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Así se llamaron las luchas llevadas a cabo entre los Griegos y los Persas en la primera
mitad del Siglo V antes de Cristo.
A causa de que las colonias helenas del Asia Menor habían sido conquistadas por los
Lidios, estaban obligadas a pagar tributos, pero conservaban su propio gobierno.
Cuando sobrevino la ocupación Persa, y debido a los gastos que éstos tenían
continuamente por las guerras, modificaron ese régimen. Esto ocasionó el
levantamiento de las colonias griegas del Asia Menor, encabezadas por Mileto.
Apoyadas por Atenas, tomaron e incendiaron Sardes, capital de la Satrapía de Lidia, en
498 a C. Los Persas, en 494 a C. reconquistaron los territorios, sitiaron Mileto y
saquearon la ciudad.
Estas fueron las principales causas de la rivalidad entre persas y griegos que
desembocaron en las Guerras Médicas.
Nota: Los Griegos llamaban a los Persas MEDOS, asociando a los pueblos del norte de Irán, por ello se llamaron
Guerras Médicas.
El ejército persa partió al mando del yerno de Darío, Mardonio, con la finalidad de
invadir Grecia. A la par otra escuadra marchaba por la costa. Fueron atacados por los
Tracios y la escuadra naufragó. Regresaron a Persia.
Las bajas ascendieron a 6.000 por parte persa y sólo 192 por parte griega. Las tropas persas,
derrotadas, regresaron al Asia, aunque no se había solucionado el conflicto entre persas y griegos, y al
tiempo estallaría una nueva guerra.
Según cuenta la leyenda, Milcíades envió a Filípides a recorrer los 42 kilómetros que
separaban a Maratón de Atenas para anunciar la victoria griega. Al llegar y después de
pronunciar la frase «¡Alegraos, atenienses, hemos vencido!», se derrumbó por el
esfuerzo y murió
Muerto Darío, lo sucedió su hijo Jerjes, quien inició nuevamente el ataque a Grecia.
Partió desde Sardes y cruzó los Dardanelos, atravesó Tracia, Macedonia y Tesalia.
Los soldados de infantería pesada de los persas eran llamados los Inmortales, eran la
guardia personal del rey. Además contaban con una caballería de carros y arqueros, y
una infantería ligera, con armas arrojadizas, éstos iban sin corazas.
Un traidor llamado Efialtes indicó a los persas el camino a través del bosque para
lograr emboscar a los griegos, atacándolos por la retaguardia. Al ser sorprendidos,
Leónidas y los 300 espartanos lucharon heroicamente y resistieron hasta morir.
En ese sitio se levantó un monumento de piedra, junto a un león, con un escrito del
poeta Simónides que decía: "Caminante, ve a Esparta y dile que aquí yacemos por
defender sus leyes".
Jerjes cruzó las Termópilas y avanzó hacia Atenas, ciudad a la que saqueó e incendió.
Sus habitantes habían huido a refugiarse en la isla de Salamina.
En 480 a C., cerca de Salamina, la flota griega, inferior en número, atacó a los persas,
que -con mayor cantidad de naves- no pudieron maniobrar y allí sufrieron una terrible
derrota.
Jerjes regresó a su tierra y dejó una parte del ejército en Tesalia, al mando de
Mardonio, quien fue vencido en Platea, en 479 a C. por el ejército griego al mando del
rey de Esparta, Pausanias y de Arístides, y las naves persas sufrieron la derrota de
Micala, lo que puso fin a la Segunda Guerra Médica.
Cimón expulsó a los persas de Tracia, se dirigió al Asia Menor, sublevó las ciudades
helenas; venció y destruyó las fuerzas persas en 465 a C. La contienda continuó
durante más de veinte años, hasta que Artajerjes firmó el Tratado del año 449 a C.
donde reconocía la independencia de las colonias helenas del Asia Menor, y la
soberanía griega sobre el Mar Egeo.
consecuencias de estas Guerras Médicas...
La Guerra del Peloponeso, sostenida entre las dos grandes confederaciones, duró hasta
el 404 a. C. y concluyó con el establecimiento de la hegemonía espartana sobre Grecia.
Al final de la guerra, Esparta promovió la oligarquía llamada de los Treinta Tiranos para
gobernar Atenas. Se crearon similares cuerpos regentes en las ciudades e islas de Asia
Menor. Pronto el dominio espartano se mostró más duro y opresivo que el de Atenas.
En el 403 a. C., los atenienses, bajo Trasíbulo, se sublevaron y expulsaron a la
guarnición espartana que había apoyado a los oligarcas, y restauraron la democracia y
la independencia. Otras ciudades griegas también se rebelaron contra la hegemonía
espartana.