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EL PODER DE UNA MIRADA DIVINA

Categoría: Pastoral
Escrito por: Daniel Máynez R
IPUM Centro de Bendición, Lerdo, Dgo. México

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EL PODER DE UNA MIRADA DIVINA

LC. 22:54-62

“Y prendiéndole, le llevaron y le condujeron a casa del sumo sacerdote.

Y Pedro le seguía de lejos.
Y habiendo ellos encendido fuego en medio del patio,
se sentaron al rededor; y Pedro se sentó también entre ellos.
Pero una criada, al verle sentado al fuego, se fijó en él, y dijo:
También éste estaba con él.
Pero él lo negó diciendo: Mujer, no lo conozco.
Un poco después, viéndole otro, dijo: Tú también eres de ellos
Y Pedro dijo: Hombre, no lo soy.
Como una hora después, otro afirmaba, diciendo:
Verdaderamente también éste estaba con él, porque es Galileo.
Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y enseguida,
mientras él todavía hablaba, el gallo cantó.
Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se
acordó de la palabra del Señor, que le había dicho:
Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
Y Pedro saliendo fuera, lloró amargamente.”

Introducción

La personalidad de Pedro es del tipo que no podía pasar desapercibida. De muchas

maneras resaltó en diferentes circunstancias. Tuvo momentos de profunda comunión con
Dios al grado de recibir revelaciones muy especiales como en el caso de la declaración que
hizo en Mateo 16:13:

“Respondiendo Simón Pedro dijo: tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente.
Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás,
porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.”

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Pero también llegó a tener momentos en los cuales Satanás supo aprovecharse de él
para acercarse por su conducto a tentar al mismo Jesús:

“Pero él volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate

de delante de mí, Satanás, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los
hombres” Mr. 8:33

Esos cambiantes estados de la espiritualidad y también de ánimo en Pedro, son una viviente
ilustración de lo que es la vida de muchos hombres de hoy en su relación con el Señor Jesús.

Cada acontecimiento en la existencia del apóstol Pedro nos ilustran a nosotros que como él
somos profunda, desmedida y lamentablemente muy humanos. No porque sea pecado en sí
ser un hombre o mujer, sino porque en nuestra naturaleza caída, es muy común que nos
dejemos llevar por los impulsos y la pasión irreflexivamente.

Desde luego que Pedro llegó a ser tremendamente usado por Dios para la apertura de
las puertas de la salvación para todo el mundo de su tiempo y para realizar por su conducto
tremendos milagros y señales que innegablemente provenían de Dios, pero, hoy nos
enfocaremos en la reflexión de este episodio bastante aleccionador: la noche de la negación
de Pedro.

Siguiendo la secuencia de los acontecimientos de aquella noche descubrimos detalles

muy interesantes que nos son de utilidad.

El versículo 54 termina diciendo “Y pedro le seguía de Lejos”

I. “Y Pedro le seguía de Lejos”

Alguien dijo: “Quien comienza a seguir a Jesús de lejos, termina calentándose en

fuego extraño”

Pedro no tenía la intención de alejarse completamente de Jesús pero tampoco estaba

determinado a mantenerse cerca de Él. Pedro quiso ser inteligente y mantenerse a una
prudente distancia.

Muchos hoy en día repiten esta misma actitud de Pedro, si bien es cierto no están en el
mundo, puesto que tienen apariencia de cristianos, (y además, se esfuerzan por parecer
cristianos), pero siempre poniendo ellos mismos los limites de su relación con Jesús.
Suponen que son más sabios que Dios pues mientras que el Señor busca que los que creen
en él estén perfectamente unidos a él tanto que ha determinado vivir dentro de ellos, estos,
suponen que es mejor seguir a Jesús de lejos, a la distancia suficiente que les permita tener
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en la mira a Jesús. No muy lejos pero tampoco íntimamente cerca. Desean mantener su
“independencia” Han logrado construir una “Franja fronteriza”.

L a franja fronteriza es aquella en la que algo de los dos lados de países vecinos es
permitido. Se tiene una nacionalidad pero se puede hacer uso de ciertas prerrogativas del
“otro lado” por ejemplo sin pagar impuestos que el resto de los ciudadanos pagarían en
condiciones normales, o pagando muy poco.

II. “Pedro se sentó también entre ellos”

Cuando alguien quiere vivir en esa Franja Fronteriza no pasa mucho tiempo para
cuando “se sienta también entre ellos”. La escritura dice en 1 Cor. l5:33 “Las malas
conversaciones corrompen las buenas costumbres” de allí que la advertencia del apóstol
Pablo sea pertinente al decir en Efesios 5:6

“Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los
hijos de desobediencia. No seáis, pues, partícipes con ellos. Porque en otro tiempo erais
tinieblas, más ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz”.

III. En tres ocasiones Pedro se esforzó por negar su relación con Jesús pero en
las tres ocasiones fracasó.

A. En la primera de ellas una criada le descubrió diciendo “también éste estaba con él”.
Pedro creyó que era suficiente decir “Mujer, no lo conozco” Pero, ¿acaso serán suficientes
unas pocas palabras para acabar de una vez con todo aquello que el Señor se ha empeñado
en hacer con nosotros?
¿Es posible que sin mas ni mas, sólo diciendo que ya no tenemos ni queremos nada con
Jesús que podemos terminar la relación que se llegó a tener con él?

