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Una buena forma de empezar cuando vayas a leer un artículo difícil es echar
primero una ojeada para identificar la conclusión principal del autor. Pon
especial atención en los párrafos del comienzo y el final, puesto que los
autores te dirán ahí a menudo lo que intentan defender. Cuando averigües la
conclusión principal, intenta ponerla en tus propias palabras. Esto te ayudará a
asegurarte de que realmente has comprendido lo que el autor está
argumentando.
Cuando estés leyendo, intenta captar la idea general de lo que ocurre en cada
parte de la discusión. ¿Cuál es la estructura del artículo? Algunos autores te
dirán, al comienzo del artículo, cómo serán sus argumentos. Esto hará tu
trabajo más fácil.
Esta es la conclusión que quiero que aceptes. Ahí va mi argumento para tal
conclusión.
Los artículos pueden ser complejos también por otras razones. No todo lo que
el autor dice será una conclusión o una premisa que apoye su conclusión. A
veces apoyará sus ideas con experimentos mentales. A veces argumentará a
favor de una distinción en la que descansan sus tesis. A veces argumentará a
favor del rechazo de las ideas o argumentos de otros filósofos. A veces
defenderá sus ideas en contra de las objeciones de otro.
Etc. Las palabras ‘primero’, ‘sin embargo’ y ‘una respuesta mejor’ nos ayudan
a ver hacia dónde se dirige la discusión. También tú debes usar estas señales
en tus propios escritos filosóficos.
Otro ejemplo:
El escéptico dice que no podemos saber si vemos las cosas tal y como
realmente son, o si somos cerebros en cubetas impresionados o alimentados
con falsas experiencias, como los habitantes de Matrix.
El filósofo Y ofrece la siguiente objeción contra el escéptico… Por tanto, Y
concluye, no tenemos ninguna razón para pensar que nuestra posición sea tan
mala como el escéptico la pone.
Esta es una respuesta atractiva contra el escepticismo, pero no creo que de
hecho funcione, por la siguiente razón…
El filósofo Y podría responder a este problema de alguna de las dos formas
siguientes. La primera es…
Sin embargo, esta respuesta falla porque….
La segunda posible respuesta es… Sin embargo, esta respuesta también falla
porque…
Por tanto al final creo que la objeción de Y contra el escéptico no se puede
sostener. Por supuesto, esto no significa que yo mismo sea escéptico. Estoy de
acuerdo con Y en que la conclusión del escéptico es falsa. Pero creo que
tendremos que trabajar más para ver dónde se esconde en realidad el fallo
del razonamiento escéptico.
En este artículo, el autor pasa la mayor parte del tiempo defendiendo al
escéptico de los argumentos de Y, y considerando las posibles respuestas que
Y podría dar. Y la conclusión principal del autor es que la objeción de Y
contra al escepticismo no funciona. Es importante darse cuenta de que su
principal conclusión no es que el escepticismo es cierto.
Toma notas en las que aparezcan las principales piezas argumentativas. Haz
flechas y diagramas que muestren cómo crees que las piezas encajan. Si no
puedes hacerlo, entonces tienes que volver al artículo para conseguir una
mejor comprensión de lo que el autor pretende.
Deberías contar con leer un artículo filosófico más de una vez. Los buenos
filósofos, aquéllos que llevan más de 10 años haciendo filosofía, aún tienen
que leer una y otra vez los artículos antes de comprenderlos. Digerir
intelectualmente un artículo filosófico lleva tiempo, esfuerzo y concentración.
Está claro que no vas a entender todo lo que dice un artículo la primera vez
que lo leas, y habrá muchas partes del artículo que no comprendas incluso
después de leerlo varias veces. Pregunta cuando no comprendas estas partes.
Por ejemplo:
¿Qué ocurre en la página 13? Descartes dice X, pero no veo cómo esto
encaja con su afirmación anterior de que Z. ¿Se supone que X se sigue de Z?
