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Marta, Diego y Rodrigo continúan descubriendo lo que encierra un libro

que todo el mundo tiene en su casa y que es considerado el Libro de Dios.

DESCUBRE LA BIBLIA
abarca desde el Génesis hasta el Apocalipsis.

El descubrimiento continúa, . ndo en el tiempo ...


En este tomo aparecerá Moisés, el gran libertador, la larga travesía
del desierto y la conquista de Canaán con Josué al frente.
Saúl, el primer rey, y después David,
el joven pastor que derrotó al gigante Goliat.
Se avivará nuestra memoria y se despertará nuestro interés
con el relato de los detalles de estas historias.
Abramos la puerta y veremos el mar abierto
para que pase el pueblo ... camino de la libertad.
iOh!, si pudiésemos oír las expresiones de alegría ...
las oraciones de gratitud ... los comentarios inocentes de los niños ...
Sí, compartiremos todo esto y mucho más.
5
,
HJSTORJAS DEL EXODO
PARTE
Éxodo 11: 1 - 18: 27
I

-E I pueblo de Israel atravesando

1 el mar l
Es increíble lo que podemos
ver a través de esta gran
puerta ... ¿El fondo del mar? ¿Personas y
animales cruzándolo por tierra seca?
-Mamá, ¿para qué estás recogiendo
esas conchas?
-Para poder contarles esta experiencia
a mis nietos mostrándoles lo qlJe recogí
del fondo del mar.
-Pero, ¿cómo es posible que las agu.;JS
del mar se hicieran a un lado?
-Gracias al poder de Dios. No lo
olvides nunca, hijo mío.

7
Se sacrificaron muchos corderos aquel día. Cada animal simbolizaba a Jesús,
«el Cordero de Dios que qu ita el pecado del mundo».
Cuando obedecemos a Dios y aceptamos a Jesús es como si laváramos
nuestro corazón en su sangre. Entonces, él perdona nuestros
pecados y el día del juicio será como si un ángel pasa ra de largo,
sin castigarnos.
¿Qué hicieron los israelitas con el cordero? Lo asaron y
cenaron. Comieron deprisa, preparados para salir, puesto que
la señal de pa rt ir podía darse en cualquier momento.
Seguramente nadie durmió aquella noche. Los israelitas,
a causa del nerviosismo; los egipcios porque, cuando
estaban quedándose dormi dos, escucharon en el silencio
de la noche un terrible clamor eran los gritos de los que
lloraban a sus muertos. Los eg ipcios, que habían provocado
la muerte de tantos niños hebreos, sentían
ahora, en sus propias carnes, cuán terrible
era esa experiencia.
La Bibl ia dice que el mismo Faraó n
fue alcanzado por esta plaga
, perdiendo a su primogénito, el que
le sucedería en el trono. Entonces
Faraón llamó a Moisés y a Aarón y
les gritó:
-iSalid de en medio de m i
Moisés informó a su pueblo pueblo y llevaos todas vuestras
de que esa misma noche tendría pertenencias I Debéis marcharos
lugar la décima y última plaga, inmed iatamente .
por la que morirían todos Los egipcios ansiaban ver partir a los
los hijos primogén itos de los hebreos. Les dieron incluso oro, plata, ropas
egipcios. y todo lo que les pidieron. Aquella noche se
Dios ordenó que cada familia cumplió la promesa que Dios había hecho a Abraham.
de los hebreos matara un Los hijos de Jacob habían permanecido cuatrocien tos años en Egipto hasta
cordero y marcase con su sangre que abandonaron aquella tierra tal como se le había profetizado a Abraham :
el dintel de la puerta como señal «Después de cuatrocientos años sus descendientes serán liberados de la
de obediencia. El ángel, al ver la esclavitud de Egipto».
señal, pasaría de largo sin Por f in eran libres de nuevo. Regresarían a su tierra, de donde habían
sembrar la muerte en salido y por la cual habían suspirado durante tanto tiempo.
ese hogar. Todos los
que creían en Dios
lo hicieron así.

8 9
Camino de la libertad
Por aquel entonces a nad ie le preocupaba que no tuvieran
casa o alimentos, el tiempo que duraría el viaje ni los peli gros
Al amanecer del día sigu iente, el pa ís despert ó sumergido en un gran dolor y tristeza por que tendrían que enfrentar.
lo que había suced ido. Mientras t anto, al saber que Faraón ya había permitido su sa li da, Pero, ¿quién los conducía rea lmente? Dios mismo. Durante
los israelitas sintieron alivio y alegría. Se produjo entonces una gran agitación en la tierra el día los guiaba una nube vertica l en forma de columna. Por la
de Gosén. Ni siquiera había tiempo para pensar, pues Fa raón aún podía cambiar de idea, noche esta nube brillaba tanto que la llamaban "columna de
como habia hecho anteriormente . Tenían que aprovechar ese momento en que los egipcios fuego". Así, viajaban con la seguridad de que Dios iba con ellos
estaban ocupados llorando a sus muertos. y con la certeza de su cuidado y protección.
Antes de salir el sol miles de personas, seiscientos mil a pie, sin contar mujeres y niños,
se juntaron en un lugar determinado, acompañados por sus animales, que eran muy
numerosos, y cargando ropas, cazuelas, comida y bienes que iban a necesitar durante el
largo viaje. Dice la Biblia que algunos esc lavos, delincuentes y aventureros que no eran
israelitas quisieron acompañarlos . Sabemos que, más adelante, sq presencia causaría graves
prob lemas al grupo. Afortunadamente Moisés, su líder, había sido prín ~e de Egipto y había
aprendido el arte de mantener en orden grandes ejércitos y mu ltitudes.
Por fin se dio la orden de partir. Lentamente, pero con gran entusiasmo, salieron de la
ciudad de Ramesés, que ellos habían edifica do durante su esclavitud . Les resultaba imposible
avanzar más deprisa, pues llevaban muchos niños y ancianos. Conducir a los animJ es
tampoco era fác il, como podrás imaginar.
¿Sabes qué se llevaron con ellos? Una especie de urna con los huesos de José, tal como
él había pedido años antes.

10 11
Paralizados por el miedo, los hebreos observaban a los egipcios avanzar hacia el los,
El cruce del ~ar Rojo sab iendo lo crueles que pod ían llegar a ser. Entonces escucharon la voz de Moisés, que les
transm itió conf ianza:
~No tengáis miedo, el Señor nos librará. Nunca más veréis a estos soldados que ahora
está is viendo.
Al día siguiente todos se levantaron muy temprano, ansiosos por reemprender la
Mient ras Moisés hablaba, la nube se echó misteriosamente hacia atrás, formando una
En cuanto la nube comenzó a avanzar, la caravana se puso en movimiento. Ellos pensaban
barrera ent re los egipc ios y los aterrorizados hebreos.
que llegarían pronto, pero tuvieron que desviarse hacia el sur y atravesar el desierto, cerca y Dios dio la orden: «Di al pueblo que avance y extiende tu vara sobre las aguas ... ».
del Mar Rojo. No entendían muy bien por qué pero lo cierto es que si hubieran seguido por De repente el viento comenzó a soplar, levantando la arena de l desierto, agitando el Mar
el camino recto habrían tenido que at ravesar la tierra de los filisteos y enfrentarse a ellos en Rojo y convirtiéndolo en una enorme masa espumosa. Empujada por el viento, el agua se
una guerra para la cual no estaban preparados. En tales circunstancias, corrían el riesgo de iba retirando hacia los lados.
tener que regresar a Eg ipto. Moisés, con su vara extendida, se dio cuenta de que Dios estaba prepa rando el camino
Al darse cuenta del rumbo que habían tomado, muchos comenzaron a dudar. Tenían para que el pueblo cruzara el mar por tierra seca.
No sabemos quién fue el primero en pisa r el camino, pero con toda seguridad lo hizo
el mar a un lado y las montañas al otro; si los egipcios decidieran perseguirlos estarían
confiadamente. Cientos de personas y animales le siguieron por aquella avenida tan
cercados y en serios apuros.
especia l, mientras que muchos esperaban aún en la playa. Así, la multitud caminó hacia un
Yeso fue exactamente lo que sucedió. A lo lejos, vieron la nube de polvo levantada por lugar seguro . \
centenares de hombres en carros y caba llos que se dirigían hacia ellos a gran velocidad. Debe de haber sido una escena inolvidable.
Justo lo que temían: los egipcios los Of'rspc
Un canto de victoria
Lo que había
suced ido era tan
iQué espectacular l Durante horas, una extraña procesión recorrió el pasillo que Dios extraordinario q-úe
habia abiert o para que cruza ran el mar Detrás se encontraba el peligro que representaban parecía un sueño y
los egipcios y delante la esperanza de la seguridad y la vida. una pesad illa al mismo
No sabemos cuánt o tiempo duró esta travesía hasta que finalmente el último carro llegó t iempo.
a la otra orilla y se escuchó un suspiro de alivio. Entonces alguien
Más atrás, los egipcios se precipitaron hacia el camino ent re mural las de agua, ahora entonó un canto a Dios,
desierto. El pueblo se asustó al ver que los eg ipcios avanzaban a toda veloc idad. Pero cuya letra descri bía
ráp idamente el ag ua come nzó a volver a su lugar, provoca ndo caídas, atropellos y una gran lo suced ido. Era Moisés.
confusión. Finalmente el agua cubrió los car ros, los caballos y a todo el ejército de Faraón. Inmediatamente toda aquel la
Pronto el vient o recuperó la ca lma y las aguas ocuparon su lugar. Las mu ltitud unió sus voces a la de él,
montañas, las playas y el azu l del mar estaban exactamente igual que expresando la grat itud y la alegría
antes. que rebosaban sus corazones.
Cantaron los hombres con Moisés, pe ro también
las mujeres bajo la di rección de María, su hermana.
Ahora sí eran libres de la esclavitud de los eg ipcios. Querían permanecer allí, cantando
j unto al Mar ROJO, pero su líder sab ía que les esperaba una la rga jornada y ma ndó leva ntar
el campamento y reorga nizar la carava na pa ra reemprender la marcha.

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Comida en el desierto
Esa tarde una bandada
de codornices cubrió el .
~.-A ~ ~;,,~-~ ,
campamento y todos comieron '
El principal problema en abundancia. Pero, ¿y al día siguiente? Por la mañana el suelo estaba cubierto de unos
del viaje por el desierto era copos f inos y pequeños: era el alimento enviado por Dios, muy agradable al pa la dar. Como
la escasez de agua que el pueblo no sabía qué era, lo llamó maná, que significa" ¿Qué es esto?"
se hizo patente desde el El maná aparecía todas las mañanas frente a las tiendas. Ellos debían recoger la
tercer día. Imagina a miles cantidad que necesitaran para aquel día. Si sobraba algo para el día siguiente se pudriría
de personas y anima les y desaparecería. Solo caía maná durante seis días. El sexto día debían recoger una porción
sed ientos viajando por doble para el sábado, porque en este caso no se estropearía. Dios qu iso, de este modo,
un luga r donde no enseñar a su pueblo a respetar el día de descanso. Muchos había n olvidado la Ley de Dios y
existían vegetación ni era necesario que volvieran a adorar al Señor como antiguamente. A l principio algunos no
fuentes de agua f resca . entendieron muy bien y el sábado salían a recoger maná, pero no lo encontraban. De este
En una ocasión modo no había error posible . Esa lección, enseñada todas las semanas, grabó en la mente
encontraron agua en de los israelitas el hecho de que Dios quería que el séptimo día fuera un día especial de
abundancia, pero no era descanso, diferente por haber sido dedicado a la fam il ia y a celebrar el culto a Dios. Nunca
potable. Se decepcionaron más lo olvidarían.
tanto que llama ron a aquel lugar
"Ma ra", que significa amargura.
Tras este incident e el pueblo empezó
a man ifestar un gran malestar que se tradujo en reproches a Moisés como: «¿Has vivido
cuarenta años en el desierto y no sabes que no se puede vivir sin agua? ¿Por qué nos has
traído hasta aquí?»
Entonces Moisés pidió ayuda a Dios, quien, rápidamente, le dio una solución. Le indicó
un árbol del cua l debía cortar varios pedazos y lanzarlos al agua. Ésta, inmed iatamente, se
volvió potable, de manera que todos pudieron calmar su sed.
Al día siguiente llegaron a Elim, donde había doce fuentes y setenta palmeras, yallí
permanecieron varios días para recuperar fuerzas. La Biblia dice que partieron hacia
el desierto de Sin el día 15 del segundo mes, después de la salida de Egipto. Allí se
encontraron otro problema grave: no había pasto para los animales ni tierra fértil para
cultivar cerea les. Entonces el pueblo se levantó nuevamente contra Moisés y Aarón y les
preg untaban: «¿Por qué nos habéis traído hasta aquí? ¿Por qué no hemos ido hacia el
norte? ¿Cómo vamos a plantar en este desierto?»
Este espíritu de rebelión se propagó y en poco tiempo todo el pueblo estaba protestando
porque se terminaban las provisiones de alimento. Olvidando los milagros que habían
presenciado, comenzaron nuevamente a quejarse: «En Eg ipto teníamos ollas llenas de carne
y comíamos hasta hartarnos, pero ahora nos morimos de hambre. ¿Por qué nos has traído
hasta aqu í?»
Cuando Moisés presentó este problema a Dios, él le prometió que lloverían alimentos del
cielo.

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Compartir tareas
Al día sigu iente, como de costumbre, Moisés se
sentó para atender al pueblo. Había tantos asuntos
Ya sin la preocupación de la comida, que resolver y eran tantas las disputas, que pasaba el
prosiguieron la marcha . Como recordarás, día entera juzgando, ayudando y aconsejando. Jetra
avanzaban muy despacio. Pa raran en Refidín, le dijo: "No puedes soportar todo esto t ú solo. Te
al su r del Sinaí, pero allí no había agua y el vas a enfermar. Busca entre el puebl o hombres
pueblo, como de costumb re, culpó a Moisés: honestos y creyentes para que sean jueces sobre
,,¿Va a cu idar el Señor de nosotros o no ?» grupos de mil, cien, cincuenta y diez. Ellos
Esta vez, Dios mandó reunir a los dirigentes resolverán la mayor parte de los problemas y
junto a una peña, en Horeb. Entonces Moisés sólo recurrirán a ti en los casos más difíciles».
golpeó la roca con su vara y brotó ag ua a Fue un consejo muy sabio. Moisés lo aceptó
rauda les. Todos pud ieron saciar la sed. con hum ildad y enseg uida lo puso en práctica.
Resuelto est e problema, surgió otro. De esta manera Moisés quedó dispon ible para
Cuando atravesaban las t ierras de los tareas más importantes que el Señor le iba a
amalecitas, éstos los atacaran y quisieron confiar.
apoderarse de sus riquezas y del ganado que
llevaban con ellos. Moisés organizó un pequeño ejército y se produjo una batalla. Moi sés
vigi laba y oraba desde la cima de un monte, acompa ñado por Aarón y Hur Sucedió
entonces que cuando Moisés oraba con los brazos levantados, los israelitas vencían, pero
cuando se cansaba y los bajaba, los ama lecitas tomaban ventaja. Entonces Aarón y Hu r
decidieron ayudar a Moisés a mantener los brazos levantados hasta que la victoria fue
completa y los amalecitas huyeran derrotados.
Mientras ta nto, Moisés tuvo la alegría de ver llegar al campamento a su suegro
Jetro, a su esposa Débora y a sus hijos Gersón y Eliezer. Imagina cómo habrá sido
aquel primer encuentro fam iliar, después de tanto tiempo. Moisés les contó lo que
había n vivido en los últimos tiempos; las aventuras eran tantas y tan impresionantes.
Jetro, escuchando a Moisés, reconoció cuán poderoso es el Señor. rl""~~~",,_~ .
HISTORIAS DE MOISÉS
Y El TABERNÁCULO
Éxodo 19: 1 - Levítico 8: 36

L A LEY DE DIOS

Normas de conducta del hombre hacia Dios


1. No tendrás otros dioses fuera de mí.
11. No te harás imagen ni ninguna semejanza .
111. No tomarás el nombre del Eterno tu Dios en vano.
IV. Acuérdate del día sábado para santificarlo.

Normas de conducta del hombre con su prójimo


V. Honra a tu padre y a tu madre.
VI. No matarás.
VII. No adulterarás
VIII. No robarás.
IX. No dirás falso testimonio.
X. No codiciarás lo que
es de tu prójimo

20 21
Pero para ha blar a los demás acerca de
Dios ellos mismos tenían qu e sa ber distingui r
el bien y el mal, eleg ir siempre lo que es
co rrecto. Ah ora bien, ¿cómo podían saber
qué espe raba Dios de ellos) Dura nte el tiempo
que habían vivido en Egipto, en contacto con
los paga nos, había n olvidado m uchas de las
enseñanzas divinas. Entonces Dios diseñó un
plan para dar a conocer su vol untad a aquel
pueblo. Moisés, orientado por Dios,
mandó que se prepa rara n
durant e dos días pa ra est ar
limpi os y purificados para
un acontecimient o m uy especia l
y so lemne: «Al tercer día el Señor
desce nderá sob re el mont e Si naí, a la vista
Tres meses después de la sa li da de todo el pueblo» .
de Egipto los israel itas llega ron a la Hubo gran ag itación en el ca mpament o. Dios,
penínsu la de l Sinaí. All í, en el desierto, que los había li be rado de los egipcios, que había
junto al majestuoso monte Sinaí, el pueblo abierto un cami no en el mar pa ra ellos, les había enviado
se sentía perplejo. En lugar de dirigirse hacia el norte, pan del cielo y había hecho sali r agua de la roca, iba a hacer
la nube que los gu iaba cont inuaba hacia el su r. Se hallaba n que t odo el cam pamento escuchara su voz.
t odavía a cient os de kilómetros de su destino. ¿Por qué actuaba Dios de Cua ndo amaneció el t ercer día, el Si naí est aba envuelto en una
aquella ma nera) nu be ard iente, t emblaba y humeaba como si hubiera un volcán. De
Por tres mot ivos: repente, entre el f uego y el hu mo, se oyó una voz admirable, profunda y
• Primero: Dios sabía qu e su pueblo, recién liberado de la esclavitu d, no tenía las melod iosa; era la voz de Dios, que dijo: «Yo soy el Señor t u Dios, que t e saqué
condiciones para enfrentar a los terribles fi listeos que vivían al sur de Palestina. de Eg ipto, de t ierra de servidumbre». Después, les dio los Diez M andamie ntos.
• Segundo: Dios quería enseña rles varias lecciones muy importantes y se necesitaba
r
J tiem po y un lugar apartado del resto de l mu ndo.
I • Tercero : Dios ten ía rese rvado un gra n futuro para Isra el y era necesario que cada
is rae lita co mprendiera y fuera capaz de cump lir la misión que él le quería confiar.
Debían se r un pueblo diferente, una nación con características especiales, pues de entre
ellos iba a nacer Jesús. Ell os serían sus colaboradores para da r a conocer al mu ndo el plan
de la sa lvación y revelarle el amor de Dios.

