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LOS PODERES DEL JUEZ CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

Pier Paolo Pasceri Scaramuzza


[1]
SUMARIO: 1. Introducción. 2. Capítulo I: Los Poderes del Juez Contencioso Administra
tivo y las Tendencias de la Jurisprudencia. A) Reducción de
Lapsos y Declaratoria de Mero Derecho. B) Poder Cautelar. C) Restablecimiento de
la Situación Jurídica Subjetiva Lesionada. D) Aplicación del
Procedimiento conveniente en caso de ausencia de uno aplicable. E) Régimen de las
Pruebas. F) Fijación de los efectos temporales de la Sentencia. G)
Ejecución de la Sentencia. H) Admisión del Recurso. 3) Capítulo II: Los Nuevos Poderes
. (Análisis de dos Anteproyectos de Ley de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa). A) Proyecto Asamblea Nacional. B) Proyecto Sala Polít
icoAdministrativa
del Tribunal Supremo de Justicia. 4)
Conclusiones.
INTRODUCCIÓN
Es bastante conocida la importancia que tiene la Jurisprudencia como fuente norm
ativa al momento del estudio de las distintas ramas del Derecho, sin embargo,
consideramos que la rama o área del conocimiento del Derecho en que la Jurispruden
cia representa el eje fundamental para su estudio y su desarrollo, es la materia
Contencioso Administrativa y específicamente el proceso por el que se desenvuelve.
Ya sea debido a la transitoriedad de más de veinte años que ha tenido la Ley
Orgánica de la Corte Suprema de Justicia (en adelante LOCSJ) que supletoriamente t
rata de regular la materia, o a las grandes lagunas existentes en dicha legislac
ión, el
Contencioso Administrativo se ha nutrido primordialmente de la jurisprudencia, d
e ahí la abundante doctrina jurisprudencial que cunde en esta materia y la fuente
de
actualización constante que la caracteriza como signo distintivo de otras áreas del
derecho.
En este trabajo, estudiaremos particularmente los avances que ha tenido la juris
prudencia en cuanto a los poderes del Juez Contencioso Administrativo; la misma
estará estructurada de la siguiente forma: un primer capítulo dedicado al estudio teór
ico de cada uno de estos poderes del juez contencioso administrativo y de las
tendencias que ha tenido la jurisprudencia respecto de cada uno de ellos, un seg
undo capítulo en el que se tratará de hacer un análisis a futuro de lo que serán los pod
eres
del juez contencioso administrativo a la luz de la legislación por venir examinand
o algunos anteproyectos de ley de la jurisdicción contencioso administrativa, y un
tercer y
último capítulo dedicado a esbozar algunas conclusiones y observaciones.
Ahora bien, el Juez Contencioso Administrativo, además de las facultades que norma
lmente posee cualquier juez civil, posee algunas otras facultades distintas o
superiores que devienen de la importancia de la materia que regulan, esto es, el
control por una parte no solo de toda la actividad de la Administración Pública sin
o la de
otros poderes que ejercen función administrativa y por la otra, establecer la just
a medida de su incidencia en la esfera de los particulares erigiéndola como una
herramienta efectiva para frenar y adecuar el poder del Estado.
Esta diferencia radica, como señalamos, en que lo que se está discutiendo en el marc
o del proceso contencioso administrativo, no son en principio, intereses
particulares sino, como lo dice la Constitución, lo que se va discutir en principio
es
la actividad administrativa en general y en particular. Si un acto administrativ
o de
efectos generales o individuales es o no contrario a derecho. No hay sólo el interés
privado de los interesados en saber si el acto es nulo o es válido, sino que hay
un
interés del colectivo, un interés de la sociedad en determinar si la legalidad ha si
do respetada por la autoridad que emitió el acto. Esto no tiene nada que ver con l
a antigua
concepción de un juicio frío al acto con la que hoy no estamos de acuerdoy
menos aun con la subjetivización del Contencioso Administrativo, tendencia que es
aceptada por todos hoy día en Venezuela.
[2]
La argumentación anterior ya comienza a dibujar el problema que motiva esta invest
igación, el estudio de los poderes del juez contencioso administrativo, a la luz d
e
la legislación vigente, el pronunciamiento jurisprudencial así como su previsión en lo
s nuevos textos legales por dictarse, todo ello por cuanto en algunos casos esos
poderes son desconocidos por justiciables y jueces o en otros sencillamente no s
on ejercidos por la magistratura.
Todo ello justifica y evidencia la utilidad de las presentes líneas, en el sentido
de aportar científicamente un documento válido para la discusión del nuevo marco de l
a
jurisdicción contenciosa administrativa, por lo que respecta a la visión del proceso
desde los poderes del juez contencioso administrativo, constituyendo esto último
el
límite de la investigación.
En primer lugar, los poderes generales que poseen los jueces los encontramos dir
ectamente en el texto constitucional, así de conformidad con el artículo 253
corresponde al juez:
v Conocer de las causas y asuntos de su competencia.
v Aplicar los procedimientos correspondientes establecidos en la ley.
v Ejecutar y hacer ejecutar sus sentencias.
v Conocer del Recurso de Casación Administrativa. Consideramos que en el proceso C
ontencioso Administrativo se puede aceptar la aplicación del Recurso de
Casación Administrativa, aunque la Constitución deja delegada en el legislador la re
gulación de esta potestad, consideramos que la misma debiera ser aplicada
inmediatamente. Sin embargo, la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo
de Justicia en sentencia de 6 de febrero de 2002 con ponencia del magistrado
Hadel Mostafá Paolini, caso: Delia Zavarce de Antón aclaró la situación negando la posib
ilidad de la aplicación de este extraordinario Recurso a la materia
Contencioso Administrativa, en resumen la Sala señaló:
De lo expuesto en concordancia con el artículo 101 eiusdem se colige que, esta Sal
a no tiene atribuida competencia para conocer del recurso de
casación, toda vez que, no existe en nuestro ordenamiento jurí ón legal que le confier
a competencia para conocer del referido medio de
impugnación.
Efectivamente, el contencioso administrativo constituye un medio de control juri
sdiccional de la actividad del Estado lato sensu y de su relación con los
particulares, cuyas acciones tendientes tanto al control de los actos contrarios
a derecho, como al restablecimiento de situaciones jurídicas subjetivas,
según el caso, se ejercen a través de los recursos establecidos en la Ley.
Así, pretender impugnar las decisiones dictadas por los tribunales con competencia
contencioso administrativa, mediante el ejercicio del recurso de
casación conculca el principio de legalidad, toda vez que, a un órgano jurisdicciona
l no le es dado resolver un asunto para el cual no tiene una
atribución legalmente establecida.
Por lo tanto, la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo actuó ajustada a d
erecho al negar la admisión del recurso de casación anunciado, ya
que, conforme a nuestra ley adjetiva, las decisiones dictadas en materia contenc
ioso administrativa no son susceptibles de ser impugnadas a través del
recurso de casación y así se decide.
Asimismo, el juez contencioso administrativo posee unos poderes generales, previ
stos en el artículo 259 constitucional, estos son:
v Anular actos administrativos generales o individuales.
v Condenar al pago de sumas de dinero.
v Condenar a la reparación de daños y perjuicios por responsabilidad administrativa.
v Conocer de los reclamos derivados de la prestación de los servicios públicos.
que, conforme a nuestra ley adjetiva, las decisiones dictadas en materia contenc
ioso administrativa no son susceptibles de ser impugnadas a través del
recurso de casación y así se decide.
Asimismo, el juez contencioso administrativo posee unos poderes generales, previ
stos en el artículo 259 constitucional, estos son:
v Anular actos administrativos generales o individuales.
v Condenar al pago de sumas de dinero.
v Condenar a la reparación de daños y perjuicios por responsabilidad administrativa.
v Conocer de los reclamos derivados de la prestación de los servicios públicos.
v Disponer lo necesario para restablecer las situaciones jurídicas subjetivas lesi
onadas.
Sin embargo, además de estos poderes generales o típicos de este juez, la ley le ha
proporcionado una serie de poderes que consideramos especiales o
extraordinarios, con los cuales lo que se busca es tratar de equilibrar la debil
idad del particular que discute la legalidad de un acto administrativo, y la fue
rza de la
Administración Pública, es decir, que con la intervención del juez lo que se busca sal
var esa desigualdad existente entre ambas partes.
El juez debe en todo caso, armonizar el interés colectivo con el interés individual,
para así tratar de mantener la estabilidad en el orden jurídico que se ha visto
afectada con la ilegalidad de la actividad administrativa.
En vista de lo antes expuesto, se hace necesario responder las siguientes interr
ogantes: ¿Cuáles son los las herramientas procesales que posee el juez contencioso
administrativo para lograr cumplir su fin?, ¿En qué medida puede el juez hacer uso d
e ese poder?, ¿Cuáles son los mecanismos jurisdiccionales que permiten controlar la
actividad del poder público?, ¿Cómo la entrada en vigencia de la Constitución de la Repúbl
ica Bolivariana de Venezuela en 1999 incide en los procesos judiciales para
hacer efectivo este control? y ¿Cuáles son los mecanismos más efectivos que brinda el
proceso judicial en Venezuela para hacer efectiva ese control?.
El Objetivo General de esta investigación, se concretiza en el estudiar de los pod
eres del juez contencioso administrativo en el sistema legal venezolano.
Los Objetivos Específicos de esta investigación están representados por: analizar los
poderes generales y específicos de los jueces contenciosos administrativos,
identificar cómo estos han evolucionado en nuestra jurisprudencia venezolana, obse
rvar la incidencia del nuevo texto constitucional en los poderes del juez conten
cioso
administrativo, determinar cuales poderes no han recibido aplicación practica, det
erminar en los proyectos de leyes presentados ante la asamblea nacional así como e
l
elaborado por el Tribunal Supremo de Justicia la forma como los poderes del juez
contencioso administrativo se encuentran plasmados.
Con esta investigación, que comprende una revisión exhaustiva de la doctrina naciona
l y de la jurisprudencia de la antes Corte Suprema de Justicia, ahora Tribunal
Supremo de Justicia, se pretende determinar con precisión la aplicación y el avance
que estos poderes del juez contencioso han tenido en el devenir del las demandas
y
acciones contra el estado, todo ello con un único norte el logro de uno de los fin
es del estado, cual es la redimensión estructural del proceso judicial para la obt
ención de
una Tutela Judicial Efectiva, todo lo cual representa el alcance de esta tesis.
Con la presente investigación se colaborará con el estudio del proceso contencioso a
dministrativo, abordándolo desde las perspectiva de lo que puede hacer el juez
dentro del proceso y así poder germinar las raíces necesarias para el diseño de una nu
eva ley que regule la jurisdicción contenciosa administrativa como mecanismo e
instrumentación de la Justicia. Esto en virtud de que la constitución vigente exige
la realización de las Justicia de manera inmediata, sin formalismos inútiles para lo
cual es
necesario estudiar las peculiaridades que se comienzan a denotar en esta jurisdi
cció con el objeto de dar un uso adecuado a los institutos jurídicos sometidos a dic
ho
estudio.
La temática de estudio constituye un tema de suma importancia para los nuevos rumb
os que debe tomar el proceso judicial como medios de los ciudadanos en la
realización de la Justicia frente a los Poderes.
La metodología utilizada fue consulta fuentes documentales tomando en cuenta las p
reguntas de investigación, aspectos centrales de la demostración, para el logro de
los objetivos trazados, es decir una clara investigación monográfica documental.
En este sentido, para poder comenzar a analizar el sistema contencioso administr
ativo venezolano debemos referirnos principalmente al artículo 259 de la Constituc
ión
de 1999, el cual aunque prácticamente y aparentemente reproduce el antiguo artículo
206 de la Constitución de 1961 es diametralmente distinto a éste cuando lo
analizamos a la luz de las nuevas disposiciones contenidas en el texto magno com
o por ejemplo la relativa a la responsabilidad administrativa; aquel artículo esta
blece
cuales son las facultades de los órganos jurisdiccionales con competencia en lo co
ntencioso administrativo, agregándole de forma expresa una nueva potestad de conoc
er
de los reclamos derivados de la prestación de los servicios públicos, o lo que es co
nocido por la doctrina como el contencioso de los servicios públicos, y que
consideramos estaba incluida de forma tácita en la Constitución derogada de 1961:
Artículo 259:
La jurisdicción contencioso administrativa corresponde al Tribunal Supremo de Just
icia y a los demás tribunales que determine la ley. Los órganos de
la jurisdicción contencioso administrativa son competentes para anular los actos a
dministrativos generales o individuales contrarios a derecho, incluso
por desviación de poder; condenar al pago de sumas de dinero y a la reparaci ón de d
a ños y perjuicios originados en responsabilidad de la
Administración; conocer de reclamos por la prestación de servicios públicos y disponer
lo necesario para el restablecimiento de las situaciones jurídicas
subjetivas lesionadas por la actividad administrativa.
Sin embargo, como ya fue señalado, la ley que regula la jurisdicción contenciosa adm
inistrativa no ha sido dictada hasta la actualidad, por lo que la jurisprudencia
en
esta materia se presenta muy fructífera y vasta, la cual ha estado representada po
r avances detenidos en algunos casos por retrocesos que con el tiempo se han vue
lto a
superar.
En este sentido y en cuanto a la competencia que posee la jurisdicción contencioso
administrativa, la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia
ha
establecido en sentencia de fecha 07 de febrero del año 2002, caso: CAVENAS, cuáles
actos están sujetos al control judicial por parte de los tribunales contenciosos
administrativos, así esta sentencia concluyó:
Ahora bien, se ñalado lo anterior procede este Sala PolíticoAdministrativa
a analizar las competencias atribuidas a la jurisdicción contenciosoadministrativa
por la Carta Magna de 1999, y en tal sentido, se observa que conforme a lo estip
ulado en el artículo 259 de la Constitución vigente, la
jurisdicción contenciosoadministrativa
le corresponde al Tribunal Supremo de Justicia y a los dem ás tribunales que deter
mine la ley; siendo
competentes los órganos de dicha jurisdicción para anular los actos administrativos
generales o particulares contrarios a derecho, incluso por
desviación de poder.
De acuerdo con lo anterior, el control legal y constitucional de la totalidad de
los actos de rango sublegal (entendiendo por tales actos, normativos o
no, los dictados en ejecución directa de una ley y en función administrativa), son d
el conocimiento de la jurisdicción contenciosoadministrativa.
Además de la trascendencia que tiene la jurisprudencia en el ámbito del contencioso
administrativo, las nuevas corrientes que se presenten en el sistema jurídico
venezolano son las de proporcionarle a la jurisprudencia un carácter normativo o d
elineador del derecho en nuestro país. Esta afirmación la obtenemos al observar la
Constitución de 1999, que establece de forma especial la jurisdicción constitucional
ejercida por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, dándole a l
as
decisiones de dicha Sala carácter vinculante para las demás salas del tribunal supre
mo y los demás tribunales del país. Asimismo estos son los vientos que soplan, cuand
o
la novísima Ley Orgánica Procesal del Trabajo (vigente en la mayoría de su articulado
en el año 2003) señala en su artículo 177 relativo
al trámite del recurso de
De acuerdo con lo anterior, el control legal y constitucional de la totalidad de
los actos de rango sublegal (entendiendo por tales actos, normativos o
no, los dictados en ejecución directa de una ley y en función administrativa), son d
el conocimiento de la jurisdicción contenciosoadministrativa.
Además de la trascendencia que tiene la jurisprudencia en el ámbito del contencioso
administrativo, las nuevas corrientes que se presenten en el sistema jurídico
venezolano son las de proporcionarle a la jurisprudencia un carácter normativo o d
elineador del derecho en nuestro país. Esta afirmación la obtenemos al observar la
Constitución de 1999, que establece de forma especial la jurisdicción constitucional
ejercida por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, dándole a l
as
decisiones de dicha Sala carácter vinculante para las demás salas del tribunal supre
mo y los demás tribunales del país. Asimismo estos son los vientos que soplan, cuand
o
la novísima Ley Orgánica Procesal del Trabajo (vigente en la mayoría de su articulado
en el año 2003) señala en su artículo 177 relativo
al trámite del recurso de
casación especial en la materia laboralque
los tribunales de instancia, ya no procurarán como lo dispone el Código de Procedimien
to Civil (en adelante CPC), sino
que por el contrario deberán acoger la doctrina de la Sala de Casación Social para los
casos análogos con la finalidad garantizar la uniformidad de la jurisprudencia y
defender la integridad del derecho, con lo que se consigue, no algo diferente qu
e dotar de carácter vinculante para los demás tribunales laborales la doctrina estab
lecida
en las sentencias que dicte dicha Sala Social.
La jurisprudencia como conjunto de decisiones que resuelven casos similares de m
anera uniforme y constante, se distingue como un mecanismo integrador del
derecho, que sirve como medio configurador del sistema de derecho de un determin
ado Estado, es decir, la jurisprudencia es el significado de la interpretación que
los
magistrados y jueces hacen de las normas, es por esto que la jurisprudencia es más
que fuente del derecho, sino que forma parte de éste.
La jurisprudencia puede hacer interpretaciones de las normas, en forma declarati
va o rectificadora, bien sea que se aplique la norma en su sentido general o que
se
haga una ampliación, reducción o modificación de la misma cuando ésta posea vacíos. Con es
to se consigue además de uniformar el derecho, como ya se expresó,
adaptarlo a las nuevas condiciones y necesidades sociales del momento.
Es precisamente allí donde estriba la justificación del estudio de los poderes del J
uez Contencioso Administrativo en relación con los avances que han tenido las
decisiones (interpretaciones) de nuestro más alto tribunal, estando una vez mas a
la espera de que la Ley que regule la jurisdicción contencioso administrativa sea
dictada
definitivamente, respetando claro está no solo la experiencia tenida en tanto tiem
po sino dándole dentro de ella un lugar privilegiado al momento de constituirse co
mo
fuente del derecho administrativo.
Otro punto a señalar de forma inicial es el relativo a la principio de Congruencia
, que se ve trastocado o matizado en la Jurisdicción Contenciosa Administrativa, e
l
cual consiste en que el Juez no puede declarar más de lo que ha sido objeto de pre
tensión o litigio, no puede sacar elementos de convicción fuera de los autos, suplir
excepciones o argumentos no hechos alegados y probados, donde la sentencia debe
compaginarse con la pretensión del actor y defensas del demandado.
Sin embargo, este principio de congruencia en el Contencioso Administrativo Vene
zolano, ha sido, como se dijo, matizado en la medida en que la jurisprudencia
admite que el Juez puede apreciar otros vicios distintos a los alegados por los
recurrentes y hacer valer consideraciones que lo lleven a la convicción de que un
acto esta
viciado sin que con ello se afecte la validez del fallo.
Por consiguiente, debemos decir que al Juez Contencioso Administrativo le son ap
licables los principios del artículo 12 del Código de Procedimiento Civil y el
principio dispositivo, matizado enormemente con los poderes inquisitivos que exi
sten en el contenciosoadministrativo,
más aún cuando ejerce el control de la legalidad;
destacándose aquí los poderes de actuación de oficio que la Ley Orgánica de la Corte Sup
rema de Justicia le confiere a este Juez.
Es imperioso señalar de manera breve por su conexidad con el punto que se trata, l
o referente a un principio tradicional en materia procesal y es que el derecho l
o
sabe el juez, por lo tanto, el Juez Contencioso como contralor de la legalidad,
en su análisis del caso, podrá encontrar normas violadas, no alegadas. En otras pala
bras,
el Juez está obligado a saber el derecho y a aplicarlo; en consecuencia no necesar
iamente debe ceñirse y limitarse al derecho que alega el recurrente, exclusivament
e, y
podrá buscar otras normas jurídicas que, por ejemplo hayan sido vulneradas y pronunc
iarse sobre su legalidad, así lo ha establecido la Corte Primera de lo Contencioso

Administrativo (en adelante CPCA) en fecha 101284.


Por otro lado, la jurisprudencia reconoce la posibilidad que tiene el juez en ap
reciar otros vicios distintos a los alegados por el recurrente (CPCA: 270385).
Esta
posibilidad de pronunciamiento del Juez, la jurisprudencia la ha referido a los
vicios de orden público en virtud del cual el Juez Contencioso tiene el poder y el
deber de
declararlos aun de oficio (CPCA: 61282,
21385,
241085),
vincula la jurisprudencia como uno de los vicios de orden público, los vicios de n
ulidad absoluta, los
cuales no pueden ser convalidados, ni por la administración ni por los interesados
y mucho menos por los jueces Corte Suprema de Justicia, Sala PolíticoAdministrati
va
51285
(en adelante CSJSPA)
; CPCA 101287.
De lo anterior resulta obvia una primera conclusión y esta es la siguiente: que si
bien en materia contencioso administrativo rige el principio dispositivo, tratánd
ose de
un juez de la legalidad y existiendo el principio de que el juez conoce el derec
ho, este es libre de elegir el derecho que considere aplicable según su ciencia y
conciencia,
no atándose por errores y omisiones de las partes.
Principios justos ratificados por el más alto tribunal en materia Contencioso Elec
toral (contencioso especial) en los casos PETARE (CSJSPA:
111290)
y SUCRE
i BARINAS, igualmente del Supremo Tribunal acogiendo la tendencia de no taxativi
dad de las causales establecidas en la Ley para impugnar actos e igualmente la d
e la
Teoría Integral de la Causa (Casos: Radio Rochela "La Escuelita" y Farmacia Unicen
tro, 1891
y 31590
respectivamente).
CAPÍTULO I
LOS PODERES DEL JUEZ CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO Y LAS TENDENCIAS DE LA JURISPRUD
ENCIA.
Como fue expuesto anteriormente, el juez contencioso administrativo, debido a la
naturaleza de la materia sobre la que ejerce control (la actividad de la admini
stración
pública y de los demás órganos del Poder Público cuando ejercen materialmente función admi
nistrativa) tiene holgados poderes para establecer en su decisión diversas
circunstancias con la finalidad de conocer con mayor amplitud los hechos que son
narrados por el accionante, restablecer la situación lesionada o para asegurar la
efectiva
ejecución de la sentencia. A continuación nos pasearemos por algunas de estas especi
ales potestades, y revisaremos que ha señalado el máximo tribunal del país, así
como la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, al interpretar las norma
s que regulan cada uno de estas facultades:
A. Reducción de Lapsos y Declaratoria de Mero Derecho. Emplazamiento por carteles
El artículo 135 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justiciaen
adelante LOCSJ (ley que regula también transitoriamente en
lo no expresamente
derogado por la Constituciónal
máximo tribunal del país) prescribe dos circunstancias que, aunque diferentes en sus
características, producen efectos similares, esto es,
la alteración por habilitación legal de los lapsos procesales y por ende el curso no
rmal del procedimiento. El texto de la norma mencionada es el siguiente:
Artículo 135. A solicitud de parte y aún de oficio, la Corte podrá reducir los plazos
establecidos en las dos Secciones anteriores, si lo exige la urgencia
del caso, y procederá a sentenciar sin más trámites.
Se considerarán de urgente decisión los conflictos que se susciten entre funcionario
s u órganos del Poder Público.
La Corte podrá dictar sentencia definitiva, sin relación ni informes, cuando el asun
to fuere de mero derecho. De igual modo se procederá en el caso en
que se refiere el ordinal 6 del artículo 42 de esta Ley.
El primer supuesto establece la posibilidad de reducir los lapsos procesales en
los casos que el juez considere que la causa es de urgente decisión, porque los in
tereses
en conflicto así lo ameriten; esta reducción de lapsos podrá producirse a solicitud de
la parte que se vea afectada por el transcurso del tiempo normal del proceso, s
in
embargo el juez, gracias a las amplias potestades que posee, podrá hacerlo así no ha
ya solicitud alguna, es decir, de oficio.
El segundo supuesto, es la decisión del asunto como de mero derecho cuando no sea
necesario traer probanzas al juicio, sino sólo subsumir el o los actos impugnados
Se considerarán de urgente decisión los conflictos que se susciten entre funcionario
s u órganos del Poder Público.
La Corte podrá dictar sentencia definitiva, sin relación ni informes, cuando el asun
to fuere de mero derecho. De igual modo se procederá en el caso en
que se refiere el ordinal 6 del artículo 42 de esta Ley.
El primer supuesto establece la posibilidad de reducir los lapsos procesales en
los casos que el juez considere que la causa es de urgente decisión, porque los in
tereses
en conflicto así lo ameriten; esta reducción de lapsos podrá producirse a solicitud de
la parte que se vea afectada por el transcurso del tiempo normal del proceso, s
in
embargo el juez, gracias a las amplias potestades que posee, podrá hacerlo así no ha
ya solicitud alguna, es decir, de oficio.
El segundo supuesto, es la decisión del asunto como de mero derecho cuando no sea
necesario traer probanzas al juicio, sino sólo subsumir el o los actos impugnados
con la norma presuntamente agredida y verificar su violación.
En cuanto a estos dos supuestos, la reducción de lapsos y la declaratoria de mero
derecho, la Sala PolíticoAdministrativa
del Tribunal Supremo de Justicia, se ha
pronunciado en una sentencia N° 00926 de fecha 15 de mayo de 2001 con ponencia del
magistrado Levis Ignacio Zerpa, caso: Vinicio Espinoza Gámez. Para la Sala el
objetivo fundamental que persigue la norma otorgándole al juez el poder de reducir
los lapsos procesales, estriba en garantizar el correcto ejercicio de la función
de juzgar
y la protección del derecho a la defensa. Lo que debe entenderse como reducción de l
apsos y los efectos que esta produce en el proceso quedó explicado de la siguiente
forma:
La jurisprudencia de este Alto Tribunal al interpretar el sentido de dicho dispo
sitivo, ha advertido que aunque los dos supuestos que ella comprende
(urgencia mero
derecho) son distintos, sin embargo ambos tienen en común que suponen una alteración
del curso normal del proceso, lo cual se
traduce en una abreviación de los lapsos procesales, la cual determina que el juez
suprima los canales normales que la Ley ha establecido para
garantizar el correcto ejercicio de la función judicial y del derecho a la defensa
. (resaltado propio)
(...omissis...)
La declaratoria de urgencia y en consecuencia la reducción de lapsos procede cuand
o son invocadas por el recurrente circunstancias fácticas o
jur ídicas que justifiquen dispensar una tramitación rápida y con omisión de algunos de
los lapsos procesales establecidos en las Secciones Segunda y
Tercera del Capítulo II del Título V de la Ley Org ánica de la Corte Suprema de Justic
ia; siendo posible también que, de oficio, proceda tal
declaratoria cuando ello resulte necesario en criterio del juzgador, previa apre
ciación del contenido mismo del acto recurrido.
La hipótesis de la reducción de lapsos ha sido tratada también por la jurisprudencia d
e la Corte Primera en lo Contencioso Administrativo en sentencia de fecha 13 de
abril de 2000, expediente Nº 9922020
con ponencia del autor de la presente trabajo, en la cual, ademas de establecer
diversos procedimientos a distintos supuestos y
procedimientos en que conoce esa Corte como tribunal de segunda instancia, señala
que igualmente en alzada puede aplicarse la reducción de lapsos establecida en la
LOCSJ. En este sentido, la sentencia citada señala:
En este proceso de alzada, señala esta Corte, podrá hacerse uso de la facultad de re
ducción de plazos ( ), ello para las causas que a juicio de la Corte,
no revistan mayor complejidad, no requiera mayor trámite, por su urgencia o por la
sencillez de los hechos a demostrar o, por ser cuestiones de mero
derecho, que de tramitarse un procedimiento como el que se analiza sin reducirse
los plazos en él previsto, se atentarían contra la celeridad y
prohibición de dilaciones, y por tanto contra el fin último de la tutela judicial ef
ectiva, lo cual se logra cuando se conjugan, entre otros, los elementos
de prontitud y brevedad, tal y como está previsto en los artículos 26 y 257 del text
o constitucional.
( omissis )
Por ello, no sólo sobre la base del mandato expreso constitucional de celeridad pr
ocedimental sino de la interpretación lógica del artículo 170 eiusdem
[LOCSJ], respecto a reducción de lapsos en segunda instancia, y atendiendo a la fa
cultad de esta Corte de aplicar analógicamente potestades o
facultades señaladas de forma expresa para el proceso contencioso en primer grado
de jurisdicción, entre ellas la potestad contenida en el artículo 135
eiusdem, de acortar plazos cuando existiera urgencia o la tramitación fuera de mer
o derecho; y, teniendo el juez de alzada, en este y en casos similares,
plena posibilidad de decir el derecho (plena jurisdicción) esto es, la posibilidad
de analizar la cuestión de hecho (quaestio facti) y de derecho (quaestio
iuris) sometido a su examen; todo lo cual hace que se pueda cumplir con el siste
ma de suficiencia previsto en los artículos 81 y 102 eiusdem[LOCSJ],
estima esta Corte que en segunda instancia pueden reducirse los plazos de acuerd
o al caso que se tramite. (subrayado de la Corte)
Una vez realizadas estas consideraciones, y sentado el criterio de la Corte en c
uanto a la posibilidad de adaptar el supuesto de la reducción de lapsos en el
procedimiento de alzada, dicho tribunal pasó a establecer el procedimiento que con
sideró mas conveniente una vez aplicada la reducción de lapsos. El procedimiento
planteado por la Corte en dicha decisión estaría establecido así:
- Recibido el expediente, se designará ponente y se fijará el quinto día de despacho p
ara iniciar la relación de la causa.
- Dentro de este lapso se deberá fundamentar la apelación ejercida, de lo contrario
se aplicará la última parte del artículo 162.
- Concluida esta etapa correrá otro término de tres (3) días de despacho para contesta
r la fundamentación a la apelación.
- Fenecido el término anterior cualquiera de los intervinientes en esta instancia
tendrán dos (2) días para promover las pruebas pertinentes y un (1) día para oponerse
a
las mismas.
- Promovidas las pruebas y realizada la oposición, de ser el caso, se pasará el expe
diente al Juzgado de Sustanciación el cual se pronunciará respecto a la admisión de
las mismas dentro de los tres (3) días de despacho siguientes.
- En caso de que no se promoviere prueba alguna la Corte sin relación ni informes
procederá a dictar sentencia a los treinta días siguientes, término establecido en el
artículo 118 de la ley.
- De igual forma se procederá en el caso de que la prueba promovida no requiera ev
acuación.
- Ejecutoriado el auto de admisión de pruebas correrá un lapso de cuatro días (4) días p
rorrogable por cuatro (4) días más, para su evacuación.
- Vencido el anterior lapso el Juzgado de Sustanciación devolverá el expediente a la
Corte para que, sin relación ni informes se proceda a dictar sentencia, a los tre
inta
(30) días siguientes, término éste establecido en el artículo 118 de la ley.
Asimismo, dentro de este primer supuesto, la reducción de lapsos por declaratoria
de urgencia, prescribe la norma que serán considerados casos de urgencia aquellos
en que se susciten conflictos entre funcionarios u órganos del Poder Público. Al res
pecto la jurisprudencia de la extinta Corte Suprema de Justicia ha señalado que la
norma citada ha dejado una laguna o vacío en cuanto a los requisitos de procedenci
a de la declaratoria de mero derecho en estos casos. (07/07/1993, caso: Hercilia
Ramos de Silva; 10/02/1994, caso: Marcos Delpino). Estas decisiones han llenado
ese vacío señalando que para que proceda la declaratoria de urgencia en los juicios
de nulidad, se requiere que del propio asunto se derive la necesidad de no aplic
ar la tramitación ordinaria señalada en la norma, por afectar los hechos sometidos a
la litis,
intereses colectivos, o que constituyan los mismos amenaza sobre los bienes o in
tereses particulares, o que produzcan daños por el transcurso del tiempo, de difícil
o
imposible reparación o cuando se amenacen servicios indispensables . Este criterio h
a sido ratificado y reproducido por el Tribunal Supremo de Justicia en diversas
decisiones dentro de las que encontramos: N° 00926, 15/05/2001, caso: Vinicio Espi
noza Gámez; N° 00239, 13/02'2002, caso: Refriquim, C.A., entre otras.
Entendemos que esta habilitación que da la norma podría tener como factor condiciona
nte o de procedencia el hecho de que la parte afectada no le sea concedida
medida cautelar o que esta no sea suficiente para evitar los efectos perjudicial
es de la tramitación de la causa, en la que como es sabido uno de los extremos es
el
Periculum in Mora que podría producir el transcurso normal del proceso judicial; e
sto, claro está, para el caso en que los lapsos no sean reducidos de oficio por pa
rte
del juez.
Por otra parte, en cuanto a la decisión del asunto como de mero derecho la Sala, e
n decisión reseñada anteriormente de fecha 15 de mayo de 2001, caso: Vinicio
Espinoza Gámez estableció:
Ha sostenido la Sala PolíticoAdministrativa
de la extinta Corte Suprema de Justicia, en jurisprudencia que esta Sala ratific
a, el criterio conforme al
cual para que una causa sea declarada de mero derecho es necesario que, a los ef
ectos de decidir, baste la confrontación del acto impugnado con
las normas que se dicen violadas, a fin que, concluida la labor de simple interp
retación jurídica que corresponde al órgano decisor, se declare su
conformidad o no a derecho. Se trata entonces de un análisis de aspectos jurídicos,
sin que exista discusión alguna sobre hechos, lo que permite
del juez.
