Cruz de las Fuerzas Aé-
reas en primera clase. El embajador honra la historia militar
previa del aviador, así como el régimen que ha defendido. El
diplomático aprovecha para dejar claro que la colaboración
en la formación militar mutua será una realidad entre las dos
naciones. El dato que se recoge en las palabras del embaja-
dor venezolano deja entreabierta la pregunta obvia: ¿hasta qué
punto se realizó alguna fase de esa política militar conjunta?
Para muestra de los continuos guiños que se venían haciendo
entre el estamento militar de ambas naciones, basta acotar
una nota de la prensa gráfica del ABC 60 de un año antes, don-
de destaca un gran lienzo hecho por la hija del general espa-
ñol Barrera Cabanellas a Marcos Pérez Jiménez. Pilar Barrera
Cabanellas fue oficialmente invitada a Venezuela para entre-
gar la obra al general. La fotografía de la pintura de gran
formato –media página del ABC– muestra a Pérez Jiménez
uniformado de gala militar en un primer plano montado en
un caballo azabache, en segundo plano aparece la pujante y
modernizada Caracas.

59 “El gobierno de Venezuela condecora al Ministro del Aire español”, La


Vanguardia Española, martes 26 de junio de 1956, p. 4.
60 “Otras notas gráficas de actualidad”, ABC, Madrid 12 de junio de 1955,
p. 43.

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Así las cosas, el ministro venezolano de relaciones exteriores,


Loreto Arismendi, le impuso la Orden del Libertador al ministro
del ejército español, teniente general Muñoz Grandes, el sábado
13 de octubre de 1956. Muñoz Grandes comandó durante su pri-
mer año a la División Azul en Rusia. La naturaleza del protocolo
del acto oficial demuestra la enorme carga simbólica entre los
dos gobiernos: la ceremonia fue en el hotel Ritz, asistieron el
celebérrimo vasco franquista Esteban Bilbao Eguía, presidente
de las Cortes y del Consejo del Reino; el ministro de Asuntos
Exteriores Alberto Martín Artajo; de Obras Públicas, conde de
Vallellano; del Ejército, teniente general Muñoz Grandes; del
Aire, teniente general González Gallarza; de Gobernación, Blas
Pérez González; de Hacienda, Francisco Gómez de Llano; de
Educación Nacional, Jesús Rubio y de Industria, Joaquín Planell.
Las palabras de Loreto Arismendi escurren en una reivindica-
ción, supuestamente histórica, de las dos naciones, con una pesa-
da carga de símbolos que nada más intentaban ratificar el Estado
Cuartel franquista:
El gobierno de la República de Venezuela ha hecho reconoci-
miento de vuestros esclarecidos títulos al otorgaros la conde-
coración. Es para mí motivo de singular satisfacción cumplir
el honroso encargo que diera el primer magistrado de mi país,
general Marcos Pérez Jiménez, de colocar en vuestro pecho
las insignias correspondientes. Soy intérprete en este acto de
una evidente expresión de la justicia, porque representáis, con
extenso haber de méritos, un vivo ejemplo de virtudes ciuda-
danas. Habéis sabido, en efecto, desde los días que formasteis
parte del Ejército español en Marruecos, robustecer, contri-
buyendo a darle brillo, la hermosa tradición española que es
capítulo imborrable de la historia del mundo. Está seguro el
Gobierno de mi país de que V.E. tendrá con la debida esti-
ma la condecoración que os entrego, ya que ella simboliza,
además, una prueba de la amistad y el afecto que Venezuela
siente por España61.

61 “Imposición al teniente general Muñoz Grandes del Gran Cordón de la


Orden del Libertador”, ABC, Madrid 14 de octubre de 1956, p. 71.