22 23
los Diez Mandamientos

I
No tendrás otros dioses fuera de mI.

11 V
No te harás imagen, ni ninguna Honra a tu pad re y a tu madre,
semejanza de lo que hay arriba en el cielo, para que tus días se alarguen en la
ni abajo en la tierra. No te inclinarás ante tierra que el Señor tu Dios t e da.
ellas, ni las honrarás, porque el Eterno
tu Dios soy yo, fuerte, celoso, que visito IV
la maldad de los padres sobre los hijos, No matarás.
hasta la tercera y la cuarta generación ,
a los que me aborrecen. Pero t rato con VII
amor invariable por mil generaciones No cometerás adulterio.
a los que me aman y guardan mis
Mandamientos. VIII
No hurtarás.
III
No tomarás el nombre del Eterno tu Dios IX
en vano, porque el Señor no dará por No hablarás contra tu prójimo
inocente al que tome su nombre en vano . f also testimonio.
Los israelitas se sentían
IV profundamente co nmovidos X
Acuérdate del día sábado para y deseaban se r obedientes. No codiciarás la casa
santificarlo. Seis días trabajarás y harás Aún hoy esos Diez de tu prójimo, no cod iciarás
teda tu obra. Pero el sábado es el día Mandamientos reflejan la esposa de tu próJimo,
de reposo del Señor tu Dios. No hagas la voluntad de Dios hacia ni su siervo, ni su criada,
ningún trabajo en él; ni tú, ni tu hijo, ni tu el ser human o. Si todos los ni su buey, ni su asno,
hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia cumpliésemos, los habitantes ni cosa algu na de tu prójimo.
ni tu extranjero que está dentro de tus de la tierra viviríamos fe li ces
puertas. Porque en seis días el Eterno hizo yen paz.
el cielo, la tierra y el mar, y todo lo que
contienen, y reposó en el séptimo día. Por
eso, el Señor bendijo el sábado
y lo declaró santo.
las otras leyes
Durante la ausencia de Moisés, muchos
comenza ron a temer que ya no reg resaría. ¿Cómo
llegarían a Canaán sin su dirección?
Pasaron dos, tres, cuatro semanas y el monte
continuaba envuelto en la nube, pero Moisés no
aparecía. Los israelitas pensaban:
«M oisés debe de haber muerto .. Será mejor que
volvamos a Eg ipto» .
Qué pueblo aquel, siempre
dudando, sin motivos, del amor
de Dios.

Después de que Dios diera al pueblo los Diez Mandamientos, que eran leyes para toda la
vida, indicó a Mo isés otras normas específ icas para que todo transcurriese con normalidad
en el día a día del campamento.
Te daré tres ejemplos de este tipo de normas:
• Si dos hom bres riñen y un o hiere a su próji mo y el herido cae en cama , el primero
pagará al segundo el tiempo que estuvo sin trabajar y los gastos de su curación .
• Si un hombre deja a su ganado pastar la hierba del vecino, debe compensa rl o con el
mejor pasto de su ca m po.
• No se debe explotar a las viudas ni a los huérfanos, ni oprim ir a los extra njeros.
Pacientemente se le enseñaba al pueblo a vivir en com unidad, con respeto. Gracias a la
tarea de los jefes de mi l, cien , cin cuenta y diez se iban resolviendo los prob lemas.
En cierta ocasión, Moisés ll amó a los anc ianos y les comunicó que Dios lo había mandado
subir nuevamente al monte Sinaí. ti iría con Josué, m ientras que Aarón y Hur se quedarían
dirigiendo el campamento .

26
Dios t ambién les explicó por qué debía n sacrificar anima les.
Moisés en el monte Sinai Era pa ra que com prend ieran cuá n t erri ble es el pecado y
que su castigo es la muerte. El pecador debía entender que
cuando pecaba, merecía mori r, pero en lugar de eso podía
Moisés permaneció en la cima del monte cuarenta días y cua renta noches. ¿Qué hizo ofrecer un cordero inocente símbolo de Jesús, que quita
todo ese t iem po allP Estuvo recibiendo información pormenorizada, por parte de Dios, el pecado del mundo, y que un día mo riría en la cruz del
sobre un santua rio llamado "tabern áculo" que debía construir en el campam ento. Se ría Calvario.
parecido al modelo que existe en el cielo. A llí se enseñaría al pueblo a comprender que Dios Tambié n señaló qué pe rsonas reali zarían el oficio de sace rdotes,
los ama ba y deseaba que fueran puro s, sa ntos y justos. cómo debían vestirse, actuar, etcétera . Final mente ent regó un
¿Cómo se ría ese santuario? El ta bern ác ulo debla ser portáti l, para poder llevarlo consigo hermoso regalo a Moisés: las dos tablas de pied ra con los Diez
a cua lqu ier lugar que se desplazaran. Las paredes serían de madera recubierta de oro puro. Mandamientos escritos con su dedo.
El t echo tendría cuatro coberturas una de lino, otra de piel de cabra, otra de piel de carnero Profundamente con movido por aquella experiencia a so las con Dios,
y la ext erior con las pieles de animal más resist entes. El santua rio med iría 16,5 metros de Moisés descendió de la mo nt aña muy feliz, pero le esperaba una gran
largo por 5,5 metros de alto y de ancho. Esta ría dividido en dos com partimentos: el lugar decepción.
santo y el luga r santísimo. La separación est aría marcada por una hermosa cortina azul y Cuan do se encontró con Josué se dio cuenta, para su
roja con ángeles borda dos. desolación, de que algo anormal estaba sucediendo en el
Los muebles del luga r santo serían una mesa para el pan, un altar para el incienso y un cam pamento: en medio habían colocado un becerro de oro
candelabro de siete brazos, todo con un significado simból ico: los panes recordarían que y todos danza ban a su alrededor.
Dios provee todo para suplir nuestras necesidades, incluyendo a Jesús, quien fue ll amado Un mes y med io sin Mo isés había sido
el Pan de vida. El incienso ind icaba que las oraciones de ellos, mezcladas con el aroma del suficiente para que el pueblo se ent regara
in cien so, ascendería n hasta el cielo. a la idolatría, incluso después de
Las luces del candelabro, que debían est ar sie mpre encend idas, recordaban a Jesús, a haber prometido obedecer
quien se le ll amó la Luz del mundo, y que vive etern amente. a Dios. Profun damente
El arca, constru ida de madera de acacia y revestida de oro, estaba destinada a guardar decepcionando, Moisés
las t abl as de los Diez Mandamientos. Tenía una tapa de oro puro llamada propiciatorio y dos tiró al sue lo las piedras,
ángeles de oro con las alas abiertas. que se rompieron
Dios explicó a Moisés que en ese lugar él man if estaría su presencia, pues quería que el montaña abajo.

que se
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I':f, -t
pueblo entend iera que SI el los tra nsgredían la Ley, él esta ría dispuesto a perdonar a los
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Problemas en el ca1lV'l~~~~p

Cuando M oisés llegó al campamento, que se había


rebelado con aquel espectácu lo de adoración al becerro de
oro, todos dejaron de danza r y se mostraron recelosos.
Sabían que se habían eq uivocado.
-No te enfades conmigo - dijo Aarón- , sabes
que este pueblo tiene tendencia al mal. M e pidieron
que les hiciera dioses como los de Egipto para que los
guiaran, porque no sa bían qué te había sucedido.
Ni Aarón ni el pueblo habían comprendido la
importancia de obedecer fi elmente a Dios.
-¿ Cómo se explica la aparición de est e
ídolo ? -preguntó Moisés.
-El pueblo trajo sus objetos de oro, los
echamos al fuego y sal ió un becerro.
Pero no podía haber sido así de fácil, En una ocasión,
porque antes tenía que haberse preparado Moisés le pidió a Dios que le
un molde. Entonces Moisés la nzó el deja ra verlo. Pasados unos días, Dios
ídolo al fuego, mandó que se rompi ese mandó a Moisés que subiera de nuevo al monte
el metal en pedazos y que despu és lo y llevara consigo dos tablas de piedra como las que él había
redujeran a polvo. Después Moisés roto, para que pudiera escribir de nuevo su Ley sobre ellas. El Señor
lanzó el polvo al agua y ésta se volvió descendió de la nube. Moisés, conmovido, no int entó ver a Dios como era su
amarilla. deseo, sino que se incl inó en t ierra y solo pensó en adorarlo. Seg uramente también
El pueblo se quedó muy a ti te gustaría ver a Dios, pero eso sólo será posible cuando vayamos al cielo.
impresionado al ver aquel la ag ua, y Ahora es suficiente con saber que es bueno y que perdona nuestra maldad.
Moisés les ordenó que la bebiera n. Aunque no lo podamos ver, sí podemos sentirlo y confiar en él.
Continuar el cam ino hacia Canaán
con los rebeldes en su medio iba a
resultar muy difíci l, por eso Moisés necesitaba saber quién estaba del lad o del Señor y
quiénes se habían rebelado . Aquel fue un día muy triste porque murieron cerca de tres mil
personas que no estaban dispuestas a seguir las indi cacion es divinas.
Angustiado, Moisés subió de nuevo al monte y se ofreció en sacrificio para que el pueb lo
pud iera ser perdonado. Dios les concedió otra oportunidad. Mandó a Moisés que condujera
al pueblo a otro lugar y prometió que un ángel los gu iaría.
El Señor y Moisés hablaban como hablan los amigos, pero Moisés no podía ver el rostro
de Dios.

30
Una ofrenda voluntaria
Todos se di rig ieron a sus tiendas y, al regresa r, hicieron largas colas. La Biblia dice
que llegaron hombres y mujeres, todos los que se habían propuesto en su corazón
lleva r ofrendas de oro y piedras preciosas: pendientes, anillos, tej idos fin os, pieles de
an imales teñidas, oro, plata, bronce y madera de acacia en cantidad suficiente para
la construcción. De esta manera se consiguió todo lo necesa rio para el Tabernáculo
según las in strucciones de Dios.
Después, Moi sés les comu ni có quién
dirigiría la obra. Se trataba de Bezaleel ,
nieto de Hur, de la tri bu de Judá.
Dice la Bibl ia que el Espíritu de
Dios le dio grandes capacidades,
inteligencia y conocimiento. Era
un excelente artista y diseñador,
y enseñó a otros a trabajar el
oro, la plata, el bronce, la
madera y la pied ra.

Moisés descendió del monte después de haber


pasado allí otros cuarenta días. Traía de nuevo
las t ablas con los Diez M andam ientos. El pueblo
había cambiado y se preparaba para iniciar la
construcción del Santua ri o, pero antes Moisés les pidió qu e lleva ran ante el
Señor una ofrenda voluntaria de oro, plata, bronce, joyas, li no f ino, pi eles,
madera de acac ia, ace ite y otros materiales .
Mo isés sabía que poseían todos esos materiales porque se los habían
dado los egipcios antes de su pa rt ida. Les dijo que debían ofrecer,
vol untariamente, lo que deseara n de corazón.
Esto demuestra cuán bien conoce Dios nuestras capacidades, lo que hay en nuestro
la construcción del tabernáculo corazón y hasta nuestros nombres.
Unos hombres cortaban la madera del tamaño exacto para cada uno de los lados de las
Durante los meses siguientes había tanta paredes. Otros hacía n los moldes y fundían los metales.
actividad en el campamento que parecía una Las mujeres hilaban lino, tejían cortinas o prepara ban las tintas.
colmena. El arca en la que serían guardadas las tablas de la Ley, fue construida por el propio
El joven Bezaleel dirigía de forma admirable a Beza leel. Este mueble sería el centro de todos los servicios religiosos, por eso la hizo
todos los que trabajaban vol untariamente y con perfecta en todo detalle. Era la obra maestra de su vida. Sobre la tapa colocó dos ángeles
entusiasmo. de oro. Después, comenzó a trabajar en el altar del incienso, en la mesa de los panes y en
Primero sepa raron los materiales, lo cua l era el cande labro de siete brazos. Hizo todo co n el máxi mo deseo de ag radar a Dios.
difíci l porque el pueblo no dejaba de llevarles La obra avanza ba cada día y era el centro de todas las conversaciones. No había
cosas. Fue necesa rio que Moisés enviara televisión ni rad io, pero las noticias corrían de boca en boca.
mensajeros para que avisaran de que ya tenían Seis meses después del comienzo todo estaba listo, ta l como Dios
suficiente. había ordenado. iEra impresionante! Debían de estar muy
El Señor ta mbién escog ió a Aholiab como nerviosos, emocionados y fel ices el día de la ceremonia
ayudante de Bezaleel y les dio sabiduría especial de inauguración, la cual se celebró
a todos los que iban a formar parte de esta obra. exactamente un año
después de haber salido
de Egipto.

34

2m
los símbolos

Cuando llegaba la noche, el Tabernáculo


resplandecía como fuego. Durante el día, la nube del
Señor descansaba sobre él.
Los israelitas, al contemplarlo, se sentían seg uros y sacerdote que tenía que lleva r las cargas del pueblo sobre sus hombros y su corazón. En la
motivados. cabeza le colocó una mitra con la inscripción: "Consag rado al Eterno".
La semana siguiente a su inauguración, se celebraron A los hijos de Aarón, Moisés los vistió con una t única, un cinturón y un gorro. Después,
varias ceremon ias. En la primera Aarón y sus cuatro mandó traer un becerro. Todos colocaron sus manos sobre la cabeza del animal como
hijos fueron consagrados como sacerdotes del símbolo de sus pecados. Entonces Moisés sacrificó el becerro y esparció la sangre alrededor.
Santuario. Repit iÓ la ceremonia con dos ca rne ros más. Del último, Moisés aspe rjó un poco de sangre
A la entrada se encontraba Moisés y ante él Aarón en la oreja de Aaró n y en los pulgares de su mano y su pie derecho. Hizo lo mismo con cada
y sus hijos: Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. Moisés los uno de 105 hijos de Aarón.
lavó y vistió co n hermosos ro pajes de los mismos co lores Parece algo muy extraño, pero cada uno de estos gestos ten ía un sign ificado simbó li co.
que las cortinas : azul, sím bolo de la perfección de Dios; La sa ngre de la oreja sign ificaba que só lo debían tener pensam ientos puros y escuchar lo
carmesí, símbo lo del pecado, y púrpura, símbolo de la bueno; la de la mano simbol izaba que debían usarla únicamente con propósitos nobles de
misericordia divina . ayudar a los pobres y dar el amor de Dios; la del pie era para que anduvieran só lo en los
Sobre el pecho de Aarón colocó un co lorido cam inos del Seño r.
pectoral con doce piedras preciosas, que simbolizaban Esta ceremon ia representaba la necesidad que tenemos de una completa consagración
las doce tribus de Israel. Sobre los hombros le colocó a Dios y a su obra.
dos grandes pied ras de ón ice que debían recordar al
EXPERIENCIAS EN El D IERTO
Levítico 9: 1 - Números 20: 29

E sta puerta es enorme ...


Claro, porque debe abarcar
el inmenso desierto.
Las experiencias que se
narran en este capítulo te dejarán
en ocasiones muy impresionado,
pero así fue como Dios tuvo
que enseñar a su pueblo a ser
obediente.
No se puede perder el respeto al
nombre del Señor. El pueblo sólo
conseguía aprender al ver que la
consecuencia inmediata de sus
errores era el castigo.
Dios es amor, pero también es
Justicia.

38 39
El pueblo se sintió sacudido por la actitud de los dos jóvenes irreverentes y por el modo
en que fueron destruidos. .
Moisés ordenó que los enterrasen fuera del campamento, sin que se celebra ra ninguna
ceremonia fúnebre.
Es necesario que exista una clara diferenci a entre lo qu e es santo y lo que es profano. Por
otra parte, no se puede jugar con las obl igaciones hacia Dios.

Los hijos de Aarón eran consc ientes del compromiso que habían hecho y de que debían
ser ejemplo para todos los jóvenes del campamento. Tenía n que ser correctos en todas sus
actua ciones . Pero, ¿qué sucedió) Dos de el los, Nadab y Abiú, se emborracharon tras la
ceremonia de consag ración perdiendo completamente el respeto por su misión.
Cualqu ier persona común podría haber cometido un error, pe ro ellos habían sido
elegidos pa ra un t rabajo sagrado. Bajo los efectos del alcohol cometieron un pecado
terrible: se burlaron de sus obl igaciones sagradas; toma ron cada un o un incensario que
únicamente debían encender en el altar y pusieron en ellos fuego extraño ante el Señor.
No sólo desobedecieron, sino que trataron con ligereza los asuntos sag rad os . No su pieron
cump lir con su deber, lo cual desagradó mucho a Dios y tuvo que castigarlos. Su cedió que
cuando ellos, tambaleá ndose, ten ían el "fuego extraño" en sus manos, una fuerte llama
salió del altar y quemó a los dos jóvenes, que murieron allí mismo.

40
y comenzaron de nuevo
Dios y la queja las reclamaciones. A unos no
les gustaba el desierto, otros no
tenían com ida para el ganado,
otros decían que no había suficiente
agua ... Dios, disgustado, permitió
que se incend iara el campamento.
Moisés le supl icó que extinguiera el
fuego y así lo hizo, pero ya habían
muerto muchas personas.
Después se quejaron otros porqu e estaban hartos del
ma ná y querían carne como la que com ían en Egi pto.
Pobres insensatos, se acordaba n de la buena com ida
de Egipto, pero olvidaban la esclavitud y lo que Dios había
hecho por ellos.
Moi sés se desesperó de nuevo. ¿Cómo podría dar
carne a todo aquel pueb lo? Únicam ente matando a
105 rebaños ..
Dios le dijo que estuviera tranqu ilo, que iban
a comer carne. A l día siguiente el vient o comenzó
a soplar desde el Mar Rojo y aparecieron mi les de
codornices . iMenudo festín ' Dejaron de recoger maná
Tiempo después, el pueb lo se dio cuenta de que y co mían carne en todas las comidas, comieron
la nube se movía, lo que significaba que había tanta que enfermaron y muchos murieron por
llegado la hora de partir. intoxicación al imenta ri a.
Empaquetaron rápidamente todos sus La ta rea de Moisés de cond ucir a un millón
enseres, juntaron los rebaños, los de personas rebeldes a través del desierto se hacía
levitas desmontaron el Tabernáculo y cada vez más difícil y tuvo que pedir ayuda a Dios
lo embalaron, y todos se pus ieron en nueva mente.
cam ino. El Señor le dijo que elig iera setenta hombres de
Al pasar t res días, la nube se detuvo. confianza para formar un consejo que lo ayudara
Montaron de nuevo el Tabernáculo y en sus tareas. Moisés hizo una lista de los mejores
las doce tribus acamparon alrededor hombres, quienes se juntaron alrededor del
de él, de manera ordenada. Se tabernáculo a la espera de que Dios actua ra.
se ntían contentos porque creían que Entonces suced ió algo extraordinario: el Espíritu
estaban avanzando hacia la tierra de Dios descendió sob re ellos y profetizaro n.
de sus sueños. Pero no, aún tenían Como estaban junto al Santuario, el
que aprender muchas lecciones hasta pueblo podía oír lo que decían. Se quedaron
estar preparados, pues a pesar de que impresionados con los líderes espirituales que
, Moisés había eleg ido.
ya habían tenido numerosas muestras
del amor de Dios, su fe era aún muy Fue entonces cuando Moisés pronunció
poca. la famosa frase: «Ojalá todo el pueblo del
Eterno fuese profeta)) .

