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caso.
Es precisamente con la culminación de la primera etapa procedimental señalada, que s
e cumple la actividad demostrativa y determinativa a la que está obligada la
administración, esto es, demostrar que un determinado contribuyente incumplió con su
s deberes tributarios y por ello debe ser sancionado, es decir se le da plena ef
icacia
al principio de inocencia, por cuanto con esta actividad se desvirtúa y se inviert
e la carga probatoria ahora en cabeza del administrado. Todo esto se deriva del
artículo
184 del Código Orgánico Tributario (2001) cuando señala que el Acta de Reparo hará plena
fe mientras no se pruebe lo contrario. Significa lo anterior que las actas
fiscales gozan de una presunción de legitimidad y veracidad, siendo una carga del
administrado que pretenda desestimar su contenido, producir la prueba en contrar
io, tal
como lo ha interpretado la extinta Corte Suprema de Justicia, en los siguientes
términos:
Es jurisprudencia reiterada y mantenida de esta Corte Suprema de Justicia en Sal
a PolíticoAdministrativa
que:
Las actas fiscales, en las cuales se formulan reparos a las declaraciones de ren
tas de los contribuyentes cuando han sido levantadas por los
funcionarios competentes y con las formalidades legales y reglamentarias gozan d
e una presunción de legitimidad, en cuanto a los hechos consignados
en ellas, de modo que corresponde al contribuyente, para enervar los efectos pro
batorios de dichas actas, producir la prueba en contrario adecuada
[15]
De igual forma, nuestros Tribunales de instancia han mantenido el mismo criterio
de la Corte:
el Acta Fiscal es el medio con que cuenta la Administración para llevar a conocimi
ento de los contribuyentes las pretensiones fiscales en su contra y,
sobre todo, porque los reparos contenidos en el Acta Fiscal gozan de una presunc
ión de veracidad en cuanto a los hechos, de allí que se invierte la
carga de la prueba y el contribuyente interesado tenga que desvirtuarlo (...) mi
entras que el recurrente, aunque ha alegado hechos y razones en contra
de la actuación fiscal, no ha aportado en este proceso elemento probatorio alguno
tendiente a desvirtuar los supuestos de hecho contenidos en el Acta
Fiscal, ya que, es precisamente el contribuyente recurrente, a quien toca desvir
tuar lo afirmado por la fiscalizaci ón, pero no con simples afirmaciones,
sino con pruebas adecuadas
[16]
Esta sentencia viene a ratificar un viejo criterio que señalaba que los actos admi
nistrativos tributarios tienen que estar precedidos de una Acta Fiscal, es decir
, de una
comprobación por parte de funcionarios públicos, de determinados hechos, que luego m
otivaron un acto administrativo posterior, generalmente de carácter sancionatorio
o de liquidación de impuestos. Dichas actas fiscales, constituyen el elemento prob
atorio de legitimidad y de veracidad de los hechos que en ellas se consignan y e
s al
recurrente a quien corresponde producir en el debate procesal la prueba adecuada
de la incorrección, la falsedad o la inexactitud de aquellos hechos. Mientras est
o no se
pruebe por el particular, esos hechos tienen pleno valor probatorio por virtud d
e la presunción de legitimidad del Acta Fiscal.
[17]
Es por las razones anteriormente expuestas que podemos concluir que aunque el co
ntribuyente haya alegado en los descargos o en la etapa recursiva hechos y razon
es
en contra de la actuación fiscal, sin haber aportado prueba alguna tendiente a des
virtuar los supuestos de hecho contenidos en el Acta Fiscal, ello no es suficien
te, por
cuanto es precisamente al contribuyente a quien corresponde desvirtuar lo afirma
do por la fiscalización, pero no con simples afirmaciones, sino con pruebas adecua
das
[18]
.