¿O está intentando argumentar aquí a favor de Z? Y si es así, ¿por qué cree
que X puede ser razón para aceptar Z?
3. Evalúa los argumentos del autor
Es obvio que sólo estarás en posición de evaluar lo que un autor dice cuando
hayas averiguado lo que realmente dice, y cómo son sus argumentos.
Una vez llegado a ese punto puedes empezar a hacerte preguntas como las
siguientes: ¿Estás de acuerdo con el autor? Si no es así, ¿qué es lo que crees
que falla en su razonamiento? ¿Necesita o usa premisas que crees falsas? ¿Por
qué crees que son falsas? ¿Hay presupuestos que el autor no utiliza
explícitamente, pero que crees que necesita para su argumento y además son
falsos? ¿Entraña su argumento una petición de principio o soslaya el autor la
pregunta?
A menudo sentirás que los temas que examinamos son líos laberínticos y que
no sabes qué razones creerte. Esto no hay forma de eludirlo. La filosofía es
así. Todo lo que se puede decir es que, si trabajas duro, serás capaz de darle
algún sentido al lío. Empezarás a comprender cómo se relacionan entre sí las
distintas ideas y cuáles son sus pros y sus contras. En algún momento puede
que te des cuenta de que los problemas son aún más liosos y retorcidos incluso
de lo que pensaste, lo que será frustrante, y tendrás que volver atrás. Esto te
puede pasar una y otra vez. Y puede que nunca llegues a una conclusión
definitiva. Pero cada vez que vuelvas sobre el problema, verás que te parece
entenderlo un poco mejor. Así es como se progresa en filosofía. Nunca es más
fácil.
Otras veces, puedes estar seguro de que algún argumento está equivocado,
pero no tienes ni el tiempo ni los recursos para averiguar, o para explicar, o
para argumentar sobre todo lo que está mal en el argumento. En esos casos,
puedes aceptar provisionalmente alguna de las premisas del argumento, y
concentrarte en otras, que creas más importantes o más fáciles de criticar. Es
por esto también, que muchas veces oirás a muchos filósofos decir: “Incluso si
asumimos tal y tal por mor del argumento, aún pienso que este argumento
falla porque…”
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Opino que P
o:
Tampoco digas:
o:
(Más aún. Las ideas de los grandes filósofos han sido fuertemente comentadas
e interpretadas. Muchas veces, la tesis principal de tu trabajo será la defensa
de cierta interpretación de cierta idea que quieres atribuir a Descartes. La
defensa de que así o asá piensa Descartes deberá ser igualmente argumentada,
con apoyos textuales, con argumentos de coherencia, teniendo en cuenta las
interpretaciones contrarias y defendiendo su implausibilidad o la mejor
conveniencia de tu interpretación alternativa.
Hay una variedad de fines que un trabajo filosófico puede querer llevar a
cabo. Generalmente se empieza poniendo sobre la mesa alguna tesis o los
argumentos en consideración. Entonces se procede haciendo algo de lo
siguiente:
1. Primeros pasos
Los primeros pasos al escribir un ensayo filosófico incluyen todo lo que haces
antes de sentarte a escribir tu primer borrador. Estos primeros pasos
implicarán escribir, pero aún no has de escribir un ensayo completo. En lugar
de ello, deberías estar tomando notas de las lecturas, esbozando tus ideas,
intentando explicar el principal argumento que quieres presentar, y
componiendo un esquema.