Por otra parte, en cuanto a la decisión del asunto como de mero derecho la Sala, e
n decisión reseñada anteriormente de fecha 15 de mayo de 2001, caso: Vinicio
Espinoza Gámez estableció:
Ha sostenido la Sala PolíticoAdministrativa
de la extinta Corte Suprema de Justicia, en jurisprudencia que esta Sala ratific
a, el criterio conforme al
cual para que una causa sea declarada de mero derecho es necesario que, a los ef
ectos de decidir, baste la confrontación del acto impugnado con
las normas que se dicen violadas, a fin que, concluida la labor de simple interp
retación jurídica que corresponde al órgano decisor, se declare su
conformidad o no a derecho. Se trata entonces de un análisis de aspectos jurídicos,
sin que exista discusión alguna sobre hechos, lo que permite
obviar fases que resultan innecesarias en procesos de esta naturaleza. Debe asim
ismo precisarse, que esas fases o etapas procesales de las que se
podría prescindir y pasar a dictar sentencia definitiva son, además de la relación e i
nformes, expresamente previstos en el artículo 135, el lapso
probatorio, como ya antes ha concluido la Sala, en aplicación de lo dispuesto en e
l artículo 384 del Código de Procedimiento Civil (véase en este
sentido, sentencia Nº 735 de la Sala PolíticoAdministrativa
de la extinta Corte Suprema de Justicia, de fecha 11 de agosto de 1994, caso: Pe
dro
París Montesinos y Luis Alfaro Ucero). (resaltado propio)
La declaratoria y decisión de la causa como de mero derecho, como fue señalado anter
iormente modifican el trámite común del procedimiento, debido a que muchas
de las etapas previstas en la ley son suprimidas. Por esta razón la Sala en refere
ncia, en sentencia N° 03064 de fecha 20 de diciembre de 2001 con ponencia del
magistrado Hadel Mostafá Paolini, caso: Laboratorios Leti, S.A.V. y otros, estable
ció un procedimiento aplicable que debería seguirse una vez que ha sido declarada la
causa como de mero derecho. Aunque la norma del artículo 135 habla de la supresión d
e la relación y los informes, la Sala ha dado una interpretación distinta a dicho
artículo, suprimiendo sólo la fase probatoria y conservando los informes. La sentenc
ia reseñada estableció lo siguiente:
(...) es criterio de esta Sala que la declaratoria de mero derecho y de urgencia
no implica en sí misma la suspensión de todos los lapsos previstos en la
Ley para la correspondiente tramitación en el procedimiento, siendo sólo la eliminac
ión del lapso probatorio su consecuencia natural, mas no la
supresión de informes que, por el contrario, puede resultar necesario y apropiado
para una adecuada resolución del caso.
En el caso de marras, se trata de un recurso de nulidad de un acto de efectos ge
nerales, por lo que la Sala consideró que, en protección de los intereses colectivos
en
juicio o de algunos intereses particulares, debería practicarse la notificación por
carteles de los interesados así como notificar al representante de la República para
que
emita su opinión con relación al recurso, dejando establecidos los nuevos lapsos en
ese procedimiento de la siguiente manera:
Declarado lo anterior, los actos procesales ordenados deberán efectuarse de la sig
uiente manera: una vez que conste en autos la publicación de los
carteles, se da un plazo preclusivo de 15 días hábiles para que comparezcan los inte
resados en el presente juicio, culminados los cuales el acto de
informes deberá fijarse para la sexta audiencia siguiente, y a partir de ese momen
to la presente causa entrará en estado de sentencia, es decir, queda
suprimida la segunda etapa de la relación de la causa. Así se declara.
Entendemos que esta tendencia, aunque no es novedosa, surge con fundamento en la
s nuevas corrientes doctrinarias devenidas de la Constitución de 1999, conforme
a las cuales el proceso está configurado como un instrumento para la consecución de
la justicia a través de un procedimiento breve, oral y público, así como la garantía
que el Estado debe proporcionar una justicia accesible, idónea, expedita, sin dila
ciones indebidas y sin formalismos o reposiciones inútiles, por lo que hasta que n
o sea
dictada la ley que regule la jurisdicción contencioso administrativa, el máximo trib
unal del país deberá seguir adaptando los procedimientos a estas nuevas disposicione
s
logrando acelerar la resolución de los procedimientos.
Además, otro de los poderes con que cuenta nuestro juez contencioso administrativo
en esta fase del proceso, es lo que un sector de la doctrina denomina la potest
ad
de emplazamiento, que radica básicamente en la capacidad que posee de seleccionar
a que persona se va a llamar al proceso, y que se encuentra estipulada en los
artículos 106, 116 y 125 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia.
Sobre esta facultad podemos decir que le corresponde al juez decidir, en el auto
de admisión, si emplaza o no a los terceros mediante carteles, tal como lo estipu
la el
artículo 116 de la Ley que rige a la Máxima Instancia judicial del país, para el caso
de las acciones de nulidad contra actos administrativos de efectos generales, to
mando
en cuenta que puede haber en este tipo de actos más de un afectado.
Aquí es necesario hacer la salvedad de la imprecisión que utiliza la ley para referi
rse al llamado de los terceros. En efecto, el texto del artículo habla de citación a l
os
terceros o interesados por medio de carteles, en donde por la misma naturaleza d
el acto impugnado y por el tipo de contencioso del cual se trataobjetivono
resulta
posible aplicar el término de citación.
Por otro lado, si es exigido por el artículo que se notifique al Presidente del cu
erpo o al funcionario que haya dictado el acto; y vale la pena señalar que tal ord
en no se
encuentra estipulada en el texto de la ley cuando se refiere a las acciones de n
ulidad contra actos administrativos de efectos particulares y en donde hubiese s
ido
importante que estuviera un mandato de este tipo; no obstante en la práctica proce
sal se ha venido efectuando tal notificación al funcionario que emitió el acto impug
nado.
Se exige igualmente solicitar un dictamen a la Fiscalía General de la República sobr
e el acto objeto de impugnación, en concordancia con el artículo 32, numeral 4° de
la Ley Orgánica del Ministerio Público, el cual expresa:
Son deberes y atribuciones de los fiscales designados para actuar ante la Corte S
uprema de Justicia en Pleno y la Jurisdicci ón
ContenciosoAdministrativa:
4.Informar
en los casos en que la Corte Suprema en Pleno o su Sala Político Administrativa lo
requiera .
Cabe decir que lo exigido en la ley es la solicitud de un dictamen , el cual debe e
ntregar hasta antes de la fecha del fallo. También puede, según señala la ley, notific
ar
al Procurador General de la República en caso de que de que la intervención de éste en
el procedimiento fuere requerida por estar en juego los intereses
patrimoniales de la República , lo cual resulta no del todo congruente si se toma en
cuenta de que se trata de un contencioso objetivo, en donde no hay partes con
cargas subjetivas, por lo que tampoco puede haber pretensiones o cargas patrimon
iales. La variante se va a presentar en la actualidad con el nuevo decreto con r
ango y
fuerza de Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República, que establece en su
artículo 94 que, sin excepción alguna, los funcionarios judiciales están obligados
a notificar al Procurador General de la República de la admisión de toda demanda que
obre bien sea directa o indirectamente contra los intereses patrimoniales de la
Nación. Por otra parte el artículo 95 eiusdem establece también la obligación de todo fu
ncionario judicial de notificar al procurador de toda oposición, excepción,
providencia, sentencia o solicitud de cualquier naturaleza que directa o indirec
tamente obre contra los intereses patrimoniales de la República ; añadiendo
además en el artículo 96 que la falta o la defectuosa notificación serán causal de repos
ición en cualquier estado y grado de la causa, la cual incluso puede ser declarada
de
oficio por el tribunal, o a instancia del Procurador. Como se ve, la nueva ley p
lantea la necesaria notificación de dicho funcionario.
Para el caso del contencioso de nulidad contra actos administrativos de efectos
particulares se establece que el auto de admisión debe incluir la notificación al Fi
scal
General de la República, que siempre se debe realizar, salvo claro esta, que sea e
l propio Fiscal quién haya intentado la acción.
También se prevé la posibilidad de notificar al Procurador General de la República, si
empre que según el caso sea necesario su intervención; lo cual podría ser en
aquellos casos en los cuáles derivados de la anulación ded acto puedan surgir una pr
etensión de condena contra el Estado.
Finalmente, establece el artículo 125 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Just
icia, en lo referido al auto de admisión de las acciones de nulidad contra actos
administrativos de efectos particulares, la facultad del juez para emplazar medi
ante cartel a los posibles terceros interesados, cuando así lo considere necesario
, según la
naturaleza del caso.
También se prevé la posibilidad de notificar al Procurador General de la República, si
empre que según el caso sea necesario su intervención; lo cual podría ser en
aquellos casos en los cuáles derivados de la anulación ded acto puedan surgir una pr
etensión de condena contra el Estado.
Finalmente, establece el artículo 125 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Just
icia, en lo referido al auto de admisión de las acciones de nulidad contra actos
administrativos de efectos particulares, la facultad del juez para emplazar medi
ante cartel a los posibles terceros interesados, cuando así lo considere necesario
, según la
naturaleza del caso.
B. Poder Cautelar.
[3]
Dentro de los especiales poderes que posee el juez contencioso administrativo, u
no de los más relevantes es el poder que éste tiene para suspender los efectos del
acto administrativo impugnado
[4]
, sin embargo, este poder cautelar no debe limitarse a dicha suspensión ni concebi
rse solo dentro del recurso contencioso administrativa
contra actos administrativos, sino que el juzgador tendrá la facultad de dictar to
das aquellas medidas que considere pertinentes con la finalidad de garantizar la
ejecución
de la sentencia definitiva, e incluso para lograr restituir la situación jurídica su
bjetiva lesionada in limini litis por la actividad de la administración, sea cual
sea la acción que
se intente.
En los procesos contenciosos administrativos se pueden aplicar dos tipos de medi
das cautelares, la medida típica en este tipo de proceso cual es la suspensión de lo
s
efectos del acto administrativo y todas aquellas medidas innominadas necesarias
para lograr la ejecución de la sentencia y que están establecidas en los artículos 585
y
588 del CPC. En cuanto a la medida de suspensión de efectos está prevista en los artíc
ulos 136 de la LOCSJ y 5 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales (en adelante LOADGC), aunque esta última disposición va más a
llá de la mera suspensión por cuanto el juez constitucional puede ordenar
cualquier otra cosa dentro del ámbito cautelar con la finalidad de restablecer inm
ediatamente la situación jurídica infringida. (Vid. Sentencia SPACSJ
de 1 de diciembre
de 1994, caso Carlos Morana)
La capacidad que tiene el juez de dictar todas aquellas providencias y medidas n
ecesarias para garantizar las resultas del juicio deviene de lo que ha sido deno
minado
por la doctrina como Poder Cautelar General, que a su vez deviene del derecho a
la tutela judicial efectiva que detentan todos los ciudadanos a la luz de la con
stitución;
respecto a este poder cautelar general la jurisprudencia ha sido muy generosa y
dentro de las sentencias mas recientes encontramos la ponencia de la magistrada
Yolanda
Jaimes Guerrero
[5]
, caso: BBO Financial Services, INC., la cual estableció lo siguiente:
En ese último sentido, debe destacarse que las medidas cautelares en los procedimi
entos contenciosos administrativos y
en éstos incluidos los de contenido
económico ,
se encuentran orientadas por las garantías de la tutela judicial efectiva y de la
universalidad de control de los actos administrativos (Arts. 26
y 259 CRBV), pues, ésta no se agota, simplemente, con el libre acceso a los órganos
de administración de justicia, que los juicios sean expeditos, y a la
posibilidad de hacer efectiva la ejecución de un fallo, sino también, a la posibilid
ad de obtener protección anticipada de los intereses y derechos del
justiciable cuando se encuentren apegados a la legalidad, y sin que el transcurs
o de tiempo obre contra quien tiene la razón.
Aunque a la luz de la ley que regula el proceso contencioso administrativo, la úni
ca posibilidad que tiene el juez para prevenir los efectos perjudiciales del jui
cio, es a
través de la suspensión de los efectos del acto administrativo, tanto la doctrina co
mo la jurisprudencia, basándose en el artículo 88 de la LOCSJ, han concluido en que
esta no es la única forma, sino que puede comportar de
acuerdo a la situación concretala
necesidad de imponer mandamientos de contenido positivo o negativo de
forma temporal y proporcional y de diversa entidad o naturaleza para garantizar
lo necesario para la protección precautelativa del particular frente a la activida
d de un
órgano administrativo
Sería imposible entonces limitarse a la suspensión de los efectos del acto impugnado
, porque de lo contrario comportaría una limitación insalvable a los poderes
cautelares de los jueces contenciosos administrativos cuya titularidad ejercen p
or disposición constitucional (Arts. 26 y 259 CRBV). (Sent. Citada, caso: BBO Finan
cial
Services, INC.)
Criterio contrario fue sostenido por la Corte Primera de lo Contencioso Administ
rativo en sentencia N° 814 de fecha 3 de mayo de 2001, con ponencia del
magistrado Juan Carlos Apitz Barbera, donde se señaló:
Como puede observarse, la anterior disposición constituye la posibilidad típica apli
cable en aquellos supuestos en que se demande la nulidad de un acto
administrativo de efectos particulares, lo cual implica que no es posible la apl
icaci ón residual del poder cautelar general (medidas cautelares
innominadas) que tenga por objeto la suspensión de los efectos de un acto de efect
os particulares o generales cuya nulidad hubiere sido demandada o
solicitada.
En efecto, las medidas cautelares innominadas, dentro de la jurisdicción contencio
so administrativa, tienen carácter netamente supletorio, pues sólo
debe decretarse en ausencia de las medidas cautelares nominadas que sean aplicab
les al caso en concreto.
Este último criterio no ha sido acogido por el Tribunal Supremo de Justicia, ni po
r otros tribunales de instancia, por cuanto concebir la posibilidad de limitar l
a
aplicación de las medidas cautelares innominadas por parte del juez contencioso ad
ministrativo, no sólo estaría cercenando los amplios poderes que éste posee, sino que
además estaría violando el derecho de acceso a la justicia y de obtener una tutela j
udicial efectiva.
En este sentido, debemos analizar las diversas posibilidades que se presentan en
cuanto a las medidas cautelares que pueden dictarse en el curso de un proceso
contencioso administrativo, sus elementos, características y requisitos exigidos p
ara su procedencia, así como el análisis que de esta situación ha realizado la
jurisprudencia. En primer lugar, estudiaremos la medida de suspensión de efectos d
el acto administrativo impugnado como medida típica en este tipo de procedimiento.
Esta medida está prevista en el artículo 136 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de
Justicia que reza:
Artículo 136. A instancia de parte, la Corte podrá suspender los efectos de un acto
administrativo de efectos particulares, cuya nulidad haya sido
solicitada, cuando así lo permita la Ley o la suspensión sea indispensable para evit
ar perjuicios irreparables o de difícil reparación por la definitiva,
teniendo en cuenta las circunstancias del caso. Al tomar su decisión, la Corte pod
rá exigir que el solicitante preste caución suficiente para garantizar
las resultas del juicio.
La falta de impulso procesal adecuado, por el solicitante de la suspensión, podrá lu
gar a la revocatoria de ésta, por contrario imperio.
La suspensión de efectos del acto recurrido, nos han dicho desde nuestras aulas de
estudio en la facultad de Derecho, se presenta como una excepción a los principio
s
de ejecutividad y ejecutoriedad que rigen a los actos administrativos, por lo qu
e su procedencia en el marco de un procedimiento debe estar sometida al cumplimi
ento de
algunas condiciones exigidas por el legislador, esto es, según la norma:
De la lectura del articulo 136 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia
se puede observar que para la procedencia de tal suspensión es necesario que se
verifiquen ciertos parámetros, a saber: (i) se produce mediante el requerimiento d
e la parte afectada; (ii) sólo se puede ejercer contra los actos administrativos d
e efectos
particulares; (iii) únicamente puede acordarse la suspensión de los efectos del acto
que se encuentra siendo atacado en
tal sentido se ha pronunciado la jurisprudencia de
la Sala Político Administrativa en fecha 24 de octubre de 1990 en el caso Jesús Albe
rto Bracho Acuña y más recientemente la Sala Electoral en fecha 1° de diciembre de
2000 en el caso Bingos de Chacao,
(iv) que el juez estime necesaria la suspensión ya que el acto es capaz de produci
r daños irreparables o de difícil reparación al actor,
lo que es conocido como el periculum in mora; (v) la presunción del buen derecho o
fumus bonis iuris, requisito comúnmente exigido para las medidas cautelares y que
algunas condiciones exigidas por el legislador, esto es, según la norma:
De la lectura del articulo 136 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia
se puede observar que para la procedencia de tal suspensión es necesario que se
verifiquen ciertos parámetros, a saber: (i) se produce mediante el requerimiento d
e la parte afectada; (ii) sólo se puede ejercer contra los actos administrativos d
e efectos
particulares; (iii) únicamente puede acordarse la suspensión de los efectos del acto
que se encuentra siendo atacado en
tal sentido se ha pronunciado la jurisprudencia de
la Sala Político Administrativa en fecha 24 de octubre de 1990 en el caso Jesús Albe
rto Bracho Acuña y más recientemente la Sala Electoral en fecha 1° de diciembre de
2000 en el caso Bingos de Chacao,
(iv) que el juez estime necesaria la suspensión ya que el acto es capaz de produci
r daños irreparables o de difícil reparación al actor,
lo que es conocido como el periculum in mora; (v) la presunción del buen derecho o
fumus bonis iuris, requisito comúnmente exigido para las medidas cautelares y que
aunque algunos postulan que la norma no lo requiere como tal, parte de la doctri
na nacional y la propia jurisprudencia la ha visto consagrado en la expresión del
precepto:
teniendo en cuenta las circunstancias del caso .
Por otra parte la discrecionalidad que le plantea el artículo al juez en cuanto a
la cuantía del monto que pudiese llegar a exigir puede
no requerirla si no lo considera
necesarioel
juzgador al solicitante de la medida para salvaguardar los efectos que pueda pro
vocar la suspensión del acto administrativo; es la llamada contracautela o
la cautela de la cautela.
En este sentido la jurisprudencia de la Sala Político Administrativa del Tribunal
Supremo de Justicia ha señalado que, además de estas exigencias deberán cumplirse a
su vez los requisitos de toda medida cautelar; así en múltiples decisiones la Sala h
a señalado que ...ese amplio poder de apreciación y ponderación que el artículo 136
reconoce al juez para la declaratoria de la medida de suspensión de efectos debe e
star acompañada de la verificación de los requisitos de procedencia de toda medida
cautelar, a saber, tanto el peligro en la mora, así como, una presunción en alto gra
do del derecho que se reclama". (Vid. Sentencias: N° 161 de 17/02/2000, caso: Luis
Hinestrosa Pocaterra; N° 00646 de 17/04/2001, caso: Aserca Airlines, C.A.; Nº 01629
de 31/07/01, caso: Rhòne Poulenc Rorer de Venezuela; entre otras)
[6]
En cuanto al requisito de la grave presunción de la titularidad del derecho reclam
ado por la actora o apariencia de buen derecho, la Sala Político Administrativa ha
sentado que éste Puede comprenderse entonces como un preventivo cálculo o juicio de p
robabilidad y verosimilitud sobre la pretensión del demandante;
correspondiéndole al Juez analizar los recaudos o elementos presentados junto con
el libelo de la demanda, a los fines de indagar sobre la existencia del derecho
que se
reclama. (Sentencia Nº 00468 de 27/03/01, caso: Matadero Yacambú, C.A. vs. Alcaldía del
Municipio Torres del Estado Lara)
Por otra parte, en cuanto al requisito del peligro de que por el transcurso del
proceso pueda causarse un daño irreparable o de difícil reparación para el recurrente,
esa
Sala ha señalado la necesidad de que el daño irreparable que se alegue esté fundamentad
o en un hecho cierto y comprobable que provoque en el juzgador la certeza que
de no suspenderse los efectos del acto, se le ocasionaría al interesado un daño irre
parable o de difícil reparación por la definitiva. Por ello no será suficiente, a juic
io de la
Sala, que los accionantes fundamenten la solicitud de suspensión en la presunción de
un daño eventual que no se sabe si se va a producir. (Sentencia N° 3 de 20 de
enero de 2000 con ponencia del magistrado Hermes Harting, caso: Farmacia Aeropue
rto, C.A.)
En general han sido sólo estos dos requisitos, el peligro de que la sentencia defi
nitiva sea inejecutable y la presunción del derecho que se reclama, los necesarios
para
la procedencia de la medida de suspensión de efectos; sin embargo, a estas dos cir
cunstancias la Sala le ha agregado en algunos casos dos requisitos mas, los cual
es son,
la ponderación
[7]
de intereses y el peligro de daño o peligro en la demora específico exigido anterior
mente solamente para las cautelares innominadas, al respecto ha
señalado la Sala ...un requisito extra en materia de medidas cautelares en el conte
nciosoadministrativo
[y no distingue cuales], cual es la ponderación de intereses,
tomando en cuenta el efecto que la concesión de la medida cautelar innominada pued
a tener sobre el interés público o de terceros, relacionando muchas veces esta
ponderación de intereses con el periculum in mora. (Vid. Sentencia Nº 155 de 17 de fe
brero de 2000, caso: Alcaldía del Municipio Autónomo Villalba)
En otros casos, ha sido necesaria la comprobación de cuatro requisitos para la pro
cedencia de la medida de suspensión, pero distintos a los anteriormente señalados,
al respecto la Sala ha señalado que:
la excepcional medida cautelar de la suspensión de los efectos de un acto administ
rativo (...), comporta por parte de la autoridad judicial, la verificación y
ponderación previa de: (i) el peligro en la mora, (ii) la apariencia de buen derec
ho, (iii) la ponderación de intereses en conflicto y por último, la situación
que precisamente ocupa a la Sala en el caso presente, que no es otra que; (iv) l
a posibilidad de que el operador judicial, en aras de mantener el debido
equilibrio entre la tutela judicial efectiva del particular y los fines públicos,
opte por acordar la medida cautelar entre
éstas la suspensión de los efectos del
acto de acuerdo al artículo 136 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia p
ero
condicionada resolutoriamente, a que el particular otorgue
garantía suficiente sobre las resultas del juicio interpuesto, esto es, que en cas
o de que resulte infundada su pretensión judicial, la Administración tenga la
oportunidad de acometer la ejecución expedita del acto administrativo que, tempora
lmente, le ha sido suspendida por una orden judicial.
Por otra parte, la Sala Político Administrativa ha expuesto su criterio en cuanto
a las medidas cautelares nominadas, específicamente el embargo preventivo de los
bienes de la Administración Pública y la necesaria ponderación que ha de realizarse en
tre los intereses del recurrente y los intereses colectivos. Al respecto encontr
amos
una decisión de fecha 18 de mayo de 2000 con ponencia del magistrado José Rafael Tin
oco, caso: Hidro Suply Yacambú, C.A., en la cual llegó a las siguientes
conclusiones:
Ahora bien, a todo evento el patrimonio constituye la garantía de los acreedores,
sin embargo, en virtud del proceso de descentralización en el que
cada estado ha creado una empresa para la prestación del servicio de acueductos ur
banos (entes descentralizados de la administración regional),
considera esta Sala oportuno destacar que en el caso de las empresas destinadas
a la prestación de un servicio público, las medidas preventivas o
ejecutivas que recaigan sobre el patrimonio de estas deben dictarse salvaguardan
do el principio de vinculación presupuestaria de los bienes y recursos
p úblico. A tal efecto, a los fines de la embargabilidad de los bienes de estas em
presas, se hace menester aludir al criterio de disponibilidad o no del
patrimonio demandado, entendiendo éste como la susceptibilidad de ejecución del mism
o. Al respecto, se estima que el presupuesto de cada una de
estas empresas es ejecutable solo en el sector de los activos fijos (o ganancias
), pues el presupuesto del Estado (central o descentralizado), manifestado
en partidas, que corresponden a prestación de servicios o compromisos laborales, n
o es ejecutable, entendiéndose, por tanto que la prohibición general
de embargo sólo es aplicable a aquellos bienes destinados a la especifica satisfac
ción de fines e intereses que se coloquen por encima del derecho
reclamado, bienes tales como los destinados al uso o servicio público.
p úblico. A tal efecto, a los fines de la embargabilidad de los bienes de estas em
presas, se hace menester aludir al criterio de disponibilidad o no del
patrimonio demandado, entendiendo éste como la susceptibilidad de ejecución del mism
o. Al respecto, se estima que el presupuesto de cada una de
estas empresas es ejecutable solo en el sector de los activos fijos (o ganancias
), pues el presupuesto del Estado (central o descentralizado), manifestado
en partidas, que corresponden a prestación de servicios o compromisos laborales, n
o es ejecutable, entendiéndose, por tanto que la prohibición general
de embargo sólo es aplicable a aquellos bienes destinados a la especifica satisfac
ción de fines e intereses que se coloquen por encima del derecho
reclamado, bienes tales como los destinados al uso o servicio público.
En cuanto a la posibilidad de suspensión de efectos de aquellos actos denegatorios
de solicitud o autorización, la Sala Político Administrativa retoma el criterio de
que
este tipo de actos en razón de no poseer efectos activos y por ende ser inejecutab
les, no son susceptibles de suspensión. (Vid. Sentencia N° 01214 de 26/06/2001, caso
:
Inversiones Al Manssura, C.A.)
En cuanto a la procedencia de la suspensión de los efectos de actos administrativo
s generales, la Sala ha establecido que ésta podrá ser acordada por el juez en uso
de poder cautelar, y en obsequio del derecho a la tutela judicial efectiva, con
base en las medidas cautelares innominadas previstas en el art ículo 588 el CPC. (
Vid.
Sentencia Nº 00662 de 17 de abril de 2001, caso: Sociedad de Corretaje de Seguros
Casbu, C.A. Respecto a los efectos de este tipo de suspensión ha señalado la Sala
...que a los órganos jurisdiccionales al procesar una solicitud de suspensión de efec
tos de un acto administrativo de efectos generales, les está vedado suspender el a
cto
con efectos erga omnes, por lo que es una carga del recurrente señalar específicamen
te, como se proyecta o podría proyectarse en su esfera personal la situación que
denuncia como perniciosa y cuya tutela anticipada solicita, bien para allanar o
para evitar el daño... (Sentencia Nº 01973 de 19/09/01, caso: Decreto 1011)
En otro orden de ideas debemos esbozar que ha sido aceptado por la jurisprudenci
a de forma general el amplísimo poder que tiene el juez, no sólo para suspender los
actos administrativos, sean de efectos particulares o generales, en este sentido
la Sala ha resaltado lo siguiente:
uno de los derechos más importantes y fundamentales en todo Estado de Derecho, es
el derecho a la tutela judicial efectiva, que está conformado por
otros derechos, como lo son: el derecho a tener acceso a la justicia, el derecho
a intentar todas las acciones y recursos procedentes en vía judicial, el
derecho a la tutela judicial cautelar y el derecho a la ejecución del fallo.
(...)
En efecto, en virtud del derecho a la tutela judicial efectiva consagrada actual
mente en los artículos 26 y 257 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, el Juez contencioso administrativo se encuentra habili
tado para emitir todo tipo de medida cautelar que se requiera en cada
caso concreto, esto es, puede decretar todo tipo de mandamientos, como
la suspensión del acto recurrido, medidas positivas e incluso anticipativasante
todo tipo de actividad o inactividad administrativa, incluyendo actos de efectos
particulares o generales, actuaciones materiales, vías de hecho,
abstenciones etc. Tal como se señaló precedentemente. Todo Juez, por el hecho de ten
er la potestad de ejecutar o hacer ejecutar lo juzgado, ostenta un
poder cautelar general que le permite tomar cualquier medida cautelar que result
e necesaria para la eficaz ejecución de lo juzgado. (sic) (Sent. citada,
caso: Sociedad de Corretaje de Seguros CASBU, C.A.)
Muestra de esta aseveración lo representa la primogénita decisión de la Corte Primera
de lo Contencioso Administrativo reafirmada con distinta denominación, en
decisión de la Sala Político Administrativa de fecha 16 de marzo del año 2000, caso: P
EDECA con ponencia del Magistrado Carlos Escarrá Malavé, en la cual se analizó
el poder que tiene el juez de anticipar los efectos de la sentencia definitiva a
través de una medida cautelar:
Es de gran importancia resaltar que la procedencia de esta Tutela Anticipada sólo
tiene como fin garantizar el ejercicio provisional de los derechos
presumiblemente violados al querellante, en la espera de la decisión definitiva de
l amparo como proceso cautelar que persigue suspender los efectos de
la actuación de la administración, en la espera, a su vez, de la decisión del fondo de
l asunto constituido por el proceso de nulidad del acto, que persigue
borrar el mismo de la esfera jurídica.
Visto lo anterior debe esta Sala afirmar la potestad del Juez ContenciosoAdminis
trativo
para acordar las denominadas medidas provisionalísimas
como mecanismo idóneo dentro de la tutela cautelar para garantizar el tantas veces
mencionado principio de la tutela judicial efectiva.
Este tipo de actuación consisten en medidas cautelares que son tomadas dentro de o
tro proceso cautelar, pero que dada la naturaleza del caso, se requiere que el j
uez
se pronuncie de inmediato sobre la procedencia o no de ésta que cumplirá su función mi
entras se desarrolle el cautelar principal , por llamarlo de una manera; y que una
vez decidido éste, si es declarada con lugar esa medida cautelar solicitada con ur
gencia, la misma devendrá en una medida cautelar normal; en el caso contrario ser
declarado sin lugartal
medida provisionalísima decaerá. En éste tipo de medidas, la urgencia pasa a ser uno d
e los requisitos fundamentales que va a examinar el
juzgador en
conjunto con los ya clásicospara
poder acordar lo más pronto posible la procedencia o no de la medida solicitada.
Otra muestra de los amplios poderes cautelares que posee el juez contencioso adm
inistrativo lo ha representado la acción de amparo cuando es ejercida
conjuntamente con recurso de nulidad, el cual a la luz del anulado artículo 22 de
la Ley de Amparo, renacido en el nuevo artículo 27 de la Constitución de 1999, le da
la
facultad al juez de restablecer inmediatamente la situación jurídica infringida cuando
de violación de derechos o garantías constitucionales se trate, pudiendo inclusive
anticipar los efectos de la decisión definitiva si esto es indispensable para prot
eger el bien jurídico lesionado. Han sido incontables las sentencias al respecto p
ero dentro
de las mas importantes podemos señalar las siguientes: en la Corte Primera de lo C
ontencioso Administrativo, caso: Colegio de Abogados del Distrito Federal03/
02/2000; caso: Unidad Educativa Colegio Batalla de la Victoria27/
04/2000; caso: LINACA11/
05/2000; en la Sala PolíticoAdministrativa,
caso: PEDECA16/
02/2000; caso: Instituto Educacional Henry Clay10/
04/2000.
En otros casos, si bien no se han adelantado los efectos de la sentencia de fond
o, se ha tomado la decisión mas adecuada a fin de evitar que se ocasione un daño
irreparable por la definitiva. Así, la Corte Primera de lo Contencioso Administrat
ivo adoptó la posibilidad de decretar una medida cautelar dentro de un procedimien
to de
amparo constitucional conjunto con recurso de nulidad, aun cuando el amparo es u
n procedimiento breve, en sentencia de 22 de febrero de 2000 con ponencia de qui
en
suscribe este trabajo, caso Jumbo Shipping Company de Venezuela, C.A., en la cua
l señaló lo siguiente:
En el presente caso se ha solicitado se ordene al gerente de LA ADUANA PRINCIPAL
DE GUANTAPUERTO
LA CRUZ, la prorroga del permiso de
admisión temporal n úmero GAG 1000DTR990049,
por todo el lapso de tramitaci ón del presente recurso, hasta que se produzca la d
ecisión
definitiva sobre el mismo. Lo cual, en el marco de lo antedicho, excedería el adel
anto de algunos efectos de la decisión de m érito por lo cual
correspondería sólo ordenar se permita a la recurrente realizar las mismas labores q
ue venia realizando hasta el 21 de febrero de 2000, hasta que se
decida la definitiva. Así se declara.
Asimismo, la sentencia citada adaptó la forma como tramitarse este juicio, señalando
que en primer lugar y antes de remitir el expediente al Juzgado de Sustanciación,
se admita por parte del Magistrado Ponente, el recurso de nulidad intentado ...sa
lvo la apreciación que luego de las resultas de la posible cautela haga el Tribuna
l de
Sustanciación de esta Corte. Decreta inmediatamente la medida cautelar, ordenando l
uego la notificación para la audiencia constitucional, en caso de intentarse un
amparo constitucional.
Este criterio fue temporalmente abandonado por esa Corte, siendo retomado actual
mente en sentencia de 9 de agosto de 2002 con ponencia del magistrado Juan
Carlos Apitz Barbera, caso: Mary Briceño de Villegas, donde señaló lo siguiente:
Siguiendo con estas consideraciones, es lógico que si a través de una interpretación j
urisprudencial se impide ( ) la posibilidad de ejercer pretensiones
cautelares de amparo conjuntamente con tal recurso, por considerar que éste recurs
o es como en efecto lo esun
medio breve, sumario y eficaz de
conocimiento de la situación, se está limitando el derecho a la tutela judicial efec
tiva ( ), pues tal medida cautelar pretende resguardar la situación
constitucional alegada como violada, mientras se decide el juicio principal y, c
omo tal tendente a evitar que el fallo definitivo que habrá de dictarse en
Sustanciación de esta Corte. Decreta inmediatamente la medida cautelar, ordenando l
uego la notificación para la audiencia constitucional, en caso de intentarse un
amparo constitucional.