Debemos destacar de lo anteriormente visto que no solo en el plano del contencio
so administrativo general sino dentro de uno especial como lo es el contencioso
tributario el Juez también tiene la facultad de inquirir todas las informaciones n
ecesarias se produce como consecuencia de una potestad discrecional de éste, por c
uanto
se va a dar conforme a criterios de oportunidad y conveniencia.
Este principio de investigación o inquisición resulta evidente en el sistema contenc
ioso administrativo venezolano conforme se desprende del artículo 129 de la LOCSJ
[19]
el cual reza:
Artículo 129. En cualquier estado de la causa, la Corte podr á solicitar las informa
ciones y hacer evacuar de oficio las pruebas que considere
pertinentes.
Si ya no hubiere pruebas por evacuar o cuando para decidir el juicio bastaren la
s producidas por el actor, el Juzgado de Sustanciaci ón devolverá el
expediente a la Sala, la cual continuará el procedimiento por los trámites estableci
dos en los artículos 93, 94, 95 y 96 de esta Ley.
Esta facultad para hacer evacuar de oficio las pruebas
[20]
que sean consideradas oportunas para obtener el conocimiento de los hechos plant
eados, tanto por el actor
como por el demandado, puede ser utilizado en cualquier estado del proceso, por
lo que se observa en la jurisprudencia de nuestro Tribunal Supremo múltiples autos
para mejor proveer, lo que es la practica común para conseguir la sentencia mas aj
ustada a derecho. Encontramos autos de solicitud de recaudos, incluso a los fine
s de la
admisibilidad del recurso, a manera de referencia podemos señalar un auto de 18 de
diciembre de 2001 sentencia N° 03020 en un recurso de nulidad conjunto con
acción de amparo contra una decisión tacita confirmatoria de medida destitutoria dic
tada por la DISIP en el cual la Sala Político Administrativa dictó auto para mejor
proveer a objeto de que sean remitidas algunas actas administrativas. De dicho a
uto se desprende que los motivos que llevan al tribunal a solicitar dichas docum
entaciones
surge debido a que los documentos cursantes en autos, acompañados al escrito del rec
urso, resultan insuficientes, así como confusa la narrativa, respecto de los
recursos interpuestos por el actor y las respectivas decisiones administrativas,
fundamentales e imprescindibles a los fines de la admisibilidad del recurso con
tencioso de
nulidad y la acción de amparo cautelar aquí ejercido.
Considera la Sala que esta facultad de solicitar todos los documentos y medios d
e prueba necesarios para la correcta resolución de la causa, nacen en interés de
procurar la tutela efectiva de los derechos e intereses de las personas que acce
den a la administración de justicia y a obtener con prontitud una decisión, de confo
rmidad
con el mandato previsto en el artículo 26 de la Constitución vigente (vid. AMP0022
de fecha 24 de septiembre de 2002).
De la lectura de bastantes autos para mejor proveer dictados por la Sala Político
Administrativa hemos observado que el juez ha hecho uso de esta amplia facultad
de
solicitar pruebas de oficio, primordialmente a la Administración, sobre todos aque
llos puntos y hechos en los que haya deficiencia o lagunas.
E. Fijación de los efectos de la Sentencia, de montos en materia de responsabilida
d administrativa. El avocamiento
Dentro de las potestades que tiene el juez controlador de la actividad administr
ativa, y con la finalidad de garantizar la efectividad y eficiencia de su senten
cia, éste no
se limitará a declarar si el acto impugnado por el interesado está ajustado o no a d
erecho, si no que además deberá fijar los efectos de la nulidad en el tiempo. En su
sentencia el juez deberá señalar si la nulidad del acto tendrá efectos ex nunc, es dec
ir, hacia el futuro, siendo una sentencia de carácter constitutivo, o ex tunc, es
decir
De la lectura de bastantes autos para mejor proveer dictados por la Sala Político
Administrativa hemos observado que el juez ha hecho uso de esta amplia facultad
de
solicitar pruebas de oficio, primordialmente a la Administración, sobre todos aque
llos puntos y hechos en los que haya deficiencia o lagunas.
