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Cómo disciplinar a un niño autista

4 métodos:Crea un rutina para disminuir las necesidades de disciplinarloEstrategias específicas de

disciplinaCrea un sistema de recompensasComprende la causa de la mala conducta

Existen muchos puntos de vista sobre cómo se debe disciplinar a un niño. A un


padre le puede resultar difícil determinar la mejor forma de manejar las conductas
no deseadas de su hijo. Esto puede ser incluso más difícil cuando el niño tiene un
trastorno del espectro autista. Es importante que como padre de un niño que tiene
autismo, reconozcas que disciplinarlo es más que solo castigarlo porque se
comportó “mal”. La disciplina, de hecho, es cuando un padre intenta implementar
estrategias para modificar las conductas no deseadas de su hijo. Avanza hacia el
paso 1 para aprender cómo puedes disciplinar a un niño que tiene autismo.

Método 1
Crea un rutina para disminuir las necesidades de
disciplinarlo
Es importante asegurarse de que los siguientes pasos se sigan con regularidad,
ya que implementar cualquier estrategia enfocada a disciplinar a un niño autista es
difícil si existen inconsistencias en la disciplina o si no se efectúa la supervisión
adecuada.

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Ten una rutina y estructura fijas y establecidas. Designa lugares determinados
en donde ocurrirán las actividades. Una rutina general dentro de la vida de tu hijo
es esencial para que él pueda darle sentido a su mundo, el cual puede ser confuso
para alguien que sufre de autismo. Al crear una rutina, también podrás reducir las
razones por las cuales tu hijo se comporta mal.
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Usa 'horarios con imágenes' para establecer un orden. Los horarios con
imágenes le ayudan al niño a entender cuál es la siguiente actividad que debe
hacer. Los horarios con imágenes son herramientas maravillosas que los padres
pueden usar para ayudar a guiar a algunos niños que sufren de autismo a través
de las diferentes actividades que estos emprenderán durante el día. Ayudan a
mejorar la estructura de la vida de un niño, en particular si el niño con autismo
tiene dificultades para mantener un panorama general de sus actividades diarias.
Algunas ideas sobre cómo usar los horarios con imágenes son:[1]
 Tu hijo y tú pueden llevar un registro de las tareas “poniendo una marca” al lado
de las actividades ya completadas.
 Tu hijo y tú pueden tener un reloj a mano durante las actividades para determinar
el tiempo para cada actividad.
 Ayuda a tu hijo a diseñar y a dibujar estas imágenes para que él se sienta más
conectado con ellas.
 Pon las imágenes en un libro o una pizarra o en la pared para que tu hijo pueda
verlas cuando quiera.
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Sé constante con el horario. Ten en cuenta que si bien debes ser firme y
constante, también debes ser flexible cuando es lógico que lo seas. Al ser
inflexible, puedes reforzar las conductas no deseadas de tu hijo. Todos aquellos
involucrados en el cuidado del niño deben ser constantes en cuanto a las
actividades planeadas para el día, así como también en cuanto al régimen
disciplinario del niño.[2]
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Adapta el horario de a pocos a medida que tu hijo crece. Si bien el horario
debe mantenerse relativamente constante, no significa que las actividades y la
manera de disciplinar a tu hijo no se puedan modificar a medida que progresa
naturalmente en desarrollo y crecimiento como persona.
 Por ejemplo, tal vez has planeado que después de almorzar, él haga ejercicio. Sin
embargo, si a tu hijo siempre le da un dolor de estómago por hacer ejercicio,
puede que comience a comportarse mal antes de cada sesión. Esto no significa
que debas seguir igual con la actividad planeada por miedo a que cambiarle el
horario 'confunda' a tu hijo. Al contrario, las cosas se pueden modificar para
satisfacer de la mejor forma sus necesidades. Por eso, puedes modificar el horario
para que los ejercicios los realice antes de almorzar. Se debe avisar a todas las
personas que cuidan del niño sobre esta inversión del horario de las actividades
para asegurar que exista constancia.
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Asegúrate de que haya suficiente supervisión para tu hijo. Esto incluye
reconocer en qué momento y en qué lugar tu hijo necesita “tiempo de descanso”
(por ejemplo, después de la escuela). El tiempo de descanso es particularmente
importante cuando tu hijo siente que están pasando demasiadas cosas y que sus
sentidos están sobrecargados. Cuando tu hijo se aflige o se siente molesto debido
a esta sobreestimulación, es un indicador de que necesita un tiempo de descanso.
Para administrarlo, simplemente lleva a tu hijo a un lugar tranquilo y seguro y deja
que se 'relaje' en un ambiente sencillo con tu supervisión.
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Sé paciente. Si bien a veces te puedes sentir frustrado al tratar de entender la
conducta de tu hijo, es importante que recuerdes que la paciencia es algo clave. A
tu hijo autista le tomará tiempo aprender que estas conductas no deseadas deben
cesar.
 Recuerda que algunos niños autistas tienen problemas sensoriales del oído, de la
visión o del tacto. Por lo tanto, si tu hijo no te presta atención o si parece que no te
está escuchando y haciendo lo que tú dices, no concluyas de inmediato que lo
hace a propósito para molestarte.
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No le grites a tu hijo. Gritarle, tratar de ser mandón o exhibir demasiada
autoridad puede hacer que él se sienta ansioso o confundido y puede que exprese
su incomodidad a través de conductas inapropiadas. Cuando los niños con
autismo se sienten ansiosos, se nota en su conducta. Se vuelven muy inquietos y
agitados. Es posible que empiece a hacer una rabieta o un berrinche, a gritar o a
chillar. Por lo tanto, es importante que mantengas un tono de voz bajo, aun si te
sientes muy frustrado.[3]
 Es posible que el niño también exhiba conductas autodestructivas como golpearse
la cabeza contra algo.
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Soluciona cualquier problema médico o del sueño. Si tu hijo no duerme lo
suficiente, si siente dolores o está enfermo, es natural que exprese su malestar, el
cual puede ser malinterpretado como una “conducta problemática”.