Este criterio fue temporalmente abandonado por esa Corte, siendo retomado actual
mente en sentencia de 9 de agosto de 2002 con ponencia del magistrado Juan
Carlos Apitz Barbera, caso: Mary Briceño de Villegas, donde señaló lo siguiente:
Siguiendo con estas consideraciones, es lógico que si a través de una interpretación j
urisprudencial se impide ( ) la posibilidad de ejercer pretensiones
cautelares de amparo conjuntamente con tal recurso, por considerar que éste recurs
o es como en efecto lo esun
medio breve, sumario y eficaz de
conocimiento de la situación, se está limitando el derecho a la tutela judicial efec
tiva ( ), pues tal medida cautelar pretende resguardar la situación
constitucional alegada como violada, mientras se decide el juicio principal y, c
omo tal tendente a evitar que el fallo definitivo que habrá de dictarse en
el procedimiento de nulidad quede ilusorio en su ejecución o, evitar que durante s
u tramitación se produzca un daño o una lesión que la propia decisión
definitiva no evitaría, salvaguardando que el tiempo necesario para discutir la le
galidad o no del acto concreto no se convierta en merma de los
derechos constitucionales del recurrente.
Similares consideraciones han impulsado a la jurisprudencia a permitir el ejerci
cio de medidas cautelares en el marco de un procedimiento de amparo
constitucional, entendiendo que aún cuando éste se trata de un procedimiento breve,
la situación fáctica puede ameritar el dictado de una medida
cautelar que tienda a salvaguardar la situación constitucional del accionante (véase
entre otras sentencia de esta Corte del 5 de agosto de 1993, caso:
Estudiantes del Núcleo Bolívar de la Universidad de Oriente). Otro tanto sucede en e
ste caso, donde no puede negarse la posibilidad de ejercicio del
amparo cautelar aun conjuntamente con un medio ordinario que es breve y sumario,
pues aquel siempre será más breve y sumario que la decisión de
mérito, dado que su decreto no requiere la tramitación de un procedimiento (por ello
la inaplicación de los referidos artículos de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales), sino que, por el contrario, u
na vez recibida la solicitud en cuestión el Juez deberá decidirla.
Sin embargo, la institución del amparo cautelar ha sufrido ciertos cambios a lo la
rgo del devenir jurisprudencial, y específicamente en cuanto al procedimiento para
su
tramitación, lo cual será ampliamente analizado en el punto C) relativo a la aplicac
ión del procedimiento que el juez considere conveniente.
Por último debemos señalar un gran avance en la materia cautelar representado por el
criterio sostenido de la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, en lo
relativo a la posibilidad de acordar una medida cautelar aun cuando no sea compe
tente con la finalidad de proteger el bien jurídico tutelado para luego declinar l
a
competencia al tribunal respectivo y someter a que el tribunal competente la rev
oque o la confirme. En este sentido podemos señalar sendas sentencias, la primera
de 1 de
febrero de 2000, caso: José Angel Rodríguez, en la cual la Corte sin ser competente
para ello admite la pretensión de amparo constitucional y ...en directa aplicación de
los artículos 19, 26 y 27 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
y de conformidad con los artículos 585 y 588 , parágrafo primero del Código de
Procedimiento Civil en concordancia con el artículo 22 eiusdem y 48 de la Ley Orgáni
ca de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales... acordó medida
cautelar innominada por medio de la cual se prohibe la ejecución de la orden de ar
resto impugnada por el actor, declinando posteriormente su al tribunal competent
e para
que conociere la causa principal.
Otra sentencia sobre el mismo punto es de más reciente data, 9 de octubre de 2002,
dictada por la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo en la cual, a
través de una medida cautelar innominada, se suspendieron los Consejos de Investig
ación ordenados contra algunos Generales presuntamente implicados en los sucesos
del 11 de abril sin ser competente para conocer la acción principal, y pasó posterio
rmente a declinar su competencia en la Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de
Justicia para conocer y decidir la acción de amparo interpuesta, tiempo hasta cuan
do estarán suspendidos los predichos consejos de investigación.
Esta opción cautelar criticada por algún sector de nuestra doctrina patria finalment
e fue adoptada por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en
sentencia de fecha 18 de Diciembre de dos mil uno caso TIM INTERNATIONAL B.V., d
omiciliada en la ciudad de Ámsterdam, Reino de los Países Bajos, contra la
sentencia dictada el 26 de octubre de 2001, por la Corte Primera de lo Contencio
so Administrativo.
En este caso si bien se cambió el criterio por parte de esa Sala respecto a quien
debe conocer de los amparo contra sentencia cuando ésta tiene naturaleza cautelar,
atribuyéndole la competencia al tribunal que conocería de la apelación, se estableció ad
emás el poder cautelar por un juez incompetente y la posibilidad de luego declinar
;
poder que tiene todo juez y mas aún el contencioso. En su dispositiva la referida
Sala estableció:
Es por las razones que anteceden, que esta Sala Constitucional del Tribunal Supr
emo de Justicia, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la Ley, declara:
1. COMPETENTE a la Sala PolíticoAdministrativa
de este Tribunal Supremo de Justicia, para conocer de la presente acción de amparo
,
conforme a la doctrina establecida en este fallo. En consecuencia, se ORDENA sea
n pasados los autos a dicha Sala para que sustancie la
presente acción.
2. Con base a la facultad que le otorga al juez el art ículo 71 del C ódigo de Proce
dimiento Civil que le permite decretar medidas
preventivas a pesar de declararse incompetente, salvo decidir el fondo, esta Sal
a, tomando en cuenta a su vez, la tutoría del orden público
constitucional y los daños que las medidas decretadas por la Corte Primera de lo C
ontencioso Administrativo pudiera causar a los accionantes,
MANTIENE la suspensión de las medidas acordadas en la decisión interlocutoria de est
a Sala del 7 de noviembre de 2001, y en consecuencia, se
mantienen suspendidas las medidas decretadas en la decisión impugnada, señaladas con
los N° 3.5, 3.7 y 3.8.
En consecuencia, continúan vigentes las medidas cautelares a que se refieren los n
umerales 3.1, 3.2, 3.6 y 3.9 de la sentencia impugnada
en el Capítulo referente a su decisión.
3. Con relación a las medidas identificadas con el numeral 3.3, la cual obra en co
ntra de Corporación Digitel, al no ser esta accionante en
el presente amparo, y no haber solicitado la suspensión, la misma se mantiene.
Sentencia que por su transcendencia tanto en el amparo contra sentencia como en
el ámbito cautelar traemos a colación en este punto del trabajo.
C. Aplicación del Procedimiento conveniente en caso de ausencia de uno aplicable.
Al igual como lo señalaremos al analizar el punto relativo a la fijación temporal de
los efectos de la sentencia, el ítem de la aplicación del procedimiento que el juez
considere conveniente para cada caso, debe agotarse fácilmente por cuanto ésta ha si
do práctica común tanto en el Tribunal Supremo, la Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo, como en los tribunales de instancia; creemos que ell
o se da por la ausencia de una ley que regule de forma concreta los procesos den
tro de
la justicia administrativa. Igualmente debemos señalar que esta facultad actualmen
te le está también dada al juez laboral con ocasión de que la nueva Ley Orgánica
Procesal del Trabajo señala en su artículo 11 que el juez puede determinar los crite
rios para la tramitación del proceso, aplicando analógicamente otras disposiciones
procesales, en los casos en que la ley no prevea un tramite específico.
Vale aclarar que la potestad del juez no radica en crear un nuevo procedimiento,
como lo ha venido haciendo la Sala Constitucional, sino que el juzgador debe
seleccionar para ventilar la acción propuesta algún procedimiento existente en la le
y o en otras leyes y que considere que sería apto para tramitar la acción que esta
conociendo.
Ahora bien, la facultad del juez contencioso administrativo está expresamente esta
blecida en el artículo 102 de la LOCSJ, que señala:
Artículo 102. Cuando ni esta Ley, ni en los códigos y otras leyes nacionales se prev
ea un procedimiento especial a seguir, la Corte podrá aplicar el que
juzgue más conveniente, de acuerdo con la naturaleza del caso.
Al respecto consideramos importante reseñar una sentencia de la Sala Político Admini
strativa, que adaptando las normas a las nuevas tendencias constitucionales
seleccionar para ventilar la acción propuesta algún procedimiento existente en la le
y o en otras leyes y que considere que sería apto para tramitar la acción que esta
conociendo.
Ahora bien, la facultad del juez contencioso administrativo está expresamente esta
blecida en el artículo 102 de la LOCSJ, que señala:
Artículo 102. Cuando ni esta Ley, ni en los códigos y otras leyes nacionales se prev
ea un procedimiento especial a seguir, la Corte podrá aplicar el que
juzgue más conveniente, de acuerdo con la naturaleza del caso.
Al respecto consideramos importante reseñar una sentencia de la Sala Político Admini
strativa, que adaptando las normas a las nuevas tendencias constitucionales
estableció lo que a su juicio debe ser el nuevo procedimiento para la tramitación de
l amparo cautelar, no obstante eliminó el principio de inmediación básico en los
procedimientos cautelares, que creemos también tiene rango constitucional.
Apunta la Sala en la sentencia en cuestión (20 de marzo de 2001, caso: Marvin Enri
que Sierra) que el amparo constitucional interpuesto de forma conjunta con el
recurso contenciosoadministrativo
tiene carácter accesorio de la acción principal, por lo tanto tiene carácter cautelar
persiguiendo otorgar a la parte afectada una
protección temporal pero inmediata de sus derechos constitucionales.
Consideró la Sala que la forma como ha ido aplicándose el procedimiento para la tram
itación del amparo cautelar (artículos 23 y ss. de la Ley Orgánica de Amparo
sobre Derechos y Garantías Constitucionalesen
adelante LOADGC)
no ha resultado exitosa en la práctica judicial, pues la experiencia ha demostrado q
ue la
medida cautelar de amparo pierde lo que constituye su verdadera esencia.
a juicio de la Sala, al afirmarse el carácter accesorio e instrumental que tiene el
amparo cautelar respecto de la pretensión principal debatida en
juicio, se considera posible asumir la solicitud de amparo en idénticos términos que
una medida cautelar, con la diferencia de que la primera alude
exclusivamente a la violación de derechos y garantías de rango constitucional, circu
nstancia ésta que por su trascendencia, hace aún más apremiante
el pronunciamiento sobre la procedencia de la medida solicitada.
En tal sentido, nada obsta a que en virtud del poder cautelar que tiene el juez
contencioso administrativo,
le sea posible decretar una medida
precautelativa a propósito de la violaci ón de derechos y garant ías constitucionales,
vista la celeridad e inmediatez necesarias para atacar la
transgresión de un derecho de naturaleza constitucional.
Con tal objeto, y en tanto se sancione la nueva ley que regule lo relacionado co
n la interposición y tramitación de esta especial figura, la Sala PolíticoAdministrati
va
estima necesaria la inaplicación del procedimiento previsto en los artículos 23, 24
y 26 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales, por considerar que el mismo es contrario a los princip
ios que informan la institución del amparo, lo cual no es óbice para
que la Ley continúe aplicándose en todo aquello que no resulte incongruente a la inm
ediatez y celeridad requerida en todo decreto de amparo. En su
lugar, es preciso acordar una tramitación similar a la aplicada en los casos de ot
ras medidas cautelares.
En base a los anteriores razonamientos, el procedimiento ajustado por la Sala es
a grandes rasgos, el siguiente:
- Una vez admitida la causa principal, debe emitirse al mismo tiempo un pronunci
amiento sobre la medida cautelar de amparo solicitada, con prescindencia de cual
quier
otro aspecto.
- Asimismo deben analizarse los requisitos de procedencia de toda medida cautela
r. En cuanto a los requisitos necesarios para el otorgamiento de una medida caut
elar,
estimó la Sala, en la misma sentencia que:
debe analizarse en primer término, el fumus boni iuris, con el objeto de concretar
la presunción grave de violación o amenazas de violación del
derecho constitucional alegado por la parte quejosa y que lo vincula al caso con
creto; y en segundo lugar, el periculum in mora, elemento éste
determinable por la sola verificación del requisito anterior, pues la circunstanci
a de que exista presunción grave de violación de un derecho de orden
constitucional, el cual por su naturaleza debe ser restituido en forma inmediata
, conduce a la convicci ón de que debe preservarse ipso facto la
actualidad de ese derecho, ante el riesgo inminente de causar un perjuicio irrep
arable en la definitiva a la parte que alega la violación.
- La parte contra quien obra la medida podrá hacer la correspondiente oposición, una
vez ejecutada la misma, siguiendo a tal efecto el procedimiento pautado en los
artículos 602 y siguientes del CPC.
- Posteriormente, y previo el examen de los alegatos y pruebas correspondientes,
se procederá a la revocación o confirmación de la medida.
- En caso de declararse improcedente la medida de amparo cautelar, la parte pres
untamente agraviada podrá recurrir a otras providencias cautelares.
En este sentido, la Sala resumió el trámite del procedimiento del amparo cautelar de
la siguiente manera:
En conclusión, propuesta la solicitud de amparo constitucional conjuntamente con u
na acción contenciosoadministrativa
de nulidad, pasará la Sala,
una vez revisada la admisibilidad de la acción principal, a resolver de inmediato
sobre la medida cautelar requerida; debiendo abrirse cuaderno
separado en el caso de acordarse la misma, para la tramitación de la oposición respe
ctiva, el cual se remitirá junto con la pieza principal, contentiva
del recurso de nulidad, al Juzgado de Sustanciación, a fin de que se continúe la tra
mitación correspondiente. Así se decide.
Sin embargo, en este punto es necesario resaltar la consideración que se encuentra
en la Exposición de Motivos de la Constitución de 1999 la cual propugna que la
Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa que sea dictada se deberá eliminar
la acción cautelar de amparo que se ejerce conjuntamente con el recurso
contencioso administrativo de nulidad, debiendo dicha legislación dotar al juez cont
encioso administrativo de todo el poder cautelar necesario para decretar de ofic
io o
a instancia de parte, cualquier tipo de medida cautelar que fuere necesaria para
garantizar la tutela judicial efectiva de los administrados y el restablecimien
to de sus
situaciones jurídicas infringidas mientras dure el proceso de que se trate, bien s
ea a través de la suspensión de los efectos del acto administrativo correspondiente,
o a
través de ordenes de hacer o no hacer, incluyendo el pago de sumas de dinero, que
se impongan a la administración dependiendo del caso concreto.
En otros casos la Sala Político Administrativa ha aplicado el procedimiento que ha
considerado conveniente al caso en cuestión, en ausencia de un procedimiento
establecido en la ley para la tramitación del recurso o solicitud planteada, en es
te sentido señalaremos algunas sentencias. Una de fecha 23 de mayo de 2002, caso:
Conflicto de Autoridades estimó conveniente la aplicación del procedimiento señalado e
n la LOADGC para tramitar la solicitud de conflicto de autoridades, visto que
para la tramitación de este tipo de acciones no está contemplado un procedimiento es
pecial a seguir. . Este mismo criterio fue acogido en sentencia de fecha 27 de jun
io
de 2002, entre otras. En este caso la Sala ha desaplicado el procedimiento en lo
s casos de conflicto de autoridad que señala el artículo 166 de la Ley Orgánica de
Régimen Municipal (en adelante LORM), sin embargo consideramos que la aplicación del
procedimiento de amparo al conflicto de autoridad sería el más adecuado por
tener el juez mayor posibilidad de ejercer la inmediación en el juicio, criterio q
ue ha sido acogido por nosotros desde 1999 cuando estábamos al frente del Juzgado
Superior Contencioso Administrativo de la Región Centroccidental.
En este sentido, en la sentencia de la Sala Político Administrativa in comento, se
ordenó la notificación del solicitante para que en un lapso de 48 horas más un término
de distancia de 3 días, éste procediera a informar sobre los hechos que motivaron la
solicitud, indicando que la ausencia de este informe se entenderá como aceptación d
e
los hechos. Una vez que conste en el expediente el informe respectivo o que haya
vencido el plazo para presentarlo, se fijará dentro de las 96 horas siguientes la
fecha
para la realización de la audiencia oral y pública donde las partes podrán presentar l
os alegatos y pruebas que consideren pertinentes. Una vez efectuada la audiencia
oral
la causa entrará en estado de sentencia.
Es necesario detenernos en este punto, dado que aunque la sentencia citada es de
reciente data (mayo 2002) se presenta como una retoma del procedimiento
establecido en la LOADGC, apartándose por tanto de las tendencias que la jurisprud
encia ha mantenido, debido a que la Sala Constitucional en la conocida sentencia
de
1 de febrero de 2000, caso José Amado Mejía Betancourt, interpretó con carácter vinculan
te la Constitución de 1999 adaptando el proceso para tramitar el amparo
constitucional previsto en la LOADGC a las nuevas exigencias constitucionales. E
n este sentido, dentro del nuevo proceso planteado por esta Sala quedó eliminado d
el
trámite la presentación de los informes, lo que observamos fue retomado en la senten
cia de la Sala Político Administrativa anteriormente citada. Consideramos que esta
última Sala más que haber omitido el carácter vinculante de la sentencia de interpreta
ción constitucional, ha tratado de adaptar el procedimiento previsto en la LOADGC
para tramitar los casos de conflictos de autoridad, el cual, en principio, no ha
sido derogado.
A propósito del conflicto de autoridades debemos reseñar que tenemos que el propio t
exto constitucional, diferencia las controversias que se plantean entre entes de
l
establecido en la LOADGC, apartándose por tanto de las tendencias que la jurisprud
encia ha mantenido, debido a que la Sala Constitucional en la conocida sentencia
de
1 de febrero de 2000, caso José Amado Mejía Betancourt, interpretó con carácter vinculan
te la Constitución de 1999 adaptando el proceso para tramitar el amparo
constitucional previsto en la LOADGC a las nuevas exigencias constitucionales. E
n este sentido, dentro del nuevo proceso planteado por esta Sala quedó eliminado d
el
trámite la presentación de los informes, lo que observamos fue retomado en la senten
cia de la Sala Político Administrativa anteriormente citada. Consideramos que esta
última Sala más que haber omitido el carácter vinculante de la sentencia de interpreta
ción constitucional, ha tratado de adaptar el procedimiento previsto en la LOADGC
para tramitar los casos de conflictos de autoridad, el cual, en principio, no ha
sido derogado.
A propósito del conflicto de autoridades debemos reseñar que tenemos que el propio t
exto constitucional, diferencia las controversias que se plantean entre entes de
l
Poder Público, en razón de la naturaleza de las mismas, existiendo de esta forma con
troversias de naturaleza constitucional y controversias administrativas, debiéndos
e
concluir entonces que, una controversia será administrativa cuando su resolución no
implique la aplicación de la normativa constitucional al menos de manera directa,
sino
la de normas de rango legal o infraconstitucional.
En caso contrario es decir, aquellas controversias surgidas como consecuencia de
una pugna entre dos entes públicos de nivel constitucional, con motivo de las
competencias que tienen asignadas por la Constitución, representará un caso de contr
oversia de naturaleza constitucional. Entonces, para que se suscite el conflicto
constitucional se requiere que concurran ambos requisitos, en primer lugar, que
se trate de órganos de creación constitucional y, en segundo lugar, la discusión o
situación controvertida debe versar en torno a competencias y atribuciones estable
cidas en el propio texto constitucional; resultando indispensable la concurrenci
a de
los mencionados requisitos; de modo tal que si nos encontráramos ante el supuesto
una controversia suscitada entre un órgano de creación constitucional, pero
discutiendo competencias legales, dejará de configurase el conflicto aquí analizado.
Ahora bien, cuando el ordinal 9° del artículo 336 de la Constitución se refiere a los ór
ganos del Poder Público debe entenderse que hace alusión a los previstos en el
artículo 136 eiusdem, el cual consagra la división del Poder Público tanto en el plano
vertical como horizontal; entendiendo que el conflicto debe ser entre órganos y n
o
entre los funcionarios de los mismos; resultando legitimado para el planteamient
o del conflicto, el director o la persona que preside dicho órgano.
Como se denota de lo antes expuesto, en este tipo de controversias, el órgano juri
sdiccional se encuentra llamado a determinar cual de los órganos del Poder Público
envueltos en el conflicto se encuentra actuando de conformidad con lo establecid
o en el texto constitucional, ejerciendo legítimamente las funciones a él atribuidas
;
razón por la cual, mediante la decisión correspondiente al proceso judicial, se esta
rá haciendo respetar y prevalecer el orden constitucional, lográndose que las
disposiciones constitucionales inherentes al caso de la controversia planteada s
ean aplicadas correctamente, y se mantenga de esa manera, el normal funcionamien
to de
los órganos públicos, asentando así la estabilidad necesaria en el ejercicio y el desa
rrollo del Poder Público. Constituye pues, la competencia establecida para la Sala
Constitucional en el numeral 9 del artículo 336 constitucional, una de las formas
de preservación del orden constitucional y el debido funcionamiento de las institu
ciones
del Poder. Ahora bien, cuando la controversia planteada sea una de índole administ
rativo, la misma se encontrará asignada a la competencia de la Sala Político
Administrativa; incluso cuando la controversia se presente entre órganos del Poder
Público a nivel estadal.
Por otra parte, y frente a la ausencia de procedimiento para tramitar el recurso
de interpretación, la jurisprudencia también ha realizado pronunciamiento. En este
sentido la jurisprudencia pacífica y reiterada había sostenido durante mucho tiempo,
que el procedimiento más idóneo para la tramitación del recurso de interpretación era
el contemplado en los artículos 112 y siguientes de la LOCSJ. Sin embargo, en sent
encia de fecha 18 de octubre de 1990, caso: PDVSA la Sala declaró procedente la
sustanciación del recurso de interpretación de conformidad con lo dispuesto en el ar
tículo 135 de la misma ley, esto es, la tramitación de la causa como de mero derecho
cuando no hay necesidad de pruebas. Posteriormente, se cambió el criterio tramitándo
se este recurso mediante decisión inmediata, siempre y cuando fuese declarado
admisible. (vid. sentencia de fecha 28 de enero de 1999, caso: Asdrubal Aguiar,
entre otras).
Ahora bien, en varias sentencias la Sala Política Administrativa (p.ej: 19 de mayo
de 2000, caso: Juan Abraham Martínez; 10 de agosto de 2000, caso: José Antonio
González Rincón, entre otras) estableció lo siguiente:
no obstante la tendencia antes expuesta originada por el hecho de que no está esta
blecido en el texto respectivo el procedimiento para interponer el
referido recurso, esta Sala, conforme a la disposición prevista en el artículo 102 d
e la Ley que rige las funciones de este órgano, y en atención de
garantizar los derechos de los particulares que puedan ver afectada su esfera ju
rídica con motivo de los efectos del presente fallo, considera como el
más conveniente para tramitarlo, el procedimiento previsto en los artículos 23 y sig
uientes de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, adaptado a las características propias del recurso, y así lo decla
ra la Corte, en uso de sus atribuciones que le confiere el artículo 102
ejusdem.
En este punto se hace entonces reproducible el comentario hecho sobre el conflic
to de autoridad, toda vez que la Sala Constitucional ha adaptado el proceso para
tramitar el amparo constitucional a las nuevas exigencias constitucionales.
Sin embargo, es importante señalar que la Sala Constitucional ha establecido el pr
ocedimiento aplicable para tramitar el recurso de interpretación, que aunque se tr
ata
del recurso de interpretación constitucional, no se puede obviar, debido al carácter
vinculante que poseen las decisiones de dicha Sala, así en decisión de fecha 22 de
septiembre de 2000, caso: Servio Tulio Briceño en cuanto al procedimiento para tra
mitar el recurso de interpretación constitucional la Sala señaló que una vez admitido
el
mismo y a los fines de garantizar la participación de la sociedad en la interpreta
ción de la Constitución, se podrá emplazar por Edicto a cualquier persona que estuvier
e
interesada en coadyuvar u opinar sobre el alcance y sentido que ha de darse a la
interpretación, para lo cual se fijará un lapso de preclusión dentro del cual éstos
expongan por escrito lo que estimen conveniente.
Asimismo, deberá notificarse de la admisión de la acción a la Fiscalía General de la Repúb
lica y a la Defensoría del Pueblo para que presenten sus observaciones en
torno a la interpretación que se haya solicitado. En ese sentido, la Sala ha dejad
o claro que corresponderá al libre criterio del Juzgado de Sustanciación la determin
ación
del término para que los interesados y la Fiscalía y Defensoría presenten sus opinione
s, sin perjuicio de que por la urgencia de la interpretación solicitada se notifiq
ue
únicamente a los mencionados órganos del Poder Moral.
En criterio de la Sala, la declaración de certeza que se derive de la decisión del R
ecurso, constituye una de las manifestaciones de la tutela preventiva del contro
l de la
constitución, pues al despejarse las dudas o ambigüedades que existan sobre el texto
constitucional se prevén posibles acciones futuras de inconstitucionalidad.
En otro orden de ideas, el juez contencioso electoral ha hecho lo propio respect
o al poder de aplicar el procedimiento que considere conveniente en caso de ause
ncia
de uno aplicable, inclusive el crear incidencias no previstas en la ley. Así la Sa
la Electoral en sentencia N° 67 de 12 de junio de 2000, reafirmada en sentencia Nº 1
08 de
13 de agosto de 2001, caso: Eraclio Romero, el Juzgado de Sustanciación de dicha S
ala precisó que:
habiendo constatado que para ese momento ya se había producido la extemporánea respu
esta del Consejo Nacional Electoral mediante
la Resolución
Nº 01021342
que declaró sin lugar el recurso jerárquico interpuesto por el ciudadano Eraclio Cor
omoto Romero Hernández,
y que s ólo habían
transcurrido cinco (5) días hábiles a los fines de interponer el recurso correspondi
ente contra esa Resolución, procedía a fijar un lapso de diez (10) días
hábiles de la Administración, siguientes a esa fecha, para que el recurrente present
ara un escrito complementario o reforma del recurso, de
conformidad con el criterio sostenido por esta Sala en sentencia Nº 67 de fecha 12
de junio de 2000.
En este punto consideramos necesario hacer un pequeño aparte, dado que el problema
de la limitación de la facultad de autotutela de la Administración una vez que el
administrado ha recurrido a los tribunales, ha sido resuelto de una forma plausi
ble por el legislador venezolano en áreas especificas del Derecho, adelantándose inc
lusive a
la legislación extranjera
[8]
, siendo pionera en este caso, toda vez que la Ley Orgánica del Sufragio y Partici
pación Política de 1993 establece en su artículo 239 que
cuando esté pendiente de sustanciación y decisión el Recurso Contencioso Electoral, ningú
órgano electoral o público puede dictar providencia que directa o
indirectamente pueda producir innovación en lo que sea materia principal del mismo .
En este punto consideramos necesario hacer un pequeño aparte, dado que el problema
de la limitación de la facultad de autotutela de la Administración una vez que el
administrado ha recurrido a los tribunales, ha sido resuelto de una forma plausi
ble por el legislador venezolano en áreas especificas del Derecho, adelantándose inc
lusive a
la legislación extranjera
[8]
, siendo pionera en este caso, toda vez que la Ley Orgánica del Sufragio y Partici
pación Política de 1993 establece en su artículo 239 que
cuando esté pendiente de sustanciación y decisión el Recurso Contencioso Electoral, ningú
órgano electoral o público puede dictar providencia que directa o
indirectamente pueda producir innovación en lo que sea materia principal del mismo .
Asimismo, el Código Orgánico Tributario de 2001 en su artículo 255 señala que la Administ
ación Tributaria se abstendrá de emitir resolución denegatoria del
recurso jerárquico , cuando vencido el lapso de 60 días establecido para decidir el rec
urso jerárquico no hubiere decisión y el contribuyente hubiere intentado el
recurso contencioso tributario en virtud del silencio administrativo .
A manera informativa podemos señalar, específicamente en la materia tributaria sente
ncia de reciente data, de 16 de mayo de 2002, caso Cervecería Polar, C.A. y
Otros en la cual la Sala Político Administrativa señaló lo siguiente:
la potestad administrativa de decidir en cualquier tiempo debe limitarse o cesar
, en este caso concreto, al momento de ser notificada la Administración
Tributaria del recurso válidamente ejercido, respecto del mismo asunto controverti
do, ante la jurisdicción contenciosa administrativa, para así evitar
conflictos que pudieran producirse por decisiones simultáneas y contradictorias de
las autoridades administrativas y judiciales sobre un mismo acto
administrativo.
En cuanto a la materia electoral reseñaremos una sentencia dictada por la Sala Ele
ctoral de fecha 24 de septiembre de 2002, caso: Ángel García y otros, en donde
quedó establecido lo siguiente:
En vista de lo anterior, dado el conocimiento que ha tenido esta Sala de la Prov
idencia Administrativa N° DS364
del 29 de julio de 2002, cuyo
contenido se asemeja al de la Providencia Administrativa impugnada en el present
e proceso y que es anulada por esta misma nueva Providencia
Administrativa, en aras de la seguridad jur ídica debe entenderse que es nulo este
acto administrativo, por cuanto es un principio aceptado
pacíficamente que, en resguardo de los derechos de los administrados, la Administr
ación debe abstenerse de dictar actos que por ser del mismo
contenido de los impugnados en sede judicial puedan pretender dictarse en fraude
del control jurisdiccional respectivo.
El anterior principio, además, ha sido positivizado en materia electoral según se ob
serva en el art ículo 239 de la Ley Org ánica del Sufragio y
Participación Política antes trascrito, dispositivo que consagra expresamente la pro
hibición de innovación por parte de la Administración en cuanto a
los temas sometidos a la jurisdicción contencioso electoral.
Por otra parte, en cuanto al procedimiento aplicable para tramitar los casos de
reclamación contra las vías de hecho de la Administración, la Corte Primera de lo
Contencioso Administrativa, en voto salvado del autor del presente trabajo en ex
pediente N° 0022925,
señaló que frente a la actuación material o vía de hecho de la
Administración deben ser eliminados todos los privilegios procesales, por lo que r
eseñó:
La actuación grosera de la administración concebida de forma generalamerita
de un control, y quien disiente no tiene objeción alguna respecto a
esta necesidad; pero éste control debe ser realizado a través de un procedimiento br
eve y sumario, donde casi de forma automática hay que proteger al
particular, víctima de la actuación grosera de la administración, tal y como sucede co
n el decreto de restitución o de amparo a la posesión, dictado con
ocasión al interdicto restitutorio o de amparo, previsto en el artículo 699 del Código
de Procedimiento Civil, que es la vía prevista en el artículo 4 de
LEY DE EXPROPIACIÓN POR CAUSA DE UTILIDAD PÚBLICA O SOCIAL; o como sucede con el oto
rgamiento de una cautelar innominada
con base en el Par ágrafo primero del artículo 588 y 585 del C ódigo de Procedimiento
Civil aplicable dentro de los procedimientos de amparo
autónomo.
Concluye el voto salvado en cuestión que la solución procesal que se encuentra en el
ordenamiento jurídico venezolano es tramitar el conocimiento de la actuación
material o vía de hecho a través del proceso interdictal (limitada a la lesión posesor
ia) o al proceso de amparo constitucional, todo con la finalidad de restablecer
la
situación del particular; quedándole a éste la acción de daños y perjuicios si la actuaci
ha causado una desmejora a su patrimonio, acción que se concretiza dentro
del procedimiento previsto en los artículos 103 y siguientes de la Ley Orgánica de l
a Corte Suprema de Justicia.
Estamos seguros que la Ley que se dicte para el Contencioso Administrativo respe
tará la preeminencia del juez natural y la ausencia de un proceso plagado de
privilegios y prerrogativas, por lo que consideramos que deberá establecerse una e
specie de contencioso para las vías de hecho, adminiculando los procedimientos
propios y naturales del particular con la tutela del interés general, donde este j
uez mas que conocer de la legalidad de la actuación, someta a la administración al D
erecho
Administrativo y restablezca la situación lesionada.
La Corte Primera de lo Contencioso Administrativo estableció el procedimiento a se
guir en el caso de reclamaciones por el funcionamiento de los servicios públicos,
en sentencia del autor de 28 de marzo de 2000, caso: Vilma Pérez Linares y otros v
s. Instituto Venezolano de los Seguros Sociales se inclinó hacia la idoneidad del
proceso de amparo constitucional para resguardar derechos constitucionales que h
ayan sido cercenados a raíz de vías de hecho de la Administración, por causa del
incumplimiento de su obligación en la prestación de servicios públicos, todo ello debi
do a la inexistencia de un procedimiento lo suficientemente breve que tutele con
la
rapidez del caso, los derechos de los ciudadanos receptores de los servicios públi
cos, y frente a la inexistencia de un contencioso administrativo de los servicio
s públicos
tal y como está previsto en el artículo 259 de nuestra Carta Magna. En dicha sentenc
ia se estableció lo siguiente:
Ahora bien, siendo que todos los habitantes de la República tienen derecho a la pr
otección de la salud, es necesario recalcar que la actuación del
organismo administrativo al emitir su decisión de cierre del referido centro ambul
atorio contradice y menoscaba dicha protección, lo que se traduce en
violación de dichos derechos, por cuanto impide a los habitantes de la localidad d
e Los Teques el uso de los medios dirigidos al resguardo de dicho bien,
por ello esta Corte vista la relevancia de los derechos denunciados como violado
s, considera imperioso declarar la procedencia de la presente
pretensión de amparo constitucional
En este sentido la Corte acordó tutela constitucional preventiva por medio de la c
ual se ordenó al presunto agraviante el restablecimiento inmediato del servicio,
advirtiendo que en contra de dicha orden cabe oposición de conformidad con la apli
cación analógica de los artículos 602, 603 y 604 del CPC.
Por último, somos de la tendencia que sostiene que el poder judicial venezolano se
encuentra en mora en cuanto a la aplicación de la oralidad en los procesos
judiciales ya que, conforme a la tesis de la aplicación inmediata de las normas co
nstitucionales, ha debido aplicarse por vía analógica el procedimiento oral previsto
en
el CPC, especialmente en estos casos de reclamación por la prestación de servicios púb
licos.