42 43
Problemas familiares En aquel tiempo la lepra era una enfermedad incurable y muy contagiosa. El que
la contraía tenía que vivir aislado fuera del campamento. Aquel fue un momento muy
conmovedor, ver a María llorar amargamente y a Aarón, triste y arrepentido, pidiendo
Moisés se sintió muy dolido al ver que sus hermanos María y perdón por él y por su hermana. Moisés, a quien María había hecho sufrir tanto, cayó de
Aarón también lo criticaban. ¿Cómo era posible 7 María había rodi llas y pidió a Dios que la curase: «Te ruego, oh Dios, que la sanes ahora».
cuidado de él cuando se encontra ba en un cesto, en el Nilo; Aarón Dios se conmovió ante aquella triste escena familiar. María fue curada pero, para que no
había sufrido y orado con él para sacar al pueblo de Egipto. Y olvidara la lección, tuvo que permanecer fuera del campamento durante siete días.
ahora lo enfadaban con sus disparates. Se Moisés y Aarón la acompañaron para
burlaban de su mujer y eran descorteses despedirla y cuando regresó le dieron
con ella porque tenía la piel oscura, sentían la bienvenida con los brazos
celos de su relación con Dios y les parecía abiertos, olvidando todo lo
que Moisés debía consultarles antes de que había suced ido.
tomar decisiones.
La situación era terrible. Si sus hermanos y el viaje continuó.
se rebelaban como los demás, serían un
mal ejemplo. Moisés nunca se defendía a sí
mismo. La Biblia dice que fue el hombre más
manso de la tierra.
Así, un día en que los, tres estaban
discutiendo, el Señor les pidiÓ que fueran al
tabernáculo. Al llegar, vieron que la columna de
nube desce ndía sobre ellos y el Señor dijo:
-Aarón y María, yo hablo con los profetas
por medio de sueños y visiones, pero con mi
siervo Moisés, que me es totalmente fiel, hablo
cara a cara. Entonces, ¿cómo os habéis atrevido
a criticarlo?
Aarón y María se quedaron en silencio
mientras la nube ascendía y María exclamó:
- ¡Mirad, tengo lepra!
Tan cerca, pero tan lejos ...
----~---------------- Cuán emocionados se sintieron al contemplar la ansiada tierra, de la que tanto les habían
hablado sus antepasados.
La distancia entre el monte Sinaí y Canaán son cerca de 250 kilómetros. Si en aquel Tuvieron que esperar, porque el paso siguiente fue elegir doce hombres, uno de cada
tiempo hubiera habido buenas carreteras y grandes autobuses, habrían llegado en tres o t ribu, para que se adelantaran y exploraran el país. Iban a descubrir la mejor forma de entrar
cuatro horas. para establ ece rse definitivamente.
Incluso así, avanzando a paso de tortuga, la caravana habría tardado sólo once días Cada uno debía traer una especie de informe sobre la re gión que le tocara visitar:
en hacer el viaje. Pero, tras qu ince meses de éxodo, observaron número aproximado de habitantes, descripción de las fortificaciones de las ciudades,
extasiados, por primera vez, las verdes colinas y los fértiles alimentos que cultivaban, presen cia de árboles, etcéte ra.
va ll es de su futuro hogar. Todo el pueb lo se juntó para verlos partir Únicamente sabemos los nombres de dos de
los espías: Caleb, de la tribu de Judá, y Josué, de la tribu de Efraín.
Pasaron una semana, dos, tres y no había noticias de ellos. Los más pesim istas
empeza ban a deci r que habían sido asesinados por los habitantes de Canaán.

46 47
Finalmente, regresaro n cua renta días después. Venian ca rgados. Para transportar un Cuan do Dios hab ló, el los compren dieron el grave error que habían cometido. Habían
simple racimo de uvas hacfan f alta dos hombres. Y decian: dicho que preferían morir en el desiert o; pues bien, tendrían lo que habían deseado.
- Es una tierra maravillosa, en verdad mana leche y miel. Hemos traido esta fruta como «Segú n habéis hablado a mis oídos, así ha ré con vosotros. En este desierto caerán
muestra de lo que estamos diciendo. vuest ros cuerpos. Todos los que tenéis más de veinte años, los que habéis mu rmurado
Hasta ahi, todo bien. Todos sonreian. Hasta que los espías aña dieron: cont ra mí, no entraréis en la ti erra que juré daros pa ra que habita ra is en ella, excepto
- Pe ro el pueblo que habita esas t ierras es muy fuerte y las ci udad es son muy gra ndes Ca leb y Josué. Pe ro vuestros ni ños, a ellos los int rodu ci ré y el los disfrut arán de la tierra que
y están fortificadas. Tam bién hemos visto gigantes, hijos de Anac. Al sur están los vosot ros despreciasteis. Confo rme al número de los cuarenta días en que reconocisteis la
amalecitas y en las col inas lo heteos, los j ebuseos y los amorreos . A lo largo de la costa del tierra, cua rent a años vagaréis por el desierto».
Mediterráneo y en el va lle del Jordán están los cananeos. Tuvieron que paga r un precio altísimo por no haber conf iado en Dios.
y continua ron relatando t odo. Josué y Ca leb decfan que
debian conq uistar la tierra confiadamente, pero los demás
espías pensaban lo contrario :
- No, ellos so n más fuertes que nosotros, nos
aplast arán en un instante.
Se comparaban a sí mismos con langost as en
com paración con los paganos que habitaban
aquellas tierras.
Los israelitas se desan imaron muchísimo. La
Biblia dice: «Entonces toda la co ngregación alzó
la voz y el pueblo lloró aquel la noche».
Eran noticias terrib les qu e habían dado
origen a nuevas murmuraCiones, quejas y
rebel día .
-Más nos hu biera valido haber muerto en Egipto,
o incluso aquí en el desierto -decfan.
y en·fu recidos, prop onían :
- Escojamos otro jefe y volvamos a Eg ipto .
Josué y Ca leb se enf renta ron al pueblo y
exclamaron:
- No olvidéis que el Sefior nos ama
y está con nosotros. t i nos guiará y nos
protegerá, no tengá is miedo.
-¡ Apedreémoslos l ¡Apedreémoslos l
De pronto, Dios se manif estó junto al
Tabernáculo y la multitud rebelde enmudeció.
la gran rebelión

Imagina cómo se sentía el pueblo al día siguiente.


Subían a la montaña para contemplar la tierra que habían perdido para siempre y decían:
- En verdad hemos pecado, pero estamos arrepentidos y listos para entrar en la tierra
que el Señor nos ha prometido, y entraremos.
Sin embargo, era demasiado tarde. Cuando Moisés supo de la intención de el los de
entrar a pesa r de todo, los avisó de que no lo intentaran, porque sin la ayuda de Dios nunca
lo lograrían. Y así sucedió . Los amalecitas no los dejaron pasar ni siquiera hasta la primera
colina, pues los atacaron y los persiguieron ferozmente.
Entonces se leva ntó una revuelta contra Moisés y Aarón, comandada por Coré, Datán y
Abiram, junto a más de doscientos cincuenta hombres de entre los jef es del pueblo. Decían:
-iYa basta! Vosotros no sois mejores que nosotros, ¿por qué tenemos que obedeceros?
y otros protestaban por causa de la promesa incumplida de entrar en Canaán.
Nunca nadie había desafiado a Moisés de aquella manera. Todo el campamento estaba
baJO una gran excitación y se pronunciaron palabras muy amargas de descontento.
Llegó el momento de la prueba. Por indicación divina, Moisés mandó que todos se
reu nieran junto al Tabernáculo y dijo al pueblo:
- Si el Señor hace un milagro y el suelo se abre tragando a los rebeldes, entonces sabréis
que Dios me envió a real izar esta obra y que esos hombres deshonraron al Señor.
Nada más term inó de hablar se escuchó un gran estruendo y la t ierra se abrió por
el luga r donde estaban los doscientos cincuenta hombres y sus defensores. Murieron
inmediatamente.
Entonces Moisés, tem iendo que todo el pueblo fuera consum ido, pidió a Aa rón que
tomase un incensario y se situara en medio del puebló para rogar a Dios que lo perdonara.
De esta manera todo volvió a la calma.

50 51
Termi nó la revuelta in iciada al saber que tend rían
que permanecer cuarenta años en el desierto y que
no entrarían en Canaán. Coré, Datán y Abiram habían
incitado a la rebelión contra Moisés y contra Dios y fueron
por tanto los causantes de miles de muertes . Todos habían
prese ncia do lo suced ido. ¿Se habrían convencido esta vez de
que M oisés y Aaró n era n los líderes que Dios había eleg ido'
Para que queda ra bien claro, Dios man dó a Moisés que pidiera
a los representantes de las doce t ribus que cada uno le entregara
una va ra con su nombre inscrito. Moisés recog ió todas las varas,
las colocó en el Tabernáculo y pid ió a sus respectivos dueños que
regresaran al día siguiente. Dios mostra ría, por medio de un milagro, a
cuál de los pat riarcas de las doce tribus iba a elegi r como sumo sacerdote.
Sería el hombre de cuya va ra nacieran f lores.
A la maña na siguiente estaban todos en el Tabernácu lo. El pueblo
observaba atentamente
la escena para conocer el
resultado . Moisés entró en
el Ta bernácul o y salió co n las
varas en la mano. Una de ellas
tenía no solo f lores, sino frutos:
almendras. Entonces tomó las doce
varas y las mostró . ¿A qu ién pertenecía
la va ra convertida en árboJ7
-Acercaos para verlo bien - exclamó
M oisés.
- Aarón - exclamaron todos al unísono.
No se había producido ning ún cambio y todos
aceptaron la voluntad de Dios; la tribu de Leví
continuaría encargándose del Tabernáculo y Aarón sería
el sumo sacerdote.
Se devolvió cada va ra a su dueñ o excepto la de Aarón,
que f ue colocada junto al arca por ord en de Dios, como
reco rdat orio de aquell a rebe lión y de la autoridad de Aarón.

52
Agua de la roca
Durante cuarenta años los hijos de Israel vaga ron por el desierto. Cambiaron muchas
veces de lugar en busca de pastos, alimentos o agua .
Uno t ras otro, todos los que habian participado en la gran rebelión f ueron muriendo. Dios
nunca los abandonó completamente, pues continuaban recib iendo el maná cada mañana y
desde que Moisés había herido la roca en Horeb nunca más les había faltado agua para beber.
Sólo se terminó el agua cuando ll egaron al final de su peregrinación . Fueron a quejarse
a Moisés y a Aarón, que ya eran anc ianos, con los mismos argumentos de siempre: «Ojalá
hubiéramos muerto cuando murieron los que se rebelaron, ¿por qué nos has t raído aquí
donde no hay cereales, ni higos, ni siquiera agua para beber 7 »
También como siempre, Moisés y Aarón recurrieron al Señor:
- Junta a tu pueblo y, dela nte de él, hábla le a la roca y sa ldrá agua.
Moisés juntó al pueblo incrédu lo, f ue a buscar una vara y les dijo, airado:
- Escuchad, rebeldes, ¿os haremos salir agua de esta roca 7
Qué grave error cometió Moisés. Ningún dirigente debe act uar así. Por otra parte, se
olvidó de dar la gloria a Dios. Después levantó la mano y en vez de hablar a la roca, como
Dios le había ordenado, la golpeó con la vara dos veces, con fuerza.
El agua sa lió, el gana do bebió y el pueblo sació su sed .
Moisés y Aaró n estaban al iado, observando, y el Señor les dijo: «Como no habé is creído
completamente en mí y no me habé is glorificado ante el pueblo, no seréis vosotros quienes
lo introduzcan en la tierra prometida».
¿Después de todo lo que habían hecho? ¿Después de todo lo que había pasado, de
tantos problemas y privaciones, no entrarían en Ca naán Moisés y Aarón?
Por no haber obedecido, se habían perdido una experiencia muy hermosa.
La lección que Dios quería enseñar al pueblo era que la roca era un
símbolo de Cri st o y Dios había ordenado a Moisés
que le hablara, no que la gol pea ra.
Ta l vez Moisés se sintió muy frustrado porque no se le permitiera entrar en Canaán, pero
continuó guiando al pueblo con el cuidado habitua l.
Comenzó a planificar la siguiente etapa, a través de l monte Hor. Allí sucedió algo
muy triste: Dios anunció que había llegado la hora de la muerte de Aarón, que tenía 123
años. Moisés su bió al monte con él y con su hijo Eleazar Desde la cima pudieron ve r el
campamento que se extendía desde el valle hasta el pie de la montaña. Moisés le quitó las
ropas sace rdotales a Aarón y se las puso a El eazar.
Llegó el momento de la desped ida. Mi entras su hermano y su hijo se abrazaban, Aarón
dio su último susp iro .
El pueb lo estaba muy preocupado por la demo ra, pero pronto se dieron cuenta de lo
que había sucedido cuando vieron que solo dos personas descendían de la montaña y que
Eleazar vestía las ropas de su pad re .
La noticia de la muerte de Aarón se extendió rápidamente por el ca mpamento y du ra nte
treinta días lloraron su pérdida, olvidando todos los resent imientos.

56
H1STOR1AS DE LA CONQU1STA
DECANMN PARTE

IV
Números 21: 1 - ]osué 24: 33

D
os hombres, una sola misión.
Solos, Moisés y Josué no podrían hacer
nada contra sus enemigos Siempre que
tomaban alguna iniciativa, todo salía
mal. Cuando se aliaban con Dios, obtenían
la victoria.
Moisés preparó el camino y Josué,
finalmente, entró con el pueblo en
la t ierra prometida.
Vagaron durante cuarenta años
hasta que Dios pudo cumplir su
promesa. ¿Por qué tanta demora 7

58
La serpiente en el mástil Los israelitas una vez más comprendieron que cuando hacía n exactamente lo que Dios
les mandaba, en este caso mirar la serpiente, sus problemas se resolvían ,
La serpiente era un simple pedazo de meta l incapaz de ayudar a nadie, Fue la sumisión
a la voluntad de Dios lo que los ayudó, Más tarde, recordando este episodio, Jesús dijo a
Tras la muerte de Aarón se cumplieron los cuarenta años de peregrinación por el desierto, Nicode mo: «De l mismo modo que Moisés levantó la serpiente en el desierto, así debe ser
por lo que levantaron el campamento para seguir en dirección a la tierra prometida, Miles levantado el Hijo de Dios para que todo el que crea en él, tenga vida eterna»,
de niños habían crecido y eran ahora pad res y madres, Los mayores habían mu erto, Finalmente Jesús también fue levantado en la
Como habían tenido que desviarse del cam ino que pensa ban seguir, el pueb lo estaba cruz de l Calvario y lo han contemplado mi llones
impaciente, Mostraron de nuevo su descontento hablando contra Dios y contra Moisés, de personas en todo el mundo, A través de
Cuando estaba a punto de producirse otra revuelta, aparecieron miles de serpientes esa contemp lación de fe, han recibido la
venenosas, Aquellos a los que picaban, morían , lo cual generó mucho pánico, sa lvación del pecado y de la muerte
Por fin, suplicaron a Moisés que los ayudase: eterna que aquél trae consigo,
-Ora al Señor para que aleje de nosotros estas serpientes, Si nos muerde la "serpiente",
y Moisés oró por el pueblo, que es Satanás, miremos a la Cruz
Dios entonces le mandó hacer algo muy extraño: y todo aquél que cree en él no
- Haz una serpiente de bronce y ponla sobre un mástil. Todo el que sea mordido, si mira mori rá, sino que tend rá vida
a la serpiente, vivirá, eterna,
¡Fue maravillosol Por todas partes se escuchaban los gritos de alegría de aquéllos que,
hab iendo sido mordidos y teniendo dolores de muerte, ahora estaban curados,

I
I
El asno que habló A Ba lac le pareció que sí, pues su pa ís se encontraba en pel igro. Envió un mensaje
a Balaam, acompañado de mucho dinero. En el mensaje describía a los israel itas como
un " pueblo guerrero" que había sa lido de Eg ipt o y cubría ahora toda aque lla tierra,
prepará ndose para at acarlo . Después le pidió que los ma ldijera.
Ba laam se negó a acompaña rlos. El rey volvió a insistir con una mayor cantidad de dinero
Al fina lizar su t ravesía por el
y promesas de grandes honores para él. Ba laam preparó un asno y pa rtió con los príncipes
desierto, los israelitas se sintieron
de Moab.
muy co ntent os de ver la t ierra fértil
que se exte ndía ante sus ojos. En ese
momento Moisés pid ió a los p
de Israel que cavaran con sus cetros un
pozo en la arena . Claro, nad ie puede
hacer un pozo en la arena con un pa lo,
pero lo más ma ravilloso es que brotó
agua de la m isma arena que ellos no
lograba n excavar. Una vez más Dios les most ró que siempre proveería cuando ellos, por sus
propios medios, no pudieran hacerlo.
Al ver brotar el agua, el pueb lo cantó:
«Sube, oh pozo; a él cantad».
Después se dirigieron hacia el norte y pid ieron
a Sehón, rey de los amo rreos, que los deja ran
atravesar sus t ierras. Pero él se negó y los atacó. Se
produjo una gran batal la e Is rael sa li ó victorioso.
Lo mismo sucedió en las otras t ierras por donde
tuvieron que pasar. Así, los dirigentes de las
ci udades comenza ron a temer al pueblo de
Israel.
Uno de los reyes que más 105 tem ió
f ue Balac, rey de los moabitas, quien
recurrió a un hechicero para que
maldijera a Israel. Este hechicero
se llama ba Balaam, era de
M esopot amia y vivía en su
tierra nata l, cerca del río
tufrates, a ochocie ntos
ki lómetros de l lugar
donde se encontraban.
¿Va ldría la pena ir
tan lejos?

