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El ensayo trata sobre el análisis de clase como una forma de hacer preguntas sobre
la desigualdad, sobre el socialismo como una forma de desafiar la desigualdad y
sobre el marxismo como un marco amplio para relacionar las preocupaciones
morales acerca de la desigualdad con las tareas teóricas de explicación y las tareas
políticas de transformación, dicho en otras palabras, lo que hare o diré, que este
trabajo lo realice con prevarica emoción de trasmitir una idea inocua, inverosímil y
latente en parte muy sustancial de mi estudio y descubrimiento de mis facultades
de mi existencia por antonomasia, es una que solo puede llamarse una, cuando
trasciende, cuando nos damos cuenta de que podemos defenderla y que me hace
la pregunta de porque tengo yo que cuestionarme de lo que se, debo o dejo de
hacer con el conocimiento.
Eh ahí uno de los primordios filitas en el deber social cuando nos hacemos esa
pregunta de cómo es que la idea se vuelve una, es cuando empezamos a
cuestionarnos y cuestionar a las demás ideas una de tantas que de querer limitar,
una se extra póliza en diferenciar un habituado céntrico modo de vivir de nuestro
orden político y económico coetáneo son las magnas desigualdades. Este anómala,
claro está, es todo menos recientemente conocido, pero tentativas de que la
desigualdad ha espigado a lo largo de innegables dimensiones en las décadas
recientes ha traído un renovado interés en el tema, tanto política como
intelectualmente.
Más allá de la presencia de estos tres elementos, existe un desacuerdo teórico con
relación al papel de cada uno de ellos en la estructuración de situaciones
cooperativas. Para Johnson y Johnson (1999) el criterio clave para lograr la
cooperación entre los individuos se encuentra exclusivamente en la estructura de
objetivos. Es decir, crear una situación en la que el único modo de que cada uno
alcance su meta personal sea a través del éxito grupal. A este enfoque se le ha
denominado perspectiva de la cohesión social (Melero Zabal & Fernández Berrocal,
1995).
En tal sentido una mera idealización de cómo es que se pretende aprender lo que
se quiere, es cuando se limita al ser a seguir los parámetros establecidos, por tanto
es ser no tendrá más que adecuarse a tales caprichos sociales, que lo llevaran a
una inminente ca Evidentemente la humanidad está pidiendo a gritos un cambio un
manera de ser parte de una sociedad con los mismos todo esto es a causa de la
que yo llamo Desigualdad intelectual.
Cabe adelantar que, en el presente trabajo, más que tomarse a ambas perspectivas
como opciones teóricas excluyentes entre sí, se las entenderá como niveles de
análisis complementarios.
La primera de ellas se caracteriza por el hecho de que los objetivos de los individuos
están ligados de tal manera que el éxito de cada uno y del grupo depende de la
consecución de los objetivos particulares y, a su vez, cada uno es recompensado
en función del trabajo de los demás (Serrano, 1996). Según Coll (1984) y Melero
Zabal y Fernández Berrocal (1995), tres estructuras claves determinan que, a partir
de su presencia y variaciones, la sumatoria de acciones se organice cooperativa,
competitiva o individualmente: estructura de objetivos (goal structure), estructura de
incentivos (reward structure) y estructura de la tarea (task structure).
son lo que deben ser no está aún descifrado porque se le haya leído; muy lejos de
eso, pues la "interpretación" entonces es cuando comienza, y hay un arte de la
interpretación... Es verdad que, para elevar así la lectura a la altura de un arte, es
preciso poseer, ante todo, una facultad que es la que precisamente está hoy
olvidada -por eso pasará aún mucho tiempo antes de que mis escritos sean legibles,
de una facultad que exigiría casi la naturaleza de una vaca, y "no" en todos los
casos, la de un "hombre moderno": me refiero a la facultad de "rumiar". Más allá del
bien y del mal.
Por ende, la historia de la educación mantiene una estrecha relación con la Historia
de la Cultura con la que durante muchos años estuvo identificada e incluso todavía
hoy es difícil deslindar el campo de lo educativo del de lo cultural, aun cuando el
fenómeno educativo tenga un sentido más restrictivo que el propiamente cultural.
M. Crubellie.
Luego entonces la consecuencia es más que evidente, la Educación posee el
conocimiento de la Historia de la Literatura, ya que como señala Mª N. Gómez
García, “es en el campo de la ficción donde a veces se expresa mejor la ‘atmósfera
esencial’ del mundo que se pretende historiar... La Historia de la Literatura no es
otra cosa que la Historia del mundo creado por el hombre y percibir en él el papel
asignado a la educación es descubrir la mentalidad de una época desde la visión y
la pluma de uno de sus representantes”. GÓMEZ GARCÍA, Mª N.: Proyecto docente
para la Cátedra de Historia Moderna y Contemporánea, documento inédito, Sevilla,
1994, p. 108.
Es cuando, nos damos cuenta que muchos de las evidencias llámese revistas,
artículos, libros de historia y demás, no mencionan por ningún lado que la culpa la
tiene en su conjunto por no decir totalmente, se oculta por miedo a desmeritar una
ciencia, ciencia que a su vez desmerita otra para poder tener validez, en cuanto que
la educación tenga una delimitación entre lo público y lo privado, no más que una
manera casi catastrófica manera de generar una desequilibrio social, comúnmente
la edición a lo largo de la historia nos ha enseñado que no podemos aprender algo
si llegamos o pasamos por un conocimiento previo, si no es así y si lo tenemos
desde un principio ese conocimiento, lo único que nos detiene entonces no la
educación si quien es partidario de esta luego a manera de investigación minuciosa,
nos damos cuenta que no es culpa del estudiante o de los maestros es culpa de un
sistema, por tanto, el sistema no es que este mal, si no que lo hemos hecho a
nuestra imagen un imagen imperfecta que esta por construirse, que de alguna
manera no hace falta cambiarlo todo, no es meramente necesario tratar.
El que el lector diga adiós a este libro llevando consigo una cautela esquiva frente
a todo lo que hasta ahora se había llegado a honrar e incluso adorar bajo el nombre
de moral no está en contradicción con el hecho de que en todo el libro no aparezca
ni una sola palabra negativa, ni un solo ataque, ni una sola malignidad, antes bien,
repose al sol, orondo, feliz, como un animal marino que toma el sol entre peñascos.
En última instancia, yo mismo era ese animal marino: casi cada una de las frases
de este libro está ideada, pescada, en aquel caos de peñascos cercano a Génova,
en el cual me encontraba solo y aún tenía secretos con el mar.
Estos principios pueden ser utilizados, por ejemplo, una vez que han sido
claramente establecidos, para valorar hechos y actividades dentro del contexto
urbano. En este planteamiento se halla implícita la diferencia entre, por un lado, la
observación y, por otro, los valores a partir de los cuales establecemos nuestra
aprobación o reprobación moral. Esta diferencia entre hechos y valores (que se
relaciona con la distinción entre metodología y filosofía) es uno de los innumerables
dualismos que, como numerosos filósofos' han señalado, invadieron la filosofía
occidental después del Renacimiento.