E. Fijación de los efectos de la Sentencia, de montos en materia de responsabilida
d administrativa. El avocamiento
Dentro de las potestades que tiene el juez controlador de la actividad administr
ativa, y con la finalidad de garantizar la efectividad y eficiencia de su senten
cia, éste no
se limitará a declarar si el acto impugnado por el interesado está ajustado o no a d
erecho, si no que además deberá fijar los efectos de la nulidad en el tiempo. En su
sentencia el juez deberá señalar si la nulidad del acto tendrá efectos ex nunc, es dec
ir, hacia el futuro, siendo una sentencia de carácter constitutivo, o ex tunc, es
decir
hacia el pasado, siendo una sentencia de carácter declarativo y retroactiva.
De conformidad con la ley que rige los procedimientos en la Administración Pública
[21]
y a la interpretación que se le ha dado, la naturaleza del vicio sufrido por el
acto determina los efectos de su nulidad en el tiempo, esto es, si el acto adole
ce de un vicio de nulidad absoluta, normalmente los efectos de la nulidad comenz
arán a
correr desde el momento de la creación del acto, es decir, se tendrá como si nunca h
a sido dictado dado que dicho vicio no es de ninguna forma convalidable; en
contrario, si el acto es anulable, generalmente los efectos de su nulidad correrán
hacia el futuro visión bipartita de los efectos de la nulidad o anulabilidad de lo
s actos en
sede administrativasin
embargo, el juez en su decisión de nulidad puede disponer la solución que considere
mas adecuada a la circunstancia fáctica planteada lo que se
conoce como los efectos tripartitos de la nulidad decretada por el Juez Contenci
oso Administrativo.
En este sentido, para Rondón de Sansó la posibilidad de precisar los efectos de una
sentencia en el tiempo, sobre todo con relación a los actos particulares, revela l
a
presencia de una amplia discrecionalidad del juez contencioso administrativo en
el momento en que se cierra la fase de cognición del núcleo del recurso. En esta
oportunidad, el Juez adquiere el poder de tutela del orden administrativo.
Esta potestad de disponer los efectos temporales de la sentencia por parte del j
uez contencioso, se encuentra establecida, ya no en la Constitución sino en la LOC
SJ
en el artículo 131, que señala lo siguiente:
En su fallo definitivo la Corte declarará si procede o no la nulidad del acto impu
gnado y determinará los efectos de su decisión en el tiempo.
Igualmente, la Corte podrá de acuerdo con los términos de la respectiva solicitud, c
ondenar el pago de sumas de dinero y a la reparación de daños y
perjuicios originados en responsabilidad de la administración, así como disponer lo
necesario para el restablecimiento de las situaciones jurídicas
subjetivas lesionadas por la actividad administrativa.
Esta previsión está contenida dentro de las disposiciones comunes a los juicios de n
ulidad de actos tanto de efectos generales como de efectos particulares, sin
embargo, el artículo 131 de la misma ley, señala el mismo concepto en el artículo 119
contenido específicamente dentro del juicio de nulidad de actos de efectos
generales.
Sin embargo, no quisiéramos abarcar mucho tiempo analizando el tema de la fijación d
e los efectos temporales de la sentencia, debido a que ha sido práctica usual
tanto en el Tribunal Supremo, como en los tribunales de instancia la fijación en e
l tiempo de los efectos de la sentencia dependiendo de cada caso concreto, y con
la
finalidad de propender a la justicia. Por esta razón sólo señalaremos, a guisa de ejem
plo, algunos casos:
En un Voto Salvado del magistrado Carlos Escarrá Malavé de fecha 24 de octubre de 20
00, caso: Decsi Margot García Gutiérrez vs. Consejo de la Judicatura, se
hicieron las siguientes apreciaciones sobre el tema tratado, a saber:
En este sentido, quien suscribe el presente voto disidente, considera menester r
eiterar la pacífica doctrina según la cual, el primer efecto de la
declaratoria de inconstitucionalidad por parte del órgano jurisdiccional de acto a
dministrativo sujeto al control de los órganos de justicia, en los
términos del ordinal 1º, artículo 19 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativo
s, es el de la declaratoria de nulidad absoluta de dicho acto, y
por tanto, el mismo no puede crear ni producir ningún efecto, derecho u obligación,
ni convertirse, por tanto, en firme.