Método 2
Estrategias específicas de disciplina
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Crea una relación directa entre la disciplina y la conducta problemática. Es
muy importante disciplinar a tu hijo inmediatamente después de que se presente la
mala conducta. A veces, como padre, es sabio enfocarse en lo que es más
importante. Si esperas demasiado para administrar el castigo, tu hijo puede
confundirse sobre el por qué exactamente lo castigas. Si ha pasado demasiado
tiempo como para que el niño no pueda relacionar el castigo específicamente con
esa conducta, esta vez, es mejor dejarla pasar.[4]
 Si tu hijo aprende bien a través de tácticas visuales, crea una serie de imágenes
que expliquen cómo su mala conducta conduce al castigo y cómo la buena
conducta conduce a premios. Al hacer esto, ayudarás a tu hijo a entender la
relación entre la mala conducta y la disciplina.
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Ten diferentes niveles de disciplina. No dependas solo de un único castigo o
tipo de castigo. Debes tener una escala según la cual administres el castigo de
acuerdo a la gravedad de la conducta.
 El tipo de disciplina que adoptes debe depender de la gravedad del problema. El
autismo no es solo un trastorno, sino un espectro de trastornos. Por eso, ni todos
los niños ni todos los problemas de conducta van a tener una única solución o
cura. Se deben abordar de forma diferente, dependiendo del niño y de la gravedad
de la conducta.
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Entiende que ser constante en la forma de disciplinar es esencial. Tu hijo
debe entender que la conducta no deseada conduce a resultados no deseados y
que se tomarán medidas a causa de estos resultados no deseados sin importar
quién lo discipline.[5]
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Elige formas de disciplinar que consideres que son las mejores para tu
hijo.Cuando hayas logrado entender qué formas de disciplinar funcionan mejor
con tu hijo, elige varias y síguelas a rajatabla. Por ejemplo:[6]
 Ignora tácticamente las conductas desafiantes o las que él hace para llamar la
atención, así como las rabietas. Esto incluye no hacer contacto visual y no dar
respuestas físicas o verbales. Hacer esto le envía un mensaje al niño de que su
conducta no es aceptable y que las conductas no deseadas serán ignoradas. Lo
mejor es aplicar esto en el caso de un niño que grita, dice malas palabras o que
está enfurruñado.
 Utiliza la técnica de contar. Cuando tu hijo haga una rabieta, dile: “Nada de llorar”
(o alguna otra frase con un significado similar). Inmediatamente comienza a contar
en voz alta, pero detente apenas el niño comience a hacer la rabieta de nuevo.
Repítele: “Nada de llorar”. Vuelve a comenzar a contar cada vez que el niño deje
de hacerla. Cuando llegues al número acordado, por ejemplo a 10 o 20,
pregúntale al niño: “¿Qué quisieras hacer ahora?”.
 Usa la pérdida de premios como forma de disciplinar. Si un niño se comporta
inapropiadamente, puede que la pérdida del premio sea considerada por él como
un castigo.
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Entiende que debes sentirte cómodo con disciplinar a tu hijo en público con
esa forma de disciplina que elegiste. Por lo tanto, abofetearlo o darle nalgadas
no son formas de disciplinar recomendadas. Tal vez no te incomode darle
nalgadas a tu hijo en casa, pero si no te agrada hacer esto en público, le indicarás
a tu hijo que hay un lugar en donde esas conductas son aceptables (afuera de la
casa). Es más, los niños con autismo se frustran o enojan fácilmente. Una de las
formas en que expresan esta frustración es a través de la violencia. Responder a
la violencia con más violencia puede reforzar la idea de tu hijo de que está bien
ponerse violento cuando se siente molesto.[7]
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Evita etiquetar al niño como “malo” o “equivocado”. Indícale al niño cuál es la
conducta incorrecta de forma alentadora para promover acciones correctivas. Por
ejemplo, dile:
 “Puedo ver que estás muy molesto debido a lo que pasó, pero los gritos son…”
 “Creo que hiciste eso porque...”
 “Vamos a trabajar en cómo expresar tus preocupaciones de formas más sanas...”
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Recuerda que gran parte de 'disciplinar' es fomentar la conducta correcta de
tu hijo en vez de castigar la conducta inapropiada. Trabaja junto a tu hijo para
identificar lo que no es aceptable y preséntale alternativas que sean alentadoras
(como se dijo antes). Mientras más refuerces las buenas conductas, con mayor
frecuencia las aplicará tu hijo. Si las conductas continúan, puede ser beneficioso
visitar a un especialista en conducta a quien puedas expresarle tus
preocupaciones.[8]

