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El papel de la financiarización en la economía

moderna; las repercusiones económicas y


políticas en el caso de México.
Por Antonio Iván Loreto Ceniceros

La economía mexicana se caracterizó durante el milagro mexicano por ser una


economía rígida que buscó mediante la activa participación estatal en los gastos
públicos, la formación bruta de capital (FBC) a través de la Banca Nacional,
organismo descentralizados, etc. Este milagro, que presentó crecimientos del PIB
cercanos al 6% anual durante 30 años, ha sido el periodo moderno de la
economía nacional de mayor bonanza.

Sin embargo, aún cuando el modelo mexicano de la posguerra mantuvo un éxito


innegable llegando incluso a presentar crecimientos porcentuales de 10 y 11% en
1954 y 1964 respectivamente1, es necesario señalar que la dependencia a las
contingencias mundiales fue lo que orilló a México a dar mayor preponderancia al
mercado interno y el modelo de sustitución de importaciones. No fueron los
procesos de planeación, organización, coordinación y presupuesto lo que
motivaron a México a industrializarse, ni mucho menos la suma de voluntades
políticas lo que oriento el cambio de los paradigmas económicos, sino la urgente y
necesaria adaptabilidad al contexto en que ningún país podía satisfacer las
demandas del mercado mexicano.

Con el fin del Estado Benefactor por la imprevisible crisis del petróleo que Keynes
no pudo prever, y debido a una fuerte presión fiscal, México debió adoptar con
ánimos las reformas de la economía ortodoxa. Jaime Preciado Coronado,
categoriza que el caso mexicano de reformas económicas se gesta en lo que él
denomina liberal ortodoxo¸ que se caracteriza por la rigidez con que se adapta al
Consenso de Washington, la liberalización de acuerdos y tratados de libre

1
Cua & Graf, CEPAL [en línea], Disponible en:
https://www.cepal.org/sites/default/files/courses/files/chavez_graf.pdf
comercio, así como por modificar sus instituciones con el afán de permitir asuntos
comerciales y negociaciones económicas.2

A partir de la nueva globalización, se han formulado una serie de reformas


administrativas que buscan poner el piso parejo para que México sea un país
atractivo al capital extranjero. Dicho acondicionamiento ha ido en detrimento del
propio poder público del Estado, que cada vez más debe tomar decisiones de
política económica con base en lo que el Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional le recomiendan.

Las reformas económicas no se hicieron esperar. En 1995 se brindó autonomía al


Banco de México, y se decretó la Ley de la Comisión Nacional Bancaria y de
Valores como órgano independiente de la Secretaria de Hacienda y Crédito
Público. Curiosamente, un año antes el gobierno mexicano suscribe el Tratado de
Libre Comercio de América del Norte, que impactó duramente al sistema
financiero; obligó a la apertura del capital privado.

Una vez dado el reformismo del Estado mexicano, poco a poco se vio el nuevo
sentido de la globalización; mientras que antes del colapso de Bretton Woods, el
90% de las transacciones financieras se orientaba a inversiones productivas y
operaciones comerciales, para 1980, el 88% de los movimientos financieros a
escala mundial, se ligaron a la inversión de carácter especulativa.3

Las reformas incluso han limitado su capacidad política de control y legitimidad de


la sociedad, pues mientras en el periodo de bonanza económica el Estado brindó
empleos a través de miles de empresas de participación estatal y satisfizo las
demandas organizaciones gremiales, sindicales, etc., la actual reducción del
Estado ha limitado su capacidad de gestión de los problemas.

Samuel Lichtensztejn4 establece que los países latinoamericanos han adoptado -


sin importar su ideología política- medidas -de carácter seductivas basadas en la

2
Preciado, Globalización y nueva configuración geoeconómica del mundo, p. 43
3
Calva, Globalización y bloques económicos: mitos y realidades, p. 29
4
Lichtensztejn, Nueva faceta del capitalismo del siglo XXI en América Latina, p. 116
apertura de la economía, estabilidad macroeconómica y las altas concesiones-
para permitir que ingresen inversiones directas para financiar grandes obras de
infraestructura y proyectos productivos. Ello, repercute en incrustar a los capitales
extranjeros dentro de los ciclos económicos, volviendo a las economías
latinoamericanas dependientes del capital privado y acentuando la
financiarización.