62 63
I

Balaam no lo sa bía , pero Dios ha bía mandado un ángel para impedirle que cumpliera su Cinco jóvenes valientes
misión de maldecir al pueblo.
Comenzó a darse cuenta de que algo extraño estaba sucediendo cuando el asno insistió
en sa lirse del cam ino. Esto le enfadó mucho, porque todos lo miraban con asombro. Y
castig ó al pobre animal. Un poco más adelante, el asno se asustó y apretó el pie de Balaam
contra un muro. De nuevo Balaam se enfureció con el animal. Más adelante, el asno
vio nuevamente al ángel que le impedía pasa r y se paró. Cuando su dueño comenzó a
golpea rlo, el asno hizo algo imposible para un animal; habló diciendo:
-¿ Qué te he hecho yo para que me azotes?
-Te has burlado de mí -respond ió Balaam, furioso porque lo había avergonzado ante
personas tan importantes.
Entonces el Señor abrió los ojos de Balaam y vio al ángel que estaba en el camino, con
una espada en la mano.
El ángel habló con Ba laam, para explicarle que estaba actuando mal. Balaam qu iso
regresar a su casa, pero el ángel le dijo:
- No. Irás con estos hombres, pero dirás solamente lo que yo te mande.
Cuando llegaron, el rey Balac, muy co ntento, llevó a Balaam a la cima de la montaña
desde la cual se veía el campamento de Israel. Por aquellos días sucedió algo digno
- Maldíce los -ordenó el rey. de ser resa ltado, pues dio lugar al
En lugar de maldeci rl os, Ba laam los bendijo . El rey lo nacim iento de una ley justa. Zelofehad,
llevó a varios lugares, pero Balaam sólo podía decir cosas descendiente lejano de José, había muerto
buenas. y no tenía hijos, solamente había dejado
El rey se enfureció ta nto que Balaam tuvo que huir lo cinco hijas. Éstas, por el hecho de ser
más rápido que pudo. mujeres, no podían recibir ninguna herencia.
Pero no se conformaron con esta situación y
tomaron una decisión.
Sus nombres era n Maa la, Noa, Hog la,
Milca y Tirsa, y solicitaron una entrevista con Moisés.
Nunca antes ninguna mujer había sido tan val iente.
-Nuestro padre ha muerto y no ha dejado hijos. No
queremos que nuestro nombre se pierda con nu estra
familia. Queremos heredar con 105 hermanos de nuestro
padre.
Moisés consultó a Dios, quien le dio la siguiente
respuesta:
- Las hijas de Zelofehad dicen bien . Dales herencia
entre los hermanos de su padre y di a los israelitas: si
alguno muere sin hijos, pasaréis su herencia a su hija.
Fue así como estas jóvenes se dieron a conocer,
beneficiando a todas las mujeres a t ravés de la historia y
hasta nuestros días.

65
los últimos días Dios estaba dispuesto a todo mientras ellos le fueran fi eles.
de Moisés Moisés intentó explicarles cuá nto ganarían si decidían ama r a Dios y obedecerlo.
Al terminar su discurso, dijo: «Hoy pongo delante de vosotros la vida y la
El pueblo estaba listo para entrar en Canaán. Moisés muerte. Amad al Señor, seguid su camino y elegiréis la vida ».
mandó hacer un nuevo censo y vio que había 601.730 Después llamó a Josué y le dijo ante el pueblo: «Esfuérzate y sé
hombres mayores de veinte años. Para conseguir valiente, no temas, porque el Señor tu Dios irá delante de ti y nunca te
entrar en Ca naán eran necesarios hombres f uertes desamparará».
y va li entes. M oisés y Josué se dirigieron al Tabernácu lo y el Señor se apareció allí
Moisés había cum plido su misión, ahora sólo le en la co lumna de nube. De esa manera el pueblo podía estar seguro de
faltaba hacer rea lidad el sueño f inal. Contemp lando que Dios había elegido a Josué.
Jericó y las montañas tan cercanas pero a la vez Moisés había dado sus últimas indicaciones y pronunciado su último
tan distantes, pidió a Dios que lo dejara entrar en ad iós . Cuando todos se recogían en sus tiendas, él subió solo al monte
aquella tierra, a pesar de que el Señor le había Nebo para encontrarse con Aquél a qu ien había servido f ielmente
dicho que no entraría. Dios nuevamente le negó durante tanto tiempo. Al amanecer, contempló el campamento
esa posibi lidad. Parecía cruel, pero finalmente era del pueblo que t anto amaba y echó un último vistazo a la tierra
una forma de mostrar justicia y bondad. promet ida. Esta maravil losa visión es la última que tuvo antes
Moisés tenía ya 120 años y Dios sa bía de morir. Después, sus ojos se cerraron y se durmió en los
que sus fuerzas no le permitirían guiar brazos de Dios.
al pueblo a través de las luchas que Así murió Moisés. Dios mismo lo sepultó, pero nunca
le aguardaba n. Era mejor que los nad ie ha sab ido el lugar exacto.
más jóvenes tomaran a su cargo esta Jamás volvió a existir sob re la t ierra un profeta como
emp resa; por eso le dijo: M oisés, con qu ien el Señor hablaba tan de cerca.
- Sube al monte Pisga y contempla la
tierra prometida , porque ya no atravesarás
el Jordán. Da órdenes a Josué, anímalo y
fortalécelo, porque él será quien introduzca
al pueblo .. .
Moisés convocó entonces a los israel itas,
como había hecho en tantas ocasiones, sólo que
ésta sería la últ ima vez.
Ante la multitud, Moisés habló con voz potente y
clara, pues la Bibl ia dice que «no se le oscurecieron los
ojos, ni disminuyó su vigor» .
Durante horas recordó al pueblo muchos ep isodios y
bendiciones de aquel los cuarenta años desde su li beración.
La mayor parte de los adultos no conocían Eg ipto, era n muy
pequeños cuando atravesaron el Mar Rojo, pero todos sa bían lo que
sus padres les habían contado y también sabían que Dios deseaba que fueran un
ejemplo para todos los habitantes del mundo. Les había dado los Diez Mandamientos
para que pudieran distinguir fáci lmente entre el bien y el mal. Les había ordenado
construir un santuario para que supieran que Dios quería que fueran puros y santos.

66
El cordón rojo

Durante treinta días el pueblo guardó luto por la muerte de Moisés.


Ahora, Josué era el gran líder de Israel y tenía que actuar solo. Dios
le dijo que guiara al pueblo para «Sé que vuestro Dios os ha dado esta
atravesar el Jordán, pues él estaría tierra y todos tenemos miedo. Sabemos
con ellos. «Esf uérzate y sé va li ente, cómo se abrió el Mar Rojo delante de
porque tendrás éxito». vosotros» .
Josué empezó enviando Les habló de otros milagros que habían
dos espías que atravesaran el llegado a oídos de ellos y de la certeza de
río y observaran cómo estaba que su Dios era el Dios del cielo y de la
defendida la ciudad de Jericó. tierra.
Estos espías se mezclaron con Después llegó a un acuerdo con los
la mult itud y entraron en la espías: ella los ayudaría a huir si ellos, a
ciudad. Después decidieron cambio, salva ban la vi da de su familia
pasar la noche en una posada cuando conqu istaran la ciudad.
regentada por una mujer Como la casa estaba construida sob re
ll amada Rahab. la muralla de la ciudad, con una cuerda
Hablan informado al rey de los ayudó a descender por la ventana
la presencia de los espías en su hacia el lado de afuera de la mura lla.
territorio y este ordenó a sus Acordaron que ella llevaría a sus
soldados que fueran a la casa familiares a su casa y ataría un cordón rojo
de Rahab para que ella los en la ventana para que los soldados de
entregase. Israel la reconocieran y les salva ran la vida.
Pero Rahab indicó a los Cuando reg resaron los espías contaron
espías que subieran a la a Josué lo que había sucedido:
terraza y los escondió entre - El Eterno nos dará esta tierra, porque
los manojos de lino que las personas que la habitan nos tienen
tenía secándose. Después mucho miedo.
les dijo a los so ldados que Rahab ató el cordón en la ventana
los espías se habían ido al y toda su fam il ia se salvó cuando cayó
anochecer. la ciudad, más tarde, a manos de los
Cuando ellos se israelitas.
marcharon, Rahab subió a
la terraza para hablar con
aquellos israelitas.

69
Atravesando el Jordán Las aguas dejan de f luir y se abre un camino seco ante ellos. Los sacerdotes avanzan,
el pueb lo comienza a atravesar el río en grupos de diez mil. iQué espectáculo tan
Josué t ransmitió a sus oficiales el resultado de las investigaciones y concluyeron que extraordinario I
habia llegado el momento de avanzar. En tres dias se pondrian en marcha. Habia gran Los hab itantes de Jericó, junto al muro de la ciudad, enmudecen de terror. Nunca han
nerviosismo entre el pueblo. visto semejante cosa. La travesia demora varias horas. Cua ndo el último grupo llega a la
Pero tenian un problema: era la época de las crecidas y el rio Jordán ten ia cerca de un orilla, las aguas vuelven a cubrir el lugar por el que habían transitado. Parecía imposib le que
kilómetro de ancho y pantanos a ambas márgenes. ¿ Cómo podrían atravesarlo cerca de dos tantas personas hubieran atravesado el río Jordán sin un puente o un barco.
mi llones de personas! Para que el pueblo no olvidara ·este milagro, Josué pidió a los representantes de cada una
Prepararon los alimentos, plegaron las t iendas y lo colocaron todo en los carros. El de las doce t ribus que recogieran doce piedras grandes del fondo del río. Estas piedras se
Tabernácu lo ya estaba desmontado y Josué dio la orden de avanzar cuando vieran el arca de ap ilaron formando un monumento conmemorat ivo.
Dios en movimiento. Dijo también: «Santificaos, porque mañana el Señor hará maravi llas en «Cuando en el futuro vuestros hijos os pregunten el sign ificado de estas piedras,
medio_de vosotros». responderéis que Israe l cruzó en seco el río Jordán. Co ntad cómo el Señor secó las aguas
Al día siguiente, muy t emprano, el pueblo se emocionó cuando escuchó: para que vosotros pasarais, tal como había secado anteriormente el mar Rojo. Por eso todos
-Atravesaremos el Jordán en seco, como atravesaron vuestros padres el Mar Rojo. los pueblos de la tierra reconocerán que nuestro Dios es poderoso», dijo Josué.
Los sacerdotes avanzan al frente con el arca de la Alianza. Hay un gran suspense.
Continúan avanzando, se acercan cada vez más al río, cada vez más ... Ahora están a un
solo paso. Finalmente entran en el agua y ésta se aleja un metro, dos metros, diez metros ..
Dios, el verdadero capitán

Profunda mente ag radecidos a Dios, los hijos de Israel celebraron la Pascua,


recordando la li beración de Eg ipto cuarenta años ant es y agradeciendo a Dios
que hubieran llegado a la tierra prometida.
A la mañana sig ui ente comieron los alimentos de aquella tierra. El man á
había dejado de caer, ahora todo sería diferente: una nueva vida.
Al caer la noche Josué se alejó del campamento pa ra orar. Se sentía
pe rplejo, pues sabía que aún ten ían muchas difi cu ltades por delante.
Cerca de al lí se encontraba la ciudad de Jericó , desde cuyas murallas
los sold ados los observaban continuamente. ¿Cómo podría un pueblo tan
desentrenado e ignorante en materia de guerra conqu ist ar una ciudad ta n
bien forti ficada) A su alrededor había más de cien ciudades semejantes,
hab itadas por personas crueles y bárbaras. Despu és estaban las altísimas
montañas, que entorpecían el paso hac ia el mar
Josué expresó al Señor su senti miento de impotenc ia y le su plicó fu erza
y sabid uría. De pronto, notó que había algu ien a su lado, con una
espada
- ¿Amigo o enemig o) -pregu ntó.
- Soy el Prínci pe del ejército del Señor - respondió el
desconocido.
Josué comprendió que estaba delante de Cristo, el verd adero
Capitán de Israel. Había ven ido para ayudarlo, pa ra darle sabiduría
y va lor, ta l como había pedido .
El Señor le explicó qué debía hacer para toma r Jericó. Bastaría
con que el pueblo caminara alrededor de la ciudad varias veces .
Des pués, debían dar un grito al unísono y los muros cae rían .
i Qué fácil era todo con Dios ! Co n su Cap itán por delante, la
victoria esta ba asegurada .
Con un grito cayeron los muros Es posible que algunos soldados, después de aquella escena, hubieran
pensado que podían descansa r tranquilamente.
Al día siguiente sucedió lo mismo, lo cual resultaba aún más intrigante
Los guardas de los muros de Jericó, que habían presenciado el cruce de Israel por el para quienes observaban. Y lo mismo pasó los demás días de la semana. El
Jordán, esperaban un ataque. Por eso estaban alerta las puertas cerradas, los hombres más séptimo día se repitió la escena, pero los israelitas no solamente dieron una
fuertes armados, los arqueros en las almenas listos para el ataque, pero el ataque nunca vuelta a la muralla, si no siete. No había ninguna seña l de batalla, no se lanzó
llegaba. ninguna flecha. Las murallas estaban abarrotadas de personas observando el
Los espías informa ron de que los israelitas solo rea lizaban cerem onias reli giosas y de que espectáculo sin que llegara n a comprender cómo acabaría aquello.
no tenían armas de guerra o material para un ataque. Al f inal de la séptima vuelta, de pronto, al sonido de un toque
Un día comenzaron a ver cómo formaban una co lumna de perso nas que se dirigían de trompeta más prolongado, se escuchó un fuerte grito de los
hacia las murallas. Se prepararon inmed iatamente para el ataque, pero no sucedió nada. invasores, exactamente al unísono.
En lugar de eso, miles de hombres rodearon la ciudad, formando una larga cuerda. Detrás Esta onda de sonido hirió las murallas y se derrumbaron
iba el grupo de sacerdotes con aquel objeto extraño con el que habían iniciado el cruce como si se hubiera producido un gran terremoto.
del Jordán. Sólo se oía el sonido de las trompetas que tocaban los sacerdotes. Después y el pueblo entró en la ci udad sin ningún
regresaron todos en calma al campamento. impedimento.
Habían recibido indicaciones precisas de parte
de Dios de que no se quedaran con nada pa ra
ellos. Todo lo que hubiera allí debía ser
destru ido.
Cuando regresaron al campamento tras la caída de Jericó, estaban todos
muy contentos y optimistas. Si todas las ciudades cayeran así, entonces en
breve poseerían la tierra prometida.
Sugirieron a Josué que enviara dos o tres mil hombres a conquistar la
ciudad de Hai.
y fueron, pero volvieron derrotados y muy desanimados.
Josué, perplejo, se preguntaba dónde había estado el Capitán que les
había prometido las victorias.
y se humilló, postrado ante el Señor.
Entonces Dios le dijo que se levantara y le explicó la razón de aquel
fracaso. Alguien había desobedecido sus órdenes y se había quedado con
cosas de las que habían encontrado en Jericó. Mientras no resolvieran
aquel problema, no podrían vencer al enemigo.
Josué se afligió mucho. ¿Cómo podría encontrar al culpable entre miles
de israelitas)
Entonces Dios lo guió para que lo echara a suertes. Primero señalaría la
tribu, luego la familia y finalmente al culpable.
Mientras tanto Acán, que había robado y enterrado el botín, se sentía
seguro de que nadie lo descubriría. Pero cuando la suerte cayó sobre la
tribu de Judá, comenzó a inquietarse. Después supo que la suerte había
caído en su familia, y a continuación más cerca aún, en su abuelo. Ahora
su ansiedad era inmensa. Finalmente lo llamaron por su nombre. Acán
confesó que había escondido un manto babilónico, plata y oro, y los había
enterrado debajo de su tienda. Qué pena.
Por causa de su desobediencia, Israel había sufrido una gran derrota y
muchos hombres buenos habían perd ido la vida . Tendría que ser castigado
con la muerte. La Biblia dice: "y levant aron sobre él un montón de piedras
que aún permanece hasta el día de hoy».

76 77
El engaño de los gabaonitas Josué creyó en ellos
y aceptó el acuerdo de paz, .
prometiendo conservarles la vida . Junto
con los principes de Israel juró y firmó el pacto
sin consultar al Señor, porque tras dos VictOriaS
se. sentían muy confiados en sus capacidades.

Tras el castigo de Acán, la ciudad de Hai fue fáci lmente conquistada con la intervención
de todos los hombres.
Los pueblos que habitaban aquellas tierras decid ieron aliarse para derrotar a Israel. Tres días después
Algunos gobernantes pensaron que lo mejor era intenta r llegar a un acuerdo de paz con los descu bri eron que eran
invasores. Así, los dirigentes de Gabaó n, la ciud ad vecina de Jericó y Hai, enviaron algunos sus vecinos. Se sintieron
hombres disfra zados, como si fueran embajadores de un país muy distante. Coloca ron indignados, pero habían jurado
sacos viejos sobre los asnos, odres de vino rotos y remendados. Se pusieron sandalias vieja s en nom bre del Señor y tuvieron
y se vistieron con ropas muy gastadas Fueron a entrevistarse con Josué y le dijeron a él y al que respetar el acuerdo.
pueblo: Mantuvieron su pal abra, pero
-Veni mos de tierra s muy distantes y queremos hacer alianza con vosotros . Sabemos lo los gabaonitas, como castigo,
que el Señor ha hecho por vosotros en Eg ipto y cómo os ha gu iado en el desierto y os ha t uvieron que dedicarse a cargar
ayud ado a vencer leña yag ua para los israelitas.
Nun ca mencionaron las ciuda des de Jericó y Hai . Para que no sospech aran del engaño,
llamaron su at ención hacia el pan enmohecido y hacia sus vestidu ras gastadas.

79
78
El sol se detuvo

Tiempo después, cinco reyes de las ciu dades vecinas se aliaron para impedir la
invasión de Canaán. Cuando su pieron que los ga baonitas habían llegado a un
acuerdo de paz con Isra el, pensaron que eran trai dores y se enfu recieron hasta el
punto de que decidieron atacarlos.
Los gabaonitas, afligidos, enviaron un mensaje a Josué pid iendo ayuda.
Esta vez, Josué no se olvidó de consultar a Dios. Para su sorpresa, Dios le dijo
que acudieran, sin demora, en ayuda de aquel puebl o. Los ejércitos israe lita s
avanzaron toda la noche y llegaron a tiempo. Sorprendidos, los sol dados de
los cinco reyes perdieron el control y se dispersa ron.
Durante la lucha sucedieron dos cosas fuera de lo común . En primer
lugar, cayó sobre los enem igos una gran tormenta de enormes piedras
de granizo. La Bib lia dice que fueron más los que murieron por
causa del gran izo que en la batalla.
Mientras tanto la noche estaba llegando y con
ella los enemigos pod rían huir Josué pidió a Dios
que pudieran tener algunas horas más de luz
para vencer a los cananeos. Si lo lograban,
el cam in o hacia el mar quedaría

despejado y toda la tierra de Canaán dominada.