Si hubiéramos podido estar junto a Pedro y preguntarle: ¿No le conoces Pedro?, ¿Y la

caminata sobre el mar?, ¿Y la transfiguración en el monte?, ¿Y el gozo espiritual que
experimentabas al oír palabras de vida eterna?, ¿Y tu suegra sanada?, ¿Y los leprosos
limpiados?, ¿Y los endemoniados libertados?, Acaso ¿No le conoces Pedro?.

Hoy podemos preguntarle a todos aquellos que se niegan a aceptar que Jesús es el
Señor de sus vidas, si acaso no le conocen. No es posible borrar de la vida con simples
palabras de hombre todo el bien que Jesús a significado para nosotros.

B. En la segunda ocasión en que Pedro es cuestionado responde de la misma manera

sólo que ahora no sólo negó a Jesús sino a todos los que con él se relacionan, es decir la
iglesia.
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Cuando alguno pretende justificar su personal lejanía de Jesús pone sobre los
hombros de la iglesia la responsabilidad de su distanciamiento. A Pedro le dijeron” TÚ
TAMBIÉN ERES DE ELLOS” pero él contestó: “NO LO SOY”.

Esta respuesta de Pedro nos ayuda para pensar también en la intención de los
hombres de construir “su propia iglesia”. No quieren ser de ELLOS, pues de esa manera
consiguen ser libres, sin compromisos, y de nuevo, ellos mismos se construyen un “reino de
dios” si de dios, con “d” chica, porque ellos mismos son la medida del dios en el que creen y
del tamaño de su reino. No están dispuestos a aceptar que es Jesús el que los ha puesto EN
LA IGLESIA.

“A unos PUSO DIOS EN LA IGLESIA” 1Cor. 12:28

“Y Él es la CABEZA DEL CUERPO QUE ES LA IGLESIA” Col. 1:18

Algunos menosprecian a la iglesia del Señor por negarse a darle la gloria al Señor de la
iglesia.

“A El sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús” Ef. 3:21

No es posible negar a la iglesia sin negar al Señor de ella, por la cual murió y se
entregó a sí mismo. Y no se puede negar al Señor Jesús sin con ello negar a la iglesia
porque ella es su cuerpo.

“...como Cristo es CABEZA DE LA IGLESIA, LA CUAL ES SU CUERPO, y Él es su Salvador.”

Ef. 5:23.

C. Si en las dos primeras ocasiones en que Pedro es cuestionado no consigue quedar

libre de responsabilidad en su respuesta en la tercera mucho menos. El simplemente dijo a
quien le acusó de haber estado con él: “No sé de que hablas.”

IV. No se hizo necesaria una cuarta acusación. Lo siguiente que Pedro recibió no
fueron palabras sino UNA MIRADA.

Pero no cualquier mirada, a Pedro no le hubiera importado que todos le miraran, de hecho
todos en aquella noche le podían mirar y hasta le acusaron. La verdad es que no le importó.
Que toda la ciudad le mirara no le causaba ninguna impresión.

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A. Sólo una mirada pudo conmover su corazón y le vinieron a la memoria las palabras
antes dichas por Jesús.

B. Sólo una mirada le provocó en el tal congoja que huyó del lugar para llorar
amargamente. No hubo palabras, no hubo reproches, no hubo llamada de atención, sólo una
mirada profundamente amorosa del Señor a su discípulo.

C. Para llevar al hombre al genuino arrepentimiento no hace falta que el cielo se vacíe
en tormentas, o la tierra se conmueva, o sucedan los más increíbles milagros, Solo basta una
mirada de Jesús, y todo cambia, el corazón se estremece y el alma contrita busca el
consuelo. La vista del soberbio, del arrogante y el altivo buscará el suelo de la humillación.

D. Tal vez el arrogante Pedro bien hubiera podido soportar toda una andanada de
acusaciones y de todas ellas haber salido librado, pero de la mirada de Jesús, no fue posible
seguir huyendo. Quiso esconderse de Jesús pero Él le miró, lo halló, le encontró. Y si Jesús
ya le había encontrado, no había razón para seguir huyendo.

Aplicación.

Si Jesús hoy te ve, si acaso puedes sentir la mirada amorosa de Jesús en esta tarde, si eres
sensible a todo el amor que contiene la mirada de Jesús, no necesitas seguir huyendo. No
necesitas seguir ocultándote. EL TE HA HALLADO. No salgas de este lugar si venir a Él.

La loca carrera de huida ha terminado, no necesitas esconderte en tus palabras o tus

razonamientos, al igual que a Pedro, Jesús hoy te regala su mirada, date cuenta de la manera
en que te lo hace saber, con misericordia y con la oportunidad de encontrarte con El, para
iniciar, y también para reiniciar esa maravillosa relación con Tu Dios. Ven a Él.