En este sentido podemos señalar la sentencia líder en esta materia dictada por la Sa
la Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en el caso: Asociación Civil
Deudores Hipotecarios de Vivienda Principal (ASODEVIPRILARA) [créditos indexados]
de fecha 22 de agosto de 2001, en la cual señaló lo siguiente:
Ante la acción de amparo incoada, alegando los demandantes sus derechos e interese
s difusos o colectivos, debe la Sala resolver si se ventilará lo
alegado mediante el amparo, o por otro proceso existente, adaptándolo al artículo 26
constitucional, para lograr el desideratum de dicha norma: una
justicia oral, expedita e idónea.
En este sentido, la Sala decide aplicar a la acción planteada el proceso estableci
do en el Código de Procedimiento Civil para el juicio oral, pero con
variantes destinadas a potenciar la oralidad, brevedad, concentración e inmediación
de esta clase de procesos.
En ese sentido, y debido a que los demandantes erradamente plantearon un amparo,
al admitirse la demanda se les comunicará que tienen la carga de
promover en un lapso de cinco (5) días después de su notificación a menos que se encue
ntren a derecho, toda la prueba documental de que dispongan,
así como la mención del nombre, apellido y domicilio de los testigos si los hubiere.
Ante la acción de amparo incoada, alegando los demandantes sus derechos e interese
s difusos o colectivos, debe la Sala resolver si se ventilará lo
alegado mediante el amparo, o por otro proceso existente, adaptándolo al artículo 26
constitucional, para lograr el desideratum de dicha norma: una
justicia oral, expedita e idónea.
En este sentido, la Sala decide aplicar a la acción planteada el proceso estableci
do en el Código de Procedimiento Civil para el juicio oral, pero con
variantes destinadas a potenciar la oralidad, brevedad, concentración e inmediación
de esta clase de procesos.
En ese sentido, y debido a que los demandantes erradamente plantearon un amparo,
al admitirse la demanda se les comunicará que tienen la carga de
promover en un lapso de cinco (5) días después de su notificación a menos que se encue
ntren a derecho, toda la prueba documental de que dispongan,
así como la mención del nombre, apellido y domicilio de los testigos si los hubiere.
Los llamados a juicio como demandados, procederán a contestar por escrito la deman
da, sin que sean admisibles cuestiones previas, produciendo un
escrito de contestación que contiene sus defensas o excepciones de manera escrita,
sin citas jurisprudenciales ni doctrinales, y que además contendrá la
promoción y producción de la prueba documental de que dispongan y de los testigos qu
e rendirán declaración en el debate oral.
A partir de la contestación, conforme a lo que más adelante se expresa, el tribunal
aplicará para la sustanciación de la causa, lo dispuesto en los
artículos del 868 al 877 del Código de Procedimiento Civil, pudiendo las partes prom
over, en el término señalado en el artículo 868 del citado, las
pruebas que creyeren convenientes ofrecer, conforme al artículo 395 eiusdem.
Tratándose de un proceso oral (en el cual también es aplicable lo estipulado en los
artículos 860, 862 y 864 del Código de Procedimiento Civil), con
inmediación, el cual hasta que la ley no lo regule va a seguir utilizándose para las
acciones ordinarias por derechos o intereses difusos, la Sala debe
señalar las características de la inmediación, que son aplicables a otros procesos ora
les constitucionales.
La oralidad en el sistema judicial venezolano ha tenido vigencia en ciertos código
s y leyes en los cuales la propia ley determinaba que el asunto se tramitara por
la vía
del procedimiento oral. Actualmente parte de estos Ordenamientos Jurídicos han sid
o derogados por otros, pero sin embargo, la oralidad sigue siendo aplicada y pud
iera
acudirse a ellos para darle vigencia al mandato Constitucional.
Uno de los primeros antecedentes en cuanto a la oralidad, se encontraba previsto
en el Código de Enjuiciamiento Criminal, el cual establecía en el Capítulo X, del
Título III, la posibilidad discrecional de los jueces para optar por el juicio ora
l para aquellos casos penales en los cuales las penas fueran inferiores a 4 años,
tratándose de
juicios correccionales para delitos leves y faltas previstos en el Código Penal y
otras leyes penales.
Asimismo, la Ley Orgánica Sobre Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, la derog
ada Ley Orgánica de Salvaguarda del Patrimonio Público, el Código Orgánico
Procesal Penal, El Código de Comercio, la Ley Orgánica de Amparo Sobre Derechos y Ga
rantías Constitucionales, la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente así como el Código de Procedimiento Civil prevén procesos orales, aun cuan
do el último de los códigos señalados incorporó, al proceso civil venezolano el
procedimiento oral como sustituto del procedimiento ordinario, sin embargo, para
que este procedimiento o juicio oral pudiera seguirse en los Tribunales del país,
era
necesario, de conformidad con el artículo 880 eiusdem, que previamente el Ejecutiv
o Nacional mediante Decreto aprobado en Consejo de Ministros, determinara las
Circunscripciones Judiciales y los Tribunales que aplicarían este procedimiento or
al.
La Comisión Redactora del Proyecto del Código de Procedimiento Civil, presentado a l
a Cámara del Senado el 17 de noviembre de 1975, optó por mantener el
proceso escrito que tradicionalmente ha regido en Venezuela, pensando que un cam
bio profundo y repentino del proceso escrito al proceso oral no era aconsejable,
sino
después de un proceso más o menos largo de experiencias concretas en ciertas áreas de
la justicia civil, que permitirian una comprensión adecuada, no sólo de las nuevas
formas y técnicas del proceso oral, sino además de su fundamento teórico y científico, q
ue hicieran posible un desenvolvimiento del nuevo sistema con la facilidad y
prontitud que sólo llega a alcanzarse con algunos años de experiencia del mismo.
No obstante luego de la mora del ejecutivo y de la reforma de la Ley Orgánica del
Poder Judicial de 1998
[9]
y con motivo del proceso constituyente que vivió el
país durante el año 1999, por Decreto de la Asamblea Nacional Constituyente publicad
o en Gaceta Oficial No. 36.832, (Extraordinario) de fecha 18 de noviembre de
1999, se dio paso a la Comisión de Emergencia Judicial, quien a su vez asumió las fa
cultades conferidas al Consejo de la Judicatura, al habérsele fijado como fecha
límite el 16 de diciembre de 1999, para resolver todo lo relacionado con la implan
tación del Procedimiento Oral en el Sistema Procesal existente, para su adecuación a
la
nueva realidad constitucional.
Sin embargo, vencido el lapso no se dio cumplimiento a lo anteriormente establec
ido, creándose luego por Decreto Constituyente del 29 de diciembre de 1999, según
Gaceta Oficial No. 36.859, Extraordinario, de fecha 19 de diciembre de 1999, la
Comisión de Funcionamiento y Reestructuración del Poder Judicial, a la cual se le
otorgaron las mismas atribuciones en relación con la implantación del procedimiento
oral, sin que hasta la fecha se haya determinado en cuáles Circunscripciones
Judiciales y Tribunales del país se implementará el procedimiento oral.
Con motivo de la entrada en vigencia de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela hecho que para nosotros basta como orden para instrumentalizar
la oralidad en todos los procesos Judiciales,
y teniéndose en cuenta los principios que rigen el proceso de amparo, como
son la oralidad, sumariedad, brevedad,
gratuidad y no sujeto a formalidades conforme
a lo dispuesto en el artículo 27 del texto constitucional, la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia
considerando que el mencionado artículo 27 era de aplicación inmediata, estimó la adap
tación del procedimiento de amparo previsto en la Ley Orgánica de Amparo
sobre Derechos y Garantías Constitucionales, a las prescripciones de los siguiente
s artículos 27, 49, que consagra el debido proceso, y 335 de la Constitución que le
otorga la facultad de establecer la interpretación y alcance de las normas y princ
ipios constitucionales en forma vinculante.
Por consiguiente, ante la necesidad de adoptar al proceso, un procedimiento oral
, público, breve, y ausente a formalidades no esenciales, conforme a los nuevos
requerimientos previstos en la Constitución de 1999, la Sala Constitucional del Tr
ibunal Supremo de Justicia, por vía jurisprudencial ha implantado a procesos ya
existentes, el procedimiento oral (sentencia del 1 de febrero de 2000, caso José A
mado Mejía) y en reciente decisión de fecha 27 de agosto de 2001, caso
ASODEVIPRILARA, decidió aplicar a ésta última, el procedimiento previsto para los juic
ios orales en el Código de Procedimiento Civil, anteriormente mencionado.
Somos del criterio que en materia contenciosa administrativa debería ser aplicado
el procedimiento mas afín representado por el procedimiento establecido en la Ley
del
Estatuto de la Función Público ello como facultad que tiene establecida el Juez cont
encioso administrativo como ya se han analizado.
D. Régimen de las Pruebas.
Es así como dentro de los poderes probatorios del juez se encuentra, según lo dispon
e el artículo 126 de la Ley de la Corte Suprema de Justicia la posibilidad que
tiene de declarar mediante un auto expreso el inicio de la fase probatoria; sin
embargo, tal situación se ha interpretado por la jurisprudencia en el sentido de a
brir de pleno
derecho el referido lapso probatorio.
También puede el juez, a tenor de lo dispuesto en el artículo 89 eiusdem, solicitar
declaraciones escritas a los representantes del Estado en juicio. Vale decir que
la
norma se encuentra relacionada más con las llamadas prerrogativas de la Administra
ción, debido a que prevé la situación de que ni las autoridades ni los representantes
legales de la República, estarán obligados a absolver posiciones ni a prestar jurame
nto decisorio ; pero en su defecto pueden responder por escrito las preguntas que
el
juzgador estime necesario sobre los hechos relacionados directamente con la liti
s. Es forzoso notar del artículo que si bien las personas en el señaladas no están obl
igadas
a hacerlo, nada obsta para que por acto de su propia voluntad, accedan a rendir
posiciones juradas o a prestar el juramento decisorio. Por otro lado, debemos de
stacar
que de ser así, el juez además
de la contrapartetiene
la facultad de idear un cuestionario de preguntas relativo a los hechos del caso
que las personas indicadas en la
norma deberán responder pero sin estar bajo juramento.
Igualmente debe el juez decidir sobre la admisión de las pruebas que le sean promo
vidas en el juicio (artículo 128 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de
Justicia), facultad desde luego para cualquier juzgador y no exclusiva del conte
ncioso administrativo. Sobre éste punto conviene destacar que si bien es cierto qu
e en
cuanto a la promoción y evacuación de las pruebas el artículo 127 de la Ley que rige a
l Máximo Tribunal señala cinco audiencias para promoverlas y quince para
juzgador estime necesario sobre los hechos relacionados directamente con la liti
s. Es forzoso notar del artículo que si bien las personas en el señaladas no están obl
igadas
a hacerlo, nada obsta para que por acto de su propia voluntad, accedan a rendir
posiciones juradas o a prestar el juramento decisorio. Por otro lado, debemos de
stacar
que de ser así, el juez además
de la contrapartetiene
la facultad de idear un cuestionario de preguntas relativo a los hechos del caso
que las personas indicadas en la
norma deberán responder pero sin estar bajo juramento.
Igualmente debe el juez decidir sobre la admisión de las pruebas que le sean promo
vidas en el juicio (artículo 128 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de
Justicia), facultad desde luego para cualquier juzgador y no exclusiva del conte
ncioso administrativo. Sobre éste punto conviene destacar que si bien es cierto qu
e en
cuanto a la promoción y evacuación de las pruebas el artículo 127 de la Ley que rige a
l Máximo Tribunal señala cinco audiencias para promoverlas y quince para
evacuarlas , resulta necesario que tales lapsos probatorios incluyan también los res
pectivos plazos procesales para que las partes puedan hacer oposición a las prueba
s
presentadas, de considerarlo necesario y además debe existir el lapso u oportunida
d para que el director del proceso decida sobre tal oposición en
caso de que esta
fuere hechao
simplemente de decidir sobre la admisión de las mismas. Esto resulta necesario, so
bre todo en la parte referida a la oportunidad para oponerse a las
pruebas debido a que mediante esa oportunidad procesal se preserva uno de los de
rechos fundamentales más importantes en materia judicial, como lo es el derecho a
la
defensa, consagrado en el artículo 49 constitucional. Bajo este espíritu los diverso
s plazos de la fase probatoria deben quedar de la siguiente manera: cinco (5) días
para la
promoción de las pruebas necesarias; tres (3) días para que las partes puedan realiz
ar oposición formal a las pruebas que fueron promovidas en el proceso; otros tres
(3)
días para que el juez decida sobre la admisión o no de las mismas y por último quince
(15) días para la evacuación de éstas.
La adopción de tal postura además se ve facilitada por la remisión que el propio artícul
o 127 in comento hace expresamente al Código de Procedimiento Civil en lo
referido a los medios de prueba, admisión y evacuación de las mismas . Importa destacar
también que el juez posee la facultad de decidir igualmente si prorroga o no el
lapso para la evacuación de las pruebas, dependiendo de lo que estime conveniente
según el caso, pudiendo extenderlo hasta por un máximo de quince (15) días más.
Adicionalmente, y siguiendo lo referente al lapso de pruebas, tiene el juez tamb
ién la facultad de declarar terminado el lapso correspondiente de evacuación de las
mismas, sin tener la necesidad de esperar a que tal lapso precluya, cuando obser
ve que ya fueron evacuadas todas las que se promovieron en la oportunidad legal
correspondiente; o bien porque éstas se encuentran ya en el expediente y no necesi
tan de evacuación o incluso porque considera que puede decidir con las que ha llev
ado
o promovido el actor, lo cual en principio sería sólo aceptable en un contencioso ob
jetivo (artículos 109, 129 y 166, todos de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de
Justicia).
Por otra parte a diferencia del juez y el sistema del proceso civil, que tienen
carácter dispositivo, el juez contencioso administrativo tiene amplios poderes inq
uisitivos
en lo referido a la investigación de la verdad y de los hechos.
Para el profesor Araujo Juárez en el proceso probatorio se distinguen dos principi
os o sistemas contrapuestos, el de aportación y el de investigación, dependiendo del
sujeto al que corresponda introducir los hechos y su prueba al proceso. En este
sentido, considera el autor que el proceso está presidido por el principio de inve
stigación
cuando el Juez está legitimado para introducir los hechos y a verificar de oficio la
prueba.
[10]
El modelo de juez inquisidor es palpable en la jurisdicción contenciosa, debido a
múltiples razones, la desigualdad de las partes (Administraciónadministrado),
la
posesión de las pruebas por parte de la Administración demandada, entre otras, por l
o que el juzgador debe procurar en todo momento dictar todas aquellas
providencias o diligencias tendientes a indagar todas las informaciones y prueba
s que considere pertinente.
Igualmente vale la pena destacar que los medios de los que dispone el juez para
recabar las pruebas que juzgue necesarias no se encuentran limitados, ya que de
una
simple lectura del artículo se puede evidenciar que no se refiere o reduce a unos
medios probatorios en específico; lo cual desde luego, facilita en gran medida la
tarea que
el juzgador debe realizar. Sin embargo, tal artículo 129se
encuentra establecido en la Sección Tercera del Capítulo III, Título V, sección esta tit
ulada De los Juicios de
Nulidad de los Actos Administrativos de efectos particulares ; razón por la cual deb
emos entender que la potestad probatoria aquí comentada sólo es aplicable por los
jueces en dichas acciones. No obstante, en el Capítulo I del mismo título referido a
las Disposiciones Generales de los Procedimientos se establece en el artículo 96 la
posibilidad de que se verifiquen, luego del acto de informes, los llamados autos
para mejor proveer, contemplados en el artículo 514 del Código de Procedimiento Civ
il,
lo cual debe interpretarse de que en igual manera resulta aplicable lo dispuesto
en el artículo 401 eiusdem, que plantea las llamadas diligencias oficiosas, que e
n definitiva
consagran facultades probatorias de las que el director del proceso puede dispon
er para emitir su fallo.
También, en similar manera al artículo 129 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de J
usticia, se encuentra consagrado para los procedimientos de segunda
instancia el artículo 165 eiusdem, que permite al Juzgado de Sustanciación evacuar l
as pruebas que él haya ordenado de oficio; con la salvedad de que las mismas deben
ser evacuadas en el lapso que establece el propio precepto quince
(15) días prorrogables luego de haber sido ejecutoriado el auto de admisión de las m
ismasy
que se
debe limitar a los medios de prueba que son permitidos por la dicha ley en su ar
tículo 164 para los procedimientos en segunda instancia.
Nos señalaban en nuestras clases de derecho en la Universidad Católica Andrés Bello, q
ue al momento de la existencia de una carencia en el procedimiento
administrativo o en el proceso judicial respecto a la comprobación de un alegato o
argumento, necesariamente deberíamos determinar para poder tomar una decisión, a
quién correspondía probar el hecho alegado, en definitiva verificar quién tenía la carga
de la prueba, que no era mas que el imperativo del propio interés.
Respecto a la carga, basta destacar la parte motiva de la sentencia dictada por
la Sala Político Administrativa, en fecha 2 de mayo de 2000, en la cual se expresó l
o
siguiente:
...el articulo 506 del Código de Procedimiento Civil establece la carga de cada par
te de probar las afirmaciones de las cuales pretende
beneficiarse en el proceso. Se advierte que, conforme a lo anterior, una parte n
o queda relevada de dicha carga probatoria cuando
formule sus alegatos de manera negativa. Ciertamente, las partes tienen la carga
de probar todas las negaciones de carácter relativo que
formulen. Este especial tipo de negación se corresponde con aquellos alegatos que
contienen implícitamente afirmaciones de hecho pero
que son presentados en forma de negación. Así, por su naturaleza o contenido se equi
para a una afirmación, mas en apariencia es
considerada una negación. Por ello se afirma que una negación ha de ser probada por
la parte que la formule, salvo que ésta sea de
carácter absoluto o indefinido. (Sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, Sala P
olítico Administrativa de fecha 2 de mayo de 2000, caso:
Elecentro).
Carnelutti establece que la diferencia entre la carga y la obligación se funda en
la diversa sanción impuesta por el no cumplimiento del acto, y concluye: Hay
obligación cuando la inercia da lugar a una sanción jurídica (ejecución o pena); si al c
ontrario, la omisión de cumplir el acto solamente hace perder los efectos
útiles del acto mismo, se tiene la carga
[11]
.
Desde el punto de vista del derecho procesal civil la carga de probar lo alegado
corresponde a la parte que afirma (actori incumbit onus probandi); al demandado
sólo le incumbe la prueba de las excepciones por él opuestas. Quien pida la ejecución
de una obligación debe probarla y quien pretenda que ha sido libertado de ella
debe por su parte probar el pago o el hecho que ha producido la extinción de su ob
ligación. (Articulo 1354 Código Civil Venezolano (en adelante C.C.V).
Permítasenos sondear en este punto lo que pauta el Derecho Tributario dada la vinc
ulación que con el organismo rector tributario de la República tuvimos
recientemente en el campo de los hechos y actos jurídicos y el acto administrativo
tributario es un acto jurídicoel
principio es que tanto el actor como el demandado
Administracióndeben
probar sus respectivas posiciones; la carga de la prueba se reparte entre los li
tigantes, y no hay uno a quien corresponda la totalidad de la carga de
la prueba y otro que esté exonerado de carga. Es decir, se presenta una repartición,
y los hechos alegados por cualquiera de las partes y no probados por ellas se t
ienen,
para quien decide, como no existentes. Conforme a esto, cada parte soporta la ca
rga de probar los datos y los hechos que constituyen el supuesto de hecho a los
efectos
de la aplicación de la norma que le son favorables: es decir, cada una de las part
es, tiene la carga de la prueba de los hechos que le interesan. En conclusión cada
parte
sólo le incumbe la prueba de las excepciones por él opuestas. Quien pida la ejecución
de una obligación debe probarla y quien pretenda que ha sido libertado de ella
debe por su parte probar el pago o el hecho que ha producido la extinción de su ob
ligación. (Articulo 1354 Código Civil Venezolano (en adelante C.C.V).
Permítasenos sondear en este punto lo que pauta el Derecho Tributario dada la vinc
ulación que con el organismo rector tributario de la República tuvimos
recientemente en el campo de los hechos y actos jurídicos y el acto administrativo
tributario es un acto jurídicoel
principio es que tanto el actor como el demandado
Administracióndeben
probar sus respectivas posiciones; la carga de la prueba se reparte entre los li
tigantes, y no hay uno a quien corresponda la totalidad de la carga de
la prueba y otro que esté exonerado de carga. Es decir, se presenta una repartición,
y los hechos alegados por cualquiera de las partes y no probados por ellas se t
ienen,
para quien decide, como no existentes. Conforme a esto, cada parte soporta la ca
rga de probar los datos y los hechos que constituyen el supuesto de hecho a los
efectos
de la aplicación de la norma que le son favorables: es decir, cada una de las part
es, tiene la carga de la prueba de los hechos que le interesan. En conclusión cada
parte
debe probar sus alegatos, y el hecho que la carga de la prueba esté en manos del r
ecurrente, en razón del principio de la presunción de legalidad de los actos
administrativos, la Administración no se encuentra exenta de la obligación de probar
. Sin embargo, sobre este punto volveremos mas adelante.
Este problema de la carga de prueba, ciertamente es propio del proceso dispositi
vo típico en el proceso civil. En el proceso inquisitorio como lo es el proceso
contencioso administrativofrente
a la posibilidad de que las pruebas puedan ser ordenadas de oficio por el Juez,
no puede propiamente hablarse de carga de la prueba, y
el Juez aún teniendo ante sí a dos partes, está desvinculado, para la investigación de l
a verdad, de la iniciativa y de los acuerdos de las mismas.
[12]
Todo ello demuestra que en materia del derecho administrativo y mas específicament
e del derecho tributario, esta premisa contenida en el Artículo 1354 C.C.V debe
ser reestudiada
por cuanto existen presunciones básicas en la actuación de la administración pública cua
l es la presunción de legitimidad ejecutividaddel
acto
administrativo, esto significa que el acto administrativo dictado por la adminis
tración se presupone válido, legal y quien no esté de acuerdo con ello deberá demostrar
lo
contrario. Es necesario hacer la salvedad que dicha presunción, en concreto tal y
como ha afirmado GARCÍA DE ENTERRÍA se viene a entender como un freno
desplazamiento de la carga de recurrir pero, de ninguna manera de la carga de pr
obar, o dicho de otra forma, si bien se admite que la relación de hechos formada p
or la
Administración debe tenerse por cierta, cosa bien distinta es que dicha relación sea
en todo caso prueba suficiente.
En este mismo sentido, opina desde un punto de vista general BREWERCARIAS
[13]
al señalar que, dada la presunción de legalidad de los actos administrativos, la
carga de la prueba para desvirtuar esa presunción corresponde al recurrente. Sin e
mbargo, cuando el vicio de ilegalidad alegado por el recurrente, es un vicio de
incompetencia, la carga de la prueba de la competencia corresponde a la Administ
ración, así lo ha establecido la Corte Primera de lo ContenciosoAdministrativo
en
sentencia de 14 de diciembre de 1985. Mas aun el mismo autor señala que, la existe
ncia de dicha presunción y su consecuente carga de la prueba, para desvirtuarla en
cabeza del recurrente, no exime a la Administración Pública, aún en los procedimientos
contenciosoadministrativos,
de la obligación que también tiene de probar los
hechos que han servido de fundamento al acto recurrido.
Otro principio importante y por supuesto un cambio en el principio que la carga
de la prueba en materia Contenciosa Administrativa corresponde siempre al recurr
ente
en la vía contenciosoadministrativa,
está representado por la exigencia a la Administración para que remita al juez el ex
pediente administrativo, donde debe cursar prueba
de los presupuestos fácticos que dieron lugar al acto administrativo y que constit
uyen los motivos del mismo. La consecuencia ha sido que si en casos de impugnación
de
un acto administrativo, por ejemplo por vicios en la causa, la Administración no r
emite al Tribunal el expediente administrativo, ello se considera como una falta
de prueba
de los presupuestos de hecho del acto por parte de la Administración, debiendo dec
idir entonces el juez en beneficio del recurrente.
Por tanto la ausencia de envío del expediente administrativo al juicio, se configu
ra como falta de prueba por parte de la Administración y hará presumir la ausencia t
otal
y absoluta del procedimiento legalmente prescrito, lo que vicia de nulidad absol
uta el acto recurrido. Es importante recordar que es precisamente dentro de ese
expediente administrativo donde se van a verter las pruebas aportadas por el con
tribuyente y dentro de ellas, por ejemplo, una experticia promovida dentro del
procedimiento administrativo.
En este sentido, el criterio que ha señalado que dado el carácter revisor del proces
o contencioso administrativo donde normalmente el particular asume la posición de
demandante y por ende le incumbe al administrado la total carga de la prueba, de
be ser revisado. Esta errada corriente afirma, que la total carga de la prueba e
stá
atribuida a quien afirma que el acto impugnado es ilegal, independientemente del
carácter constitutivo, impeditivo, extintivo o excluyente de los hechos que funda
mentan la
pretensión. Pareciera también, por cuanto no existe norma expresa, que incumbe al re
clamante la carga de la prueba de los hechos de los que derive su derecho y no
resulten del expediente administrativo. Por otra parte, tanto en el procedimient
o de gestión como en el de solución de reclamaciones, quien haga valer su derecho de
berá
probar los hechos normalmente constitutivos del mismo. Todo ello como vimos debe
ser reestudiado.
La afirmación de que en el proceso administrativo rige el principio general sobre
distribución de la carga de la prueba en los términos expresados, obliga a valorar e
l
contenido concreto del acto sometido a revisión jurisdiccional, con el fin de dete
rminar cuáles son las normas aplicadas y qué parte las invoca a su favor. Si el acto
administrativo consiste en la denegación de un derecho reclamado por el particular
, incumbirá a éste la carga de la prueba acerca de los hechos constitutivos de su na
cimiento
y a la Administración la de los hechos impeditivos, extintivos o excluyentes, como
se ve no es sólo la carga del actor o demandante.
Hay que insistir que constituye un requisito necesario de la actuación administrat
iva lo referente a la sustanciación del expediente administrativo, que en su conju
nto
constituye un documento público administrativo y como deber de sustanciarlo, también
deberá aportarlo en la causa judicial que se sustancia contra la administración
emisora del acto
[14]
una vez que le sea requerido a través de un medio probatorio en sede judicial ó por
el propio juez al admitir la causa.
Es necesario aclarar lo referente a la presunción de inocencia en materia sancionat
oriade
rango constitucional (Artículo 49 numeral 2 del texto constitucional) la cual
se configura como un principio de derecho penal aplicable al derecho administrat
ivo y al tributario por disposición del Artículo 79 del Código Orgánico Tributario. Fren
te
a ello debemos denotar que dicho Código desde hace tiempo invierte esta carga de l
a prueba luego que se dicta el acto sancionador, es decir, el principio anterior
mente
señalado es respetado en sede Administrativa tributaria hasta que se impone el rep
aro, después de ello recae la carga en contra del administrado. De desconocerse es
te
principio se obligaría al inculpado a la prueba negativa de los hechos que se le i
mputan, lo que, en muchos casos, supone dejarle en una situación de indefensión. Por
ello
cuando la actividad de la administración tributaria esté dirigida a imponer una sanc
ión deberá sustentarse muy bien el expediente administrativo y presentarlo
oportunamente en los estrados tribunalicios cuando le sea requerido, para que de
allí surja una motivación cónsona y adecuada, capaz de desvirtuar la presunción de
marras.
En definitiva lo que pregona la Constitución con la presunción de inocencia es una i
nversión constitucional de la carga de la prueba en todo tipo de procedimiento o
proceso que tenga como finalidad imponer una sanción. Este principio tiene gran im
portancia en el
procedimiento consagrado en el Código Orgánico Tributario (2001) dado que en él existe
n procedimientos que tienen como finalidad la imposición de sanciones.
A efectos de exponer la incidencia de la Constitución en el procedimiento tributar
io, debemos señalar que dentro de la fisonomía procedimental, que se mantiene aún
con el nuevo Código, el procedimiento de fiscalización y determinación está caracterizad
o por dos etapas, a saber:
§ La primera etapa: Es la etapa investigativa que se inicia algunas veces con la p
rovidencia de investigación fiscal y es llevada a cabo por las Divisiones de
Fiscalización de todas las Gerencias Regionales del Tributos Internos del SENIAT y
por algunas otras Administraciones que se rigen por el Código Orgánico
Tributario. Esta primera etapa culminaría con un acta de reparo, para posteriormen
te, si hay allanamiento por parte del contribuyente, liquidar sanciones y multas
.
También algunos procedimientos de reparo abreviado o de imposición de multas sumaria
l culminan con esta etapa por lo que no será necesario la segunda etapa
que se expone de seguidas.
§ La segunda etapa: Es la apertura de la fase sumarial, está representada por una et
apa sustanciadora, donde el contribuyente y la administración despliegan toda su
actividad probatoria y donde el que tendría la carga de defenderse es el administr
ado, haciendo uso de todos los medios de pruebas admitidos en derecho, con
con el nuevo Código, el procedimiento de fiscalización y determinación está caracterizad
o por dos etapas, a saber:
§ La primera etapa: Es la etapa investigativa que se inicia algunas veces con la p
rovidencia de investigación fiscal y es llevada a cabo por las Divisiones de
Fiscalización de todas las Gerencias Regionales del Tributos Internos del SENIAT y
por algunas otras Administraciones que se rigen por el Código Orgánico
Tributario. Esta primera etapa culminaría con un acta de reparo, para posteriormen
te, si hay allanamiento por parte del contribuyente, liquidar sanciones y multas
.
También algunos procedimientos de reparo abreviado o de imposición de multas sumaria
l culminan con esta etapa por lo que no será necesario la segunda etapa
que se expone de seguidas.
§ La segunda etapa: Es la apertura de la fase sumarial, está representada por una et
apa sustanciadora, donde el contribuyente y la administración despliegan toda su
actividad probatoria y donde el que tendría la carga de defenderse es el administr
ado, haciendo uso de todos los medios de pruebas admitidos en derecho, con
excepción del juramento y de la confesión de empleados públicos, cuando ella implique
prueba confesional de la Administración. Especial referencia merece la
regulación expresa en el Código de la prueba de expertos, la cual se ampliará de segur
o con la disposición contenida en el artículo 475 del Reglamento de la Ley
Orgánica de Aduanas. Esta etapa culmina con las respuestas de todas las defensas d
el contribuyente y la determinación del tributo, intereses y sanciones si fuere el

caso.
Es precisamente con la culminación de la primera etapa procedimental señalada, que s
e cumple la actividad demostrativa y determinativa a la que está obligada la
administración, esto es, demostrar que un determinado contribuyente incumplió con su
s deberes tributarios y por ello debe ser sancionado, es decir se le da plena ef
icacia
al principio de inocencia, por cuanto con esta actividad se desvirtúa y se inviert
e la carga probatoria ahora en cabeza del administrado. Todo esto se deriva del
artículo
184 del Código Orgánico Tributario (2001) cuando señala que el Acta de Reparo hará plena
fe mientras no se pruebe lo contrario. Significa lo anterior que las actas
fiscales gozan de una presunción de legitimidad y veracidad, siendo una carga del
administrado que pretenda desestimar su contenido, producir la prueba en contrar
io, tal
como lo ha interpretado la extinta Corte Suprema de Justicia, en los siguientes
términos:
Es jurisprudencia reiterada y mantenida de esta Corte Suprema de Justicia en Sal
a PolíticoAdministrativa
que:
Las actas fiscales, en las cuales se formulan reparos a las declaraciones de ren
tas de los contribuyentes cuando han sido levantadas por los
funcionarios competentes y con las formalidades legales y reglamentarias gozan d
e una presunción de legitimidad, en cuanto a los hechos consignados
en ellas, de modo que corresponde al contribuyente, para enervar los efectos pro
batorios de dichas actas, producir la prueba en contrario adecuada
[15]
De igual forma, nuestros Tribunales de instancia han mantenido el mismo criterio
de la Corte:
el Acta Fiscal es el medio con que cuenta la Administración para llevar a conocimi
ento de los contribuyentes las pretensiones fiscales en su contra y,
sobre todo, porque los reparos contenidos en el Acta Fiscal gozan de una presunc
ión de veracidad en cuanto a los hechos, de allí que se invierte la
carga de la prueba y el contribuyente interesado tenga que desvirtuarlo (...) mi
entras que el recurrente, aunque ha alegado hechos y razones en contra
de la actuación fiscal, no ha aportado en este proceso elemento probatorio alguno
tendiente a desvirtuar los supuestos de hecho contenidos en el Acta
Fiscal, ya que, es precisamente el contribuyente recurrente, a quien toca desvir
tuar lo afirmado por la fiscalizaci ón, pero no con simples afirmaciones,
sino con pruebas adecuadas
[16]
Esta sentencia viene a ratificar un viejo criterio que señalaba que los actos admi
nistrativos tributarios tienen que estar precedidos de una Acta Fiscal, es decir
, de una
comprobación por parte de funcionarios públicos, de determinados hechos, que luego m
otivaron un acto administrativo posterior, generalmente de carácter sancionatorio
o de liquidación de impuestos. Dichas actas fiscales, constituyen el elemento prob
atorio de legitimidad y de veracidad de los hechos que en ellas se consignan y e
s al
recurrente a quien corresponde producir en el debate procesal la prueba adecuada
de la incorrección, la falsedad o la inexactitud de aquellos hechos. Mientras est
o no se
pruebe por el particular, esos hechos tienen pleno valor probatorio por virtud d
e la presunción de legitimidad del Acta Fiscal.