Discute los temas con otros. Como decía más arriba, tus trabajos deben
demostrar que comprendes y puedes pensar críticamente sobre el material
discutido en clase. Una de las mejores formas de comprobar si has
comprendido este material es intentar explicárselo a alguien que no está muy
familiarizado con él. Cuando uno da clase muchas veces se da cuenta de que
le cuesta explicar adecuadamente algún artículo o argumento que creía que
comprendía. Y esto se debe a que es más problemático o difícil de lo que
había pensado al principio. Tendrás esta misma experiencia. Así que es bueno
discutir los problemas que tratamos en clase con los demás, y con amigos que
no están en la misma clase. Esto te ayudará a comprender mejor los
problemas, y te hará ver las cosas que aún no comprendes del todo. Cuando
tengas tus ideas lo suficientemente trabajadas como para poder explicárselas a
otros, entonces estás preparado para sentarte y empezar a hacer un esquema.
Creo que hacer un esquema constituye al menos el 80% del trabajo de un buen
ensayo filosófico. Si tienes un buen esquema, el resto del proceso de escritura
será mucho más sencillo.
2. Escribe un borrador
Una vez que has pensado sobre el argumento, y escrito un esquema para tu
ensayo, estás preparado para sentarte a escribir un borrador completo.
Usa un prosa sencilla. No apuestes por la literatura elegante. Usa una prosa
directa, sencilla. Mantén tus oraciones y párrafos cortos. Usa palabras
familiares. Los problemas son los suficientemente difíciles y profundos para
que encima tú los embarres más con un lenguaje pretencioso y verboso. No
escribas con un lenguaje que no usarías en una conversación: si no lo dirías,
no lo escribas. En las clases, encontrarás muchas veces filósofos cuya
escritura es oscura y complicada. Todo el mundo que la lee la encuentra difícil
y frustrante. Los autores en cuestión son importantes filosóficamente a pesar
de su escritura. Así que no intentes imitar sus estilos de escribir.
Puedes creer que, puesto que tu lector conoce el tema más que de sobra,
puedes dejar de hacer un montón de explicaciones básicas y escribir de forma
super-sofisticada, como un experto le habla a otro. Eso sólo hará tu trabajo
incomprensible. Si tu ensayo suena como si estuviese escrito para una
audiencia de instituto, entonces es probable que hayas alcanzado el nivel
adecuado de claridad.
¿Cómo hacerlo?
@ Empezaré por...
@ Antes de decir qué es lo que está mal en este argumento, quiero...
@ Estos pasajes sugieren que...
@ Defenderé ahora esta idea...
@ Esta afirmación también encuentra apoyo en...
@ Por ejemplo....
... Acabamos de ver cómo X dice que P. Presentaré ahora dos argumentos a
favor de no-P. Mi primer argumento es...
Mi segundo argumento a favor de no-P es...
X podría responder a mis argumentos en distintas formas. Por ejemplo,
podría decir que...
Sin embargo esta respuesta yerra, porque...
Otra forma en la que X podría responder a mis argumentos es afirmando
que...
Esta estrategia también falla, porque...
Así que hemos visto cómo ninguna de las réplicas de X a mis argumentos a
favor de no-P es apropiada. Por tanto, deberíamos rechazar la tesis de X de
que P.
¿No es fácil ver la estructura de estos dos ensayos? Pues haz que la de tus
trabajos sea igual de fácil de ver.
Una última cosa: deja claro cuándo estás exponiendo tus propias ideas y
cuándo estás exponiendo las ideas del filósofo que estás discutiendo. El lector
nunca debe tener dudas acerca de quiénes son las tesis que presentas en un
párrafo dado.
@ Por “explícate en profundidad” quiero decir que, cuando tienes una buena
idea, no debes simplemente lanzarla en una oración. Explícala; pon un
ejemplo; deja claro cómo la idea ayuda en tu argumento.
@ De hecho, puedes sacar más ventaja de este paso yendo aún más allá
haciendo como si tu lector fuese perezoso, tonto, y malintencionado. Es
perezoso porque no quiere comprender lo que tus circunloquios se supone que
significan, y no quiere comprender cuál es tu argumento, si no es obvio. Es
tonto, así que tienes que explicarle todo lo que dices en partes sencillas y
masticadas. Y es malintencionado, así que no va a leer tu ensayo
caritativamente. (Por ejemplo, si algo de lo que dices admite más de una
interpretación, va a asumir que lo que quisiste decir es lo más implausible de
todo.) Si comprendes el material sobre el que escribes, y si diriges tu ensayo a
tal lector, seguramente conseguirás un sobresaliente.