( )
La anterior afirmación, encuentra sustancia en el presente caso, por cuanto el act
o impugnado sobre el cual se pronunci ó la sentencia en referencia,
ciertamente motivó bien las razones que tuvo la administración para sancionar con de
stitución a la accionante del cargo que ejercía, pero como quiera
que los principios constitucionales en referencia declaran la imposibilidad de i
mponer penas perpetuas, quien disiente considera que aun cuando el juez
contencioso administrativo, en virtud de las reglas previstas en el artículo 131 d
e la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, puede fijar los
efectos de su decisión en el tiempo, no obstante quien disiente considera que el f
allo aludido debió anular el acto por vicio de inconstitucionalidad en su
parte dispositiva, pero como quiera que era procedente la sanción de destitución, la
sentencia debió ordenarle a la Comisión de Funcionamiento y
Reestructuración del Sistema Judicial, que emitiera un nuevo acto administrativo,
que se adaptare a la conclusión en cuestión, en el entendido de
imponérsele la sanción a la recurrente, con exclusión de cualquier mención que pudiera c
onnotar posibilidad alguna de retiro perpetuo del Poder
Judicial con la negación de un eventual ingreso.
De esta manera, con pleno y absoluto respeto a la decisión de la cual disiento, de
jo expuesto los alegatos por los cuales difiero de la mayor ía
sentenciadora.
Por otra parte debemos señalar el análisis que ha hecho la Sala Político Administrativ
a sobre la fijación de los efectos en el tiempo de las sentencias, así la Sala ha
hecho la siguiente apreciación a la hora de adaptar su aplicación en otros casos, así
en sentencia de fecha 2 de mayo de 2000, caso: Construcciones ARX, C.A, que
aun
cuando se analizó un acto del Poder Público con rango de ley, su aplicación debería ser
similar para el caso de actos administrativos generales de efectos normativos o
noesta
sentencia señaló lo siguiente:
si bien es cierto que en fecha 11 de noviembre de 1.999 (Caso: Policarpo Rodríguez
), se dictó una decisión de la Sala Político Administrativa, mediante
la cual se estableció que cuando una sentencia no fijare los efectos de las misma
en el tiempo, debía entenderse que producía sus efectos ex tunc, es
decir, hacia el pasado, pero es igualmente cierto, que al aludido fallo le falt ó
señalar, que tal aplicación hacia el pasado debe depender de la
ponderación que se haga de los intereses sobre los cuales repercuta dicha decisión.
( )
Además de no establecer el dispositivo de la sentencia los efectos de su decisión en
el tiempo, y menos aun, al no establecer efectos ex tunc, mal podría
darse este por sobreentendido, ya que el Poder del Juez debe ejercerse en los lími
tes que ley le haya facultado (art. 119 de la Ley Orgánica de la Corte
Suprema de Justicia), y de no hacerlo debe entenderse que la nulidad tan sólo prod
uce efectos hacia el futuro y así se declara.