[17]
Es por las razones anteriormente expuestas que podemos concluir que aunque el co
ntribuyente haya alegado en los descargos o en la etapa recursiva hechos y razon
es
en contra de la actuación fiscal, sin haber aportado prueba alguna tendiente a des
virtuar los supuestos de hecho contenidos en el Acta Fiscal, ello no es suficien
te, por
cuanto es precisamente al contribuyente a quien corresponde desvirtuar lo afirma
do por la fiscalización, pero no con simples afirmaciones, sino con pruebas adecua
das
[18]
.
Debemos destacar de lo anteriormente visto que no solo en el plano del contencio
so administrativo general sino dentro de uno especial como lo es el contencioso
tributario el Juez también tiene la facultad de inquirir todas las informaciones n
ecesarias se produce como consecuencia de una potestad discrecional de éste, por c
uanto
se va a dar conforme a criterios de oportunidad y conveniencia.
Este principio de investigación o inquisición resulta evidente en el sistema contenc
ioso administrativo venezolano conforme se desprende del artículo 129 de la LOCSJ
[19]
el cual reza:
Artículo 129. En cualquier estado de la causa, la Corte podr á solicitar las informa
ciones y hacer evacuar de oficio las pruebas que considere
pertinentes.
Si ya no hubiere pruebas por evacuar o cuando para decidir el juicio bastaren la
s producidas por el actor, el Juzgado de Sustanciaci ón devolverá el
expediente a la Sala, la cual continuará el procedimiento por los trámites estableci
dos en los artículos 93, 94, 95 y 96 de esta Ley.
Esta facultad para hacer evacuar de oficio las pruebas
[20]
que sean consideradas oportunas para obtener el conocimiento de los hechos plant
eados, tanto por el actor
como por el demandado, puede ser utilizado en cualquier estado del proceso, por
lo que se observa en la jurisprudencia de nuestro Tribunal Supremo múltiples autos
para mejor proveer, lo que es la practica común para conseguir la sentencia mas aj
ustada a derecho. Encontramos autos de solicitud de recaudos, incluso a los fine
s de la
admisibilidad del recurso, a manera de referencia podemos señalar un auto de 18 de
diciembre de 2001 sentencia N° 03020 en un recurso de nulidad conjunto con
acción de amparo contra una decisión tacita confirmatoria de medida destitutoria dic
tada por la DISIP en el cual la Sala Político Administrativa dictó auto para mejor
proveer a objeto de que sean remitidas algunas actas administrativas. De dicho a
uto se desprende que los motivos que llevan al tribunal a solicitar dichas docum
entaciones
surge debido a que los documentos cursantes en autos, acompañados al escrito del rec
urso, resultan insuficientes, así como confusa la narrativa, respecto de los
recursos interpuestos por el actor y las respectivas decisiones administrativas,
fundamentales e imprescindibles a los fines de la admisibilidad del recurso con
tencioso de
nulidad y la acción de amparo cautelar aquí ejercido.
Considera la Sala que esta facultad de solicitar todos los documentos y medios d
e prueba necesarios para la correcta resolución de la causa, nacen en interés de
procurar la tutela efectiva de los derechos e intereses de las personas que acce
den a la administración de justicia y a obtener con prontitud una decisión, de confo
rmidad
con el mandato previsto en el artículo 26 de la Constitución vigente (vid. AMP0022
de fecha 24 de septiembre de 2002).
De la lectura de bastantes autos para mejor proveer dictados por la Sala Político
Administrativa hemos observado que el juez ha hecho uso de esta amplia facultad
de
solicitar pruebas de oficio, primordialmente a la Administración, sobre todos aque
llos puntos y hechos en los que haya deficiencia o lagunas.
E. Fijación de los efectos de la Sentencia, de montos en materia de responsabilida
d administrativa. El avocamiento
Dentro de las potestades que tiene el juez controlador de la actividad administr
ativa, y con la finalidad de garantizar la efectividad y eficiencia de su senten
cia, éste no
se limitará a declarar si el acto impugnado por el interesado está ajustado o no a d
erecho, si no que además deberá fijar los efectos de la nulidad en el tiempo. En su
sentencia el juez deberá señalar si la nulidad del acto tendrá efectos ex nunc, es dec
ir, hacia el futuro, siendo una sentencia de carácter constitutivo, o ex tunc, es
decir
De la lectura de bastantes autos para mejor proveer dictados por la Sala Político
Administrativa hemos observado que el juez ha hecho uso de esta amplia facultad
de
solicitar pruebas de oficio, primordialmente a la Administración, sobre todos aque
llos puntos y hechos en los que haya deficiencia o lagunas.
E. Fijación de los efectos de la Sentencia, de montos en materia de responsabilida
d administrativa. El avocamiento
Dentro de las potestades que tiene el juez controlador de la actividad administr
ativa, y con la finalidad de garantizar la efectividad y eficiencia de su senten
cia, éste no
se limitará a declarar si el acto impugnado por el interesado está ajustado o no a d
erecho, si no que además deberá fijar los efectos de la nulidad en el tiempo. En su
sentencia el juez deberá señalar si la nulidad del acto tendrá efectos ex nunc, es dec
ir, hacia el futuro, siendo una sentencia de carácter constitutivo, o ex tunc, es
decir
hacia el pasado, siendo una sentencia de carácter declarativo y retroactiva.
De conformidad con la ley que rige los procedimientos en la Administración Pública
[21]
y a la interpretación que se le ha dado, la naturaleza del vicio sufrido por el
acto determina los efectos de su nulidad en el tiempo, esto es, si el acto adole
ce de un vicio de nulidad absoluta, normalmente los efectos de la nulidad comenz
arán a
correr desde el momento de la creación del acto, es decir, se tendrá como si nunca h
a sido dictado dado que dicho vicio no es de ninguna forma convalidable; en
contrario, si el acto es anulable, generalmente los efectos de su nulidad correrán
hacia el futuro visión bipartita de los efectos de la nulidad o anulabilidad de lo
s actos en
sede administrativasin
embargo, el juez en su decisión de nulidad puede disponer la solución que considere
mas adecuada a la circunstancia fáctica planteada lo que se
conoce como los efectos tripartitos de la nulidad decretada por el Juez Contenci
oso Administrativo.
En este sentido, para Rondón de Sansó la posibilidad de precisar los efectos de una
sentencia en el tiempo, sobre todo con relación a los actos particulares, revela l
a
presencia de una amplia discrecionalidad del juez contencioso administrativo en
el momento en que se cierra la fase de cognición del núcleo del recurso. En esta
oportunidad, el Juez adquiere el poder de tutela del orden administrativo.
Esta potestad de disponer los efectos temporales de la sentencia por parte del j
uez contencioso, se encuentra establecida, ya no en la Constitución sino en la LOC
SJ
en el artículo 131, que señala lo siguiente:
En su fallo definitivo la Corte declarará si procede o no la nulidad del acto impu
gnado y determinará los efectos de su decisión en el tiempo.
Igualmente, la Corte podrá de acuerdo con los términos de la respectiva solicitud, c
ondenar el pago de sumas de dinero y a la reparación de daños y
perjuicios originados en responsabilidad de la administración, así como disponer lo
necesario para el restablecimiento de las situaciones jurídicas
subjetivas lesionadas por la actividad administrativa.
Esta previsión está contenida dentro de las disposiciones comunes a los juicios de n
ulidad de actos tanto de efectos generales como de efectos particulares, sin
embargo, el artículo 131 de la misma ley, señala el mismo concepto en el artículo 119
contenido específicamente dentro del juicio de nulidad de actos de efectos
generales.
Sin embargo, no quisiéramos abarcar mucho tiempo analizando el tema de la fijación d
e los efectos temporales de la sentencia, debido a que ha sido práctica usual
tanto en el Tribunal Supremo, como en los tribunales de instancia la fijación en e
l tiempo de los efectos de la sentencia dependiendo de cada caso concreto, y con
la
finalidad de propender a la justicia. Por esta razón sólo señalaremos, a guisa de ejem
plo, algunos casos:
En un Voto Salvado del magistrado Carlos Escarrá Malavé de fecha 24 de octubre de 20
00, caso: Decsi Margot García Gutiérrez vs. Consejo de la Judicatura, se
hicieron las siguientes apreciaciones sobre el tema tratado, a saber:
En este sentido, quien suscribe el presente voto disidente, considera menester r
eiterar la pacífica doctrina según la cual, el primer efecto de la
declaratoria de inconstitucionalidad por parte del órgano jurisdiccional de acto a
dministrativo sujeto al control de los órganos de justicia, en los
términos del ordinal 1º, artículo 19 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativo
s, es el de la declaratoria de nulidad absoluta de dicho acto, y
por tanto, el mismo no puede crear ni producir ningún efecto, derecho u obligación,
ni convertirse, por tanto, en firme.
( )
La anterior afirmación, encuentra sustancia en el presente caso, por cuanto el act
o impugnado sobre el cual se pronunci ó la sentencia en referencia,
ciertamente motivó bien las razones que tuvo la administración para sancionar con de
stitución a la accionante del cargo que ejercía, pero como quiera
que los principios constitucionales en referencia declaran la imposibilidad de i
mponer penas perpetuas, quien disiente considera que aun cuando el juez
contencioso administrativo, en virtud de las reglas previstas en el artículo 131 d
e la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, puede fijar los
efectos de su decisión en el tiempo, no obstante quien disiente considera que el f
allo aludido debió anular el acto por vicio de inconstitucionalidad en su
parte dispositiva, pero como quiera que era procedente la sanción de destitución, la
sentencia debió ordenarle a la Comisión de Funcionamiento y
Reestructuración del Sistema Judicial, que emitiera un nuevo acto administrativo,
que se adaptare a la conclusión en cuestión, en el entendido de
imponérsele la sanción a la recurrente, con exclusión de cualquier mención que pudiera c
onnotar posibilidad alguna de retiro perpetuo del Poder
Judicial con la negación de un eventual ingreso.
De esta manera, con pleno y absoluto respeto a la decisión de la cual disiento, de
jo expuesto los alegatos por los cuales difiero de la mayor ía
sentenciadora.
Por otra parte debemos señalar el análisis que ha hecho la Sala Político Administrativ
a sobre la fijación de los efectos en el tiempo de las sentencias, así la Sala ha
hecho la siguiente apreciación a la hora de adaptar su aplicación en otros casos, así
en sentencia de fecha 2 de mayo de 2000, caso: Construcciones ARX, C.A, que
aun
cuando se analizó un acto del Poder Público con rango de ley, su aplicación debería ser
similar para el caso de actos administrativos generales de efectos normativos o
noesta
sentencia señaló lo siguiente:
si bien es cierto que en fecha 11 de noviembre de 1.999 (Caso: Policarpo Rodríguez
), se dictó una decisión de la Sala Político Administrativa, mediante
la cual se estableció que cuando una sentencia no fijare los efectos de las misma
en el tiempo, debía entenderse que producía sus efectos ex tunc, es
decir, hacia el pasado, pero es igualmente cierto, que al aludido fallo le falt ó
señalar, que tal aplicación hacia el pasado debe depender de la
ponderación que se haga de los intereses sobre los cuales repercuta dicha decisión.
( )
Además de no establecer el dispositivo de la sentencia los efectos de su decisión en
el tiempo, y menos aun, al no establecer efectos ex tunc, mal podría
darse este por sobreentendido, ya que el Poder del Juez debe ejercerse en los lími
tes que ley le haya facultado (art. 119 de la Ley Orgánica de la Corte
Suprema de Justicia), y de no hacerlo debe entenderse que la nulidad tan sólo prod
uce efectos hacia el futuro y así se declara.
( )
En atención a las disquisiciones anteriormente expuestas, resulta claro para esta
Sala, que darle efectos ex tunc al mencionado fallo que declar ó la
nulidad del Parágrafo Único del artículo 59 del Código Orgánico Tributario, produciría en l
práctica y en términos reales, un grave desequilibrio en la
Administración Tributaria que, inminentemente, traería como consecuencia una crisis
del sistema financiero nacional y, posiblemente, incidiría en
forma inmediata sobre la prestación de los servicios públicos primordiales, prestación
esta que, como ya se dijo, justifican la existencia del Estado. Por
tales motivos, esta Sala, actuando como garante de la legalidad de la actuación ad
ministrativa y como balanza entre esa actuación y la paz y orden de
la ciudadanía, en su labor de administrador de justicia, considera vital, a los fi
nes de evitar daños prácticos irreparables, darle efectos exclusivamente
ex nunc (hacia el futuro) al mencionado fallo publicado el 14 de diciembre de 1.
999, es decir, producirá sus efectos respecto de la actividad de la
Administración Tributaria desarrollada con posterioridad a tal fecha, únicamente. Así
se declara.
[22]
Al hablar de efectos de la sentencia, no debemos limitarnos solamente a la fijac
ión de estos efectos en el tiempo, sino también de otros efectos que puede
proporcionarle el juez a la misma, en este sentido debemos citar una sentencia d
e la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia N° 00886 de 25 de
junio de 2002, caso: MECAVENCA, en la cual el juez no sólo se limitó a declarar con
lugar la apelación y anular los actos impugnados, sino que además se sustituyó en
la ciudadanía, en su labor de administrador de justicia, considera vital, a los fi
nes de evitar daños prácticos irreparables, darle efectos exclusivamente
ex nunc (hacia el futuro) al mencionado fallo publicado el 14 de diciembre de 1.
999, es decir, producirá sus efectos respecto de la actividad de la
Administración Tributaria desarrollada con posterioridad a tal fecha, únicamente. Así
se declara.
[22]
Al hablar de efectos de la sentencia, no debemos limitarnos solamente a la fijac
ión de estos efectos en el tiempo, sino también de otros efectos que puede
proporcionarle el juez a la misma, en este sentido debemos citar una sentencia d
e la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia N° 00886 de 25 de
junio de 2002, caso: MECAVENCA, en la cual el juez no sólo se limitó a declarar con
lugar la apelación y anular los actos impugnados, sino que además se sustituyó en
la Administración fijando y graduando los montos de las multas, a saber:
considera esta Sala, haciendo uso de su facultad discrecional para la graduación d
e la pena, de conformidad con la norma prevista en el artículo 97 del
Código Orgánico Tributario de 1994, la procedencia de las circunstancias atenuantes
alegadas a favor de la contribuyente referentes a no haber tenido
la intención de causar el hecho imputado y a la ausencia de comisión de violación de n
ormas tributarias durante los tres años anteriores aquél en que se
cometió la infracción y, en consecuencia, fija la multa impuesta por disminución ilegíti
ma de ingresos tributarios en un sesenta por ciento del tributo
omitido. Así se declara.
Otro de los poderes del juez, en cuanto a los efectos de la sentencia es la posi
bilidad de condenar a la Administración al pago de sumas de dinero como indemnizac
ión
por los daños ocasionados en la responsabilidad administrativa. En este sentido, l
a jurisprudencia ha sido muy fructífera siendo condenada la Administración a prestar
una
indemnización por los daños ocasionados, entre las sentencias mas resaltantes podemo
s señalar: N° 02130 de 9 de octubre de 2001, caso: Hugo Betancourt; N° 01386
de 15 de junio de 2000, caso: ELEORIENTE; N° 15439 de 2 de mayo de 2000, caso: ELE
CENTRO; entre otras.
En cuanto a la figura del avocamiento la Sala Político Administrativa mediante dec
isión de fecha 20 de febrero de 2001, caso: Fondo de Inversiones de Venezuela
había establecido las nuevas pautas para regir esta especial figura. En dicha sent
encia la Sala precisó que su facultad para avocarse al conocimiento de aquellas ca
usas
cuya competencia le corresponde a otro órgano jurisdiccional está fundamentada en ra
zones de orden público e interés general que ameritan que el caso de que se trate
sea conocido por ésta.
Asimismo, señaló que además del interés colectivo, el avocamiento es procedente en aquel
los los casos en los que la inhabitual situación procesal haga necesaria la
intervención de la Sala a fin de garantizar a las partes el debido equilibrio de s
us pretensiones. Siguiendo lo anterior la Sala estableció las pautas que hacen pro
cedente la
solicitud de avocamiento como sigue:
Que
el Tribunal que esté conociendo del asunto objeto de la solicitud de avocamiento s
ea el competente para ello.
Que
el Tribunal que esté conociendo del asunto objeto de la solicitud de avocamiento n
o haya perdido su jurisdicción para seguir conociendo de la causa.
Que
el asunto tratado se encuentre dentro del orden natural de la competencia atribu
ida por el legislador a los Tribunales Contenciosos Administrativos
aunque no se trate de materia contencioso administrativa en sentido estricto.
Que
el avocamiento sea necesario por la presencia de elementos que afecten directame
nte el interés público.
Que
el juicio cuyo avocamiento sea solicitado rebase el interés directo de las partes
que dependen del resultado del juicio.
Sin embargo, esta situación ha sido modificada posteriormente debido a que la Sala
Constitucional en sentencia de 24 de abril de 2002 (caso SINTRACEMENTO)
declaró nula con efectos generales y pro futuro la norma contenida en el artículo 43
de la LOCSJ, en lo que respecta a que la competencia para el avocamiento reposa
exclusivamente en la Sala Político Administrativa de conformidad con el ordinal 29
del artículo 42 de esa misma ley, por ende esta competencia ya no es exclusiva de
dicha Sala sino que es de todas las salas según la conexión con la materia que se es
té discutiendo. Esta facultad de avocamiento respecto a jueces de instancia en mat
eria
contenciosa administrativa pero no exclusiva en esta área del derechoen
ciertos casos se constituía como una herramienta válida de control de criterios y de
aplicación
uniforme del derecho administrativo.
Esta potestad pareciera que nuestra jurisprudencia no la ha limitado a la sede c
ontenciosa administrativa sino también ha sido usada por la jurisdicción constitucio
nal,
pensamos que haciendo uso de de la remisión contenida en el artículo 48 de la LOASGC
. El caso especifico esta contenido en el fallo de fecha 19 de mayo de 2003 en e
l
que se conoció de un amparo constitucional contra la disposición contenida en el artíc
ulo 63 numeral 5 de la Ley del Impuesto al Valor Agregado que establece el cobro
del 8% por concepto de IVA a los servicios médicos privados. En dicho fallo la Sal
a ordena inaplicar la mencionada disposición y la sala en la última línea de la senten
cia
señala que se fijan los efectos de la decisión pro futuro.
Los avances en esta potestad que ahora no es privativa de la Sala Política Adminis
trativa son recogidos en el proyecto de Ley Orgánica del Tribunal Supremo de
Justicia; proyecto que por cierto mantiene vigente hasta tanto se dicten las Ley
es de las Jurisdicciones Constitucional, Contencioso Administrativa y Contencios
o
Electoral, la tramitación de los recursos y solicitudes que se intenten ante las S
alas Constitucional, Político Administrativa y Electoral, en conformidad con los
procedimientos previstos en el Título V, Capítulos I y II, Secciones Primera a Quint
a, y Capítulo III, de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, y demás
normativa especial, en cuanto sea aplicable, así como por las interpretaciones vin
culantes que a tal efecto dicte la Sala Constitucional, en ejercicio de la atrib
ución que le
confiere la Constitución de la República , y mas aun le da competencias a la Sala Pl
ena para dictar normas de procedimiento, en coherencia con las vigentes y aplica
bles,
siempre y cuando proceda a publicarlas en la Gaceta correspondiente, lo cual par
eciera estar reñido con el principio de reserva legal en materia de proceso.
Esta figura del avocamiento en definitiva es regulada de la siguiente manera:
Artículo 101. Avocamiento. El avocamiento es una institución mediante la cual las Sa
las del Tribunal Supremo de Justicia asumen el conocimiento de
juicios que se vienen tramitando en órganos judiciales de inferior jerarquía. Es de
naturaleza discrecional y procede, de oficio o a instancia de parte, en
aquellos casos en que en el curso de un proceso judicial se han violado derechos
fundamentales o se ha subvertido flagrantemente el orden procesal, y las
garantías o medios existentes judiciales resulten inoperantes para una adecuada pr
otección de los derechos e intereses de los afectados.
Artículo 102. Solicitud. Cuando se pretenda que una de las Salas reciba y tramite
el avocamiento, el interesado presentará una solicitud al Tribunal
Supremo de Justicia en la Sala afín con la naturaleza del juicio que motiva la sol
icitud, en la que debe expresar en manera clara y concisa los hechos que
justifican el avocamiento. Junto con la solicitud debe acompañar un medio de prueb
a que constituya presunción grave de haberse infringido el orden
jur ídico.
Artículo 103. Condiciones de Procedencia. La Sala requerida examinará las condicione
s concurrentes de procedencia del avocamiento, en cuanto a que el
asunto curse ante algún Tribunal de la República, independientemente de su jerarquía y
especialidad; que la materia ventilada sea de la competencia de la
Sala, sin importar la etapa o fase procesal en que éste se encuentre ; así como que
las irregularidades que se alegan hayan sido oportunamente reclamadas
sin éxito en la instancia a través de los recursos ordinarios.
Artículo 104. Solicitud del Expediente. La Sala requerida, al admitir la solicitud
de avocamiento, oficiará al Tribunal o Tribunales exigiendo el expediente
respectivo, y podrá ordenar la suspensión inmediata del curso de la causa y la prohi
bición de realizar cualquier clase de actuación. Serán nulos los autos y
las diligencias que se dicten en desacuerdo con el mandamiento de prohibición.
jur ídico.
Artículo 103. Condiciones de Procedencia. La Sala requerida examinará las condicione
s concurrentes de procedencia del avocamiento, en cuanto a que el
asunto curse ante algún Tribunal de la República, independientemente de su jerarquía y
especialidad; que la materia ventilada sea de la competencia de la
Sala, sin importar la etapa o fase procesal en que éste se encuentre ; así como que
las irregularidades que se alegan hayan sido oportunamente reclamadas
sin éxito en la instancia a través de los recursos ordinarios.
Artículo 104. Solicitud del Expediente. La Sala requerida, al admitir la solicitud
de avocamiento, oficiará al Tribunal o Tribunales exigiendo el expediente
respectivo, y podrá ordenar la suspensión inmediata del curso de la causa y la prohi
bición de realizar cualquier clase de actuación. Serán nulos los autos y
las diligencias que se dicten en desacuerdo con el mandamiento de prohibición.
Artículo 105. Sentencia. La sentencia sobre el avocamiento la dictará el Tribunal Su
premo de Justicia, en Sala Plena, a solicitud de la Sala que haya
iniciado el trámite correspondiente. En ella, podrá decretar la nulidad y subsiguien
te reposición del juicio al estado que estime pertinente, o decretar la
nulidad de alguno o algunos actos del proceso; u ordenar la remisión del expedient
e para la continuación del proceso en otro Tribunal competente por la
materia, así como adoptar cualquier medida legal que considere idónea para restablec
er el orden jurídico infringido.
F. Ejecución de la Sentencia.
La ejecución de la sentencia en el contencioso administrativo ha representado un t
ema complejo y acucioso, tanto para la doctrina como para la jurisprudencia, per
o
en todo caso su dificultad va a depender del tipo de sentencia de que se trate,
sea declarativa, constitutiva o de condena, dentro de estas últimas encontramos qu
e el juez
puede condenar a la Administración a dar, a entregar a hacer o deshacer o por el c
ontrario abstenerse de hacer algo.
En esta fase del proceso es donde el particular evidencia con más fuerza una conte
nción donde existe una gran desigualdad de su persona con respecto a su
contrincante,33 ya que en este punto nos encontramos con la barrera de dos princ
ipios que protegen a la Administración y en los cuáles a menudo se escuda para
desentenderse de las condenas que le son impuestas por los jueces. Tales princip
ios son el de Legalidad Presupuestaria, establecido en el artículo 314 constitucio
nal y el
de Inembargabilidad de los bienes públicos, previsto en el artículo 16 de la Ley de
Hacienda Pública y también en el artículo 73 del decreto con rango y fuerza de Ley
Orgánica de la Procuraduría General de la República.
Debe entenderse que la ejecución de las sentencias forma parte del debido proceso
al que todo ciudadano tiene derecho a obtener de parte de los organismos
judiciales, siendo además la ejecución de la sentencia elemento fundamental de la fu
nción jurisdiccional, función ésta que no puede entenderse como limitada a conocer
de determinada acción propuesta y decidirla conforme a derecho; sino que la misma
se hace extensiva hasta la consecución material del derecho declarado, es decir,
abarca necesariamente la ejecución de la sentencia. En efecto, para que la función e
jercida por los operarios de justicia cumpla en realidad con su finalidad, vale
decir,
para que pueda considerarse como una verdadera función, debe materializar lo dispu
esto por el ejercicio de la facultad decisoria de la que los jueces han sido inv
estidos
por la República; lo contrario sería concebir a la función jurisdiccional como un ejer
cicio vacío, abstracto y carente de sentido alguno. Por demás la inejecución de la
sentencia implicaría una violación al derecho constitucional al debido proceso, a la
luz de los avances jurisprudenciales comentados.
[23]
Además, el deber aquí comentado para los jueces, se encuentra de igual manera reflej
ado en textos legales como lo es el caso de los artículos 21 del Código de
Procedimiento Civil y el artículo 2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, los cuáles
establecen:
Artículo 21: Los Jueces cumplirán y harán cumplir las sentencias, autos y decretos dict
ados en el ejercicio de sus atribuciones legales,
haciendo uso de la fuerza pública, si fuere necesario
Artículo 2: La jurisdicción es inviolable. El ejercicio de la potestad jurisdicciona
l de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado, corresponde
exclusivamente a los tribunales y comprende a todas las personas y materias en e
l ámbito del territorio nacional, en la forma
dispuesta en la Constituci ón y las leyes. Las decisiones judiciales serán respetada
s y cumplidas en los t érminos que ellas
expresen. (negritas nuestras)
Haremos especial referencia a las sentencias condenatorias que disponen una obli
gación de dar una suma de dinero, es decir que constituyen una erogación pecuniaria
para la Administración Pública se presentan como de difícil ejecución, en virtud de los
privilegios y prerrogativas que la ley le reconoce a ésta, dentro de los que se
encuentra la inembargabilidad de los bienes de la República, los estados y los mun
icipios.
Asimismo, se plantea la dificultad en la ejecución de las sentencias que constituy
en una obligación de hacer por parte de la Administración, o la de abstención de
continuar en la ejecución de la acción dañosa.
En todo caso hemos observado que la tendencia de la legislación, contraviniendo la
mentablemente el principio constitucional de la tutela judicial efectiva (que in
cluye la
potestad de juzgar y ejecutar lo juzgado, artículo 253 constitucional), es la de m
antener los privilegios anteriormente señalados (vid. Decreto con rango y fuerza d
e Ley
Orgánica de la Procuraduría General de la República 2001).
Sin embargo, la extinta Corte Suprema de Justicia ha atenuado estas tendencias l
egales, específicamente en el ámbito señalado, esto es, la ejecución de las sentencias
condenatorias dictadas contra la República y otros entes públicos territoriales o no
, adaptando por vía de la analogía la aplicación del procedimiento especial de ejecución

de sentencias condenatorias dictadas contra el municipio previsto en el artículo 1


04 de la Ley Orgánica de Régimen Municipalen
adelante LORM.
En este sentido, debemos señalar una decisión de la Sala Político Administrativa de di
cha Corte de fecha 4 de marzo de 1999, caso: J.D. Colmenares, la cual ha
señalado que frente a las prerrogativas de ciertos entes estatales "no puede dejar
de ejercer su plena potestad jurisdiccional, garantizando la ejecución de sus fal
los"; como
Sin embargo, la extinta Corte Suprema de Justicia ha atenuado estas tendencias l
egales, específicamente en el ámbito señalado, esto es, la ejecución de las sentencias
condenatorias dictadas contra la República y otros entes públicos territoriales o no
, adaptando por vía de la analogía la aplicación del procedimiento especial de ejecución
de sentencias condenatorias dictadas contra el municipio previsto en el artículo 1
04 de la Ley Orgánica de Régimen Municipalen
adelante LORM.
En este sentido, debemos señalar una decisión de la Sala Político Administrativa de di
cha Corte de fecha 4 de marzo de 1999, caso: J.D. Colmenares, la cual ha
señalado que frente a las prerrogativas de ciertos entes estatales "no puede dejar
de ejercer su plena potestad jurisdiccional, garantizando la ejecución de sus fal
los"; como
mecanismo integrante de la tutela judicial efectiva
[24]
.
En el mismo fallo señalado, la extinta Corte Suprema de Justicia ha redefinido el
procedimiento adaptado del ámbito municipal (LORM) a la ejecución de las
sentencias condenatorias que hayan sido dictadas en contra de la República, en razón
del vacío existente en la legislación y con la finalidad de garantizar el derecho a
la
tutela judicial efectiva. A grandes rasgos el procedimiento establecido es el si
guiente:
- Se otorga un plazo, por lo general de 10 días hábiles, para que la Administración cu
mpla voluntariamente.
- En caso de incumplimiento se ordena la ejecución forzosa, permitiéndose aún a la Adm
inistración indicar la forma en que cumplirá el fallo.
- Se le concede una oportunidad a la parte actora para oponerse o aceptar la pro
puesta de cumplimiento formulada.
- En caso de ser rechazada se concederá nuevo plazo para modificar la propuesta or
iginal.
- Si la propuesta no es presentada dentro del lapso o si es rechaza por la actor
a otra vez, la Administración deberá incluir en la Ley de Presupuesto del
ejercicio fiscal siguiente el monto respectivo para el pago de la cantidad a la
que ha sido condenada.
- De no cumplir con tal orden se procederá a ejecutar el fallo forzosamente, aun e
n contra de los bienes del ente público.
- Si la orden de ejecución no fuere cumplida por la Administración o la partida de p
resupuesto correspondiente no fuere ejecutada, el Tribunal a instancia de
parte ejecutará la sentencia con base al procedimiento ordinario previsto en el CP
C, esto es, el embargo y posterior remate de los bienes de la
Administración salvo que se trate de bienes del dominio público.
Ahora bien, las tendencias de nuestro máximo tribunal ha sido la de ir promoviendo
la constitucionalización de la ejecución de las sentencias, vista como un mecanismo

para garantizar la ejecución de las decisiones judiciales y como parte integradora


del derecho a la tutela judicial efectiva.
En este mismo orden de ideas, distinguiendo a la ejecución de las sentencias como
un poderdeber
de la jurisdicción, la jurisprudencia de nuestro mas alto tribunal,
siguiendo el criterio de la doctrina española ha planteado una serie de principios
que deben informar el sistema de la ejecución de sentencias, los cuales de confor
midad
con la sentencia de la Sala Político Administrativa N° 01671 de fecha 18 de julio 20
00 con ponencia del magistrado Carlos Escarrá Malavé, caso: Felix Enrique Páez vs.
CANTV, son los siguientes:
- Principio de inmodificabilidad de la sentencia: según este principio la protección
judicial carecería de efectividad si se permitiera reabrir un proceso ya
resuelto por una sentencia firme, salvo aquéllos casos, en que, por razones justif
icadas, la condena es sustituida por su equivalente pecuniario u otro tipo
de prestación, siempre que tal sustitución se realice por los cauces legalmente esta
blecidos, de manera que no suponga una alteración del fallo contraria a
la seguridad jurídica.
- Principio de interpretación finalista del fallo: se encuentra referido a la nece
sidad de que el juez de la ejecución apure la posibilidad de realización
completa del fallo, infiriendo de él todas las consecuencias naturales en relación c
on la causa petendi, sin atenerse a la literalidad estricta de aquél.
- Principio de prohibición de ejecuciones fraudulentas o simuladas: consiste en ev
itar el cumplimiento aparente o indirecto de las sentencias, para garantizar
la efectividad de la tutela judicial y desechar con ello, la necesidad del afect
ado de tener que promover nuevas acciones o recursos para obtener la
satisfacción completa de sus derechos o intereses reconocidos por sentencia firme.
- Principio de la diligencia debida: conforme a este principio la administración e
stá obligada (en los juicios en que la misma sea parte) a no posponer la
ejecución de las sentencias más allá del tiempo necesario y a los jueces y Tribunales
a adoptar todas las medidas necesarias para asegurar la ejecución.
- Principio de ampliación de la legitimación: está referido a la posibilidad que tiene
n todos los titulares de derechos e intereses legítimos afectados por una
sentencia, de pedir la ejecución de la misma aún en el caso de que no hubieran podid
o ser partes en el proceso que la produjo.
Para la Sala, el derecho a la ejecución de las sentencias deviene fundamentalmente
de la consagración en el artículo 2 constitucional del Estado Venezolano como un
Estado de Derecho y de Justicia, así como del artículo 26 el cual consagra el derech
o a obtener una tutela judicial efectiva, en la cual se halla implícita la obligación
de
los jueces de ejecutar las sentencias, como consecuencia directa del derecho que
tienen los ciudadanos de acceder a la justicia y poner en movimiento el aparato
judicial
del Estado, en cualquier tipo de proceso.
Asimismo, el derecho a la ejecución de las sentencias encuentra su asidero constit
ucional en los principios de independencia y autonomía judicial, en el derecho a l
a
tutela judicial efectiva, en la obligación de los órganos del Poder Judicial de cono
cer las causas de su competencia y hacer ejecutar lo juzgado, en la consagración d
el
proceso como un instrumento para la realización de la justicia, principios estos c
onsagrados en los artículos 26, 253, 254 y 257 de la carta magna.
Ha reiterado la Sala que la potestad tanto de juzgar como de ejecutar las decisi
ones corresponde exclusivamente al Poder Judicial, lo cual también tiene justifica
ción
de rango legal; así la Ley Orgánica del Poder Judicial en su artículo 2 establece que e
l ejercicio de la potestad jurisdiccional de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado,
corresponde exclusivamente a los tribunales pudiendo hacer uso de cualquier medio
legal coercitivo, incluso hacer uso de la fuerza pública para cumplir este cometid
o.
proceso como un instrumento para la realización de la justicia, principios estos c
onsagrados en los artículos 26, 253, 254 y 257 de la carta magna.