En este punto resulta preciso acotar que la financiarización es el fenómeno


económico en que la inversión proviene esencial y mayoritariamente de los
agentes privados. Guttmann establece que este fenómeno se caracteriza por el
creciente papel de actores financieros, mercados financieros e instituciones en la
operación de las economías nacionales.5

¿Crecimiento-crisis o estabilidad-crisis?

Las crisis económicas son inherentes al capitalismo. Dicha aseveración es un


postulado que la tendencia heterodoxa de la economía ha defendido a capa y
espada. Bajo esta interpretación, las crisis serán en tanto exista una
sobreproducción motivada por el pleno empleo, es decir cuando a partir de un
bajo nivel de demanda agregada por una limitada propensión al consumo, las
familias no tienen necesidad de adquirir bienes y servicios porque ya los han
comprado, provocando un stock de inventarios.

Por otra parte, los economistas ortodoxos han planteado que las crisis económicas
son sumamente negativas y es tarea del Estado generar las condiciones
económicas para evitarlas. El precepto fundamental es la estabilidad
macroeconómica a partir de una baja inflación, la autonomía del Banco Central
y la liberalización de la economía para volverla abierta y competitiva. Sin
embargo, y con el precedente de la crisis económica de 2008, se ha derruido el
mito de que la ortodoxia plantea una estabilidad que genera certidumbre.

5
Guttmann, Robert. Una introducción al capitalismo conducido por las finanzas. Revista Ola financiera.
Disponible en: http://gregoriovidal.izt.uam.mx/pdf/Guttmann-OlaFin-2.pdf
Las crisis económicas han adquirido un nuevo sentido que nunca antes se había
visto; las fallas de la economía ya no surgen de la sobreproducción que dio origen
al Black Friday en 1929, sino de un diseñado plan basado en la avaricia de os
dueños del dinero, que ni siquiera permite la entrada directa de capital en los
ciclos productivos. Es en la actualidad a partir del flujo de capitales especulativos
de origen privado -mediante la financiarización y la necesidad de los países de
introducir divisas extranjeras en su economía- que las nuevas crisis se gestan.

El más serio ejemplo al respecto es la crisis de 2008. A grandes rasgos, se originó


en la crisis de los créditos inmobiliarios, considero es el reflejo del fenómeno de
financiarización configurado a partir de la globalización como un proceso de
interrelación entre países, sociedades e individuos en términos culturales,
políticos, jurídicos y sobre todo -para efectos de este trabajo- económicos.

La crisis inmobiliaria de Estados Unidos que comenzó a moronarse desde años


anteriores a 2008, tuvo repercusiones mundiales debido a su carácter
globalizador. En un principio, los grandes dueños del dinero -en su mayoría de
origen estadounidenses- con el objeto de acrecentar su riqueza acudían a la FED
para comprar bonos del Tesoro con una característica esencial; ser inversiones
seguras. Sin embargo, a partir de los eventos de 2001 -el atentado terrorista de
Nueva York- la FED se vio obligada a disminuir la tasa de interés con el afán de
fortalecer la inversión en el país, disminuyendo los incentivos para guardarlo en un
banco.

Ante este escenario, los dueños del dinero -representados en Fondos de Pensión,
Fondos Soberanos, Compañías de Seguros, y de sobre todo bancos- se vieron en
la necesidad de colocar sus fortunas en mecanismos financieros más redituables
que el 1% que la FED había determinado. De este modo, y frente al gran momento
económico de potencias como China y Japón, que mantuvieron una expansión del
crédito, caracterizado principalmente por ser barato en términos de pago por el
uso de dinero a las instituciones emisoras del dinero -dadas las condiciones
fijadas por la FED estadounidense-, los inversionistas recurrieron no solamente al
endeudamiento en esos países, sino también al apalancamiento, mediante el cual
pedían créditos para inflar el valor de sus acciones - en sí de sus empresas-,
venderlas, regresar el crédito más interés prestado y obtener una rentabilidad
mayor.

