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En el artículo “El Divorcio” realizado por Umbral (2005), se habla claramente sobre el divorcio como un
privilegio en nuestra sociedad actual llena de desigualdades. “…, los pobres no se divorcian. Y no se
divorcian, en muchos casos, porque no pueden” (p.42); lo cual resulta contradictorio para una sociedad
democrática donde el divorcio debería ser de acceso universal. Si la causa para desistir de un divorcio es
la pobreza, nunca será accesible para los estratos sociales bajos.
Así, el autor explica que al calificar como caro al divorcio, no solo hace alusión a los trámites
legales, sino que “lo que sale caro es partir el gasto alimentario de una familia en dos” (Umbral, 2005,
p42).
Uno de los aspectos que Umbral (2005) más enfatiza, es sobre la violencia que se evidencia en todos los
estratos sociales, pero que puede adquirir formas más acentuadas:
Las tensiones dentro del matrimonio obrero -o de clase media- pueden ser distintas de las
tensiones de la alta sociedad, pero en ambos casos se acumula violencia, y esa violencia acumulada es,
como decíamos antes, la causa de muertes y accidentes familiares. El marido suele ser culpable de tales
conductas violentas, pero ocurre que un marido con elegante chequera, extiende talón nominativo a
quien haga falta, y el gesto queda mucho más elegante y educado que el sartenazo habitual. (pp.42)