No sa bemos exactamente cómo sucedió, pero la Biblia dice que el sol se detuvo y la luna
se pa ró hasta que la batalla fue ganada.
El pueblo se fue separando y
Nunca había sucedido nada semejante y los habitantes de Canaán se asombraron
comenzaron una nueva vida en la
ante un día tan largo. Cuando supieron que aquello había sucedido para que los israelitas
t ierra prometida.
pudieran derrotar a los cinco reyes, perdieron el deseo de luchar y así las siguientes batallas
Así suced ió todo tal como el Señor
fueron ganadas por Josué, como Dios había prometido a Moisés.
había dicho a la casa de Israe l muchos
Cuando finalmente la lucha terminó, Josué tenía que divid ir cuidadosamente las tierras
años antes.
entre los israelitas.
Para eso creó una comisión de 21 hombres que exploraran la tierra y anotaran todo en
un libro . Con ese libro en la mano, Josué repartió el territorio entre las tribus, echándolo a
suertes.

80
los últimos
Durante el reparto de las ti erras entre las tri bus, sucedieron cosas extraordinarias. Una
fue la petición del viejo Ca leb. Él quería no una planicie férti l en las má rgenes del río
Jordán, sino el monte en que vivían los gigant es hijos de Enoc, los que habían atemorizado
al pueblo cuarenta años antes . Ahora Ca leb, va liente hasta el f inal, se ofreció para
vencerlos.
¿Y Josué? ¿Qué eligió él 7 Podría haberse quedado con lo mejor, pero en lu gar
de eso pidió un a ciudad pequeña y t uvo que reconstruirla. La llamó
Timnat-sera, qu e sign ifi ca "la porción que permanece".
Sigu ieron muchos años de paz y fel icidad pa ra Israel. Josué celebró
sus cie n años siendo aún dirigente. Cua ndo se dio cuenta de que su fin
estaba próxi mo, reunió al pueblo como había hecho Moisés y les recordó
nuevamente los milagros qu e había hecho Dios para que ellos pudieran
est ar en las ciudades que no había n constru ido, comiendo los frutos de los
árboles que no habían pla ntado.
Les pidió que f ueran fieles al Señor, que lo sirviera n con sinceridad
y lealtad: «Decid id hoya quién queréis servir, mi casa y yo serviremos a
Jehová» .
El pueblo, muy conmovido por la demostración de fe del anciano líder y
por la gran preocupación que había demost ra do por el pueb lo, respondió:
«A l Seño r nuest ro Di os servirem os y obedece remos su voz» .
Josué murió a los 110 años.
H1STOR1AS DE lOS DíAS
DE lOS JUECES PARTE

Jueces 1: 1 - Rut 4: 22
v

E l pueblo prosperó
tal como Dios había
prometido y con la
fuerza que él les daba.
Gedeón: Símbolo de la fuerza
que viene de Dios. Entrega total
a la dirección divina. Los condujo
a la victoria.
Sansón: Símbolo de la fuerza
física. Confianza en sí mismo y
abandono de la dirección divina.
Fracasó y sufrió una muerte
deshonrosa.
Ellugar de los que lloran

Cuando se repartió la tierra de Canaán entre


las tribus de Israel, fue con la condición de que
expulsaran a los paganos y destruyeran sus
dioses y sus altares. A llí solo se adoraría a
Dios. Debían construir una nac ión
pura y santa , que brillase con la
gloria de Dios en un mundo
repleto de personas
malas. Pero ellos
no lo hicieron.
Como estaban
ansiosos por
edifica r sus
casas y por cultiva r
sus campos, no dieron
importancia y prioridad a las órdenes
de Dios.
La tribu de Judá se quedó en las montañas y no expu lsó
a los antiguos moradores del valle porque tenían ca rros de hierro .
Manasés no expulsó a los habitantes de Bet-seán. Efraín no
expulsó a los que estaban en Gezer. Lo mismo sucedió con el pueblo
de Aser.
Todos fueron descu idados, egoístas y desobedientes. Más
adelante esto les causó muchos prob lemas, porque sus enemigos y
los dioses de éstos llegaron a suponer tram pas para Israel, y Dios ya
no los iba a ayudar esta vez.
Los problemas era n ta ntos que el pueblo se echó a llorar, por eso
llamaron a aquel lugar Boquim, que significa llanto.
La siguiente generación se olvidó completamente del Señor. Se
entregaron al cu lto de otros dioses como Baal, por eso no pudieron
vivir en paz con sus vecinos enemigos .
Fueron días muy tristes y de grandes dificultades ... Un pueblo
que había visto a Dios hacer tantas maravillas, se olvidó de él
rápidamente. Así, sus casas se transforma ron en lugares
de llanto, por causa de los graves problemas que
debían enfrentar.

86
Altibajos
Una bue na parte de los israel itas se olvidó completamente
de Dios. Comenzaron a adorar ídolos y a casa rse con impíos y
paganos, por eso sufrieron grandes af licciones.
Cuando se volvían a Dios, todo mejoraba; cuando se alejaban
de él, surg ían los prob lemas .
No era ése el plan de Dios para ellos. Él quería que fueran una
gran nación , a través de la cual las demás pudieran reconocer
su amor. Pero ellos se inclinaban fácilmente al dios Baal, por eso
sintieron gran angust ia.
Ento nces el Señor levantó jueces para ayudarlos y cuando éstos
morían, se corrompían de nuevo.
La Biblia narra tres ocasiones en las que el pueblo pasó por
grandes dificultades.
La primera fue cuando el rey de Mesopotamia invadió el país .
Durante ocho años fu eron dominados y t ratados como esclavos .
Arrepentidos, pid ieron auxilio a Dios y él envió a Ot oniel, sobrino de
Ca leb que, animado con el mismo espíritu de valentía de su tío, reunió
al pueblo y lo llevó a la victoria .
Durante los cuarenta años siguientes todo f ue bien, pero cuando
murió Otoniel, el pueblo de nuevo se alejó de Dios.
La segu nda f ue cuando el rey de Moab conquistó sus tierras y ellos
pasaron dieciocho años dom inados. Comenzaron entonces a volverse hacia
Dios y a arrepentirse, y Dios los pe rdonó.
Les envió a un libertador, Aod, quien derrotó a los moabitas, y tuvieron
paz durante ochenta años. Pero cua ndo Aod murió, el pueblo volvió a sus
malos cam inos.
Así fracasaba el plan de Dios y ellos mismos se hacían pob res y miserables,
pues los invasores no sólo les robaban las cosechas sino que los obligaban a
t rabajar para ellos.
La tercera vez surgió cuando los cananeos, con su rey Jabín, los dominaron
y oprim ieron du rante ve inte años. Cuan do se arre pinti eron, el Señor sintió
lástima de el los y les envió a la jueza y profeti sa Débora.
Débora, con la ayuda de Barac, prepa ró un ejército de cerca de diez mi l
hombres pa ra luchar cont ra Sísa ra, capitán del ejército de Jabín . Vencieron
a pesar de que éste tenía novecientos carros con rue das de hierro. El mismo
Sísara murió mientras do rmía, asesina do por una mujer llamada Jae l.
Pero tampoco en esta ocasión el pueblo de Dios mantendría su relación con
él de manera defin it iva.

88
- Yo esta ré contigo y vencerás a los madianitas como si fuera n un 5010 hombre.
Gedeón pensó que est aba soñando y tuvo dudas.
- Dame una señal para que esté seguro.
Entonces recordó que debía ser hospitalario y fue a su casa a preparar algo de
caldo, un poco de carne y pan.
El Ángel le dijo que pusiera la carne y el pan sobre una roca y que vertiera el caldo
por encima. Gedeón obedeció . El Ángel extendió una vara, tocó con la punta en el
ca ldo y el pan, y descend ió fuego que consumió los alimentos.
Cuando el Ángel desapareció, Gedeón estaba muy asustado, pero el Señor le dijo
que estuviera tranquilo, que no tuviera miedo, porque no iba a morir.
Profundamente conmovido, Gedeón construyó un altar para Dios poniendo piedras
sobre la roca, y llamó a aquel altar "el Eterno es paz". De hecho, el Señor deseaba
enviar paz, pero había mucho que hacer.

Posteriormente fueron los madianitas


los que dominaron a Israel, de tal modo
que la situación se hizo insosten ible para
ellos. Tuvieron que huir de sus casas
y esconderse en grutas de montañas
apartadas.
Sus cosechas fueron destruidas, sus
anima les robados y no les quedaba nada para comer En comparación, los peores días del
desierto no habían sido tan ma los.
Esta vez el libertador fue encontrado en una pequeña ciudad llamada Ofra. Estaba
sacudiendo t ri go en el lagar para esconderlo de los madianitas. Aunque era un joven alto, fuerte
y de buena apariencia, su corazón estaba angustiado pensando en las aflicciones de su pueblo .
De repente, levantó los ojos y se asustó al ver a un extraño sentado debajo de una
enc ina. ¿Sería un madianita 7
Entonces lo escuchó hablar
- El Señor está contigo, hombre valiente.
Gedeón se tranqui lizó al oír aquella voz amiga.
-Si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido tanto mal?
Entonces el Ángel del Señor le dijo 7/
- Ve a sa lvar a Israel de los madianitas, yo te envío. ¡
- ¿A mí/-respondió Gedeón, con la misma humildad que Moisés ant e la zarza
ard iente- ¿Cómo vaya liberar yo a mi pueblo? Mi fam ilia es la más hum ilde de las tribus
de Israel y yo soy el hijo más joven.

90
Gedeón: la elección acertada

Esa noche, Dios comenzó a dar instrucciones a Gedeón pa ra expulsar a los madianitas.
Debía comenzar por dest ruir un altar a Baal que su pad re había construido en el patio
de su propia casa . Lo hizo con la ayuda de diez siervos. Después reclutó voluntarios para la
lucha y reunió va rios miles.
Gedeón pidió a Dios una seña l más. Él extendería un trozo de lana en el suelo y si por la
mañana el rocío había mojado la lana, pero la tierra de alrededor esta ba seca, él sabría que
Dios realmente deseaba que Gedeón dirigiera al pueblo.
Por la mañana, la lana estaba tan mojada que Gedeón llenó una taza al expri mi rla. La
tierra de alrededor se encont raba tota lmente seca.
Aun así, Gedeón seguía teniendo dudas, pues ta l vez la lana hubiera recibido la
humedad del aire de la noche, y pidió una seña l definitiva:
- Que mañana sólo la lana esté seca y la tierra de alrededor mojada.
Al día siguiente se despejaron t odas sus dudas, pues así ocurrió.
Gedeón dio gracias a Dios y se puso a su disposición.
Rápidamente formó un ejército de treinta y dos mil hombres.
-Son demasiados -le dijo Dios-; pensa rán que la victoria se
habrá debido a ellos mismos y no a mí.
Gedeón, obedeciendo a Dios, le dijo al pueblo:
-Q uien tenga miedo puede vo lver a su casa.
Regresaron veintidós mil y Gedeón se quedó
muy preocupado. Pero Dios aún
consideraba que diez mi l eran
demasiados hombres y le pidió
que los llevara a un riachuelo y
descarta ra a todos los que se
arrodi llasen para beber. Sólo los que
se inclinasen y bebieran agua como
los perros, debían permanecer.
Quedaron trescie ntos.
Trescientos héroes

La razón por la que fueron escogidos aquellos trescientos no


la sabemos; tal vez f ue po rque estaban más alerta.
¿ Qué haría ahora Gedeón sólo con un puñado de hombres,
por muy valientes y consagrados que fueran)
Dios lo t ranquilizó y le dio án imo al asegurarle que con ellos
vencerían.
Los madianitas, los amalecitas y las tribus nómadas estaban
acampados por el valle en cantidad ta l que parecían una plaga de
la ngostas.
Gedeón dividió los trescientos hombres en tres grupos y ent regó
a cada uno una trompeta y un cánta ro que escondía una antorcha
encendida.
Ava nza ron escondidos durante la noche para
rodear el campamento del enemigo. A
medianoche, a la señal acordada, todos
partieron sus cántaros, dejando al descubierto
una antorcha encendida. Despu és tocaron
la trompeta que tenían en la mano derecha,
aseguraron la luz que tenían en la mano
izq uierda y gritaron al unísono: "i La espada
del Eterno y de Gedeón!»
Cada uno se mantenía en su
puesto, alrededor del campamento.
Los enemigos se despertaron
sobresaltados, creyendo que estaban
siendo atacados por todas partes.
Comenzaron entonces a luchar
a la izquierda y a la derecha,
matándose unos a otros . Los que
sobrevivieron, se die ron a la fuga.
Quedó así demostrado que
Dios aún estaba dispuesto a
ayudar a su pueblo y a libera rlo
de sus opresores. Bastaba con que
ellos se volvieran hacia él.

94
Manoa pid ió a Dios que enviase otra vez al
mensajero para que les enseñara cómo debían
proceder. Dios at endió su petición y envió al
Manoa y su esposa deseaban ser ángel nuevamente. Manoa quiso ofrecer un
papás más que na da en el mundo. cabrito al visitante para que com iera, pero él
Cierto día, un mensajero de Dios no aceptó y le aconsejó qu e lo ofreciera en
se apareció a la esposa de M anoa sacrifiCio. Entonces M anoa tomó el cabri to que
y le dijo que iba a t ener un hijo y iba a preparar pa ra la comida y lo sacrificó en
que debía dedicarlo a Dios porque el altar. Cuando lo hizo, sucedió una cosa
rea lizaría una gran obra. extraord inaria, pues mientras el fuego
Cua ndo llegó a casa, le contó a ascend ía, el hombre de Dios subió
su marido lo que el ángel le había al cielo entre las llamas.
comunicado: Sorprendidos, Manoa y
-Darás a luz un hijo. No bebas su mujer se arrodillaron
vino ni comas alimentos inm undos, con la certeza de que
porque el niño será nazareo, es habían visto un ángel.
decir, consagrado a Dios.

Pasado el t iempo nació el niño prometido,


que era el orgul lo de sus pad res. Lo llamaron
Sansón. Este pequeño creció rodeado de cariño
y de los mejores cu idados. Sus pad res esperaban
que realizara la gran obra a la que había sido
destinado pero, desgraciadamente, sufrieron
una gran decepción.
Sansón llegó a ser el hombre más fuerte de
la tierra . Nadie se atrevía a enfrentarlo.
En una ocasió n, cuando aú n era joven,
despedazó un león utilizando únicamente sus
manos.
Aunque era fuerte físicamente, era también
egoísta y testarudo.

97
El hombre más fuerte
Los f ilisteos quisieron vengarse y para eso lo
Sansón se enamoró de una mujer fil istea y quiso casarse con ella, a pesa r de los consejos amarraron, pero fácilmente él se soltaba y en una
de sus padres de que debía buscar una esposa de su propio pueblo. ocasión, simplemente con una quijada de burro en la
Un día, Sansón encontró en el camino los restos del león que él mismo había matado mano, mató a cerca de mil hombres.
y se dio cuenta de que dentro había un enj ambre de abejas y un pan al de miel. «Qué
interesante», pensó.
Pasado algú n tiempo se celebró su boda, a la que había invitado a treinta jóvenes, y les
propuso la sigu iente ad ivinanza: " Del devorador sa lió comida y del fu erte salió dulzura".
Si en los siguientes siete días que dura ría la celebración de la boda encontraban la
solución, Sansón daría a cada uno treinta tún icas; si no, ellos debían dárselas a él.
Incapaces de descubrir la adivinaza, los jóvenes le pidieron a la esposa de Sa nsón que le
insistiera para que le dijera la solución . Usando sus artimañas, consigu ió que lo hiciera y se
la reveló a los jóvenes. Sa nsón se enfureció con ella, salió de al lí y mató a treinta filisteos, Así se extendió la fam a de
les quitó la ropa y se la dio a los treinta jóvenes como paga. Después regresó a casa de sus que Sansón era el hombre más
pad res. fu erte de la tierra. Todos los
Pasado un tiempo buscó de nuevo a su mujer. Cuando supo que ella se había casado filisteos le tenían miedo.
con otro, como venganza tomó trescientas zorras, las ató de dos en dos por la cola y les
colocó en med io una antorcha encen dida. Después soltó a los anima les por los viñ edos y los
olivares. Ardieron cientos de hectáreas de campos cultivados.

99
la debilidad
de un hombre fuerte Dalila gritó: « i Los filisteos sobre ti!» Él creyó que
podría librarse como de costu mbre, pero esta vez
Una noche los filisteos, sabiendo que Sansón estaba en Gaza, los filisteos lo dominaron, lo ataron con cuerdas,
cerraron las puertas de la ciudad para atraparlo. Sansón arrancó las lo dejaron ciego y lo pusieron a trabajar
puertas, se las puso a la espa lda y las llevó a la cima de un monte a haciendo girar la rueda de un mol ino.
varios kilómet ros de distancia. Pobre Sansón, había fracasado en todo.
Imagínate el espanto de los filisteos al día siguie nte.
Por aquel entonces Sansón se enamoró de una mujer del pueblo enem igo, llamada
Da lila.
Los cinco reyes fi listeos creyeron que podrían vencerlo a través de esta
mujer, así que le prometieron a ella mil cien monedas de plata cada _....oIIF.
uno si conseguía que Sansón le dijera el secreto de su f uerza.
Lo intentó, pero Sansón la engañó tres veces.
Una vez le dijo que bastaba con que le amarraran con
siete cuerdas frescas de mimbre para que se debi litara.
La segunda vez le dijo que si lo ataban fuertemente
con cerdas nuevas, perdería su fuerza. La tercera
vez, dijo que si tejían siete mechones de su
cabello con tela y los clavaban con la clavija del
te lar, se debil itaría. Durante la noche, el la trató
de hacer lo que él le había dicho, pero en
las tres ocasiones Sansón se liberó con
gran facilidad.
Sin embargo, Dalila no
desistió. Con lágrimas y súplicas
insistió tanto que él, cansado de
escucharla, le reveló su secreto:
- Nunca me han cortado el pelo
Fui consag rado a Dios cuando nací;
si algún día me cortaran el pelo, sería
como cualqu ier otro hombre.
Estaba claro que en esta
ocasión Sansón decía la
verdad y Dalila le cortó el
pelo mientras dormía.
Después llamó a los
fil isteos para que
lo comprobaran y
le dieran el dinero
acordado.
oC
100 101
De nuevo con fuerzas

Cuánto deben de haber sufrido los papás de Sansón al ver


cómo se dejaba influenciar .. , pero ya era demasiado tarde.
M ientras daba vueltas y más vueltas con la rueda de moli no,
tu vo t iempo para meditar en su vida y su deshonra. Se volvió a
Dios, angustiado y arrepentido, y le pi dió una oportunidad más.
Mientras tanto, su cabello creció de nuevo y comenzó a sentir
otra vez su fuerza a medida que se acercaba más a Dios.
Un día, los reyes filisteos y una gran multitud se reu nieron para
ofrecer sacrificios al dios Dagón. Habían decidido llevar a Sansón al
tem plo para que sirviera de diversión. Sansón ya había est ado allí
antes de que lo dejaran ciego, y sabía que en una esquina había
dos grandes pila res que sostenían el techo del edificio. Pidió que lo
llevaran hasta aquellas dos columnas.
El edificio esta ba atestado de gente, más de tres mil personas.
Cuando se acercó a las columnas, Sansón pidió a Dios que le
diera f uerzas y comenzó a empujar las colu mnas que sostenía n el
edificio, mientras gritaba: « iMuera yo Y todos los filisteos! ».
Las columnas empezaron a ceder le ntamente y el te mplo se
desmoronó co n todas las personas que estaban dentro.
Así murió Sansón, el hombre más fuerte que haya existido; el
hombre que, de haber vivid o en arm onía co n la volunta d de Dios,
podría haber sido el mayor héroe de la historia de la humanidad.