Sin embargo, el apalancamiento no es una práctica endémica de los bancos. Wall


Street, por ejemplo, también la ha empleado para crecer mediante la compra de
acciones que al ser inyectadas con dinero prestado por bancos, incrementa la
rentabilidad de los negocios de la bolsa y la hace muy atractiva. La cuestión en
este punto, es que la necesidad de ganar más recursos ya no tiene relevancia en
la producción, todo es mera especulación. Bajo esa línea de negocio exitoso -que
no implica necesariamente ser un negocio íntegro- los bancos y la Bolsa,
determinan apropiado y atractivo ampliar la capacidad de ganar más a través de
los propietarios de casas mediante un instrumento denominado hipotecas.

Inicialmente, la elaborada red surge cuando una institución prestamista emite


hipotecas para los consumidores con deseos de tener una casa. El prestamista es
dueño de esas hipotecas -cobrará lo que las familias vayan pagando cada
determinado lapso de tiempo-, sin embargo, millones de hipotecas le son
compradas a los prestamistas por banco de inversión, a partir de préstamos que
Wall Street le concede. Estos bancos que en ese momento fueron los encargados
de cobrar, agruparon sus compras en portafolios mediante una medida
controversial; separar dichos portafolios en 3 partes: seguras, buenas y riesgosas,
que desde ahora serán llamadas Obligaciones de Deuda Garantizada (ODG) , o
en ingles CDO´s.

En tanto los paquetes seguros están evaluados con calificaciones AAA, los
buenos están en BBB, y las terceras implican un riesgo total, cabe destacar que la
utilidad es inversamente proporcional a la seguridad de la inversión, por lo tanto, el
destino de dichos paquetes es diverso; los paquetes AAA se dirigieron a
inversionistas sin necesidad de riesgo, los BBB se orientaron a bancos, y los más
riesgoso se destinaron a fondos de protección. Una premisa fundamental que es
necesario precisar es que el expansionismo de este fenómeno, se justificó a partir
del rotundo éxito que rondó a cada uno de los actores; prestamistas, asesores
inmobiliarios, bancos e incluso a Wall Street. La expansión que comenzó con la
desregulación de requisitos a los usuarios para adquirir una vivienda en Estados
Unidos, fue el principio del fin.

Ante la desregulación para adquirir una vivienda, familias sin salarios suficientes,
algunas sin empleo o incluso empleos que no representaban una idea de
estabilidad a mediano y largo plazo, pudieron ingresar en la lógica de las ODG´s.
Dichos paquetes que en un comienzo no resultaban tan perjudiciales para el
sistema económico debido a que aún se erigían bajo el valor de la
responsabilidad, conforme avanzó el tiempo fueron volviéndose fúnebres para la
economía estadounidense. Lo anterior porque una gran cantidad de hipotecas no
eran seguras, muchos de los compradores de casas al no tener un ingreso para
poder pagar los requerimientos del contrato, terminan abandonando las casas.

Toda vez que algunas hipotecas pierden valor (porque ningún usuario paga por la
hipoteca), los bancos comienzan a tener casas que en nada le son rentables.
Cuando sucede que el nivel de propiedades abandonadas es mayor al de las
habitadas, por efectos de oferta y demanda, el precio de las mismas contrario a
aumentar, disminuye, de manera que los usuarios que si podían mantener el pago
de la hipoteca, se encuentran poco motivados a pagar al banco una suma que es
mayor al nuevo valor de su propiedad.

Ello provoca una deuda generalizada para los bancos, que ya no encuentran
rentable el negocio y que determinará la búsqueda de inversionistas para
despresurizar el problema en que se han metido. Curiosamente para ese
momento, las hipotecas falsas -que no tienen un sustento de los compradores de
casas- ya se han infiltrado en todos los procesos del sistema económico, porque
inversionistas, otros bancos e incluso fondos de protección, ya tienen los mismos
problemas de insolvencia ante la falta de pago de los consumidores inmobiliarios.

Esto que puede verse como de impacto limitado al rubro inmobiliario, trasciende
las fronteras económicas y políticas. El mundo se encuentra ligado a las
decisiones norteamericanas dado que mucha de la inversión extranjera directa
(IED) y especulativa (IEs) que recae en los países, surge a partir de los bancos
norteamericanos. E incluso si éstos no tuviesen capital norteamericano, la
estandarización del dólar como moneda universal repercute en las interacciones y
el desempeño de la política de cada uno de los países.