Ha reiterado la Sala que la potestad tanto de juzgar como de ejecutar las decisi
ones corresponde exclusivamente al Poder Judicial, lo cual también tiene justifica
ción
de rango legal; así la Ley Orgánica del Poder Judicial en su artículo 2 establece que e
l ejercicio de la potestad jurisdiccional de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado,
corresponde exclusivamente a los tribunales pudiendo hacer uso de cualquier medio
legal coercitivo, incluso hacer uso de la fuerza pública para cumplir este cometid
o.
Así concluye la sentencia citada expresando que el Estado incurre en responsabilid
ad por la deficiencia en la Administración de Justicia, porque como señala, la
denegación de justicia consiste no sólo en la abstención por parte del juez en emitir
un pronunciamiento, sino también en el incumplimiento de ejecutar la decisión
judicial que acordó un derecho a la parte en el juicio a que diera lugar.
En este sentido se puede exigir la responsabilidad del Estado, en su manifestación
de poder judicial, partiendo de la noción de que la justicia es por demás un
servicio público cuya prestación está garantizada plenamente en la Constitución de la Re
pública, y como tal, debe cumplir con las características inherentes a su
funcionalidad, so pena de incurrir en falta grave por la anormalidad en su funci
onamiento.
Es por todo lo anterior que no nos queda más que concluir y asegurar que la ejecuc
ión de la sentencias constituye un derecho fundamental de todo ciudadano que
accede a los órganos de la administración de justicia en búsqueda de ésta, formando de i
gual manera, una de las manifestaciones del derecho constitucional a la tutela
judicial efectiva; consolidándose así, la verdadera finalidad última del proceso; la j
usticia material; ya que Un sistema de tutela judicial efectiva no es sólo un siste
ma
que permita abrir los procesos y en cuyo seno se produzcan sentencias ponderadas
y sabias. Estas sentencias tienen también que ser efectivas ellas mismas y,
por tanto deben necesariamente poder ejecutarse. El derecho a la tutela judicial
efectiva incluye necesariamente el derecho a la ejecución de las sentencias
contra la Administración.
[25]
Una vez que han quedado brevemente aclaradas las bases que tiene el derecho a la
ejecución de las decisiones judiciales en el ordenamiento jurídico venezolano, se
hace necesario hacer un recorrido por las tendencias que ha tenido nuestro máximo
tribunal en relación a la ejecución de las sentencias condenatorias que sean dictada
s
en contra de la República. A este respecto observamos que ha sido reiterada la uti
lización, en cuanto sea aplicable, del procedimiento de ejecución de sentencias
establecido en la LORM, siguiendo los lineamientos de la extinta Corte Suprema d
e Justicia. Sólo a manera de ejemplo podemos señalar dos sentencias de la Sala
Político Administrativa de fecha 15 de junio de 2000 ambas con ponencia del magist
rado Carlos Escarrá Malavé N°s 01384 y 01389, en las cuales se decretó la
ejecución de la sentencia de la siguiente manera: Se
ordenó notificar al Procurador General de la República para dar cumplimiento volunta
rio a la sentencia en un lapso
de diez (10) días hábiles contados a partir de su notificación, a los fines de que el
Ejecutivo Nacional determine los términos en que haya de cumplirse lo sentenciado.
En
caso de no cumplirse voluntariamente la sentencia, se procederá a la ejecución de la
misma aplicando por analogía lo dispuesto en el artículo 104 de la LORM,
respetando los principios de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuel
a y los privilegios del Fisco.
La Corte Primera de lo Contencioso Administrativo también ha analizado y propuesto
algunas soluciones respecto al problema de la ejecución de las sentencias en
contra de la Administración Pública, especialmente cuando se trata de condenas de da
r o de hacer, en este sentido en el caso Ornelio Ruz vs. Universidad Nacional
Experimental Rafael María Baralt , expediente N° 9719052
con ponencia del autor, hizo las siguientes consideraciones:
dada la carencia de una formula de ejecuci ón propia en lo Contencioso Administrat
ivo, los tribunales de esta especial sede han recurrido
sistemáticamente a las disposiciones del Código de Procedimiento Civil y al artículo 1
04 de la Ley Orgánica de Régimen Municipal para lograr ejecutar
lo fallado, ello en virtud de la aplicación supletoria que ordena el artículo 88 de
la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia.
Empero esta Corte evidencia que ninguna de las formula previstas en los artículos
528 al 531 del Código de Procedimiento Civil, recoge una formula
directamente aplicable para el caso en cuestión, por cuanto la que está prevista par
a las obligaciones de hacer en el área civil artículo
529,
prevé la
ejecución por sustitución, a costa del deudor y en caso de su imposibilidad prevé el p
ago por equivalente, con lo cual no se cumpliría el mandato de
"que se realice la reincorporación del accionante a su condición de Profesor Ordinar
io de esa Casa de Estudios".
A la misma conclusión hay que llegar con disposición del artículo 104 de la Ley Orgánica
de Régimen Municipal por cuanto no resuelve plenamente el
problema. ( )
Por ello estima esta Corte que no existe formula de ejecución prevista legalmente
que canalice casos como el presente, existiendo solamente el artículo
11 de la Ley Orgánica del Poder Judicial
Debido a las anteriores consideraciones la Corte estimó oportuno la aplicación analógic
ainstrumental
del encabezado del artículo 104 de la LORM, para la
primera etapa de la ejecución forzosa , y aplicó para la segunda etapa de ejecución la p
revisión en el artículo 11 de la Ley Orgánica del Poder Judicial así como las
medidas complementarias establecidas en el artículo 588 del CPC. El procedimiento
planteado quedó de la siguiente manera:
En
primer lugar se requerirá una proposición de ejecución por parte del ente administrati
vo.
El
administrado aprobará o rechazará la proposición realizada
Si
la proposición es rechazada el tribunal fijará otro plazo para que el ente administr
ativo presente una nueva proposición.
Si
ésta última es rechazada o no se presentare ninguna nueva propuesta el tribunal dete
rminará la forma y oportunidad de dar cumplimiento a lo ordenado
por la sentencia.
Para
ello podrá hacer uso de la fuerza pública si fuere necesaria, tal y como lo pauta el
artículo 11 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
Si
ésta última es rechazada o no se presentare ninguna nueva propuesta el tribunal dete
rminará la forma y oportunidad de dar cumplimiento a lo ordenado
por la sentencia.
Para
ello podrá hacer uso de la fuerza pública si fuere necesaria, tal y como lo pauta el
artículo 11 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
Sostuvo la Corte en este caso que cuando conjuntamente a la obligación de hacer se
haya condenado a una obligación de dar, la vía idónea para la ejecución del fallo
estaría representado por la ejecución contra la partida a la que se refiere artículo 42
de la Ley Orgánica de Régimen Presupuestario [hoy Ley Orgánica de
Administración Financiera para el del Sector Público]
[26]
La aplicación analógicainstrumental
referida por la Corte tiene su sustento en las previsiones constitucionales cont
enida en los artículos 2 el cual que prevé el modelo
de estado de derecho y de justicia que rige el actuar de todo órgano del poder públi
co e inclusive de los particulares, 26 que recoge entre otros el derecho al acce
so a los
órganos de justicia y a la tutela efectiva de los derechos que se reclaman, 253 el
cual recoge el deber que tiene todo juez de ejecutar lo fallado, lo cual consti
tuye un gran
avance respecto al modelo preconstitucional
de ejecución retenida por parte de la administración a una ejecución delegada en cabez
a del poder judicial y 257 que
recoge el principio de instrumentalidad del proceso para el logro de la justicia
, sin formalismos inútiles.
[27]
Así bien, concluye la sentencia citada, en cuanto a la forma para la ejecución de la
sentencia, de la siguiente forma:
Así pues se considera que la vía instrumentalmente idónea para el caso subiudice
es la expuesta anteriormente referente a la obligación de hacer, pero
conminando al Consejo de Dirección de la Universidad Nacional Experimental "Rafael
María Baralt" para que ejecute voluntariamente lo fallado
por esta Corte tal y como lo dispone el artículo 524 del Código de Procedimiento Civ
il, por cuanto esa oportunidad no se ha fijado, y así se declara.
Para ello, y visto que formalmente como
se dijono
se ha dado la oportunidad para que dicha universidad cumpla voluntariamente lo f
allado pese
a
que consta que le fue requerida información respecto a la ejecución,
con base en el artículo 524 y 234 del Código de Procedimiento Civil, se ordena
comisionar al Juez Superior Contencioso Administrativo de la Región Occidental par
a que aperciba del cumplimiento de lo sentenciado por esta Corte
a la mencionada universidad; en función de ello deberá el comisionado notificar al C
onsejo de Dirección de la Universidad Nacional Experimental
"Rafael María Baralt" para que cumpla voluntariamente lo ordenado por esta Corte e
n un lapso de tres (3) días hábiles siguientes a su notificación.
Ese Consejo deberá cumplir lo fallado por esta Corte en sentencia de fecha 26 de m
ayo de 1999; de haberlo hecho informará la forma como lo
cumplió; si manifestare la forma de cumplimiento, el comisionado remitirá las result
as de su gestión a esta Corte; en caso contrario, procederá ese
mismo tribunal a hacer cumplir lo fallado, tal y como se señaló utsupra;
verificando a todo evento la incorporación en nomina del ciudadano Onelio
Ruz Arrieta, así como su inclusión dentro de la plantilla de profesor ordinario de l
a Universidad Nacional Experimental "Rafael María Baralt, ante esa
misma autoridad o ante la autoridad competente dentro de esa universidad. Para c
umplir con lo anterior podrá hacer uso de la fuerza pública, si fuere
necesario.
En este mismo orden de ideas la misma Corte, pero esta vez en sentencia de la ma
gistrada Luisa Morales Lamuño, en el caso William Fernando Uribe Regalado vs.
UCV, expediente N° 0023579
señaló lo siguiente:
En consideración de lo anterior, esta Corte constatando que no se ha dado cumplimi
ento voluntario a la sentencia dictada en fecha 19 de diciembre de
2001, decreta la ejecución forzosa del fallo y pasa a determinar la forma como se
daría el cumplimiento a lo ordenado en la mencionada sentencia,
para lo cual observa:
La orden contenida en el dispositivo de la mencionada sentencia constituye lo qu
e se denomina en la teoría general de las obligaciones como
obligaciones de hacer, por lo que para darle cumplimiento a las mismas, debe rea
lizarse o ejecutarse la actividad o conducta de que se trate.
Este tipo de obligaciones tiene una fórmula propia de ejecución contemplada en los a
rtículos 528 y 529 del Código de Procedimiento Civil, ahora bien,
dada la particular naturaleza de la obligación a cumplirse en el caso de autos, ésta
no puede materializarse tal como lo prevé al artículo 529 antes
mencionado, es decir, por pago equivalente o ejecución por sustitución, por no trata
rse de acreencias.
De manera que, no encontrándose en las normas antes mencionadas una forma de ejecu
ción forzosa a tal tipo de obligaciones, esta Corte se remite a lo
previsto en el artículo 11 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, que establece:
Los tribunales para la ejecución de sus sentencias y todos los actos que decreten o
acuerden, pueden requerir de las demás autoridades el concurso de
la fuerza pública que de ella dependa, y, en general valerse de todos los medios l
egales coercitivos de que dispongan.
Dicha remisión encuentra su asidero en la propia Constitución de la República Bolivari
ana de Venezuela, la cual establece en su exposición de motivos
que con el propósito de velar por la garantía procesal efectiva de los derechos huma
nos y libertades públicas, controlar la legalidad de la actuación
administrativa y ofrecer a todas las personas la tutela judicial efectiva en el
ejercicio de sus derechos, se requiere de órganos que tengan la potestad
constitucional de ejecutar y aplicar imparcialmente las normas.
En este sentido, en lo concerniente al caso de marras, el artículo 257 de la Const
itución de la República Bolivariana de Venezuela, otorga a los Órganos
del Poder Judicial la potestad de ejecutar sus sentencias mediante los procedimi
entos que determinen las leyes, promoviendo de esa manera la efectiva
prestación de justicia y en definitiva la tutela judicial efectiva a la que alude
el artículo 26 eiusdem.
Así pues, a los fines de ejecutar forzosamente el mandamiento de amparo dictado en
el presente caso, esta Corte ordena comisionar al Juzgado
Ejecutor de Medidas del Área Metropolitana de Caracas que corresponda de acuerdo a
l sistema de distribución (Distribuidor), para que, contando con
la presencia del Ministerio Público se constituya en la sede de la Universidad Cen
tral de Venezuela, específicamente en la Dirección de la Escuela de
Medicina Luis Razetti, a los fines de que realice el levantamiento de un Acta do
nde se haga constar la publicación de la nota final del accionante en la
materia de Fisiopatología, a los efectos de que ejerza de considerarlo procedente
su derecho a la defensa.
Ahora bien, dada las normas del Código Procedimiento Civilen
adelante CPC son aplicables de forma supletoria a los recursos contencioso admin
istrativos de
conformidad con el artículo 88 de la ley que rige la materia, ha sido práctica tanto
del Tribunal Supremo como de los tribunales de instancia, aplicar las normas re
lativas a
la ejecución de la sentencia prevista en dicho código. En este sentido tenemos que l
a Sala en sentencia N° 01804 de fecha 03 de agosto de 2000 con ponencia del
magistrado Levis Ignacio Zerpa, caso: Galco, C.A. vs. Diques y Astilleros Nacion
ales C.A, (Dianca) señaló: (ver también sentencia N° 01404 de fecha 15 de junio de
2000, caso: Constructora Odra, C.A. vs. Hidroccidental)
Ahora bien, dada las normas del Código Procedimiento Civilen
adelante CPC son aplicables de forma supletoria a los recursos contencioso admin
istrativos de
conformidad con el artículo 88 de la ley que rige la materia, ha sido práctica tanto
del Tribunal Supremo como de los tribunales de instancia, aplicar las normas re
lativas a
la ejecución de la sentencia prevista en dicho código. En este sentido tenemos que l
a Sala en sentencia N° 01804 de fecha 03 de agosto de 2000 con ponencia del
magistrado Levis Ignacio Zerpa, caso: Galco, C.A. vs. Diques y Astilleros Nacion
ales C.A, (Dianca) señaló: (ver también sentencia N° 01404 de fecha 15 de junio de
2000, caso: Constructora Odra, C.A. vs. Hidroccidental)
1.En
primer lugar debe la Sala determinar si la sociedad mercantil demandada, DIQUES
Y ASTILLEROS NACIONALES COMPAÑÍA ANÓNIMA
(DIANCA), dada su condición de empresa del Estado goza de las prerrogativas y priv
ilegios que para el Fisco Nacional otorga la Ley Orgánica de Hacienda
Pública Nacional y al efecto, de la revisión exhaustiva de las actas que conforman e
l presente expediente no se encontró elemento alguno que sirviera de
convicción a la Sala sobre la existencia de tales privilegios. Así se declara.
2.De
conformidad con lo expuesto y visto que ha transcurrido íntegramente el plazo otor
gado para el cumplimiento voluntario del fallo, pasa la Sala a decretar la
ejecución forzosa de la sentencia dictada en fecha 02 de diciembre de 1999, de con
formidad con lo establecido en los artículos 526 y 527 del Código de
Procedimiento Civil, los cuales son del tenor siguiente:
Artículo 526: Transcurrido el lapso establecido en el Artículo 524, sin que se hubie
se cumplido voluntariamente la sentencia, se procederá a
la ejecución forzada.
Artículo 527: Si la condena hubiere recaído sobre cantidad líquida de dinero, el Juez
mandará embargar bienes propiedad del deudor que no
excedan del doble de la cantidad y costas por las cuales se siga ejecución. No est
ando líquida la deuda, el Juez dispondrá lo conveniente para
que se practique la liquidación con arreglo a lo establecido en el Artículo 249. Ver
ificada la liquidación, se procederá al embargo de que se
trata en este artículo.
El Tribunal podrá comisionar para los actos de ejecución, librando al efecto un mand
amiento de ejecución en términos generales a cualquier
Juez competente de cualquier lugar donde se encuentren bienes del deudor.
El mandamiento de ejecución ordenará:
1º) Que se embarguen bienes pertenecientes al deudor en cantidad que no exceda del
doble de la cantidad y costas por las cuales se siga la
ejecución.
2º) Que se depositen los bienes embargados siguiendo lo dispuesto en los artículos 5
39 y siguientes de este Código.
3º) Que a falta de otros bienes del deudor, se embargue cualquier sueldo, salario
o remuneración de que disfrute, siguiendo la escala
indicada en el Artículo 598.
En consecuencia, se decretó medida de embargo ejecutivo sobre bienes propiedad de
la demandada que no excedan del doble de la cantidad por la cual
se sigue la presente ejecución, fijada por la sentencia de fecha 02 de diciembre d
e 1999 en la cantidad de nueve millones quinientos cuarenta y tres mil
treinta y cinco bolívares con tres céntimos (Bs. 9.543.035,03); la cual como resulta
do de la corrección monetaria practicada de conformidad con lo
ordenado en el referido fallo, se estimó finalmente en la cantidad de SETENTA Y OC
HO MILLONES SEISCIENTOS DIECISIETE MIL
CUATROCIENTOS CINCUENTA Y UN BOLÍVARES CON OCHENTA Y NUEVE CÉNTIMOS (BS. 78.617.451,
89). Así se declara.
Por otra parte, cuando la sentencia contiene obligaciones de entregar algo por p
arte de la Administración, también el Tribunal Supremo de Justicia, ha buscado ofrec
er
una solución al momento de ejecutar su sentencia, así en sentencia de fecha 30 de ma
rzo de 2000 con ponencia del magistrado Levis Ignacio Zerpa, caso: Jesús Sabino
señaló:
Ahora bien, visto que a pesar de la orden impartida en la sentencia del 15 de ju
lio de 1999, no se verificaron resultados satisfactorios para el
interesado, estima la Sala conveniente fijar de acuerdo a la norma antes señalada,
así como a reiterado criterio en la materia (véase, entre otras,
sentencia del 9 de mayo de 1991) , un nuevo lapso de 10 días de despacho, contados
a partir de que conste en autos la notificación del Presidente del
Concejo Municipal del Municipio Bolívar del Estado Anzoátegui, a fin de que la autor
idad municipal competente proceda a dar cabal cumplimiento a lo
pautado en la sentencia cuya ejecución se solicita. De lo contrario, será este Alto
Tribunal quien disponga la forma y oportunidad de llevar a cabo el
mandamiento contenido en dicho fallo.
Así lo declara esta Sala PolíticoAdministrativa
del Tribunal Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre de la República
y por autoridad de
la Ley.
Para concluir no podemos dejar de hacer una breve reseña respecto al procedimiento
para la ejecución de las sentencias previsto en el Derecho con rango y fuerza de
Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República de 2001. En primer lugar se de
be señalar que cuando la República es condenada deberá ser notificado el
Procurador General de la República el cual contará con un lapso de 60 días para inform
arle al juez encargado de la ejecución, la forma y la oportunidad para su
ejecución. Luego de la notificación el procedimiento, en resumen, será el siguiente:
- La Procuraduría le participará al órgano respectivo lo ordenado en la sentencia, den
tro de los 10 días siguientes.
- Posteriormente el órgano condenado deberá informar a la Procuraduría sobre la forma
y oportunidad de ejecución de la decisión, dentro de los 30 días
siguientes de recibido el oficio de la Procuraduría.
- Deberá notificarse a la parte interesada quien podrá aprobar o rechazar la proposi
ción del organismo público.
- En caso de ser rechazada la propuesta, el Tribunal debe fijar otro plazo para
presentar una nueva propuesta.
- En caso de que la segunda propuesta tampoco sea aprobada por la parte interesa
da, o si por el contrario el organismo respectivo no presentare propuesta
alguna, el Tribunal debe determinar la forma y oportunidad de dar cumplimiento a
lo ordenado por la sentencia, según los procedimientos siguientes:
1. Si se trata de cantidades de dinero, el Tribunal, a petición de la parte intere
sada, debe ordenar que se incluya el monto a pagar en la partida respectiva de
los próximos dos ejercicios presupuestarios. En este caso deberá enviar al Procurado
r copia certificada de la decisión, la cual debe ser remitida al
organismo correspondiente. El monto que se ordene pagar debe ser cargado a una p
artida presupuestaria no imputable a programas.
2. Si se trata de entrega de bienes, el Tribunal debe poner en posesión de los mis
mos a quien corresponda. Si tales bienes estuvieren afectados al uso público,
a actividades de utilidad pública o a un servicio p úblico prestado en forma directa
por la República, el Tribunal debe acordar la fijación del precio
mediante avalúo realizado por peritos.
G. Admisión del Recurso y Continuación oficiosa de la causa
Otro de los poderes especiales que posee el juez contencioso administrativo, que
lo separa tajantemente del juez civil, el cual es la posibilidad de analizar lo
s requisitos
de admisibilidad del recurso o acción en cualquier estado y grado de la causa.
Al respecto la Sala Político Administrativa en sentencia N° 02134 de fecha 09 de oct
ubre de 2001 con ponencia del magistrado Hadel Mostafá Paolini, caso:
Otro de los poderes especiales que posee el juez contencioso administrativo, que
lo separa tajantemente del juez civil, el cual es la posibilidad de analizar lo
s requisitos
de admisibilidad del recurso o acción en cualquier estado y grado de la causa.
Al respecto la Sala Político Administrativa en sentencia N° 02134 de fecha 09 de oct
ubre de 2001 con ponencia del magistrado Hadel Mostafá Paolini, caso:
Estación de Servicio La Güiria y otra, ha ratificando la jurisprudencia que de forma
reiterada ha sostenido el Tribunal Supremo que la revisión de las causales de
admisibilidad, ( ), procede en cualquier estado y grado de la causa por ser dichas
causales de orden público. A tal efecto, puede el Juez revisar si una acción es
admisible en cualquier momento, aun culminada la sustanciación de la causa en el m
omento de dictar sentencia definitiva. Apunta la aludida sentencia que las causal
es de
admisibilidad del recurso de nulidad pueden ser consideradas en cualquier estado
y grado del proceso, en el caso de marras, incluso en la segunda instancia, razón p
or
la cual dicha revisión no precluye en ningún momento . En el caso en cuestión, concluyó la
Sala que:
Con base en lo antes señalado y en vista de que no consta en autos, que la represe
ntación que se atribuye el apoderado actor, haya sido otorgada en el
primero de los casos por la empresa Estación de Servicio La Guiria, C.A. y debido
a que el poder conferido por la sociedad mercantil Lubricantes
Guiria, S.R.L. fue presentado en copia simple, esta Sala estima necesario repone
r la causa al estado de que el a quo admita nuevamente la acci ón,
revisando las causales de inadmisibilidad previstas en la Ley Orgánica de la Corte
Suprema de Justicia, las cuales como se señaló supra, resultan
revisables en cualquier estado y grado del proceso por ser las mismas de orden púb
lico. Así se decide.
Siguiendo las mismas consideraciones anteriores, respecto a la revisión de los req
uisitos de admisibilidad de la acción en cualquier momento, específicamente en
cuanto al agotamiento previo de la vía administrativa, encontramos sentencia N° 861
de fecha 13 de abril de 2000, caso: FENSIPUIEV donde la Sala Político
Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, señaló siguiente:
1.Del
análisis efectuado a los escritos presentados por las partes, debe esta Sala pronu
nciarse de forma preliminar sobre los puntos controvertidos
referentes al agotamiento o no de la vía administrativa y de la inepta acumulación,
aspectos éstos denunciados por los apoderados de la empresa
CADAFE, a cuyo efecto, niegan la verificación del silencio administrativo advertid
o por los recurrentes para el caso de marras; revisión ésta
susceptible de efectuarse en cualquier estado de la causa, no sólo por la aludida
denuncia formulada, sino también, por el imperativo que impone el que
los requisitos de admisibilidad de los recursos sean de orden público.
En este mismo sentido, en cuanto al agotamiento previo de la vía administrativa a
través del antejuicio administrativo, ha realizado la Sala similares consideracion
es
respecto al análisis de dicho requisito en cualquier oportunidad, así en sentencia N°
01735 de fecha 27 de julio de 2000 con ponencia del magistrado Carlos Escarrá
Malavé
[28]
, caso: Juan Eduardo Adellán, precisó:
Los ejemplos anteriores exigen al Juez la revisión minuciosa de los documentos sin
los cuales la demanda sería inadmisible. Se trata de órdenes cuya
inobservancia deben necesariamente acarrear la revocatoria del auto de admisi ón p
or parte de la Sala, y la consecuente declaratoria de
inadmisibilidad de la demanda, cuestión que puede efectuarse en cualquier estado y
grado del proceso, por cuanto los requisitos de inadmisibilidad son
de eminente orden público.
Así, es sencillo concluir que si una demanda es admitida contrariamente a lo dispu
esto en expresas normas que exigen el acompa ñamiento de ciertos
instrumentos (como es el caso de la demostración del antejuicio administrativo pre
vio), no queda otra alternativa que la de solicitar la apelación del
auto de admisión de la demanda y, por ende, la revocatoria del mismo, en caso de q
ue se verifique la existencia de una causal de inadmisibilidad de la
demanda o de la solicitud interpuesta.
En este orden de ideas, la Sala no puede pasar por alto el carácter de orden público
de las normas que regulan el procedimiento cuando la República es
la parte demandada. Evidentemente el artículo 30 y siguientes de la Ley Orgánica de
la Procuraduría General de la República que prevén el antejuicio
administrativo previo cuando la República es demandada, así como el ordinal 5° del artíc
ulo 84 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia,
que establece el específico requisito de admisibilidad de la demanda, tienen un ir
restricto carácter de orden público, como ya resultó señalado
anteriormente.
Se concretiza aún más ese carácter, cuando se analiza el contenido del artículo 36 de la
Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República, que
expresa: "Los funcionarios judiciales no darán curso a ninguna acción que se intente
contra la República, sin que se acredite el cumplimiento de
las formalidades del procedimiento previo a que se refieren los artículos anterior
es, o el contemplado en la Ley Orgánica de la Hacienda Pública
Nacional, según el caso."
Como se evidencia de este texto, el órgano jurisdiccional se encuentra procesalmen
te imposibilitado para dar curso a cualquier demanda que se intente
contra la República, sin que el actor o interesado hubiere intentado previamente e
l antejuicio administrativo previo.
Por tales razones considera esta Sala, y de ahí que se abandone el criterio sosten
ido por la Sala PolíticoAdministrativa
de la extinta Corte Suprema de
Justicia, que cuando el Juzgado de Sustanciación de la Sala admite una demanda sin
haberse demostrado el cumplimiento del antejuicio administrativo
previo, lo procedente no es la oposición de la cuestión previa de prohibición de admit
ir la acción propuesta (ordinal 11° del artículo 346 del Código de
Procedimiento Civil), sino la apelación del auto de admisión dictado por el Juzgado
de Sustanciación, a fin de que la Sala se pronuncie en
relación a los requisitos de inadmisibilidad sobre los cuales la parte afectada po
r el auto de admisión, consideró que no fueron debidamente analizados
al momento de producirse la admisión de la demanda o la solicitud.
Si la representación de la República demandada no ejerciere ese derecho de apelar co
ntra el auto de admisión emanado del Juzgado de Sustanciación,
la propia Sala quedará autorizada de
oficiopara
pronunciarse en relación al auto proferido por dicho Juzgado y, consecuentemente,
también quedará
autorizada para revocar el referido auto de admisión y declarar inadmisible esa de
manda en razón del carácter de orden público del procedimiento
administrativo previo que prevé la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la Repúbli
ca, tal y como lo presupone el artículo 212 del Código de
Procedimiento Civil. Así se declara.
Es así que, finalmente, esta Sala considera con base a los razonamientos señalados,
que el auto de admisión dictado por el Juzgado de Sustanciación de
la Sala en fecha 26 de febrero de 1998 el
cual admitió la demanda interpuesta por el ciudadano JUAN EDUARDO ADELLÁN ,
debe ser revocado
por este órgano jurisdiccional y, en consecuencia, debe declarar inadmisible la de
manda interpuesta contra la REPÚBLICA DE VENEZUELA. Así se
decide.
Consideramos pertinente hacer algunas consideraciones en relación al agotamiento d
e la vía administrativa (en cualquiera de sus manifestaciones) como requisito de
admisibilidad de los recursos contencioso administrativos, porque como es conoci
do con la entrada en vigencia de la Carta Magna en diciembre de 1999, y la
preponderancia que ésta le ha dado a la protección del derecho a la tutela judicial
efectiva (arts. 27 y 257) dentro del Estado de Derecho y de Justicia en que se h
a
constituido Venezuela, la tendencia ha sido hacia su definitiva eliminación. En es
te sentido la Exposición de Motivos de la Constitución señala que con el objeto de
garantizar la efectiva tutela judicial de los administrados y garantizar su dere
cho de libre acceso a la justicia, la ley orgánica deberá eliminar la carga que tienen
los
administrados de agotar la vía administrativa antes de interponer el recurso conte
ncioso administrativo de nulidad, lo cual debe quedar como una opción a elección del
interesado, pero no como un requisito de cumplimiento obligatorio.
Siguiendo estas consideraciones la nueva Ley Orgánica Administración Pública señala que
el agotamiento de la vía administrativa es optativo para el recurrente
(artículo 7 ordinal 9), sin embargo deja en suspenso esta normativa hasta tanto se
dicte la ley de la Jurisdicci ón Administrativa (Disposición Transitoria Séptima),
estableciendo un plazo de un año para que la Asamblea Nacional dicte dicha normati
va, plazo que obviamente se encuentra vencido.
preponderancia que ésta le ha dado a la protección del derecho a la tutela judicial
efectiva (arts. 27 y 257) dentro del Estado de Derecho y de Justicia en que se h
a
constituido Venezuela, la tendencia ha sido hacia su definitiva eliminación. En es
te sentido la Exposición de Motivos de la Constitución señala que con el objeto de
garantizar la efectiva tutela judicial de los administrados y garantizar su dere
cho de libre acceso a la justicia, la ley orgánica deberá eliminar la carga que tienen
los
administrados de agotar la vía administrativa antes de interponer el recurso conte
ncioso administrativo de nulidad, lo cual debe quedar como una opción a elección del
interesado, pero no como un requisito de cumplimiento obligatorio.
Siguiendo estas consideraciones la nueva Ley Orgánica Administración Pública señala que
el agotamiento de la vía administrativa es optativo para el recurrente
(artículo 7 ordinal 9), sin embargo deja en suspenso esta normativa hasta tanto se
dicte la ley de la Jurisdicci ón Administrativa (Disposición Transitoria Séptima),
estableciendo un plazo de un año para que la Asamblea Nacional dicte dicha normati
va, plazo que obviamente se encuentra vencido.
Asimismo, la jurisprudencia también ha realizado un enorme esfuerzo con la finalid
ad de eliminar dicho requisito de admisibilidad para promover el libre acceso de
la justicia. En este sentido, la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo
en sentencia de 24 de mayo de 2000 dictada en el caso Raúl Rodríguez Ruíz,
expediente N° 9922392
estableció lo siguiente:
La consecuencia inmediata de las anteriores consideraciones está en la aplicación in
mediata y no programática de las disposiciones constitucionales
que permiten el libre y universal derecho de accionar como integrante del derech
o a una tutela judicial efectiva, sin m ás limitaciones que las que
establezca la propia Constitución, con lo cual esta Corte Primera de lo Contencios
o Administrativo en inmediata aplicación de este principio aún para
los casos que se encuentren en curso establece que no es necesario el agotamient
o de la vía administrativa, o la reclamación administrativa previa
previstas en los artículos 84, ordinal 5° y 124, ordinal 2° de la Ley Orgánica de la Cor
te Suprema de Justicia, 15 de la Ley de Carrera Administrativa, y
93 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, 32 de la Ley Orgánica de Tr
ibunales y Procedimientos del Trabajo, y 36 de la Ley de la
Procuraduría General de la República, dejando a salvo las potestades de autotutela a
dministrativa que corresponde a los órganos de la Administración
Pública en todos sus niveles, y como una opción por parte de los justiciables y admi
nistrados de agotar o no esa fase, sin que en ningún momento pueda
ser causal de inadmisibilidad de la acción, demanda o pretensión. Todo esto en prefe
rente aplicación inmediata de los artículos 2 (Preeminencia de
derechos fundamentales), 7 (primacía de la Constitución), 19 (obligación de garantizar
el goce y ejercicio de los derechos), 26 (derecho de accionar y
tutela judicial efectiva), 257 (prevalencia de la justicia sobre las formalidade
s no esenciales del proceso).
( )
Esta necesidad de garantizar una efectiva y expedita justicia es lo que, en definiti
va, mueve a esta Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo a eliminar el car ácter obligacional del agotamiento previo de la v
ía administrativa y la reclamación previa a las demandas
patrimoniales contra el Estado a que aluden las disposiciones legales se ñaladas u
t supra y en su lugar aplicar de manera preferente las normas
constitucionales también invocadas, y así se declara.
A este mismo respecto, la Sala Político Administrativa en sentencia Nº 489 de 27 de
marzo de 2001 cambió el criterio que de alguna manera había sido sostenido por
la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, en cuanto al carácter optativo
que debía tener el agotamiento de la vía administrativa como requisito de admisibili
dad
de los recursos en contra de la Administración, en este sentido concluyó la Sala:
En ese sentido debe afirmarse que los recursos en sede administrativa no fueron
concebidos por el legislador para imponer una carga al administrado,
sino más bien, como un medio garantizador de la esfera jurídica de los particulares.