Los ejemplos también son útiles para explicar los conceptos que juegan un
papel central en tu argumento. Debes siempre dejar claro cómo entiendes
estos conceptos, incluso aunque sean usuales en el discurso ordinario. Tal y
como se usan en el discurso ordinario, estos conceptos pueden no tener un
significado lo suficientemente claro y preciso. Por ejemplo, supón que estás
escribiendo un ensayo sobre el aborto, y que quieres afirmar que “Un feto es
una persona.” ¿Qué quieres decir por “una persona”? De esto dependerá de
forma importante que tu audiencia encuentre esta premisa aceptable. También
de ello dependerá lo persuasivo de tu argumento. En sí mismo, el siguiente
argumento es bastante inútil:
Un feto es un persona
Está mal matar a una persona
Por tanto, está mal matar a un feto
Porque no sabes qué quiere decir el autor al llamar a un feto “una persona.”
Bajo algunas interpretaciones de “persona”, podría parecer obvio que un feto
es una persona; pero es controvertido si siempre está mal matar personas, en
este sentido de “persona.” Bajo otras interpretaciones, puede ser bastante
plausible que está siempre mal matar personas, pero no está tan claro que un
feto cuente como “persona.” Así que todo depende aquí de lo que el autor
signifique por “persona.” El autor debe ser explícito sobre cómo está usando
este concepto.
Usa palabras con sentido filosófico preciso. Los filósofos dan a muchas
palabras que parecen comunes sentido técnicos precisos. Consulta
diccionarios de filosofía para asegurarte de que estás usando las palabras
correctamente. No uses palabras que no entiendes completamente. Usa
tecnicismos filosóficos sólo cuando los necesites. No necesitas explicar
términos filosóficos generales, como “argumento válido” y “verdad
necesaria”, a menos que tu trabajo verse precisamente sobre estos conceptos.
Pero debes explicar cualquier término técnico que uses que tenga que ver con
el tema específico que estás discutiendo. Así, por ejemplo, si usas términos
especializados como “dualismo” o “fisicalismo” o “conductismo”, debes
explicar lo que significan. Igualmente si usas términos técnicos como
“superveniencia”. Incluso los filósofos profesionales cuando escriben para
otros filósofos profesionales deben explicar el vocabulario técnico especial
que están usando. Gentes diferentes usan a veces este vocabulario especial de
formas diversas, así que es importante asegurarse de que tú y tus lectores
estáis dando el mismo significado a estas palabras. Haz como si tus lectores
no las hubiesen oído nunca antes.
Presentando y valorando las ideas de otros. Si tu plan es discutir las ideas del
filósofo X, empieza por comprender cuáles son sus argumentos o sus
asunciones principales. Sólo después pregúntate: ¿son los argumentos de X
buenos? ¿Están sus presupuestos claramente establecidos? ¿Son plausibles?
¿Son puntos de partida razonables para el argumento de X, o debería haber
ofrecido argumentos independientes para ellos?
Paráfrasis. Algunas veces cuando los estudiantes intentan explicar las ideas
de un filósofo, lo harán parafraseando de forma muy próxima las palabras del
propio filósofo. Cambiarán algunas palabras, omitirán otras, pero en general
permanecerán cercanos al texto original. Por ejemplo, Hume comienza El
tratado sobre la naturaleza humana así:
“Hume dice que todas las percepciones de la mente se dividen en dos tipos,
impresiones e ideas. La diferencia está en cuanta fuerza y viveza tienen en
nuestros pensamientos y consciencia. Las percepciones con más fuerza y
violencia son impresiones. Estas son sensaciones y emociones. Las ideas son
imágenes débiles de nuestro pensamiento y razonamiento.”
