De una forma simple y genérica la teoría asociacionista se puede resumir como
aquella que propone que el conocimiento es adquirido por la experiencia,
vinculándose las sensaciones que nos produce la presencia e interacción con los estímulos de forma mecánica y siempre que se reúnan una serie de requisitos básicos. La capacidad de asociación es básica a la hora de poder realizar un aprendizaje. Podemos saber y reaccionar a determinados estímulos debido a que somos capaces de vincular acontecimientos. Olemos una determinada fragancia y salivamos pensando en que nos espera nuestro plato favorito. Nos alejamos de una comida que en experiencias previas nos ha tenido vomitando durante horas. Alguien nos mira de determinada manera y inferimos que está enfadado o que se siente atraído por nosotros. La teoría asociacionista del aprendizaje, base del conductismo y a partir de éste base de numerosas técnicas y escuelas psicológicas, defiende que el que respondamos de esa manera viene dado porque somos capaces de vincular fenómenos y situaciones, aprendiendo y adquiriendo dicha asociación. ¿Qué es la Teoría Asociacionista? Basada en las aportaciones aristotélicas y de numerosos filósofos como Locke y Hume, esta teoría sería desarrollada por David Hartley y John Stuart Mill, quienes postularon que toda conciencia es consecuencia de la combinación de estímulos y elementos captados mediante los sentidos. Así, los procesos mentales se producen de forma continuada en base a una serie de leyes con las que vinculamos los estímulos del medio. De una forma simple y genérica la teoría asociacionista se puede resumir como aquella que propone que el conocimiento es adquirido por la experiencia, vinculándose las sensaciones que nos produce la presencia e interacción con los estímulos de forma mecánica y siempre que se reúnan una serie de requisitos básicos conocidos como leyes de la asociación. Según se añaden nuevas asociaciones, el pensamiento y la conducta se van volviendo cada vez más complejos, pudiéndose explicar la actuación humana en base al aprendizaje de los vínculos entre fenómenos. Sin embargo, esta teoría sería considerada únicamente filosófica hasta la llegada del conductismo, el cual a través de numerosos experimentos y comprobaciones empíricas acabaron elevando el asociacionismo a teoría científica. Las leyes de la asociación La teoría asociacionista considera que a la hora de vincular o relacionar los diferentes estímulos o fenómenos, seguimos una serie de reglas universales que nos vienen impuestas de forma innata. Las principales leyes de la asociación son las siguientes, si bien posteriormente serían revisadas y reelaborados por los diversos autores que trabajaron desde el asociacionismo y el conductismo. 1. Ley de la contigüidad Inicialmente, según la ley de la contigüidad dos sucesos o estímulos son asociados cuando ocurren de manera muy próxima en tiempo y el espacio. Con el tiempo y el estudio sistemático, esta ley varió para hacer referencia a la necesidad que la representación mental de dichos estímulos aparezca de forma conjunta o cercana en nuestra mente, sin precisarse una proximidad física como tal. 2. Ley de la semejanza Para la teoría asociacionista, cuando dos estímulos activan representaciones mentales parecidas o tienen características comunes es mucho más probable que sean vinculados entre sí a partir de dicha semejanza. 3. Ley del contraste Dos estímulos también se verán asociados si son completamente contrarios, debido a que se percibe la existencia de un contraste en la misma cualidad estimular. 4. Ley de la frecuencia Las vinculaciones entre los sucesos que más se repiten tienden a ser almacenadas con mayor frecuencia, fortaleciéndose la asociación entre dichos sucesos o estímulos. 5. Ley de la recencia Según la ley de la recencia, cuanto más reciente y menos distancia temporal haya entre ambos estímulos, más fuerte será el vínculo que se establezca entre ellos. 6. Ley del efecto Esta ley fue formulada por Edward Thorndike como base del condicionamiento instrumental (posteriormente rebautizado por B. F. Skinner como condicionamiento operante) con el fin de explicar la conducta y el comportamiento. Según dicha ley las respuestas realizadas por un sujeto que mantengan relaciones de contigüidad con consecuencias reforzantes serán asociadas con gran fuerza al estímulo original que produjo dicha respuesta, aumentando su probabilidad de repetición. Si dicha respuesta va seguida de consecuencias aversivas, la vinculación con el estímulo provocará que la respuesta sea realizada con menor frecuencia (inicialmente se propuso que debido a que la asociación era menor, pero más tarde esto sería rectificado).