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Mundo Nuevo Nº 15. Julio-Diciembre, 2014

Una vez más, si se ha notado a lo largo de esta muestra heme-


rográfica, la respuesta de la parte española se desborda en elo-
gios que tienen todos relación con las riquezas del país, y una
especie de comunión de la raza castellana en virtud del credo
mutuo del Estado Cuartel, pues es el “ejército” español quien
siente admiración por la noble Venezuela:
Mas junto a esta gratitud honda y sincera yo quiero, señor
ministro, hacer llegar a vuestro ánimo la admiración que
nuestro Ejército y toda España sienten por esa noble nación
de Venezuela que, dotada por la Providencia de inmensos te-
soros materiales, tanto en la fertilidad de sus tierras como
en las entrañas del subsuelo, ha sabido no deslumbrarse ni
envanecerse dedicando inteligentemente sus mayores afanes
desde el primer momento a cultivar los valores espirituales de
nuestra raza, mejorando la condición humana de sus hijos con
el perfeccionamiento y creación constante de esas universi-
dades y centros de cultura que tanto o más que la explotación
de aquellos tesoros han de contribuir a la grandeza de vuestra
patria y al bienestar de la humanidad. Que Dios os acompa-
ñe en tan formidable empeño y yo os ruego hagáis llegar a
vuestro presidente, general Marcos Pérez Jiménez, y a todo el
gobierno, mi reconocimiento más profundo por el honor reci-
bido, y para mis compañeros del Ejército venezolano, al que
deseo las mayores felicidades, os pido les llevéis este abrazo
que yo os doy y en el que pongo todo mi corazón62.
Como apuntamos al principio de este ensayo, la cuestión exis-
tencial, de la historia, y si se quiere, el punto sensible de la
cosa histórica ha sido también un plano muy sugerente para los
hombres del Estado Cuartel. Vale mencionar la nota de prensa
del 14 de febrero de 1957, en la prensa gráfica del ABC, donde
se destaca la fotografía del acto de entrega de una reproduc-
ción de la carta de Cristóbal Colón a los Reyes Católicos, en
la que el Almirante informaba la noticia más universal de la
historia. El acto de entrega a Pérez Jiménez del facsímil de la
carta se hizo en el Palacio de Miraflores, donde Martín Artajo,
presidente del Patronato del Instituto de Cultura Hispánica, y

62 Ibíd.

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Mundo Nuevo Nº 15. Julio-Diciembre, 2014

Valdés Larrañaga, embajador de España en Caracas, oficiaron


un cargado protocolo63.
La cuestión pretoriana, la insistencia en la cultura política ha-
cia lo militar era parte de la esencia en las relaciones de las
dos dictaduras. El jueves 1 de abril de 1954, es investido Pérez
Jiménez con la Gran Cruz del Mérito Militar por Francisco
Franco en virtud de la conmemoración del Día de la Victoria,
la mayor fecha del calendario franquista que celebraba la amar-
ga derrota de la República española64. Al otro lado del océano
se homenajeaba también, con gran pompa, al ministro español
de la Gobernación, Blas Pérez, en Caracas: “a su llegada a la
capital venezolana, ha revestido caracteres de acontecimiento
verdaderamente extraordinario, señalándose en los medios pe-
riodísticos que no se recuerda una acogida tan entusiástica a
ninguna otra personalidad extranjera de las que han visitado
Caracas65.
La retórica a lo largo de más de cuarenta y cinco artículos, re-
señas, semblanzas, notas y fotorreportajes en los periódicos La
Vanguardia Española y el ABC, guarda en su totalidad un ritmo
parejo en cuanto a lo florido –si se permite cursi–, presuntuoso,
narcisista, de todo lo simbólico militar. Una retórica paradóji-
camente nacionalista y patriotera –¡entre la Venezuela de Bolí-
var y la España de los Borbones!– que debía colar poco a poco
en la construcción de un imaginario sobre el Estado Cuartel
venezolano que se hermanaba con el español. Abundan las loas
sobrecargadas de sentimentalismos y referentes de lo panhispá-
nico. El discurso periodístico entre 1954 y 1957 es un recuento
de eventos diplomáticos y protocolares de los gestos de amistad
y admiración, abonados por redactores de prensa y articulis-
tas: “General Marcos Pérez Jiménez... la riqueza y el auge de

63 “Obsequio español al presidente venezolano”, ABC, Madrid 14 de febrero


de 1957, p. 5.
64 “Condecoraciones concedidas por el Jefe del Estado con motivo del Día
de la Victoria”, La Vanguardia Española, 1 de abril de 1954, p. 18.
65 “Don Blas Pérez ha sido objeto de un entusiasta recibimiento en Cara-
cas”, La Vanguardia Española, 1 de diciembre de 1955, p. 19.