Hay dos grandes problemas con paráfrasis de este tipo. En primer lugar, se
hace más bien mecánicamente, así que no demuestra si el autor entiende el
texto. En segundo lugar, puesto que el autor no ha pensado suficientemente
bien en sus propias palabras lo que el texto significa, se corre el riesgo de que
la paráfrasis cambie el sentido del texto. En el ejemplo, Hume dice que las
impresiones “se abren camino en nuestra mente” con mayor fuerza y
vivacidad que las ideas. Mi paráfrasis dice que las impresiones tienen mayor
fuerza y vivacidad “en nuestros pensamientos”. No está claro que éstas sean la
misma cosa. Además, Hume dice que las ideas son imágenes débiles de
impresiones; mientras mi paráfrasis dice que las ideas son imágenes débiles de
nuestro pensamiento. Esto no es lo mismo. Así que el autor de la paráfrasis
parece que no ha entendido lo que Hume decía en el pasaje original.
Una forma mucho mejor de explicar lo que Hume dice sería la siguiente:
“Hume dice que hay dos tipos de ‘percepciones’, o estados mentales. Las
llama impresiones e ideas. Una impresión es un estado mental muy ‘vivo’,
como la impresión sensorial que uno tiene cuando mira una manzana roja.
Una idea es un estado mental menos 'vivo', como la idea que uno tiene de una
manzana mientras simplemente piensa en ella, más que cuando la mira. No
está claro qué quiere decir Hume aquí con ‘vivo’. Podría significar...”
¿Qué ocurre si estás indeciso? Tu trabajo no tiene siempre que ofrecer una
solución definitiva a un problema, o una respuesta de sí o no a una cuestión.
Muchos artículos excelentes de filosofía no dan respuestas definitivas. A
veces argumentan que la cuestión necesita de aclaración, o que otras preguntas
deben hacerse. A veces argumentan que ciertos presupuestos de la cuestión
deben discutirse. A veces argumentan que ciertas respuestas al problema son
demasiado fáciles, es decir, que no sirven. Por tanto, si estos artículos tienen
razón, la cuestión será más difícil de responder de lo que se había pensado con
anterioridad. Todos estos son resultados importantes y filosóficamente
válidos.
Así que está bien hacer preguntas y plantear problemas en tu trabajo aún en el
caso de que no puedas ofrecer respuestas satisfactorias a todos ellos. Puedes
dejar algunas cuestiones sin respuesta al final del trabajo. Pero deja claro al
lector que dejas esas cuestiones sin responder a propósito. Y deberías decir
algo sobre cómo se habría de responder la cuestión, y por qué dicha cuestión
es interesante y relevante para el propósito de tu trabajo.
A veces mientras escribes, verás que tus argumentos no son tan buenos como
pensaste en un primer momento. Puedes encontrarte con alguna objeción a tu
postura para la que no tienes ninguna buena respuesta. No te dejes llevar por
el pánico. Si hay algún problema con tu argumentación que no puedes
arreglar, intenta averiguar por qué no puedes arreglarlo. Está bien cambiar tus
tesis a alguna que puedes defender. Por ejemplo, en lugar de escribir un
artículo que ofrece una defensa sólida y total de P, puedes cambiar de táctica y
escribir un artículo que sea algo así:
“Una postura filosófica dice que P. Es una visión plausible, por las siguientes
razones...
Sin embargo, hay algunas razones que hacen dudar sobre P. Una de estas
razones es X. X es un problema para P porque...
No está claro cómo el defensor de P puede superar esta objeción.”
Vuelve entonces al borrador y reléelo. Mientras lees cada oración, hazte las
siguientes preguntas: “¿De verdad esto tiene sentido? “Esto no queda nada
claro” “Esto suena pretencioso” “¿Qué significa esto?” “¿Cuál es la conexión
entre estas dos oraciones?” “No me estoy simplemente repitiendo con esto?” y
así.