( )
En atención a las disquisiciones anteriormente expuestas, resulta claro para esta
Sala, que darle efectos ex tunc al mencionado fallo que declar ó la
nulidad del Parágrafo Único del artículo 59 del Código Orgánico Tributario, produciría en l
práctica y en términos reales, un grave desequilibrio en la
Administración Tributaria que, inminentemente, traería como consecuencia una crisis
del sistema financiero nacional y, posiblemente, incidiría en
forma inmediata sobre la prestación de los servicios públicos primordiales, prestación
esta que, como ya se dijo, justifican la existencia del Estado. Por
tales motivos, esta Sala, actuando como garante de la legalidad de la actuación ad
ministrativa y como balanza entre esa actuación y la paz y orden de
la ciudadanía, en su labor de administrador de justicia, considera vital, a los fi
nes de evitar daños prácticos irreparables, darle efectos exclusivamente
ex nunc (hacia el futuro) al mencionado fallo publicado el 14 de diciembre de 1.
999, es decir, producirá sus efectos respecto de la actividad de la
Administración Tributaria desarrollada con posterioridad a tal fecha, únicamente. Así
se declara.
[22]
Al hablar de efectos de la sentencia, no debemos limitarnos solamente a la fijac
ión de estos efectos en el tiempo, sino también de otros efectos que puede
proporcionarle el juez a la misma, en este sentido debemos citar una sentencia d
e la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia N° 00886 de 25 de
junio de 2002, caso: MECAVENCA, en la cual el juez no sólo se limitó a declarar con
lugar la apelación y anular los actos impugnados, sino que además se sustituyó en
la ciudadanía, en su labor de administrador de justicia, considera vital, a los fi
nes de evitar daños prácticos irreparables, darle efectos exclusivamente
ex nunc (hacia el futuro) al mencionado fallo publicado el 14 de diciembre de 1.
999, es decir, producirá sus efectos respecto de la actividad de la
Administración Tributaria desarrollada con posterioridad a tal fecha, únicamente. Así
se declara.
[22]
Al hablar de efectos de la sentencia, no debemos limitarnos solamente a la fijac
ión de estos efectos en el tiempo, sino también de otros efectos que puede
proporcionarle el juez a la misma, en este sentido debemos citar una sentencia d
e la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia N° 00886 de 25 de
junio de 2002, caso: MECAVENCA, en la cual el juez no sólo se limitó a declarar con
lugar la apelación y anular los actos impugnados, sino que además se sustituyó en
la Administración fijando y graduando los montos de las multas, a saber:
considera esta Sala, haciendo uso de su facultad discrecional para la graduación d
e la pena, de conformidad con la norma prevista en el artículo 97 del
Código Orgánico Tributario de 1994, la procedencia de las circunstancias atenuantes
alegadas a favor de la contribuyente referentes a no haber tenido
la intención de causar el hecho imputado y a la ausencia de comisión de violación de n
ormas tributarias durante los tres años anteriores aquél en que se
cometió la infracción y, en consecuencia, fija la multa impuesta por disminución ilegíti
ma de ingresos tributarios en un sesenta por ciento del tributo
omitido. Así se declara.
Otro de los poderes del juez, en cuanto a los efectos de la sentencia es la posi
bilidad de condenar a la Administración al pago de sumas de dinero como indemnizac
ión
por los daños ocasionados en la responsabilidad administrativa. En este sentido, l
a jurisprudencia ha sido muy fructífera siendo condenada la Administración a prestar
una
indemnización por los daños ocasionados, entre las sentencias mas resaltantes podemo
s señalar: N° 02130 de 9 de octubre de 2001, caso: Hugo Betancourt; N° 01386
de 15 de junio de 2000, caso: ELEORIENTE; N° 15439 de 2 de mayo de 2000, caso: ELE
CENTRO; entre otras.
En cuanto a la figura del avocamiento la Sala Político Administrativa mediante dec
isión de fecha 20 de febrero de 2001, caso: Fondo de Inversiones de Venezuela
había establecido las nuevas pautas para regir esta especial figura. En dicha sent
encia la Sala precisó que su facultad para avocarse al conocimiento de aquellas ca
usas
cuya competencia le corresponde a otro órgano jurisdiccional está fundamentada en ra
zones de orden público e interés general que ameritan que el caso de que se trate
sea conocido por ésta.