102
la historia de Rut

Esta experiencia sucedió en tiempos de los jueces a una joven llamada Rut Era
descendiente de los moabitas, el pueb lo enemigo de Israel .
En una ocasión, hubo una gran hambruna en Belén y una familia sa lió de Efrata para
vivir en la región de Moab. Esta fam ilia esta ba formada por el padre , El ime lec, la esposa,
Noemí, y sus dos hijos, Malón y Quelión.
Tras la muerte de Elimelec sus hijos se casaron con dos jovencitas de la regi ón. M alón
se casó con Rut y su hermano con Orfa Vivieron muy felices durante diez años. Noem í
al princi pio se había preocupado porque sus hijos se hubieran casado con muchachas
paga nas, pero decidió most rarles el amor de Dios y
contarles el modo en que el maravi lloso Dios había
conducido a su pueblo.
A Rut y a Orfa les gustaba mucho escuchar a Noemí
y se encariñaron con su suegra.
Pasados diez años, los dos jóvenes murieron.
Debió de ser terrible, pero Noemí no perdió la
con fi anza en Dios y decidió reg resar a su tierra.
Sus nueras qu isieron acompañarla. Rut le dijo:
-No me ob ligues a dejarte, po rque
adonde t ú vayas iré yo. Tu pueblo será m i
pueblo y tu Dios se rá mi Dios.
Así fue como Noemí y Rut
recorrieron Juntas el áspe ro y
montañoso camino desde Moab
hasta Belén .

104
Cua ndo llegaron, toda la ciudad se preocu pó por el hecho Cua ndo fue a visitar su campo y a sus trabajadores, Booz se f ijó en aquella joven
de que Noem í hubie ra reg resado con su nuera. Se las veía muy desconocida y quiso sabe r qu ién era. Le dijeron que era una moabita qu e había dejado su
tristes y eran muy pobres. t ierra para acompaña r a su suegra.
Por suerte, era el t iempo de la cosecha de cebada y por eso Booz alabó la actitu d de la muchacha y la invitó a esp igar en sus terrenos siempre que
tenían trabajo y alimento. el la quis iera.
Rut se fue al campo con las otras jóven es para recoger las Despu és les pidió a los trabajad ores que dejaran cae r espigas a propósito para qu e Rut
espigas que se iban quedando atrás. Se encontraba en pudiera ll eva r más cereal a su casa.
un terreno que pertenecía a Booz, un homb re rico e Con el tiempo nació entre ellos un gran amor y, para asombro de muchos, se casaron.
importante de la fa mi lia de Elimelec. Rut y Booz tu vieron un niño al que llamaron Obed, quien fue padre de Isaí y éste tuvo un
hijo llamado David.
Por tanto Rut, aquella joven bondadosa y f iel, fue bisabuela del rey David, tatarabuela del
rey Salomón y antepasada directa de José, esposo de la vi rg en Ma ría, madre de Jesús.
Cuando Rut escuchaba los relatos de Noemí, nunca hubiera soñado siquiera con f ormar
parte del plan de salvación.

-
106
--
HISTORIAS DE SAMUEl y SAÚl
1 Samuel 1: 1 - 16: 13

S amuel era muy pequeño cuando comenzó


a ayudar en el Templo, aunque por aquel
entonces nada hacía presagiar que su actuación
llegaría a ser tan importante en el desarrollo
de la historia de Israel. Esto sucedió porque desde niño
aprendió a obedecer a Elí y, más tarde, a Dios.
Cuando Dios lo llamó:
~Sa muel, Samuel ...
Él respondió:
~Hab l a, Señor,
que tu siervo
escucha.

108
109
Samuel, un niño
dedicado a Dios
Tras atravesa r el río Jordán, Josué establ eció el santu ario (la iglesia de
aquellos días) en Silo, una localidad situada a cuarenta ki lómetros de
Jerusa lén. A pesar de que ya habían pasado trescientos años, el Santuario
continuaba siendo el lugar donde todos iban a adora r a Dios. Su interior
seguía igual y con los mis mos objetos. ¿Los recuerdas? Dentro había un arca ,
un candelabro, un altar . . , yen el atrio se rea liza ban los sacrificios.
El sumo sacerd ot e se llamaba Elí. Era un hombre bueno, pero poco f irme
con sus hijos, lo que le trajo consecuencias negativas. Ofn i y Finees no
respetaban nada ni a nadie, ni tan si quiera las cosas sagradas. Su ejem plo
negat ivo hizo que el Santuario perdiera crédito, pero Di os estaba muy
atento y dio la solución.
Un día, Elí se encontraba a la puerta del Santuario cuando vio a una
mujer que llora ba y movía los labios. Pensó que estaba borracha y la
reprendió. Entonces Ana le explicó que estaba sobria, pero que sentía
una gran tristeza y estaba imp loran do a Dios que la ayudara. Le contó
que estaba casada con Elcana, pero que no t enían hijos. A pesar de
que él le había dicho: «¿ No soy yo mejor qu e diez hijos? », ella sabía I
qu e él tamb ién estaba muy triste por su situ ación . En esta ocasión,
Ana había prometido a Dios que si tenía un hijo, lo consag raría al
Señor «todos los días de su vida».
Elí, conmovido, se despidió de ella pidiéndole a Dios que
le concediera su deseo. Poco tiempo después, Ana tuvo un
hermoso bebé al que llamaron Samue l, que significa "pedido a
Dios".
Ana se sintió muy feliz con aq uel hij ito que Dios le había
dado. Pero no olvidó su promesa, de modo que cuando vio
qu e el niño ya pod ía desenvolverse solo , fu e a llevá rse lo a El í.
En presencia de l sacerdote, Ana le recordó: «Por este niño
oraba yO».
Emocionado al ver tanta dedicación y ta nto amo r, EIí
adoró a Dios. Ana hizo una oración que ha qu edado
reg istrada en la Biblia y que decía: «Mi cora zón se alegra
en el Señor No hay sa nto como Jehová».
Los papás regresaron a Ramá, pero Samuel se quedó
a vivir en Si lo, con su buen am igo EIí.

11 0 111
¿Quién llama?
Samuel era muy dócil y Elí conversa ba mucho con él, le contaba la
historia del Tabernácu lo y el modo en que Dios había proteg ido a su
La separación no debe de haber sido pueblo.
nada fácil, pero sin duda Dios consoló tanto Una noche, cuando Sa mue l estaba du rmiendo en su cama, escuchó
a Samuel como a sus papás . Ellos sentían una voz que lo llamaba :
la gran sati sfacción de haber cumplido su - i Samuel l
promesa de entregar el niño al servicio de Pensando que era el sacerd ote, que ya estaba anciano, y que tal vez
Dios. lo necesitaba para algo, se levantó y fue junto a él :
Mientras tanto, día a día, Ana iba tejiendo -¿Me has llamado? Estoy aquí -d ijo Samuel.
una túnica para llevarle a Samuel en sus -Yo no te he llamado, vuelve a tu cama
visitas anuales. La escena se repetía cada año -respondió Elí.
con una túnica más grande, y así lo hizo, pero de nuevo escuchó una voz
a medida que el niño iba que decía su nombre. Una vez más se acercó
creciendo. al profeta, qu ien le repitió que él no lo había
A lo largo de los llamado.
años sus padres fueron Finalmente, Elí comprend ió que era Dios
recompensados con quien est aba llamando a Samuel, y le dijo
t res hijos y dos hijas, pero - Vuelve a t u cama y si escuchas de
Samuel esta ba siempre en su nuevo la voz, responde: « Habla, Señor,
pensamiento. que tu siervo escucha» .
¿Qué hacía Samuel en
el Templo? Limpiar, pulir,
transportar agua y otras
t areas que un niño de
su edad podía real iza r
Dios lo llamó por tercera vez
y Samuel hizo exactam ente como Elí
le había di cho.
Entonces Dios le habló sobre la
tri steza y la afl icción por la que Elí
iba a pasar porque sus hijos iban a
ser castigados. El problema es que
Elí no 105 había corregido cuando
debía, les había permitido que
fuera n desobedientes y ahora ellos se
burlaba n de las cosas sagradas.
Samuel no pudo dormir más pero
contin uó acostado hasta la mañana. ti
amaba mucho a EIí y no quería hacerle
daño, pero Elí le preguntó :
- Samuel, hijo mío, ¿qué te ha
dicho el Señor'
Co n mucha tristeza, Samuelle fue
co ntando todo poco a poco .
Cuando terminó, El í hizo el
siguiente comentario:
- ti es Dios, que haga como mejor
le parezca.
Durante 105 años sig uientes,
Ofni y Finees no cam biaron su
comportamiento, pero Samuel sig uió
escuchando la voz de Dios
y obedeciéndolo .
Pasado el tiempo, todo el pueblo
llegó a saber que él era un profeta de
Dios. Imagina qué contentos se habrán
sent ido sus papás .

115
114
arca en ellugar
equivocado avanzaban y seguían por el cam ino correcto, sería señal de
Pasaron algunos años y Samuel era ya un reconocido que estaban actuando bien y de que sus males habían si do
profeta de Dios. EIí aún vivía y sus hijos continua ban por culpa del arca.
teniendo una conducta deshonrosa, incluso peor que Mucha gente fue a ver partir el carro. Pronto constataron
antes. Pero algo iba a suceder pronto y Samuel lo sabía . que las vacas seguían el camino apropiado sin desviarse,
Un día llegaron a Silo unos mensajeros diciendo hasta llegar a Bet-semes.
que iban a buscar el arca. El ejército israelita
había sido derrotado por los filisteos y los
supervivientes pensaban que la única forma de vencer
era llevar el arca al campamento.
Elí no se lo permitió, pero Ofni y Finees, aun sabiendo
que no debían hacerlo, sacaron el arca del Tabernáculo y
la llevaron al campamento. Cuando vieron el arca, todos prorrumpieron
en gritos, convencidos de que resolvería sus problemas; pero estaban
equivocados. Ésa no era la función del arca. Al día siguiente fueron
derrotados y treinta mil hombres perdieron la vida, entre ellos Ofni y
Finees. Y lo que es peor, los filisteos se llevaron el arca con el los.
Elí estaba sentado cerca del Tabernáculo, preocupadísimo por el
destino del arca y por lo que les podría haber suced ido a sus hijos.
Entonces vio aparecer a un hombre en harapos, con evidentes seña les
de lucha. Cuando éste le relató los acontecim ientos, se echaron a
llorar. EIí, que tenía 98 años y estaba ciego, de la impresión se cayó al
suelo y murió.
Los f ilisteos colocaron el arca en el templo del dios Dagón . Era un
botín de guerra muy valioso no sólo por estar cubierta de oro, sino
porque a ellos les parecía que la fuerza de Israel residía en ella. Pronto
descubrieron, sin embargo, que era muy peligroso tenerla con ellos.
A la mañana siguiente encontraron la estatua de Dagón caída
delante del arca. La pusieron de nuevo en su sitio, pero al día
siguiente volvió a aparecer caída, con la cabeza y las manos rotas
y esparcidas por el suelo. Los sacerdotes de Dagón se preguntaban
quién habría herido a su dios.
Después, la ciudad fue herida de una enferm edad extraña.
Entonces decidieron enviar el arca a Gat En Gat sucedieron las
mismas desgracias y decidieron enviarla a Ecrón, y así pasaron siete
meses hasta que consu ltaron a los sacerdotes de Dagón . Éstos les
aconsejaron que pusiera n el arca en un carro nuevo, tirado por dos
vacas, y la enviaran a Bet-semes, en Israel.
Mientras tanto, pensaron en hacer una prueba: si las vacas
El pueblo pide un rey
En una ocasión en que Samuel había convocado una reunión en Mizpa, corri ó la noticia
de que los f ilisteos se acercaban con un gran ejército. El pánico cundió por todo el pueblo,
pero Sam uel pidió a Dios que los librara. Los israelitas pa ra aquel entonces se habían
El hecho de que Ofn i y Finees hubieran sacado el arca del lugar santísimo fue realmente alejado de los ídolos y adoraban únicamente a Dios. Entonces comenzó una gran tormenta .
un error de consecuencias fatales. La gloria de Dios se alejó del pueblo de Israel y del Al oír aquellos ensordecedores truenos y relámpagos, los filisteos se asustaron y huyeron. En
Tabernáculo. El arca nunca más regresó a Si lo. aquel lugar Samuel escog ió una piedra y con ella erigió un monumento, al que llamó Eben
Sin el arca y sin su maestro EIí, Samuel creyó que sería mejor que regresara a casa de su Ezer, porque dijo: «Hasta aquí nos ayu dó el Eterno».
madre, en Ramá. Gracias a las estrategias de Samuel , los filisteos nunca más entraron en Israel mientras él
Era ah ora un joven culto y un importante líder del pueblo. estuvo vivo.
Al lí formó una familia, mientras recorría todo Israel j uzgando al pueblo y pidiéndole que El problema es que Samuel , al igual que EIí, tampoco tuvo mucho éxito en la ed ucación
se volviera a Dios, para ser li bres de enemigos como los fil isteos. de sus hijos Joel y Abías. Viajó mucho, ayudó al pueblo, pero no cuidó lo suficiente de la
educación de sus hijos. Ellos le sustituyeron, pero se dejaron sobornar y no j uzgaba n al
pueblo con integridad. Entonces los ancianos de Israe l fueron a hablar con Samuel y le
dijeron:
- Te estás haciendo mayor y tu s hijos no siguen tu ejemplo. Por eso queremos un rey
que nos gobierne t al como t ienen las otras naciones.
Sa muel se sorprendió. ¿Para qué querían un rey7 ¿No tenían a Dios? ¿Ya se habían
olvidado de lo que Dios había hecho por su pueblo 7
Sam uel transmitió este deseo al Señor, quien le dijo: «Acepta lo que
te propone el pueblo. No es a ti a quien rechazan, sino a mí».
Después, Samuel avisó al pueblo de las desventajas de
tener un rey: «Vuestros hijos serán sus soldados, t endrán
que cultivar las tierras del rey, recoger sus cosechas y
fabrica r sus armas; vuestras hijas deberán prepa rar
perfumes para el rey y se apoderará
de vuestros mejores ca mpos,
viñedos y olivares, para
distribuirlos entre
sus min istros;
también se quedará
con vuestros criados y vuestros
mej ores jóvenes ... Entonces, cua ndo os
quejéis ante Dios, no atenderá vuestras sú plicas» .
Pero el pueb lo no quiso oír nada. In sistieron en que
necesitaban que un hombre los gobernara. Entonces
Dios mandó a Samuel que se prepa rara pa ra encontrar
un jef e como el de los otros países: un rey.