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esta gran nación alcanzan ritmo creciente bajo su Gobierno”66,


“Dormitaba el pueblo venezolano en el dulce sopor de su vieja
lejanía, y a su brusco despertar ha seguido un impulso amplio y
fuerte cuyas realizaciones recientes proclaman la verdad de su
pujanza, y todo casi sin transición, merced a la obra del Presi-
dente de la República, general Marcos Pérez Jiménez”67.

7. Colofón

“La tierra queda. La tierra queda siempre.


Aunque los ríos se agolpen. Aunque los cielos lloren,
durante días y días. Aunque los alzamientos ardan.
Aunque los hombres mueran”
La catira Pipía Sánchez,
de La catira, de Camilo José Cela

Decíamos al principio de este escrito que en el Estado Cuartel


había un esmero especial por controlar los tiempos del hombre,
la historia. De hecho, este antojo particular de los políticos-
militares que han promovido durante dos siglos el incesto repu-
blicano venezolano, pecado original de nuestro sino histórico,
va más hondo que el simple evento propagandístico, es la busca
por alterar las mismas raíces del árbol social de las mentalida-
des, sistemas de representación e identidades del mosaico crio-
llo de este país. Por eso nuestra nación es en esencia un Estado
Cuartel, donde el imaginario político pretoriano hace las de la
pescadilla que se muerde la cola: entramos en los ciclos desgra-
ciados de la historia por los militares, para terminar clamando
por ellos para que terminen el ciclo, cuando al final, estamos
perpetuando el incesto republicano, cuna de los desaciertos.
Así las cosas, lejos de un discurso y una retahíla de argumen-
tos en defensa de la cosmovisión civil de país, es necesario
66 ABC, Madrid 12 de octubre de 1955, p. 9.
67 La Vanguardia Española, 10 de diciembre de 1955, p. 7.

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cerrar este ensayo con la idea de que los militares-políticos del


Estado Cuartel tenían –y tienen– una debilidad especial por
explorar los pozos profundos de las sociedades que intentan
controlar, y la única forma de hurgar en esos fondos marinos
es, primeramente, tocando la Historia (letra capital aposta), y
en los términos siguientes toqueteando el variopinto mosaico
de sensibilidades y símbolos de esta sociedad, en sus diferen-
tes niveles. Acaso decir que los militares-políticos navegan la
cosa filosófica de los pueblos, es muy arriesgado –y hasta cier-
to punto optimista–, pero sí es cierto que de hecho perciben
que las naciones tienen un tablero de control sensible, más allá
de la propaganda y del techo de zinc; es, como ya acotamos,
manipular su raíz, su Arque ... el “comienzo”.
El perezjimenato comprendió eso, y un hecho que lo evidencia
es la creación de varios signos de tipo telúrico como decretar
unos premeditados elementos de la naturaleza como los sím-
bolos patrios de los venezolanos: el turpial, la orquídea y el
araguaney. Pájaros, flores y árboles que están en cantidad en
todo el trópico americano, y sin embargo cualquier venezolano
los percibe más suyos que los mismísimos recursos minerales
que mantienen la renta presupuestaria de la nación. Así, leyendo
aún más el Arque venezolano, Pérez Jiménez asumió el ensayo
de crear una escena –musical, gráfica, sonora, perceptible hacia
todos los sentidos mentales y físicos– que reuniera una cosa
venezolana, lo venezolano, la venezolanidad: el Retablo de las
Maravillas, grupo artístico emblemático que vivificaba aquello
del folklore nacional –aunque es mucho más que “folklore”–
en las formas recreativas convencionales para el gran público.
No es destacado el Retablo en sí –que gozaba de gran calidad
artística– sino la idea del régimen de encontrar un paradigma
estético, sensible, que consolide la cultura política del Estado
Cuartel.
Por ello traemos a cuento la extravagante aventura literaria de
Camilo José Cela quien, durante el apogeo del perezjimenato
(1953), se paseó por Venezuela para confeccionar su novela me-
nos afortunada, La catira. Así como revisamos ese compromiso

