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Renzo Gonzales y el Toro de Oro.

En uno de los cerros llamado Tumatumani, vivía una familia muy pobre alejado
del pueblo, el que mantenía a la familia era el padre, llamado Renzo Gonzales,
quién trabajaba como leñador; pues recogía la leña y las vendía en el pueblo.

Una noche el leñador Renzo, al


ver que su familia sufría
hambre, fue a la punta del
cerro Tumatumani a buscar
más leña, en el trayecto vio
una luz muy brillante que llamó
la atención y por curiosidad
fue hasta donde se
emitía la
luz , y ésta
estaba en
una cueva,
el leñador
al ingresar vio a un toro de barro; de un momento a otro ésta figura tomó vida,
sacudiéndose se quitó el polvo de encima, al ver semejante bestia de oro tan
brillante se sorprendió el leñador, emocionado y asustado se postró de rodillas
a los pies del animal; ante tanto asombro el toro empezó a hablar, y le dijo:

- ¡Veo en tu corazón que buscas algo con desesperación! ¿Dime cuál es?
- ¡Siii!, afirmó el leñador con mucha tristeza. Luego le contó todas las
penurias que pasaba hasta el momento.
- Al oír su historia le propuso. ¡Hacemos un trato!
- ¿qué clase de trato? Le respondió el leñador.
- ¡Un trato para hacerte rico!
- ¿Para hacerme rico? respondió el leñador asustado y confuso.

Escucha muy bien Renzo, te vas a llevar una parte de mi cuerpo de oro, con la
condición de que nadie debe de saber de mi existencia y lo más importante es
que tienes que traerme ofrendas cada media luna, le dijo el toro de oro.

- ¡Acepto! Respondió el leñador muy alegre y esperanzado.


El leñador muy contento se llevó una parte del toro de oro con dirección a su
casa; al llegar su familia que lo esperaba muy preocupado, su esposa le
preguntó por la felicidad que traía en el rostro.

Él, se veía muy cansado y contento trayendo bajo el brazo su gran tesoro.

- Esposa mía, hijos míos desde ahora nunca más pasaremos hambre, frio ni
tristeza, pues ahora ¡somos ricos! Exclamo nuestro amigo leñador.

Desde entonces la familia del leñador gozaba de mucha riqueza que le sobraba
la plata para comprar lo que quisieran; compraron una casa muy bonita, ropas
para cada ocasión, tuvieron animales en gran cantidad e inmensas chacras con
cosechas abundantes, desde entonces fueron una familia respetada por su
pueblo.

Un día cuando el leñador fue al pueblo se encontró con unos amigos que no se
veían desde la niñez, con ellos empezó a tomar licor hasta el anochecer y uno
de ellos le preguntó con mucha malicia tratando de sacarle el secreto al leñador
de cómo se volvió rico de un momento a otro, con solo ser un simple leñador;
estando ya tan borracho el leñador contó a sus amigos toda la historia que
había vivido para ser rico; al
terminar su
reunión el leñador
vio la luna y
recordó la
promesa que dio
al toro que le
convirtió rico;
entonces en su
estado en que se
encontraba el leñador
fue al cerro desesperado
llegando a él ingresó muy
apresurado y encontró al
toro, pero esta vez el toro lo
esperaba muy enojado y le dijo con mucha furia:

- ¿Por qué rompiste nuestro trato?

El leñador muy asustado se quedó paralizado por un momento, y empezó a


llorar por el miedo que el toro le causaba, pues nunca le había visto de esa
manera, y con mucho temor exclamo:

- ¡Perdóname! ¡Perdóname! ¡por favor perdóname!

Suplicaba de rodillas imaginándose lo peor, porque el toro nunca más le dará


oro y perderá sus riquezas y más aún si el toro le haría algo malo.

En ese momento el toro le lanzó un saco de trigos muy pequeños y le dijo que
debía de contar todo lo que había dentro del saco. El leñador muy asustado
empezó a contar y pasando cierto tiempo el toro le preguntó:

- ¿Cuánto de trigo ya has contado?


- Voy contando ya ocho mil trigos, respondió el leñador.
- ¡Mentira! Dijo el toro muy furioso.
- En ese saco hay menos de ocho mil trigos.

Transcurrido la noche ya casi para el


amanecer el toro le dijo:

- Te voy a perdonar la vida, pero te


lanzaré una maldición que ningún
Chaman, brujo o el mejor
curandero que haga pagos a
tus Apus no podrá
deshacerlo.

Pasado algunas horas, el toro


ya calmado le empezó a
contar su propia historia
con cierta nostalgia
conmovido por la
desesperación del leñador:
- Yo era un ser humano como tú, cuando vivía en mi pueblo yo era el más
egoísta de todos y en mi vida adulta bebía mucho, por la necesidad de
seguir bebiendo llegue a hacer un trato con el diablo, el compromiso era que
debía de llevar una alma de un ser humano a cambio de oro, así fue
entonces que empecé llevando las almas de personas inocentes, cuando
llegue a llevar siete almas al diablo según el trato que hicimos me traicionó y
para que no hiciera nada contra él, él me convirtió en un toro de oro como
me vez.

Luego de hablar el toro le lanzó el hechizo que desde ese momento el leñador
iba a perder todas sus riquezas y que acabaría siendo más pobre del que era
antes.

Al amanecer el leñador se fue muy triste de la cueva a su casa arrepentido de


todo lo sucedido y con la idea de que nunca más el toro le dará oro, al llegar a
su casa su familia: esposa e hijos observaron que su padre estaba muy triste y
que su mirada asustaba mucho, le preguntaron que había pasado; él muy triste
y asustado contó todo lo que le había pasado, desde el momento que vio esa
luz, el trato que hizo y la promesa que él rompió, pero su familia no le creyó,
pues pensaron que esa historia que contaba no podría ser cierto, pasado el
tiempo el leñador empezó a beber mucho licor y cada vez que tomaba contaba
su historia a sus amigos, ellos y sus familiares con el tiempo empezaron a creer
que estaba loco; su familia poco a poco empezó a perder su fortuna y el
leñador fue abandonado por su familia.

Renzo se convirtió en un alcohólico que bebía cada día, hasta que un día
decidió volver a la cueva donde encontró al toro de oro, convencido de poder
vencerlo y tener todo el oro, pero al ingresar a la cueva, el leñador sólo
encontró a un toro que un campesino del lugar perdió y este reacciono al ver al
leñador invistiéndolo y llegando a matar a nuestro amigo Renzo Gonzales el
leñador.

Desde entonces muchos amigos que beben hablan de nuestro amigo Renzo y
muchos salen por la noche buscando al toro de oro, muchos se vuelven medio
locos y otros no retornan, así pues, esta es la historia de nuestro amigo Renzo
Gonzales el que hizo el trato con el toro de oro que no pudo mantener su
promesa.

“No busques riquezas sin esfuerzo, pues en la vida nada es fácil de obtener,
sin hacer un esfuerzo”

AUTOR:

SEUDONIMO

NARRADOR DE CUENTOS

IEP N° 72163 - COASA

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