119
Elección y proclamación
del rey Saúl Después lo besó y le dijo que había sido ungido para ser el príncipe del pueblo de Dios.
Pasados unos días, Samuel convocó al pueblo a una asamblea religiosa en Mizpa.
Cuando llegó allí Saúl, pensando que sería el día de su coronación, se asustó y se escondió.
Samuel, dedicado a la tarea de encontrar un rey, pensó en todos los jóvenes que había Desde donde estaba se dio cuenta de que, para dar a conocer a la persona elegida por
conocido en sus viajes por el país, pero, dada la responsabilidad del cargo, la elección no Dios, Samuel estaba echando a suertes sobre las tribus. La suerte cayó sobre la tribu de
era nada fácil. Benjamín, a la que él pertenecía. Después, al escoger una familia, la suerte cayó sobre
Entonces Dios lo mandó ir a la ciudad a la mañana siguiente, pues allí le diría la suya . Por fin, pronunciaron su nombre: "iSaúl, Saúl r ". Pero él no se sentía preparado.
quién era el elegido . Cuando lo descubrieron y lo llevaron junto a Samuel, éste le dijo: «Aquí está el hombre que
Cuando Samuel llegó a la puerta de la ciudad, sus ojos se detuvieron en Dios ha escogido. No hay nadie como él en todo el pa ís».
un joven de muy buena apariencia. Era alto, fuerte, simpático, parecía haber Se escuchó la aclamación: «iViva el rey!», pero no todos confiaban en las
nacido para ser líder; se llamaba Saúl. y Dios le dijo al profeta: «Éste es el capacidades del nuevo monarca .
hombre del que te hablé, él gobernará a mi pueblo». Saúl volvió a su vida normal en el campo, pues no tenía palacio ni ejército.
Saúl ni siquiera conocía al profeta Samuel. Su preocupación en Un día recibió la noticia de que los amonitas estaban atacando la ciudad
aquel momento era conseguir encontrar los asnos que su padre había de Jabes y que habían amenazado con sacarles el ojo derecho a todos sus
perdido. Al saber que Samuel era profeta, le pidió ayuda Samuello habitantes. Saúl envió mensajeros por todo Israel pidiendo voluntarios para
tranqu il izó diciéndole que los asnos habían sido hallados y lo invitó salvar al pueblo. Se presentaron 330.000 hombres.
a ir con él y su siervo a comer a su casa. Con Saúl al frente y marchando toda la noche, cayeron de
Cuando llegaron había allí trei nta personas. Se quedaron madrugada por sorpresa sobre sus enemigos y liberaron la ciudad.
todos muy sorprendidos cuando Samuello mandó Se sintieron muy felices y exclamaron:
~~~~~ sentarse en la cabecera de la mesa (lugar de honor) ~¿ Quién ha dudado de Saúl 7 Venga, para que le castiguemos .
y mandó que le sirvieran una ración especial de Pero Saúl no permitió que hubiera venganzas. Samuel
alimentos, como se hacía con los invitados aprovechó la oportunidad para invitar al pueblo a arrepentirse y
importantes. ¿Quién sería aquel joven? a reconsagrarse a Dios . Lo hicieron, pero deprisa, y se olvidaron
Samuel no quiso decirlo. Aquella noche de sus promesas.
tuvo una larga conversación con Saúl. A la
mañana siguiente tomó aceite y lo derramó
la cabeza del joven.
Jonatán,
el príncipe valiente
Hacía dos años que gobernaba Saú l cuando las cosas empeza ron
a ir un poco ma l.
Tenía un ejército de t res mil hombres de entre los que habían
combatido contra los amon it as. M il de aquellos hombres estaban bajo
el mando de su hijo Jonat án y atacaron una gua rn ición de los fi listeos.
La posible venganza de éstos era una amenaza ta l que los israel itas se
refugiaron y escondieron en cuevas y peñascos.
Samuel envió a decir a Saúl que se encontraría con él pa ra orar y ofrecer sacrificios
juntos, pero Saúl no esperó al prof eta y comenzó sin su presencia.
Samuel, reprend iéndolo por no haberl e obedecido, le dijo que su reino iba a caer.
Ahora Saú l, con sólo seiscientos hombres, tenía que enfrentarse al ejército de los fili steos
compuesto por treinta mi l carros de combate y seis mi l hombres de caba llería. Pero su hijo
Jonatán seguía confia ndo en Dios.
Sin decirle nada a su padre, Jonatán sa lió con su escudero por cami nos
rocosos en di rección al ejército de los filisteos.
- Ven -dijo a su escude ro- ; para Dios no es difíci l
darnos la victoria, sea mos muchos o pocos.
Después le comunicó su plan:
- Avancemos, entonces,
de modo que los fi listeos
nos vean. Si ellos nos mandan
esperar hasta que lleguen, nosotros
nos quedaremos donde est amos;
si nos dicen que subamos, entonces
subiremos, porque el Señor los entrega rá
en nuestras manos. Ésta será la seña l.
Cuando los fi listeos los vieron se burlaron
de ellos y los mandaron avanzar.
Los enemigos se sorprendieron por su manera de combatir. Mie ntras
tanto las montañas parecía n moverse y el pá nico se apoderó de los f ilist eos, que
empezaron a luchar entre sí. A lgunos de los israelitas sa lieron de sus escondites y se unieron
en la bata lla y el ejército enem igo se dispersó.
Aún durante la batalla, Saúl prohibió a sus hombres, so pena de muerte, que comieran
nada hasta que terminaran de luchar. Jonatán, que desconocía la orden, comió un poco «¿Cómo va a morir el que nos ha salvado? iNo 1 Ni un solo
de miel de un panal que encontró por el camino. Por esta razón debía morir, ya que había cabello de su cabeza ha de caer». Y así se perdonó la vida de
desobedecido la orden del rey. Pero el pueblo gritó: Jonatán.

122 123
Obedecer es mejor que sacrificar Cuando Samuel se retiraba, Saúllo agarró
por el manto y éste se rasgó, lo que
significaba que Dios se habra alejado de él.
Cerca de Israel vivran los amalecitas. Eran tan malos, tan ma los, que Dios habra ordenado Ciertamente aquella noche,
su destrucción . Samuelle comunicó a Saú l: el escuchar los balidos de 105
- Ve, destruye todo lo que hay en la ciudad y que no traigan ningún despojo de all r, ni animales, le vino a la mente la
siquiera los animales. frase" Obedecer es mejor que
No era f ácil enfrentarlos, pero Saúl hizo un llamado y se presentaron 2 10.000 hombres sacrificar" .
y los amalecitas fueron derrotados sin mucho esfuerzo. De hecho, Dios quiere
Pero el ejército perdonó la vida al rey Agag y trajeron rebaños y manadas de los mejores obediencia por parte del
animales, pensando que asr tendrran alimento para mucho tiempo. ser humano porque sabe
Cuando Samue l preguntó por qué habran desobedecido, Saúl respon dió que los an imales qué es lo mejor para
eran para sacrificarlos a Dios, lo cual era mentira. nosotros.
Entonces Samuelle preguntó: «¿Qué prefie re Dios, sacrificios u obediencia? Más vale
obedecer que sacrif icar». Y concluyó con terribles pa labras :

- Por haber rechazado la orden del Señor, él también te


rechazará a ti como rey.
Saúl nunca pensó que pudiera ser rechazado por causa
de unas ovejas y unos bueyes. Según él, no era razón
suficiente.
Saúl aún no habra entendido hasta qué
punto es importante la obediencia para
Dios, que lo sabe todo.
-Perdóname por haber pecado
-d ijo Saúl, pensando que
tendrra otra oportunidad,
pero era demasiado tarde.

124
Otro joven otro rey I En si lencio, el profeta tomó aceite y lo derramó sobre la cabeza de David, ungiéndolo .
Desde aquel momento en adelante, aunque no conociera el plan de Dios, Isaí se dio
cuenta de que iba a suceder algo im portante con su hijo más joven . Sus otros hiJos también
sintieron lo mismo . Y tenían razón, sería el futuro rey de Israel.

Posiblemente Saúl se preguntaba quién sería el nuevo rey. Tal vez haya pensado en su
propio hijo Jonatán, pero la verdad es que no sabía nada acerca de los planes divinos.
M ientras tanto, Samuel ya había recibido inf ormación por pa rte de Dios:
-Ve a casa de Isaí, porque he elegido a uno de sus hijos para que sea rey.
Cuando llegó allí, Samuel se encontró con un problema. Isaí ten ía muchos hijos, todos
de agradable aspecto, fuertes y simpáticos. ¿Cómo haría la elección)
El mayor se llamaba Eliab. Era alto y guapo y a Samuelle pareció que él debía de ser
el elegido, pero Dios le explicó: «No juzgues por la apariencia, el Señor no mira lo que el
hombre mi ra. El hombre mira el exterior, pero Dios mira el corazóm>.
Isaí le presentó a sus siete hijos por orden de nacimiento, pero no era ninguno de
aquéllos . Samuel estaba confundido. Dios lo había mandado allí, ¿y ahora rechaza ba a
todos los muchachos? ¿Se habría equ ivocado él?
Entonces se acordó de preguntarle a Isa í:
-¿No t ienes más hijos)
-Sí -respond ió Isaí- tengo uno más joven, que est á apacentando las ovejas.
-Envía a llamarlo -le pidió Samuel, convencido de que tenía que ser él.
Mientras tanto el joven David se encontraba en las coli nas de Belén, posiblemente
recostado contra un árbol, tocando el arpa y ca ntando a la vez que vigi laba y cu idaba de los
animales.
Cuando llegó, Samuel pensó que el muchacho tenía un aspect o excelente. La voz de
Dios dijo al corazón de Samuel: «Ése es. Úngelo» .

126
H1STOR1AS DE DAV1D PARTE

1 Samue116: 14 - 2 Samue11: 27 VII

l a amistad es lo más bonito del


mundo ¿Cómo podría vivir el
ser humano sin el apoyo y el
consuelo de los amigos?
En su juventud, David pasó por
momentos buenos y malos, pero contó
siempre con el apoyo de su amigo
Jonatán.
Ellos dos son un precioso ejemplo de
que la amistad merece la pena .
David, un muchacho va1iente - ¿Quién es este, que se atreve a
desafiar al ejército del Dios vivo 7 No os
desaniméis, porque yo lucharé contra él
- dijo con valentía.
Saúl intentó impedir que David lo
hiciera porque era demasiado joven, pero
David le dijo al rey que Dios ya lo había
ayudado a librarse de leones y osos para
defender sus rebanos. Dios también lo
libraría ahora fácilmente del gigante
Goliat.

Eran tiempos de guerra. Los tres hermanos mayores de David se


encontraban en el campo de batalla luchando contra los filisteos.
Un día, Isaí pidió a su hijo David que llevara algunas provisiones y comida
a sus hermanos. Él aceptó de buen grado el encargo, porque ten ía curiosidad
por saber qué pasaba por al lí y por ver a los filist eos de cerca. Cuando llegó al
campamento, dejó los alimentos al cu idado de un oficial y caminó en medio de
las tropas en busca de sus hermanos. Se sintió muy contento cuando los vio,
pero a Eliab, el mayor, no le pareció bien que él corriera tanto pel igro. Creyó que
David debía de haberse quedado cuidando de los rebanos de su pad re.
Mientras tanto, alguien gritó:
-iAtención! iAhí viene l
David levantó los ojos y vio a un gigante que llegaba desde el cam pamento de los
filisteos . Medía cerca de tres metros de altura y llevaba una armad ura de bronce, una
coraza impresionante y protección también en las piernas. Port aba una pesada lanza de
hierro y delante de él iba su escudero .
Era el gigante Goliat, a qu ien todos temían, y avanza ba hacia ellos con paso decidido.
David se airó al darse cuenta de que sus compatriotas habían huido ante la arrogancia
del gigante.

130
ed y Goliat
y justamente ahí es donde le golpeó la
piedra. Gol iat se tambaleó y cayó de bruces,
soltando su lanza.
La batalla había terminado, pues, viendo
Saúl se convenció de a su héroe muerto, los filisteos huyeron
que David podía luchar. Se atemorizados.
dio cuenta de que el joven y así David venció a Goliat con solamente
no t enía m iedo. Le prestó su una honda y una piedra, mostra nd o lo que Dios
armadura para que se protegiera, podía hacer a través de un niño que lo amaba y
pero era demasiado pesada y David confiaba en él de todo corazón .
no quiso usarla. Entonces el joven
tomó su cayado, descendió hasta
el arroyo y elig ió cinco piedras
lisas que guardó en su alforja.
Todos los asistentes observa ban en
si lencio. Después lo vieron camina r
en dirección al gigante con su honda en la
mano.
Al verlo acercarse, Goliat se enfureció y
gritó:
- ¿Soy yo un perro para que vengas
contra mí con un cayado 7 Acércate y daré
tu carne a las aves del cielo y a las bestias
del campo.
Pero David, sin la más mínima sensación
de miedo, respond ió:
-Tú vienes contra mí con espada,
lanza y escudo, pero yo voy contra ti
en nombre del Señor de los ejércitos, a
qu ien has desafiado. Hoy mismo el Señor
te entregará en mi mano. Todos los que
aquí están verán que el Señor no necesita
espadas o lanzas para la victoria.
Goliat avanzó hacia David levantando
su enorme espada, pero David no se
echó atrás. Tomó una piedra, la colocó en
su honda y la lanzó con todas sus fuerzas
hacia el gigante. Éste llevaba todo su cuerpo
protegido excepto la frente.

132 133
Dios sigue ayudando a David
En una ocasión, cua ndo David toca ba el arpa, Saúl tuvo un
arrebato de furia y tiró su lanza contra David, quien, afortunada mente,
se desvió a t iempo.
Más tarde Mical, la hija de Saúl, se enamoró de David. El rey le
dijo que podía casa rse co n ella si era capaz de matar cien filisteos
enemigos . Saúl puso esta condición porque esperaba que David
fuera a la guerra y muriera en ella. Pero no suced ió así y David llegó a
convertirse en yerno del rey.
Parecía que a partir de ese momento podrían ser una fam ili a fe liz,
pero los celos arrui na ron a Saúl hasta tal punto que llegó incluso a ordenar que Jonatán
matara a David.
Jonatán, en lugar de matarlo, avisó a su amigo del peligro que corría y fue junto a
su padre para recordarle el episodio de Goliat y explicarle que él no debería matar a un
hombre inocente .
Durante algún tiempo, Saú l aplacó su odio. David tocaba el
arpa con frecuencia para el rey y todo parecía marchar bien.
Mientras, David salió glorioso de una nueva batalla y los
celos de Saúl se exacerbaron cuando escuchó al pueblo
elog iarlo . Mi cal le aconsejó a David que se fuera de
casa, qu e huyera, y colocó en su lug ar una est atua
A partir del día en que venció al gigante, David fue en la cama, haciendo ver como que David
considerado héroe nacional. No regresó a cuida r ovejas, sino estaba durmiendo.
que fue invitado por el rey a vivir en el pa lacio. Jonat án, el Cuando entraron los soldados en
hijo de Sa úl , se hizo íntimo amigo suyo. Fueron amigos su busca, Mica l les mostró la ca ma
y les dijo que no molestaran a
hast a el punto de que él se quitó su propia ca pa
militar, su espada, su arco y su cinturón para David porque estaba enfermo.
Creyéndolo, ellos llevaron
dárselos a David, lo cual era considerado en aquel
ese reca do al rey. Pero
entonces como un act o muy significativo.
Saúl, furioso, les ordenó
Su éxito era tal que Saúllo nom bró oficia l
que lo llevaran con cama
de su ejército. Sin emba rgo, David nunca se
y todo. Claro, cuando
envaneció porque sabía que su fu erza venía de
Dios. el rey supo lo que había
pasado, se enfadó aún
Cua nd o él regresaba de la guerra, siempre
más y reprendió a su hija.
victorioso, las mujeres salían a su encuentro con
Mical no se preocupó
panderetas y otros instrumentos y cantaban, en
porque en aquel momento
honor a él, una canción que decía: «Sa úl hirió a
David estaba a sa lvo. Se
sus miles, y David a sus diez mi les».
diri gía a Ramá para contar
Ante estas demostraciones de aprecio, Saú l
al profeta Samuel lo que
comenzó a senti r celos.
estaba sucediendo.

134 135
Un mensaje en la flecha
David necesitaba consejo y nadie mejor que el profeta que lo había ungido para qu e lo Jonatán disculpó a David diciendo que había ido a Belén a ver a su fami lia. Saúl desconfió
aconsejara. Samuel se habrá quedado muy decepcionado con la actitud de Saú l. Aconsejó al de qu e el los hubieran tra mado algo e insultó a su hijo delante de todos. Después, furioso, lo
joven David que fu era paciente y confiara en Dios. mandó ír a buscar a David para matarlo.
Tiempo después, David y Jonatán volvieron a encontrarse. Preocupado, David preguntó a Jonatá n se atrevi ó a pregunta r:
su am igo: -Pero, ¿por qué tiene que morir? ¿Qué mal ha hecho l
-¿Qué mal he hecho yo para que tu pad re quiera quitarme la vida l Allí mismo, Saú l tomó una lanza e intentó atravesar con ell a a su propi o hijo. Jonatán,
Jonatá n le mostró que estaba de su lado y que lo avisaría de cualquier peligro. muy triste, al día siguiente fue al ca mpo, según había acordado con David. Cuando el criado
Se acercaba la fi esta de la luna nueva y era costumbre que el rey reu niera a toda su llegó al lugar donde esta ba la flecha clavada, él gritó:
fami lia. David, t emien do por su vida, prefiri ó no estar presen t e. Le pidió a Jonatán que le - La flecha está más al lá de t i. Vamos, depri sa , no te demores
informara de cómo iban las cosas por pala cio. Cuando Jonatán envió a su criado, David salió del escondite y Jonatán le cont ó todo
Acorda ron que el día después de la fiesta David se escond ería por allí y Jonatán se lo que sucedía. David se sorprend ió mucho y se abraza ron y lloraron, decepcionados y
acerca ría con su ayudante para recoger las flechas que él tirara. Si Jonatá n decía a su angustiados con lo que estaba sucediendo.
ayud ante "Las fl echas están más allá de ti", era señal de que el rey continuaba enfadado Jonatán le dijo:
con David y por tanto éste debía seg uir escondido . - Vete en paz . El Señor está entre tú y yo, entre mi descendencia y la tuya. Él es nuestro
y la fiesta comenzó. El primer día el rey no dijo nada, pero el segundo preguntó a testigo para siempre.
Jonat án por qué David no estaba presente. Fue una despedida muy triste. Ambos sabían que no podrían volver a encontrarse en
mucho tiempo.

137
la espada de Goliat
y la cueva de Adu lam
Mientras tanto Doeg, siervo de Saúl, que lo había visto
todo, fue corriendo a contárselo al rey.
David se dirigió hacia Nob, donde vivía el sacerdote Ahimelec. Tenía mucha hambre y el Saúl se enfureció y cul pó a todos los sacerdotes de
sacerdote, como no tenía ninguna otra cosa para darle de comer, le ofreció panes sagrados conspira r contra él.
para que comiera, lo cual no estaba permitido. -¿ Cómo iba yo a neg ar est os favores a David
Después, David le preguntó si podía conseguirle una espada . El sacerdote se sorprendió siendo él tu fie l sirviente, t u yerno y la honra de tu
de que David no tuviera armas pero le dijo que allí había una, guardada en un paño. Era la casa? - argumentó Ahimelec.
espada de Goliat. David la tomó y se escondió en Gat. Pero Saúl no aceptó ninguna disculpa y ordenó
matar a todos los sacerdotes y a sus famil ias.
Como los guardas del rey se habían negado a
obedecer, Doeg cumplió las órdenes de Saúl.
Mientras tanto Abiatar
logró hu ir y f ue a