De tal manera que, aun cuando en la pr áctica el ejercicio obligatorio de tales re
cursos, se ha considerado como una carga al administrado, debe
señalar esta Sala, que tal concepción ha sido constreñida por la conducta irresponsabl
e de funcionarios que, en sus quehaceres, lejos de enfrentar
objetiva, imparcial y eficazmente el propósito del recurso, han desvirtuado la ver
dadera naturaleza del agotamiento de la vía administrativa.
En este orden de ideas, el administrado, al tener acceso a los recursos administ
rativos, puede resolver la controversia planteada en la misma v ía
administrativa, es decir, se busca con el ejercicio de estos recursos una pronta
conciliación, si ello es posible, entre el afectado por el acto y la
administración. En este sentido resulta oportuno puntualizar que el uso de la v ía a
dministrativa no corresponde al cumplimiento de ninguna
formalidad, sino como una necesidad que la propia din ámica administrativa impone
en beneficio del administrado para ventilar la soluci ón del
conflicto antes de acudir a la vía jurisdiccional.
( )
Por todos los razonamientos expuestos, considera esta Sala que el agotamiento de
la vía administrativa exigido en el artículo 124 ordinal 2º de la Ley
Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, no vulnera en modo alguno el precepto co
nstitucional establecido en el artículo 26 de la Carta fundamental.
Así se declara.
De otra parte la Sala Política Administrativa en fallo de fecha 31 de enero de 200
2 acortando de alguna forma el lapso de espera del administrado, y en franca
oposición al espíritu de la sentencia supra transcrita, señaló que los 90 días que tiene e
l ministro para decidir el Recurso Jerárquico es de 90 días continuos, contrariando
también de forma expresa decisión de la misma Sala de fecha (publicada la anterior s
entencia en fecha 09052000
bajo el número de sentencia 01028) donde se
señalaba que el lapso debía contarse por días hábiles.
La primera sentencia citada señala:
Efectivamente, como señala el Juzgado de Sustanciación de esta Sala, el artículo 134 d
e la Ley Orgánica que rige a este Máximo Tribunal de la
República, dispone que "...Las acciones o recursos que se intenten contra los acto
s particulares de la Administración, caducarán en el término de seis
meses contados a partir de su publicaci ón en el respectivo órgano oficial o de su n
otificaci ón al interesado, si fuera procedente y aquella no se
efectuare...".
Igualmente la referida norma establece que "...El interesado podrá intentar el rec
urso previsto en el artículo 121 de esta Ley, dentro del término de
seis meses establecidos en esta disposición, contra el acto recurrido en v ía admini
strativa, cuando la Administración no haya decidido el
correspondiente recurso administrativo en el término de noventa días consecutivos a
contar de la fecha de interposición del mismo". (Resaltado de
esta Sala).
Ahora bien, de las actas que conforman el presente expediente se observa, que el
recurrente en vista de la falta de respuesta de la Administración al
recurso jerárquico por ella interpuesto en fecha 18 de abril de 2000, acudió a este Ór
gano Jurisdiccional por haber operado la ficción legal del silencio
administrativo negativo, lo que habilita al administrado para interponer el corr
espondiente recurso contencioso de nulidad.
Una vez establecido lo anterior, debe esta Sala determinar el momento en el cual
se configuró el silencio administrativo de la Administración, para
luego computar el lapso de seis meses de que disponía el recurrente para intentar
el recurso contencioso administrativo de anulación y así comprobar la
tempestividad o no del mismo.
Para ello debemos acudir a lo dispuesto en los artículos 91 y 93 de la Ley Orgánica
de Procedimientos Administrativos, para determinar el lapso de que
disponía el Máximo Jerarca del Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales p
ara decidir el recurso jerárquico impropio interpuesto por la
recurrente.
Así tenemos que el artículo 91 de la referida Ley señala que el recurso jerárquico deberá
ser decidido por el Ministro en los noventa (90) días siguientes
a su presentación y el artículo 93 eiusdem señala que la vía contencioso administrativa
quedará abierta cuando interpuestos los recursos que ponen fin
a la vía administrativa, éstos hayan sido decididos en sentido distinto al solicitad
o, o no se haya producido decisión en los plazos establecidos en las
leyes correspondientes.
Esta Sala considera, que el lapso de noventa (90) días, establecido para que el Mi
nistro decida el recurso jerárquico debe ser computado por días
consecutivos, conforme a lo dispuesto por el artículo 134 de la Ley Orgánica de la C
orte Suprema de Justicia, por cuanto es dicha norma la que
habilita al administrado para acudir al la jurisdicción contenciosa administrativa
, y siendo que la ficción legal del silencio administrativo se construye
como una garantía a favor de éste, no puede quien decide señalar que el lapso establec
ido debe ser computado por días hábiles como pretende la
recurrente,
en virtud de que haría mucho más extensivo el lapso de que dispondrían los administrad
os para acudir al contencioso administrativo,
obstruyendo de esta manera la garantía señalada ut supra. Esta Sala en anteriores op
ortunidades se ha pronunciado en el sentido de que los 90 días
deben ser computados en días consecutivos, tal como lo señalan las decisiones de fec
has 13 de abril de 2000 (Caso: Rafael José Parra contra el
leyes correspondientes.
Esta Sala considera, que el lapso de noventa (90) días, establecido para que el Mi
nistro decida el recurso jerárquico debe ser computado por días
consecutivos, conforme a lo dispuesto por el artículo 134 de la Ley Orgánica de la C
orte Suprema de Justicia, por cuanto es dicha norma la que
habilita al administrado para acudir al la jurisdicción contenciosa administrativa
, y siendo que la ficción legal del silencio administrativo se construye
como una garantía a favor de éste, no puede quien decide señalar que el lapso establec
ido debe ser computado por días hábiles como pretende la
recurrente,
en virtud de que haría mucho más extensivo el lapso de que dispondrían los administrad
os para acudir al contencioso administrativo,
obstruyendo de esta manera la garantía señalada ut supra. Esta Sala en anteriores op
ortunidades se ha pronunciado en el sentido de que los 90 días
deben ser computados en días consecutivos, tal como lo señalan las decisiones de fec
has 13 de abril de 2000 (Caso: Rafael José Parra contra el
Ministerio de Justicia) y 4 de octubre de 2001 sentencia Nº 02128. Así se decide.
Ahora bien, presentado el recurso jerárquico el 18 de abril de 2000, los noventa (
90) días consecutivos que tenía el Ministro para decidir, computados
conforme lo establece el artículo 134 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Just
icia, se cumplieron el 18 de julio de 2000 ( y no el 17/7/2000 como
lo estableció el Juzgado de Sustanciación), por lo cual a partir del día siguiente a e
sa fecha, se produjo el silencio administrativo denegatorio, quedando
abierta para el recurrente la vía contenciosa y, en consecuencia, el lapso de cadu
cidad de seis (6) meses que consagra la Ley Orgánica de la Corte
Suprema de Justicia para intentar el recurso contencioso administrativo de anula
ción.
Resulta concluyente entonces, que el lapso para interponer el recurso ante esta
Sala feneció el día 18 de enero de 2001, fecha en la cual se cumplieron
los seis meses continuos, contados a partir del 18 de julio de 2000, fecha en la
cual se cumplió el lapso de 90 días consecutivos en que el Ministro debió
resolver el recurso jerárquico, y siendo que el presente recurso se interpuso el 2
2 de febrero de 2001, es decir extemporáneamente, debe forzosamente
esta Sala confirmar el auto dictado por el Juzgado de Sustanciación de fecha 19 de
junio de 2001, que declaró inadmisible, a tenor del ordinal 2° del
artículo 84 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, en concordancia con
el ordinal 4° del artículo 124 eiusdem, el presente recurso de
nulidad, por cuanto resulta evidente de autos la caducidad de la acción intentada.
Así se decide.
De todo ello se puede colegir que la respuesta definitiva respecto al agotamient
o de la vía administrativa y al cómputo de lapso debe tener una solución legal y no
jurisprudencial.
Después de las consideraciones anteriores, también nos parece necesario destacar, la
posibilidad dada expresamente por la ley al juez contencioso administrativo
para que, no importando que determinada causa se encuentre perimida o que haya o
perado un desistimiento de parte en la apelación, pueda seguir conociendo de la
causa por el hecho de existir en ella una violación de normas de orden público. Pero
es que siempre, por lo menos en el contencioso de nulidad esta involucrado el o
rden
de la legalidad, lo cual nos llevaría a concluir que tanto la perención como el desi
stimiento no surtirían efectos, ya que el juzgador contencioso administrativo esta
siempre
llamado a controlar la legalidad. Incluso, por ser éste el motivo en donde se fund
a la ley para que dicho funcionario tenga ésta excepcional capacidad, creemos que
no
importaría que el desistimiento al cual se refiere la norma aquí comentada artículo
87 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justiciase
plante en cualquier
momento y no únicamente en la apelación, puesto que el control de la legalidad que a
merita el caso es el mismo que se presenta tanto en la instancia y como cuando s
e
plantea la apelación.
CAPÍTULO II
LOS NUEVOS PODERES. (ANÁLISIS DE DOS ANTEPROYECTOS DE LEY DE LA JURISDICCIÓN CONTENC
IOSO ADMINISTRATIVA Y DE
LA LEY N° 29/1998 ESPAÑOLA)
Plantearemos en este capítulo de forma breve y sólo a manera informativa un pequeño anál
isis de los poderes del juez previstos en dos anteproyectos de Ley de la
Jurisdicción Contencioso Administrativa, a los fines de examinar cuales de estos p
oderes se han restringido y cuales otros han sido mantenidos o ampliados.
A) Anteproyecto de la Asamblea Nacional.
[29]
En el artículo 4 no sólo se limita la actuación oficiosa del juez para iniciar los pro
cedimientos, a los casos en que les esté permitido por la ley, sino que ahora podrá
hacerlo en aquellos casos en que se encuentre involucrado el orden público. El artíc
ulo señalado establece lo siguiente:
Los órganos jurisdiccionales conocerán de los asuntos de su competencia a instancia
de parte, pero podrá proceder de oficio, cuando la ley lo autorice para
ello o cuando se encuentre involucrado el orden público.
En este punto debemos recordar que de conformidad con el artículo 194 de la Ley Or
gánica de la Corte Suprema de Justicia, dicho Tribunal puede de forma oficiosa
iniciar un procedimiento, en los casos que se trate de la interpretación en casos
concretos en cuanto a la inteligencia, alcance y aplicación de la misma ley. En es
te
Anteproyecto esta amplia facultad ha sido suprimida.
En cuanto al contenido de la decisión, el juez tiene los mas amplios poderes, y en
este sentido observamos el contenido del artículo 54 el cual plantea una gama de
posibilidades que pueden ser acogidas por el juez para dictar la sentencia, así, d
e conformidad con esta norma el órgano jurisdiccional, en la oportunidad de dictar
sentencia definitiva, podrá declarar inadmisible la acción, desestimarla o declarar
la procedencia de la acción, total o parcialmente, en cuyo caso deberá:
- Anular los actos generales o individuales, que sean contrarios a Derecho y est
ablecer los efectos de la nulidad en el tiempo;
- Establecer, en los casos que se declare la anulación, que se conserven aquellas
actuaciones o actos que no sean contrarios a Derecho;
- Condenar al pago de sumas de dinero y a la reparación de daños y perjuicios, deriv
ados de la responsabilidad contractual y extracontractual de las personas o los
órganos, que actúan en ejercicio del Poder Público;
- Adoptar todas las medidas necesarias para el restablecimiento de la situación ju
rídica subjetiva lesionada, por las personas o los órganos que actúan en ejercicio del
Poder Público;
- Disponer la realización de todas aquellas actuaciones, destinadas a satisfacer l
os reclamos, por la actividad o inactividad, en la prestación de los servicios públi
cos;
- Dictar las órdenes de hacer y fijar el plazo para cumplir lo dispuesto, en los c
asos de omisiones, abstenciones o carencias, de los órganos del Poder Público;
- Ordenar el cese o continuación de la ejecución de las actuaciones materiales y vías
de hecho, de las personas y los órganos que actúen en ejercicio del Poder Público.
En este punto debemos hacer referencia de forma comparativa a lo que son los pod
eres del juez contencioso inquilinario quien podrá, además de hacer uso de todos
los poderes del juez contencioso que anteriormente han sido analizados, hacer us
o de un poder especial en esta materia el cual es reponer el procedimiento al es
tado de
volver a dictar el acto regulatorio declarado nulo de conformidad con lo estable
cido en la sentencia, para lo que se deberá comenzar un nuevo procedimiento
administrativo en el cual tendrán pleno valor jurídico todas las actuaciones acordes
con la sentencia y que no hayan sido declaradas nulas por ésta. Esta facultad le
está
dada al juez contencioso inquilinario en virtud de que éste no podrá en ningún momento
establecer la regulación del canon impugnado dado que estaría actuando fuera del
ámbito de su competencia, sustituyendo a la Administración usurpando por tanto las f
unciones del Poder Público.
Por su parte en cuanto a la ejecución de la sentencia el artículo 55 dispone una ser
ie de previsiones que debe contener la misma a los fines de su ejecución, entre ot
ras
tenemos:
- La persona o autoridad que debe dar cumplimiento a la sentencia, el auto o cua
lquier otro acto que tenga fuerza de tal;
- El plazo para la ejecución voluntaria, luego que haya quedado definitivamente fi
rme y que no deberá exceder de quince días de despacho;
- Las actuaciones o actividades que deberán realizarse, para cumplir la sentencia,
el auto y cualquier otro acto que tenga fuerza de tal;
Asimismo observamos que los poderes de reducir los lapsos por razones de urgenci
a, cuando las partes convengan en ello o cuando el asunto sea de mero derecho,
así como la facultad de solicitar de oficio todas aquellas pruebas que considere p
ertinente, han sido mantenidos en el citado anteproyecto de ley, como se despren
de de
Por su parte en cuanto a la ejecución de la sentencia el artículo 55 dispone una ser
ie de previsiones que debe contener la misma a los fines de su ejecución, entre ot
ras
tenemos:
- La persona o autoridad que debe dar cumplimiento a la sentencia, el auto o cua
lquier otro acto que tenga fuerza de tal;
- El plazo para la ejecución voluntaria, luego que haya quedado definitivamente fi
rme y que no deberá exceder de quince días de despacho;
- Las actuaciones o actividades que deberán realizarse, para cumplir la sentencia,
el auto y cualquier otro acto que tenga fuerza de tal;
Asimismo observamos que los poderes de reducir los lapsos por razones de urgenci
a, cuando las partes convengan en ello o cuando el asunto sea de mero derecho,
así como la facultad de solicitar de oficio todas aquellas pruebas que considere p
ertinente, han sido mantenidos en el citado anteproyecto de ley, como se despren
de de
los artículos 115 y 116.
En cuanto a la ejecución de las sentencias el anteproyecto reseñado señala en primer l
ugar que el órgano jurisdiccional con competencia para la ejecución (artículo
117) gozará de plenos poderes para hacer ejecutar sus sentencias, autos o cualquie
r otro acto que tenga fuerza de tal, de naturaleza incidental o cautelar.
En este sentido establece la ley el procedimiento a seguir para ejecutar los dis
tintos tipos de sentencias que pueden ser dictadas por el sentenciador. Así cuando
se
trate de la ejecución forzosa de sentencia condenatoria al pago de sumas de dinero
el anteproyecto reafirma el procedimiento que ha sido claramente esbozado por l
a
jurisprudencia que en todo caso es el siguiente:
- Si la ejecución consiste en el pago de una cantidad de dinero líquida, el funciona
rio encargado del cumplimiento de la sentencia, hará la gestión para la expedición de
la orden de pago con cargo a la partida presupuestaria, que se establecerá en la l
ey de presupuesto anual, para el cumplimiento de las sentencias condenatorias de
pagos de sumas de dinero.
- El órgano jurisdiccional establecerá el plazo en el cual se deberá proceder al pago
de crédito, el cual no podrá exceder de cuarenta y cinco días continuos y en caso
de no efectuarse el pago en dicho plazo, procederá a realizar la ejecución mediante
el embargo de sumas de dinero, que se encuentren en las cuentas de los órganos
del Poder Público.
- Si no existiese suficiencia presupuestaria, el órgano jurisdiccional podrá solicit
ar al obligado que le informe si posee suficiencia presupuestaria en otras parti
das y de
ser positiva la respuesta, ordenará el traspaso del monto necesario para el cumpli
miento del fallo.
- Si la respuesta fuese negativa, el órgano jurisdiccional deberá ordenar la inclusión
del crédito, con los respectivos intereses que transcurran desde que se dictó el fa
llo
hasta la oportunidad en que efectivamente se efectúe el pago, en el presupuesto de
gastos anuales, del órgano obligado, correspondiente al próximo ejercicio fiscal.
Igualmente cuando se trate de la ejecución de sentencias condenatorias de obligaci
ones de hacer o no hacer, el procedimiento estimado será el siguiente:
- Si se trata de la emanación de un acto, se podrá ordenar a cualquier funcionario púb
lico del ente recurrido, que en cumplimiento de la sentencia emita el acto, dent
ro
del lapso máximo de diez días siguientes a su notificación.
- Si se trata de hacer cesar o prohibir la continuación de la ejecución de actuacion
es materiales y vías de hecho, se podrá hacer uso de la fuerza pública, si fuere
necesario.
- El juez podrá ordenar la realización de cualquier actuación complementaria, a las me
ncionadas con la finalidad de asegurar la efectiva ejecución de la sentencia.
Por último, pero no menos importante encontramos lo relativo al poder cautelar gen
eral del juez contencioso administrativo, que en este anteproyecto de ley, no va
a
limitarse ya exclusivamente a la suspensión de los efectos de los actos administra
tivos impugnados, sino que se extiende a todas aquellas medidas que el juez juzg
ue
necesarias para restablecer la situación jurídica subjetiva lesionada y asegurar la
efectiva ejecución del fallo definitivo. Los requisitos de procedencia se limitan
sólo a la
presunción del derecho que se reclama (fumus boni iuris) y el riesgo de que quede
ilusoria la ejecución del fallo (periculum in mora), pudiéndose obviar la necesidad
de
éstos cuando el solicitante preste garantía suficiente.
En este sentido consideramos pertinente reseñar el artículo 130 del anteproyecto, el
cual establece toda una gama de posibilidades que pueden ser adoptadas por el
juez en virtud de su amplio poder cautelar. El artículo en cuestión establece que el
juez tendrá los más amplios poderes para otorgar las medidas cautelares, pudiendo
suspender la ejecución de los actos generales o individuales (con la salvedad que
en caso de actos de efectos generales la suspensión sólo beneficiará a los solicitante
s),
dictar órdenes de autorización de la realización de determinadas actividades o de la p
rohibición de ejecución de determinados actos o actuaciones, disponer el pago de
sumas de dinero y adoptar cualquier otra medida necesaria, para asegurar la efec
tividad de la sentencia definitiva.
En otro orden de ideas se prevé la posibilidad de la utilización de medidas cautelar
es previas al procedimiento, estableciendo un lapso de 15 días de despacho para
que el solicitante intente la acción de lo contrario la medida decaerá.
Esta norma del anteproyecto encuentra su antecedente en otras leyes vigentes, po
r ejemplo en la Ley sobre el Derecho de Autor está previsto que el agraviado
pueda obtener y ejecutar con anterioridad al juicio cualquier medida (de un ampl
io catálogo prevista en este ley) en el caso de que la urgencia así lo requiera, ofr
eciendo
un lapso de 30 días continuos contados después de la ejecución de la misma para intent
ar la demanda. Asimismo, en el Código Orgánico Tributario están establecidas,
de forma curiosa, medidas preventivas previas al procedimiento, sin embargo varían
en que éstas son solicitadas por la Administración, además de que no se establece
un lapso para intentar el juicio. Por último debemos reseñar la suspensión de suspende
r las ordenanzas municipales por un lapso de 60 días, con anterioridad al inicio d
el
proceso judicial, dentro del especial recurso de reconsideración establecido para
este tipo de actos, previsto en los artículos 176 y siguientes de la LORM. Estable
ce
esta ley, que la solicitud de reconsideración no suspende los efectos de la ordena
nza, sin embargo si el Concejo se pronuncia sobre la reconsideración dentro del la
pso
de 60 días, la ordenanza quedará suspendida ofreciéndole al interesado igual lapso (60
días) para intentar el recurso de nulidad ante el Tribunal Supremo de Justicia. L
a
Sala Político Administrativa deberá pronunciarse sobre la nulidad solicitada dentro
del lapso de 30 días, de lo contrario la suspensión de la ordenanza cesará, al igual
que si no se intentara la nulidad en el lapso previsto.
Es importante señalar que en este anteproyecto se le confiere al juez amplios pode
res conciliatorios, pero sólo cuando se trate de asuntos de contenido patrimonial,
establecida en el Título denominado de los procedimientos administrativos especial
es. Asimismo tendrá la facultad de someter algunos asuntos a arbitraje con las
excepciones que la misma ley establece.
Esta potestad conciliatoria ya ha sido utilizada por la Sala PolíticoAdministrativ
a
del Tribunal Supremo de Justicia basándose en el artículo 257 del CPC aplicable a
la materia contenciosa por remisión del artículo 88 de la LOCDGC, y en sentencia N° 01
885 de 5 de octubre de 2000 con ponencia del magistrado Carlos Escarrá
Malavé, caso: José del Carmen Rojas vs. INH, señaló:
SÉPTIMO: En sintonía con lo anteriormente expresado, le es permitido a los órganos jur
isdiccionales, entre ellos a este Tribunal Supremo de Justicia,
convocar a las partes a fin de que éstas expresen su disposición para buscar fórmulas
alternativas de resolución de los conflictos e intereses, razón por
la cual SE EXHORTA a las partes para que por s í o por intermedio de sus represent
antes, comparezcan ante la Presidencia de esta Sala Político
Administrativa al tercer día de despacho siguiente contado a partir de la constanc
ia en autos de la última notificación que se haga a las partes, a las
diez de la mañana (10:00 a.m.), con el objeto de que participen en el ACTO ALTERNA
TIVO DE RESOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS en la causa
referida a la demanda por cobro de diferencia de prestaciones sociales seguida a
nte esta Sala, quedando entendida la necesaria comparecencia de las
partes involucradas para que tenga lugar el referido acto.
Igualmente, la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo en el caso: Lermit
Rosell Senhen, expediente Nº 0022853
instó a las partes a hacer uso
de algún medio alternativo de resolución de conflictos dentro de un proceso de ampar
o, fijándose una fecha para la realización de una reunión con la
presencia de las partes, el Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo, con la fina
lidad de la búsqueda de un acuerdo amigable, donde se le
provean las soluciones pertinentes tanto a los damnificados que se encuentran en
el identificado local como al peticionante de amparo. En este
sentido la Corte concluyó:
Determinado lo anterior, advierte la Corte que habiéndose llegado a la solución alte
rnativa de conflictos mediante una conciliación entre las partes
involucradas en la presente causa, cumpliéndose con ello el desideratum constituci
onal referente al rol protagónico y participativo que deben tener los
partes involucradas para que tenga lugar el referido acto.
Igualmente, la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo en el caso: Lermit
Rosell Senhen, expediente Nº 0022853
instó a las partes a hacer uso
de algún medio alternativo de resolución de conflictos dentro de un proceso de ampar
o, fijándose una fecha para la realización de una reunión con la
presencia de las partes, el Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo, con la fina
lidad de la búsqueda de un acuerdo amigable, donde se le
provean las soluciones pertinentes tanto a los damnificados que se encuentran en
el identificado local como al peticionante de amparo. En este
sentido la Corte concluyó:
Determinado lo anterior, advierte la Corte que habiéndose llegado a la solución alte
rnativa de conflictos mediante una conciliación entre las partes
involucradas en la presente causa, cumpliéndose con ello el desideratum constituci
onal referente al rol protagónico y participativo que deben tener los
ciudadanos en un estado de justicia de quienes en definitiva emana la potestad a
dministradora; (de conformidad con los art ículos 253 y 258 de la
Constitución) la presente causa ha quedado sin objeto y por ello debe declararse e
xtinguido el procedimiento de amparo, por cuanto las partes se
dieron entre ellas mismas y por tanto se hace innecesaria la emisión de una provid
encia judicial que decida la controversia y así se decide.
B) Anteproyecto Sala PolíticoAdministrativa
del Tribunal Supremo de Justicia2001.
[30]
En primer lugar debemos señalar que los poderes de aplicar el procedimiento que co
nsidere conveniente en caso de ausencia de uno aplicable al caso concreto,
reducir los lapsos en caso de urgencia y declarar la causa como de mero derecho
son mantenidos en este anteproyecto elaborado por la Sala Político Administrativa
del
Tribunal Supremo de Justicia.
Sin embargo, en cuanto a la solicitud de los medios de prueba necesarios para la
conformación del juicio, ya no se podrá hacer en cualquier estado y grado del
proceso, sino que este anteproyecto lo ha limitado al lapso comprendido entre la
culminación del lapso probatorio y antes de la sentencia, siendo inclusive mas li
mitante
que lo previsto en el CPC.
En cuanto a la fijación de los efectos de la sentencia el anteproyecto en el artícul
o 71 hace una forma repetitiva de la LOCSJ, dado que expresa que el juez en su f
allo
definitivo declarará si procede o no la nulidad del acto impugnado y determinará los
efectos de su decisión en el tiempo, así como condenar el pago de sumas de dinero,
la reparación de daños y perjuicios originados en responsabilidad de la administración
y disponer lo necesario para el restablecimiento de las situaciones jurídicas
subjetivas lesionadas por la actividad administrativa, todo de acuerdo con lo so
licitado en la demanda.
Se incluye la posibilidad de que el Tribunal, sin perjuicio de los derechos de l
as partes, pueda ordenar de oficio las correcciones y rectificaciones materiales
que estime
necesarias a las sentencias que haya dictado.
Al igual que el anterior anteproyecto, pero de forma mas amplia, se ha estableci
do la posibilidad de someter algunos asuntos en la justicia administrativa a la
conciliación, señalando que esta instancia es una vía de resolución de conflictos por me
dio de la cual el accionante y la correspondiente autoridad administrativa gesti
onan
por sí mismas y con la ayuda del magistrado o juez conciliador, la solución del asun
to controvertido. Incluyendo la posibilidad de que sea el juzgador quien propong
a una
posible solución.
Parte importante de este anteproyecto lo representa el Título dedicado a las medid
as cautelares en el contencioso administrativo, lo cual está dividido en dos parte
s, a
saber: las medidas cautelares en los recursos de nulidad, en los conflictos de a
utoridades y en los recursos contra las vías de hecho, en estos casos se podrá hacer
uso,
tanto de oficio como a solicitud de parte, la suspensión de los efectos del acto y
algunas otras medidas cautelares.
En cuanto al contencioso de las demandas señala el anteproyecto que se podrán utiliz
ar las medidas cautelares en la forma y bajo los procedimientos previstos en el
CPC.
Por otra parte, establece el anteproyecto la facultad del sentenciador para acor
dar, además de la suspensión de los efectos de los actos, todas aquellas medidas
cautelares que pueden ser de carácter conservatorio o anticipativo, estableciendo
como requisitos de procedencia los establecidos en el artículo 588 del CPC.
Realiza el anteproyecto una enumeración de las medidas, señalando que las conservati
vas son aquellas dirigidas a mantener la situación de la cual deriva la pretensión
objeto del litigio en el estado existente al momento de la interposición de la dem
anda, dentro de las que enuncia:
§ La prohibición de enajenar y gravar bienes;
§ La inaplicación total o parcial de los actos de contenido normativo;
§ La prohibición de dictar actos que constituyan la reedición de otros, así como de inic
iar nuevos procedimientos administrativos que tengan el mismo objeto y
causa que el acto impugnado;
§ La orden de remisión al Tribunal de determinados documentos, expedientes administr
ativos y actuaciones;
§ Cualquier otra medida preservativa de la eventual eficacia de la sentencia defin
itiva.
Dispone una cautelar, que denominamos especial, que se acordará en los casos de ne
gativa de admisión del accionante en un concurso o procedimiento análogo, y
que consistirá en la orden de admisión provisional de éste en dicho concurso.
Por otra parte, las medidas anticipativas son aquellas que están destinadas a adel
antar la satisfacción de la pretensión principal, lo que como fue señalado
anteriormente, ha sido aplicado por la jurisprudencia además de que se encuentra e
stablecido en algunos procedimientos especiales. (Obligación alimentaria, Ley de
Expropiación, entre otras) Conforme al anteproyecto son medidas anticipativas:
§ La asignación de pensiones, subvenciones, subsidios y otros emolumentos;
§ La autorización para continuar la ejecución de actor;
§ La suspensión de otros procedimientos ajenos al recurso que pudiesen incidir sobre
el mismo.
En este punto, y como fue señalado anteriormente en el punto relativo al poder cau
telar general, en primer lugar la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo
, y
posteriormente la Sala PolíticoAdministrativa
del Tribunal Supremo de Justicia han dictado innumerables sentencias establecien
do a través de medidas cautelares ordenes
anticipando la satisfacción del objeto del litigio, entre otras en la Corte Primer
a de lo Contencioso Administrativo, caso: Colegio de Abogados del Distrito Feder
al03/
02/2000; caso: Unidad Educativa Colegio Batalla de la Victoria27/
04/2000; caso: LINACA11/
05/2000, y en la Sala PolíticoAdministrativa,
caso: PEDECA16/
02/2000; caso: Instituto Educacional Henry Clay10/
04/2000, entre otras.
Del mismo modo el juez podrá otorgar la medida solicitada, sin necesidad del cumpl
imiento de los requisitos señalados cuando el solicitante constituya garantía que se
a
considerada idónea por el juez.
Por último señalaremos que se encuentra establecido en el anteproyecto un procedimie
nto para el trámite de las medidas cautelares, el cual de forma general es el
siguiente:
- La medida de suspensión de efectos y las restantes medidas cautelares podrán ser s
olicitadas por el accionante en cualquier momento, grado o instancia del juicio
antes de los actos de informes, incluso en la segunda instancia, lo cual resulta
un gran avance en la materia.
- El juez contará con un plazo de tres días de despacho siguientes a la presentación d
e la solicitud, para pronunciarse sobre la misma, entendemos que el lapso para
apelar de esta decisión es de cinco días de despacho de conformidad con el artículo 43
.
Por último señalaremos que se encuentra establecido en el anteproyecto un procedimie
nto para el trámite de las medidas cautelares, el cual de forma general es el
siguiente:
- La medida de suspensión de efectos y las restantes medidas cautelares podrán ser s
olicitadas por el accionante en cualquier momento, grado o instancia del juicio
antes de los actos de informes, incluso en la segunda instancia, lo cual resulta
un gran avance en la materia.
- El juez contará con un plazo de tres días de despacho siguientes a la presentación d
e la solicitud, para pronunciarse sobre la misma, entendemos que el lapso para
apelar de esta decisión es de cinco días de despacho de conformidad con el artículo 43
.
Por otra parte debemos reseñar lo relacionado con la ejecución de las sentencias en
la justicia administrativa, señalando que todas las personas y entidades públicas y
privadas están obligadas a prestar su colaboración al órgano jurisdiccional para la de
bida ejecución de sus fallos.
Serán nulos de pleno derecho, los actos y disposiciones contrarios a los pronuncia
mientos de lo sentenciado por un órgano de la Jurisdicción Contencioso
Administrativa, dictados con la finalidad de eludir su cumplimiento.
Como punto relevante dentro de este ítem es una excepción del privilegio de la inemb
argabilidad de los bienes de la República, señalando que sólo aquellos bienes
afectados al uso público, servicio público o las percepciones fiscales, quedan excep
tuadas de embargo preventivo o ejecutivo.
En cuanto a las formas para ejecutar la decisión se establecen algunos mecanismos
que le facilitarán al juez esta labor, dentro de los que podemos señalar los
siguientes:
- En caso de que la Administración sea condenada al pago sumas de dinero, ella mis
ma realizará todas las diligencias necesarias a los fines de que los trámites de la
respectiva erogación se realicen con cargo a su presupuesto de gastos, lo que cons
ideramos le proporciona demasiada potestad a la Administración lo que produciría
que se repita la dificultad para lograr la ejecución de la sentencia.
- Si la sentencia condenare a la Administración a realizar una determinada activid
ad o a dictar un acto, el juez podrá, en caso de incumplimiento:
· Ejecutar la sentencia a través de sus propios medios o con la colaboración de las au
toridades y agentes de la administración condenada, o de otras
administraciones públicas.
· La ejecución subsidiaria de la sentencia con cargo a la administración condenada.
- Asimismo, una vez que hayan transcurrido los plazos establecidos para el cumpl
imiento de la sentencia sin que la autoridad haya dado cumplimiento a la misma,
el
Tribunal podrá adoptar, entre otras las siguientes medidas:
· El establecimiento de multas progresivas al máximo jerarca de la organización o al f
uncionario directamente responsable de la ejecución del fallo;
· Actuación directa del juez, en sustitución de la autoridad administrativa, para darl
e cumplimiento al dispositivo material del fallo, en los casos en que su
naturaleza lo permita;
· Homologación del eventual acuerdo entre la Administración y el administrado para sus
tituir la ejecución del fallo por una obligación de contenido
pecuniario, lo cual se había estado realizando con base al artículo 525
· Intervención voluntaria o exhortada ante cualquiera de las partes, pare obtener un
a prestación dineraria sustitutiva de la obligación de ejecución del fallo,
cuando estén planteadas graves razones de interés público.
C) Ley N° 29/1998 de 13 de julio, reguladora de la Jurisdicción Contencioso Administ
rativa en España.