Asimismo, señaló que además del interés colectivo, el avocamiento es procedente en aquel
los los casos en los que la inhabitual situación procesal haga necesaria la
intervención de la Sala a fin de garantizar a las partes el debido equilibrio de s
us pretensiones. Siguiendo lo anterior la Sala estableció las pautas que hacen pro
cedente la
solicitud de avocamiento como sigue:
Que
el Tribunal que esté conociendo del asunto objeto de la solicitud de avocamiento s
ea el competente para ello.
Que
el Tribunal que esté conociendo del asunto objeto de la solicitud de avocamiento n
o haya perdido su jurisdicción para seguir conociendo de la causa.
Que
el asunto tratado se encuentre dentro del orden natural de la competencia atribu
ida por el legislador a los Tribunales Contenciosos Administrativos
aunque no se trate de materia contencioso administrativa en sentido estricto.
Que
el avocamiento sea necesario por la presencia de elementos que afecten directame
nte el interés público.
Que
el juicio cuyo avocamiento sea solicitado rebase el interés directo de las partes
que dependen del resultado del juicio.
Sin embargo, esta situación ha sido modificada posteriormente debido a que la Sala
Constitucional en sentencia de 24 de abril de 2002 (caso SINTRACEMENTO)
declaró nula con efectos generales y pro futuro la norma contenida en el artículo 43
de la LOCSJ, en lo que respecta a que la competencia para el avocamiento reposa
exclusivamente en la Sala Político Administrativa de conformidad con el ordinal 29
del artículo 42 de esa misma ley, por ende esta competencia ya no es exclusiva de
dicha Sala sino que es de todas las salas según la conexión con la materia que se es
té discutiendo. Esta facultad de avocamiento respecto a jueces de instancia en mat
eria
contenciosa administrativa pero no exclusiva en esta área del derechoen
ciertos casos se constituía como una herramienta válida de control de criterios y de
aplicación
uniforme del derecho administrativo.
Esta potestad pareciera que nuestra jurisprudencia no la ha limitado a la sede c
ontenciosa administrativa sino también ha sido usada por la jurisdicción constitucio
nal,
pensamos que haciendo uso de de la remisión contenida en el artículo 48 de la LOASGC
. El caso especifico esta contenido en el fallo de fecha 19 de mayo de 2003 en e
l
que se conoció de un amparo constitucional contra la disposición contenida en el artíc
ulo 63 numeral 5 de la Ley del Impuesto al Valor Agregado que establece el cobro
del 8% por concepto de IVA a los servicios médicos privados. En dicho fallo la Sal
a ordena inaplicar la mencionada disposición y la sala en la última línea de la senten
cia
señala que se fijan los efectos de la decisión pro futuro.
Los avances en esta potestad que ahora no es privativa de la Sala Política Adminis
trativa son recogidos en el proyecto de Ley Orgánica del Tribunal Supremo de
Justicia; proyecto que por cierto mantiene vigente hasta tanto se dicten las Ley
es de las Jurisdicciones Constitucional, Contencioso Administrativa y Contencios
o
Electoral, la tramitación de los recursos y solicitudes que se intenten ante las S
alas Constitucional, Político Administrativa y Electoral, en conformidad con los
procedimientos previstos en el Título V, Capítulos I y II, Secciones Primera a Quint
a, y Capítulo III, de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, y demás
normativa especial, en cuanto sea aplicable, así como por las interpretaciones vin
culantes que a tal efecto dicte la Sala Constitucional, en ejercicio de la atrib
ución que le
confiere la Constitución de la República , y mas aun le da competencias a la Sala Pl
ena para dictar normas de procedimiento, en coherencia con las vigentes y aplica
bles,
siempre y cuando proceda a publicarlas en la Gaceta correspondiente, lo cual par
eciera estar reñido con el principio de reserva legal en materia de proceso.