contárselo todo a David.
Éste se sintió terriblemente
angust iado por haber sido el
causant e indirecto de todas
aquellas muertes. Ellos eran sacerdotes, no criminales.
A partir de entonces, los dos jóvenes permanecieron juntos. A
David no le resu ltaba fácil no tener un lugar donde vivir, y no poder
ver a su esposa ni a sus padres. Vivió durante mucho tiempo refugiado
en bosques, grutas y montañas.
Una de las cuevas donde vivió era conocida como la cueva
de Adulam. Sus hermanos, familiares y personas con problemas,
sabiendo que él se encontraba allí, se reunían y lo consideraban como
jef e. Llegaron a ser cuatrocientos los hombres que lo acompañaban,
muchos de ellos considerados rebeldes. David hacía todo lo posible por reintegrarlos,
hablándoles del amor y la prot ección de Dios.
Fue ahí cuando David compuso el salmo 57, que es una oración que pide auxilio a Dios.
Podemos imagina rlo tocando su arpa y compon iendo el canto: «Ten compasión de mí, oh
Dios, porque en ti he confiado. A la sombra de tus alas me ampararé, hasta que pasen los
quebra ntos. Él envía desde el cielo su socorro y me salva de los que intentan destruirme.
Dios envía su amor y su fid elida d».
David fue a pedir al rey de Moab que dejara a sus padres vivir con él hasta que su
situación se resolviera. Allí estarían más seguros. El rey aceptó .
Una vez más, David mostró su bondad al garantizar el bienestar de sus padres.

139
David devuelve bien por mal
Saú l estaba fu ri oso e int rigado, por eso no desistió. En una ocasión en que perseguían a
David, Saúl entró solo en una caverna. Dentro estaba muy oscuro y no pod ía ver nada de lo
que allí había.
Incluso escondido, David supo que los filisteos estaban Sin embargo, aquel era precisamente el lugar donde David est aba escond ido. Sus
atacando la ciudad de Keil a y robando los ce rea les que sus soldados se agazaparon j unto a la pa red, listos para defenderle hasta la muerte, si era
habitantes acababan de recolecta r. Pensó en ayudar a ese necesario.
pueblo, pero antes preguntó a Dios si debía hacerlo . Alguien se acercó a Davi d y le aconsejó que aprovechara la oportu nida d para matar al
Ante la respuesta afi rmativa, David reunió seiscientos hom bres rey, pero él se negó. Nunca parti ciparía en un crimen como aque l.
y li beró al pueblo, recuperando tam bién los animales Mientras tanto, David se acercó tanto a Saúl que podría haberlo matado, pero prefirió
robados. cortarle un trocito del manto, sin que él se diera cuenta.
Estaba n todos f elices pero su felicidad Cuando Saú l sal ió de la gruta, escuchó que alguien lo llama ba:
du ró poco tiem po. Sa úl supo lo que - Rey, mi señor.
había suced ido y ma ndó cerrar las Se dio la vuelta sorprendido y se encontró con David, quien le habló con tern ura:
puertas de la ciudad para prender -¿ Por qué mi señor presta at ención a los que le dicen que David quiere hacerle mal'
a David . Aunque los medios de Mira, tengo un trozo de t u manto. Yo mismo lo corté, pero no he queri do mat ar al rey,
comunicación en aquel entonces porque nunca extenderé mi mano contra mi rey.
no eran muy sofisticados, Saúl, al escuchar estas pa labras, se conmovió profundamente y empezó a llorar.
enseguida avisaron a David y - David, hijo mío, t ú eres más j usto que yo, pues me
Dios le aconsejó que huyera has hecho bien a cambio de l mal que yo te he hecho.
inmediat amente al desierto. Después conversa ron largo rat o y se desp idieron
M ient ras estaba allí, amistosamente. Aque l día 'no hubo combates, ni
David recibió la visita de su gran heridos, ni muertos, porque no se puede luchar
amigo Jonatán. Les hizo mucho bien a ambos, pues cuando alguien devue lve bien por mal.
ciertamente tenían mucho que conta rse el uno al
otro.
Saú l tem ía que David fu era coronado rey y le
arrebatara su luga r, por eso lo perseguía. Jonatán
también pensaba que David reinaría sobre Israel
y le prometió apoyarlo, a pesar de que era el
hijo del rey y, por lógica, el primer candidato al
trono. ti actua ba así porq ue tenía un espíritu
humi lde y era muy gene roso, pero sobre todo
porque tenía una gran amist ad con David.
Cuando Jonatán regresó al palacio, algu ien
que lo había acompañado denunció al rey
el escondite de David. Pero, una vez más,
encontraron el lugar vacío. Día t ras día, los
soldados lo buscaban infatigablement e.
la hermosa
y valiente Abigail Por aquellos días murió el profeta Samuel. Todos los israelitas se juntaron para su
funeral en Ramá. Después David decidió ir al desierto de Parán.
Encontrar en el desierto alimentos para tantas personas no era fácil, por eso un día
David envió a diez hombres a casa de un agricu ltor muy rico llamado Nabal. Se sabía
que este hombre poseía miles de cabezas de ovejas y cabras y grandes propiedades;
era avaricioso, rudo y malo.
Los hombres pidieron con buenos modales, pero Nabal les ordenó que se fueran
inmediatamente sin nada, y los insultó.
David se enfadó mucho. Le parecía que aquel
hombre había sido muy desconsiderado y decidió
castigar a Nabal por su rudeza y egoísmo.
Nabal estaba casado con Abigail, una mujer muy
inte ligente y valiente. Cuando ella supo por sus criados
lo que había sucedido, se entristeció por la actitud de
su marido, porque había tenido conoc imiento de que
los hombres de David ya habían protegido en varias
ocasiones a los pastores y rebaños de sus propiedades.
Entonces, sin que Nabal lo supiera, Abigail decidió enviarles doscientos panes, dos odres David se conmovió :
de vino, cinco corderos asados, cinco medidas de grano tostado, cien racimos de uvas pasas - Doy grac ias a Dios porque te ha enviado hoya mi encuentro, evitando que hiciera
y doscientos panes de higos secos . Después pidió que todo se cargara en asnos, diciendo a justicia con mis propias manos.
sus criados : Con entusiasmo, los hombres de David tomaron sus provisiones e iniciaron el cam ino de
- Id delante de mí, que yo iré enseguida. regreso .
A mitad de camino encontraron a David y a sus hombres que avanzaban en sentido Abiga il también volvió a su casa, pero hasta el día siguiente no contó a su marido lo que
contrario, amenazantes. había pasado . Éste se impresionó tanto con el relato, que sufrió una parálisis y murió diez
Pero Abigail no se dejó intimidar Descendió tranqui lamente de su asno, se inclinó ante días después.
David, señaló hacia los animales cargados y dijo: Cuando David supo de la muerte de Nabal, exclamó:
- Mi señor, que la culpa recaiga sobre mí. No hagas caso de Nabal, po rque tiene mal -Doy gracias a Dios porque me impidió obrar mal.
gen io y es un hombre rudo . A David le había gustado tanto Abigail que, tras saber
Le garantizó que en un principio no había tenido conocim iento de la petición de sus que estaba viuda, le envió mensajeros con una propuesta de
hombres y le imploró que no derramase sangre . matrimon io.
Abigail se preparó y fue, con cinco criadas,
al encuentro de David, con quien se casó.
En la quietud de la noche a tu rey? Ahora mismo ha estado en vuestro campamento alguien para mata rl o y tú no
has cumplido con tu ob ligación . Mirad si encontráis la lan za y la jarra de agua que estaban
junto a la ca becera de vuestro rey.
Una vez más, para sorpresa suya, David fue informado de que Saú l lo busca ba para Abner debe de haberse sentido
muy confuso, pero Saú l enseguida
matarlo.
¿Cómo era posible, después de lo que habia pasado en la cueva' reconoció la voz de David y preg untó:
Angustiado, David escri bió una ora ció n a Dios pidiendo ayuda. Se trata del Salmo 54, - David , ¿eres tú, hijo mío'
que dice: «Oh, Dios, sálvame por tu nombre, con tu poder defiéndeme. Oh, Dios, escucha -Sí, mi señor, soy yo.
mi oración». y David repitió la pregunta que ya
En esta ocasión, David decidió no huir y planeó con sus hombres realizar una incu rsión había hecho tantas veces:
durante la noche en el lug ar donde se encont rab an Saúl y sus tropas. -¿ Qué te he hecho? ¿Qué
Acercándose con sumo cuidado y astucia, pues el riesgo de ser descubierto era enorme, delito he cometido? ¿Por qué me
David logró llegar hasta el medio del campamento. Allí estaban Saúl y Abner, el capitán del persig ues?
ejército, rodeados por muchos soldados. Dorm ían todos profundamente, por eso el silencio Cuando Saú l se dio cuenta de
era total. que David había estado a su lado y le
En aq uel mom ento David podría haber matado a Saúl, pero era in capaz de semejante había perdonado la vida, dijo:
acto. Así que sólo le quitó la lanza y una jarra de ag ua que se encontraban en la cabecera -David, hijo mío, reconozco
del rey. que me he equivocado, no volveré
Tan silenciosamente como había llegado, sa lieron ambos de allí. Después David subió a a hacerte mal. He actuado como un
la cima de un monte y, aún de madrugada, gritó: loco.
r--_ -Abner, ¿me escuchas? David, perdonándolo una vez más,
y él respondió: respon dió:
-¿ Quién se atreve a molestar -Aquí est á tu lanza, mi rey. Uno de
al rey' tus soldados puede venir a buscarla.
- ¿No eres tú el hombre más Saúlle dijo a David
importante de Israel' ¿Por qué -Que Dios te bendiga, hijo mío. Tú
entonces no has protegido mejor harás grandes cosas y tendrás éxito en
todo.

147
y allá fueron. Pero llegado un momento, doscientos
hombres se sintieron sin fuerzas para continuar y se
quedaron con la carga junto a un torrente. Los demás
cont inuaron. Por el cam ino encontraron a un eg ipcio,
esclavo de un ama lecita, que estaba enfermo y por
eso lo habían abandonado allí. Lo curaron, le dieron de
come r y él les contó cómo habían asaltado la ciudad
de Siclag, revelándoles dónde se encontraban los
enemigos con todo lo que se habían llevado.
Aquella misma tarde llega ron al lugar. Allí estaban
los amalecitas celebrando su vict oria con una gra n fiesta,
bebiendo y bailando. Junto a los so ldados borrachos vieron a sus mujeres, hijos y
rebaños . Fue fácil liberarlos y recupera rl o todo, como Dios había prometido.
A esta alegría le siguió una discusión, porque algunos de los sol dados de David no
querían repartir el botín con los que se habían quedado junto al torrente.
Les parecía que ellos debían contentarse con recibi r únicamente a sus mujeres y sus hijos.
David se opuso con fi rmeza:
-No hagáis eso, amigos míos. El Señor nos ha dado todo esto, él nos ha conservado la
vida .. . La parte de los que han combatido será igual a la de los que se quedaron guardando
nuestras cosas. Y así se hizo.
No confiando en las intenciones de Saúl, esta vez David buscó refugio entre los filist eos
Pidió al rey Aquis, de Gat, que les permitiera, a él y a sus hombres y familias, vivi r en la
ciudad de Siclag.
Se si ntieron todos muy agradecidos por tener un lugar seguro donde vivir, y construyeron
all í sus casas, contribuyendo enormemente al desarrol lo de la zona .
Pero pronto comenzó una guerra entre los fil isteos y los israelitas. El rey Aquis
inmediatamente le dijo a David:
-Debes saber que tú y t us hombres tenéis que luchar en mi ejército.
A los jefes militares filisteos que lo habían oído no les había gustado nada, porque
temían que, por ser también israelitas, en medio de la batalla se volvieran contra ellos. Así,
el rey pi dió a David que regresara a Siclag.
Cuando volvieron, encont raron que la ciudad había sido arrasada por los amalecitas,
qu ienes se habían llevado a sus mujeres y niñ os , y t odas sus pe rtene ncias. Fue horrible.
Los hombres lloraron hasta que se quedaron sin fuerzas para seguir llorando. David estaba
angustiado porque alg unos de sus hombres lo culpaban a él. Entonces decidió pregunta rle
a Dios:
-¿Debo persegui r a esos salteadores? ¿Los encontraré?
La respuesta fue:
- Persíguelos, po rque los alcanzarás y libera rás a los prisioneros .

148
Saúl consulta a una a

Tiem po después de que Saú l hubiera desist ido de


persegu ir a David, los fi listeos volvieron a invadi r las
tierras de los israelitas. Como venían con un gran
ejérc ito, Saúl se asu stó mucho . ¡;.
Necesitaba sabios co nsejos pero no sa bía a I
quién recurrir. Antes recurría a Samuel, pero
había muerto. Podía ir al sumo sacerdote,
pero él mismo lo había mandado matar. Se
sentía solo y f rágil como nunca. El mismo Dios
a quien él había acudido no le respondió por causa de su
co nstante desobediencia .
Entonces, desesperado, tomó la peor decisión: consu ltar
a una adivina . Por aquel entonces a las mujeres que decían
hablar con los muertos se las llamaba pitonisas y, por
ca usa de su falsedad , Dios había ordenado que fu eran
expu lsadas de Israel. El mismo Saú l había decidido acabar
co n esas prácticas, pero había descu bierto a una en
Endor y, di sfraza do con ropas comunes, Saúl fue a visita rla
acom pañado de dos homb res.
A petición de Saúl, ella llamó al espíritu del profeta Samuel. Claro
que no era Samuel, sino que Saúl creyó que lo era , y dijo:
- Estoy muy preocu pado porque los f ilisteos me van a declara r la
guerra y Dios se ha alejado de mí y no me responde. Por eso te he
llamado, para saber qué debo hacer.
Saúl esperaba consejos y pal abras de ánimo, pero la voz
sólo le dio malas noticias. Le dijo que sufri ría una gran derrota
en la batalla y que tanto él como sus hijos morirían en ella.
Saúl salió de allí completamente hundido. No sólo no
había obtenido ayuda, si no que había perdido el áni mo para
enfrentar la batal la.
Sin esperanza y sin Dios, sólo le restaba aguardar el f in .
Cua ndo sa lió al frente de su ejército para combatir a los
f ilisteos, sucedió lo peor Desan imado, Saú l esperó la derrot a,
y llegó. Sus hijos fueron perseguidos y asesinados. Desp ués, los
enemigos de Saúl lo cercaron. Cuando él se dio cuenta de que no
tenía escapatoria, pidió a su escudero que le quitara la vida. A nte
la negativa de éste a matarlo, él mismo se lanzó sob re su propia
espada. Lo m ismo hizo su escudero.
Jo Q,.
150
Tristeza por las muertes
de Saúl y Jonatán
Dos días después de que David hubiera regresado a Sic lag llegó allí un mensajero
amalecita. Tra ía noticias que ca mbiarían el rumb o de los acontecimientos. Cuando David lo
vio, enseguida se dio cuenta por su aspecto (vestiduras rasg adas y tierra sobre la ca beza) de
que había sucedido algo grave. David, emocionado por este acontecim iento y recordando con
-¿Qué sucede) ¿De dónde vienes? Deprisa, cuéntame - le pidió. nostalgia a su gran amigo Jonatán, compuso una hermosa poesía
- Saúl y su hijo Jonatán han muerto - dijo. y tam bién un lamento.
Después le contó que se encontra ba, por casual idad, en el monte Gil boa cuando vio «Perecido ha la gloria de Israel sobre tus montañas.
a Saúl huir de los filisteos. Dándose cuenta de que los carros y los soldados del ejército ¡Cómo han caído los va lientes l
enemigo pronto los alca nzaría, Saúl lo llamó y le pid ió que lo acabara de matar Montes de Gil boa , ni rocío ni ll uvia caiga sobre vosotros,
- Hi ce lo que él me pidió -continuó el amalecita- y vengo a traerte su corona y su ni seá is t ierras de ofrendas .
brazalete de oro, mi señor Porque allí fue desechado el escudo de los valientes.
Todos se dieron la vuelt a para ver aquellos objetos t an hermosos. El arco de Jonatán nunca volvió,
El mensajero pensa ba que David lo recompensaría por su act o, pero ni la espad a de Saúl se tornó vacía .
estaba muy equivocado, pues fu e un día muy triste para todos. Saú l y Jonatán, am ados y queridos en su vida,
David y sus amigos lloraron y no com ieron nada aquel la noche, en su muerte tampoco fu eron apartados.
lam enta ndo las mue rtes de Saúl y Jonatán, así como las de Más li geros que águi las, más f uertes que leones.
mu chos israelitas ca ídos du rante la bata ll a. Cómo han caído los va lientes en medi o de la
El hombre no había reci bido nada. Entonces, ¿no era una batalla.
buena not icia la muerte del principal enemigo de David) iJonatá n, muerto en tus alturas l
No, no lo era , porque para David, asesinar al rey era un crimen Angustia tengo por t i, herman o mío
terrible. Jonatán,
David le dijo: que me f uíste muy du lce.
- ¿Cómo te atreviste a levantar tu mano pa ra matar al rey Cómo han ca ído los va li entes ».
que el Señor elig ió ) Tú eres responsable de tu propia muerte.
lND1CE
PARTE 1. HISTORIAS DEL tXODO
(Éxodo 11 : 1 - 18: 27)
PARTE V HISTORIAS DE LOS DfAS
DE LOS JUECES
(Jueces 1: 1 - Rut 4: 22)
La señal en el dintel de la puerta
Camino de la libertad
El cruce del Mar Rojo El lugar de los que lloran
Un canto de victoria Altibajos
Comida en el desierto La seña l para Gedeón
Comparti r tareas Gedeón : la elección acertada
Tresciento s héro es
Pág. 6
PARTE 11. HISTORIAS DE MOISÉS Y EL TABERNÁCULO Un hiJO deseado
(Éxodo 19: 1 - Levítico 8: 36) El hombre más f uerte
La debilidad de un hombre fu erte
La Ley de Dios De nuevo con fuerzas
Los Diez Mandamientos La hist o ria de Rut
La s otras leyes
Moisés en el monte Sinaí
V[fLO/J lclf 1J;-L Pág. 84

Pro blemas en el campam ento


PARTE VI. HISTORIAS DE SAMUEL y SAÚL
Una ofrenda volu ntaria
(1 Samuell: 1 -16: 13)
La construcción del tab ern áculo
Los símbolos
Samuel, un niño dedicado a Dios
Pág. 20 ¿Quién IIama 7
PARTE 111. EXPERIENC IAS EN EL DESIERTO
(Levítico 9: 1 - Números 20: 29) El arca en el lugar equ ivocado
El pueblo pide un rey
Dos hijos irreverentes Elección y proclamación del rey Saúl
Dios y la queja Jonatán, el príncipe val iente
Prob lemas fami liares Obedecer es mejor que sacrifi car
Tan cerca, pero t an leJos .. Otro joven, ot ro rey
La g ra n re belión
La vara que f loreció Pág. 708
Ag ua de la roca
Pág. 38
PARTE IV HISTORIAS DE LA CONQUISTA DE CANAÁN PARTE VI I. HISTORIAS DE DAVID
(Números 21: 1 - Josué 24: 33) (1 Samuel 16: 14 - 2 Samuel 1: 27)

La serpíente en el mástil David, un muchacho valiente


El asno que habló David y Goliat
Cinco jóvenes valientes Dios sigue ayudando a David
Los últimos días de Moísés Un mensaje en la flecha
El cordón rojo La espada de Gol iat y la cueva de Adulam
Atravesando el Jordán David devuelve bien por mal
Dios, el verdadero capi tán La hermosa y vali ente Abigail
Con un grito· cayeron los muros En la quietud de la noche
El pecado oculto El rescate
El engaño de los ga baonitas Saúl consult a a una ad ivina
El sol se detuvo Tristeza por las muertes de Saúl y Jonatán
Pág. 58 Los últimos días de Josué

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