Analíticamente, la burbuja inmobiliaria que dio paso a la crisis de 2008 se gestó


fúnebremente a partir de tres pilares; 1) no surgió a partir de un bajo nivel de
propensión al consumo ocasionado por el pleno empleo, 2) no introdujo dinero a
los procesos productivos; se gestó en el sistema financiero mediante inversiones
especulativas que no representaron una mejora en el empleo ni en la capacidad
adquisitiva de los trabajadores, 3) favoreció la creación de dinero bancario a partir
de la extensión del crédito por la banca múltiple.

¿Necesitamos a Estados Unidos?

En 2008, ante la naciente crisis financiera, el entonces titular de la Secretaría de


Hacienda y Crédito Público (SHCP), Agustín Carstens declaró; "Antes cuando la
economía de Estados Unidos se desaceleraba la de México también. Ahora pasa
lo contrario, cuando Estados Unidos tiene neumonía México sólo tiene un
resfriado"6

Lo anterior vislumbra tres siluetas a través de la luz; 1) que las proyecciones de la


SHCP fueron erróneas en tanto pensaban que la petrolización de las finanzas
públicas mantendría a flote a la economía mexicana -cuestión que feneció
considerablemente entre 2015 y 2016 cuando el precio del crudo de petróleo
alcanzó el mínimo histórico de 28 dólares-, y en tanto también 2) consideraron que
el sistema financiero mexicano se encontraba aislado de la inversión extranjera.

No obstante, prefiero partir de la premisa de que el discurso político busca generar


confianza y certidumbre en los dueños del dinero para evitar resultados e impactos
peores a los proyectados. Y en ese sentido, 3) fue evidente que Carstens

6
México ya no depende de EU: Carstens, Expansión [en línea]. Disponible en:
http://expansion.mx/economia/2008/06/03/mexico-ya-no-depende-de-eu-carstens
reconoció la trascendencia de Estados Unidos en el crecimiento y decrecimiento
de México.

En 2015, México fue el duodécimo país del mundo por el volumen de su comercio
internacional; una cifra cercana a los 775 mil 982 millones de dólares; 380 mil 750
millones de dólares en exportaciones. de los cuales el 81.2 de ellas fueron hacia
Estados Unidos, y del país vecino se importaron el 47.3 por ciento de los
insumos.7 Del total de ventas, el 81.2 de ellas fueron hacia Estados Unidos, y del
país vecino se importaron el 47.3 por ciento de los insumos.

Sin embargo, no ha sido el secretario Carstens el único personaje de la política


mexicana que ha reconocido la importancia de Estados Unidos en el desempeño
económico mexicano. En 2003, el diario español El País entrevistó a Francisco Gil
Díaz, secretario de la SHCP, durante la administración del ex presidente Vicente
Fox Quezada. Gil Díaz aceptó que es una fatalidad que la economía mexicana
dependa del humor de Estados Unidos aún cuando México dependa en un 99%
del vecino del norte8.

Aunque algunos economistas ortodoxos argumentarían que se están


instrumentando políticas económicas macroestabilizadoras con el objeto de
responsabilizar el gasto mediante un sentido de eficiencia y austeridad, para
reducir los niveles de deuda con aquél país y así romper las relaciones de
dependencia existentes, esto es falso. Para Huerta9, mantener políticas
macroeconómicas de estabilidad -como las ha aplicado México- incide en contraer
el crecimiento económico toda vez que hay una reducción del gasto público.

Entonces, bajo esa perspectiva, si México limita su gasto público con orientación
productiva de mejora de los servicios públicos, de mejorar la calidad de vida de
sus ciudadanos y de fomentar la competitividad, difícilmente tendrá los resultados

7
TLCAN potenció la dependencia de México con EU; no es fácil voltear a otro mercado: analistas, Sin
Embargo [en línea]. Disponible en: http://www.sinembargo.mx/18-01-2017/3137696
8
Nuestra economía depende en un 99% de Estados Unidos, El País [en línea]. Disponible en:
https://elpais.com/diario/2003/11/09/economia/1068332402_850215.html
9
Huerta, El estancamiento económico y la desigualdad del ingreso: dos procesos que se retroalimentan, 2017
económicos que le permitan salir de la deuda, y seguramente caerá en situaciones
aún más complejas como la insolvencia que implican aún más dependencia.