Esta figura del avocamiento en definitiva es regulada de la siguiente manera:
Artículo 101. Avocamiento. El avocamiento es una institución mediante la cual las Sa
las del Tribunal Supremo de Justicia asumen el conocimiento de
juicios que se vienen tramitando en órganos judiciales de inferior jerarquía. Es de
naturaleza discrecional y procede, de oficio o a instancia de parte, en
aquellos casos en que en el curso de un proceso judicial se han violado derechos
fundamentales o se ha subvertido flagrantemente el orden procesal, y las
garantías o medios existentes judiciales resulten inoperantes para una adecuada pr
otección de los derechos e intereses de los afectados.
Artículo 102. Solicitud. Cuando se pretenda que una de las Salas reciba y tramite
el avocamiento, el interesado presentará una solicitud al Tribunal
Supremo de Justicia en la Sala afín con la naturaleza del juicio que motiva la sol
icitud, en la que debe expresar en manera clara y concisa los hechos que
justifican el avocamiento. Junto con la solicitud debe acompañar un medio de prueb
a que constituya presunción grave de haberse infringido el orden
jur ídico.
Artículo 103. Condiciones de Procedencia. La Sala requerida examinará las condicione
s concurrentes de procedencia del avocamiento, en cuanto a que el
asunto curse ante algún Tribunal de la República, independientemente de su jerarquía y
especialidad; que la materia ventilada sea de la competencia de la
Sala, sin importar la etapa o fase procesal en que éste se encuentre ; así como que
las irregularidades que se alegan hayan sido oportunamente reclamadas
sin éxito en la instancia a través de los recursos ordinarios.
Artículo 104. Solicitud del Expediente. La Sala requerida, al admitir la solicitud
de avocamiento, oficiará al Tribunal o Tribunales exigiendo el expediente
respectivo, y podrá ordenar la suspensión inmediata del curso de la causa y la prohi
bición de realizar cualquier clase de actuación. Serán nulos los autos y
las diligencias que se dicten en desacuerdo con el mandamiento de prohibición.
jur ídico.
Artículo 103. Condiciones de Procedencia. La Sala requerida examinará las condicione
s concurrentes de procedencia del avocamiento, en cuanto a que el
asunto curse ante algún Tribunal de la República, independientemente de su jerarquía y
especialidad; que la materia ventilada sea de la competencia de la
Sala, sin importar la etapa o fase procesal en que éste se encuentre ; así como que
las irregularidades que se alegan hayan sido oportunamente reclamadas
sin éxito en la instancia a través de los recursos ordinarios.
Artículo 104. Solicitud del Expediente. La Sala requerida, al admitir la solicitud
de avocamiento, oficiará al Tribunal o Tribunales exigiendo el expediente
respectivo, y podrá ordenar la suspensión inmediata del curso de la causa y la prohi
bición de realizar cualquier clase de actuación. Serán nulos los autos y
las diligencias que se dicten en desacuerdo con el mandamiento de prohibición.
Artículo 105. Sentencia. La sentencia sobre el avocamiento la dictará el Tribunal Su
premo de Justicia, en Sala Plena, a solicitud de la Sala que haya
iniciado el trámite correspondiente. En ella, podrá decretar la nulidad y subsiguien
te reposición del juicio al estado que estime pertinente, o decretar la
nulidad de alguno o algunos actos del proceso; u ordenar la remisión del expedient
e para la continuación del proceso en otro Tribunal competente por la
materia, así como adoptar cualquier medida legal que considere idónea para restablec
er el orden jurídico infringido.
F. Ejecución de la Sentencia.
La ejecución de la sentencia en el contencioso administrativo ha representado un t
ema complejo y acucioso, tanto para la doctrina como para la jurisprudencia, per
o
en todo caso su dificultad va a depender del tipo de sentencia de que se trate,
sea declarativa, constitutiva o de condena, dentro de estas últimas encontramos qu
e el juez
puede condenar a la Administración a dar, a entregar a hacer o deshacer o por el c
ontrario abstenerse de hacer algo.