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panhispánico de los Estados Cuartel franquista y perezjimenis-


ta en la prensa española, hubo dentro del mismo manto colabo-
racionista un encargo literario para medrar la respetada imagen
–casi venerada– del gran autor adeco, democrático y presidente
civil Rómulo Gallegos; el joven Camilo José Cela fue un activo
colaborador de aquella doctrina de la Hispanidad franquista y
respondió a la oferta68.
Si alguien había logrado interpretar realmente esta cosa llamada
Venezuela, había sido Rómulo Gallegos. Acaso es la obra na-
rrativa de Gallegos nuestra primera compactación como nación.
Intentó unir, tras una profunda comprensión del paisaje, formas,
maneras, localismos, íconos, regionalismos, peculiaridades, idio-
sincrasias, costumbres, la cosmogonía y cosmovisión venezola-
nas. El imaginario venezolano puede compendiarse en la obra de
Rómulo Gallegos, y esto se entendió perfectamente en el Estado
Cuartel. Si no, por qué Vallenilla-Lanz invita en 1953 al joven y
laureado escritor español para que pasara unos meses en los Lla-
nos venezolanos69, captara su esencia y emprendiera la aventura
narrativa de una novela que borrara de los anales la gran novela
venezolana de todos los tiempos, Doña Bárbara:
La verdad es que el joven escritor [Cela] no solo captó la im-
portancia del dispositivo simbólico sino que supo servirse in-
teligentemente de él para rodearse de un aura autóctona y aun
rabiosamente nacionalista. Imbuido de ese espíritu desembar-
cará en Caracas, dos años después, en marzo de 1955, y decla-
rará entre bromas y veras que La catira recoge lo más genuino
del país y que él mismo se siente y se llama ‘El Llanero’70.
Una y otra novela sobre los Llanos venezolanos son dos con-
ceptos diferentes dentro de la cultura política venezolana.

68 Referente a todo el proceso de Camilo José Cela para la confección de su


novela por encargo de Marcos Pérez Jiménez véase el extraordinario libro
al respecto: Gustavo Guerrero, Historia de un encargo: “La catira” de
Camilo José Cela, Barcelona: Anagrama, 2008.
69 Gustavo Guerrero, Historia de un encargo: “La catira” de Camilo José
Cela, Barcelona: Anagrama, 2008, p. 132.
70 Ibíd.

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Doña Bárbara como La catira traen consigo la fuerte car-


ga simbólica del nacionalismo, pero como deja dicho Gustavo
Guerrero:
existe entre ambas novelas una diferencia notable en el modo
de abordar la cuestión llanera. Trasunto de las convicciones
políticas de su autor, la obra de Gallegos es una ficción liberal
e ilustrada sobre la posibilidad de transformar Los Llanos
y de someter la violencia al imperio de la ley (...) la de Cela
es más bien una novela sobre la necesidad del caudillo (o la
caudilla) y sobre la fidelidad al espíritu ancestral de la región.
Por eso resulta, al fin y al cabo, bastante más tradicionalista
(...) En realidad, tal como era de esperar de un encargo del
régimen perezjimenista, lo que exalta La catira son los va-
lores conservadores de la tierra llanera: el culto al pasado, la
lealtad al jefe, el arrojo personal, el machismo y la fuerza71.
A pesar del esfuerzo titánico de Cela, quien confeccionó una
suerte de esperanto, que era el castellano-venezolano que ha-
blaban sus personajes en La catira, la novela fue recibida en el
mundo de las letras venezolanas con burla y carcajadas. Decían
varios intelectuales del momento que era un terrible regreso al
costumbrismo más rudo, que había que leerla con un glosario de
localismos en cada página. Pero eso es parte de otro episodio.
Lo que interesa es comprender aquella necesidad de reconstruir
el Llano del Nuevo Ideal Nacional, que rebajara el Llano de Ró-
mulo Gallegos, es decir, el Llano adeco; eso es profundamente
sugerente. Es exactamente lo que venimos argumentando: ha-
bía que urdir en la propia zona telúrica del venezolano para
poder modificar –o continuar modificando– la cultura política
de esta nación. Había que manipular las profundidades de este
país para instalar, de una vez por todas, el Estado Cuartel en el
imaginario político venezolano como la razón de ser del poder.

71 Ibíd., p. 136.

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