Desde mi óptica, interpreto la dependencia económica como una situación en la


que no sólo está implicado el intercambio de bienes y servicios (comercio), sino
también la balanza de pagos mediante la entrada de capital y divisas extranjeras,
así como el endeudamiento con organismos internacionales, de forma que
suponer un hipotético caso de independencia respecto a otros países, implica
generar un cambio fundamental en la economía mexicana que nunca ha tenido.

En el contexto, ¿qué ha hecho México?

Aún cuando las reformas estructurales del presidente Enrique Peña Nieto, han
propuesto mejorar las condiciones de millones de mexicanos a partir del
abaratamiento del crédito, de eliminar impuestos como el IETU (Impuesto
Empresarial a Tasa Única), y de inclusive reducir los precios de combustibles y
energías en el país, éstas deben ser analizadas con cautela, pues incluso la
dependencia a las condiciones de Estados Unidos ha modificado sustancialmente
los ambiguos objetivos planteados de cada una de ellas.

La reforma que obtiene mayor relevancia para el actual objeto de estudio, es la


financiera. Ésta promulgada en 2013 tuvo como preceptos fundamentales; 1)
extender para los ciudadanos, líneas de crédito de bancos con alto nivel de
capital, y 2) construir un sistema de contrapesos al sistema financiero.

Parece que el gobierno mexicano mal interpretó los errores de la situación


inmobiliaria de Estados Unidos, porque la reforma financiera mexicana de 2013
planteó que los bancos pudieran cobrar las garantías de préstamos incobrables,
es decir, que éstos tuvieran el respaldo jurídico para retener bienes de un
prestatario cuando "exista temor fundado" de que el deudor disponga de ellos, los
enajene o los dilapide. En otras palabras, el banco tiene la libertad de pedir al
usuario que muestre los bienes con los que cuenta para garantizar el pago del
crédito e incluso embargarlos por falta de pago del crédito dado.10

La reforma mencionada es la materialización de los aprendizajes obtenidos por las


autoridades mexicanas respecto a la crisis de 2008; la visión está orientada a
castigar a los usuarios morosos del crédito, antes que a regular la irresponsable
creación de dinero bancario y algunas técnicas controversiales como el
apalancamiento, dumping, etc.

A pesar de que este escrito está dirigido a la situación mexicana, no está de más
decir que los aprendizajes de la primera crisis por especulación, han sido
parcialmente objetivos porque no se ha atendido la causa primaria del gran
fenómeno de poco crecimiento económico mundial; la liberalización de la inversión
especulativa.

Contrario a las regulaciones que podrían pensarse por la crisis ya citada, países
como Estados Unidos, Japón e incluso China han apostado por fortalecer su
sistema financiero (fin) desde la Bolsa (medio). Mientras que Estados Unidos ha
conseguido dar cauce a su sistema financiero mediante NASDAQ y Dow Jones,
Japón lo ha hecho a través de la Bolsa de Tokio. Sin embargo, el caso chino es
notorio; ha consolidado un mercado de valores en dos instituciones; Bolsa de
Shangai y el Hang Seng Index.

En el caso de México, el sistema financiero está regulado desde 2006 a partir de


la Ley para regular las agrupaciones financieras. Dicha ley reconoce que es
atribución de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la constitución de
grupos financieros mediante tres categorías; 1) grupos financieros con
controladora (Banco y Casa de Bolsa), 2) grupos financieros sin controladora
(banco múltiple), y 3) grupos financieros sin controladora (únicamente casas de
bolsa).

10
Puntos claves de las reforma financiera, Expansión [en línea]. Disponible en:
http://expansion.mx/economia/2013/11/27/puntos-claves-de-la-reforma-financiera
Dicha ley, en aras de modernizar la entrada de capital, fortalecer el sistema
financiero y dar certidumbre a las operaciones de mercado mediante el
reconocimiento de los actores inmersos en éstas, ha olvidado el evidente riesgo
que supone que la misma institución que guarda el dinero de los ahorradores,
tenga acceso a la Bolsa Mexicana de Valores, pues no sería difícil pensar que el
volumen de recursos que maneja en las cuentas individuales es empleado para
apalancar sus acciones y obtener ganancias estratosféricas. En México existe el
caso de la Banca Patrimonial BBVA y la Banca Patrimonial CitiBANAMEX.