Método 3
Crea un sistema de recompensas
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Crea un sistema de recompensas que se relacione directamente con las
buenas conductas. Al igual que con el castigo, tu hijo debe comprender que
como resultado directo de su conducta apropiada, él recibirá una recompensa.
Esto, con el tiempo, logra la modificación de la conducta y puede ayudarte a
disciplinar a tu hijo.[9]
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Pon en orden las actividades que le gustan más a tu hijo y las que le gustan
menos. Califica cuánto le gustan a tu hijo las diferentes actividades o
recompensas en orden de aquellas que le gustan menos a aquellas que le gustan
más. Haz una lista para llevar un registro de esta clasificación. Puedes usar estas
actividades para recompensar la conducta deseada en el niño o cuando este deje
de tener una conducta negativa o inapropiada.
 Aunque al principio esto puede sonar como una “extorsión”, en realidad no lo es
cuando se aplica correctamente. La aplicación del sistema de recompensas tiene
que estar basado en recompensar la conducta correcta de un niño en vez de usar
este sistema con la esperanza de que deje de comportarse mal.
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Ten una mentalidad abierta a las nuevas ideas sobre cómo disciplinar y
recompensar a tu hijo. Cada niño es diferente y cada niño con trastorno de
espectro autista es diferente. Lo que un niño puede considerar un castigo o “algo
aburrido”, tal vez puede ser la máxima recompensa para un niño con autismo y
viceversa. Por lo tanto, es esencial que seas creativo y que tengas una mentalidad
abierta con respecto a los conceptos del castigo y de la recompensa en el área de
la disciplina.[10]
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Establece un sistema de recompensas. Hay varias formas de hacer esto, pero
los dos mejores sistemas de recompensas son:
 Crea una tabla de conductas en la cual la buena conducta se premie con una
marca en la tabla. Si el niño tiene suficientes marcas en ella, recibe una
recompensa.
 El sistema de recompensas con objetos es un sistema muy común que ya ha sido
implementado. En esencia, se recompensa la buena conducta con algún objeto
(etiquetas adhesivas, fichas, etc.). Estos objetos después se pueden canjear por
recompensas. Este sistema, a menudo, se diseña usando un contrato con el niño
en cuanto a su conducta y, por lo tanto, puede ser difícil de implementar en niños
muy pequeños.
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Elogia a tu hijo. Siempre ofrece las recompensas con elogios (primero elógialo y
luego dale la recompensa). Así motivarás a tu hijo para que vuelva a hacer la
acción deseada. Habla con un tono de voz bajo cuando le des la recompensa.
Hablar con un tono demasiado alto puede sobreestimular o molestar a tu hijo.
Elogia el esfuerzo en vez del resultado. Esto incluye elogiar el que se haya
esforzado por lograr la meta. Para tu hijo autista, tiene más valor el que
reconozcas su persistencia y esfuerzo, y no el resultado.
 Demostrar sinceridad y placer con las conductas apropiadas de tu hijo aumenta la
frecuencia de esas conductas.
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Dale a tu hijo recompensas sensoriales. A veces, estas son más difíciles de
administrar que otro tipo de recompensas, pero una buena recompensa es una
que además promueve correctamente la actividad sensorial. Sin embargo, ten
cuidado de no sobreestimular a tu hijo, porque esto puede molestarlo. Las
recompensas pueden ser:
 Visuales. Algo que le guste ver al niño, por ejemplo, un libro, una fuente de agua,
animales (los peces son particularmente eficaces), el tráfico (si vives en un edificio
de apartamentos) o el vuelo de un modelo de un avión.
 Auditivas. Música calmante, suave y relajante de instrumentos simples y suaves,
como por ejemplo el piano, o cantar una canción.
 Gustativas. Estas recompensas incluyen otras cosas, no solo comidas. Incluye el
poder probar diferentes comidas que le gusten (un surtido de frutas dulces, algo
salado y cualquier variedad de algo que para tu hijo sea placentero).
 Olfativas. Haz que tu hijo huela diferentes olores y los distinga, por ejemplo
eucalipto, lavanda, naranja o diferentes flores.
 Táctiles. Que juegue en la arena, en un pelotero, con el envoltorio de algún
alimento, por ejemplo una bolsa de papas, con plástico de burbujas, con masa de
gelatina o plastilinas.

