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Adelina Fernández

Consecuencias de ser propiedad de Dios

“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,

éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de

esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el

espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡ABBA PADRE! El

Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos

de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y

coherederos de Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para

que conjuntamente con él seamos glorificados”. Romanos 8:14-17

En el capítulo 8 de Romanos podemos ver una clara descripción de las

consecuencias que tenemos al ser adquiridos, comprados, adoptamos por Dios, El

Espíritu nos hace clamar Abba Padre. Si somos hijos, somos herederos de las promesas

de Dios, y coherederos de las riquezas de Cristo, de sus padecimientos y de su gloria.

A pesar de la belleza y la trascendencia de este texto, nos vamos a fijar para

hacer esta reflexión sobre las consecuencias de ser hijos de Dios en Efesios 1: 3-14 ,

uno de mis pasajes preferidos. En él podemos distinguir tres partes que identificaremos

con las riquezas que recibimos de cada una de las personas de la trinidad.

1. Bendiciones del Dios vv 1-6

En estos versículo Pablo alaba a Dios por lo que ha hecho por nosotros. Dios,

nos escogió desde antes de la fundación del mundo. Me encanta pensar que antes de

crear el mundo Dios pensó en mí y me escogió. La elección es para bendecirme con

todo bendición espiritual, por lo tanto me elige para santificarme, para apartarme para

él, con el fin de adoptarme como hija. Y esto lo hace en amor. Es hermoso saber que

Dios me ama y me convierte en heredera de sus riquezas.


Adelina Fernández

Dios no solo me adopta, sino que también de hacer acepta en el Amado. Lo

asombros de esto es lo hace aun cuando era pecadora y estaba lejos de él.

2. Bendiciones por el Hijo vv 7-12

Al dar su vida en la cruz, Cristo me compró de la esclavitud del pecado. Jesús

me da redimido con su sangre, me ha librado de la pena y del poder del pecado. Pero,

esto no queda solo aquí, sino que está herencia, hace que mi redención sea en el futuro,,

cuando Cristo vuelva.

Otra consecuencia del Hijo, es que Cristo nos ha personado, He descubierto que

la palabra “perdonar” literalmente quiere decir “enviar lejos.”. Cuando Cristo muere por

mí, perdona mis pecados, es decir, los envía lejos de mí, los carga en la cruz.

Como soy hija, a través de la Cristo, puedo conocer la voluntad de Dios Un

“misterio” es una verdad divina que se conoce solo mediante revelación. En Cristo

somos parte del propósito divino eterno de “reunir todas las cosas en Cristo.” Mi

herencia es estar unida con Cristo, en su muerte y en su gloria. Lo asombros es que Dios

no sólo que nos ha dado una herencia en Cristo, sino que ¡nos ha hecho herencia para

Cristo! La iglesia es su cuerpo, templo, y esposa; y un día compartiremos su gloria.

3. Bendiciones del Espíritu, 1:13-14

El Espíritu Santo nos selló. Pablo dice que cuando oímos la palabra de verdad,

confíanos en Cristo, recibimos al Espíritu Santo y nos sellado para siempre. “Cuando

oyeron” indica la realidad de que el Espíritu entra en el corazón el instante en que

confiamos en Cristo. Ese sello quiere decir que Dos nos posee y nos guardará. Nadie

puede romper el sello de Dios. Soy de su propiedad. El sello nos garantiza la herencia

hasta que llegue la redención final del pueblo adquirido, dice Pablo.
Adelina Fernández

“Arras”) o garantía en los negocios quiere decir el dinero que se da como

enganche o entrada para una propiedad que se compra. Cristo ha comprado nuestro

futuro para nosotros, pero todavía no hemos entrado en todas las bendiciones. Dios nos

ha dado su espíritu como “enganche” para asegurar que recibiremos la redención total y

recibiremos en gloria las bendiciones divinas prometidas.

Pablo cierra esta pasaje diciendo que todo estas consecuencias son para alabanza

de su gloria. Ante tanto amor, tanta misericordia. Ante la promesa de las bendiciones

venideras, que no alientan a soportar los padecimientos que heredamos por medio de

Jesús, ante tanta majestuosidad y gracia, solo nos queda alabar y dar gracias al

soberano Dios que “Por medio de Cristo, nos eligió desde un principio, para que

fuéramos suyos y recibiéramos todo lo que él había prometido”

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