Sin embargo, incluso cuando las instituciones financieras no tienen una casa de
bolsa en su estructura organizacional, el caso FICREA reveló que algunas
afianzadoras, aseguradoras, cajas de ahorro, sociedades de inversión y
sociedades de autofinanciamiento han empleado los recursos de sus ahorradores
para invertir en actividades de mucho riesgo -mayor rentabilidad- en detrimento de
fondos de retiro, jubilación, ahorro, etc.

De manera no menor, es imperante señalar que según datos de la Comisión


Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI), el salario mínimo en México ha
perdido su valor en 75%. Ello es consecuencia de una obsesión económica
ortodoxa por mantener una estabilidad inflacionaria que vuelva atractivo a México
como destino de la inversión especulativa en la Bolsa. En otras palabras, mientras
se formulan políticas macroeconómicas con miras a fortalecer las condiciones de
atracción para la inversión especulativa -mediante un tipo de cambio apreciado
artificialmente por medio de la emisión de reservas internacionales-, el mercado
interno es débil; repleto de fisuras de desigualdad de oportunidad, de ingreso, etc.

En ese sentido, condicionantes como un tipo de cambio apreciado artificialmente,


un nivel elevado de desempleo, una inflación inferior al 3%, han coadyuvado a que
se gesten atractivas las condiciones para la inversión especulativa, que aunque no
incide en la producción, coadyuvan a la suma de confianza para que inversiones
productivas puedan venir al país. Todos los recursos en IED, son divisas que el
gobierno mexicano requiere para pagar sus compromisos con otros -por ejemplo
Estados Unidos-, balancear su balanza comercial y sobre todo, la de pagos.
FALTA ANALIZAR CÓMO SE RELACIONAN EXPORTACIONES Y
FINANCIARIZACIÓN.

Ante el contexto, ¿qué requiere México?

Conocidos los problemas y las actuales soluciones que plantea el gobierno


mexicano ante los mismos, el objeto fundamental de este trabajo es proponer 4
principios fundamentales para recuperar el crecimiento económico y superar las
situaciones que han detenido al país.

1) Elevar el gasto público orientado hacia actividades productivas que generen


empleo y eleven el consumo; 2) fortalecer el mercado interno; 3) regular la
inversión especulativa para suprimir mediante la coacción actividades nocivas de
la banca múltiple y otros organismos auxiliares; 3) diversificar la producción de
bienes y servicios mexicanos; 4) suprimir la autonomía del Banco de México.

El primer acercamiento para deshacer el galimatías que se ha tratado de concebir


sobre la corriente hetedoroxa de la economía, lo aporta el enfoque chartalista que
tiene muchos aspectos para dilucidar. Iniclamente, Wray señala que los impuestos
que el ciudadano retribuye al Estado no forman parte del gasto público, son
solamente la manera institucional con que cuenta el Estado para regular la
demanda de moneda fiduciaria que produce año con año.

Desde esta perspectiva, el gasto público tiene implicaciones polifacéticas, Wray


postula que si el gobierno aumentara su déficit, inicialmente de esta forma
incrementaría la oferta de moneda fiduciaria, por lo cual el ahorro líquido efectivo
de los ciudadanos crecería"11. ello significa que elevaría el ingreso, los gastos de
consumo y por ende el empleo adicionalmente.

Bibliografía

Calva, José Luis, et al. Globalización y bloques económicos: mitos y realidades,


México, UNAM/Porrúa, 1° Edición, 2007

11
., p. 214
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[consulta: 21 de Noviembre de 2017].

Hernández, Karina. “9 puntos clave de la reforma financiera”, [en línea], México,


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Lichtensztejn, Samuel. Nueva faceta del capitalismo del siglo XXI en América
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Guttmann, Robert. Una introducción al capitalismo conducido por las finanzas.


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