En esta fase del proceso es donde el particular evidencia con más fuerza una conte
nción donde existe una gran desigualdad de su persona con respecto a su
contrincante,33 ya que en este punto nos encontramos con la barrera de dos princ
ipios que protegen a la Administración y en los cuáles a menudo se escuda para
desentenderse de las condenas que le son impuestas por los jueces. Tales princip
ios son el de Legalidad Presupuestaria, establecido en el artículo 314 constitucio
nal y el
de Inembargabilidad de los bienes públicos, previsto en el artículo 16 de la Ley de
Hacienda Pública y también en el artículo 73 del decreto con rango y fuerza de Ley
Orgánica de la Procuraduría General de la República.
Debe entenderse que la ejecución de las sentencias forma parte del debido proceso
al que todo ciudadano tiene derecho a obtener de parte de los organismos
judiciales, siendo además la ejecución de la sentencia elemento fundamental de la fu
nción jurisdiccional, función ésta que no puede entenderse como limitada a conocer
de determinada acción propuesta y decidirla conforme a derecho; sino que la misma
se hace extensiva hasta la consecución material del derecho declarado, es decir,
abarca necesariamente la ejecución de la sentencia. En efecto, para que la función e
jercida por los operarios de justicia cumpla en realidad con su finalidad, vale
decir,
para que pueda considerarse como una verdadera función, debe materializar lo dispu
esto por el ejercicio de la facultad decisoria de la que los jueces han sido inv
estidos
por la República; lo contrario sería concebir a la función jurisdiccional como un ejer
cicio vacío, abstracto y carente de sentido alguno. Por demás la inejecución de la
sentencia implicaría una violación al derecho constitucional al debido proceso, a la
luz de los avances jurisprudenciales comentados.
[23]
Además, el deber aquí comentado para los jueces, se encuentra de igual manera reflej
ado en textos legales como lo es el caso de los artículos 21 del Código de
Procedimiento Civil y el artículo 2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, los cuáles
establecen:
Artículo 21: Los Jueces cumplirán y harán cumplir las sentencias, autos y decretos dict
ados en el ejercicio de sus atribuciones legales,
haciendo uso de la fuerza pública, si fuere necesario
Artículo 2: La jurisdicción es inviolable. El ejercicio de la potestad jurisdicciona
l de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado, corresponde
exclusivamente a los tribunales y comprende a todas las personas y materias en e
l ámbito del territorio nacional, en la forma
dispuesta en la Constituci ón y las leyes. Las decisiones judiciales serán respetada
s y cumplidas en los t érminos que ellas
expresen. (negritas nuestras)
Haremos especial referencia a las sentencias condenatorias que disponen una obli
gación de dar una suma de dinero, es decir que constituyen una erogación pecuniaria
para la Administración Pública se presentan como de difícil ejecución, en virtud de los
privilegios y prerrogativas que la ley le reconoce a ésta, dentro de los que se
encuentra la inembargabilidad de los bienes de la República, los estados y los mun
icipios.
Asimismo, se plantea la dificultad en la ejecución de las sentencias que constituy
en una obligación de hacer por parte de la Administración, o la de abstención de
continuar en la ejecución de la acción dañosa.
En todo caso hemos observado que la tendencia de la legislación, contraviniendo la
mentablemente el principio constitucional de la tutela judicial efectiva (que in
cluye la
potestad de juzgar y ejecutar lo juzgado, artículo 253 constitucional), es la de m
antener los privilegios anteriormente señalados (vid. Decreto con rango y fuerza d
e Ley
Orgánica de la Procuraduría General de la República 2001).
Sin embargo, la extinta Corte Suprema de Justicia ha atenuado estas tendencias l
egales, específicamente en el ámbito señalado, esto es, la ejecución de las sentencias
condenatorias dictadas contra la República y otros entes públicos territoriales o no
, adaptando por vía de la analogía la aplicación del procedimiento especial de ejecución