No trataremos en este punto de analizar completamente la Ley de la Jurisdicción Co
ntencioso Administrativa Española, y mucho menos hacer un estudio de Derecho
Comparado, en todo caso lo que se quiere es hacer algunas consideraciones que cr
eemos deben ser tomadas en cuenta cuando el legislador venezolano decida dictar
la
ley que regule este especial rama de la jurisdicción, dada la alta influencia que
el Derecho español ha tenido en Venezuela.
En cuanto al régimen probatorio observamos, que al igual que en la legislación venez
olana, el Tribunal podrá acordar de oficio la práctica todas aquellas pruebas que
considere pertinentes para la más acertada decisión del asunto, incluso hasta después
de concluido el lapso probatorio. Es importante señalar que esta ley prevé la
intervención de las partes en la práctica de pruebas cuando se haga de forma oficios
a. En todo caso las partes podrán alegar cuanto estimen conveniente acerca del
alcance e importancia de las pruebas.
Otro punto importante es el relacionado con lo que en esa legislación se denomina
la vista, ya que las partes tienen tres opciones: que se presenten conclusiones
escritas, que se celebre la vista o que se declare concluso para sentencia sin más
trámite. Especial referencia merece la vista en la cual se tiene previsto una aud
iencia oral,
en la cual se dará la palabra a las partes para que de forma sucinta expongan sus
alegaciones, asimismo el Juez podrá invitar a los defensores de las partes a que
concreten los hechos y puntualicen, aclaren o rectifiquen cuanto sea necesario p
ara delimitar el objeto del juicio.
En relación a los efectos de la sentencia prevé esta norma que en caso de declararse
con lugar el recurso, el tribunal podrá tomar las siguientes decisiones:
- Podrá establecer plazo para el cumplimiento de la sentencia, cuando la medida co
nsiste en la emisión de un acto o en la práctica de una actuación.
- En caso de indemnización por da ños la sentencia señalará la persona obligada a indemn
izar, la fijación de la cuantía pero s ólo cuando esto sea solicitado
expresamente por el demandante, en caso contrario se establecerán las bases para l
a determinación de la cuantía, cuya definitiva concreción quedará diferida al
período de ejecución de sentencia.
- Cuando se trate de la declaratoria de nulidad del acto, el juez queda imposibi
litado para determinar la forma en que ha de quedar redactado el mismo en sustit
ución
del anulado, ni podrá determinar el contenido discrecional de éstos.
En cuanto a la aplicación de otros medios de terminación del procedimiento distintos
a la sentencia, está establecida una especie de cita conciliatoria que podrá realiz
ar
el juez en cualquier momento anterior al día en que el juicio sea declarado en est
ado de sentencia, en la que instará a las partes al reconocimiento de hechos o
documentos, o a alcanzar un acuerdo para poner fin a la controversia; sin embarg
o, ésta conciliación sólo se podrá practicar cuando se trate de materias susceptibles de
transacción y, en particular, cuando verse sobre estimación de cantidad. Asimismo, s
eñala la ley que el intento de conciliación no suspenderá el curso del juicio, a menos
que dicha suspensión sea solicitada por todas las partes. En todo caso de llegarse
a un acuerdo entre las partes el Juez o Tribunal dictará un auto declarando termi
nado el
procedimiento, siempre y cuando lo acordado no sea contrario al ordenamiento juríd
ico ni lesione el interés público o de terceros.
Uno de los puntos mas resaltantes de esta norma española, es el relativo a la prev
isión del procedimiento abreviado, el cual servirá para tramitar los recursos que se
an
del conocimiento de los Juzgados de lo Contenciosoadministrativo
(1° instancia), salvo dos excepciones: que la cuantía sea superior a las 500.000 pes
etas o se trate de
cuestiones laborales que no se refieran al nacimiento o extinción de la relación de
servicio de los funcionarios públicos de carrera. Este procedimiento abreviado tie
ne las
siguientes características:
Se
inicia por demanda y posteriormente el juez en la misma providencia se pronuncia
rá sobre la jurisdicción, la competencia, la admisión de la demanda, el
emplazamiento del demandado y la citación de las partes para la celebración de vista
y la orden de remisión del expediente administrativo.
En
la celebración de la vista se hará una audiencia oral en la cual ambas partes podrán h
acer sus alegatos sobre el fondo, y podrán a su vez alegar cuestiones
procesales.
El
juez resolverá sobre las cuestiones procesales inmediatamente y de proseguir el ju
icio, las partes fijarán de forma oral los hechos en que fundamenten sus
pretensiones.
Se
podrán proponer y evacuar pruebas inmediatamente pruebas sólo si las partes presenta
n disconformidad en los hechos presentados, de lo contrario la causa será
decidida como de mero derecho.
Se
inicia por demanda y posteriormente el juez en la misma providencia se pronuncia
rá sobre la jurisdicción, la competencia, la admisión de la demanda, el
emplazamiento del demandado y la citación de las partes para la celebración de vista
y la orden de remisión del expediente administrativo.
En
la celebración de la vista se hará una audiencia oral en la cual ambas partes podrán h
acer sus alegatos sobre el fondo, y podrán a su vez alegar cuestiones
procesales.
El
juez resolverá sobre las cuestiones procesales inmediatamente y de proseguir el ju
icio, las partes fijarán de forma oral los hechos en que fundamenten sus
pretensiones.
Se
podrán proponer y evacuar pruebas inmediatamente pruebas sólo si las partes presenta
n disconformidad en los hechos presentados, de lo contrario la causa será
decidida como de mero derecho.
La
forma de evacuación de las pruebas es conforme a las reglas del juicio ordinario,
siempre que los trámites no choquen con la brevedad. Sin embargo, se
establecen en este procedimiento algunas especificaciones en materia probatoria,
a saber:
§ La confesión se propondrá verbalmente, sin admisión de escrito.
§ No se admitirán escritos de preguntas y repreguntas para la prueba testifical, ade
más de que el número de testigos podrá ser limitado por el juzgador.
§ Los testigos no podrán ser tachados, sólo las partes en las conclusiones podrán hacer
las observaciones que sean oportunas sobre sus circunstancias personales y
sobre la veracidad de sus manifestaciones.
§ En la práctica de la prueba pericial no serán de aplicación las reglas generales sobre
insaculación de peritos.
§ Podrá diferirse la presentación de alguna prueba si el juez así lo estima prudente.
Antes
de darla por terminada la vista las partes podrán exponer oralmente lo que crean c
onveniente.
El
juez contará con un plazo de 10 días desde la celebración de la vista, para dictar la
sentencia.
La
constancia del juicio no se llevará a través de un expediente, sino extendiendo un a
cta, en la que se hará constar, entre otros puntos:
§ Lugar, fecha, Juez que preside el acto, partes comparecientes y sus representant
es.
§ Breve resumen de las alegaciones de las partes, medios de prueba propuestos por
ellas, declaración expresa de su pertinencia o impertinencia, razones de la
denegación y protesta, si es el caso.
§ Una relación circunstanciada de los resultados de la actividad probatoria.
§ Conclusiones y peticiones concretas formuladas por las partes.
Por
último el Juez resolverá cualquier observación que se hiciera sobre el contenido del a
cta, firmándola seguidamente en unión de las partes y de sus representantes o
defensores y de los peritos.
El último punto que quisiéramos resaltar sobre esta ley es el relacionado con la eje
cución de las sentencias, al respecto puntualizaremos lo siguiente:
Establece
la obligatoriedad de las partes de cumplir la sentencia en la forma y términos pre
vistos en la misma.
La
obligatoriedad de todas las personas y Entidades Públicas o a prestar su colaborac
ión para la debida y completa ejecución de lo decidido.
La
nulidad de pleno derecho de los actos y disposiciones contrarios a los pronuncia
mientos de las sentencias y que sean dictados con la finalidad de eludir su
cumplimiento.
La
compensación de la cantidad a satisfacer por lo dispuesto en la sentencia, con crédi
tos que la Administración posea contra el recurrente.
El
juez podrá reponer al Estado exigido por el fallo y determinar los daños y perjuicio
s ocasionados por el incumplimiento, en caso de que la Administración realice
alguna actividad en contravención a los pronunciamientos del fallo.
Se
podrá abrir una incidencia a solicitud de la Administración Pública o de las partes y
mientras no conste en autos la total ejecución de la sentencia, para decidir
cuestiones como: el órgano administrativo responsable de realizar las actuaciones,
plazo máximo para su cumplimiento, medios con que ha de llevarse a efecto y
procedimiento a seguir, entre otras.
En
materia tributaria y funcionarial los efectos de una sentencia firme que hubiera
reconocido una situación jurídica individualizada en favor de una o varias personas
podrán extenderse a otras, en ejecución de la sentencia, cuando: los interesados se
encuentren en idéntica situación jurídica que los favorecidos por el fallo, el Juez
fuera también competente, por razón del territorio, para conocer del reconocimiento
de la situación jurídica individualizada o sea solicitada dicha extensión de los
efectos de la sentencia en el plazo de un año desde la última notificación.
CAPÌTULO IV
CONCLUSIONES
- Si bien es cierto que los poderes del juez contencioso administrativo han sido
acogidos y ampliados por la jurisprudencia administrativa, insistimos que por l
a ausencia
de una ley especial que regule esta materia, se ha ocasionado cierta inseguridad
jurídica, porque como se ha observado del análisis realizado, la aplicación de cada
poder ha variado de magistrado a magistrado y conforme a las tendencias de la do
ctrina contemporánea en el momento histórico. No obstante ello, esta omisión ha
tenido como contrapartida el florecimiento, a través de la jurisprudencia, de crit
erios importantes en el devenir del contencioso administrativo.
- Consideramos, y está de más decirlo, urgente la promulgación de una ley especial que
regule la jurisdicción administrativa debatida a todo nivel, evitando dejar lagun
as
jurídicas, que permitan diversas interpretaciones, debido a la importancia que rev
iste esta materia, ello con la finalidad de propender a la garantía del derecho a
la
tutela judicial efectiva tan anhelada por nuestra carta magna.
- Observamos que en la jurisprudencia se encuentra en mora la aplicación de la ora
lidad al procedimiento contencioso administrativo lo cual con la entrada en vige
ncia
de la Constitución en diciembre de 1999 y por su mandato, ha podido ser utilizado
en todos los procedimientos orales vigentes, aplicando analógicamente el
procedimiento oral previsto en el Código de Procedimiento Civil. Sin embargo, cons
ideramos que en la actualidad, y hasta tanto se dicte la Ley de la Jurisdicción
Administrativa, debería ser aplicado analógicamente el procedimiento previsto en la
Ley del Estatuto de la Función Pública, por ser más afín a la materia Contencioso
Administrativa.
- Por último consideramos en cuanto a la nueva potestad de conocer sobre los recla
mos por la prestación de servicios públicos (contencioso de los servicios públicos)
que, siguiendo las tendencias que ayudamos a forjar en el ejercicio de la magist
ratura, que la ley que sea dictada para regular la Jurisdicción Administrativa deb
erá
establecer un procedimiento breve para tramitar estas reclamaciones en donde el
juez competente deberá ser el juez de municipio por la cercanía de éste con el
justiciable. En este sentido, observamos que el anteproyecto de Ley de la Jurisd
icción Contencioso Administrativa propuesto por la Sala Político Administrativa, si
bien establece un procedimiento breve para la tramitación de este tipo de reclamos
(procedimiento breve del Código de Procedimiento Civil), le da la competencia
para conocer de ellos a los Tribunales Superiores de lo Contencioso Administrati
vo con competencia territorial según el domicilio del recurrente. Sin embargo, en
aras
de ofrecer facilidad al afectado prevé que la forma de iniciar el procedimiento es
a través de un escrito en el que se evitará todo tipo de formalidades. Asimismo señal
a
que si el juicio se intenta contra la República no es necesario agotar el antejuic
io administrativo previo.×
RECOMENDACIONES
- Realizar foros, talleres de trabajos y jornadas nacionales organizados en toda
s las entidades federales del país donde se discuta todo el contenido de la ley qu
e regirá
la jurisdicción contenciosa administrativa y verdaderamente se tomen en cuenta las
opiniones de los participantes rechazándolas motivadamente en la exposición de
motivos o acogiéndolas en el texto normativo.
de ofrecer facilidad al afectado prevé que la forma de iniciar el procedimiento es
a través de un escrito en el que se evitará todo tipo de formalidades. Asimismo señal
a
que si el juicio se intenta contra la República no es necesario agotar el antejuic
io administrativo previo.×
RECOMENDACIONES
- Realizar foros, talleres de trabajos y jornadas nacionales organizados en toda
s las entidades federales del país donde se discuta todo el contenido de la ley qu
e regirá
la jurisdicción contenciosa administrativa y verdaderamente se tomen en cuenta las
opiniones de los participantes rechazándolas motivadamente en la exposición de
motivos o acogiéndolas en el texto normativo.
- Ejercer un recurso de interpretación constitucional a través de los colegios de ab
ogados y de la federación de colegios de abogados en ejercicio de un interés propio
y
en representación de los intereses colectivos de los justiciables con la finalidad
de que la Sala Constitucional del máximo tribunal interprete con carácter vinculant
e la
procedencia del recurso de casación administrativa, dado que no existe obstáculo alg
uno desde el punto de vista adjetivo.
- Solicitar a la dirección Ejecutiva de la Magistratura la dotación al igual como se
han realizados en otras jurisdicciones (la laboral y la penal entre otras) de e
spacios
aptos para la tramitación y filmación de los procesos contenciosos que por mandato c
onstitucional deben ser orales, todo ello en virtud de la carencia de estos
espaciós en los tribunales contenciosos
- Realizar formal solicitud a través de los colegios de abogados y de la federación
de colegios de abogados en ejercicio de un interés propio y en representación de los
intereses colectivos de los justiciables con la finalidad de que sean descentral
izados aun cuando preferimos la palabra desconcentrarlos
tribunales contenciosos
administrativos, siguiendo la distribuciones por regiones o desechándola para dar
paso a las circunscripciones judiciales estadales , especialmente en lo referent
e a las
Cortes Contenciosas, todo lo cual puede ser realizado con base en la normativa a
ctualmente en vigencia, todo lo cual redundará en una justicia mas cercana a los
ciudadanos y por ende en que la aplicación de los poderes del juez contencioso adm
inistrativo sean mas eficaces y eficientes
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tra
Entes Públicos: http://www.tsj.gov.ve. (Consulta 20002001).
[1]
Abogado egresado de la Universidad Católica Andrés Bello, CaracasVenezuela.
Especialista en Derecho Administrativo, Universidad Católica Andrés Bello, CaracasVe
nezuela.
Especialista en Derecho Laboral,
Universidad Católica Andrés BelloCentro
Occidental Lisandro Alvarado, Barquisimeto Venezuela.
Postgraduado en Derecho Tributario por la Universidad de Salamanca, Salamanca, E
spaña. Profesor de Pre y
Postgrado de la Escuela de Derecho, Universidad Católica Andrés Bello, CaracasVenezu
ela,
desde 1994. Profesor de Pregrado en la Carrera de Contadur ía Pública, Universidad C
entro Occidental Lisandro Alvarado,
Barquisimeto, 1999 (Profesor por Concurso de Oposici ón). Profesor de Postgrado en
la Universidad Fermín Toro. ExMagistrado
Principal de la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo. Juez Temporal de
l
Juzgado Superior Civil y Contencioso Administrativo de la Región Centro Occidental
. Ex Jefe de la Divisi ón de Asistencia al Contribuyente de la Gerencia de Tributo
s Internos de la Región Centro Occidental
perteneciente al Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributar
ia (SENIAT).
[2]
Afortunadamente, la jurisprudencia si ha sabido como internalizar la nueva susta
ncia que el texto constitucional aporta al contencioso administrativo, lo que ha
llevado a que se produzcan fallos en los que se
concibe al contencioso administrativo como un proceso verdaderamente subjetivo;
lo cual han llegado incluso a se ñalar expresamente, como sucede en sentencias com
o la emitida por la Sala Constitucional de
Tribunal Supremo Justicia, en fecha 23 de octubre de 2.002, recaída en el caso Gise
la Anderson y otros contra El Presidente de la República, Ministerio de Infraestru
ctura y CONATEL , en la cual se sostuvo:
Así tenemos que, de la simple lectura de las atribuciones que el artículo 259 de la
Constitución otorga a la jurisdicción contenciosoadministrativa,
se aprecia que los justiciables pueden accionar contra la
Administración a los fines de solicitar el restablecimiento de situaciones jurídicas
subjetivas lesionadas por la actividad de la Administración aunque se trate de vías
de hecho o de actuaciones materiales. El referido
precepto constitucional señala como potestades de la jurisdicción contenciosoadminis
trativa,
no solo la anulación de actos administrativos, la condena de pago de sumas de dine
ro por concepto de indemnización
de daños y perjuicios y el conocimiento de las reclamaciones relativas a la presta
ci ón de los servicios p úblicos, sino también, el restablecimiento de situaciones juríd
icas subjetivas lesionadas por la actividad
material o jurídica de la Administración.
Resulta claro que la jurisdicción contenciosoadministrativa,
no está limitada a asegurar el respecto de la legalidad en la actuación administrati
va, ya que el artículo 26 de la Constituci ón concibe a toda la
justicia, incluyendo a la contencioso administrativa,
como un sistema de tutela subjetiva de derechos e intereses legítimos, por lo tant
o, a partir de la Constitución de 1999, la jurisdicción contenciosoadministrativa
no puede concebirse como un sistema exclusivo de protecci ón de la legalidad objet
iva a que está sometida la administraci ón a
pesar de que la ley Org ánica de la Corte Suprema de Justicia,
regula procedimientos objetivos, cuya finalidad es declarar la nulidad del acto
impugnado sino
un sistema de tutela de situaciones jurídicas subjetivas, que no permite reducir,
limitar o excluir las lesiones
producidas por actuaciones materiales o vías de hecho. (negritas nuestras)
[3]
El desideratum de la nueva constitución previsto en su exposición de motivos para el
régimen cautelar es el siguiente:
La legislación deberá dotar al juez contencioso administrativo de todo el poder caut
elar necesario para decretar de oficio o a instancia de parte, cualquier tipo de
medida cautelar que fuese necesaria para
garantizar la tutela judicial efectiva de los administrados y el restablecimient
o de sus situaciones jur ídicas infringidas mientras dure el proceso de que se tra
te, bien sea a través de la suspensión del acto
administrativo correspondiente, o a través de ordenes de hacer o no hacer, incluye
ndo el pago de sumas de dinero que se impongan a la administración dependiendo del
caso concreto.
[4]
Llegando inclusive el juez en sus decisiones cambiar la calificaci ón jurídica que l
as partes han dado a sus pretensiones como ocurrió en el fallo recaído en el caso Moc
hima emitido por la Sala Político
Administrativa el 16 de noviembre de 1989 y en la sentencia dictada en el caso A
lberto Soto Luzardo por la misma Sala en fecha 12 de mayo de 1992 ello
debido al principio Iura Novit Curia que implica que el
juzgador conoce el derecho, razón por la cual no esta sometido a la calificación juríd
ica que realicen las partes, ni en los hechos, ni en las pretensiones de su acción
.
[5]
Sentencia N° 00361 de fecha 26 de febrero de 2002
[6]
Según se ha dicho, la regla general consiste en que los actos administrativos surt
en siempre sus plenos efectos. Ahora bien, tales efectos no son interrumpidos po
r la interposici ón de una acción en el contencioso
administrativo, sin embargo la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia contem
pla la excepción a ésta regla general en su artículo 136 el cual prevé la posibilidad de
suspender los efectos jurídicos del acto
administrativo. Cabe agregar, que tal potestad establecida en la recién comentada
norma, fue producto de la jurisprudencia de nuestro Máximo Tribunal, el cual ante
la evaluación de determinados casos, llegaba a la
conclusión de que en ciertas oportunidades el tiempo que duraba el proceso pod ía de
venir en un perjuicio para el particular que atravesaba toda la vía judicial con u
n acto plenamente eficaz, raz ón por la cual se
pronunció por primera vez sobre este aspecto en sentencia de fecha 4 de diciembre
de 1967 en el caso Lanman & Kemp Barclay & CO, de Venezuela en donde tomando cofci
encia de lo aquí planteado se dispuso:
Observa la Corte que tal situación configura un conflicto entre una autoridad judic
ial y una administrativa, el cual exige la decisión de la cuestión previa planteada
por la demandante,
pues de no hacerse así en esta oportunidad, la ejecución de la resolución impugnada po
dría acarrear un gravamen irreparable para el caso de que la decisión que dicte este
supremo
tribunal al resolver el fondo del asunto sea favorable a las pretensiones de la
actora.
Por las razones anteriormente expuestas, La Corte Suprema de Justicia en Sala Po
l íticoAdministrativa,
administrando justicia en nombre de la Rep ública y por autoridad de la ley,
acuerda suspender los efectos de la Resolución N° 7 de fecha
[7]
Considerar la ponderación de intereses como uno más de los requisitos que deberán siem
pre necesariamente ser analizados por el juez de lo contencioso administrativo a
l momento de emitir pronunciamiento en
relación a una medida cautelar solicitada. Ello, se afirma en fallos como el verif
icado en fecha 30 de mayo de 2.000, en el caso Hugo Urdaneta Navarro contra el Mi
nisterio de Trasporte y Comunicaciones , en
donde la Sala afirmó:
Mediante pacífica y reiterada jurisprudencia de esta Sala, ha sido asentado que la
medida cautelar prevista en el artículo 136 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema d
e Justicia se encuentra regida por
los principios que rigen la procedencia de toda medida que se repute como cautel
ar; estos son, la verificación e indagación: (i) del peligro en la mora (periculum i
n mora); (ii) la apariencia del buen
derecho (fumus bonis iuris) y, en
virtud de recientes construcciones jurisprudenciales y doctrinarias(
iii) la ponderación de intereses en conflictos (de los intereses públicos en juego c
ontrapuestos con
los del accionante o, sólo entre los particulares cuando se trate de un procedimie
nto cntencioso administrativo subjetivo) y, (iv) el peligro en el daño (periculum
in damni)... (omissis)
Por su parte, la ponderación y examen sobre el conflicto de intereses no se verá ago
tado por la clásica valoración en cuanto, al daño que ocurriría al interés público en caso
e acordarse la medida y a la situación a
que se expondría el particular considerado singularmenteen
caso de no acordársele, sino también en cuanto al sopesamiento de la situación de la o
tra parte involucrada en el conflicto para los casos en que se
trate de un procedimiento contencioso administrativo que detente características o
peculiaridades subjetivas. (El procedimiento económico, laboral, agrario, inquili
nario, etc.). De allí que, sea dable al juez
contencioso, proceder a la suspensión parcial del acto haciendo uso del artículo 136
de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia. (Subrayado nuestro).
los principios que rigen la procedencia de toda medida que se repute como cautel
ar; estos son, la verificación e indagación: (i) del peligro en la mora (periculum i
n mora); (ii) la apariencia del buen
derecho (fumus bonis iuris) y, en
virtud de recientes construcciones jurisprudenciales y doctrinarias(
iii) la ponderación de intereses en conflictos (de los intereses públicos en juego c
ontrapuestos con
los del accionante o, sólo entre los particulares cuando se trate de un procedimie
nto cntencioso administrativo subjetivo) y, (iv) el peligro en el daño (periculum
in damni)... (omissis)
Por su parte, la ponderación y examen sobre el conflicto de intereses no se verá ago
tado por la clásica valoración en cuanto, al daño que ocurriría al interés público en caso
e acordarse la medida y a la situación a
que se expondría el particular considerado singularmenteen
caso de no acordársele, sino también en cuanto al sopesamiento de la situación de la o
tra parte involucrada en el conflicto para los casos en que se
trate de un procedimiento contencioso administrativo que detente características o
peculiaridades subjetivas. (El procedimiento económico, laboral, agrario, inquili
nario, etc.). De allí que, sea dable al juez
contencioso, proceder a la suspensión parcial del acto haciendo uso del artículo 136
de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia. (Subrayado nuestro).
Además, vale acotar que, el criterio sostenido por la Sala Político Administrativa e
n relación a la estimación de la ponderación de intereses como uno de los requisitos d
e obligatorio análisis al momento de
sentenciar en materia de cautelares, sigue siendo sustentado hasta los actuales
momentos por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, como en ef
ecto se evidenci ó en el fallo dictado por dicha
Sala en reciente fecha, concretamente el 17 de junio de 2.003, en el caso El Calv
ario , donde se ratifico tal criterio
[8]
Vid. Ley 30/1992, modificada por la Ley 4/1999 BOE n° 12 de 14 de enero de 1999 co
rrección de errores en BOE n° 16 de 19 de enero de 1999, sobre el Régimen Jurídico de la
s Administraciones Públicas y del
Procedimiento Administrativo Común (LRJAPPAC).
España.
[9]
atribuyó tal facultad al Consejo de la Judicatura, la cual en su art ículo 119, esta
bleció: El Consejo de la Judicatura queda autorizado para que, dentro del plazo de
un año, desde la publicación de esta Ley,
determine mediante resolución las Circunscripciones Judiciales y los tribunales en
que entrar án en vigencia las disposiciones del procedimiento oral, contenidas el
T ítulo XI del Libro Cuarto del C ódigo de
Procedimiento Civil. Igualmente queda autorizado el Consejo de la Judicatura par
a extender la aplicación del procedimiento oral o procedimiento breve previsto en
el T ítulo XII del Libro Cuarto del C ódigo de
Procedimiento Civil, a las materias que considere conveniente, sin consideración a
la cuantía .
[10]
Principios Generales del Derecho Procesal Administrativo. Vadell Hermanos Editor
es, C.A. Valencia. Venezuela. 1998.
[11]
Arístides RengelRomberg.
Tratado de Derecho Procesal Civil Venezolano. Tomo 4.
[12]
Ver lo dispuesto en el Articulo 129 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Just
icia. De igual forma lo previsto en los Art ículos 164 y siguientes eiusdem.
6BrewerCarias,
Allan. Contencioso Administrativo. Tomo VII. Instituciones Políticas y Constitucio
nales.
[14]
González Nicolás. La prueba en el proceso administrativo (objeto, carga y valoración)
[15]
Sentencia emitida en fecha 050494,
por la extinta Corte Suprema de Justicia en Sala Político Administrativa, Especial
Tributaria, en el caso La Cocina, C.A.
[16]
Sentencia emitida por el Tribunal Superior Noveno de lo Contencioso Tributario e
n fecha 070783.
Revista de Derecho Tributario No. 47, OctubreDiciembre
de 1.985. Pág. 30.
[17]
Sentencia de la Corte Suprema de Justicia en Sala PolíticoAdministrativa
de 28165
en G. F., N° 47, pp. 66 y 67. Criterio ya sostenido en Sentencia de la Corte Supre
ma de Justicia en Sala
PolíticoAdministrativa
de 441963
en G. F., N° 40, pp. 38.
[18]
La carga de la prueba en el contenciosoadministrativo.
Su problemática en materia de sanciones administrativas, Santiago Muñoz Machado. Rev
ista de Derecho Administrativo Española
N° 11, 1976.
[19]
Ley que es anterior al Código de Procedimiento Civil cuyo reforma fue publicado en
la Gaceta Oficial N° 4.209 de 18 de septiembre de 1990.
[20]
También se encuentra prevista en el Art.276 del C ódigo Orgánico Tributario, no obstan
te en los procesos de 2da Instancia Tributarios, la aplicaci ón del Art. 129 señalad
o tiene plena vigencia.
[21]
Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos publicada en la Gaceta Oficial N ° 2.
818 de 1 de julio de 1981.
[22]
Anteriormente se entend ía que si en el pronunciamiento judicial, el juzgador no h
acia indicaci ón alguna sobre este aspecto, debía entenderse que tenía efectos ex tunc
, tal como lo señaló la
Sala Político Administrativa en fallo emitido el día 11 del mes de noviembre del año 1
999 en el caso Policarpo Rodríguez al expresar:
Ha sido señalado precedentemente que la sentencia anulatoria extinguió la norma por c
onsiderarla viciada, sin limitar, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 1
31 de la Ley
Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, los efectos de la anulación en el tiempo,
en razón de lo cual, este efecto es ex tunc, es decir hacia el pasado; opera desde
el momento mismo en
que la norma fue dictada .
33 Tal inquietud se puede ver reflejada en el libro Hacia una Nueva Justicia Admi
nistrativa , escrito por Eduardo García de Enterría quién dedica varios cap ítulos de su o
bra a tal tema, para
tratar de explicar como es tratado ese tópico en el Derecho Español e incluso en el
Derecho Francés.
[23]
Por ello, el verdadero thelos de la función judicial, se consuma precisamente en e
l momento de que el fallo es llevado a la realidad, haciendo efectivos los derec
hos de los ciudadanos; y ello afortunadamente
ha sido entendido así, tanto por la doctrina nacional y extranjera como por la jur
isprudencia; y para ejemplo de ello se pueden citar las palabras del maestro Gar
c ía de Enterría, quién señala:
Que sólo puede hablarse de jurisdicción verdadera si el vencedor de un proceso puede
imponer al vencido la ejecución forzosa de la Sentencia es una obviedad. Otra, que
el contencioso no puede limitarse a
procesos puramente declarativos y retóricos, sino que ha de incluir procesos de co
ndena bien en vía principal o subsidiaria, esto último, al menos, para poder imponer
la ejecución de un fallo y que dicha ejecución
no quede remitida a la buena voluntad de los funcionarios administrativos o ente
ndida como un mero deber moral, como una <<obligación natural>> (no civil), en sen
tido técnico, esto es, completamente
incohercible. Prólogo de la Obra de Miguel Beltrán de Felipe: El Poder de Sustitución en
las Sentencias Condenatorias de la Administración . Madrid. Editorial Civitas. 1.99
5. P. 17.
[24]
Cuestión que se había comenzado a forjar en sentencia de fecha 18 del mes de mayo de
l año 1995, caso Plásticos el Guárico C.A, donde se dejó sentado lo siguiente:
Por las consideraciones anteriormente expuestas, y respetando las prerrogativas d
e ciertos entes estatales, como el demandado, esta Sala no puede dejar de ejerce
r su plena potestad
jurisdiccional, garantizando la ejecuci ón de sus fallos. Como un medio de salvagu
ardar el derecho a la justicia que se desprende del artículo 68 de la Constitución,
aplica por analogía al
caso de autos el proceso de ejecuci ón de sentencias condenatorias contra los Muni
cipios establecido en el artículo 104 de la Ley Orgánica de Régimen Municipal; por tra
tarse de un
supuesto semejante al de ejecución de un fallo judicial por un ente público. Así se de
clara .
[25]
García de Enterría, Eduardo: Hacia una Nueva Justicia Administrativa. Madrid. Editori
al Civitas. 1992. P 152
[26]
existen otros bienes pertenecientes al Estado, que perfectamente podr án ser objet
o de tales medias, por no implicar entorpecimiento de la actividad administrativ
a ; como lo sería el caso del embargo
determinadas partidas presupuestarias que no afecten directamente la prestación de
servicios públicos y el cumplimiento de los cometidos fundamentales de la activid
ad administrativa del entes u organismo
ejecutado; tal como lo sería, por ejemplo, aquellas partidas destinadas a la reali
zación de eventos sociales, o las partidas destinadas a agasajos en los organismos
p úblicos, dependiendo de la actividad que el mismo
desarrolle; cuestión que a su vez se ve favorecida dada la característica de fungibi
lidad con la que cuenta el dinero. También pudiera darse el caso de que se practiq
uen medidas, ejecutivas en aquellos bienes
públicos de uso privado siempre y cuando los mismos no repercutan de manera negati
va en el normal y buen funcionamiento de sus tareas.
[27]
Estos poderes se tienen que ver con otros generales a la de todo juez. Así podemos
ver que el artículo 14 del Código de Procedimiento Civil, prevé que el Juez es el dir
ector del proceso y que debe impulsarlo de
oficio hasta su conclusión por una parte, y por la otra, cuando se analiza la tesi
s del despacho saneador contenida en el artículo 206 de la Ley de Formas, que le i
mpone al Juez el deber de procurar la estabilidad de
los juicios, evitando o corrigiendo las faltas que puedan anular cualquier acto
procesal, debe entenderse que el Juzgador asume un papel fundamental, con potest
ades suficientes para obtener el fin com ún del Estado
y del Derecho, que es la Justicia.
Por ello, las figuras del juez rector del proceso y del despacho saneador deben rein
terpretarse a la luz de la Constituci ón de la República Bolivariana de Venezuela. E
n consecuencia, el juzgador puede y debe
corregir de oficio, o a instancia de parte, los errores u omisiones que existan
en los diferentes actos procesales, siempre que no se cambie la naturaleza de el
los.
[28]
Cuyo antecedente de la misma Sala fue la sentencia de fecha 4 de julio de 2.000,
en el caso Petrozuata
[29]
Solicitado por la Oficina de Investigación y Asesor ía Jurídica de la Asamblea Naciona
l
los juicios, evitando o corrigiendo las faltas que puedan anular cualquier acto
procesal, debe entenderse que el Juzgador asume un papel fundamental, con potest
ades suficientes para obtener el fin com ún del Estado
y del Derecho, que es la Justicia.
Por ello, las figuras del juez rector del proceso y del despacho saneador deben rein
terpretarse a la luz de la Constituci ón de la República Bolivariana de Venezuela. E
n consecuencia, el juzgador puede y debe
corregir de oficio, o a instancia de parte, los errores u omisiones que existan
en los diferentes actos procesales, siempre que no se cambie la naturaleza de el
los.
[28]
Cuyo antecedente de la misma Sala fue la sentencia de fecha 4 de julio de 2.000,
en el caso Petrozuata
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Solicitado por la Oficina de Investigación y Asesor ía Jurídica de la Asamblea Naciona
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[30]
Pagina Web: www.tsj.gov.ve

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