Método 4
Comprende la causa de la mala conducta
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Ten en cuenta que los niños con autismo tienen pensamientos
‘concretos’. Esto quiere decir que interpretan las cosas de forma literal y, por lo
tanto, debes tener cuidado con cómo les hablas. Antes de que puedas disciplinar a
tu hijo, debes entender por qué se comporta mal. Si no entiendes la causa, puedes
terminar disciplinándolo de una forma que en realidad refuerce la mala
conducta. [11]
 Por ejemplo, si tu hijo se comporta mal a la hora de irse a dormir y no sabes por
qué, puedes elegir enviarlo a un tiempo fuera. Sin embargo, un “tiempo fuera”
podría, de hecho, ser una recompensa para el niño si su meta es posponer el irse
a dormir la mayor cantidad de tiempo posible. Al disciplinarlo sin entender la
causa, en realidad le demuestras que si se comporta mal a la hora de irse a
dormir, terminará quedándose despierto hasta más tarde.
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Comprende el propósito subyacente de la conducta de tu hijo. Cuando un
niño con autismo exhibe una mala conducta, esa conducta en realidad es para
lograr un propósito. Al entender el propósito que quiere lograr tu hijo, podrás
descubrir cómo prevenir la conducta no deseada y trabajar en reemplazarla por
una acción más apropiada.
 Por ejemplo, tu hijo tal vez quiera evitar algo o una situación, entonces “se
comporta mal” para evitarla. O tal vez intenta llamar la atención o lograr otra cosa.
A veces, puede ser difícil distinguir cuál es la meta final de tu hijo. Tendrás que
observarlo para saber bien.
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Averigua qué causa la mala conducta específicamente. Una pista clave para
averiguar qué hace tu hijo (si evita una situación o si llama la atención) es
observar si “se comporta mal” constantemente cuando se presenta una situación
determinada. Si el niño se comporta mal de una forma “inusual” ante una actividad
que normalmente disfruta, entonces podría ser un indicador de que quiere llamar
la atención.[12]
 Por ejemplo, tu hijo puede “comportarse mal” cuando es hora de darse un baño. Si
hace esto antes o durante el baño, puedes concluir que se comporta mal porque
no quiere dárselo. En este caso, lo mejor es averiguar la verdadera causa (hace
frío, le desagrada el olor de algún tipo de jabón, etc.).
 En el caso de que esto ocurra cuando le toca hacer sus deberes escolares, es
muy probable que simplemente no entienda lo que tiene que hacer. En este caso
lo mejor que se puede hacer es armarse de paciencia e irle explicando paso a
paso. Nunca se le deben decir frases como: "no entiendes porque no prestas
atención", "no irás a servir para nada", etc. Mucho menos exigirles excelencia
y/o perfección.
 Ahora bien, si esto se da a la hora de comer entonces es indicio de que hay algún
alimento que le pueda desagradar. En este caso lo mejor es retirar lo que le
resulte desagradable en vez de forzarlo a comer y tildarlo de "remilgoso" de
buenas a primeras. Algunas personas con espectro autista tienen un sentido de
gusto y olfato muy sensibles, lo cual propicia la hiperselectividad hacia los
alimentos.
 Nunca obligues a estos niños a "comer de todo". Esto es típico de los padres
ignorantes.

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