Asegúrate de que cada oración de tu borrador sirve para algo claro. Deshazte
de todas las que no lo hagan. Si no puedes decidir cómo una oración dada
contribuye a la discusión central, líbrate de ella. Incluso aunque suene bien.
No debes introducir nunca nuevas ideas en tu trabajo a menos que sean
importantes para el argumento principal, y tengas espacio suficiente para
explicarlas de verdad.
Asegúrate de que tus oraciones dicen exactamente lo que quieres que digan.
Por ejemplo, supongamos que escribes “Abortar es lo mismo que matar”. ¿Es
eso lo que quieres decir? Así que cuando Oswald mató a Kennedy, ¿fue lo
mismo que abortar a Kennedy? ¿O quieres decir otra cosa? Quizás quieras
decir que abortar es una forma de matar. En una conversación puedes esperar
que la gente entienda lo que quieres decir. Pero no deberías escribir de ese
modo. Incluso si tu evaluador puede entender lo que quieres decir, está mal
escrito. En prosa filosófica, debes asegurarte de decir exactamente lo que
quieres decir.
http://www.williams.edu/acad-depts/philosophy/jcruz/writingtutor/
3. Detalles menores
Gramática
- No uses la palabra‘cosa’. Recuerda que debes escoger muy bien las palabras.
En filosofía cada palabra tiene su significado específico filosófico.
- Usa ‘yo’ para hablar de tus ideas; no uses ‘nosotros’. Haciéndolo, uno se
responsabiliza de lo que afirma. Además, esclarece la discusión, ayudando a
diferenciar tus ideas de las ideas de aquellos a quienes discutes o comentas.
- Es lícito empezar ciertos enunciados con ‘Pero’ o ‘Y’. Hacerlo puede ayudar
a seguir la discusión y la argumentación.
Por favor, escribe a doble espacio, enumera las páginas, y deja márgenes
grandes. Y simplemente grapa tu trabajo: no lo metas en plásticos, cartulinas,
y demás.
No olvides poner tu nombre (y guardar una copia, por si tus ideas te pudiesen
ser de utilidad en el futuro.)
1. Lo bien que has comprendido el tema y los problemas sobre los que
escribes.
2. Lo buenos que son tus argumentos.
3. Lo bien organizado y claro que es tu trabajo.
- ¿Enuncias de modo claro lo que intentas hacer en el ensayo? ¿Es obvio para
el lector cuál es la tesis principal?
- ¿Ofreces argumentos para las afirmaciones que haces? ¿Queda claro cuáles
son estos argumentos?
- ¿Está clara la estructura de tu trabajo? Por ejemplo, ¿se distinguen con
claridad las partes puramente expositivas, de las partes que conforman tu
propia contribución?
- ¿Usas una prosa sencilla, fácil de leer y de comprender?
- ¿Ilustras tus ideas con buenos ejemplos? ¿Explicas bien los conceptos
principales? ¿Dices lo que quieres decir?
- ¿Presentas con claridad y exactitud las ideas de otros filósofos?
Hay ciertas otras cosas más interesantes que el escritor podría haber hecho en
su trabajo. Podría haber argumentado que B de hecho no se sigue de A. O
podría haber presentado razones para pensar que A es falso. O podría haber
argumentado que asumir A es ilegítimo en un debate sobre la verdad de B. O
algo de este estilo. Estas serían formas mucho más interesantes y satisfactorias
de dedicarse o considerar las ideas del filósofo X.
Ten en cuenta que puedo ver en la nueva versión errores o debilidades que se
me pasaron desapercibidos en la primera corrección. O quizás los vi y
afectaron a la consideración general del trabajo, aunque no sugerí ninguna
forma de corregirlos. Esta es otra razón para que escribas todo el trabajo de
nuevo, y no sólo los pasajes comentados.